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1. RESIDUOS AGRÍCOLAS.
En el contexto de la producción vegetal el concepto estricto de residuo agrícola se aplica, bajo
denominación de residuos de cosecha, a la fracción o fracciones de un cultivo que no constituyen la
cosecha propiamente dicha y a aquella parte de la cosecha que no cumple con los requisitos de calidad
mínima para ser comercializada como tal. De forma similar, los restos de poda de los cultivos leñosos
deben ser considerados asimismo residuos agrícolas estrictos.
Estos materiales presentan un contenido hídrico muy variable (según el desarrollo ontogénico del cultivo en la
época de recolección), elevado contenido en materia orgánica, fracción mineral variable en concentración
total y equilibrio (según el órgano o fracción de que se trate) y relación C/N generalmente alta, aunque con notables
diferencias según la naturaleza y composición del residuo. La biodegradabilidad de estos materiales es función del
contenido relativo en biomoléculas fácilmente degradables (azúcares solubles y de bajo peso molecular,
hemicelulosa y celulosa) y en componentes de lenta degradación (ceras, ligninas y otros polifenoles).
Los residuos de cosecha pueden presentar un mal estado fitosanitario como resultado de la incidencia de
plagas y enfermedades en el cultivo de procedencia (insectos, ácaros, nematodos, hongos, bacterias,
virus, etc.), que deben ser tenidos en cuenta en el momento de considerar su posible tratamiento y
gestión ulterior. Asimismo, debe señalarse que los residuos de cosecha pueden presentar contenidos
variables de las materias activas utilizadas en los tratamientos fitosanitarios del cultivo. Estos residuos
pueden llegar a ser altamente problemáticos, especialmente en los cultivos sometidos a tratamientos
intensivos, cuando han aplicado materias activas de lenta degradación y alta permanencia en las
condiciones edáfoclimáticas existentes.
En un contexto más amplio pueden considerarse también como residuos agrícolas los subproductos de
origen vegetal generados por las industrias de transformación agrícolas y algunos residuos agrícolas
específicos (como por ejemplo el compost del cultivo del champiñón una vez utilizado). Por extrapolación
en el contexto anterior también podrían ser considerados en este apartado los materiales de desecho en
los cultivos protegidos (sustratos ya utilizados, plásticos de cubierta y acolchados, tuberías de riego,
etc.), aunque por sus peculiares características no van a ser tratados.
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a.- Caña de Azúcar. Es el principal soporte de la agricultura, no solamente por insumir una
porción importante de los recursos tierra y agua, sino principalmente por el hecho de
sustentar el 23,5% del VBP agrícola en 2007. El cultivo se encuentra localizado
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c.- Arroz. Es otro cultivo cuya importancia se sustenta en la formación del VBP agrícola
regional (13,5%) y por ser el segundo cultivo en extensión (30 mil has), después de la
caña de azúcar. Su desarrollo se localiza, principalmente, en el valle de Jequetepeque, que
cuenta con riego regulado, desde 1988, proveniente de la represa de Gallito Ciego. En el
2007, el rendimiento promedio por hectárea (9,5 TM/ha.) fue mayor al promedio nacional
(7,2 TM/ha.), contribuyendo con más del 11,6% a la producción nacional de arroz, al
producir 285,7 mil TM en una superficie de 29,9 mil has.
c.- Papa. Se cultiva principalmente en la sierra del departamento, con rendimientos que
bordean los 14,3 TM/Ha, superando al promedio nacional (12,6 TM/Ha.) La región en 2007
fue el tercer productor de papa (9,9%) al producir 335 mil TM, en 23,4 mil has.
d.- Maíz amarillo duro. El cultivo se localiza preferentemente en los valles de Chicama,
Jequetepeque y Virú, y ha ido tomando auge desde mediados de la década de los 70, a
raíz de la expansión de la avicultura y el desarrollo de la industria de alimentos
balanceados. Cabe señalar que La Libertad participó en el 2007 con el 20,8% de la
producción nacional, produciendo 232,6 mil TM en una superficie de 29,1 mil has.
Figura 5.1: Participación en el VBP agrícola. 2009.
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La quema de rastrojos y de paja es una actividad poco defendible desde la óptica técnico-
científica pero ha sido bastante usual en el campo. Como aspectos favorables de la quema se
han citado los siguientes: destrucción de propágulos de malas hierbas, reducción de parásitos
y patógenos, restitución de minerales al suelo, eliminación rápida del residuo, etc.
La incorporación al suelo o enterrado de pajas comporta un aporte importante de materia
orgánica al suelo y su posterior humificación, mejorando el balance de humus tal y como se
ha comentado anteriormente, con los numerosos efectos positivos que ello conlleva, y recicla
de forma natural los nutrientes asimilados por los cultivos. Antes de su incorporación al suelo
la paja debe ser picada o troceada mecánicamente, con lo que se favorecerá su posterior
ataque microbiano y se facilitaran las labores del siguiente cultivo. La incorporación al suelo,
para su compostaje en el suelo debe ser superficial. Dada la alta relación C/N de la paja, el
enterrado conlleva inmovilización del nitrógeno del suelo, fenómeno que puede provocar
“hambre de nitrógeno” en el siguiente cultivo, como se ha comentado anteriormente. Este
efecto negativo puede evitarse fácilmente aportando nitrógeno (de 6 a 12 Kg por Tm de paja)
a la paja en el momento de enterrarla. Los purines pueden ser un material muy interesante
para esta finalidad, puesto que además de nitrógeno y otros nutrientes incorpora agua al suelo
aumentando la humedad del residuo y del suelo y facilitando la descomposición de la paja.
1.2.2. Residuos de vegetales verdes.
Se trata de residuos de cultivos que se cosechan antes de la senescencia vegetal. Por este
motivo los residuos presentan alto contenido en humedad y generalmente son fácilmente degradables.
Comprende, entre otros, los residuos de los cultivos forrajeros y raíces o tubérculos extensivos
y los que provienen de la mayoría de los cultivos hortícolas comestibles y de las producciones de
flor cortada. La mayoría de los residuos forrajeros recolectables se reciclan para la alimentación del
ganado por lo que en la práctica no constituyen un residuo propiamente dicho.
Los residuos de la horticultura comestible pueden ser incorporados en el suelo para facilitar su
posterior descomposición si existe tiempo suficiente antes de iniciar el próximo cultivo. El
elevado contenido hídrico de estos residuos y su baja relación C/N (15 a 30) promueve una
descomposición bastante rápida y, generalmente, su incorporación al suelo no conlleva el
riesgo de “hambre de nitrógeno” en el siguiente cultivo.
En las explotaciones muy intensivas, y especialmente en cultivo protegido, los residuos de la
cosecha de la horticultura comestible y también de la floricultura deben ser retirados del suelo
o de los sustratos de cultivo antes de iniciar el cultivo siguiente, al no existir tiempo suficiente
y/o para evitar los riesgos fitosanitarios. En estos casos los residuos vegetales se amontonan
al aire libre para facilitar su desecación, disminuyendo así su volumen. Posteriormente estos
residuos pueden tener cuatro destinos principales: transporte e incorporación al suelo de otras
fincas menos intensivas; quema “in situ”; deposición en vertederos; o traslado a plantas de
compostaje para la fabricación de compost. Este último destino se muestra de especial interés
puesto que permite una importante reducción del volumen (minimización del residuo) y su
valorización mediante la estabilización de su la materia orgánica y la higienización del
producto, eliminando o disminuyendo drásticamente la posible existencia de patógenos y
parásitos en el residuo inicial. El compost obtenido puede ser utilizado para su aplicación al suelo como
enmienda o abono orgánicos o como sustrato o componente de un sustrato en cultivo sin suelo.
1.2.3. Residuos de frutales y poda de viña.
Los sarmientos y la madera proveniente de la poda de la vid y de los árboles frutales
presentan un contenido medio-bajo de humedad y un alto contenido en celulosa y lignina. La
relación C/N de estos materiales es muy elevada, entre 150 y 250.
