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Resumen
Este artículo analiza Simone (2011), de Eduardo Lalo, Pre- Jorge Ladino Gaitán Bayona
mio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2013. El texto Universidad del Tolima, Colombia
ficcional presenta la visión desencantada de un escritor puerto- jlgaitan@ut.edu.co
rriqueño en torno a las posibilidades de la literatura en el siglo
XXI. Tiene una narración fragmentada en la que la aguda inter- Doctor en Literatura de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Licenciado
textualidad se funde con imágenes de la ciudad de San Juan,
en Lenguas Modernas de la Universidad
múltiples recuerdos y digresiones sobre la lectura y la creación
del Tolima. Profesor de la Universidad
literaria. Para el estudio de Simone se utilizan conceptos de Mau- del Tolima. Autor de los libros de
rice Blanchot en La escritura del desastre. poemas Manicomio Rock (2009), Buzón de
naufragios (2012) y Baladas para el ausente
Palabras clave: novela, Puerto Rico, metaficción, desen- (2013). Coautor de: La novela del Tolima
canto, desastre. 1905-2005, bibliografía y reseñas (2008);
Cien años de novela en el Tolima 1905-2005
* Artículo de reflexión, resultado de investigación en el proyecto sobre la literatura
1 (2011); y Cuentos del Tolima, antología crítica
Latinoamericana desarrollado por el autor en la Universidad del Tolima, entidad (2011).
que financia el proyecto.
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Metafiction and Writing of Disaster in Simone
by Eduardo Lalo
Abstract
This article analyzes Simone (2011), by Eduardo Lalo, Romulo Gallegos Internacional Novel
Prize 2013. This fictional work presents the vision of a Puerto Rican writer disenchanted with
the possibilities of literature in the XXI century. It consists of a fragmented narrative in which
intertextuality alternates with images of the city of San Juan, multiple memories, and digressions
about reading and literary creation. For the study of Simone we have used the concepts of Maurice
Blanchot in The Writing of the Disaster.
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Metaficción y Escritura del Desastre en Simone, de Eduardo Lalo
Jorge Ladino Gaitán Bayona
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y de los siguientes libros: El poetizan en lenguas aborígenes, Escribir por fragmentos es –
deseo del lápiz (2010), Los países de escritores chicanos y del siguiendo la línea de Theodor
invisibles (2008), Donde (2005), Caribe. Este último cobra nue- Adorno en Mínima moralia- dar
La inutilidad (2004), Los pies de vamente visibilidad con el otor- cuenta de que la vida ha sido
San Juan (2002) y La isla silente gamiento del Rómulo Gallegos dañada, rota, volada en mil
(2002). Este último recoge tres a un autor de Puerto Rico, en pedazos.
libros publicados en las déca- contravía a la poca figuración
das del ochenta y del noventa: que se le da a la “isla” en el Una ficción en la que inter-
En el Burger King de la calle San ámbito político. Acaso Simone viene lo fragmentario es, igual-
Francisco (1986), Libros de textos pueda funcionar como puerta mente, una aceptación del
(1992) y Ciudades e islas (1995). de entrada para que muchos papel de la intertextualidad: un
lectores se motiven a abordar la texto se teje con otros textos,
El Premio Rómulo Gal- obra de compatriotas de Edu- voces y miradas. Al respecto,
legos 2013 otorgado a Edu- ardo Lalo comprometidos con resulta oportuno el pensam-
ardo Lalo por su novela Simone la búsqueda de la belleza y de la iento del narrador intradiegé-
(2011) tomó por sorpresa al universalidad: Luis Rafael Sán- tico en Simone: “Decía Wal-
autor. Como indica en varias chez, Yolanda Arroyo Pizarro, ter Benjamin que en nuestro
entrevistas, ha publicado con Giannina Braschi, Juan Duches- tiempo la única obra realmente
editoriales independientes y ne, Maira Santos-Febres, Luis dotada de sentido –de sentido
su nombre es desconocido en López Nieves, entre otros. crítico también- debería ser un
el continente. Curiosamente collage de citas, fragmentos,
la novela premiada recrea con Escritura del desastre ecos de otras obras” (Lalo,
nitidez los desencuentros de y autoconciencia 2011, p. 53).
