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l Los Nomos o Cantos Religiosos, que consistían en composiciones para voz o instrumento.
en cuya extremidad superior se adhiere un cuerno envuelto en piel de vicuña, por donde
se transmite el aire, lográndose un sonido de intensidad considerable.
l Otras Bocinas de menores dimensiones.
l El Churru, especie de caracol que mide 0,19 de largo por 0,14 de ancho, utilizado para
llamadas rituales.
l El Pingullo, instrumento de doble tubo, uno con seis agujeros y otro sin agujeros con las
Mide 0,23 de largo por 0,04 de diámetro. Dotado de agujeros, este instrumento puede
combinar sonidos.
l El Carrizo o Mare, instrumento de sonido dulce y melancólico parecido en su forma a la
Negro; parecido a una larga trompeta hecha de un tubo forrado de tiras de palma Pajiaba.
Estaba prohibido a las mujeres el mirarlo; la que violaba esta prohibición era condenada a
muerte.
l El Ture, también especie de trompeta hecha de bambú y tiene una cañuela en la
especial que se produce en ciertos bosques. Los modelos más antiguos aparecen
construidos en hueso. Según la tradición el primero de estos instrumentos fue construido
con la tibia de una hermosa joven indígena muerta y su amante desesperado por el dolor,
usó su hueso para hacer su instrumento. Su sonido es lastimero y melancólico. Suele
construirse de varios tamaños y considerársele un instrumento bastante completo.
l La Marimba, instrumento de percusión que produce sonidos de altura definida gracias a
La Edad Media tiene como característica de sus inicios, la aparición del Cristianismo. Los
primitivos cristianos eran en su mayoría, judíos y continuaron el culto en el templo y en la
sinagoga. Este culto era sencillo y consistía en lecturas de las escrituras sagradas, ciertas
oraciones y el cántico sin acompañamiento instrumental o con muy pocos instrumentos, de los
Salmos tomados del respectivo libro del Torá.
Por eso, desde los inicios de la Era Cristiana (época de la Didaché, o de la difusión de la
Doctrina de Cristo transmitida a las Naciones por los Apóstoles) obviamente, la música utilizada
en las ceremonias del Nuevo Culto tenía profundas raíces heredadas de las Sinagogas judías,
influenciadas también posteriormente, por los usos y costumbres Griegas, Romanas, Orientales y
en especial, Sirias; así como también, por las culturas de otros pueblos orientales con los cuales
había tenido contacto la nueva religión, a través de la predicación de los primeros apóstoles y
discípulos cristianos.
A las lecturas de los libros sagrados y a los salmos, himnos y cánticos, los cristianos agregaron
como nota característica, el Ritual de la EUCARISTÍA (Acción de Gracias), iniciado por su
fundador y el cual se realizaba al anochecer seguido de un ágape de acción de gracias.
Este oficio, tuvo su origen en la costumbre devocional que practicaban las hermandades
religiosas judías de la Refacción en Común, pero con la modalidad de la Comunión establecida
por Cristo en la Última Cena (Const. Apostólicas VIII, 5) y que se resumía en cuatro partes
fundamentales:
1. El Ofertorio, donde se toman el pan y el vino y se ponen juntos en la
mesa.
2. La Oración, para dar gracias a Dios y bendecir al pan y vino juntos.
3. La Partición, o rito de partir el pan para compartirlo.
4. La Comunión, o distribución del pan y del vino.
Estas prácticas se iniciaron en lugares privados y en ocasiones ocultos y secretos (Catacumbas,
etc.), ya que no podemos olvidar que, durante los tres primeros siglos de la Era Cristiana, los
cristianos eran una secta prohibida y perseguida en el medio religioso de la Antigüedad (Cfr.
Minucio Félix, Octavius,IX, 6).
Por eso también, en los primeros tiempos del Cristianismo, especialmente en Roma, los
seguidores de la nueva religión no veían a la música con buenos ojos, porque ella perpetuaba el
paganismo romano que le había dado el sentido hedonista (doctrina que considera el placer
como el fin de la vida) de exaltar el goce de los sentidos y los placeres de la vida. Por lo cual, los
instrumentos estaban prohibidos en los servicios divinos.
En algunas poblaciones orientales ocasionalmente, se solían acompañar los cantos religiosos con
la Kithara (Cítara, instrumento de cuerdas de origen griego que para tocarlo se colgaba en el
hombro con el auxilio de una cinta; solía tener entre siete y doce cuerdas las cuales se tocaban
pulsándolas con un plektron o pajuela. Dicho instrumento, estaba relacionado con la práctica
poética de la Kitharodia. Más tarde, fue sustituido por la Lira) pero siempre se obviaron los
Instrumentos Orgiásticos tradicionales, tales como el Aulos.
Sin embargo, por las Epístolas del Apóstol Pablo (Cor.14.8; Ef.5.18), sabemos que los cristianos
cantaban por igual dentro de algunas Iglesias HIMNOS litúrgicos (Himnodia) y CÁNTICOS
espirituales de carácter popular acompañados de la flauta y en ocasiones, danzados al estilo de las
ceremonias paganas grecorromanas y egipcias. Para evitar los abusos y usos inadecuados hacia
fines del Siglo III, los Doctores de la Iglesia proscribieron el uso de instrumentos paganos y solo
se permitió el Canto sin acompañamiento (Himno de Oxirincos, Egipto, siglo III). Aunque los
primeros Padres de la Iglesia Católica (Efrén de Nibisín, Atanasio, Basilio de Cesárea, Gregorio
de Nisa, Juan Crisóstomo, Ambrosio de Milán, Jerónimo, Agustín) se interesaron en estudiar los
Problemas de la Teoría y la Ciencia de la Música, los Musicógrafos de la Edad Media procedían
como si no conocieran la existencia del arte musical fuera de la Iglesia. Esta práctica incidió en
que por contraste, la música gozara de la enorme ventaja de verse admitida en el Culto Oficial y
en las celebraciones de la Iglesia, papel que se negaba a otras artes.
Las principales formas musicales cultivadas por la liturgia cristiana en sus inicios
La liturgia (leitos ó latos: público; y ergon: trabajo ó función) cristiana comprende los actos o
funciones públicas rituales religiosas. Para los cristianos griegos es sinónimo de Eucaristía; para
los cristianos romanos abarca todos los actos del culto religioso. En estos actos se utilizaron
desde los primitivos tiempos del Cristianismo, tres formas importantes de música religiosa; como
lo hemos señalado antes, estas fueron:
El canto de los SALMOS (o Salmodia, llamada de esta manera por consistir en cánticos
acompañados por la cítara o la lira pulsada o Psallein) y de los HIMNOS (Himnodia), además
de la entonación de CÁNTICOS, legados a la nueva religión por el mundo hebreo. Como hemos
señalado, el apóstol San Pablo hace referencia a los Salmos, Himnos y Cánticos en conexión con
la vida cotidiana de los cristianos (Ef. 5,19; Col. 3,16).
El canto de los Salmos en un principio, era practicado por todos los creyentes incluidas las
mujeres y los niños, pero pronto se restringió la participación femenina en el canto de los
rituales durante las ceremonias. El pontífice San Ponciano (pontificado de 230-5), dispone la
organización, distribución y el Canto de los Salmos en la liturgia, además de la recitación del
Confiteor Deo y el establecimiento oficial del saludo: Dominus Vobiscum entre los cristianos.
SALMODIA. Como dijimos, el culto religioso de los primeros cristianos giraba en torno a la
Didaché, a la Homilía o comentarios de la palabra además de exhortaciones morales, y a la
Salmodia o Canto de los Salmos. La recitación semicantada de los Salmos se origina, como
sabemos, en el antiguo culto judío, donde se hacía de manera Antifonal (entre dos coros) y luego,
Responsorial (solista y coro).
Cada Salmo, consta de Versículos con número variable de sílabas y se canta dentro de un mismo
tono determinado y atendiendo a un patrón o fórmula que suele contener las siguientes partes:
Initium o giro introductorio; Tenor (Tuba o Repercussio) varía el número de notas según el
número de sílabas; las partes están separadas por una ligera flexión melódica: Flexa o Mediatio,
que también aparecía en el Initium y al final Terminatio o Finalis de cada versículo.
Las letras de los SALMOS se toman directamente, de los textos del Libro N° 29 de la Biblia o
Torá y en las primeras Órdenes o Reglas Monacales su entonación y canto fueron confiados a un
SOLISTA (más tarde llamado Chantre o Cantor, dignidad que se confería en los templos
principales; quienes debían vestir con Capa e indumentaria especial para cumplir sus funciones).
También se entonan otros cantos al estilo de la Salmodia, cuyos textos se extraen de partes líricas
de los Testamentos; estos eran:
HIMNODIA o canto de los Himnos, con este término se designa generalmente, a trozos
destinados primitivamente al canto de los feligreses y más tarde, reservados a la Schola
Cantorum, fueron concebidos en estrofas con metros sencillos (yambo) y adaptación
esencialmente silábica del texto a las melodías correspondientes; los himnógrafos más destacados
pertenecían a la iglesia en Oriente; ellos fueron, San Telésforo, obispo griego y mártir, quien fue
elegido y ejerció el pontificado entre 125 y 136, compuso el himno Gloria in Excesis Deo, que
posteriormente, se integraría a la liturgia de la Misa como una de sus partes comunes; San
Clemente de Alejandría (¿150-216?) y San Efrén de Siria (c.306-373), llamado La Lira del
Espíritu Santo, por la belleza y profundidad de sus poesías e himnos, entre los cuales destaca el
Himno en contra las ideas de Bar Daisan (c.154-222) quien había tratado de difundir el
gnosticismo y el ocultismo mezclados con el cristianismo y cuyos seguidores, en tiempo de
Efrén, continuaban propagando.
CÁNTICA o práctica de entonación de los Cánticos, melodías de contenido religioso, populares
y sencillas que se interpolan en las ceremonias y permiten la incorporación y participación de
todos los fieles, en el ritual y la liturgia.
RESPONSORIALES Y RESPONSORIOS. Más tarde, intervinieron los FIELES respondiendo
también al Solista con frases muy simples, fórmulas muy breves o puntuaciones (Amén) y
alternando con el Oficiante o el Chantre en determinadas ocasiones. Este Canto con Respuestas
del Coro recibió el nombre de SALMODIA RESPONSORIAL, o Salmos Responsoriales y
Responsorios. Los principales Salmos Responsoriales son el Alleluia (derivados del Hallel
judío, aclamación coral de Alabanza a Dios, o canto melismático adornado con largas
vocalizaciones y melismas, con variadas fórmulas exclamativas de júbilo hebreo usado, al igual
que el Amén, en las Sinagogas) el Gradual y el Tracto, en el Ritual de la Misa, y los
Responsorios en el Ritual del Officium.
GRADUALES Cuando se comenzaron a realizar las ceremonias litúrgicas en templos, al entonar
el Cántico, el Salmista o Chantre, se ubicaba en un sitio elevado en las gradas del Ambón
(espacioso púlpito ubicado a ambos lados del Altar). El hecho de cantar desde las Gradas
(Gradus) que conducían hasta el Altar, hizo denominar a esta modalidad: Cánticos
Responsoriales de Gradas o GRADUALIA (Graduales), los cuales se convirtieron en una parte
muy importante del Oficio Divino ya que preceden la proclamación del Evangelio o de las
Epístolas y están seguidos del Alleluia.
En los Oficios de Difuntos, se entona un Canto que sustituye al Alleluia y recibe el nombre de
TRACTUS (Tracto)
ANTÍFONAS Posteriormente, a partir de su introducción en la Liturgia Occidental por parte de
San Ambrosio, se hizo frecuente el Canto Alternado entre DOS COROS, el cual recibió el
nombre de CANTO ANTIFONA, y fue aceptado y autorizado por el papa Dámaso I (pontificado
366-384).
Desde el Siglo II, todas estas formas se cantaban aplicando tres de los Modos de la citarodia
grecorromana que pasaron a ser los más usuales entre la nueva religión. Estos Modos fueron los
tres favoritos del Sistema Diatónico Clásico, es decir, el Modo Dórico (de Mi), el Yastio o
Hipofrigio (de Sol) y el Eolio o Hipodórico (de La).
Los otros Modos, el Frigio o Modo Aulético que se relacionaba con el culto a Dionisos (Baco) y
el Modo Lidio, que tenía connotación sensual o frívola, fueron desechados por el culto cristiano.
Vale la pena recordar que, es precisamente, durante el siglo II y comienzos del III, cuando se
empieza a manifestar un Arte Cristiano propiamente dicho, con representaciones de escenas
evangélicas y de símbolos tales como el ancla y en especial, el pez ya que la palabra griega
ichthys, pez, contiene las iniciales de Iesous Christos, theou uiós, frase que se traduce:
Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador.
OTRAS INFLUENCIAS
A fines del Siglo V (Temprana Edad Media), en el año 476, el pueblo germánico (uno de los
pueblos genéricamente llamados Bárbaros, que tenían ya tres siglos, desde el S. II coexistiendo
con el Imperio Romano, en ocasiones como invasores y en otras como aliados) de los hérulos
comandados por su Rey Odoacro (m. 493; hijo de un ministro de Atila), destronan al último
emperador romano Rómulo Augústulo e INVADEN LA PENINSULA ANTE EL DECADENTE
IMPERIO. Cabe recordar que el Imperio Romano de Occidente tuvo como primer Emperador a
uno de los hijos de Teodosio I, Flavio Honorio (395-423) y se prolongó hasta la caída de Rómulo
Augústulo.
A la caída del Imperio Romano de Occidente (476), la tradición musical greco-romana se
mantuvo en el seno de la recién fundada Iglesia Cristiana, cuya sede principal se había
establecido en Roma, y de sus comunidades monásticas.
Europa sufre estas sucesivas invasiones de Germanos, Hunos, Alanos, Vándalos, Suevos,
Burgundios, Ostrogodos, Visigodos y más tarde los Árabes, las cuales se producirán a lo largo de
cinco siglos y se integrarán parte de los usos y costumbres de los invasores a los pueblos
dominados, principalmente en la casi totalidad del territorio de la Península Ibérica. Entre el siglo
III y el V, surgen y son acogidas algunas herejías como el arrianismo que será oficial para los
germanos y visigodos hasta la conversión de Recaredo I en 589, este rey visigodo de España de
586 a 601, convocó el III Concilio de Toledo, el cual prohibió los cantos profanos y danzas que
eran usuales dentro de las iglesias; y otras como, el pelagianismo y el nestorianismo. No
obstante, y con algunas excepciones, los reyes godos respetan en Italia (del 493 al 552) los
residuos musicales de la cultura clásica grecorromana consistente en la música para Cítara y
Lira y las canciones acompañadas con ellas en los banquetes profanos. De allí que la música de
los primitivos cristianos fuera esencialmente, vocálica ya que el acompañamiento instrumental,
como vimos, estaba asociado a usos y costumbres no acordes con el espíritu austero de la nueva
religión. La condenación de los espectáculos teatrales y circenses por parte de la religión cristiana
encuentra apoyo en los reyes visigóticos. Teodorico el Grande (¿454-526), rey de los ostrogodos
o godos del Este, pueblo germánico que invade Italia; intenta sin éxito reconstituir el Imperio de
Occidente y funda una monarquía que será destruida por Justiniano en 552; destierra de su
palacio los instrumentos, incluso el órgano hidráulico (Hydraulis), las composiciones corales y el
virtuosismo instrumental, las juglaresas cantoras y demás residuos del viejo imperio. Los
germanos aportaron varios instrumentos musicales, en especial, cuernos dorados o krumphorn y
lures de bronce o loures, así como las flautas de huesos y clarines para usos ceremoniales y
rituales.
Comienza aquí en el siglo V, la Historia de la Música Medieval Europea u Occidental y se
extenderá hasta las proximidades del siglo XV. Grecia y Roma configuraron unos esquemas
culturales y mentales que influyeron definitivamente, en la futura manera de pensar y hacer de los
pueblos del viejo Continente, que al llegar a la Edad Media adquieren homogeneidad y se
convierten en el germen del nuevo ideario occidental.
Nota: El Emperador Constantino trasladó la capital del Imperio a Constantinopla en 330. Con
la división del Imperio por Teodosio I en 395, se establece el Imperio Romano de Oriente, que
tiene como primer emperador a Arcadio (395-408), primogénito de Teodosio I y dura hasta el
siglo XV, con la Caída de Constantinopla en manos de Muhamad II, el 29 de mayo de 1453,
quien vence a Constantino XI, el cual murió defendiendo la ciudad.
La Schola Cantorum
La conformación de la llamada Schola Cantorum, primera escuela de cantores litúrgicos, había
sido iniciada ya en el Concilio de Laodicea (Siria, Asia Menor) en el año 350, para proteger a los
cantores legales contra los abusos de usurpadores indeseables que adulteraban los usos
litúrgicos.
Su consolidación definitiva tiene lugar en el año 390 cuando el Concilio de Cartago fija las
normas para el Oficio de Chantre o Cantor.
La Schola Cantorum, es una organización concebida como un grupo de músicos expertos
cantores y jóvenes aprendices que preparan, componen e interpretan los cantos sagrados para
las Basílicas, Catedrales e Iglesias mayores; se dedican a rescatar, retomar y estudiar las
composiciones más antiguas para recomponerlas y además, amplían el repertorio con nuevas
obras.
La Schola constaba regularmente de siete (7) cantores, tres de los cuales se desempeñaban
también como solistas. Al cuarto cantor o cantor secundario, se le solía llamar Archiparafonista
o archi-cantante secundario; y los restantes tres cantores eran los Parafonistas o cantantes
secundarios. Se empleaba también voces infantiles de las Escolanías para las octavas paralelas.
Este modelo de agrupación se aplicó en casi toda Europa y de manera especial en Metz, St. Gall y
Tours.
Más tarde, en el Siglo VII, el Papa Gregorio I, le aseguró su perpetuación a la Schola Cantorum,
destinándole dos edificios cerca de la Basílica de San Juan de Letrán. En uno de ellos se alojaban
los Cantores y el Clero de la Iglesia Papal; y en el otro, funcionaba un Orfanato u Hospital
(Schola Cantorum, quæ pridem orphanotrophium vocabatur, A.W.Ambros, Geschichte der
Musik II, 13) donde se educaba y entrenaba a los futuros coristas, es decir, donde se formaban las
Escolanías.
El Canto Llano y la Música Litúrgica Cristiana
Cuando el Emperador Constantino traslada la capital del Imperio a Constantinopla (330), ya
Roma había comenzado a perder prestigio. A partir del año 522, queda reducida a mera capital
de provincia del Imperio Bizantino y como consecuencia el movimiento intelectual y espiritual
romano experimenta un descenso de nivel para ser simple ciudad receptora de los movimientos
culturales del este. Sin embargo, desde el siglo IV, con el fortalecimiento y rápida expansión del
cristianismo se desarrollaron varios arzobispados y conventos, que acumularon prestigio e
importancia en forma relativamente, independientes de Roma.
Los Papas o mejor dicho, los Obispos de Roma, de los siglos IV, V, aportaron mucho a la
organización y sistematización de la música litúrgica y del Canto Llano: cantinelas litúrgicas de
diverso tipo de origen paleocristiano, una manera de cantar con voces iguales, ritmo lento,
uniforme y una melodía de extensión limitada, sin la inclusión de lirismos personales por parte
de los intérpretes, derivada de la mezcla entre las tradiciones griegas, sirias, romanas y los usos
y costumbres religiosas judías; especialmente, Dámaso I (¿304?-384), nacido en Guimarães,
Portugal, sucesor Liberio en el 366 y a quien se debe también la introducción del tradicional
canto judío del ALLELUIA aún fuera del Tiempo Pascual, en especial los Domingos; León I
Magno (de 440 a 461, quien logra negociar la retirada de Atila en 452); Gelasio I; Símaco (de
498-526); y los papas a partir del siglo VI, Bonifacio II (Papa de 530 a 532) Juan II (Papa de
533 a 535); y Juan III (Papa de 561-574). Esta forma de hacer música, ignora la atracción
ejercida por la Tónica sobre los demás grados de la gama. Emplea Escalas Modales donde las
notas permanecen independientes, estando ordenadas y no subordinadas a una fuerza atractiva
central. Por eso proyecta no sólo una impresión de grandeza sino simultáneamente, una sensación
de dulzura, de manera especial, en las cadencias. Nobleza del lenguaje, igualdad del canto
unisónico y otras características que logran producir una maravillosa sensación de serenidad.
Es importante señalar y dejar claro que la Notación Cuadrada para el Canto Gregoriano o
notación romana, sólo se desarrolló a finales del siglo XI e inicios del XII, tomando como punto
de partida los primitivos neumas (punctum, virga, podatus o pes, clivis o flexa, scandicus,
climacus, torculus y porrectus) o indicadores no de alturas de tono sino de direcciones, utilizados
en el norte de Francia y Aquitania.
La Reforma Gregoriana del Siglo VII
En el siglo IV, San Siricio I (pontífice 384-399) se hizo llamar Papa (del griego, Padre) y a
partir del siglo VII, Bonifacio III, quien ejerció el Pontificado desde el 19.II.607 y murió el 12.
XI.607, Estableció que el único obispo universal fuese el de Roma, por lo tanto: el Papa. A
partir de entonces, se difunde y acepta el concepto de papado universal, como Petri Apostoli
Potestatem Accipens (Cfr. Jean Comby, Pour lire l’ Histoire de l’Eglise, Vol. 1, pág.106).
Sin embargo, la proliferación de usos, costumbres y tradiciones de variados orígenes exigía la
necesidad de una unificación en el ritual y la liturgia y el Obispo de Roma, ahora Papa en su
carácter de Pontifex Maximus y cabeza visible de la iglesia, reclamaba la conducción de la nueva
religión. Así, Roma con la autoridad papal, se aferra a las tradiciones propias y establece el
predominio del Rito Romano.
