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Defensa de la selva tropical

La selva tropical, ecuatorial o bosque tropical húmedo es la selva o bosque denso


de clima tropical que se caracteriza por unas elevadas precipitaciones (2000 a 5000 mm
al año) y una elevada temperatura media. Se sitúan en las proximidades del ecuador
terrestre, en Sudamérica, África, islas del Sudeste de Asia y Melanesia, alcanzando
también el sureste de México, Centroamérica, Madagascar, Indochina y el noreste de
Australia. Representa el verdadero y el más ampliamente conocido concepto de selva.
Estas cubren como máximo el 5% de la superficie de tierra y a pesar de ello sirven de
hábitat a millones de especies, regulan el equilibrio hídrico y el clima, almacenan
carbono y previenen la erosión del suelo. La gran biodiversidad es posible gracias a la
intensidad del sol, las altas temperaturas y al menos dos mil litros de lluvia por metro
cuadrado al año.
Durante la década de 1990, el mundo observó alarmado cómo grandes extensiones
de selva tropical se talaban para obtener madera y tierras para cultivo, para extraer
minerales y energía, y para realizar proyectos hidroeléctricos. Grupos conservacionistas,
gobiernos, filántropos e instituciones como el Banco Mundial gastaron en conjunto
miles de millones de dólares en programas para detener este desastre. Sin embargo,
como mostraban los satélites en órbita alrededor de la Tierra, esos esfuerzos apenas
hicieron mella en las tasas de deforestación. Casi una década después, ya en el siglo
XXI, el mundo aún es testigo de la misma destrucción, aunque a un ritmo ligeramente
menor.
Más de la mitad de los bosques tropicales ya han sido arrasados, otras áreas están
severamente dañadas o aisladas y divididas en muchas pequeñas zonas de bosques
remanentes. Cada árbol centenario es el hábitat de otros cientos de animales y plantas. A
las poblaciones humanas, las selvas y bosques les proporcionan desde siempre
elementos para la supervivencia como alimentos, madera y otros productos no
maderables, medicina o actividades espirituales y hasta recreativas. Unas 60 millones de
indígenas o pueblos campesinos y originarios viven y dependen de las selvas para su
existencia. Con cada árbol caído todos estos beneficios desaparecen y el equilibrio entre
poblaciones, animales y plantas se destruye.
Este pulmón verde está severamente amenazado por la tala maderera y la
expansión de la frontera agrícola para los agronegocios ganaderos y de la palma y la
soja, carreteras, infraestructuras, proyectos petroleros o mineros de oro o cobre entre
otros. Cada año desaparecen 10,4 millones de hectáreas de bosques tropicales, de las que
6,3 millones son bosques primarios. Con cada parcela de selva deforestada mueren con
toda seguridad y sin retorno algunas especies animales y vegetales.
Mientras que en Latinoamérica la destrucción está originada básicamente por la
falta de control de la agricultura y la ganadería, y por la implantación de industrias, en
África y Asia la aniquilación del ecosistema proviene de la tala masiva de árboles.
Detrás de la destrucción de las selvas húmedas subyacen intereses políticos y
económicos, como la enorme deuda externa que tienen la mayor parte de los países
tropicales, considerados del Tercer Mundo.
Los programas para salvar has selvas tropicales son pequeños, pero muy útiles. La
iniciativa de los proyectos suele partir de organizaciones mundiales y de los gobiernos,
pero también hay programas realizados por los habitantes de la zona o por las industrias
que operan en el área.
Los mejores proyectos, se refieren al control de los cultivos agrícolas (Costa Rica,
Colombia, Perú y Brasil) asentamiento de animales (iguanas en Panamá y Costa Rica),
limitación de la tala de árboles así como al establecimiento de reservas naturales y el
fomento del turismo ecológico (Tailandia).La acción que llevan a cabo algunas
industrias al replantar el 50% de los árboles que cortan es también importante. De
momento, sólo tenemos asegurada completamente la preservación del 10% de la
superficie de los bosques.
Aunque salvarlas no va a ser fácil. Esto requiere del esfuerzo de mucha gente
trabajando en conjunto para asegurar que las selvas tropicales y su vida silvestre logren
sobrevivir. Si las selvas tropicales logran ser conservadas, la gente podrá apreciar,
disfrutar y beneficiarse de ellas y a su vez mantenerlas para futuras generaciones.
Los siguientes pasos pueden ayudar a salvar las selvas tropicales y, a una mayor
escala, otros ecosistemas alrededor del planeta:
 Enseña a otros sobre la importancia de las selvas tropicales y cómo ellos pueden
contribuir a su conservación.
 Anima a la gente a vivir en una forma que no dañe el medio ambiente, o que les
permita minimizar su impacto sobre el ambiente.
 Restaura los ecosistemas dañados plantando árboles en tierras que han sido
deforestadas.
 Apoya iniciativas para crear áreas protegidas a favor de las selvas tropicales y su
vida silvestre.
 Apoya a compañías que operan en una forma que minimice su daño al medio
ambiente.

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