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Enseñanzas para

toda la vida
4
Jill Masters

1
Índice
Introducción
Esquema de la obra
Decimoséptima serie.— Desde la división del reino hasta el Exilio
Una serie acerca de la Palabra de Dios
139. La Palabra de Dios: La Santa Biblia
140. La Palabra que ayuda
141. La Palabra para mí
142. La Palabra que advierte
143. La Palabra que defiende
144. La Palabra autentificada
145. La Palabra que da promesas
146. La Palabra para los pecadores
147. La Palabra se vuelve a encontrar
148. La Palabra bajo ataque
149. La Palabra cumplida (Repaso)
Decimoctava serie.— El Evangelio de Mateo (Segunda Parte)
La vida, la muerte y la resurrección del Señor Jesucristo
150. El Salvador: confesado
151. El Salvador: confirmado
152. El Salvador: recibido
153. El Salvador: ha de regresar
154. El Salvador: rechazado
155. El Salvador: arrestado y condenado
156. El Salvador: sentenciado
157. El Salvador: crucificado
158. El Salvador: resucitado
159. El Salvador: es verdaderamente el Hijo de Dios (Repaso)
Decimonovena serie.— Estudios de personajes:
Daniel y Nehemías
160. Lealtad
161. Orgullo
162. Desprecio hacia Dios
163. ¿Fidelidad, o celos rencorosos?
164. Preocupación desinteresada
165. Decisión y valor
166. Bondad
167. Inconstancia
168. Repaso
Vigésima serie.— Éxodo 20
2
Los Diez Mandamientos
169. Una introducción a los Diez Mandamientos
170. No tendrás dioses ajenos delante de mí; No te harás imagen
171. No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano
172. Acuérdate del día de reposo para santificarlo
173. Honra a tu padre y a tu madre
174. No matarás
175. No cometerás adulterio
176. No hurtarás
177. No hablarás falso testimonio
178. No codiciarás
179. Repaso
Vigesimoprimera serie.— Romanos y otras Epístolas
Cómo nos prepara Dios para el Cielo
180. El propósito de Dios a pesar de una gran Caída
181. Llamados
182. Justificados
183. Adoptados (y santificados)
184. Glorificados

3
Introducción
Este es el cuarto tomo de apuntes de un programa de estudios de
cuatro años. Los detalles de este programa se encuentran en las
páginas 9–12. Hay también láminas (en “limpio” para hacer
fotocopias) que acompañan a las lecciones de este tomo y que los
alumnos pueden llevar a casa.
Los apuntes de estas lecciones tienen un propósito evangelístico,
utilizan porciones seleccionadas de la Biblia con una aplicación
claramente evangelística. Cada una de las lecciones intenta que los
niños se enfrenten a la comprensión real de las verdades y de los
razonamientos que, con la ayuda del Espíritu Santo, pueden
llevarles a la conversión. Además de esto, tienen el propósito de
ofrecer un buen conocimiento general de todas las Escrituras.
El programa de estudios intenta tratar los acontecimientos
bíblicos en forma ordenada, digna de la Palabra de Dios. Se trata el
Antiguo Testamento de manera principalmente cronológica, para
que la pauta de conducta de Dios con el hombre antes de Cristo sea
conocida y apreciada. En este programa, las lecciones del Antiguo
Testamento están intercaladas con los Evangelios y el libro de
Hechos. Tanto los alumnos como los maestros prefieren el método
de seguir una pauta histórica básica a aquellos que saltan de una
parte de la Biblia a otra con tanta frecuencia que se pierde toda
perspectiva. Los padres (tanto si son creyentes como si no)
apreciarán que sus hijos reciban una educación bíblica.
La experiencia demuestra que los maestros son las personas más
adecuadas para adaptar las lecciones a cada clase en particular.
Estos apuntes contienen, pues, material que se puede adaptar a las
necesidades de todos los grupos de edad, desde los principiantes
(edad preescolar) a los adolescentes. Se facilita una variedad de
sugerencias de aplicación y de directrices, con objeto de que los
maestros puedan utilizarlas para los fines particulares más
apropiados para su grupo de edad. Las clases con alumnos más
mayores utilizan a menudo el plan completo de la lección, mientras
que las clases con alumnos más jóvenes seleccionan menos puntos.
4
Durante los muchos años en que se ha utilizado este programa,
ningún maestro se ha quejado nunca de que este representara un
problema.
Este sistema de lecciones está concebido para que encaje en el
curso lectivo de la escuela dominical. La mayoría de las escuelas
dominicales, como los centros escolares, dividen su programa anual
en tres trimestres. Casi todos los interrumpen en Navidad, año
nuevo, Semana Santa, vacaciones y ocasiones especiales. Los
maestros normalmente eligen y preparan sus propios temas en estos
domingos, y se supone, pues, que se precisarán unas cuarenta y seis
lecciones como máximo por año. Las lecciones se agrupan en
series, y cada escuela dominical puede utilizarlas en el orden que
mejor convenga a su curso anual. Sin embargo, las series del
Antiguo Testamento deberían mantenerse en orden cronológico,
mientras que las series del Nuevo Testamento pueden ajustarse al
curso según convenga.
En estos libros, nos proponemos ofrecer a nuestros hijos un reto
bíblico amplio y variado cuando estos inician su camino en la vida.
Nuestro propósito y nuestra oración es que esto los lleve al Salvador
a una edad temprana, pero, si no es así, plantará en sus mentes y sus
corazones un conocimiento del Señor que su Espíritu podrá utilizar
en años posteriores para aguijonear sus conciencias y llevarles a
buscar al Salvador.
La promesa del Señor de que su Palabra no volverá a Él vacía (cf.
Isaías 55:11) es un gran aliciente para continuar con el paciente
trabajo diario. En estos días de irreligiosidad y de apatía entre la
población adulta, es extremadamente conmovedor ver a un gran
número de niños reunidos y comprobar que el Señor sigue
perfeccionando su alabanza de la boca de los niños (cf. Mateo
21:16).
“Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más
volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmo 126:6).

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Esquema de la obra
ENSEÑANZAS PARA TODA LA VIDA, LIBROS 1–4
Enseñanzas para toda la vida 4 es el cuarto tomo de una serie de
cuatro libros destinados a cubrir un programa de estudios de cuatro
años de la escuela dominical. Todos los libros siguen el mismo
formato, que consiste en lecciones que han demostrado tener éxito
en las escuelas dominicales a los largo de los años y que ahora han
sido revisadas por la autora. El contenido de cada uno de los
volúmenes es el siguiente:

Enseñanzas para toda la vida 1 (lecciones 1–46)


Los milagros que demuestran el poder de Jesús (Evangelio
según Marcos.— Primera parte)
El poder salvador del Señor visto en su poder sobre la Naturaleza,
la muerte, el Diablo, la necesidad y la enfermedad humana (cinco
lecciones)
En el principio (Génesis.— Primera parte)
La verdad acerca de Dios, la Creación y la Caída, con los primeros
testimonios de salvación (seis lecciones)
La oposición a Jesús (Evangelio según Marcos.— Segunda parte)
Ejemplos de pecados clave —el prejuicio, el orgullo, la crueldad, el
odio, etc.— vistos en las personas antagonistas al Señor y de los
que todos hemos de arrepentirnos (seis lecciones)
Lo más destacable de la conversión y de los viajes de
predicación de Pablo (Hechos.— Primera parte)
Lecciones evangelísticas de la vida (y de los conversos) del Apóstol
(ocho lecciones)
Los grandes planes de Dios (Génesis.— Segunda parte)
Estudios de los personajes desde Abraham hasta José que
demuestran el poder y la bondad de Dios hacia su pueblo (doce
lecciones)
6
Los “Yo soy” del Señor Jesús (Evangelio según Juan)
Exaltan al Salvador a través de sus importantes metáforas: el agua
viva, el pan de vida, etc. (nueve lecciones)

Enseñanzas para toda la vida 2 (lecciones 47–92)


El peregrinaje cristiano.— La salvación de la esclavitud del
pecado (Éxodo — Josué.— Primera parte)
El viaje desde Egipto a Sinaí (ocho lecciones)
Las personas que siguieron a Jesús (Evangelio según Lucas.—
Primera parte)
La conversión cristiana y sus principales características (once
lecciones)
El peregrinaje cristiano.— Ilustraciones de la salvación y del
Cielo (Éxodo — Josué.— Segunda parte)
El viaje continúa desde Sinaí hasta el Jordán (seis lecciones)
La llamada del Evangelio en las parábolas del Salvador
(Evangelio según Lucas.— Segunda parte)
Enseña las consecuencias del pecado y la única forma de escapar
(once lecciones)
Juicio y salvación (Josué — Samuel)
Ejemplos y advertencias para todos, desde Rahab a Saúl (diez
lecciones)

Enseñanzas para toda la vida 3 (lecciones 93–138)


Ganancias y pérdidas por seguir a Jesús (Evangelio según S.
Marcos— Tercera parte)
Arrepentimiento, fe y conversión, y sus alternativas (ocho
lecciones)
Grandes diferencias (1 Samuel — 2 Crónicas)

7
Contrastes extraídos de las vidas de David y de Salomón, que
ejemplifican la conversión y los privilegios del creyente (doce
lecciones)
Primeras reacciones al mensaje de los Apóstoles (Hechos.—
Segunda parte)
Diversas categorías de oyentes y la obra del Espíritu Santo en sus
vidas (seis lecciones)
El pecado y su curación (1 y 2 Reyes.— Elías y Eliseo)
La naturaleza del pecado y su castigo; se presenta gráficamente el
remedio de Dios (ocho lecciones)
Llega el Salvador y empieza su obra (Evangelio según S.
Mateo.— Primera parte)
Un relato cronológico de la vida y de la enseñanza del Señor,
Resaltando sus atributos y su propósito salvador (doce lecciones)

