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ESTADO, PRENSA Y DISCURSO; PARAGUAY

ANTE LOS CAMBIOS POLÍTICOS DE UNA


ESPAÑA EN TRANSICIÓN (1975-1978)
Eduardo Tamayo Belda

1. Introducción

En 1939 acababa en España la Guerra Civil, iniciada tras el golpe de Estado fallido
de varios militares en 1936 que condujo a un conflicto que se prolongó por los si-
guientes tres años, conflicto saldado finalmente con la victoria militar del bando su-
blevado. El general Francisco Franco se alzó entonces con el poder del país, constitu-
yendo un Estado Nuevo bajo preceptos políticos —inicialmente— de clara natura-
leza fascista, que a lo largo de las décadas siguientes irán variando para adaptarse a los
discursos internacionales que permearán la política internacional, y con los que
Franco hubo de converger para no perder el crédito internacional lentamente adqui-
rido por el régimen una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.
En 1954, quince años después del fin del conflicto fratricida en España, y a 9.000
kilómetros de Madrid, en la pequeña ciudad de Asunción —capital de la República
del Paraguay—, el general paraguayo Alfredo Stroessner daba un golpe de Estado

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que provocó la caída del anterior presidente, y pocos días después se celebraban unas
elecciones a las que él mismo concurría como único candidato, asumiendo la presi-
dencia a mediados de ese mismo año.
Durante treintainueve y treintaicinco años respectivamente, Franco y Stroess-
ner dirigieron con puño de hierro sus Estados (el primero entre 1939 y 1975, y entre
1954 y 1989, el segundo). En ambos casos se consolidaron regímenes no democráti-
cos, personalistas, autoritarios, con preeminencia de los sectores militares en la polí-
tica, y que se valieron de una represión continuada —con fases diferenciadas en cada
período— para manejar políticamente el país y controlar la opinión pública, entre la
cual las voces discordantes con el régimen no eran toleradas, y serían silenciadas vio-
lentamente, o por mecanismos menos evidentes y de difícil registro, como los pro-
pios de la presión social, el miedo, o la amenaza1.
Los recorridos de ambos regímenes —en todo caso con importantes coinciden-
cias en sus fases de desarrollo económico, características políticas, y ciertos aspectos
sociales— no son motivo de estudio en este trabajo2; sin embargo, lo que aquí es re-
levante y se propone explicar no pasa por la comparativa entre ambos sistemas polí-
ticos y sus desarrollos históricos, sino por el cruce de los discursos de estos dos Esta-
dos en la etapa en que sus regímenes no coincidieron políticamente, período que dis-
curre desde la muerte del caudillo en España en 1975 hasta la fecha en la que el dic-
tador paraguayo es depuesto tras un golpe militar perpetrado desde el interior del
propio régimen stronista, en 1989.
Desde 1975, España asiste a un proceso acelerado de cambio social y político
que, a pesar de hundir sus raíces en una serie de transformaciones anteriores de la
sociedad española3, en pocos años va a convertir el régimen heredado de la dictadura
en un sistema constitucional y democrático (con todas las reservas y matices que ha-
yan de hacerse a esta afirmación)4. Paraguay, en cambio, se encontraba entonces en
plena dictadura, y el régimen stronista se hallaba plenamente consolidado5, y si en los
últimos años de la dictadura en España Franco era un personaje abandonado por la
comunidad internacional —incluyendo la Iglesia—, con las democracias occidenta-
les esperando la muerte del anciano dictador6, Stroessner no viviría esa situación
hasta mediados de la década de los ochenta, y en esos años setenta su posición política
estaba fuertemente consolidada tanto en el país como en la región del Cono Sur lati-
noamericano. Entre los pocos mandatarios que a mediados de los setenta se avenían
a visitar con agrado al dictador español figuró, precisamente, Alfredo Stroessner,
quién realizó una visita oficial de cinco días en julio de 1973. El diario español ABC

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recogió así las palabras del general Stroessner a su llegada a Barajas: «Venimos para
servir la causa de esta hermandad, cada día más fuerte, para afrontar juntos el desa-
rrollo»7.
En lo que sigue, se aborda en profundidad el objetivo de este trabajo, consistente
en la realización de una exploración en torno al enfrentamiento de discursos políticos
entre un Estado paraguayo que —merced a un férreo control de la prensa nacional—
trataba de evitar la propagación de ideas de corte socialista o comunista al tiempo que
renegaba del debate democrático, y una sociedad civil y una oposición política para-
guayas que aspiraban a un mayor aperturismo y pluralidad que condujeran a la de-
mocratización del sistema político paraguayo, en sintonía con algunos de los aconte-
cimientos que estaban teniendo lugar en la España de la transición.
Para ello, se ha recurrido a fuentes de prensa generalista publicada en Paraguay
entre los años 1975 y 1978 (se ha acotado hasta esta fecha el trabajo por espacio, aun-
que hubiera podido alargarse el estudio hasta 1982 para completar el ciclo de la tran-
sición española). A partir de las fuentes se infieren una serie de valoraciones y análisis
de la confrontación de discursos: el de un Estado autoritario que trataba de evitar la
penetración de ideas que pudieran amenazar el estatus quo (Paraguay), y el de un
segundo Estado (España) donde los cambios políticos evidenciaban un discurso di-
ferente, compartido —en parte— por los sectores sociales y políticos paraguayos
contrarios al régimen de Stroessner.
A tal fin, y al objeto de simplificar la tarea, se eligieron cuatro momentos de ín-
dole política de especial relevancia dentro del proceso de democratización español
que, a su vez, generaron cierto interés e impacto en los medios paraguayos; a saber, la
muerte del general Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975, la coronación como
Rey de España de Juan Carlos I dos días después, el 22 de noviembre, la legalización
del Partido Comunista de España el 9 de abril de 1977, y el Referéndum de la Cons-
titución el 6 de diciembre de 1978 y su sanción y promulgación el 27 y el 29 del
mismo mes.

2. La muerte de Franco, 20 de noviembre de 1975

La presencia de Franco había condicionado la vida política en España desde finales


de los años treinta, pero, tras su fallecimiento el 20 de noviembre de 1975 —tras una
larga enfermedad— las posibilidades de construir un nuevo Estado democrático se

