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Facilitador: Participante:
José Romero Lisett Alvarez C.I. 10.532797
Índice
p.p.
Índice ii
Introducción 3
Carácter Eclético de la Teoría de los Recursos, Según Ciertos Autores 4
Premisa fundamental de la Teoría de los Recursos 4,5
Posturas ideológicas 5-14
Modelo de competencia de Chamberlin 14
Conclusión 15
Fuentes Consultadas 16-21
INTRODUCCIÓN
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La teoría de los recursos, en sí misma, nos sugiere que una empresa está
constituida por recursos y capacidades de manera conjunta, y el uso eficiente de cada
uno de ellos, es el diferenciador, cuyos resultados son variables. “Debido a la
inexistencia de mercados para los recursos intangibles, la homogeneidad empresarial
nunca será posible”, (Barney, 1986).
Solo los recursos valioso e inimitable generan rentas positivas sostenibles, debe
ser comparativamente eficiente, condición necesaria para poder obtener rentas
extraordinarias. Son muchos los requisitos que se proponen para que los recursos sean
valiosos y proporcionen ventajas competitivas sostenibles, pero al mismo tiempo se
advierte la necesidad de barreras a la movilidad de los mismo, por ello, Bain (1956)
introdujo el termino barreras a la entrada para referirse a aquellos activos que
dificultan la entrada en una industria a las empresas que no los poseen. Caves y Porter
(1977), por su parte, introducen el termino barreras a la movilidad, para referirse a los
activos en poder de las empresas de un grupo estratégico que impiden la entrada a
otras empresas pertenecientes a otros grupos estratégicos distintos y Rumelt (1984)
plantea otra solución al introducir los mecanismos de aislamiento. Estos son
entendidos como activos cuya imitación por otras empresas es imposible o difícil.
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Lo ecléctico supone tomar lo mejor de las diferentes teorías de los recursos, para
hacer de ello una combinación nueva y única. Todas las teorías presentan rasgos o
características diferentes entre sí, que normalmente no se combinarían pero que
pueden dar un estilo, fenómeno o realidad nueva y diferente al resto. Al presentar un
carácter ecléctico en la mayoría de los casos es positivo, ya que se supone que aquel
que mantiene un estilo, una forma de pensar, una forma de enfrentar la realidad
ecléctica no quiere ser como cualquier empresa, si no que define su propia marca, a
partir de elementos específicamente seleccionados, aun a pesar de que esa
combinación de elementos no sea la común.
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POSTURAS IDEOLÓGICAS
Grant (1998), Meso y Smith (2000), Fahy (2000) se detecta que las condiciones
que deben cumplir los recursos y capacidades para alcanzar una ventaja competitiva,
son principalmente contar con difícil apropiabilidad, ser complementarios, durables,
escasos, difícilmente comercializables y transferibles, difíciles de imitar, no
sustituibles, contar con cierta relevancia y, por último ser superiores a los recursos de
sus competidores.
(Penrose, 1959; Barney, 1991; Amit y Schoemaker, 1993; Coff, 1997; Makadok,
3001). Resulta relevante el análisis de la relación entre las características de la cartera
de recursos y capacidades de la empresa y las estrategias que puedan desarrollarse a
partir de ellos.
Penrose (1959), plantea que la empresa no debe ser vista como una función de
producción, sino como un conjunto de recursos y como una entidad que facilita la
acumulación de conocimientos. Para Barney (1991), solo los recursos valioso e
inimitable generan rentas positivas sostenibles. Entiende que un recurso valioso debe
ser comparativamente eficiente, esta es una condición necesaria para poder obtener
rentas extraordinarias.
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Desde las competencias distintivas nos encontramos con la tesis de que la función
del estratega es encontrar un adecuado equilibrio entre las oportunidades y amenazas
del entorno con las fortalezas y debilidades de la empresa (López, Sabater, 1999).
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Rumelt (1991) amplia los datos utilizados por Schmalensee (1985). Denomina
efecto unidad de negocio a aquél referido a las habilidades y recursos internos de
cada unidad, distinguiéndolo del efecto corporación relativo a la pertenencia de cada
unidad a una determinada corporación empresarial. El cambio que introduce al
considerar en sus datos cuatro años (1974-1977), permite, poder estimar el efecto
unidad de negocio, descomponer el efecto sector total en un componente estable y
otro coyuntural, determinado este último a través de la interacción sector- año. De
esta forma, el modelo utilizado por Rumelt incluye el efecto sector estable (impactos
persistentes del sector sobre la rentabilidad de la unidad de negocio), el efecto
corporación (aspectos vinculados a la pertenencia a una determinada corporación), el
efecto año (fluctuaciones anuales en variables económicas que afectan por igual a
todas las unidades de negocio), la interacción sector año (fluctuaciones anuales en las
condiciones económicas que influyen de forma distinta en las diferentes industrias),
el efecto unidad de negocio (impacto de los recursos específicos de cada unidad), y el
error.