Enseñanzas para toda la vida 4 (lecciones 139–184)


La Palabra de Dios (Desde la división del reino hasta el Exilio)
La autenticidad de la Biblia refrendada por la Historia y por las
vidas transformadas (once lecciones)
La vida, la muerte y la resurrección del Señor Jesucristo
(Evangelio según S. Mateo.— Segunda parte)
Continuación del relato cronológico de la vida y de la enseñanza del
Señor (diez lecciones)
Estudios de personajes: Daniel y Nehemías
La obra transformadora de la gracia y sus dramáticos resultados
(nueve lecciones)
Los Diez Mandamientos del Señor
El “maestro” que nos llevará a Cristo y al camino de salvación y de
plenitud (once lecciones)
Cómo nos prepara Dios para el Cielo

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Se explican los pasos de la salvación con Romanos y otras epístolas
y se aplican a los jóvenes de nuestro tiempo (cinco lecciones)

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Decimoséptima serie
DESDE LA DIVISIÓN DEL REINO HASTA EL
EXILIO
La Palabra de Dios
139.— La Palabra de Dios: la Santa Biblia
¿Creemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios y que, por
ello, es absolutamente creíble y fiable? ¿Por qué aprendemos acerca
de ella semana tras semana en la escuela dominical? Esta lección
permite responder a esta y a otras preguntas.
140.— La Palabra que ayuda
Dirigida a Asa y Josafat, fieles reyes de Judá. ¡Ganaron batallas que
no pelearon! Si confiamos en Dios y le obedecemos, también
podremos gozar de su ayuda y su bendición.
141.— La Palabra para mí
Una advertencia a través de la historia del rey Joás, que depende de
su tío y tutor hasta que el anciano muere, pero no es capaz de amar
a Dios por sí mismo. ¿Cómo podemos comprobar nuestra posición
delante de Dios?
142.— La Palabra que advierte
En boca de Amós y Oseas a la pecadora nación de Israel. La Palabra
de Dios tiene muchas advertencias para nosotros también. Cuando
las personas o las naciones se vuelven demasiado orgullosas como
para respetar y obedecer la Palabra de Dios, el peligro acecha, como
predijeron Amós y Oseas. En el año 722 a. C., Israel fue llevado
cautivo por los asirios. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que el Señor
juzgue nuestra necia incredulidad?
143.— La Palabra que defiende
El poderoso rey de Asiria no puede cumplir sus amenazas cuando
el rey Ezequías pone su confianza en el Señor. Este extraordinario
suceso (confirmado por los descubrimientos arqueológicos que se
10
han hecho) muestra de qué modo pueden los niños protegerse de
enemigos como el pecado, la muerte, el sufrimiento y el Infierno.
144.— La Palabra autentificada
En un túnel que construyeron los obreros del rey Ezequías se halló
una placa con inscripciones, 2581 años más tarde. La placa de Siloé
y otros tesoros arqueológicos confirman la exactitud de la Palabra
de Dios.
145.— La Palabra que da promesas
Isaías examina el futuro y promete la Venida del Salvador. ¿Cómo
puede conocer esos detalles 700 años antes del nacimiento de
Cristo? Solo la Palabra de Dios contiene profecías tan detalladas, y
muchas ya se han cumplido con exactitud. Por este motivo, ¿no
deberíamos estudiar cuidadosamente todo lo que Isaías enseñó
acerca del Salvador que había de venir?
146.— La Palabra para los pecadores
El poder y la gracia de Dios salvan al rey Manasés, una de las
personas más malvadas que haya existido. ¿Cómo? ¿Es esto una
esperanza para nosotros? ¿Nos hemos visto alguna vez tan
humillados como lo estuvo Manasés en su celda de la prisión, a
cientos de kilómetros de su hogar?
147.— La Palabra se vuelve a encontrar
El rey Josías empieza a reinar cuando solo tiene 8 años, y encuentra
la Palabra. Cuando se vuelve a descubrir la Palabra de Dios y los
israelitas vuelven a obedecerla, empiezan a suceder cosas
sorprendentes. ¿Hemos experimentado esto alguna vez?
148.— La Palabra bajo ataque
Por parte de los reyes Joacim y Sedequías. Jeremías, fiel siervo de
Dios, es cruelmente perseguido; pero, a pesar de la oposición, la
Palabra de Dios se cumple. Desde aquellos tiempos, las
civilizaciones van y vienen, pero la Palabra de Dios permanece, y
permanecerá para siempre.
149.— La Palabra cumplida (Repaso)
11
Judá fue llevado cautivo exactamente como los profetas habían
advertido. El Salvador nació tal como habían anunciado, hasta el
más mínimo detalle. ¿Nos convencen estas lecciones de que la
Biblia es la Palabra de Dios y de que es suficiente para cualquier
necesidad que tengamos?

Introducción a la serie para los maestros


Deberes para los maestros
Para que esta serie de lecciones sea beneficiosa, los maestros
necesitan familiarizarse con estos acontecimientos del Antiguo
Testamento. Muchos cristianos tienen menor conocimiento acerca
de Asa, Josafat, Joás, Ezequías y Jeremías que acerca de Abraham,
Isaac, Jacob, José, David, etc. Los maestros que estén en este caso
deberían empezar por leer estos capítulos con bastante antelación.
Comprobarán que este ejercicio les resulta muy gratificante. La
sociedad de los tiempos de Reyes y Crónicas tiene un tremendo
parecido con la nuestra, y los mensajes de Dios para aquel pueblo
son especialmente adecuados para nuestras clases.

Plan de estudio
En nuestra experiencia, siempre nos ha resultado útil y estimulante
colocar varias lecciones bajo un mismo título. Esta serie cubre un
largo período de la Historia, hacia el final del Antiguo Testamento.
El tema que sobresale es la Palabra de Dios. A medida que
seguimos este panorama de historia a lo largo de los siglos, vemos
la enorme influencia de la Palabra de Dios de muchas maneras
distintas. No debería resultar demasiado difícil impresionar a
nuestros niños con su importancia evitando que puedan ser
engañados por sus críticos.
Esta serie cubre una infinidad de cuestiones. Tenemos la Palabra
de Dios pronunciada por los profetas, unas veces en tono de
advertencia y angustia, y otras, para dar esperanza y consuelo.
Observamos los efectos prácticos de la Palabra de Dios tanto en la
vida de una nación como en la de los individuos. En un tiempo en
el que se cuestionan la integridad y la infalibilidad de la Biblia,
12
podemos examinar las excelentes razones históricas, “científicas” y
arqueológicas que existen para aceptar su testimonio. Veremos
cómo la hostilidad hacia ella no es nada nuevo. Pero, por encima de
todo, seremos testigos de su poder para convencer a las personas de
su pecado y llevarlas a Dios.
Esta serie es larga y contiene once lecciones. Se podría dividir en
dos series para que coincidiera con el calendario de la escuela
dominical local. Por ejemplo, de la lección 139 a la 145 podrían
formar la parte A, y de la 146 a la 149, la parte B. Sin embargo, la
serie completa encaja bien dentro del trimestre escolar, y es un
bloque bien cohesionado acerca de este asunto tan vital.

Complementos visuales
El Salmo 119 describe la Palabra de Dios como “lámpara […] a mis
pies” y “lumbrera a mi camino”. El tema de la luz se ha adoptado
como ejemplo común a todas las lecciones de la serie. Se propone
que los maestros1 empiecen cada lección mostrando o distribuyendo
a los niños la imagen de algún tipo de luz en particular que
ejemplifica el tema de la misma. Esto no solo añadirá un elemento
de interés y sorpresa a la actividad semanal, sino que constituirá un
tema visual común que estimularía la memoria.
Sería muy práctico utilizar en esta serie un amplio gráfico
histórico. Maestros y alumnos se beneficiarían al poder ver un
esquema donde aparezcan los reyes y profetas en orden
cronológico, en forma de diagrama con colores vivos (cf. CV 1, p.
24).
En su libro Solomon to the Exile2 (Desde Salomón hasta el
Exilio), el Dr. Whitcomb proporciona un gráfico con fechas fiables,
que se puede ampliar para que los niños lo coloreen. Los detalles
que no sean apropiados para estas lecciones se pueden omitir (el
1
Recomendamos que los maestros de niños muy pequeños omitan el ejemplo de la luz
al principio de cada lección y comiencen directamente con el relato bíblico. El ejemplo
propuesto de los distintos aspectos de la luz en la Biblia podría utilizarse de manera
independiente en algún otro momento de la hora de la escuela dominical.
CV Complemento visual
2
Whitcomb, J.C., Jr.: Solomon to the Exile (1975).
13
amplio gráfico de la serie “Winona Lake”, del mismo autor, es ideal
para trazar un diagrama simplificado en color).
Dibuja un mapa de la zona que se trata en esta serie (puedes
encontrarlo ya hecho al final de las biblias y en los atlas bíblicos).
Escribe sobre el mapa:
Ciudades: Jerusalén, Laquis, Nínive, Babilonia, Susa
Países: Israel, Judá, Asiria, Babilonia, Egipto
Alrededor de los bordes del mapa, coloca las imágenes (y otras
ilustraciones) del Bible Learning Course [Curso de aprendizaje
bíblico] correspondientes a la semana, y únelas mediante flechas
con el lugar del mapa donde ocurrieron los sucesos de la lección.

LA PALABRA DE DIOS: LA SANTA BIBLIA (139)


Un libro extraordinario
Salmo 119:105; Lucas 24:44–48; 2 Pedro 1:20–21
Propósito: Presentar con claridad y en forma convincente nuestras
razones para creer que la Biblia es la Palabra de Dios, comprobada,
fiable y verdadera. Instar a los niños a acercarse a ella sin dudas y
con decisión para que en sus páginas puedan oír cómo les habla el
mismísimo Señor.

