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Jean Gebser THE EVER- PRESENT ORIGIN (Origen y presente)

http://humanismoyconectividad.wordpress.com/2011/01/31/estructura-arcaica-conciencia/

Hace unos días publiqué un post introductorio en el que intenté mostrar algunas diversas teorías sobre la
evolución de la conciencia. Al finalizar el mismo describí con algo de detalle el mapa ideado por el
antropólogo cultural Jean Gebser. Ya hace bastante tiempo había dedicado un post a comentar quién fué
él. Hoy voy a comenzar una serie de entradas en las que describiré resumidamente el mapa cultural
esbozado por Gebser en su libro The Ever-Present Origin. En esta ocasión me referiré a la más difícil de
describir: la estructura arcaica de conciencia, la base a partir de la cual se desarrollan las demás estructuras de conciencia:

El término arcaico proviene del griego arkhaios que significa comienzo u origen; se trata del principio sobre el cual se basan todas las
demás cosas y a las que le da forma. No hay evidencia material directa de este tipo de estructura de conciencia, en ninguna civilización, sin
embargo, Gebser la considera como una pre-condición ontológica a partir de la cual, evolucionan los demás estadios. Esta estructura habría
surgido con los primeros homínidos (australopithecus, el homo-habilis, homo-erectus, Neanderthal, etc.), es decir en los albores de la humanidad,
cuando la psiquis del incipiente ser humano y el mundo que lo circundaba permanecían, por decirlo de alguna forma, indiferenciados. Sus
principales características son:

 Es la más oculta de todas en las profundidades del subconciente.


 Se caracteriza por la ausencia de una psiquis individual claramente definida. En general tendemos a pensar a la conciencia como
una manifestación personal de carácter auto-reflexivo. La
conciencia arcaica es más una conciencia grupal que
individual, responsable de consolidar la cohesión del grupo.
 No habría conceptualización del espacio ni perspectividad ni posibilidad de representaciones formales de la realidad. El mundo
de la conciencia arcaica es un mundo en el que las cosas sólo ocurren sin comprensión ni control por parte de los seres humanos.
 Corresponde a una mínima conciencia de sí y de la propia relación de sí con el medio. Se supone que esa sensación de sí mismo, no
era experimentada como una entidad independiente pues se carecía de toda autoconciencia.
 Las emociones se expresan libremente. Se siente el cuerpo, pero no se es dueño de él. El medio de
comunicación principal es el lenguaje expresivo y emocional.
 No hay idea del tiempo, ni de la muerte. Cada momento es un momento presente.
 No hay sentido de la ética, ni atisbos de voluntad, el comportamiento es totalmente instintivo.
 El subconsciente, es decir el sustento de la memoria, es incipiente y muy rudimentario.
 En los siguientes estadios se percibirá a esta estructura como un “paraíso perdido” en algún punto de la evolución, algo así como un
espacio que se desea alcanzar, pero que el sucesivo proceso de “mentación”, que tuvo lugar con posterioridad, ensombreció y
desdibujó. Un paraíso porque no
se podía hacer otra cosa que ser, sin descontento ni dolor, pero sin
las alegrías del devenir y el cambio conciente.

Organización Económica y Social que correspondería a la estructura arcaica de conciencia

Sabemos que hubo un lapso en la historia de la humanidad, en el que la organización social era extremadamente rudimentaria y
limitada, y nuestros antepasados vivían en condiciones semejantes a las de los animales, ya que no tenían una conciencia plena diferenciada de
su entorno. En otras palabras, el ser humano era uno con la naturaleza. De allí en adelante, la historia ha testimoniado el surgimiento gradual de
la familia, la tribu, la raza, la ciudad, los estados-nación y la conciencia planetaria.
Este estadio de la conciencia, se manifestó en los albores de la humanidad. No es posible asociar esta etapa con ningún tipo de esquema de
organización social claramente determinado. No obstante, se puede decir que la reproducción sexual, favorece la cohesión de individuos en
pequeños grupos o tribus organizados a partir de la familia nuclear. Las rutinas, de haber existido, debieran ser muy poco estables, el vagabundeo,
la principal forma de movilidad. El hábitat estaría dado por lo que la naturaleza pueda ofrecer, ya sea en las cavernas, cuevas u otros accidentes
naturales. La dependencia a los medios naturales es absoluta.
Los datos anatómicos obtenidos de cráneos fosilizados indican que el homo sapiens sapiens, es decir, los seres humanos tal como somos,
adquirieron la capacidad física de hablar hace 40,000 a 90,000 años. Sin embargo, en este estadio, el lenguaje expresivo es el predominante.
Poco a poco, la aparición del lenguaje hablado, dio lugar al desarrollo acelerado del dominio interpersonal. La sofisticación subsiguiente
del lenguaje hablado, aportó un medio eficiente para la comunicación interna, para el pensamiento. Se ha demostrado que las reglas del
pensamiento son paralelas a las reglas del habla, es decir, que la capacidad de dominar o complejizar el lenguaje, aumentaron
considerablemente la capacidad humana de pensar y conceptualizar, lo cual acontece con el surgimiento de la estructura de conciencia
mágica que describiremos en una próxima entrada.
Ayer
comencé a describir las categorías en que Jean Gebser concibió la evolución de la conciencia humana. Presenté la
estructura arcaica. Hoy continuaré con la descripción de la siguiente de la estructura, la mágica. Si vale apuntar un
inicio, esta estructura comienza a manifestarse a partir del hombre de Cromagnon. La palabra mágico, viene de la
raíz indo-germánica mag, que significa “hacer fuerza” y es la misma raíz de las palabras make, máquina,
mecanismo .

Las principales características de la estructura mágica de


conciencia son:

