Sunteți pe pagina 1din 15

Comentario individual sobre el artículo “¡cincuenta mil pinches pesos!

” de Jacques

Sagot. (La nación, 28 de marzo del 2020)

En el artículo “cincuenta mil pinches pesos” se hace una crítica a la sociedad en general y

tiene como finalidad crear conciencia acerca de aquellas personas que viven de compartir su

arte o su conocimiento, se hace un intento por abrir los ojos de una sociedad egoísta que no

se detiene a pensar que estas personas son seres humanos que también deben comer y tienen

sus necesidades.

Es increíble que un tiempo como el actual sigan existiendo tantas personas de mente

cerrada que piensan que ser artista, escritor o expositor no es un trabajo que deba ser

remunerado, creen que al pedir que uno de ellos participe exponiendo su arte o su

conocimiento, los están ayudando a darse a conocer, sienten que los están apoyando cuando

en realidad ellos son los que están siendo beneficiados teniendo el privilegio de ver sus obras

o escuchar tanto conocimiento, el cual es de suma importancia y nos hace ver las cosas con

otra perspectiva y nos hace descubrir un mundo distinto al que nosotros conocemos.

Debemos apoyar a todas las personas en la profesión que se desempeñen, darles un buen

trato, defenderlos en caso de que alguien quiera atropellar el hecho de ser remunerados como

se debe. Muchas veces, al igual que se presenta en el artículo, las personas se quedan sin

tener mayor conocimiento de ciertas cosas por tacañería y en este caso los únicos afectados

son ellos pues van a ser los ignorantes acerca del tema por el simple hecho de no reconocer

el trabajo como debe ser. Repito se me hace sumamente molesta que este tipo de cosas pasen

en pleno Siglo XXI.


Sería importante que en las escuelas, colegios y universidades se implementara o se diera

una partida específica para que las personas desarrollen su arte y para que se les pague a

artistas o escritores como Jacques Sagot para enseñar y guiar a futuros empresarios,

comerciantes, maestros, artistas etc.… para que se despierte en ellos esa sensibilidad y ese

conocimiento que no siempre se tiene (y que tanta falta hace en esta sociedad) que por medio

de la escritura, pintura, música se pueden desarrollar, para ir creando un mundo más

amigable, consiente, con un gran intelecto. Esto también puede llegar a ser una salida de

problemas personales o problemas sufridos dentro de la misma institución, pero si seguimos

actuando con indiferencia y seguimos pensando que este tipo de trabajos no deben ser

remunerados vamos a contribuir con la creación de una sociedad llena de ignorancias y triste,

pues carece de esa chispa, imaginación y amor por ser cada vez mejores.

Mónica Achoy Umaña, C00033


Jaques Sagot es un personaje altamente controversial en el ambiente artístico y literario

costarricense. Es un músico y escritor que ha sido premiado tanto nacional como

internacionalmente, además de ser autor de múltiples artículos de opinión en La Nación. A

lo largo de su carrera ha hecho gran cantidad declaraciones que han provocado una reacción

negativa entre la población, sin embargo, también hay muchas personas que comparten sus

opiniones y le guardan cierto respeto.

En su trayectoria como intelectual, ha llegado a dar incontables charlas gratuitas y

pagadas a escuelas y colegios de todo el país con el fin de analizar textos literarios y ayudar

a los estudiantes con el proceso didáctico. En esta oportunidad, Sagot relata una

desafortunada experiencia, la decepción y sorpresa que se llevó al darse cuenta de que un

docente de uno de los colegios más acomodados del país había tenido la audacia de pedirle

dos veces, de a gratis, una de sus conferencias para ayudar a su clase a comprender a Kafka.

Con gusto Sagot accedió la primera vez, sin saber a qué clase de lugar iba a impartir clases.

A la segunda, muy respetuosamente le pidió a su conocido una cuota por sus servicios;

recibiendo como respuesta un no. Muy acertadamente, lo que intenta Jaques Sagot con este

artículo es hacer un llamado a la ignorancia de parte del costarricense hacia el arte y a los

propios artistas.

