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SALMO 27

Introducción

El salmo comienza con una conversación que David sostiene


consigo mismo (v.1). Frente al ataque de ciertos enemigos, y el
temor que esto produjo en el corazón de David, este gran siervo
de Dios se pregunta: “¿Por qué debo tener miedo, si Dios es mi
Salvador?”. Esta pregunta da lugar a un hermoso salmo, en el
cual David habla de sus enemigos, declara su determinación de
confiar en Dios, y expresa algunas de las aspiraciones
espirituales que guarda en su corazón1.

Podemos presentar los tres temas principales en la siguiente


manera:

i. La ayuda que David pide a Dios contra sus


enemigos.
ii. La confianza que David declara en Dios, su
Salvador.
iii. Las aspiraciones espirituales que David expresa
ante Dios.

1. DAVID PIDIÓ LA AYUDA DE DIOS CONTRA SUS


ENEMIGOS

David no nos dice exactamente quienes fueron estos enemigos;


se limita simplemente a describir su carácter y sus acciones.
Esto nos permite identificarnos con David, dado a que muchas
veces nosotros también nos hallamos rodeados por tales
‘enemigos’.

Veamos algunos detalles de estos enemigos de David.

1
Este salmo es parecido al Salmo 35.
1
a. El Carácter de Sus Enemigos (v.2a)

En el v.2, David destaca dos aspectos del carácter de sus


enemigos.

i. Eran “malignos” (v.2)

Este sustantivo está relacionado con un verbo en hebreo


(‘ra’a’), que significa ‘malograr’ (cuando se refiere a cosas) o
‘maltratar’ (cuando se refiere a personas). En este caso, el
sustantivo indica una persona que maltrata a otros, causándoles
dolor. Así eran los enemigos de David.

ii. Eran “angustiadores” (v.2)

Este segundo sustantivo (hebreo, ‘tsar’) significa ‘estrecho’ (ver


Núm 22:26). A veces (como en este contexto), el término
significa algo o alguien que causa ‘estrechez’ - apretando o
presionando algo. Cuando la palabra se usa de una persona, el
‘angustiador’ es alguien que presiona a otra persona, hasta
hacerla sentir un profundo dolor (físico o psicológico) 2. Esto
era lo que David sentía en este momento. Sus enemigos lo
estaban presionando en alguna manera, con su actitud hostil, y
él se sentía muy angustiado y afligido.

Reflexión: ¿Tenemos enemigos así? ¿Gente que nos presiona y


nos hace sufrir?
Cristo los tuvo – los fariseos y demás líderes judíos,
quienes al final lo crucificaron.

2
En Núm 10:9, la palabra ‘tsar’ se aplica a un pueblo vecino (“enemigo”)
que ‘molestaba’ a Israel, invadiendo el territorio del pueblo de Dios, para
reducir su extensión geográfica.
2
Para entender cómo los enemigos de David lo estaban afligiendo
y angustiando, tenemos que considerar las acciones de estas
personas.

b. Las Acciones de Sus Enemigos (v.12b, 2b) David menciona


TRES acciones específicas:

i. Lo Estaban Acusando Falsamente (v.12b)

Estos enemigos eran “testigos falsos”. Estaban acusando a


David de hacer cosas malas, pero sus acusaciones eran falsas.
Eso dolía mucho a David, y se sentía angustiado por ello. Ver
Sal 35:11-12.

ii. Estaban Actuando con Crueldad (v.12b)

Estos testigos falsos estaban acusando a David, queriendo


causarle graves problemas. Eran crueles. David dice de ellos,
“respiran crueldad”. Esta es una descripción muy dramática.
Su actitud constante (cada ‘respiración’) era una de hostilidad
hacia David, queriendo causarle el máximo daño.

iii. Querían Destruir a David (v.2b)

Estos enemigos, ¿por qué actuaban de esta manera? ¿Por qué


lo acusaban falsamente, y por qué eran crueles con el siervo de
Dios? David no tenía duda alguna – era porque querían
destruirlo. Como él mismo lo expresa, ellos querían “comer mis
carnes” (v.2b). En otras palabras, estaban actuando como si
fueran bestias rapaces, queriendo devorar a su presa (David).