 Comienza a tener lugar, aunque en forma muy


rudimientaria, la separación psicológica del ego
o el “yo”, y la formación muy incipiente de la
personalidad. Resulta elocuente que esta
palabra proviene del griego “persona” cuyo
significado era la máscara que los actores
utilizaban en las obras de teatro clásico. Los
seres empiezan a analizar la vida interna y
externa y, por eso, tiene lugar una suerte de
separación entre ambos. El surgimiento de
ese rudimentario sentido de identidad
genera la conducta deliberada. Sin embargo,
no hay sentido de individualidad excepto como
miembro del clan. Se podría resumir esto con la
frase: Pertenezco, luego existo.
 Se desarrolla el subconsciente y aparece la
memoria interna. El conocimiento intuitivo y
empírico se empieza a atesorar en el subconsciente.
 La conceptualización del espacio y el tiempo es todavía muy débil / “amorfa”.
 La relación con la naturaleza se manifiesta en una reacción “mágica” ante ella. Todavía no hay una separación conceptual plena entre el
individuo y la naturaleza. No hay noción de la lógica causa-efecto y, por eso, todo esta conectado con todo.
 Así, se percibe a la naturaleza como dotada de poderes mágicos, sin una organización conceptual clara. El animismo es característico
de esta estructura de conciencia.
 Los sentimientos comienzan a conceptualizarse, sin embargo, esta es la etapa más emocional y vital.
 Acontece el hacer sin saber. La vitalidad es el motor del comportamiento, por encima de los aspectos psicológicos y mentales.
 Tienen lugar las primeras relaciones entre los eventos y el entorno social y físico, es decir, la relación entre las fuerzas externas con
la vida interior.
 El lenguaje hablado es producto de esta etapa. El oido es el sentido dominante en esta estructura de conciencia. La música y su
habilidad de transportarnos hipnóticamente a la profundidad del instante, es producto de este estadío. El sonido tiene un carácter
fugaz y, a diferencia de la vista, el oído une y cohesiona, pues es un sentido omnidireccional no local, cuyo ideal es la armonía
contextual.
 Cazar y recolectar son actividades diurnas, pero alrededor del fuego nocturno, se desarrolla la comunión individual y grupal. El
silencio interior de esos instantes, convocan al espíritu original del estadio arcaico.
 Surgen los “rituales” reforzando el sentido de pertenencia al clan y como una forma de lidiar con esa energía vital original que se percibe
y se siente como animando, rítmicamente, a todas las cosas. Se siente esa energía vital pero desconcierta y no se la comprende.
A través de los rituales, se busca la perdida unión entre el ser humano y sus aspectos originarios/arcaicos (véase la estructura
anterior).
 La memoria es colectiva. Todavía no existe diferencia marcada entre un “yo” y el “nosotros”.
 La “cultura” (si así se la puede llamar) se caracteriza por la oralidad. Con la ausencia de escritura, no hay nada fuera del pensador,
ningún texto, que facilite producir el mismo curso de pensamiento una y otra vez. La restricción de las palabras al sonido, no sólo
determina los modos de expresión, sino también los procesos de pensamiento. Además, la oralidad supone la sumisión personal a
un espacio cognitivo colectivo y ritual.
 Dado el carácter oral de la cultura, el pensamiento se articula a través de la repetición oral y se origina según pautas
intensamente rítmicas, pues el ritmo ayuda a la memoria. La redundancia, la repetición de lo dicho, mantiene eficazmente tanto
al hablante como al oyente, en la misma sintonía cognitiva, de la misma manera que ocurre con los ritos grupales. Por ello, se
consolida el carácter ritual de la comunicación grupal. Las reglas sociales y leyes quedan encerradas en refranes y proverbios.
 Los seres comienzan a adueñarse del cuerpo y la mente y, la “sociedad” empieza a controlar y estandarizar las funciones corporales y
mentales de sus miembros.
 Todo evento se concibe como unitario en el espacio y el tiempo. Todo se ve vitalmente conectado, sin que se perciban aún, los
vínculos causales entre las cosas.

Organización Económica y Social que se correspondería con esta estructura de conciencia

Los individuos se comienzan a organizar en clanes o tribus estables y de mayor complejidad. Se incrementa la importancia del rol de la
familia. La economía se basa en la caza y la recolección, con cierto grado de organización social, basada en la división de tareas dadas por las
diferencias de género y como una forma de multiplicar la memoria colectiva de los conocimientos específicos. La estructura social es bastante
flexible e igualitaria, sin embargo surgen las primeras élites, la de los magos o chamanes, quienes creían que sus proyecciones mentales
podían influir y animar la realidad física. La expresión de los sentimientos, emociones y la sexualidad no es reprimida por el grupo. Se empiezan a
conceptualizar, a través de rituales, los sentimientos, especialmente los relacionados con la muerte y el peligro.

Subsiste la itinerancia y la conducta nómada, pero mucho más acotada. Empieza a haber una mayor relación entre tribus vinculadas por la
proximidad, que se juntan para compartir ceremonias y rituales de invocación. Determinados roles quedan muy marcados y son origen de
prestigio, especialmente en relación con la “manipulación de la magia”, sin embargo, desde el punto de vista social, no se ve fomentado el
individualismo.

Dado que se trata de culturas orales, el conocimiento conceptual que no se repite en voz alta, desaparece rápidamente y, puesto que el
conocimiento es difícil de obtener y retener, estas sociedades respetan mucho a los ancianos y ancianas a quienes se considera como
sabios. Algunas formas de comunicación se orientan, no a la difusión de mensajes y contenidos en el espacio, sino al mantenimiento de la
sociedad en el tiempo; no al acto de impartir información, sino a la representación de creencias comunes.

La palabra hablada proviene de la voz interior y hace que los seres humanos se comuniquen entre sí como interiores concientes, como personas y
por eso, la oralidad, carácterística de esta estructura de conciencia, facilitó que los seres humanos formen grupos estrechamente unidos, en los
que el “yo” y lo otro están fundidos. Cuando un orador se dirige a su público, sus oyentes forman entre sí una unidad y, en general,
participan del proceso rítmico de transmisión de la sabiduría. Numerosos antropólogos han encontrado que, en pequeños grupos nómades
generalmente aislados, casi todos participan en el relato de historias, experiencias y eventos a través de la danza coordinada, haciendo música,
cantando y actuando, además del uso del habla. Dado que todos comparten las historias, no hay necesidad de mediadores o distinciones entre
intérpretes y público. La comunicación es pues, horizontal.

Las explicaciones mágicas a los fenómenos naturales favorecen la curiosidad dando lugar a numerosas mejoras técnicas,
especialmente para perfeccionar las habilidades de la cacería y recolección de alimentos. Esta estructura contribuye a la aparición de las
primeras herramientas materiales y conceptuales. Se comienzan a manufacturar objetos, a la vez que surge el arte. Las pinturas rupestres por
ejemplo, se convierten en un llamado, en una manifestación de la búsqueda de una conexión con algo superior. La necesidad de supervivencia del
grupo, da lugar a una estructura social que se sostiene en el respeto y la cooperación. Aparece el trueque como mecanismo de intercambio. El
conocimiento de sí mismo y del mundo, se determina por la interacción con las tareas de caza y recolección, así como la forma de transmitir tales
habilidades, a través de los rituales ceremoniales (cosechas, vendimias, rituales de cacería, invocaciones a la lluvia, etc.).

Ayer presenté la estructura mágica de conciencia tal como la resumí de las ideas de Jean Gebser. Continuando con la secuencia me toca hoy
presentar y describir la estructura mítica de conciencia. La palabra mito, proviene tanto de la raíz sanscrita mu o mutus (silencio) y mythos,
mythonami: hablar (mouth). Esta polaridad etimológica, sostiene una tensión entre el silencio y su opuesto, el propio hablar que, en este caso,
representaría la manifestación exterior del discurso asociativo de la mente.

