Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA
ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA LATINOAMERICANA
ISSN: 2250-866X
AÑO II, VOLUMEN 2, PRIMAVERA DEL 2013
Editorial
Ana María Rocchietti…………………………………………………………. 9
9
ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA,
POLÍTICAS Y PRÁCTICAS CULTURALES EN COLOMBIA
Monika Therrien1
Resumen
El repaso de más de 20 años de investigaciones en el campo de la arqueo-
logía histórica en Colombia, permiten presentar una reflexión sobre el conocimien-
to que se ha venido construyendo paulatinamente, bajo un denominador común, dar
cuenta de las trayectorias de las poblaciones que fueron marginadas tanto por los
procesos de colonización e industrialización como por la narrativas históricas desde
los que ejercen el poder. Esta aproximación ha sido posible mediante el uso crítico
de metodologías y de categorías de análisis que difieren de las categorías creadas e
impuestas desde las ideologías dominantes, lo que ha llevado a plantear dinámicas
distintas a sólo mostrar quiénes y cómo alcanzaron el prestigio, ascendieron en las
jerarquías políticas y sociales o acumularon bienes. Se trata de entender cómo en el
contacto relacional, en la conciencia de la existencia y confrontación ante otros, se
configuraron y reconfiguraron socialmente los individuos en busca de su bienestar,
provecho o supervivencia.
Palabras clave: Contacto relacional, Prácticas culturales, Diferenciación social,
Metodología en arqueología, Arqueología histórica en Colombia.
Abstract
The review of more than 20 years of historical archaeology studies in Co-
lombia allows to present the construction of knowledge regarding populations that
became marginal, not only by the colonizing or industrialization processes but also
by the historical narratives built from the view of those exercising their power. This
approach has been made possible by the use of methodologies and analytical cate-
gories that differ from those categories created and imposed by dominant ideolo-
gies, and it has in turn lead to propose other explanations, different from those that
account for the elite that acquired prestige, ascended in the political and social hi-
erarchies or accumulated goods. It is all about understanding how within relational
contacts, the conscience of the existence and confrontation of others, individuals
organized or reorganized themselves socially looking towards their welfare, benefit
or survival.
Key words: Relational Contacts, Cultural Practices, Social Inequality, Methods in
Archaeology, Historical Archaeology in Colombia.
1
Directora Fundación Erigaie, centro de investigación autónomo reconocido por Colciencias,
www.erigaie.org.
11
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
2
Se retoma lo planteado por Alejandro Grimson, cuando señala que no es posible comprender a una
sociedad humana por sí misma, ni ella misma podría entenderse sino en relación a otras, pues es en la
interacción que se “perciben, sienten y definen como diferentes” (Grimson, 2000: 14).
12
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
13
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
14
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
15
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
16
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
17
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
18
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
ideologías políticas dominantes (blanco, negro, mestizo, criollo, indio, etc.) o para
signar las relaciones de dominación (conquistador, encomendero, hacendado, mita-
yo o esclavo); y es frecuente encontrar cómo los arqueólogos las asumen como
expresiones desprovistas de su carga de poder. Ello se hace evidente cuando este
razonamiento se aplica en la identificación, análisis e interpretación de los materia-
les presentes en los espacios de interacción: de manera simplista se asume que el
material europeo ‘demuestra’ la pertenencia al europeo o criollo y por lo demás
pudiente, y así mismo, es usado como índice de diferenciación socioeconómica
entre unidades culturales (blancos, indios y negros). Por consiguiente, también se
concluye que una mayor proporción de artefactos foráneos es indicador del grado
de influencia del estilo de vida español, a su vez que de la aculturación pasiva del
dominado. La situación contraria, cuando estos materiales están ausentes o apare-
cen en baja proporción, lleva a suponer que se trata de un sitio prehispánico o bien,
en los casos en que si se tiene en cuenta la contemporaneidad del material europeo
con el nativo, se interpreta como de amerindios o africanos sin que se asuma que
también pueden hacer parte del menaje de criollos, españoles y mestizos, tanto en
áreas rurales como urbanas.
Esta paradoja es más evidente cuando en los sitios donde aparecen materia-
les de unos y otros, los arqueólogos de hecho los clasifican separadamente como
los ‘prehispánicos’ y los ‘coloniales’-‘modernos’-‘recientes’ (términos usados in-
distintamente para los materiales o los sitios); adicionalmente, estos últimos se
registran como artefactos corrientes introducidos con la expansión europea o pro-
ducto de las basuras contemporáneas (ver por ejemplo Fajardo, 2011). En estos
casos, a pesar de que la colonización alcanzó a la mayoría de grupos de amerindios
en Colombia y que ello generó la coexistencia y convivencia de poblaciones de
procedencias distintas, es frecuente observar cómo el arqueólogo crea un límite
arbitrario e imaginado entre las evidencias de lo ‘indígena’ (prehispánico) y lo
‘moderno’(europeizado), y es incapaz de aplicar el mismo marco teórico que lo
lleva a analizar relaciones de poder, la capacidad de agencia o de negociación de
estatus en el seno de los grupos amerindios antes de la conquista. No se analizan
estos contactos para verificar procesos semejantes, ante impactos de políticas como
el urbanismo hispanoamericano, el adoctrinamiento católico o la configuración de
un modelo de familia durante la colonización española, de la higienización o la
homogenización de la producción en el proceso de industrialización; simplemente
se da por hecho el cambio como producto de la pasividad del subordinado ante
fuerzas exógenas5 en un contexto de empobrecimiento cultural absoluto.
Bajo estas disquisiciones, a veces densas o complejas, subyacen preocupa-
ciones que aparentan ser más banales, pero que finalmente conducen a reflexionar
sobre cómo actúa en el día a día el proceso de contacto y configuración de relacio-
5
Adicionalmente, preocupa lo insuficientes que pueden ser algunas de las metodologías que estos
arqueólogos aplican para definir e identificar los periodos prehispánicos, denominados tardíos o
recientes, y las cuestiones respecto a las razones de la configuración territorial de estos ¿qué tanto
realmente pueden ser producto del contacto europeo y de las políticas de reducción de sus asenta-
mientos?
19
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
nes entre poblaciones que se perciben y definen como difentes, y qué nuevas es-
tructuraciones derivan de ellas: en los oficios, las formas de habitar, las creencias y
costumbres, en los rituales o las prácticas asociados. Por ejemplo, en el análisis de
los materiales culturales es inevitable observar cómo los utensilios de cerámica
(jarros, cántaros, cuencos, platos, tazas, ollas, tinajas) que siguen las tradiciones
tecnológicas y estilísticas de los tipos amerindios prehispánicos, y que han sido
excavados en las ciudades y villas españolas, dentro de casas y conventos, presen-
tan un mayor refinamiento en su elaboración que aquellos encontrados en los pue-
blos de indios. El análisis más detallado de uno de estos tipos cerámicos, el ‘des-
grasante tiestos’ (que para la época prehispánica se identifica como Guatavita Des-
grasante Tiestos -GDT-, por ser el primer lugar donde fue hallado por Broadbent,
1986), así lo evidencia (Ome, 2006).
Durante la época prehispánica, los múltiples objetos producidos mediante
esta técnica particular (entre cuyos distintivos está incluir tiesto molido en la arcilla
para darle mayor maleabilidad) han sido identificados según su uso: en contextos
domésticos y en el ámbito ritual (funerario y ceremonial); estos últimos identifica-
bles por su fina decoración. En la ciudad de Santafé de Bogotá, esta técnica sigue
apareciendo luego de la conquista, con variaciones importantes, pues se encuentran
nuevos diseños florales, aunque conservan los mismos colores terrosos, en las ja-
rras, que siguen las formas indígenas y que fueron usadas por los aguadores que
repartían el líquido a domicilio. Por el contrario, el fino estilo decorativo geométri-
co, empleado por los amerindios antes del contacto, se aplica en los bordes de pla-
tos y tazas usados en el consumo de alimentos; estas formas de vajilla no existían
entre los amerindios antes de la llegada de los españoles (Therrien et al., 2002;
Therrien y Jaramillo, 2004).
Estas creaciones y transformaciones se manifiestan también en Villa de
Leyva, donde existe un reducido conjunto de materiales que muestra los intentos de
mezclar las técnicas decorativas de las tradiciones nativas y europeas, y que resulta
en novedosas expresiones materiales. Paralelo a ello, en el pueblo de indios de
Gachantivá (Lobo Guerrero, 2000) o en los desechos del taller del resguardo de
Ráquira (Therrien, 1991), se evidencia una baja interacción entre los amerindios y
los europeos que condujera a generar nuevos estilos de menaje doméstico y ritual.
La alfarería presente en los pueblos de indios es más bien conservadora, a pesar de
la introducción de los ritos y festejos católicos, y guarda más fielmente las técnicas
y formas tradicionales, aunque menos decoradas, alentada y mantenida por las
prácticas domésticas y la continuidad de los ciclos y celebraciones agrícolas (The-
rrien, 1996), como se mencionó anteriormente.
Estos mismos patrones se evidencian en los sitios en que confluyen pobla-
ciones africanas, amerindias y europeas. La mezcla de las técnicas y los estilos
(forma-decoración) son abundantes y responden a las múltiples necesidades que
traen las labores domésticas. En las haciendas y conventos de las comunidades
religiosas, se encuentra una rica variedad de utensilios cerámicos derivada de tradi-
ciones africanas, nativas y criollas; más aún, es en estos contextos donde es más
fácilmente observable la impronta de los estilos decorativos africanos (Buitrago,
20
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
2010; Suaza, 2006, 2007; Therrien, 2007a; Therrien et al., 2002) mientras que lo es
en menor proporción en los palenques (Mantilla, 2012). Sin embargo, en el tejar de
los jesuitas donde laboran esclavos africanos los materiales hacen parte de las tra-
diciones europeas pero de producción criolla (Fandiño, 2000), las cuales fueron
introducidas y modeladas por los discursos hispanizantes y adecuadas para las ma-
neras de mesa (platos y tazas), de aseo (los bacines y lebrillos) y de ornamentación
(floreros) de los europeos. Estas variaciones en unos y otros contextos muestran las
diferentes condiciones de vida y prácticas que experimentaron los africanos, lo que
una vez más lleva a señalar lo errado que puede estar un análisis que use un tipo
cerámico para identificar y describir a una población particular.
21
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
Bibliografía
22
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
23
Arqueología histórica, políticas y prácticas culturales en Colombia M. THERRIEN
24
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
25
¡HAY UN BATRACIO EN MI SOPA!
UN MOTIVO TRADICIONAL DEL GOLFO DE GUINEA (ÁFRICA)
EN LA CERÁMICA DE SANTA FE LA VIEJA, ARGENTINA
Carlos N. Ceruti1
Resumen
El motivo ornamental de la serpiente a punto de atrapar una rana que canta descui-
dada, es tradicional en la literatura oral y la cerámica del Golfo de Guinea (actuales re-
públicas de Togo y Benin) al menos desde el siglo XVII, cuando surge el Reino de Da-
homey. Su presencia en un plato de la ciudad de Santa Fe la Vieja (también siglo XVI-
XVII) y en el sitio “Los Zapallos” del Aº de Leyes reafirma la idea de la presencia de es-
clavos de esa procedencia en Santa Fe entre los años 1620 y 1670. Se dan a conocer los
materiales, y se discuten sus relaciones.