La mayor parte de estos residuos se quema en la propia explotación tras ser retirados del
campo y en mucha menor proporción se utiliza como combustible (troncos o ramas gruesas
de frutales) o para el asado de carne en barbacoas (sarmientos de vid). De forma alternativa,
y con mucho mayor interés, estos materiales pueden ser aplicados al suelo para su posterior
descomposición y humificación. Esta alternativa, que hace unos años era muy poco frecuente,
se va implantando lentamente en la arboricultura española. La aplicación al suelo exige un
tratamiento mecánico previo de troceado o picado y, si se considera necesario, de desfibrado.
Este último tratamiento es especialmente interesante en troncos y ramas de mediano y gran
calibre. Atendiendo a la elevada relación C/N de estos residuos es preciso aportar una fuente
nitrogenada, ya sea de naturaleza orgánica (estiércol, abonos orgánicos, purines, abonado en
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Durante el 2009, la industria primaria declinó 2,4%, respecto al 2008, por la menor producción de
harina y aceite de pescado (49,7%) y productos cárnicos (14,3%). Atenuó la caída, la mayor
producción de azúcar (6,8%).
Cuadro 5.3: Producción Manufactura primaria (Indice de volumen físico: 1994=100).
CIIU - Ramas de actividad 2008 2009 Variación (%)
Productos cárnicos 202.4 177.1 -14.3
Harina y aceite de pescado 262.5 175.3 -49.7
Azúcar 251.9 270.2 6.8
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Combustión en hornos para el secado de arroz y para la producción de vapor en el proceso del
parboilizado de arroz.
En el caso de la industria arrocera, el procesamiento industrial consiste básicamente en su secado
y posterior molinado. Los gastos energéticos para procesar una tonelada de arroz son de 34 kWh
en el molinado y 20 kWh y 14 kg de fuel oíl en el proceso de secado. A la vez se producen 0,22 t
de cáscara de arroz que son equivalentes a 73 kg de combustible equivalente. Se elaboró un
proyecto que consiste en satisfacer estas demandas energéticas utilizando como fuente de energía
la cáscara de arroz, que permita aprovechar las cenizas de su combustión. La eliminación del
consumo del fuel oíl en el secado se realiza por medio de un horno en lecho fluidizado. Este horno
es diseñado a partir de resultados obtenidos a nivel de planta piloto en el país y alcanza una
eficiencia de la combustión de un 95%. En el calentamiento del aire para el secado se asume una
eficiencia térmica del 80%. En este proceso se utilizaría el 22% de la cáscara de arroz producida.
La producción de electricidad se realiza utilizando un gasogenerador en lecho fluidizado integrado
a un motor de combustión interna. Considerando una eficiencia en la generación de electricidad del
20%, se requeriría el 13% de la cáscara de arroz producida para la producción de la electricidad
consumida en el secado y el 23% en el molinado. Las evaluaciones realizadas en el proyecto
indican que sólo es necesario el 58% de la cáscara de arroz producida para generar toda la energía
térmica y eléctrica consumida en el procesamiento industrial.
Un producto de no menos importancia que se ha evaluado es la ceniza de la cáscara de arroz, la
que se caracteriza por tener más de un 90% de óxido de sílice en su composición. Las principales
aplicaciones determinadas en el proyecto para este producto son: su uso, aprovechando sus
propiedades puzolánicas, como aditivo en la preparación de hormigones llegando a poder sustituir
hasta un 40% del cemento en determinados casos y la producción de un material aislante
resistente de bajo peso que trabaja hasta temperaturas de 900°C. La importancia de este producto
se refleja en que la evaluación económica del proyecto de la planta térmica de 2,5 MW de
Chakkaraj, Tailandia, donde el 25% de las ganancias anuales serán resultado de la venta de las
cenizas de la cáscara de arroz. La implementación del proyecto se propone en un molino con
capacidad de procesamiento de 7,5 t/h de arroz y de dos secaderos con capacidad de 11,5 t/h. La
base energética en este caso consistiría de un horno de lecho fluidizado con una potencia térmica
de 1,7 MW para el calentamiento del aire que se utiliza en el secado del arroz y tres plantas
gasogenerador-grupo electrógeno de 250 kW cada una.
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BIOMASA
INTRODUCCION.
Desde tiempos antiguos la agricultura, ha sido una fuente de residuos aprovechables. En el caso del
cultivo de productos agrícolas locales, para suplir las demandas de los consumidores de una región, los
desechos producidos se incorporan fácilmente al suelo convirtiéndose a la vez en fertilizante y mejorador
edafológico. Sin embargo, en las últimas décadas, la cosecha, el procesado, empacado, preservación y,
especialmente, la elaboración de productos cada vez más sofisticados para el mercado alimenticio,
genera tal cantidad de residuos cuyo volumen y características inhiben su incorporación al suelo sin
causar efectos en el ambiente. Por otro lado, la explotación indiscriminada de los suelos produce, en
función del tiempo, un decrecimiento progresivo de su materia orgánica y por lo tanto su consecuente
deterioro. Además, los avances tecnológicos en el campo agrícola derivan en mayores rendimientos de
los cultivos por área de sembrado, lo que produce también un incremento en la generación de este tipo
de desechos. Como contraparte positiva en relación con este aspecto, se menciona que en la agricultura
moderna, de cosecha principalmente mecánica, a diferencia de la manual, los desechos son trasladados
junto con los productos a un mismo lugar. Esto facilita su uso y su eventual transporte a centros de
procesamiento (como es el caso del acopio de productos frutícolas y hortícolas en las plantas de
elaboración de productos enlatados y conservas).
En general los residuos agrícolas incluyen tallos, hojas, ramas, paja y otros. En el caso de los productos
agrícolas procesados en forma de enlatados y congelados se tienen valores de desechos sólidos que
varían entre un 15% y un 45%. Estos residuos son producidos estacionalmente y no son de fácil
eliminación por medio de compostaje convencional. Además su uso energético por combustión directa es
poco viable, ya que el alto tenor de humedad requeriría de equipos especiales.
Algunas formas de aprovechamiento de estos residuos fueron promovidas por el sector industrial:
raciones animales, uso como combustible, empleo como abono orgánico o con fines específicos en la
búsqueda de mayores retornos económicos. Un ejemplo en los últimos años lo constituye la estrecha
vinculación entre la industria, el Estado y el sector académico en países de Iberoamérica, que ha
contribuido, mediante el establecimiento de programas, redes y proyectos, a la utilización más racional
de residuos biomásicos con fines de obtener productos con mayor valor agregado.
Para la mayoría de la población mundial, las formas más familiares de energía renovable son las que
provienen del sol y del viento. Sin embargo existen otras fuentes de biomasa, como leña, carbón de leño,
cascarilla de arroz, que proveen un alto porcentaje de la energía consumida en el mundo y tienen
potencial para suplir mayores volúmenes.
Los avances tecnológicos han permitido el desarrollo de procesos más eficientes y limpios para la
conversión de biomasa en energía; transformándola, por ejemplo, en combustibles líquidos o gaseosos,
los cuáles son más convenientes y eficientes. Así aparte de la combustión directa, se pueden distinguir
otros dos tipos de procesos: el termo-químico y el bio-químico.
Las fuentes más importantes de biomasa son los campos forestales y agrícolas pues en ellos se producen
residuos (rastrojos) que normalmente son dejados en el campo al consumirse sólo un bajo porcentaje de
ellos con fines energéticos. En la agroindustria, los procesos de secado de granos generan subproductos
que son usados para generación de calor en sistemas de combustión directa; tal es el caso del bagazo de
caña de azúcar, la cascarilla de café y la de arroz. Por otro lado, los centros urbanos generan grandes
cantidades de basura compuestas en gran parte, por materia orgánica que puede ser convertida en
energía, después de procesarla adecuadamente. En economías de orientación agrícola, como las de los
países sudamericanos, el uso apropiado de la biomasa ofrece una alternativa para reducir los costos de
operación por concepto de insumos energéticos; además, es una solución para los problemas higiénico-
ambientales que, en muchos casos, presentan los desechos orgánicos.