La estructura mítica de conciencia, comienza a manifestarse a partir de las primeras sociedades primitivas, desde la era de piedra hasta las
consideradas como la “cuna de la civilización” en Persia, Turquía, Egipto, y los pueblos del mediterráneo, incluyendo a los griegos, las culturas
shamánicas americanas y asiáticas. Las características principales de esta estructura de conciencia son:

 En este estadío, el conocimiento se sintetiza en símbolos. Aparecen las religiones shamánicas y politeístas cuyos sistemas de
creencias se basan en la mitología y sus complejidades.
 La riqueza de los misterios, dioses y símbolos religiosos separan aún más a los seres humanos de su naturaleza original, la
que se manifestaba en la estructura arcaica de conciencia.
 Comienza a experimentarse el tiempo, pero como una abstracción. Gebser utiliza el término “temporicidad” a esa sensación de
estar en cierto tiempo. Hay una noción rítmica y circular del tiempo, dada por los tiempos biológicos de la siembra y la cosecha, pero a la
vez, se percibe su profundidad oceánica sin dirección, ni orientación. Se manifiesta una sensación de nostalgia, conectada con la
percepción del tiempo. Así, los griegos diferencian la percepción del tiempo en el Cronos y el Kairos.
 Lo femenino es característico de esta estructura de conciencia con manifestaciones sociales como el matriarcado. Hay
múltiples evidencias de esta característica, particularmente en muchas expresiones que toman a la mujer como modelo de
representación artística. Así mismo, las mujeres cumplían las funciones de oráculos (por ejemplo en Delfos y Dodoma – Grecia – y
Cumae en Sicilia) como sibilas, pitias o pitonizas, entrando en trance, mediante el uso de sustancias, y revelar “información” acerca del
pasado, presente y futuro.
 La imaginería establece jerarquías y diferencias entre la “madre naturaleza”, como lo superior y los dioses, como la “interfase”
de esta, con lo humano.
 Así como la etapa mágica es la más emocional, la etapa mítica es la más imaginativa. La sociedad y la naturaleza, comienzan a ser
concientemente explorados a través de la imaginería. En lugar de verse a la naturaleza como dotada de magia, sin orientación ni orden,
se la intuye animada por seres extraordinarios e intencionales, que poseen tanto características femeninas como masculinas.
 La religión e imaginería, determinan una interacción entre la memoria y los sentimientos. La sabiduría se institucionaliza a través
de predicadores, profetas, brujos y sanadores.
 Comienzan a entenderse las relaciones entre el amor, el sexo y la reproducción. Los sentimientos y emociones se codifican en
forma de dioses, héroes y son representados en los mitos.
 El hombre ya se reconoce a sí mismo en oposición a lo otro. Aparece entonces una tensión entre la voz interna y el comando
social, contribuyendo aún más a la cristalización del ego y la formación definitiva de la personalidad individual.
 La comunicación es verbal y la voz el sentido dominante. Sin embargo, aparece el lenguaje escrito y con él, las primeras
manifestaciones de una cultura discursiva y la comunicación conceptual, puesta de manifiesto en los primeros poetas clásicos. Con la
escritura se profundiza la sensación de separación esencial, ya que el discurso escrito contribuye a separar al autor del lector.
El proceso de poner por escrito una lengua hablada, es regido por reglas ideadas concientemente y carentes de la espontaneidad
inherente en la oralidad.
 Así como la música es la más pura expresión de la estructura mágica, durante esta etapa, la poesía es la principal
representación externa de los estados internos de la mente.

Organización Económica y Social que se


correspondería con la estructura
mítica de conciencia

La sociedad se empieza a basar en la agricultura y


ganadería, la cual demanda una mayor interacción con
herramientas tecnológicas (instrumentos de labranzas,
arados, sistemas de transporte, acueductos, etc.). Se
consolida el uso del lenguaje escrito y surgen las primeras
tecnologías de documentación. Al desarrollarse y extenderse
el lenguaje escrito, las culturas primitivas logran mayor
estabilidad, ya que los intercambios de mensajes no requieren
la presencia simultánea de los interlocutores. La comunicación
se libera entonces, de las limitaciones del tiempo y espacio
y con ello, se crean medios de cambio alternativos al trueque.
Aparece así el dinero y, luego, el crédito lo que facilita el
surgimiento de los mercados locales, de manera que, surge
un nuevo concepto, el de la riqueza y su consiguiente
acumulación. Se institucionalizan las comunidades
sedentarias en las que se domestican los animales,
aparece la esclavitud, la formación de clases sociales, la
autoridad central y las leyes.

En las elites, se consolida una alianza entre la religión, ya institucionalizada y el poder material. La economía agraria, facilita el dominio de
los recursos materiales orgánicos: la confección de ropa, botes, chozas y ornamentos. Comienzan a manifestarse las diferencias sociales y se
extiende la división del trabajo; sin embargo, son las tareas a realizar y no el tiempo cronológico las que determinan los ritmos de actividad. El
trabajo se orienta a metas, las que se realizan de acuerdo con las inclinaciones y ritmos individuales; ello no implica que éstas no demanden
esfuerzo y rudeza. La dinámica social queda sometida al imperio de los ciclos biológicos naturales, de los períodos de siembra y cosecha. La
realización de rituales y fiestas conforman la principal diversión, a la vez que se consolidan reglas sociales implícitas y explícitas, muchas de
las cuales comienzan a institucionalizarse. La importancia del conocimiento oficial determinado por la autoridad desfavorece el debate y la
curiosidad personal. Si bien se fomenta la sabiduría y las artes, progresivamente se circunscriben a la élite dominante.

Los mecanismos de resolución de conflictos, se basan en la mediación de terceras partes; se empiezan a organizar los ejércitos y
estados. Persiste la permisividad en el sexo; la homosexualidad, la poligamia y la androgamia tienden a ser aceptados. Progresivamente, se
incrementa la tendencia a la soledad y el aislamiento de los miembros de los clanes en familias nucleares.

En este camino por analizar la evolución de las estructuras de conciencia, tal como las estudio y analizó Jean Gebser, ayer presenté la estructura
mítica (véase aquí). Hoy me toca presentar la estructura mental/racional de conciencia. Supongo que se encontrarán familiarizados con esta
estructura, sin embargo, bien vale realizar una descripción detallada de esta etapa del mapa desarrollado por Gebser.
Comúnmente lo racional es interpretado como entendimiento o comprensión; sin embargo, la etimología de la palabra racional proviene
de la raíz ratio, que significa división, fragmentación en partes. Este estadío corresponde a la separación más profunda entre lo que se
considera como realidad objetiva o externa y el vasto universo de la subjetividad. Como las demás, el surgimiento de esta estructura de
conciencia no siguió un proceso mecánico o regular, sino que fue emergiendo y acomodándose de acuerdo a patrones no lineales y “puntuados”
de evolución. La dinámica psico-social, la construcción de la memoria colectiva y la continua innovación tecnológica estimularon, y finalmente
suscitaron, una nueva forma de entender la realidad.

