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INSTITUTO

TECNOLÓGICO
DE CIUDAD
JIMÉNEZ “ANALISIS DE LA REALIDAD NACIONAL”

Docente: Lic. Francisco


Javier Martínez Acosta

Nombre: Cinthia
Lizeth Mares Chaparro

Semestre: 2

Carrera: Ingeniería Industrial

INTRODUCCIÓN
Las actividades que involucran a las personas en el quehacer de la ciencia, la tecnología y la
innovación (CTI) son consideradas factores importantes para el desarrollo económico y social del
país, debido a que están ligadas con la generación, mejoramiento, difusión y aplicación del
conocimiento científico y tecnológico en todas las áreas.

A través de: a) la investigación y desarrollo experimental; b) la educación y la enseñanza científica y


técnica; c) los servicios científicos y tecnológicos, y d) la innovación, se estimula la producción y
desarrollo de productos y servicios encaminados a atender problemas relevantes en el país y
permiten ubicar a México a nivel internacional en una mejor posición en temas relacionados con la
ciencia, la tecnología y la innovación.

Por ello, se tiene el firme compromiso de consolidar la disponibilidad de recursos financieros para
este rubro y de garantizar el crecimiento de la inversión pública destinada al Sistema Nacional de
Ciencia, Tecnología e Innovación.

Para conocer y entender el esfuerzo realizado por el país para efectuar Actividades Científicas,
Tecnológicas y de Innovación (ACTI) se cuenta con diversos indicadores, los cuales son reflejo de la
sistematización de información que permite guiar las decisiones para el diseño e implementación de
políticas en este tema. Se trata de información obtenida siguiendo estándares internacionales de
organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Tres son los
indicadores más importantes, ya que dan cuenta de la inversión en actividades de CTI: el Gasto
Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación (GNCTI), la Inversión Federal en Ciencia, Tecnología e
Innovación (GFCyT) y el Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE). El primero
representa un análisis del presupuesto total destinado para la realización de ACTI. El segundo mide
la inversión federal en CTI proveniente de tres actividades: Investigación y Desarrollo Experimental
(IDE), Posgrado, Servicios Científicos y Tecnológicos (SCyT), e Innovación. Finalmente, el GIDE es el
indicador que refleja el gasto ejercido para desarrollar trabajo creativo (incluye investigación básica,
aplicada y desarrollo experimental). Aunque el esfuerzo ha sido importante y los tres indicadores han
mostrado un crecimiento respecto a años anteriores, la inversión en CTI aún tiende a ubicarse por
debajo del nivel óptimo, especialmente si se compara con las cifras de otros países.

En el contexto internacional, los niveles de participación de los sectores de financiamiento


(público o privado) en la inversión en Actividades Científicas y Tecnológicas (ACyT) también
distan de las cifras nacionales.
Específicamente, para el caso de México, el sector privado aporta menos de 30 por ciento
del gasto, mientras que en otros países su contribución está por encima de 50 por ciento;
situación que conduce a diseñar estrategias que motiven (e incrementa inversión privada en este tipo
de actividades.

De esta forma, para hacer del desarrollo científico y tecnológico un motor para transitar hacia una
economía y sociedad del conocimiento, se requiere una sólida vinculación entre sector público,
instituciones de educación superior, centros de investigación y sector privado
“INFORME GENERAL DEL ESTADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y
LA INNOVACIÓN, MÉXICO 2016”
Las actividades que involucran a las personas en el que hacer de la ciencia, la tecnología y la
innovación (CTI) son consideradas factores importantes para el desarrollo económico y social
del país, debido a que están ligadas con la generación, mejoramiento, difusión y aplicación
del conocimiento científico y tecnológico en todas las áreas.

Para conocer y entender el esfuerzo realizado por el país para efectuar Actividades
Científicas, Tecnológicas y de Innovación (ACTI) se cuenta con diversos indicadores, los
cuales son reflejo de la sistematización de información que permite guiar las decisiones para
el diseño e implementación de políticas en este tema. Se trata de información obtenida
siguiendo estándares internacionales de organismos como la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Tres son los indicadores más importantes, ya que dan cuenta de la inversión en actividades
de CTI: el Gasto Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación (GNCTI), la Inversión Federal
en Ciencia, Tecnología e Innovación (GFCyT) y el Gasto en Investigación y Desarrollo
Experimental (GIDE).

El primero representa un análisis del presupuesto total destinado para la realización de


ACTI.
El segundo mide la inversión federal en CTI proveniente de tres actividades: Investigación
y Desarrollo Experimental (IDE), Posgrado, Servicios Científicos y Tecnológicos (SCyT), e
Innovación.
Finalmente, el GIDE es el indicador que refleja el gasto ejercido para desarrollar trabajo
creativo (incluye investigación básica, aplicada y desarrollo experimental).

Aunque el esfuerzo ha sido importante y los tres indicadores han mostrado un crecimiento
respecto a años anteriores, la inversión en CTI aún tiende a ubicarse por debajo del nivel
óptimo, especialmente si se compara con las cifras de otros países.

En el contexto internacional, los niveles de participación de los sectores de financiamiento


(público o privado) en la inversión en Actividades Científicas y Tecnológicas (ACyT) también
distan de las cifras nacionales. Específicamente, para el caso de México, el sector privado
aporta menos de 30 por ciento del gasto, mientras que en otros países su contribución está
por encima de 50 por ciento; situación que conduce a diseñar estrategias que motiven (e
incrementen) la inversión privada en este tipo de actividades.

De esta forma, para hacer del desarrollo científico y tecnológico un motor para transitar hacia
una economía y sociedad del conocimiento, se requiere una sólida vinculación entre sector
público, instituciones de educación superior, centros de investigación y sector privado.
Este capítulo está compuesto por tres apartados. En el primero se describe la situación
actual del Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental, su crecimiento y la posición que
ocupa México a nivel internacional.