Las denominadas “granjas energéticas” pueden suplir un porcentaje significativo de los requerimientos
energéticos mundiales y, al mismo tiempo, revitalizar las economías rurales, proveyendo energía en
forma independiente y segura y logrando importantes beneficios ambientales. Las comunidades rurales
pueden ser, entonces, energéticamente auto suficientes en un alto grado, a partir del uso racional de los
residuos y administrando inteligentemente la biomasa disponible en la localidad.
Actualmente, los procesos modernos de conversión sólo suplen 3% del consumo de energía primaria en
países industrializados. Sin embargo, la población rural en países subdesarrollados que representa cerca
del 50% de la población mundial, aún depende de la biomasa tradicional, principalmente de leña, como
fuente de energía primaria. Esta suple, aproximadamente, 35% del consumo de energía primaria en
países subdesarrollados y alcanza un 14% del total de la energía consumida en el nivel mundial.
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1. DEFINICIÓN.
Biomasa significa, por etimología: conjunto de la materia viva. El término biomasa se refiere a toda la
materia orgánica que proviene de árboles, plantas y desechos de animales que pueden ser convertidos
en energía; o las provenientes de la agricultura (residuos de maíz, café, arroz, macadamia), del
aserradero (podas, ramas, aserrín, cortezas) y de los residuos urbanos (aguas negras, basura orgánica y
otros). Esta es la fuente de energía renovable más antigua conocida por el ser humano, pues ha sido
usada desde que nuestros ancestros descubrieron el secreto del fuego.
Desde la prehistoria, la forma más común de utilizar la energía de la biomasa ha sido por medio de la
combustión directa: quemándola en hogueras a cielo abierto, en hornos y cocinas artesanales e, incluso,
en calderas; convirtiéndola en calor para suplir las necesidades de calefacción, cocción de alimentos,
producción de vapor y generación de electricidad. Desde el primer choque petróleo, en 1973, se aplica
este concepto a los productos orgánicos vegetales y animales que se utilizan con fines energéticos o
agronómicos. En suma, se trata del conjunto de la materia orgánica de origen vegetal, animal, así que
sus productos de transformación (los residuos orgánicos). La ventaja de la conversión energética de la
biomasa, con respeto a las además fuentes energéticas renovables, reside en el hecho que, además de la
producción de energía, participe activamente al tratamiento de los residuos orgánicos y contribuya así a
la reducción del impacto de nuestras actividades sobre el medio ambiente.
En general el término Biomasa se refiere a toda la materia orgánica que proviene de árboles, plantas y
desechos de animales que pueden ser convertidos en energía; o las provenientes de la agricultura
(residuos de maíz, café, arroz, etc.), del aserradero (podas, ramas, aserrín, cortezas) y de los residuos urbanos
(aguas negras, basura orgánica y otros). La Biomasa es la fuente de energía renovable más antigua conocida por
el ser humano, pues ha sido usada desde que nuestros ancestros descubrieron el secreto del fuego.
Atendiendo al origen es posible diferenciar, desde un punto de vista ecológico, biomasas de distintos órdenes:
Biomasa primaria: es la materia orgánica formada directamente por los seres fotosintéticos
(algas, plantas verdes y demás seres autótrofos). Este grupo comprende toda la biomasa vegetal,
incluidos los residuos agrícolas (paja o restos de podas) y forestales (leñas).
Biomasa secundaria: es la producida por los seres heterótrofos que utilizan en su nutrición la
biomasa primaria. Este tipo de biomasa implica una transformación biológica de la biomasa primaria
para formar un nuevo tipo de biomasa de naturaleza distinta a la inicial. Un ejemplo sería la carne o
las deyecciones debidas a los animales herbívoros.
Biomasa terciaria: es la producida por los seres que se alimentan de biomasa secundaria, como
sería el caso de la carne de los animales carnívoros, que se alimentan de los herbívoros.
Figura 5.3. Toneladas de carbono por hectárea en el bosque primario.
Se considera que la biomasa es una fuente renovable de energía porque su valor proviene del Sol. A
través del proceso de fotosíntesis, la clorofila de las plantas captura su energía, y convierte el dióxido de
carbono (CO2) del aire y el agua del suelo en carbohidratos, para formar la materia orgánica. Cuando
estos carbohidratos se queman, regresan a su forma de dióxido de carbono y agua, liberando la energía
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que contienen. En la figura 5.3 se muestran los contenidos de carbono en la biomasa existente en un
bosque primario. De esta forma, la biomasa funciona como una especie de batería que almacena la
energía solar. Entonces, se produce en forma sostenida o sea - en el mismo nivel en que se consume –
esa batería durará indefinidamente.
Los recursos biomásicos incluyen cualquier fuente de materia orgánica, como desechos agrícolas y
forestales, plantas acuáticas, desechos animales y basura urbana. Su disponibilidad varía de región a
región, de acuerdo con el clima, el tipo de suelo, la geografía, la densidad de la población, las actividades
productivas, etc.; por eso, los correspondientes aspectos de infraestructura, manejo y recolección del
material deben adaptarse a las condiciones específicas del proceso en el que se deseen explotar.
Según la escala establecida por Hoogwijk y al., la producción de biomasa puede ser dividida en ocho categorías:
a. Biomasa producida por el excedente de tierras agrícolas, no utilizadas para la alimentación humana
o animal: cultivos energéticos,
b. Biomasa producida por el desmonte (cuidado de los bosques) o la limpieza de tierras agrícolas,
c. Residuos agrícolas que provienen de los cultivos de cereales, vid, huertos, olivos, frutas y verduras,
residuos agroalimentarios, etc.
d. Residuos forestales que provienen de la silvicultura y de la transformación de la madera,
e. Residuos agrícolas que provienen de la ganadería (estiércol, camas de paja, excrementos, ...),
f. Residuos orgánicos domésticos (fracciones fermentescibles de desperdicios domésticos, papeles,
cartones, residuos verdes, etc.),
g. Biomasa directamente utilizada con fines no alimenticios (madera para el papel),
h. Residuos orgánicos de los residuos industriales comunes (papeles, cartones, madera, desperdicios
putrescibles, etc.).
Según Taiganides, desecho es «un producto fuera de lugar». Con esto, quiere decir que, una misma
materia puede ser un «desecho» o un «producto útil» dependiendo de la utilidad que pudiera prestar. Si
se analiza el caso de las excretas de vacunos de lechería: desde el punto de la lechería, éstas son
«desechos» que hay que eliminar, pues atraen insectos y producen malos olores; pero si se las mira
desde el punto de vista del campo labrado, inmediato a la lechería, estas excretas, ahora con el nombre
de «guano», son un abono y acondicionador de suelos muy apreciado por el agricultor por lo que pasa a
ser un «producto útil». Sin embargo, no siempre basta con cambiar el enfoque o punto de vista para
transformar un desecho en producto útil y en particular, en un energético. Frecuentemente se requiere
de algún proceso industrial o semi-industrial para realizar esta transformación.
2. FUENTES DE BIOMASA.
Las fuentes de biomasa que pueden ser usadas para la producción de energía cubren un amplio rango de
materiales y fuentes: los residuos de la industria forestal y la agricultura, los desechos urbanos y las
plantaciones energéticas, se usan, generalmente, para procesos modernos de conversión que involucran
la generación de energía a gran escala, enfocados hacia la sustitución de combustibles fósiles.
Figura 5.4. Fuentes de Biomasa.
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Los residuos agrícolas, como la leña y el carbón vegetal, han sido usados en procesos tradicionales en los
países en vías de desarrollo y a usos primarios en pequeña escala; por ejemplo, la cocción de alimentos o
las pequeñas actividades productivas como panaderías, caleras, secado de granos, etc.
