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F e r n a n d o U l l o a Novelaclínicapsicoanalítica

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V. LA DIFÍCIL RELACIÓN DEL PSICOANÁLISISCON LA NO MENOS DIFÍCIL CIRCUNSTANCIADE
LA SALUD MENTAL
1. "LA SALUD MENTAL, UN DESAFÍO PARA EL PSICOANÁLISIS ENSU SIGLO DE VIDA"
Éste fue el título de una charla abierta, seguida de dos seminarios, que dirigí en octu- b r e d e 1 9 9 4
e n B a r c e l o n a , e n l a s e d e d e l I P S I , i n s t i t u c i ó n p s i c o a n a l í t i c a q u e d i r i g e m i amigo Valentín
Baremblitt.Los textos que componen esta tercera parte contienen dispersas las principales ideas allí
desarrolladas."Cultura de la mortificación y proceso de manicomialización" fue la ponencia con
quecerré un congreso de psicoanálisis y técnicas grupales, realizado unos días antes en Za-ragoza.
Fui invitado a estas jornadas por otros amigos españoles, Nicolás e Isabel Capa- rrós.También
fueron amigos -Victorio y Elvira Nicolini- los que en ese mismo viaje me pro-pusieron dar una
conferencia y un posterior seminario en el Departamento de Psicologíade la Universidad de
Bologna, sobre temas semejantes, quizá más centrados en procede- res clínicos.¿ E s l a a m i s t a d
t í t u l o s u f i c i e n t e p a r a a c c e d e r a e s t a s a c t i v i d a d e s ? N o l o e s e l m e r o amiguismo, pero si este
sentimiento está sostenido por años de acompañamiento en eldesarrollo de actividades
psicoanalíticas, compartiendo una visión del mundo y un com-promiso ético semejante, está claro
que se validan títulos. La amistad, cuando es solida-ria con la producción en común de inteligencia,
puede generar la valentía, el alegre talan-te y hasta el adueñamiento del propio cuerpo, necesarios
para habérselas con la resigna-da mortificación hecha cultura, aquella donde zozobra el sujeto
frente a la moral con va- lor de estadística.Pero no basta la amistad, siempre algo fortuita, para estos
cometidos que enfocan la a r t e s a n í a c l í n i c a s o b r e l o s o c i a l , d e s d e l a p e r s p e c t i v a d e l
p s i c o a n á l i s i s ; t a m b i é n e s i m - prescindible la atenta consideración de los procesos íntimos donde
zozobra, sobrevive ose afirma la producción viva dé subjetividad. Por esto incluyo algunos pasajes
de un tex-to con el que participé en un seminario sobre "El lugar del sujeto hacia el fin del
milenio".Durante varios meses, distintos expositores sostuvieron en él disímiles e incluso encon-
tradas propuestas, a lo largo de un debate crítico que apuntaba a dar respuestas al ago- b i o y
d e s c o n c i e r t o s o c i o - c u l t u r a l c o n q u e n o s a p r o x i m a m o s a l f i n d e s i g l o y d e m i l e n i o . Tuvo
lugar en ATE, sede del sindicato de trabajadores del estado.Termino con un breve texto,
relacionado con los quince años de esfuerzos de las Ma-dres de Plaza de Mayo.Es posible que el
término "desafío", aplicado al psicoanálisis, que encabeza esta terce-ra parte, presente más
inconvenientes que beneficios, sobre todo si aproxima la idea untanto grotesca de un analista
militante de su causa.Siempre me ha parecido opuesta a los procederes críticos y autocríticos
asumirse mili-tante de alguna posición psicoanalítica, defendiendo una pertenencia escolástica, en
ge-neral sujeta a jefaturas transferenciales. Esto sin dejar de reconocer que un psicoanalis-ta, más
aún si está comprometido en una práctica social, es una persona no neutralizadaen su condición
política, como un aspecto constitutivo de su subjetividad. No tiene porqué dejar de ser activo
ciudadano de su ciudad, si esto cuadra a su deseo. C l a r o q u e c o n f i e r o u n l u g a r d e s t a c a d o a l a
p e r s p e c t i v a p o l í t i c a , a p a r t i r d e m i p r o p i a experiencia en la numerosidad social, trabajando
desde un interés por la salud mental.Una actividad estrechamente entramada con la cultura y
atenta a la causa de los derechos humanos, en un sentido amplio y cotidiano, que va más allá del
valor indeclinableque esta idea tiene frente a las groseras transgresiones de la impunidad
represora.Las militancias psicoanalíticas suelen ser secuelas de procesos
transferenciales confuerte desarrollo, sin que tenga lugar concomitantemente su análisis. Algo
pasible de serenglobado bajo el nombre -un poco extraño- de analistas-ianos, aquellos adscritos a
"unianismo" encabezado por las figuras principales de la historia del psicoanálisis (freudia- nos,
kleinianos, lacanianos, etcétera).Es innecesario destacar que este "ianismo" nada tiene que ver con la