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ampliaban. El proceso que se abrió ante los españoles y españolas en aquel noviembre
de 1975 era esperanzador, pero al mismo tiempo cargado de incertidumbre, ya que
la transición se llevó a cabo con importantes trazas de improvisación y, como el pro-
pio Felipe González afirmaba, «nadie tenía un programa perfectamente acabado que
llevó a la práctica y nadie sabía lo que tenía que pasar; lo que sí había era una buena
dosis de sentido común y también una lucha, en el sentido noble del término»8.
Aquel 20 de noviembre la noticia de la muerte de Franco corrió como la pólvora,
y el diario paraguayo ABC Color abría la portada de su edición con la noticia del fa-
llecimiento del dictador español: «El Generalísimo Franco Murió Esta Madru-
gada»9, incluyendo una fotografía de Franco y los datos básicos del fallecimiento,
además del anuncio de una visita oficial del Gobierno paraguayo a España, en la que
—por cierto— no figuró Stroessner. Otro de los diarios más importantes en Para-
guay, Última Hora, publicaba en portada «Honras generales al General Franco»10.
Como recogieron las páginas de estos diarios, el Gobierno de Stroessner decretó ocho
días de «Duelo Oficial» por el fallecimiento del dictador, y obligaba a todas las ins-
tituciones paraguayas —civiles y militares, así como también los buques de la Ar-
mada— a ondear sus banderas a media asta durante ese período11. Bajo la foto de
Franco, Última Hora hacía un repaso de la vida y obra del dictador, que finalizaba
señalando que «larga será aún la controversia sobre Franco, el hombre que, según
Churchill, tuvo más relevancia en la vida española desde los tiempos de Carlos V»12.
Conocido como El Decano de la prensa nacional paraguaya, el diario La Tribuna —
fundado en 1925 y disuelto en 1983— publicaba al día siguiente la noticia del vela-
torio de Franco con cierta emotividad, a pesar de haber sido uno de los periódicos
más críticos con el régimen: «España vela a su Caudillo»13. Sin embargo, recogía
también La Tribuna algunas de las palabras y perspectivas de los exiliados españoles
en Francia, así como de las oposiciones territoriales y políticas internas14, y las opinio-
nes de algunos miembros ilustres de la colectividad española en Paraguay, como fue-
ron los casos de Luis de los Reyes Ruiz (por entonces gerente de Iberia en Asunción),
Justo Corrales García (gerente del Banco Exterior), Manuel Peña Villamil (presi-
dente del Instituto de Cultura Hispánica), o Luis Federico Fontclara (presidente de
la Sociedad Española de Socorros Mutuos) cuyos testimonios fueron recogidos en
las páginas de este diario: «eterna gratitud», «uno de los grandes hombres de su
tiempo, o «gobernante como pocos» fueron algunas de las afirmaciones que apare-
cieron en estos testimonios, carentes por completo de alusiones directas a la represión
del régimen o al término democracia, que no aparece recogido entre las opiniones de

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los entrevistados por el diario15.


Es interesante también revisar el tratamiento a la noticia del diario Patria, vo-
cero oficial del Partido Colorado paraguayo —la voz del régimen—, publicación que
constituía la principal bajada de línea desde Stroessner y sus más próximos colabo-
radores hacia los funcionarios y militantes colorados, y de ellos, a la sociedad para-
guaya. El 21 de noviembre, Patria publicaba «Ha Muerto el Generalísimo Franco»,
una extensa nota en portada en la que, tras narrar la vida y obra de Franco, decía
como sigue:

«He aquí la historia caliente de España y también la de su Caudillo el Generalí-


simo Francisco Franco Bahamonde, en simbiosis perfecta con el alma de su he-
roico pueblo, en las horas amargas de su larga vía crucis y en las venturosas de
los días que corren. Franco ha muerto, pero su espíritu formidable de paradigma
singular impregna ya hasta la última capilaridad de la vida eterna de su Patria. El
Paraguay, que jamás desoyó el llamado de amor a la Madre Patria, guarda recuer-
dos gratísimos de los nobles sentimientos de amistad de su Caudillo hacia nues-
tro pueblo, traducidos en tantos vínculos de cooperación y coronados por la
honra insigne de su cariñosa hospitalidad a nuestro Conductor, el General del
Ejército don Alfredo Stroessner, en ocasión de su visita, especialmente invitado
por el Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, en 1973»16.

En general, las primeras páginas de todos estos diarios estuvieron dedicadas entre
los días 20 y 21 de noviembre a la muerte de Franco, su figura histórica, las ceremo-
nias previstas por su defunción, la inminente coronación real, y algunos otros aspec-
tos menores de la actualidad política española. Poco o nada depararon estos diarios
generalistas —salvo contadas excepciones— en las características del régimen que
moría con el caudillo, como la falta de libertades civiles, la represión, la falta de plu-
ralidad política en el Gobierno, las transformaciones que venían dándose en la socie-
dad civil española desde antes de la muerte del dictador, o incluso los debates políti-
cos y las polémicas que desde comienzos de los años setenta se estaban dando acerca
del futuro del país y las posibilidades de transitar hacia un régimen democrático
desde la legalidad e institucionalidad impuesta por la dictadura en las décadas ante-
riores17.
Una de las pocas excepciones que sí mencionaron las posibilidades del nuevo
régimen fue ABC Color en su edición del 21 de noviembre, en la que incluye una

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noticia bajo el título «La gran interrogante que envuelve la figura de Juan Carlos de
Borbón»; en ésta aparecen recogidas inquietudes, actitudes e intereses de los grupos
de oposición al régimen franquista: «Las dos alianzas opositoras españolas rivales […]
emitieron un manifiesto conjunto solicitando al rey que convoque a un plebiscito y
que permita a los españoles elegir el gobierno que deseen»18. Y es que, como también
recogió el cable publicado por ABC Color, «el príncipe Juan Carlos designado por
Franco para sucederlo, es políticamente desconocido»19.
Durante los días siguientes, las noticias sobre el entierro de Franco en el Valle de
los Caídos se sucedieron intercaladas con las de la coronación de Juan Carlos I.

3. La coronación de Juan Carlos I, 22 de noviembre de 1975

La distancia y el tiempo que separan a los países latinoamericanos del último período
histórico en que se encontraron bajo el dominio de la monarquía hispánica ha gene-
rado que la visión popular de esta institución esté a medio camino entre la realidad y
la ficción, entre lo actual y lo medieval, o entre el atractivo de la solemnidad proto-
colaria de una institución ancestral y el puro cotilleo amarillista sobre una familia fa-
mosa.
Sin embargo, y quizá precisamente por ese halo de ficción medieval arrastrada
hasta la actualidad, existió y existe en países como Paraguay un cierto interés por los
acontecimientos que rodean a la Casa Real española, percibida como algo anacró-
nico, pero, pese a ello —y quizá por ello— interesante, más por curiosidad imprevista
que por interés epistemológico real por la comprensión del sistema político español
o la forma de Estado o de Gobierno del país.
Es por esto que las noticias, sucesos o acontecimientos políticos que tienen que
ver con la Monarquía —sobre todo coronaciones, dación de títulos, ceremonias, o
influencia política— generan mucho interés y despiertan la inquietud de la pobla-
ción paraguaya, algo que igualmente se fomenta desde los medios de comunicación,
que suelen hacerse eco de lo que acontece a los miembros de la realeza española, y lo
vienen haciendo desde hace décadas.
Volviendo a lo que nos ocupa, es preciso señalar que, si la muerte del anciano
dictador despertó enormemente el interés de los medios de comunicación paragua-
yos por su inevitable e indiscutible trascendencia política para España —y también
para los países que, como Paraguay, podían verse envueltos o en el camino de la

