Sunteți pe pagina 1din 115

República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Ley 600 de 2004
Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Proceso n.º 26422

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrado Ponente
JAVIER ZAPATA ORTIZ
Aprobado Acta: 69

Bogotá, D. C., dos (2) de marzo de dos mil


once (2011).

D E C I S I Ó N

Resuelve la Sala el recurso de casación,


interpuesto por el defensor de LUZ MARÍA SATIZABAL
COLLAZOS, contra el fallo expedido por el Tribunal Superior de
Cali, mediante el cual confirmó la sentencia adoptada por el
Juzgado Cuarto Penal del Circuito de la misma ciudad1, que la condenó

1
Las decisiones de primera y segunda instancia se profirieron el 12 de mayo de 2005 y el 27 de junio de 2006,
respectivamente.
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

a la pena principal de 28 años y 9 meses de prisión, por el punible


de homicidio agravado.

H E C H O S

El 8 de marzo de 2002, a las 4:30 p.m., en el


parqueadero de visitantes de la Unidad Cañaverales II,
urbanización ubicada en la carrera 18 con calle 62 de Cali, en la
cajuela del vehículo Mazda Matzuri 626, color verde andino, de
vidrios polarizados, modelo 1995 y con placa CBY-612, (a nombre
de Luz Mary Buendía Pinzón), fue hallado el cuerpo sin vida del
abogado Jorge Eliécer Saavedra Lenis, (residente en la carrera 53
A No. 13E-89, piso cuarto); ciudadano que se encontraba
amordazado con un limpión de cocina, atado de pies y manos y
con señales de sofocación por ajo en boca.

La Fiscal 20 de la Unidad de Reacción


Inmediata, en el acta 0733 de reconocimiento, judicialización y
levantamiento del cadáver2, expresó:

“Al proceder a la apertura del baúl o cajuela se encuentra en su


interior a una persona de sexo masculino (sic), de aproximadamente 46
años de edad, de raza mestiza, piel trigueña (sic) media, quien se
encuentra amordazado con una toalla de cocina y maniatados de pies y
manos con cuerda sintética y lazo de fique, se encuentra en posición de
cubito dorsal, las manos amarradas en la parte posterior del cuerpo,
con las extremidades inferiores en semiflexión (sic)”.

2
También se dijo en la referida inspección: “Persona de sexo masculino, quien ejercía la profesión de abogado, a través del
GRUPO JURIDICO (sic) ESPECIALIZADO ubicado en la Calle 8 No. 6-80 oficina 306 de la ciudad de Cali, quien el día de
ayer 07.03.02 desapareció a eso de las 14:00 horas aproximadamente”.

2
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

El Instituto de Medicina Legal y Ciencias


Forenses, Regional Sur, Santiago de Cali, concluyó en el protocolo
de necropsia No. 2002-00730, lo siguiente:
“SE TRATA DE UN HOMBRE QUE RECIBE HERIDA POR
ARMA BLANCA EN TÓRAX IZQUIERDO QUE LESIONA
PULMON (sic) IZQUIERDO Y ARTERIA PULMONAR
IZQUIERDA CON SANGRADO TORACICO (sic) E
HIPOVOLEMIA (sic) QUE LE OCASIONARON EL DECESO
CON SIGNOS DE TORTURA, INDEFENSIÓN Y SEÑALES DE
SOFOCACIÓN POR AJO EN LA BOCA. MECANISMO DE LA
MUERTE: HEMORRAGIA MASIVA, CAUSA… LESION (sic)
POR ARMA BLANCA, CORTOPUNZANTE… VIOLENTA
COMPATIBLE CON HOMICIDIO”.

Por tal injusto contra la vida fue condenada


en instancias LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS, quien para
la época de los actos antijurídicos realizados sobre la humanidad
del abogado Jorge Eliécer Saavedra Lenis, vivía en la calle 18 No.
59-90 barrio Villa Guadalupe de Cali y se desempeñaba, en
propiedad, en el cargo de Juez Tercera Civil Municipal.

ACTUACIÓN PROCESAL

1. El 12 de marzo la Fiscalía avocó el


conocimiento del caso y, a partir de ahí, escuchó en declaraciones
juradas a las siguientes personas:

Luz Mary Buendía Pinzón (novia del hoy


occiso), Carlos Arturo Ceballos Vélez (amigo), Gustavo Adolfo

3
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Saavedra Lenis (hermano), Julián Eduardo Saavedra Bedoya


(hijo), Julio César Saavedra Lenis (hermano), Jaime Astaiza
Bolaños (celador Colegio Santa Librada), Jorge Andrés Saavedra
Bedoya (hijo), Marco José Navia (amigo de Felipe Carvajal),
Carmen Cristina Salazar Romero (amiga, abogada, ex novia y
socia del occiso), Álvaro Pío Saavedra (hermano), Héctor
Fernando Holguín Becerra (abogado y amigo de toda la vida de la
víctima), Jorge Eliécer Correal Herrera (en un tiempo le condujo
el vehículo), Felipe Antonio Carvajal Ampudia (amigo desde
1968, también abogado), Amanda Moreno Ávila (Fiscal que
practicó el levantamiento del cadáver). Carmen Lilia Bedoya y
María Fernanda Anaya Díaz (madres de los hijos del obitado).

Así mismo, se practicaron los testimonios de:

Luz Dary Quintana (niñera de la procesada),


Helmer Orlando Gutiérrez Viera (abogado y secretario del
Juzgado Tercero Civil Municipal de Cali), Amanda Leonor
Arango Arriaga (amiga de 16 años atrás de la hoy condenada),
Gover Gaviria Rueda (abogado y padre del hijo de la acusada),
Omar Adolfo Jiménez Lara (auxiliar de la justicia), María
Eugenia Lázaro Ángel (abogada y amiga), Victoria Eugenia
Patiño Osorio (Juez Quinta Penal Municipal), Luz Sandra Escobar
López (Juez 15 Civil del Circuito), Hugo Javier Andrade Obando
(esposo de Amanda Arango), Cayo León Pimba Muñoz (vigilante
sector donde vivía la ex funcionaria) y Emilia Sabogal (empleada
del servicio).

4
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

2. El 7 de mayo de 2002, la Fiscalía 22 Seccional


de Cali, dispuso la apertura de instrucción, vinculó a LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS y ordenó la práctica de varias
diligencias.

3. El día 27 siguiente, le resolvió la situación


jurídica a la encartada, profiriendo en su contra medida de
aseguramiento de detención preventiva, por el punible de
homicidio agravado, consagrado en los artículos 103 y 104 de la
Ley 599 del 2000, para cuyo efecto aplicó, igualmente, el artículo
3593 de la Ley 600 de 2000.

Algunos aspectos relevantes de la citada


decisión:

“… Los elementos accesorios con los que fue encontrada la víctima, no


son de difícil consecución, no son de escasa tenencia dentro de un
hogar, pero lo que sí resulta utópico es reunir el conjunto y de manera
coincidencial encontrar estos dentro de cualquier residencia. Es decir,
en cualquier inmueble puede haber cuerdas sintéticas dígase de color
amarillo o verde, puede haber cabuya, puede haber un limpión blanco
con figuras de moras y puntos, lo mismo que ajos, pero no en todos los
inmuebles resulta factible encontrar como aquí ocurrió cuerdas
sintéticas de los mismos colores y añadidas por tramos, cabuya natural
y ajos en cantidad inusual para una cocina casera y un limpión con el
mismo distintivo y de igual elaboración al que él tenía a manera de
mordaza. De allí, que todo encamina a que la muerte de JORGE

3
“DE LOS SERVIDORES PUBLICOS. Cuando se imponga medida de aseguramiento en contra de un servidor público, en la
misma providencia se solicitará a la autoridad respectiva que proceda a suspenderlo en el ejercicio del cargo. Mientras se cumple
la suspensión, se adoptarán las medidas necesarias para evitar que el sindicado eluda la acción de la justicia.
Si pasados cinco (5) días desde la fecha en que se solicite la suspensión, ésta no se hubiere producido, se dispondrá la captura del
sindicado.
Igualmente se procederá para hacer efectiva la sentencia condenatoria.
No es necesario solicitar la suspensión del cargo cuando a juicio del funcionario judicial, la privación inmediata de la libertad no
perturba la buena marcha de la administración”.

5
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

ELIECER (sic) SAAVEDRA se produjo al interior de la vivienda,


pues fue allí donde debieron emplearse dichos aditamentos” (…)

Todo indica, contrario a lo expuesto en los descargos, que fueron


muchas veces en que el Doctor SAAVEDRA LENIS llegó hasta esa
morada, como también todo conduce a que no se trataba de un simple
conocido sino que mediaba entre ellos una estrecha relación no de tipo
sentimental pero si de índole compromisoria en la medida que se ha
afirmado a esta investigación que en el Juzgado a cargo de ella se
habían ventilado unas acciones de tutela tal como lo sostuvo
GUSTAVO ADOLFO SAAVEDRA, y fruto del resultado de las
mismas, el hoy occiso se había comprometido a entregar una suma de
dinero a la Juez, suma que había cumplido de manera fraccionada, no
llegando a su cancelación, lo que últimamente había causado disgusto
y reclamos de ella hacía él” (…)

Pieza fundamental para reiterar que las exculpaciones carecen de


realidad en lo atinente a lo reducido de la relación Juez-Abogado, la
encontramos en la ampliación de declaración de GUSTAVO
ADOLFO SAAVEDRA LENIS, cuando al serle puesto de presente un
legajador que contenía documentación que fue extraído de la residencia
de la señora Juez, con el ánimo de que pronunciara si identificaba todo
o parte de la misma, él brindó respuesta afirmativa, como que, en ella
habían escritos de poderes que otorgaban accionantes de tutela y en los
mismos se divisaba su firma, es decir la de GUSTAVO ADOLFO,
además se tiene que las hojas presentaban una línea curva al adverso
de la parte escrita, indicándonos el deponente, que su hermano, les
trazaba esta señal para advertir que el escrito carecía de validez, y se
podía utilizar por el lado adverso”.

4. El Tribunal Superior de Cali, el 28 de mayo


del mismo año, mediante acuerdo número 20, suspendió en el
ejercicio del cargo a la doctora LUZ MARÍA SATIZABAL
COLLAZOS, como Juez Tercera Civil Municipal de dicha
ciudad.

5. El 5 de agosto de 2003, el Juez Colegiado,


revocó la libertad provisional que le había sido concedida a la
inculpada, el 20 de junio del mismo año, en el entendido que para

6
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

acceder a tal beneficio la implicada debía estar detenida


físicamente en un centro carcelario, según las voces del artículo
365, numeral 5º de la Ley 600 de 2000.

6. El 21 de octubre de 2002, la funcionaria


instructora, dictó resolución de acusación contra LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS, por el delito de homicidio agravado.
Proveído que cobró ejecutoria el día 8 de noviembre siguiente.

En términos generales, el contenido


argumentativo condensado en la resolución de situación jurídica
quedó ínsito en la imputación; sin embargo, en cuanto al móvil de
la infracción contra la vida e integridad personal del abogado
Saavedra Lenis, la instructora amplió sus premisas, en punto de la
relación funcionaria-litigante en connivencia para generar actos de
corrupción por vía de tutelas, “pues esto es extractable de las múltiples
manifestaciones que él le hacía a sus allegados en el sentido que una Juez
apremiantemente lo requería por dinero, y de que esa Juez estaba en difícil situación

económica”; además de lo precedente, expuso la agencia Fiscal en la

acusación:

“Se extracta también de lo anterior, de lo señalado por MARIA


FERNANDA ANAYA DIAZ (sic), una de sus compañeras
sentimentales, quien habiendo sido testigo de una conversación
telefónica que el Doctor SAAVEDRA LENIS, sostuviera, donde se
llegó al acaloramiento, logró luego que él le contara que era la Juez
Tercera Civil Municipal con quien hablaba, y los motivos del disgusto
apuntaban a que ella le estaba efectuado requerimientos económicos.

Convergemos al vínculo amistoso por razón de actos de corrupción


luego de leer los mensajes que al Beeper perteneciente a JORGE
ANDRES (sic) SAAVEDRA pero manejado por su señor padre

7
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

JORGE ELIECER (sic) llegaron, donde de manera continua se le


requería por motivos económicos, y bajo el seudónimo de los ‘Jueces’.
No de otra forma podemos conceptuar, cuando al recibir el testimonio
de HOLMES ORLANDO GUTIERREZ VIERA, él, en una de sus
respuestas indicó que la Doctora LUZ MARIA (sic) le hizo el
comentario que la estaban implicando en la muerte del abogado de las
tutelas y cuando de referirse a las Tutelas se ocupó, sostuvo que en el
Juzgado (donde laboraban la Doctora LUZ MARIA (sic) y él) se
habían fallado entre otras, una contra la C.V.C., otra contra el
Municipio de Cali y una última contra la Gobernación del Valle, que
en las dos primeras la accionante era una abogada, y en la restante el
Doctor FERNANDO HOLGUIN (sic). Con todo ello, al proceder en
un estudio de confrontación, la prueba recaudada nos reporta que la
abogada es la Doctora CARMEN CRISTINA SALAZAR ROSERO,
de quien se sabe no solo fue compañera sentimental del Doctor
SAAVEDRA LENIS, sino que formaba parte de su equipo jurídico y
accionaba en virtud que él estaba impedido para litigar por tener su
tarjeta profesional suspendida. Así mismo, se logró establecer que el
Doctor FERNANDO HOLGUIN (sic) es primo del hoy occiso, y que
actuaba a su nombre por las mismas razones que impedían que él lo
hiciese”.

7. El 12 de mayo de 2005, el Juzgado Cuarto


Penal del Circuito de Cali, resolvió:

a) Condenar a LUZ MARÍA SATIZABAL


COLLAZOS, a la pena principal de veintiocho (28) años y nueve
(9) meses de prisión, a titulo de coautora del punible de
homicidio agravado.

b) Le impuso, a su turno, como sanción


accesoria, la inhabilitación en el ejercicio de derechos y funciones
públicas, por un lapso de 20 años y, la “inhabilitación en el ejercicio de la
patria potestad… por 15 años”.

8
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

c) Por concepto de perjuicios materiales


condenó a LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS, cancelar la
suma de 51’831.183 pesos, a favor de Jorge Andrés Saavedra
Bedoya, Julián Eduardo Saavedra Bedoya, Juan Sebastián
Saavedra Bedoya, María Camila Saavedra Anaya y Luz Mari
Lenis de Saavedra.

d) Los daños morales los discriminó, así: 1) a


los familiares nombrados en el punto anterior, les deberá pagar
700 smlmv, 2) A Gustavo Adolfo Saavedra Lenis, Julio César
Saavedra Lenis, Álvaro Pío Saavedra Lenis, 300 smlmv y 3) a
Carmen Lilia Bedoya Flores y María Fernanda Anaya Díaz, 100
smlmv.

e) Le negó a la procesada, tanto el subrogado


de la “prisión” condicional de la ejecución de la pena como la
“prisión” domiciliaria, por no reunir, los presupuestos de los

artículos 63 y 38 del Código Penal, respectivamente.

f) Compulsó copias para la identificación y


judialización de las otras personas que participaron en los hechos
en los que perdió la vida el abogado Jorge Eliécer Saavedra Lenis.

8. El 27 de junio de 2006, el Tribunal Superior


del Distrito Judicial de Cali, confirmó la sentencia recurrida por la
defensa técnica de la inculpada.

9
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

9. El mismo sujeto procesal impugnó en


casación el fallo de segundo nivel y una vez presentada la
demanda fue admitida e incorporado a la actuación el
correspondiente concepto de la Procuraduría, por tanto, procede
la Sala a decidir de fondo el asunto, en atención a las pretensiones
consignadas en el libelo.

D E M A N D A

Bajo la égida de la Ley 600 de 2000, artículo


207, el defensor atacó la decisión de segundo nivel, en cuatro
sentidos, de la siguiente manera:

“… al ser violatorio de la ley sustancial, por vía indirecta, por error de hecho,
en sus variadas modalidades: falso juicio de existencia (por omisión), falso
juicio de identidad y falso raciocinio… la sentencia acusada… aplicó en forma
indebida los artículos 103 y 104 del Código Penal (Ley 599 de 2000), y dejó de
aplicar los artículos 7º y 323 de la Ley 600 de 2000, en consecuencia, la
violación medio identificada en los artículos 284 y 287 de la citada ley”.

a) Falso juicio de existencia:

Adujo que la sentencia expedida por el


Tribunal de Cali, “ignoró un gran segmento del compendio probatorio que fuera
recopilado en la investigación y en la fase del juzgamiento, es decir, no lo tuvo en
cuenta”.

A continuación, trajo a colación un listado de


pruebas:

10
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

1) La inspección judicial realizada en la


central de comunicaciones Cellbeeper, en donde estaba registrado
el equipo de propiedad de la víctima.

2) Mensajes obtenidos por la Fiscalía al beeper


de la procesada LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS.

3) El dictamen pericial de bacteriología


forense, en donde resalta que la muestra fue “insuficiente para sangre
humana y grupo sanguíneo”.

4) Las declaraciones de Gustavo Adolfo


Saavedra Lenis, Holmes Orlando Gutiérrez Vera, María Isabel
Rodríguez Barajas, Carmen Lilia Bedoya Flórez, Hugo Javier
Andrade Obando, Jorge Andrés Saavedra Bedoya y Jorge E.
Correal; en cada una, extractó los apartes que en su criterio tienen
relevancia para demostrar el yerro aducido.

5) La prueba técnica realizada al registro de


llamadas (entrantes-salientes), del número celular 5303428 a
nombre de Jorge Andrés Saavedra Bedoya, mismo que era
utilizado por la víctima Jorge Eliécer Saavedra Lenis.

6) El registro de la “cadena de custodia”, referente


a los elementos hallados en el cuerpo del obitado: un celular y un
beeper.

11
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

7) Escrito presentado ante la Fiscalía por la


hoy condenada, “en el que peticiona se le escuche mediante diligencia de versión
libre o indagatoria”.

8) El dictamen forense de la muestra de orina


tomada al obitado, que halló “cocaína”, en su organismo.

Con el título de “constatación”, remató el


libelista su pretensión, cuando adujo que los errores atrás
expuestos sobre los medios legalmente aducidos a la actuación, el
Tribunal “omitió reconocer la presencia en el expediente de plurales elementos de
convicción procesalmente válidos”, tal como lo viene reconociendo esta

Sala, en una decisión de la cual omitió traer a colación el radicado,


sobre las exigencias técnicas cuando se selecciona la vía indirecta
de violación en sus diversas manifestaciones cognoscentes.

Por otro lado, el actor dividió la censura en


dos partes: la primera como se observó, es un listado de 19
pruebas las cuales, en su concepto, no fueron sopesadas por los
Juzgadores; en la segunda, plasmó un cúmulo de notas,
comentarios e hipótesis que en algunos eventos coinciden con los
medios atacados y otros no; éstas, sin duda alguna, serán objeto de
análisis, pues aunque el cargo fue admitido y con él adquirió el
sujeto procesal recurrente el derecho a un pronunciamiento de
fondo; no obstante, yacen múltiples, exacerbados y misceláneos
defectos lógicos argumentativos.

12
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Así mismo, como motivó una gran variedad


de temas, sin ilación alguna con el error enunciado, ellos se
compendiaran, como sigue:

1) La víctima el 7 de marzo de 2002, se


comunicó con su compañera permanente Luz Mary Buendía
Pinzón. La llamada, según el libelista, ocurrió a las 4:15 de la
tarde, hora en la que las instancias consideraron que se perpetró el
homicidio del abogado Saavedra Lenis; así las cosas, el Tribunal
“no se ocupó en lo más mínimo, de analizar tan vital situación objetiva” , máxime

si dio por sentado que su pareja se trató de comunicar con él dos


veces: a las 3 y 4:20 de la tarde, mensajes que su cónyuge no
atendió. Por tanto, el jurista “a esa hora y fecha, aún se encontraba con vida”.

1.1. Del celular que llevaba consigo el abatido


abogado, según el dictamen técnico, se realizaron llamadas, el día
de los hechos, “el siete (7) de marzo de 2002, a partir de las ocho (8) y cuarenta y
dos (42) minutos de la noche (sic), destacándose el hallazgo de una llamada saliente

cuya duración fue de diez (10) minutos y treinta y cinco (35) segundos” ; por

tanto, el hoy obitado seguía con vida a esa hora: 8:42 minutos de la
noche, porque “continuaba estableciendo comunicación con terceras personas”,
según se dijo en el análisis del registro de llamadas que la empresa
celular entregó a la Fiscalía; luego, si no se hubiese incurrido en
este error, su prohijada hubiera sido declarada inocente.
1.2. Además, del celular encontrado al
interfecto, el instructor verificó la existencia de otra llamada

13
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

saliente, realizada a las 4:42 de la tarde cuyo destino fue Adriana


Giraldo, lo cual lo lleva a concluir:

“… que el abogado JORGE ELIÉCER SAAVEDRA LENIS, salió con


vida de la casa de habitación donde residía mi representada, doctora
LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS, hacia un lugar no
precisado por las instancias, pues su muerte violenta se produjo
muchas horas después de ese hecho”.

1.3. Según lo narrado por su asistida, el


Tribunal dejó de valorar el hecho de que el hoy occiso, estuvo en
la residencia de la procesada entre 15 o 20 minutos, con lo cual
infiere el demandante “que el doctor SAAVEDRA LENIS, finalmente, salió
del inmueble habitado por mi representada”, tal y como la inculpada lo viene

afirmando desde el inició del proceso.

2. Se refirió al mensaje vía beeper que le envió


Amanda Leonor Aparicio Arriaga, a su mandante, el 7 de marzo
de 2002: “Si puedes regrésate a la casa (sic) Amanda”.

2.1. El esposo de Amanda Leonor Aparicio


Arriaga, señor Hugo Javier Andrade Obando, declaró que “se
encontraba durmiendo en virtud de una incapacidad laboral que se le había otorgado,
expresando, que una vez se despertó, le comunicó –su esposa- la visita que había

realizado mi protegida a su domicilio en búsqueda de una lasagna (sic)” ; con esta

explicación pretende demostrar el defensor que LUZ MARÍA


SATIZABAL, siempre dijo la verdad, en cuanto comunicó que
efectivamente, se dirigió a la casa de su amiga.

14
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

2.2. Holmes Orlando Gutiérrez Veira


(secretario) y María Isabel Rodríguez Barajas (escribiente) del
Juzgado Tercero Civil Municipal, indicaron que la Juez arribó al
Despacho “el siete (7) de marzo de 2002, en el horario de las tres (3) y treinta (30)
de la tarde, aproximadamente, y ello le permitió recibir el celular que le regresó a una

de sus empleadas el taxi”; por tanto, para el libelista, “ se desconoció el


contenido objetivo de esa prueba documental y testimonial”.