Por ejemplo, durante la civilización griega, se puede decir que convivieron sin primacía la estructura mítica y racional. No tiene mayor sentido
pretender que exista un estricto orden historicista a la evolución de todos los estadios. Las principales características de esta estructura son:

 Tiene lugar la identificación absoluta entre el pensamiento y la identidad; el Cogito ergo sum (“Pienso, luego existo”) expresado por
René Descartes. La experiencia es reemplazada por el concepto y la representación simbólica. El ego se erige como el centro
auto-reflexivo de la vida interna de las personas. Esto se puede observar, in extremis, en el arte, donde proliferan los retratos y las
biografías, y las habitaciones se inundan de espejos como recursos de auto-afirmación.
 En esta estructura de conciencia, lo mental y espiritual, la naturaleza y el cuerpo humano, se piensan como ontologías
separadas, consolidándose, más y más, la oposición entre el sujeto y el objeto. La separación entre el tiempo interno y el
transcurrir del mundo exterior permite revelar una condición causal del mundo subjetivo.
 Se confunde la capacidad de diferenciar con la de separar, quedando el universo fragmentado en dualidades que se perciben
como partes aisladas, opuestas y antagónicas y, por eso, se crea un clima propicio para la lucha por el poder y la
institucionalización de las jerarquías de dominación.
 La objetividad cobra un nuevo sentido a medida que el ego identifica su ubicación en un punto separado y distanciado del resto del
mundo. El aislamiento se percibe fractalmente en todas partes, los individuos están aislados y separados en familias, vecindarios,
barrios, comunas, ciudades, naciones, etc.
 Al instituirse la dualidad sujeto-objeto, la visión objetiva del mundo da lugar a una valoración antropocéntrica de la realidad que
motiva el control de los objetos por sujetos distantes.
 La mitología, como mecanismo de interpretación de la naturaleza, se torna deficiente y es reemplazada por el pensamiento monoteísta,
los dogmas y los credos unitarios. El ego cristalizado tiene su reflejo divino en un dios decretado único, dominante,
masculinizado y apartado en una lejanía hecha a medida.
 Las deidades se figuran como masculinas, únicas, poderosas y eternas. El exilio y la masculinización de los múltiples dioses,
característicos de la estructura mítica de conciencia, responden a una separación, aun más intensa, entre los seres humanos y la
naturaleza circundante, pues se rechaza la aceptación de la diversidad y el cambio, como patrones de funcionamiento de la
naturaleza.

 Lo masculino resulta característico de esta estructura de conciencia. El patriarcado es la manifestación social dominante.
La agresión, la dominación, la pelea, la conquista, las jerarquías y el
comportamiento autoritario son los componentes ordenadores y aceptados
de la interacción social. Lo femenino (su etimología proviene del latín
femino: fe-menos) es denigrado o menospreciado.
 Las inclinaciones espirituales se trasladan al “Dios” externo y dejan de ser manifestaciones de la vida interior
de los individuos en comunión con la diversidad de fuerzas de la
naturaleza.
 Se condenan los comportamientos instintivos , al punto de ser vistos como malignos y de naturaleza no espiritual o
contrarios a ésta . Esto queda claro en las persecuciones llevadas a cabo
por la institucionalidad religiosa de numerosos cultos oficiales. El
comportamiento sexual libre es también condenado. Los
dogmatismos rígidos separan lo natural de lo moral.
 La vista es el sentido dominante. La representación de la vista como el sentido vinculado a lo espiritual es característico de esta estructura
de conciencia. La imaginería es visual. Lo mental es lo diurno y ver es
conocer. La iluminación, la ilustración, la luz, lo luminoso son representaciones del conocimiento y el saber. Sin embargo, a
diferencia del ideal auditivo que es la armonía, el ideal visual es la claridad y la precisión, por ende la diferenciación o
discriminación de objetos separados.
 Los esfuerzos por recuperar la unión con el universo de lo natural, el origen subyacente en la estructura arcaica de conciencia, se
manifiestan en una verdadera pasión por penetrar en los secretos de la naturaleza. Aparece entonces la ciencia, que se
transformará, más adelante, en el dogma dominante, buscando una explicación para todas las cosas, pero eludiendo toda
implicación personal en el comportamiento del universo.
 Se conceptualiza el tiempo y se lo “espacializa” como una “flecha” o una partitura lineal que va del pasado al futuro. Con esto
se degradan sus sutiles matices. El tiempo presente, se diluye en esta traumática representación unidireccional. Luego, con el
Renacimiento, el hombre se adueña del espacio: surge la perspectiva tridimensional en el arte y el dominio estructural en la
arquitectura. Al incorporarse el espacio en el pensamiento, el mundo comienza a achicarse.
 Se conciben las cosas y los fenómenos desde la propia perspectiva a expensas de la idea ajena. El ego totalmente cristalizado se
extiende al imaginario social en forma de antropocentrismo.
 El pensamiento conceptual al ser un estado psicológico estable, pero alienado y fragmentado, da lugar a la reducción de la autoestima
de las personas, produciendo soledad, aislamiento, sufrimiento, alineación y sensación permanente de fracaso.
 Se dictamina que la naturaleza es el reino de la causalidad y que, conocidas sus fuerzas, esta puede ser controlada, pero se es incapaz
de verse en y con ella en un estado puro “original”.
 Surge la abstracción como actividad mental. El conocimiento se sistematiza y el pensamiento se torna en el modo dominante de
expresión, por encima de la intuición y la libre expresión de los sentimientos y emociones. Entre tantas otras formas de pensamiento, la
filosofía aristotélica, escolástica, la ilustración, el positivismo y el método hipotético-deductivo son métodos y esquemas de pensamiento
característicos de esta estructura de conciencia.
 Puesto que las funciones corporales no están controladas por la mente conceptual, el cuerpo es considerado parte de la naturaleza.
Como cuerpo y mente se piensan separados aparecen los apetitos exclusivamente basados en placeres sensuales (empirismo,
hedonismo). Esta disfuncionalidad da lugar a la aparición de traumas psicosomáticos.
 Se pierde la capacidad de “vivir” la experiencia de estar vivo, lo que los meditadores llaman satori, estado de samadhi,
presencia o alertidad y que, según Gebser, es el contacto con el origen. Se comienza a vivir en el pasado transformado en traumas
o en el futuro (representado por el impulso del deseo, pero no en el presente. Aparece así el psicoanálisis, como un paliativo que
permite modelar el ego y hacerlo funcional a los imperativos de una sociedad que ahora esta contaminada por el pensamiento racional
sobre-dimensionado.
 El dominio de lo espiritual queda para los sacerdotes y predicadores y dominio material-corporal para los científicos capaces de controlar
a voluntad y por fuera, las funciones corporales.
 Se expanden las capacidades del subconsciente (la memoria colectiva se fortalece gracias a los numerosos medios de
comunicación, que poco a poco se van inventando). Se estandarizan los esquemas conceptuales de pensamiento en
idiosincracias. Se expande también el conciente, pero sus capacidades operativas están sesgadas más por la participación del
pensamiento y la acción racional, que por los sentimientos y la intuición.
 La física clásica Newtoniana se convierte en el pináculo del desarrollo intelectual racional del ser humano y se transforma en el
formalismo matemático del sentido común, con sus cuatro principios básicos: el de una sola realidad asequible, la localidad de
los fenómenos, la causalidad de los acontecimientos en el tiempo y la continuidad de los procesos en el espacio.

Organización Económica y Social que se corresponde con la estructura mental/racional de


conciencia

La supremacía del yo sobre el nosotros (transformados en ellos), modifica las relaciones de pertenencia grupal y el manejo de las
posesiones materiales. Se comienza a interpretar como éxito al trabajo, especialmente si tiene fines lucrativos. Es el triunfo de la propiedad
privada, como fundamento de la estructura de las relaciones humanas. Hegel fue uno de los primeros en reconocer el poder de la propiedad,
para actuar como apéndice del ser y creía que cada individuo expresa el sentido de su personalidad, en sí, de su ego, imprimiéndolo en sus
posesiones. De esta forma el ego, lucha para darse a sí mismo una realidad y reclamar como suyo al mundo externo.