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tercera oleada de democratizaciones—, la coronación de Juan Carlos I también des-


pertó una importante fascinación, y todos los diarios paraguayos de ámbito nacional
que han podido ser consultados recogieron en sus portadas del 22 y el 23 de noviem-
bre de 1975 la noticia sobre la coronación real.
ABC Color publicaba el mismo 22 de noviembre la noticia de la inminente jura
de Juan Carlos I como Rey de España, mientras hablaba de que «miles de españoles
desfilaban ante el ataúd del caudillo»20, e indicaba que «el flamante rey se dirigirá a
todo el pueblo, que durante mucho tiempo disfrutó la paz y el progreso ofrecidos
por el régimen» —frase en absoluto inocente, por tener una fuerte carga de simbo-
logía política en Paraguay21— «a costa de casi ningún derecho político», confesaba
el diario. No obstante, esta confesión no era trivial, pues Stroessner permitía la parti-
cipación política minoritaria de un sector de oposición tolerada desde 1967, con lo
que el lector paraguayo podía extraer la conclusión de que, en su caso, Stroessner
había sido capaz de replicar esa paz y ese progreso, incluso concediendo ciertos dere-
chos políticos, que incluían la celebración de elecciones totalmente fraudulentas22.
En cualquier caso, la noticia de ABC Color afirmaba que «fuentes informadas desta-
caron que el monarca no anunciará ningún cambio de corte democrático», y se hacía
eco de que algunos «observadores políticos aseguraron que el ejército estaría dis-
puesto a otorgar un mayor grado de liberalización, pero de ninguna manera hasta el
punto de permitir la legalidad de partidos como el comunista», cosa que sí acabó
sucediendo un par de años después.
Al día siguiente, el 23 de noviembre, media portada de ABC Color estaba ocu-
pada por la foto de la jura de Juan Carlos I con un gran titular que decía «Juan Carlos
I reina desde ayer en España»23 y dedicaba las dos primeras páginas del diario a la
cuestión afirmando en un enorme titular que cubría las dos caras del diario que
«Juan Carlos Prometió Reformas al Jurar Ayer como Nuevo Rey de España»24. En
otra de las columnas, se repasaba el discurso pronunciado por Juan Carlos I, y en esta
ocasión el análisis era eminentemente político y abordaba abiertamente algunos im-
portantes aspectos de la democratización del país y la apertura política: «ese párrafo
[en referencia a parte de la transcripción del discurso] fue interpretado como una
definición de la apertura política y del proceso de democratización que se propone
desarrollar en las primeras etapas de su reinado»25, y sostenía también la noticia que
«el primer discurso de un rey español, después de 44 años, parece abrir una atmósfera
de expectativa como prólogo de una posible apertura política y democratización, que
marcarán el epílogo definitivo de 39 años de franquismo».

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Última Hora también salía en portada el 22 de noviembre con la noticia: «Juan


Carlos I, XVI Rey de España»26 y en páginas interiores titulaba «Juan Carlos Pro-
metió Ejercicio Efectivo de las Libertades»27; no obstante, en esta nota, el diario se
hacía eco del enaltecimiento que el nuevo Rey hizo de la figura del difunto dictador
y de su lealtad al régimen que lo situó ahí: «Tras hacer un elogio a la ‘figura excep-
cional’ del General Franco, el nuevo rey, en su mensaje leído minutos después de ju-
rar las leyes fundamentales del reino y los principios del ‘Movimiento Nacional’, pro-
metió hacer ‘tarea de gobierno’ la ‘participación de todos los españoles en la tarea
común’».
La Tribuna también publicaba en portada «Juan Carlos asume hoy»28 el día
22, pero al día siguiente prácticamente la totalidad de su portada, con letras a color,
estaba dedicada al juramento del Rey, con dos grandes fotos donde se apreciaba la
jura por parte del Rey en una, y en otra a la familia real —rey, reina, príncipe e infan-
tas— atendiendo la ceremonia. Durante días, La Tribuna mantiene un importante
seguimiento de los acontecimientos políticos en España, principalmente focalizán-
dose en las acciones y decisiones políticas del monarca; es sin duda el diario que ma-
yor atención prestó en continuidad al proceso de coronación y lo que implicó polí-
ticamente.
El diario Patria, por su parte, continuaba ensalzando la figura caída del dicta-
dor, pero anunciaba: «Juan Carlos I, Proclamado Rey de España»29, y aseveraba que
«miles de españoles gritaron hoy aquí ‘viva el rey’ cuando Juan Carlos de Borbón se
disponía a entrar en las cortes».
En general, la prensa paraguaya se hizo eco de la coronación, con especial aten-
ción al aspecto visual de la misma —todos los diarios publicaron fotos del momento
de la jura y de la corona real, por lo atractivo del simbolismo monárquico, tan ajeno
a la realidad política paraguaya contemporánea. La figura del Rey fue tratada, en ge-
neral, como la de un continuador de la obra del régimen anterior, ante quien se abría
la posibilidad de emprender el camino democrático o mantenerse en las estructuras
sociales y políticas autoritarias anteriores.

4. La legalización del PCE, 9 de abril de 1977

Un impulso vital al aperturismo y la pluralidad política durante la transición espa-


ñola fue la legalización del Partido Comunista de España el 9 de abril de 1977, en

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medio de un contexto de cambio de la imagen del partido30, en gran medida debida


al comportamiento de la militancia comunista tras el atentado de la extrema derecha
contra el despacho de abogados laboralistas del PCE de inicios de ese mismo año. La
del PCE era una «peculiar situación»31, pues el partido estaba ya en una situación de
tolerancia real desde el mes de diciembre del año anterior, y desde la cabeza del par-
tido se estaban produciendo los primeros contactos importantes con el resto de la
oposición, sin que estuviera claro, sin embargo, que el resultado sería la legalización
del partido. No obstante, la presión política y jurídica, en un país que pretendía cons-
tituirse en un pleno Estado de Derecho, forzó a la definitiva aceptación del PCE en
el ordenamiento jurídico partidario español. Para la opinión pública, además, la le-
galización era un paso de «imperiosa»32 necesidad si se quería dar la suficiente vera-
cidad a todo el proceso de transición.
La noticia de la legalización del PCE llegó rápidamente a un Paraguay cuyo ré-
gimen aún mantenía en estas mismas fechas una fuerte dialéctica del discurso antico-
munista, principalmente extendido a través del periódico vocero del mismo, el diario
Patria, que cada tanto publicaba columnas o textos en este sentido, como la serie de
artículos firmados por el Dr. Cosme Codas bajo el epígrafe Anti Marxismo y Mar-
xismo, donde afirmaba que «al enfrentar al Marxismo y su caballo de batalla el Co-
munismo, las razones expuestas deben ser positivas a la causa no Marxista»33. En es-
tas circunstancias, la relación del régimen stronista con la noticia de la legalización
del PCE español era necesariamente conflictiva y contradictoria.
En los cuatro diarios generalistas que pudieron ser consultados, la noticia del
reconocimiento del PCE tuvo cierta repercusión a partir del día 10 de abril. ABC
Color publicó una breve nota ese mismo día en la que hacía referencia a las circuns-
tancias básicas que rodearon el acontecimiento, sin mayor análisis de las consecuen-
cias de la decisión34. Ese día 10, La Tribuna sacaba también una nota breve, pero en
portada35, en la que recogía algunas palabras de Santiago Carrillo desde París. Al día
siguiente, el diario Última Hora se hizo eco también con dos breves notas: una pri-
mera en la que recogía fuertes críticas de Manuel Fraga a la legalización del PCE36 y
una segunda nota en la que se explicaban los inminentes regresos de Dolores Ibarruri
y Rafael Alberti a España para ponerse al frente de las candidaturas del PCE por As-
turias y Cádiz, respectivamente, y se anunciaba un gran mitin comunista para las fe-
chas siguientes en Madrid37. El último en reflejar el acontecimiento fue el ya mencio-
nado diario Patria, vocero del régimen, que no publicó ninguna noticia hasta el día
14, y cuando lo hizo, fue para dar pábulo a la reacción militar por la decisión del

