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PREGUNTAS:
Ética:
Viene del griego “ethos”, significa costumbre. Es el estudio filosófico de los fundamentos de
la conducta buena y mala y es, por esencia, suprasocial.
No hay ética sin filosofía, ya que la ética estudia aquellas ideas de carácter moral que tiene
una base filosófica, que son filosóficamente justificadas.
Busca un deber hacer que se ajuste a la naturaleza del hombre y que responda a las
exigencias de valores teóricamente universales.
Moral:
Viene del latín “mos-ris” significa costumbre. El hecho de que tengan ambos términos ética
y moral el mismo significado etiológico ha dado lugar a que se lo utilice indistintamente.
La moral se identifica con las normas de conductas personales o sociales que se refieren a la
bondad o maldad de los actos de esa conducta. Tales normas de conducta derivan en este
caso, no de “un deber” axiológico (filosófico), sino de una realidad concreta en una situación
histórica: el “código moral” de una sociedad determinada.
Los principios deontológicos son los principios que dictan las reglas de acción necesarias
para el ejercicio de una profesión, profesión que se dirige al hombre considerado como
sujeto, donde el objeto no es la materia y el fin un producto económico, sino un servicio que
pone en relación a una persona con otra considerada por la misma.
La deontología no es una ciencia normativa pura, sino una ciencia empírica que se ocupa de
la determinación de deberes dentro de las circunstancias sociales y los deberes que deben
cumplirse si se quiere alcanzar el ideal del mayor placer posible para el mayor número
posible de individuos. Enseña lo que es en general justo y conveniente.
Una política de ética sólida debe describir claramente el procedimiento que deben seguir los
empleados si necesitan ausentarse, irse temprano o llegar tarde. Si no especifica estos
procedimientos, los empleados podrían sentirse tentados a manejar el tiempo por sí
mismos. Podrían decir que se encontrarán con un cliente al final del día de trabajo cuando,
en cambio, se van temprano para ver un juego de pelota en la televisión. Podrían decir que
están en un taller durante la primera mitad del día, cuando en vez de eso, están durmiendo
un poco más. Asegúrese de que su política de ética contenga una disposición que le indique
a sus empleados cómo pueden solicitar tiempo libre incluso para asuntos personales. La
comunicación abierta es una alternativa mucho mejor que el escabullirse cuando los
empleados intentan ocultar los motivos de sus ausencias o partidas tardías.
Por ejemplo, un presidente prometió, cuando era candidato, acabar con la corrupción, no
obstante, durante su mandato la corrupción continúa campante, e, incluso, algunos casos lo
salpican al él y a su entorno íntimo. En este caso, podemos decir que el presidente no ha
actuado con moralidad.
Otro ejemplo: un taxista critica siempre la deshonestidad de sus colegas que aumentan
automáticamente la tarifa si el pasajero es un turista. Un día, sube a su taxi un turista, y el
taxista le cobra la tarifa normal, tal como predica. El taxista en cuestión sí ha actuado con
moralidad.
En este sentido, la moralidad puede venir dada por el derecho y por todo aquello que
establece dentro del marco legal, pero también puede estar suscrita dentro del campo de la
religión o dentro de una doctrina o ideología política; la moralidad puede obedecer a los
principios deontológicos del profesional, o puede tener su razón de ser dentro de los
códigos de conducta establecidos, de manera más o menos espontánea o tácita, por una
sociedad.