los autores isleños con los narrativa
escritores profesionales de Precisamente “un collage
España y Europa. De ahí que El desastre es “estar sepa- de citas, fragmentos, ecos de
en Simone la metaficción ocupe rado de la estrella” (Blanchot, otras obras” (p. 53) estructura
un papel central: ficción que se 1990, p. 10) y quien gira sus la novela del narrador puerto-
piensa a sí misma y tematiza ojos al pasado ve un cúmulo rriqueño: alusiones literarias y
los procesos, angustias e inqui- de naufragios. La decepción filosóficas; artículos de prensa;
etudes que se dan en la cre- y un dolor intenso mantienen conceptos de la crítica lite-
ación literaria y la lectura. al sujeto en una “muerte dife- raria; contra carátulas de libros
rida” (p. 124). Sin embargo, el donde abundan comentarios
El premio es un recono- desastre puede convertirse en ridículos en los que intervi-
cimiento a la literatura puerto- una “fuerza de escritura” (p. enen los lugares comunes y el
rriqueña y del Caribe. Muchas 14) y la palabra, sin descuidar incienso mutuo de los escri-
veces la academia y los gremios su elaboración estética, emerge tores; entre otros. Toda esa
artísticos manejan unos centros con violencia para nombrar los carga intertextual no es gra-
de poder y unas metrópolis abismos a los cuales pueden tuita, obedece a las exigencias
específicas cuando piensan en llegar el hombre, el arte y la del relato y del tipo de pro-
la literatura latinoamericana: academia. Quien narra o poe- tagonista: un novelista y profe-
Buenos Aires, Santiago de tiza “en la intensidad del des- sor universitario, cuyo mundo
Chile, Bogotá, México, Cara- fallecimiento” (p. 15) tiende, inevitable son las discusiones
cas, Montevideo; no obstante, en ocasiones, a desacomodar intelectuales, las tertulias, la
olvidan que en ella están tam- al lector mediante un texto en asistencia a congresos aca-
bién las creaciones estéticas del el que intervienen fragmentos démicos sobre los cuales recae
Brasil, de grupos indígenas que y se rompen continuidades. un fuerte cuestionamiento:
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1 Es necesario tener en cuenta a Nathalie Sarraute en La era del recelo, ensayos sobre la novela: “Está ya lejano aquel
tiempo feliz de Eugenia Grandet, cuando el personaje, llegado al colmo de su poder, se entronizaba entre el escritor
y el lector, igual que los santos de los cuadros primitivos entre los donantes, y hacía a ambos objeto de sus favores;
desde entonces el personaje no ha cesado de perder paulatinamente sus atributos y prerrogativas (…) Todo lo ha
perdido, poco a poco, sus antepasados, su casa solariega, sus vestidos, su cuerpo y su rostro y, por encima de todo,
ese bien precioso entre los demás: su propio carácter y, a menudo, su propio nombre” (1956, p. 3).
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de hoy exaltan los individualis- gan a reconocer las angustias, y la obra de Simone Weil;
mos para desintegrar grupos y temores y abismos que rodean pasajes que se reflexionan de
rebeldías. Personaje que “todo la creación estética. De ahí que El paroxista indiferente de Jean
lo ha perdido” (Blanchot, la metaficción2 ocupe un papel Baudrillard y de Los demasiados
1990, p. 3), cuya “soledad sin central en Simone. libros de Gabriel Zaid; discu-
consuelo” (p. 16) ha rebosado siones sobre las posibilidades
la copa y lo obliga a abrirse, a La metaficción genera e imposibilidades de una lite-
contarlo: una mirada introspectiva a la ratura puertorriqueña; nocio-
estructura del relato y las ten- nes sobre el papel de la lectura
Pensar desde la nada, desde siones que se dan durante los en el siglo XXI. Frente a este
este nada pasa, desde aquí. procesos de creación y recep- último aspecto, el protagonista
Y lo digo con la euforia del
que ha perdido la esperanza
ción. Dinamita las fronteras de de Simone indaga el fenómeno
y sigue y pervive. Escribir los géneros y los límites entre la a partir de la comprensión del
sin salidas, desde cualquier ficción y la crítica literaria. Una pensamiento de Zaid:
sitio, en esta ciudad opaca novela donde se da intensa-
por ejemplo, sabiendo que mente la autoconciencia “Los sentimientos de culpa
esta actividad resulta incom- rompe toda camisa de fuerza de la gente que escribe son
prensible para mis vecinos y conocidísimos, y en parte
que, de cualquier manera, y se llena de licencias poéticas explican la obsesión de po-
estas páginas no llegarán a para detener por momentos la ner la pluma al servicio de
ellos. Escribir desde un fi- narración de las acciones de ‘causas útiles’, para sentirse
nal que no dejará de ser, que los protagonistas y reflexionar menos inservibles”. Gabriel
acaso no haya sido otra cosa acerca de lo que se ha contado, Zaid, Los demasiados libros.