Luego de una enconada disputa, las élites religiosas se abocan a la tarea de regimentar y racionalizar los mitos, e idear medios para
controlar los impulsos humanos instintivos mediante dogmas inquisidores y la imposición de prohibiciones, a la vez que los científicos
se ocupan del mundo material con el objeto de controlar a la naturaleza y el cuerpo valiéndose de la tecnología incorporada y las tecnologías
psico-sociales.

A partir del Renacimiento, se asumen dos posturas epistemológicas básicas que luego dominarán la filosofía y la ciencia del mundo moderno: el
empirismo, que ve al conocimiento como el producto de la percepción sensorial y el racionalismo, que lo identifica con la reflexión
dualista. Otras formas de gestar el saber, como la fe, la intuición, la compenetración espiritual de la meditación, la conciencia receptiva, las
señales que manan del cuerpo, etc., son asociadas con anteriores etapas de desarrollo y consideradas como regresivas. Con el racionalismo y el
empirismo se forja una miríada de “ismos” como el cientificismo, el colonialismo, el mecanicismo, el utilitarismo, el materialismo y el
moralismo, etc.

Se domina la materia inorgánica al punto de dar lugar a la creación de la “máquina”, la exégesis de la racionalidad. Tiene lugar la
supresión progresiva del trabajo agrícola multitudinario, la formación de sistemas centralizados para la prestación de servicios públicos y el
proceso de urbanización en gran escala. Surgen las ideologías, la imagen de la linealidad del progreso con su apogeo en la formación de los
mercados capitalistas desterritorializados por la ausencia de la verdadera conversación entre demandantes y oferentes.

Se inflexibilizan las relaciones interpersonales, especialmente para las mujeres. El modelo de dominación es androcrático. La organización
de las estructuras sociales se polariza: yo-ellos, consumidores-empresas, privado-público, izquierda-derecha, conservadores-liberales,
capitalistas-comunistas, y así siguiendo, en otros aspectos. Las relaciones se “endurecen” al sostenerse en códigos de honor, protocolos
implícitos y sistemas legales explícitos. Las normas y burocracias establecen todos los pasos y procedimientos a seguir, esto produce la severa
rutinización de las acciones, especialmente en el terreno laboral. Las fuerzas sociales son gobernadas por la actividad laboral diaria, la cual
se transforma en un fin en sí mismo y es elevado a la condición de ser la actividad más importante de la vida. El trabajo se orienta más al tiempo
que a la actividad concreta definida por metas y por ello, este se organiza en jornadas laborales estrictas y regulares de 16 o menos horas, hoy
en 8.

Al consolidarse la importancia de la familia, el sexo sólo es aceptado en el marco del contrato matrimonial. La vida se organiza de tal manera,
que exija la mínima dependencia directa de los demás y así, surge la sensación de que el futuro de cada uno no depende del vecino, sino
del trabajo que cada cual desempeña, y ello, a su vez lleva a suponer que, como los demás no tienen ninguna trascendencia en la felicidad de
cada uno, la felicidad de los otros no tiene ninguna importancia para uno.

En lugar de una sensación de comunidad, que es uno de los rasgos más tranquilizadores de las sociedades, tal vez menos evolucionadas y
basadas en las estructuras de conciencia precedentes, encontramos un altísimo grado de egoísmo, competencia, soledad y alienación.

La sociedad moderna, es la más alta expresión de esta estructura de conciencia. Con la modernidad se disciplina el trabajo, se estimula el
deseo de consumir más y más de lo que se produce y se cierra el ciclo mecánico de funcionamiento social. Surge, la sociedad de masas, basada
en la racionalidad tecnocrática. El materialismo y el consumismo se incrementan, al límite de manifestarse como fobias, adicciones,
trastornos alimentarios y psicológicos; es la imagen del consumo omnívoro, que se mueve por el impulso, hacia la búsqueda irrefrenable de la
gratificación externa, al punto en que, las personas llegan a cosificarse y reconocerse en sus mercancías, encontrando el alma en sus
automóviles, equipos de música, equipamiento hogareño y demás.

La vida se organiza como la materia, todos sus aspectos quedan acotados, controlados, delimitados, categorizados, protegidos,
acumulados y ocultos a la mirada del prójimo. Se sustituye la virtud por la reputación.

Nada queda fuera de lugar, y en ese orden interno, la ilusión del yo se convierte en el punto de referencia de toda la vida interna, apareciendo el
culto a la personalidad, tan explotado por el mensaje de la publicidad moderna.

A partir de la revolución industrial, surge una sociedad sustentada en la propiedad y la estandarización, cuya máxima expresión queda
reflejada en la fábrica. La fábrica produce a su imagen y semejanza otras organizaciones y actividades: los organismos estatales, los organismos
internacionales, los hospitales, las municipalidades, los colegios y en parte las universidades. Todas estas instituciones tienen algo en común,
producen bienes y servicios estandarizados, en serie y con la intención de que lleguen a la mayor cantidad de personas.

La industrialización favorece la construcción del Estado, la urbanización, el desarrollo de los mercados y la formación de las élites
corporativas. La industria se transforma en el marcapasos de la vida moderna racional.
La población y la economía, crecen más allá de las limitaciones naturales; la búsqueda del control para dominar la naturaleza produce
desequilibrios ecológicos (desertificaciones, deforestaciones, lluvias ácidas, accidentes nucleares y otras formas de explotación y degradación
medio-ambiental). Sobreviene una tensión entre las demandas sociales y la naturaleza. La sociedad empieza a depender cada vez más del
dinero. El dinero y la proliferación de múltiples instrumentos financieros, que no son más que convenciones del pensamiento, comienzan a
modificar la naturaleza material de las cosas.

La construcción del imaginario político, también dualista, se basa en el imperativo de la “lucha por el poder”. En el discurso de la política,
vencer y resolver se transforman en sinónimos, y todos los problemas son interpretados como obstáculos a ser eliminados. A menudo se habla de
“luchar contra la pobreza”, “combatir la inflación”, “derrotar la corrupción”, “eliminar la evasión fiscal”, “combatir el desempleo”, “ganarle a la crisis”.
Como una expresión de poderío, fortaleza y coraje, se utiliza un vocabulario en el que la palabra vencer, brota como la receta capaz de
transformar todo aquello con lo que se está en desacuerdo. Hasta las relaciones amorosas, quedan transformadas en un deporte mecánico con
ganadores y perdedores.

Referirse a muchos aspectos de la vida como una lucha, y a cada logro como si fuera consecuencia de una batalla victoriosa, es algo
común bajo el imperio del paradigma de la racionalidad. Se configura una realidad dual, habitada de vencedores y vencidos, de
opresores y oprimidos, de dominadores y dominados, adquiriendo legitimidad una cosmovisión que privilegia las jerarquías de
dominación .

La teoría económica tradicional, basada en el enfoque neoclásico, describe, en forma caricaturesca, al hombre racional, al “homo economicus” que
actúa en forma autocentrada, y cuya insaciable codicia, se manifiesta en el impulso por pagar el precio que sea por lo que quiere, sin contemplar
ningún sentido de trascendencia para la vida.