El problema para David era que estos enemigos lo estaban


rodeando (v.6). No se podía librar de ellos; estaban por todas
partes (a lo menos, eso era lo que David sentía).
3
Reflexión: ¿Tenemos enemigos que hacen tales cosas con
nosotros?
Cristo los tuvo, cuando murió en la cruz – Sus
enemigos lo acusaron falsamente, lo
Trataron con crueldad, y al final intentaron destruirlo.

¿Qué hizo David en esta situación? Para contestar esta pregunta


tenemos que ver:

c. La Petición de David (v.7, 9, 11, 12a)

Rodeado por esta clase de personas, David se dirige a Dios


(v.7a). Sabe que solo en Él puede hallar refugio de la crueldad
humana. ¿Qué fue lo que David pidió a Dios?

i. Pidió la Misericordia de Dios (v.7)

Al dirigirse a Dios, lo primero que David pide es “misericordia”


(v.7). El término en hebreo se deriva del verbo, ‘kanan’, que
significa ‘inclinarse hacia un inferior’; eso es, inclinarse hacia
una persona de menor valor o estatus social, con el fin de
escuchar su petición y súplica. Es la palabra que Jacob usó,
para describir la manera en que Dios lo había tratado, a lo largo
del tiempo que vivió con Labán (Gén 33:11, “ha hecho
merced”).

Al usar este término, David está reconociendo su tremenda


inferioridad ante Dios3. David se siente tan pequeño e
insignificante (ante la presencia de Dios), que Dios tendría que
‘agacharse’ para escuchar su petición, y venir a ayudarlo.

Reflexión: ¿Reconocemos nuestra pequeñez ante Dios?

3
En el v.9 se describe a sí mismo como “tu siervo”.
4
A veces no lo reconocemos, y caemos en la trampa de
exigirle cosas a Dios, negando
nuestra condición de siervo, y colocándonos al mismo
nivel de Dios, ¡Cuán
importante es mantener una actitud humilde y sencilla
ante Dios!

ii. Pidió la Presencia de Dios (v.9)

En esta situación de tremenda angustia, David sentía el peligro


de ser abandonado por Dios. Por lo tanto, pidió la
manifestación de Su presencia. “No escondas tu rostro de mi”,
exclama; “No me dejes ni me desampares” (v.9)4. Tenemos
una petición parecida, en Sal 69:17.

En medio de su tremenda angustia y aflicción, lo que David


necesitaba más que cualquier otra cosa, era la presencia de Dios;
aquella presencia que trae tremendo gozo (Sal 16:11).

Reflexión: Cuando estamos en angustia, rodeados por enemigos,


¡cuánta falta hace la presencia
consoladora de Dios! Esto fue lo que los amigos de
Daniel experimentaron, en el
horno de fuego (Dan 3:24-26).

iii. Pidió la Dirección de Dios (v.11)

En momentos de persecución, cuando nos sentimos rodeados de


enemigos, ¡cuánta falta nos hace recibir la dirección de Dios!
Tenemos que saber cómo actuar sabiamente.
4
No es que Dios lo iba a dejar o desamparar; pero David habla
humanamente, expresando en forma poética su necesidad de contar con el
apoyo de Dios, en ese momento.

5
Notemos dos detalles de la petición de David:

- En primer lugar dijo, “Enséñame…tu camino” (v.11a).


David reconoció el peligro que corría en ese momento,
de actuar en la ‘carne’. Por lo tanto, se encargó de pedir
a Dios qué era lo que Él quería que David hiciera. Ver
Sal 25:4-5.

- Luego añadió, “Y guíame por senda de rectitud”5


(v.11b). En momentos de gran angustia, cuando
sentimos que nuestros enemigos nos están tratando
injustamente, lo más fácil es reaccionar en la ‘carne’,
devolviendo a nuestros enemigos mal por mal. Esto no
es lo que Dios quiere; no es actuar con “rectitud”.
David pidió a Dios la gracia para actuar correctamente,
conformándose al carácter de Dios, y no dando rienda
suelta a sus instintos carnales. Él hace la misma
petición en Sal 5:8.