rigurosa toma deposición con que muchos analistas profundizan y acrecientan las líneas
conceptuales dee s t o s m a e s t r o s . S e s u e l e r e c h a z a r c o n a l g ú n f u n d a m e n t o e s t a n o m i n a c i ó n
d e m a e s t r o dentro de la transmisión psicoanalítica, mas es imposible negar la maestría de
aquellosque, a lo largo del siglo de vida del psicoanálisis, han promovido estímulo
transferencialpara hacer de quienes toman una determinada línea conceptual, algo más que
alumnos(privados de propia luz) y sí acrecentadores de un pensamiento. Entonces, la
pertenenciafreudiana, kleiniana, lacaniana u otra cualquiera es, primero, adueñamiento de las pro-
pias pertenencias singulares de  cada sujeto.Estas coherencias conceptuales son requisito
necesario para articular la práctica psi-coanalítica con la salud mental. Un desafío metodológico y
técnico, habida cuenta de queun analista en esas condiciones debe abandonar los tradicionales
dispositivos de una dis-ciplina, puesta a  punto jugando de local, para enfrentarse, visitante, con
las produccionessocioculturales, sobre las que se despliega la idea de salud mental, munido de la
mayorriqueza conceptual posible  -y no sólo la psicoanalítica-.La noción de cultura que utilizo como
soporte y entramado de la salud mental, la de-sarrolla muy bien Freud en los capítulos iniciales de
El porvenir de una ilusión,
título quehoy, frente a algunos avances de la posmodernidad y las claudicaciones de los
horizontesde la modernidad, suele expresarse, casi como un lugar común, en zozobrante ilusión
deun porvenir.La perspectiva del abordaje psicoanalítico de este encimamiento entre salud mental
ycultura supone trabajar con las organizaciones institucionales, en tanto lugares donde seprocesan
los esfuerzos para obtener los bienes necesarios a la organización y subsisten-cia de las
gentes.Resulta algo paradójico que el enriquecimiento conceptual y metodológico que va ad-
quiriendo un psicoanalista, decidido a sostener su quehacer en la numerosidad social,
confrecuencia lo llevará a considerar el campo de la pobreza como ámbito de su acción clíni-ca,
dado-que es en 'el escándalo de la marginación y sus miserias donde el sujeto apare-ce
en situación de máxima emergencia.Un psicoanalista que pretenda trabajar en sectores sociales
empobrecidos habrá deoperar sobre el tríptico salud mental/ ética/derechos humanos, como
ruedas-engranajesdel abordaje clínico. El atascamiento de uno de estos engranajes altera los
otros, y la di-namización de uno cualquiera de ellos dinamiza a los demás. S i e l p s i c o a n á l i s i s s e
h a p l a n t e a d o , e n l a s ú l t i m a s d é c a d a s , n o r e t r o c e d e r f r e n t e a l a psicosis, ¿qué decir frente a
esta situación límite, más abarcativa aún que la locura? E s t a o p c i ó n e s a l g o i n h e r e n t e a l
p s i c o a n á l i s i s y s u é t i c a y n o c a b e n c o n s i d e r a c i o n e s samaritanas que de hecho cuestionarían
al mismo psicoanálisis, reducido a práctica pro- teccionista.No me estoy refiriendo a un psicoanálisis
de la
pobreza, cosa que implicaría una psico-
logización totalmente ilegítima de la marginación,  sino al psicoanálisis
e n l a pobreza.C u a n d o d i g o p o b r e z a m e r e f i e r o t a n t o a l e s c á n d a l o q u e p r o m u e v e e n l o s
sectores más
m a r g i n a d o s ,   c o m o   a   a q u e l l a s   o r g a n i z a c i o n e s   i n s t i t u c i o n a l e s ,   p o r   l o   c o m ú n   d e l   á m b i t o asi
stencial o educativo, que presentan una carencia crónica de recursos, no sólo de equi-pamiento y
presupuesto, sino en cuanto a la capacitación-de sus integrantes. Resulta to- d o u n s í n t o m a q u e
p r e c i s a m e n t e s e a n l a s i n s t i t u c i o n e s m á s p o b r e s l a s q u e d e b a n o c u parse de los sectores
empobrecidos, aunque no necesariamente es de psicoanalistas po- bres encaminar estas prácticas.Ya
veremos cómo los procesos de manicomialización que infiltran el quehacer asisten- c i a l , a u n e n
condiciones de cierto
confort 
e c o n ó m i c o y c u l t u r a l , s u p o n e n , e n c u a n t o a producción de subjetividad, un pertinaz
empobrecimiento en quienes tienen la responsa-bilidad  de conducir estos organismos. Por supuesto
que existen excepciones.La inserción del psicoanálisis en el campo de la cultura cotidiana revitaliza
y abre nue-vas perspectivas, por cierto en arduo proceso, no fácil de sostener, entre otras
razonesporque el psicoanálisis debe renunciar a cierta pretensión hegemónica acerca de su sa-ber.