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Gobierno de legalizar el PCE38. El diario Patria no volvió a hacer mayor referencia a


la cuestión en sus páginas de los días siguientes, evidenciando que, muy probable-
mente, la noticia era terriblemente incómoda para el régimen, que prefirió guardar
silencio al respecto antes que enturbiar las relaciones exteriores con España o dar ma-
yor repercusión a la noticia internamente.
Los días 11, 13 y 14, ABC Color publicó noticias algo más extensas que esas notas
iniciales, en las que recogía la disidencia y las quejas internas en España por la legali-
zación, tanto la tensión a nivel deportivo39 como por el ruido de sables en las Fuerzas
Armadas40. El 11 de abril, La Tribuna también se hacía eco de la protesta castrense
por la legalización del Partido Comunista en España41, aunque el día 17 publicó otra
noticia42 donde explicaba el rechazo en España de una parte importante de la política
y la sociedad civil a la intervención militar en el proceso de democratización, rechazo
evidenciado en el comunicado conjunto de los principales diarios españoles —inclu-
yendo el diario gubernamental Arriba— en el que criticaban a los extremistas con-
servadores por entorpecer el proceso democrático y aconsejaban al Ejército mante-
nerse al margen de dicho proceso. Ese mismo día 17, ABC Color había publicado una
noticia43 en la que trataba la convocatoria de elecciones en España —con el PCE ya
legalizado— con cierta normalidad, y expresaba la decisión del Gobierno de haber
legalizado a casi todos los partidos políticos.
Más allá del silencio de Patria, y de la normalización de la noticia de la legaliza-
ción del PCE en los diarios ABC Color y La Tribuna, el periódico Última Hora jugó
un papel confuso, quizá por imparcial: como ya se ha dicho, inicialmente se hizo eco
del argumentario de Fraga y también de las decisiones de Ibarruri y Alberti, pero en
los días 15 y 16 de abril, sin embargo, publicitó la crisis abierta con las Fuerzas Arma-
das, cargando principalmente contra la figura de Suárez. En una nota titulada Tribu-
laciones del señor Suárez44, se afirmaba que «valiente e inteligente o torpe e impolí-
tico podrían ser los calificativos a aplicar al señor Adolfo Suárez, según sea el cristal
con que uno mire, en la cuestión del reconocimiento del partido comunista espa-
ñol», para después plantear dos importantes interrogantes: «¿Podría haber ignorado
al frente comunista el señor Suárez? ¿Hubiera sido congruente y recomendable
desahuciar a los izquierdistas?», cuestionamientos que se respondía a continuación
con un ambiguo «Estas son preguntas muy difíciles de contestar si uno no está bai-
lando en el mismo ruedo explosivo de la actualidad española», para terminar decan-
tándose por una solución intermedia, al afirmar que «pensamos, a la distancia, que
el señor Suárez —probablemente con aquiescencia del rey— se haya decidido por el

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SI, como un mal menor para el futuro de España». Sin embargo, «nada en política
es gratuito» —continuaba el artículo— y «el reconocimiento legal al PC, un poco
tardíamente parece tener consecuencias en el alto nivel gubernamental».
Pero la legalización del Partido Comunista complicó bastante la situación polí-
tica española, en lo que constituyó «uno de los temas más espinosos de la transi-
ción»45, resultando ser una «auténtica pesadilla»46 para el Gobierno, debido a la pre-
sión que ejercieron ciertos sectores inmovilistas y conservadores, entre ellos buena
parte del Ejército; y de ello se harían también eco los diarios paraguayos. Así, el día
20, ABC Color publicaba una amplia noticia47 sobre la reducción de las tensiones que
habían surgido en esos días entre Gobierno y Fuerzas Armadas por la legalización del
PCE, tensiones que se redujeron a raíz de la carta enviada a todos los generales, ofi-
ciales y suboficiales del Ejército español por el general Félix Álvarez Arenas, en la que
afirmaba su apoyo al Gobierno y la buena voluntad de éste, así como la no determi-
nación de las Fuerzas Armadas a intervenir en la política; la noticia cerraba diciendo
que «la última carta del Ministerio del Ejército parece poner punto final a la inter-
vención de los militares en los asuntos políticos».
El día 22, La Tribuna publicaba una pequeña nota48 donde exponía la determi-
nación del Gobierno de Suárez de impedir que los militares incidentasen ni partici-
paran en la política española, después de la crisis abierta por la legalización del PCE.
En general, en estos días desaparecen las noticias sobre la cuestión de la legalización
del PCE en los diarios paraguayos tras la rebaja de la tensión en España.
La cuestión había suscitado bastante interés en Paraguay: la legalización de un
partido comunista era algo controvertido en el país, y que sucediera en un Estado
bien conocido, con múltiples vínculos políticos, culturales y económicos, lo hacía
más llamativo aún. Sin embargo, la cuestión era compleja, y la cobertura de la misma
fue de diferentes maneras, desde el silenciamiento del asunto por parte de Patria a
las coberturas un poco más plurales de Última Hora, evidenciándose también una
cierta cautela en los medios al tratar el tema, por el riesgo de señalamiento y acoso del
régimen si las noticias hubieran sido excesivamente indulgentes o benévolas en su
tratamiento del éxito del PCE por su legalización definitiva y oficial en España. A
diferencia de otras noticias sobre política española, esta no era una cuestión fácil de
encajar en el Paraguay del período.

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5. Referéndum y aprobación de la Constitución, diciembre de 1978