Reflexión: ¿Reconocemos la necesidad de la dirección de Dios


en nuestras vidas? ¿Estamos
dispuestos a someter nuestra ‘carne’ a la voluntad de
Dios, para andar en un camino
‘recto’?

iv. Pidió la Protección de Dios (v.12a)

En último lugar, David pidió a Dios, “No me entregues a la


voluntad de mis enemigos” (v.12a). Es interesante notar la
manera en que David reconoce la soberanía de Dios. Lo que sus
enemigos le podrían hacer, dependía de la decisión de Dios. Por
eso David pide, “No me entregues…”. Es como si dijera, “el
asunto está en Tus manos, Señor”.
5
La palabra, en el idioma original, significa ‘lugar plano’. David pide a Dios
que lo guíe por un camino llano, para que no tropiece.
6
En esta cuarta petición, David reconoce, implícitamente, la
debilidad del ser humano. Él sabía que a no ser que Dios
interviniera, sus enemigos iban a hacer lo que querían con
David. Él no era capaz de defenderse a sí mismo; su seguridad
dependía completamente de Dios.

Reflexión: ¿Estamos dispuestos a reconocer la soberanía de Dios


en nuestras vidas?
¿Estamos dispuestos a reconocer nuestra propia
debilidad y dependencia de Dios?

2. DAVID DECLARÓ SU CONFIANZA EN DIOS

A pesar de las circunstancias adversas en las que se encontraba,


David manifiesta una tremenda confianza en Dios. Veamos los
diferentes elementos de esta confianza.

a. Confió en la SALVACIÓN de Dios (v.3, 5, 6a)

Siendo un hombre acostumbrado a la guerra, David usa una


figura militar (v.3). Afirma que aunque estuviese rodeado por
un gran ejército, su corazón estaría confiado en Dios (v.3b), y
no tendría miedo (v.3a). Ver Sal 3:6.

Es claro que la confianza de David estaba en la salvación de


Dios (v.5). Esta salvación consistiría en ser escondido en el
“tabernáculo” de Dios; ocultado en “lo reservado de su
morada”6. La referencia es al santuario de Dios, donde se
manifestaba Su presencia terrenal.

6
Debemos notar que en el texto original, la palabra traducida, “tabernáculo”
(hebreo, ‘cok’), significa ‘un lugar cubierto’; sea una “cueva” (Sal 10:9) o
una “guarida” (Jer 25:38). Mientras que la palabra traducida, “morada”
(hebreo, ‘ojel’), significa una ‘carpa’ o ‘tienda’ (Gén 4:20; 12:8).
7
David sabía que su seguridad y salvación se hallaban en la
presencia del Dios soberano. En Su tabernáculo, ante Su
glorioso y poderosa presencia, David estaba seguro.

Reflexión: ¿Gozamos la paz que proviene de la salvación de


Dios?
Lo haremos, siempre en cuanto vivamos día a día en
la presencia de Dios. Es Su
presencia que nos salva – no alguna circunstancia
favorable, o un esfuerzo humano.

b. Confió en la intervención de Dios (v.2b)

Siendo un hijo de Dios, David confió que Dios lo iba a guardar


y a defender de sus enemigos. David afirma que ellos
tropezarían y caerían (v.2b); no por algún descuido o debilidad
en ellos, sino por la intervención de Dios, juzgando a los
enemigos de David, y castigándolos.

Según un comentarista, la palabra “ellos” es enfática. David fue


la persona amenazada (v.2a), pero fueron los enemigos que
cayeron (bajo el juicio de Dios), no David.

Reflexión: ¿Estamos dispuestos a confiar en el juicio de Dios, y


a esperar que Él intervenga a
nuestro favor? Hay un peligro en tratar de hacer
nuestra propia justicia.

c. Confió en la PRESENCIA de Dios (v.10)

Esto es algo implícito en todo el salmo. Aunque David estaba


rodeado de enemigos, y no podía confiar en sus propios
familiares, estaba seguro de la presencia de Dios. Sabía que,
pase lo que pase, Jehová lo iba a ‘recoger’.

8
El verbo en hebreo (‘asaf’) significa ‘juntar y levantar’. Es
como si Dios pusiera Sus tremendas manos debajo de David,
recogiéndolo y levantándolo de la situación de peligro en la cual
se hallaba. Es la figura de un niño, abandonado por sus padres,
pero atendido por Dios. Ver Is 40:11 y 49:15.

Reflexión: ¿Sabemos algo de la presencia consoladora y


protectora de Dios?
Es un privilegio que todo hijo de Dios puede gozar;
solo tiene que pedírselo a Su
Padre Celestial, y confiar en ello.

d. Confió en la BONDAD de Dios (v.13)

En medio de su angustia, David expresa una gran verdad; una


verdad que ha sostenido a muchos siervos de Dios, a lo largo de
los miles de años, desde que este salmo fue escrito.

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la


bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes”

Es importante notar que las palabras, “Hubiera yo


desmayado…”, no están en el texto original. Estas palabras
fueron añadidas por los traductores de la RV, para ayudarnos a
entender la expresión del salmista. Lo que David escribió fue
simplemente: ‘¡Si no creyese que veré la bondad de Jehová en la
tierra de los vivientes!’

En lugar de las palabras que añadieron los traductores de la RV,


sería mejor añadir una frase más general, como, ‘¡Qué sería de
mí, si no creyese…!’

Lo que sostenía a David, en medio de toda la presión de sus


enemigos, era la gran confianza de un día ver “la bondad de
9
Jehová” (v.13a). ¡Qué tremendo contraste hay entre la
hostilidad y crueldad de sus enemigos, y la bondad de Jehová!
Como dijera Pablo, “Si Dios está a favor de nosotros, ¡qué
importa quien esté en contra de nosotros!” (Rom 8:31).

Es importante enfatizar que esta “bondad” no era simplemente


algo que David esperaba disfrutar en el cielo, sino aquí en la
tierra, antes de morir. La esperanza de David era experimentar
la bondad de Dios “En la tierra de los vivientes” (v.13b).

Reflexión: ¿Sabemos algo de esta gran esperanza? El creyente


no debe esperar solo bendiciones
en el cielo, sino también aquí en la tierra. Sal 23:6.

3. DAVID EXPRESA SUS ASPIRACIONES


ESPIRITUALES

En medio de todas estas luchas emocionales y espirituales,


David no solo mantuvo su fe en Dios, sino que la expresa en
tremendas afirmaciones de sus anhelos espirituales. Estas
aspiraciones espirituales indican la vitalidad de su fe en Dios.

¿Qué era lo que David anhelaba? ¿A qué aspiraba en su vida?


Podemos notar dos cosas que él mismo destaca:

a. Comunión con Dios (v.4, 8)

En el v.4, David establece cuál era la prioridad número uno en


su vida:

“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré”

El verbo, “demandado”, es un poco fuerte. El verbo en hebreo


(‘sha’al’) significa ‘preguntar’ (ver Gén 24:47; 26:7); pero
10
como la pregunta a veces se hace con firmeza, el verbo puede
significar, ‘desear intensamente’ (Gén 43:7; Éx 3:22; Deut
10:12). Es en este sentido que debemos entender el verbo,
‘demandar’, aquí (ver Sal 21:4).

Lo que David pedía a Dios intensamente, y lo que buscaba de


todo corazón, era estar en la casa de Dios; es decir, estar en el
santuario, en Jerusalén (el templo aun no había sido construido).

Notemos dos detalles:

i. David quería ‘estar’ en la casa de Dios. El verbo, en


el idioma original (‘yashab’), significa ‘habitar’ o
‘morar’ (ver Gén 4:16, 20, etc.). David no quería
simplemente visitar el templo, sino que quería
‘establecerse’ o ‘residir’ en el templo. David era de
la tribu de Judá; por lo tanto, no tenía el derecho de
vivir en el templo, como lo podían hacer los
sacerdotes. Sin embargo, tenía un sano celo de ellos,
y quería a lo menos pasar un buen tiempo en la casa
de Dios.

ii. David quería estar allí “todos los días de mi vida”.


Es decir, ‘en forma permanente’.

¿Por qué David anhelaba esto? Por una sola razón, que él
mismo explica:

“Para contemplar la hermosura de Jehová, y para


inquirir en su templo7”.

