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Reflexión logística sobre

el coronavirus
En estos tiempos tan raros que corren, quiero empezar recordando una
parte de la letra de la canción ¡Salta! de Tequila:

«Salí de casa con la sonrisa puesta;

hoy me he levantado contento de verdad.

El sol de la mañana brilla en mi cara;

una brisa fresca me ayuda a despertar».

Traigo estos versos simplemente para recordar que a partir de que


acabe este episodio de Black Mirror que estamos viviendo, seremos
capaces de disfrutar de una de las cosas más sencillas que hay —salir
de casa con la sonrisa puesta— y para que no nos olvidemos de todos
los sectores que estos días lo están dando todo por nuestra sociedad y
van a conseguir que el sol de la mañana vuelva a brillar en nuestra cara.

Uno de los colectivos que están poniendo su granito de arena para que
el confinamiento en nuestro hogar se nos haga lo más llevadero posible
es el sector de la logística y el transporte, que tanto en España como
en el resto de Europa está facultado por los Gobiernos para trabajar y
lo hace todavía con mayor tensión de la habitual.

El trabajo diario en la cadena de suministro está marcado en los últimos


años por unos plazos de entrega cada vez más cortos, horas exactas
de llegada a destino, garantía de disponer siempre de existencias, etc.
La mayor tensión que sufre el sector viene dada por el hecho de que
ahora su responsabilidad es garantizar el suministro y el
abastecimiento, especialmente de alimentos, de productos sanitarios y
farmacéuticos y de combustibles.
Dentro de las variables que están tensionando el trabajo de los
profesionales del sector, el plazo de entrega y la hora de llegada han
adquirido suma importancia, pero no son las únicas.

El nivel de stock de muchos productos se está convirtiendo en uno de


los principales obstáculos para frenar la pandemia y tranquilizar a la
población. Si nos detenemos a analizar el problema del
almacenamiento, se diferencian dos grandes bloques:

Problemas de stcok por el coronavirus:

1. Las existencias de EPI para nuestros sanitarios y de respiradores


para los pacientes, así como de productos farmacéuticos o
consumibles para los respiradores.

Este problema es consecuencia del crecimiento del número de


personas infectadas, es decir, estamos en un pico de demanda de estos
productos que es imposible de predecir con datos históricos, pero si se
hubiese estado más pendiente de cómo evolucionaba la pandemia en
nuestro entorno cercano (Italia, China), se podrían haber adelantado
pedidos y por tanto mitigado el problema, ya que el aumento
exponencial del número de infectados indica que habría sido imposible
evitar su aparición.

Hay otras dos reflexiones que me gustaría plantear en este punto:

 No podemos gestionar el almacenamiento de productos que inciden en


la salud de las personas con los criterios de eficiencia de una empresa
privada. Debemos aprender que es necesario mantener un stock de
seguridad, es decir, disponer de un inventario mínimo para que, ante
desviaciones de la demanda o retrasos en la entrega de los
proveedores, tengamos un cierto nivel de cobertura.
 Concentrar la producción en zonas muy determinadas del planeta
nos permite optimizar costes, pero tal vez no nos dé la flexibilidad
suficiente a las cadenas de suministro para poder responder de una
manera rápida a esta evolución de la demanda.
2. El nivel de stock de productos alimenticios y combustible.

En mi opinión, es la sociedad la que tiene que aprender a no generar


estas situaciones que han tensionado las cadenas de suministro y a
todos los implicados sin motivo, ya que en todo momento se nos
aseguró la garantía en el suministro. Aquí, la variable clave no es el
plazo de entrega, sino la seguridad en el suministro, pero por supuesto
no con la urgencia del anterior bloque de productos.

Quiero reconocer la labor de uno de los eslabones más débiles de la


cadena de suministro, los profesionales de transporte, que en estos
últimos años de crisis han visto disminuir sus honorarios. Se estima que
más del 70% de estos profesionales supera los 50 años y se está
dejando la piel por las carreteras de Europa y del mundo para garantizar
que los productos lleguen a su destino y cubran las necesidades de
sanitarios y consumidores.