Palabras clave: Esclavitud; cerámica afroamericana; Dahomey; Santa Fe la Vieja; Arroyo
Leyes.
Abstract
The ornamental motif of the snake just about to catch a distracted singing frog is
traditional in oral literature and ceramics in the Gulf of Guinea (current republics of Togo
and Benin), at least from the XVII century, when the Dahomey Kigdom arose. Its presence
on a plate belonging to the city of “Santa Fe la Vieja” (also in the XVI and XVII centuries)
and in the site “Los Zapallos” nearby the Leyes stream reaffirms the idea of the presence of
slaves from that provenance in Santa Fe between the years 1620 and 1670. The different
materials are reported and their relationships are discussed.
Key words: slavery; afroamerican ceramics; Dahomey; Santa Fe la Vieja; Leyes stream.
Introducción
1
CONICET. Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas “Prof. Antonio Serrano” (Paraná, Entre
Ríos). cceruti93@gmail.com
27
¡Hay un batracio en mi sopa! Un motivo tradicional del golfo de Guinea… C. CERUTI
de una pipa que lleva, a todo lo largo, una serpiente bien modelada.” (Zapata
Gollán 1983: 40).
Don Agustín Zapata Gollán no puede ser acusado de animadversión hacia
los africanos y afrodescendientes. De hecho, durante su infancia tuvo un ama de
crianza de ese origen, a la que quería entrañablemente y llamaba “Mamá Faustina”
(comunicación personal 1977). Fue de los primeros en advertir la presencia de
elementos africanos entre la alfarería de Santa Fe la Vieja (siglos XVI-XVII), los
describió brevemente (pág. 39 del artículo mencionado) y formó con ellos una
vitrina especial en el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa
Fe. Escribió, además, un breve capítulo denominado “Los Negros” que se publicó
post mortem (Zapata Gollán 1987). Pero su sensibilidad al respecto no fue suficien-
te para identificar la rana y su amenazante enemigo como obra de africanos, y los
incluyó, sin más, en el rubro “Talismanes” de su publicación de 1983 (Lámina 1a).
Para ser justos, nosotros tampoco fuimos capaces de tal identificación
cuando, siete años antes, trabajábamos con los materiales cerámicos de Santa Fe la
Vieja. Por eso, al describir la pieza, la clasificamos entre la “Cerámica Hispa-
noindígena Polícroma”, y solamente consideramos la posibilidad de correlacionarla
con alguna manifestación indígena local:
“Es una pieza única, que se diferencia… de los restantes materiales de la serie.
(…) La presencia de modelados zoomorfos hace pensar en una posible influencia
de la cultura de Malabrigo, pero se diferencia de ésta [además de las característi-
cas técnicas]… en que las especies representadas (rana cantando, a punto de ser
sorprendida por el ataque de un ofidio, que se acerca reptando y con la boca
abierta), si bien correspondientes a la fauna local, no son de las más comunes en
la cerámica de Malabrigo, y además resalta el hecho de que estén asociadas. Los
fragmentos proceden de la Iglesia de San Francisco (manzana VII a) y de la casa
del general Cristóbal de Garay (manzana XVII a)” (Ceruti y Matassi 1977) (Lámi-
na 1b).
28
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
ía una calabaza (un “mate” diríamos nosotros) 2, con diversos motivos tradicionales
grabados, entre ellos el que nos ocupa, y su explicación (Quénum 1983) (Lámina
2b).
A B
Materiales e interpretación
La pieza que origina este artículo (Lám. 1a y b), está fragmentada (Nº
18012, 44287, 45470 y 44300 del Inventario del Museo “Juan de Garay”, Dpto. de
Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa Fe). Es un plato hondo, “sopero”,
2
La Lagenaria siceraria, llamada a veces L. vulgaris y popularmente “calabaza vinatera” no es ame-
ricana, pero llegó flotando a las costas de México hace al menos 8.500 años (Coe 1962). Se conocen
dos variedades, una africana y otra asiática. La asiática es la que proliferó en América. La africana fue
llevada por los romanos a Europa, de donde deriva su nombre (lagena, en latín, significa “botella”).
Existen lagenarias de todas las formas y tamaños, y fueron empleadas universalmente como recipien-
tes y utensilios de cocina, siempre que no debieran someterse al fuego (Parodi 1966).
29
¡Hay un batracio en mi sopa! Un motivo tradicional del golfo de Guinea… C. CERUTI
forma que se hace popular en España a partir del siglo XV (Ortega Ortega 2002).
En la serie policromada de Santa Fe la Vieja, platos y fuentes constituían el 18%
del total de fragmentos. No difiere por su técnica de elaboración, pasta, cocción ni
A
30
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
31
¡Hay un batracio en mi sopa! Un motivo tradicional del golfo de Guinea… C. CERUTI
son sagradas en sí mismas, pero representan el “voudun” propio de cada uno de los
sucesivos gobernantes del Dahomey). Entre las profanas, están también los diver-
sos regalos que se hacen para desear suerte, como las calabazas grabadas. El autor
reproduce una ejecutada antes de 1938, semejante a los “mates” con escenas, pro-
venientes del Perú, que estamos acostumbrados a ver en las Ferias de Artesanías.
Es un recipiente que se abre en dos mitades; está dividido en sectores longitudina-
les, en cada uno de los cuales se desarrolla una escena: cada escena, a su vez, está
vinculada a una frase que todos conocen, y a un significado también de conoci-
miento popular y transmisión oral.
La frase que corresponde a nuestra imagen es, en la lengua de los fon:
“DAN OULI BÉCÉ, ALI I-TO NA SOU DÓ”. Maximilien Quenum, en su meritorio
trabajo, se encarga también de traducirla al francés, y aclarar su significado (Lámi-
na 2b):
SIGNIFICADO DE LA IMAGEN: una serpiente y una rana.
SENTIDO ALEGORICO: “Dan ouli bécé, ali i-to na sou dó”, es decir,
“Cuando la serpiente ataque a la rana, pasará un viajero que la liberará”.
APLICACIÓN: la Providencia vela sobre nosotros. 3
Discusión
3
En francés en el original. Trad. Nora M. Giacomino y Carlos N. Ceruti.
32
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
tado por los reyes, el chico creció y recibió el nombre de Agassou, el “hijo de la
pantera”. Otra versión, habla de una princesa embarazada por una pantera macho, y
de un hijo con aspecto terrorífico, con largas uñas y cabellera rubia. Agassou, o su
descendencia, impedidos de acceder al trono por su origen, optaron por alejarse
hacia el este, fundando un nuevo reino subordinado a Allada que denominaron
Dahomey, en la zona central de lo que hoy es la República de Benín. Sus seguido-
res, con el tiempo, originaron la etnia fon.
En el siglo XVII, Dahomey se liberó de su dependencia del reino de Alla-
da, y constituyó un Estado poderoso, que llegó a tener más de un millón de habi-
tantes y un ejército profesional de 12.000 guerreros, 5.000 de ellos mujeres (“ama-
zonas”). Los etnógrafos clásicos, como Murdock (1945) describieron la estructura
del reino, la existencia de una clase social parasitaria compuesta por “príncipes” y
“princesas”, sacerdotes y funcionarios que duraban lo que un “Rey”. A su muerte,
eran generalmente sacrificados por su sucesor en sangrientas honras fúnebres, o
sufrían la misma suerte al caer en desgracia como ministros o cortesanos. Al tomar
contacto con las naciones europeas, los gobernantes de Dahomey, que vivían en
guerra constante con otros reinos vecinos, como el de Benín o el de Oyo (yorubas
de Nigeria) o con el de Ashanti, en Ghana, encontraron más redituable vender los
prisioneros de guerra y cortesanos sobrantes que sacrificarlos. En el siglo XVIII, el
esclavismo y la venta de esclavos ya constituían la base económica del reino, su-
perando al tributo o la agricultura. En el siglo XIX, al decaer la venta de esclavos,
un rey de Dahomey descubrió la importancia que tenía para los europeos el aceite
de palma, usado como lubricante por la creciente Revolución Industrial, lo que le
permitió subsistir un siglo más, hasta la ocupación final por los colonialistas fran-
ceses, alemanes e ingleses. Volviendo al siglo XVII, en tanto, es posible que uno o
varios de estos ex funcionarios o artistas-sacerdotes procedentes de “Guinea” en
sentido amplio (puntualmente, Dahomey, actual República de Benín), llegaran a
Santa Fe la Vieja y fueran empleados como alfareros en un taller regenteado por la
Orden Franciscana, lo que explicaría el motivo de la rana y la serpiente y daría, al
mismo tiempo, sentido a este trabajo (Wikipedia, artículos Abomey, Benín, Gui-
nea, Nagó, Reino de Dahomey, Reino de Benín, Togo y Yoruba, 2013).
Conclusiones
33
¡Hay un batracio en mi sopa! Un motivo tradicional del golfo de Guinea… C. CERUTI
Agradecimientos
Referencias bibliográfica
34
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Webgrafía
es.wikipedia.org/wiki/Abomey, Benín, Guinea, Nagó, Reino de Benín, Reino de
Dahomey, Togo, Yoruba. Consultada 8-4-2013.
35
DE CERVEZA Y ESCLAVOS EN BUENOS AIRES:
EL MERCADO NEGRERO DE RETIRO DEBAJO DE LA FÁBRICA BIECKERT
Daniel Schávelzon1
Resumen
Nunca se había visto una imagen del Mercado negrero de Retiro y la posibilidad
de excavarlo ha desaparecido. El hallazgo de grabados sobre el sistema de sótanos de la
fábrica de cerveza Bieckert que estuviera en el lugar permite ver como eran y tratar de
comprender el funcionamiento de esa construcción que la precediera, única en la ciudad, ya
que funcionaba en su mayor parte bajo tierra. La presencia de la población africana en Bue-
nos Aires ha sido un tema de impacto en la arqueología para la cual toda información sobre
su cultura material, sea hecha por ellos o para ellos, resulta importante, en este caso el ac-
ceder a un sistema de construcciones abovedadas subterráneas extrañas a la arquitectura de
la ciudad.
Palabras clave: Mercado negro en Retiro; Sótanos de fábrica Bickert; Población africana
en Buenos Aires.
Abstract
Instead the importance of the slave mercados in the city we never have the possi-
bility to see pictures of the building of Retiro headquarters or his interior. A series of en-
graves made during the second half of the XIXth. century recently discovered, show the
place, including the undergrounds vaults. There was the place where the Bieckert brewery
works in the second half of that century and now the place was under a great 1910 palace. It
is an interesting step in the recognition of the main importance and the big dimensions of
the slave trade at Buenos Aires during the Colonial times.
Key words: Black market at Retiro; Bickert factory Basements; African Population in
Buenos Aires.
1
Conicet-CAU, dschav@fadu.uba.ar
37
De cerveza y esclavos en Buenos Aires… D. SCHÁVELZON
ción de los porteños. También fue quien trajo los gorriones ahora tan “porteños”,
creó el teatro Odeón e inició varios loteos en la zona norte de la ciudad junto a su
primo.