7
La palabra en hebreo (‘jaycal’) significa ‘un lugar espacioso’. No
necesariamente significa un edificio construido de material noble. Es la
palabra que se usa en 1 Sam 1:9 y 3:3, del ‘templo’ de Dios en Silo.
11
Lo que David quería más que cualquier otra cosa, era
simplemente gozar, cada día, una comunión íntima con Dios.
Quería hacer dos cosas:

i. Ver la “hermosura” de Dios. Esta hermosura no es


tanto física (dado a que Dios es espíritu), sino
personal. La ‘hermosura’ de Dios es la belleza de la
suma de todos Sus atributos (ver Éx 33:18; 34:6-
7).

ii. “inquirir en su templo”. El verbo (‘baqar’) significa


‘investigar’ o ‘inspeccionar’ (ver Lev 13:36, “no
busque”; Ezeq 34:11). David entendía el principio
espiritual: ‘buscad y hallareis’ (ver Jer 29:13), y lo
aplicaba a su comunión íntima con Dios.

Reflexión: ¿Tenemos esta clase de anhelo espiritual?


¿Buscamos una comunión íntima con Dios?

Recordemos: Tenemos un mayor privilegio que


David. Somos un “real sacerdocio”
(1 Ped 2:9; Apo 1:6), y tenemos el
derecho de entrar al Lugar Santísimo
(ver Heb 10:19-21). ¡Qué triste, que
nuestra aspiración espiritual sea
menos de la de David!

b. Adoración Espiritual (v.6b)

Al buscar esta comunión íntima con Dios, David no estaba


buscando una vida de ociosidad o de pasividad. Quería estar en
la casa de Dios para servirle. Y este servicio, consistía en una
adoración espiritual. ¡La adoración es la tarea de todo
verdadero sacerdote!

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David menciona dos aspectos de esta adoración:

i. “sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo”

Al acudir a la casa de Dios, David iba para ofrecer


algo al Señor; algo que le costaba. Iba a ofrecer
sacrificios – no tanto sacrificios por el pecado
(porque se sabía justificado por la fe), sino sacrificios
de alabanza’ (Heb 13:15).

ii. “Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová”. Esta


frase explica y amplía la frase anterior. David
quería cantar alabanzas a Dios, en Su presencia.
Cánticos que expresaran algo de la grandeza y
hermosura de Jehová, y también cánticos que
expresara su agradecimiento a Dios por Sus
múltiples beneficios.

NOTA: Uno de los privilegios del creyente es que no solo puede


ir a la casa de Dios, sino que en
un verdadero sentido es la casa de Dios (ver 1 Ped 2:5);
es parte de ese edificio llamado
‘el templo del Espíritu Santo’. Por tanto, su vida de
adoración debe ser constante; es su
razón de ser (ver 1 Ped 2:9b).

Conclusión (v.14)

David comenzó el salmo, hablando consigo mismo (v.1), y


termina en la misma manera (v.14). Pero concluye,
exhortándose a sí mismo a hacer TRES cosas:

i. “Aguarda a Jehová”. El verbo significa, ‘espera’, en


el sentido de ‘confiar’ en Dios, y esperar en Su
salvación (ver Sal 25:3, 5, 21). “Jehová es mi luz y
13
mi salvación”, dijo David al comienzo (v.1); por lo
tanto, voy a confiar en Él.

ii. “Esfuérzate”. El verbo significa ‘hazte fuerte’, ‘sé


valiente’. Es el verbo que se usa en Josué 1:6, 7 y 9.
¡‘Esperar’ en Dios no es asunto de ser pasivo, sino de
ser valiente! La fe requiere coraje espiritual.

iii. “aliéntese tu corazón”. David no está hablando de


una suerte de psicología espiritual, en la cual uno
procura animarse a sí mismo por medio de
pensamientos positivistas, sino simplemente de
‘fortalecer’ su decisión de esperar en Dios.
Podríamos traducir, ‘confirma tu corazón’.

NOTA: En la frase final, “Sí, espera a Jehová”, David vuelve a


pronunciar el mismo verbo que
usó al inicio del verso (“Aguarda”).

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