que final (Lalo, 2011, p. 19). Leo este libro en una re-
el sentido del lenguaje y de
postería. Cerca de mí, tres
la belleza, las relaciones pro- cubanos hablan a gritos. El
Ese “escribir sin salidas” blemáticas entre historia, texto más joven, con un bastón
(Lalo, 2011, p. 19) insinúa que y contexto. El escritor, cansado fantasioso descansando en-
la belleza no siempre es refu- de las especulaciones de los tre sus piernas, dice que no
gio. Las metáforas sobre el arte teóricos, juega a ser, dentro de vio una vaca hasta los dieci-
y sus virtudes curativas para dar su relato, el teórico de su pro- siete años. La conversación
tregua al ser mediante la subli- me distrae. Zaid trata el acto
pia creación, delata sus deudas de leer desde el aprendizaje
mación y la catarsis no todas con el canon universal y exhibe del deletreo hasta la com-
las veces aplican para autores –como una suerte de striptease prensión de la estructura de
del presente. Aunque la ficción pausado y evocador- su base todo un libro. “La persona
sea una morada para quien enciclopédica, las fuentes de no lee libros porque nunca
ha perdido incluso la patria – su escritura, las lecturas que aprendió a leerlos, porque
idea de Theodor Adorno en nunca ‘les dio el golpe’, por-
rodean el acto de (re)creación que nunca les encontró el
Mínima moralia- también es de la belleza. Por eso en la gusto, por lo cual nunca le
factible que “al final el escri- novela de Eduardo Lalo circu- gustaron”. Pienso en estos
tor no podrá ya ni habitar en lan: conceptos sobre la inter- hombres que hablan con
sus escritos” (Adorno, 2006, p. textualidad; opiniones sobre vozarrones que pretender
92). La propia ficción resulta El extranjero de Albert Camus
realzar el valor de lo que
incómoda al escritor y lo obli- dicen, en los empleados de
2 Se tiene en cuenta el concepto propuesto por la profesora Patricia Waugh, quien la define como “la escritura ficcional que
autoconsciente y sistemáticamente orienta la atención en su carácter de artefacto en orden a cuestionar la relación entre ficción
y realidad” (1984, p. 64). Esa autoconciencia narrativa permite que en el texto se dé “una crítica de sus propios métodos de
construcción” (p. 64).
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la repostería, en los otros único lector en un sitio público nuscritos, volúmenes para
comensales. Soy el único en acaba de estudiar un libro que cada una de las temporadas.
el local con un libro. A esta El novelista no es más que
alude a lo que está viviendo.
hora, ya entrada la mañana, un productor de historias,
ni siquiera alguien tiene un un profesional del relato.
periódico. Al sentarme y sa- El protagonista sin nombre Nada levanta ronchas, por-
car el volumen de la mochi- de Simone acepta que difícil- que casi todos los libros ha-
la, sentí una ligera y remota mente un novelista puerto- cen lo mismo, procurar que
vergüenza. Era como hacer rriqueño sobreviva con la pu- el tiempo se disuelva en las
el ridículo en el patio de la manos del lector. Ese es el
escuela (Lalo, 2011, p. 31).