En el segundo se presenta el Gasto Federal en Ciencia, Tecnología e Innovación y se


disgrega por ramo administrativo, actividad y objetivo socio-económico. Finalmente, en el
tercer apartado se muestra el Gasto Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación, un
concentrado del presupuesto ejercido por parte de los cuatro sectores en los que se divide la
economía de un país, según la norma internacional, más el proveniente del exterior para la
realización de actividades de CTI al interior del país.
“GASTO NACIONAL EN CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN (GNCTI) Y
SU APORTE A LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO”
En el periodo 2012-2016, la aportación del Gobierno Federal al financiamiento del GIDE4
tuvo un incremento en términos reales de 12.2 por ciento.
En 2016, la aportación del Gobierno Federal al financiamiento del GIDE representó 0.34
por ciento del PIB.
Destaca el incremento real del gasto de 2016 respecto a 2015 de los ramos
administrativos: 12 Salud (2.4 por ciento) y 11 Educación Pública (2.8 por ciento).

El Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (PND) destaca la importancia que tiene para el
Gobierno de la República el financiamiento a la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI).
Por tal motivo, en esta sección se analiza el presupuesto federal destinado al financiamiento
de estas actividades.

En línea con lo expresado en el PND, uno de los objetivos del Programa Especial de Ciencia,
Tecnología e Innovación 2014-2018 (PECiTI) es: “Contribuir a que la inversión nacional en
Investigación Científica y Desarrollo Experimental crezca anualmente y alcance el 1% del
PIB”. A pesar de los ajustes presupuestales de los dos últimos años, el Gobierno de la
República mantiene su compromiso para incrementar esta inversión y prueba de ello es que
en el periodo 2012-2016 la aportación del Gobierno Federal al financiamiento del Gasto en
Investigación Científica y Desarrollo Experimental (GIDE) tuvo un incremento en términos
reales de 12.2 por ciento, 1.3 puntos porcentuales más que el crecimiento del PIB en el
mismo periodo.

El Conacyt, como órgano asesor del Gobierno Federal en los temas de ciencia, tecnología e
innovación, contribuye a que este objetivo se cumpla, en coordinación con otras
dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, gobiernos estatales,
instituciones de educación superior, centros de investigación públicos y privados, así como el
sector empresarial.

EL GFCyT Y SU RELACIÓN CON EL PIB Y EL GASTO PROGRAMABLE DEL SECTOR


PÚBLICO FEDERAL
En la Gráfica I.9 se presenta la evolución del GFCyT durante el periodo 2007-2016. Hasta
2014, el indicador presenta crecimientos reales, siendo más significativos en los años 2008,
2010, 2013 y 2014, en 2015 se mantuvo prácticamente constante respecto a 2014 y en 2016
tuvo una disminución de 5.5 por ciento, debido al comportamiento desfavorable de la
economía en el entorno global.

En
2016,
el valor
del
indicador GFCyT/PIB fue de 0.43 por ciento, tal como se observa en la Gráfica I.10, este
valor se incrementó tres centésimas de punto porcentual respecto a 2012.

De igual forma, el GFCyT de 2016, como proporción del Gasto Programable del Sector
Público Federal (GPSPF), fue de 2.01 por ciento, valor igual al de 2012.
GFCyT POR RAMOADMINISTRATIVO
El Cuadro I.1 muestra la comparación del GFCyT de los años 2015 y 2016, clasificado por Ramo
Administrativo. En 2016, el GFCyT ascendió a 84,184 millones de pesos, cifra 17.1 por ciento
superior en términos reales a lo ejercido en 2012. Cinco ramos captaron el 95.8 por ciento de este
gasto: 38 Ciencia y Tecnología, 41.9 por ciento; 11 Educación Pública, 26.9 por ciento; 18 Energía,
10.9 por ciento; 08 Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, 7.9 por ciento, y
12 Salud y Seguridad Social, 8.2 por ciento.
En la Gráfica I.11 se presenta el GFCyT de 2016 por ramo administrativo, se observa que el
presupuesto de dos ramos ha crecido de manera sostenida: 12 Salud y Seguridad Social y 11
Educación Pública. A excepción de 2016, el Ramo 38 Ciencia y Tecnología también tiene un
crecimiento sostenido.
GFCyT DEL RAMO 38 CONSEJO NACIONAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Como se observa en la Gráfica I.12, en 2016, la participación del Conacyt en el gasto del Ramo 38
Ciencia y Tecnología, fue de 71.4 por ciento, mientras que la de los centros de investigación
coordinados por el Conacyt fue de 28.6 por ciento. El gasto en CTI de 2016 del Ramo 38 Ciencia y
Tecnología disminuyó en términos reales 4.4 por ciento respecto a 2015. De igual manera, las
entidades que conforman el ramo tuvieron disminuciones en términos reales: Conacyt, 4.1 por ciento
y los centros de investigación coordinados, 5.3 por ciento.

GFCyT DEL RAMO 11 EDUCACIÓN PÚBLICA


En la Gráfica I.13 se presenta el gasto en CTI de los años 2015 y 2016 del Ramo 11 Educación
Pública. Las principales entidades que en 2016 participaron en el GFCyT de este ramo son: la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 51.5 por ciento; el Centro de Investigación y de
Estudios Avanzados (Cinvestav), 13.1 por ciento; el Instituto Politécnico Nacional (IPN), 13.0 por
ciento; la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), 10.7 por ciento, y El Colegio de México, 2.9
por ciento. En estas cinco entidades se concentró el 91.2 por ciento del GFCyT de este ramo.