3. Se refirió a la constancia que plasmó el


hermano de la víctima Gustavo Adolfo Saavedra, respecto a unas
llamadas donde recibió “amenazas” que recibió del abonado
5666377, después de los hechos; por ello, indicó el togado:

“La segunda instancia, omitió la estimación y valoración de este


elemento de prueba, que resultaba pertinente, conducente y
sumamente importante, dado que demuestra que existieron amenazas
en contra del abogado SAAVEDRA LENIS”.

3.1. Jorge E. Correal, declaró que alguien le


contó que iban a matar a un tal abogado Saavedra. De ahí, el
demandante hace un recuento de los hechos en los que perdió la
vida Jorge Eliécer Saavedra Lenis, para luego concluir:

“… no solo fue objeto de amenazas y seguimientos sino que estaba en


la mira de organizaciones criminales o delincuentes, para cegarle la
vida, a manera de venganza por su incumplimiento en los trámites de
tutela”.
3.2. La segunda instancia omitió valorar la
circunstancia de que el togado, “poco antes de su deceso”, había
consumido cocaína; para lo cual, aporta varis hipotes: a) se debió
verificar el estado depresivo del afectado, b) su adicción a los

15
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

estupefacientes, c) “la actividad previa a la acción homicida” , d) porque el


origen de su deceso pudo ser laboral, e) “o que por lo menos, andaba en
muy malos pasos o mal acompañado” y f) “si consumió COCAÍNA antes de ser

víctima del homicidio, es porque su actividad previa no fue del todo lícita”.

4. Las manchas halladas en la pared de la


vivienda de la ex funcionaria, fueron remitidas al Instituto de
Medicina Legal, quien concluyó: Muestra insuficiente para sangre humana
y grupo sanguíneo”; de tal resultado, ni siquiera el Tribunal se ocupó

de analizarlo, pues él “contribuye a exculpar a mi prohijada de la imputación


penal que pesa en su contra, por la sola presencia del abogado SAAVEDRA LENIS
(obitado) en su domicilio el siete (7) de marzo de 2002”.

4.1. Su protegida jurídica Satizabal Collazos,


en la fase preliminar, solicitó ser escuchada ante la Fiscalía y pese
“ser un imperativo para la funcionaria” , nunca la citó e hizo todo lo

contrario: ordenó la apertura de la investigación “en franco


quebrantamiento de garantías legales y constitucionales”. Por tanto, el Juez

Colegiado, jamás valoró ese pedimento “muy a pesar de que constituye


una prueba documental de la cual aflora con gran notoriedad su inocencia.

Pudo su representada, “alterar o suprimir los


elementos de conocimiento que en hipótesis pudieran comprometerla en el hecho de

homicidio”, pero para el libelista la ex-funcionaria no obró de esa

manera y si bien los elementos encontrados en su vivienda “durante


la diligencia de allanamiento y registro, hacían parte de los utilizados por un tercero

que los requirió para solucionar un problema con el automotor”, no deja de ser

cierto que la hoy condenada, en criterio de su defensor en

16
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

casación, no tenía idea de los propósitos ilegales del acompañante


del abogado JORGE ELIÉCER SAAVEDRA LENIS.

4.2. Carmen Lilia Bedoya, escuchó que el


vehículo donde apareció el cuerpo sin vida del jurista, se habían
bajado varias personas. Como la magistratura no apreció “esta
valiosa información probatoria”, que relacionada con lo narrado por el

conductor de la víctima, “posibilitan evaluar con juicio, si las amenazas de que


era objeto el profesional del derecho, fueron materializadas por quienes se habían
autoproclamado sus implacables verdugos y planearon causarle daño.

Lo expresado inmediatamente, llevó al actor a


elevar su más “enérgica protesta” contra el fallo del Tribunal porque
omitió el “estudio de dicha probanza”, que destruye lo afirmado por las
instancias, en tanto, que se emitieron juicios “sin fundamento fáctico y
probatorio atendible”.

Los ataques que realizó el defensor en el


contexto del cargo, en su concepto, tienen eficacia jurídica y son
trascendentes al ser evidente el falso juicio de existencia
demandado, para lo cual, realizó un recuento de lo atrás expuesto,
y al final sostener:
“… Cuando esta Sala de Casación… advierta estos elementos de
convicción que se encuentran incorporados al expediente, y se adentre
en su valoración, y les otorgue la fuerza persuasiva que les
corresponde, se derrumbará de ipso facto ‘el indicio de presencia de la
víctima en la vivienda de la procesada al momento de los hechos’, dado
que desaparece el hecho indicador.

17
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Controvertido el indicio aludido, se entiende


que el abogado Saavedra Lenis, sí hizo presencia en la casa de la
procesada, pero fue “fugaz” y se trasladó “en compañía de terceros hacía
un destino desconocido y que permaneció con vida hasta entrada la noche”, tal

como lo muestran, según expuso, las llamadas atrás señaladas.

Por tanto, solicitó casar el fallo impugnado y


en su lugar, proferir fallo absolutorio a favor de su prohijada LUZ
MARÍA SATIZABAL COLLAZOS.

b) Falso juicio de identidad:

Anunció el recurrente que su tarea consistirá


en demostrar la tergiversación de las diversas pruebas valoradas
por el Tribunal, para lo cual se apoyaría en dos decisiones de esta
Sala, en una de ellas, no identificó su radicado.

1. Con el fin de sustentar su propuesta,


expuso:

“A uno de los indicios de responsabilidad, la Sala de decisión Penal del


citado Tribunal, lo denominó “Del móvil (sic)”, el cual se sustentó
sobre el siguiente hecho indicador: el incumplimiento de compromisos
adquiridos por el abogado JORGE ELIÉCER SAAVEDRA LENIS, en
derredor del trámite de acciones de tutelas”.

En criterio del libelista, si el hecho indicador


se sustentó en la declaración de Luz Mary Buendía -contadora y
cónyuge de la víctima Saavedra Lenis-, “el Ad quem, cercenó el contenido

18
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

de la prueba como quiera que la apreció en forma parcial”, porque la testigo

indicó que ella le leía “todos” los mensajes vía beeper a su


compañero y le preguntaba sobre los mismos; cuando un día le
envió uno Alberto Rojas, -desconocido para la declarante- del que
el hoy occiso se mostró muy preocupado pero sin recibir alguna
explicación al respecto.

Luego, se refirió el actor, a una ampliación de


la diligencia señalada, en donde pone de manifiesto la señora Luz
Mary Buendía unas supuestas amenazas de un tal Jorge, por parte
de los pensionados de “EMCALI”.

Teniendo en cuenta la estructura del delito de


homicidio doloso y aunque el Juez Colegiado “no le dio mayor
importancia al ‘móvil’… de todas maneras no dejó de inquietarle, haciendo a un lado

parte del testimonio analizado”. A renglón seguido, explicó que en la

indagatoria suscrita por su prohijada, ella reveló que el


profesional del derecho (víctima) se dirigió a su casa por un
asunto disciplinario, “muy a pesar de que en la página 17 de la sentencia, había
afirmado que el abogado… y mi defendida… habían quedado de verse en la casa de
ésta última ‘con propósitos hasta hoy muy dudosos’. Pero muy a pesar de estas
‘dudas’, en líneas posteriores no tuvo inconveniente en asegurar que la versión de la
citada acusada no era cierta”.

2. La segunda instancia, parceló el protocolo


de necropsia –para arribar a la fecha y hora del deceso aquí
juzgado-, pues no valoró por ejemplo la “cámara gástrica” que
mostraba alimentos en su interior “carne molida y otros” y solo se

19
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

quedó con la característica de “fría semirígida (sic) con livideces posteriores


móviles”. La inferencia que realizó el actor, supone que si al

interfecto se le encontró comida en proceso de descomposición en


su estomago, “es porque el doctor SAAVEDRA consumió dichos alimentos,
luego de retirarse, con los otros sujetos, de la vivienda de mi prohijada” y como no

almorzó con su esposa en la churrasquería, “lo que conduce a la


formulación de una hipótesis ineludible para apreciar que el doctor SAAVEDRA
LENIS, pudo haber almorzado, en algún lugar de la ciudad, después de retirarse de la

vivienda de mi defendida”.

Lo anterior cobró fuerza para el recurrente, en


el sentido que en la casilla del acta de necropsia, se dijo que la
fecha y hora de la muerte del abogado Saavedra Lenis, esta “por
determinar”, en ese sentido, nunca “se determinó la hora y fecha del
fallecimiento del mencionado ciudadano, ni siquiera el tiempo probable de la misma.
Por lo tanto, mal pudo la Sala… concluir que la muerte… se produjo en la casa de mi
representada. Esto traduce que se adicionó a la prueba una información que ella
objetivamente no contiene”.

A renglón seguido, el actor indicó que, se


“tergiversó de tal manera el contenido del protocolo de necropsia que le hizo decir lo
que realmente no dice, para extraer conclusiones erradas, que afectan los derechos
fundamentales de mi defendida”.

Después de transcribir varios párrafos del


fallo de segunda instancia, sobre inferencias realizadas por el
juzgador en relación con el sitio y hora del deceso del jurista, hizo
puntual referencia a la siguiente explicación del Tribunal:

20
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

“… para la Sala entonces es dable pensar que en efecto el señor


SAAVEDRA LENIS, fue ultimado el día anterior a su descubrimiento
(marzo 7 de 2002) y que conociendo de que aún vivía a las 2:30 P.M.,
de esa misma fecha, lo de concluir es que sigue siendo la señora…
SATIZABAL COLLAZOS, la última persona en haberlo visto,
tratado y haberle dado entrada a su vivienda, de la que como se dijo
atrás, Salió sin vida”.

Este pensamiento del Juez Colegiado,


constituyó para el letrado “tremebundo yerro… todo fruto de una
tergiversación del protocolo de necropsia”, en el entendido que habrían

transcurrido más de 24 horas no 15 como dijo la Sala, “tiempo más


que suficiente para que el cuerpo presentara total rigidez”. De verdad se

desnaturalizó tal medio, en el entendido que en ninguna parte del


dictamen se dijo “que el cadáver presentaba livideces y rigideces “en sumo
marcadas”, lo que se afirmó fue “que el cadáver estaba ‘FRÍO SEMIRRIGIDO
CON LIVIDECES POSTERIORES MÓVILES”.

En páginas subsiguientes, después de tratar


otros temas, repite lo antes expuesto y concluye:

“Lo cierto es que interpretando bien el protocolo de necropsia, la


muerte del abogado se produjo en la primeras horas de la mañana del
ocho de marzo de 2002, dado la semirigidez (sic) que presentaba, lo
cual por una parte, quiebra las conclusiones de la sentencia y, por otro
lado, descara de manera radical que mi defendida hubiere tenido algún
grado de intervención en los hechos que fueron objeto de
investigación”.

3. Aquí se refirió al mensaje que le dejara el


día de los acontecimientos el hoy interfecto a su hermano, por
intermedio del señor Jaime Astaiza Bolaños, celador del Colegio
Santa Librada; prueba que las instancias, en criterio del recurrente,

21
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

cercenaron. Para demostrarlo se trasladó a la declaración de la


señora Luz Mary Buendía Pinzón (viuda), en punto de unas
supuestas amenazas –de trabajadores y pensionados de la
empresa de servicios públicos “EMCALI”, que le hicieron a su novio,
por haberle revocado varias tutelas la Corte Constitucional, en
donde los accionantes fueron obligados a devolver el capital a
ellos entregado, “lo que generó un gran malestar global en tales personas para
con el profesional del derecho, doctor JORGE ELIÉCER SAAVEDRA LENIS”.

Con ello constató que su defendida no lo


amenazó y si como lo manifestó la cónyuge del occiso, habían
varias personas que lo querían muerto, “antecedentes expresantes (sic) de
la hipótesis clara de que los autores del homicidio fueron personas desconocidas

procesalmente”, desde luego, el móvil no estaba concatenado con su

prohijada “en derredor de trámites de acciones de tutela… pues tales


incumplimientos estuvieron directamente relacionados con otros ciudadanos… los
cuales generaron amenazas graves de muerte, como lo dice la mencionada LUZ
MARY BUENDÍA y lo corroboró el conductor JORGE E. CORREAL”.

Entonces, su hermano era un “confidente, esto es,


siempre llamaba para informar el lugar donde se encontraba en un determinado

momento”, por tanto, el Tribunal “fragmentó” la declaración de la

esposa de la víctima, “restándole alcance al ingrediente ‘por si algo me pasa’


que era su costumbre enunciarlo en el momento de procurar establecer contacto con
algún familiar o persona de confianza”.

Jorge Eliécer, siempre dejaba esta clase de


mensajes a su consanguíneo y le indicaba el sitio donde se hallaba

22
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

por si algo le pasaba, esto en criterio del libelista, “no era algo
novedoso, ni casual, sino rutinario, quizá porque temía por la vida, no por eventuales
acciones de la doctora LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS, sino por razón de
los problemas generados en los tramites de tutelas, que le había significado las

amenazas de muerte”, todo esto, fue fragmentado por el Tribunal:

“… el abogado… lo que quiso fue informar a su hermano sobre el


lugar donde se hallaba, por si le pasaba algo luego de salir de él, porque
sabía de los problemas que tenía, muy seguramente con la persona que
andaba, la misma que solicitó las cuerdas a la doctora LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS para solucionar un problema del
vehículo”.

Excluido el error presentado, la única solución


viable para el impugnante, es la absolución de su protegida
jurídica.
c) Falso raciocinio:

Una vez plasmó algunos lineamientos


jurisprudenciales sobre el sentido de ataque anunciado, trajo a
estudio algunos indicios construidos por el Tribunal:

1) “El descubrimiento del cadáver y los elementos hallados


en el lugar del acontecimiento”, en donde Medicina legal concluyó que

las cuerdas amarillas y verdes con que ataron de pies y manos al


abogado, presentaban uniprocedencia en el tipo de hilado y
tonalidad con las halladas en la casa de la hoy condenada.

Su prohijada aceptó que le había entregado


tales elementos a un conocido de la víctima, “lo cual hizo

23
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

desprevenidamente al punto que arrancó aquellas de las que le servían para colgar la
ropa, sin pensar que podrían ser utilizadas para menesteres ilícitos”.

2) Un nuevo indicio lo acreditó el Juez


Colegiado “en los dos limpiones de cocina con fresas pintadas encontrados en el
rostro del abogado SAAVEDRA LENIS”, frente a los elementos allegados a

la actuación mediante diligencia de registro y allanamiento en la


vivienda de la inculpada y los que una vez analizados por la
judicatura, infirieron la responsabilidad penal de la ex funcionaria
en el homicidio del jurista.

3) Otro medio circunstancial catalogado como


grave por los juzgadores, tuvo que ver con los “elementos hallados en el
lugar de acontecimiento”, por cuanto, la coincidencia (uniprocedencia,

identidad y semejanza) entre los objetos encontrados en la


humanidad de la victima con los hallados en la casa habitación de
la procesada SATIBAL COLLAZOS, le demostraron la
responsabilidad penal de la misma en los actos ilícitos; sin
embargo, adujo el censor:
“Esta inferencia excluye el principio de la lógica, pues lo único que se
puede inferir en el planteamiento, es precisamente el carácter de la
uniprocedencia de dichos elementos, sin que ello conlleve a afirmar que
mi defendida los utilizó para cegarle la vida al abogado SAAVEDRA,
pues el resultado de la experticia, no señaló que existiera un vínculo
ilícito entre ésta y aquella.

Entre otras cosas, una de las conclusiones del


Tribunal, derivó en que el profesional del derecho fue ultimado en
la vivienda de la acriminada, con base en los hallazgos
mencionados; esto es una tesis “absolutamente subjetiva, mas (sic) no de

24
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

carácter objetiva, pues lo que realmente se sabe es que el cuerpo del abogado apareció

en un lugar muy distante del citado inmueble”.

Con todo, se quebrantaron, en criterio del


actor, los siguientes axiomas:

“… el sofisma de petición de principio… la regla de la experiencia y el


de tercero excluido… Pues se concluye que la inferencia lógica fue más
allá de lo que ella encierra, pues dedujo una relación entre elementos
(cuerdas de polipropileno y trozo de toalla con fondo blanco y puntos
rojos en estampado en fresa diseminada) y responsabilidad penal de la
doctora LUZ MARÍA SATIZABAL, excluyendo, inclusive, de las
demás personas que acompañaron el siete (7) de marzo de 2002, al
doctor JORGE ELIÉCER”.

Aquí adujo que “la inferencia” construida por las


instancias, “se quedó en las conjeturas y especulaciones”, en punto del sitio
donde supuestamente fue ultimado Jorge Eliécer Saavedra Lenis,
tras un examen minucioso de los objetos encontrados tanto en la
escena donde se halló el cadáver como en la vivienda de la
procesada.
Para el libelista también se vulneró la regla de
la experiencia que le enseña que el delincuente procede de
manera inmediata a deshacerse de los elementos que lo pudieran
involucrar en los hechos antijurídicos perpetrados por él; lo cual es
contrario a todo, si se tiene en cuenta que su prohijada elevó una
solicitud a la justicia para que se le escuchara en indagatoria o
versión libre, “habiendo contado con el tiempo más que suficiente para haber
podido destruir los elementos que finalmente constituyeron el argumento basilar de
su injusta condena”.

25
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Siendo ello así, la procesada, “conocía


ampliamente el señalamiento que se le estaba haciendo y a pesar de ello no ocultó los

elementos que la podían incriminar, lo que denota su total inocencia”, pero si

hubiese sabido la ex funcionaria judicial que con esos objetos


hallados en su casa se había consumado la muerte violenta del
abogado, “muy seguramente hubiese dispuesto lo necesario para deshacerse de la
posible evidencia, así fuera ajena al acto homicida, como connatural respuesta del
instinto de defensa”.

Por otro lado, no se ubicó alguna muestra de


sangre en la vivienda donde residía la inculpada, la cual hubiese
quedado dada la lesión (hemorragia masiva) que sufrió la víctima
con arma cortopunzante, desconociendo de bulto el Tribunal, la
versión brindada por su protegida jurídica, pues el acto homicida,
en criterio del defensor, no fue realizado por varias personas,
nadie vio sacar el cuerpo de esa casa y no se halló huellas de
sangre, lo que lo lleva a sostener “que por el hecho de haber aparecido el
cadáver dentro del carro a escasos cuatrocientos metros de distancia de la casa de mi

representada”, con ello no se edificaba un indicio como lo hizo el Juez

Plural, quien ignoró que el ofendido residía en el mismo sector y


las reglas de la experiencia invitan a pensar que entre más lejos se
encuentre el cadáver mas tranquilos y seguros están los autores.

El Tribunal condenó con unos “supuestos


indicios” y “aplicó una regla de la experiencia sumamente anfibológica, al exponer
que nadie asumiría conducta semejante a la de la doctora LUZ MARÍA SATIZABAL
COLLAZOS, como fue la de entregar sus cuerdas, “que se utilizan para los oficios de

26
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

lavandería en la vivienda”, pues eso depende de ciertos temperamentos o


personalidades, ánimos y si se quiere de reglas de formación, de cada cual”.

Sin más anotaciones que unas cuantas


interrogantes, jamás resueltas o trabajadas por el libelista, dejó la
censura tal y como se resumió.

d) In dubio pro reo.

Indicó el actor que el presente ataque lo


formulaba “como una violación indirecta de la ley sustancial por error de hecho,
toda vez que el Tribunal ‘ignora la existencia razonable y manifiesta de la duda

partiendo de las pruebas, y que, pese a ello condena” , según se dijo en una

jurisprudencia del año 1999, en el radicado 14.535, de 30 de


noviembre.

Además afirmó que si los cargos por él


planteados no tienen eco en la judicatura, se debía aplicar el
referido apotegma, “dado que la prueba almacenada en el expediente es
totalmente deficiente, por no catalogarla de inexistente”.

Luego, ocupó la atención del censor el


concepto mismo del principio en cuestión, según tratadistas por él
consultados y las normas colombianas que lo consagran, en donde
indicó que, el Tribunal a pesar de aceptar con recelo las pruebas,
terminó convalidando la sentencia recurrida, por cuanto:

27
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

“… una conclusión oportuna a lo dicho por el Ad quem, es que


advirtió deficiencias en la investigación, que le hicieron observar y
apreciar con recelo las pruebas allegadas al infolio, que para la defensa,
debe necesariamente conducir a una desestimación del fallo de
condena”.

Acto seguido, volvió a referirse a la fecha y


hora de la muerte del abogado, la constancia de contaminación del
vehículo de la escena del crimen donde se halló el cadáver por
parte de los policías antiexplosivos, que impidió extraer de allí,
rastros de cabellos, huellas de sangre, dactilares, entre muchas
otras evidencias que se perdieron; por ello, la actuación es un mar
de dudas, “que impiden establecer el grado de certeza en la responsabilidad penal
que se ha atribuido a mi prohijada”.

Por tanto, solicitó casar la sentencia recurrida


y dictar el fallo absolutorio de reemplazo.

NO RECURRENTE

El Procurador 67 Judicial II Penal, presentó


escrito, en su condición de no impugnante, en donde avala en todo
su contexto la demanda de casación presentada por la defensa de
la otrora Juez Civil Municipal de Cali.

28
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Por ello, cada uno de los cargos elevados por


el actor, fueron comentados por el Procurador aludido; tanto así,
que lanzó juicios, como el siguiente:

“No es leal con la defensa ni con los intervinientes o sujetos procesales


que se actúe de la manera como lo hizo el Tribunal Superior, tomando
solo lo desfavorable, o que por lo menos desvirtuaban conclusiones que
no tenían la contundencia que los señores Magistrados le dieron y que
en algunos casos sembraban la duda a favor de la procesada, duda que
emerge del débil trabajo investigativo de la Fiscalía y del Juzgado y de
la lentitud en la que se desarrolló el trabajo de la Policía Judicial”.

Así las cosas, después de repetir aspectos


centrales de las censuras, en tanto que, cimienta preguntas, tesis y
conclusiones de manera indiscriminada, como se percibe también
en el libelo; propende porque se absuelva a la aquí procesada, en
aplicación del axioma de in dubio pro reo.

MINISTERIO PÚBLICO

El Procurador Primero Delegado para la Casación


Penal, después de realizar un resumen de los hechos, de la
actuación procesal relevante, de la demanda y luego de exponer
sus argumentos, le sugirió a la Sala:

“… no casar la sentencia impugnada por el defensor de la procesada…


Se solicita… que de manera oficiosa se case parcialmente la sentencia
atacada, para que se margine del fallo la sanción accesoria de
inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad por el término
establecido en el fallo de primer grado contra la procesada”.

a) Concepto del Procurador Delegado sobre


el falso juicio de existencia.

