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Problemas de las Descolonizaciones del siglo XX - Clase 10 (semana del 8° de junio)

Tema: Descolonizaciones en el Caribe

Textos: James / Cesaire

Hoy vamos a trabajar sobre un escenario poco transitado por la historiografía en nuestro país,
que es el Caribe. La inclusión de este tema en el curso tiene por objeto no sólo pensar los
procesos de descolonización desde una perspectiva global sino también comprender las
diversas alternativas que se plantearon frente a la redefinición del vínculo colonial,
entendiendo que la independencia y posterior constitución de estados nacionales no fue el
único horizonte posible a la hora de pensar en alternativas desde los pueblos colonizados.

El Caribe fue una pieza fundamental en la construcción de modernidad occidental desde sus
inicios en el siglo XVII, al erigirse como el espacio que hizo posible la constitución del mundo
atlántico: pese a su carácter insular y a la presencia de diversas metrópolis europeas (Gran
Bretaña, Francia, España, Holanda, Dinamarca, Suecia), la unidad del mundo caribeño y a la vez
su especificidad radican en el predominio de la plantación esclavista como organizador de la
economía y la sociedad locales durante casi 300 años.

La revolución haitiana de 1791-1804 fue un verdadero parteaguas en la historia del continente


y, para muchos, del mundo occidental. Es que esa revolución, surgida en la colonia más
próspera del Caribe y que había dado origen a la burguesía que protagonizó la Revolución
Francesa, fue un acontecimiento impensado por sus contemporáneos europeos -nadie teorizó
acerca de los esclavos como un sujeto revolucionario- que mostró el carácter ‘provincial’ o
europeo de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789: los
sujetos esclavizados no estaban contemplados por el documento fundante de la Revolución
Francesa. Es más, hasta donde sabemos, la revolución haitiana es la primera revolución
antiesclavista triunfante de la historia: sus protagonistas no se rebelaron para exigir su libertad
sino el fin de la esclavitud como sistema.

El libro Los jacobinos negros de C.L.R. James1 publicado originalmente en 1938 sigue siendo la
principal obra de referencia para comprender la revolución haitiana. El texto que tienen para
acompañar esta clase es un apéndice escrito 24 años más tarde, que trata de vincular esa
ruptura fundamental con los sucesos caribeños contemporáneos, especialmente a partir de la
Revolución Cubana.

La periodización que propone James resulta muy interesante porque nos permite retomar
ciertas cuestiones que venimos trabajando para los otros espacios coloniales del siglo XX: la
circulación de ideas en el mundo colonial, el impacto de las guerras mundiales, la irremediable
crisis del imperio en la segunda posguerra y las nuevas formas de imperialismo.

En este sentido, el Caribe resulta un espacio particularmente relevante porque allí se vio la
transición del viejo colonialismo del siglo XVII basado en la esclavitud a las nuevas formas
basadas en la explotación de un campesinado formalmente libre pero integrados de manera
forzada a una economía cuyos resortes -los sectores más dinámicos integrados al mercado

1
Cyril Lionel Robert James (1901-1989) fue un historiador e intelectual trinitense de inspiración marxista
y panafricanista. Su obra Los jacobinos negros es considerada uno de los pilares de la historiografía
caribeña del siglo XX.
mundial, como señalan Lenin y Robinson- están controlados por el capital metropolitano o
norteamericano.

De hecho, la consolidación de EE.UU. como potencia capitalista a partir del último tercio del
siglo XIX se vio acompañada por una creciente presencia material en la región, no sólo en
forma de inversiones en áreas estratégicas de las economías caribeñas sino a través de
intervenciones militares -como la guerra contra España entre 1898-1902, tras lo cual ocupó
Cuba (1898-1902) y Puerto Rico (hasta 1953)-, las ocupaciones militares de estados soberanos
-Haití (1915-1934) y República Dominicana (1916-1924)-, la compra de territorios -las islas
Vírgenes a Dinamarca en 1917- y el establecimiento de bases militares como Guantánamo en
1902. Esta tendencia se aceleraría con la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría y es una de
los motivos del acercamiento de los líderes de la Revolución Cubana a la URSS.

Ya abordamos en clases pasadas las relaciones entre el panafricanismo y los intelectuales


afroamericanos; ahora vamos a abordar las formas en las que los sujetos caribeños imaginaron
la redefinición del vínculo colonial y para ello es necesario tomar en cuenta no sólo los
acontecimientos en las islas sino como estos se articularon con las políticas metropolitanas.

En la mayoría de las islas del Caribe desde fines del siglo XIX existían cuerpos representativos
locales dominados por los dueños de plantaciones y grandes comerciantes blancos, por lo que
era frecuente que mulatos o negros con posibilidades económicas migrasen a las grandes
capitales imperiales (Londres, París o nueva York) para realizar estudios universitarios y
desarrollar sus profesiones, sobre todo a partir del período de entreguerras.