2.1. Plantaciones energéticas.
Estas son grandes plantaciones de árboles o plantas cultivadas con el fin específico de producir
energía. Para ello se seleccionan árboles o plantas de crecimiento rápido y bajo mantenimiento, las
cuales usualmente se cultivan en tierras de bajo valor productivo. Su período de cosecha varía entre
los tres y los diez años. También se utilizan arbustos que pueden ser podados varias veces durante
su crecimiento, para extender la capacidad de cosecha de la plantación.
Existen también muchos cultivos agrícolas que pueden ser utilizados para la generación de energía:
caña de azúcar, maíz, sorgo y trigo. Igualmente, se pueden usar plantas oleaginosas como palma de
aceite, girasol o soya y algunas plantas acuáticas como jacinto de agua o las algas, para producir
combustibles líquidos como el etanol y el biodiesel.
Adicionalmente, este tipo de cultivos sirve para controlar la erosión y la degradación de los suelos;
además puede proveer otros beneficios a los agricultores. Una granja típica, usualmente, sólo
genera uno o dos productos de mayor valor comercial como maíz, café, leche o carne. El ingreso
neto de ello es, a menudo, vulnerable a las fluctuaciones del mercado, al aumento del costo en los
insumos, a las variaciones climáticas y a otros factores. Dado que las plantas de generación de
energía requieren un suministro estable de combustible, los cultivos asociados a ellas pueden
proveer un ingreso permanente a los granjeros que decidan diversificar su producción.
La principal limitante para este tipo de plantaciones está en la escala, pues se requieren grandes
extensiones de tierra para lograr una producción de energía rentable. Por esta razón, son factibles
cuando se desarrollan con algún tipo de producción agrícola paralela, como por ejemplo, el maíz, la
caña de azúcar y la palma de aceite.
2.2. Residuos forestales.
Los residuos de procesos forestales son una importante fuente de biomasa que actualmente es poco
explotada en el área amazónica. Se considera que, de cada árbol extraído para la producción
maderera, sólo se aprovecha comercialmente un porcentaje cercano al 20%. Se estima que 40% es
dejado en el campo, en ramas y raíces, a pesar de que el potencial energético es mucho mayor
como se muestra en la Figura 8.3, y otro 40% en el proceso de aserrío, en forma de astillas, corteza
y aserrín. La mayoría de los desechos de aserrío son aprovechados para generación de calor, en
sistemas de combustión directa; en algunas industrias se utilizan para la generación de vapor. Los
desechos de campo, en algunos casos, son usados como fuente de energía por comunidades
aledañas, pero la mayor parte no es aprovechada por el alto costo del transporte.
Figura 5.5. Distribución energética de un árbol.
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3. CARACTERISTICAS DE LA BIOMASA.
Para evaluar la factibilidad técnica y económica de un proceso de conversión de biomasa en energía, es
necesario considerar ciertos parámetros y condiciones que la caracterizan. Estos que se explican a
continuación, determinan el proceso de conversión más adecuado y permiten realizar proyecciones de los
beneficios económicos y ambientales esperados.
3.1. Tipo de biomasa.
Los recursos biomásicos se presentan en diferentes estados físicos que determinan la factibilidad
técnica y económica de los procesos de conversión energética que pueden aplicarse a cada tipo en
particular. Por ejemplo, los desechos forestales indican el uso de los procesos de combustión directa o
procesos termo-químicos; los residuos animales indican el uso de procesos anaeróbicos (bioquímicos), etc.
El estado físico de la biomasa puede clasificarse según el tipo de recurso, como se indica en el Cuadro 5.6.
3.2. Composición química y física.
Las características químicas y físicas de la biomasa determinan el tipo de combustible o
subproducto energético que se puede generar; por ejemplo, los desechos animales producen altas
cantidades de metano, mientras que la madera puede producir el denominado “gas pobre”, que es
una mezcla rica en monóxido de carbono (CO). Por otro lado, las características físicas influyen en
el tratamiento previo que sea necesario aplicar. Todas las formas de biomasa consisten en una
parte orgánica, una inorgánica y agua. En la combustión se quema la parte orgánica. La inorgánica
influye en el proceso de combustión y forma la ceniza o residuo sólido que queda después de la
combustión. Los elementos químicos más importantes son carbono (C), hidrógeno (H), nitrógeno
(N), y azufre (S) y, en algunos casos, cloro (Cl). Además, contiene oxígeno (O), lo cual no se
determina directamente, sino que se calcula como diferencia entre el peso total y la suma de los
otros elementos, más la ceniza.
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4. INDUSTRIALIZACIÓN DE LA BIOMASA.
Figura 5.6. Industrialización de Desechos en Energéticos.
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aún la más empleada para producirlo, son los hornos de tierra y los de mampostería. El
primero es una excavación en el terreno en la que se coloca la biomasa, la cual es luego
cubierta con tierra y vegetación para prevenir la combustión completa. Los segundos son
construidos de tierra, arcilla y ladrillo. Los hornos modernos son conocidos como retortas y
fabricados en acero; conllevan cierta complejidad por su diseño y operación, lo que
incrementa considerablemente los costos de inversión en comparación con los tradicionales,
pero eleva su eficiencia y capacidad de producción, así como la calidad del producto.
4.2.2. Gasificación.
Tipo de pirólisis en la que se usa una mayor proporción de oxígeno a mayores temperaturas,
con el objetivo de optimizar la producción del llamado “gas pobre”, constituido por una mezcla
de monóxido de carbono, hidrógeno y metano, con proporciones menores de dióxido de
carbono y nitrógeno. Este se puede usar para generar calor y electricidad, y se puede aplicar
en equipos convencionales, como los motores de diesel. La composición y el valor calorífico
del gas dependen de la biomasa usada, por ejemplo: madera, cascarilla de arroz, o cáscara de coco.
La gasificación tiene ciertas ventajas con respecto a la biomasa original:
El gas producido es más versátil y se puede usar a mismos propósitos que gas natural;
Puede quemarse para producir calor y vapor y puede alimentar motores de combustión
interna y turbinas de gas para generar electricidad;
Produce un combustible relativamente libre de impurezas y causa menores problemas de
contaminación al quemarse.
4.3. Procesos Bioquímicos.
Estos procesos utilizan las características bioquímicas de la biomasa y la acción metabólica de
organismos microbiales para producir combustibles gaseosos y líquidos. Son más apropiados para la
conversión de biomasa húmeda que los procesos termoquímicos. Los más importantes son:
4.3.1. Digestión anaeróbica.
La digestión de biomasa humedecida por bacterias en un ambiente sin oxígeno (anaeróbico)
produce un gas combustible llamado biogás. En el proceso, se coloca la biomasa
(generalmente desechos de animales) en un contenedor cerrado (el digestor) y allí se deja
fermentar; después de unos días, dependiendo de la temperatura del ambiente, se habrá
producido un gas, que es una mezcla de metano y dióxido de carbono. La materia remanente
dentro del digestor es un buen fertilizante orgánico. Los digestores han sido promovidos fuertemente
en China e India para usos domésticos en sustitución de la leña. También se pueden utilizar
aguas negras y mieles como materia prima, lo cual sirve, además, para tratar el agua.
4.3.2. Combustibles alcohólicos.
De la biomasa se pueden producir combustibles líquidos como etanol y metanol. El primero se
produce por medio de la fermentación de azúcares y, el segundo por la destilación destructiva
de madera. Esta tecnología es usada durante siglos para producción de licores y, más recientemente,
para generar sustitutos de combustibles fósiles para transporte. Estos combustibles se pueden
utilizar en forma pura o mezclados con otros, para transporte o propulsión de máquinas.
4.3.3. Biodiesel.
A diferencia del etanol, que es un alcohol, el biodiesel se compone de ácidos grasos y ésteres
alcalinos, obtenidos de aceites vegetales, grasa animal y grasas recicladas. A partir de un
proceso de “transesterificación”, los aceites derivados se combinan con alcohol (etanol o
metanol) y se alteran químicamente para formar ésteres grasos como el etil o metilo éster.