El gasto de 2016 del Ramo 11 Educación Pública creció 2.8 por ciento en términos reales respecto al
año previo, lo que se justifica por el incremento del gasto de algunas de sus entidades coordinadas: el
rubro de Otros, que contiene las unidades centralizadas de la SEP, 85.6 por ciento; el IPN, cuatro por
ciento, y el Cinvestav, 1.5 por ciento.

Por el contrario, otras entidades tuvieron disminuciones reales: El Colegio de México, 12.8 por ciento;
la UNAM, 2.2 por ciento, mientras que la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) y la
UAM prácticamente mantuvieron su nivel de gasto con disminuciones reales moderadas de 0.2 y 0.5
por ciento, respectivamente.

GFCyT DEL RAMO 18 ENERGÍA


En 2016, tal como se muestra en la Gráfica I.14, las entidades que participaron en el gasto en ciencia,
tecnología e innovación del Ramo 18 Energía fueron: el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), 51.5
por ciento; Petróleos Mexicanos (Pemex), 29.4 por ciento; el Instituto Nacional de Electricidad y
Energías Limpias (INEEL)5, 10.1 por ciento, y el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares
(ININ), nueve por ciento. Este gasto disminuyó 21.6 por ciento en términos reales respecto a 2015. La
baja se justifica por el comportamiento de sus entidades coordinadas. Al interior del ramo, el ININ
tuvo un incremento en términos reales de 2.8 por ciento, mientras que PEMEX y el IMP registraron
disminuciones reales significativas de 38.5 y 15.1 por ciento, respectivamente.
GFCyT DEL RAMO 08 AGRICULTURA, GANADERÍA, DESARROLLO RURAL,
PESCA Y ALIMENTACIÓN

La Gráfica I.15 presenta el presupuesto en CTI de 2015 y 2016 de este ramo, se puede observar que
la Dirección General de Productividad y Desarrollo Tecnológico (DGPDT) participó en la composición
del gasto con 24.7 por ciento; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias
(INIFAP) con 22.5 por ciento; el Colegio de Postgraduados (Colpos) con 19.8 por ciento; la
Universidad Autónoma Chapingo (UACh) con 9.2 por ciento, y el Instituto Nacional de Pesca
(INAPESCA) con 8.1 por ciento. Este ramo tuvo en 2016 una disminución real de 15 por ciento
respecto a 2015, que se explica por la disminución en términos reales de 58.5 por ciento de la
DGPDT.
GFCyT DEL RAMO 12 SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL

En la Gráfica I.16 se presentan las entidades que participaron en el gasto de CTI en 2015-2016 del
Ramo 12 Salud y Seguridad Social, el 86.9 por ciento se distribuye en las siguientes entidades: los
Institutos Nacionales de Salud, 38.9 por ciento; la Dirección General de Calidad y Educación en
Salud, 36.4 por ciento; el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 10.3 por ciento, y el Instituto
de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), 1.3 por ciento

En 2016, el gasto federal en CTI de este ramo tuvo un crecimiento en términos reales de 2.4 por
ciento respecto a 2015. Al interior del ramo, el ISSSTE tuvo un crecimiento real en su gasto respecto
al año previo de 29 por ciento, la Dirección General de Calidad y Educación en Salud prácticamente
mantuvo su nivel de gasto al igual que los Institutos Nacionales de Salud, con un mínimo incremento

de 0.8 por ciento mientras que el IMSS presentó una disminución real de 2.5 por ciento.
GFCyT POR ACTIVIDAD

La Gráfica I.17 muestra la estructura porcentual del gasto federal en CTI en 2015 y 2016 por
actividad. En 2016, la Investigación Científica y Desarrollo Experimental (IDE) participó con
66.2 por ciento; la Educación y Enseñanza Científica y Técnica (EECyT) con 25.4 por ciento;
los Servicios Científicos y Tecnológicos (SCyT) representaron el 5.1 por ciento, y la
Innovación 3.3 por ciento.

En 2016, el Gasto Federal en Servicios Científicos y Tecnológicos (GFSCyT) tuvo un incremento real
respecto a 2015 de 31.9 por ciento y el Gasto Federal en Educación y Enseñanza Científica y Técnica

(GFEECyT) de 12.3 por ciento, mientras que la innovación cayó en términos reales 44.3 por ciento y
el Gasto Federal en Investigación Científica y Desarrollo Experimental (GFIDE) 9.8 por ciento.
GFIDE POR RAMO ADMINISTRATIVO

En la Gráfica I.18 se puede observar que la participación del Ramo 38 Ciencia y Tecnología en el
GFIDE de 2016 fue de 40.6 por ciento; la del Ramo 11 Educación Pública, 29.4 por ciento; la del
Ramo 18 Energía, 16.3 por ciento; la del Ramo 12 Salud y Seguridad Social, 6.2 por ciento, y la del
Ramo 08 Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, 4.5 por ciento. Estos cinco
ramos representan el 97 por ciento del total. En 2016, el GFIDE presenta una disminución en
términos reales de 9.8 por ciento respecto a 2015, motivada por la disminución real de los ramos que

lo integran: 18 Energía, 21.7 por ciento; 08 Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación, 10.9 por ciento; Ramo 38 Ciencia y Tecnología, 9.6 por ciento, y 11 Educación Pública,
4.2 por ciento. El Ramo 12 Salud y Seguridad Social fue el único que tuvo crecimiento real, 2.2 por
ciento.
COMPARACIÓN INTERNACIONAL DEL GFIDE