Introducción para los maestros


Al iniciar esta serie que se sitúa en la última parte del Antiguo
Testamento, nos detenemos durante una lección para explicar a los
niños las razones que tenemos para confiar de manera absoluta en
la Biblia. Muchos de esos argumentos se ejemplificarán y ampliarán
a medida que prosiga la serie.
En la actualidad, la mayoría de los niños aprenden en la escuela
que la Biblia, y en especial el Antiguo Testamento, es, en gran parte,
una colección de mitos religiosos y declaraciones propias de un
pensamiento primitivo. Son interesantes, pero no se deben tomar en
serio en nuestra época, dominada por la ciencia. Nos toman por
gente rara e ingenua por aceptar la Biblia literalmente como si fuera
14
verdad. Deben de preguntarse por qué la estudiamos, semana tras
semana, con tanto cuidado y con tanta confianza.

Bosquejo de la lección
Según la edad de la clase, haz algunas observaciones a modo de
introducción. Muestra una biblia a las clases de niños más
pequeños, y pregúntales si saben quién la escribió. Con las clases
de los niños más mayores comenta, o resume, algunas de las
opiniones que habrán oído en el instituto acerca de la Biblia.
Sugiéreles que dejen a un lado sus prejuicios y que se unan a ti para
hacer un estudio objetivo de ella.
¿Por qué es tan especial la Biblia? Adelántales algunos de los
rasgos más extraordinarios de la Palabra de Dios. Diles que es:
(1) Un libro poco habitual. (a) ¿Cuántos libros hay en la Biblia?
Sesenta y seis; b) ¿Cuándo se escribieron? A lo largo de 1600 años
aproximadamente; c) ¿Quién los escribió? Alrededor de cuarenta
hombres diferentes, personas de todo tipo, por ejemplo: Lucas, un
médico; David, un rey; Oseas, un pastor de ovejas; Pedro, un
pescador; Moisés, un legislador.
Invita a los niños a intentar imaginar la mezcla tan extraña y
confusa que resultaría la reunión de una colección de escritos
semejante, comenzando en el año 400 a. C., hasta llegar a nuestros
días. ¿Cómo se verían las ideas supersticiosas de la Edad Media
bajo las mismas tapas que una revista científica moderna? ¡Qué
contradictorio sería ver las opiniones de quienes sostenían que el
mundo era plano junto a unas fotografías de la Tierra tomadas desde
la Luna! Los maestros deberían utilizar argumentos de este tipo
(según la edad de la clase) para recalcar la idea.
(2) Un libro unificado. Cuando leemos la Biblia de principio a
fin, nos impresiona comprobar que no es un extraño surtido de
escritos. De no conocer los hechos, podríamos imaginar que la
escribió una sola persona. Todo el Libro tiene el mismo mensaje y
la misma característica (puede que las clases de los mayores hayan
estudiado en la escuela acerca de la evolución del pensamiento en
15
la Biblia, aunque, si examinamos los primeros libros, como Job, en
ellos encontramos la misma enseñanza que en el último libro, que
es el Apocalipsis. Compárese Job 19:25 —se piensa que Job fue el
primer libro bíblico en escribirse— con 1 Corintios 15:52, etc.).
En cada libro de la Biblia leemos que los hombres y las mujeres,
creados por Dios, se han rebelado contra Él. A lo largo de sus
páginas leemos el mismo mensaje: Dios es santo y odia el pecado,
pero está deseando perdonar a cualquiera que muestre
arrepentimiento y confíe en el Salvador que Él ha enviado
(compárese Joel 2:12–13 con 2 Pedro 3:9). Desde Génesis hasta el
Apocalipsis, el gran tema constante es el Salvador del mundo.
Todos los libros de la Biblia concuerdan a la perfección. Por muy
minuciosamente que los examinemos, la enseñanza es la misma
hasta en el más mínimo detalle. Todos enseñan que hay un solo
Dios; dicen lo mismo en cuanto a su carácter, sus principios y sus
planes. Todos enseñan lo mismo en cuanto a su plan de salvación.
Es sorprendente; ningún movimiento humano tiene libros o
literatura que concuerden con tanta precisión. No existe otro libro
en el mundo como la Biblia. ¿Cómo se explica esto? ¿Cómo
justificaban sus autores esta extraordinaria unidad? Es muy simple;
alegaban que la Escritura era:
(3) Un libro inspirado por Dios. Afirmaban que lo que escribían
les había sido dado por Dios. Se había servido de sus mentes y de
sus manos para escribir el texto, pero Él había sido el Creador y el
Autor de cada palabra. Los escritores del Antiguo Testamento
afirmaron más de 2600 veces que Dios les había inspirado. Decían:
“Así dice el Señor”, o palabras con ese mismo significado.
Los autores del Antiguo Testamento no fueron los únicos que
insistieron en la inspiración divina. Cuando el mismísimo Hijo de
Dios, el Señor Jesucristo, vino a la Tierra, mostró a sus discípulos
que amaba las Escrituras del Antiguo Testamento y que consideraba
que eran la verdadera Palabra de Dios, que no podía ser quebrantada
(cf. Juan 10:35; Lucas 24:44). Indudablemente, el Hijo de Dios
creía que cada detalle del Antiguo Testamento era importante y que

16
se cumpliría (cf. Mateo 5:17). Solo en los Evangelios, encontramos
alrededor de 400 referencias al Antiguo Testamento.
Explica que los escritores del Nuevo Testamento también fueron
inspirados por Dios. Las primeras iglesias tuvieron cuidado de
reconocer solamente como Escrituras aquellos libros y epístolas que
procedían de los Apóstoles que habían sido instruidos por el Señor
Jesús mismo (cf. Lucas 24:45–48; 1 Corintios 15:3). Por si alguien
ponía en tela de juicio su derecho a escribir las Escrituras, el Señor
les había dado poderes especiales para hacer milagros y señales
sorprendentes, de manera que no hubiera duda de que eran los
calígrafos de Dios. A los demás, se les prohibió añadir o quitar nada
de los escritos sagrados (cf. Apocalipsis 22:18–19).
¿Qué confirma que la Biblia es un libro único?
(a) Su efecto sobre nuestro mundo. A lo largo de la Historia,
los hombres y las mujeres han acudido a la Biblia en busca de las
cosas verdaderamente importantes: la vida, la muerte, el pecado, el
perdón, una guía, etc. Es el único libro que se ocupa realmente de
esos asuntos. En cada siglo las personas han encontrado a Dios por
medio de su mensaje, y sus vidas y sus opiniones han cambiado
radicalmente. Poco a poco, el Evangelio se ha ido difundiendo por
todo el mundo. La Biblia —o partes de ella— está disponible en
más de 2000 idiomas. En un año se venden 10 millones de biblias.
¡Entre 1815 y 1975 se distribuyeron 2500 millones de ejemplares!
En 1992 una sola sociedad distribuyó 618 millones de biblias y
porciones bíblicas.
Inevitablemente la Biblia ha ejercido influencia sobre la
sociedad, a medida que su enseñanza se ha ido difundiendo, y ha
cambiado la vida de millones de personas. Gran parte de nuestros
modernos sistemas educativos, sanitarios y de atención a los más
desfavorecidos tienen sus raíces en la obra de amor que han
desarrollado aquellos en quienes el Evangelio de la gracia de Dios
ha infundido el deseo de ayudar a otros.
(b) Su supervivencia a pesar de la persecución. A menudo, la
influencia de la Biblia ha sido tan grande que los que se oponen a
17
Dios han intentado impedir que otros la vean o la lean. En algunos
períodos se amenazaba con la muerte a quienes la leían y creían en
ella. Sus enemigos la censuraban y la quemaban. Prohibieron su
traducción al idioma del pueblo. El hecho de que se haya
conservado durante tantos cientos de años —a pesar de toda esta
oposición— no hace sino demostrar que la Biblia procede de Dios.
(c) Su extraordinaria exactitud. A medida que avancemos a
través de esta serie de lecciones, descubriremos que los datos
históricos de la Biblia están perfectamente comprobados. La
arqueología moderna ha confirmado en repetidas ocasiones las
fechas y los detalles de la historia bíblica. Los niños se
impresionarán con los sorprendentes descubrimientos y la prueba
firme que podremos proporcionales para verificar algunos de los
detalles más minúsculos. Demostraremos que la Biblia, lejos de ser
un texto mítico, es el mayor libro de historia del mundo.
Examinaremos algunas de sus profecías y su detallado
cumplimiento cientos de años más tarde. Hace unas cuantas
décadas, casi todos los científicos consideraban la teoría de la
evolución como un hecho, pero ahora se ha demostrado que
contiene errores insalvables. Muchos científicos han reconocido
que parece que los organismos vivos surgieron sobre la Tierra de
un modo repentino, tal como dice la Biblia.
(d) Su gran propósito. A título de aplicación, pide a la clase que
busque el Salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra y
lumbrera a mi camino”. Explica que, por encima de todas las demás
maravillas y de todas las características sorprendentes de la Biblia,
tenemos esta: que es un libro dirigido individualmente a hombres,
mujeres y niños para enseñarles el camino a Dios y al Cielo. A
diferencia de otros libros, expresa las palabras de Dios mismo para
nosotros.
Es como una luz que nos revela el mismísimo corazón de Dios,
nuestro Hacedor. Al exponer sus mandamientos para nuestras vidas,
resplandece dentro de nuestros corazones y nos muestra cuánta
podredumbre y cuánto pecado hay en ellos. Escudriña nuestros
motivos y deseos más recónditos, y nos lleva a enfrentarnos a
18
nuestra necesidad de perdón. Luego nos señala al Salvador y su
muerte por todos aquellos que ven su necesidad y se vuelven a Él.
Como si fuese una gran lámpara, examina nuestros corazones y nos
conduce al Señor. Está llena de advertencias, de palabras de aliento,
y de súplicas. Cuanto más la leemos, más vemos. Es cómo una gran
araña de luces: cuánto más de cerca la contemplamos, más
sorprendidos y embelesados estamos. Cuando escuchamos su
mensaje y obedecemos sus instrucciones, acudiendo personalmente
al Señor y descubriéndole, entonces aprendemos a atesorarla por
encima de cualquier otra cosa en este mundo.
Durante las próximas semanas exploraremos la Biblia y la
examinaremos desde muchos ángulos. ¡No faltes! ¡Prepárate para
ver las grandes cosas que el Señor ha provisto para nosotros!