Pueden ser mezclados con diesel o usados directo como combustibles en motores comunes.
El biodiesel es utilizado, típicamente, como aditivo del diesel en proporción del 20%, aunque
otras cantidades también sirven, dependiendo del costo del combustible base y beneficios
esperados. Su gran ventaja es reducir considerablemente las emisiones, humo negro y olor.
4.3.4. Gas de rellenos sanitarios.
Se puede producir un gas combustible de la fermentación de los desechos sólidos urbanos en
los rellenos sanitarios. Este es una mezcla de metano y dióxido de carbono. La fermentación
de los desechos y la producción de gas es un proceso natural y común en los rellenos
sanitarios; sin embargo, generalmente este gas no es aprovechado. Además de producir
energía, su exploración y utilización reduce la contaminación y el riesgo de explosiones en
estos lugares y disminuye la cantidad de gases de efecto invernadero.
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5. LOS BIOCOMBUSTIBLES.
Biocombustible es el término con el cual se denomina a
cualquier tipo de combustible que derive de la biomasa -
organismos recientemente vivos o sus desechos metabólicos,
tales como el estiércol de la vaca. Los combustibles de origen
biológico pueden sustituir parte del consumo en combustibles
fósiles tradicionales, como el petróleo o el carbón).
Los biocombustibles se han usado desde tiempos prehistóricos.
Esta categoría que conceptualmente incluye estiércol, la leña y
la yareta (planta de la familia de las apiáceas que se encuentra
en estado silvestre en las zonas rurales y es usada por las
resinas que contiene) siguen siendo combustibles importantes
en las zonas rurales del Perú. Para efectos legales, los
mencionados se consideran combustibles de biomasa.
Los Biocombustibles usan la biomasa vegetal sirviendo de
fuente de energía renovable para los motores empleados. Su
uso genera una menor contaminación ambiental y son una
alternativa viable al agotamiento ya sensible de energías fósiles,
como el gas y el petróleo, donde ya se observa incremento
sostenible en sus precios. Es importante destacar que los
Biocombustibles son una alternativa más, en vistas a buscar
fuentes de energías sustitutivas, que sirvan de transición hacia
una nueva tecnología (Por ejem.: Hidrógeno).
Los Biocombustibles derivan de un sin número de productos agropecuarios, como también de los
productos forestales. Los Biocombustibles desarrollados a partir de estos productos, pueden ser utilizados
en los motores convencionales sin cambios de consideración, ya que solamente, y debido a su poder
diluyente, solo requieren –de ser necesario- el reemplazo de las mangueras de conducción del
combustible por elementos no fabricados sobre la base de caucho o espuma de poliuretano.
Los biocombustibles más usados y desarrollados son el bioetanol y el biodiesel.
El bioetanol, también llamado etanol de biomasa, se obtiene a partir de maíz, sorgo, caña de azúcar o
remolacha. Brasil es el principal productor de bioetanol (45% de la producción mundial), Estados Unidos
representa el 44%, China el 6%, la Unión Europea el 3%, India el 1% y otros países el restante 1%.
El biodiesel, se fabrica a partir de aceites vegetales, que pueden ser ya usados o sin usar. En este
último caso se suele usar raps, canola, soja o jatrofa, los cuales son cultivados para este propósito. El
principal productor de biodiesel en el mundo es Alemania, que concentra el 63% de la producción. Le
sigue Francia con el 17%, Estados Unidos con el 10%, Italia con el 7% y Austria con el 3%.
De acuerdo a la legislación peruana (Ley de promoción del mercado de biocombustibles), se consideran
biocombustibles a los productos químicos que se obtengan de materias primas de origen agropecuario,
agroindustrial o de otra forma de biomasa y que cumplan con las normas de calidad establecidas por las
autoridades competentes. Esto excluiría a los combustibles de biomasa usados sin mayor procesamiento.
Los biocombustibles explícitamente mencionados en esta Ley son el alcohol anhidro y el biodiesel. En
cuanto a la producción de alcohol anhidro, éste puede ser generado de múltiples fuentes: caña de
azúcar, sorgo dulce e inclusive a partir de nuestro más famoso tubérculo, la papa (Solanum tuberosa).
Esto último a propuesta del legislador Santos Jaimes Sercovic. Considerando el alto consumo del diesel
en el transporte (aproximadamente 2/3 del total) y las experiencias antes mencionadas con el alcohol, el
gas licuado de petróleo y el gas natural vehicular; se considera que un campo potencial de
biocombustibles lo constituyen los biodieseles.
En los últimos años, varios programas nacionales e internacionales están alentando y apoyando la mejora
y desarrollo de formas de producción y usos de la biomasa como recurso para la generación de calor y
energía eléctrica. De hecho, están emergiendo nuevas tecnologías prometedoras además de las
tecnologías tradicionales (combustión). Las principales motivaciones de los gobiernos de los países
desarrollados son la reducción de las emisiones de los gases producidos en la combustión de las fuentes
no renovables y la reducción de los residuos (por ejemplo. residuos sólidos urbanos). En los países en
vías de desarrollo, la accesibilidad a combustibles eficientes es, a menudo, difícil y, por ello, se ven
forzados a utilizar otros combustibles tradicionales (por ejemplo la leña).
La generación de energía mediante el aprovechamiento de productos naturales o de residuos (biomasa)
es una de las industrias del futuro. Es una fuente de energía renovable y limpia que además contribuye a
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la conservación del medio ambiente gracias al reciclado de productos de desecho como los que origina la
industria oleícola. No obstante, se encuentra aún en una fase escasamente avanzada, aunque son varios
los proyectos a poner en marcha para ampliar el peso de la biomasa en el consumo energético global.
La producción de calor y/o energía eléctrica mediante métodos directos (combustión de la biomasa
residual) o mediante métodos indirectos (combustión del biogás producido en la digestión anaerobia de
los residuos biodegradables). Otra opción es la producción de biocombustibles líquidos, por ejemplo,
fermentación alcohólica o transesterificación.
Nota: Una tonelada equivalente petróleo vale 41,8 x 109 J, o sea 41,8 GJ.
4.1. Bioetanol.
El alcohol etílico o etanol es un producto químico
obtenido a partir de la fermentación de los azúcares
que se encuentran en los productos vegetales, tales
como cereales, remolacha, caña de azúcar, sorgo o
biomasa. Estos azúcares están combinados en forma
de sacarosa, almidón, hemicelulosa y celulosa. Las
plantas crecen gracias al proceso de fotosíntesis, en
el que la luz del sol, el dióxido de carbono de la
atmósfera, el agua y los nutrientes de la tierra
forman moléculas orgánicas complejas como el
azúcar, los hidratos de carbono y la celulosa, que se
concentra en la parte fibrosa la planta. El bioetanol
se produce por la fermentación de los azúcares
contenidos en la materia orgánica de las plantas. En
este proceso se obtiene el alcohol hidratado, con un
contenido aproximado del 5% de agua, que tras ser
deshidratado se puede utilizar como combustible.
El etanol puede utilizarse como combustible para automóviles por sí mismo o también puede
mezclarse con gasolina en cantidades variables para reducir el consumo de derivados del petróleo. El
combustible resultante se conoce como gasohol (en algunos países, "alconafta"). Dos mezclas
comunes son E10 y E85, que contienen el etanol al 10% y al 85%, respectivamente. El etanol
también se utiliza cada vez más como añadido para oxigenar la gasolina estándar, como reemplazo
para el metil terc-butil éter. Este último es responsable de una considerable contaminación del suelo
y del agua subterránea. Un obstáculo importante es la legislación europea sobre la volatilidad de las
gasolinas que fija la proporción de etanol en mezclas E5. Concentraciones más elevadas, autorizadas
en Suecia y Estados Unidos, implica que se debe disponer de un vehículo flexible (FFV), con un
depósito, motor y sistema de combustible único capaz de funcionar con gasolina y etanol, solos o
mezclados en cualquier proporción. La otra alternativa para su uso es en forma de aditivo de la
gasolina como etil-tercbutil éter (ETBE). Las especificaciones para la utilización de bioetanol se
compendian en la norma Europea de Gasolinas EN 228, en España se encuentra transpuesta la
Directiva 2003/17/CE relativa a la calidad de las gasolinas y gasóleo, en el Real Decreto R.D.