La posmodernidad que, representando todavía una respuesta aún mental a la actual crisis cultural, resulta de la inconsistencia progresiva
que generó la estructura racional al separarse del medio ambiente natural, social y cultural. Una característica de la posmodernidad es el
relativismo total, es decir, el hecho de que todo significado dependa del contexto, lo que se denomina como contextualismo, una suerte de
disolución por atomización. Así, la posmodernidad trata de la pérdida de sentidos, de la deconstrucción de la experiencia (y no, de su
integración abierta) al abordaje multiperspectivista per se de la realidad, la parcilidad, la distorsión y la fragmentación nihilista, todas
llevadas al límite a través del fin de los meta-relatos. El ser posmoderno, intenta precisar una representación de la verdad, a partir de la
experiencia subjetiva que, según mi parecer, proviene del propio ego, al que se presenta, en parte, como aislado del medio ambiente circundante.
El ser posmoderno subvierte toda jerarquía, no está mal, pero a su vez, destruye todo valor y extermina la cualidad y el significado. El
postmodernismo pasó de la intuición de que toda perspectiva debía ser tenida en cuenta, a la creencia de que ninguna creencia es mejor
que otra. Por ello, el movimiento posmoderno da lugar a visiones superficiales, escépticas, desaprensivas, incrédulas, recelosas y hasta
desgarradas de la realidad. El sujeto posmoderno no esta alienado, como ocurre con el hombre moderno, ya que la alienación presupone la
disolución o colapso de la persona esencial, en un único imaginario masificado, sin embargo continua altamente fragmentado, y por ello no
integrado.

La semana que viene describiré la última estructura de conciencia considerada en el mapa desarrollado por Jean Gebser: La estructura integral
de conciencia.

Jean Gebser: Evolución hacia la estructura integral de conciencia

La semana pasada comencé a publicar varias entradas acerca de la teoría de la evolución de


las estructuras de conciencia según las ideas del ya fallecido antropólogo cultural Jean
Gebser. En tal sentido realicé una descripción más o menos detallada (aunque no tanto como
lo hace Gebser en su libro) de las estructuras de conciencia:

 Arcaica
 Mágica
 Mítica
 Mental / Racional
Hoy culmino (en parte) esta serie presentando la estructura de conciencia que Jean Gebser intuyó como la que comenzó a emerger durante el
siglo pasado y que, cómo intenté justificarlo en mi libro La Red y el futuro de las organizaciones, está hoy manifestándose cabal.

Es más o menos evidente, que la alternativa al pensamiento enajenadamente racional no es la irracionalidad, sino una conciencia de
carácter integral a-racional. Se podría decir que la estructura integral de conciencia, surge a partir de la primera mitad del siglo pasado,
aproximadamente en los años ‘20, se consolida a partir de la década del ’60 y, se hace incuestionable con el surgimiento de la sociedad de la
información.

Recordemos que las estructuras emergentes, determinan el patrón dominante con que se interpreta la realidad, sin embargo, cada una contiene,
como si fueran capas sucesivas a sus predecesoras. A lo largo de la evolución social, cada sucesiva estructura, resulta ser más compleja que las
precedentes puesto que evolución, y por consiguiente, desarrollo son operaciones abarcativas .

Las características más relevantes de la estructura integral de conciencia son:

 Se siguen distinguiendo las diferencias que dan singularidad a cada una de las partes que comprende la realidad, pero dejan
de verse como fragmentos aislados; se comprende que las fronteras entre ellas, también tienen la facultad de unirse. Se es
conciente de que cada parte es complementaria entre sí y necesaria en su individualidad. Encontrar aquello, a través de lo cual
uno queda re-ligado con lo otro, significa experimentar una sensación de comunión con lo que podemos denominar como “Totalidad”.
“No sólo la parte está en el todo, sino también el todo en tanto todo está dentro de la parte” (como decía Morín).
 Se trascienden las limitaciones de la tri-dimensionalidad y se incorpora al tiempo, como una dimensión cualitativa en el
espacio de la conciencia. En todas las ramas del arte contemporáneo, pero más significativamente en las pinturas del movimiento
surrealista, el cubismo, el dadaísmo, el expresionismo abstracto, el pop-art y el neo-expresionismo, se captura esta naturaleza multi-
espacial y multi-temporal de la realidad, que también se puede percibir como experiencia individual. Películas como Matrix, Memento,
Antes de la lluvia, Solaris, Ciudad de Ángeles, Magnolia, Efecto Mariposa, El ladrón de orquídeas, Amores Perros, El resplandor de una
mente sin recuerdos, Babel, Inception y tantas otras, rescatan esta condición. Una virtud de este tipo de película es que se prestan a
lecturas de varios niveles.