Complementos Visuales
Los maestros podrían destacar la información presentada en esta
lección elaborando un álbum de recortes que se titule: “La Biblia:
la Palabra de Dios”. Cada página puede llevar por título el de cada
uno de los siete puntos principales de esta lección, con ilustraciones
para reforzarlos.

LA PALABRA QUE AYUDA (140)


Al rey Asa y al rey Josafat
2 Crónicas 14–20, en particular los capítulos 14 y 20; véase
también 1 Reyes 15:9–24
Propósito: Estimular a los niños a creer en la Palabra de Dios y a
confiar en ella. Dar ejemplos de situaciones en las que los hombres
han confiado en el Señor y han experimentado su poder para
bendecir de una manera extraordinaria.

Introducción para los maestros


Es una lástima que los reyes Asa y Josafat sean tan poco conocidos.
Los relatos de sus reinados pueden resultar emocionantes,
divertidos, y muy educativos. Cuando vemos la forma en que el
19
Señor premió la confianza de estos reyes, deberíamos
avergonzarnos de nuestra incredulidad.

Preferencias del maestro


Algunos maestros, especialmente los de las clases de niños
pequeños, preferirán limitar la lección a la batalla de Josafat. Los
que tengan alumnos más mayores no deberían dedicar demasiado
tiempo a la primera sección; así tendrán más tiempo para la sección
que trata acerca del rey Josafat. Sigue el relato bíblico
cuidadosamente. De esta manera, el niño captará la lección de fe
contenida en la historia agregando simplemente un breve
comentario adicional. Esta lección debería convertirse en una de las
favoritas de los niños.

Lección práctica: Las luces de las pistas de aterrizaje


Despierta la curiosidad de los niños anunciándoles que durante esta
serie se comparará la Biblia con muchos tipos de luces que se suelen
utilizar en la actualidad (faros, proyectores, luces de seguridad,
lámparas de infrarrojos, etc.). Recuérdale a la clase que la Palabra
de Dios se ha descrito con frecuencia como una luz o lumbrera. Esta
semana se comparará con los poderosos focos fluorescentes de los
aeropuertos que bordean las pistas de aterrizaje. Si un piloto tuviera
que aterrizar su avión de noche, sin luces que le guiaran, el resultado
podría ser una terrible tragedia. Sin embargo, el piloto hace
descender su nave con toda confianza, porque sabe que las luces de
la pista le marcan un pasillo, diseñado, probado y verificado con ese
propósito. Cada día, miles de aviones aterrizan en todo el mundo
con total seguridad gracias a las balizas de las pistas.
Cientos de capítulos de la Biblia nos muestran el camino que
deberíamos tomar si queremos conocer a Dios y gozar de su
bendición en nuestra vida. También nos cuentan las historias de
muchas personas que han comprobado lo que Dios puede hacer
cuando confiamos en su Palabra. Hoy analizaremos las experiencias
de dos de esos hombres.

20
Bosquejo de la lección
Un pequeño país. Recuerda a los niños que, tras el reinado de
Salomón, la nación de Israel se dividió en dos (cf. CV 1, p. 24).
Diles que el reino de Judá, al sur de Israel, era más pequeño (estaba
formado por dos tribus solamente, mientras que Israel tenía diez).
Humanamente hablando, era mucho más débil, pero veremos cómo
dos de sus reyes confiaron en el Señor y recibieron su ayuda de
maneras tremendamente extraordinarias.

CV 1 – Complemento visual para las lecciones de la serie “La


Palabra de Dios”

CV Complemento visual
21
El rey Asa (cf. 2 Crónicas 14). Describe cómo el rey Asa
emprendió una campaña agresiva contra Baal y los demás ídolos
que se adoraban en su reino (cf. vv. 2–5). Explica que no fue
indulgente con nadie, y que condenó hasta a su propia madre por
adorar a falsos dioses (cf. 1 Reyes 15:13). ¿Te imaginas el alboroto
que una medida así originaría en nuestros días? ¡Imagínate la
protesta que se suscitaría si se prohibieran la pornografía y las
palabrotas, y si se obligara a las personas a buscar al Dios de la
Biblia! Sin embargo, gracias a la campaña de Asa, la nación se
fortaleció (cf. 2 Crónicas 14:6–7), y comenzó un período de paz y
de prosperidad.
Aplicación 1: Arrepentimiento. Recuerda a la clase que esta es
la prioridad máxima del Señor para nosotros. Si queremos contar
con su ayuda y su guía, debemos deshacernos de cualquier “ídolo”
que se anteponga a Él en nuestra vida. Debemos desecharlos con
decisión. Haz algunas sugerencias prácticas a tu clase.
La ayuda de Dios en la dificultad. Durante los períodos de paz,
el rey Asa disfrutó de las bendiciones de Dios de muchas maneras.
¿Pero cómo podría ayudarle el Señor en tiempos de dificultad y
guerra? Pronto lo descubriría, cuando le atacaron los etíopes (los
cusitas) bajo el mando de su comandante militar Zera.
Describe el enorme ejército (dos veces más grande que el suyo)
que amenazaba al pueblo de Judá. Aun hoy un ejército de 1 millón
de hombres y 300 tanques (en los tiempos de Asa, carruajes) sería
realmente aterrador. Pero Asa creyó en Dios y buscó ayuda en Él
orando: “¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda
al poderoso o al que no tiene fuerzas. Ayúdanos, oh Jehová Dios
nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra
este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios” (v. 11). Él sabía que
no disponía de ninguna otra ayuda, pero estaba seguro de que, si
confiaba en el Señor, el resultado sería la victoria para Judá. Y así
fue. El Señor hirió al ejército cusita en una forma extraordinaria, de
tal modo que sus soldados dieron media vuelta y emprendieron la
huida sin poder reagruparse ni recuperarse. Asa y sus hombres los
persiguieron y volvieron con riquezas, ganado, ovejas y camellos
22
que habían conseguido saqueando las tiendas enemigas y las
ciudades que se habían aliado con ellos.
Aplicación 2: Fe. Explica a la clase que una persona con fe es
alguien que confía en Dios de verdad. Asa no oró y luego fue
corriendo a buscar ayuda en otra parte, como si creyera que no
obtendría una respuesta. Creyó firmemente que Dios resolvería la
batalla.
Alienta a los jóvenes creyentes de tu clase recordándoles que el
Dios del universo está dispuesto a ayudar y bendecir a cualquier
niño que le pertenezca. Invítales a ser como Asa y a mantenerse
firmes por el Señor; asegúrales que cuanto más lo hagan, más se
sorprenderán al ver el poder de Dios obrando en favor de ellos (cf.
2 Crónicas 16:8–9). Explícales cómo Dios nos guía y nos dirige en
medio de circunstancias que parecen amenazadoras (como los
exámenes o las decisiones en el trabajo, por nombrar solo dos).
Posteriormente, cuando Asa buscó ayuda de Siria y luego de sus
médicos, tuvo mucho menos éxito que cuando recurrió al Señor.
El rey Josafat. Como siempre, la Biblia recoge los defectos de
sus héroes además de sus virtudes. Josafat (hijo de Asa) se equivocó
al aliarse con el rey Acab, que odiaba al Señor. Pero la lección de
hoy hace hincapié en las bendiciones que experimentó cuando puso
su confianza en el Señor.
(1) Destaca los pasos que dio para asegurarse de que su reino se
volvía al Señor (cf. 1 Crónicas 17:1–9), y los beneficios de esto (cf.
vv. 10–19).
(2) Después de un período de insensatez en el que ofendió al
Señor, se arrepintió e introdujo medidas prácticas adicionales para
agradar a Dios; sobre todo, estableció un sistema de justicia
correcto y justo en todo su territorio (cf. 1 Crónicas 19:1–11).
(3) Narra con entusiasmo el sorprendente e inusual relato de la
batalla que encontramos en el capítulo 20. Describe al ejército que
no confió en las armas, sino en los cánticos. Deberían destacarse los
puntos siguientes:

23
(a) La fuerza del enemigo (cf. vv. 1–2).
(b) La reacción de Josafat. En vez de ponerse frenético y buscar
ayuda como un loco entre sus vecinos, fue a la casa del Señor y, en
presencia de su pueblo, oró terminando su oración con estas
palabras: “¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en
nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra
nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2
Crónicas 20:12; cf. 2 Crónicas 20:5–12). Di a la clase que todos los
creyentes verdaderos pueden hablar al Señor de esta manera. Sus
oraciones son reales, apremiantes y llenas de preocupación.
(c) La escena era conmovedora, ya que no solo los hombres, sino
también sus mujeres y niños estaban en pie delante del Señor (cf. v.
13).
(d) El sacerdote estaba seguro de que sus oraciones habían sido
oídas, y de que la batalla no era de ellos, sino del Señor (cf. v. 15).
Lo único que debían hacer era tomar sus posiciones en el campo de
batalla, y verían la salvación (la victoria) del Señor con sus propios
ojos.
(e) ¡Celebraron un extraordinario culto de agradecimiento antes
de que comenzase la batalla! ¡Qué demostración de total confianza
en la Palabra del Señor! (cf. vv. 18–19)!
(f) Josafat mismo también estaba convencido de que no tenían
por qué temer (cf. v. 20).
(g) El procedimiento sorprendente que tuvo lugar a continuación
(quizá al maestro le gustaría traer a clase un campo de batalla en
miniatura donde se mostraran los movimientos de las tropas). El
coro marchaba delante de los soldados del ejército de Judá,
cantando el gran cántico del pueblo de Dios (cf. v. 21).
(h) En el momento en que empezaron a considerar que podrían
necesitar hacer uso de las armas, miraron para ver cuál era la
posición del enemigo, y se dieron cuenta de que todo aquel gran
ejército yacía muerto en tierra (cf. v. 24). La explicación de todo
este hecho sorprendente se nos da en los versículos 22 y 23.