61/2006 de las especificaciones y uso de biocarburantes.
El etanol que proviene de los campos de cosechas (bioetanol) se perfila como un recurso energético
potencialmente sostenible que puede ofrecer ventajas medioambientales y económicas a largo plazo
en contraposición a los combustibles fósiles. Se obtiene fácilmente del azúcar o del almidón en
cosechas de maíz y caña de azúcar. Sin embargo, los actuales métodos de producción de bioetanol
usan una cantidad significativa de energía comparada al valor de energía del combustible producido.
Por esta razón, no es factible sustituir enteramente el consumo actual de combustibles fósiles por bio-etanol.
El etanol como combustible, contrariamente a lo que suele creerse, en la combustión, el etanol
produce más gases de efecto invernadero que la gasolina. Por cada gigajulio (GJ) obtenido del
etanol puro al arder, produce 71,35 kg de dióxido de carbono. Si se considera la gasolina como
octano puro, la producción sería de 67,05 kilogramos por gigajulio: a igualdad de energía producida
en la combustión, el etanol produce un 6% más de dióxido de carbono que la gasolina, lo cual
puede poner en duda la idea, de que es más ecológico.
Para buscar una ventaja ambiental en este combustible, habría que recurrir al dióxido de la
atmósfera absorbido durante el crecimiento de la planta que produce el etanol (que no se volvería a
emitir si no se quemara), así como en los procesos de transformación que sufren las materias primas
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antes de ser un combustible utilizable o también demostrando que los motores que utilicen etanol tengan un
rendimiento mayor que los de gasolina (por lo dicho, bastaría que fuesen un 6% más eficientes).
Sin entrar en cifras, a menudo muy discutidas, desde un punto de vista a largo plazo no se debe
despreciar el hecho de que sea un combustible renovable, y por lo tanto inagotable, al contrario que
el petróleo. Este punto de vista resulta quizá un poco superficial, puesto que había que calcular la
cantidad de tierras que habría que labrar para conseguir suplir las inmensas cantidades de
combustible que requiere, y requerirá, la actividad humana.
4.1.1. Proceso de Fabricación Tradicional.
Fermentación.
Desde la antigüedad se obtiene el etanol por fermentación anaeróbica de azúcares con
levadura en solución acuosa y posterior destilación. La aplicación principal tradicional ha
sido la producción de bebidas alcohólicas. Hoy en día se utilizan tres tipos de materias
primas para la producción a gran escala de etanol de origen biológico (bioetanol):
Sustancias con alto contenido de sacarosa: Caña de azúcar, remolacha, melazas y
sorgo dulce.
Sustancias con alto contenido de almidón: maíz, papa y yuca.
Sustancias con alto contenido de celulosa: madera y residuos agrícolas.
El proceso a partir de almidón es más complejo que a partir de la sacarosa porque el
almidón debe ser hidrolizado previamente para convertirlos en azúcares. Para ello se
mezcla el vegetal triturado con agua y con una enzima (o en su lugar con ácido) y se
calienta la papilla obtenida a 120 - 150ºC. Luego se cuela la masa, en un proceso
llamado escarificación, y se envía a los reactores de fermentación.
A partir de celulosa es aun más complejo porque primero hay que pre-tratar la materia
vegetal para que la celulosa pueda ser luego atacada por las enzimas hidrolizantes. El
pre-tratamiento puede consistir en una combinación de trituración, pirolisis y ataque con
ácidos y otras sustancias. Es uno de factores que explican porque los rendimientos en
etanol son altos para caña de azúcar, mediocres para maíz y bajos para madera.
La fermentación de los azúcares es llevada a cabo por microorganismos (levaduras o
bacterias) y produce etanol así como grandes cantidades de CO2. Además produce otros
compuestos oxigenados indeseables como el metanol, alcoholes superiores, ácidos y
aldehídos. Típicamente la fermentación requiere unas 48 horas.
En la actualidad tres países han desarrollado programas significativos para la fabricación
de bioetanol como combustible: Estados Unidos (a partir de maíz), Brasil y Colombia
(ambos a partir de caña de azúcar).
El etanol se puede producir a partir de varios otros tipos de cultivos, como remolachas,
zahína, mijo perenne, cebada, cáñamo, kenaf, patatas, mandioca y girasol. También
puede extraerse de múltiples tipos de celulosa "no útil". Esta producción a gran escala de
alcohol agrícola para utilizarlo como combustible requiere importantes cantidades de
tierra cultivable con agua y suelos fértiles.
En cambio es menos atractiva para las regiones con alta densidad de población e
industrializadas como Europa occidental, o para las regiones que al roturar nuevas tierras
para labranza disminuyen las dedicadas a recursos naturales importantes como las selvas
lluviosas. Se pueden obtener cantidades más reducidas de alcohol combustible de los
tallos, de elementos reciclados, de la paja, de las mazorcas de maíz, y de productos
sobrantes de las granjas que ahora se utilizan para hacer piensos, fertilizantes, o que se
utilizan como combustibles de plantas de energía eléctrica. De hecho, EEUU podría
conseguir todo el etanol que necesita usando una mezcla de, por ejemplo, los tallos
(parte no aprovechada) del maíz y de la planta de maíz, sin roturar más tierras de labrantío
(sin embargo habría que cultivar más tierra para substituir las partes de la planta, usadas
por muchos granjeros como fuente barata, confiable y limpia de piensos o fertilizantes).
Purificación:
El método más antiguo para separar el etanol del agua es la destilación simple, pero la
pureza está limitada a un 95-96% debido a la formación de un azeótropo de agua-etanol
de bajo punto de ebullición. En el transcurso de la destilación hay que desechar la
primera fracción que contiene principalmente metanol, formado en reacciones
secundarias. Aún hoy, éste es el único método admitido para obtener etanol para el
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consumo humano. Para poder utilizar el etanol como combustible mezclándolo con
gasolina, hay que eliminar el agua hasta alcanzar una pureza del 99,5 al 99,9%. El valor
exacto depende de la temperatura, que determina cuándo ocurre la separación entre las
fases agua e hidrocarburos.
Para obtener etanol libre de agua se aplica la destilación aceotrópica en una mezcla con
benceno o ciclohexano. De estas mezclas se destila a temperaturas más bajas el
azeótropo, formado por el disolvente auxiliar con el agua, mientras que el etanol se
queda retenido. Otro método de purificación muy utilizado actualmente es la adsorción
física mediante tamices moleculares.
Un esquema general de fabricación del bioetanol (Figura 5.8), muestra las siguientes
fases en el proceso:
Dilución: Es la adición del agua para ajustar la cantidad de azúcar en la mezcla o (en
última instancia) la cantidad de alcohol en el producto. Es necesaria porque la
levadura, usada más adelante en el proceso de fermentación, puede morir debido a
una concentración demasiado grande del alcohol.
Conversión: La conversión es el proceso de convertir el almidón/celulosa en azúcares
fermentables. Puede ser lograda por el uso de la malta, extractos de enzimas
contenidas en la malta, o por el tratamiento del almidón (o de la celulosa) con el ácido
en un proceso de hidrólisis ácida.
Fermentación: La fermentación alcohólica es un proceso anaeróbico realizado por las
levaduras, básicamente. De la fermentación alcohólica se obtienen un gran número de
productos, entre ellos el alcohol.
Destilación o Deshidratación: La destilación es la operación de separar, mediante
calor, los diferentes componentes líquidos de una mezcla (etanol/agua). Una forma de
destilación, conocida desde la antigüedad, es la obtención de alcohol aplicando calor a
una mezcla fermentada.
Figura 5.8. Proceso de obtención de bioetanol.