29
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Por lo extenso del tema tratado y para evitar


confusiones, se condensarán sus argumentos en los siguientes
ítems:

1) Resaltó la técnica debida en cuanto al error


elevado por falso juicio de existencia, por cuanto el defensor
mezcló las causales y con ello violentó los postulados de
autonomía, junto con los de claridad y precisión que rigen el
recurso extraordinario.

2) En cuanto a la versión libre que su


prohijada solicitó ante la Fiscalía, ella no era obligatorio recibirla,
sino atender los contenidos de los artículos 322 y 324 de la Ley 600
de 2000, en tanto avanzara la averiguación, que no necesariamente
condicionan su práctica, ni se vulnera el debido proceso como bien
lo ha explicado la Corte en varias decisiones.

Aunque varios testigos inculpaban, para ese


entonces, a la Jueza en los hechos objeto de estudio, solo se vinculó
a la actuación después del allanamiento realizado el 6 de mayo de
2002 en su vivienda. Pero si se entendiese que hubo una omisión
al no escucharla en versión, ello queda convalidado el día que fue
citada a rendir tal diligencia, como en efecto sucedió.

3) El demandante confundió el falso juicio de


existencia por omisión probatoria con el falso juicio de identidad,

30
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

ello, dificulta el estudio del reproche por cuanto consideró los


medios de manera parcial; esto sucedió con los testimonios de Luz
Mary Buendía Pinzón, Gustavo Adolfo Saavedra y Jorge E.,
Correal, quienes depusieron sobre las amenazas de las que fue
objeto el abogado, por factores económicos en punto de su
actividad profesional, “no obstante, los resultados favorables por sus gestiones
en acciones de tutelas, y en particular por no retribuir a la acusada Exjuez Tercera

Civil Municipal por su ‘colaboración”; justamente, para el funcionario de

primera instancia, las anteriores fueron las razones que originaron


la muerte del abogado, por cuanto el Tribunal, en su decisión,
“desechó tal móvil por la duda, no así la responsabilidad de la procesada”.

Aquí el Juez Colegiado, se apoyó en varias


decisiones4 de esta Sala –agregó el Delegado-, en el entendido que
el delito de homicidio no requiere para su estructuración ningún
“móvil”. Así lo expresó:

“En consecuencia, concluye el Tribunal que resulta arriesgado llegar


al convencimiento sobre una posible dádiva prometida que no cumplió
el abogado por supuestos comportamientos ilícitos por parte de
Satizábal (sic) Collazos, no significando ello que el dudoso móvil sea
razón para desechar el convencimiento sobre la responsabilidad penal
de la infractora”.

Contrario a lo inmediatamente afirmado, el


Juez de primer grado, puso de presente la existencia de intereses
económicos entre víctima e inculpada:

“… así lo refiere el señor Julio Cesar Saavedra Lenis, la señora María


Fernanda Anaya Díaz y el señor Jorge Eliécer Correal Herrera, quien
4
Radicados: 11.829 (4-04-02), 18.363 (12-11-03) y una de 20-10-05, sin número de identificación .

31
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

informó lo siguiente: ‘yo si me di cuenta que él le debía plata a unos


funcionarios pero no se quienes… y en alguna oportunidad yo le
escuche que había que darle una plata a un juez no se si era hombre o
mujer, sabía que él estaba azarado por esto”.

Sostuvo el Procurador que los falladores no


tuvieron en cuenta las declaraciones de María Rodríguez Barajas
y Holmes Orlando Gutiérrez, empleados del despacho donde era
titular la acusada, pues para determinar la hora exacta de arribo
de la funcionara a su despacho, se basó en las declaraciones de
Javier Alberto Zúñiga (conductor de servicio público quien le
llevó el celular que olvidó ella en su taxi):

“El testigo concurrió en dos oportunidades al despacho y no logró


contactar a la juez para entregarle personalmente el aparato y a eso de
las 4 P.M (sic) optó por dejarlo con una de las empleadas de Satizábal
(sic) Collazos”.

El Delegado, en esas condiciones, continuó


trayendo a colación apartes del fallo del Tribunal, en donde se
infirió que la procesada no llegó a trabajar sino “poco después de las
cuatro de la tarde”, presentándose un espacio de dos horas “para que la

misma ejecutara los actos homicidas” , por cuanto la entrevista con el hoy

occiso la realizó “a partir de las dos de la tarde” y, a las 2:30 p.m., aún
estaba con vida Saavedra Lenis, atendiendo la llamada que le hizo
a su hermano.

Por estas circunstancias, se le concedió


credibilidad a la declaración del taxista y desechó de manera
implícita las otras, “porque en la formación del convencimiento el fallador se
encuentra facultado legalmente para considerar indistintamente las pruebas o

32
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

segmentos de pruebas, que informa el proceso, si allí se encuentra la verdad” ;

proceder que se ajusta a derecho y prevalece sobre el del actor.

4) De modo similar, la magistratura, descartó


la declaración de Hugo Javier Andrade Obando (esposo de
Amanda Aparicio Arriaga, amiga de la inculpada), quien sostuvo
que la funcionaria le envió un beeper a su mujer Amanda para
que regresara el día de los hechos a las 3:23, “tal y como consta en el
informe de la central de comunicaciones, porque sus manifestaciones no ofrecen
certeza sobre la posible presencia física de Luz María Satizábal en su residencia que al
decir de Amanda Aparicio ocurrió entre la una (1) y tres (3) de la tarde del día siete
(7) de marzo de 2002”.

Siendo ello así, el Tribunal descartó que la


procesada hubiese estado en la casa de su amiga a la hora que se
presentó el homicidio, por cuanto, la cita con el abogado Saavedra
Lenis se produjo con la acriminada a partir de las 2:30 de la tarde
o antes, lo cual no elimina su acción ilícita, en tanto que los
referidos testimonios de los cónyuges Hugo Javier Andrade
Obando y Amanda Aparicio Arriaga, fueron rechazados, porque
al primero no le constaba nada de lo expresado, pues todo se lo
comentó su mujer.

5) El Juez tampoco le otorgó credibilidad a


Fabio Correa Ramírez (en su condición de portero de la unidad
residencial donde vivía Amanda Aparicio), por las inconsistencias
de su dicho, en tanto, en el libro de entradas y salidas del
inmueble –en el que, con rigurosidad se anotaba hasta los

33
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

propietarios o habitantes del lugar-; “sin embargo ello no ocurrió con


relación a la visitante Luz María Satizábal Collazos”.

6) También se dejo de estimar por las


instancias la declaración de Carmen Bedoya; mujer que declaró
que vio bajar del vehículo donde fue hallado el cuerpo sin vida del
profesional del derecho, a cuatro (4) personas, entre ellas una
mujer, sin que se lograra establecer o corroborar su afirmación,
sobre el móvil del delito de homicidio en punto de las amenazas
hechas a la víctima: “se reitera no existe respaldo probatorio aceptable al
respecto, sólo supuestos”.

7) Respecto a la prueba pericial “no técnica como


lo señala el demandante”, de bacteriología forense (hallazgo de cocaína

en la orina de la víctima) y el realizado sobre la pared de la casa de


la procesada (en donde no se evidenció huellas de sangre humana
porque las muestras fueron insuficientes); con las que pretende el
libelista demostrar la inocencia de su poderdante, en el entendido
que allí no fue extinguida la vida del abogado, por la profusa
hemorragia que desató el cuerpo una vez lesionado con arma
cortopunzante, sin que en dicha casa quedara algún vestigio de
sangre; ante estas afirmaciones, la Delegada sostuvo:

“No obstante, tales aspectos… no pasan de ser sino conclusiones y


apreciaciones defensivas, que no tienen la fuerza necesaria para
desvirtuar las inferencias razonadas y fundadas por parte de los
juzgadores con base en la determinante prueba indiciaria que señala a
la jueza Luz María Satizábal Collazos como coautora del homicidio de
Saavedra Lenis”.

34
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Adicionó a lo precedente, que entre el


homicidio y el registro y allanamiento realizado en la casa de la
procesada, en el año 2002, pasó un mes del 7 de marzo al 6 de
mayo: “tiempo suficiente para borrar cualquier huella a que alude el censor”.

8) En cuanto a los medios traídos por el


demandante para demostrar que el abogado salió con vida de la
casa de la jueza, tales como, las llamadas del celular y los mensajes
del beeper –entrantes y salientes- del hoy occiso: “son pruebas como se
reitera que sólo indican probabilidades, sobre la real ocurrencia de los hechos, pues de
una parte se desconoce si en verdad fue el propio titular de los aparatos quien los
operó para emitir los mensajes que resalta la defensa y es que además carecen de
soporte probatorio”.

La compañera del abogado, Luz Mery


Buendía, informó que a las 10:30 de la mañana habló con su
pareja; luego, le envió tres mensajes: uno, a las 12:30 para que
almorzaran en un restaurante de carnes, otro a las 3:10 y el último
a las 4:20 p.m., el día de los hechos, sin que recibiera respuesta
alguna y, además, incumplió la cita que tenían para comer
churrasco; por tal razón, el defensor se equivoca cuando sostiene
que a las 4:15 Saavedra Lenis, se encontraba con vida.

El actor parcializó los testimonios (no los


tomó en su integridad) y desvió el sentido del ataque,
convirtiéndolo en un alegato de instancia; así lo expresó el
Delegado:

35
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

“Las afirmaciones efectuadas por el casacionista en manera alguna


están concatenadas con el análisis realizado por el Tribunal, sino que
se trata de hipótesis aisladas, carentes de todo fundamento, que no
definen el sentido de la violación atribuida. Es más, la necesidad de que
se acojan sus tesis lo hace incurrir en la inaceptable postura de
pretender que a buen criterio de la Sala Penal se escoja entre lo
manifestado en la sentencia y lo puntualizaba en la demanda”.

Si bien es cierto algunas pruebas de las


mencionadas por el libelista no fueron apreciadas por los
juzgadores, no deja de ser menos que, los fundamentos de la
condena contra su prohijada se basaron en medios testimoniales,
documentales y periciales, “no cuestionada por el demandante y que le
permitió a los juzgadores inferir prueba indiciaria grave y determinante de la

responsabilidad de Luz María Satizábal”.

Por lo expuesto, consideró que el cargo debe


ser desestimado.
b) Concepto del Procurador Delegado sobre
el falso juicio de identidad.

Se abreviarán sus explicaciones en los


siguientes ítems:

1) En punto de la declaración de Luz Mary


Buendía, el Juez Colegiado, “apreció indebidamente” algunos
fragmentos de dicha declaración, en donde infirió un hecho que le
indicó el móvil del reato contra la vida, por no cancelar sus
compromisos a tiempo, los cuales fueron adquiridos en su
condición de abogado de acciones de tutela.

36
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

El hecho que el Tribunal se hubiese apartado


de las consideraciones del juez en lo que tiene que ver con “el
móvil”, tal circunstancia en criterio de la Delegada “y de acuerdo con el
Tribunal, la incertidumbre sobre el móvil real del homicidio, no es óbice para

determinar la responsabilidad de la procesada”.

2) Sobre la apreciación parcial del acta de


necropsia de Saavedra Lenis, no resulta relevante el haberse
detenido en los residuos de comida (carne molida y otros)
contenidos en el estómago del mismo, como lo indicó el defensor,
“para excluir el compromiso penal de la procesada” , pues la víctima pudo

ingerir estos alimentos “en cualquier lugar de la ciudad” y no los


mentados huevos que le anunció a su esposa; como también es
inadmisible la afirmación que él acabó sus alimentos una vez salió
del inmueble, por cuanto el hoy occiso le incumplió la cita para
almorzar a su pareja y, ante la incertidumbre elevada por el
censor, el Procurador anunció no coadyuvar tal pretensión de
inocencia, porque “resulta equívoca”.

3) El yerro demandado con ocasión a la


apreciación del protocolo de necropsia sobre la fecha y hora en la
que posiblemente murió el abogado, “se advierte que el juzgador
corporativo no incurre en tal desacierto”, como sí lo hace el perito forense

quien se equivocó cuando las refirió al acta, “cuando al confrontarla allí


no aparece señalada la fecha y hora probable de la muerte… sólo hora y fecha última
en que se le vio con vida por informe testimonial y según el informe del personal de
antiexplosivos… Es en el documento de la inspección del cadáver… adjunto al acta

37
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

de levantamiento, en el que aparece un segmento correspondiente a la fecha y hora de

la muerte y aparece llenado con la frase ‘por determinar”; luego, era al

juzgador –en su condición de “perito de peritos”-, a quien le


correspondía determinar esas circunstancias, con base en los
elementos de juicio allegados a la actuación, que no logró
derrumbar el censor, ni con sus “particulares inferencias”, de cara a los
fenómenos cadavéricos (enfriamiento, livideces y rigidez del
cuerpo):

“Con base en estos presupuestos, en criterio de esta Delegada las


conclusiones a las que arribó el Tribunal frente al tiempo probable de
la muerte se aproximan a su real ocurrencia, por lo cual tales
inferencias consultan la realidad probatoria y al no controvertir los
principios de la sana crítica se deben mantener como uno de los
elementos de convicción fundamento de la condena”.

Por ello, el Juez colegiado, dedujo que si el


cuerpo fue hallado en la cajuela del vehículo a las 4:30, según el
acta de levantamiento, no es irracional referir que hacía más de
quince horas había fallecido, teniendo presente las livideces y
rigidez corpórea que empiezan entre la tercera y sexta hora y
alcanza su intensidad a las doce horas; pues las que mostraba el
cadáver del abogado eran “en sumo marcadas”, luego entonces,
resultaba claro concluir que llevaba más de quince horas de
muerto.

No hay en el plenario prueba alguna que


demuestre que la víctima salió de la casa de la procesada con
varias personas, salvo la versión de la misma, como tampoco que,
a la hora de su muerte, estaba lejos de aquella residencia familiar,

38
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

“toda vez que los elementos hallados en su cuerpo para reducirlo a la indefensión son
todos de la residencia de la sindicada. Por lo anterior, esta probanza se aúna a la que
robustece la prueba indiciaria atrás analizada”.

4) En punto a los mensajes remitidos por el


abogado a su hermano, como el que recibió el celador del colegio
de nombre Jaime Astaiza Bolaños, en donde le comunicaba en
qué lugar se encontraba, por si algo le pasaba; frase a la cual el
actor le restó importancia y la generalizó para todos los beeper
que enviaba por los problemas que tenía en el ejercicio de su
profesión.

Ante esto, advierte el Procurador, “que lo que el


casacionista pretende es que se le otorgue credibilidad a su particular e insular

apreciación de aquél comunicado”, dejando el actor de evaluar el

conglomerado probatorio, como lo fueron, para este evento, las


tres llamadas, tal y como lo hizo el Tribunal: una a la casa y dos al
colegio.

Por demás, el libelista no demostró la


trascendencia de su ataque, “sólo se conformó con ofrecer una personal
apreciación de cada prueba y no de manera conjunta como era su deber”.

El cargo no prospera, para el Procurador.

c) Concepto del Procurador Delegado sobre


el falso raciocinio.

39
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

El Delegado sostuvo que el actor es confuso


en la argumentación también de este reproche, en tanto, inició
atacando la construcción indiciaria, luego continuó, con la
inferencia lógica de cara a “la apreciación errónea”, sobre los elementos
hallados en el sitio donde sucedieron los hechos ilícitos; por tanto,
“la censura así formulada… no cumple las exigencias formales y materiales
necesarias para obtener el éxito en sede extraordinaria de casación”.

Anunció el Ministerio Público, que la sólida


prueba indiciaria, derivada de los medios testimoniales,
documentales y periciales, “no [fue] desvirtuada” en la demanda, por
cuanto nunca se orientó de cara a estos medios. Como tampoco
frente a los edificados por los falladores contra la ex-funcionaria,
sobre la base de hechos indicadores: a) la presencia de la víctima
en la casa de la juez al momento del homicidio, b) la mala
justificación de la procesada, c) el descubrimiento del cadáver al
interior de la cajuela del vehículo y d) los elementos hallados en el
lugar del acontecimiento.

Luego, se inmiscuye en la técnica


extraordinaria para sustentar este reparo, en el entendido que si
bien el defensor postuló su cuestionamiento sobre el análisis
probatorio, “por medio de un nuevo y particular examen del acopio… con la única
finalidad de enfrentarlo al realizado por los jueces de instancia, pero sin que logre
desestimar el vigor persuasivo que éstos dedujeron del análisis conjunto de los
elementos de juicio que obran en el proceso”.

40
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

En atención a los indicios deducidos como “el


descubrimiento del cadáver y los elementos hallados en el lugar del acontecimiento” ,

que fueron criticados por el actor por no tener “una configuración


adecuada, acorde con las premisas que lo integran” , ataca la inferencia lógica,

para desmentir que el abogado fue violentado en la casa de su


prohijada, “y que para el efecto se utilizaron las cuerdas y limpiones que la misma
tenía al interior del inmueble y por ello tal prueba resulta determinante de la
responsabilidad penal de Satizábal Collazos”.

El demandante jamás se inmiscuyó en punto


de unos supuestos amigos que llegaron con él a la casa de la hoy
condenada, en cuanto “de los mismos no existe prueba alguna, sólo las
afirmaciones de la procesada y parcialmente de su empleada, sin respaldo probatorio
aceptable, que se refieren a unos desconocidos, uno que acompañaba a la víctima y a
quien le suministró las cuerdas y a otros cuatro (4) sujetos que llegaron en un taxi”.

Así las cosas, como la inculpada no presentó


explicaciones claras del por qué se hallaban en su casa elementos
idénticos a los encontrados en el cadáver del abogado; no resulta
admisible la hipótesis sostenida por el actor, de que ellos fueron
los responsables del homicidio, “frente a la prueba de incriminación que
señala como responsable a título de coautora material del hecho a la ex jueza tercera
civil municipal (sic) Satizábal Collazos”.

Los graves indicios sobre la responsabilidad


penal de la procesada, fueron construidos por las instancias con
categoría de certeza, sin que se pierda de vista, que el último lugar
al que arribó la víctima fue la casa donde habitaba la jueza, “y que
cuando fue hallado muerto aquellos objetos que sirvieron para someterlo a la

41
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

indefensión”, provenían de allí, sin que señalara “por qué las cuerdas y
limpiones que usaban habían sido descubiertos en el cuerpo del agredido, y que
aunque intentó explicarlo dicho argumento defensivo cae solo por su peso una vez
enfrentados con otras pruebas aducidas dentro del expediente”.

En este ataque el censor quiso presentar como


vulnerados algunos principios de la sana crítica, como el de la
experiencia, en el sentido que la procesada al no deshacerse de
tales objetos que la incriminaban, ello demostraba su inocencia,
pero el libelista con su “particular apreciación de dichos elementos de juicio,
infiriendo que en el proceso no hay prueba para condenar a su procurada”. Aquí

trajo a colación la “regla” que indica “que el delincuente procura deshacerse


de la evidencia que lo pueda inculpar, teniendo la oportunidad de hacerlo” , y al no

encontrar rastros de sangre humana en la casa, la conclusión


judicial era la absolución de su prohijada.

Para la Delegada, “no es admisible tal conclusión”,


frente al cúmulo indiciario planteado por los juzgadores, “y sobre el
punto hay que agregar, que quien es consciente de la legalidad de su comportamiento,

así lo demuestra, y no da explicaciones carentes de veracidad” , o también se

puede aplicar “las reglas (sic) de la experiencia que ‘no existe crimen perfecto”, y
del mismo quedan huellas delatoras de autor o participe que en el presente caso
apuntan hacía la aquí procesada, tal como ocurre en los hechos indicadores
señalados”.

Otro hecho puntual es la llamada que la


acusada hizo a la casa del abogado según lo declaró Marco José
Nivia Gil, en la “que de manera ofuscada y en tono imperioso le reclamaba que

42
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

cumpliera con la cita que precedentemente habían pactado, permite colegir que ese no
era el simple motivo de la presencia del abogado en su casa, menos creíble y como lo

expusiera en su indagatoria, que hacía más de un año que no lo veía”. El testigo

aludido, también depuso que su amigo le advirtió que la persona


con la que estaba hablando era la Juez Tercera, a donde, en
últimas, se dirigió.

Acto seguido, tras una cita del Tribunal,


precisó el Delegado, que el indicio de mala justificación estuvo
bien construido, de cara a los elementos hallados en el cadáver del
abogado, como las cuerdas utilizadas para colgar la ropa; no
obstante, tener las mismas sin usar, entre otras circunstancias.
Enfatizó que no fueron tres veces las únicas
que la procesada y víctima se encontraban, según lo depuso ella,
sino muchas más: “la prueba testimonial y documental señalada por el A-quo da
cuenta que por el contrario el conocimiento y entrevistas entre ellos dos era cercano y

de frecuente ocurrencia”. Motivo por el cual, para el Ministerio Público,

tampoco esta censura debe prosperar.

Respecto al último cargo elevado por in dubio


pro reo y en atención a las alegaciones de los no recurrentes, el
representante de la sociedad, no se pronunció sobre ellos; sin
embargo, el Procurador Primero solicitó por vía de casación
oficiosa, restablecer el postulado de legalidad, en cuanto a la pena
accesoria de “inhabilitación en el ejercicio de la Patria Potestad, por un lapso de
quince (15) años”; decisión que en su concepto, no fue debidamente

sustentada y menos aún se realizó el análisis entre la

43
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

correspondencia de la conducta ilícito con la medida accesoria


impuesta, como lo reclama la jurisprudencia.

CONSIDERACIONES

1. La Corte advierte que al haber sido


admitida la demanda de casación en lo atinente a los cargos
elevados por vía indirecta, se superaron los múltiples, exacerbados
y complejos defectos lógico argumentativos exhibidos en ella, con
el exclusivo propósito de analizar a fondo las posibles violaciones
a las garantías fundamentales materializadas en las instancias, sin
que lo precedente (casar el fallo por ejemplo), irremediablemente
desencadene en su declaratoria, máxime si se constata todo lo
contrario; es decir, que no se presentó ninguna afrenta o
vulneración de entidad trascendente establecida por la ley y
desarrollada por la jurisprudencia.

2. Así mismo, es viable aclarar que, el


concepto presentado por el Ministerio Público, compendiado en
páginas precedentes, donde solicitó a la Corte no casar la sentencia
impugnada; es acogido de manera puntual y hace parte esencial y
cardinal de este proveído, con la finalidad inmediata de evitar
repeticiones innecesarias.