Durante el año 1866 la fábrica de cerveza necesitó ampliarse y para ello
compro tierras en lo que se llamaba generalmente El Retiro, en realidad ahora la
plaza San Martín y sus alrededores cercanos, concretamente en Esmeralda 9-11 (de
la antigua numeración). Eso parece coincidir en buena parte con la residencia de la
familia Anchorena -hoy Palacio San Martín de la Cancillería-, entre las calles Are-
nales, Basavilbaso y Juncal, que después del inicio del siglo XX fue el Palacio San
Martín. Después de 1900 la dirección de entrada era Esmeralda 21-27 aunque en
realidad tenía toda la manzana. Vendió la planta en 1889 a un conglomerado em-
presarial de Inglaterra para irse finalmente a radicarse en Niza. La cervecería tuvo
varios quebrantos y vaivenes y en 1908 se instalo en Llavallol llegando a ser una
de las empresas más grandes del país en su tiempo.
La fábrica era compleja, en realidad por mucho tiempo fue un conjunto de
edificio de diversas épocas que se iban modificando con el tiempo y el crecimiento
que necesitaba la nueva tecnología que se iba incorporando. En el interior del te-
rreno fueron quedando así construcciones de diversa antigüedad y lo que descu-
brimos es precisamente que Bieckert compro ese terreno por una preexistencia: los
sótanos del mercado de esclavos que supongo que ni debía saber de quién eran o
para que se usaron, los que le venían perfecto para fabricar cerveza, actividad que
siempre se hizo bajo tierra por la temperatura. Pero demostrar que esos sótanos
estaban bajo la fabrica no es sencillo; desde hace mucho sabíamos que la casa de El
Retiro había sido sede de diversas compañías de esclavos, hasta teníamos algunas
imágenes simples de su exterior (Schávelzon 2003) pero con la intensidad de los
cambios en el sitio, los pequeños errores de la cartografía de su época, el que el
sitio tuvo otras construcciones cercanas, los incesantes cambios de propietarios
legales o no, la apertura de varias calles en lo que fueran grandes terrenos casi va-
cíos como las calles Juncal, Arroyo y Basavilvaso, hacían confuso encontrar el
lugar exacto. Hasta que dimos con las bóvedas subterráneas de Bieckert gracias a
un conjunto de diez grabados hechos e impresos hacia 1875, los que nos permiten
ver esos interiores antes de que fueran destruidos y ubicarlos en la zona. A la fecha
son las únicas imágenes internas de un mercado negrero en Buenos Aires, aunque
lo que vemos son actividades posteriores.
Sobre la calle Esmeralda, bajando hacia el río, entre las actuales Arenales y
Libertador, la fábrica ocupaba toda la manzana enorme que allí había dejando una
superficie o playón al centro que permitía recorrer su interior por el visitante; los
diferentes edificios se encontraban sobre las líneas municipales por lo que el centro
común era un gran espacio que mostraba el funcionamiento de la cervecería. Por
cierto no era una construcción habitual en la ciudad. Al inicio era un conjunto
anárquico de edificios que luego se fueron unificando en una gran construcción
moderna.
38
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
39
De cerveza y esclavos en Buenos Aires… D. SCHÁVELZON
Sobre la barranca misma había un túnel de entrada, una extraña boca oscu-
ra que se metía bajo tierra. Esto si bien insólito en la ciudad no es único ya que
sabemos de algunos usos o aprovechamientos del desnivel de la barranca del que la
Aduana de Taylor fue el mejor ejemplo y aun quedan los túneles que entraban des-
de el rio aunque muy alterados por la construcción del nuevo Museo del Bicentena-
rio; pero el concepto es similar y la solución arquitectónica parecería de la misma
mano al menos en lo que se ve en los grabados. ¿A qué lugar bajo tierra iba este
túnel? Imposible saberlo ahora sin más información, pero los otros dibujos nos
muestran los sitios subterráneos y varias de las actividades que allí se hacían, lo
que siendo una fábrica de cerveza era habitual para mantener la temperatura esta-
ble. Es evidente que estas obras bajo tierra debían estar debajo de una obra de
mampostería ya que parte de los muros son nichos abovedados; al menos hay un
caso de un agujero cuadrado en el techo por el que se pasan objetos y en un grupo
de nichos se ven ventanas oblicuas en su base, por lo tanto daban al exterior. Por
eso último creemos que debía tratarse del edificio de Azcuénaga citado y que el
túnel debía curvarse para llegar debajo de esa gran casona. La otra opción es que
estuvieran debajo del gran playón central y que por eso mismo no se construyera
nada mas encima, pero eso contradice los pocos documentos que tenemos y hubie-
se significado demoler la casa que sabemos que estaba encima.
40
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
retirarse cuando dejara el cargo -no podía comprar bienes mientras estaba en el
cargo-, lo que el Rey autorizo. De allí que la finca se llamara El Retiro (Hanon
2001, Del Carril 1988). En 1696 construyo una casa de dos pisos, 32 habitaciones,
grandes sótanos, huerta y construcciones accesorias: era la vivienda más grande de
Buenos Aires y lo siguió siendo por varios siglos. Pero nunca la habitaría, el Juicio
de Residencia le genero problemas, no pudo justificar su fortuna, litigo por anos y
en 1703 le vendió la casa a su socio y amigo y de nombre parecido Miguel de Ri-
blos (o Riglos), quien a su vez se la alquilo a la Compañía de Guinea, introductora
de esclavos. Riblos de inmediato amplio por compra de los terrenos de algunos
vecinos y las imágenes que hay de esos años muestran una enorme estructura aisla-
da en la zona, realmente gigantesca para su tiempo.
Pero la Compañía de Guinea tenía sus días contados y en 1713 Riglos se la
alquilo a la nueva Compañía Inglesa, que compraron todo a su propietario y am-
pliaron aun mas las tierras a 1212 varas de frente y una legua de fondo -casi diez
cuadras de frente!-, pero en 1740 son expulsados por la guerra en Europa. Esto hizo
que las tierras quedasen abandonadas y se ocupen parcialmente, que la casa princi-
pal se fuera deteriorando y las tierras se ocuparan ilegalmente, básicamente apro-
piadas por funcionarios públicos. La situación era compleja y demasiado grande
para dejarla olvidada, más que en esos mismos años el Cabildo había comenzado a
vender y regular tierras ocupando el ejido que rodeaba la ciudad. Por lo que llegado
1763 se ordeno la tasación y venta “de las casas” del Retiro. Gracias a los planos y
documentos sabemos que había una casa principal y dos adicionales menores: “la
del sótano” y “la que sigue a la jabonería” (Hanon 2001:25). Esto nos deja claro
que la casa mayor no era realmente la de los sótanos, y aunque el mercado de es-
clavos debió funcionar en todas ellas, la casa de Riblos no era la de las construc-
ciones bajo tierra. Este detalle es el que va a generar enormes dificultades de ubi-
cación del sitio y confusiones históricas. No fue sencillo venderlo y todo siguió
igual hasta que en 1774 se destino la casa principal para el Parque de Artillería, que
llego hasta el siglo siguiente. Las otras dos, por cosas que veremos, quedaron fi-
nalmente en manos de Domingo de Basavilbaso.
Aquí comienza otra etapa en la historia de los terrenos que llega a hacer
irreconocible cada espacio: como el sitio era enorme, estaba deshabitado y en un
lugar pegado a la ciudad, fue usado especialmente para guardar mercaderías de
varios contrabandistas y para diversos usos muchos de los que no tenemos real-
mente información cierta. El más conocido de estos personajes que se aprovecha-
ron el lugar fue el irlandés nacido en España Thomas Hilton que al parecer andaba
por ahí desde 1730 con absoluta impunidad. Al ser expulsado en 1762 y tratar de
vender esos terrenos quedó escrito que allí funcionaba “la cervecería” y algunas
otras fabricas como la de jabones. Todas esas eran construcciones que hoy están
debajo de los palacios de la Cancillería y del que fuese de Ortiz Basualdo. Pero lo
concreto es que ese Hilton se escudo en que el terreno le fuese vendido por Thomas
Stuart en 1743 y que tenia la posesión de lo que hay una escritura. Al año siguiente
el censo indica que la cervecería funcionaba a manos de Hilson, dos ayudantes
ingleses y seis esclavos. Poco más tarde Hilson le vendió las tierras a Domingo de
41
De cerveza y esclavos en Buenos Aires… D. SCHÁVELZON
Mientras sucede esto gran parte de la enorme manzana que formaba Esme-
ralda, Suipacha, Libertador y Juncal fue comprada en 1795 por Miguel de Riglos,
descendiente ya lejano de su primer propietario. Construyo una gran casa sobre la
barranca y fue quien le vendió las tierras a Bieckert en 1860 para su cervecería
(Hanon 2001: 365). Es decir, se juntaba la fabricación de cerveza que habían hecho
primero Stuart y Hilson, y más tarde Bullrich y Ziegler, con los sótanos útiles para
42
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Figuras 5 y 6. Estructuras bajo tierra y nichos en los muros. Las ventanas indican
que no es totalmente subterráneo en ese sector
43
De cerveza y esclavos en Buenos Aires… D. SCHÁVELZON
44
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
destino para pasar a patios donde eran encadenados en filas o subidos a carretas
para su traslado hacia otras ciudades en especial a Potosí. Aquí se hacia el herrado,
actividad crucial para la posterior identificación y a la vez evitar la fuga, ya que
hasta el siglo XVIII era costumbre herrar en la cara. Resulta interesante esto ya que
sabemos mucho sobre cómo se marcaban a fuego a las vacas, pero nada de dónde y
cómo se lo hacía en nuestros mercados negreros. Buena parte de la ciudad estaba
física y económicamente ligada al trato de esclavos.
El primer negrero exitoso del que tenemos noticia que enviara a comprar
esclavos a Brasil para venderlos, fue el obispo de Tucumán don Francisco de Vito-
ria; asumió en 1580 cuando se fundaba Buenos Aires. Acumuló muy rápido una
enorme riqueza y organizó la primera expedición a comprar mercadería y esclavos.
Zarparon de Buenos Aires en 1585 con $30 mil en plata, un contrabando de escala
inusitada para la época; adquirieron mercaderías, ornamentos, equipos para esta-
blecer una plantación de caña de azúcar y ochenta esclavos; pero fueron atacados
por Tomas Cavendish a su regreso y los viajeros fueron saqueados y devueltos a
Buenos Aires. En 1587 organizó otra expedición similar que naufragó en la salida
del Río de la Plata y los indígenas destruyeron lo que pudieron salvar. Pese a eso,
el prelado se recuperó haciéndose con una cuantiosa fortuna mediante el tráfico
negrero.
45
De cerveza y esclavos en Buenos Aires… D. SCHÁVELZON
en Belgrano y Balcarce que pasó a la historia como Aduana Vieja o quinta de Ba-
savilbaso, el otro en Retiro del que hablamos y un tercero en el actual parque Le-
zama. Los ingleses introdujeron legalmente poco más de diez mil seres humanos
(Clementi 1998).
Conclusiones
46
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Agradecimientos
Los grabados que ilustran y provocaron este artículo fueron una gentileza
de Santiago Aguirre Saravia en nombre de su padre Aníbal Aguirre Saravia, gran
conocedor del pasado de Buenos Aires y experto en su iconografía. Sin ellos esto
no hubiera sido imaginado.