En el cuadro I.2 se aprecia que México es de los países miembros de la OCDE que destinan menores
recursos provenientes del Gobierno Federal al financiamiento de la IDE, no obstante que en el
periodo 2013-2015 estas aportaciones han tenido crecimientos considerables. Sin embargo, en el
periodo 2012-2016, la aportación del Gobierno Federal al GIDE aumentó 12.2 por ciento en términos
reales. Los países que destacan en este rubro son Estados Unidos de América (EU), Japón y
Alemania. México se encuentra en la parte baja de la tabla, por encima de Turquía, Israel y Chile.
GFEECyT POR RAMO ADMINISTRATIVO

En la Gráfica I.19 se puede observar que el Ramo 38 Ciencia y Tecnología tuvo una participación de
45 por ciento en el GFEECyT de 2016; seguido de los ramos 11 Educación Pública con 29.5 por

ciento; 12 Salud y Seguridad Social con 16.1 por ciento, y 08 Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación con nueve por ciento. Estos cuatro ramos concentran prácticamente el
total del gasto de este rubro (99.6 por ciento). Durante 2016, el GFEECyT tuvo un incremento en
término reales de 12.3 por ciento respecto a 2015. Este aumento se debe a que cuatro ramos
tuvieron incrementos sustantivos: el Ramo 08 Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación, 34.1 por ciento; el Ramo 11 Educación Pública, 26.9 por ciento; el Ramo 38 Ciencia y
Tecnología, 4.5 por ciento, y el Ramo 12 Salud y Seguridad Social, 2.5 por ciento.

El GFSCyT de 2016 se incrementó 31.9 por ciento en términos reales respecto a 2015. Al interior de
esta actividad, el Ramo 38 Ciencia y Tecnología tuvo un aumento de 12.8 por ciento en términos
reales respecto a 2015, mientras que los ramos 11 Educación Pública y 10 Economía, tuvieron

disminuciones reales de 6.7 y 3.9 por ciento, respectivamente.

GFSCyT POR RAMO ADMINISTRATIVO

En la Gráfica I.20 se presentan los ramos administrativos que participaron en el GFSCyT de 2015:
Ramo 10 Economía con 52.7 por ciento; Ramo 38 Conacyt con 41.1 por ciento, y Ramo 18 Energía
con dos por ciento. Estos tres ramos integran el 95.7 por ciento de este gasto.
GFCyT POR OBJETIVO SOCIO-ECONÓMICO

De acuerdo con la edición 2015 del Manual de Frascati, la clasificación por objetivo socio-económico

del GFCyT cuenta con 13 objetivos: 1) Exploración y explotación de la tierra; 2) Medio ambiente; 3)
Exploración y explotación del espacio; 4) Transporte, telecomunicación y otras infraestructuras; 5)
Energía; 6) Producción y tecnología industrial; 7) Salud; 8) Agricultura; 9) Educación; 10) Cultura,
recreación, religión y medios masivos de comunicación; 11) Sistemas, estructuras y procesos
políticos y sociales; 12) Avance general del conocimiento financiado con 12.a) Fondos Generales
Universitarios (FGU) y 12.b) otras fuentes diferentes de los FGU, y 13) Defensa.

En 2016 se hizo una revisión de la información estadística por objetivo socio-económico del GFCyT
reportada hasta 2015, de acuerdo con la clasificación descrita en la edición 2015 del Manual de
Frascati, que derivó en una reclasificación que incluye 12 de los 13 objetivos, ya que el objetivo socio-
económico Educación está contenido en el de Avance General del Conocimiento financiado con
Fondos Generales Universitarios.
En 2016 la distribución del GFCyT por objetivo socio-económico fue la siguiente: Avance general del
conocimiento FGU, 30.9 por ciento; Avance general del conocimiento otros no FGU, 29.9 por ciento;
Energía, 10.9 por ciento; Salud, 8.2 por ciento; Producción y tecnología industrial, 7.1 por ciento, y
Agricultura, 5.6 por ciento. Estos seis objetivos integran el 92.6 por ciento del total del GFCyT, como
se puede observar en la Gráfica I.21. Los objetivos socio-económicos que en 2016 tuvieron un
crecimiento real del gasto respecto a 2015 fueron: Transporte, telecomunicación y otras
infraestructuras, 4.1 por ciento; Avance general del conocimiento FGU, 3.4 por ciento, y Salud, 2.4
por ciento.

GFIDE POR OBJETIVO SOCIO-ECONÓMICO

La Gráfica I.22 muestra la distribución del GFIDE de 2016 por objetivo socio-económico: Avance
general del conocimiento FGU, 31.9 por ciento; Avance general del conocimiento otros no FGU, 23
por ciento; Energía, 16.3 por ciento; Producción y tecnología industrial, 7.7 por ciento; Salud, 6.2 por
ciento, y Exploración y explotación de la tierra, 4.9 por ciento.

Estos seis objetivos concentran el 90 por ciento del total del GFIDE. En 2016, los objetivos socio-
económicos que tuvieron crecimiento real de su gasto en IDE respecto a 2015 fueron: Transporte,
telecomunicación y otras infraestructuras, 3.7 por ciento y Salud, 2.2 por ciento. Los demás objetivos
tuvieron disminuciones reales, siendo las más significativas: Energía, 21.7 por ciento; Exploración y
explotación del espacio, 20.8 por ciento; Defensa, 17.9 por ciento; Avance general del conocimiento
otros no FGU, 14.2 por ciento; Producción y tecnología industrial, 7.2 por ciento, y Agricultura, 6.9 por
ciento.
GFEECyT POR OBJETIVO SOCIO-ECONÓMICO

En la Gráfica I.23 se presenta la distribución del GFEECyT de 2016 por objetivo socio-económico:
Avance general del conocimiento otros no FGU, 44.1 por ciento; Avance general del conocimiento
FGU, 38.5 por ciento, y Salud, 16.4 por ciento. Estos objetivos integran el 98.7 por ciento del