44
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

3. Fueron múltiples las pruebas practicadas en


la presente investigación y juzgamiento. Por un lado, se detectan
aquellas provenientes de los familiares, parientes y amigos de la
víctima, abogado Jorge Eliécer Saavedra Lenis; en segundo
término, fueron arrimados al proceso los medios que de una u otra
manera favorecen, en criterio del libelista, a la ex funcionaria
judicial.

4. Debe tenerse presente también el postulado


de unidad de decisiones o de inescindibilidad propio del recurso
extraordinario, el cual enseña de manera suficiente, clara y precisa
que, tanto la sentencia de primera instancia junto con la de
segundo nivel, conforman un solo cuerpo, unidad e integridad
sustancial y los baches probatorios o sus valoraciones omitidas en
una decisión las suple la otra, de cara a los aspectos –descriptivos,
fácticos, probatorios o normativos- cuestionados e impugnados5
por los sujetos procesales.

5. Como metodología, la Sala abordará el


estudio del libelo en bloque, a fin de explicarle al jurista por qué
razón sus premisas no tienen fundamento jurídico. Para ello, es
preciso indicar que los ataques fueron cuatro: por falso juicio de
existencia, falso juicio de identidad, falso raciocinio e in dubio pro
reo.

5
Como es obvio, el postulado en estudio, tiene plena vigencia si el funcionario de segunda instancia, confirma la
decisión cuestionada; caso contrario, solo prevalece la última.

45
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Para la Corte, en atención a las censuras en


estudio, la crítica probatoria trae consigo, explicaciones idénticas
respecto de ataques diversos, en cuanto fueron enfocados por el
demandante sobre la base de una misma prueba, sin prever los
mínimos presupuestos lógicos que debió tener presente en sus
razonamientos; lo cual genera, irremediablemente, caos
argumentativo y, como es obvio, en esos específicos casos, para
evitar mayores confusiones, la explicación solo puede ser una. En
esa idéntica línea, trajo a colación ideas generales, subjetivas y
conjeturas generadas desde su propio entendimiento del asunto,
motivo suficiente, para replegar los razonamientos de la Sala, en
un solo cuerpo.
6. Problema jurídico planteado.

Bajo el tamiz de supuestos yerros de hecho en


sentido de falso juicio de existencia, falso juicio de identidad, falso
raciocinio e in dubio pro reo, el defensor pretende derrumbar la
presunción de acierto y legalidad de las decisiones elevadas contra
su mandante; por ende, la Corte verificará si los juzgadores
erraron sus valoraciones en atención al plexo probatorio
legalmente recopilado por las instancias, con el fin de determinar,
si la ex Juez Civil Municipal de Cali, hoy condenada a la pena
principal de 28 años 9 meses, LUZ MARÍA SATIZABAL
COLLAZOS, consumó o no, el injusto típico de homicidio
agravado perpetrado contra la humanidad del abogado Jorge
Eliécer Saavedra Lenis, a titulo de coautora.

46
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

7. Recapitulación de los ataques:

7.1. Falso juicio de existencia: constatará esta


judicatura si las pruebas atacadas por el actor con base en el yerro
enunciado, fueron o no, omitidas de las valoraciones judiciales y,
desde luego, verificará su ineludible transcendencia; por tanto, a
esta altura del reparo, se observa que la censura va dirigida a la
exclusión en la apreciación de las declaraciones de Luz Mary
Buendía Pinzón, Gustavo Adolfo Saavedra, Jorge E. Correal,
María Isabel Rodríguez Barajas, Holmes Orlando Gutiérrez,
Amanda Leonor Aparicio Barriga, Hugo Javier Andrade
Obando, Carmen Lilia Bedoya y Jorge Andrés Saavedra Bedoya.
Igualmente, refirió que las instancias
ignoraron sopesar el examen forense de la muestra de orina
tomada al interfecto que arrojó resultado positivo para cocaína, el
acta de cadena de custodia e inspección judicial de los equipos
Nokia y Beeper que traía consigo la víctima, los registros de
llamadas entrantes y salientes del jurista, los mensajes recibidos
por la procesada, la pericia legal sobre insuficiencia para sangre
humana, la solicitud de la inculpada a la Fiscalía para que fuese
escuchada en versión o indagatoria, los hechos indicadores
plasmados por el Tribunal para sustentar la decisión de condena y
el indicio de presencia del inmolado en la vivienda de la
enjuiciada al momento de los actos antijurídicos.

7.2. Falso juicio de identidad: se recuerda que


el demandante en esta censura cuestionó: 1) el indicio de móvil, 2)

47
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

las amenazas hechas contra el abogado Jorge Eliécer, tal como lo


declaró Luz Mary Buendía Pinzón y Alberto Rojas, replicadas en
los mensajes de beeper, 3) aceptó el actor que el Tribunal dejó a un
lado los motivos del crimen, pero le siguió inquietando a la
magistratura “los propósitos dudosos” de la relación sostenida entre
víctima y condenada, 4) parcelaron las instancias la necropsia al
no valorar entre otras circunstancias, la cámara gástrica del
estómago del obitado, para saber el proceso de descomposición de
los alimentos y, por ese camino, entender que él ingirió alimentos
antes de su deceso, para lo cual tuvo, necesariamente, que salir de
la casa de su prohijada; según expresó, ésta es una “hipótesis
irrebatible”, 5) como en la autopsia no se estableció la hora exacta

del deceso, el Juez Colegiado, no podía determinar que la muerte


se produjo en la casa de su mandante, 6) grave yerro de las
instancias por cuanto tergiversaron la necropsia porque pasaron
más de 24 horas no 15 como se afirmó, 7) Nueva hipótesis del
demandante: el homicidio se realizó el 8 de marzo de 2002, en las
primeras horas, 8) El mensaje entregado por el celador Jaime
Astaiza también fue tergiversado, según dijo, con base en la
declaración de la novia del obitado, por las amenazas de unos
pensionados de la empresa EMCALI; por ello le surgió otra
hipótesis: que los autores del homicidio fueron personas
desconocidas y el móvil no fueron las tutelas, 9) sostuvo que Julio
César, solamente era el confidente de Jorge Eliécer, quien siempre
le informaba el sitio o lugar donde se encontraba, tanto así, que el
Tribunal fragmentó el testimonio de la compañera sentimental del

48
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

abogado y 10) los mensajes enviados solo eran rutina, pero nada
más.

7.3. Falso raciocinio: comprendió, en esencia,


1) la uniprocedencia de las cuerdas (tipo de hilado y tonalidad de
colores), indicó que su defendida actuó desprevenidamente al
entregarle las cuerdas a un conocido de Jorge Eliécer, al punto que
arrancó las que usaba, 2) respecto de los limpiones de la cocina
anunció que de ellos no podían inferir los juzgadores la
responsabilidad de la implicada, 3) acerca de los elementos con los
que se ató la humanidad del abogado, mismos hallados en la
cajuela del vehículo y su correspondencia con los recolectados en
la casa de la procesada, lo único que se puede colegir es
precisamente esa uniprocedencia, más nunca se puede sostener
que su protegida los utilizó para acabar con la vida del ofendido,
4) la conclusión del Tribunal es que el abogado fue ultimado en la
casa de SATIZABAL COLLAZOS, con base en los diversos
hallazgos; esta tesis, en criterio del defensor, es subjetiva y
amañada, pues el cuerpo apareció en un “lugar muy distante del citado
inmueble”, 5) se violaron los axiomas de petición de principio, las

reglas de la experiencia y el tercer excluido, en el entendido que la


inferencia lógica fue más allá de lo que encierra, al deducir la
responsabilidad penal contra su prohijado con los elementos
encontrados, excluyendo a las demás personas que acompañaban
al abogado el día de los hechos ilícitos, 6) en cuanto al sitio donde
fue ejecutado Jorge Eliécer, todas son especulaciones y conjeturas,
7) la regla de la experiencia: el delincuente destruye de inmediato

49
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

los elementos que lo pueden involucrar, es contraria a la actuación


de su prohijada, porque ella solicitó ser escuchada en versión o
indagatoria y, además, contó con todo el tiempo necesario para
destruir la evidencia y jamás lo hizo, por eso es inocente al no
ocultar ningún elemento que la pudiera incriminar, 8) si la
inculpada SATIZABAL COLLAZOS, hubiese sabido que con esos
elementos la iban a implicar en el homicidio, ella los hubiera
desaparecido “como una respuesta connatural a su defensa” , 9) nadie vio
sacar el cuerpo del inmueble, no se hallaron muestras de sangre en
la casa y fue encontrado a 400 metros; con todo, nunca se
construye ningún indicio contra la encausada, pues entre más lejos
el cadáver mas tranquilos están los autores y 10) el Tribunal
condenó con supuestos indicios, por cuanto aplicó una regla de la
experiencia anfibológica al expresar que nadie asumía una
conducta como la de la procesada al entregar sus propias cuerdas
de secado de la ropa.

7.4. In dubio pro reo: el Tribunal ignoró la


existencia real de la duda, por cuanto la prueba recolectada por las
instancias resultó ser totalmente deficiente, las aceptó con recelo y,
a pesar de ello, condenó a su mandante. Además, volvió a insistir
en el día y fecha de la muerte del togado, en la contaminación del
vehículo por parte de la policía antiexplosivos, la cual dio lugar
para que se perdiera toda la evidencia como cabellos, huellas,
entre muchas más.

50
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

8. Reflexiones de la Sala:

El defensor ignoró cualquier tópico casacional


y, por esa vía, agrupó una multiplicidad, mezcla y combinación
de contenidos, los cuales, como ya se expresó, dificultan en grado
sumo el entendimiento y respuesta de las censuras; no obstante,
como atrás se advirtió, serán motivo de respuesta y, para lograr tal
objetivo, por lo enmarañado de los planteamientos expuestos, la
metodología para este caso será la siguiente: primero, se
compendiará cada hipótesis de ataque, segundo, se traerá a
colación lo expresado por las instancias sobre cada punto
cuestionado y tercero, en el desarrollo de ambos, la Sala expondrá
su criterio jurídico, sobre el particular.

El ciudadano Jorge Eliécer Saavedra Lenis,


fue objeto de múltiples vejámenes como el hecho de haberle
introducido ajo en su boca, luego proceder a amordazarlo con una
toalla de cocina, atarlo de pies y manos con cuerda sintética y
cabuya; meterlo en el baúl del vehículo de su novia Luz Mary
Buendía Pinzón, en posición de cúbito dorsal y asestarle en el
pecho –como si lo precedente fuese poco-, un golpe con arma
blanca que le lesionó el tórax y pulmón izquierdo, lo cual ocasionó
su deceso; signos evidentes de tortura, sofocación e indefensión,
según dictamen de Medicina Legal.

51
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

8.1. Según el defensor, la víctima “llamó” a su


novia a las 4:15 de la tarde, ese 7 de marzo de 2002; hora y fecha en
la que las instancias consideraron que se había perpetrado el
homicidio. Por tanto, anunció, que no se analizó sobre este aspecto
y que a la hora referida el abogado aún se encontraba con vida,
porque él habló con la mujer a esa hora, pero que ella lo “llamó” a
las 3:00 y 4:20 y él no contestó.

Por otro lado, la autopsia no estableció la hora


exacta de la muerte, ni se estudió la misma para determinar el
proceso de descomposición de los alimentos que momentos
previos del deceso había ingerido el jurista y se tergiversó la
necropsia por cuanto no fueron 15 sino 24 horas en las que se
produjo la muerte: todo demuestra que él salió de la casa de su
protegida jurídica.

El Tribunal informó y, esta Sala lo corrobora,


en punto de los fenómenos cadavéricos, que los signos de
tanatología que presentaba el cuerpo del profesional del derecho
al momento de ser encontrado en la cajuela del automóvil, fueron
descritos en el acta de necropsia, de la siguiente manera:

“FRIO SEMIRRIGIDO CON LIVIDECES POSTERIORES


MOVILES, NO PRESENTA LARVAS, NI ANTROPOFAGIA
CADAVÉRICA6”.

Infirió, entonces, la instancia superior, como


la hora aproximada de la muerte desde las 2:30 a 4:00 de la tarde
6
Ver folios 112 c.o.1.

52
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

del 7 de marzo de 2002, cuando el letrado se comunicó desde la


casa de la procesada con Jorge Astaiza Bolaños, celador del
Colegio Santa Librada. Con esa finalidad, abordó literatura en
punto de fenómenos cadavéricos como la insensibilidad, pérdida
movimiento; cese circulación, respiración; muerte celular,
enfriamiento; cambios de piel, ojos, sangre, líquido
cefalorraquídeo, musculares; rigor mortis, espasmo, entre muchos
otros; para evidenciar un pronóstico acertado; luego, agregó el
Juez Plural:

“Ahora, cuando las autoridades respectivas lo hallaron en la cajuela de su


automóvil eran las 3:00 P. M., según el acta de levantamiento… o sea que no
es descabellado pensar que hacía más de quince (15) horas había fallecido y
por esa razón presentaba fenómenos cadavéricos compatibles con esta
determinación. Siendo ello así, para la Sala entonces es dable pensar que en
efecto el señor SAAVEDRA LENIS, fue ultimado el día anterior a su
descubrimiento (marzo 7 de 2002) y que conociendo de que aún vivía a las
2:30 P. M., de esa misma fecha, lo de concluir es que sigue siendo la señora
LUZ MARIA (sic) SATIZABAL COLLAZOS, la última persona en haberle
visto, tratado y haberle dado entrada a su vivienda, de la que como se dijo
atrás, salió sin vida”.

La Juez de primera instancia, con base en las


diversas declaraciones, así como en las pruebas técnicas allegadas
al plenario, basó su decisión de condena contra la ex funcionaria,
“a través del estudio de la propia indagatoria… de las declaraciones que conforman el
plenario, los dictámenes periciales, etc., y los indicios que emergen de esa

ponderación”, por cuanto no se recopilaron medios directos.

El Despacho judicial aludido, teniendo en


cuenta el protocolo de necropsia, determinó que el deceso del
abogado Jorge Eliécer Saavedra Lenis, ocurrió el día 7 de marzo
de 2002; “cuya prueba ninguno de los sujetos procesales presentó objeción”.

53
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Adujo, así mismo, que en un primer momento


parecería difícil determinar la hora de la muerte del jurista, pero
apoyada en algunos testimonios “absolutamente creíbles” y en la
injurada rendida por la procesada, esa incógnita fue despejada
acertadamente. Con este fin trajo a colación los actos
cronológicamente conocidos vertidos en el proceso, como la
declaración de Marco José Nivia Gil, quien informó que estuvo en
el apartamento de la víctima desde las 8:00 de la mañana y al
medio día el abogado recibió en su celular la llamada de la Juez,
para recordarle que debía cumplir la cita con ella a las 2:00 de la
tarde.

Luz Mary Buendía Pinzón, informó que ese 7


de marzo de 2002, habló con su novio a las 10:30 a.m., y luego al
medio día, como a las 12:30 p.m., donde acordaron verse para
almorzar en la “churrasquería”, pero su pareja no concurrió al
encuentro.

Julián Eduardo Saavedra Bedoya, hijo del


obitado, declaró que estuvo en compañía de su padre
aproximadamente hasta las 2:00 ó 2:30 de la tarde, cuando lo llevó
a su casa, la cual es cerca de la vivienda de la procesada y vio
cuando su progenitor siguió esa ruta, “es mas, esta persona refrenda la
presencia en el apartamento del interfecto, del señor Marco José Nivia Gil, lo que
confiere mayor credibilidad tanto a una como a otra declaración… en este tópico que
versa sobre el aspecto netamente cronológico”.

54
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Jorge Astaiza Bolaños, recibió en el Colegio


las llamadas de la víctima, con un intervalo de 5 minutos,
alrededor de las 2:10 de la tarde. Luego, entonces, para la Juez de
conocimiento, más allá de las 2:30 p.m., no existe algún registro
cronológico que demuestre que aún estuviese con vida Jorge
Eliécer Saavedra.

Jorge Ríos, celador de la Unidad residencial


Cañaverales II, plasmó en el folio 144 del libro de entradas y
salidas del conjunto “que siendo las doce de la noche del 7 de marzo de 2002,
llamó a la policía para que revisaran el carro CBY-612, marca Mazda, de color

verde”, pero los uniformados lo dejaron allí, por cuanto el vehículo

no era requerido por alguna autoridad; el testigo, comunicó que el


referido automotor fue visto por él, desde las 8 de la noche.

Por tanto, concluyó la judicatura que la


muerte del abogado ocurrió en el lapso de las 2:30 de la tarde a
las 8 de la noche, “de manera que este parámetro de tiempo, nos permite
preguntarnos entonces, qué se encontraba realizando Saavedra Lenis (qepd) en ese
interregno, con el propósito de escudriñar eventuales hipótesis; pero lo único que
registran los infolios es que el hoy obitado iba a cumplir una cita en la casa de una
persona a quienes algunos de sus allegados conocían como la ‘Juez tercera o ‘la Juez”.

Así lo confirmó el testigo Nivia Gil, cuando el


abogado Jorge Eliécer, le comunicó que le iba a cumplir una cita a
la aludida funcionaria, una vez dejara a su hijo Julián en la
residencia de él.

55
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

A lo anterior se suma la versión de la propia


inculpada y la de su empleada Luz Dary Quintana Velasco, con
algunas diferencias; pero lo único cierto, en criterio de la
juzgadora, es que Jorge Eliécer Saavedra Lenis, se hallaba en la
residencia de la procesada a las 2:30 o algo más, “y ello también
constituye una especie de axioma o de principio del cual nadie se atreve a discutir”.

Ahora, para la Fiscalía y la Procuraduría, a no


dudarlo, en ese escenario se perpetró el homicidio, siendo parte
activa del mismo, la doctora LUZ MARÍA SATIZABAL, pues ella
informó que el abogado llegó con otra persona, no se demoró en la
vivienda y después arribaron varios hombres más, los cuales se
saludaron a la entrada de la casa con el acompañante de la
víctima, para luego acceder a la vivienda y pedirle unas cuerdas
para amarrar “algo” en el taxi. Ante la petición de los hombres, la
inculpada optó por cortar las cuerdas en donde colgaba la ropa
para su secado y pronto notó al letrado un poco nervioso, pero
como no había ningún tema pendiente, él abandonó su hogar.

Indicó el Juzgado que sopesada la versión


anterior con la declaración recibida a la empleada de la enjuiciada
Luz Dary Quintana Velasco, se evidencian un cúmulo de
“inexactitudes graves que de una parte debilita los pregones de la defensa, y por el
contrario refuerzan las proclamas incriminatorias de la fiscalía y de la procuraduría”.

Si bien puede decirse que entre las decisiones


judiciales podría existir confusión, respecto a la hora de la muerte
del abogado, ello no pasa de ser un simple enunciado, en el

56
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

entendido que los dos parten de las 2:30, sólo que la Juez la
extiende hasta las 8 de la noche y el Tribunal determinó al final de
su análisis como límite las 4:00; sin embargo, el camino
cronológico traído por la instancia inferior y no modificado en la
apelación, muestra con precisión que el hijo del hoy obitado, lo vio
partir a cumplir una cita, a las 2:00 o 2:30 p.m., poco más o menos
y jamás regresó a su casa.

Con los medios valorados concluyeron los


falladores: primero, que la procesada lo increpó vía celular para
recordarle la reunión que tenían; segundo, el hoy obitado, le
cumplió la cita a la ex juez; tercero, arribó a la casa de ella en el
interregno de las 2:00 o 2:30 de la tarde del día 7 de marzo de 2002,
en el automotor de propiedad de su novia Luz Dary Buendía
Pinzón; cuarto, el abogado se trató de comunicar con su hermano
Julio, pero como no lo logró, le dejó mensaje con el celador del
colegio sobre el peligro que corría su vida en la vivienda de la
imputada y quinto, después de esa hora no se le volvió a ver con
vida, sino cuando se halló su cuerpo al interior del baúl del carro
que conducía, en las circunstancias deplorables, varias veces
descritas.

Para la Sala lo expuesto por los juzgadores es


el reflejo de la valoración objetiva de los medios probatorios
arrimados a la actuación, sin que los supuestos excesos
demandados tengan connotación jurídica alguna, en tanto, se
infirió la hora de la muerte del letrado con base en las

57
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

declaraciones de varios testigos, sobre las llamadas que recibió el


abogado y en la necropsia, por ende, el falso juicio de existencia
como el falso juicio de identidad no tienen ninguna
transcendencia.

8.2. Una nueva tesis a constatar se refleja en si


el teléfono celular de la víctima, como lo asevera el defensor,
recibió una llamada a las 4:15 de la tarde, entonces ¿por qué no fue
motivo de análisis por los falladores este hecho?

Para resolver tal cometido, es preciso resaltar


el reclamo del demandante:

“Que el abogado (occiso) JORGE ELIÉCER SAAVEDRA LENIS, el


siete (7) de marzo de 2002, se comunicó con su compañera permanente
LUZ MARY BUENDÍA PINZÓN, pues esta le agradece este hecho,
identificándose como ‘LM’. Ello tuvo ocurrencia en las horas de la
tarde, exactamente a las dieciséis (16) horas y quince (15) minutos
P.M., es decir, cuando eran las cuatro (4) y quince (15) minutos de la
tarde, del siete (7) de marzo de 2002, hora y fecha en la que la Fiscalía,
Juez Penal del Circuito y el propio Tribunal Superior, Sala Penal, de
Santiago de Cali consideraron se había producido el homicidio del
abogado… (Cfr. Folio 55 del plenario”. (Subrayado de la fuente).

En la actuación7, se halla el listado de


mensajes recibidos al beeper de Jorge Eliécer Saavedra Lenis,
aportado por la empresa Cellbeeper y, allí se lee la siguiente
anotación:

“Sent: 3/07/2002 16:15:23 Operator: FA Acknowledge: Sequence:


422-80510. Menssage: GRACIAS POR DEVOLVER LA

7
Ver folio 55 del c. o., 1.

58
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

LLAMADA, TU COMO SIEMPRE CONMIGO TAN LINDO!