Referencias bibliográficas
47
LOZAS INGLESAS DESECHADAS POR LOS MIEMBROS DE LA
ADMINISTRACIÓN DE ALEXANDRA COLONY,
1870-1885, SANTA FE, ARGENTINA
Irene Dosztal1
Resumen
Como ejemplo de un proyecto de colonización oficial, Alexandra Colony contaba
con un centro administrativo que regulaba su desarrollo. Conocidas como Casas Centrales
de Administración cumplieron diferentes funciones: residencial, comercial-administrativa y
centro social. La identificación y estudio del conjunto cerámico detectados en dos pozos de
basura ubicados en sus alrededores, es uno de los ejes que nos llevará a conocer el modo de
vida cotidiano llevado por los diferentes directores y su principal administrador quién per-
maneció en la colonia junto a su familia todo el período que duró el proyecto inglés de
colonización.
Palabras clave: Colonización oficial; Casa Central de Administración; lozas inglesas.
Abstract
As an example of a colonization officer’s project Alexandra Colony had an admin-
istrative center regulating their development. It has been known as Casas Central Admin-
istration and it served different functions: residential, commercial, administrative and social
center. The identification and study of the ceramic assemblage detected in two household
rubbish located in the surrounding area, it is one of the core idea that will show us the way
of everyday life led by different directors and chief administrator who stayed in the colony
with his family entire project period lasted English colonization.
Key words: Official Colonization; Management Headquarters; English earthenware.
Introducción
1
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Museo Florentino y
Carlos Ameghino, Facultad de Cs. Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Universidad Nacional Rosario.
49
Lozas inglesas desechadas… I. DOSZTAL
Niveles de análisis
Nivel 1
50
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Tipo de pastas
Formas
Decoración
51
Lozas inglesas desechadas… I. DOSZTAL
tar todos los tipos decorativos que estaban en auge durante la segunda mitad del
silgo XIX, presentamos los hallados en el predio de la Casa de la Administración
ya que es considerada la tercer variable para dar cuenta del patrón de consumo de
los administradores ingleses que ocuparon el sitio por un período de quince años.
Las características de cada uno de los estilos han sido definidas en una vas-
ta bibliografía (Alasdair 2005; Hunter y Miller 1994; Miller y Hunter 1990; Ma-
jewski y O’brien 1987; Schávelzon 1991) por lo que sólo los nombraremos. Los
estilos son: anular, bandas, baños de color slip-decorated (Alasdair 2005:42),
borde decorado (Figura 2), calcomanía, esfumado (desleído), estampa con sello,
impreso por transferencia faisán asiático (asiatic pheasants), Atenas (Athens),
chinesco, costumbres españoles (Figura 3), helecho (fibre) grey key: sauce (wi-
llow), moldeado, pintado a mano y sin decoración.
Fechado
52
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
53
Lozas inglesas desechadas… I. DOSZTAL
1887) El primer estilo de sello fue en minúscula pero toda pieza manufacturada
luego de 1805 lo presenta en mayúsculas, Spanish Rose corresponde al estilo de la
sopera/guisera moldeada y luego impresa en azul por el sistema de esfumado halla-
do en la CAAC. De Frères Boch (Bélgica, 1748-act) Es la única fábrica que hemos
identificado del continente europeo. Corresponde a un plato con diseño de bandas
de color rosa y rojo, el sello se encuentra en la base impresa en negro se lee Boch
FES La Louvière, que corresponde al período posterior a 1869 en el que la fábrica
es instalada en La Louvière. J. F. Wileman (Stafforshire, Reino Unido. 1869-
1892). La firma trabajó líneas de lozas finas, su gama incluye patrones populares
incluyendo "Faisanes asiáticos". En 1870 James Wileman asumió el control la
empresa entera, como la marca comercial J. F. Wileman. A éste período correspon-
de el estilo denominado “Costumbres Españoles”. John & Matthew Perston Bell
& Co. (Glasgow, Escocia. 1842-1928) La fábrica fue situada en la orilla sur de
Forth y Clyde Canal entre Port Dundas y St Rollox. Bell’s Pottery estaba entre las
más exitosas de las varias empresas de cerámica que funcionaron en Glasgow entre
mediados de los siglos XVIII y XIX. Robert Maling (Newcastle, Reino Unido,
1817-1963). Durante casi 200 años Maling fue uno de los talleres de cerámica más
importantes del noreste de Reino Unido. Produjo masivamente una amplia variedad
de buenos artículos de calidad desde vajilla, cuencos decorativos, jarrones y frascos
de mermelada hasta utilitarios y filtros de agua. Las mermeladas y dulces de Kei-
ller de Dundee hallado en la CAAC fueron uno de los mejores clientes de la fábrica
desde mediados de 1800 hasta la década de 1930.
54
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Nivel 2
Economía
55
Lozas inglesas desechadas… I. DOSZTAL
liarizados con la política, los recursos y necesidades del pueblo argentino. Entre
estos dos grupos se hallaba la población local y la masa de inmigrantes de otras
nacionalidades que ingresaron al país para llevar adelante el trabajo duro en las
obras y en el campo.
Particularmente, en la Provincia de Santa Fe los inmigrantes ingleses invir-
tieron en compra de tierras y fundación de colonias a través de diferentes Compañ-
ías de Tierras, administraron líneas de ferrocarril, fletes fluviales de mercadería y
personas a través del río Paraná, líneas de telégrafos y teléfonos. Fundaron y diri-
gieron el Banco de Londres y Río de la Plata, radicado en la ciudad de Rosario en
1866, a nivel comercial gestionaron las importaciones y exportaciones por otra
parte organizaron sociedades benéficas como Friendly Society, clubes y escuelas.
El párrafo anterior muestra que estuvieron involucrados en la esfera económica,
política, financiera y social influenciando en el desarrollo de la provincia de Santa
Fe pero numéricamente nunca fueron un grupo que predominó; los diferentes cen-
sos provinciales y nacionales realizados en el siglo XIX los ubica muy por debajo a
otros extranjeros como italianos, españoles, suizos, etc. Por ejemplo, en 1869 la
provincia tenía 89.117 habitantes sólo 690 eran oriundos del Reino Unido; en el
censo provincia de 1887 la población había subido a 220.332 habitantes 773 eran
ingleses; por último en 1895 de una población 397.188 de habitantes 2944 eran
ingleses, es decir que la población anglosajona no superó el 0,77% del total de la
provincia.
Alexandra Colony no fue una excepción, la población inglesa se dedicaba a
administrarla pero nunca fue mayoritaria. Al inicio del proyecto representaban el
38% durante quince años de administración inglesa nunca superaron esa cuantía y
1887 a dos años de su venta sólo 7,57% eran británicos; muchos volvieron a Ingla-
terra otros se radicaron en Estados Unidos o se trasladaron en otros puntos del país.
Se demuestra que la población inglesa estaban interesados más en la inver-
sión de capitales que en elegir a la Argentina como una opción de residencia per-
manente, esta relación comercial se vio resentida durante de período conocido co-
mo “Primera Gran Depresión” (1873-1896). Hacia 1874 el comercio con Gran
Bretaña fue disminuyendo mientras que con el de otras naciones europeas (Bélgica,
Alemania, Italia, España y Francia) fue en ascenso.
Status
56
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Función
57
Lozas inglesas desechadas… I. DOSZTAL
Representación
Conclusiones
58
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Referencias bibliográficas
59
Lozas inglesas desechadas… I. DOSZTAL
60
EL PARQUE ARQUEOLÓGICO NOS ENSEÑA
Resumen
Este trabajo expone algunas de las cuestiones relacionadas con la conducción pe-
dagógica de la presentación al público de un importante Parque Arqueológico: Santa Fe La
Vieja (1573-1660).
Palabras clave: guías didácticas; Parque Arqueológico; Santa Fe La Vieja.
Abstract
This paper discusses some of the issues driving pedagogical presentation of an im-
portant Archaeological Park: Santa Fe La Vieja (1573-1660).
Key words: Tutorials; Archaeological Park; Santa Fe La Vieja.
Introducción
1
Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. Provincia de Santa Fe.
61
El Parque Arqueológico nos enseña M. DERRIER, ET AL.
saber evaluar. Hacen una muestra de la memoria y por ello, no sólo del
pasado sino también del presente y del futuro del hombre”
Sitio Arqueológico
62
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Parque Arqueológico
63
El Parque Arqueológico nos enseña M. DERRIER, ET AL.
“Para todas las cosas hay una época y un tiempo para cada propósito, un
tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un
tiempo para cosechar lo que plantamos. Que no se nos pase el tiempo de
plantar” Anónimo.
64
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
65
El Parque Arqueológico nos enseña M. DERRIER, ET AL.
Notas
66
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Bibliografía recomendada
AIMINI, R., ALLASIA, Z., BENASSI, M., BUSSO, P. y otros 2001 Los Museos y
la Ciencias Sociales en busca de una didáctica compartida. Subsecretaría de Cul-
tura de la Provincia de Santa Fe. Santa Fe.
ALDEROQUI, S. 1996 Museos y escuelas: socios para educar. Paidos Cuestiones
de Educación. Buenos Aires.
ALMAGRO GORBEA, M. Santa Fe, Un documento único en el mundo. Fascículo
Nº 3 del Diario El Litoral. Santa Fe. S.d.
ASENCIO, M y POL, E. 2002 Nuevos escenarios en educación. Aprendizaje in-
formal sobre el patrimonio, los museos y la ciudad. Aique. Buenos Aires.
CALVO, L. M. 2004 La construcción de una sociedad hispanoamericana. Santa fe
La Vieja entre 1573-1660. Ediciones de la Universidad Nacional del Litoral. Santa
Fe.
COLL, C., J. POZZO y B. SARABIA, y E. VALLS 1994 Los contenidos en la
Reforma. Enseñanza y aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes. Aula
XXI. Ediciones Santillana S.A. Buenos Aires.
EL LITORAL Sitios de Argentina que forman parte del patrimonio mundial. Santa
Fe. S.d.
EL LITORAL Patrimonio de la Humanidad. Postulación de Santa Fe la Vieja.
Fascículo 2. Santa Fe. S.d.
GARCÍA BLANCO, A. 1994 Didáctica del Museo. Es descubrimiento de los obje-
tos. Ediciones De la Torre, Madrid.
HUBERMAN, S. Cómo aprenden los que enseñan. La formación de formadores.
Nuevos modelos para nuevas prácticas. Aique. Buenos Aires.
ZONA EDUCATIVA 1999 Fantasías con historias e historias con fantasías. Núme-
ro 9, Octubre.
SVARZMAN, J. 2000 Beber de las fuentes. Las enseñanzas de la historia a través
de la vida cotidiana. Ed. Novedades Educativas. Buenos Aires.
BENEJAM, P. Las ciencias sociales, concepciones y procedimientos. Claves para
la innovación educativa. Nº 14.
67
ARQUEOLOGIA EN EL COMBATE:
UNITARIOS Y FEDERALES EN 1840, CUATRO BOCAS, CAYASTÁ, PROV. DE
SANTA FE: PAUTAS INICIALES PARA SU ABORDAJE
C. C. Bruno y S. E. Cornero1
Resumen
La Arqueología de Campos de Batalla constituye un abordaje innovador intere-
sado por el análisis de los entornos, fisiografías de terreno, logística de ofensivas, cultura
material y tecnologías bélicas. Si bien en la actual provincia de Santa Fe las batallas
históricas han sido frecuentes entre los siglos XVI y XIX, poco se ha investigado hasta el
momento desde esta perspectiva arqueológica. La consolidación del territorio provincial
santafesino ha sido un espacio constante de conflictos sociales interétnicos de violentos
enfrentamientos, documentados al menos desde el siglo XVI. La región de Cayastá cons-
tituyó un escenario de tensión por la apropiación del espacio y sus recursos, hasta el
afianzamiento de la frontera. Próxima a esta localidad se batieron fuerzas opositoras
unitarias y federales al mando de Mariano Vera y de Juan Pablo López, respectivamente.