blicación de libros. Desde su empobrecimiento del que
mirada, el autor que se confía hablaba. En este extremo, la
La cita –de un alto nivel demasiado de su talento y no literatura tal como nosotros
de visibilidad y precisión en el tiene un trabajo distinto a las la entendemos, ha muerto
letras se degrada, a tal punto o sobrevive casi clandesti-
lenguaje para que el lector se namente, alejada cada días
compenetre con la escena na- que termina convertido en
más de las mesas de nove-
rrada-pone en consideración la un “buscón superviviente de dades. Aquí, como en otros
idea de que quien se sumerge múltiples catástrofes económi- países en que el mercado
en la lectura es un rara avis en cas” (Lalo, 2011, p. 60) y sobre literario apenas existe, aún
un mundo donde lo efímero él recae la lástima, yendo de perdura un tipo de escritor
un lado a otro para conseguir que ha ido desapareciendo
y la colección de instantes en las sociedades en que
importan más que las tareas comida o un proyecto cultural
la edición se ha vuelto casi
complejas del espíritu, aquellas que le otorgue unos mínimos exclusivamente un negocio.
que se alimentan de la lentitud ingresos: “El escritor es un La debilidad de la cultura le-
ritual de una buena novela, en atleta de la derrota” (p. 197). trada es siempre la manifes-
vez del vértigo de una vida Derrota en la cual late la inco- tación de un tiempo infame:
modidad de saber que en oca- una época bruta e ingenua
líquida en la cual todo pasa (Lalo, 2011, pp. 194-195).
tan rápido como agua que se siones la propia academia es
escapa de las manos (tal como indolente frente a la literatura
nacional, pero lisonjera frente La novela de Eduardo Lalo
lo reflexiona Zygmunt Bau- desplaza su mirada crítica den-
man en varios de sus libros). a muchos extranjeros que han
traicionado sus convicciones tro y fuera de Puerto Rico: los
¿Qué hacer cuando la tontería autores locales que todavía
rompe en gritos sin ningún estéticas cuando aceptaron las
exigencias del mercado. Resulta apuestan por la complejidad de
sonrojo y hace sentir fuera de los tejidos narrativos permane-
lugar a quien se entrega al arte cautivante un momento final
en la novela donde los profe- cen en la miseria y la clandes-
y sus bienes simbólicos? ¿Por tinidad. En el exterior (el caso
qué hasta leer periódicos en sores universitarios se reúnen
para posar ante las cámaras y citado de España) es frecuente
una repostería luciría ridículo? descubrir un tipo de nove-
Las preguntas sobre las causas saturar de elogios a un escri-
tor español que ha llegado “en lista profesional convertido en
útiles e inútiles de la lectura simple “productor de histo-
y la escritura cobran sentido gira de autógrafos” (p. 194).
Los únicos ajenos al clan de rias” (Lalo, 2011, p. 194). Este,
cuando la escena configurada para tener éxito en el mercado,
por el escritor puertorriqueño halagos son el protagonista y
un amigo, García Pardo, quien hace relatos fácilmente diger-
tiene un referente crítico desde ibles que no ahondan en los
el cual puede ser contemplada: señala:
problemas fundamentales de
el protagonista al padecer “una Allá en España han perdido la condición humana o en lec-
ligera y remota vergüenza” el norte. Existe un medio turas complejas de sociedades
(Lalo, 2011, p. 31) por ser el literario que necesita ma- y tiempos específicos; litera-
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tura comercial en la cual “nada desfallecimiento: “Todas las Eduardo Lalo sabe que lo local
levanta ronchas” (p. 194). veces que he sido frágil, que puede interactuar con lo uni-
me he derrumbado. Recordar- versal, por eso al ubicar su fic-
Entre los sinsabores de la las para saber verdaderamente ción en San Juan no descuida
docencia universitaria, el hastío lo que es vivir aquí. Aquí soy los valores ecuménicos de la
de escuchar las quejas de los frágil como en ningún otro novela: la solidez de la arqui-
círculos literarios y la propia sitio. Aquí están mis grietas” tectura textual, la aguda explo-
escritura que no alcanza para (Lalo, 2011, p. 197). ración de la existencia a través
borrar la angustia existencial, al de los personajes y los recur-
protagonista narrador le llega Las grietas del protago- sos poéticos; juegos con tiem-
un amor inesperado de poca nista no están contadas con pos, espacios y focalizaciones
duración pero largos traumas. tonos lastimeros ni descripcio- que dinamizan el relato.