24
(i) En vez de salir perdiendo con esta guerra, ganaron mucho (cf.
v. 25).
(j) No se olvidaron de dar gracias al Señor y alabarle (cf. vv. 27–
28).
Aplicación 3: Encontrar al Salvador. Pregunta a la clase por
qué se recoge este incidente en la Palabra de Dios. Ayúdales a darse
cuenta de que no se trata de un mero relato histórico, como pueda
ser la batalla de Waterloo. Está escrito para que aprendamos de él.
Es una luz que nos alumbra el camino de la vida. Nos enseña
claramente que, si creemos de verdad en Dios y le pedimos ayuda,
no hay nada que Él no pueda hacer por nosotros. ¿Por qué buscamos
tan a menudo la felicidad y el éxito en todos o en todo excepto en
el Señor? ¿Nos valen de algo esas otras ayudas? ¿Por qué no
ponemos nuestra confianza en el Señor y comprobamos que nadie
nos puede ayudar como Él?
Solo la Biblia nos dice la verdad acerca de los enemigos de
nuestra alma. No esconde las realidades del pecado, la muerte y el
Infierno. Al contrario, nos señala al Señor Jesús, que venció a todos
esos enemigos. Nos da instrucciones claras y sencillas de cómo
podemos salvarnos nosotros también. Si creemos y obedecemos las
Escrituras que nos conducen al Salvador, podremos regocijarnos,
como Josafat, al ver a nuestros pies a los enemigos a quienes antes
no teníamos posibilidad alguna de vencer, derrotados por el Señor.
Invita a tus alumnos a cortar toda atadura que tengan con este
mundo y sus promesas incumplidas, y a decirle al Señor con toda
sinceridad: “[Señor,] creo; ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24).

Complementos visuales
Dibuja sobre una cartulina la silueta de tres soldados de aquel
tiempo, vestidos con una pesada armadura. Uno debería ser grande,
el siguiente no tanto, y el tercero bastante pequeño.
En el transcurso de la lección, muestra cómo Asa, y luego Josafat,
ambos representados por el soldado más pequeño, se enfrentaron a
un gran enemigo (el soldado mediano) y, humanamente hablando,
25
no tenían ninguna posibilidad. Luego, recuerda a los niños que esos
dos reyes tenían un aliado invisible, el Señor (representado por la
figura más grande), que estaba a su lado y desequilibraba la batalla
a favor suyo asegurándoles la victoria. Aplica esto a los jóvenes
creyentes que se enfrentan a la batalla de la vida.

LA PALABRA PARA MÍ (141)


El rey Joás
2 Crónicas 22:10–24:27, en particular el capítulo 24; véase
también 2 Reyes 11:8–12
Propósito: Mostrar que para nosotros es vital conocer al Señor.
Asimismo, proponer algunas pruebas prácticas que permitan a los
niños saber si son cristianos conversos o no.

Lección práctica: Mi propia luz


Para utilizar otro tipo de luz, pregunta a la clase si sería inteligente
montar en bicicleta por la noche sin faros, aunque vayamos
acompañados por un amigo que lleve su vehículo debidamente
equipado. Analiza lo que podría ocurrir: el amigo podría tomar una
ruta distinta, dejarnos solos, etc.
Di a la clase que siempre han existido personas que se apoyan en
otras para poder alcanzar todo tipo de cosas importantes. Muchos
recordarán la parábola de las Diez vírgenes, cinco de las cuales
confiaban en que las demás les darían aceite para encender sus
lámparas. Pide a tus alumnos que den ejemplos más actuales, como
el copión que se aprovecha del trabajo de otro para poder llevar los
deberes hechos. Una persona así fracasa tarde o temprano.
Aplica el mismo pensamiento a la conversión cristiana. Muestra
cómo algunos se apoyan en otras personas para su esperanza de ir
al Cielo. Menciona cómo los niños algunas veces confían en sus
padres creyentes, como si esto les diera derecho a ir al Cielo.
Presenta el tema del rey Joás, que también era un niño cuando
empezó a reinar. Aquí tenemos la historia de una persona así.

26
Bosquejo de la lección
El rey Joás. (1) Describe cómo la malvada reina Atalía asesinó a
toda su familia para conseguir el trono de Judá. Cuenta cómo había
influido sobre su hijo Ocozías para “que actuase impíamente” (2
Crónicas 22:3) y siguiese adorando a Baal, como Acab y Omri.
Cuando él murió, ella estaba decidida a aferrarse al poder y evitar
el regreso a Dios.
(2) Muestra cómo Joás, siendo un bebé, fue rescatado de manos
de los asesinos que había enviado Atalía, y cómo su tía y su marido
Joiada, el sacerdote, lo cuidaron en el Templo (cf. 2 Crónicas
22:10–12). Menciona cómo esta piadosa pareja instruiría al niño en
los caminos del Señor.
(3) Describe la coronación por sorpresa de Joás, y el horror y la
muerte de Atalía (cf. 2 Crónicas 23:11–15). El drama de esta escena
debería mantener a la clase embelesada. Joás se convirtió en rey
cuando solo tenía 7 años.
(4) El joven Rey siempre buscó consejo en Joiada. Pronto se
restauró la adoración en el Templo, las imágenes de Baal fueron
destruidas y se volvieron a ofrecer holocaustos con regularidad.
Hubo gran gozo en el país, y la gente prometió ser el pueblo de Dios
(cf. 2 Crónicas 24:10). Pero, aun así, Joás siguió sin volverse a Dios
personalmente. Quizá pensaba que ya era creyente, como Joiada,
porque había ayudado con la obra (cf. 2 Crónicas 24:4–5). Leemos
que hizo “lo recto ante los ojos de Jehová todos los días de Joiada
el sacerdote” (2 Crónicas 24:2); parecía que estaba detrás de todas
las grandes reformas de ese período.
(5) Pero entonces murió el viejo sacerdote (cf. 2 Crónicas 24:15),
y otros vinieron y empezaron a influir sobre el Rey. Joás no tenía
vida ni entendimiento espirituales propios, de manera que no vio
nada malo en sus perversas sugerencias. Al no amar al Señor con
todo su corazón, no tenía un verdadero celo por Dios, y no odiaba
a esos ídolos malignos y extraños. Los príncipes no tardaron en
abandonar el Templo y empezar a reconstruir altares a Baal (cf. v.