El Combate de Cayastá, se situó sobre la margen oriental del arroyo Cayastá, el 26 de
Marzo de 1840. A partir de esta investigación, se propone localizar el sitio, mediante la
contrastación de la hipótesis de ubicación formulada por vecinos de la comunidad de
Cayastá. Se realizaron entrevistas, relevamientos de fuentes documentales y cartográficas
del área de estudio, prospecciones y sondeos de sector asignado. Se formula una hipóte-
sis de ubicación del campo de batalla.
Palabras clave: Arqueología de batalla; Santa Fe; Cayastá; combate; 1840.
Abstract
The Battlefield Archaeology is an innovative approach interested in the analysis
of the environments, terrain physiography, offensive logistics, material culture and mili-
tary technologies. Although in the present province of Santa Fe historical battles have
been frequent between the sixteenth and nineteenth centuries, little has been investigated
so far from this archaeological perspective. The consolidation of the province of Santa Fe
has been a constant space of violent social conflict interethnic clashes, documented at
least since the sixteenth century. Cayastá region was a stress scenario for the appropria-
tion of space and resources, to the consolidation of the border. Next to this locality
fought unitary and federal opposition forces led by Mariano Vera and Juan Pablo López,
respectively. The Cayastá Combat, stood on the east bank of the creek Cayastá, on the
March 26, 1840. From this research, it is proposed to locate the site, by contrasting loca-
tion hypothesis made by neighbors of the Cayastá community. Interviews were conduct-
ed, surveys documentary and cartographic sources of the study area, surveys and polls to
the assigned sector. We formulate a hypothesis of the battlefield location.
Key words: Archaeology of battle; Santa Fe; Cayastá; Combat; 1840.
1
Proyecto ING397 SECyT, FCEIA, Universidad Nacional de Rosario.
69
Arqueología en el combate… C. BRUNO y S. CORNERO
Introducción
70
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Según autores como Rosa (1979), Cervera (1982), y Alemán (1994), las
fuerzas unitarias, conducidas por Lavalle, se encontraban en la provincia de Co-
rrientes. El mismo decide dividir sus fuerzas y al mando del ex gobernador de San-
ta Fe, Mariano Vera, y Francisco Reinafé, envía una expedición para cruzar el río
Paraná por Goya internándose en el Chaco santafesino con el fin de atacar por sor-
presa la ciudad de Santa Fe, que se suponía desguarnecida, ya que Juan Pablo
López se encontraba en Rosario protegiendo las aguas del Paraná de la llegada de
buques franceses.
De acuerdo a fuentes primarias, en 1840 la fracción unitaria contaba con
más de doscientos hombres y algunos indios, que habían sido reclutados en su paso
por San Javier. Al atardecer del 26 de marzo, cuando la tropa acampaba a la vera
del arroyo Cayastá son atacados por tropas federales compuesta por 500 hombres,
enviadas por Juan Pablo López, quien fuera avisado por el cacique Mocoví Navita-
quín de la presencia unitaria en su territorio. El combate fue de corta duración de-
jando un saldo de 103 muertos y 29 prisioneros. De la lectura y análisis de las fuen-
tes primarias y de los diversos autores se entiende que, no hubo una logística de
selección táctica del sitio de combate, sino el mismo obedece a una situación for-
tuita.
En el campo teórico y acordando con Areces (2011), la investigación pro-
pone un abordaje desde la arqueología histórica planteando al registro escrito y al
registro material como necesario y complementario. “En muchos casos la docu-
mentación existente pertenece a ciertos grupos sociales más favorecidos quedando
gran parte de la población relegada al silencio.” Es aquí donde la arqueología
puede hacer un aporte invaluable permitiendo develar a través del registro material
aspectos concretos de sus actividades cotidianas.
Este estudio acuerda con una arqueología preocupada por un pasado plural,
de desigualdades al decir de Rocchietti (2008), para comenzar a pensar y discutir
una arqueología histórica pluralista y con identidad propia. Como plantea Zarankin
(2004) “Una arqueología histórica latinoamericana debe funcionar como una
herramienta para cuestionar nuestra realidad desigual y como mecanismo de
cambio social. (…) Se vuelve necesario así trabajar en escalas locales, intentando
comprender las micro dinámicas que caracterizan e identifican a la sociedad o al
grupo cultural estudiado. Evidentemente tampoco debe obviarse un interjuego con
otras escalas mayores (incluso mundiales), a los fines de buscar entender de una
manera más amplia el contexto histórico en el cual se enmarca el problema anali-
zado”. (Zarankin 2004:133).
Desde esta mirada pluralista consideramos que la participación Mocoví de-
finió el resultado del combate otorgando el triunfo al federalismo santafesino, sin
embargo la documentación existente es escasa respecto de su participación. Con el
desarrollo de la presente investigación se espera aportar a la visualización de la
participación Mocoví en el combate, permitiendo repensar su accionar en este pro-
ceso histórico general.
La Arqueología del Conflicto se centra en la materialidad de la violencia
organizada: enfrentamientos bélicos, fortificaciones, estudios forenses, entre otros.
71
Arqueología en el combate… C. BRUNO y S. CORNERO
Estudios históricos
72
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Prospecciones y sondeos
73
Arqueología en el combate… C. BRUNO y S. CORNERO
do de púas, cuyos postes de sostén se insertan en el mismo con una tupida vegeta-
ción. Se destacaba en el terreno la defensa, una construcción intencional paralela al
camino, de casi un metro de alto y 0.70 m de ancho que bordea la costa, cuyo obje-
tivo es levantar el nivel de terreno para impedir que en caso de inundación se afecte
la Ruta Provincial Nro. 1. El lugar ha sido removido en un sector por las máquinas
excavadoras que operaron durante la construcción de la defensa y del manteni-
miento del camino de la costa por lo que el sitio se encuentra altamente perturbado.
74
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Reflexiones finales
Referencias bibliográficas
75
Arqueología en el combate… C. BRUNO y S. CORNERO
76
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
77
IDENTIDAD, ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO: UNA PROPUESTA DE RESISTENCIA
A LA HEGEMONÍA DEL MODELO GLOBALIZADOR
Resumen
Las nociones de patrimonio cultural en las últimas etapas de desarrollo del capita-
lismo mundial configuran nuevas dimensiones de construcción simbólica de las identidades
en relación con las actividades económicas de efectos globales. La incorporación de mani-
festaciones de la cultura ‘vernácula’ y de sitios arqueológicos e históricos a los consumos
turísticos pone de manifiesto el papel que este modelo globalizador de desarrollo instaura
en el mundo moderno. Las transformaciones de las instancias de atribución de sentido a la
experiencia identitaria emergen a partir de la introducción acelerada de la cultura a la eco-
nomía de mercado, la que promueve la estandarización de lo producido al turista y la re-
ducción y homogeneización de saberes y de prácticas sobre la propia identidad. Los con-
ceptos sobre uso del espacio y los ecosistemas afectados forman parte de esta nueva reali-
dad a la que tienen acceso los consumidores.
Palabras clave: Patrimonio cultural; Construcción simbólica; Identidad.
Abstract
The notions of cultural heritage in the final stages of development of world capital-
ism set new dimensions of symbolic construction of identities in relation to the economic
activities of global effects. Incorporating cultural manifestations 'vernacular' and archaeo-
logical sites and historic tourist consumption highlights the role that this model establishes
development globalization in the modern world. The transformations of the instances of
attribution of meaning to the experience of identity emerge from the accelerated introduc-
tion of culture to the market economy, which promotes standardization of the produce to
the tourist and the reduction and homogenization of knowledge and practices 's identity.
The concepts of space and use of the affected ecosystems are part of this new reality that
consumers have access.
Key-words: Cultural heritage; Construction symbolic; Identity.
Introducción
1
Facultad de Ciencias Sociales, PROINCOMSCI, Universidad Nacional del Centro de la Provincia
de Bs As (UNICEN).
79
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
80
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
y hasta reanimarlo. Como el ave fénix, el patrimonio cultural ha surgido con múlti-
ples formas y en innumerables ocasiones, estableciéndose como una entidad que
reclama existencia propia.
Para la tarea se han delimitado áreas de competencia e identificado a las
autoridades discursivas y agentes correspondientes. Arquitectos, sociólogos, an-
tropólogos, historiadores, geógrafos, demógrafos, anticuarios, museólogos, directo-
res de cultura en municipios (que no necesariamente se representan en las discipli-
nas y ocupaciones anteriormente mencionadas), archivistas, artistas y periodistas,
entre otros, han asumido dicho rol. Todos parecen encontrar un lazo directo entre
su formación y el patrimonio cultural; éste “les atañe”, le es intrínseco, una parte
propia de su ser profesional. Desde esta perspectiva, cada uno ha considerado que
tiene a su alcance un conjunto suficiente de definiciones y de actividades que son
“de hecho” inherentes al patrimonio cultural, las que operan como un sustrato
compartido para el colectivo social.
No obstante, entre lo que se presenta en apariencia como homogéneo y
consensuado y lo que se ejecuta en nombre del patrimonio cultural surgen notables
diferencias, las que cobran mayor evidencia cuando se confronta el constructo con-
ceptual científico-disciplinario y el que emerge de una población no formada
académicamente. La visión del “nativo”, que también es una construcción de senti-
do de la experiencia social, no refleja de forma especular lo que los científicos le
queremos hacer decir, aun cuando la hayamos tomado como dato.
Con todo, en ambos casos se manifiesta un plano en común: la reificación-
fetichización de algo, esto es, el proceso por el cual “la cosa” deja de ser resultado
de la cultura para ser producto de la “naturaleza”, la consideración de que esa enti-
dad tiene vida propia, se ha generado por fuera de la acción humana y, como tal, es
externa y perfectamente identificable y clasificable. En la naturalización del patri-
monio cultural se soslayan entonces, consciente o inconscientemente, los procesos
socioculturales históricos que atraviesan la significación y la puesta en práctica. En
consecuencia, se lo vacía de las cargas ideológicas, de la cosmovisión que orienta a
su existencia.
81
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
82
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
otra por alguna propiedad intrínseca que la particulariza per se; el sujeto no distin-
gue, descubre distinciones que ya están.
De la seguridad que otorgó la objetividad surge la primera controversia:
¿cómo explicar la diversidad de percepciones? ¿Por qué unos son monógamos y
otros no? ¿Por qué el arco iris no tiene siete colores para todos? El planteo neutral
no se hizo esperar: en los seres humanos existe una misma manera de reaccionar
ante los estímulos que provoca el mundo, una misma capacidad mental, inexorable;
pero no todos presentan el mismo grado de racionalidad en las respuestas; algunos
van más ‘avanzados’ que otros. La diferencia se entiende como el atraso o adelanto
en el desarrollo de la razón humana. Hay formas perfectas de percepción de la rea-
lidad que ya se irán alcanzando con el tiempo y algunos grupos humanos pueden
demostrarlo. Por ejemplo, con el descubrimiento y enunciación de esta verdad, la
de la existencia de la unidad psíquica de la humanidad. Todos vamos a formarnos
las mismas ideas sobre el mundo porque el mundo nos las pone al alcance de la
mano.