El arte no obtiene el respeto que merece, ya que éste no es una preocupación esencial para

gran mayoría de la población. No saben reconocer su importancia y como éste forma parte

de su día a día en formas que no son capaces de imaginar. Se desacredita al artista llamándole

talentoso y dotado, pero no se agradece ni se recuerda que para poder ser capaz de compartir

su obra con el mundo y lograr que ésta cumpla su función, ya ésta sea la autoexpresión,

concientizar sobre algún tema, producir una nueva melodía, embellecer una pared, diseñar
un personaje para una caricatura, escribir un poema a un amante o crear un vestido para un

desfile de modas, él tiene que estudiar y practicar un sinfín de años su oficio. La capacidad,

la “bendición” de crear no aparece de la nada. Si bien tener un sentido artístico agudo y una

pasión por algún de tipo arte es sumamente importante, ésta no es la única cosa que compone

a un artista. Se puede haber nacido talentoso, pero si no se ejecuta ese talento, si se da por

sentado el arte que se hace, el artista nunca va a progresar como tal. Para poder hacer esto se

necesita materiales, un ambiente físico y mental idóneo, una formación, inspiración, la

observación y estudio de otros artistas más experimentados, para ir poco a poco fabricando

uno mismo su propio arte. Y consecuentemente, se necesita dinero para alcanzar todo lo

anterior.

Lastimosamente, vivimos en un mundo en el que es imposible vivir sin dinero. Al artista

se le suele dificultar ponerle un precio a su obra, porque en su condición como uno, él crece

observando la actitud del mundo hacia el arte; hasta el punto en el que se llega a preguntar si

pedir una cantidad justa, tomando en cuenta las horas de trabajo, los materiales y la

experiencia, sería demasiado codicioso, y que probablemente ni siquiera cinco personas

estarían dispuestas a pagarlo. Hay una inmensa cantidad de artistas muriendo de hambre por

ésta misma razón. Se admira y se glorifica a los antiguos maestros, quienes muchos

probablemente murieron sin saber que sus piezas eran tan maravillosas como para ser amadas

e idolatradas por todo el globo tan solo unas décadas después. Si se le solicita a un artista un

servicio, todo el mundo debería entender y aceptar que se pida una compensación por dicho

trabajo. La tarea del costarricense es inculcar en la cultura y la educación que un artista es

tan importante como un profesor de matemáticas, un ingeniero, o un médico, ya que el arte

se encuentra en todas partes, es una parte esencial del desarrollo humano y social, y para que
no sucedan cosas tan atroces como que un director de secundaria millonario se reúse a pagarle

cincuenta mil colones a un escritor por una charla de dos horas.

Angélica Calderón Calderón, C01435


Hoy en día se menosprecia el trabajo del artista, se le trata de “muerto de hambre”, de

vago, incluso de inútil. Es curioso ver la cara de decepción, burla y tristeza en las personas

cuando se les comenta que alguien va a dedicar su vida al arte, como si fuera una pérdida de

tiempo o un desperdicio. Nos hemos hecho insensibles y desalmado, y se nos olvida que, de

no ser por los artistas, ni las sociedades, ni el mundo serían lo que son hoy. Se nos olvida que

gracias al esfuerzo de los artistas hoy podemos disfrutar de películas en un cine, podemos

danzar al son de una canción, podemos viajar sin tener que movernos al leer un libro, entre

muchas otras experiencias que gracias a los artistas podemos tener sin mucho esfuerzo.

Comparto el enojo y disgusto de Jacques Sagot, a quien también se le menospreció su

profesión por parte de gente que toma por menos el esfuerzo del artista, personas altaneras

que difícilmente reconocen la importancia del arte en la sociedad y sin pensar en el artista,

sin pensar en su trabajo, no lo ven digno de ser remunerado y esperan que el artista ofrezca

su trabajo de manera gratuita.