De la elaboración de la Constitución Española de 1978 fueron partícipes en mayor


o menor grado casi todas las fuerzas políticas, aunque fue predominante el papel de
los dos partidos con mayor presencia en las Cortes —UCD y PSOE—, mientras los
comunistas y la derecha jugaron un papel subalterno, pero igualmente con una fun-
ción importante49.
La Constitución sería entonces elaborada con el consenso de la mayor parte de
los grupos políticos, y en julio de 1978 fue aprobada por el Congreso de los Dipu-
tados con una amplia mayoría de todo el espectro político e ideológico de la cámara50.
El de 1978 fue, en todo caso, un proceso constituyente «derivativo»51, en tanto que
procedió de la legalidad anterior, ya que tanto lo establecido en la Ley para la Re-
forma Política de 1976 como la constitucionalización de la Corona fueron condicio-
nantes que se dieron como «hechos consumados»52 en el proceso, representando
una línea de continuidad con el régimen anterior y un control reformista del proceso.
El texto definitivo fue sometido a referéndum nacional el 6 de diciembre del mismo
año, con una participación del 67,1%, en el cual hubo un 87,9% de apoyo al texto
constitucional; días después se celebraba una sesión conjunta del Congreso y del Se-
nado para proceder a la sanción de la Constitución por parte del Rey53.
Estos acontecimientos —principalmente el referéndum popular con resultado
afirmativo— tuvieron un cierto eco en la prensa paraguaya, que observaría el fenó-
meno de la promulgación de la Constitución Española de 1978 desde una posición
extraña, ya que pese a entenderse lo sucedido como un paso necesario en la democra-
tización del Estado español (y ambicionarse por parte de ciertos sectores políticos
paraguayos un proceso similar para su país), la realidad era que Paraguay ya tenía una
Constitución nacional —la de 1967— que pese a estar hecha a medida de las necesi-
dades de Stroessner para mantener el poder, complicaba el argumento de la falta de
democracia, al existir en la teoría un texto constitucional.
El 7 de diciembre de 1978 ABC Color publicaba en su portada «Los españoles
votaron ayer por una nueva Constitución»54, y en páginas interiores ampliaba la no-
ticia, iniciando el artículo con una rotunda afirmación: «Todos los partidos fran-
quistas y de extrema derecha habían aconsejado votar contra del proyecto de Cons-
titución»55, tras lo cual sólo se hacía eco de las principales reformas y características
jurídico-políticas que el nuevo texto introducía en el sistema político español. No
hubo en este diario mayor seguimiento a la cuestión en los días siguientes.

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Algo similar ocurrió en el diario Hoy, que el día 6 de diciembre avanzó una no-
ticia sobre los asesinatos de la banda terrorista ETA en San Sebastián en las vísperas
del referéndum56, y al día siguiente publicaba una nota amplia sobre la aprobación
de la Constitución en la que señalaban que «el pueblo español aprobó por mayoría
abrumadora la nueva constitución nacional»57, lo cual consideraba un «triunfo del
presidente del gobierno, Adolfo Suárez», pese a la mancha que suponía el «elevado
índice de abstencionismo», así como que el «voto negativo y la abstención fueron
altos en las provincias vascas». Es muy significativa una afirmación a mitad de la nota
donde se sostenía que el referéndum «completa la transición formal de España de
dictadura a democracia», y lo es por dos razones: primero, porque evidencia una
cierta confianza por parte de la prensa en las posibilidades de discutir acerca de las
diferencias entre uno y otro tipo de régimen, y segundo, porque pese a esto, conside-
rar que la transición de dictadura a democracia se consumaba con la promulgación
del texto constitucional58, más allá de qué grupos políticos ostenten el poder del Eje-
cutivo, facilitaba la dialéctica con el régimen stronista, el cual, como ya fue indicado,
contaba con una constitución desde 1967.
El tratamiento que la noticia da al acontecimiento es amplio y completo: re-
cuerda que el texto de la nueva constitución había sido elaborado «por representan-
tes del gobernante partido Unión Centro Democrático, los socialistas, comunistas, y
la derechista alianza popular», texto que «reemplaza las ‘leyes fundamentales’ con
que gobernó el generalísimo Francisco Franco desde el fin de la guerra civil», de
modo que «se establece en España una monarquía parlamentaria». Pero este diario
se atrevió con un detalle más, al mencionar el titular que sacó el diario español El
Periódico, que se expresó «a lo ancho de su primera página proclamando ‘Adiós,
Franco, adiós’»; la mención directa a ese titular —que el diario Hoy paraguayo per-
fectamente podía haber evitado— es otra clara señal de que existía una cierta manga
ancha en este sentido, ya que Franco y Stroessner habían mantenido una excelente
relación, y ese titular podría haber sido entendido, en parte, como un desafío al pro-
pio Stroessner, lo que hubiera ocasionado dificultades con el régimen al periódico.
Este diario volvió sobre la cuestión a finales de diciembre con motivo de la firma de
la Constitución por parte del rey Juan Carlos I, con una noticia59 en la que insistió
en el cierre de la transición, y algunos de los aspectos ya señalados en su noticia de
comienzos de mes.
El diario Última Hora —junto con el periódico Patria— fue el más discreto en
el tratamiento de la noticia de la promulgación de la nueva Constitución española:

353
EDUARDO TAMAYO BELDA

sin referencias en las portadas de aquellas jornadas de diciembre de 1978, el día 6 pu-
blicaba una nota en la que hacía referencia al voto inmediato del pueblo español en
el referéndum que iba a tener lugar en esa jornada, texto en el que pocas fueron las
palabras que realmente explicaron al pueblo paraguayo el trascendental momento
político que atravesaba España en las páginas de Última Hora. Este diario se limitó a
puntualizar los aspectos básicos de las votaciones que tendrían lugar, y a recoger unas
declaraciones insustanciales de Adolfo Suárez acerca de su posible sometimiento a
voto de investidura por las Cortes —«¿No les parece a ustedes lógico que, aunque
yo tengo todos los elementos de juicio y prácticamente tomada mi decisión, puesto
que la constitución establece que es de mi exclusiva responsabilidad, sin embargo no
debo hacerla pública hasta que ésta no esté aprobada?»60— y también las opiniones
un tanto escépticas respecto del proceso constitucional democrático de Manuel
Fraga: «la jornada importante realmente se iniciará mañana, la constitución pone fin
a una etapa de transición, excesivamente larga, y ahora hay que empezar a gobernar;
de la constitución en sí no espero nada como solución».
De nuevo, el día 8 de diciembre, este diario retoma la cuestión, en esta ocasión
con una noticia bastante poco halagüeña con respecto a la situación de consenso y
entente política en la España de la transición, y en la nota se podía leer: «se acabó en
España la luna de miel que reinó entre los partidos políticos para redactar la Consti-
tución»61. La propia redacción de la primera frase tiene una carga subjetiva impor-
tante por parte del autor de la noticia —Eugenio Pontón, periodista español de la
agencia EFE— que no ha de pasar desapercibida: «Apenas concluido el escrutinio
de votos emitidos en el referéndum constitucional que barrió dicen los últimos ves-
tigios del antiguo régimen» (las cursivas son nuestras), «líderes políticos de todos los
signos han empezado a presionar pidiendo elecciones generales, municipales y pro-
vinciales». Se mostraba poco esperanzadora la noticia con respecto al cambio polí-
tico en España y al desarrollo de la cultura democrática, y afirmaba que «la indife-
rencia mostrada por más del treinta por ciento de los españoles que el miércoles se
abstuvieron de ir a urnas hace temer que una nueva convocatoria electoral despierte
escasos entusiasmos», un escepticismo muy estricto que contrasta con el hecho de
que el país acababa de promulgar su primera constitución democrática en casi cin-
cuenta años. Sin embargo, este mismo diario —Última Hora— dedicaba ese mismo
día atención, dos páginas adelante, a otra noticia —a cuyo contenido dedicaba in-
cluso más espacio— llegada también desde España: «Los Calvos ya no Tienen Re-
medio»62, rezaba el titular. El contenido era aún más desesperanzador que el de la