Espero que cuando esto acabe y vayamos por una carretera llena de
camiones para irnos de vacaciones, seamos más comprensivos aunque
nos incomoden en la circulación y también que cuando compremos en
una tienda online, nos demos cuenta de que una gran parte del coste
logístico del envío se destina al proceso de transporte, y estos
profesionales merecen un pago adecuado al servicio que nos prestan.

El futuro de la cadena de suministro

Esperemos que este episodio de Black Mirror no dure mucho y que


seamos capaces todos de sacar de él un aprendizaje que nos permita
mejorar y estar bastante más preparados si tenemos que volver a sufrir
una situación de estas características.

Desde mi confinamiento, he ido preguntando en mis clases online a mis


alumnos tanto de grado como de posgrado sobre los aprendizajes que
debemos obtener los profesionales de la gestión de la cadena de
suministro en los momentos que nos están tocando vivir. Mis alumnos,
al igual que la mayoría de los jóvenes de hoy en día, buscan la
inmediatez y no les importa tomar decisiones de cambio. Su opinión, y
más en la situación actual, debería servirnos para dibujar el futuro de un
sector históricamente tan tradicional y con resistencia al cambio.
Las contestaciones de mis alumnos plantean la evolución de la gestión
de las cadenas de suministro en cuatro grandes ejes, y a lo mejor no en
este orden para todas ellas:

 sostenibilidad;
 tecnología;
 innovación;
 flexibilidad

La sostenibilidad tal vez sea uno de los problemas mas acuciantes,


pero no solo como consecuencia del transporte de la mercancía, sino
también del packaging o del consumo masivo de productos. Esta crisis
del coronavirus tiene que enseñarnos que lo importante no es el
consumo incesante de productos, sino gestos mucho más sencillos
como salir a la calle, pasear o hablar con nuestros amigos.

Para resolver este problema con la rapidez necesaria, debemos tomar


medidas en todos los procesos logísticos con una clara incidencia en
el medioambiente. Son muchos los caminos que podemos explorar:
desde los materiales de embalaje hasta el uso de combustibles,
cambios en los modos de transporte, transportes compartidos,
eléctricos o híbridos y bicicletas.

La innovación, la tecnología y la digitalización son otros de los


aspectos que debemos trabajar para lograr una cadena de suministro
más flexible, sostenible y capaz de asumir los numerosos retos que se
nos van a presentar en los próximos años, algunos totalmente
desconocidos e impredecibles como este del coronavirus. Se acelerará
la automatización de procesos en almacenes o fábricas con el uso cada
vez más común de robots que aumenten la productividad y permitan el
manejo o la fabricación de más unidades por hora cada vez.

Otros aspectos que tendrán una incidencia clara en la cadena de


suministro y que deben considerarse después de esta crisis son el
blockchain, la inteligencia artificial o la desaparición de los procesos
manuales, y esto nos lleva a otro aspecto clave para la cadena de
suministro como es incorporar profesionales cada vez más preparados
y propiciar un cambio de mentalidad en el sector y en las variables que
lo rigen, sobre todo en lo referente a tiempos y horarios de entrega.
Por último, es necesario disponer de cadenas de suministro con una
gran flexibilidad y, por tanto, con una enorme capacidad de
adaptación a un mundo cambiante, no solo por el crecimiento
continuado que está experimentando el mundo online, donde la gestión
de la cadena de suministro se ha convertido en un área fundamental,
sino también por situaciones como la que estamos viviendo, que
convierten a los procesos de la cadena de suministro en actividades de
suma importancia para garantizar un adecuado funcionamiento de
nuestro mundo.

En definitiva, si la gestión de la cadena de suministro ya me parecía


una actividad apasionante, el futuro va a convertirla en un área de
mayor interés todavía para todos.

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