LM”.
Como se puede percibir, el actor tergiversa el
sentido objetivo de la prueba, dando a entender que la víctima se
comunicó el 7 de marzo con su novia a las 4:15 de la tarde, cuando
lo evidente es todo lo contrario: ella le envió el “mensaje” a él. Por
tanto, la judicatura no puede ocupar su tiempo en realizar análisis
por fuera de la contemplación del medio, como lo pregona el
togado. Sin embargo, la pregunta es: ¿qué se infiere del “mensaje”? y
la respuesta es obvia: Jorge Eliécer se comunicó con su pareja
antes de las 4:15 p.m., justo por ello, la dama le agradece. En la
misma línea, la Sala vuelve a interrogarse; si ello es así, ¿cuál fue la
hora en la que el hoy obitado la llamó? Para contestar, es preciso
realizar el siguiente recorrido probatorio:

Luz Mary Buendía Pinzón, le comunicó a la


justicia en su primera declaración (8-3-02) que habló con su
compañero permanente el 7 de marzo de 2002, a las 10:30 a.m., y él
le incumplió una cita para almorzar; luego, le envió muchos
mensajes vía beeper a las 3:00; 3:37; 4:00; 5:30; en total fueron 8 y
varias llamadas al celular, pero ninguno contestó.

El día 13 siguiente, la declarante referida


amplió la diligencia y sobre lo anotado, informó:

“Llegué a la churrasquería y pregunté por él, no había llegado, terminé


la actividad antes de las 3:00 de la tarde y llegué a mi apartamento
eran exactamente las 3:10 de la tarde y le coloqué un mensaje, el cual
dice: “amor estoy en el apartamento llammame (sic) L.M.” (sic) esperé
media hora tiempo suficiente para que él me devolviera la llamada,

59
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

volví y le coloqué otro mensaje, que me llamara, tampoco lo contestó,


yo me iba para una reunión a la sede de Rodrigo Rivera y salí de allí a
las 4:20 P.M. mas (sic) o menos, le coloqué un mensaje nuevamente…
al ver que Jorge no se reportaba conmigo, me sentí muy inquieta , eran
más o menos las 6:30 de la tarde , llegué a mi apartamento tipo 8:30 de
la noche y le pregunté a mi hijo que si había llamado Jorge, me dijo que
no… Jorge no tenía teléfono en su apartamento, hable con el hijo… yo
le dije que estaba preocupada que Jorge me había dejado esperando en
la churrasquería y que a esa hora 9:15 o 920 de la noche no había
recibido una llamada de él y varios mensajes. Me despedí de su hijo”.

Como se observa, la compañera


sentimental de Jorge Eliécer, jamás afirmó que él se hubiese
comunicado con ella a las 4:15 de la tarde del 7 de marzo de
2002, como lo tergiversa el defensor. Por ende, la lógica le
indica a la Sala que como el abogado no se había comunicado
vía celular o beeper con su novia, como era su costumbre,
sella le envió varios mensajes extrañada por su silencia, para
convencerlo que la llamara.

Si se quiere tener mayores elementos de


juicio, es preciso traer a colación los mensajes remitidos por
Luz Mary Buendía Pinzón, al beeper de su novio, el día de
marras:

1) Sent: 3/07/2002 6:54:33… ‘SI TE ES POSIBLE REGALAME UNA


LLAMADA’. LM.

2) Sent: 3/07/2002 15:08:20… “FVR COMUNIC, CON LM”.

3) Sent: 3/07/2002 15:08:20… “JULIO LLAMÓ. LO TIENE PREOCUPADO


HA LLAMADO 2 VECES LLAMALO… SI QUIERES IR HAY UNA
REUNIÓN EN LA SEDE A LAS 4 EN LA SEDE… LM.

4) “Sent: 3/07/2002 16:15:23… “GRACIAS POR DEVOLVER LA


LLAMADA, TU COMO SIEMPRE CONMIGO TAN LINDO! LM”.

5) “Sent: 3/07/2002 17:48:25… “LM”.

60
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

6) “Sent: 3/07/2002 20:22:22… “ESTOY EXTRAÑADA DE TU SILENCIO,


CUENTEME QUE PASA… LUZ MARY”.
7) “Sent: 3/07/2002 20:42:28… “… ALGUNA… LUZ MARY”.

8) “Sent: 3/07/2002 21:26:06… “AMOR POR FAVOR LLAMAME, ESTOY


MUY PREOCUPADA. L.M.”.

Es claro para la judicatura que en todos


los mensajes dejados por Luz Mary Buendía Pinzón, jamás se
puede colegir que su novio la hubiese llamado la tarde de
aquel nefasto día, entre otras cosas, el motivo de ataque, como
lo fue el recado dejado a las 16:15:3 horas, está antecedido y
precedido de la incontrolable sorpresa de su compañera
sentimental por el largo silencio de su enamorado para
comunicarse; máxime si como ella declaró, se hablaban por
esa vía, máximo cada hora y por eso trata la mujer, por todos
los medios, llegar a él, por intermedio de sus hijos o de su
hermano Julio, sin ningún resultado positivo: esa es la razón
y no otra, por la que ella le agradece una llamada que la
víctima nunca le hizo.

De manera pues que no podían las


instancias valorar una hipótesis que solo existe en la mente
del defensor al tratar de transmutar los hechos a su favor, sin
ningún argumento que la avale; incluso, como simple
posibilidad real. Ni siquiera se tomó la molestia el togado de
analizar en su integridad las diversas pruebas recopiladas por
los funcionarios que administran justicia, como es el caso, de
la misma testigo, Luz Mary Buendía Pinzón, en donde aclaró
lo siguiente:

61
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

“… el día jueves antes de las 7:00 de la mañana le coloqué un mensaje


beeper… en el que le decía que si le era posible me regalará una
llamada, yo siempre en los beeper le firmó L.M. (sic) pues así me
llamaba él siempre ante sus amigos… siempre le firmaba así a menos
que estuviera enojada que le firmaba LUZ MARY”.

Es por ello que aparecen los mensajes


remitidos con la sigla “LM” o con el nombre de “LUZ MARY”, aclara
la Sala, en tanto, las instancias le imprimieron credibilidad,
además, por tener consistencia con el resto del plexo probatorio.

Luego, cuando el actor cuestionó al Tribunal,


en el sentido “… que, si el abogado SAAVEDRA LENIS, se comunicó con su
compañera LUZ MARY BUENDÍA PINZÓN, a las cuatro (4) y quince (15)
minutos de la tarde del siete (7) de marzo, éste a esa hora y fecha, aún se encontraba
con vida, lo que se contrapone de manera radical a una de las conclusiones a las que

arribó la segunda instancia”. Tal afirmación y su correspondiente


conclusión superficial y sofística, objetivamente no se compadecen
con la realidad procesal, como lo viene demostrando la Corte.

8.3. Otro punto de censura fue el concerniente


a las amenazas dejadas en el beeper del abogado, con ocasión a su
ejercicio profesional en el área de las tutelas, como lo declaró Luz
Mary Buendía y Alberto Rojas. Ante este cuestionamiento, es
pertinente enseñar que la testigo expresó que su novio no le
contaba muchas cosas de su vida laboral; sin embargo:

“… hace unos cinco meses el chofer que él tenía JORGE CORREAL,


me dijo que a Jorge lo estaban amenazando porque a la gente de
EMCALI le estaban descontando la plata de una tutela que había

62
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

ganado, yo me asusté y le comenté a un amigo sobre ese comentario,


averiguaron y parece ser que el problema lo solucionaron pues Jorge
me había dicho que eso era culpa de Cristina Salazar Abogada (sic) en
ese tiempo de él estaba con ella, en ese tiempo él tenía suspendida su
matricula… después con el tiempo llegó otro fallo diciendo que iban a
hacer devolver la plata de EMCALI, él me dijo que ya habían
solucionado ese problema, no me dijo como (sic)”.

Julio César Saavedra Lenis, en la causa


afirmó que fuera de las “amenazas” lanzadas a su hermano por la
Juez Tercera y debido a la cantidad de poderdantes, entre
seiscientos a mil, “de pronto amenazas como la de llamarme a mí y decirme pilas
con el Dr. Saavedra que no se nos va a torcer, pero específicamente alguna otra
persona no”.

Gustavo Adolfo Saavedra Lenis, declaró en


el juicio el 16 de octubre de 2002, sobre las “amenazas” referidas por
Luz Mary Buendía, lo siguiente:

“Las empresas Municipales, en forma arbitraria le descontó de los


salarios y pensiones a los funcionarios que habían demandado… pero
eso habia (sic) sido mucho tiempo atrás (sic), de al momento de
ocurrirse el homicidio de mi hermano, en donde esos hechos fueron en
su debido momento, y oportunamente fueron aclarados con los mismos
empleados de Emcali, razón por la cual yo no veo conexidad alguna de
estos hechos… con el homicidio de mi hermano”.

La testigo María Fernanda Anaya Díaz, ex


esposa del abogado, refirió en el juicio el 1 de abril de 2004, que el
padre de sus hijos estaba amenazado, que él contrató un
conductor de nombre Jorge Correal quien andaba armado, que
Jorge Eliécer tuvo una relación sentimental con la abogada que le
tramitaba las tutelas de nombre Carmen Cristina Salazar Rosero,

63
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

mujer que le envió un sufragio, por los diversos problemas


amorosos y laborales que tuvieron, e incluso, sabe por boca de la
familia Saavedra Lenis, que la Juez Tercera también quería sacar
provecho de su litigio con los casos que se llevaban en su juzgado
y por eso él estaba amenazado también.

Álvaro Pio Saavedra Lenis, el 2 de febrero de


2004, en la etapa de la causa, manifestó que respecto a las
amenazas expuestas en diligencia por Luz Mary Buendía Pinzón,
“no conoce dicha información de fondo, pero después se verificó que el caso de
homologación de los salarios de la Gobernación de 131 empleados, era con la Dra. Luz
Maria (sic) Satizabal”.

Jorge Eliécer Correal Herrera, conductor de la


víctima por algún tiempo, manifestó que él si le dijo de las
amenazas a la novia de su jefe, Luz Mary Buendía Pinzón y a la
par indicó:

“Eso fue un comentario de alguien un señor Lucho, yo no se si él viva


todavía, el (sic) si habló de Jorge, que era un abogado que llevaba las
tutelas del Municipio, que el (sic) había escuchado de un tipo llamado
Piolin (sic) que le estaban pagando para matar al Dr. Saavedra, no se
si se lo dije a él personalmente a (sic) se lo dije a Luz Mary. Lo último
que supe de Lucho N. fue que le pegaron varios tiros… no se quien sea
Piolin (sic)… Sobre las amenazas no tengo entendido, tendría que
recordarme eso de 4 personas que le iban a quitar la vida pero que yo
haya dicho aquí en la Fiscalía jamás”.

María Cristina Salazar Rosero, testificó en el


juzgado de conocimiento y allí expresó ser la abogada que
trabajaba en la oficina de Jorge Eliécer Saavedra y con ocasión de
las amenazas, enfatizó:

64
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

“… con relación a las supuestas amenazas que recibió el Dr. Saavedra,


por parte de un personal a quien se le llevó el caso de tutela ante
EMCALI, nunca se verificó ni se corroboró nada al respecto. Esa
situación se dio a raiz (sic)de un comentario que el mismo Dr.
Saavedra me dijo a raíz de que ese grupo de técnicos lo estaban
buscando para hacerle una consulta, y como no lo podían encontrar a
él, fueron hasta mi casa, dos o tres de ellos, pero como yo no me
encontraba no se quienes fueron, no se sus nombres, posteriormente
ellos, me hicieron una llamada telefónica para preguntarme que (sic)
paso tenían que hacer, para evitar que EMCALI les siguiera
descontando de su sueldo la sentencia pagada, sin una orden judicial,
y me preguntaron donde (sic) podían localizar al Dr. Saavedra, y como
el Dr. Saavedra nunca daba respuesta alguna, pues ellos se enojaron, y
después el Dr. Saavedra me comentó que lo habían llamado para
amenazarlo pero nunca me dijo en que (sic) consistieron las amenazas
ni quienes las habían hecho. Además, este hecho sucedió casi un año
atrás de la muerte de él. Yo era la abogada titular de ese negocio y a mi
nunca me hicieron ningún tipo de amenazas ni de nada por parte de
este proceso… hago claridad que las amenazas que él había recibido
nunca fueron corroboradas, por eso habló de una supuesta amenaza”.

La Sala constata con el recorrido probatorio


atrás realizado que las amenazas lanzadas a Jorge Eliécer, no
tuvieron relación directa con su deceso, pues los declarantes son
enfáticos en afirmar que las mismas no eran relevantes como para
relacionarlas con ese fin antijurídico. Luego no le asiste ninguna
razón al libelista en sus cavilaciones y menos para rechazar la
declaración del taxista Jaime Astaiza Bolaños, bajo esos
presupuestos erráticos, por cuanto, fueron claros en aseverar que
los pensionados de EMCALI estaban molestos por los descuentos
de nómina, más nunca se demostró la participación activa de los
mismos contra la humanidad del jurista, como lo pretende hacer
ver el demandante.

65
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Por otro lado, la novia de Jorge Eliécer, hizo


el comentario de las famosas amenazas, pero ella misma, como se
constató, aseguró que todo se había arreglado con los
pensionados. Visto así el panorama, lo único que se puede
observar por parte del actor, fue su estrategia de no referirse a
todo el acervo probatorio, para sacar provecho de aquellos
fragmentos, sin ninguna contemplación objetiva e integral de los
mismos y dejando como violación principal, ese hecho, de por sí,
distorsionado y sopesado de manera desatinada, al pretender
convocar una tergiversación con otros medios, lo cual es
inadmisible e ilógico.

8.4. El actor indicó que la víctima el día 7 de


marzo de 2002, realizó varias llamadas desde su celular a partir de
las 8:00 de la noche y, desde luego, como se comunicó con “terceras
personas”, a esa precisa hora, lo obvio en su sentir, es que Jorge

Eliécer todavía se encontraba con vida y con tantas


equivocaciones en las conclusiones por parte del Juez Plural, lo
único viable es sostener que su patrocinada fue condenada de
manera injusta; exactamente dijo el profesional del derecho
respecto a este cuestionamiento:

“… a las ocho (8) y cuarenta y dos (42) de la noche –de esa fecha-
nuevamente hizo comunicación con otras personas no identificadas,
sosteniendo un diálogo telefónico de diez (10) minutos y treinta y
cinco (35) segundos, si atendemos la información técnica
suministrada… sin dubitación alguna es forzoso concluir, que el
abogado… salió con vida de la casa de habitación donde residía mi
representada”.

66
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

En el infolio citado se ubica una lista de 41


números de teléfonos, remitida por la citada empresa
BELLSOUTH, perteneciente al número celular 5303418 a nombre
del hijo del hoy obitado Andrés Saavedra Bedoya, el cual
utilizaba la víctima el día de su deceso, donde se lee: “REGISTRO DE

LLAMADAS ENTRANTES DISPONIBLES EN EL SISTEMA”.

Con todo, la prueba documental enseña lo


siguiente: primero, las llamadas son exclusivamente “entrantes” más
no salientes, es decir nunca las realizó el hoy obitado, como lo
quiere hacer ver el demandante de manera errada; segundo, para
el día objeto de investigación, esto es, el 7 de marzo de 2002,
únicamente se encuentran tres con las siguientes características:

Teléfono Fecha Ruta_en Ruta_sa Hora_in Duración

334754568 07-mar-02 OC7CALI C058CTO 15:15:48 0:10:35

325524639 07-mar-02 OC7CALI C005ATO 16:55:41 0:00:42

323321247 07-mar-02 OC7CALI C058CTO 21:07:10 0:00:41

Tercero, como se puede observar la llamada


que tiene una duración de 10:35 minutos, se recibió a las 3:15 de la
tarde, jamás por la noche, cuarto, no se entiende de dónde sacó el
defensor la hora de 8:42 p.m., pues allí se plasmaron como
recibidas a las consiguientes: 3:15; 14:55 y 9:07; quinto, las dos
últimas llamadas entrantes tuvieron una duración de 42 y 41
segundos; sexto, el número celular 334754568, en la página citada
por el actor, tiene del 1 al 8 de marzo de ese año, 9 llamadas
recibidas, lo cual indica que se trataba de una persona cercana a él

67
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

y por ese medio a esa hora estaba vivo (3:15): hipótesis


demostrativa que se ajusta a lo expuesto por las instancias, en
tanto, concluyeron que la ex funcionaria arribó a su oficina
judicial, a las 4:00 de la tarde, como lo afirmó el conductor del taxi
que le llevó el celular al Juzgado a la inculpada.

Es más, el abogado y amigo de la procesada


Luis Eduardo Pantoja García, declaró en el juicio sobre este
punto, en el entendido que él le puso un beeper y la llamó al
Juzgado Tercero para felicitarla por la conmemoración del día de
la mujer; en los siguientes términos:

“… me informaron que no estaba en ese momento, llame más o menos


a las 3 o 4 de la tarde. Había transcurrido mas (sic) de una hora entre
el momento que coloque el beeper y la llamada que había hecho, y como
ella no me llamó le mandé un beeper”.

Entonces, el mensaje al beeper fue enviado


por Pantoja García, a las 3:00 de la tarde y a las 4:00 p.m., se surtió
la llamada que realizó al Juzgado, donde le comunicaron que su
amiga no se encontraba allí, con lo cual, queda totalmente
corroborado el hecho cierto, que la ex funcionaria arribó a su
oficina judicial a la última hora señalada.

Siendo ello así, como se viene estudiando, el


defensor fue el único que tergiversó los medios probatorios por él
atacados, para beneficiar a su mandante y en esas condiciones, sus
conclusiones, tampoco en este apartado, resultan objetivas, como

68
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

para sostener que Jorge Eliécer salió con vida de la casa de la


procesada: las instancias acertaron en sus valoraciones.

8.5. También afirmó el libelista que el


Tribunal no valoró la versión de su prohijada, cuando dijo que la
víctima permaneció en su vivienda por espacio de quince (15) o
veinte (20) minutos, “en compañía de otro sujeto sin que se lo presentara”.

Sobre este específico punto aseveró el Juez


Colegiado, que la inasistencia de la ex funcionaria a su sitio de
trabajo para llevar a término una audiencia de conciliación, el
mismo día, a las 3:00 p.m., conlleva a brindarle más solidez a la
prueba incriminatoria elevadas en su contra y si se acepta que la
víctima estuvo en el inmueble de la hoy condenada, sólo 15
minutos, “entonces habría tenido tiempo suficiente para regresar a sus labores”.

Entonces, frente a lo expuesto en la demanda,


la instancia superior sí valoró la justificación de la procesada en
cuanto a los quince (15) minutos indicados, luego el falso juicio de
existencia por omisión, quedó sin piso demostrativo. Amén que de
verdad es extraño por no decir confuso a tono con las reglas de la
experiencia que llegue una persona a la casa de otra acompañada,
se les permita el acceso y no sea presentada a los moradores de la
misma: esta excusa de verdad se cae de su peso.

Ahora bien, dicho análisis resulta negativo a


los intereses de la procesada, por cuanto, se concluyó que

69
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

aceptando tal afirmación, como viable, ella de todas formas es


coautora del delito imputado, por haber regresado a su Despacho
dos horas después de las dos de la tarde, sin interesarle su horario
ni las obligaciones laborales que tenía pendiente, menos aún, el
hecho de recuperar su celular de manos de un desconocido como
era el taxista.

8.6. Las demás justificaciones de la inculpada,


fueron valoradas por las instancias, contrario a lo aseverado por el
togado, como se puede ver:

a) En su injurada le comunicó a la justicia que


el motivo por el cual la víctima hizo presencia en su casa, fue para
preguntarle el estado de un proceso disciplinario adelantado en su
contra. Sin embargo, la llamada que le hizo a JORGE ELIÉCER
SAAVEDRA a su residencia, donde se mostró ofuscada y lo
conminó para que no se escondiera y le cumpliera la cita a la hora
previamente pactada: 2:00 p.m., “permite colegir que ese no era el simple
motivo de la presencia del abogado en el domicilio de la inculpada.

b) Referente al hecho de que el letrado arribó


a la casa de la ex funcionaria junto con otra persona y, tiempo
después, en un taxi aparecieron otros sujetos; todos desconocidos
para ella, en tanto, uno le pidió prestada una cuerda para atar un
objeto al vehículo e instantes después la doctora SATIZABAL
COLLAZOS, decidió entregar no la cabuya ni cuerda que tenía

70
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

guardada, sino cortar la que estaba en uso en la zona de


lavandería de su casa.

Ante esto, el Tribunal expresó:

“No entiende la Sala que teniendo varias cabuyas sin usar que
indudablemente le servían para regalárselas a los completos
desconocidos que se las pidieron, opte por cortar las que usaba sin
interesarle primero el motivo por el cual se las pedían, y segundo que
prefirió ceder las que utilizaba aún sabiendo que desconocía a los
sujetos y que por ello no estaba en la obligación de desacomodarse para
acomodar a unos completos extraños”.

c) En lo concerniente a la presunta visita que


realizó la inculpada el 7 de marzo de 2002 a su amiga Amanda
Leonor Aparicio Arriaga, “exactamente a la hora del crimen”, la
magistratura rechazó tal argumento: primero, por cuanto el
togado se reunió con la procesada a partir de las 2:00 de ese
fatídico día, lo cual se contradice con la hora brindada por la
testigo Aparicio Arriaga, de 1 a 3 de la tarde; segundo, si ello fue
así, en gracia de discusión, dicha situación no la desvincula del
homicidio, “en la medida que lo único que con ello se comprueba es que antes de
ocurrir la visita del abogado, estuvo la infractora en otra vivienda y nada más”.

d) Javier Alberto Zúñiga (conductor de taxi),


desmintió a la encausada sobre la hora de arribar a su sitio de
trabajo, pues mientras ella anunció que regresó al Juzgado
después de almuerzo o un poco más tarde, el mencionado testigo,
afirmó que le llevó el celular “después de las dos de la tarde”, luego, a las
4:00 p.m., volvió al despacho judicial para devolverle el móvil que

71
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

se le había quedado a la ex funcionaria en su vehículo “y tampoco


encontró a la dueña”.

Justo aquí, expresó el Juez Plural:

“Lo anterior simple y llanamente indica que hasta poco después de las
cuatro de la tarde la señora LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS,
no había regresado a la oficina a laborar, lo que en últimas nos da un
margen de dos horas aproximadamente para que la misma ejecutara los
actos homicidas aquí juzgados, teniendo en cuenta que se entrevistó
con el abogado a partir de las dos de la tarde y que hasta las dos y
media de la tarde se supo que aún estaba con vida el abogado según la
llamada que realizara a su hermano”.

8.7. Por otro lado, dejó bien en claro la


primera instancia que en el aparato celular del abogado, quedó
registrada una llamada

“… efectuada a la una y 29 minutos de la tarde del 7 de marzo de


2002, y el número de donde se hizo… se encuentra en la memoria del
teléfono celular de Jorge Eliécer Saavedra Lenis, como perteneciente a
‘la Juez tercera”.

