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XAVIER MARCET

Liderar es servir

Normalmente vinculamos el liderazgo a la capacidad de tener seguidores más que a los puestos que
cualquier jerarquía asigna. Pero la valoración del liderazgo es más consistente si vinculamos el
liderazgo a la capacidad de concretar una visión o de transformar una realidad. Nelson Mandela ya
era un líder antes de llegar a la cima de la política sudafricana, pero lo que consolidó su liderazgo
fue su trayectoria. Liderar es servir, no servirse. De aquí que los líderes que dejan huella sean gente
con una enorme capacidad de servicio. 
Entender el servicio desde el liderazgo supone asumir la responsabilidad de aportar una visión a una
empresa, un proyecto o una institución y de crear una lógica cultural que permita avanzar hacia esa
visión. Una lógica que el líder transmite con su ejemplo. Los líderes consistentes no son solamente
buenos “storytellers”, son “doers”, gente que hace que las cosas pasen y gente que supone el primer
ejemplo del modo cómo se pretende que las cosas pasen. Comunicar es siempre importante para un
líder, pero la comunicación consistente es la que nace de la coherencia entre lo que se dice y lo que
se hace. Los líderes consistentes acunan trayectorias de autenticidad.
Los líderes son gente de equipo. Saben que los grandes objetivos no se alcanzan solo. Liderar es
sacar lo mejor de cada una de las personas que componen un equipo y llenar sus agendas de sentido.
El líder tiene una tarea mucho más difícil que motivar (está bien que la gente venga motivada de
casa), su tarea más importante es no desmotivar. 
El líder es el que protege a las organizaciones de la arrogancia que los éxitos pueden acarrear y el
primero en buscar aprendizajes en los fracasos que toda acción conlleva. Liderar es crear perímetros
de confianza dónde se puedan probar cosas nuevas, dónde explorar e innovar. Liderar es delegar.
Sin delegar el líder suma, pero su verdadera función es multiplicar. El líder lo puede delegar casi
todo, excepto el riesgo a la hora de innovar y los valores que encarnan el alma de las
organizaciones. 
Necesitamos líderes humildes, pero con gran ambición para sus proyectos. Esta combinación de
ambición y mucha humildad es la clave. Humildad real, si la humildad es impostada es pura
mediocridad. Necesitamos líderes empresariales, sociales y políticos que sepan combinar ambición
para los proyectos, autenticidad para los comportamientos y humildad personal. Los líderes
consistentes dudan. Los líderes que no dudan no son confiables. Y en política, menos.
Mi especialidad no es la política, es la empresa, pero me parece muy evidente que muchos de los
rasgos del liderazgo contemporáneo son comunes a organizaciones y situaciones muy distintas. En
el caso de la política, factores como la autenticidad son todavía más importantes. Pedimos a los
políticos una honestidad extra. No sé si es correcto, pero se la pedimos. Es la forma de pensar que
son un espejo que nos mejora. 
Quizás sea una utopía, pero los buenos líderes son gente que también en política saben sacar lo
mejor de la sociedad. Sí, es verdad, estoy pensando en un líder tan imperfecto como Churchill. 
COMENTARIO

Se puede rescatar del texto que la trayectoria fue es lo que hace que un líder se consolide. Se dice
que los líderes que dejan huella son gente con una enorme capacidad de servicio, además de que
este transmite con su ejemplo. La comunicación es muy importante para el líder, pero esto debe de
tener coherencia y como se menciona anteriormente transmite con su ejemplo, por lo tanto la
coherencia debe ser entre lo que se dice y lo que se hace. Los líderes son gente de equipo y su tarea
es no desmotivar.

Sin delegar el líder suma, pero su verdadera función es multiplicar. El líder lo puede delegar casi
todo, excepto el riesgo a la hora de innovar y los valores que encarnan el alma de las
organizaciones. Necesitamos líderes humildes, pero con gran ambición para sus proyectos,
necesitamos líderes empresariales, sociales y políticos que sepan combinar ambición para los
proyectos, autenticidad para los comportamientos y humildad personal. Los líderes consistentes
dudan y los que no dudan no son confiables.

Ser líder significa saber gobernarse uno mismo y no es una tarea fácil. El dominio de uno mismo es
complejo, arduo, debido a que la vida es incierta, cambiante y fluctuante; no se tiene la seguridad de
nada y se busca la respuesta a preguntas que en muchas ocasiones no tienen solución. Los que
triunfan son aquellos que no sólo buscan esas respuestas a los interrogantes de la vida, sino que
disfrutan de la experiencia con una visión positiva.

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