En el siglo VI (definitivamente será en 1054. Cfr. Pág.81), a pesar del esfuerzo de los
emperadores por mantener la unidad dogmática y política, el Oriente se independiza del
Occidente.
A fines de ese mismo siglo VI, en el 589, el Concilio de Toledo prohíbe una vez más, todos los
cantos profanos y danzas que eran usuales, como hemos dicho, dentro de las iglesias ya que, con
la invasión de los Bárbaros y la extensión y difusión del Cristianismo, la proliferación y
características variadas de las obras de valor religioso y musical dentro de la Primitiva Iglesia, en
la cual encontramos mezcladas las tradiciones sirias, griegas, latinas, gálicas, hispanas y ahora,
elementos visigóticos adquirió proporciones preocupantes.
Varios pontífices mostraron su interés en la búsqueda de solución a tan grave situación; y en
especial el Papa Gregorio I, Magno, el cuarto grande entre los padres latinos de la Iglesia;
nacido hacia el 540; en el 570 fue nombrado Præfectus Urbis de Roma y elevado al Papado en
590, hasta su muerte en 604. Con su revisión pastoral se abrió al mundo germánico, fomentó el
rezo y canto del Officium y, en aras de preservar la unidad de la Iglesia, estableció una importante
Reforma para la unificación del culto, la liturgia y el canto.
Hasta el siglo VII, como acabamos de señalar, había diferentes Modalidades de Liturgias y
formas de Cantar dentro de la Religión Cristiana (romana; milanesa o ambrosiana; española,
mozárabe o visigótica; litúrgias galicanas; irlando-británica o céltica; bizantina; siriaca
oriental y siriaca occidental; copta o egipcia; etc.).
La organización sistemática de la música litúrgica debe haber ocurrido en tiempos de Gregorio I
y se prolongó durante los siglos siguientes a su pontificado. Según el musicólogo y compositor
belga del siglo XIX, François Gevaert (F.A.Gevaert: El Origen del Canto Litúrgico, 1890), esta
transformación definitiva se completa con la acción posterior de los papas Gregorio II (715-731)
y Gregorio III (731-741). Para la llamada Reforma Gregoriana, que dará su nombre al Canto
Gregoriano, tradicionalmente, se ha tomado el año 590 como fecha definitiva dentro del proceso
de consolidación de las melodías gregorianas. Esta manera de cantar se extiende por toda la
cristiandad occidental, predomina durante el románico y llega a España en el siglo XI. Los cantos
de las dos formas del Oficio Divino Católico (El Monástico y el Catedralicio) se ordenan
entonces, y se recopilan, según el Año Eclesiástico, en dos (2) libros, a saber:
El Graduale Romanum el cual contiene los cantos que cambian en cada Misa según el
Calendario Litúrgico (Propium): Introitus, Graduale, Alleluia, Tractus (en Cuaresma y
Réquiem), Secuencia (Fiestas y Réquiem), Offertorium y Comunio; y también, los cantos para las
partes fijas (Ordinarium): Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus con Benedictus, Agnus Dei; luego el
Réquiem y otros. Y el Antiphonale Romanum en el cual se encuentran los cantos para el
Officium de cada día: Laudes, Primas, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas, Completas. Y un libro
adicional para los cantos nocturnos: Maitines o Liber Responsoriale.
De acuerdo con la extensión misma de las melodías gregorianas se emplea el Tetragrama (pauta
de 4 líneas) para escribir las notas o Neumas, los cuales a partir de formas primitivas, se
desarrollaron en la Edad Media hasta convertirse en las formas cuadradas (punctum quadratum) y
romboidales (punctum inclinatum), que aún conocemos. Se utilizan también, Neumas para dos
notas: Pes seu Podatus; para tres notas: Porrectus, Scandicus, Salicus, Torculus y Climacus; y
para cuatro o más notas: Porrectus flexus, Pes subbipunctis, Torculus resupinus y Climacus
resupinus. Además, existen otros Neumas: Epiphonus, Pressus, Ancus y Quilisma, los cuales no
se refieren a la altura del sonido, sino al modo de ejecución de los mismos.
Se emplean en el Gregoriano, Dos (2) claves, la de Ut o Do y la de Fa, las cuales pueden ser
colocadas en diferentes posiciones dentro del Tetragrama.
La Reforma Gregoriana convierte pues a Roma en el CENTRO INDISCUTIBLE del
desenvolvimiento de la Música Eclesiástica y de la Música en general. Llevados los elementos
orientales a occidente, Roma los examinó, seleccionó con todo cuidado lo que consideró más
conveniente y cualitativamente mejor y tras remodelar, pulir, fusionar y mezclarlos con los
materiales existentes tanto en Roma como en Milán y la Galia, creó algo nuevo que venía a
convertirse en el Vínculo Universal tan requerido para reunificar la fracturada unidad; surge así:
El Canto Gregoriano, que como hemos visto, proviene de una mezcla y síntesis de cantos
litúrgicos judíos y melodías rituales cristianas de Egipto, Siria y diferentes partes de Europa,
influyen en su formación:
1. El Canto Llano Milanés o Ambrosiano.
2. El Canto Llano Mozárabe o Visigótico, impulsado por San Isidoro de Sevilla
(c.560-636), arzobispo de dicha Diócesis, interpretado por los cristianos que
vivían en España y Portugal bajo el dominio árabe en la Edad Media. Quien a
finales del siglo VI, ya definía como Simphonía (consonancia) a la música
armónica con sonidos simultáneos graves y agudos con distancias interválicas de
octava, cuarta y quinta; los demás sonidos constituían Diaphonías (disonancias)
o sea, eran discordes o no consonantes.
3. El Canto Llano Galicano o Francés, promovido por San Hilario (c.315-367)
obispo de Poitiers.
4. El Canto Llano Beneventano, cultivado al sur de Italia, en la región de
Benevento y
5. El Canto Llano Romano.
El Repertorio que se canta, en el Gregoriano consiste en piezas extraídas de las Sagradas
Escrituras, en especial, del Libro de los Salmos y composiciones eclesiásticas utilizadas desde la
antigüedad cristiana. Se le suele conocer como: La palabra de Dios cantada. Lo cantan los
sacerdotes, el pueblo, los ministros, acólitos, lectores, diáconos y los Solistas-Cantores
(Chantres) formados para esta disciplina de los cantos litúrgicos y reunidos en la Schola
Cantorum.
Esta Nueva Cultura Musical fue llevada por la fuerza misionera integrada por las órdenes y reglas
monásticas de la Iglesia, en especial la Orden Benedictina que había sido fundada por San Benito
de Nursia (¿480?-547) en 529, a través de la Galia, Britania, la Península Ibérica, Lombardia y
los Alpes hasta la Europa Central. Así fueron surgiendo los nuevos Arzobispados como el de
Canterbury; poco después el monje irlandés Gallus o San Galo (553-646), fundó entre los Alpes
y el Lago de Constanza (Suiza) la ermita y luego Abadía de Saint-Gall (614) o Sankt Gallen, la
cual se constituyó en uno de los centros culturales más importantes durante la Edad Media; y más
tarde hacia el siglo VIII, el monje británico Winfrid (680-754) conocido como San Bonifacio
(quien en representación del papa Esteban II, consagró rey a Pipino El Breve, se convirtió en
Apóstol de los Germanos y luego murió martirizado por los frisones en los Países Bajos),
reorganiza la iglesia franca, funda ayudado por Pipino y Carlomagno, varios obispados, abadías
y el Arzobispado de Maguncia (747). El siglo VII señala además, el comienzo de una Teoría y
Ciencia Medievales de la Música, cuyo basamento gira alrededor de la Iglesia Católica y del
Pontificado Romano.
San Isidoro de Sevilla quien como vimos, ejerció gran autoridad y supo exigir y hacer cumplir
los acuerdos del IV Concilio de Toledo (633), presidido por él y en el cual se concedía especial
importancia a la interpretación de los Himnos en el culto, como signos que no debían nunca
omitirse en los servicios y ceremonias de la Iglesia. No vaciló en afirmar: ...Tam turpe est nescire
musicam, quam nescire litteras (Etymol. Cap.14). El nos aporta además, importantes datos acerca
de los instrumentos populares y tradicionales heredados desde el imperio romano, en la música de
los siglos VI y VII, menciona y enumeras entre ellos:
Acitabulum, instrumento de percusión en forma de copa; Bucina, tipo de corneta parecido al
trombón; Tuba, trompeta de largo tubo. Cithara, Lira; Barbiton, rabel o lira; Calamus, espécie de
flauta de caña; Classicum, trompeta ceremonial de fanfarrias; Cornu, canutillo o tubo; Fides, Lira
clásica; Fidicula, pequeña lira de cuerdas; Fistula, caramillo; Indica, cítara india; Lyra, al
comienzo, caparazón de tortuga en cuyos extremos se sujetaban cuerdas tensas; Organum,
nombre dado a partir de esta época, al instrumento de viento Hydraulis, inventado por Ctesibius;
Psalterium, instrumento parecido a la lira pero de cuerdas percutidas; Pandura, especie de
zampoña con varios tubos de caña de diferentes tamaños sujetos, uno al lado del otro y formando
escala musical; Pectem, arpa de veinte o más cuerdas; Phoenice, cítara fenicia; Sambuca, tipo de
flauta; Sistrum, pandereta de bronce de origen egipcio; Simphonia, pieza cóncava de madera
cuyos sonidos se producían al ser golpeada por pequeños bastoncitos o baquetas de madera;
Tibia, flauta de hueso; Tintinnabulum, pequeña campana; Tympanum, tambor.
EL SIGLO VIII
PIPINO “EL BREVE” Y CARLOMAGNO
Para Europa en general, todas las invasiones ocurridas a partir del siglo V, se tradujeron en un
gran desequilibrio político del cual resultó airoso el reino de los francos. Cabe destacar que en las
Galias, los reyes Francos siempre protegieron a los Citaristas y los llevaron a desarrollar su arte
en los Palacios.
Clodoveo I (481-511), rey de los francos, esposo de Sta. Clotilde, convertido al catolicismo
(496); había sometido y unificado a los bárbaros pero a su muerte, dividió de nuevo el reino entre
sus cuatro hijos. Carlos Martell (¿685-741), quien desde el 719 -al igual que su padre Pipino de
Heristal (c.640-714)-, se desempeñaba como mayordomo y administrador de palacio de los reyes
francos en Austrasia (Metz) y Neustria (Loira, Bretaña, La Mancha y el Mosa), ejerciendo
acciones de gobierno; se impuso a los demás reinos creados también por los bárbaros,
conquistando Borgoña, Aquitania y Provenza. Martell consolida su prestigio con la victoria de
Poitiers (732), sobre los árabes, la cual permitió salvar a la civilización cristiana y al Occidente
de la conquista musulmana que avanzaba amenazante.
Surgen así, en 751, la dinastía y el Imperio Carolingio, a partir de Pipino El Breve (¿715?-768;
hijo de Carlos Martell y padre de Carlomagno) quien sometió la Galia a la influencia Romana, a
fin de garantizar la unidad de su Imperio y promovió en 755, el Poder Temporal del Papado,
concediéndole al Papa Esteban II, los Exarcados de Ravena y Pentápolis (Constantinopla,
Antioquia, Jerusalem, Alejandría en Oriente y Roma en Occidente).
Tanto las actividades de la sociedad, como el ámbito artístico y espiritual fueron dominados
totalmente por el poder prevaleciente de la religión católica romana -que como hemos visto, venía
siendo la Religión del Estado desde el reinado de Teodosio I en el año 380 (Siglo IV)-. Además,
Pipino mantiene la voluntad y el esfuerzo de llevar a cabo la organización de las iglesias galofrancesas
y devolverles su prestigio. El hijo y sucesor de Pipino, Carlomagno (768-814), trabaja
en la misma dirección de su padre y para asegurar la Unidad del imperio carolingio e impedir la
decadencia de la Liturgia en los países de la antigua Galia, en 790, solicita al Papa Adriano I
(772-795) que le envíe dos habilísimos cantores al Norte para la difusión de la Liturgia Romana;
ellos son Romanus y Petrus, dos monjes que se dedican a instruir en el Canto Gregoriano a los
monjes de Soissons, Dijon, Cambrai, Orléans, París, Lyon y otras ciudades. Romanus se
estableció finalmente. en la abadía suiza de Sankt Gallen (St. Gall) y Petrus se radica en Metz.
De ambas escuelas surgieron importantes músicos, maestros y cantores.
Carlomagno introduce e impone los Libros de esta Liturgia en todo el territorio del Imperio
Carolingio, se sustituye pues, la Liturgia Gálica en Francia y se establece la Liturgia Romana
produciéndose en la música un híbrido de los repertorios Galicano y Romano, llamado
Repertorio Litúrgico Franco-Romano. Coronado por el papa San León III (795-816) la noche de
Navidad del 800, Carlomagno reconstituyó el llamado Sacro Imperio Romano de Occidente.
Carlomagno promueve también, los estudios de las Escrituras y de los textos de los Padres de la
Liturgia. Impregnada del espíritu del Antiguo Testamento, esta reforma se inclina hacia el
ritualismo y el juridicismo. Se borra el aspecto comunitario de la oración. Promueve la creación
de muchos talleres de copistas que ofrecen numerosos manuscritos y partituras importantes por
su caligrafía y sus ricas miniaturas. En Aquisgrán, introduce el Órgano como instrumento
principal para las ceremonias y liturgias en varias Iglesias importantes; y allí funda también, la
famosa Escuela Palatina.
El Emperador intenta también, restaurar el latín clásico. Pero, para muchos fieles que no
comprenden el latín, para el observador común y no creyente, la Misa aparece como un
Espectáculo Misterioso y sagrado. En la Eucaristía, el pan natural es sustituido por el pan ázimo
(sin levadura). El Sacerdote celebra la Misa colocándose en dirección al Oriente (que representa
a Cristo) y recita varias oraciones (como el Canon) en voz baja. Además, se multiplican las misas
privadas, es decir, sin asistencia del pueblo. Y la teología vuelve a contar con grandes autores
que se ocupan en las controversias dogmáticas.
A partir del siglo VIII, en lo que respecta a la música, se comenzaron a sustituir el Troparion o
versos sencillos a la manera de canciones, y el Kontakion, o versos de configuración
multiestrófica, por el CANON, fundamentado en los Cántica Cristianos y en las Odas Bíblicas.
Los principales cultores de esta nueva forma de expresión musical fueron ANDREAS DE
CRETA (†740) y JUAN DAMASCENO (¿700-c.750) quien además, aporta algunos adelantos
para la escritura musical; estos Cánones se alternaban con el Canto Llano o Gregoriano.
Afuera, en la calle quedarán mal vistos, proscritos y condenados los cantos e instrumentos
profanos heredados de la antigüedad pagana grecorromana y de los otros pueblos, contra los
cuales la Iglesia lucha con todas sus fuerzas para colocarlos a un lado y restarles importancia…
Junto a los centros de cultura, que eran monasterios y abadías, crecía y vivía el pueblo, el cual
crea su propio lenguaje musical para expresar un muestrario de sentimientos que difícilmente
podían canalizarse a través de la rígida y única vía de manifestación ofrecida por el canto
gregoriano… (Valls, 47).
Recordemos que desde los tiempos de Constantino (313) y en virtud de la libertad de conciencia
a todos los súbditos y el permiso para practicar todos los cultos, garantizados por el Emperador;
la Iglesia, junto con el influjo que progresivamente adquiría, había aceptado la música practicada
por el pueblo campesino (Paganus, habitante del campo) para sus danzas y celebraciones, en
especial, aquella música que tenía relación con hábitos y costumbres como cantos de cosecha,
cantos para el invierno, etc., ya que ellos seguían practicando los ritos que tradicionalmente,
aseguraban la fecundidad de los campos y del ganado. Sin embargo, toda esta MÚSICA
PAGANA no era tomada en cuenta como válida por los primitivos musicógrafos medievales. En
el siglo IX veremos aparecer los primeros nombres de compositores y composiciones musicales
no religiosas.
Carlomagno en el siglo VIII, como señalamos, había introducido en la Catedral de Aquisgrán,
Aache o Aix-la-Chapele, un modelo de órgano aún incipiente y con limitadas posibilidades
técnicas. En el siglo IX, se extiende y propaga el uso del ORGANO como instrumento
acompañante de la Liturgia y de los cantos hímnicos y usos ceremoniales dentro de las Iglesias
Occidentales. Sin embargo, la Capilla Sixtina de Roma mantuvo el canto de sus Oficios A
Capella, es decir, sin acompañamiento instrumental.
Otros avances musicales durante el siglo VIII
Muchos fueron los instrumentos musicales traídos por los musulmanes a través de la Península,
varios conservaron sus características y nombres, otros evolucionaron y se occidentalizaron.
Entre los instrumentos de cuerdas más importantes reseñamos: el Laúd ó Al-úd y otra variante el
Ud qadim; el Rebec o Rabbab, antecesor de la familia de los violines; el Shahrud, Archilaúd o
cítara; el Jank, suerte de arpa; la Quenira, parecida a la cítara y la Guitarra.
Entre los instrumentos de viento destacan: el Zamar, el Carrizo, el Munis, el Zulami o Chirimía,
antecesor del Oboe, la Zocra y la Nura, flautas de diferentes tesituras o registros; y entre los de
viento-metales: el Buq y el Nafir. También trajeron variados instrumentos de percusión tales
como: el Adufe, los Panderos, el Nacara, los Atambores (kus, naqqara, dabdab ó tabl, el almarkab,
y la qasa); los Atabales o Timbales; varios tipos de Castañuelas; sonajas de Azofar y
otros.
El primer emir de Córdoba (756), ABD al-RAMÁN I, conocido como Adderramán I ó Abdur-
Rahman, primer gobernante de la dinastía Omeya (Benu Umeyyas), mandó a traer a su corte al
cantor y ejecutante del Laúd (Úd) Afza. En este tiempo fue muy popular Zyryab, cantor y
ejecutante del Laúd, instrumento al cual modificó agregándole una quinta cuerda y además
introdujo el uso del Plectro de pluma de ala de águila. Destacaron también en la música
peninsular, Ali ibn al-Hamara, compositor y ejecutante del Laúd, al cual le dio su propio diseño;
Bishara al Zamir, flautista de gran prestigio y Abu Zacariyya, teórico, constructor de
de instrumentos, intérprete de Laúd y fabricante de un órgano Urghan. Se polpularizan los ocho
modos usados por los musulmanes, llamados Asabi, de digitación para el Laúd y los cuales
presentaban gran similitud con los modos eclesiáticos griegos. Aparecen en el canto y en la
música para Laúd, el uso de las variaciones o diferencias, estilo que gusta y se arraiga en los
músicos de toda la Península.
Durante el siglo VIII se comienza a sustituir el Troparion (versos sencillos a la manera de
canciones) y el Kontakion (de configuración multiestrófica) por el CANON, fundado en los
cántica y odas bíblicas, y cuyos principales cultores fueron Andreas de Creta (m. 740) y Juan
Damasceno (m. 750); estos Cánones se alternaban con el Canto Llano o Gregoriano.
Durante el Siglo X se lleva a cabo la SISTEMATIZACION EN OCHO (8) TONOS de las
Tonalidades o Modos Eclesiásticos, lo cual se hace atendiendo a las características de Nota Final
(Finalis); Tenor et Flexa (Repercussio); Ámbito (Ambitus o Mediatio). Según los ocho modos
eclesiásticos se distinguen ocho distintas fórmulas melódicas de recitación de los Salmos. Estos
Tonos o Modos fueron denominados:
1. Protus Authentus
2. Protus Plagalis
3. Deuterus Authentus
4. Deuterus Plagalis
5. Tritus Authentus
6. Tritus Plagalis
7. Tetracdus Authentus
8. Tetracdus Plagalis
También se enumeraron en Latín los Octo Toni Psalmorum (Ocho Tonos para los Salmos que
representan diferentes estados de ánimo o sentidos litúrgicos) desde el primero, Primus, hasta el
octavo, Octavus; tonos cuyas características los asemejan a los Ocho Modos de Digitación para
el Laúd, utilizados por los musulmanes en el Siglo IX, denominados ASABI y también guardan
parecido con los antiguos Modos Griegos. Así mismo, se establecieron los: Toni Versiculorum;
Tonus Absolutionum et Benedictionum; Tonus Lectionis: Communis, Solemnes ad limitum, tonos
Antiquus Lectionis; Tonus Lectionis Brevis; Tonus Capituli; Tonus Orationum y Toni
Benedicamus Domino. Además, se definieron los principales elementos de la Salmodia Cristiana
(De Primis Psalmodiæ Elementis) y se exigió a todos los sacerdotes y clérigos la obligatoriedad
de ser versados en el Psalterio y en el arte de cantar los Himnos y Cantos Litúrgicos.
Es durante la primera mitad del siglo X, cuando el teórico musical árabe Al-Farabí presenta su
teoría musical que representó un método conciliatorio entre la filosofía Aristotélica occidental y
la filosofía del Islam.
También en esta época y dentro de la liturgia cristiana, se hace frecuente el uso de la Secuencia
Clásica que se cantaba antes de la proclamación del Evangelio o después del Tractus. En ella se
cantaban dos versículos de extensión diferente sobre la misma melodía y se alternaban dos
semicoros. De la Secuencia Clásica se derivará, más adelante, la Estampida Instrumental dentro
de la música profana.
El Canto Antiguo medieval se iniciará desde la fijación de la Liturgia Cristiana a fines del siglo X
y se prolongará hasta finales del siglo XIII.