Hecho indicante e incriminatorio que no fue


atacado por el defensor, el cual corrobora sin duda alguna, la
llamada ofuscada que recibió la víctima Jorge Eliécer de la
inculpada cuando estaba en la ducha; con él se demuestra el
ánimo pendenciero de la encartada que no se compadece con una
simple charla sobre un proceso disciplinario y, por esa vía,
también dejó sin piso su arremetida, en la medida que la
declarante, para esa hora se encontraba en su vivienda, esperando
a Jorge Eliécer, como lo infirieron los falladores de los diversos

72
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

medios recopilados y ella lo aceptó; solo que el motivo del


encuentro fue diverso al narrado por SATIZABAL COLLAZOS.

La acusada se encontraba en su casa cuando


se le causó la muerte al letrado y la coartada de su amiga Aparicio
Arriaga como la del portero de la unidad residencial, tienen
considerables inconsistencias, que le restan mérito probatorio,
como la falta de rigurosidad en las anotaciones de los libros del
conjunto, hasta el punto que registraban las entradas y salidas de
los moradores del lugar; no obstante, ello no pasó en relación con
la visita de SATIZABAL COLLAZOS y, mucho menos, existe
certeza de la hora exacta en la que la procesada arribó a la
residencia de su amiga; en tanto, aquella declara que fue entre la 1
y 3 de la tarde: “quiere decir lo anterior, en gracia de discusión, que si fuese
cierto el encuentro, pudo haberse presentado entre la una y dos de la tarde, y no
después como lo quiere hace ver… la defensa”.

La acriminada, indicó la funcionaria penal, se


repite, jamás arribó a su sitio habitual de trabajo antes de las 4: 00
de la tarde, ese 7 de marzo de 2002, tal como lo relata el conductor
del taxi Javier Alberto Zúñiga, quien sostuvo que la buscó en las
instalaciones del Juzgado Tercero Civil, para reintegrarle el
aparato celular que ella había dejado en su vehículo de servicio
público, “como tipo once y media de la mañana hasta las cuatro de la tarde que lo
entregué”.

Por lo anterior, a la encausada no se le dio


credibilidad en cuanto a su traslado a la casa de su amiga Amanda

73
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Aparicio y, si se aceptara tal hipótesis, “tampoco se puede concluir que


estuviese en esa vivienda después de las dos y media de la tarde… Dicho de otro
modo, la precitada de haber regresado a laborar esa calenda, lo hizo después de las 4
P. M., lo que confiere un término aproximado de dos horas, como mínimo, en el que
se hubiera podido desarrollar el homicidio en los términos que hemos venido
planteando”.

Tanto la magistratura como el juzgado de


conocimiento, coinciden en las circunstancias fundamentales para
rechazar de plano la versión de la hoy condenada, como las
coartadas generadas a partir del supuesto encuentro con su amiga
Amanda Aparicio y la del celador quien tenia la obligación de
registrar a todas las personas que entren o salgan del conjunto, no
lo hizo así, en este caso especial, como debía de haberlo hecho.

8.8. El Tribunal de Cali, en criterio del


defensor, tampoco tuvo presente en sus consideraciones las
declaraciones de Holmes Orlando Gutiérrez, María Isabel
Rodríguez Barajas y Hugo Javier Andrade Obando.

Siendo ello así, el Juzgado Cuarto Penal del


Circuito de Cali, realizó un resumen del contenido de los medios
probatorios compilados en la instrucción y la audiencia de juicio
oral, como la ampliación de la injurada a SATIZABAL
COLLAZOS y las declaraciones de Julio, Gustavo Adolfo y
Álvaro Pío Saavedra Lenis, Héctor Fernando Holguín Becerra,
Carmen Lilia Bedoya Florez, Amparo Franco Andrade, Nubia
Elsa Sánchez, Javier Alberto Zúñiga, Felipe Antonio Carvajal,

74
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Jorge Eliécer Correal Herrera, Jaime Astaiza Bolaños, María


Cristina Salazar Rosero, Luis Eduardo Pantoja García, Amanda
Leonor Arango Ariza, Carmen Lilia Bedoya Flores, María
Fernanda Anaya Díaz y Luz Mary Buendía Pinzón.

En atención a las declaraciones de los


empleados del Juzgado Tercero Civil Municipal de Cali, Holmes
Orlando Gutiérrez Vieira, María Isabel Rodríguez Barajas y de
Hugo Javier Andrade Obando, esposo de la amiga de la
procesada, Amanda Leonor Aparicio; en principio podría tener
razón el impugnante, cuando aseveró que las instancias no los
valoraron; sin embargo, el actor le restó importancia a lo
expresado por la funcionaria de conocimiento; por cuanto, para
hincar la judicatura su decisión de condena contra LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS, aclaró que no se recopilaron medios
directos, sino que todo se valoró “a través del estudio de la propia
indagatoria de la procesada, de las declaraciones que conforman el plenario, los

dictámenes periciales, etc., y los indicios que emergen de esa ponderación”.

En esas precisas condiciones se entiende que


todos los testimonios fueron objeto de valoración probatoria, sin
que sea preciso, plasmar los nombres de cada uno, para restarle o
no credibilidad; en tanto, como en el caso de estudio, tomó
aquellos que le ofrecían mayor coherencia jurídica, después de
sopesarlos –incluso, no solo los señalados en la censura- y los
analizó en conjunto con base en los postulados de la sana crítica,
en cuanto a sus divergencias y convergencias, como por ejemplo,

75
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

la declaración del taxista, la cual por ser una persona ajena a todo
el recorrido fáctico, informó a la judicatura –como atrás se dijo- las
veces que había ido al juzgado a entregar el celular de la ex juez
SATIZABAL COLLAZOS y la última vez que arribó allí, a las
4:00 de la tarde, cuando lo recibió María Lorena según lo indicó la
escribiente del Juzgado María Isabel Rodríguez Barajas y le
entregó como recompensa diez mil pesos.

Por otro lado, la declaración de Hugo Javier


Andrade Obando, es de oídas y nada le aportó al esclarecimiento
de ese preciso hecho, incluso, él fue enfático en afirmar que estaba
durmiendo cuando supuestamente a su esposa Amanda Leonor
Aparicio, la visitó la ex juez para comprarle lasañas; cuando
expresó: “no la vi ni la escuché ni la sentí yo estaba dormido” y en relación a
la obligación de los porteros de registrar a las personas en los
respectivos libros que se llevan en el edificio donde viven,
sostuvo: “… de pronto anotan las personas como raras, no se por que (sic) no la
anotaron… si fué (sic) o no porque como le digo yo no la vi”.

Holmes Orlando Gutiérrez Viera8, es natural


de Yotoco (valle), de 37 años de edad, soltero, abogado y
secretario –para esa época- del Juzgado Tercero Civil Municipal
de Cali, reveló que conoció a Jorge Eliécer Saavedra Lenis, que las
tutelas por nivelación salarial fueron tres: 1) contra el C.U.C., en el
año 2000, la recuerda por el volumen de los folios, porque además
el fallo fue “favorable” a las pretensiones del amparo y en segunda
instancia –Juez 7º Civil del Circuito del lugar- la revocó, 2) la
8
Ver folio 308, c. o., 2.

76
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

interpuesta en el año 2001, contra el Municipio por primas


técnicas, se negaron los amparos, fue confirmada y 3) la
presentada contra la Gobernación, en el último año citado, los
accionantes eran entre cien o ciento veinte, a ellos se les negó un
solo punto, los demás, fueron “favorables”; el superior la revocó en
su integrad y la Corte Constitucional confirmó lo resuelto por la
segunda instancia.

Indicó el testigo, que a la doctora Satizabal


Collazos, le iniciaron tres disciplinarios por las tutelas; el último,
fue porque dejó “meter” a un abogado en una diligencia que nada
tenía que ver, que resultó ser el hoy occiso. Hecho de gran valía
del que tampoco se ocupó el actor trabajar, pues con él, se
demuestra la relación puntual que existía entre ellos, máxime si
no podía fungir como abogado por tener suspendida su tarjeta
profesional o no querer participar de manera directa en el caso y
aunque el procedimiento civil permita una interferencia de esa
naturaleza, en el penal tiene otras connotaciones, si se reflexiona
de la mano de la prueba incriminatoria sopesada de manera
integral, como lo viene realizando la Sala.

Agregó el declarante Holmes Orlando


Gutiérrez Viera, que el día de los hechos, ese 7 de marzo de 2002,
ella arribó al despacho como a las 3:15 o 3:30 de la tarde
aproximadamente, “no recuerdo la hora exacta” antes de eso llegó un
taxista, María Lorena le recibió el celular al conductor y le dio diez
mil pesos; la Juez manifestó que se había demorado porque el

77
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

carro se le varó “esos (sic) fue uno de los motivos pro (sic) los cuales ella llegó
tardecito”.

No se pierda de vista la “hora” de llegada al


juzgado de la procesada, según el empleado de la ex funcionaria,
la fijó en las 3:15 o 3:30 de la tarde; pero resulta que él no es
consciente si ello es verdad o no; luego, su testimonio es de poca
monta, no es claro, concluyente ni asertivo, justamente, porque
dijo no acordarse de la “hora” precisa de llegada de su jefa al
Despacho: en esas condiciones, por sustracción de materia, fue
rechazado y, aunque han debido los juzgadores realizar la
valoración excluyéndolo, este vicio por si no es transcendente si se
relaciona con la carga probatoria reunida contra SATIZABAL
COLLAZOS.

A María Isabel Rodríguez Barajas, la Fiscalía


le recibió declaración el 27 de mayo de 2002, dijo ser natural de
Palmira (Valle), de 39 años de edad, casada, con 3 años cursados
en derecho en la Universidad Libre y, para año de marras, se
desempeñaba como escribiente del Juzgado Tercero Civil
Municipal de Cali, además, informó que conocía a la encausada
desde hacía 6 años; narró las horas en las que la Juez
acostumbraba llegar a la oficina, (de 8:15 a 8:30 en la mañana y de
2:15 a 2:30 en la tarde hasta las 6:00 p.m.), recordó las tutelas que
se tramitaron en ese Despacho, vinculadas con la oficina del
abogado Jorge Eliécer Saavedra Lenis; contó el suceso en la
Gobernación cuando la Juez dejó estar presente en una diligencia

78
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

al hoy obitado; el 7 de marzo de 2002, lo recuerda muy bien por


una conciliación que no se realizó por cuanto las partes decidieron
realizar un arreglo extraprocesal y que la Dra. SATIZABAL
COLLAZOS se quedó hasta la 1:00 de la tarde “luego dijo que se iba
para la casa a almorzar”. Además, indicó:

“Ese dia (sic) lo recuerdo mucho, porque ella llamó al despacho y dijo
que como tenía su carro varado, entonces se había desplazado en un
taxi y en el mismo se le había quedado el celular que por favor el
taxista se había comunicado con ella que mientras ella llegaba le
dieramos (sic) diez mil pesos al joven del taxi el cual llevó el celular de
la Doctora Luz Maria (sic) al Juzgado no recuerdo la hora en la
tarde… Más o menos a los 10 minutos llegó ella al despacho y nos
preguntó si ya le habían llevado el celular y ella continuó laborando
todo el resto de la tarde”.

Como se aprecia, las declaraciones de Hugo


Javier Andrade Obando, Holmes Orlando Gutiérrez Viera y
María Isabel Rodríguez Barajas, no fueron ignoradas de las
valoraciones judiciales y, para redundar en garantías, la Sala se
explayó en sus contenidos, con el fin de significar que ninguno
aportó datos nuevos o relevantes en defensa de la inculpada que
desquicien lo decidido en instancias: por el contrario, si se quiere,
los empleados del Juzgado Tercero Civil, trataron de auxiliar a su
jefa no siendo explícitos respecto a la hora de llegada de la misma
el día de los hechos, es decir, que el testimonio del taxista, se
presenta libre de prejuicios y por esto se le otorgó total
credibilidad, por encima de aquéllos, tal como lo informaron los
falladores.

8.9. También anunció el libelista que fueron


omitidas por la judicatura las declaraciones rendidas por Gustavo

79
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Adolfo Saavedra Lenis, Luz Mary Buendía Pinzón, Julián


Eduardo Saavedra Lenis, Julio César Saavedra Lenis, Jaime
Astaiza Bolaños, Marco José Nivia Gil, Amanda Leonor Aparicio
Barriga, Julián Eduardo Saavedra Bedoya9 (hijo), María Fernanda
Anaya Díaz y Jorge Eliécer Correal Herrera.

Una de las múltiples fallas de la demanda es


que en ninguno de los tres cargos se argumentó ni demostró la
trascendencia de los yerros, con lo cual, el discurso se quedó en
simples especulaciones, como bien lo recordó el Delegado; sin
adentrarse en la verificación de la proposición y, como es obvio,
este presupuesto es la vida del ataque, pues de él depende el éxito
o no de la arremetida contra la decisión de segundo nivel.
Eso pasa con los testimonios atacados por
falso juicio de existencia, en sentido de omisión probatoria, -con
excepción de los tres anteriores - los cuales de verdad –como
también se viene demostrando-, las instancias los tuvieron
presente en sus apreciaciones; no obstante, se hará hincapié en lo
evidente, realizando un rastreo de aquellos sopesados por las
instancias.

Exploración probatoria: los principales


medios testimoniales fundamento del proceso seguido contra la ex
funcionaria, que fueron valorados en el fallo de primera instancia,
fueron:

9
Folio 1205, c. o., 5: “… quien como se sabe había llegado circunstancialmente hasta la casa de su progenitor para entregarle
un regalo de cumpleaños”. Folio 1210: “Existe un hecho irrebatible y es que Jorge Enrique Saavedra Lenis el 7 de Marzo de
2.002, inmediatamente después de salir de su residencia, y de dejar a su hijo Julián Eduardo en su casa, por factor temporal
resulta incontrastable que visitó en forma inmediata a la Dra. Luz María Satizabal Collazos”.

80
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

a) Sobre la declaración de Julio César


Saavedra Lenis, consanguíneo de la víctima y auxiliar
administrativo del Colegio Santa Librada, expresó:

“… que su hermano alguna vez le indicó con palabras soeces que de


nuevo esa juez le estaba solicitando dinero, asegurando que fue en su
compañía el Dr. Jorge Eliecer (sic) Saavedra Lenis a dejarle a la Dra.
Luz María Satizabal Collazos un total de ocho millones de pesos, por
una tutela que ella había fallado, de manera que el Dr. Jorge Eliecer
(sic) Saavedra Lenis le entregaba un porcentaje de las sumas que él
recibiera… Insiste el declarante en que el total que le adeudaba su
hermano a la incriminada era de treinta millones de pesos… indicando
que no existe duda que sus señalamientos recaen en cabeza de la
llamada a juicio, y para el efecto reconoce como la casa a donde fue con
su hermano a dejar el referido dinero, la misma que figura en las
fotografías existentes a folios 841 s.s.,asegurando además que tuvo
oportunidad de conocer físicamente a la persona que recibía el dinero
de manos de su hermano en tal residencia, e identificarla como quien
responde al nombre de Luz María Satizabal Collazos”.

Así mismo, sostuvo que a Héctor Fernando


Holguín Becerra, su hermano le tenía mucha confianza, él sabía
todo, hasta que consumía cocaína. Respecto a Carmen Bedoya,
comentó que una vecina le contó que del vehículo donde apareció
muerto su consanguíneo, se bajaron dos hombres y una mujer.

b) En lo concerniente a la declaración de
Gustavo Adolfo Saavedra Lenis, indicó el fallador que su
narración de los hechos es de oídas, pues todo lo que sabe su
hermano Julio César y el abogado Holguín Becerra, se lo
comentaron, después de la muerte de Jorge Eliécer.

81
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

c) Gustavo Andrés Carvajal Pardo: vecino de


la víctima. Dijo no tener nada que decir de interés para la
investigación, excepto, que “termina negando la versión del hermano de
aquel, el señor Julio César Saavedra Lenis, en el sentido que (sic) haberlo informado
sobre la presencia sospechosa de una persona de tez negra, que el mismo día de su
deceso”.

d) Héctor Fernando Holguín Becerra, dijo


que Jorge Eliécer era una persona muy cerrada en asuntos
personales, negó que aquel tuviera negocios con la Juez o relación
amorosa con ella, no sabe qué paso con el computador portátil y
Julio César tomó con mucha pasión la muerte de su hermano.

e) Carmen Lilia Bedoya Flórez, expresó que


no ha recibido un trato digno por parte de la familia de su ex
esposo Jorge Eliécer, por los bienes; Julio César se llevó un
computador, habla mal de él, cizañero. Amparo y Elsy amigas que
vivían en Cañaveral II, fueron las que le hicieron el “comentario”
acerca de la presencia de una mujer y hombres en el sitio de los
hechos, pero que solo fue un “comentario”.

f) Amparo Franco Andrade y Nubia Elsa


Sánchez, manifestaron ser conocidas y amigas de Carmen Lilia
Bedoya y que conocían al ofendido Jorge Eliécer, “pero que nunca le
han comunicado sobre algún rumor a la susodicha, acerca de que hubiesen visto a
personas dejar el vehículo donde fue encontrado el cuerpo del señor Jorge Eliécer, en

el parqueadero de visitantes de la unidad donde residen”. No tienen idea quién

fue el responsable del homicidio.

82
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

g) Javier Alberto Zúñiga: (taxista) Bajo


juramento dijo: que en marzo de 2002, recogió a la Juez Tercera en
el centro de Cali y la llevó a su casa. Dijo que ella dejó en el
vehículo de servicio público un celular, “el cual después por pedido tosco
de la dueña, fue a dejarlo hasta el juzgado donde laboraba, a donde llegó
aproximadamente a las 4 de la tarde, habiendo recibido una propina de $10.000,oo,
los cuales se los entregó una persona a quien refiere como su secretaria”.

h) Álvaro Pio Saavedra Lenis: hermano y


agente de policía, en su investigación empírica le dijo Felipe
Carvajal “que su difunto hermano tenía negociaciones con la Juez Tercera Civil
Municipal, Luz María… versión que conoció antes de encontrarse el cuerpo de su

hermano Jorge Eliécer”; incluso, después de eso, fue a buscar a la Juez y

en el Despacho le dijeron que hacía dos días no iba a trabajar.

i) Felipe Antonio Carvajal: negó tener


relaciones profesionales con la víctima. Que era únicamente amigo
de él. Dijo que Álvaro Pio es un mentiroso por cuanto él nunca le
dijo que su hermano y la Juez tenían pactos.

j) Jorge Eliécer Correal Herrera: que él


escuchó muchas cosas respecto a dineros, pero no sabe
precisamente a cuál persona se referían los jueces; no se menciona
a alguien en particular y menos conoce qué personas participaron
en la muerte.

83
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

k) Jaime Astaiza Bolaños, corroboró el hecho


de las llamadas que la víctima le hizo a su hermano al Colegio
Santa Librada, mismas que él contestó, en donde el mensaje era
que si algo le sucedía, Jorge Eliécer Saavedra, estaba en la casa de
la Juez.

l) María Cristina Salazar Rosero, indicó no


tener nada nuevo que contar. Era empleada de Jorge Eliécer y su
jefe le debía plata a varios colegas por consultas, pero nada más.
No sabe de dineros a los jueces y jamás advirtió irregularidad
alguna en los trámites de tutela.

ll) Luis Eduardo Pantoja García: amigo de la


Juez desde la Universidad. No conoció a Jorge Eliécer y como ella
cumplía años el 8 de marzo, la llamó el 7 más o menos a las 3 o 4
de la tarde, pero sin respuesta; le puso un beeper para conversar
sobre el mismo tema.

m) Amanda Leonor Arango Ariza: el 7 de


marzo cuando la Juez fue a visitarla dijo que el celador era Fabio
Correa Ramírez y, este a su turno, indicó “que si bien se realizaban
anotaciones de las personas visitantes,” debido a la amistad entre ellas, “no
se registró la visita de la precitada Satizabal Collazos en el libro correspondiente”.

ñ) Carmen Lilia Bedoya Flores: además de


todo lo que se ha dicho hasta ahora, tuvo 2 niños con el hoy

84
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

obitado y Jorge Eliécer le ayudaba con el 80% de los gastos de


manutención.

o) María Fernanda Anaya Díaz, también


concibió dos hijos con la víctima y él sufragaba el total de los
gastos de ellos, incluida parte de su familia. Lo relacionado con las
exequias las canceló Cooatroencali porque ella es asociada a esa
cooperativa. La ex juez SATIZABAL COLLAZOS –se sabía a
cuatro voces- aspiraba a tener beneficios económicos por parte de
Jorge Eliécer, sin tener conocimiento propiamente de sus nombres
o apellidos; así se lo dijeron Julio y Álvaro que la ex funcionaria
ya había recibido 80 millones de pesos.

p) Luz Mary Buendía Pinzón: No sabe quien


lo mató. Le resulta difícil que una mujer pueda hacer eso. Describe
los gastos que tenía. Tres millones mensuales sin las tutelas. Ella
no se quedó con algún documento de él. Jorge Eliécer, le había
dicho sobre la existencia de la Juez y que fueron a la residencia de
ella pero que nunca la vio bien. Su novio jamás le dijo algo de sus
relaciones con ella, entre otras cosas, que la procesada vivía en
Cañaverales II, cerca de él.

q) Por otro lado, sopesó los testimonios de


Julián Eduardo Saavedra Bedoya10 (hijo), María Fernanda Anaya

10
Folio 1205, c. o., 5: “… quien como se sabe había llegado circunstancialmente hasta la casa de su progenitor para entregarle
un regalo de cumpleaños”. Folio 1210: “Existe un hecho irrebatible y es que Jorge Enrique Saavedra Lenis el 7 de Marzo de
2.002, inmediatamente después de salir de su residencia, y de dejar a su hijo Julián Eduardo en su casa, por factor temporal
resulta incontrastable que visitó en forma inmediata a la Dra. Luz María Satizabal Collazos”.

85
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Díaz, Julio César Saavedra Lenis y Jorge Eliécer Correal Herrera;


sobre los tres últimos, expuso la funcionaria judicial, lo siguiente:

“Lo que se observa aquí es que entre el occiso y la procesada, existían


transacciones poco ortodoxas, en donde aparecen disputas por pagos
tardíos o incompletos, siendo ello el origen de los enfrentamientos
entre si, o de las llamadas virulentas por parte de la incriminada
demandando siempre un encuentro para llegar a un arreglo; llamadas
que se encuentran referidas no solo por los deponentes arriba
mencionados, sino que de ellos se dejaron constataciones de los
mensajes vía beeper que le llegaron a Jorge Eliécer Saavedra Lenis, en
donde claramente se hacen menciones en ese sentido, ello es, en la
espera de ver satisfechas aspiraciones económicas, veamos algunos
recados: ‘esperemos que esta semana cuando nos cancele quedemos
todos contentos… los jueces… no se olvide de nosotros y los
compromisos adquiridos… los jueces… Luz mari (sic) no hay plazo
que no se cumpla… ni deuda que no se pague… los jueces… luz
mary… esperamos que apenas le cancelen lo de la educación nos pague
lo que nos debe y que justamente nos hemos ganado”.