Esa élite afroamericana que buscaba acomodarse a la sociedad colonial o metropolitana fue el
centro de las críticas de los intelectuales más radicalizados como el propio James o Padmore
en mundo angloparlante o por Aimé Cesaire o Frantz Fanon entre los francoparlantes. Su
principal objeción era la incapacidad demostrada por estos sectores medios (dado que los
blancos seguían monopolizando la vida económica y política de las colonias) por liderar un
proceso de transformación social.

Al recuperar la historia de la revolución protagonizada por los sujetos esclavizados, Los


jacobinos negros puede entenderse como una obra que coloca a la población afroamericana
en el centro de la acción política revolucionaria, estableciendo cierta analogía con el potencial
revolucionario de la población colonizada en el período de entreguerras. En esa misma clave
podemos leer Cuaderno de un retorno al país natal de Aimé Césaire2, publicado en 1939.

Como ya señalamos en la clase anterior, Césaire fue uno de los fundadores del movimiento de
la négritude en la década de 1930 junto a Léon Gontran-Damas de Guyana y Léopold Sedar
Senghor de Senegal.

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial Césaire se vinculó al Partido Comunista Francés


(PCF) y en las elecciones de 1945, las primeras celebradas después de la liberación, fue elegido
diputado por Martinica. Recordemos que luego de la guerra Francia refundó su sistema
político -lo que dio origen a la IV República- que incluyó las representaciones de los territorios
coloniales en la Asamblea Nacional con sede en París.

2
Aimé Césaire (1913-2008) fue un poeta y político martiniqués, diputado a la Asamblea Nacional
Francesa (1945-1993) y alcalde de Fort-de-France (1945-2001). Miembro del Partido Comunista entre
1945 y 1956, luego fundó el Partido Progresista Martiniqués.
En las discusiones sobre el futuro estatus de las colonias, el PCF y Césaire defendieron la idea
de la incorporación de las llamadas ‘antiguas colonias’ (aquéllas bajo dominio francés antes de
la Revolución: Martinica, Guadalupe, Guyana y Reunión) como departamentos de ultramar con
los mismos derechos y prerrogativas que los territorios metropolitanos: con esta propuesta se
buscaba eliminar la situación colonial no mediante la ruptura de los vínculos entre colonia y
metrópolis sino mediante a asimilación plena de la segunda a la primera. 3

Esta propuesta fue aprobada por el parlamento francés en marzo de 1946 y esos territorios se
convirtieron en ‘departamentos de ultramar’ (DOM) de Francia, lo que llevó a una progresiva
equiparación formal entre los habitantes de los DOM y los de la Francia continental.4 Esto no
implicaba para Césaire y el bloque de diputados comunistas rechazar las bases del
colonialismo: los textos que tienen para leer -Discurso sobre el colonialismo es de 1950 y
Cultura y colonización de 1956- son testigos de la impugnación del intelectual martiniqués a la
historia colonial francesa.

En ambos discursos queda clara la apelación a la identidad negra como herramienta para la
construcción de un sujeto colectivo capaz de impugnar las desigualdades del orden colonial
heredado y la civilización occidental que lo sustentó. Sin embargo, al mismo tiempo Césaire
supone la posibilidad de emancipación de esos sujetos junto a las clases oprimidas en la
metrópolis, lo que vuelve a poner en el centro de la discusión la relación problemática entre
raza y clase que había abordado Padmore en la década de 1930 y que lo había llevdo a su
ruptura con la ortodoxia comunista soviética. Sobre este tema en particular vamos a volver
más adelante a partir de la lectura de la obra Neocolonialismo, última etapa del imperialismo
de Kwame Nkrunah y publicada en 1966.

Para cerrar, les sugiero que hagan un contrapunto entre las perspectivas de James y Césaire a
partir de las siguientes cuestiones:

 ¿Cuál es el lugar de África en el imaginario político y cultural del Caribe? ¿Y el de Haití?


 ¿Por qué para James las independencias africanas alentaron los movimientos
independentistas del Caribe?
 ¿Por qué para Césaire es tan importante la producción intelectual africana desde una
perspectiva caribeña?
 ¿Cuáles son las dificultades que encuentran estos autores para que las élites
afroamericanas lideren un proyecto de emancipación social? ¿Por qué emancipación
no implica necesariamente independencia?

3
Esta estrategia asimilacionista se inscribe en la tradición republicana francesa que trabajamos la
primera clase con el texto de Bancel/Blanchard/Vergès y la República Colonial.
4
En la práctica, la discriminación y la desigualdad reales expresaron los límites de esta política y en el
año 2010 Martinica se convirtió en un territorio autónomo

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