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(Wernerfelt, 1984), con el creciente interés por los recursos de las empresas en el
estudio del origen de las ventajas competitivas y la búsqueda de explicación del por
qué persisten diferencias en los resultados de las empresas en una situación de libre
competencia (Barney, 1991; Amit y Schoemarker, 1993; Peteraf, 1993; Dierickx y
Cool, 1989; Lippman y Rumelt, 1982). Esas diferencias entre empresas
pertenecientes a un mismo sector, con marcado resultados propiciadores de
oportunidad a lo largo del tiempo, disminuyeron la importancia de conceptos como
atractivo del sector, grupo estratégico, crecimiento del mercado, en la explicación de
la renta de la empresa.
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(Wernerfelt, 1984; Barney, 1991; Grant, 1991; Amit y Schoemaker, 1993; Peteraf,
1993) indica que, en tanto que en un mismo sector existen empresas más y menos
competitivas y rentables, según esta perspectiva, van a ser los recursos, capacidades y
habilidades de una compañía (recursos humanos, recursos financieros, capacidades de
marketing, habilidades tecnológicas y organizativas, etc.) los que en mayor medida
van a determinar su rentabilidad.
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El Enfoque Basado en los Recursos, considera que las empresas son heterogéneas
en términos de los recursos, tanto tangibles como intangibles que poseen y de las
capacidades que desarrollan a partir de la combinación de tales recursos (Wernerfelt,
1984; Barney, 1991; Grant, 1991; Peteraf, 1993). De entre los distintos tipos de
activos que posee la empresa reciben una atención especial los activos intangibles ya
que, tanto los recursos intangibles como las capacidades que los movilizan, son
formas de conocimiento con diferentes grados de especificidad, codificabilidad y
complejidad (Fernández, 1993; Kogut y Zander, 1992).
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(Barney, 1991). Para Wernerfelt (1989), los recursos se mueven en tres vertientes:
los recursos fijos, los recursos con un potencial prácticamente ilimitado y recursos
con un potencial fijo a corto plazo pero ilimitado a largo plazo.
Los recursos que tienen la posibilidad por tanto de hacer que una empresa tenga un
rendimiento superior deben ser tales que no puedan adquirirse libremente o de lo
contrario, todas las empresas podrían poseerlos, no siendo por tanto únicos. (Barney,
1986a). Los recursos y capacidades que tienen potencial para incrementar el nivel de
actuación de una empresa son considerados invisibles, basados en el conocimiento
(Grant, 1996; Itami & Roehl, 1987), en la cultura organizativa (Barney, 1986b; Fiol,
1991) o en las capacidades directivas e innovadoras de la empresa (Nelson, 1991;
Schumpeter, 1934).
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Barney (1991); Grant (1993); Peteraf (1993); Collis y Montgomery (1995), estos
autores coinciden en el sentido de que cada directivo debe tener una clara
comprensión de cuál es el estado de la dotación de recursos y capacidades de sus
empresas, como forma de determinar sus posibilidades competitivas.
(Lippman y Rumelt, 1982; Rumelt, 1984; Wernerfelt, 1984; Barney, 1991, 1991ª;
Peteraf, 1993), la idea de equilibrio supone que alcanzada esta situación la empresa
no tiene incentivos para cambiar, es decir, carece de incentivos para buscar nuevos
empleos a sus recursos, lo que implica que son conocidas en su totalidad las posibles
interacciones entre ellos así como sus consecuencias. Se trata de una situación que
presagia el fin de un proceso de búsqueda de oportunidades (Foss, 1995).
(Penrouse, 1962; Dierckx y cool, 1989; Amit y Schoemaker, 1993), ven la teoría
desde el punto de vista de proceso dinámico. Esta perspectiva presenta mayores
posibilidades de obtención de ventajas competitivas, dado que la empresa está
inmersa en un proceso de desarrollo continuo de nuevos recursos y capacidades, con
lo que se mantienen a lo largo del tiempo los incentivos para buscar nuevas
aplicaciones de sus recursos, al objeto de prevenir las pérdidas de las ventajas
competitivas.
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Pese a los avances y el interés despertado, esta perspectiva no ha sido aún capaz de
superar importantes limitaciones. Algunos de los principales problemas de la
perspectiva de recursos y capacidades son (Priem & Butler, 2001a, b; Foss, 1998;
Brush & Artz, 1999): Ausencia de acuerdo terminológico y falta de homogeneidad,
estática, existencia de procesos de caja negra, asunciones implícitas con respecto al
valor de los recursos, dudas sobre si cuenta con el potencial suficiente como para
poderse considerar una teoría (Tapia, Correa, Barrio, 2002).
Los trabajos de Chamberlin (1933) y Andrews (1971), están entre esos primeros
esfuerzos del que se da cuenta en los orígenes de la teoría de los recursos y
capacidades. El primero desarrolla un modelo de competencia en reacción a la idea de
homogeneidad de los clásicos. Sostiene que la competencia en las industrias se da
entre empresas con recursos diferentes, los cuales les permiten implementar
estrategias difícilmente imitables con las que obtienen unos resultados superiores.
CONCLUSION
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Las distintas teorías de los recursos y sus capacidades, siguen teniendo vigencia
aun, a medida que los consumidores, perciban ciertas cualidades, sobre todo de
aquellos activos que son intangibles. Permitiendo a la empresa su sustentabilidad.
BIBLIOGRAFÍA
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PENROSE, E. 1959. The Theory of the Growth of the Firm. John Wiley: New York,
NY.
PORTER, M.E. (1980) “Competitive Strategy”. The Free Press: New York.
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