 Este estadio profundiza la necesidad de búsqueda, hacia la introspección del ser oculto en cada uno. Así los individuos se
adueñan de sus mentes, como también de sus cuerpos. Ambos, unidos en la práctica de la experiencia integrativa generan
conductas cada vez más saludables y armónicas. Se unen e integran aspectos instintivos, intuitivos, emocionales, y rituales
característicos de las estructuras pre-racionales, junto con la voluntad que emana de la razón conciente, cuya presencia
perdura y es innegable.
 Cuando se comparte, este tipo de experiencias tan personales, permiten la armonización de lo interno con lo externo, dando lugar a
un estado virtuoso de cooperación mutua entre las personas y, entre éstas y el medio ambiente. Se comprende no sólo que cada uno
depende del otro, sino que cada uno es el otro en un sentido más profundo y trascendente de captar la realidad.
 El Conocimiento se supone arracional, pues no está dominado por la razón y deja mezclar los sentimientos, las intuiciones y los
instintos con el pensamiento lógico, en un proceso que trasciende lo conceptual sin eludir lo racional.
 El Conocimiento es aperspectivo, pues se mira al mundo, no desde un punto de vista o perspectiva singular o individual, sino
sintiéndose como parte del mismo en toda su complejidad. La visión aperspectiva intenta agregar (en lo posible) todas las
perspectivas sin privilegiar ninguna en un intento por aprehender lo integral que yace en la totalidad. Así, la percepción se libera de
categorías estáticas, permitiendo que el cambio se acepte como un estado permanente de existencia. Como en un tapiz de naturaleza
holográfica, se posibilita captar contextos desplegados en contextos desplegados dentro de más contextos.
 Tiene lugar el reconocimiento de las totalidades más allá de las partes. La visión de la totalidad se transforma en un enfoque, una
actitud hacia el todo libre, en cierta forma, de objetivación. Logramos integrarnos con todo lo circundante y, por breves instantes, se
diluye la sensación de separación entre uno y la otredad. La reiteración de este tipo de experiencias, produce una profunda
transformación en las personas.
 Se supera el dualismo sujeto-objeto manifestado en el estadio racional. Al reconciliarse falsos opuestos, se crean compromisos,
más que oposiciones entre las partes; el “linking” en lugar del “ranking”. Se descubre y asimila que el verdadero poder es fruto de
la complementariedad entre las partes y no del enfrentamiento entre ellas. El proceso que predomina es la verificación, a diferencia
de la descripción.
 Se incrementa el acceso a la información y con ello, se despierta la creatividad dormida por la masificación racionalista. La
información se transforma en conocimiento y este en sabiduría. La sabiduría, a diferencia del conocimiento, incorpora una
dimensión experiencial (el saber, como el sabor de la experiencia vivida).
 Así como la filosofía reemplazó, en cierto sentido, al mito, ésta debería ser complementada por lo que Gebser llamo eteología (palabra
tomada del griego “eteos” que significa lo real o verdadero). Gebser utiliza esta palabra, al comparar la experiencia mística o meditativa,
libre de la discriminación egoica, con la dialéctica filosofica. Como lo afirma Gebser, la eteología es una aproximación a la realidad de
espectro liberador.
 Se acepta con plena sineridad que puede haber muchas respuestas a una misma pregunta, y que cada individuo tiene el potencial de
descubrir las propias. La VERDAD no es más que un punto de vista. La realidad no es esta u otra perspectiva sino todas ellas.
Por ello, la percepción integral es a-perspectival.
 Así, declina la tensión entre el “yo” y lo otro. La tolerancia y la cooperación, emergen como actitudes naturales y mutuamente
saludables. La competencia es la acción, que se produce cuando el horizonte temporal de percepción está limitado por la ganancia
inmediata, a diferencia de la cooperación que es una actitud natural, cuando la perspectiva va más allá del tiempo inmediato.
 Un ego “fuerte” ofrece un claro sentido de quien se es y qué rol se cumple en el mundo. Eso es bueno, pero se paga, para ello, el costo
de tener una visión limitada de la realidad y se suprime mucho del potencial latente de lo que se puede llegar a ser. Si se quiere vivir
ese potencial a pleno, debemos admitir otras partes de nuestra personalidad. Carl Gustav Jung, amigo y admirador de Jean
Gebser, llamó a esto, el proceso de individuación.
 Las interconexiones, relaciones, los flujos y procesos son percibidos como un orden emergente, superior en cualidad
organizativa a las estructuras materiales y rígidas. Al incorporarse la dimensión cualitativa en la percepción del tiempo, se
comprende a las estructuras como constructos impermanentes y, por lo tanto, no pueden ser el fundamento de las explicaciones, tanto
en el ámbito material como psico-social. Las relaciones entre las cosas, se hacen más importantes que las propias cosas. La
tendencia creciente es a dejar fluir, más que a acumular.
 Se asimila una desenvoltura capaz de tratar con las fuerzas del amor, las que surgen de las profundidades de nuestro inconsciente
vinculado con el espíritu. Se entiende que el amor es una verdadera energía espiritual. “Amar al prójimo como a sí” no es más que
una respuesta basada, en la profunda comprensión y penetración en la realidad de todo lo que esta naciendo, creciendo,
desarrollándose, desplegándose, cambiando y muriendo; en los demás, en uno mismo, en el todo.

Al igual que el pensamiento posmoderno, que tiene como base la aceptación de la multi-perspectividad, se descarta la idea de que la
realidad es única, inmutable y cognoscible por medio de la razón. Lejos de ser objetivo, el ser humano se transfigura, simultáneamente en
observador y participante del mundo que lo rodea. Sin embargo, la descripción de Gebser difiere de la posmodernidad, en tanto que rechaza el
escepticismo radical que lo define, su carácter definitivamente auto-centrado y el consecuente hedonismo que lo caracteriza. El movimiento
posmoderno no es el emergente, de esta nueva conciencia, sino otro indicio más de la ruptura del orden racionalista.

El racionalismo en tanto enajenado, acaba por alienarse con el conocimiento puramente instrumental y así como con el progreso, la
riqueza, el poder y la codicia; la espiritualidad representa el contrapunto, pues se centra en el ideal de humanidad que busca la justicia,
la plenitud, la alegría vital, la compasión y el amor. No podemos prescindir de la razón. Pero tampoco desconocer nuestros impulsos
espirituales. Dado el carácter armonizador, esta estructura de conciencia no rechaza el pensamiento mítico, sino que lo acepta y consciente.

Percibimos al mundo en nuestra escala vital, como siguiendo ciertas reglas más o menos estables; pero, si vamos más allá en lo macro
y lo micro, el espacio se curva, las fronteras entre el pasado y el futuro se desvanecen, la densidad de la materia sea diluye, se crean
partículas por doquier, las dimensiones se multiplican, y así siguiendo. La realidad que observamos cotidianamente, es una pseudo-
realidad.

Los principales avances en la física del siglo pasado: la teoría de la relatividad, la física cuántica con el principio de incertidumbre de Heisenberg, y
el de complementariedad de Bohr (y sus múltiples interpretaciones), la teoría del caos, la cibernética de segundo orden, los teoremas de Gödel, la
teoría de las catástrofes, la termodinámica de las estructuras disipativas, la teoría de la información, los enfoques sistémicos, los sistemas
complejos adaptativos, la criticalidad auto-organizada, las redes neuronales en fin, las ciencias de la complejidad, han introducido, en las últimas
décadas, una visión que relativiza enormemente los conceptos mecanicistas, objetivos de lo real y son todas teorías que reflejan, la
creciente importancia que tienen la contingencia, la incertidumbre, la interacción entre múltiples elementos conectados y a su vez,
descontrolados, la indeterminación y la diversidad en los sistemas naturales y sociales.

Este tipo de teorías requieren métodos y formas de pensar, distintos al método científico estándar. Por ejemplo, la contribución más importante de
la teoría general de los sistemas, que comenzó desarrollando Ludwig von Bertalanffy es la demostración, de que los sistemas vivos no pueden ser
comprendidos sólo desde el análisis. Las propiedades de las partes, de los elementos constitutivos, no tienen propiedades intrínsecas en
relación al sistema y, en consecuencia, sólo pueden entenderse desde el contexto del todo.

Fue luego, Heinz von Foerster quien por los año ‘60, consideró, que la ciencia debía ir más allá y afrontar un nuevo desafío epistemológico, en el
cual el observador formara parte del sistema que intenta comprender. Las ciencias de la complejidad, se acomodan a la idea de que el
conocimiento no implica una correspondencia con la realidad. Glaserfeld utiliza las palabras del inglés “match” (corresponder) y “fit” (encajar),
para tratar de explicar las diferencias entre las dos posiciones metodológicas, que definen el racionalismo crítico y el enfoque sistémico.

El realismo racionalista, considera que existe una correspondencia entre el conocimiento y la realidad, mientras el enfoque sistémico,
sostiene que el conocimiento supone sólo un encaje con ella. De este modo, diferentes conocimientos, significados, interpretaciones y
experiencias pueden encajar en una misma realidad. Así, la función de la razón, es organizar el mundo experiencial del sujeto y no describir
una verdad o realidad ontológica objetiva.