354
ESTADO, PRENSA Y DISCURSO; PARAGUAY ANTE LOS CAMBIOS POLÍTICOS…

noticia sobre la promulgación de la Constitución, ya que, según se afirmaba en el


texto, «después de estudiar el caso clínico de más de 1000 personas a las que se les
aplicó todo tipo de tratamiento, incluso los más avanzados, se llegó a la fatal conclu-
sión: ‘los calvos no tienen remedio’». El lector paraguayo calvo y progresista de Úl-
tima Hora, que aquel día había leído con cierta desilusión lo poco esperanzador que
parecía el cambio político en España, tuvo que afrontar esta segunda mala noticia,
llegada también desde Madrid, aquel 8 de diciembre de 1978.
El bloque de análisis de la repercusión de la promulgación constitucional lo ce-
rramos de nuevo con el oficialista diario Patria, que utilizó sus páginas para difundir
una información también escéptica del proceso constitucional español, aunque lo
hizo con características que merece la pena abordar en detalle. La noticia63 de Patria
dibujaba un ambiente casi guerracivilista en las calles españolas, afirmando que
«protegidos por severas medidas de seguridad, miles de madrileños caminaron hoy
bajo la lluvia ligera a depositar sus votos a favor o en contra de la democracia». Con-
tinuaba la noticia incidiendo en el miedo y la violencia: «oficiales de civil y automó-
viles policiales sin identificación se paseaban por las calles para impedir ataques de la
guerrilla urbana, mientras policías uniformados con ametralladoras montaban guar-
dias en las afueras de los centros de votación». El panorama que dibujaba Patria era
excesivamente belicoso para la situación real dada en España, aún a pesar de que en
la región vasca el referéndum planteó mayores complicaciones64, y que en los meses
anteriores la violencia de ETA había sido intensa65. La noticia de Patria recogía una
declaración del Rey en favor de la Constitución, y la de un votante socialista que
confesó haber votado a favor «porque es lo único constructivo para hacer»; sin em-
bargo, el texto se recrea en las opiniones de un joven ciudadano contrario al texto
constitucional —votante declarado de UCD— porque, «en su opinión, la constitu-
ción es ambigua y da demasiados poderes a las regiones». Para este votante —según
Patria— «lo que precisamos es una constitución breve y precisa que no amenace a
la unión de España», y añadía que, «desgraciadamente pienso que sólo el 10 por
ciento votará en contra y tendremos que enfrentarnos entonces a todos los proble-
mas que ello acarreará». Como se ha expuesto, la perspectiva de Patria de los acon-
tecimientos de los días 6 y 7 de diciembre de 1978 fue ciertamente agitada y en apa-
riencia poco esperanzadora. No obstante, no le faltaba razón al votante de UCD en
algunas de sus reservas sobre la cuestión de la territorialidad del poder, las cuales, en
todo caso, han tardado décadas en manifestar aspectos verdaderamente desestabili-
zadores del régimen que nacía en 1978, y tampoco puede afirmarse que una solución

355
EDUARDO TAMAYO BELDA

constitucional de fortalecimiento del poder central en aquel momento hubiera re-


sultado mejor a largo plazo que lo que hubo, pues, al contrario, quizá hubiera tenido
como consecuencia una estabilidad política del régimen de menor duración.
En referencia al tratamiento del referéndum de la Constitución, cabe destacar
que hay clara disparidad de enfoques: desde un somero tratamiento imparcial de
ABC Color, pasando por el tratamiento más político y completo del diario Hoy, y
llegando a la desidia de Última Hora y la parcialidad e interés de Patria. La conclu-
sión a este respecto es que las contradicciones internas de un régimen —el para-
guayo— con fachada democrático-constitucional, pero de profunda práctica autori-
taria y dictatorial, generaron un tratamiento de la cuestión ciertamente inestable, in-
deciso o vacilante, para un periodismo que probablemente dudaba de la convenien-
cia de hablar de final de régimen autoritario-personalista y de inicio del parlamenta-
rismo político plural y constitucional en España.

6. Comentarios finales

La revisión de la cobertura mediática en la prensa paraguaya de algunos de los prin-


cipales hitos históricos de la transición española, realizada a través de la lectura y el
análisis de las noticias aparecidas sobre la cuestión en los principales diarios genera-
listas del Paraguay en este período, arroja algunas conclusiones para el debate.
Primero, es reseñable la tolerancia hacia la existencia de una cierta pluralidad de
opinión en la prensa paraguaya del período66, a pesar de estar el país inmerso de pleno
en un régimen personalista y autoritario como fue la dictadura del general Alfredo
Stroessner, pese a lo cual el seguimiento del aperturismo democrático español desde
1975 (así como el viraje hacia la izquierda con la victoria del PSOE en 1982, que aun-
que no se expusieron aquí también fueron analizados), pudo ser reflejado con cierto
detalle por los periódicos paraguayos, sin que al parecer esto supusiera ningún incon-
veniente al régimen; las noticias acerca de cada uno de los momentos analizados se
suceden en casi todos los periódicos durante algunos días, una continuidad que esta-
ría indicando también que no hubo presión —o al menos no excesiva— por parte
del régimen stronista para frenar el desarrollo periodístico que cubría las noticias de
cambio político que llegaban desde España.
En segundo lugar, y en línea con ese aperturismo mencionado en el párrafo an-
terior, cabe destacar que no todos los periódicos trataron de igual modo estas noticias

356
ESTADO, PRENSA Y DISCURSO; PARAGUAY ANTE LOS CAMBIOS POLÍTICOS…

llegadas de España, lo cual es lógico habida cuenta de que variaban en ellos las ideo-
logías de sus editoriales, así como su afinidad o distanciamiento del régimen stronista.
En este sentido, el diario Hoy realizó una cobertura detallada y en un tono nada des-
alentador de la victoria socialista en 1982 —que no pudo ser incluida en este tra-
bajo—, además de haberse atrevido a publicar opiniones de políticos contrarios al
régimen stronista esperanzados con la victoria de Felipe González. En el otro extremo
de la cobertura, el diario Patria cuidó en casi todas las ocasiones no despertar especial
simpatía en sus redacciones por el proceso de apertura política. Mientras, otros dia-
rios analizados, como Última Hora, ABC Color o La Tribuna, realizaron un segui-
miento constante de las noticias sobre España, con intensidad discontinua según el
acontecimiento, y también con variaciones en su aproximación a conceptos o ideo-
logías que el stronismo rechazaba. No obstante lo anterior, no debe caer en el olvido
que la mayoría de todos los diarios eran tolerados por el régimen merced a una cierta
lealtad o afinidad personal —al menos inicial— de los directores de estos periódicos
al general Stroessner, aunque la construcción histórica posterior del pasado de algu-
nos de estos diarios los haya configurado como opositores a un régimen —gracias en
gran medida al financiamiento de terceros países— al que al principio se sometieron
sin excesivo pudor67, a pesar de que en la última década del régimen se mostraran más
intransigentes con los crímenes y las injusticias de la dictadura, y comenzaran a sufrir
la censura real por parte del régimen68.
El tercer comentario que vale señalar tiene que ver con la apreciación de una
cierta progresividad en la amplitud del discurso político de los periódicos paraguayos
detrás de las noticias sobre España, y así, si en los primeros años de la transición espa-
ñola (1975-1978, el expuesto en esta comunicación) los medios paraguayos resulta-
ron ser algo más moderados a la hora de dar pábulo mediático a ideas francamente
vedadas por el régimen stronista, como el socialismo o el comunismo, sin embargo,
para 1982, las apreciaciones que no se han podido incluir estarían indicando que es-
tas reservas parecen estar más superadas, y la figura de Felipe González y el perfil po-
lítico del Partido Socialista Obrero Español son ampliamente descritos y abordados
por los diarios, que además los relacionan con la consolidación democrática y la po-
sibilidad de apertura de un nuevo ciclo político muy importante para España.
Por último, un cuarto comentario. Fueron pocas las noticias —tan sólo en algu-
nas ocasiones y en un par de diarios— que realizaron analogías o trataron de relacio-
nar la transición democrática española con el devenir de la política nacional para-
guaya. Si bien —como ya se ha indicado en párrafos anteriores— hubo una cierta

