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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

ASIGNATURA: GÉNERO Y PAZ TERRITORIAL


DOCENTE: SEBASTIÁN ISIDRO ESPINOSA
ESTUDIANTE: MAYCOL STIVEN CAÑAS
PROGRAMA: CIENCIA POLÍTICA
ASUNTO: TRABAJO FINAL

EL PODER DEL CUERPO EN EL CONFLICTO ARMADO: UNA CUESTIÓN DE


RAZA, GÉNERO Y BIOÉTICA.

INTRODUCCIÓN

Hay que entender que a lo largo de la historia colombiana se ha configurado un


conflicto particular donde se ha deslegitimado la dominación impuesta por la clase
hegemónica (centrando la discusión durante el siglo XIX y a comienzos del XX); ha
nacido una crítica que ha permitido “desnaturalizar” un orden impuesto (hablando de
la colonización española en nueva granada) que oprimía a distintos sectores
sociales; esta crítica se denominó “guerra de razas”. (Thibaud, sf, pág. 9).

Por lo anterior, mencionar las implicaciones que ha tenido esta guerra a la


modernidad política en Colombia es también mencionar la realidad de un hecho
histórico que marcó las luchas sociales y el devenir político en la sociedad
colombiana. Esto significa que, al entender la modernidad política en el país, como
lo expuesto en la primera pregunta que se plantea en este documento, y entender
que la “guerra de razas” fue una manera historicista de criticar el orden que se
imponía en el siglo XIX, es también reconstruir una historia política que atañe a todo
colombiano y la cual construye las implicaciones a mencionar. Podría inferirse
desde lo expuesto anteriormente que, un intento de modernidad política en
Colombia es posible rastrearse desde la ya mencionada “Guerra de razas” debido a
la construcción ideológica que se venía formando para ese periodo. Todo esto
marca un camino de lucha política que es reflejado desde la experiencia
revolucInaria haitiana y francesa.

Tomar valores que reconstruyen un camino revolucionario, o bien una ”guerra de


razas”, es una implicación que se puede hilvanar con la modernidad política, por
ende, construirla; no obstante, es importante resaltar que, en Colombia, la guerra de
razas no fue del todo una guerra de razas, sino un intento de independencia a
través de la creación de sentidos nacionales y una perfecta excusa para la
emancipación.

Los imaginarios de la modernidad política juegan un papel importante en la


construcción histórica de la misma. La guerra de razas -en mi opinión- construye un
imaginario en el cual se basa la realidad moderna de la política Colombia, es decir
que en el país, las construcciones basadas en modelos eurocéntricos y
revoluciones, marcan “lo moderno” y el camino por el cual debe seguir la política.

Por todo lo anterior, en conclusión, hablar de la “guerra de razas” es hablar de la


construcción de un imaginario político que se ajusta a la realidad y configura la
modernidad política en colombia y por ello, también es hablar del mismo modelo
eurocéntrico basado en mitos fundacionales y nacionalismos que en realidad sigue
configurando a un ritmo lento la modernidad, o intento de modernidad política en
Colombia.

En el escenario propuesto, juega un papel fundamental y trascendental para el eco


feminismo la naturaleza como eje principal para la vida de los seres vivos, puesto
que es aquel lugar ineludible del encuentro de la mujer con el origen de sí misma,
por lo tanto tiene que haber una manera justa de morar en nuestro planeta de una
manera responsable, a esto lo llamamos moralidad y ética. De esta manera en la
evolución que se presenta en el ser humano tanto en conocimientos, instrumentos
tecnológicos y desarrollo, debemos considerar que estos y múltiples procesos
educativos que generan desarrollo en la tierra no pueden darle la espalda a la
madre tierra, siendo ignorada y desatendida con lo sucedido, sabiendo que se trata
de nuestra casa terrenal, habitamos en ella y nosotros formamos parte de su
naturaleza y a la misma vez ella habita en nosotros. De esta forma entendemos la
bioética (según la Encyclopedia of Bioethics1 nueva york 1978, vol. I, p XIX) como
“el estudio sistemático de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud
examinada a la luz de los valores y principios morales”.

Así, en su representación cultural, estas identidades aparecen troceadas,


desligadas de su subjetividad y desprovistas también —por qué no decirlo— de su
dignidad ontológica, lo que invita a Adams2 a llevar a cabo una comparativa entre
los animales y las mujeres como sujetos oprimidos, referentes ausentes, elaborando
una analogía de la coexistencia del sexismo y la crueldad hacia los otros animales,
evidenciando y argumentando a través de las páginas de la obra la relación entre la
dominación masculina respecto a las mujeres y respecto a los otros animales, por el
modo en que tanto animales como mujeres terminan resultando objetos de consumo
a través de la negación de la subjetividad de ambos mediante este patrón de
cosificación, fragmentación y consumo a través de la tecnología, el lenguaje y la
representación cultural3.

JUSTIFICACIÓN

Como un aporte a la academia, esta investigación ofrece un trabajo de contraste


entre el feminismo clásico en Colombia, el feminismo subversivo característico de
las mujeres guerrilleras o sumergidas en la lógica del conflicto, y el feminismo
decolonial. La importancia de realizar este contraste radica en que, por un lado, se
abastece los conocimientos sobre el feminismo en Colombia desde la postura
del proyecto feminista subversivo que se ha fecundado en el grupo de las mujeres
subversivas, ya que nos puede ofrecer un panorama integral sobre lo que ha sido la
agenda tradicional feminista y cómo esta se ha visto modificada por los acuerdos de

1
​“El objetivo de la Enciclopedia de Bioética es presentar de manera concisa e integral el estado
actual del conocimiento de los aspectos éticos de las ciencias biomédicas, la atención médica y las
profesiones de la salud”
2
La política sexual de la carne. Una teoría crítica feminista vegetariana
3
https://papelesceic.identidadcolectiva.es/12-Papeles-CEIC-2019.html
paz para hacerle campo a las propuestas de las excombatientes. Por otro lado, el
feminismo decolonial termina por completar nuestro panorama de feminismo en
Colombia en tanto nos permite entender cómo juegan los factores raza y género en
la configuración del feminismo subversivo de las mujeres campesinas que, como ya
hemos mencionado, es el punto central de análisis​ ​que​ ​entra​ ​a​ ​contrastar​ ​con​ ​los​
​otros​ ​tipos​ ​de​ ​feminismo.

Así, entramos a entender cómo existe una relación de interdependencia entre la


mujer, la naturaleza y el conflicto en el paso por la búsqueda de un desarrollo
universal de los seres humanos y el entorno, puesto que se han construido unos
valores universales que tienen como propósito guiar en busca del bienestar y
dignificación de nuestra condición de vida en el planeta, que sin lugar a duda, es
una vida que no es posible sin los demás seres vivos, y sin agua mucho menos.
Desde luego nuestra condición natural actual es debido al resultado de dos largas
evoluciones que se consideran inconclusas, la biológica y cultural que emerge del
homo habilis. Desde esta evolución cultural nos constituye como homo sapiens
sapiens, derivando el ​homo del latín ​humus​, es decir, tierra y por su parte ​sapiens
sapiens se refiere a que conoce o sabe, derivado de la inteligencia y consciencia,
desde esta perspectiva podemos asumir la vocación que los seres humanos somos
la conciencia de la naturaleza como lo plantea el eco feminismo.

En este sentido todos los seres humanos debemos considerarnos militantes de una
bioética ambiental, ya que somos un eslabón más en la cadena de la vida, y la vida
como tal es el centro de preocupación ética y por lo tanto toda actividad humana
debe reglarse en líneas respetando las ecologías para hacer sinergias con ellos. No
basta con solo saber que todos los seres vivientes tienen derechos y que no pueden
ser alienados por los humanos ni considerarlos simplemente como derechos
morales indirectos. Y si es la madre tierra quien nos precede evolutivamente, nos
constituye y nos proyecta, es ella misma quien inspira a una fuente de valores
morales y emblema simbólico por parte de sus moradores que se supone hemos
alcanzado altos niveles de conciencia para cuidar y proteger de ella en su totalidad.
Por todo esto es muy importante tener en cuenta una manera correcta de habitar el
espacio que nos ofrece la madre tierra, un espacio que no tiene porque verse
perjudicado con las distintas convicciones, creencias, preferencias, acuerdos y
desacuerdos, valores y antivalores, de las personas que en ella habitan, de acuerdo
a esto debemos considerar los valores a tener en cuenta con nuestro alrededor,
llevando al mínimo daño posible deteniendo las repercusiones posibles en el futuro,
estos principios deben ser tenidos en cuenta al momento de buscar la colonización,
adaptación, y dominio del planeta. De los más importantes principios; la autonomía,
el derecho de todo ser vivo en el planeta a participar de las decisiones planetarias
que se refiere al gozo total de su derecho, como el acceso al agua que permita
mantener su salud ambiental, y para los que decidan de esta, deberán mostrar
parcialidad al respecto.

La dignidad, por el solo hecho de estar en un espacio con demás seres vivos,
debemos ser dignificados, y el manejo del agua debe estar normado desde la
búsqueda de la dignidad, esto trae el valor del respeto por la vida solo por existir, es
decir, el manejo del agua no puede pasar por nada que haga mal a nadie y ningún
ser vivo; caso contrario la gestión con el agua debe ser el beneficio de la dignidad
de la vida, actuando con doble efecto, “respeto mi vida, por lo tanto respeto la de los
demás, la de todo cuando tenga vida”. Es la justicia que se refiere al ser tratado con
igualdad y dignidad, siendo esta sustantiva y distributiva (llegar a todos con calidad),
beneficiando a todas las personas y seres vivos. La universalidad, es el más
evidente sin embargo el más violado, siendo un planeta que es y está rodeado por
agua en su gran mayoría, el acceso a esta no es suficiente para todos, ya que aún
no reconoce de manera real que es un derecho universal y por ende está por
encima de algunos individuos que son quienes deciden. Y finalmente el principio de
información, todo ser humano debe saber cómo, por qué, de qué manera, por qué
intereses se está gestionando el agua, cómo la contaminamos y qué daños produce,
quienes se roban el agua, quienes se mueren de sed, de esta forma es deber de
todos el saber que es lo que pasa con el agua y su distribución. La muestra de los
diversos principios éticos con los que debemos relacionarnos con el agua y en sí
con la naturaleza.
Ya con el papel de la mujer en la naturaleza, y sumergiendola en un escenario de
conflicto colombiano, es necesario dar un esbozo de cómo la presencia de estos
actores ilegales han generado consecuencias ambientales importantes, que se han
mantenido en el tiempo, un ejemplo son las décadas de extracción de oro no
regulada en el país que causaron daños ambientales en áreas controladas por los
rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC4).

La minería, junto con la extracción ilegal de otros recursos naturales, como la tala,
fue una fuente importante de financiamiento para los rebeldes, y resultó en la
contaminación por mercurio de los ríos y la tierra, especialmente en la cuenca del
río Quito.

A pesar de los riesgos que representan la guerra y los conflictos armados para el
medio ambiente, y el papel que pueden desempeñar los recursos naturales para
alimentar o amplificar los conflictos armados, también existen oportunidades
importantes para vincular el medio ambiente con la consolidación de la paz5.

Con la valoración planteada anteriormente frente a la naturaleza, activistas como


Francia Márquez67 reconocen el papel identitario surgido a partir de la relación con
el territorio ancestral que nos cobija, pues es aquel que nos permite satisfacer
nuestras necesidades. En el caso particular de Francia, la lucha es constante, pues
las reivindicaciones sociales propias de su entorno permiten que se realice un
aprovechamiento de ciertos “privilegios” presentes en su espacio, que en muchas

4
​Las ​Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo​ fueron una organización
guerrillera insurgente y terrorista de extrema izquierda, ​ basada en la ideología y los principios del
Marxismo-leninismo y bolivariana, ​ en Colombia.
5
​https://www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/el-devastador-impacto-de-los-
conflictos-en-el-medio-ambient​e
6
Márquez, Francia, 2018. Discurso Premio Goldman para el medio ambiente
7
​Francia Elena Márquez Mina​ (1982) es una activista medioambiental y por los derechos humanos
colombiana. Destacada por su lucha en contra de la minería ilegal, en 2018 fue galardonada con el
Premio Medioambiental Goldman. Líder social afrodescendiente, fue representante legal del Concejo
Comunitario de La Toma entre 2013 y 2016.
ocasiones ha querido ser aprovechado por economías a gran escala, de un tinte
completamente patriarcal y blanco.

DESARROLLO

Ya desde el enfoque Decolonial se ha tratado el contraste fundamental que existe


entre el pensamiento proveniente del Norte y el del Sur mediante la confrontación y
análisis de sus teóricos más prominentes, un claro ejemplo de esto es el método
utilizado por el profesor Grosfoguel para generar avances frente al problema del
racismo. Para esto Grofosguel confronta la visión de uno de los teóricos más
influyentes en el pensamiento crítico contemporáneo, Michel Foucault y la contrasta
con la visión de Frantz Fanon frente al tema y sus repercusiones epistemológicas
junto con aportaciones de la sociología descolonial de Sousa Santos para
finalmente discutir las implicaciones políticas del avance propuesto (Grosfoguel,​
​2008).

Visto a través de ese prisma, el Estado muestra su ADN masculino, pues resulta de
la transformación de un espacio particular de los hombres y su tarea específica —la
política en el ámbito comunitario, intercomunitario y, más tarde, ante el frente
colonial y el Estado nacional— en una esfera englobante de toda la realidad y
secuestradora de todo lo que se pretende dotado de politicidad. La genealogía de
esa esfera englobante «universal y pública» proviene de aquel espacio particular de
los hombres transformado a través del proceso de instalación y expansión de la
colonial-modernidad. La matriz dual y reglada por la reciprocidad muta en la matriz
binaria moderna, en la cual toda alteridad es una función del Uno y todo Otro tendrá
que ser digerido a través de la grilla de un referente universal (Segato, 2016).

Siguiendo este ejemplo se busca contrastar el pensamiento Foucaultiano dentro de


la teoría feminista del Norte con una de las representantes más destacadas de los
feminismos-otros, Laura Rita Segato, esto con el fin de alimentar el bagaje teórico
de nuestro estudio y tener un sustento que nos permita analizar las particularidades
propias de nuestra realidad con nuestros propios​ ​términos.
Para entender la posición estructuralista que ha desarrollado el feminismo
Foucaultiano es necesario entender varias cosas sobre la teoría de poder de este
autor. En primera instancia, para poder realizar un análisis efectivo de la realidad es
necesario “​abstraer las relaciones de poder de las instituciones para analizarlas
desde sus estrategias y re-situarlas en campos, dominios​ ​y​ ​objetos​ ​del​ ​saber”​
​(Musetta,​ ​2009).

De lo anterior se deriva la necesidad de comprender qué se entiende por poder por


lo que recurrí al autor para definir al poder como un mecanismo que solo existe en
acto e implica la existencia de una relación entre “parejas” donde se busca
establecer un modo de acción que actúa sobre las posibles acciones del otro, en
otras palabras busca conducir la conducta​ ​del​ ​otro​ ​y​ ​arreglar​ ​las​ ​probabilidades​
​sobre​ ​esta​ ​(Foucault,​ ​1988).

Debido a que según el autor, las relaciones de poder se encuentran arraigadas en el


nexo social, ya que vivir en sociedad implica la posibilidad de que unos actúan sobre
la acción de otros (Foucault, 1988) se debe aceptar el hecho de que las relaciones
de poder se llevan a cabo en todos los campos sociales y debemos recordar que el
campo social es simbólico,un campo de representaciones, por lo que el ejercicio de
poder es altamente simbólico y determina​ ​nuestra​ ​manera​ ​de​ ​pensar​ ​derivando​ ​en​
​una​ ​manera​ ​específica​ ​de​ ​actuar.

Pese a que lo expuesto sobre el autor hasta ahora parece dar muchas luces sobre
la forma en la cual la sociedad occidental ha intentado dominar a la mujer de forma
ininterrumpida dentro de todos los campos sociales posibles, resulta problemática la
postura de Foucault frente a la subjetivación del cuerpo y la representación
simbólica de la mujer debido a que tiene el deseo de exponer la práctica discursiva
detrás de lo natural y evidente, lo cual lo lleva a realizar una crítica a la forma en la
que se venía pensando el sujeto, esto es, controvertir la concepción del ser racional,
unificado con un centro o esencia fija, con el fin de demostrar que el ser realmente
es fabricado y no modificado mediante una serie de técnicas,de fuerzas y cuerpos
(King,​ ​2013).

Esto genera malestar si se realiza una lectura con una mirada feminista debido a
que un sujeto sin esencia fija es en últimas un sujeto neutro en todos los aspectos,
incluyendo el género, es por eso que la tradición feminista advierte “la neutralidad
de género es peligrosa y problemática​ ​precisamente​ ​porque​ ​nuestra​ ​sociedad​ ​está​
​lejos​ ​de​ ​ser​ ​neutral”​ ​(King,​ ​2013).

La misma escuela de pensamiento ha hecho una lectura juiciosa del autor y se ha


dividido frente a cómo tomar su teoría, si bien se le hace una crítica al
“androcentrismo” de Foucault, una vertiente adopta la teoría desarrollando su
versión de las “técnicas de género y sobre el cuerpo” para probar como la mujer ha
sido históricamente construida discursivamente (condenada) como inferior desde
todos los ámbitos de gobierno: la medicina, la psiquiatría, el psicoanálisis, la
asignación de roles, las prácticas culturales, las obligaciones morales (Fisher, 1998;
King, 2013) ya que no hay sujetos pre-construidos antes de su inserción en las
mallas de poder lo que facilita la subjetivación (Pujal & Amigot, 2006) por lo que esta
“nueva ola del feminismo” apunta a superar el esencialismo, refiriéndose a un
énfasis en la oposición binaria​ ​entre​ ​hombre​ ​y​ ​mujer​ ​a​ ​favor​ ​de​ ​teorías​ ​más​
​abarcadoras​ ​(Fisher,​ ​1998).

Pese a esto, existe otra lectura desde el feminismo que, sin desprestigiar a quienes
han hecho un esfuerzo sustancial en identificar las técnicas de subjetivación de las
cuales es víctima de manera sistemática la mujer, consideramos va aún más allá,
detectando la verdadera magnitud del problema y es, en palabras de Lois Mcnay
(1992; 35): “la visión genérica del cuerpo y la función de la sexualidad masculina
como modelo de análisis le hace caer en la trampa universalista que teóricamente
rechazaba su proyecto filosófico”. En otros términos, la visión que tiene el autor es
una visión desde una perspectiva androcéntrica donde se realiza un​ ​análisis​ ​de​ ​una​
​realidad​ ​social​ ​patriarcal.
En esta lógica, la comida también toma gran relevancia, frente a esta identidad del
hombre como consumidor de carne violento, según Adams se despliega también la
filiación de la mujer consumidora de vegetales como persona pacifista. Los
vegetales obtienen, en palabras de la autora, una identidad «afeminada». La
subalterna puede hablar, a pesar de que no cesa el patriarcado como sistema de
géneros que está implícito en las relaciones humanas/animales. Adams sugiere una
convergencia de intereses entre el feminismo y el vegetarianismo ético, y nos
recuerda que es un hecho asumido que la carne es un alimento para hombres, y
que los vegetales son un alimento de mujeres, con lo que comer carne es una
medida de la virilidad y el vegetarianismo queda como símbolo de castración o
feminidad; quien se alimenta de vegetales es un afeminado (Adams, 2012).

Al problema derivado del “descuido” de la no problematización de género hay que


sumar otro aspecto importante y es que realmente no existen cuerpos neutros y
universales, por más que el sexo sea un constructo y la sexualidad una elección
(Rodríguez, 1999 citado por Pujal & Amigot, 2006) por lo que Foucault, al no ubicar
el cuerpo de la mujer, realiza una teorización donde la tecnología de la subjetivación
está hecha para un “sujeto desexuado y general” bajo la premisa y la mirada
masculina, lo explica mejor Le Blanc (citado por Pujal & Amigot, 2006) “Foucault se
habría referido, no obstante, a un cuerpo neutro, por el que no hay​ ​que​ ​dejarse​
​engañar,​ ​puesto​ ​que​ ​es​ ​un​ ​cuerpo​ ​masculino.

De lo expuesto hasta ahora se puede inferir que la figura patriarcal se ha extendido


de forma tan poderosa que existe una real imposibilidad, por lo menos desde la
visión teórica de Foucault, de pensar las relaciones humanas más allá de las
relaciones de poder, esto se debe a que han normalizado a tal punto que
constituyen lo que en términos de Segato (2003) llamaría​ ​“la​ ​argamasa​ ​para​ ​la​
​sustentación​ ​jerárquica​ ​del​ ​sistema”.

Si se analiza la teoría de Foucault, frente al cuerpo femenino parece cometer varios


errores, visto desde el punto de vista de Segato el autor de vigilar y castigar parece
encontrarse inmerso en la lógica (proveniente del Norte y que ha colonizado nuestra
sociedad) en la “violencia moral” (concepto que se puede equiparar a una técnica de
ejercicio de poder bastante depurada que tiene su campo de acción en el seno de la
sociedad) la cual es definida por la autora como “la más eficiente de los
mecanismos de control social y de reproducción de desigualdades…es la forma de
violencia más maquinal, rutinaria e irreflexiva y, sin embargo, constituye el método
más eficiente de subordinación e intimidación…es de difícil percepción​ ​y​
​representación”​ ​(Segato,​ ​2003).

