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5. Luego, analizar.
Nada
Algo
Poco
Suficiente
medidaEn gran
La sinergia entre intuición, razón y
Reflexión
emoción
Total
General
Si ha obtenido 30 puntos o más, generalmente logra una muy buena sinergia entre
intuición, razón y emoción; en caso contrario, se presentan determinadas oportunidades
de mejora que usted mismo ha señalado.
Los seres humanos somos eminentemente emocionales, es por ello que para entender la
acción humana es necesario prestar atención a las emociones, que son determinantes
críticos para poder lograr, o no, lo que se pretende. A su vez, al analizar la
emocionalidad, es conveniente distinguir dos fenómenos vinculados: los estados de
ánimo y las emociones. Emoción, deriva del termino emotion y significa energía en
movimiento. Las emociones son reactivas y específicas; y son los acontecimientos o
eventos los que disparan dichas emociones, tanto es así que cuando los acontecimientos
desaparecen, también desaparecen las emociones. Por eso, si queremos comprender una
emoción es necesario remitirse al acontecimiento que la generó, y si queremos que una
emoción se repita debemos asegurar que se mantengan las características de ese mismo
acontecimiento, y si queremos que cambie la emoción, es necesario eliminar los factores
negativos. El estado de ánimo, del ánima o del alma, espacio donde se asienta nuestra
vida emocional, denota el grado de predisposición para la acción. Los estados de ánimo,
en consecuencia, condicionan acciones, las que a su vez disparan emociones. Vivimos
inmersos siempre en estados de ánimo y la gran mayoría de nosotros –gerencia y
personal– no los puede reconocer. Los estados de ánimo son transmisibles, contagiosos
en ambas direcciones, siempre están acompañados de una historia y van generando
nuestra identidad. Ahora bien, sólo somos responsables cuando los reconocemos, y
recién a partir de reconocerlos podemos cambiar o diseñar un nuevo estado de ánimo.
Rafael Echeverría sostiene que “estamos” en determinado estado de ánimo, y que en
función del estado de ánimo en que estamos y de sus características nos comportamos y
somos. Es inadecuado pensar y actuar en consecuencia con que “tenemos” cierto estado
de ánimo y de ese modo, como sucede, sentirnos poseídos por ello. Lo conveniente es
pensar y actuar como “yo soy mi estado de ánimo”, y no: “tengo tal o cual estado de
ánimo”. Vale una analogía sostenida por Jorge Luis Borges: “El tiempo es un río que
me arrastra pero yo soy el río; es un tigre que me destroza pero yo soy el tigre; es un
fuego que me consume pero yo soy el fuego”. Ahora bien, ¿cómo cambiar un estado de
ánimo? Primero, observándolo, identificándolo, reconociéndolo; luego, se lo debe
aceptar y dejarlo ir. Así como ese estado de ánimo tiene características de permanencia
hasta que lo cambiemos o diseñemos uno nuevo, el compromiso es variable. Lo
necesario, para cumplir con los compromisos, es justamente que el estado de ánimo esté
alineado y sea consistente con el compromiso. Se percibe en muchas organizaciones que
el personal posee las competencias necesarias pero no se compromete lo debido. Y si
aquello con lo cual cada uno se compromete y promete cumplir no acontece, el
compromiso no vale, y la persona entonces para el otro o los otros, no vale. Y cuando
no se cumple con el compromiso, la mayoría de las veces se debe a que se tiene un
estado de ánimo que cierra la posibilidad de cumplirlo.
Generalmente, lo que sucede es que nos sentimos impotentes para cambiar, no sólo
nuestros estados de ánimo, sino el de los demás. El desafío que tenemos como seres
humanos es observar y reconocer nuestras emociones, estados de ánimos y
compromisos, y desarrollar competencias para alinearlos con nuestros objetivos y
metas. Tengamos claro y validemos principalmente lo siguiente: • Cuando cambian
nuestro estado de ánimo y las emociones, cambia el mundo. • Cuando cambian nuestras
posturas corporales, cambian nuestros estados de ánimo. • Cuando nos dan noticias
buenas o malas, nuestro estado de ánimo cambia. • Cuando cambia nuestro estado de
ánimo, nuestras conversaciones son diferentes. Autoevaluemos nuestro estado de ánimo
y realicemos un diagnóstico para actuar en consecuencia.
Autoevaluación actual de nuestros estados de ánimo
Tipos de Estado de
estado de ánimo Reflexión Si No
ánimo observado
Confianza en ¿Soy competente para actuar en este
mí mismo dominio?
Los efectos de los estados de ánimo negativos del personal se ignoran, no se miden,
pero son muy nocivos para todos, ya sean recursos humanos, clientes o la organización
misma. Por ejemplo, un vendedor con estado de ánimo negativo hace menos llamadas,
no rinde lo mismo, se muestra menos comprometido. A veces el personal comienza con
estados de ánimo positivos que trae consigo, pero la organización por distintas
circunstancias genera efectos negativos. Los estados de ánimo debemos verlos como
algo bueno, sin resignarnos a que las cosas son así; aceptar que siempre vamos a estar
en uno u otro estado de ánimo, y pensar y sentir la responsabilidad de hacer lo que
podamos para intervenir y modificarlos, alineándolos junto a las emociones y
compromisos para lograr los objetivos que deben alcanzarse.
Otro caso es el de los residuos: el 30% lo componen envases, por tanto resulta
imperioso que los responsables de marketing y las organizaciones sean creativos para
evitar que los residuos nos tapen, diseñando así envases que puedan volver a utilizarse.
Surgieron de ese modo las botellas del futuro, United Bottle, premiadas recientemente
por su diseño y su concepto. Son botellas desechables para agua (PET) que, por su
forma, no sólo son fáciles de apilar, sino que también se pueden volver a utilizar en
construcción y rellenas de arena, agua o lana, por ejemplo, se transforman en ladrillos
muy resistentes.