En la aparición de las primeras muestras de la música civil o secular participaron unos
personajes que desde nuestra actual perspectiva nos dan una idea de un naciente universo
expresivo, a veces brutal, otras lírico, pero siempre pintoresco y vivaz, dotado de un color, con
frecuencia subido de tono, demostrativo de que un mundo nuevo presionaba para definirse y
para romper unas fórmulas mentales que como un corsé anticuado oprimían, inútilmente, la
fuerza expansiva de un cuerpo social espiritualmente crecido y dispuesto a ensayar vías
expresivas inéditas…(Valls, 48).
Conviene advertir que en el momento histórico considerado (Siglo IX), la evolución musical se
distinguió, más que por su aspecto técnico, por su mutación espiritual o estética.
LOS SIGLOS IX AL XI
EL DESARROLLO DE LA TEORÍA Y LA ESCRITURA MUSICALES
NACIMIENTO DE NUESTRO SISTEMA TONAL
La Teoría y la Escritura musicales en la Civilización Occidental
oído humano.
de
l En la Grecia Clásica (como hemos visto) se había establecido un Sistema de Siete
Sonidos.
l Los Tonos 8, 9, 10 y 11 se desarrollan en la Edad Media.
de tantos siglos, ha formado (condicionado, es más exacto) nuestro oído en este sentido.
Conviene pues, prescindir de los Armónicos al explicar nuestro Sistema Tonal, puesto
que la REALIDAD MUSICAL y la REALIDAD FISICO MATEMATICA se han alejado
una de la otra irremediablemente.
l Me parece seguro afirmar: que el oído humano ha formado el o los Sistemas Musicales y
l La MÍNIMA en la BLANCA
l La SEMIMÍNIMA en la NEGRA
l La FUSA en la CORCHEA…
Llegamos ahora, combinando los elementos melódicos con los rítmicos, a la totalidad de nuestra
escritura musical. La colocación dentro del pentagrama, su duración, su valor rítmico esta fijada
por la figura que le damos a cada nota.
El Pentagrama, el cual contiene 5 notas sobre líneas y 4 notas sobre espacios, se complementó
con líneas adicionales: una Superior y una Inferior, llegando a ONCE SONIDOS. Pero surgía la
dificultad de representar todos los sonidos y octavas agudas y bajas de las voces e instrumentos,
para resolverla se ideó el uso de la CLAVE, indispensable para fijar la altura de todo el
pentagrama y poder leer las notas anotadas dentro y fuera del mismo.
LA CLAVE es igual a la FIJACION DE VALORES ABSOLUTOS. Al principio hubo una Clave
para cada registro o voz. Las más usuales eran las de DO y FA como en el Gregoriano,
posteriormente, se popularizó el uso de la clave de SOL. Como sabemos, en la actualidad, las
más usadas son las Claves de SOL y FA.
Para el canto y la música instrumental han quedado tres claves las cuales frecuentemente (no
exclusivamente), son utilizadas, de la siguiente manera:
l CLAVE DE SOL para las voces e instrumentos más agudos.
Trombón.
l Estampie, canciones bailables de varias partes, llamadas punctus con distintos giros
melódicos en las terminaciones en cada una de sus partes. Cuando la danza tiene menos
de cuatro puncti es conocida como Ductia.
Además de ser los Cantores Populares por excelencia, los Juglares, Trovadores, Troveros y
Segreles, aportaron al desarrollo de la música, la introducción de numerosos instrumentos
musicales considerados paganos y que estaban relegados ante el predominio de la Música
Litúrgica, ceremonial y ritual.
SEGRELES, Eran cantores que no solían ser bien vistos, nobles descalificados (en ocasiones,
bastardos) que hacían su trabajo de poetas y cantores como profesionales, mediante pago o
retribución.
MINNESÄNGER, ó MINISTRILES, Llamados también Ménestreles, Ménétrieres, o
Ministrellos, palabras que en los respectivos idiomas equivalen a profesor o instructor, fueron
músicos contratados que estaban al servicio permanente de algún noble o comunidad y su
trabajo cada día, cobró mayor importancia para las actividades cotidianas en las cortes,
banquetes, fiestas, amoríos y celebraciones. Estos Cantores solían servirse esencialmente, del
repertorio formal del arte caballeresco francés.
A mediados del Siglo XII se inicia la Poesía Alto alemana Media, conocida como Minnesäng,
por el predominio que en ella tenía la temática amorosa (Minne= amor). El arte de los
Minnesänger se extenderá hasta fines del siglo XIV, confundiéndose en su última etapa con el
naciente arte burgués de los Maestros Cantores (Meistersinger) del siglo XV. Entre los más
famosos Minnesänger podemos mencionar a: Dietmar von Aist, Meinholh von Sevelingen,
Enrique VI (hijo de Federico Barbarroja), entre 1150 y 1170; Heinrich von Vedelke, Friedrich
von Hausen y Henrich von Rugge, entre 1170 y 1200; Wolfram von Eschenbach (1170-1220),
cantor inmortalizado luego por Wagner en su ópera Tannhäuser; Walter von der Vogelweide
(1170-1230); en la etapa comprendida entre 1200 y 1230, entre otros, Reinmar von Hagenau,
Hartmann von Aue y Hermann de Turingia.
Todos estos géneros contribuyeron en gran parte a la formación y desarrollo de la renovada
VISIÓN POLIFÓNICA OCCIDENTAL, fenómeno musical característico de finales de la Edad
Media y en especial del RENACIMIENTO.
Como lo señalamos anteriormente, fueron muchos los Instrumentos Musicales que gracias a las
presentaciones de Juglares, Trovadores, Troveros, Segreles y Goliardos, se utilizaron,
popularizaron e incorporaron a la música.
Instrumentos Musicales del Medioevo
Son variados los documentos de la época donde se nombran estos Instrumentos, entre ellos
podemos mencionar: Atambores; Guitarra Morisca; Guitarra Latina (en forma de Lira); Rabé o
Rebec; Vihuela de Péndola (pulsada con plectro o pluma) Canon (salterio de forma triangular)
Medio Canon (pequeño salterio), Rabé Morisco o Rebec Moro; Galipa Francisca o Flauta
pequeña francesa; Tamborete o Tambor de costado; Sonajas o Golpeadores de metal; Dulcema o
Chirimía (especie de primitivo Oboe); Axabela o Flauta transversa; Albogue o Flauta pastoril;
Albogón o flauta grande; Añafil o Trompeta Moruna; Atabales o Timbales; Baldosa o Cítara
(pulsada por un plectro o pluma); y muchos otros.
GOLIARDOS. Desde fines del Siglo IX y durante los siglos X, XI, XII y los comienzos del XIII,
con la fundación de las Universidades; hubo jóvenes teólogos y monjes que se separaban de las
Órdenes y Reglas y salieron a los caminos; aparecían y deambulaban por Francia y de allí hacia
los países vecinos. Esa especie de Clérigos disidentes o Vagabundos Intelectuales (bohemios),
utilizaron un Latín Arcaico para cantar a los placeres al vino y al erotismo parodiando cantos
litúrgicos y sustituyendo los versos del Officium por versos profanos. No se podría afirmar que
no poseían estudios completos pero también se sabe que llevaban una vida alegre, componían
canciones que hoy llamarían alocadas o de protesta, jugaban al azar por dinero y, como afirma
Paul Henry Láng,…eran bebedores sin tasa. Se les llamaba, GOLIARDOS, del latín Gens
Goliae o Gente de Goliath, gigante filisteo del Libro de Samuel, símbolo mismo del Diablo,
según algunos pero según otros, el nombre deriva de Golias, el legendario archipoeta antepasado
de Pantagruel y de Panurgo (Gargantúa y Pantagruel), uno de los famosos personajes del
escritor, médico, humanista, profesor de anatomía y monje benedictino francés del Renacimiento,
Francisco Rabelais (¿1494-1553).
Con el nombre de Archipoetas se conocía a los poetas goliardescos del S. XII. Uno de los más
conocidos es el archipoeta renano de Köln (Colonia Agripina), Rainal von Dassel, autor de una
patética Confessio y posiblemente del famoso poema goliardo: Meum est propositum in taberna
mori.
Los Goliardos en sus parodias de los cantos litúrgicos, sustituían los textos del Officium por
versos profanos.
Por ejemplo: a la famosa Secuencia Mariana del siglo XI que dice
Verbum bonum et suave
personemus illud Ave... (Con palabra dulce y suave
cantaremos esta Salve...)
Se le cambiaba el primer verso así
Vinum bonum et suave...
Así mismo: al Ave Virgo Benedicta... (Bendita Salve Virgen...)
Se le cambiaba por
Alba limpha maledicta.... (Maldita agua clara...)
Es interesante observar que, a pesar de lo profano y secular que fuera la intención de los cantos
populares de estos poetas vagantes o nómadas del Latín Medio, les resultaba muy difícil sino
imposible, alejarse totalmente de la Iglesia.
En muchas de estas composiciones, más que una Burla Grotesca se pretendía crear efectos
cómicos, críticas al orden establecido y parodias satíricas contra los vicios y corrupciones. Esta
era una Tendencia promovida muchas veces, como una derivación de las enseñanzas de algunos
profesores de la Universidad de la Sorbona, quienes presumían de ser continuadores de las
doctrinas críticas racionales del filósofo y teólogo francés Pierre Abailard (o Abelardo, 1079-
1142) y del gran filósofo árabe-español Averroes (o Abu I-Walid Ibn Rusd, 1126-1198) quien
declaraba a la fe libre de toda atadura (Doctrinas del entendimiento agente único, de la
eternidad de la materia, y de la doble verdad) y se rehusaba a aceptar cualquier dogma.
No podemos olvidar que la población estudiantil de la época, estaba constituida como era lógico,
por jóvenes nobles y burgueses provenientes de toda Europa; deseosos de aprender pero también
de vivir su propia independencia no siempre libre de los excesos y extravagancias juveniles.
Es precisamente, en este momento histórico cuando están de moda las famosas canciones y
poesías goliardescas conocidas con el nombre de Carmina Burana, de la poesía alto alemana del
siglo XII, publicadas por Johann Andreas Schmeller (1785-1852) en 1847, canciones escritas en
Latín Monacal y con notación neumática (Colección del Cancionero de estilo goliardo recopilado
en el Monasterio de Benedictbeuren de Baviera; antiguamente conocido como Bura Sancti
Benedicti, fundado en el siglo VIII por San Bonifacio), en las cuales se critican costumbres y
vicios de la sociedad y el clero, y a las cuales no debemos incurrir en el error de generalizar y
confundir, como muchas veces se hace, con el denominativo de Canciones Goliardas las cuales,
eran otra cosa, ya que no todos los autores de estos versos y canciones eran clérigos lascivos;
además, era común que el hombre medieval se tornara hacia lo profano para distraer su tedio y
se mofaba de las autoridades civiles y eclesiásticas, pero sus dardos no apuntaban a la Iglesia
misma, sino a la intransigencia institucional del medioevo frente al desarrollo del pensamiento.
Pronto todas estas influencias se dejaron sentir en la Música Litúrgica, a la cual se incorporaron
los Tropos y Secuencias (clásica, rimada y estrófica) y a partir de los Tropos del Introitus Missæ
(Canto de Entrada de la Misa), se desarrollaron Diálogos Cantados que incorporaron la acción
dramática; surgen así, los Dramas Litúrgicos, los cuales también se representaron fuera de la
liturgia y de las Iglesias.
La Música Reformista
La Música Reformista caracteriza en gran parte, a la producción musical de Alemania, Francia e
Inglaterra durante el período comprendido entre 1517 y 1550. Es indudable que el acontecimiento
intelectual más determinante para acabar o dar por terminada la Edad Media, es la rebelión o
Reforma (1517) iniciada en Alemania por Martín Lutero (1483-1546) en el primer cuarto del
Siglo XVI; ya que ella trajo perturbaciones y cambios, no sólo en la vida religiosa, sino en todos
los órdenes de la vida intelectual, social y también, en el ámbito de la música. Aunque, la
Reforma Musical de la Iglesia Protestante Luterana, como se le llama, no afirma su personalidad
sino hasta finales del Siglo XVI. Entre los reformadores alemanes y centroeuropeos se entendió
que la música tenía una gran importancia para los actos religiosos de la nueva Iglesia; así y con la
intención de crear un sentimiento comunitario entre los fieles, los protestantes tendieron hacia
una música coral, no polifónica y de texto en lengua vulgar que podía ser cantada por todo el
pueblo.
La Iglesia Luterana Alemana promueve esta nueva música para su nueva liturgia; Lutero, buen
músico, se asesora con varios compositores amigos y procede elaborar su Geystlich
Gesangbüchleyn, una Exercitatio como suplemento de la Misa Alemana, con un gregoriano
germanizado; además, adopta el Coral, como Himno característico para sustituir las partes
litúrgicas utilizadas por la Iglesia Católica por Canciones Sacras de contenido semejante y con la
multitudinaria participación de los fieles.
En tal sentido, la Cantata (conocidas al principio como Arias, Motetes, Conciertos Espirituales o
Symphonie Sacrae) y el Coral se transformaron en los elementos principales de los Servicios
Religiosos Luteranos. Se destacan como compositores Reformistas: Konrad Rupff, Johann
Walther (1494-1570), quien es el autor de la primera Pasión en lengua alemana (1530); Lucas
Osiander (1534-1604), autor de Fünftzig geistliche Lieder und Psalmen en 1586; Hans Sachs
(1494-1576); maestro zapatero, cantor, poeta y compositor de Salve ich grüsz dich schöne;
Kaspar Othmayr (1515-1553); clérigo y músico, autor de numerosos Motetes, Himnos, Corales y
piezas como Von Himmel hoch; Balthasar Resinarius (c.1480-1546), compositor de Nun komm
der heiden heiland; Leonhard Lechner (c.1550-1606) compositor de canciones sacras y profanas
para 3 y 5 voces, motetes, salmos y el motete par la boda del Elector de Sajonia Johann Georg I;
Seth Calvisius (1594-1615), compositor de corales, motetes e himnos, y por supuesto, Heinrich
Schütz (1585-1672), y muchos otros.
La Escuela Inglesa. La Reforma Anglicana (1534) propuesta por Enrique VIII rey de Inglaterra
entre 1509 y 1547, quien no solo reclutó y contrató a excelentes músicos para su Capilla Real,
sino que él mismo se destacó como compositor de numerosas piezas. Al serle negado por el
Papado romano el divorcio con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos españoles;
ordenó la separación de la iglesia anglicana, la cual fue preconizada por el arzobispo Thomas
Cranmer (1489-1556); el rey además, estimuló el desarrollo progresivo de un repertorio litúrgico
con características propias para su iglesia.
En un comienzo, predomina en Inglaterra la Música Sacra que se cultivaba en la Chapel Royal,
hasta la segunda mitad del Siglo XVI, cuando se incrementa la música profana, es esta, la gran
época de esplendor del Madrigal Inglés, situada entre 1590 y 1620. Se publican noventa y dos
colecciones de madrigales y además, surge una importante escuela de composiciones
instrumentales para Virginal y para Laúd.
Los Compositores Reformistas (Anglicanos) Ingleses más destacados fueron John Taverner
(1495-1545), Christopher Tye (1500-1585), Thomas Tallis (1505-1585), William Byrd (1543-
1623), Thomas Morley (1557-1602), los hermanos Gibbons, en especial Orlando (1583-1625),
John Dowland (1563-1626) destacado como intérprete del Laúd y autor de la colección Songes
or Ayres; Thomas Weelkes (1575?-1623) y John Wilbye (1574-1638), entre otros.
Opera
La Escuela Francesa.. También en Francia se dejará sentir la presencia de un doble repertorio en
la música religiosa, por una parte el repertorio católico romano y por la otra, el repertorio de la
Reforma Calvinista (Juan Calvino, 1509-1564), la cual abarcó Suiza y Francia y tuvo como
exponentes musicales entre otros, a Clément Marot (1496-1544), Claude Goudimel (1510-1572)
con su versión francesa de los Salmos, Pierre Attaignant (m. 1552), quien además se destacó
como editor de muchos libros de música muy importantes desde 1525 hasta su muerte; y Clément
Jannequin (1485-1560), autor de numerosas composiciones entre las cuales destacan: misas, La
Bataille, L’ Aveugle Dieu, Le Chant des Oiseaux, los motetes Congregati sunt, Proverbes de
Salomon, Psaumes de David, entre otras obras. Es importante recordar que también en Francia
tiene especial relevancia el cultivo y desarrollo de la Chanson (p.e: Les Tisseuses de Soie; L’
Amour de moy; Carillon de Vendôme; Mignonne allons voir si la rose; Le Premier Jour de May)
que se convertirá en la forma de madrigal francés.
El Barroco Pleno
Este período ubicado, como hemos señalado, entre 1630 ó 40 y 1680 ó 90, se caracteriza por el
gran auge de la Ópera, el Oratorio y la Cantata y la aparición de la ópera en Francia. Coincide
este período con la llegada a Francia del violinista, director y compositor Jean-Baptiste Lully
(1632-1687), originario de Florencia y luego, a partir de 1646, radicado en Francia, al servicio de
Mademoiselle de Montpensier, La Grande Mademoiselle prima del rey, para dirigir la orquesta de
cuerdas de la señora. En 1652, pasó al servicio del joven rey Luis XIV, quien apenas contaba 14
años y fue uno de los catorce integrantes de la orquesta-ballet Les Violons du Roy.
La Opera Francesa
En la magnífica corte francesa, la ópera comienza a desarrollarse un poco más tarde; Luis XIII y
su hijo Luis XIV fueron grandes aficionados a la música. En 1642, a la muerte del cardenal
Richelieu (1585-1642), asume el cargo de Primer Ministro de Luis XIII el cardenal de origen
italiano Julio Mazarino (1602-1661), quien había sido recomendado por Richelieu para que le
sustituyera. En 1646, Mazarino invita a París al romano Luigi Rossi (1598-153) para que termine
su ópera Orfeo; y en 1660 encarga a Pietro Francesco Cavalli (1602-76), para que estrene su
ópera Serse (Jerjes) en el matrimonio de Luis XIV; y presente sus óperas en Francia.
Las óperas del veneciano constituyen un suceso en París, sin embargo, la ópera francesa
representada en ese momento por Robert Cambert (1628-77) autor de la música de la ópera en
cinco actos Pomone, con libretos de su asociado, el abad poeta Pierre Perrin, en franca hostilidad
con la corriente italiana, dará más realce a la acción que al sentimiento, no se abandona a las
fluctuaciones emocionales del drama y pondrá énfasis en la incorporación predominante de la
danza y el ballet. Antes de morir en 1661, el Cardenal Mazarino produce la naturalización
francesa de Jean-Baptiste Lully quien permanecía en Francia desde 1646, y su posterior
nombramiento como Maestro de Música de la Chapel Royal y compositor de la música de
cámara del rey. Desde entonces, Lully brillará como árbitro del acontecer musical en Francia. Al
año siguiente (1662), es nombrado Maestro de Música de la Familia Real.
Diez años más tarde, en 1671 y con permiso real se constituye la Académie Royale de Musique u
Ópera Nacional; su estreno se hace el 3 de marzo del mismo año con la ópera Pomone del
organista de la Iglesia de Saint-Honoré, Robert Cambert. Desde el comienzo de su reinado en
1661, Luis XIV de Francia había mostrado una gran predilección y gusto por la danza y el ballet;
de hecho, él mismo, era buen bailarín. Para estos fines Jean-Baptiste Lully, quien conocía bien y
practicaba la danza, contó con los servicios del destacado maestro de ballet Pierre Beauchamp
(1636-1705), el cual es contratado en 1650 y designado como Superintendente del Ballet Real;
cargo que ocupó en la Academia Real de Danza hasta la muerte de Lully en 1687.
Para lograr un ambiente más adecuado y resaltar la importancia de la danza, se contratan también,
los servicios del decorador y escenógrafo italiano Giacomo Torelli.
Es importante recordar que ya desde el año 1588, se conocían en Francia, los principios artísticos
para el movimiento y colocación de las piernas y los pies en las distintas danzas de corte más
usuales. Estos fueron expuestos en la obra Orchesographie, del tratadista Thornot Arbeau
(n.1519). De esta base de principios técnicos y casi un siglo más tarde, partió Pierre Beauchamp
para formular las posiciones de la danza clásica e inclusive, se suele afirmar que fue él quien
además, introdujo los Tours en l´air del ballet.
En 1672, Lully sustituye a Robert Cambert y a su libretista Pierre Perrin en la dirección y
administración de la Académie Royale de Musique. Lully presenta su primera ópera Cadmus et
Hermione en 1673; a partir de esta fecha, obtiene un permiso real para ejercer el monopolio de la
producción de óperas. Logra imponerse como el primer clásico de la ópera francesa con una
buena cantidad de obras, entre ellas: Alceste, Thésée, Atys, Isis, Psyché, Amadis de Gaule y
Achille et Polyxène (1687).
Con libretos escritos por Jean Baptiste Poquelin Molière (1622-1673) desde 1664, Thomas
Corneille (1625-1709) y más particularmente, con el poeta Philippe Quinault (1635-1688), creó
una forma específica de ópera francesa: comédies-ballets y tragédies lyriques, en las cuales un
elemento esencial para complacer la preocupación real era la incorporación de la danza.