Como se puede precisar las instancias, sí


valoraron las otras declaraciones rendidas por Luz Mary Buendía
Pinzón, Julián Eduardo Saavedra Lenis, Julio César Saavedra
Lenis, Jaime Astaiza Bolaños, Marco José Nivia Gil y Amanda
Leonor Aparicio Barriga, con las cuales construyeron los indicios
de presencia en el lugar de los hechos y el de graves palabras de la
victima.

8.10. Debe recordarse, además, otros medios,


supuestamente ignorados por las instancias, como el examen
forense de la muestra de orina tomada al interfecto que arrojó
resultado positivo para cocaína “poco antes de morir”, el acta de
cadena de custodia e inspección judicial de los equipos Nokia y
Beeper que traía consigo la víctima, los registros de llamadas

86
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

entrantes y salientes del jurista, los mensajes recibidos por la


procesada, la pericia legal cuyo resultado trajo consigo la
insuficiencia para sangre humana, la solicitud de la inculpada a la
Fiscalía para que fuese escuchada en versión o indagatoria “muy a
pesar de que constituye una prueba documental con la cual aflora… su inocencia” y

los hechos indicadores plasmados por el Tribunal para sustentar la


decisión de condena.

Ello, por cuanto el actor piensa que su


protegida jurídica, bien pudo alterar, esconder o tirar los
elementos objeto del homicidio, pero no lo hizo así porque jamás
obró mal, en su sentir y, desde luego, desconocía los propósitos
del acompañante de Jorge Eliécer; por otro lado, la declaración de
Carmen Bedoya, tampoco la apreció el Tribunal, acerca de las
personas que se bajaron del vehículo donde apareció el abogado y,
respecto a las amenazas, sostuvo que fueron hechas por sus
“implacables verdugos”.

La Sala debe advertir, junto con lo hasta aquí


expuesto, que paso a paso los juzgadores desvanecieron la
coartada ideada por la acriminada y sus reiteradas justificaciones
fueron refutadas; por otro lado, trajeron a colación los hechos
indicantes sobre la identidad de la misma, que resultó ser, ni más
ni menos, la Juez Tercera Civil Municipal de Cali, LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS; analizaron la escena del
descubrimiento del cadáver, los elementos hallados en el interior
de la cajuela del vehículo, como aquellos que tenía el inmolado en

87
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

su humanidad y consideraron los fenómenos cadavéricos para


determinar la hora aproximada de la muerte, por lo que el ataque
lanzado por falso raciocinio es más un resumen del criterio
personal y subjetivo del actor.

Los postulados de petición de principio, “las


reglas de la experiencia” y el principio de la lógica de tercer excluido

fueron objeto de enunciación pero jamás de un desarrollo


adecuado con el tema seleccionado; por ejemplo, en atención a “las
reglas de la experiencia”, en el sentido que el delincuente destruye,

elimina o esconde todo a su paso para no dejar evidencia de su


responsabilidad; es parcialmente cierto, en cuanto él trata por
todos los medios de no dejar ninguna evidencia que lo pueda
vincular con los delitos que consuma, pero es innegable, como
también lo entiende el Procurador Delegado, que no hay crimen
perfecto, por eso las ciencias forenses y la criminalística en
general, auxilian al intérprete en su tarea jurídica; incluso, la
persona que actúa en derecho nunca tiene por qué presentar
explicaciones falaces a la justicia o articular cuartadas, en cuanto,
como es obvio, no tiene nada que esconder.

Y, respecto a otra supuesta regla de la


experiencia presentada por el defensor: entre más “lejos” el cadáver
más tranquilos están los autores, ella trae consigo una nueva
contradicción del demandante, pues en este aspecto indicó que el
cadáver fue hallado “lejos” de la casa de su prohijada, en el
entendido que tal presupuesto antes que amparar su petición la

88
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

pone en el extremo opuesto de la balanza y, desde luego, razonar


de esa manera, compromete aún más su responsabilidad en el
delito.

No es un pensamiento anfibológico –como lo


aseveró el actor- sostener, como lo hicieron los juzgadores que,
nadie asume una conducta como la realizada por la incriminada al
entregar las “cuerdas” en uso de secado de la ropa: todo lo contrario.
Ninguna persona se deshace de esa clase de elementos u objetos
necesarios en el hogar y se los entrega, incluso, a otra que jamás ha
visto, como si nada, máximo si tenía guardadas idénticas “cuerdas”.
Es un juicio lógico y claro el que hicieron las instancias, a tono con
la restante crítica probatoria, el que fue atacado solo con la
presentación de la misma afirmación, lo cual hace aún más
absurdo el cuestionamiento.

La inferencia lógica traída a manera de


conclusión de los axiomas en comento, de que ella fue más allá de
lo que encierra al inferir responsabilidad penal contra su
mandante; solo es un cruce de palabras sin ninguna demostración
y contra toda la evidencia, la cual el defensor no valoró en su justa
medida legal. Las argumentaciones judiciales no pueden
descalificarse con simples afirmaciones sin ningún contenido,
razonabilidad o lógica; ni desconociendo las pruebas legalmente
recopiladas, menos aún apartándose de manera flagrante de las
valoraciones plasmadas en los fallos, como de manera
generalizada lo hizo el memorialista.

89
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Es aún más ilógico el anterior planteamiento


del actor cuando lo liga al hecho de que la inculpada solicitó ser
escuchada en versión o injurada y como no se le atendió de
manera inmediata su petición, la ex juez resulta inocente de todo
cargo. El Procurador lo explicó bien, existen otros momentos
procesales para la realización de tal acto, como así ocurrió y, ello
solo quiere significar, se agrega, que se le respetaron en forma
absoluta sus derechos fundamentales constitucionales.

Otras afirmaciones del defensor en punto del


falso raciocinio, son solo hipótesis subjetivas como las siguientes:
1) si su mandante hubiese sabido que con los elementos hallados
la iban a inculpar en el delito de homicidio del abogado, se habría
deshecho de ellos, 2) en cuanto al sitio donde fue victimizado el
togado todo son “conjeturas” y 3) el cuerpo apareció en un lugar
“muy distante” a la casa de la procesada, por eso el Tribunal está

errado.

Como se aprecia, los anteriores enunciados,


son ni más ni menos, subjetivos, sin fundamento jurídico
razonable, puras y simples especulaciones y desde luego, esas si
“conjeturas”, sin ningún aval probatorio. Si cuatrocientos metros le

parecen al defensor un lugar muy alejado de la casa, puede ser ello


así o quizás en otras valoraciones tendría alguna razón; no aquí,
cuando los elementos hallados tanto en el cuerpo de la víctima
como en la casa de su protegida jurídica, la vinculan directa e

90
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

indiscutiblemente a título de coautora del homicidio, como lo


expusieron los juzgadores.

Los motivos del crimen fueron de álgido


debate argumentativo, los cuales, al final, el Juez Colegiado, los
dejó como punto de partida en otra investigación penal que para
ese entonces estaba siguiendo la Fiscalía Delegada ante el Tribunal
de Cali; pues la jurisprudencia, entiende que se pueden presentar
homicidios donde no se logre determinar con exactitud los
motivos que lo generaron, sin que ello sea razón, para descartar de
plano, la responsabilidad penal de quienes actuaron contra
derecho, justamente, porque el conglomerado probatorio indica
con precisión ese resultado antijurídico a título de dolo.

Y, cuando el libelista aceptó el camino


seguido por el Juez Colegiado que dejó el móvil para ser
esclarecido en otra investigación penal; pero a la par, indicó que le
siguió preocupando “los propósitos dudosos” de la relación entre
víctima y procesada, no le imprimió la trascendencia
indispensable para saber qué buscaba con tal afirmación, si como
se entiende claramente, los motivos que pudieron generar la
muerte violenta del abogado fueron excluidos.

Así mismo, el indicio de presencia en el lugar


del acto prohibido, como el de los hechos indicantes atacados por
el libelista, no pasan de ser sino simples reproches propios de
alegaciones de libre importe, que en nada modifican la estructura

91
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

de la sentencia cuestionada, como se pudo corroborar en páginas


precedentes.

8.11. En atención a los otros puntos atacados


en el falso raciocinio, en general a los elementos como limpiones,
toallas de cocina y cuerdas. A más de lo ya expuesto, es pertinente
traer a colación nuevos aspectos fundamentales de la decisión del
Tribunal de Cali, para explicarle al defensor, que no le asiste razón
jurídica alguna en sus cavilaciones y, por el contrario, refulge
incontrastablemente el compromiso punitivo de su mandante en
los hechos donde fue ajusticiado el profesional del derecho Jorge
Eliécer Saavedra Lenis.

Con aseveraciones sobre la uniprocedencia de


las cuerdas, por ejemplo, respecto al hilado y la tonalidad de los
colores, dijo que su mandante actuó de manera desprevenida, al
arrancar las que estaban en uso y entregárselas a un total
desconocido, o mejor, un “conocido” de Jorge Eliécer y que lo único
que se puede colegir es la uniprocedencia pero no la
responsabilidad de la hoy condenada; sostiene la Sala sin
vacilación que todo no es más que una retórica sin fundamento
demostrativo alguno, pues justamente quien habitaba la casa
donde se hallaron los elementos propios del crimen, era su
defendida LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS, las
explicaciones rendidas por ella son infantiles, triviales, ligeras y
fuera de contexto; la relación con el abogado iba mucho más allá

92
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

que la defensa de un supuesto proceso disciplinario y las llamadas


demostraban una gran desavenencia en sus razones.

Aún más: el Juez Colegiado, indicó que el


plenario cuenta con prueba tanto testimonial “indicante” la cual
apunta a la responsabilidad de la procesada, en el punible
imputado, como también emerge un abundante cúmulo de medios
periciales, para edificar el indicio grave de atribución penal, los
cuales dividió en varios ítem:

(a) Indicio de presencia en el lugar del


homicidio: tiene relación directa con el arribo de Jorge Eliécer
Saavedra Lenis, aproximadamente a las 2 p. m., el día 7 de marzo
de 2002, a la residencia de la inculpada LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS; persona que al otro día, fue hallada
muerta por herida producida con arma cortopunzante,
amordazada y amarrada de pies y manos en el interior del baúl
del vehiculo de propiedad de su novia Luz Mary Buendía Pinzón,
a 400 metros del citado inmueble; por tanto, el Juez Colegiado,
construyó el raciocinio lógico argumentativo, con base en la
siguiente prueba testimonial:

1) El 7 de marzo de 2002, Jorge Eliécer,


recogió a uno de sus hijos para trasladarlo a su vivienda, cerca de
la casa de la procesada, en tanto, se comunicó desde el día
anterior, varias veces, con su compañera sentimental Luz Mary
Buendía Pinzón. Ella narró en su declaración que siempre le

93
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

firmaba los beeper con las siglas L.M. o Luz Mary cuando estaba
de mal genio, que habló con él el miércoles como a las 9:30 de la
noche, al otro día, a las 10:30 de la mañana, el hoy occiso, la llamó
y le dijo que iba a bajar del apartamento ubicado en el barrio
Primero de Mayo “por unos huevos”, momento aprovechado por la
dama para invitarlo a almorzar en la “churrasquería” y acordaron
verse entre las 12:30 y 1:00 de la tarde. Como su novio no apareció,
le puso varios beeper, de los cuales ninguno le contestó, motivo
por el cual, inició su búsqueda, pero todo fue infructuoso.

2) Julián Eduardo Saavedra Bedoya (hijo de


la víctima), declaró que estuvo con su padre el 7 de marzo de 2002,
hasta las 2 o 2:30 de la tarde, luego de dejarlo en su casa y ver que
se alejaba en su vehículo subiendo por la avenida Guadalupe de
Cali. Además, informó el joven11: “Luego de que se despide de mi y me deja,
se iba a entrevistar con la Juez Tercera que vive en Cañaverales II, esto lo sé porque
escuché a mis tíos haciendo ese comentario luego de que lo encontraron”.

3) Julio César Saavedra Lenis (hermano del


obitado), sostuvo que su consanguíneo le hizo una llamada a su
casa como a las 2:00 de la tarde el 7 de marzo de 2002, que contestó
la sobrina de su esposa que a él le dice tío, pero cuando pasó él no
le habló. Acto seguido agregó:

“… cuando yo salí de la casa eran aproximadamente las 2:15 P.M.,


cuando llegué al Colegio un compañero en la portería me dijo: ve te
acabó de llamar Jorge tu hermano, en ese momento eran como las 2:35
P.M., yo le pregunte que qué había dicho me dijo que había dicho que
si yo no estaba que lo ubicara que yo sabía como ubicarlo y que estaba
11
Ver folio 32 c.o., 1.

94
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

en la casa de la Juez tercera (sic) por si algo me pasa”. Subrayado de


la fuente.

De estos medios infirió el Juez Plural, que la


víctima informó en qué lugar se hallaba y con cuál persona se
encontraba, por si algo le pasaba, por eso “quiso asegurar su integridad
personal avisándole a un allegado donde iba a estar, no quedándole otra alternativa
que dejar la razón con el celador del colegio donde laboraba su hermano ya que no lo
encontró para darle el aviso mencionado”.

4) Jaime Astaiza Bolaños (celador del colegio


Santa Librada), informó a la administración de justicia que recibió
una llamada de Jorge Eliécer Saavedra, el 7 de marzo de 2002 y le
preguntó por su hermano Julio, que como no se encontraba le dejó
la siguiente razón:

“… que le dijera a Julio que si algo le pasaba, que él estaba en la casa


de la Juez Tercera, pasados unos cinco minutos me volvió a llamar y
me dijo que si ya había llegado Julio, yo le contesté que no, me volvió a
repetir lo mismo que si algo le pasaba, él estaba en la casa de la Juez
Tercera12”.

5) Marco José Nivia Gil, quien estaba en el


apartamento del abogado, contestó una llamada de una mujer
mientras aquél se bañaba; la dama le reclamó en el sentido de
“porque (sic) aún no había salido a cumplir la cita como si se tratara de JORGE

ELIÉCER”, José Nivia le dice que Jorge está en la ducha, pero ella

replica que no se lo niegue, “razón por la que el ofendido desde la ducha le


precisa a NIVIA GIL, que le explique a la mujer que ya sale a cumplirle la citación”.

El declarante le dijo a Jorge Eliécer “que si ‘se mete con mujeres tenaces’,

12
Ver folio 35, c.o., 1).

95
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

contestándole el último ‘que ella era la Juez’ y que… ya salía para cumplirle esa cita

a la juez y que primero dejaba a su hijo en la casa13”.

Para la magistratura el abogado se comunicó


con Luz Mary Buendía Pinzón (novia), luego paso un rato con
uno de sus hijos a quien dejó a las 2:00 de la tarde en su casa y de
inmediato se desplazó a la de la Juez; por tanto, no dudó que él
tenía cita con la ex funcionaria, que ella lo llamó ofuscada porque
aún no había llegado a cumplirla: “de manera que establecido se encuentra
que el hoy occiso se entrevistó con la aludida funcionaria en su domicilio”.

(b) Sobre la identidad de la Juez Tercera,


determinó el Tribunal, lo siguiente: le resultó evidente que se
tratara de la doctora LUZ MARÍA SATIZABAL COLLAZOS,
persona a la que se refería el abogado y con quien tenía cita el 7 de
marzo de 2002, lo cual, fue corroborado por ella misma, al
manifestar en su injurada “que conocía al mencionado togado y que el día de
los acontecimientos éste estuvo en su vivienda en compañía de otro sujeto”. Así

mismo, confirmó que el jurista de verdad asistió a la entrevista


pactada en la casa de la Juez “y por consiguiente no era falsario que habían
quedado de verse con propósitos hasta hoy dudosos”.

Luego, agregó la judicatura:


“… visto así el panorama es una realidad que el hoy occiso momentos
previos a su muerte se hallaba en la residencia de la señora
SATIZABAL COLLAZOS, que la conocía lo suficiente para acudir a
su vivienda en un día y horario laboral, y que definitivamente dicha
cita no tenía un simple propósito de preguntarle a la fémina la suerte
de un proceso disciplinario que se adelantaba en su contra, pues
minutos antes lo llamó furiosa para que cumpliera la entrevista
13
Ver folio 45.

96
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

precedentemente pactada, según lo declara el compañero de


apartamento del occiso, señor MARCO JOSE (sic) NIVIA GIL”.

(c) Descubrimiento del cadáver y elementos


hallados: el protocolo de necropsia plasmó la siguiente
información:

“SE TRATA DE UN HOMBRE QUE RECIBE HERIDA POR ARMA BLANCA EN


TORAX IZQUIERDO QUE LESIONA PULMÓN IZQUIERDO Y ARTERIA
PULMONAR IZQUIERDA CON SANGRADO TORAXICO E HIPOVOLEMIA QUE LE
OCASIONARON EL DECESO CON SIGNOS DE TORTURA, INDEFENSIÓN Y
SEÑALES DE SOFOCACIÓN POR AJO EN BOCA. MECANISMO DE MUERTE:
HEMORRAGIA MASIVA. CAUSA DE LA MUERTE: LESIÓN POR ARMA BLANCA,
CORTOPUNZANTE. PROBABLE MANERA DE MUERTE: VIOLENCIA
COMPATIBLE CON HOMICIDIO14”.

En la carrera 18 con calle 62 en el barrio


Cañaverales II de Cali, fue hallado el vehículo que conducía el hoy
occiso, a cuatrocientos (400) metros, en línea recta de la casa de la
inculpada, según se verificó en diligencia de inspección judicial, “y
una vez descubierto se halló que había sido atado de pies y manos con varias cuerdas

que efectivamente fueron analizadas por Medicina Legal”.

En diligencia de Allanamiento y Registro15


realizada en la residencia de la procesada LUZ MARÍA
SATIZABAL COLLAZOS, encontraron los expertos que las
cuerdas para colgar la ropa habían sido cortadas y una vez fueron
analizadas por el respectivo perito, este halló similitud con las
descubiertas en la humanidad del abogado: cuerdas de
polipropileno, “cabuyas”, manchas verdes sobre las “cabuyas” y restos
de hilo rojo “son similares” e indican “posibilidad de procedencia común”.

14
Ver folio 115, c.o., 1.
15
Ver folio 158.

97
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Para el Juez Plural:

“Este peritaje nos permite concluir que las cuerdas y cabuyas con las
que ataran al abogado para doblegar su defensa, son las mismas
extraídas de la vivienda de la implicada, en la medida que presentan
uniprocedencia en el tipo de hilado y tonalidad, lo que a la hora
constata que fueron cortadas y dejado su restante en la amarradura
que se advierte en las fotografías a folios 224 del C.O.1”.

Fueron rechazadas las exculpaciones de la


acusada en punto a las cuerdas que un desconocido le dijo que le
prestara, pues decidió cortar las de uso diario destinadas para
colgar su ropa en cambio de las mismas que tenía guardadas; por
tanto, cualquier persona en su lugar le hubiera facilitado las que
no estaban en uso.

Otros elementos hallados en el rostro de la


víctima fueron dos limpiones o toallas de cocina con fresas
pintadas, “atados alrededor de su cabeza y a la altura de su boca… los cuales
encuentran similitud con los que se hallaran en la residencia de la procesada“.

La Fiscalía los comparó con los siguientes


resultados:

“… el limpión… original con el cual se amordazó al Doctor JORGE


ELIECER (sic) SAAVEDRA LENIS, tiene las siguientes
características: se trata de un pedazo de tela toalla de fondo blanco, el
diseño de la tela es de pequeños puntos color rojo estampado en fresas
diseminada, de tamaño natural, de forma irregular rectangular mide
44 cent. X 39 cents., con costuras de un centímetro de ancho
elaboradas en máquina de coser no industrial, tienen huellas al parecer
de sangre. Así mismo se deja constancia de que el limpión encontrado

98
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

en una de las gavetas de la cocina de la residencia de la Doctora LUZ


MARIA (sic) SATIZABAL COLLAZOS; en diligencia de
allanamiento y registro a ese inmueble, se sobrepone al ya descrito y se
observa que tiene la misma dimensión, el mismo dobladillo, es decir
presenta características similares16”.

Sostuvo el Juez Colegiado que todo el actuar


probatorio liga de manera directa a la procesada con los
acontecimientos ilícitos; incluso, advirtió en su análisis, que la
víctima no salió del inmueble donde se constató se le vio por
última vez, para ningún otro lugar: así lo indicó:

“… no podría llegar la Sala a inferir que aunque en efecto acudió el


abogado a la vivienda de LUZ MARÍA, luego se fuera del lugar con
otros sujetos que lo ultimaron dejándolo cerca de la vivienda de la
aludida mujer, no, pues no se encuentra evidencia al menos minima
que permita deducir que la víctima salió del domicilio de la implicada y
que fue agredido en otro lugar, en la medida que los elementos hallados
en su corporeidad le pertenecen solo y solamente a la condenada,
además la bolsa con ajos que le fue encontrada junto con el limpión al
interfecto, son elementos de tan especial procedencia que denotan haber
sido tomados de la cocina de un inmueble, con rapidez, para ser
utilizados de la misma forma, y con el fin de evitar los gritos o
llamadas de auxilio que podría producir la víctima en su agonía”,
elementos… que fueron reconocidos por la funcionaria que hizo el
levantamiento del cadáver”.

La prueba indiciaria condujo a la magistratura


a deducir que el profesional del derecho fue agredido al interior
de la vivienda de la inculpada; de allí sacaron y utilizaron las
cuerdas y limpiones para acallarlo. Junto con el mensaje que la
víctima le dejó al celador Jaime Astaiza Bolaños trabajador del
Colegio Santa Librada, para ser transmitido a su hermano porque
temía por su vida, tanto así, la insistencia en comunicarse con él,
para alertar a su familia de lo que pudiera ocurrirle en su vida e
16
Ver folio 232 c.o.1.

99
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

integridad personal; es por ello, “que la víctima nunca salió de la vivienda


de la procesada y que allí fue ultimado”.

Con los indicios de presencia en el lugar de


los actos ilícitos, el hallazgo de los diversos elementos probatorios
y el de graves manifestaciones del letrado, se elevó la
responsabilidad penal contra la hoy condenada, por tanto,
sostuvieron los funcionarios judiciales que los mismos “ no pueden
ignorarse como lo pretende la defensa a una serie de exculpaciones que además de

inconsistentes, derivan inverosímiles”.