Como ya se comentara, cada estructura de conciencia, se caracteriza por dar lugar a una manera particular de experimentar el tiempo. En la
estructura mágica, el tiempo se experimenta vagamente, como el propio presente; en la mítica, se percibe la temporalidad cíclica, en la
mental se transforma en una abstracción lineal cuantificable y análoga al espacio euclideo unidimensional. En la estructura integral de
conciencia, se experimenta al tiempo presente (y al proceso de cambio) como un aspecto casi tangible de la realidad. Muchas tradiciones
místicas (especialmente las que llegan de oriente) aseveran que vivir profundamente el “eterno” presente, da lugar a una revolución que
transforma la propia experiencia de la vida. Gebser entendió esto, no explorando intelectualmente estas tradiciones místicas, sino a través
de su propia penetración en la experiencia; experiencia esta, que no está vedada a nadie, siempre que se tenga la voluntad, la paciencia y la
apertura para percibirla.

Organización Económica y Social


Cuando Gebser desarrollo sus teorías, Europa iba en camino hacia las guerras mundiales; el fascismo y el nazismo se propagaban y todo lo que
vino después. Gebser se vió confrontado con la contundente evidencia de que la humanidad estaba teniendo una suerte de regresión primitivista.
Al interactuar con poetas y artistas de los movimientos vanguardistas, percibió que más allá de esta regresión masificadora, un movimiento de
mayor complejidad se estaba gestando en el que las conciencias mágicas y míticas se integraban positivamente con la racionalidad y dando lugar
a una forma totalmente nueva de percibir y pensar la realidad.

El paralelismo con la época actual no es banal. Los fundamentalismos y primitivismos de hoy (sobre todo en las élites del “mundo
organizado”) nos muestran la semejanza con aquella época. Son cada vez más las personas que, habiendo alcanzado ciertos grados de
identidad, pertenencia y lealtad con lo local, buscan la integración, a través de una nueva síntesis. La estructura integral de conciencia,
comienza a manifestarse a partir del post-industrialismo, en las postrimerías de la modernidad. Los procesos globales más patentes,
proyectan una lógica de dominación, inherente a la estructura racional. En cuanto al futuro, poca esperanza habrá si el mundo sigue
controlado por el egocentrismo y sus extensiones materiales y políticas, expresadas en armas, mecanismos represivos, sistemas de
control y vigilancia social.
Sólo cuando una visión integral prolifere, primero en las élites de la sociedad y luego alcance a las amplias mayorías, los verdaderos cambios
tendrán lugar. Puede ser que transcurrán varias generaciones para que ello suceda, sin embargo, existen indicios cada vez más evidentes para
afirmar que ello acontecerá.

La economía se debería organizar entre los límites impuestos por el medio ambiente y la simple satisfacción de las necesidades, surgiendo una
ética basada en la sana búsqueda de la autorrealización, dando más valor al desarrollo del propio potencial interior, que a la mera acumulación
material exterior; la ética social se organizará, a partir de una justicia cada vez más distributiva; la ética ecológica, hacia la co-herencia
entre la sociedad humana y la naturaleza, que en perspectiva conforman un solo sistema.

La teoría económica recuperará su verdadera identidad, sus propósitos fundacionales, al reencontrarse con sus raíces en forma de oikonomía, es
decir, el estudio del abastecimiento del oikos, del hogar.

La conciencia global, se complementará con la conciencia nacional, regional, racial y personal. Hace varios años Teilahard de Chardin
escribía: “La edad de las naciones ya pasó. Si no queremos morir, es la hora de sacudir los viejos prejuicios y de construir la tierra”. La emergencia
de órdenes cada vez más complejos, la auto-organización, la disposición a la interiorización y la convergencia de la vida y la creatividad serán los
elementos con que se construirá el mundo.

La modernidad y el racionalismo enajenado, tuvieron la pretensión de crear una realidad unificada, tanto del mundo natural como social.
Esto trajo consigo ideologías clasistas, racistas y colonialistas, en sí antropo-centradas. Durante esta nueva era integral, se comienzará a enfatizar
cada vez más el pluralismo, la ambivalencia, la tolerancia y la cooperación respecto de las múltiples facetas que constituyen la experiencia
humana. Se profundizará la libertad religiosa y sexual responsable. Desde hace ya tiempo, la sociedad civil, representada en el Tercer Sector
se fortalece más y más. Los Organismos No Gubernamentales (ONGs), las Fundaciones y Asociaciones sin Fines de Lucro, las
Asociaciones Vecinales y la participación del voluntariado en proyectos sociales, adquieren un impulso sin precedentes.

Los mercados atomizados van dejando sitio a las redes y el acceso sustituye cada vez más a la propiedad. La propiedad del capital físico,
fue el núcleo básico del modo de vida moderno-industrial, asentado en el estadio mental/racional. Las empresas se hacen cada vez más
ingrávidas y evanescentes y son los conceptos, las ideas, las marcas, los diseños, las imágenes y los modos de organización, en
oposición a las cosas tangibles, los auténticos portadores de valor de la economía y es la conectividad entre las personas lo que les da
sentido y significado cultural.

La propiedad de activos intangibles, se convierte velozmente en la fuerza definitoria de una nueva era de relaciones económicas. Hoy lo
estamos viviendo. En forma de patentes, derechos de propiedad intelectual, marcas registradas, nuevas formas de organización y de vínculos
interpersonales, las ideas se utilizan cada vez más, para forjar una correspondencia con un nuevo orden de poder económico.
El sentido de identidad de las personas se desliga de la propiedad de las cosas como forma de extensión material del ego y por ello los
individuos se “fluidizan” a través de la búsqueda de experiencias de vida. Los miembros de la sociedad se convierten en consumidores de
experiencias, lo que genera la búsqueda de autenticidad. Cuando los roles de los Estados, las empresas y la sociedad civil se integren, y gracias al
fomento de la responsabilidad social y ambiental conciente, se llegará a lo que puede definirse como un verdadero capitalismo social, cuyo objetivo
no sólo será la ganancia, sino el bienestar de la gente y el medio ambiente. Se irá de la competencia a la cooperación, de la beligerancia a la
coexistencia pacífica, del egoísmo al mutualismo, de la agresión a la compasión, de la explotación a la empatía, del aislamiento a la
conectividad, de la jerarquía a la “heterarquía” .

La estructura integral de conciencia, comenzó a manifestarse en la primera mitad del siglo pasado y sus primeros exponentes fueron
muchos filósofos, artistas y científicos. En el arte, por ejemplo en el cubismo, el dadaísmo, el surrealismo, el expresionismo abstracto, el pop-
art y el neo-expresionismo; en la ciencia, como vimos, con la superación del paradigma newtoniano-cartesiano, desde el surgimiento de la teoría
de la relatividad, la mecánica cuántica, la termodinámica estadística, la teoría de los sistemas complejos, la teoría del caos y la ecología.

Este necesario paradigma de pensamiento comienza a derramarse capilarmente en la sociedad. Aunque muchos son los factores que están
contribuyendo a impulsar esta mutación, es probable que ninguno sea tan trascendente, como el que representa la transición de la imprenta al
uso de la computadora personal, los teléfonos celulares de última generación y las tabletas electrónicas, y de la convergencia entre ésta
y las redes de comunicación. Personalmente me animo a confesar que de promover la estructura integral de conciencia trata, prácticamente
todo el contenido de este blog, contenido este que espero pueda ser aprovechado por todos y que contribuya a brindar claridad para delinear el
nuevo mapa de la realidad que hoy nos toca vivir.

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