Lully fue el más importante compositor francés de su período y ejerció gran influencia en el
desarrollo de la Overture Francesa con introducción lenta, seguida de una sección en fuga de
características muy brillantes y fastuosas. Escribió la música de sus comedias-ballets; un nuevo
espectáculo que conjugaba la comedia, la música y la danza; también compuso música religiosa
para la Capilla Real, incluidos numerosos motetes: seis Grandes motetes, entre ellos Dies irae
para la Misa de Requiem, para doble coro; Te Deum, y un Miserere, que era composición favorita
del Luis XIV. Y catorce Pequeños motetes, entre los cuales destacan los Salmos para las Vísperas
Dixit Dominus, Anima Christi y un Regina coeli. Su Música Instrumental incluye varios grupos
de danzas y dieciocho Trios pour le coucher du Roi; obras instrumentales, Suites de Symphonies
et trios y obras ceremoniales. En 1687 se lastimó un pie con el bastón con que dirigía un Tedeum
para celebrar la mejoría del rey, y murió por envenenamiento de la sangre. La autoridad pujante
de Lully orienta la composición de los músicos franceses del momento; sin embargo, a su muerte
sigue un período de decadencia en el cual se trata de continuar el estilo del maestro.
Henri Du Mont (1610-1684) y Pascal Colasse (1649-1709), son los mejores exponentes de esta
corriente. También Marc-Antoine Charpentier (1634-1704), autor de varias óperas, misas y
cantatas, había intentado rivalizar con Lully pero sólo logró parecer como un seguidor e imitador.
Muerto Lully se destaca la figura de, André Cardinal Destouches (1662-1749), este compositor
logra obras dotadas de un complejo sentido armónico e interesantes disonancias. Serán las figuras
de André Campra (1660-1744), autor de L´Europe Galante, Le Carnaval de Venise, Tancrède, y
Jean-Philippe Rameau (1683-1764), quien devuelve la unidad dramática a la ópera francesa
(Hippolyte et Aricie, Les Indes galantes, 1735, Castor et Pollux, 1737, etc.), los autores de
Óperas y Óperas-Ballets, que obtendrán éxitos más grandiosos y duraderos.
Campra además, fue Maestro de Capilla de Notre-Dame de París (1694), desarrolla también y da
nueva vigencia, al género parecido a la Cantata pero de menores proporciones y que venía
cultivándose desde el Renacimiento; se trata del Motete, al cual nos hemos referido
anteriormente, pero esta vez, acompañado por un grupo orquestal, se trata pues, del Motete
Orquestal. Estas composiciones lograron gran aceptación y popularidad por parte de numerosos
feligreses
La Opera Alemana
La ópera llega a los germanos a través de Viena, Salzburgo y Praga; el norte protestante mantuvo
reservas frente a ella y el nuevo sentido de diversión.
No fue sino en 1678 cuando apareció el primer teatro alemán de ópera como empresa privada sin
subvención: el Theater am Gänsemarkt (Teatro del Mercado de los Gansos) de Hamburgo. Allí,
Reinhard Keiser (1674-1739), dirigio el Teatro de Ópera y escribió para él más de un centenar de
obras; en su orquesta por cierto, tocaba un joven violinista de Halle, llamado Georg Friedrich
Händel.
En Viena se destacan como compositores de óperas Johann Joseph Fux (1660-1741) y Johann
Caspar Kerll (1627-1693).
El genio germano gusta de darse a la ensoñación y a la especulación metafísica; de ahí que su
Drama Lírico no sea Opera, o sea, unión armónica de poesía y música dramáticas, ya que el
equilibrio se rompe a favor de la fantasía y el simbolismo.
Muy pronto, Alemania recibió la influencia de la ópera italiana que se había extendido por todas
las cortes europeas. Sin embargo, en los primeros momentos, los compositores alemanes no
mostraron gran interés por cultivar este género de música profana.
Será Heinrich Schütz (1585-1672), discípulo de Giovanni Gabrieli en Venecia, el más
importante de los compositores alemanes precedentes a J. S. Bach; quien compone también y
estrena en el Castillo de Hartenfels, cerca de Torgau en 1627 la primera ópera en alemán, Dafne,
sobre una traducción del libreto de Ottavio Rinuccini realizada por Martin Opitz y en ocasión de
las bodas de la hija del Elector con el Landgrave de Hesse-Darmstadt. Más tarde, en 1644 se
estrena la ópera Seelewig del compositor Sigmund Gottleb Staden (1607-1655).
Sólo años más tarde, comienza a desarrollarse el arte lírico alemán en el Teatro de Hamburgo,
donde descolla el director y compositor Reinhard Kaiser (1674-1739) quien le da un importante
impulso. Johann Theile (1646-1724), alumno de Schütz, autor de las óperas Adam und Eva y
Orontes. Destacaron otros compositores; entre ellos Johann Friedrich Fasch (c.1688-1758),
autor de tres óperas, cantatas sacras, motetes y Pasiones, además de excelentes partituras de
música instrumental. Georg Philipp Telemann (1681-1767) autor de las óperas Der gedultige
Socrates, Der neu-modische Liebhaber Damon, y otras. Y en Hamburgo, Johann Mattheson
(1681-1764).
La Ópera Inglesa
Tiene sus orígenes en las tentativas de aproximar el arte musical al arte literario en el siglo XVI
(Mascaradas o Masks) de James Shirley (1596-1666) y otros autores, presentadas luego, en
forma de Masques con música por Matthew Locke (c.1630-77) con su Cupid and Death (1653).
Luego destacan Pelham Humfrey (c.1647-1674), quien fue enviado por el rey Charles II a
estudiar en París bajo la tutela de Lully y llevó esa influencias de vuelta a Inglaterra, hacia 1667,
donde enseñó a Purcell; y John Blow (c.1649-1708) en cuya obra prevalece la influencia de la
escuela italiana. La figura central de la ópera inglesa de sus inicios es Henry Purcell (1650-1695)
oriundo de una familia francesa. En Chelsea, presenta su ópera Dido and Æneas (1689).
Compuso también, más de cuarenta obras para el Teatro, entre ellas destacan, The Fairy Queen,
King Arthur, The Prophetess, The Tempest, y muchas más. Purcell se destaca también como
compositor de obras instrumentales entre ellas, ocho Suites, piezas para clave, órgano, obras para
grupos de cámara, anthems, himnos, etc.
Pero entre los propulsores más importantes hay que nombrar a Georg Friedrich Haendel (1685-
1759), el alemán de escuela italiana, residenciado y nacionalizado en Inglaterra. Autor de las
óperas: Agripina, Rinaldo (1711), Admeto, Alcina, Alessandro, Giulio Cesare, Scipione, y
muchas más. En 1728 surge en Inglaterra la Opera de los Mendigos (The Beegar´s Opera), la
cual constituía una sátira del arte operístico italiano y expresaba la animadversión contra todo arte
extranjero; ubicada en el bajo mundo criminal, con gran comicidad por parte de los ejecutantes y
basada en la recopilación de canciones populares, danzas, baladas y melodías de moda,
arregladas por el músico berlinés residenciado en Inglaterra, Johann Christoph Pepusch (1667-
1752) para el dramaturgo John Gay (1685-1732); esta modalidad, suerte de precursora de las
modernas comedias musicales tuvo un éxito tan clamoroso en el gusto popular inglés, que pudo
arruinar el teatro lírico dirigido por Hændel.
El Barroco Tardío
Su rasgo característico es el desrrollo de la música instrumental y las nuevas Formas Musicales
que predominan y se perfeccionan en el Barroco Tardío (c. 1680- 1759), a saber:
1. En la Música Vocal: consolidación y perfeccionamiento de la Opera, el Recitativo, el Aria, la
Cantata, el Oratorio y auge del Bel Canto.
2. Desarrollo y apogeo de la Música Instrumental: El Concerto Grosso, el Concerto da Camera,
la Suite (Preludio u Obertura, Allemande, Courante, Sarabande), la Sonata da Camera y da
Chiesa, la Toccata y la Fuga. (El primer concierto de piano lo realiza Henry Walsh en Dublín,
1762)
El Concerto da Camera, composición para uno o varios instrumentos solistas con
acompañamiento de orquesta, desarrollado en Italia, será el género instrumental típicamente
Barroco, a partir de mediados del siglo XVII. Nace a partir del Concerto da Chiesa y sirve para el
lucimiento de los nuevos violines, violas, violoncelos y bajos en las Salas y Cortes.
En Italia, los compositores más relevantes en este período son:
Arcangelo Corelli, músico, profesor de violín y compositor italiano nacido en Fusignano (1653-
1713), verdadero genio del violín a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII. Estableció en
Roma la Escuela Romana de Violín, hizo que empezara a dejarse a un lado la vieja viola (vale la
pena acotar que la interpretación del violín se había deslindado de la de la viola hacia 1600) y dio
grandes aportes para el perfeccionamiento de la forma Concerto. Utilizó para sus Concerti Grossi
publicados en 1712, una masa de veinte violines, violas y bajos más los Solistas, y a veces,
algunos Vientos. Escribió también, Sonatas a tres y Sonatas para violín y bajo continuo. A partir
del Concerto Grosso de Corelli y paralelamente al mismo, se desarrolla en el último tercio del
mismo siglo el Concierto a Solo. Además, entre los años 1681 y 1700, compuso 5 colecciones de
sonatas para iglesia y cámara y una importante colección de Concerti Grossi. Amigo y
colaborador del compositor Bernardo Pasquini (1637-1710), quien fue autor de óperas, oratorios
y obras para clave, integraron la Academia de los Arcades de Roma
Antonio Vivaldi (1680-1741), nacido en Venecia, después de Corelli la figura más notable entre
los violinistas italianos del siglo XVIII, en sus Conciertos, se sirvió de una orquesta integrada por
la masa de veinte violines, y también de variadas combinaciones instrumentales. Vivaldi, quien
fue ordenado sacerdote en 1703 y luego renunció al ejercicio de su ministerio, fue profesor de
violín en el Hospital de la Piedad en Venecia y allí fundó y dirigió una orquesta. Intérprete
virtuoso, creó el esquema del Concierto en tres movimientos o tempi. Compuso más de
cuatrocientos conciertos, cerca de cuarenta y cinco óperas, sonatas, etc. Sus conciertos llamados
Las Cuatro Estaciones, están incluidos en los 12 conciertos de El Fundamento de la Armonía y la
Invención de 1725 (Il cimento dell’armonia e dell´invencione, Op.8). Vivaldi, además del
esquema de tres movimientos o tempi para el Concerto, innovó técnicas interpretativas en los 12
conciertos para violín de L’ estro armonico, Op.3. Un poco más tarde, Bach profundiza en el
contenido musical, su música resulta menos clara que la italiana pero muy llena de ingenio,
fantasía y emoción.
Tommaso Albinoni (1671-1751), violinista y compositor italiano, autor de más de cincuenta
óperas y numerosas piezas y obras instrumentales. Varios de sus temas fueron utilizados por J.S.
Bach.
Francesco Geminiani (1687-1762), natural de Lucca; discípulo de Corelli, más tarde se trasladó
a Inglaterra y murió en Dublín. Es autor de numerosos Concerti Grossi, Sonatas para violín y
clave, además de varias obras teóricas y sobre técnica violinística (El Arte de Tocar Violín, 1731)
en las cuales expone, entre otros conceptos, la técnica de las siete posiciones para la mano
izquierda, con lo cual se facilita la obtención de los sonidos agudos y también se logra
diversificar el timbre o color del instrumento utilizando para una misma nota, cuerdas y
digitación diferentes.
Domenico Scarlatti (1685-1757), napolitano de origen; estudió con su padre y se destacó como
organista y clavecinista, instrumento para el cual compuso más de quinientas obras de gran
virtuosismo. Scarlatti, presenta sus primeras Sonatas en 1737.
Giuseppe Tartini (1692-1770) alumno de Bohuslav •ernohorský (1684-1742) y fundador en
1728, de la Escuela de las Naciones en la cual se formaron generaciones de violinistas. Fue
también teórico destacado, escribió Trattato de Música (1754) y Principi dell’ armonia (1767).
Es autor de la conocida sonata para violín El Trino del Diablo, entre otras obras publicadas en
1734.
En Alemania se destacan:
Johann Pachelbel (1653-1706), Organista y compositor nacido en Nuremberg, alumno de
Heinrich Schwemmer (1621-96). Es autor de una extensa obra para órgano (más de 90 fugas),
variaciones, preludios y corales; obras para violín y para clave. Ha sido considerado como
precursor de Bach.
Jan Dismas Zelenka (1679-1745) músico checo nacido en Lou•ovice pod Blaníkem y formado
musicalmente en Praga, destacó como contrabajista en la Corte de Dresde. Autor de numerosas
obras religiosas, cantatas, etc. Su talento y capacidades han sido comparadas con la de J. S. Bach.
Johann Sebastian Bach, nacido en Eisenach, Sajonia, Alemania el 21 de marzo de 1685 y
muerto en 1750. Se desempeña como violinista en Weimar y como organista en Arnstadt desde
los dieciocho años y luego en 1723 organista en Leipzig, en sustitución de Johann Kuhnau
(1660-1722, compositor que adapta la Sonata al clavecín: 7Frische Clavier-Früchte, etc.), como
Organista Chantre y Director del coro de 54 cantores de la Iglesia de Santo Tomás, cargo que
conservó hasta su muerte.
Fecundo compositor de música instrumental y vocal (cerca de 60 volúmenes); numerosas obras
para órgano, clavecín, música de cámara, sonatas para diversos instrumentos y más de doscientas
Cantatas, además de Oratorios, Misas, Magníficat, The Well-tempered Clavier (48 preludios y
fugas en todos los tonos) y otras obras. Para sus Conciertos usó una orquesta con masa de
violines además de maderas y cobres. J. S. Bach ordenó sus 48 Preludios y Fugas según sus
tonalidades, en las veinticuatro tonalidades mayores y menores de la Octava Temperada, en
sucesión cromática.
Simultáneamente, cada Preludio y su Fuga, marcan la característica de su tonalidad. Compone
su Arte de la Fuga en 1749 y en sus obras, Bach resume toda la ciencia y el poder de expresión
de la era polifónico-contrapuntística y al mismo tiempo, profetisa el nuevo estilo armónico.
Georg Friedrich Haendel, nacido en Halle, Alemania un mes antes que J. S. Bach, el 23 de
febrero de 1685, murió en Londres el 14 de abril de 1759.
Compuso gran cantidad de obras vocales y música instrumental, treinta y tres Oratorios (El
Festín de Alejandro; Salomón; y El Mesías, en 1741), más de cuarenta Operas, Anthems (especie
de Motetes con texto traducido al inglés tomados de la Sagrada Escritura para ser usados al
final de los oficios religiosos), más de setenta Cantatas italianas, Suites Orquestales y Concerti
Grossi, en los cuales usó, además de la masa de violines, otros instrumentos principalmente,
maderas (oboes y flautas) y cobres; muchas obras para Clave y para Órgano que enriquecieron
notablemente, la literatura para estos instrumentos.
Con su música y la de sus contemporáneos, algunas obras de Bach y Purcell, culmina la
grandiosa, pomposa, bellísima música barroca, reflejo de esplendoroso absolutismo político y
noble feudalismo (K. Pahlen).
Georg Philipp Telemann (1681-1767), nacido en Magdeburg. Autor de óperas, cuarenta y tres
Pasiones, motetes, música religiosa y gran cantidad de piezas instrumentales, suites y conciertos
para varios instrumentos. Su obra representa una síntesis entre la escuela contrapuntística y el
estilo armónico, razón por la cual, suele marcarse con su muerte el verdadero comienzo del
clasicismo musical.
Sylvius Leopold Weiss (1686-1750), natural de Breslau y muerto en Dresde; es el principal
compositor para Laúd del Barroco Tardío. Su obra constituye un pilar importante para los
guitarristas posteriores.
El Barroco Francés
En Francia, podemos diferenciar tres (3) etapas del Barroco que están definidas por el reinado
de Tres Luises:
Primera etapa: Es en el Barroco Pleno y poseedora de un estilo más decorativo, aristocrático y
solemne que coincide con el advenimiento y reinado de Luis XIV (el Grand Siècle), El Rey Sol
(1643-1715), hijo de Luis XIII y Ana de Austria, y se caracteriza por el formalismo y
majestuosidad. En esta etapa la figura musical predominante es, como vimos, J. B. Lully.
Segunda etapa: El reinado de Luis XV (1715-1774), bisnieto del anterior, comienza con la
Regencia del príncipe Felipe III de Orleáns y termina con los últimos años del rey. Etapa de
guerras y conflictos sociales, políticos y espirituales que tratan de ser maquillados con una
especie de decoración externa, se le conoce como Rococó. En esta etapa se sustituye el
formalismo por la Sensibilité, que crea su propia e intrincada etiqueta; se caracteriza por una
música cargada de adornos que ahogan la melodía, las cuales se repiten y el uso de temas
diminutos con acordes muy pobres.
Se destacan André Campra (1660-1744), Michel de Lalande (1657-1726), y los exponentes
virtuosos del violín y de la Sonata violinística francesa Jean Ferry Rebel (1661-1747), Jean
Baptiste Senaillé (1687-1730), Jacques Aubert (1678-1753), Jean Marie Leclair (1697-1764),
Pierre Gaviniés (1728-1800) uno de los más famosos violinistas franceses del siglo XVIII; y
Giovanni Battista Viotti (1753-1824) nacido en Italia, desarrolló su carrera en Francia y murió en
Londres.
El compositor más destacado del período de la Regencia es François Couperin (1668-1733),
llamado El Grande, quien junto a Domenico Scarlatti y a José A. Carlos Seixas, es uno de los
grandes clavecinistas de la historia. Tanto Bach como Hændel vieron y estudiaron con asombro,
la obra de este maestro. Autor de numerosas obras y de un método didáctico para el aprendizaje
de dicho instrumento: Arte de Tocar el Clavecín, 1716.
De manera especial, debemos volvera mencionar a Jean-Philippe Rameau (1683-1764), natural
de Dijón, quien en los comienzos del siglo XVIII publica una importante cantidad de óperas y
Óperas-Ballets; destacan entre ellas Hippolyte et Aricie, Les Indes galantes (1735), obra
considerada como la partitura musical más importante en el campo de la Ópera Ballet; Cástor et
Póllux, Les Fêtes de Polyhymnie, Le Temple de la Gloire y otras. Ya con algunos años, asume
Rameau, el liderazgo de la música francesa, que había quedado vacante a la muerte de Lully. Es
autor de importantes obras para clave, cantatas y Pièces en concert para violín o flauta y clave.
Rameau, con sus obras, contribuye a devolverle la unidad dramática que se había perdido a la
Ópera Francesa, por los excesos de la ópera-ballet. Imposibilitado de vencer la presión del
Rococó en la escena lírica, sus últimas obras militan dentro del Style Galant con sus célebres
Divertissement.
Tercera etapa: Coincide con la llegada al reino de Luis XVI (1774-1793), nieto de Luis XV, y se
prolonga en el período de la Revolución hasta los albores del Clasicismo. Estuvo esta etapa a
merced de la evolución cultural y de las corrientes literarias, filosóficas y políticas del momento.
Musicalmente es más pobre que las anteriores.
Ya desde el año 1752 en cuanto a la ópera francesa, se producía un enfrentamiento de tendencias
en el gusto por la ópera. Los que seguían la corriente del italiano Pergolesi o Bufonistas, género
italiano que prefería lo cómico o humorístico y satírico; por otra parte, los que adversaban esta
tendencia, los Antibufonistas (defensores del absolutismo real) estos consiguieron en 1754, la
expulsión de la compañía lírica italiana de Francia. Sin embargo, fueron muchos los compositores
franceses que continuaron la tradición cómica, entre ellos J. J. Rousseau, y así nació la Opéra
Comique, como resultado de la presión ejercida por el medio de la Comédie Française que no
permitía a otros la puesta en escena de dramas hablados y la Académie Royale de Musique, que
monopolizaba la presentación de trabajos cantados de principio a fin. Los principales cultores de
la Opéra Comique, fueron:
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) filósofo, político y músico suizo nacido en Ginebra. Se
radicó en París en 1742 y al año siguiente publicó un famoso trabajo Dissertation sur la musique
moderne, y años más tarde, otro que produjo gran indignación a los antibufonistas, titulado Lettre
sur la musique francaise (1753), compuso varias óperas, entre ellas Les Muses galantes (1745).
Planteaba su famosa consigna de que la música volviera a la naturaleza: Il faut que la musique se
rapproche de la nature… Compuso varias óperas: Iphis et Anaxarète, La Découverte du nouveau
monde, Le Devin du village; además, de una centena de canciones y otras piezas.
Egidio Romoaldo Duni (1709-1775), compositor de origen napolitano establecido en Francia a
partir de 1757. Su primera ópera fue presentada en Roma en 1735. Es autor de las óperas y
comedias líricas Nerone, Le Caprice amoureux, La Clochette, y otras.
André François Philidor (1726-1795), compositor y destacado jugador de ajedrez; a instancias
del filósofo enciclopedista DenisDiderot (1713-1784), se dedicó a partir de 1754 a la
composición de sus primeros motetes y óperas a la manera de Händel y se estableció en París. En
1792 se retiró definitivamente a Londres hasta su muerte. Es autor de las óperas Blaise le
savetier, L´Huître et les plaideurs, etc.
Pierre-Alexandre Monsigny (1729-1817), uno de los más destacados autores de este género;
luego de perder su fortuna por la Revolución, la Opera Comique le concedió una pensión.
François Joseph Gossec (1734-1829), autor de varias óperas es más estimado como compositor
de música orquestal y coral. Compuso más de trescientas Sinfonías, la primera en 1754. En 1795
fue llamado a formar parte del Conservatorio junto a Cherubini, Lesueur y Méhul. Es autor de
una docena de cuartetos de cuerda, trío y muchas otras obras.
André-Ernest Grétry (1742-1813), el teórico del grupo, publicó en 1795 sus tres volúmenes de
Mémoires ou Essais sur la Musique. Precursor temprano del Leitmotiv; es autor de las óperas Le
Huron (1768), La Tableau Parlant (1769), Les Deux Avares (1770), Richard Coeur de Lion,
Raoul Barbe-Bleue y otras, en las cuales logra infundir la vivacidad natural y el sesgo
característico de la ópera bufa italiana, por lo cual se le conoció como El Pergolesi francés.