GFEECyT total. Los objetivos socio-económicos que en 2016 tuvieron un crecimiento real de su gasto
respecto a 2015 fueron: Avance general del conocimiento FGU, 25.5 por ciento; Avance general del
conocimiento otros no FGU, 7.8 por ciento, y Salud, 2.5 por ciento

GFSCyT POR OBJETIVO SOCIO-ECONÓMICO

La Gráfica I.24 presenta el GFSCyT por objetivo socio-económico para los años 2015 y 2016. La
distribución del GFSCyT de 2016 por objetivo socioeconómico fue la siguiente: Producción y
tecnología industrial, 38.9 por ciento; Avance general del conocimiento otros no FGU, 33.8 por ciento,
y Agricultura, 22 por ciento. En estos tres objetivos se integra el 95.7 por ciento del gasto total en
servicios científicos y tecnológicos. Los objetivos socio-económicos que en 2016 tuvieron un
crecimiento real del gasto respecto a 2015 fueron: Agricultura, con un incremento extraordinario de
118 veces superior, derivado de las asignaciones presupuestales extraordinarias aprobadas a la
Coordinación General de Ganadería y a la Dirección General de Fomento a la Agricultura; el Avance
general del conocimiento otros no FGU tuvo un incremento en términos reales de 13.5 por ciento, y el
de Medio ambiente de 10.3 por ciento.

“INFORME GENERAL DEL ESTADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y


LA INNOVACIÓN, MÉXICO 2017”
El gasto nacional en ciencia, tecnología e Innovación (GNCTI) para 2017 es 212,212.0 millones de
pesos reales de 2017, lo que representa el 1.505 por ciento del producto interno bruto de México en
el mismo año.

A partir del 2014 se incorpora al GNCTI el gasto privado en Innovación proveniente de la Encuesta
sobre Investigación y Desarrollo Experimental, lo que mejora la contabilidad del GNCTI.

Desde 2014 se desagrega el gasto Conacyt de los ramos administrativos, de tal forma que ahora se
puede presentar su inversión en Innovación.

Una modificación en la contabilidad radica en que a partir de 2014 una proporción del gasto de las
familias en posgrado se considera como Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental, como lo
indica el Manual de Frascati 2015

La distribución porcentual del GNCTI en las Actividades Científicas y Tecnológicas y Actividades de


Innovación es:

Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental, 45.79 por ciento.


Gasto en Enseñanza y Formación Científica y técnica 33.84 por ciento.
Gasto en Servicios Científicos y Tecnológico 12.89 por ciento.
Gasto en actividades de Innovación 7.8 por ciento.
La distribución porcentual del GNCTI en los sectores de financiamiento es:

Privado, 46.71 por ciento.


Publico 40.89 por ciento.
Instituciones de Educación Superior, 12.09 por ciento.
Externo, 0.31 por ciento.

En la Gráfica I.25 se muestra el


comportamiento y distribución del
GNCTI de 2010 a 2017 por ACyT
y distribución del GNCTI por ACyT
AI. En términos reales, el GNCTI
se ha incrementado de
2010 a 2017 en $87.804 millones
pesos reales de 2017. En cada
uno de los años de los años de
estudio se observa que el
GIDE representa la mayor
proporción del GNCTI. En
particular, en 2017 el GNCTI se
distribuye de la siguiente manera:
GIDE 45.79, 33.84 SCyT 12.89 y GI 7.48 por ciento respectivamente.
En la Gráfica I.26 se muestra la distribución del GNCTI para los años 2010 a 2017 por sector de
financiamiento. Se observa que los sectores público y privado financian la mayor proporción del
GNCTI, con una mayor participación del primero en el periodo 2010-2015; sin embargo, esta
tendencia cambia a partir del año 2016, cuando el sector privado comenzó a financiar en mayor
proporción al GNCTI, tendencia que se ha mantenido. Para el año 2017 el sector de financiamiento
se distribuyó de la siguiente manera: el sector privado 46.71 por ciento, el publico 40.89, IES 12.09
por ciento, y Externo 0.31 por ciento.
Este cambio en la tendencia de financiamiento del GNCTI se puede atribuir a la baja en la tasa de
crecimiento por parte del sector público en los años 2016 y 2017, con un retroceso de -6 y -3 por
ciento, respectivamente; por su parte los otros tres sectores que componen el GNCTI continuaron con
una tasa de crecimiento positiva: privado con 11y 6 por ciento, externo 14 y 13 por ciento, e IES con
18 por ciento para ambos años.

Finalmente, en el Cuadro I.3 se presenta la composición del GNCTI por Sectores de Financiamiento,
ACyT y AI. Se observa que el porcentaje del GNCTI como proporción del PIB para 2017 alcanzó 1.05
por ciento.
“INFORME GENERAL DEL ESTADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y
LA INNOVACIÓN, MÉXICO 2018”
La suma de conocimientos originados por la CTI ha producido transformaciones profundas en las
sociedades y economías del mundo. Las naciones que han sabido desarrollarlas y utilizarlas, ahora
cuentan con muchas ventajas tecnológicas e industriales para crear diseños, fabricar nuevas
herramientas y dispositivos, comercializar bienes, prestar servicios y mejorar las condiciones
socioeconómicas de su población.

En el caso contrario, como ocurre en México, se tiene una fuerte dependencia del exterior, con altos
costos en la transferencia e importación de bienes y servicios tecnológicos una incorporación tardía al
avance de los cambios mundiales.

En las últimas décadas, se ha hecho patente la importancia de la CTI en la transformación de las


economías y las sociedades. De hecho, se les considera factores clave para acelerar el crecimiento
económico, la competitividad internacional, la sustentabilidad ambiental y las mejoras en el bienestar
de una nación.