José Luis Mena Jara, C4744


Sagot inicia diciendo que los artistas necesitan dinero para poder vivir, que muchos creen

que el arte no hay que pagarlo, este es el primer punto que podemos comentar de este artículo,

una parte de la población, me atrevería a decir que la mayoría, menosprecia la labor de un

artista al buscar obtener el beneficio de su arte de forma gratuita. Los costarricense hemos

crecido apreciando la labor del médico o el ingeniero, respetando al educador y al empresario,

pero despreciando al artista, el cual nos ayuda a sobrevivir en momentos de penuria (claro

ejemplo el cómo muchas estamos pasando el día a día actualmente con la situación de

COVID-19, viendo series, escuchando música y utilizando otros medios de arte como

distracción y des estrés).

Los prejuicios son parte de nuestra vida y a como tenemos el prejuicio de creer que a un

artista no se le paga “bien”, también podemos ver en el artículo como Sagot cree que por el

hecho de él ir a una “escuela pobre” (después se entera que así no era) los profesores tenían

una menor preparación y cultura, pero vemos que en las escuelas adineradas también hay

profesores con poco cultura y calidad de enseñanza.

El artista comete un error y es el de regalarse primero y después querer recibir un pago,

era obvio que, al él ir a ese lugar de gratis, cuando cobrara le iban a poner una barrera (aunque

es sorprendente lo enorme de esa barrera). A opinión personal un artista siempre debe valorar

su trabajo y no regalarse a la sociedad, al fin y al cabo, también necesita comer.

Michael Daniel Rojas Quesada, C06884


En mi opinión, los artistas en nuestra época ya no son tan prestigiados como lo eran en

tiempos antiguos como Shakespeare (Poeta), Beethoven (Compositor) y Van Gogh (Pintor),

eso se debe a que las personas poco a poco van perdiendo el gusto al arte y a medida de que

evoluciona el ser humano este se va interesando en otros medios de entretenimiento o

aprendizaje y deja otros en el pasado, esto se vio reflejado en el modo de tratamiento que

recibió el escritor del artículo “Cincuenta mil pinches pesos” Jacques Sagot, en este artículo

se vio como el trabajo de este artista se desprestigio debido a que el director de una escuela

muy rica le dijo que no le iba a dar absolutamente nada de dinero por ir a dar sus servicios

en las escuelas sabiendo que es una persona como nosotros y que necesita el dinero para

subsistir, además de que su trabajo, como se muestra en el artículo, es de calidad ya que los

estudiantes del colegio les gusto como expuso sus ideas. Esto es una perdida cultural muy

grande ya que la gente de Costa Rica y del mundo en general ya no consumen casi nada de

los “productos” de los artistas y piensan que su trabajo es mediocre y básico (muy fácil de

hacer).

Fabio Andrés Sanabria Valerín, C07194


El pianista y escritor costarricense, Jacques Sagot, expone una de sus experiencias vividas

en su ámbito laboral a través del artículo “50 mil pinches pesos” publicó en el periódico

costarricense “La Nación”.

En este, él presta sus servicios y su conocimiento a la comunidad estudiantil de un centro

educativo del país de forma gratuita. Posteriormente, al ser contactado por esta misma

institución para que nuevamente preste sus servicios, esté solicita una remuneración al ver el

poderío económico de este centro educativo, por lo cual es rechazado. Aquí se pone en

evidencia, y el autor lo recalca reiteradas veces, la codicia y avaricia de algunas personas de

la clase alta. Da cierta impresión como una institución que posee la capacidad de otorgar una

remuneración, bastante modesta, se reúsa, cerrando así las puertas del conocimiento a estos

estudiantes que se alegraban al recibir los servicios del señor Sagot, ya que, su profesor no

poseía la capacidad intelectual para aclarar las dudas que estos poseían.

Se pone en evidencia la falta de apoyo que poseen los artistas a nivel nacional, y como

estos sufren para satisfacer sus necesidades día a día a través de su profesión. De igual forma,

este nos ayuda a tomar conciencia de como el dinero maneja nuestras vidas y como aquellos

que poseen más muchas veces se niegan a ayudar a aquellos que no poseen sus mismos

beneficios. Ojalá que este artículo sirva para que generaciones actuales y futuras reflexionen

y otorguen el apoyo y reconocimiento profesional que los artistas tanto merecen al ser un

pilar fundamental para el desarrollo de las sociedades, ya que, como el autor dice “Los artistas

e intelectuales no pueden vivir de versos alejandrinos y dulces melopeas…” (Sagot. J (28 de

marzo del 2020) 50 mil pinches pesos. La Nación, p. 28)

Johan Solís Soto, C07686


A mi parecer el artículo de J. Sagot habla de las brechas y la tacañería. Podemos ver como

una institución adinerada se preocupa más por el dinero que por el aprendizaje apropiado de

sus estudiantes, y algo mucho más alarmante, que ni sus propios docentes sean capaces de

adoptar una pedagogía de enseñanza apropiada para ellos y no logren captar su atención.

También se ve como por segunda ocasión ni el profesor sabía cómo analizar el texto ¿Qué

clase de enseñanza es esa? Donde ponen al estudiante a leer un texto que ni el docente

entiende. La enseñanza no es solo buscar que el estudiante recite como marioneta, sino que

se interese y analice lo que está aprendiendo.

Por otro lado, si fuese una institución de escasos recursos, la situación pudo ser muy

distinta, aunque esta no tuviera disponibles los 50 000 colones, hubiera hecho de todo por

conseguirlos (aunque Sagot dijo que el habría prestado el servicio gratuitamente), ¿por qué?

Porque usualmente las instituciones de escasos recursos y de zonas alejadas tienen más

vocación que los de un centro educativo privado. Los docentes de las zonas alejadas buscan

el crecimiento de cada alumno, sin importar su estrato social. En una institución privada si

no se tiene dinero, no recibe educación. Lo cual me parece bastante contradictorio, ¿con qué

cara le niegan la educación a un estudiante que no puede pagar la mensualidad, pero no son

capaces de pagar 50 000 colones por una sesión de 2 horas para incrementar el valor

educativo de una clase? Se nota la calidad humana.

Dejando esto de lado, también se ve como se menosprecia al artista, Sagot tiene razón

¿Qué son 50 000 colones para una institución adinerada? Realmente nada. Los artistas viven

de su arte, muchas veces hasta nosotros mismos vamos a un concierto y lo primero que

decimos es: ¿Y por qué tan caras las entradas?, peor si es de un artista nacional. Nosotros

mismos somos los que menospreciamos el arte nacional. Aquí hay muchos artistas que son
excelentes, mejores que en otros países, pero no son apoyados. A los artistas les cuesta la

vida tanto como le puede costar a un doctor o a un abogado. Como hija de una artista he visto

lo complicado que es salir adelante con una profesión que es la que realmente uno quiere,

que no hay para el arroz y los frijoles todos los días, que hay que escoger entre materiales

para seguir trabajando o servicios públicos, que hay que pagar por publicidad y que a todo lo

que haga, el cliente lo regatea.

El reconocimiento profesional es nulo y muchas veces se les trata de “muertos de hambre”

por hacer lo que se les apasiona e incluso, muchos artistas dejan su vocación para estudiar

algo que sí genere un ingreso estable.

Monserrath María Soto Villegas, C07764


En el artículo publicado por La Nación, escrito por el pianista y escritor costarricense

Jaques Sagot, se relata como este artista es contactado por un colega para que le ayude a dar

una clase, Sagot decide no cobrarle al colegio el pensar que es un centro rural, se da cuenta

que no lo es al llegar, da la clase de una forma muy amena y se retira, sin embargo, la próxima

vez que lo vuelven a contactar esta vez si decide cobrar por su trabajo, y se niegan a pagarle

en este centro. Esto nos puede parecer bastante injusto si tomamos en cuenta que el artista

así es como trabaja y sobrevive y llega a ser una sinvergüenza al saber que uno de los colegios

más caros del país decide no pagar cincuenta mil colones por su honrado trabajo y que se

nota que realiza con mucho amor.

Esto nos lleva a la conclusión de cómo es el pensar de gran parte de la sociedad

costarricense, como no valoramos el trabajo de un artista, como se ignora el hecho de que el

arte nos rodea todos los días, nos entretiene; cuando leemos un libro, escuchamos una canción

o vemos una película u obra de teatro nos entretenemos y hasta nos olvidamos de nuestros

problemas, sin embargo, cuando nos toca pagar a un artista por su trabajo nos volvemos

mezquinos y no valoramos la importancia en el mundo de estas personas como artistas

Genesis Zamora Espinoza, C09334


Guía grupal generada a partir de la lectura crítica del artículo ¡Cincuenta mil pinches

pesos!, del artista Jacques Sagot, publicado en el periódico La Nación el 28 de marzo de

2020.

• ¿Qué papel desempeña el arte en la sociedad?

El arte es una de las áreas más importantes de la sociedad ya que el mundo está compuesto

por arte. Conforma desde lo más pequeño hasta lo más grande. Este sirve como medio de

expresión, de libertad, de comunicación y pasión. El arte también es fuente de trabajo, tanto

a pequeña como a gran escala, ya que empieza desde las personas que venden artesanías en

las calles como grandes actores y actrices de Hollywood. Está presente en la vida diaria, el

levantarnos y cantar en la ducha o un niño dibujando en el kínder, ya se considera arte.

• ¿Sirve el arte en momentos de crisis como el que vivimos?

Aunque las profesiones artísticas muchas veces son menospreciadas, en estos momentos

son muy necesarias. El arte en estos momentos juega el papel de distractor y de apoyo

terapéutico. Algo tan básico como escuchar música, cantar en la ducha o garabatear en una

hoja nos libera del estrés y aleja la mente del hecho de no poder salir a las calles a hacer otros

tipos de recreación, cumple la función de aislarnos de la realidad en la que estamos viviendo

actualmente. Muchas personas han optado por invertir este tiempo de cuarentena en mejorar

sus habilidades artísticas como tocar algún instrumento, el dibujo, la pintura, la escultura, el

canto, la danza, la cocina, la costura, el diseño, la pastelería y el uso del maquillaje de fantasía

para poder sobrellevar sus tiempos libres.

• ¿Por qué reclama el gremio artístico en este momento de crisis sanitaria mundial?
Porque el gremio artístico en este momento no produce cosas de primera necesidad. En

momentos de crisis el ser humano se preocupa por mantener la alacena llena y los recibos

pagos, y si algo de dinero sobra, guardarlo para emergencias. Por esto, el gremio artístico

queda sin ingresos, no hay a quien venderle pinturas, no hay conciertos donde tocar, no hay

vestidos por diseñar y no hay cabellos que cortar. Hay que tener en cuenta que la mayoría de

artistas no tienen un respaldo económico con el cual solventarse durante esta crisis.

• ¿Por qué creen que se relacionan las humanidades y el arte?

La humanidad y el arte siempre han ido de la mano, desde la prehistoria los humanos se

han expresado y comunicado a través del arte. El estudio del arte ha desarrollado un papel

importante en la historia, se puede hacer un recuento de la memoria colectiva de nuestros

ancestros basándonos en pinturas y escritos antiguos lo cual nos inspira, nos conecta con

nuestras raíces y nos enriquece de conocimientos. También está muy conectado con el

desarrollo humano y su mentalidad, muchas veces una obra de arte, un texto o una pelicular

puede cambiar por completo nuestra perspectiva de un tema en específico. El arte nos ayuda

a ser mas humanos, a recordarnos que somos libres, que tenemos formas diferentes de ver las

cosas, también que a pesar de que somos únicos no estamos solos, que existen muchos que

pueden pensar desde una perspectiva muy parecida a la mía. El arte es la mejor medicina para

la salud mental y muchas veces física, el arte inspira y conspira y nos acerca a recordar el

hecho de que somos humanos.

S-ar putea să vă placă și