La Península Ibérica
El Barroco español y peninsular coincide con la muerte de Felipe II. Hay una tendencia a
continuar los parámetros renacentistas o se imita la producción italiana y francesa. Nacen formas
típicas como la Zarzuela y la Tonadilla. Cobran especial importancia las formas religiosas y la
producción organística, de clave e instrumentos de cuerdas pulsadas (la guitarra). En Portugal, el
rey João IV (rey 1640-56), además arpista y compositor; consolida la independencia portuguesa
frente a España (victoria de Montijo en 1644), expulsa a los holandeses del Brasil (1654); da un
gran impulso a las artes y la cultura, estimulará pero simultáneamente, controlará la producción
musical. El rey escribe el tratado teórico Defensa de la Música moderna contra la errada opinión
del Obispo Cyrilo Franco (1649), obra publicada en portugués, español e italiano. Fue alumno de
Fray Manuel Cardoso (Escuela de Evora).
Se produce una extensa lista de obras de estilo Manierista (maneirismo) expresando las ideas
artísticas de una manera rebuscada, llegando, en ocasiones, al formulismo exagerado. La
Península Ibérica tiene un interesante movimiento musical a pesar de que poco se escribe en tal
sentido. En España, como señalamos, surgen pues, la Zarzuela en uno o dos actos (1629) y la
Tonadilla, destacan en esta modalidad de homofonía, José de Nebra (1702-68), autor de un
Requiem (1758), mucha música sacra y para órgano, así como varias Zarzuelas: No todo indicio
es verdad, Alexandro en Asia y Viento es la dicha de Amor (1743); Juan Hidalgo (¿?) autor de
Celos aún del aire matan, con libreto de Pedro Calderón de la Barca y Los Celos hacen estrellas;
y Sebastián Durón (¿?-c.1776), autor de varias óperas, La muerte en amor es la ausencia, La
selva encantada del amor, etc. Adquieren especial importancia, los guitarristas entre los cuales
destaca Gaspar Sánz (1640-1710) y los organistas; entre ellos, el compositor, organista y
fabricante de órganos Juan Bautista Cabanilles (1644-1712), autor de numerosos Ricercares; en
la música vocal religiosa merece especial mención el catalán Pere Rabassa (1683-1767), autor de
más de ochenta obras conservadas en el archivo de la Catedral de Valencia. Matías Navarro
(c.1668-1727), compuso un centenar de obras religiosas y cerca de 200 con texto romance. Es
autor de dos Misas a 19 voces en cinco coros y muchas obras para cuatro voces. José Pradas
(1689-1757), el más fiel exponente de la música vocal valenciana del siglo XVIII; su producción
supera las cuatrocientas obras. Francisco Valls (1665-1747), maestro de coros de la Catedral de
Barcelona y compositor de varios Oratorios. Mencionamos también, a Pascual Fuentes Alcazer
(1721-1768), Francisco Morera Cots (1731-1793), Antonio Ripa (c.1720-1795) y José Pons
(1768-1818). Uno de los más destacados compositores de ópera española del siglo XVIII, fue el
valenciano Vicente Martín i Soler (1754-1806) cuya fama se extendió por toda Italia. En la
música instrumental destacaron José Pradas Gallén (1689-1757); Francisco Vives (1712-1799)
y José Herrando (1720-1763), destacado como violinista y compositor en Madrid. Una de las
figuras más importantes de este período en la música española será el padre Antonio Soler (1729-
1783), alumno de Nebra y autor de numerosas Sonatas para Clave y una extensa obra musical.
En Portugal, por su parte, destacan Fr. Filipe de Madre de Deus, Gaspar dos Reis (m.1679),
Antonio Marques Lesbio (1639-1709) llamado O mestre da mais rara harmonia; Estevão de
Faria, Filipe da Cruz, maestro de capilla del rey João IV, Diogo Dias Melgaço ó Melgás
(16381700) último representante de los polifonistas portugueses del siglo XVII, João Soares
Rebello (1609-61) y su hermano Marcos Soares Pereira (1588-1655). Y años más tarde, el
organista y clavecinista J. A. Carlos Seixas (1704-1742), quien es autor de numerosas obras
instrumentales para cámara, Toccatas y Minuetos para clave; y los compositores de óperas João
de Sousa Carvalho (1745-1798), Jerónimo Francisco De Lima (c.1741-1822); Luciano Xavier
Dos Santos (1734-1808); Pedro Antonio Avondano (1714-1782); João Cordeiro da Silva (¿?-
1785); Marcos Portugal (1762-1830); y Antonio Leal Moreira (1768-1819) compositor de las
primeras óperas con libreto en idioma portugués: A Sabia Enamorada (1793) y A Vingança da
Cigana (1794) con libreto de Domingos Caldas Barbosa. Merece especial mención el destacado
compositor, teórico y ejecutante de la guitarra portuguesa, Antonio Da Silva Leite (1759-1833),
entre otros.
EL CLASICISMO
Introducción y Antecedentes
Por toda Europa se había extendido el nuevo espíritu artístico que acompañaba al concepto social
y político del período que se ha llamado Rococó o Galante (Style Galant), caracterizado por la
Sensibilité, preconizada por el más afamado pintor del período y preferido de Madame Antoinette
Poisson, Marquesa de Pompadour (1721-1764), el francés François Boucher (1703-1770).
Consistía en una simplificación de las artes. El elegante y delicado período rococó con su Style
Galant y su sentimentalismo, comenzó a abandonar el uso del Basso Continuo tradicional, este
hecho obliga a los compositores a buscar nuevos recursos que permitieran la continuidad de una
armonía sostenida durante la obra, así se llega a un nuevo concepto de la orquestación. En la
música, con el desarrollo de la ópera, triunfan definitivamente, la Melodía y la Armonía sobre el
rígido Contrapunto escolástico que cae en descrédito. La lengua excelsa de la ópera rococó es la
italiana, excepto en París y ocasionalmente, en Londres.
Hacia finales del siglo XVIII, el simetrismo del Barroco y los adornos y redundancias del
Rococó, habían empezado a desvanecerse, se buscaba ahora un punto de equilibrio. A la muerte
de J. S. Bach (1750) y de G. F. Hændel (1759), el estilo musical se transforma profundamente.
Bach, representa el último peldaño de una evolución de varios siglos de la Polifonía. Hændel,
por su parte, es el representante más genuino de la expresión musical monumental del Barroco.
Ambos habían realizado con sus obras, un auténtico proceso de síntesis, que abrían un nuevo
camino y conducían al equilibrio, la perfección y desarrollo de las formas musicales.
En Alemania, se impone también una tendencia similar a la francesa de Boucher, con la obra del
pintor y poeta precursor anticipado del romanticismo, Salomón Gessner (1730-1788) y su
Empfindsamkeit (Sensibilidad) alemana, movimiento que constituye la extravagancia final del
Barroco que se anegaba en llanto al menor estímulo, y que constituye, en cierta forma ¿tal vez?,
un presagio o adelanto del romanticismo. En la música, esta tendencia encuentra un importante
cultor en las Sinfonías y Conciertos del más famoso de los hijos de J. S. Bach, Carl Philipp
Emanuel Bach (1714-1788), clavecinista de Federico II de Prusia, quien trata de trascender al
contrapunto y dirige su obra hacia el mundo del sentimiento y la pasión impetuosa que se
comienza a esbozar en la literatura. Junto a sus hermanos Johann Christian (1735-1782) y
Johann Chrisoph (1735-1782), quien se convirtió al catolicismo tras su estudios en Italia; y el
compositor alemán Johann Adolph Hasse (1699-1783) son los escalones que preceden al
Clasicismo y establecen nuevas formas estilísticas, tanto en la música instrumental como en la
ópera, escribiendo Sinfonías llenas de sentido melódico y algunas óperas que respondían al Style
Galant. Junto a otros compositores trabajan también, en la transformación de la Sonata en
bitemática (dos melodías, incluso opuestas por su carácter rítmico y melódico para que puedan
confrontarse) y en el desarrollo de la Gran Sonata para Orquesta, obra de mayor duración y
contenido musical que se conocerá en adelante, a fines del siglo XVIII, con el nombre de
SINFONÍA. Esta palabra que significa sonar juntos había comenzado a utilizarse para designar
los trozos de música del siglo XVII escritos exclusivamente, para los instrumentistas, en las
óperas, cantatas, oratorios y pasiones.
Por Clasicismo se entiende en la Música, el período que va desde la Reforma de la Ópera y la
aparición de las obras y el estilo de los grandes maestros vieneses Haydn y Mozart, hasta las
primeras obras del alemán: Beethoven, de quien se dice ser el último de los clásicos y el primero
de los románticos.
La capital austriaca, Viena, había sido siempre un importante centro de actividad artística. El
italianismo se había afirmado allí, y a partir de ese hecho, se propagó por toda Europa. Además,
esta ciudad al igual que París, en Francia, constituían unas Encrucijadas de las más variadas
influencias culturales. Por ellas pasaban las diferentes manifestaciones artísticas y culturales que
viajaban de norte a sur, de este a oeste y viceversa.
Los Preceptos Clásicos expuestos por los músicos aspiraban a la unidad en la libertad y el
orden, buscaban el equilibrio de la forma y ponían énfasis en la selección de las tonalidades.
Constituían una disciplina impuesta por el hombre a sí mismo, la conquista de una autonomía
espiritual. No querían anular lo individual en lo universal; aspiraban a coordinar o mejor dicho a
subordinar el uno al otro. El resultado logrado fue un individualismo universalizado. Logra así,
el Clasicismo Musical una mayor expresividad y un sentido melódico nuevo que, unidos a una
concepción diferente de la armonía, implican un abandono del Estilo Barroco y de sus técnicas.
Menos ornamentación en provecho de una utilización más específica de las dinámicas de
intensidad y la supresión del Bajo Continuo.
En este período se desarrolla y perfecciona la utilización del Cuarteto de Cuerdas, así como el
mejoramiento técnico y también el advenimiento de nuevos instrumentos, lo cual favorece su
incorporación a las más variadas y novedosas combinaciones y ensambles de cámara; y por
supuesto, el desarrollo de toda una literatura musical para dichos instrumentos.
Uno de ellos será el Piano (que hemos visto, fue inventado y desarrollado por Bartolommeo
Cristofori a partir de 1709 y patentado en 1711, cuyos antecedentes los hallamos por 1350, en el
instrumento llamado Echiquier o Chekker, parecido al Virginal, y utilizado en Inglaterra,
Francia y España), llamado al principio Pianoforte, instrumento que sustituirá al Clavicémbalo,
Clavecín o Clave y que acapara la atención de los compositores y ejecutantes por el hecho de
permitir un mayor sonido y mejores posibilidades expresivas de la dinámica musical a través de
sus pedales.
Serán pioneras para este instrumento las Sonatas del veneciano Domenico Alberti (1710-1740),
abundantes en Bajos Albertinos que encajan en el gusto del estilo galante y del cual Clementi,
Mozart y los clásicos harán uso frecuente; las Seis Sonatas para harpsicordio o Piano Forte Op.1
(c.1770), y la segunda serie de Seis Sonatas Op.2 (1773), del romano Muzio Clementi (1752-
1832).
Y en especial, las Dodici Sonate da cimbalo de piano e forte detto vulgarmente di martelletti
publicadas en 1732, del compositor Ludovico Giustini (1685-¿?), las cuales parecen ser las
primeras escritas para el nuevo piano pero con un estilo aún muy clavecinista.
En el Clasicismo, se fijaron patrones que han perdurado en el tiempo, para lograr definir las
estructuras y características formales de las obras. Estas reglas les llegaron a los clasicistas no
como exigencia predeterminada, sino como un hecho inherente a la ley y el orden; auto
engendradas. Serán el equilibrio y la simetría algunos de los secretos fundamentales del
clasicismo musical. En el Clasicismo Temprano estas normas eran estáticas y objetivas; en el
Clasicismo de finales del siglo XVIII son dinámicas; es decir, se convierten en funciones y
principios.
En lugar de la Cultura Cortesana, cobra mayor auge la Cultura Burguesa en las mansiones,
casas, cafés y salones privados. La Ilustración, al proclamar la autosuficiencia del hombre, lleva
a la ruptura con el antiguo orden y a un nuevo concepto de dignidad, libertad y felicidad del ser
humano. Gracias a los nuevos inventos y al desarrollo de las ideas filosóficas que ellos generaron,
la fe en la capacidad intelectual del hombre trae consigo un optimismo en el progreso. Contra el
modo de vida barroco, lleno de pompa y ceremonial, se manifiesta el anhelo por lo sencillo y
natural (Rousseau, 1750). También el Pueblo es ensalzado por sus formas de vida sencilla.
l Aparece el Recitativo Acompañado en sustitución del Seco acompañado por las cuerdas.
l El Ballet también toma parte activa así como el Coro. (Persiguiendo este fin colaboró con
Gluck logró un gran éxito al situar el drama por encima de la música, lo cual afectó la historia de
la ópera directa e indirectamente.
Escribió también las óperas Alceste, Iphigénie en Aulide, Iphigénie en Tauride y otras; además,
Sinfonías, Overturas, Suites de ballet, Concierto para flauta, De Profundis para coro y orquesta y
7 sonatas para 2 violines y violonchelo, además de otras obras de cámara.
LA GENERACIÓN DE 1810
FELIX MENDELSSOHN (1809-1847)
Alemán nacido en Hamburgo; el mayor de los compositores de esta generación, famoso como
director y uno de los músicos favoritos de la reina Victoria I (1819-1901) de Inglaterra; desde sus
primeros años dio muestras de talento especial a su maestro Karl Zelter (1758-1832). A los
catorce años presentó su ópera breve El Tío de Boston. Uno de sus principales aportes fue la
difusión pública de la obra musical de Johann Sebastian Bach.
Compuso 5 Sinfonías, Oberturas, Sueño de una noche de verano, varias óperas, Oratorios, un
Concierto para violín y orquesta en Mi menor (1844); dos Concierto para piano y orquesta (Sol
menor, 1831 y Re menor, 1839), cuartetos, quintetos, sonatas, piezas para órgano, etc. Es
indudable que su producción más importante la constituyen sus cuarenta y nueve Romanzas sin
palabras para piano.
ROBERT SCHUMANN (1810-1856)
Alemán, nacido en Zwickau, Sajonia; hijo de un librero y publicista. Pertenece al romanticismo
burgués con marcada influencia del Empfindsamkeit (La Sensibilidad). Sin lugar a dudas, uno de
los más prodigiosos poetas de la historia de la música. Autor de 4 Sinfonías, a saber: La
Primavera Op.38 en Si bemol Mayor, 1841; la Sinfonía en Do Mayor Op.61, 1846; La Renana
Op.97 en mi bemol Mayor, 1850; y la Cuarta o Fantasía Sinfónica Op.120 en re menor, 1851);
cinco Oberturas, Concierto para piano Op.54; Concertstück para piano Op.92; Concierto para
violín escrito para Joseph Joachim (1831-1907), sin número de Op.; Concierto para violonchelo
Op.129 (1850); Fantasía para violín y orquesta; Concertstück para 4 trompas y orquesta;
Cuartetos; Carnaval, Escenas Infantiles Op.15 (1838), el Ciclo de piezas para piano Kreisleriana
Op.16 (1838) dedicado a Chopin; Estudios Sinfónicos; Lieder, en los cuales se aleja de las
fuentes populares para sumergirse en la poesía alemana; Fugas para órgano; piezas vocales; obras
corales y muchas otras. Luego de 1854 la locura le acompañó hasta su muerte.
FREDERIC CHOPIN (1810-1849)
Virtuoso pianista y compositor polaco, sublima no solamente las tradiciones populares sino que,
también en sus polonesas, apela a las tradiciones de la danza noble del siglo XVII. Con él se
inicia la era del virtuosismo pianístico. Autor de una extensa obra para piano que incluye 24
Estudios desde Op.10 hasta Op.25, 24 Preludios para piano, Baladas, Scherzos, Nocturnos,
Sonatas, Valses, Polonesas, Mazurkas, 2 Conciertos para piano y orquesta.
Para la creación de esas nuevas formas musicales encuentra los temas en el romanticismo
literario. El empleo de las escalas modales populares fecunda a la vez la estructura melódica y el
lenguaje armónico de sus Mazurcas. Chopin desarrolla una técnica pianística que consiste en
no forzar la mano del ejecutante, sino utilizar al máximo sus capacidades naturales.
FERENCZ LISZT (1811-1886)
Nació en Raiding cerca de Eisenstadt; Ferencz o Franz, destacó como virtuoso pianista y
compositor húngaro adulado por las multitudes de ayer y de hoy; crea un género que asocia la
música y la poesía; en esta sociedad la música pide prestados a la segunda sus valores poéticos
puros y no las palabras de un texto.
En lo que respecta al juego clásico de las tonalidades, siempre deseaba que ningún acorde pudiese
ser considerado como absolutamente extraño a una tonalidad dada, por muy alejada que esta
pareciera.
Liszt suprime así, todas las antiguas reglas de la modulación, abriendo en cierta manera y como
precursor, el camino que conducirá a la atonalidad. Aparece pues, como un precursor del
impresionismo musical. Es autor de Sonata en Si menor para piano, 2 conciertos para piano y
orquesta, Cuadernos de piezas para piano con el nombre de Años de Peregrinaje, Leyendas para
piano, Fantasía para piano y orquesta, Mazeppa, Sinfonía Fausto, 12 Rapsodias Húngaras, 12
Estudios Trascendentales, Paráfrasis de Operas, Nocturnos.
En 1848 Liszt obtiene el puesto de maestro de capilla de Weimar pero los conflictos personales e
intrigas con la corte y el público lo indujeron a dimitir de su cargo en 1858. Se iniciaba así la
última etapa de su vida, dominada por un profundo sentimiento religioso que le llevó a recibir en
1865 las órdenes menores y a escribir una serie de composiciones sacras entre las que brillan con
luz propia los oratorios La Leyenda de Santa Isabel de Hungría y Christus, aunque no por ello el
abate Liszt –como empezó a ser conocido desde aquel momento– perdió su afición a los placeres
terrenales.
Los aportes de Franz Liszt a la historia de la música pueden resumirse en dos aspectos
fundamentales: amplió los recursos técnicos de la escritura y la interpretación pianísticas, y dio
un impulso fundamental a la música de programa, aquella que nace inspirada por un motivo
extramusical, sea éste literario o pictórico.
Por ello se le considera, junto con Berlioz, como padre y uno de los más importantes cultores de
la Música Programática y el creador del género: Poemas Sinfónicos, con sus obras: Tasso,
Dante, Fausto, Mazeppa, etc. Su influencia en este campo fue decisiva en la obra de músicos
posteriores como Smetana, Saint-Saëns, Franck o Richard Strauss.
Es en este tiempo, cuando surge la figura del compositor y director alemán Johann Friedrich
Reichardt (1752-1814), quien parece ser uno de los primeros directores en adoptar la técnica de
subirse a un Podium y colocar las partituras sobre un Atril.
La Era de los Grandes Virtuosos
Como hemos señalado, a partir de este momento, será frecuente la aparición de una constelación
de grandes virtuosos en los diversos instrumentos que cada día experimentan mejoras en su
diseño y construcción. En las orquestas, la presencia de los aficionados se sustituye por la de los
profesionales con estudios, experiencia y cualidades.
Los virtuosos no sólo se limitan a ejecutar con maestría su instrumento sino que en frecuentes
ocasiones, incursionan en el campo de la composición. Tales son los casos, del violinista y
compositor Gaetano Pugnani (1731-1798), compositor de óperas y también de sonatas para
violín y música de cámara; del violinista francés y también compositor, Rodolphe Kreutzer
(1766-1831), a quien Beethoven dedicó la Sonata del mismo nombre; de George Bridgetower
(1877-1860), el violinista mulato inglés, quien encargó y estrenó en 1803 junto al compositor, la
Sonata que luego Beethoven dedicó a Kreutzer, quien nunca la quiso tocar; del famoso genovés
Niccolò Paganini (1782-1840), quien revolucionó totalmente, la técnica violinística, compositor,
guitarrista, violinista y violista de cualidades y dotes excepcionales, cuyos famosos 24 Capricci
para violín solo y los Conciertos para violín y orquesta, constituyen un verdadero tesoro de la
literatura para este instrumento; del compositor y virtuoso alemán Ludwig Spohr (1784-1859)
posiblemente el más destacado violinista en la Alemania de su tiempo.
Como virtuosos del violonchelo encontramos, entre otras grandes figuras, a J.J. Friedrich
Dotzauer (1783-1860), Friedrich August Kummer (1797-1879) y Auguste Joseph Franchomme
(1808-1884).
Entre los virtuosos del siglo XIX podemos señalar también a los guitarristas: el español
Fernando Sor (1778-1831), el italiano Luigi Castellacci (1797-1845), el francés Napoleón Coste
(1806-1883) y el húngaro Johann Kasper Mertz (1806-1858). Destacan también, la figuras de los
grandes pianistas y compositores, el alemán Ferdinand Hiller (1811-1885), y el austriaco
Sigismond Thalberg (1812-1871); las cantantes Luisa Rosa Todi D’ Aguiar (1753-1833), Jenny
Lind (1820-1887), Pauline Viardot-García (1821-1910) y su hermana María Malibrán (1808-
1836). Es el gran momento en el cual cautivan los teatros y salones vieneses los compositores y
violinistas, Joseph Lanner (1801-1843), Johann Strauss (1804-1849) y Johann Strauss Jr.
(1825-1899), el rey del vals.