357
EDUARDO TAMAYO BELDA

libertad y pluralidad en la cobertura de los acontecimientos de España, no parece que


hubiera intención clara por parte de los medios paraguayos de señalar las carencias o
contradicciones democráticas del régimen que les tocó vivir. Valga como ejemplo las
circunstancias políticas de los partidos comunistas en uno y otro país: cuando en
1977 los diarios paraguayos se hicieron eco de la legalización del Partido Comunista
Español, lo hicieron en gran medida en relación al ruido de sables y a las dificultades
de asimilación de dicha legalización por parte de algunos sectores políticos, civiles o
militares en España; sin embargo, la cobertura de la noticia no pasó —en ninguna
ocasión que haya sido revisada para este trabajo— por el planteamiento de la situa-
ción del Partido Comunista Paraguayo, el cual estaba no sólo proscrito de la política,
sino firmemente perseguido por el régimen, y sus miembros estuvieron amenazados
constantemente por la violencia del Estado hasta 1989, con la caída de Stroessner.
Esta circunstancia, así como otras de similar naturaleza también observadas en la
prensa paraguaya del período, estarían probablemente evidenciando un mayor auto-
control —o autocensura— por parte de los medios paraguayos a la hora de involu-
crar al régimen stronista en las discusiones sobre democracia, Estado de derecho, o
aperturismo y pluralidad políticas que venían de la mano de las noticias que llegaron
desde España al Paraguay en la primera fase de la transición española —entre 1975 y
1978—, más aún si en el análisis se alcanza la fecha de la victoria socialista en 1982.

358
ESTADO, PRENSA Y DISCURSO; PARAGUAY ANTE LOS CAMBIOS POLÍTICOS…

Notas
1
RODRÍGUEZ, José Carlos y ROLÓN, Judith (Coords.): Informe Final. Tomo I. Síntesis y Carac-
terización del Régimen. Asunción: Comisión de Verdad y Justicia, 2008, p. 141.
2
El autor de esta comunicación realizó dicho estudio en el año 2016, cuyos resultados presentó en el
Primer Encuentro de Politólogos/as del Paraguay, en la mesa de Política Comparada, en julio de ese
año, celebrado en la ciudad de Asunción y organizado por la ACIPP y la Universidad Católica de
Asunción.
3
SOTO, Álvaro: Transición y cambio en España 1975-1996. Madrid: Alianza 2005, pp. 384-387.
4
TUSSELL, Javier: Historia de España en el siglo XX 4. La transición democrática y el gobierno socia-
lista. Madrid: Santillana, 2007.
5
NICKSON, Andrew: “El régimen de Stroessner (1954-1989)”, TELESCA, Ignacio (Coord.): His-
toria del Paraguay. Asunción: Taurus, 2014, pp. 280-281.
6
SOTO, Álvaro (Coord.): Historia de la España actual 1939-2000. Autoritarismo y democracia. Ma-
drid: Marcial Pons, 2001, pp. 125-129.
7
“Franco recibió al Presidente del Paraguay en el Aeropuerto de Barajas”. ABC, 17 de julio de 1973,
p. 19.
8
SOTO, Álvaro: Transición y cambio…, p. 33.
9
“El Generalísimo Franco Murió Esta Madrugada”. ABC Color, 20 de noviembre de 1975, pp. 1-3.
10
“Honras generales al General Franco”. Última Hora, 20 de noviembre de 1975, p. 1.
11
Ibid., p. 1.
12
Ibid., p. 1.
13
“España vela a su Caudillo”. La Tribuna, 21 de noviembre de 1975, p. 1.
14
“Gran euforia de los vascos”. Ibid., p. 2.
15
“Pérdida Para España”. La Tribuna, 21 de noviembre de 1975, p. 7.
16
“Ha Muerto el Generalísimo Franco”. Patria, 21 de noviembre de 1975, p. 1.
17
SOTO, Álvaro: ¿Atado y bien atado? Institucionalización y crisis del franquismo. Madrid: Biblio-
teca Nueva, 2005, pp. 135-136.
18
“La gran interrogante que envuelve la figura de Juan Carlos de Borbón”. ABC Color, 21 de noviem-
bre de 1975, p. 2.
19
Ibid., p. 2.
20
“Juan Carlos Jura Hoy como Rey”. ABC Color, 22 de noviembre de 1975, p. 2.
21
La consigna Paz y Progreso era uno de los lemas predilectos del stronismo, y caló tan hondo en la
sociedad paraguaya como aquella otra máxima de que con Stroessner se podía dormir con las ventanas
abiertas. Incluso en la actualidad, estos dichos siguen teniendo fuerza y relevancia política en el país,
y de tanto en tanto surgen elementos noticiables que lo recuerdan, como el caso de mediados de sep-
tiembre de 2014, cuando apareció una pintada en un muro de la Facultad de Derecho de la UNA que

