Sunteți pe pagina 1din 3

Gloria de colville en el Tártaro -continuación.

Que huida tan nulamente planeada y verdaderamente atractiva. Eso pensaba Perséfone
mientras bajo ese hermoso “Gloria de Colville” de flores raras y radiantes acariciaba
suavemente por miedo al insomnio a su tal vez fugaz amante que estaba desnudo y
placido sobre ese oscuro humo del infierno, y tocaba, y sentía. Nunca dejó que alguien
siquiera se acercara y hoy ese tan bello espectro había profanado el templo más puro del
olimpo.
Ella aun recordaba con un sonrojo pronunciado el momento en que ese árbol crecía y sus
flores hermosas color fuego se extendían por la habitación y como esa aura infernal era
absorbida por el momento perverso. Se negaba a seguir mirando a este hombre que tenía
abrazándola tan fuerte, tal vez él, mientras dormía, pensaba que si soltaba a esa bella
escultura del olimpo saldría del infierno como lava de lo más profundo de la tierra. Aun
encarcelada en esos brazos se sentía libre, ahora podía detallar más lentamente esa piel
de hielo, no sabía cómo describir aquella criatura, como una escena, ante el infierno, ese
hombre sería una muy extraordinaria pintura.
Como un niño arrastrado por algún demonio, Hades despertó exaltado y como por arte de
la desconcentración el humo desapareció y ambos cayeron al suelo ambientado de la
habitación que había sido su cómplice, rieron por el tosco evento, mientras, compartiendo
miradas nunca sentidas hacia ambos otra vez se enredaron como placidos amantes,
somnoliento Hades se le cerraron los ojos de nuevo.
Perséfone no lo entendía, se sentía tan malvadamente atraída hacia él que se cuestionaba
por su ser que hasta la noche pasada pensaba era puro, seguían admirando esa pintura,
hasta ahora solo pintaba flores y paisajes, seguía admirando a su musa, se le salió una
sonrisa la cual Hades no pudo ignorar.
- No pienses perversidades, estaré complacido en realizarlas… Soñé que una ninfa
irrumpía en mis aposentos y profanaba de mi- lo mencionó con una sonrisa
burlesca mientras miraba un gesto peculiar camuflado en el bello rostro de su ya
nada virginal víctima.
Ella entendió su falso comentario. Sin embargo, lo disfrutó, el viejo Hades es bastante
creativo, Perséfone aun sonriente tocó su nariz como el más sutil gesto de respuesta.
Como no podía ese frio corazón sentirse en el inframundo por la calidez de aquella mujer.
- Tenemos aún varios días hasta que tu madre nos importune, aunque no parezca, el
hades tiene paraísos escondidos como el gran árbol en mi habitación, lo dijo con
una gran sonrisa y continuó, será nuestra “luna de miel” como los mortales
mencionan.
Hades no podía ser más sutil, cada frase trastornaba más la cabeza de Perséfone, la
última la dejó pensativa. “Bella ironía la mía” pensó. -casarme con el tío desterrado de
la familia-.
- Eso lo dijiste en voz alta- y la apretó más fuerte. -Soy el tío guapo, misterioso y
perverso de la familia-.
Ahora permanecían cómodos, algo vulgares y totalmente confiados de quien yacía a su
lado. Con una adormilada Perséfone a su lado, ciertos pensamientos describían algunas
frases ilustradas por parte del ser desterrado; “nadie nunca experimentó tanta soltura
como la que esa noche observó el demonio tras un juego de seducción y escepticismos casi
olvidados. Tanta belleza y perfección como para ser reflejada en un espléndido cuadro con
rasgos eróticos y perversos mimetizada en el cuerpo de una hermosa niña” tras ellos,
pensamientos negativos como flechas se clavaban en una espalda blancuzca y huesuda;
“Era seguro que sería una eternidad vagamente corta pero ansiada, como la oración en
los templos de Grecia para los dioses, los sueños revelados dan un destino poco agradable
para ambos. Y la muerte me aconseja que disfrute de mis deseos mientras prospere el
apetito y la codicia por esa mujer que reposa en mis brazos”
Perséfone juguetona lo miraba, como en alguna animación divertida imaginaba a una
miniatura de ella misma en su hombro izquierdo, “bésalo, bésalo”, decía miniPerséfone.
No necesitó tomar la iniciativa, Hades tomo ese rostro ido por esos pensamientos ridículos
y como una mala costumbre volvió a rasguñar en la comisura de los labios. La bella mujer
lo observaba escéptica, notaba la picardía que le causaba la situación al hombre que
compartía su lecho, apenas consciente él veía la sangre, hipnotizado por el fluido, pasó su
lengua para limpiar su travesura, ella sentía su corazón juvenil revolotear cual pájaro en la
mañana, podía transportarse del infierno a su jardín y viceversa, y el tan anhelado beso
llegó suave, lentamente disfrutado por ambos, pensamientos malvados surgían como
acrecentado rio. Los besos consiguientes marcaban otros ritmos, mientras que esas uñas
marcaban obras de arte por todo el cuerpo de la ya no inocente niña. Ella simplemente
estaba en trance, gozaba de los suaves rasguños que producían estremecimientos
profundamente deliciosos.
Con suavidad y sensual roce en la boca de Perséfone y como el más oportuno de los
comentarios -ya empezaron a brotar flores en el candelabro mi amada pelirroja-.
Perséfone miró el candelabro y se ruborizó, después lo observó ansiosa y dijo- haré del
inframundo un jardín para Plutón-. eso emocionó al condenado eterno.
Más allá de los placeres mundanos y que los dioses habían disfrutado por milenios entre
atrocidades y joviales enamoramientos, hacer el amor con Perséfone era singular, Hades
entre besos y caricias recordaba todas aquellas barbaries que ha cometido, por las que, ha
aborrecido a dioses y humanos, recordaba a mujeres bellas de sus cortos trayectos por las
ciudades. Siglos de soledad y arrepentimiento, en busca del mal incorregible destino, se
castigaba por pensar en cosas pasadas cuando tenía a la manzana del olimpo entre su
cuerpo, simplemente se dedicó a insertar maldad en el corazón de la diosa, adorar sentir
las vibraciones, la perfección de las curvas presentes y la mirada totalmente sombría y
excitada de la dama.
Ella solo pensaba en pinturas que describían las escenas, quería dibujar cuantas posiciones
abstractas hacían en el acto, le hacía placentero escuchar la brisa de ultratumba y algunos
quejidos suaves de varios torturados en aquel lugar. No se le olvidaba que estaba en el
lugar donde los mortales no quieren ir, del sufrimiento por castigos recibidos y que hacia
el amor con el gobernante del bendito hades.
- Soy la diosa elegida por Plutón, quien ha sucumbido por el placer, quien sabe que
ésta novela maquiavélica tiene un desenlace poco complaciente y será contaba por
Deméter como la más torturante congoja debido al desvanecimiento de su amada
hija- lo dijo como la más poderosa sensualidad mundana mirando a los ojos glacial.
Hades disfrutó ese corto discurso y respondió con una arremetida que hizo gemir a la ninfa, sin
duda ese hombre era un malvado infernal.

S-ar putea să vă placă și