Cabe agregar aquí, que los primeros americanos virtuosos del piano que realizan giras triunfales
de conciertos por Europa y América son, el también compositor nacido en New Orleans, Louis
Moreau Gottschalk (1829-1869) y la venezolana Teresa Carreño (1853-1917), quien recibió
grandes elogios de Liszt, con quien alternó en un concierto (Sala Erard, París, 1866) y de
Rossini. A ella nos referiremos más adelante.
También destacan en el arte del violín a partir del siglo XIX, el moravo Heinrich Ernst (1816-
1865), Joseph Joachim (1831-1907), destacado violinista y compositor húngaro para quien
Schumann escribió su Concierto en re menor; el compositor y violinista polaco Henryk
Wieniawsky (1835-1880) brillante figura del arte virtuosista romántico. Así como, Pablo
Sarasate (1844-1908), virtuoso violinista y compositor catalán; los belgas, Charles de Beriot
(1802-1870) destacado más como gran pedagogo del violín; Henri Vieuxtemps (1820-1881) y
Eugene Ysayë (1858-1931). El húngaro Leopold Auer (1845-1930).
Más cercanos a nuestros días, nos encontramos con el gran violinista y compositor austriaco Fritz
Kreisler (1875-1962); el rumano George Enescu (1881-1955); el violinista húngaro Joseph
Szigeti (1892-1973); el polaco nacionalizado mexicano Henryk Szeryng (1918-1988); el ruso
Leonid Kogan (1924-1983) y el lituano nacionalizado norteamericano Jasha Heifetz (1901-
1987); por tan solo mencionar algunos nombres.
El Nacionalismo en la Música
En la convulsionada Europa de mediados del siglo XIX, muchos países luchan para lograr su
unidad y dejar de ser una serie de estados independientes. Ello es una de las causas de la
aparicición de un nuevo sentido de unidad nacional que lleva a los compositores a buscar
inspiración en ideas musicales de su propio país. Aparecen pues, en el siglo XIX las Escuelas
Nacionales o Nacionalistas. La asimilación deliberada de elementos considerados representativos
de la música de determinado país parece ser uno de los recursos más apetecidos de todas las
escuelas nacionales de ese siglo. El nacionalismo en la música fue una de las nuevas vías
expresivas que ofreció el Romanticismo; con ella cada pueblo recupera la conciencia de su
entidad individual.
El nacionalismo romántico se enfrentó a la supremacía de la ópera italiana; son pioneros de esta
tendencia los compositores checos Bedrich Smetana (1824-1884), a quien se ha llamado padre
de la música checa, por cuanto fue él quien primero bebió en las fuentes del folklore Bohemio.
En su ciclo de seis poemas sinfónicos Má Vlast o sea, Mi País, (Vyšehràd, Vltava, Šarka, Z
•eských luh• a háj•, Tábor, Blaník) compuestos a partir de noviembre de 1874, logra reflejar el
espíritu de Bohemia, sus tradiciones e historia en el marco de sus paisajes. Antonin Dvorák
(1841-1904) y un poco más tarde, Leos Janácek (1854-1928), incorporaron a los campesinos, sus
danzas, canciones y vestidos a la ópera nacional y a su música.
En los Países Escandinavos resaltan: en Finlandia, la figura del gran sinfonista, Jean Sibelius
(1865-1957), y Fredrik Pacius (1809-1891), autor de la primera ópera en su idioma. El gran
creador musical danés Niels W. Gade (1817-1890), los suecos Emil Sjögren (1853-1918)
llamado el Schumann del Norte; Wilhelm Stenhemmar (1871-1927) autor de importantes
conciertos, Ivar Hallström (1826-1901), Johan Andreas Hallén (1846-1925), Johan August
Söderman (1832-1876) y Emil Sjögren (1853-1918).
Entre los noruegos, los precursores nacionalistas Valdemar Thrane (1790-1828), Halfdan
Kjerulf (1815-1868) y sus seguidores, Johan Svendsen (1840-1911), Johan Halvorsen (1864-
1935), autor de importantes obras para violín; y especialmente, el conocido compositor Edvard
H. Grieg (1843-1907), autor de una extensa obra que incluye la Suite Orquestal para el drama de
Henry Ibsen (1828-1906): Peer Gynt, y el famoso Concierto para piano y orquesta en La menor.
Junto a Richard Nordraak (1842-1866), funda una escuela nacional para difundir la música
noruega.
En Inglaterra, Edward Elgar (1857-1934), con sus Variaciones Enigma; Frederick Delius (1862-
1934); Ralph Vaughan-Williams (1872-1958) y más recientemente, Benjamín Britten (1913-
1976) reflejarán la identidad musical británica.
Hungría, por su parte, ve surgir la obra de Béla Bartók (1881-1945) y Zoltán Kodály (1882-
1967), quienes tuvieron un papel primordial en la conformación de una escuela nacional de
características propiamente húngaras.
Durante el siglo XIX en España también se desarrolla, aún más, el gusto por lo popular y
autóctono con el claro nacionalismo de Felipe Pedrell (1841-1922) promotor de esta tendencia,
Isaac Albéniz (1860-1909), Enrique Granados (1867-1916) y Manuel De Falla (1876-1946), el
cual se prolonga en el siglo XX con el sinfonismo español de Joaquín Turina (1882-1949),
Oscar Esplá (1889-1976), Rodolfo Halffter (1899); Ernesto Halffter (1905) y el muy popular y
destacado compositor ciego Joaquín Rodrigo Vidre (1901-1999), autor del Concierto de
Aranjuez para guitarra y orquesta, así como de Adagio para instrumentos de viento, obra de gran
belleza, y muchas otras.
En Portugal se destacan en esta tendencia, entre otros, las figuras de los compositores José Viana
da Mota (1868-1948), João Guilherme Daddi (1814-1887), Alfredo Keil (1850-1907),
Francisco de Freitas Gazul (1842-1925) y especialmente, el sinfonista Luis de Freitas Branco
(1890-1955), Augusto Machado (1845-1924), Francisco D´Andrade (1859-1921), João Arroyo
(1861-1930) Antonio Fragoso de Lima (1897-1918).
Una de las primeras y más relevantes escuelas nacionalistas es la Escuela Rusa. En 1836 se
estrena en Rusia la ópera de Mikhaïl Glinka (1804-1857) titulada La Vida del Zar, la cual
representa la semilla llena de esencias nacionalistas, temas históricos rusos, leyendas y melodías
rusas del grupo de compositores que, reunidos en San Petersburgo, influirán en la conformación
del llamado
GRUPO DE LOS CINCO o “Pandilla poderosa” integrado por:
l ALEXANDER BORODIN (1833-1887)
Figura también en Rusia, Alexandre Glazounov (1865-1936) quien se mantiene en la línea del
Grupo de los Cinco con una obra llena de vigor y majestad plasmada en varios poemas
sinfónicos, ocho sinfonías, conciertos, dos sonatas de piano y seis cuartetos de cuerda.
Un discípulo de Rimsky-Korsakov es Anatol Liádov (1855-1914), poseedor de una refinada
técnica de orquestación.
Debemos destacar la extensa y variada obra de Petr Ilitch Tchaïkovski (1840-1893) natural de
San Petersburgo y contemporáneo del Grupo de los Cinco, aunque inspirado en la obra de los
románticos alemanes, entre ellos Schumann y del elegante estilo francés de Berlioz. Utiliza temas
realmente populares rusos, pero los somete a un tratamiento técnico occidental. Escribió diez
óperas entre las cuales destacan Eugène Onéguine (1878) y La Dame de Pique (1889). Compuso
mucha música de cámara, en especial una hermosa Serenata para Cuerdas; tres conciertos para
piano: Op. 23 en si bemol menor, Op. 44 en Sol mayor y Op. 75 en Mi bemol mayor; uno para
violín, Op. 35 en Re mayor; varios poemas sinfónicos y varios ballets, escritos con indicaciones
muy precisas del maestro francés de danza Petitpas para el gran auge de la Escuela de Ballet
Imperial de San Petersburgo; siete Sinfonías, una de ellas Manfred (1885) es una verdadera
sinfonía romántica; la séptima, no es más que un arreglo bastante discutible realizado por el
músico ruso Anatol Bogatírev. Con respecto a Tchaïkovski, señala Paul H. Láng, …nunca hubo
en Rusia otro músico de envergadura tan acabadamente internacional.
Anton Arenski (1851-1906), autor de tres óperas y un famoso ballet; hijo espiritual, seguidor de
Tchaïkovski y maestro del destacado pianista y compositor Serguéi Rachmaninov (1873-1943),
verdadero revolucionario de la literatura pianística y cuyos aportes a la música son no menos
trascendentes. Otro alumno de Arenski es Alexandr Scriabin (1872-1915), a quien nos
referiremos más adelante.
De Berlioz al Renouveau dramático y sinfónico Francés
En París, hacia 1830 el poeta Víctor Hugo (1802-1885) proclamaba el romanticismo
francés. Comenzaba así, una pronunciada transformación estética. El Romanticismo francés
tiene como su figura relevante al compositor y gran conocedor del arte de la orquestación, Louis-
Héctor Berlioz (1803-1869), nacido en Cote Saint-André (Isére), quien llegó a obtener más éxito
en Austria, Alemania y Rusia que en su propio país y a quien se considera el padre de la música
programática. Son célebres su Sinfonía Fantástica Op.14 y Lélio ou Le Retour à la vie Op. 14 bis,
en cinco movimientos y dos partes (1829-30); sus óperas Benevenutto Cellini (1838) y Roméo et
Juliette (1839); su Sinfonía Fúnebre y Triunfal Op.15, para Orquesta de Vientos (Banda) y Coros,
con cuerdas opcionales (1840), así mismo su ópera Les Troyens (1863). Berlioz logra mezclar en
sus obras, elementos de la ópera con elementos del teatro moderno, lirismo con fantasmagoría,
realismo gráfico con efectos mecánicos. Además, es un gran innovador en el arte de la
orquestación y anticipa en cierta forma, el Leitmotiv wagneriano con su Idée Fixe.
Luego de la derrota francesa (Tratado de Francfort) infringida en 1871 a Louis-Napoleón, valga
decir Napoleón III, (Guerra Franco-Prusiana) y en la cual Francia perdió Alsacia y Lorena,
quedando además parcialmente ocupada por los prusianos; se produce una reacción nacionalista
contra la estética germana y en especial contra la wagneriana tendencia (Gesamtkunstwerk). Esta
reacción se conoció con el nombre del Renouveau Francés y fue llevada a cabo por varios
compositores entre los cuales destacan:
Ambroise Thomas (1811-1896), quien optó por la otra gran línea dominante, la Opéra Comique,
y compuso Mignon en 1866, obra que obtuvo mucho éxito por estar llena de colorido, variedad y
carácter popular.
Charles Gounod (1818-1893), cuya obra, abundante de Bel Canto en sus óperas: Faust (1859),
Mireille (1864), Roméo et Juliette (1867) y Le Tribut de Zamora (1881), escritas con maestría y
su estilo poseedor de una gran técnica y sentimientos, ejerció gran influencia y sirvió de modelo a
muchos compositores franceses de mediados del siglo XIX.
Georges Bizet (1838-1875), sinfonista y también, autor de las mejores óperas románticas
francesas: Les Pècheurs de perles, en la cual magnifica el orientalismo de moda en Francia
durante esa segunda mitad del siglo XIX, abundante en melismas característicos; y su muy
conocida Carmen (1874). Bizet, incursiona y cultiva el sinfonismo con su radiante Sinfonía en Ut
(Do) mayor; compone varias cantatas y con sus óperas, transforma el realismo en naturalismo.
Estos compositores están entre los franceses de mayor popularidad, y son los renovadores del
arte dramático musical de dicho país.
Junto a ellos, figuran:
Emmanuel Chabrier (1841-1894), de espíritu fogoso y gran humorista, con mucha influencia
wagneriana, autor de la ópera Gwendoline (1886); y
Jules Massenet (1842-1912), Premio de Roma en 1863. Su sensibilidad lo convierte en uno de
los talentos melódicos y dramáticos más considerables del arte lírico francés al cual le aporta una
mayor complejidad musical y psicológica con sus obras Manon (1884), Werther (1893) y Thais
(1894).
Contemporáneos y sucesores de Gounod en la renovación del drama musical francés, son:
Ernest Reyer (1823-1909) quien revitaliza el arte lírico con sus obras La Statue (1861), Sigurd
(1884) y Salammbó (1890).
Léo Delibes (1836-1891) quien cobra gran importancia al dar un gran impulso al Ballet con sus
obras Coppélia (1870) y Sylvia (1876); es autor de la ópera Lakmé (1883) en la cual sigue la línea
de la corriente orientalista.
Gustave Charpentier (1860-1956) poseedor de un arte sincero y colorido, en su ópera Louise
(1900), que le ubica dentro del puntillismo por sus innumerables pinceladas melódicas; y
André Messager (1853-1929), con sus óperas La Basoche (1890), Fortunio (1907) y en especial
su opereta liberada de banalidad Coup de Roulis (1928).
En la Renovación Sinfónica Francesa por su parte, destacan:
Édouard Lalo (1823-1892), uno de los compositores franceses más ilustres durante el siglo XIX;
poseedor de gran vigor, ritmo y colorido, autor de la célebre Sinfonía Española (1870), realmente
un concierto para violín en cinco movimientos compuesto para el gran virtuoso Pablo Sarasate
(1844-1908).
Camille Saint-Saëns (1835-1921), prolífero compositor francés destacado durante la segunda
mitad del siglo XIX, poseedor de una gran técnica y una de las figuras más representativas de la
música francesa, con su Samson et Dalila (1877) triunfan la Grand Opéra y el exotismo. Domina
varios géneros y estilos pero es en esencia, un clasicista y un eminente pedagogo. Ejerció gran
influencia y contribuyó grandemente, a la renovación musical en la Francia de su época.
César Franck (1822-1890), fundador de la Societé Nationale de Musique junto con Édouard
Lalo, Camille Saint-Säens y otros distinguidos compositores, para desarrollar, fortalecer y
difundir la música francesa; Franck, además de ser destacado intérprete del órgano, improvisador,
compositor y profesor forma una generación de importantes músicos. Su Sinfonía en re menor
Op. 48, su primera y única en este género, fue una obra madura, iniciada en 1886, cuando el autor
contaba 64 años y terminada el 22 de agosto de 1888, revitalizando el sinfonismo francés, el cual
había perdido terreno después de Berlioz.
Son discípulos de Franck:
Henry Duparc (1848-1933), autor de Invitation au Voyage,
Arthur Coquard (1846-1910), autor de óperas y de la
trilogía Jeanne d’Arc.
Alexis de Castillon (1838-1873) con su Sinfonía y la obra
Esquisse Symphonique, la obertura Torquato Tasso, etc.
Vincent D’Indy (1851-1931), compositor que abarca con su obra una gran variedad de géneros.
La calidad de su magisterio y su curiosidad por actualizar la música antigua son características de
su obra.
Ernest Chausson (1855-1899), primero discípulo de Massenet y luego de Franck. Compositor de
interesantes obras: Sinfonía en Si bemol mayor, Poem para violín, Concierto para piano, violín y
cuarteto, etc.
Sylvio Lazzari (1857-1944), autor de varias óperas y una hermosa Rapsodie para violín y
orquesta, además de mucha música de cámara.
Joseph Guy Ropartz (1864-1955), compositor de una extensa lista de obras.
Pierre de Bréville (1861-1949),
Guillaume Lekeu (1870-1894), belga de orígen; ganador del 2° Premio de Roma en 1891, con su
escena lírica Andromède.
Charles Bordes (1863-1909) autor de Fantasía sobre un tema vasco para piano y orquesta, entre
otras.
Albéric Magnard (1865-1914), adepto a la estética de Franck, es autor de cuatro hermosas
sinfonías, y
Gabriel Pierné (1863-1937) alumno destacado de Franck y sucesor de éste como organista de
Sainte-Clotilde, y cuya obra abarca desde la comedia lírica hasta el gran oratorio, además de
obras orquestales y de cámara.
A estos compositores, siguió también un relevante grupo de importantes figuras:
Gabriel Fauré (1845-1924) el poeta del piano, cuya obra se caracteriza por la originalidad de sus
modulaciones y el vigor de su contrapunto. En su variado y extenso repertorio ha marcado a la
melodía francesa con su absoluto genio musical.
Son discípulos de Gabriel Fauré:
Charles Koechlin (1867-1950), autor de un vasto repertorio orquestal y de cámara, así como
también, de importantes obras teóricas.
Florent Schmitt (1870-1958), discípulo de Dubois y Lavignac y luego de Massenet y Fauré.
Ganador del Premio de Roma en 1900.
Jean-Jules Roger Duchase (1873-1954), cuya producción abarca obras orquestales, ópera, obras
para voces y Variations plaisantes para arpa y orquesta, entre otras obras.
Louis Aubert (1877-1968), autor de la famosa ópera bufa Fra Diavolo (1830), y
Paul Ladmirault (1877-1944) autor de obras para violín y piano, entre las cuales destaca su
fantasía modal De l’ombre à la clarté; además de óperas y otras obras.
Reynaldo Hahn, nacido en Caracas, Venezuela en 1874 y cuya vida musical se desarrolló en
París hasta su muerte ocurrida en 1947, llegando a ser director de la Ópera. Fue alumno de J.
Massenet. (Cfr. J.A. Calcaño, ob.cit. pág.329-333).
Paul Dukas (1865-1935), nacido en París. Fue alumno de Dubois y Giraud; luego pasó a ser
profesor en el Conservatorio desde 1913 hasta su muerte; es autor de L’Aprprenti sorcier (El
Aprendíz de Brujo), obra maestra del nuevo poema sinfónico francés, Premio de Roma en 1888.
Son discípulos de Paul Dukas:
Georges Dandelot (1895-1975), autor del oratorio Pax.
Henry Barraud (1900-97), autor de un vasto repertorio.
Claude Arrieu (1903-1990), creador de muchas obras.
Maurice Duruflé (1902-1986), alumno de Louis Vierne (1870-1937) -quien a la vez fue alumno
de C. Franck-; Charles Tournemire (1870-1938) y luego de Dukas. Destacado como organista en
la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont. Autor de numerosas e importantes obras, entre ellas, un
magnífico Réquiem y un Recitativo y Variaciones para flauta, viola y piano.
Georges Hugon (1904-1980),
Jean Cartan (1906-1932), y
Tony Aubin (1907-1981), entre otros. Descollan también figuras que logran un estilo personal
con un lenguaje musical abierto a los nuevos tiempos pero ordenado, siguiendo la antigua
disciplina y orientado sobre un ideal preciso. Mencionamos así a Albert Roussel (1869-1937),
Maurice Emmanuel (1862-1938); y al Premio de Roma, André Caplet (1878-1925), muy
influenciado por Debussy, muchas de cuyas obras fueron completadas en su orquestación por
Caplet.
De manera particular, nos referiremos más adelante a Claude Debussy (1862-1918), Maurice
Ravel (1875-1937) y Eric Satie (1866-1925).
El Posromanticismo
Trasladándonos de nuevo a Alemania, toda una corriente prolongará el romanticismo alemán
hasta finales del siglo XIX; sus principales exponentes y figuras son: Antón Bruckner (1824-
1896), Gustav Mahler (1860-1911) y Richard Strauss (1864-1949).
Estas personalidades bien diferentes entre sí pero todos con una fuerte influencia de Wagner
conforman el movimiento conocido como:
Neorromanticismo
El Sustrato psicológico y el misticismo animan las obras de Mahler, también los poemas
sinfónicos de Strauss y las obras de Bruckner.
Anton Bruckner (1824-1896), compositor y organista austriaco; aparece como un espíritu
medieval en la época romántica. Admirador de la obra orquestal de Wagner, traslada la fuerza
expresiva wagneriana junto con la densidad y espiritualidad de organista, al lenguaje de sus
nueve Sinfonías. Al mismo tiempo, retoma el Motete vocal y lo presenta con toda su intimidad y
fuerza espiritual de los siglos anteriores pero revestido de impactantes armonías renovadoras (p.e.
Ave María a 7 voces, estrenada el 12 de mayo de 1861). Se establece en Viena en 1868 y es
nombrado organista de la corte. Amplía y se extiende en la longitud de las formas mediante la
extensión del material temático, es decir, multiplica los temas y engrandece las instrumentaciones
en un constante deseo de solemnidad que llega, en ocasiones, a la grandilocuencia; su
orquestación se caracteriza por la alternancia de las distintas familias instrumentales.
Sus nueve Sinfonías, incluída la Novena la cual escribía cuando le sorprendió la muerte, son
expresión del desarrollo de la variación hasta los límites de lo gigantesco: ...Misas sin palabras...,
expresión del más profundo espíritu religioso..., así las describió el gran director Wilhelm
Furtwängler.
Alexandre Scriabin (1872-1915) ruso; alumno de Alexandr Arenski, pertenece al movimiento
ruso moderno de compositores inspirados por la literatura francesa de fin de siglo diecinueve.
Quiso conciliar el impresionismo con la teosofía, tendencia que trató de expresar en sus Poemas:
Poema Divino (1903), Poema del Éxtasis (1907-08), Prometeo o Poema del Fuego (1909-10), así
como también en su Sonata N° 5 para piano, en la cual …quiso transformar la esencia misma de
la música y traducir en música, la esencia del ser y del espíritu…
En Scriabin coexisten dos tendencias contradictorias: una inclinación hacia cierto tipo de caridad
filantrópica socialista, inspirada en las ideas marxistas de la época y por contraste, una total
aristocratización artística al rechazar enfáticamente todo tipo de música popular o de arte de
masas.
Para él existían profundas afinidades entre el oír y el ver. Ojos y oídos trabajan al unísono en la
consideración de una obra de arte. Su música, en palabras de Juan Carlos Paz, se define por una
continuidad de densidades sonoras de gran valor sugestivo, en las que aparecen y evolucionan, de
manera fugaz casi siempre y de acuerdo con el criterio impresionista, sus temas saturados de
intención simbólica.