Lo controversial continúa: ¿qué es una idea? Idea = abstracción del mundo.
¿Es la abstracción un correlato, un reflejo de lo que se presenta? Objetividad, como
abstracción, ¿qué parte de ese mundo ya predemarcado presenta? Si cada cosa, una
vez descubierta, es distinguida y explicada, su definición es enunciada para siem-
pre y sólo cabe esperar detalles de precisión en la medida que se perfecciona el
conocimiento sobre ella. Se acumula sobre lo ya definido. Esto inmoviliza al mun-
do, lo inmuta, lo asegura a partir de las clasificaciones. Las definiciones construyen
mundos seguros. Las cosas son lo que son.
Entonces, ¿por qué, en ocasiones, la realidad no se deja domesticar tan
fácilmente? ¿Qué espacios quedan para la creación humana si ya hay una delimita-
ción incuestionable? ¿Quién escribió el libreto de una vez y para siempre?
Desde otros intentos imperfectos de reflexión intelectual, de atribución de
sentido a la experiencia humana, se plantean posiciones heréticas. Para algunos las
realidades son múltiples y cambiantes como resultado de la construcción perma-
nente de significaciones acerca de ella. Para otros, las realidades se construyen
socialmente pero cobran vida propia por un proceso de objetivación, de cosifica-
ción, con mayor o menor posibilidad de ser transformada. En ambas sugerencias se
provoca a pensar que no existe el mundo sino que éste se construye por medio de la
acción humana. El mundo es de naturaleza metafórica, en tanto la metáfora es una
asociación arbitraria entre la idea y lo que la representa; y la idea ya supone un
recorte, una demarcación también arbitraria del mundo. Las asociaciones generan
cierta estabilidad porque se crean a partir de un consenso, de un acuerdo entre par-
tes que quieren significar de una manera y no de otra. Las cosas no son “lo que
son” sino símbolos, representaciones. Re-presentar es volver a presentar pero no a
partir de una relación especular, poniendo un espejo a lo que ya está. Entre la idea
(ya un recorte antojadizo) y lo que se presenta de ella se produce una operación de
significación que nunca la expresa tal cual fue concebida; el conocimiento es trans-
formación de la idea. Una abstracción (la idea) más otra abstracción (la significa-
83
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
De la parcialidad a la condensación
Las definiciones sobre patrimonio cultural que se han acuñado hasta la ac-
tualidad presentan un sustrato conceptual común. Todas ellas apuntan a designar un
conjunto de bienes que son valorados positivamente por miembros de una sociedad
y que pretenden fundamentar identidad. (Y tanto identidad como cultura también
han sido sujetas a diversas significaciones en la intención de reafirmar su existen-
cia.) ¿Cuáles son los “bienes” que han de ser considerados como formando parte
del patrimonio cultural? Si la cultura es el producto del hacer humano en todos los
momentos de su historia, ¿es el patrimonio cultural un concepto omnicomprensivo?
¿Por qué entonces tiende a representar parcelas de la cultura? ¿Qué opera en el acto
de selección? ¿Quién selecciona y por qué?
Como lo mencionábamos en un apartado anterior, entre la idea y su símbo-
lo opera una significación que transforma a la primera en una expresión no idéntica
de ella. Si patrimonio cultural es la expresión de una idea, en su construcción se
84
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
plantean dudas sobre si esa manifestación explícita recompone, ante las limitacio-
nes propias del pensamiento binario, la totalidad de la concepción original. Patri-
monio cultural es todo aquello que se diferencia de lo que no lo es. Empero, el
recorte de la realidad que designa no parece estar tan claro a la hora de formalizar-
lo. No se cumple la correspondencia entre idea y símbolo. Por momentos parece
responder a percepciones universales, por momentos a inclusiones puramente indi-
viduales, a veces tiene un sentido estable y a veces despliega y entrecruza signifi-
cados diferentes que no llegan a ser productos de una estructura, de un orden lógico
de relaciones. Su coherencia semántica es parte integrativa de la subjetividad, de-
pende de la valoración de las subjetividades. ¿Pero es producto de una construcción
colectiva, de una convalidación intersubjetiva que genera consenso? ¿Por qué se
hace necesario entender el desfasaje entre lo que supuestamente ya se ha instalado
como definición y lo que se ejecuta?
Al patrimonio cultural se lo obliga a despojarse de su subjetividad. Se lo
distancia de los procesos socioculturales que le han dado existencia y valor. Se lo
enmarca en un nombre y se le pide presencia a partir de un recurso mnémico que
instala en la mente y en lo concreto partes limitadas de su pretendida esencia: un
edificio “antiguo”, un tiesto de cerámica precolonial, poncho, sombrero, chiripá,
espuelas y caballo, dos o tres monumentos, algún rito con elementos “étnicos”. Si
es posible, que todo pueda ser contemplado. De esta manera el patrimonio cultural
se consolida día a día como consumo cultural, como mercancía cuyos valores de
uso y de cambio ya no se diferencian. Es un objeto objetivamente objetivado aun-
que no para desligarlo de las cargas ideológicas progenitoras sino, precisamente,
para invisibilizarlas.
La contradicción de delinear la noción de patrimonio cultural sobre las ba-
ses de aquellas condiciones ‘espirituales y subjetivas’ mencionadas al comienzo es
patente. Al construirse como la expresión (y a su vez, motor) de la identidad, se le
otorga un carácter esencialista, de trascendencia a la existencia humana aún cuando
los valores hayan sido creados por el ser humano en ejercicio de su propia libertad
y bajo su propia responsabilidad. Su otro yo, el de mercancía, lo convierte en un
mero producto del aquí y del ahora en el cual las lógicas del mercado someten a las
filosóficas. Si la modernidad se dio el espacio para la aparición de las éticas del
sujeto, distanciándose de las éticas teológica y naturalista de la Edad Media, fue
para darle una dimensión social al sujeto, para la defensa del pluralismo, de la valo-
ración de la subjetividad, de la importancia de la responsabilidad de las propias
decisiones. Le dio la escritura de su propio territorio, la razón, para descubrir y
descubrirse a sí mismo. El patrimonio cultural, entonces, sería la expresión del
sujeto (como subjetividad) en todas sus dimensiones. ¿Cómo se llega entonces a
una mínima expresión del patrimonio cultural? ¿Por qué hay que salir en su resca-
te? ¿Se pierde parte de lo humano si el patrimonio cultural “se pierde”? ¿Habrá una
fisura exterior o seremos caníbales?
La evidencia de la preocupación y ocupación sobre el patrimonio cultural
en estos últimos diez años ubica a los sujetos en un lugar de conflicto, de aparente
anomalía entre lo deseado y lo experimentado. Si la existencia de patrimonio cultu-
85
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
ral habla de la capacidad de agencia del ser humano para crear, significar, recrear y
re-significar el mundo, de la conciencia de sí a través de la construcción de una
identidad y de la necesidad de expresarlo en la diversidad cultural, es probable que
ninguna de estas situaciones esté operando plenamente para generar la satisfacción
moral esperada. ¿Por qué nos afecta? Quizá porque no nos reconocemos en nuestra
propia obra y porque no queremos reconocernos como autores de ella.
Modernidad y Occidente se asocian inevitablemente con un proceso a esca-
la global: la homogeneización en la cosmovisión. Desde el proceso de colonización
hasta la globalización -pasando por el imperialismo- los grupos humanos han es-
tructurado su experiencia sobre la base de modelos de organización surgidos en un
contexto y con una significación particulares e impuestos al resto por dominación,
esto es, sin tomar en cuenta la voluntad del dominado. Las estrategias y prácticas
de dominio han sido directas (el uso de la fuerza) e indirectas (ideología), ambas
ejecutadas de diferentes formas. Desde esta última, en función de disimular la
homogeneización, se sostiene que existen la pluralidad y la diversidad cultural, lo
que es preciso poner en evidencia. El patrimonio cultural ha sido uno de los lugares
preferidos para enmascarar la contradicción; es en él donde han de sustentarse la
particularidad, lo propio, lo que crea sentido de pertenencia, lo que establece la
diferencia con los otros culturales. ¿Cuáles serán las parcelas que compondrán al
patrimonio cultural diferencial? Aquellas que no entren en conflicto con el modelo
homogéneo y que, a su vez, se ajusten a la índole de mercancías: comidas, vestidos
y canciones “típicas”, lo “folklórico”, edificaciones ‘antiguas’ donde se cobra en-
trada para la visita, algunos elementos de un pasado remoto que el mismo dominio
se encargó de negar para llegar a establecerse. La fragmentación disocia una reali-
dad que implica totalidad. Una vasija de cerámica diaguita (y su imitación a la ven-
ta en ferias artesanales) sin las acciones políticas que los diaguitas incluyeron en su
construcción no constituye patrimonio cultural. La guarda “pampa” saturando cin-
turones, llaveros y billeteras, tampoco. La controversia reside también en la creen-
cia de que todos los pueblos deben tener patrimonio cultural. El aparato simbólico
propio de la formación de los Estados-nación lo exige como una forma de sustentar
la nacionalidad: bandera, escudo, himno, fechas patrias, una flor, un pájaro, un
deporte. Como si eso alcanzara para establecer la diferencia en las significaciones
de mundo.
¿Qué sucede entonces ante las lógicas de uso del espacio, del medio físico
y geográfico donde habitan los humanos y otros seres vivos? Aquí el modelo cierra
filas: el espacio es espacio productivo, sujeto a transformaciones para la elabora-
ción de bienes-mercancías, cuyo valor no depende de la identidad ni de la expre-
sión subjetiva sino del mercado, que ejerce más allá de las fronteras. Los pueblos
originarios fueron los primeros en experimentarlo por no ‘comprender’ lo que sig-
nifica vivir bajo los parámetros de una cultura ‘avanzada’ como la colonizadora.
Las concepciones diferenciales que podían existir sobre la naturaleza y la posición
del ser humano respecto de ella fueron reducidas a expresiones ‘anteriores’ de la
evolución humana, ya en su cúspide de desarrollo de la razón, es decir, el mundo
occidental a pleno.
86
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
87
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
historia familiar. Otra cuando los entrevistados nos reclamaron las grabaciones en
cinta de audio y de video que los habían registrado. Otra cuando nos encontrába-
mos con materiales del cantón que algunos habitantes habían recolectado en sus
recorridas por el sitio arqueológico, quizá mientras pescaba en el arroyo colindante.
Otra cuando los alumnos de las escuelas de Tapalqué concurrieron a los talleres
donde les enseñamos las técnicas de recolección en contexto arqueológico y luego
participaron de las excavaciones, descubriendo a la par nuestra las evidencias de
una convivencia no conflictiva entre algunos grupos del cacicato de Catriel y los
blancos acantonados, esto es, la expresión de una cultura común a la situación de
frontera de aparentes facciones diferenciadas. Y así de seguido.
Como verdad de Perogrullo, toda acción promueve una reacción. Las mani-
festaciones de resistencia del patrimonio cultural a ser encasillado y objetivado
fueron puestas en su lugar por una habitante de Tapalqué, quien asumió, en nombre
de la Modernidad, dar por terminadas las contradicciones.