La CTI está presente en las grandes transformaciones radicales, pero también es la base de los
pequeños crecimientos y mejoras de una amplia variedad de inventos, cambios organizacionales,
derramas tecnológicas, difusión del conocimiento y generación de capacidades, las cuáles impactan
de forma continua en la competitividad y el bienestar social.

Sus efectos potencializan las capacidades humanas y de trabajo entre diversos agentes, acelerando
el crecimiento y desarrollo de los países. Para obtener mayores ventajas, los gobiernos dictan leyes,
crean instituciones, generan esquemas de apoyo con subvenciones y otorgamiento de créditos.

Este esfuerzo es reforzado con las propias capacidades de las organizaciones a fin de aprovechar el
marco de apoyo de las políticas públicas. Para lograr mayores beneficios en México es necesario
elevar el nivel de inversión pública y privada en CTI, así como darle estabilidad y permanencia en el
tiempo a la generación de capacidades estructurales, tecnológicas e innovadoras, que tienen efectos
acumulativos y sinérgicos sobre el conjunto de la actividad productiva.

El desempeño actual de nuestra economía está relacionado con la imposibilidad de aumentar las
capacidades científicas, tecnológicas e innovadoras del país.
En el actual contexto de apertura y desregulación de la economía, la escasez de estas capacidades
en México, ha conducido a una especialización productiva restringida a segmentos de poco valor
tecnológico agregado en los procesos de producción local y global. La baja capacidad tecnológica e
innovadora ante un proceso internacional acelerado, ha limitado la creación de ventajas competitivas
dinámicas y ha determinado una modalidad de especialización productiva y comercial, tanto por tipo
de bienes como por fase del proceso de producción, que incorporan un reducido valor agregado
tecnológico. La sociedad y economía mexicanas enfrentan desafíos en los que la capacidad
científica, tecnológica e innovadora es un elemento clave para determinar su desempeño. El patrón
de especialización productiva y comercial de la economía nacional está sustentado en el trabajo poco
calificado, la proximidad geográfica con Estados Unidos y la disponibilidad de recursos naturales con
bajas restricciones ambientales. Este tipo de especialización, si bien ha permitido obtener divisas y
una transición con bajo nivel de desempleo abierto, no garantiza el futuro ni permite obtener en lo
inmediato un desarrollo sostenible.

SISTEMA DE CTI EN MÉXICO

El Sistema Nacional de CTI (SNCTI) en México está compuesto por un considerable número de
actores, entre los que destacan las universidades y los centros de investigación, los sectores
productivos, las instituciones gubernamentales e instituciones intermedias. Sin embargo estos actores
no están bien articulados, sus vínculos son débiles o inestables y es notoria la falta del sector
financiero.

Uno de los principales actores del sistema es el CONACyT, el cual juega un papel central ya que
coordina el diseño y la implementación de las políticas nacionales de Ciencia, Tecnología e
Innovación, CTI, y es el intermediario entre el gobierno, los científicos y las empresas, por ello existe
un ramo presupuestal específico llamado Ramo 38-
TABLA 1. PRESUPUESTO POR DEPENDENCIA PARA EL PROGRAMA DE CTI.12
GRÁFICA 2. PARTICIPACIÓN RELATIVA DE LOS RAMOS EN EL PRESUPUESTO DEL
PROGRAMA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA, 2015-2018.12
GRÁFICA 3. PRESUPUESTO DEL RAMO 38 CONACYT, RECURSOS FISCALES, 2008-

2018.12

Los esfuerzos realizados para estimular el desarrollo científico y tecnológico, así como la innovación
en México han sido hasta ahora insuficientes. El presupuesto es inferior al óptimo definido por los
parámetros internacionales y esto tiene repercusiones negativas en todo el sistema de CTI. La
inversión privada es muy baja e impide que nuestra economía pueda crecer e insertarse en sectores
con alto dinamismo tecnológico.

Los efectos de incrementar el Gasto en Investigación Científica y Desarrollo Experimental, serían muy
benéficos y representan un extraordinario reto y oportunidad para el desarrollo económico y el
bienestar social de México. En términos dinámicos, el tener un ritmo variable de inversión en CTI
desarma e incluso destruye, en los períodos de baja inversión, las capacidades individuales y
organizacionales adquiridas en ciclos anteriores. También desincentiva la permanencia de los
distintos agentes que participan en estos procesos. México requiere un ritmo incremental y estable de
inversión en CTI.
“INFORME GENERAL DEL ESTADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y
LA INNOVACIÓN, MÉXICO 2019”
AMLO prometió –como candidato presidencial– que de llegar al Gobierno federal no reduciría el gasto
en ciencia y tecnología en México. Pero el presupuesto de este año en programas en la materia es el
más bajo desde 2012, como proporción del presupuesto de egresos, además de que el gasto en el
rubro durante el primer trimestre de 2019 (0.07 por ciento del PIB) fue el más bajo desde 2013 (0.06).

Desde adentro del Conacyt no se ve bien el futuro: alertan espiral de retrocesos y malas decisiones

Ciudad de México, 10 de junio (Sin Embargo).- La inversión del Gobierno federal de 2019 en
programas de ciencia, tecnología e innovación (CTI) es la más baja desde 2012, como proporción del
Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Este año, México invertirá el 1.6 por ciento de su
gasto (91.4 mil millones de pesos) en el rubro, con una disminución de 0.6 puntos porcentuales con
respecto al gasto en 2018 (92 mil millones de pesos).

Los programas de CTI tienen el objetivo de formar investigadores que resuelvan los “problemas
nacionales fundamentales” para impulsar el “desarrollo del país” y el “bienestar de la población en
todos sus aspectos”, a través de la educación y la mejora continua de los procesos productivos, de
acuerdo con el Artículo 2 de la Ley de Ciencia y Tecnología.