(d) Motivos del homicidio: el Juez de primera


instancia le atribuyó a la inculpada el móvil “a situaciones económicas”,
directamente vinculadas a fallos de tutelas que beneficiaron las
pretensiones del abogado JORGE ELIÉCER SAAVEDRA, y que
después él no le canceló a la funcionaria. Explicaciones que fueron
rechazadas por el superior, en tanto, si bien es cierto se recopiló
variado material probatorio (declaraciones) que dan cuenta de
ello, como lo expuso el juzgado de conocimiento, “los mismos no serán
valorados de igual forma para llegar a la conclusión homicida, toda vez que
estaríamos haciendo alusión a situaciones que solamente deben ser concluidas por la
justicia en su debido momento, tal como se ordenó en el fallo de primera instancia
pues indudablemente dadas las características de este homicidio parece ser que están
involucradas algunas personas más”.

Si es dudoso el motivo por el cual se produjo


el punible objeto de análisis, ello no resulta igual con la
responsabilidad penal de la inculpada, pues el homicidio no

100
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

requiere para su consumación ningún “móvil”, según lo enseña la


jurisprudencia17.

Coligó el Juez Plural con base en el material


probatorio que la última persona con la que se comunicó el día del
deceso el profesional del derecho fue con el celador del Colegio
Santa Librada, Jaime Astaiza Bolaños, quien previniendo algún
suceso extraño contra su vida, le avisó vía telefónica -en busca de
su hermano-, por si algo le pasaba, sobre el sitio exacto dónde él se
encontraba y con qué persona.

8.12. Como se desprende de la contemplación


material de los diversos elementos de juicio sopesados por la
instancia superior, en nada atinó el demandante: citó un cúmulo
de declaraciones, que de verdad fueron apreciadas por la
magistratura y, por el contrario, el Tribunal, construyó, por
ejemplo, el indicio de presencia en el lugar de los hechos con los
testimonios de Luz Mary Buendía Pinzón, Julián Eduardo
Saavedra Lenis y Julio César Saavedra Lenis, sin que pueda ser
removido con los intranscendentes argumentos del defensor:
prueba indirecta que no tiene reparo para la Sala ni mucho menos
para el Procurador que avaló en un todo lo actuado en instancias.

Por otro lado, al confundir los fundamentos


filosóficos de los cargos propuestos en casación, como el falso
juicio de existencia con el falso juicio de identidad: ello, visto así,

17
Citó el Tribunal los radicados: 11.829 (4-4-02); 18.363 (12-11-03).

101
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

conduce inevitablemente al total fracaso de la censura, al no poder


desentrañar la judicatura, la verdadera pretensión del
impugnante, en tanto jamás se omite la prueba cuando la han
valorado los falladores, ni se puede tergiversar, por ejemplo,
aquella que en realidad objetiva fue omitida en sus valoraciones,
entre otras alternativas más.

Como se pudo constatar los medios,


supuestamente ignorados por las instancias, verbigracia, el
examen forense de la muestra de orina tomada al interfecto que
arrojó resultado positivo para cocaína “poco antes de morir”, sí fue
valorado, pero sin ninguna connotación a favor de la procesada,
por cuanto, tal hecho resulta aislado y en nada asociado a los
hechos antijurídicos aquí juzgados: era una adicción de la víctima
cuya irreprochabilidad normativa y social excede los límites de
responsabilidad imputados a SATIZABAL COLLAZOS.

Respecto al acta de cadena de custodia e


inspección judicial de los equipos Nokia y Beeper que traía
consigo la víctima, el actor olvidó que la primera no es prueba,
sino el proceso por el cual se custodia la legalidad de acopio de la
misma y tanto el celular como los mensajes de beeper, fueron
hasta la saciedad motivo de valoraciones por las instancias, como
en forma evidente se demostró atrás.

El resultado del estudio de unas manchas


extraídas de una pared de la casa de la inculpada, dio negativo

102
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

para sangre humana; sin embargo, esa sola circunstancia no


destruye los indicios construidos por los juzgadores, con lo cual la
responsabilidad elevada contra la ex funcionaria queda incólume.

La solicitud de la inculpada a la Fiscalía, se


repite, para que fuese escuchada en versión o indagatoria “muy a
pesar de que constituye una prueba documental con la cual aflora… su inocencia” en

palabras del defensor; jamás puede ser concebida o interpretada


como evidencia de su inocencia, sino como una muestra de buena
voluntad con la administración de justicia en búsqueda de la
verdad; entre otras cosas, emerge una insalvable contradicción en
la argumentación del actor, al no correlacionar su afirmación con
el hecho de haber huido su protegida, lo cual evidenció el Tribunal
de Cali cuando revocó la libertad provisional18 que le fue
concedida el 20 de julio de 2003, porque:

“… la doctora LUZ MARIA (sic) SATIZABAL COLLAZOS, como se


puede observar dentro del plenario, todo el tiempo ha estado huyendo
de la Justicia, después de que rindiera diligencia de indagatoria… ya
que ni siquiera se notificó de la Medida de Aseguramiento”.

En atención a la declaración de Carmen


Bedoya, que al decir del defensor tampoco la apreció el Tribunal,
en punto de las personas que se bajaron del vehículo donde
apareció el abogado; como se pudo constatar solo fueron
comentarios que ni las mismas señoras que supuestamente lo
dijeron fueron capaces de aceptar que vieron, lo cual, se queda en
efímeras hipótesis sin ninguna comprobación probatoria.

18
Ver folio 779, c.o., 3; auto de 5 de agosto de 2003.

103
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Se destaca, entonces, que el Juzgado Cuarto


Penal del Circuito de Cali, realizó un resumen del contenido de
los medios probatorios recopilados en la instrucción y la audiencia
de juicio oral, como la ampliación de la injurada a SATIZABAL
COLLAZOS y las declaraciones de Julio, Gustavo Adolfo y
Álvaro Pío Saavedra Lenis, Héctor Fernando Holguín Becerra,
Carmen Lilia Bedoya Flórez, Amparo Franco Andrade, Nubia
Elsa Sánchez, Javier Alberto Zúñiga, Felipe Antonio Carvajal,
Jorge Eliécer Correal Herrera, Jaime Astaiza Bolaños, María
Cristina Salazar Rosero, Luis Eduardo Pantoja García, Amanda
Leonor Arango Ariza, Carmen Lilia Bedoya Flores, María
Fernanda Anaya Díaz y Luz Mary Buendía Pinzón; en su gran
mayoría demandadas y, como se evidenció, tal omisión probatoria
solo se halla en la mente del defensor, quien tampoco demostró la
ineludible transcendencia de los yerros enunciados.

Así mismo, le llamó la atención a la primera


instancia el constante incumplimiento del abogado en las citas y el
hecho que hubiese decidido ir “de manera prioritaria a la casa de la Dra.
Luz María Satizabal Collazos para preguntarle cómo iba la actuación disciplinaria de

que era objeto ella”, es difícil entender, por cuanto con su novia Luz

Mary Buendía Pinzón, estaba en proceso de reconciliación y ella


lo había invitado (él aceptado) a almorzar por su cumpleaños.

También dilucidó la investigación que el


letrado, “era habitual consumidor de sustancias estupefacientes, tal como lo

104
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

refrendó el dictamen obrante a folio 110 y 111 de la actuación principal”; en esas

circunstancias, no es dable razonar sobre el comportamiento del


abogado, máxime si tenía una cita con su pareja; por tanto, infirió:

“… que lo consecuente es pensar en la existencia de poderosas o muy


fuertes razones para que se hubiese determinado a ir hasta la casa de la
incriminada, cuando había adquirido otros compromisos de orden
familiar, para esa misma hora… y el de concurrir a la oficina del Dr.
Yesid Diaz (sic) Trejos, para dilucidar el dominio de un inmueble
ubicado en el barrio Los Alamos de Cali, lo que favorecía a sus hijos.
Pues bien el señor Jorge Eliécer… incumplió estas citas, de suyo
importantes a la conciencia de cualquier persona, y sin embargo al
decir de la procesada, le entregó prioridad a la visita de ésta, con el
único propósito de saber como marchaba una investigación
disciplinaria de que era objeto la referida”.

Los motivos que tuvo Jorge Eliécer para


asistir a la reunión con la enjuiciada, los aclaró el Despacho
judicial, en punto a las negociaciones “no muy rectas”, componendas o
acuerdos en los que no intervenían exclusivamente estos sujetos, pues al parecer se
encontraban involucradas otras personas, cuyos nombres y cargos no son muy

precisos”; sin embargo, tales hechos los dejó en manos de la Fiscalía

Delegada ante el Tribunal Superior de Cali, por cuanto esa


autoridad los estaba investigando por ser de su exclusiva
competencia.
Además, indicó que “un asesinato gratuito es
simplemente un sinsentido, o una coincidencia muy fatal, que en el caso de la especie
para nada se asoma, avizorándose el crimen bajo especiales razones, a juzgar por la

forma como se encontró el cadáver”, más no fue para hurtarle sus

pertenencias, porque las conservaba todas; por ende, “lo que sí brilla
con luz propia es que entre uno y otro existían relaciones o negociaciones oscuras,
que remiten a posibles conductas punibles, que como reseñamos son objeto de
investigación separada”.

105
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Las declaraciones de Julio César Saavedra,


Marco José Nivia y de Luz Mary Buendía Pinzón, le indicaron a
la funcionaria judicial que en realidad la persona a la que se refería
el hoy occiso, no era otra que la señora Luz María Satizabal
Collazos, por cuanto dos de ellos acompañaron a Jorge Eliécer a
la casa de la procesada; Luz Mary vio por la ventana a la mujer
sosteniendo un bebé, a Julio César, el vigilante callejero le dijo qué
persona la habitaba, para después reconocer en diligencia, la
vivienda de la enjuiciada por medio de fotografías tomadas en
inspección judicial. Igualmente, advirtió alguna cercanía entre
ellos, “es más, se dice que en dos (2) oportunidades compró sendos regalos para el
menor hijo de la llamada a juicio”.

También fue un “hecho irrebatible”, que el


abogado apenas dejó a su hijo, “por factor temporal resulta incontrastable
que visitó en forma inmediata a la Dra. Luz María Satizabal ” y, a tono con las

pruebas recopiladas, los diálogos sostenidos entre ellos,


“transcurrían de manera acalorada, lo que de hecho advierte que sus relaciones no

eran las mejores”. Pero lo cierto es que Julio César Saavedra, María

Fernanda Anaya Díaz y Jorge Eliécer Correal Herrera, pusieron


de presente un componente común en las charlas entre procesada
y el hoy obitado, “y ese elemento no es otro que la existencia de intereses
pecuniarios”.

Los altercados entre ellos tenían como origen


diferencias de orden pecuniario, por pagos morosos o parciales,
siendo, justamente, este el origen de los enfrentamientos “o de las

106
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

llamadas virulentas por parte de la incriminada demandando siempre un encuentro

para llegar a un arreglo”; también existe prueba de ello con los

mensajes vía beeper que le llegaban a la víctima. Por tanto, “ese lazo
no puede dejarse de lado o ser desatendido, y muy por el contrario, lo que se avizora
es que tales disputas se constituyen en el motivo o las razones que provocaban el

reiterativo enfrentamiento entre el litigante y la ex–funcionaria”. Y, si como se

corroboró con los medios arrimados a la actuación, la inculpada ya


se encontraba indispuesta con el abogado, “era de esperarse, en virtud a
los antecedentes inmediatos y ulteriores, que la cita a la que concurrió Jorge Eliécer
Saavedra Lenis, donde la ‘Juez Tercera’, no se desarrollaría en forma reposada o

serena”, pues no se tiene noticia “como en otras oportunidades” de que la

víctima trajera dinero consigo, si ello fue así, “lo simple y natural era
que entre los precitados la situación pudiera pasar de la ofensa verbal a la física”.

Con base en tales razonamientos, junto con


los sujetos procesales, Fiscalía y Procuraduría, concluyó que la
muerte del togado se ejecutó en la casa de la hoy condenada y no
solo por lo reflexionado atrás sino también porque el obitado fue
hallado “con elementos propios de una casa de familia, como ajos, limpión y las
misma ligaduras, elementos que encajan perfectamente con los encontrados en la

residencia de la llamada a juicio” ; mismos adminículos que sirvieron para

atarlo de manos y pies como también amordazarlo.

Y no existe duda respecto al origen de las


cuerdas por cuanto el dictamen pericial (QCA-02-024RSO-05304
2002-05-08), no controvertido, concluyó que procedían de la
residencia de Luz María Satizabal; pero además, por las
manifestaciones de la misma sentenciada, en cuanto una persona

107
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

extraña a ella –que saludó al abogado Jorge Eliécer- las cortó


porque las necesitaba: “Pero la explicación ofrecida por la sindicada, se aparta
del análisis que se ha venido realizando, como quiera que sencillamente permitió que
un tercero, quien al parecer nunca antes había visto, entrara a su casa y cortara las
cuerdas que le servían para tender la ropa, bajo el argumento que tal persona
necesitaba amarrar algo de su carro”.

Entre otras cosas, es ilógico pensar que los


supuestos personajes quisieran dejar rastros del crimen en una
casa donde no eran conocidos si podían haber comprado las
cuerdas en una tienda o supermercado antes de llegar al referido
inmueble; por esto, las explicaciones de la inculpada parecen
ingenuas según los razonamientos de la Juez de conocimiento.

Tampoco se entiende el hecho narrado por la


ex-juez, respecto a que el abogado estaba nervioso cuando
llegaron los demás hombres, si bien pudo pedirle apoyo a ella, al
vigilante callejero o a la policía para que le ayudaran: “por el
contrario lo que hizo fue tratar de comunicarse en varias ocasiones con su hermano
Julio César, a quien por intermedio de un compañero de trabajo, lo advirtió del

peligro que corría en la casa de la ‘juez tercera; esta situación “lo que advierte es
que la amenaza estaba dentro de la casa de la procesada y no por fuera de ella”.

Por otro lado, las amenazas lanzadas al


abogado tiempo atrás, fue un problema superado según lo
confirmaron los familiares del hoy occiso, por ende, las descartó la
judicatura como posibles motivos del deceso del letrado.

108
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

La falladora de primera instancia, cerró su


análisis probatorio, de la siguiente manera:

“Todas esas trazas de responsabilidad, soportadas en declaraciones, pruebas


periciales, indicios, como el de mala justificación, el de presencia, el de móvil, etc.,
vistos en conjunto, le entregan a esta operadora judicial certeza sobre la incumbencia
de la Dra. Luz María Satizabal Collazos en el homicidio de Jorge Eliecer Saavedra
Lenis, y por ello, sin que sea necesario efectuar otro tipo de consideraciones, esta
instancia encuentra reunida la exigencia tripartita para responsabilizar del
homicidio del precitado a la referida Satizabal Collazos, pues su conducta es típica,
antijurídica y culpable a título de dolo, ya que la incriminada se determino (sic) libre
y conscientemente a realizar el punible… bajo circunstancias de agravación, tal como
lo dedujo la Fiscalía, concretamente el colocar a la víctima en circunstancias de
inferioridad… y haberse actuado con sevicia”.

Con base en los anteriores medios


testimoniales, así como en los variados dictámenes allegados al
plenario, basó la judicatura su decisión de condena contra la ex
funcionaria. Y, no se puede pasar por alto, que con el arsenal
probatorio acopiado tanto por la Fiscalía como por los juzgadores,
se edificaron los tantas veces indicios aquí expuestos, sin ser dable
pensar, ni por un momento, que ese gran edificio, fue producto de
las especulaciones e hipótesis indemostradas de las instancias:
todo lo contrario, la responsabilidad penal de la señora
SATIZABAL COLLAZOS, emerge de ese gran cúmulo de
circunstancias demostrativas deducidas, sin que diera
explicaciones satisfactorias respecto a los elementos hallados en su
casa, mismos con los que se ató y amordazó al abogado, de la
llamada previa y amenazante que le hizo, de la presencia en el
lugar de los hechos de Jorge Eliécer, de los 400 metros de su casa
dónde apareció el vehículo con el cadáver en la cajuela, de la hora
de llegada a su oficina, de la coartada de su amiga Amanda
Aparicio, de la huída, la cual nunca puede ser entendida como

109
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

una forma de escapar a las injusticias como lo aseveró su defensor,


sin el menor tino jurídico; en fin, cada evento fue rebatido con
juicios argumentos, los que aunados con los expuestos en sede
extraordinaria, le conceden la razón a los juzgadores.

6. El ataque de in dubio pro reo, última


censura elevada por el defensor, no se compadece con la realidad
vertida en el plenario, tal y como de manera precisa la Sala
examinó cada punto cuestionado, sin que pueda interpretarse una
dicotomía de los falladores o de las decisiones frente al hecho no
cierto de haber aceptado la duda a su favor y, luego, en un
pronunciamiento anfibológico e ilegal, condenarla; aquí, como es
hábito del demandante, el único que tergiversó el sentido real y
objetivo de las declaraciones judiciales plasmadas por los
funcionarios que administran justicia, fue precisamente él.

7. En atención a los alegatos presentados por


el Procurador Judicial 67, quien actúa como no recurrente, se debe
puntualizar que con todo el análisis precedente se le explicó,
motivó y reveló al representante de la sociedad de Cali, lo errático
de su pensamiento, sus puntos de vista alejados,
descontextualizados y en total discrepancia con lo argumentado
en los fallos, sin que le imprimiera un desarrollo serio, gradual y
demostrativo a las tesis avaladas por él, en franco abandono al
estudio de fondo del asunto.

110
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Entonces, se percibe en el actuar del


Procurador Judicial 67, un cuestionamiento intrascendente sobre
el plexo probatorio, desde luego, copiado de la demanda y un
entendimiento limitado de los frecuentes, múltiples y exacerbados
desafueros del defensor, como atrás quedó ampliamente expuesto.
A la par, es deber de la Sala traer a colación uno de sus variados
desatinos, con los cuales pretendió desacreditar las valoraciones
judiciales, sin el menor desarrollo y enfoque en casación, pues
aunque la jurisprudencia no exige en punto de las alegaciones
destinadas para los no recurrentes, un estudio riguroso en su
argumentación, no deja de ser menos cierto que es forzoso cuando
menos, aproximarse a los cometidos hermenéuticos propios del
recurso extraordinario y no tratar de enmarañar un trabajo
jurídico juicioso con exiguos argumentos, alejados de la realidad
procesal y de la sociedad que representa.

Expresó el referido funcionario, entre otras


cosas, lo siguiente:

“… pero lo más contundente de todo el discurso de casación es que dejan en muy


mala posición a la judicatura ante un trabajo ligero y no comprometido, pero en
algunos aspectos el defensor –y es entendible ello- intentó hacer el trabajo que los
jueces no hicieron, es decir tratar de valorar correctamente el material obrante en su
totalidad y de manera correcta”.

Por lo argumentado en páginas precedentes,


los cargos elevados contra la sentencia del Tribunal de Cali, serán
desestimados.

111
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

9. Glosas finales: el Procurador Primero


Delegado ante la Corte, peticionó se casara el fallo impugnado de
manera oficiosa, con el fin de que prevalezca el postulado de
legalidad, en cuanto a la pena accesoria de “inhabilitación en el ejercicio
de la Patria Potestad, por un lapso de quince (15) años” ; decisión que en su

concepto, no fue debidamente sustentada y menos se realizó la


correspondencia entre la conducta reprimida y la medida
impuesta, como la jurisprudencia lo viene reclamando, pues debe
existir una relación directa con el delito. Sobre el particular, el
Juzgado de Conocimiento, precisó:

“SANCIONES ACCESORIAS. Como inmediata consecuencia del episodio


delictual que aquí se falla en primera instancia, se impone la inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas, por un período de veinte
(20) años, tiempo este que es el máximo previsto en el artículo 51 del Código
Penal, en virtud no solo por la naturaleza, modalidad y gravedad de la
conducta punible, sino por la especial condición que tenía la procesada en la
sociedad, quien como servidora pública no tuvo reparo en la realización del
hecho, sin tomar en consideración su dignidad como administradora de
Justicia. Por las mismas razones se le impone la inhabilitación para el
ejercicio de la Patria Potestad, por un período de quince (15) años”. (Todos
los subrayados fuera de texto).
Verificado el yerro denunciado, le asiste razón
al Ministerio Publico, por ello, es menester entrar de inmediato a
corregirlo, siguiendo las pautas jurisprudenciales sobre el punto
específico, pues para imponer pena accesoria de restricción a los
padres sobre los derechos de cumplimiento de la patria potestad,
se hace imprescindible constatar la relación entre la naturaleza y
consumación del injusto con el abuso del derecho de quien se
coarta, en tanto, con su proceder, el sujeto activo, facilita o
contribuye a la realización del acto antijurídico; solamente en esas
circunstancias se puede imponer la sanción accesoria aludida, con

112
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

la consecuente motivación, la cual también está ausente en los


fallos cuestionados.

En el caso en estudio, se infligió la muerte a


una persona; episodio delictual, en donde jamás se probó que la
incriminada realizara el punible utilizando a su menor hija para el
éxito de esa conducta prohibida; siendo ello así, no existe ninguna
relación con el derecho limitado contra la ex funcionaria. Motivo
suficiente para ordenar que se excluya de las decisiones judiciales
la imposición de pena sobre la inhabilitación en el ejercicio de la
Patria Potestad, por la que fue condenada la procesada LUZ
MARÍA SATIZABAL COLLAZOS.

Con fundamento en lo expuesto, la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
R E S U E L V E

Primero: Desestimar los cargos elevados


contra la sentencia impugnada, con base en las razones plasmadas
en la parte motiva del presente proveído.

Segundo: Casar oficiosa y parcialmente el


fallo proferido por el Tribunal de Cali, en el sentido de excluir de
las decisiones condenatorias la pena accesoria de inhabilitación en
el ejercicio de la Patria Potestad que le fue impuesta a LUZ
MARÍA SATIZABAL COLLAZOS, tal como atrás se indicó.

113
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

Tercero: Contra la presente decisión no


procede recurso alguno.

Cuarto: Cópiese, notifíquese, cúmplase y


devuélvase al Tribunal de origen.

JAVIER ZAPATA ORTIZ

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO


Cita medica

SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ ALFREDO GÓMEZ QUINTERO

MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS AUGUSTO J. IBAÑEZ GUZMÁN

114
República de Colombia

Corte Suprema de Justicia Ley 600 de 2004


Casación No. 26.422
Luz María Satizabal Collazos

JORGE LUIS QUINTERO MILANÉS JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA

TERESA RUIZ NÚÑEZ


Secretaria

115

S-ar putea să vă placă și