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productos o procesos, salvo cuando son utilizados en la alimentación del ganado. Los
RSU tienen un alto contenido en materia orgánica, como papel o madera, que los hace
una potencial fuente de materia prima, aunque debido a su diversa procedencia pueden
contener otros materiales cuyo preproceso de separación incremente mucho el precio de
la obtención del bioalcohol.
También pueden utilizarse residuos generados en algunas industrias, como la papelera, la
hortofrutícola o la fracción orgánica de residuos sólidos industriales. Muchos de estos
residuos no sólo tienen valor económico en el contexto donde se generan sino que
pueden ser causa de problemas ambientales durante su eliminación.
Los residuos de biomasa contienen mezclas complejas de carbohidratos, llamados
celulosa, hemicelulosa y lignina. Para obtener los azúcares de la biomasa, ésta es tratada
con ácidos o enzimas que facilitan su obtención. La celulosa y hemicelulosa son
hidrolizadas por enzimas o diluidas por ácidos para obtener sacarosa, que es entonces
fermentada. Los principales métodos para extraer estos azúcares son tres: la hidrólisis
con ácidos concentrados, la hidrólisis con ácidos diluidos y la hidrólisis enzimática. En la
Figura 8.4 se muestra las diferencias entre los procesos de obtención de bioetanol, según
su materia prima de origen.
Figura 5.9. Diferencias en los procesos de obtención de bioetanol.
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asegurar la suficiente vaporización con temperaturas por debajo de 13°C. El método para
medir la cantidad de combustibles alternativos en EE.UU. es mediante “galones equivalentes
de gasolina” (GEG), en España se suelen utilizar las toneladas equivalentes de petróleo (tep).
En 2002, en EE.UU. utilizaron como combustible una cantidad de etanol igual a 137 petajulios
(PJ), la energía de 1,13 mil millones galones de EE.UU. (ó 4.280.000 m³) de gasolina, lo que
representa menos del 1% del total de combustible usado ese año. Para maximizar la
combustión y reducir al mínimo la no combustión de etanol no vaporizado. Sin embargo, una
mezcla de gasolinas con un 10 a un 30% de etanol, no necesita en general ninguna modificación del
motor. La mayoría de coches modernos pueden funcionar con estas mezclas sin ningún problema.
El gasohol E10, la variante más común, se ha introducido por toda Dinamarca, y en 1989,
Brasil produjo 12 mil millones litros de etanol para combustible a partir de la caña de azúcar,
que fue utilizado para mover 9,2 millones de coches. Las mezclas similares incluyen el E5 y el
E7. Estas concentraciones son generalmente seguras para los últimos motores de automóvil,
sin modificar, y algunas regiones asignan por mandato los límites en la cantidad de etanol en los
combustibles vendidos.
4.1.5. Balance energético de la producción de bioetanol
Para que el etanol contribuya perceptiblemente a las necesidades de combustible para el
transporte, necesitaría tener un balance energético neto positivo. Para evaluar la energía neta
del etanol hay que considerar cuatro variables: la cantidad de energía contenida en el
producto final del etanol, la cantidad de energía consumida directamente para hacer el etanol,
la calidad del etanol resultante comparado con la calidad de la gasolina refinada y la energía
consumida indirectamente para hacer la planta de proceso de etanol.
Aunque es un asunto que crea discusión, algunas investigaciones que hagan caso de la
calidad de la energía sugieren que el proceso toma tanta o más energía combustible fósil (en
las formas de gas natural, diesel y de carbón) para crear una cantidad equivalente de energía
bajo la forma de etanol. Es decir, la energía necesitada para funcionar los tractores, para
producir el fertilizante, para procesar el etanol, y la energía asociada al desgaste y al rasgón
en todo el equipo usado en el proceso (conocido como amortización del activo por los
economistas) puede ser mayor que la energía derivada del etanol al quemarse.
Se suelen citar dos defectos de esta argumentación como respuesta, en primer lugar el no dar
importancia a la calidad de la energía del bioetanol, cuyos efectos económicos son
importantes. Si se compara la calidad de la energía con los costes de descontaminación del
suelo que provocan los derrames de gasolina al ambiente y los costes "médicos" de la
contaminación atmosférica (porque no se puede descontaminar la atmósfera), resultado de la
refinación y de la gasolina quemada. Por otro lado, el desarrollo de las plantas de etanol
implica un prejuicio contra este producto basado estrictamente sobre la pre-existencia de la
capacidad de refinación de la gasolina. La decisión última se debería fundar sobre
razonamientos económicos y sociales a largo plazo.
El primer argumento, sin embargo, sigue debatiéndose. No tiene sentido producir 1 L de
etanol si requiere quemar 2 L de gasolina (o incluso de etanol) para crear ese litro. La mayor
parte de la discusión científica actual en lo que al etanol se refiere gira actualmente alrededor
de las aplicaciones en las fronteras del sistema. Esto se refiere a lo completo que pueda ser el
esquema de entradas y salidas de energía. Se discute si se deben incluir temas como la
energía requerida para alimentar a la gente que cuida y procesa el maíz, para levantar y
reparar las cercas de la granja, incluso la cantidad de energía que consume un tractor.
Además, no hay acuerdo en qué clase de valor dar para el resto del maíz, como el tallo por
ejemplo, lo que se conoce comúnmente como co-producto. Algunos estudios propugnan que
es mejor dejarlo en el campo para proteger el suelo contra la erosión y para agregar materia
orgánica. Mientras que otros queman el co-producto para accionar la planta del etanol, pero
no evitan la erosión del suelo que resulta, lo cual requeriría más energía en forma de
fertilizante. Dependiendo del estudio, la energía neta varía de 0,7 a 1,5 unidades de etanol
por unidad de energía de combustible fósil consumida. En comparación si el combustible fósil
utilizado para extraer etanol se hubiese utilizado para extraer petróleo y gas se hubiesen
llenado 15 unidades de gasolina, que es un orden de magnitud mayor. Pero, la extracción no
es igual que la producción. Cada litro de petróleo extraído es un litro de petróleo agotado.
Para comparar el balance energético de la producción de la gasolina a la producción de
etanol, debe calcularse también la energía requerida para producir el petróleo de la atmósfera
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y para meterlo nuevamente dentro de la tierra, un proceso que haría que la eficiencia de la
producción de la gasolina fuese fraccionaria comparada a la del etanol. Se calcula que se
necesita un balance energético de 200 %, o 2 unidades de etanol por unidad de combustible
fósil invertida, antes que la producción en masa de etanol llegue a ser económicamente factible.
4.2. Biodiesel.
El Biodiesel es un combustible renovable que se obtiene a partir de aceites vegetales o grasas
animales, como la soja, la palmera, colza, etc. se obtiene mediante un proceso que es la
transesterificación de triglicéridos (aceite). El termino “bio” se refiere a su naturaleza renovable y
“diesel” se refiere a su uso de motores de este tipo. El biodiesel posee las mismas propiedades del
combustible diesel que son empleados por automóviles, camiones, ómnibus, etc. Y puede ser usado
en cualquier motor diesel de forma pura o mezclado con el diesel, no es necesario efectuar ninguna
modificación en los motores para poder emplear este combustible. Este producto nos es necesario
porque no es nocivo para la salud humana, para la vegetación, los animales vivos y no daña los
monumentos o edificios. Permite transportar de forma segura y fácil porque es biodegradable Este
combustible posee un punto de inflamación de 150 °C a comparación del diesel que es de 64 °C.
4.2.1. Características del Biodiesel.
Es un combustible ecológico de origen renovable y respetuoso con el medio ambiente.
Es seguro, fácil para transportarlo y almacenarlo.
Es biodegradable como el azúcar, es diez veces menos tóxico que la sal de cocina y tiene
un punto de inflación aproximad. de 150 °C, comparado al diesel su punto de inflación es 50 °C.
