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Universidad de Santiago de Chile

Facultad de Humanidades
Departamento de Educación
Licenciatura en Educación en Inglés
Orientación Educacional
Marco Bravo Rojas

Reflexión crítica de la estructura social del aula

Luego de la lectura de la estructura social del aula, debo decir que adopté una posición
defensiva respecto a este. Esto porque encuentro que todo lo que pueda ocurrir dentro de la sala
de clases, es relativo y muy pocas veces predecible, incluso conociendo a cabalidad las
dimensiones de esta. Además, me parece que todo este trabajo de observación de las estructuras
organizativas de un aula, es un trabajo necesario pero a la vez extenuante (en caso de que fuera el
profesor quien tuviera que realizarlo). De acuerdo a mis años de escolaridad y universidad, y
todos los temas tratados en conjunto con las lecturas realizadas durante este periodo, soy un
convencido de que es esencial que el profesor tenga pleno conocimiento de las dinámicas sociales
de su curso, que conozca a cada uno de sus estudiantes y las relaciones entren ellos, y que además
sea parte de estas. Pero, creo que esto no debe ser hecho tan detallado y meticuloso como sale
explicado en el texto. Me parece que es tarea del profesor, pero una terea que se desarrolla en
forma espontanea a medida que interactúa, como parte fundamental de esta mini sociedad que se
forma dentro del aula. Un profesor que no puede o no sabe identificar las estructuras
organizativas que se desarrollan en su clase, junto con sus dimensiones, no puede tomar
decisiones respecto de algún conflicto que se pueda desarrollar o, no puede generar cambios
sobre estas estructuras. Por ejemplo, una profesora de biología, quien me hizo clases durante toda
la enseñanza media, tiene cualidades muy particulares: conoce el nombre de cada uno de sus
estudiantes, sus realidades y conflictos personales; tiene una noción muy clara de la organización
de su curso, es decir de su rol, del rol de los alumnos y de los grupos que estos conforman; tiene la
capacidad de comunicarse con cada uno de ellos de forma individual y grupal. Todas estas
características le permiten actuar con completa facilidad sobre las dinámicas de su clase. Por otro
lado, muy diferente sería que algún ayudante tomara nota de cada uno de los elementos
presentes en las diferentes organizaciones que se dan en el curso de una clase y, entregara un
informe detallado al profesor. Lo que permitiría al profesor enfocarse en realizar su labor docente
y resolver los problemas detectados por este ayudante, pero esto lo alejaría de la realidad de sus
estudiantes, ya que no es él el que maneja estos datos.

En conclusión, es necesario que exista un conocimiento a cabalidad y detallado de las


estructuras organizativas del aula, pero no como resultado de una tabulación de datos, sino como
parte de lo que el profesor puede decir de su curso como resultado de su envolvimiento e
interacción con sus alumnos. Es fácil llenar una tabla de datos, etiquetar y medir cada elemento
dentro del aula. Difícil es saber qué hacer con estos datos para generar cambios en estas
estructuras, cosa que no se logra solo conociendo estos datos, sino siendo parte de ellos.

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