A la fecha existen 97 instituciones cuyo presupuesto depende directamente de estos ingresos. Por
ejemplo, todos los recursos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y sus dependientes, así como de la Universidad
Autónoma de Chapingo (UACh) provienen de allí.

Asimismo, gran parte del presupuesto del Colegio de México (92 por ciento), del Instituto Politécnico
Nacional (39) y de las universidades Autónoma Metropolitana (34.5) y Nacional Autónoma de México
(31) dependen de los programas de CTI.

Con los recortes presupuestarios de este año, el CIDE dispondrá de nueve millones de pesos menos
que en 2018, y el Conacyt tendrá una disminución de 2.7 mil millones. Con ello se suman a
instituciones como el IPN (-167 mdp), la UNAM (-1.2 mmdp) y la UAM (-290 mdp) que, sin esta
reducción programática, sufrieron recortes en su presupuesto general.

La suma de minoraciones económicas (4.4 mmdp) de estas cinco instituciones equivale, por ejemplo,
a 2.4 veces el presupuesto erogado (1.8 mmdp) en becas nacionales del Conacyt durante el primer
trimestre de 2019, o a la quinta parte del dinero invertido por el sector privado (22.8 mmdp actuales)
en investigaciones de “desarrollo tecnológico intramuros”, en el periodo 2012-2013.

TECNOLOGIA-UNAM

A finales de mayo, la UNAM dio a conocer que sus científicos crearon un dispositivo para detectar
280 patógenos en 24 horas. Pese a que la inversión en CTI en México es baja, entre 2006 y 2017 el
número de patentes per cápita a nivel nacional aumentó en 8.8 por ciento anual, según cifras del
IMPI. Foto: UNAM.

UN CASO DE ESTUDIO

El desarrollo en la productividad científica de un país está ligado con la “efectividad del gobierno” y la
“estabilidad política” o la “ausencia de violencia”, según datos de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Ello puede observarse en casos como el de México y Brasil. Mientras que el primero invierte entre el
0.4 y el 0.5 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) en CTI, el segundo destina el 1.27 por
ciento, según cifras del Banco Mundial.

México (20.4) tiene, por un lado, una tasa de violencia por cada 100 mil habitantes inferior a la de
Brasil (27.8). Pero Brasil (-0.3) tiene un mayor grado de efectividad gubernamental que México (-0.8),
según las estimaciones de la UNESCO (2013) y del estudio “Seguridad Ciudadana en América
Latina” (2018) del Instituto Igarapé.

Lo anterior coincide con los hallazgos del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia
Electoral (IDEA, por sus siglas en inglés) que indican que Brasil (3.7 puntos generales) tiene una
mayor “calidad de la democracia” que México (3.1).

AMLO debe soltar, pero ya, el gasto de inversión, o no habrá empleo ni crecimiento, advierten

El país sudamericano superó al norteamericano en materia de “imperio de la ley” (2.5 contra 2.4),
“rendición de cuentas electoral” (4.9-3.5), “rendición de cuentas interinstitucional” (3.4-3.3),
“participación política” (4.2-3.4), “libertad” (4.2-3.1) y “capacidad de respuesta” (3.2-2.9). Sólo en el
rubro de “solidaridad y equidad”, México (3.0) superó a Brasil (2.9).

Pese a que México (2.4 por ciento) ha tenido un mayor crecimiento promedio de su PIB que Brasil
(0.1) durante el periodo 2013-2019, y a pesar de que México (16 por ciento) tiene mayores
porcentajes de exportación de manufacturas de alta tecnología que Brasil (9.6), los datos
internacionales señalan que el país sudamericano tiene más “efectividad de gobierno” y “calidad de la
democracia”.

“Sólo la existencia de un auténtico régimen de libertades y derechos individuales ofrece a la


ciudadanía su autonomía de acción y su consecuente responsabilidad cívica, semilla de una sociedad
con interacciones virtuosas, creativas y constructivas”, se lee en un artículo del doctor César Cansino
para la “Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales” de la UNAM (Vol. 58, No. 217, 2013).

Algo similar a lo que sucede entre México y Brasil, ocurre en los casos de Argentina, Chile y Uruguay
que, aunque tienen niveles de inversión en CTI (0.5, 0.4 y 0.4, respectivamente) como los de México,
tienen mayores niveles de inversión per cápita que éste y que Brasil, con mayores niveles de
efectividad gubernamental (0.06, 0.3 y 0.8) y calidad democrática (3.6, 3.9 y 3.9).
Pese a que los resultados en materia de comportamiento del sistema sociopolítico dependen de
factores ulteriores a la inversión en CTI, no obstante este tipo de gasto es un facilitador de procesos
de “gobernanza”. Esto es que, el desarrollo científico y tecnológico de un país –de acuerdo con la
UNESCO– incide (positiva o negativamente) en la calidad de la intervención del Estado y por ende,
en la reacción social coligada.

LA INVERSIÓN PÚBLICA

El gasto del sector público mexicano en ciencia, tecnología e innovación fue de 0.2 por ciento del PIB,
en promedio entre 2007 y 2018, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP).

Durante los años de gobierno (2007-2012) de Felipe Calderón Hinojosa, la inversión promedio anual
fue de 27.2 mil millones de pesos; es decir, del 0.2 por ciento del PIB, cada año. Y en el sexenio
(2013-2018) de Enrique Peña Nieto fue de 50.4 mil millones (0.3 por ciento del PIB).
La inversión en CTI aumentó a un ritmo de 13.4 por ciento anual entre 2007 y 2012. Asimismo,
aunque la tasa aumentó a 15 por ciento en promedio en el periodo 2012-2015, a partir de 2016
comenzó una tendencia a la baja (-4.0 por ciento) que fue revertida en 2018 (+1.8 por ciento en
comparación con 2017).