A punto de llevar a cabo una nueva campaña arqueológica en el CTV, Lui-
sa (mencionada en el apartado anterior), una de las informantes, descendiente de
una bisabuela cautiva del cacique Tapalquén y con quien llevábamos cuatro años
de trabajo de construcción de su identidad, decidió completar la relación de reci-
procidad con nosotros revelando algo que había guardado celosamente en las ins-
tancias de trabajo de campo antropológico: la existencia del rancho donde habían
vivido su abuelo y su abuela, rescatada de las tolderías por aquél. Quedaba a esca-
sas cuadras de su domicilio y parte de él se hallaba todavía en pie. Lo llamamos el
Rancho Gallo.
El Rancho Gallo se planteaba como parte de una experiencia social que
establecía un correlato con el CTV. Había sido, en sus inicios, contemporáneo a
éste y podría formularnos nuevos planteos sobre las ‘sociedades de frontera’. Luisa
adquiría la condición, simultáneamente, de ser sujeto histórico y del contexto ac-
tual, ‘informante’ del pasado y constructora del pasado desde el presente. ¿Qué
más se podía pedir?
La propiedad privada del lugar nunca llegamos a develarla. Pero ya no
pertenecía a la familia de “los Gallo”. Cuando al otro día indagamos en catastro, en
la Municipalidad de Tapalqué, nos indicaron que estaba en manos de los ‘Hogares
sustitutos’ y que debíamos hablar con N. L., la encargada, para solicitar el permiso
de excavación.
Ese mismo día, nuestra entrevista con N. L., una mujer de más de cincuen-
ta años, resultó ambigua. Por un lado recibió de buen agrado nuestros planteos y
explicaciones del caso. Se interesó por conocer sobre las excavaciones en el CTV y
los resultados de los hallazgos de materiales arqueológicos. Por otro, percibimos
cierta tensión ante su directa participación en la consecución de nuestros objetivos.
Pasado cierto tiempo en el diálogo, consideró, como Luisa, hacer valer su posición
de poder, recalcando el acierto político de la colonización y, por sobre todo, de la
88
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Conclusión
89
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
Bibliografia recomendada
90
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
91
Identidad, arqueología y patrimonio… N. GUERCI y M. MUGUETA
92
PRESENCIA DE MERCURIO EN ALFARERÍA DEL PARANÁ MEDIO E INFERIOR.
ALFARERÍA DE TRADICIÓN MESTIZA: MONOCROMA ROJA (APROX. 1540-90).
CERRO GRANDE (LOS MARINOS)
Soccorso Volpe1
Resumen
Este trabajo expone el análisis de varios fragmentos de alfarería paranaen-
se, sobre los cuales un laboratorio había identificado mercurio en la composición
de su engobe. Si esto se confirmara, se ampliaría el espectro de posibilidades tec-
nológicas en la elaboración cerámica local, especialmente en relación con la del
contacto hispano-indígena. Se evalúa el carácter contaminado de la muestra.
Palabras clave: cinabrio; cerámica; análisis químico.
Abstract
This paper presents an analysis of several fragments of pottery Paraná, on
which a laboratory had identified mercury in the composition of the slip. If con-
firmed, would expand the range of technological possibilities in local pottery mak-
ing, especially in relation to the Spanish-Indian contact, evaluating the character of
the sample contamination.
Key words: cinnabar; ceramics; analysis.
Introducción
1
Centro de Estudios de Arqueología Histórica. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Na-
cional de Rosario. Coordinador Talleres de Arqueología y Antropología Urbana. Dirección de Educa-
ción Municipal Rosario.
93
Presencia de mercurio en alfarería del Paraná medio e inferior… S. VOLPE
Prospección y antecedentes
Figura 1. Vista del sitio Los Marinos y foto del lugar (Gaspary 1950)
94
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
95
Presencia de mercurio en alfarería del Paraná medio e inferior… S. VOLPE
La tenencia de cinabrio por parte de los españoles es casi segura, ya que es-
tos lo utilizaban para la extracción de metales preciosos. Además con el descubri-
miento y uso de las minas del Potosí y de cinabrio en Huancavelica, los españoles
comenzaron a explotar la mina de mercurio en 1566, cuando, de acuerdo a la le-
yenda, el nativo Ñahuincopa mostró al español Amador Cabrera su existencia. Era
una mina explotada y abandonada en épocas anteriores a la Colonia. Los antiguos
peruanos ya utilizaban el sulfuro de mercurio, que ellos llamaban “llimpi”, para
tratar el oro. La otra región importante en minas de cinabrio estaba en España en
Almadén (Serrano Bravo. 2004, Pérez Sáenz de Urturi 2005).
96
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
técnica se indican para cada metal: Mercurio, 10-6 mg/L. La concentración del ca-
tión en la muestra se calculará aplicando la expresión: mg de catión / litro = Lectu-
ra en el equipo / Peso de muestra (en gramos) × 100 Una unidad es el porcentaje en
peso, que son los gramos de producto químico por cada cien gramos de la mezcla
total. Mezclas más diluida a veces se describe en términos de química miligramos
por kilogramo de peso de la mezcla total, esto es abreviado como "mg / kg." Puesto
que hay 1 millón de miligramos en un kilo, estas unidades de mg / kg son idénticas
a las unidades de partes por millón (ppm).
RESULTADO
% Análisis en
mg/Kg ó ppm
Mineral mercurio
0,99 mg/kg 0.0001% Superficie
2.500 mg/kg 2,50% g Pasta
Cuadro 1. Análisis de un ejemplar cerámico
Interpretación
Sabemos que utilizamos una tecnología “destructiva” y que hay otras tec-
nologías más avanzadas, pero lo que quisimos dejar en claro, es la posibilidad de
abrir siempre problemáticas de estudio y de investigación, ya que la temática es
compleja y siempre da pie a otros puntos de vista. El análisis arroja el siguiente
resultado: se trata de una pieza tratada con Hg (la parte pintada de rojo). Partimos
de dos hipótesis: 1- Pieza contaminada: la posibilidad de que se trate de un objeto
contaminado (por tierras con presencia de Hg), los porcentajes son suficientemente
altos como para ser considerado un objeto que haya sufrido ese proceso, 2- Pieza
tratada directamente con algún derivado de Hg; es decir se trata de un material
directamente en contacto con Hg. Ahora bien la pintura-barniz utilizada a base de
Hg más común es el denominado cinabrio o sulfuro de mercurio. El cinabrio HgS
tiene una composición de 85% de mercurio y un 15% de azufre Estas hipótesis
pueden ser confirmadas o descartadas mediante nuevos análisis químicos, además
de investigar como el mercurio migró desde la superficie a la pasta si este hubiera
sido el caso. (Lic. Mario Lo Ré, com. Pers.).
97
Presencia de mercurio en alfarería del Paraná medio e inferior… S. VOLPE
Referencias bibliográficas
98
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
99
PROBLEMAS METODOLÓGICOS EN LA ARQUEOLOGÍA DEL COTY GUAZÚ DE LA
MISIÓN DE SANTA ANA (MISIONES, ARGENTINA):
UNA APROXIMACIÓN AL MODELO ESPERADO
Resumen
El estudio de los restos arquitectónicos y estratigráficos del que fuera el Coty
Guazú de la Misión de Santa Ana (Provincia de Misiones, Argentina) ha brindado la opor-
tunidad de realizar una aproximación heurística a problemas teórico-metodológicos en la
investigación de los monumentos misionales, un tipo de registro colonial de especial singu-
laridad sudamericana. Los mismos pueden formularse en torno a la correlación entre regis-
tro arqueológico e instituciones formadoras de la Misión (especialmente las de género), el
espacio arquitectónico como sede de relaciones sociales de orden jerárquico y productivo y
las significación material de los acontecimientos que se destacan en la genealogía histórica
de Santa Ana como epifenómeno de los entornos objetuales en la vida doméstica colonial.
Los niveles arqueológicos del Coty Guazú no son demasiado explícitos en cuanto al marco
constitutivo del experimento social misionero pero sí en cuanto proceso dominical evangé-
lico y colonial. La hipótesis que aborda este trabajo es la de que los procesos pedagógico-
políticos elaborados por los jesuitas se expresan en la arqueología misional en la perspecti-
va de una moral práctica.
Palabras clave: Misión de Santa Ana; Coty Guazú; Problemas heurísticos.
Abstract
The study of Coty Guazú´s architectural and stratigraphic at Santa Ana Mission
(Misiones, Argentina) has provided the opportunity to perform a heuristic approach to theo-
retical and methodological issues in the investigation of the missionary monuments record,
a singularity type register of colonial South America. They can be made about the correla-
tion between the archaeological record and Mission training institutions (especially, gen-
der), the architectural space as a venue for social relations and productive hierarchy, mate-
rial significance of the events that stand out in the historical genealogy of Santa Ana and
objectual epiphenomenon at environments´ colonial domestic life. Coty Guazú archaeolog-
ical levels are not too explicit about the social context of that establishment missionary
experiment just as evangelical colonial process. The hypothesis addressed in this work is
that pedagogical- political processes generated by the Jesuits are expressed in archeology
mission in the perspective of a moral practice.
Key words: Mission Santa Ana; Coty Guazii; Heuristic problems.
Introducción
1
Centro de Estudios de Arqueología Histórica, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Na-
cional de Rosario. Convenio Universidad Nacional de Rosario-Provincia de Misiones.
101
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
“Hágase una casa fuerte capaz, con su patio, puerta común, buena cerca,
cimientos de piedra y de piedra también una vara, o tres cuartos fuera de
dichos cimientos para recogidas la cual tendrá sus divisiones: una para
viudas y casadas; otra para huérfanas y solteras. Tendrá también su porte-
ro de la parte de afuera, para que ninguno de los dos, portera y portero,
pueda abrir solo”.
El modelo de evangelización
102
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
Misión- hacia 1660, en un paraje adecuado intercalado entre un cerro (que lleva el
mismo nombre) y la margen izquierda del río Paraná, en donde la geomorfología
ofrece un buen puerto (Figura 1).
103
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
104
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
La historia
Santa Ana tiene su origen en la fundación hecha por los jesuitas Pedro
Romero y Cristóbal de Mendoza en las sierras del Tape, junto al río Yacuy, en
1633. La misión se asentó donde la vemos ahora en 1660 como ya dijimos.
Santa Ana desplegó -como las otras reducciones jesuíticas- una experiencia
singular: construir un Estado religioso pero moderno, basado en la utopía de Tomás
Moro, organizar un territorio económico fundado en la vaquería, la yerba mate y la
producción de textilería. Es decir, el mismo al que aspiraban los encomenderos.
Para este proyecto, los guaraníes eran fundamentales.
La monumentalidad arquitectónica, la simetría de la planta y el concepto
urbanístico que la sustentaba constituían la expresión de su racionalidad evangeli-
zadora pero también social. No puede decirse que hubo fracasado; lo que ocurrió
fue que en la confrontación con los encomenderos primó el poderío soberano de la
Corona. La expulsión de 1767 marcó el final de la obra, de la expansión y de la
utopía.
Sin embargo puede establecerse una cronología gruesa sobre la biografía
de los pueblos guaraníes reducidos. La primera es la del Tratado de Tordesillas
(1494) que definió una frontera conflictiva entre España y Portugal. Esta marca
convirtió a la empresa jesuita en fronteriza y militar. La segunda es la de la batalla
de Mbororé (1641) contra los bandeirantes, la tercera es la del Tratado de Madrid
(1750) que aunque fuera anulado en 1761 deshizo en parte la acción jesuita porque
debieron entregar misiones y territorio hasta que se les restauraron mediante en
Tratado de París (1763) aunque no pudo paliar el desastre de las guerras guaraníti-
cas. Finalmente cuatro años después son quitados de la conducción de las misiones
de manera expeditiva e inapelable. El inventario de Santa Ana es su mejor expre-
sión del acto administrativo pero también del modelo esperado por la arqueología,
como veremos más adelante.