27
18). Cuando el Señor envió a sus profetas para condenar su
idolatría, se negaron a escucharles.
(6) Finalmente, el Señor reprendió a Joás por medio de Zacarías,
hijo de Joiada, pero el Rey rehusó volver al buen camino. Había
confiado en Joiada, pero ahora estaba demasiado débil como para
enfrentarse a la crítica y ordenó el asesinato de Zacarías, que fue
apedreado hasta la muerte en el patio del Templo (cf. vv. 20–22).
(7) Con el paso del tiempo, hasta los siervos de Joás se
disgustaron con él, y, tras su derrota ante el rey de Siria (un juicio
de Dios), lo asesinaron en su lecho (cf. vv. 23–25). ¡Vaya caída! ¡Al
rey que había tenido un comienzo tan prometedor, ahora tanto Dios
como los hombres lo consideraban un fracasado y un pecador! ¡Qué
tragedia que aquel que tanto debía a Joiada nunca tuviese una
relación personal con el Señor!
Ponernos a prueba. ¿Cómo podemos determinar si somos
realmente cristianos? ¿Estamos seguros de que no somos como
Joás, y de que no seguimos al Señor solo cuando nos conviene, pero
sin que nos importe su causa, y le dejamos de lado cuando se nos
hacen otras sugerencias? Si tuviéramos que mudarnos de nuestro
actual vecindario, ¿seguiríamos asistiendo a la casa de Dios, o
abandonaríamos esta práctica? Si nuestros padres o maestros de
escuela dominical no nos llevaran más a esta, ¿haríamos el esfuerzo
de ir por nosotros mismos?
La Biblia nos asegura que, una vez que pertenecemos al Señor,
la diferencia será inequívoca en nuestras vidas, y el cambio será
permanente. Existen algunas señales importantes que nos
distinguen como verdaderos cristianos. Explica que hay distintas
pruebas que se pueden hacer a las personas (a nosotros mismos, y a
otros) para saber si se han convertido de verdad. Estas pruebas son
válidas para creyentes de todas las edades. Ser creyente incluye
siempre:
Prueba 1: Conocer al Señor personalmente. El rey Joás sabía
mucho acerca del Señor y de sus caminos. Había pasado sus
primeros seis años escondido en la casa del Señor. Pero su
28
conocimiento religioso no podía sustituir a la experiencia de
conocer a Dios mismo. No tenemos prueba alguna de que este rey
llegara a ese momento crítico en que el individuo se ve a sí mismo
como un pecador que necesita personalmente el perdón de Dios. No
cabe duda de que, al morir Joiada, de él brotó todo tipo de maldad,
y el estado de su corazón quedó al descubierto.
Pregunta a los niños si han visto alguna vez la fealdad de su
corazón y han pedido sinceramente al Señor que los perdone. La
conversión implica un cambio. ¿Pueden recordar un momento en el
que empezaron a conocer a Dios personalmente, miraron al
Salvador y experimentaron el gozo del pecado perdonado, un
momento en que le dieron la espalda al mundo voluntariamente y
empezaron a seguir al Señor?
Prueba 2: Comprender su Palabra. Joás había escuchado
muchas veces la lectura de las Escrituras (cf. 2 Crónicas 22:12) y
estaba muy familiarizado con ellas, pero obviamente no
significaban mucho para él personalmente. Respetaba a Joiada y
estaba de acuerdo con sus medidas, pero, tan pronto como murió el
anciano, Joás se sintió como liberado, y se quitó de encima las leyes
de Dios.
Los verdaderos cristianos ven la Biblia bajo una luz totalmente
nueva. Descubren maravillados que es la Palabra de Dios para ellos,
como una larga carta del Rey de los cielos. Los pasajes que un día
se les antojaron largos y monótonos ahora les inspiran una
fascinación y un interés que nunca habían tenido para ellos. Los
creyentes desean aprender y obedecer todos los mandamientos de
Dios. Anhelan saber más de su Salvador y experimentan una gran
alegría cuando leen acerca de Él en el Antiguo Testamento y
también en el Nuevo.
¿Les ha ocurrido algo así a nuestros niños, o son como Joás, es
decir, aparentan ser cristianos porque les conviene complacer a sus
padres y a sus maestros? ¿Piensan que conocer historias de la Biblia
y aprender versículos es suficiente para satisfacer a Dios? Los
verdaderos cristianos aman y temen al Señor, y la Biblia se
convierte en su guía más preciada.
29
Prueba 3: Amar a otros creyentes. Es sorprenderte leer que
Joás asesinó a su “hermanastro” (el hijo de Joiada) después de la
muerte de su “padre”. Su forma de actuar demostró que no había
hecho más que fingir.
El odio hacia los creyentes es síntoma de que una persona sigue
estando en tinieblas (cf. 1 Juan 2:9). De hecho, cuando los niños o
los adultos se convierten, podemos notarlo en el gran afecto que
sienten hacia el pueblo de Dios. Un niño pequeño preferirá asistir a
la escuela dominical en vez de irse de paseo con su familia, por muy
divertido que esto sea. Quieren ir a las reuniones de entre semana y
quedarse el máximo tiempo posible al terminar estas. Los cristianos
pertenecen a una familia del pueblo de Dios, y los lazos que los
unen son muy estrechos. Los jóvenes creyentes, cuando viajan fuera
de su casa por primera vez, enseguida buscan a otros cristianos. El
amor común que sienten hacia el Salvador crea un lazo más estrecho
entre ellos que cualquier amistad natural.
Prueba 4: Hacer oraciones verdaderas. ¿Has visto alguna vez
a alguien que se diga cristiano recitar oraciones como si nada o en
forma irreverente? Probablemente Joás lo hizo muchas veces.
Asistiría con frecuencia a los grandes cultos del Templo y, en su
calidad de rey, dirigiría las oraciones. Es probable que le pidiera a
Joiada que le escribiera las oraciones y que se limitara a leerlas en
forma mecánica.
¡Qué diferente sería del verdadero cristiano, cuyas oraciones
posiblemente sean cortas y torpes, pero se elevan a Dios con
sinceridad y desde el fondo del corazón! Cuando los niños vienen
al Señor, ya no quieren juguetear durante el tiempo de oración de la
escuela dominical. Empiezan a sentir la presencia de Dios, dejan de
mirarse fijamente los zapatos y siguen las oraciones con atención,
porque les gusta hablar con el Señor. ¿Sabes lo que es orar? ¿Has
intentado alguna vez hablar con Dios?
Prueba 5: Sufrir los ataques de Satanás. Tras la muerte de
Joiada, Joás no tardó en rendirse al consejo de los príncipes, y
abandonó la batalla contra la idolatría. Eligió el camino más fácil.

30
Satanás nos deja en paz si puede contar con nuestra lealtad. Nos
permite disfrutar de la vida. Pero, si le abandonamos y nos
volvemos al Señor, empieza a atacarnos con todo tipo de dudas,
temores y dificultades. Esto ocurre con todo el pueblo de Dios. Pero
hay algo que nos alienta: que está claro que el Espíritu de Dios está
obrando en nuestro corazón, y a Satanás eso le preocupa.
Prueba 6: Un cambio permanente. Dios promete que, si
venimos a Él con un arrepentimiento verdadero y con fe, confiando
en la muerte de su Hijo en el Calvario como única forma en la que
los pecados pueden ser perdonados, Él no nos rechazará. Nos
acogerá en su familia y cambiará nuestras vidas por completo y para
siempre. Los verdaderos cristianos conocen un gozo y una paz que
nunca ha experimentado la gente del mundo. Todo cambia, y ni
siquiera las pruebas de la vida nos pueden separar del Salvador. Si
Joás hubiese conocido al Señor, nunca le habría dejado por Baal.
Explica a tus alumnos que es vital que lleguen a conocer y a
experimentar al Señor. De nada les servirá fingir que son cristianos,
ni siquiera por complacer a sus padres o a sus maestros de la escuela
dominical. Invítales a examinar su corazón para saber si pertenecen
o no a Dios. En caso de que no, ínstales a orar al Señor, para que su
Espíritu pueda llevar a cabo su obra transformadora en sus vidas.

Complementos visuales
Recorta un termómetro gigante de cartulina y dibuja en él una escala
de seis “grados espirituales”. A medida que describas cada una de
las seis pruebas de la fe, etiqueta la escala con las seis preguntas
siguientes: (1) ¿Conoces al Señor de una manera personal? (¿Te ha
perdonado y te has convertido?) (2) ¿Lees y amas su Palabra? (3)
¿Te gusta estar con otros cristianos? (4) ¿Oras de verdad? (5) ¿Has
sufrido los ataques de Satanás? (6) ¿Estás seguro de que perteneces
al Señor y de que serás suyo para siempre?
Indica que cada “grado” marcado es una señal de buena salud
espiritual. La lección muestra cómo Joás fracasó en todas estas
pruebas.

31
LA PALABRA QUE ADVIERTE (142)
En boca de los profetas Amós y Oseas
De Amós, en particular los capítulos 6, 7:14–17, y 8; de Oseas,
sobre todo los capítulos 1–2, 4 y 11; 2 Reyes 17:6–23; véanse
también los textos que se citan en la lección
Propósito. Mostrar que la Biblia es un libro muy práctico, lleno de
mensajes de Dios para nosotros, y que hacer caso omiso de su Autor
y sus advertencias conduce rápidamente a las naciones y a los
individuos al desastre. Advertir a los niños que, aunque este mundo
tolera muchas cosas incorrectas, nuestro santo Dios juzga el pecado.
Aun así, por su amor, nos da la oportunidad de buscar su perdón y
nos ruega que no lo rechacemos.

Lección práctica: Un faro


En esta lección compararemos la Biblia a un faro. Proporciona una
fotografía y un dibujo. Pregunta a la clase la función principal de
esta luz, es decir, que no solo indica el camino, sino que avisa del
peligro. Advierte a los marinos de las inmensas rocas que hay
escondidas por debajo de la línea de flotación, rocas que podrían
hacer enormes boquetes en los laterales de los barcos. También
avisa de los bancos de arena en los que sus barcos podrían quedar
varados durante días. Comenta lo agradecidos que están los marinos
por esas luces de advertencia, y lo desastroso que sería que dejaran
de brillar.
A continuación explica que la Biblia es un libro único. Muchas
veces es como ese faro que envía mensajes de aviso, para que
podamos evitar el peligro. Hoy vamos a ver dos pasajes de
advertencia que recogen las palabras de dos siervos de Dios,
primero Amós y luego Oseas. Descubriremos que las palabras que
estos profetas hablaron al pueblo de Israel se aplican igualmente al
momento presente y a personas de cualquier edad.