Esta tendencia coincide con una reducción presupuestaria de 5.2 mil millones de pesos en los
programas de CTI de 2017, año en que el CIDE tuvo 24 por ciento menos presupuesto que en 2016,
y en que los recursos destinados al Conacyt decayeron en 19.2 puntos porcentuales. Los recortes de
entonces supusieron 126 y 7 mil 300 millones de pesos menos para cada institución, según datos de
los PEF’s.

CIENTIFICOS-MEXICO

Entre 1990 y 2018, la cantidad proporcional de investigadores per cápita del Sistema Nacional de
Investigadores (SNI) aumentó a una tasa anual de 7.3 por ciento, al pasar de 6 mil a 28 mil
académicos inscritos, de acuerdo con datos del doctor William Henry Lee, coordinador de
Investigación Científica de la UNAM. Foto: IPN.

En este contexto, el 22 de agosto del año pasado, Enrique Graue Wiechers señaló que la inversión
en CTI en México había sido “escasa e incierta”. Durante esa misma ponencia, el entonces candidato
presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO) compartió mesa con el rector de la UNAM.

“Vamos a garantizar que la aportación [del Gobierno federal] en el presupuesto para ciencia y
tecnología aumente en el mejor de los casos […]. Y en el peor de los casos, que no se reduzca ni que
tenga un presupuesto por debajo de la inflación; que aumente en términos reales”, dijo el ahora
Presidente de la República Mexicana.

Sin embargo, el presupuesto de este año para programas de CTI (1.6 por ciento del PEF) fue el más
bajo desde 2012 (1.6), pese y a que la reducción, en comparación con 2018, fue de 562.4 millones de
pesos (-0.6 por ciento entre 2018 y 2019).

Ciencia y tecnología para un futuro más brillante: Jóvenes representan a México en Mundial de
Robótica

Por otro lado, el gasto en CTI del primer trimestre de 2019 (0.07 por ciento del PIB) fue el más bajo
desde 2013 (0.06). Las cifras de la SHCP indican que entre enero y marzo, el Gobierno de AMLO
erogó 12.7 mil millones de pesos en el rubro. Esto es 1.8 mil millones menos que en el mismo periodo
del año pasado, cuando la inversión ascendió a 14.5 mil millones.
RECORTE Y POLÉMICA

“Las instituciones públicas son frágiles. Son árboles sujetos a los azares de los incendios y las
sequías, a los vaivenes e inconstancias de la política. Un árbol centenario puede ser talado en
minutos”, escribió para Nexos (2019) el investigador del CIDE José Antonio Aguilar Rivera, en el
marco de los recortes presupuestarios de este año.

Aguilar, como muchos otros en el ramo académico, acusó que aunque el presupuesto del CIDE –
como el de muchas instituciones– sufrió “un decremento menor, las nuevas disposiciones del
Gobierno federal han dificultado de manera extraordinaria su operación normal”.

La reducción en el rubro de ciencia y tecnología e innovación fue producto de las políticas de


austeridad –para evitar el derroche de recursos públicos– aprobadas y ejercidas por la administración
del Presidente López Obrador.

“Las medidas deberán aplicarse en las más de 300 instituciones de la Administración Pública Federal
a partir del mes de mayo y tienen como propósito liberar mayores recursos para el desarrollo”, se lee
en un boletín conjunto de las secretarías de la Función Pública y de Hacienda.

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“Se reducirá en un 30 por ciento el monto aprobado para 2019 en materiales, combustibles, viáticos y
pasajes aéreos nacionales, así como en estudios e investigaciones”. También “habrá una reducción
del 50 por ciento en viáticos y pasajes aéreos internacionales, exposiciones, alimentación, asesorías
para operación de programas, subcontratación de servicios con terceros y congresos, entre otros”,
abunda la misiva.

Pese a que la comunidad científica nacional reconoce y apoya la intención del nuevo Gobierno para
incrementar la eficiencia gubernamental, señala que los abusos no se resuelven con recortes
presupuestarios generalizados, pero sí con mecanismos adecuados de auditoría y fiscalización.

En una carta fechada el 21 de mayo de 2019, más de tres mil investigadores y científicos mencionan
que “los nuevos recortes imposibilitarían el cumplimiento de los compromisos definidos en los
Decretos de Creación de los CPI’s”. Esto es, dejan en vilo las investigaciones, plazas operativas
indispensables, así como el desarrollo de investigadores y proyectos tecnológicos de relevancia
nacional.
En los últimos 20 años, México ha invertido entre el 0.4 y el 0.5 por ciento de su PIB en CTI. Empero,
la inversión “mínima necesaria” en el país debería de ser del uno por ciento del PIB, según las
estimaciones (2019) de la doctora Julia Tagüeña Parga, titular de la coordinación general del Foro
Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) para el periodo 2019-2021.

Asimismo, la inversión “ideal” por país en CTI, según los estándares internacionales reconocidos por
la UNESCO, debería de ser de entre 2.5 y tres por ciento del PIB nacional. México invierte, en
cambio, la cuarta parte de la mínima inversión necesaria, así como la quinta parte de lo requerido a
nivel mundial.

BIBLIOGRAFÍAS:

https://www.sinembargo.mx/10-06-2019/3591411

http://www.siicyt.gob.mx/index.php/transparencia/informes-conacyt/informe-general-del-estado-de-la-
ciencia-tecnologia-e-innovacion/informe-general-2017/4813-informe-general-2017/file

http://www.siicyt.gob.mx/index.php/transparencia/informes-conacyt/informe-general-del-estado-de-la-
ciencia-tecnologia-e-innovacion/informe-general-2016/3835-informe-general-2016/file
http://www.foroconsultivo.org.mx/FCCyT/incytu/11.pdf

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