Esto está marcado por el viraje de la clásica formulación de Freud, en el sentido de"El múltiple
interés del psicoanálisis para otras disciplinas", al planteo contrario: el múlti-ple interés del
psicoanálisis por otras disciplinas. Se gana así una óptica más abarcativa yun enriquecimiento no
necesariamente interdisciplinario, en el que el psicoanálisis no for-zará arbitrarias articulaciones
con otras ciencias, aun si reconoce que en ocasiones tam-bién de ahí se pueden extraer algunos
beneficios.Será necesario, no obstante, estar atento a no hacer reduccionismos conceptuales
nim e t o d o l ó g i c o s d e l a n o c i ó n y d e l a c c i o n a r i n c o n s c i e n t e . C u a n d o e s t e r e d u c c i o n i s m o
s e opera desde explicaciones médico-biológicas, sociológicas, filosóficas, etcétera, desapa-rece el
carácter esencial del descubrimiento freudiano, a la par que se psicologizan arbi-trariamente estas
prácticas. Baste con no dejar de advertir la incidencia abarcativa de losfactores inconscientes en
todo aquel que sostiene su disciplina, cualquiera que ésta sea.Pero esta definitiva importancia del
sujeto del inconsciente no da patente de corso al psi-coanálisis.  Así entiendo
ese múltiple y recíproco interés que dinamiza saberes.En el orden personal, esta dinamización me
animó a incursionar en campos como la fí- s i c a y s u s c o n c e p c i o n e s s o b r e e l t i e m p o c ó s m i c o ,
e l c u á n t i c o y e l q u e c o r r e s p o n d e a l a temporalidad psíquica. El tiempo abre perspectivas por
demás interesantes en cuanto ala constitución del aparato psíquico y a los procesos del aprender,
a partir del nacimientomismo y el consecuente despliegue de la subjetividad. Otra área que quizá
también pa-rezca extra-psicoanalítica es la de los procederes críticos, aunque es obvio que la
clínica,sobre todo la que sostiene nuestra práctica, es  esencialmente un quehacer crítico.Esto, por
supuesto, coloca en beneficiosa tensión la disciplina de la abstinencia y la noneutralización del
operador, aun respetando lo que se conoce como neutralidad clínica. Una tensión benéfica que aleja al
psicoanálisis de las tentaciones indolentes.La idea que quiero destacar es que el psicoanálisis concebido
como una disciplina, enla que teoría y práctica se cierran sobre sí mismas, puede impulsar un
proceso de morti-ficación que promueve formas rituales propias del "ianismo", entrando en la
palidez mor-tecina de una práctica retórica, e incluso vacía, incapaz de registrar los matices que
tieneenfrente y apagando el carácter revulsivo de  los procesos inconscientes.Lo anterior pretende
ilustrar -tal vez sólo sugerir- el modo como un psicoanalista quese proponga no retroceder frente a
las condiciones del sujeto en emergencia, sobre todocuando se contextúan las distintas versiones
de la pobreza, deberá presentar un equipa-miento conceptual y metodológico nada pobre, capaz de
representar alguna oportunidadpara revertir la agonía del sujeto coartado. Frente a esta situación,
el psicoanálisis tienealgo que decir, aunque sea preciso saber que no tiene que decir todo ni lo más
importan-te. Pero lo que diga será fundamental, cuando empiece por decirlo de sí mismo a
travésd e   q u i e n e s   a s u m e n   l a   r e s p o n s a b i l i d a d   d e   e n f r e n t a r   s i t u a c i o n e s   c o m o   l a   m o r t i f i c a c i
ó n , tema del que enseguida habremos de ocuparnos.

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