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Las demás piezas del pollo terminan relegadas en las fábricas de sopa. Por lo tanto,
las alitas de pollo quedaron un poco en desuso hasta que una restauradora tuvo la
gran idea: la receta de las alitas de pollo. Una receta que muy pronto, se extendería
al mundo.
Existe cierta controversia sobre quién fue el verdadero creador de las alitas de pollo,
como aperitivo caliente. Sin embargo, la mayoría concuerda que el origen se clava
en un lugar: Buffalo, Nueva York.
Teressa tenía un exceso de alitas de pollo en la mano, fritó las alas, las cubrió en
una salsa picante y las sirvió con apio y aderezo de queso azul. Las alas fueron un
éxito instantáneo.