Se enamora de Li Chao, una nes cargadas de componentes
joven mujer cuya vida es tam- emotivos. En el texto narrativo La elección de un narrador
bién una larga herida: migrante no tienen cabida ni el pate- intradiegético cuyo nombre no
ilegal china, sueldo miserable tismo, ni el melodrama. En la conoce el lector acentúa una
en un restaurante oriental, vio- novela se descubre una estética visión desesperanzada sobre la
lada en su adolescencia por de la conmoción donde el lec- vida y el futuro de la literatura
otro asiático, dudas sobre sus tor logra aproximarse a la con- ante las dinámicas de la glo-
preferencias sexuales, mie- ciencia y piel del protagonista, balización y de los mercados
dos, frustraciones, soledades gracias a las analogías con transnacionales que amenazan
y problemas psicológicos por diversas ficciones, la intensi- la complejidad de las ficciones.
no encajar en un territorio que dad de las atmósferas y la ma- Dicha visión se sustenta en una
la discrimina por su condición estría narrativa del autor puer- escritura del desastre donde se
socio-cultural. torriqueño. entrecruzan la intertextuali-
dad y las mordaces reflexiones
Li Chao seduce al protago- Conclusiones y apuntes metaficcionales.
nista mediante textos misterio- finales
sos en paredes y notas cortas. Estratégicamente la narra-
Firma sus mensajes con el En Simone existe una conex- ción en primera persona se
nombre de Simone, en ho- ión profunda entre la frus- hace más cercana al lector
menaje a la escritora francesa tración del protagonista y su porque “tiene la ventaja de
Simone Weil, cuya obra se cita “desconcierto nómada” (Blan- poseer el aspecto de una expe-
y comenta en varios momentos chot, 1990, p. 11) por calles, riencia vivida” (Sarraute, 1967,
de la novela de Eduardo Lalo. cafés y sitios públicos de San p. 56) y lo pone en contacto
La breve tregua con la soledad Juan, la capital de Puerto Rico. con un protagonista que recela
se rompe cuando ella decide Artista y ciudad se funden en de sí, se atreve a cuestionar la
abandonarlo e irse a los Esta- un solo cuerpo y un solo relato: belleza y la catarsis. Su “estado
dos Unidos con su amante, “He pensado a propósito de de ánimo espiritual especial-
la profesora Carmen Lindo. ciertas calles y aceras que si las mente enrarecido” (p. 49) lo
Se suma entonces una nueva suelas de mis zapatos tuvieran hace controvertir la idea de la
decepción, bien dice Blan- pintura quizás para esta época sublimación como un palia-
chot que el desastre “no tiene mis pisadas habrían cubierto tivo efectivo porque muchas
lo último como límite” (1990, por completo su superficie veces la ficción no es una
p. 31). La ausencia sumerge al (…) Con estos zapatos mar- casa segura. A veces la belleza
narrador en la melancolía, “el cas expreso la ciudad autobio- no alcanza para apaciguar los
llorar sin lágrimas” (p. 25), el gráfica” (Lalo, 2011, p. 76). demonios internos; el exor-
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cismo es momentáneo (catar- contar hábitos, simulaciones e cimiento para atraer jovencitas
sis a medias); la escritura es una intrigas que se dan en los cír- y satisfacer gustos sexuales. La
casa poseída (llena de placeres, culos literarios y las universi- academia es puesta al paredón
pero también de obsesiones dades: las discusiones intelec- en esta novela. El balance de
y delirios) donde se espantan tuales y los congresos donde pérdidas y yerros se intensifica
demonios pero, tarde o tem- se pierden los focos de análisis con el uso de una narración
prano, ellos vuelven para que sobre las obras por el exceso por fragmentos, como si el
el escritor siga en los abismos de citas y teorías forzadas; los tejido ficcional se hilara con
de la memoria, en el malestar balances comparativos entre espejos rotos, heridas, ruinas;
profundo contra la cultura y, la literatura local y el mercado en definitiva una escritura del
en ocasiones, contra la propia internacional; la doble moral desastre donde el desencanto
literatura a la que se aferra. de escritores que se alaban es tema y tono de escritura.
entre sí y luego pasan al odio
Eduardo Lalo maneja un profundo y los comentarios
humor lúcido y corrosivo al degradantes; el uso del cono-
Referencias
Adorno, T. (2006). Mínima Moralia. Madrid: Editorial Taurus.
Sarraute, N. (1967). La era del recelo: ensayos sobre la novela. Madrid: Ediciones Guadarrama.
Waugh, P. (1984). Metafiction: The Theory and Practice of Self-Conscious Fiction. New York: Routledge.
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