Hay tres acontecimientos que inducen a estimarse como fundamentales de
Santa Ana ya que la vida doméstica en la reducción se deslizó, bastante auto-
contenida y repetitiva, casi siempre igual a sí misma. Uno son los incendios provo-
cados por los ataques lusitanos a las misiones del río Uruguay y paraguayos a Santa
Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus sobre el Paraná en 1817 (los cuales se repitieron
en 1818), otro es el albergue de Amado Bonpland en ella en 1821, el ataque de
Francia y su conversión en prisionero y el sofocamiento de la rebelión de Nicolás
Aripi. Luego se forman estancias, la misión es lentamente abandonada por los indi-
os -quienes retornan al monte o se vuelven trabajadores rurales- se discute la juris-
dicción misionera entre Argentina, Paraguay y Brasil a partir de 1861. La Guerra
del Paraguay por la Triple Alianza dejará su huella en el litoral misionero y, al
final, se convertirá en un territorio nacional a partir de 1881 (siendo su primer go-
bernador Rudecindo Roca).
Desde el punto de vista científico-antropológico parecen haber sido las
“misiones” de Adolfo Bourgoing de 1887, enviado por el recientemente creado
Museo de La Plata (De Barrio, 1931) y de Juan Bautista Ambrosetti (1892, 1893 y
105
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
1894), quien viajara por intereses ´personales primero y por propósitos también
científicos después. Eduardo Holmberg había publicado Viaje a Misiones, en 1887.
En los tres casos la lejana tierra de las misiones jesuíticas es descripta como un
fantástico mundo muy lejano.
“[…] terminada su misión en Trinidad –donde aún queda una riqueza in-
mensa en restos artísticos de las misiones jesuíticas – dirigióse Bourgoing
a San Ignacio Miní, cuya iglesia era célebre por su portada que estaba to-
talmente cubierta por esculturas y ornamentaciones de subido valor artís-
tico. Las enormes proporciones de las piedras que forman las esculturas
que hacen que su extracción sea muy difícil y su arrastre imposible, por lo
que Bourgoing tuvo que conformarse con elegir las de más fácil manejo
que, naturalmente eran las de menor tamaño, y aún así hubo que sacarlas
a la rastra, a cincha de caballo.
Después de visitar, con gran trabajo, las ruinas de Mártires y San-
ta María La Mayor, dirigióse Bourgoing a Concepción de la Sierra, donde
la barbarie tanto salvaje como civilizada […] se ensañó en la empresa de
destruir los tesoros artísticos amontonados por los jesuitas en su iglesia.
Ésta ostentaba en su portada magníficas esculturas qu8e el ex jefe de
aquella localidad, coronel Berón de Astrada, se entretuvo en voltear a la-
zo. Más tarde, un doctor, enamorado de la belleza de aquellas esculturas,
quiso llevárselas pero no pudiendo hacerlo por su excesivo peso, se con-
tentó con decapitarlas, para llevarse las cabezas.” (De Barrio, 1931: 199).
“[…] Los pobladores creen que allí existe una gran serpiente que cuida
de los tesoros que los jesuitas dejaron enterrados y hay muchos que por
nada se animan a a andar por las ruinas.” (Ambrosetti, 2008: 222).
De esa manera, las misiones que han permanecido con sus muros bajo la
selva, deben haber tenido un menor ataque humano a sus vestigios.
106
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
El inventario
Las ruinas
Se encuentran a 700 metros del pueblo actual de Santa Ana (cabecera del
Departamento de Santa Ana) y a 40 kilómetros de la ciudad de Posadas. Fue decla-
rada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1984. Su punto
cardinal, a GPS, es S 27º 23’30.1” y W 55º 34’44.4”. Santa Ana y las otras Misio-
nes que se hallan sobre el río Paraná se encuentran entre la selva subtropical y los
“campos”, en una región dominada por la altiplanicie del Brasil y cortada por gran
cantidad de arroyos que buscan desaguar en el Paraná. Su geología comprende
basaltos mesozoicos, areniscas y conglomerados calcáreos sobre los que se forma
un suelo rojo característico del dominio amazónico (neo-tropical). Las lluvias co-
107
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
marcales (ribera del Paraná) alcanzan los 1600 mm anuales y la temperatura tiende
a superar los 20º todo el año.
El Coty Guazú
108
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
respecto del pueblo y ambos estuvieron alzados en torno a la gran plaza, la cual
constituyó el elemento articulador entre uno y otro. El Coty Guazú estaba en el
núcleo I, al oeste del cementerio y -podría decirse- excéntrico. Iglesia, Colegio y
Cementerio constituían un bloque compacto, destacado en relación con todas las
otras construcciones. La estructura urbana disponía de edificios de utilidad social
como el cabildo, la cárcel, el hospital, los hornos y las despensas. Las casas de los
indios estaban constituidas por estancias independientes, en relación con calles
paralelas que desembocaban en la plaza y la planta de este núcleo estaba limitada
en su desarrollo a tres de los cuatro puntos cardinales (norte, oriente y occidente)
enfrentándose a través de la plaza con el bloque Iglesia-Colegio-cementerio. El
Coty Guazú de Santa Ana forma parte de esta disposición integrándose a éste últi-
mo y enfrentándose a la plaza y a las casas reduccionales. Resulta, de ese modo, de
alguna manera exaltado en el complejo urbanístico, compartiendo el espacio sacro
y contradiciendo su función de albergue femenino exento de ejemplaridad moral.
Todo el conjunto brindaba un complejo escenográfico de gran majestad y respetaba
hasta cierto punto las Ordenanzas de Población de Felipe II (1573). Santa Ana es-
taba ubicada entre el cerro y el río cuya navegación aprovechaba mediante su puer-
to. La Colonia Santa Ana, creada en 1883, ocupa en la actualidad ese espacio entre
la reducción y el puerto. El emplazamiento aprovechaba la provisión de agua, de
buenos suelos y de pastos.
Finalmente, la Misión de Santa Ana fue diseñada por el padre José Brasa-
nelli (al igual que la de San Carlos, Loreto y San Ignacio Miní): esta misión es,
pues, una obra de autor.
Todo el conjunto tiene una disposición de espacios rectangulares, bien de-
limitados y rígidamente contiguos, sin luz entre uno y otro. En el poblado los frag-
mentos de estructuras visibles son:
109
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
110
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
111
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
112
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
la comarca forma suelos residuales (con excepción de los que se forman en los
valles aluviales del Paraná. Uruguay e Iguazú), lateríticos, a partir de la meteoriza-
ción del basalto subyacente, rico en minerales solubles que ascienden por capilari-
dad.
La Misión aparece como un claro irregular en el monte debido a las obras
de parquización. El acceso a la ruta de tránsito rápido se verifica por un kilómetro
de pavimento de piedra, el cual pasa por el lateral de la fábrica yerbatera.
113
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
114
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
115
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
Existe una entrada al gran patio que se verifica en la sección media de los
montículos que forman el lado que mira hacia la gran Plaza. Todo el conjunto esta-
ba cubierto por hierba de importante altura y por arbolillos de escaso porte. Por
detrás del Coty Guazú se extiende, actualmente, la selva en un relieve prácticamen-
te invisible.
La estructura del Coty Guazú, al menos, en su actual materialidad, describe
un gran patio de 36 por 26 metros. Cada uno de los lados del mismo tiene tres re-
cintos (Figura 5).
4. Estratigrafías
116
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
117
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
118
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
119
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
Figura 10. Perfil en el umbral del Recinto 7 y perfil estratigráfico del recinto 9
En este recinto se verificó una gran concentración de teja (con gran número
de tejas semi-enteras) contra su muro norte. Esta habitación está muy afectada por
bioturbación de raíces (al igual que todo ese sector del Coty por la inmediatez del
bosque. Se trata de árboles de gran porte pero de raíces relativamente superficiales
que inciden vectorialmente en la estratigrafía lateral y central del área de excava-
120
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
121
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
La serie de depósito está afectada por raíces en ángulo nordeste del recinto.
No hubo evidencias de serie de actividad salvo intrusión de material vítreo y metal
modernos.
Este recinto se excavó con la finalidad de constatar la articulación Coty –
Cementerio dejando aclarado que la pared medianera que se extiende a lo largo del
cementerio tiene dos secciones: una anterior, más antigua, articulada con otra de
rumbo este – oeste en el interior del cementerio, de la cual sólo quedan algunos
rasgos discontinuos; y otra posterior (en sentido espacial y temporal) de distinta
factura que llega hasta la actual traza de la plataforma que da a la plaza. De este
modo el espacio del Coty Guazú solo coincidió parcialmente con el cementerio
antiguo, estando más avanzado hacia la plaza que aquél. Esta disposición es sínto-
ma de su concepción subordinada en el NCP y de su construcción cronológicamen-
te posterior.
Para evitar derrumbe de esa pared medianera se apuntaló con una columna
de sedimento extraído de la misma excavación arqueológica.
Las galerías también fueron excavadas, con los siguientes resultados:
Galería interna sección nordeste (sondeos): En esta esquina del patio interno
se realizó un sondeo para verificar la estructura de la albañilería de las galerías.
Se constató que la factura de las galerías es diversa. Se trata de un espacio pe-
rimetral al patio y a las habitaciones, de 2,80 metros de ancho, delimitada por
piedra arenisca canteada, en unos casos de canto y en otros de plano por la cara
mayor del paralelepípedo.
Galería interna sección sudoeste: Esta galería se abrió como ampliación de la
excavación del recinto 7, ofreciendo un registro rico, comparativamente con
los otros sectores excavados. Aquí las piedras que la delimitan están puestas de
canto (0.12 m de ancho). En el esquinero de la galería, en su intersección con
122
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
la del oeste, el destape puso a luz una canaleta de drenaje con técnica de cajón
de arenisca y fondo de teja fragmentada. En esta sección se encontró un desa-
güe con la siguiente estructura (Figura 13):
Galería externa norte: En esta galería, excavada por sondeo amplio se verificó
la secuencia humus – teja fragmentada – laterita, ratificando que el subsuelo de
fundación es esta sedimentita semi-compactada. Se puede ver en el esquema
siguiente (Figura 14):
123
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
esquemas que siguen ilustran la correlación entre la galería externa del norte y la
entrada a la Casa de las Recogidas (Figura 15):
Problemas de investigación
124
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
El potencial arqueológico
125
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
Conclusiones
Referencias bibliográficas
126
Revista del Centro de Estudios de Arqueología Histórica | Año II. Vol. 2 | 2013
127
Problemas metodológicos en la arqueología del Coti Guazú… A. ROCCHIETTI y R. POUJADE
128
FICHA DE SUSCRIPCIÓN
REVISTA TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA ARQUEOLOGÍA HISTÓRICA
LATINOAMERICANA
Nombre / Institución:
Dirección postal:
Código Postal:
País:
Teléfono:
Teléfono celular:
E-mail:
Suscripción anual (por dos números):
Suscripción personal:
Suscripción por otros números atrasados:
Costo por ejemplar: $AR 100.00
Forma de pago: