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¢ GRABACIONES

SCRIABIN: SHOSTAKOVICH: SORABJI:


Mazurkas. Peter Jablonski, piano Conciertos para violín nº 1 y 2. Alina Toccata seconda
ONDINE 1329-2 (1 CD) Ibragimova, violín. Orquesta Sinfónica Abel Sánchez-Aguilera, piano
Evgeny Svetlanov. Director: Vladimir PIANO CLASSICS 10205 (2 CD)
Jurowski. HYPERION 68313 (1 CD)

Hacía mucho tiempo que le tenía perdida la Poca broma, estos son dos monumentos del Este disco constituye una doble revelación. De
pista al sueco Peter Jablonski (1971), que grabó género, y además el Concierto nº 1, es a mi un lado supone el documento extraordinario
algunos años para Decca (Chopin, Chaikovski entender, el más grande y emocionante de una partitura de Kaikhosru Shapurji Sorabji
y también Scriabin, entre otras cosas) y que en concierto para violín del siglo XX y sólo admite (1892-1988) —su Toccata seconda (1933/34), que se
su día me causó una notable impresión. Nos codearse con el de Alban Berg. Robert creía perdida— y, de otro, la primera grabación
llega ahora un disco registrado para Ondine, Matthew-Walker comienza su escrito del del pianista Abel Sánchez-Aguilera, músico de
con excelente toma de sonido, dedicado a las libreto con estas palabras: “El martes 8 de mayo amplia trayectoria en los más complejos
Mazurkas de Scriabin. Y aunque es cierto que el de 1945 la esvástica de la Alemania nazi fue márgenes del teclado del siglo XX. Que en su
lenguaje de Scriabin evolucionó con los años arrancada del Reichstag de Berlín y repertorio se encuentre la obra completa de
bajo la intrincada influencia de sus creencias reemplazada por la hoz y el martillo de la Scriabin y las músicas de Schoenberg, Boulez o
teosóficas, lo cierto es que en pocas de sus URSS. En Europa, la Segunda Guerra Mundial Radulescu, entre otros, señalan a un artista por
obras pianísticas se aprecia con tanta claridad se había acabado”. Es una introducción épica completo inusual.
como en las Mazurcas, sobre todo en las op. 3, la porque su autor quiere alertar sobre el Durante alrededor de dos horas y media se
influencia del gran maestro del género, su momento en el que Shostakovich estaba extiende la Toccata seconda de Sorabji, página que
admirado Frédéric Chopin. Scriabin, no escribiendo el comienzo de su concierto, en carece de la sequedad tímbrica de la muy citada
obstante, además de exprimir esa suerte de casi 1947, con Stalin y el infame Zhdanov arrasando Opus clavicembalisticum y que poco tiene que ver
ambigüedad rítmica tan característica del la cultura rusa. Así que esperó y, mientras con el carácter obsesivo de la monumental
género, la dotaba cada vez más de ese peculiar tanto, pidió ayuda a Oistrakh; sus aportaciones Sequentia cyclica. En contexto entre ambas, la
carácter misterioso, enigmático, que iría son muy evidentes en los movimientos rápidos Toccata es casi una obra liviana que mira en
adquiriendo cada vez más protagonismo con y en las cadencias, auténticos infiernos para los muchos de sus movimientos (Corale, Ostinato,
los años, algo que se aprecia ya en las op. 25 y virtuosos. No se pudo estrenar hasta 1955. Fuga...) a Ferrucio Busoni. “Un pequeño trabajo
que alcanza su punto culminante en las más En esta página monumental es inevitable admirable de 111 páginas, una de las mejores
maduras (op. 40). dirigirse al origen. Hay muchas grabaciones de obras que he compuesto hasta la fecha”, dijo de
Jablonski, que recurre a un Fazzioli para Oistrakh. A mi modo de ver las mejores son la ella el compositor. Y habló de la “romántica”
esta grabación, ofrece unas lecturas elegantes, de 1956 en Nueva York con Mitropoulos, casi Aria, de la “imponente” Coda o de la “noche
con acertado color tanto en el discurso rítmico inmediata al estreno; la del estreno (1955) es tropical” que dibuja el Notturno. Y tal y como
como en la expresión. Su dinámica es generosa idéntica a la que grabó en Leningrado con sucede en sus Estudios se alternan en esta Toccata
y está sabiamente manejada, y su sonido es Mravinski ese mismo año de 1956. Luego, en los movimientos hipervitaminados, con cascadas
siempre redondo, pero hermoso, ayudado por años 60 volvió Oistrakh a los escenarios, ahora de notas que envuelven tanto como apabullan,
un pedal mesurado que nunca emborrona. con Rozhdestvenski y con Svetlanov con los con tiempos lentos de sorprendente delicadeza.
Maneja el rubato con sensibilidad justa para la cuales, curiosamente, aceleró los tempi. Hay asaz barroquismo, con el que se
expresión, sin amanerar. Acierta igualmente en Las grabaciones modernas son de notable comulga o no. Y mientras estamos dentro de
diferenciar el carácter diferente de las piezas, de calidad, pero he de reconocer que, desde el este espacio, uno rememora a Morton
manera que resulta igualmente convincente en mismo comienzo, el nuevo disco de Alina Feldman, tan amante como Sorabji de dilatar el
las más enérgicas (op. 25 nº 5) y en las más Ibragimova con Jurowski me atrapó tiempo. Dos compositores estéticamente
intimistas (op. 3 nº 2, por ejemplo). Hay muchos absolutamente. Tras múltiples audiciones y antagonistas y, a la vez, conectados. Solo que, si
momentos a disfrutar en este excelente disco, comparaciones creo haber llegado a una el norteamericano daba permiso a cierta
pero sirvan como ejemplo, además de los conclusión. Hay que tener siempre presente el evasión auditiva, el británico casi no da tregua.
citados, la op. 25 nº 3 en Mi menor, con un insuperable genio de Oistrakh, pero en esta obra O se está o se es expulsado. Es este un disco
delicado canto de melancolía, o el sencillo, pero es esencial la orquesta. Pues bien, la excepcional como antesala. Si sus oídos se
más alegre, lirismo de la siguiente en esa misma colaboración de la violinista y el director logra la ahorman a la arquitectura tendrá un mundo
serie. perfecta simbiosis. Es la edición actual canónica. por descubrir.

Rafael Ortega Basagoiti Félix de Azúa Ismael G. Cabral

46 SCHERZO

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