Gustav Mahler (1860-1911) austriaco; es el músico de más sentimiento interior de su generación
y la intensidad de su sentimiento romántico se sublimiza de tal manera que rebasa los limites de
la experiencia humana y terrena. Sinfonista intelectual y poderosamente ideológico, construye
gigantescas sinfonías. Su música es simultáneamente, una confesión de sus tormentos y
conflictos internos y también, de sus anhelos espirituales hacia Dios, la naturaleza, la pureza y la
belleza. Su obra parece un adiós del hombre moderno al hermoso sueño del romanticismo.
Se dedicó casi exclusivamente a la creación de Lieder (los ciclos: Das Lied von der Erde para
tenor, alto o barítono y orquesta; también, Des Knaben Wunderhorn, Lieder eines fahrenden
Gesellen) y sinfonías (Diez sinfonías, una de ellas inconclusa y podemos añadir su: Das Lied von
der Erde, para ser totalmente cantada por dos solistas).
En su obra encontramos una elevada búsqueda del ideal con una profunda estructura psicológica
y una instrumentación de mucho colorido; se percibe también, a veces, un impulso casi medieval
y místico hacia Dios, un impulso que no conoce más que los extremos del júbilo y de la más
profunda depresión, pero de vez en cuando entre los dos extremos aparece un mundo de espectros
y muecas: en los scherzos y marchas, en las visiones de espíritus y en las siniestras explosiones
de sonido que parecen repercutir desde un universo trágico. (H.H Stuckenschmidt).
Y, Richard Strauss (1864-1949) alemán, nacido en Munich; con gran sentido orquestal, tan
original como fastuoso, combinó en sus Poemas Sinfónicos su elevada inspiración poética con
una forma musical absoluta, él mismo se expresa: un programa poético bien puede motivar a
nuevas construcciones formales, pero cuando la música no se desarrolla de un modo lógico por sí
misma- es decir, cuando el programa tiene que cumplir funciones sustitutivas-, se convierte en
música literaria… Strauss, contribuye de manera definitiva a la renovación de la música,
representando el espíritu del positivismo y del progreso. Conserva rasgos clásicos y modernos a
la vez. Mezcla estilos y lo hace con maestría. En sus óperas: Salomé (1905) y Electra (1909),
abordó las preocupaciones psicológicas del cambio de siglo en el sonido de la orquesta enorme
que expresa los sentimientos de protagonistas y alcanza la frontera de la atonalidad en la
complejidad de su armonía e instrumentación. Más tarde en su Der Rosenkavalier (1911), se aleja
de la atonalidad para producir un sonido voluptuoso pero funcional y hacer reaparecer la ópera
cómica tradicional pero con una apariencia mutada; su partitura es rica en matices y su
orquestación permite sostener, realzar y valorizar el trabajo de las voces.
Destacan también, las obras del austriaco HUGO WOLF (1860-1903), uno de esos talentos
especiales que logran conjugar el dominio del arte literario y musical; representa la culminación
de la tendencia iniciada por Schubert y seguida por Schumann: el desarrollo del Lied. Wolf, es
autor de una importante obra de música vocal que comprende más de 250 composiciones
agrupadas en varios ciclos de novedosos lieder: Spanisches Liederbuch, Italienisches Liederbuch,
Mörike Lieder, Eichendorff Lieder, Goethe Lieder, etc.; también compuso la ópera Der
Corregidor y el poema sinfónico Penthesilea (1883). Wolf fue gran seguidor de Wagner pero
nunca su imitador; y el alemán MAX REGER (1873-1916), compositor, organista y director de
orquesta en la Corte de Meiningen (1911-14), quien resucita y da nueva vigencia a la herencia
polifónica preclásica con una visión renovadora, fusionando el cotrapunto con una densa escritura
armónica, fuerte cromatismo y enarmonías con gran expresión y un ritmo tradicionales. Llega
hasta los límites de la tonalidad en su Salmo 100 Op. 106, para regresar al clasicismo con sus
Variaciones y fuga sobre un tema de la Flauta Mágica, op.132 y Canciones Sacras Op. 138. Otro
importante compositor neorromántico es el italiano FERRUCCIO BUSONI (1866-1924) cuya
obra de gran inventiva comprende los más variados géneros.
El Impresionismo
Movimiento artístico denominado así por el famoso cuadro Impression, soleil levant de Claude
Monet, exhibido en París en 1874; defiende el arte influenciado por la impresión del ambiente o
atmósfera, así expresa su primer exponente:
En música, no podemos hablar con propiedad de un impresionismo. Cuando usamos este
denominativo nos referimos más bien a la transición del Romanticismo hacia nuevos caminos
expresivos, esto es lo que se ha llamado el Impresionismo Musical, y se inicia con la obra del
pianista y compositor francés:
CLAUDE ACHILLE DEBUSSY (1862-1918) francés, nacido en Saint-Germain-en-Laye, y
fallecido en París; uno de los últimos románticos y el primero de los modernistas llamados
impresionistas. Se nos presenta como un No-conformista y también, como un organizador. Entre
sus obras mencionamos Preludios, Estudios, Estampas para piano, cuarteto, obras orquestales:
Prelude à l´ après-midi d´un Faune, Iberia, La Mer, la ópera en cinco actos Pelléas et Mélisande
(1902), en la cual transfiere la tragedia lírica típicamente parisina al teatro estático del
simbolismo. Compuso además, Nocturnos (Nubes, Fiesta, Sirenas), Estudios, obras vocales, etc.
Marca con su obra, el inicio de una nueva estética musical y la apertura hacia las modernas
tendencias de composición musical. Nuevos conceptos armónicos dan a la música un giro muy
opuesto a toda la tradición musical precedente.
La música de Debussy despierta asociaciones y explora profundas regiones de la conciencia que
eran inaccesibles a los compositores del período cumbre del Romanticismo.
Otros grandes maestros del llamado Impresionismo Musical fueron, los también franceses:
ERIK SATIE (1866-1925), quien desde sus primeras obras se muestra inmune al romanticismo
wagneriano. En su obra está muy clara su relación con formas antiguas, con los modos griegos y
eclesiásticos. Así mismo, muestra gran predilección por la música popular y por la moderna
música americana de baile, lo cual testimonia con sus obras: Ragtime du Paquebot y su ballet
Parade; así como su colección de piezas para piano: Nouvelles pièces froides (1906-10), Six
pièces de la période 1906-13, Trois Gymnopédies, etc.
Él mismo se expresa:…Los músicos han sido elegidos para captar toda la magia del día o la
noche, la tierra o el cielo. Sólo ellos pueden revivir su atmósfera o su permanente latir…
MAURICE RAVEL (1875-1937), junto con Debussy es una figura representativa de la música
francesa. Su obra revela influencias rusas y orientales más que austriacas o alemanas. Acoge las
influencias del folklore exótico y logra un lenguaje musical propio, lleno de virtuosismo e
individualidad con densas y adornadas orquestaciones.
Abrió nuevas perspectivas para el Impresionismo a través de una extremada fantasía y
refinamiento.
El Grupo de los Seis y las Escuelas Francesas
En Francia se destacará a finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, el conocido
Grupo de los Seis (Les Six) con Satie como guía, denominados así en un artículo de prensa de
enero de 1920 en el periódico Comædia, publicado por el crítico musical Henri Collet. Son
compositores sucesores de Debussy y Ravel, poseedores de unas características y temperamentos
muy diversos, cuyos planteamientos estéticos serán los de dotar a la música francesa de una
personalidad y escritura típica y propia: “esprit nouveau”, más allá del romanticismo y el
impresionistmo; son ellos:
Louis Durey (1888-1979), influenciado por Satie participó en el grupo desde 1916 y fue el
primero en separarse en 1921. Es autor de varias obras, entre ellas cuartetos, tríos, ciclos de
canciones, Trois chansons basques (1919), la ópera L’ Occasion y otras obras.
Germaine Taileferre (1892-1983) integrante del grupo desde 1920 hasta 1942 cuando emigró a
Estados Unidos. Entre su producción se cuenta el Ballet Le Marchand d’ oiseaux; Pastorale para
pequeña orquesta, La Valse des Dépèches, sonata para violín y piano, cuarteto de cuerdas, y
concierto para piano.
Georges Auric (1899-1983) influenciado también por Satie, participó del grupo y luego siguió
los parámetros de Stravinsky. Es autor entre otras muchas obras, de varios ballets, La Belle et la
Bête, Les Parents terribles, la Suite Orphée, un trío para oboe, clarinete y fagot y de la ópera
cómica Sous le masque.
Francis Poulenc (1899-1963) con mucha influencia de Jean Cocteau, se unió al grupo y se
dedicó por completo a la composición. Sus obras comprenden un extenso catálogo que incluye
Concierto para órgano, Concierto para piano, para dos pianos, Les Mariés de la Tour Eiffel (1920-
23), Sinfonietta, Stabat Mater, Suite Française, etc.
Darius Milhaud (1892-1974), Se desempeñó como diplomático en Brasil entre 1917 y 19. En
1920 integró el grupo; emigró a Estados Unidos en 1940. Su catálogo comprende desde óperas
hasta sinfonías, Le boeuf sur le toit 1919-20), música de cámara y vocal.
Arthur Honegger (1892-1955), hijo de padres suizos; alumno de d’ Indy, comenzó a componer
en 1914. El más radical del grupo. Se unió a él en 1920; en su composición se funden las
herencias culturales francesas y alemanas también es autor de una buena cantidad de obras que
incluyen las óperas L’ Aiglon, Antigone, Le Roy David, Judith; operetas, Six Poésies de Jean
Cocteau (1920-23), ballets, sonatas, su revolucionaria obra Pacific 231, etc.
La Jeune-France
De influencia directa de este Grupo, surge el movimiento de La Jeune-France, que proclama la
intención de continuar la tradición musical francesa, más allá de las tendencias revolucionarias de
las fórmulas académicas. Dentro de este movimiento debemos mencionar a Daniel-Lesur (1908-
2002) organista y compositor, es autor de una Suite Française otras obras. André Jolivet (1905-
1974) el cual es considerado líder de este grupo; discípulo de Le Flem y de Varèse y Olivier
Messiaen (1908-1992) compositor de un extenso y variado repertorio en el cual podemos
resaltar: Trois Petites Liturgias de la Présence Divine para coro femenino, celesta, Ondas
Martenot, vibráfono, piano, instrumentos de percusión y cuerdas. Y el Livre D’ Orgue Messe de
la Pentecôte. También es autor del tratado Technique de mon langage musical (1947), en el cual
explica sus técnicas y métodos de composición y sus teorías sobre el ritmo. En sus últimas obras
evoluciona hacia las ideas seriales, las cuales mezcla con ritmos de cantos de pájaros y
repeticiones constantes y casi mecánicas.
La Escuela d’Arcueil
Otro grupo de compositores franceses integran La Escuela d’Arcueil (École d’ Arcueil), con
influencia de los principios de sencillez, simplicidad e ingenuidad del período final de Satie; son
ellos, Henry Cliquet-Pleyel (1894-1963), Maxime Jacob (1906-1977) discípulo de Milhaud y
luego miembro de la Escuela bajo la tutela de Satie; su obra incluye ópera cómica, piezas para
piano, orquesta, canciones, etc. En esta escuela militan también el compositor y destacado
director de orquesta, Roger Désormière (1898-1963) y el compositor Henri Sauguet (1901-
1989).
Los Aislados
Siguen los destacados compositores denominados Los Aislados: entre los cuales figuran el
también Premio de Roma 1919, Jacques Ibert (1890-1962) y sus coterráneos Claude
Delvincourt (1888-1954), Lili Boulanger (1893-1918), el destacado compositor y musicólogo
Jacques Chailley (1910-1999), Jean Françaix (1912-1997), Henri Dutilleux (1916), Claude
Ballif (1924), Serge Lancen (1922) autor de una extensa obra que comprende numerosas
composiciones para grupos de instrumentos de viento; y muchos más.
El Expresionismo
Pretende esta tendencia, expresar la verdad subjetiva de los sentimientos, haciendo caso omiso de
los antiguos ideales estéticos. Supone la actitud del hombre solo en el mundo: observador, juez e
intérprete sensorial y mental del universo. Los principales exponentes de esta tendencia musical
son tres compositores austriacos:
Arnold Schönberg (1874-1951) vienés; junto con Debussy y Stravinsky es uno de los
renovadores y transformadores de la fisonomía de la música europea a principios del siglo XX.
Vio la finalidad del arte y la música en la expresión de la personalidad y la humanidad. Así nace
el expresionismo con su postura radical, sus contrastes y su pasión, que a menudo raya en locura.
Además de su música instrumental, escribió dos óperas en un acto, ambas de gran profundidad
psicológica: Die glückliche Hand (1924) y Erwartung (1928), ambos monodramas con un único
personaje central y acompañados por una enorme orquesta encargada de expresar simbolismos y
estados de vida interior de los personajes. Comienza sus obras en el estilo Tonal para luego
convertirse en Atonal a partir de 1921 y hasta su muerte. Le siguen:
Anton Webern (1883-1945) nacido en Viena, está considerado como el más famoso discípulo de
Schönberg, con quien trabaja durante seis años. Su música le sitúa en el movimiento religioso que
tuvo lugar dentro del Expresionismo alemán después de 1918. Su tendencia estética puede
calificarse de objetiva e impersonal; superó el expresionismo y planteó el enunciado de música
por el sonido; y el sonido puro, condicionado a estructuras extremadamente sutiles que señalan a
la vez una faceta distinta dentro de la evolución del compositor.
Ejerció gran influencia sobre el desarrollo de la música de nuestros tiempos, especialmente en
Francia y Alemania. Por sus sentimientos era un consecuente creyente y al mismo tiempo, por sus
ideas, un socialista convencido. Autor de una vasta obra que incluye: Das Augenlicht para coro y
orquesta, dos sinfonías, música de cámara, piezas para violín y piano, violonchelo y piano, obras
para piano solo, cuarteto para violín, clarinete, saxofón y piano, etc.
Alban Berg (1885-1935) También vienés. Utilizó el lenguaje musical y la técnica schöbergiana.
Condujo a su culminación al Drama Musical expresionista, dejándonos dos obras arquetípicas:
Wozzeck, ópera estrenada en Berlín el año 1925, y su ópera póstuma Lulu (1937), además de dos
series de Lieder y el aria Der Wein para voz y orquesta, cultivó la Sonata y los Cuartetos de
Cuerda, así como también la forma concierto para piano, violín y trece instrumentos de viento y
otro para violín y orquesta, entre otras obras.
El Neoclasicismo
Una especie de Nuevo Clasicismo, aparece hacia 1920 como reacción frente al Postromanticismo
incluyendo el Impresionismo y el Expresionismo.
A esta nueva tendencia la define muy bien el escritor, músico y poeta Jean Cocteau en 1918: …
Basta ya de nubes, olas, acuarios, ondinas (ninfas de agua) y fragancias nocturnas. Necesitamos
una música con los pies en la tierra, una música cotidiana, una arte objetivo, desligado del
individuo, que exija al oyente una plena conciencia… Surgen así las obras de los compositores:
Sergei Prokofiev (1891-1953) también ruso, nacido en Sonzovka; se formó con Rimsky-
Korsakov, Liadov y Tcherepnin.
Es autor de siete sinfonías, nueve sonatas para piano, seis sonatas para otros instrumentos, dos
cuartetos para cuerdas, cinco conciertos para piano, ocho óperas, ballets, suites, cantatas,
oratorios, música para la escena, para películas, etc.
Su música es un ejemplo del arte de un expatriado que no puede vivir lejos de su tierra, raza e
idioma y regresa impulsado por sentimientos nobles sin esperar recompensa y ni siquiera una
acogida favorable.
El mismo escribe, en los Estados Unidos: …Debo regresar. Aquí me enervo, estoy en peligro de
perecer a causa del academismo…
Paul Hindemith (1895-1963) alemán. Radicado en diversos países. Vivió intensamente, la
transición desde la escuela tradicional hacia la nueva libertad musical. Señalaba el mismo: …
Conozco los problemas del maestro como también las ambiciones del compositor…
Pudo desligarse de su neo-romanticismo inicial y resumir todo su precedente musical en sus
obras posteriores.
Igor Stravinsky (1882-1971) compositor ruso, nacido en Oranienbaum, cerca de San
Petersburgo, más tarde nacionalizado francés y luego norteamericano. Alumno de Nikolái
Rimski-Kórsakov, es un experimentador incansable pero enemigo del caos y el azar, no gusta de
las medias tintas ni los compromisos. Autor de una importante y renovadora literatura musical
que incluye: El Pájaro de Fuego (1910), Petrushka (1910-11), Pulcinella (1919), Octeto (1923),
Apolo Musageta (1927), El Beso del Hada (1928), Sinfonía de los Salmos (1930), Concierto para
Violín (1931), Juegos de Naipes (1936), Dumbarton Oaks Concerto (1937-38), Sinfonía en tres
Movimientos (1945), Concerto for Piano & Wind Instruments; y otras. Pasa por varios períodos y
tendencias en su composición. A partir de 1953 opta por la escritura serial con la cual escribe
grandes obras poseedoras de una sonoridad densa y magnífica. Es sin dudas, la Figura Directriz
de la nueva objetividad musical. Podría considerársele como Prototipo del hombre de nuestros
siglos que se hallan en un laberinto y concentran toda su inteligencia, toda su ciencia, en hallar
una salida.
Carl Orff (1895-1982), compositor alemán, bávaro nacido en Munich. Logra electrizar a los
grandes públicos con su música de estilo anacrónico, totalmente opuesto a las tendencias por las
cuales luchan los músicos de su tiempo. Escribió exclusivamente para el teatro y su cantata
escénica Carmina Burana (1937). Sus óperas cortas eran como cuentos d gran simplicidad: Der
Mond (1939) y Die Kluge (1943). Escribe también tragedias griegas, Antigonæ (1949), OEdipus
der Tyrann (1959) y Prometheus (1968), las cuales están cargadas de figuras literarias con textos
recitados y acompañados por una orquesta no convencional y en la que abundan los instrumentos
y efectos de percusión. Orff dedicó grandes esfuerzos a la renovación e innovación de la moderna
pedagogía musical cuyos resultados cada día son más importantes y notorios.
Dmitri Shostakovitch (1906-1975) ruso, nacido en San Petersburgo, autor de trece magníficas
sinfonías, además de una extensa obra que incluye ballets, el oratorio Song of the Forest,
concierto para dos violonchelos, trios, sonatas, preludios, 24 preludios y fugas para piano,
Concierto para violín y orquesta (1955) compuesto para David Oistrakh, etc. Su obra fue muy
criticada en ciertos momentos por ser confesionales de la política y el espíritu de la Unión
Soviética, tales como el Himno a la Libertad y Marcha Fúnebre para las Víctimas de la
Revolución, pero ello no le impide ser considerada de innegables cualidades musicales.
El Jazz y el Rock
El Jazz, sus orígenes y desarrollo
El JAZZ, producto musical heterogéneo de la fusión de varios elementos muy singulares, surgió
gracias a un conjunto de circunstancias sociales y musicales que concurrieron en una misma
forma y momento para dar origen a un género musical que refleja, con mayor fidelidad que
cualquier otro elemento, la vida norteamericana, la diversidad de tradiciones y formas de sentir de
índole técnica o nacional que han sido entretejidas por la gente que integra la población de los
Estados Unidos de Norteamérica.
Un factor fundamental en la creación del Jazz, fueron los negros que trabajaban en las
poblaciones del sur de los Estados Unidos y estaban librándose de la esclavitud durante la
segunda mitad del Siglo XIX. Ellos habían sido arrancados de su África natal, uno o dos siglos
antes pero seguían conservando y enriqueciendo sus tradiciones y el legado melódico y rítmico
de sus antepasados.
Este legado pasó de una generación a otra por medio de las canciones y cantos de trabajo y
oración (Negro Songs), las cuales utilizaban y entonaban para comunicarse mientras trabajaban
en los campos y también, durante el medio día de asueto que se les concedía los Domingos, para
que se reunieran y compartieran en el campo abierto llamado Plaza Congo de New Orleans; allí
cantaban y danzaban al ritmo de música producida con la ayuda de troncos o tallos de bambú,
llamados Bambulas, con tambores construidos con troncos recubiertos por cueros de vaca y con
algunos instrumentos de cuerdas construidos de manera artesanal.
Estos Cantos de Trabajo entonados durante la esclavitud, dieron lugar a dos géneros musicales:
las canciones rituales y religiosas, llamadas Negro Spirituals y las canciones profanas
denominadas Blues, muchas de ellas inspiradas en la música religiosa, adaptada a sus propios
fines: funerales y otros acontecimientos.
Cuando la Esclavitud fue abolida en 1863 por el Manifiesto de Emancipación del presidente
Abraham Lincoln, los negros que vivían en New Orleans o sus alrededores, se encontraron
ubicados en una maravillosa encrucijada cultural. La ciudad era extremadamente cosmopolita;
tenía población francesa, inglesa, española y africana. Consecuentemente, se celebraban ritos
religiosos católicos, protestantes y vudús. Había música variada y por doquier.
En el Teatro Francés de la Opera, se podía escuchar música clásica europea, óperas, ballets y
bailes de música europea: cuadrillas, valses, polkas, etc. Las Bandas realizaban vistosos y
frecuentes desfiles y se escuchaba música variada en los bares y calles. Toda esta música influyó
inevitablemente en los cantos y géneros musicales cultivados por los negros.