El uso del biodiesel reduce aproximadamente en 80% las emisiones del anhídrido
carbónico y un 100% las de dióxido de azufre. También la combustión del biodiesel
disminuye en 90% la cantidad de hidrocarburos totales no quemados y entre el 75%-
90% en los hidrocarburos aromáticos. Contiene 11% de oxígeno en peso y o contiene azufre.
El uso de biodiesel puede extender la vida de los motores por que posee mejor calidad
lubricante que el diesel.
Los derrames de este combustible en las aguas de ríos y mares son menos
contaminantes que otros combustibles.
Los olores de la combustión del biodiesel son aromas de palomitas de maíz o papas fritas.
Diversos estudios realizados demostraron que el biodiesel reduce en un 90% el riesgo de
contraer cáncer.
4.2.2. Materias primas en el Perú.
Las materias primas que por lo general son los grasa animales y grasas vegetales. Algunas
materias primas de mayor interés son:
Palma aceitera. Nombre científico (elaeis guineensis). Se produce principalmente en
la región amazónica, y tendría un gran potencial de crecimiento. Tiene un amplio
potencial de crecimiento, en nuestro país asciende en 21500 hectáreas instaladas con
plantaciones de palma aceitera. La productividad de estas plantaciones tiene una gran
variación según nivel de tecnología que se emplee. Se estima que hay alrededor de 32
mil productores d palma ubicados en Ucayali, Loreto, San Martín, Huanuco y empresas
de palma aceitera (CONAPAL). Se requerirá ampliar las áreas de cultivo de palma hasta
unas 70 mil hectáreas con el fin de satisfacer la demanda de estas plantas.
Piñón. Nombre científico (jaropha curcas). La producción del piñón en nuestro país ha
generado gran interés para la elaboración del biodiesel. Tiene un nivel de vida de 30 a
50 años, crece desde el nivel del mar hasta los mil metros sobre el nivel del mar, su
crecimiento se da en suelos pobres, arenosos y/o alcalinos en Picota y Leoncio Prado
(San Martín), Motupe (Lambayeque) y Ocucaje (Ica) se están sembrando este
producto. Con el apoyo de Naciones Unidas y el Servicio Alemán de Cooperación Social
Técnica (DED), se lanzó un proyecto para producir aceite con lo que se busca sustituir
el uso del diesel en el trasporte público urbano. Para su cultivo se utiliza poco agua y
todas las otras plantas se aprovechan.
Colza ò canola. Nombre científico (brassica napus). Es la tercera fuente de aceite
vegetal más importante del mundo, ya viene siendo promovida por los programas
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Sierra Exportadora como unos de sus principales programas productivos cuyo cultivo
sea de 20 mil y 200 mil hectáreas de colza canola en la sierra del Perú.
El IIPROFRUTH (2007) organizó en marzo del 2007 una mesa redonda sobre la canola y
su posible impacto ambiental y socioeconómico en las zonas alto andina del Perú, se
dieron las siguientes conclusiones y recomendaciones no se cuenta con el insumo
semilla canola, la canola aún esta en su fase experimental; es necesario desarrollar
mayor investigación antes de iniciar la producción intensiva y extensiva de canola.
Aceite de pescado. Somos el primer productor mundial del aceite de pescado donde
la principal especie es la anchoveta, su índice de Omega tres se convierte en un
producto esencial para el consumo humano. En el año 2005 se fabricó un total de 290
mil toneladas de aceite de pescado crudo. Notamos que sigue existiendo poca
experiencia en el mundo en producción de biodiesel a partir de este aceite entonces se
requiere investigación científica el sobre proceso de producción y la calidad del
combustible que reobtendría. Se puede notar que los precios del aceite están muy
altos: la tonelada de aceite crudo de pescado cuesta $ 640 mientras que el crudo de
soya costó un promedio de $ 534 y el crudo de palma cuesta solamente $ 511.
Otras oleaginosas tropicales.
Cuadro 5.10. Principales oleaginosas tropicales.
Rendimiento Contenido
estimado de de aceite
Nombre Parte
Nombre común aceite en del fruto o
científico oleaginosa plantaciones semilla
(Kg/ha/año) (%)
Aguaje Mauritia flexuosa Pulpa 2400 21,1
Almendro Caryocar villosum Pulpa y semilla 270
Almendro Caryocar glabrumm Semilla 37
colorado
Babasu Orbignia phalerata Semilla 90 - 150 72
Castaña Bertholletia excelsa Semilla 1575 69,3
Coco Cocos nucifera Endocarpio 610 - 732 66
Copoasù Theobroma Semilla 482 - 808
grandiflorum
Hamaca huayo Couepia dolicopoda Semilla 70 – 80
Huasaì Euterpe precatoria Pulpa y
semilla
Inchi Caryodendrum 41 – 59
orinocense
Marañón Anacardium Nuez 46,3
occidentale
Pijuayo Bactris gasipaes Pulpa y 2000 23
semilla
Poloponta Elaeis oleifera Pulpa y semilla 1800 16,2
Sacha inchi Plukinetia volubilis Almendra 51,4
Sacha mangua Grias neuberthii Pulpa 165
Pulpa y 12 – 15 60
Totai Acrocomia totai
semilla (pulpa) (almendra)
Tucuma Astrocaryum Pulpa y 43,7
vulgare semilla
Umari Poraqueiba sericea Pulpa 530 21,2
19
(mesocarpo)
Ungurahui Oenocarpus bataua Pulpa 240 - 525
14,5
(epicarpo)
Uxi Dickesia verrucosa Pulpa 20,2
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6. LOS BIOMATERIALES.
Los biomateriales ó bioproductos, son el resultado de la aplicación de la biotecnología dentro del ámbito
industrial (biotecnología blanca o industrial), dónde, mediante procesos Biológicos, Bioquímicos, Físicos,
Térmicos de: Fermentación, Esterificación, Transesterificación, Digestión, Hidrólisis; con la incorporación
de enzimas, microorganismos, bacterias, etc., se transforma la biomasa (cultivos de no alimentación,
masa forestal, residuos vegetales, etc.) en bioproductos como: los bioplásticos, las biopinturas, los
biolubricantes, los biomateriales de la construcción, la bioenergía, los biocombustibles, etc. Otro gran
sector emerge desde una decena de años, el de los biomateriales, en particular de los materiales
plásticos (embalaje, construcción, transporte, etc.).
Animados por la preservación del medioambiente y la necesidad de encontrar soluciones alternativas para
los productos derivados del petróleo, varias empresas y laboratorios universitarios trabajan en la
elaboración de estos nuevos materiales, pero las salidas parecen todavía mínimas, sin duda a causa del
coste elevado de fabricación (3 a 4 veces más caro que para el plástico común).
Los biomateriales se fabrican a partir de productos y subproductos de los cereales (almidón, gluten, etc.),
los oleaginosos y proteaginosos así que plantas fibrosas (celulosa, etc.).
Muchos de los bioplásticos se fabrican actualmente. Esas materias difieren relativamente poco de los
plásticos actuales (a no ser resultados menores) y son 100% biodegradables. Sólo falta que se creen
sectores de recuperación de este tipo de residuos.
El sistema consiste en extraer de los azucares, el almidón o los aceites, moléculas que se polimerizan
luego en largas cadenas. Al asociar las fibras vegetales con los polímeros (plástico para automóvil a base
de almidón reforzado con fibras de cáñamo o lino, etc.) o al desarrollar nuevos productos para la
construcción (piedra sillar de cáñamo, revestimiento de las calles), se pueden crear materiales
compuestos válidos.
Las biomoléculas sustituirían los productos procedentes de la química orgánica de síntesis por moléculas
respetuosas del medioambiente (tensio-activos « verdes » a partir de colza, etc.).
Los aceites vegetales se transforman en lubrificantes, pinturas, tintas o detergentes biodegradables y no
tóxicos.
Las posibilidades de la química vegetal parecen numerosas y prometedoras.
Para producir bioproductos o bioenergía, se debe transformar la biomasa.
Figura 5.12. Diagrama de flujo del proceso de obtención de Biomateriales.
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