32
Bosquejo de la lección
Describe el triste declive que había vivido el pueblo de Israel (el
reino del Norte), pasando por las cinco etapas siguientes:
(1) El placer de la prosperidad. Describe cómo se instaló el
pueblo de Israel en la nueva tierra que Dios le había prometido y
entregado. Las generaciones anteriores habían peleado y ganado
batallas, habían cultivado la tierra, habían plantado viñas, habían
criado rebaños saludables y habían adorado al Dios del rey David.
Ahora, la generación más joven podía disfrutar del fruto del trabajo
de sus padres. Muchas personas vivían en la abundancia y
disfrutaban de los beneficios de su prosperidad. Las versiones
modernas de la Biblia muestran esta imagen en forma
especialmente gráfica (cf. Amós 6:1–6). Reposaban en camas de
marfil, comían corderos tiernos y novillos selectos y saboreaban
vinos mientras se tocaba música para su deleite, y continuamente se
cubrían con los óleos más finos (o lociones bronceadoras). ¡Igual
que en un anuncio de televisión actual!
Cuenta cómo eligió el Señor a un campesino y no a un sacerdote
oficial para que entregase su inesperado mensaje de infortunio (cf.
Amós 6:1) para consternar y alarmar a esas personas (cf. Amós
7:14–15). ¡Amós les advirtió que pronto encabezarían la cola de
quienes serían exiliados por un poder extranjero! Pronto serían
juzgados por el Señor. ¿Por qué? Porque habían conseguido su
prosperidad únicamente por:
(2) Descuidaron las leyes de Dios. Habían obtenido sus riquezas
a expensas del bien y de la justicia. Explica a los niños que, aunque
los ricos vivían en casas de piedra tallada, con adornos de marfil (cf.
Amós 3:15; 5:11), imponían altas rentas a los pobres, que vivían en
moradas humildes. Les cobraban impuestos sobre el trigo (cf. Amós
5:11) y confiscaban su ropa si no podían pagar (cf. Amós 2:8). Esto
transgredía el mandamiento de Dios de devolver al pobre su capa
antes de la noche (cuando hacía mucho frío; cf. Deuteronomio
24:19). Los jueces y los magistrados aceptaban sobornos, y
despiadadamente se negaban a hacer justicia al inocente y al
desvalido (cf. Amós 5:12). Los malhechores sabían que un par de
33
zapatos era suficiente para conseguir un juicio favorable de parte de
aquellos jueces corruptos (cf. Amós 2:6; 8:6).
Otra práctica fraudulenta era el uso de los pesos falseados como
método de extorsión (cf. Amós 8:5). Como niños que traen dinero
robado a la ofrenda de la escuela dominical, llenos de orgullo
donaban parte de sus ganancias mal habidas a favor de causas
religiosas (a menudo paganas) (cf. Amós 4:4–5). Los maestros de
los niños más pequeños pueden describir las miserables chozas
donde dormían los pobres. ¡Cuánto frío pasaban por las noches, sin
capas ni mantas! ¡Qué ardid tan cruel era poner pesas bajo los platos
de la balanza!
No es de extrañar que el Señor odiara sus festividades y
asambleas, y que rechazara sus ofrendas. Dijo que ni siquiera
miraría sus sacrificios, ni escucharía sus canciones ni sus
instrumentos (cf. Amós 5:21–23). El Señor prefería la sinceridad y
la justicia.
(3) Ingratitud al Señor. Mientras esta gente acomodada
disfrutaba de todo tipo de lujos, se olvidaron de que era Dios quien
les había proporcionado sus beneficios, y no se preocuparon en
absoluto de la obra del Señor (cf. Amós 6:6). Sus propias casas
podían estar magníficamente decoradas, pero no les causaba ningún
dolor ver la obra de Dios descuidada. Hasta en el día de reposo, y
en otras festividades religiosas, estaban impacientes por volver a
sus planes fraudulentos y a sus negocios poco honrados (cf. Amós
8:5–6). En lo profundo de esta corrupción subyacía el hecho de que,
aunque fingían adorar al Señor, su corazón estaba muy lejos de Él
(¡Cuántos niños asisten hoy a la escuela dominical, pero sus mentes
están muy lejos de ella!).
(4) Flirteo con otros dioses. Los israelitas se desviaron con
frecuencia y adoraron a los ídolos de las naciones vecinas (cf. Oseas
5:4–5), como si su Dios, el Señor de los ejércitos, que había creado
todas las cosas, no fuese mejor que todos esos dioses hechos a
mano. Adoraban a dioses paganos, sacrificaban niños, practicaban
la brujería y otras actividades ocultistas. Oseas señaló que Israel
estaba ahora desprovisto de verdad (incluida la fidelidad), de
34
misericordia (bondad), y de conocimiento de Dios. En vez de esto,
la tierra estaba llena de perjurio, mentira, asesinato, robo, adulterio
y violencia (cf. Oseas 4:1–3) (¡Cuánto se parece esto al contenido
de nuestros periódicos!). Explica a la clase que adorar a falsos
dioses (o tener creencias falsas) conduce siempre a descartar los
principios morales. La gente prefiere adorar a dioses de madera que
no están vivos, y que evidentemente no pueden ver sus maldades.
¡En la actualidad se dice que no hay ningún Dios!
(5) La persecución de los mensajeros de Dios. Los sacerdotes
de Israel pasaban por alto todo este comportamiento para seguir
siendo populares (cf. Oseas 4:9). Pero, cuando los verdaderos
siervos de Dios, los profetas, llegaban a las puertas de la ciudad con
mensajes de condenación y advertencia, recibían burlas y una feroz
oposición de parte del “clero” de aquel tiempo. Amasías, sacerdote
de Bet-el se quejó amargamente al rey Jeroboam y echó a Amós,
boyero y recolector de higos silvestres, diciendo: “Vete, huye a
Judá […] y profetiza allá” (Amós 7:10–13).
¡Desastre! En lo que menos pensaba la gente era en la catástrofe
que se avecinaba. Mientras creían que estaban seguros, y que su
nivel de vida no podía más que elevarse, no se imaginaban que
pronto serían víctimas de la guerra. En poco tiempo, muchos de
ellos se verían desterrados a tierras lejanas para servir como
esclavos a sus captores (cf. 2 Reyes 17:6). Este era el mensaje
impopular que Amós y Oseas debían dar (cf. Amós 6:14; Oseas
5:14; 8:1; 9:7). Anteriormente, el Señor había enviado advertencias
suaves (cf. Amós 4:6–13), pero nadie había hecho caso de ellas.
Dios, que es santo, no podía seguir pasando por alto la maldad, la
explotación y la crueldad de una nación que se suponía que le
pertenecía. Ahora los israelitas se enfrentarían al juicio y a la
calamidad. La nación debía ser humillada, capturada y desterrada
para no volver jamás. Otros disfrutarían del fruto de sus viñas (cf.
Amós 5:11). Esto no era una amenaza infundada de los profetas, ya
que en el año 722 a. C. el rey de Asiria hizo exactamente lo que
ellos habían anunciado. Recuerda a la clase que la Historia suele
repetirse. A menudo los períodos de inmoralidad y autosuficiencia
35
se han visto seguidos por la caída de imperios orgullosos (como el
imperio romano).
La actitud tierna de Dios. Recuerda a la clase que ese Dios
todopoderoso, cuyo poder es ilimitado (y que puede hacer que una
ciudad moderna se derrumbe en unos segundos, como si fuera de
juguete, con un terremoto), podría someter a juicio en un instante a
toda la Tierra. Pero esto no le produce placer, y retrasa el juicio para
suplicar a hombres, mujeres y niños que se vuelvan a Él. El profeta
Oseas fue enviado para expresar los “sentimientos” de Dios hacia
su pueblo rebelde, en términos que podrían derretir el corazón más
duro:
(1) Un padre y un hijo. Comparó al pueblo de Israel con su hijo.
Lee las tiernas palabras que utiliza (cf. Oseas 11:3–4). Los tomó en
sus brazos, les enseñó a andar y se inclinó para acariciarlos. Haz un
pequeño recordatorio de las bendiciones derramadas sobre Israel
desde que salieron de la tierra de Egipto: Dios proveyó para sus
necesidades cotidianas, les protegió de sus enemigos y les condujo
sanos y salvos a la Tierra Prometida. Los amó como un padre a su
hijo. ¡Qué trágico y ruin es que le olvidaran, le dejaran a un lado y
le abandonaran cuando llegaron a su nueva tierra! Dios describió su
dolor al juzgarles (cf. Oseas 11:8–9). Aun así, no tenía elección,
porque se negaban a volverse a Él (cf. Oseas 11:5).
Pon especial cuidado a la hora de describir esta imagen a tus
alumnos. Ellos también se han beneficiado del amor y el cuidado
de Dios desde su nacimiento. Se les ha hablado con frecuencia de
su preocupación por cada individuo. Asimismo saben que Dios
estuvo dispuesto a enviar a su propio Hijo, el Señor Jesucristo, para
que sufriera en la Cruz el castigo de todos los pecados (para los que
buscan su perdón). ¿Pero están agradecidos a Dios? ¿Creen en su
Palabra y le obedecen, o le tratan como a un enemigo y rechazan su
bondad con indiferencia? ¿Aceptan los dones y, sin embargo, dejan
de lado al Dador? En ese caso, ¿cuánto tiempo piensan que esto
puede seguir así? Dios es bueno y paciente, pero un día tiene que
castigar el pecado y restaurar su gobierno justo.

36
(2) Un marido y una esposa (cf. Oseas 1–2). Varía la cantidad
de detalles según la edad de la clase y utiliza la imagen que Oseas
da del amor de Dios hacia Israel: un amor como el de un marido
hacia su mujer infiel. Describe a un marido que se casó con una
mujer que no llamaba la atención ni por su belleza, ni por su bondad.
Le dio un hogar, y le demostró cariño y amor. Imagina su dolor
cuando descubrió que ella le había sido infiel e iba detrás de otros.
Aun así, él la habría aceptado con ternura si su esposa hubiese
regresado a él arrepentida.
Explica que el Señor ama al pueblo que Él ha creado, del mismo
modo que un marido ama a su esposa. Aun cuando no merecemos
su amor, y somos culpables de tantos males, Él quiere que le
amemos de la misma manera y que no tengamos otros dioses aparte
de Él.
¿Amamos al Señor con todo nuestro corazón? ¿Nos hemos ido
en pos de otros dioses? ¿Nos hemos planteado alguna vez confesar
a Dios nuestro pecado y volver a Él? Si nos negamos, Él no tiene
más alternativa que entregarnos a los dioses que idolatramos y
retirar todas sus bendiciones (cf. Oseas 2:11–13). Entonces, nos
daremos cuenta, cuando sea demasiado tarde, de cuánto le debemos
al Señor.
El faro de la Palabra de Dios. Hemos empezado comparando la
Biblia a un gran faro que salva vidas. Todas las Escrituras están
llenas de advertencias para nosotros, comenzando por el libro de
Génesis y acabando en el Apocalipsis.
Casi todas las parábolas del Señor Jesús tienen una nota de
advertencia, y Él describe el Infierno con los términos más gráficos
(véanse, por ejemplo, Mateo 13:41–42, 50 y Lucas 16:19–31).
Siglos después de la muerte de Amós y Oseas, Él lloró ante
Jerusalén al darse cuenta de que el pueblo judío de su tiempo, por
haber rechazado sus palabras y sus advertencias, compartiría el
mismo destino fatal que los israelitas que habían desechado las
amonestaciones de Amós y Oseas.