En los años que siguieron a la Guerra Civil Norteamericana la cual terminó en 1865, se abrió un
nuevo mundo musical para los negros libertos. Ya desde antes contaban con instrumentos pero la
mayoría eran de cuerdas. Ahora podían utilizar instrumentos de viento de tipo profesional, pues
los soldados-músicos de los ejércitos contendientes habían abandonado buena cantidad de
trompetas y tambores en los campos de batalla.
Los negros aprendieron a tocar por sí mismos, ya que se les prohibía, impedía o dificultaba la
asistencia a escuelas y conservatorios. Con tenacidad y creatividad lograron sus propios métodos
heterodoxos para relacionar los sonidos de las cornetas y trompetas con sus inclinaciones vocales
y sus necesidades musicales.
Empezaron a interpretar himnos y marchas religiosas, cantos de funerales y aires conocidos;
pronto, trataron de emular la letra de sus canciones las cuales cantaban en sus mentes y las
intentaban reproducir con la corneta.
Este estilo de Cornetas Cantarinas dio a las marchas, himnos y cantos una sinuosidad o
característica ondulatoria melódica que nunca habían poseído.
También le aportaron un acento melancólico muy especial que se convirtió en un estilo de
interpretación peculiar, introduciendo nuevos intervalos.
Años más tarde, se agregó otro elemento importante para la formación del Jazz; se trata del
RAGTIME (ritmo sincopado). Este era un ritmo pianístico derivado de las marchas y de un
género llamado Cakewald en el cual se combinaba el toque sincopado en la mano derecha y un
golpeteo continuo con la izquierda.
Esta forma de hacer música se popularizó gracias a Los Pianistas de la Legua, que eran pianistas,
negros casi todos, itinerantes, que iban de pueblo en pueblo haciendo actuaciones; ellos solían
componer y tocar Rags para Piano entre estos, fue muy famoso el ragtime Maple Leaf Rag de
SCOTT JOPLIN.
A fines del siglo XIX, muy pronto, se organizaron las principales orquestas o conjuntos de baile
que tocaron este ritmo, etapa conocida como del Jazz Incipiente.
La primera Banda de Jazz importante, fue un conjunto dirigido por BUDDY BOLDEN,
trompetista y barbero al que se conoció entre 1885 y 1896 como El Rey de los Músicos de New
Orleans, sucedido luego por JOE “KING” OLIVER.
Tanto estas Bandas como otras que surgieron inmediatamente tales como, la Banda Olympia, la
Creole Band de Kid Ory y la Eagle Band, acostumbraban tocar improvisando.
Cada instrumento desempeñaba un papel definido:
l La Trompeta o Corneta, llevaba la melodía
Música y Musicología
Los Elementos de la Música
La Música, sabemos que contiene Dos (2) Elementos Fundamentales:
1. El Material Acústico. Sobre este tema, es importante
revisar, investigar y tener presentes, los conceptos que hemos podido conocer sobre ondas
sonoras, propagación y percepción del sonido, audición y otros temas relacionados. Además, es
preciso tener presente también, las tres (3) cualidades o atributos del sonido:
l La Altura: Basados en los estudios e investigaciones de los antiguos griegos, el filósofo
y teólogo Gioseffe Zarlino (1517-1590) en sus obras Institutioni armoniche y
Dimostrationi armoniche y Vincenzo Galilei (1520-1591), padre del astrónomo Galileo
Galilei y alumno de Zarlino, comprobaron que un número concreto de vibraciones por
segundo (Frecuencia) da un sonido determinado; y que a medida que se aumentan las
vibraciones por segundo, es decir la frecuencia, el sonido es más alto o agudo; por el
contrario, la reducción de la frecuencia produce sonidos más graves o bajos.
Se debe al científico francés Joseph Sauveur (1653-1716), el descubrimiento de la forma de
calcular el número exacto de vibraciones por segundo, por lo cual, se le considera el inventor de
la Acústica Musical. Es decir que el número de veces o cantidad de oscilaciones en que un
péndulo C, recorre la distancia A, B, determina la Altura (Tono) del sonido, la cual se mide en
unidades Hertz (Hz) - Por Heinrich Hertz, famoso físico del siglo XIX – En nuestro sistema
musical actual se ha fijado una cantidad determinada de oscilaciones como unidad musical de
referencia. Para ello, una Conferencia Internacional realizada en 1854, estableció la cantidad de
870 oscilaciones simples ó 435 dobles (tomando el recorrido A, B, simple o doble, es decir de ida
y vuelta) como altura para la nota LA establecida como patrón de afinación universal, basándose
para ello en las investigaciones del músico inglés John Shore (1670-1752) quien en 1711, había
inventado el Tuning-fork o Diapasón, pequeña pieza de metal que al ser golpeada produce el LA,
sonido natural que ha sido ajustado en la Segunda Conferencia Internacional para el Diapasón
en Londres (1939), para lograr una mayor brillantez de los instrumentos de cuerda, a 440 vps,
como nota tipo y patrón de afinación de nuestro sistema musical.
l La Intensidad: Al respecto, debemos recordar que en una onda sonora, cuanto más
grande es la distancia entre un punto A y otro B, (o sea, el trecho que recorre C), tanto
más intenso o fuerte es el sonido.
l El Timbre: El sonido no es una vibración simple, sino casi siempre un complejo de
vibraciones, de modo que además de una onda principal producida el sonido básico, se
producen otras ondas llamadas “armónicas”. El sonido musical es pues, el resultado de
muchas vibraciones u ondas; la nota musical se compone de un sonido fundamental
(Tono Básico) y de la gama de sus armónicos que vibran a la par de él, pero según sus
propias frecuencias. El timbre de una nota es precisamente, el resultado de sus
armónicos; cuanto más armónicos tenga o intervengan en un sonido, tanto más rico y
bello debe ser el timbre del mismo.
Recordemos, además, que existen dos (2) grandes clases de Vibraciones Sonoras:
l Vibraciones regulares, y
Generalmente se ha dicho que las vibraciones regulares son las que producen música o notas
musicales, sin embargo, esto no es total y exclusivamente cierto, ya que hay muchas transiciones
entre los dos grupos de ondas y además, en la música se emplean muchos sonidos cuya altura no
es exacta, es decir que pertenecen al grupo de vibraciones irregulares, como por ejemplo, los
tambores, panderos, platillos, triángulos y hasta, en ocasiones, estampidos de cañón, fusiles, etc.,
y que por tanto figurarían como ruidos o estampidos y no como música.
El Material Acústico, según los físicos, se produce gracias al movimiento ondulatorio de la
materia que afecta a nuestro órgano auditivo y constituye un hecho psicofisiológico determinado
por las vibraciones, cuya altura e intensidad se adaptan a las posibilidades de captación de nuestro
oído. Este material acústico se halla, en primer lugar, en la naturaleza misma. Vivimos inmersos
en un mundo de vibraciones, como dice Manuel Valls Gorina, “vivimos en una invisible
nebulosa sonora”. Pero también, este material acústico se puede producir con la elemental
vibración de una columna de aire, cuando el hombre sopla dentro de una caña, un cuerno, un tubo
de madera o metal; golpea un tronco, membrana, tambor o plancha; y pulsa, rasga o frota una o
varias cerdas o cuerdas colocadas en un cuerpo resonante.
Y es precisamente, en este momento, cuando se hace presente el segundo elemento:
2. La Idea Intelectual. El otro elemento fundamental de la música es la Idea Intelectual, la cual
aparece, cuando el hombre, a través de un proceso intelectual y selectivo, escoge material de ese
complejo muestrario sonoro para lograr una nueva manera de expresión en la cual el sonido
natural, efecto accidental de actividades o agentes relacionados, pasa a convertirse en elemento
substancial y protagonista de una nueva creación o invento genial.
Como vemos, ambos elementos no se hallan yuxtapuestos como forma y contenido (fondo), sino
que se combinan, en la música, para dar una imagen unitaria.
Dicho en otras palabras, para convertirse en vehículo de la idea musical, el material acústico
experimenta una preparación premusical. Mediante un proceso de selección y ordenamiento se
escogen sonidos de entre múltiples sonidos naturales, se ordenan en intervalos, sistemas tonales,
escalas prácticas, y se combinan duraciones, pausas, tiempos (tempi), ritmos, etc., se originan así,
nuevos principios de ordenamiento y posibilidades de composición musical. La idea intelectual
convierte el material acústico en arte de sonidos y pausas.
Además, con el intelecto, la música adquiere Historia... que no es otra cosa, sino el recuento de
un proceso selectivo de vibraciones audibles, o sea, de sonidos ordenados para obtener una
precisión superior en la emisión de unas alturas tomadas como fundamentales (que son los
grados de la escala musical, más comúnmente conocidos en nuestro sistema musical con el
nombre de notas) y de las técnicas de composición, las formas, los estilos, los géneros, etc.,
cultivados y desarrollados por el hombre en diversos lugares y momentos.
Pero el elemento intelectual que ella contiene, liga así mismo la música al trasfondo general de la
historia de la cultura y del pensamiento y nos obliga a remontarnos hasta la referida Gruta de
Trois Frères (ver pág.6), cuyos frescos nos muestran a aquel hombre enmascarado conduciendo
una manada de renos mientras danza y suena un arco musical, instrumento que aún en nuestros
días, existe y es usado en tribus africanas y otros pueblos y culturas musicales.
De tal manera podríamos afirmar que la música suena en cuanto expresión y gesto de su época y
sólo como tal puede comprendérsela por completo.
La Historicidad de la Música
La conciencia acerca de la Historicidad de la Música no siempre tuvo igual intensidad y vigencia
como en nuestros tiempos. Hasta la primera mitad del siglo XIX, la música contemporánea de
cada momento se componía según una sobreentendida y obvia relación tradicional para con la
precedente. De hecho, los escritos sobre la música de la Edad Media son muchas veces excelentes
testimonios de su tiempo, pero nunca miran demasiado lejos a sus espaldas.
Posteriormente, con los trovadores y troveros surge la afición a la biografía de los músicos, que
se convertirá en uno de los elementos fundamentales de la futura literatura musical.
Estas biografías de los trovadores y troveros datan aproximadamente, de finales del S. XIII y
comienzos del XIV, para uso de los juglares, quienes acrecentaban el atractivo de sus
actuaciones, mediante comentarios y anécdotas de los autores y compositores de muchas de sus
canciones.
Finalizará la Edad Media sin haber sido redactada una verdadera historia de su música
propiamente dicha, y sin haber emprendido de manera objetiva un estudio documentado acerca de
sus músicos; y por supuesto, mucho menos, investigaciones y estudios sobre la música y músicos
de tiempos anteriores.
A fines del S. XV e inicios del S. XVI, comienza a despertar el interés por analizar el sistema
musical, sus antecedentes y razones. Pero, sólo a partir del Romanticismo se aporta un verdadero
proceso de apropiación consciente de la historicidad de la música.
Gracias a este proceso, para nosotros y en nuestros tiempos, la Música Histórica es actual en
varios sentidos:
1. En virtud de la Investigación (iniciada en el S.XIX), se nos ofrece como Banco
de Recursos de materiales disponibles.
2. Al resonar en el presente, la música histórica adquiere un sentido de Contenido
Nuevo.
3. Es además, un recurso valioso para que el hombre pueda comprenderse a sí
mismo y a la Historia.
4. Y finalmente, sirve de Punto de Referencia y hasta de polo opuesto a la nueva
música que surge cada día.
Todo lo cual resulta fructífero en la medida en que la ejecución de música histórica no se realice
como una estéril imitación, sino que conduzca a una interpretación viva y subjetiva. Pero, puesto
que el sentido de la música cobra realidad en el sonido, la interpretación más apropiada de la
música es la sonora.
La vivencia global de la percepción sensorial y de la comprensión intelectual de la música en
el oyente acrecienta, en su complejidad, la emoción, la fantasía y la capacidad vivencial de
aquel.
En cambio, el Tratamiento Teórico de la música y de su historia debe limitarse a aspectos
individuales. Por supuesto que, gracias a ello, se puede exponer con gran objetividad datos y
hechos, formas musicales, estilos, etc., además, debe tratar de aprehender el contenido ideático de
la música y de su carácter.
Por ejemplo, podemos describir y analizar con bastantes posibilidades de acierto, el aspecto de
una Fuga de J.S. Bach, mediante la terminología técnica correspondiente.
Más complicada, subjetiva y problemática nos resulta la interpretación de su contenido, o sea,
decir que:…Tal o cual obra representa la imagen de un orden universal y de su irradiación
específica, por ejemplo: llena de dolor, o de pasión...
También en este aspecto se trata de lograr una objetividad históricamente fundada. Pero
conforme a su naturaleza, no es aventurado afirmar que las interpretaciones y caracterizaciones
desembocan, casi inevitablemente en el subjetivismo. De esta manera, a menudo, se corre el
riesgo de caer en fantasías caprichosas.
Sin embargo, tanto para el músico como para el oyente, en la subjetividad de los sentimientos y
en la fantasía reside una condición necesaria para vivenciar, en forma constantemente atractiva,
renovada y renovable, aún la música histórica ya muy conocida y difundida.
De Musicología
Para nosotros y en nuestro tiempo, al contrario de lo que muchos habían sostenido anteriormente,
la Musicología abarca todos los interrogantes teóricos que se formulan a la música y también,
todo el conocimiento en torno a la misma; así podemos afirmar de manera global que la
musicología es el estudio científico de la teoría e historia de la música. Por esta razón, hemos
querido colocar su enfoque y análisis en un estudio separado:
La afirmación hecha anteriormente, conlleva a distinguir tres (3) grandes divisiones de la
Musicología, son ellas:
1. La Musicología Histórica
En la cual, las exigencias científicas se concretan, especialmente, en la Investigación. Podemos
denominarla también, como la Historia de la Música. Es probable que en la Antigüedad se
hubieran escrito algunos trabajos de historia de la música que desconozcamos, sin embargo, el
más antiguo que en tal sentido podemos referir, es el famoso tratado De Música, atribuído a
Plutarco (biógrafo y ensayista griego que vivió entre los años 46 y 125 de nuestra era), el cual a
la vez, sería un resumen compilatorio de la (Historia de la Música) escrita en 56 libros por
Dionisio de Halicarnaso (m.Hacia 8a.C.) Dicha obra habría sido resumida, por un tal Rufus. El
tratado de Plutarco, abunda en contradicciones, inconsecuencias e inexactitudes pero constituye
una fuente de información valiosa y algunas veces, irreemplazable.
De la Música Medieval, hoy se hace la historia valiéndonos de piezas de archivo, análisis de
obras y colecciones de testimonios parciales, tales como el fragmento del Jeu du Pélerin, escrito
por Jehan Mados, sobrino de Adam de la Halle, como apología de su tío difunto:
…De maestro Adam,
Laudable clérigo,
Bueno y pródigo donador,
Lleno de toda virtud...
A través de estos fragmentos, hemos podido tener lo más parecido a una noticia biográfica acerca
del compositor y trovero, Adam de la Halle (1237-1288?), ministril de Roberto II de Arras, a
quien acompañó en su viaje a la corte de Nápoles, donde se presentó en 1285, una suerte de
Pastoral compuesta por Halle, intitulada Le Jeu de Robin et Marion, obra considerada como una
prefiguración de la ópera cómica francesa.
A fines del siglo XV y durante el siglo XVI, comienzan las célebres disputas sobre definición de
intervalos en la música y sobre temas diversos de la teoría, la armonía y otros tópicos musicales,
entre corrientes que volvían a los textos antiguos y los defensores de las nuevas corrientes (el
español, Ramis de Pareja vs Burtius, Gafurius, Spatarus, en 1480; Ludovico Fogliani, en 1529;
el italiano, Nicola Vicentino vs el portugués, Vicente Lusitano, en 1551; el veneciano Gioseffo
Zarlino, en 1558, etc.).
Luego, a comienzos del siglo XVII, entre 1614 y 1620, el alemán Michael Praetorius, cuyo
verdadero apellido era Schulz, Schultz ó Schultze, (1571-1621), escribe y publica su nuevo
tratado sobre música e instrumentos musicales en tres volúmenes, titulado Syntagma Musicum ,
con excelentes referencias serias sobre historia del período griego, además de noticias
importantes de organografía y fabricación de instrumentos (luthería).
Aparece también, durante este siglo, los tratados del monje y teórico musical francés, Marin
Mersenne, Questions harmoniques...; Harmonie universelle...; De la Nature des sons...
Pero son realmente, Marcus Meibomius ó Meibom (1620-1711) en 1652 y el matemático inglés
John Wallis (1616-1703), quien polemizó con Meibom, en 1657, los iniciadores de la
investigación musicológica sistemática de la antigüedad griega. Las cuales, sólo serán
continuadas a partir de 1820 con Johann Friedrich Bellermann (1795-1874), August Boeckh
(1785-1867) y Westphal.
En 1690, hace su aparición en Dresde una de las primeras obras de historia de la música, la
Historische Beschreilung der edelen Sing-und Kling-Kunst, in welcher derselben... (Descripción
histórica del noble arte del canto y de la interpretación instrumental...) de Wolfgang Kaspar
Printz, o también von Waldthurn (1641-1717).
En el siglo XVIII, encontramos otra fuente de referencia importante para el estudio del medioevo,
se trata de la primera colección de documentos utilizables de la música medieval, publicada en
1784 por el musicólogo y monje benedictino Martín Gerbert von Hornau (1720-1793).
Y en 1852, aparece la primera obra seria de musicología medieval, Histoire de l`harmonie au
Moyen Age, de Charles Edmond De Cuossemaker (1806-1876). Su labor fue extensa y dejó más
de doce libros publicados acerca de temas de investigación musical.
La moderna metodología de la Musicología Histórica, tiene sus antecedentes en los trabajos del
organista alemán y escritor, Johann Nikolaus FORKEL (1749-1818) quien como profesor e
investigador de temas musicales en la Universidad de Göttingen, se convirtió en el primer
biógrafo de Juan Sebastián Bach. Otros iniciadores de esta Disciplina Metodológica son:
François-Joseph FÉTIS (1784-1871), músico, compositor, historiador y teórico belga, quien se
desempeñó como profesor en el Conservatorio de París y también se dedicó a la investigación
musical. Publicó Biographie Universelle des Musicien (1835-44. 8 volúmenes) y más tarde, su
Histoire Générale de la Musique (1869-1876. 5 volúmenes), donde sólo abarca hasta el S.XV;
esta obra sigue siendo un excelente instrumento de trabajo dentro de la musicología histórica.
August Wilhelm AMBROS (1816-1876), compositor de origen checoslovaco y radicado en
Viena; es uno de los pioneros de la investigación musicológica. Escribió su famosa Historia de la
Música, obra que lamentablemente, quedó inconclusa ya que la muerte le sorprendió y solamente,
logró abarcar estudios hasta el S.XVII (en 4 volúmenes).
Julius August Phillip SPITTA (1841-1894), musicólogo alemán formado en la Universidad de
Göttingen. En 1875, fue nombrado profesor de Historia de la Música en la Universidad de Berlín.
Editó las obras completas de varios compositores alemanes (Schüttz, Buxtehude) y un importante
libro sobre Bach. Escribió y editó, junto con los musicólogos, el checoslovaco Guido ADLER
(1855-1941) y el editor alemán, especialista en la obra de Haendel, Friedrich CHRYSANDER
(1826-1901), la obra Vierteljahrsschrift für Musikwissenschaft.
En la época actual, la Musicología Histórica comprende varias disciplinas o especialidades, son
ellas:
l La Organología u Organografía, la cual se ocupa del estudio y análisis de los
épocas y lugares.
l La Ciencia de las Fuentes, descubre los textos musicales y otras fuentes para la historia
de la música.
l La Biografía, orienta acerca de la vida y la obra de los músicos; este campo, como hemos
durante la audición, así como los problemas relativos a las dotes, aptitudes, cualidades y
la educación musicales.
l La Psicología de la Música, se ocupa del estudio de los efectos producidos por la música
y por la obra de arte musical sobre el ser humano y aún sobre los animales y otros seres
vivientes. Considera a la música en su estructura individual como una imagen unitaria y
también tiene en cuenta la disposición del oyente. Hoy se le agregan las especialidades de
Audioanestesia, Musicoterapia y Música en la Industria por el importante e impactante
servicio que su desarrollo brinda a las ciencias y disciplinas médicas e industriales.
l La Sociología de la Música, aplica planteamientos sociológicos a la música en cuanto
arte que vive, de una manera especial, en la sociedad, recibe la impronta o características
de ésta y, a su vez, le imprime la suya propia.
l La Pedagogía Musical, ésta sólo pertenece a la musicología en un sentido teórico y
en las costumbres de los pueblos, por ejemplo las canciones populares. También investiga
la música primitiva de los pueblos. Tiene estrecha relación y vinculaciones con el estudio
del Folklore Musical.
Y, por último,
3. La Musicología Aplicada
Ella, es el resultado y derivación de las dos anteriores; ya que la investigación musicológica
permite que sus resultados se puedan enseñar y aplicar, es decir, utilizar, de manera especial en
el vasto ámbito de lo que llamamos Musicología Aplicada, ella comprende:
l La Luthería o Construcción de Instrumentos Musicales, que se dedica a la fabricación y
comprende los más diversos terrenos sectoriales (estudio de la teoría, solfeo, etc.).
l La Crítica Musical, mide la práctica de la ejecución y las obras, en especial, la nueva
l Lingüística
l Física
l Medicina
l Psicología
l Ciencia de la Literatura
l Filosofía
l Sociología
l Etnología
l Ingeniería
l Electrónica
l Diseño Industrial
Como hemos visto, son múltiples y cada vez mayores, los campos parciales que la Musicología,
en sus tres grandes divisiones, abarca, lo cual también permite concluir que son amplias,
promisorias e interesantes, las perspectivas que el estudio serio y sistemáticos de la Música y sus
disciplinas y especialidades conexas, pueden brindar a nuestras nuevas generaciones.