359
EDUARDO TAMAYO BELDA

decía “Paz y Progreso”, la cual terminó por ser cubierta —parece que por estudiantes de Filosofía
UNA— por la consigna “Dictadura Nunca Más”. A continuación se citan dos noticias sobre la cues-
tión: “Guerra de pintadas: ‘Dictadura nunca más’ reemplaza a ‘Paz y Progreso’”. Ultimahora.com, 17
de septiembre de 2014 [Consultado en línea el 15/04/2018, http://www.ultimahora.com/guerra-
pintatas-dictadura-nunca-mas-reemplaza-paz-y-progreso-n830647.html]; MERLOS, Claudia: “Ni
paz ni progreso”. Abc.com.py, 19 de septiembre de 2014 [Consultado en línea el 15/04/2018,
http://www.abc.com.py/especiales/fin-de-semana/ni-paz-ni-progreso-1287528.html]
22
NICKSON, Andrew: El régimen de…, p. 280-281.
23
“Juan Carlos I reina desde ayer en España”. ABC Color, 23 de noviembre de 1975, p. 1.
24
“Juan Carlos Prometió Reformas al Jurar Ayer como Nuevo Rey de España”. ABC Color, 23 de
noviembre de 1975, pp. 2-3.
25
“Quedó inaugurado el post-franquismo político”. ABC Color, 23 de noviembre de 1975, p. 3.
26
“Juan Carlos I, XVI Rey de España”. Última Hora, 22 de noviembre de 1975, p. 1.
27
“Juan Carlos Prometió Ejercicio Efectivo de las Libertades”. Última Hora, 22 de noviembre de
1975, p. 2.
28
“Juan Carlos asume hoy”. La Tribuna, 22 de noviembre de 1975, p. 1.
29
“Juan Carlos I, Proclamado Rey de España”. Patria, 23 de noviembre de 1975, p. 8.
30
En febrero de 1977 ya había sido legalizado el Partido Socialista Obrero Español, pero el caso del
PCE era distinto porque este partido mantuvo durante la dictadura una actividad significativa, mayor
en todo caso que la presencia del PSOE en la oposición al régimen. SOTO, Álvaro: Transición y cam-
bio…, p. 81.
31
TUSSELL, Javier: Historia de España…, p. 90.
32
Ibid., p. 93.
33
CODAS, Cosme: “Anti Marxismo y Marxismo (1er artículo) Estudio crítico”. Patria, 11 de abril
de 1977, p. 4.
34
“Legalizan al PC español”. ABC Color, 10 de abril de 1977, p. 4.
35
“España legalizó al Partido Comunista”. La Tribuna, 10 de abril de 1977, p. 1.
36
“Repudian al PC español”. Última Hora, 11 de abril de 1977, p. 5.
37
“La ‘Pasionaria’ a la cabeza”. Última Hora, 11 de abril de 1977, p. 5.
38
“España: El Ejército Parece Haber Conjurado Brote de Disidencia en las Fuerzas Armadas”. Patria,
14 de abril de 1977, p. 8.
39
“España: Empieza a divorciarse la política y el deporte”. ABC Color, 11 de abril de 1977, p. 6.
40
“Malestar en las Fuerzas Armadas españolas”. ABC Color, 13 de abril de 1977, p. 5; “España: Suárez
se esfuerza por superar la disidencia existente en la Armada”. ABC Color, 14 de abril de 1977, p. 4.
41
“Protesta castrense en España por legalizar el comunismo”. La Tribuna, 11 de abril de 1977, p. 2.
42
“En España Condenan a la Derecha y al Ejército”. La Tribuna, 17 de abril de 1977, p. 2.
43
“España, en el umbral de la democracia”. ABC Color, 17 de abril de 1977, p. 4.

360
ESTADO, PRENSA Y DISCURSO; PARAGUAY ANTE LOS CAMBIOS POLÍTICOS…

44
“Tribulaciones del señor Suárez”. Última Hora, 15 de abril de 1977, p. 5.
45
SOTO, Álvaro: Transición y cambio…, p. 83.
46
Ibid., p. 83.
47
“España: Reafirmó el Ejército su lealtad al gobierno”. ABC Color, 20 de abril de 1977, p. 7.
48
“Vedan la política a militares españoles”. La Tribuna, 22 de abril de 1977, p. 2.
49
TUSSELL, Javier: Historia de España…, p. 125.
50
Ibid., p. 126.
51
SOTO, Álvaro: Transición y cambio…, p. 104.
52
Ibid., p. 104.
53
Ibid., p. 125.
54
“Los españoles votaron ayer por una nueva Constitución”. ABC Color, 7 de diciembre de 1978, p.
1.
55
“Votó España por una nueva Constitución”. ABC Color, 7 de diciembre de 1978, p. 5.
56
“Tres nuevos crímenes de los separatistas vascos”. Hoy, 6 de diciembre de 1978, p. 6.
57
“España aprobó por mayoría la nueva constitución”. Hoy, 7 de diciembre de 1978, p. 6.
58
Según Javier Tussell, una muy rígida interpretación de la cronología de la transición española podría
concluir que ésta finalizaba con la promulgación de la Constitución; sin embargo, «quedaban abier-
tos en este momento interrogantes decisivos» y «existía la duda de si el sistema de partidos había que-
dado configurado de una manera estable», de manera que algunas de las cuestiones que estaban abier-
tas, «podían provocar, por otro lado, una reacción involucionista; por eso se debe prolongar el pe-
ríodo acogido a la denominación ‘transición’ hasta 1982» TUSSELL, Javier: Historia de España…,
pp. 135-136. Álvaro Soto Carmona coincide en esta apreciación, y afirma que «a finales de 1982, las
tareas propias de la transición a la democracia habían concluido, y se habían despejado las principales
incertidumbres sobre el régimen político». SOTO, Álvaro: Transición y cambio…, p. 191.
59
“El Rey de España promulgó la nueva Constitución”. Hoy, 28 de diciembre de 1978, p. 6.
“En España Votan el Referéndum”. Última Hora, 6 de diciembre de 2018, p. 4.
60

PONTÓN, Eugenio: “España: el Gobierno en su Sitio Y con la Oposición en lo Suyo”. Última


61

Hora, 8 de diciembre de 1978, p. 3.


62
ARMESTO, Carmen: “Los Calvos ya no Tienen Remedio”. Última Hora, 8 de diciembre de 1978,
p. 5.
63
“Protegidos por Severas Medidas Españoles Fueron a las Urnas”. Patria, 7 de diciembre de 1978, p.
3.
64
TUSSELL, Javier: Historia de España…, pp. 128-129.
65
Ibid., pp. 149-150.
66
Los ciclos de represión, en todo caso, tendieron a ser cíclicos, con picos y valles, con dificultades
para la libertad de expresión en Paraguay entre 1974 y 1976, y entre 1983 y 1984, a pesar de estar
garantizada sobre el papel en la Constitución de 1967. El Gobierno hostigaba (sobre todo en esas

361
EDUARDO TAMAYO BELDA

etapas de mayor presión política) a aquellos medios que trataban de mostrarse independientes políti-
camente del régimen. Por lo general, bastaban las detenciones periódicas de los periodistas, las visitas
de los inspectores a las sedes, o las amenazas contra impresores y anunciantes para hacer entrar en
razón a los directores de los diarios, pero a veces ni si quiera esto era suficiente, y algunos diarios llega-
ron a ser hasta clausurados, como ocurrió con La Tribuna y Última Hora en 1979, cuando el Go-
bierno respondió con una clausura temporal de ambos por haber informado sobre las inundaciones
de una manera «supuestamente ‘alarmista’» a la ciudadanía. BOUVIER, Virginia M.: El ocaso de un
sistema. Encrucijada en Paraguay. Asunción: Intercontinental/Ñanduti Vive, 2012, p. 35-39.
67
“Historias de la dictadura: la verdad, de algunos”. E’a.com.py, 3 de noviembre de 2012 [Consultado
en línea el 20/04/2018, http://ea.com.py/v2/historias-de-la-dictadura-la-verdad-de-algunos/]
68
“Censura en el régimen”. Abc.com.py, 1 de noviembre de 2012 [Consultado en línea el
19/04/2018, http://www.abc.com.py/especiales/memorias-del-stronismo/dos-periodistas-vs-cen-
sura-stronista-472375.html]

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ESTADO, PRENSA Y DISCURSO; PARAGUAY ANTE LOS CAMBIOS POLÍTICOS…

Bibliografía

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