Para Segato (2003) es tan fuerte la violencia moral a la que estamos inmersos día a
día que se producen patrones de comportamiento automáticos, determinados por
esquemas de pensamiento implantados mediante este mecanismo, es así como
tanto el racismo como el sexismo es reproducido y aceptado en la sociedad de
forma automática (racismo automático, sexismo automático). En este trabajo
queremos sumar un concepto: “el poderismo” automático, el cual, al igual que el
sexismo y el racismo, es producto del patriarcado simbólico, dentro del cual, se
encuentra Foucault al igual que todos los que convivimos diariamente​ ​en​ ​una​
​sociedad​ ​occidental.

Es por esto mismo que parece imposible salir de las relaciones de poder dentro de
la sociedad basados en el planteamiento Foucaultiano, sin embargo una alternativa
decolonial nos muestra que esta imposibilidad radica en la concepción del cuerpo
neutro y su exposición permanente a las relaciones de poder propias del ser
humano, pero el término poderismo soluciona este problema ya que sitúa el
problema no en el ser humano sino en la sociedad occidental,​ ​la​ ​postura​ ​dominante​
​nos​ ​ha​ ​hecho​ ​autómatas​ ​del​ ​poder.

Analizar las relaciones internas de las mujeres guerrilleras dentro de la lógica del
sexismo y poderes automático puede revelar varios elementos que hasta ahora se
hayan perdido de vista. Por otro lado nos puede dar luces de la lógica que configura
el discurso del feminismo insurgente​ ​propio​ ​de​ ​las​ ​mujeres​ en el marco del conflicto
armado.
CONCLUSIONES

Al enfocar el trabajo hacia una problemática de la mujer y ponerla como


protagonista se muestra un avance dentro del enfoque decolonial al permitirnos
darle una voz propia al colectivo de la mujer subversiva y rescatar de la manera más
libre posible sus propias apreciaciones sobre la realidad efectiva que las rodea. Por
otro lado, el acercamiento teórico de autores clásicos dentro de la ciencia política
permitió el acercamiento a enfoques conceptuales estructurales y que al llevarlos a
una perspectiva de género ayudó a comprender el papel activo y pasivo de las
mujeres guerrilleras en torno de unos temas esenciales para la comprensión de su
participación en el conflicto, este acercamiento permite una transformación de todos
los aspectos pertinentes y la relación entre ellos, pues como se mencionó
anteriormente existe una interdependencia entre los temas abordados, pues estos
hacen parte de un todo en tanto son la fuente de información y propagación de
conocimiento en un ámbito investigativo.

La consustancialidad entre masculinidad, blanquidad y modernidad es necesaria


para la definición y redefinición de las identidades nacionales modernas. En ciertos
periodos o momentos históricos de crisis se requiere la producción estatal de
individuos que encarnen la “santidad” capitalista del ser humano moderno —visible
en su color de piel blanco—, con el propósito de “salvar” o, mejor, resguardar a la
nación de aquella heterogeneidad —cultural, étnica, racial, sexual, religiosa o
política— que se ha percibido como el síntoma fundamental de la crisis o
decaimiento espiritual de la nación (Echeverría 2007).

La clasificación por dominación y el poderismo nos han permitido evidenciar la raíz


de la lógica de inclusión exclusión típicas de occidente, las cuales desencadenan los
malestares clásicos de la modernidad: Capitalismo, Racismo, Extracción,
Explotación, Sexismo entre otros, mediante estas categorías de análisis aplicadas
en la literatura (y próximamente en campo) se han evidenciado los diferentes
mecanismo de dominación y de ejercicio de poder por medio de los​ ​cuales​ ​son​
​sometidas​ ​las​ ​mujeres.
Tras analizar testimonios textuales, históricos, sociales, religiosos, éticos y
figurativos, observamos cómo las sociedades antiguas siempre han defendido el
valor del cuidado por parte de la mujer como innato y necesario para su civilización.
Así, algunas civilizaciones no permitían a las mujeres desarrollar labores fuera del
hogar, a excepción de estas, consideradas propias de la naturaleza femenina, y así
lo dejan ver en sus textos, costumbres, hechos históricos y símbolos8.

Sin atender a una interpretación univocista ni equivocista, se constata que todas las
sociedades occidentales han bebido de esa tradición grecorromana, donde la mujer
supone un elemento clave en el buen funcionamiento de la sociedad, y los valores
de lo femenino salen del hogar y se constituyen en el garante del cuidado de toda la
sociedad. Estos valores, a través de la metodología hermenéutica, ponen de
manifiesto el diálogo social entre las tradiciones y civilizaciones de diversos ámbitos
y épocas en torno a un elemento esencial en todas ellas: la mujer cuidadora9.

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8
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