37
Insta a tus niños a que aprendan de la amarga experiencia de los
israelitas y a que hagan caso de las advertencias de la Palabra de
Dios. Sin duda, los habitantes de Samaria (capital de Israel),
mientras atravesaban el desierto encadenados con pesados grilletes
por orden de sus captores asirios, lamentaron no haber escuchado a
Amós y a Oseas.
El Señor Jesús describió el horror y el remordimiento que
hombres, mujeres y niños sentirán en el día postrero cuando por fin
se den cuenta de lo necios que han sido al rechazar a un Salvador
tan tierno y amoroso, y se tengan que enfrentar al castigo y a las
consecuencias de su pecado.

Complemento visual
Dibuja una escalera con cuatro peldaños grandes. En ellos escribe
cada uno de los cinco títulos de la lección, del (1) al (5). En la parte
inferior dibuja una explosión y escribe la palabra: ¡Desastre!

LA PALABRA QUE DEFIENDE (143)


El rey Ezequías
2 Crónicas 28:24–32:23; 2 Reyes 18:13–19:37
Propósito: Mostrar en una forma muy práctica que, si Dios es por
nosotros, no puede haber nada en contra nuestra.

Introducción para los maestros


La mejor forma de preparar esta lección es leer lentamente estos
capítulos. Comienza con la narración de 2 Crónicas y
compleméntala con el relato detallado de la invasión de Senaquerib
que se encuentra en 2 Reyes 18:13–19:37. La propia narración dice
tanto. No solo describe lo que ocurrió, sino que trasciende los siglos
y se aplica a nuestra situación actual. El relato se divide en dos
partes principales: el avivamiento, y la amenaza de ataque de
Senaquerib.

Lección práctica: Luces de seguridad

38
Para nuestro ejemplo semanal de la “luz”, sugerimos presentar el
ejemplo de cómo actualmente muchas familias suelen dejar una luz
encendida cuando salen de casa por la noche. Es menos probable
que los ladrones entren si piensan que hay alguien dentro (los niños
más mayores posiblemente quedarán fascinados con los
temporizadores que se pueden programar para que la luz se
encienda a la hora que se desee).
En este caso, la luz ofrece protección, y hoy veremos cómo la
Palabra de Dios protege a todos los que confían en ella. Todos
nosotros nos enfrentamos a un gran enemigo, aunque no le
conozcamos. Desde el principio del mundo, Satanás ha intentado
apoderarse de las almas de los hombres y las mujeres. Es un
enemigo experimentado, y nadie puede resistirse a él solo con
fuerzas humanas. ¿Cómo se le puede hacer frente? Nuestra lección
de hoy proporciona la respuesta a esta pregunta y la explica con un
ejemplo de la vida real.

Bosquejo de la lección
Una generación impía. Ambienta la historia explicando que
nuestra generación no es la primera que se ha apartado de Dios y
que ha desatendido su casa. Cuando Ezequías llegó al trono, el
pueblo de Judá vivía una vida impía, y las puertas del Templo se
habían cerrado (cf. 2 Crónicas 28:24–25).
Las reformas de Ezequías. Explica que Ezequías creía en el
Señor y deseaba traer al pueblo de Judá de vuelta a su Dios. Pronto
ocurrieron cosas poco habituales. Los sacerdotes de Jerusalén
empezaron a limpiar y a preparar el Templo con gran entusiasmo
(cf. 2 Crónicas 29:18–19).
(1) La casa del Señor vuelve a abrirse. El pueblo de Jerusalén
fue llamado a reunirse para ofrecer sacrificios y rendir culto a Dios
cantando salmos (cf. 2 Crónicas 29:30). Recuerda a los niños que
esto se hizo de repente (cf. 2 Crónicas 29:36). Esto significa que de
pronto surgieron abundantes inquietudes y sentimientos espirituales
en muchas personas que antes tenían una actitud fría e indiferente.
Deja claro a la clase que el Señor atrae a jóvenes y mayores, de
39
trasfondo religioso o no, y les da la bienvenida cuando vienen a su
casa. Adorar y buscar al Señor no es solo para aquellas personas
que han sido creyentes durante mucho tiempo.
(2) Una campaña nacional por correo. Enseguida se difundió
el llamamiento a volver al Señor por todo el territorio. Los correos
estaban muy ocupados llevando cartas de un lugar a otro del país,
instando a todos a que regresaran al Señor (cf. 2 Crónicas 30:6).
Hubo dos reacciones. Unos se rieron y se burlaron (cf. 2 Crónicas
30:10), y otros se tomaron las cartas muy en serio. Pregunta:
Cuando escuchas el mensaje de Dios, ¿cuál es tu reacción?
(3) Celebración de la Pascua. Describe a la enorme multitud
que se reunió en Jerusalén para celebrar la Pascua, tal vez tantos
como los que se reunirían en la actualidad para cualquier
acontecimiento deportivo nacional, o puede que muchos más. No
se trataba de una aburrida ceremonia religiosa; era una ocasión de
gran alegría y regocijo. Los sacerdotes no murmuraron oraciones
para sí mismos, sino que se dirigieron al Señor y, por la sinceridad
y el fervor de sus oraciones, Dios los escuchó (cf. 2 Crónicas 30:27).
(4) Destrucción de los ídolos. Luego, cada uno volvió a su
ciudad para echar abajo los altares de otros dioses a los que habían
adorado en vez de al Señor (cf. 2 Crónicas 31:1). Cuando nos
arrepentimos de verdad y buscamos al Señor fervientemente,
también destruiremos todos nuestros “ídolos”. Relata incidentes de
cristianos que han destruido vídeos y libros poco correctos, han
dejado clubes, han vaciado en el desagüe sus botellas de alcohol, y
se han deshecho de otras cosas desagradables como prueba de su
amor hacia el Señor.
(5) Ofrendar al Señor. Por último, como prueba de su verdadero
deseo de volver a Dios, el pueblo empezó a dar al Señor una parte
de sus posesiones (cf. 2 Crónicas 31:2–19). Este avivamiento
consistió en algo más que palabras. Se tradujo en hechos. Describe
los montones de grano, el vino, el aceite y la miel, y los animales
que todos traían gustosamente a Jerusalén (una inmensa fiesta de la
cosecha, semana tras semana).

40
Sus diezmos permitieron que los siervos de Dios prosiguieran
con su obra sin preocuparse por las necesidades materiales. ¿Has
dado alguna vez algo al Señor? Él ve nuestros corazones y sabe
inmediatamente si lo que le damos es valioso para nosotros, sea lo
que sea, aunque a otros pueda parecerles insignificante.
El ataque del enemigo. Todo parecía ir bien, pero los enemigos
de Dios no estaban contentos. Senaquerib —el poderoso rey de
Asiria, que era la nación más importante de aquel tiempo— se enojó
mucho cuando el rey Ezequías no consintió en someterse a él ni le
rindió homenaje. Planeó atacar Jerusalén pensando que sería un
juego de niños después de las otras victorias que había obtenido (cf.
2 Crónicas 32:1–15). Describe el plan del enemigo. Advierte a la
clase que el Diablo nos deja en paz mientras acatamos sus deseos,
pero tan pronto como empezamos a buscar al Señor seriamente, se
despierta su ira y empieza a tentarnos.
(1) Aumentó sus exigencias. El ejército de Senaquerib avanzó
hacia Jerusalén; no quedó satisfecho con los regalos que se le dieron
para persuadirle de que se volviese atrás. Señala que Satanás nunca
está contento con lo que le damos. Tan pronto como le cedemos
terreno en alguna cosa, ya está exigiendo otra, de manera que un
pecado conduce a otro.
(2) Menoscabó a los siervos de Dios. El enemigo intentó
deliberadamente minar la moral del pueblo hablando en su lengua
y tratando de amenazarles y asustarles para que Ezequías perdiera
el apoyo de sus súbditos (cf. 2 Reyes 18:28–35). Describe cómo
Satanás se dirige a nosotros en un idioma que entendemos. Su
objetivo es ponernos en contra de los maestros y líderes que nos han
conducido al Señor. ¡Cómo le gusta ridiculizar a los que están de
parte de Dios! Con mentiras los presenta como personas anticuadas
en sus enseñanzas.
(3) Se burló del Señor. Por encima de todo, el enemigo se burló
del Señor y lo comparó a otros dioses. Satanás nos presiona siempre
para que dudemos de Dios y de su Palabra (y nos seduce
pintándonos imágenes falsas y halagüeñas de este mundo). Haz un
resumen de las crueles amenazas y burlas de Rabsaces. Advierte a
41
la clase que no haga caso del Diablo cuando intente apartarles de
Dios. El pueblo de Jerusalén permaneció en silencio. Obedecieron
al Rey y se negaron a entrar en discusión. No deberíamos nunca
entrar en discusión con Satanás.
Ezequías se mantuvo firme. Ezequías acudió a Isaías, su pastor,
y juntos oraron al Señor; no fue una oración larga y sin sentido, sino
un ruego ferviente y muy concreto. Más tarde, Ezequías tomó la
carta del enemigo (donde le amenazaba con exterminarlos) y la
llevó al Templo; podemos leer la oración que hizo allí (cf. 2 Reyes
19:15–19). Suplicó la ayuda del Señor no para salvarse él mismo,
sino para que todas las naciones vieran que Dios era el Dios vivo y
verdadero. La verdadera oración no es para pedir las cosas que
deseamos, sino aquellas que honran a Dios. Oramos para recibir
perdón y para convertirnos, para recibir fuerza para agradarle, y
para que otros vengan también a Él. Este es el tipo de cosas que
agradan al Señor. La verdadera oración es pedir algo para Dios.
Ezequías instó al pueblo a tomar posición: “Con él [Senaquerib]
está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios
para ayudarnos y pelear nuestras batallas” (2 Crónicas 32:8). Por
muy grandes que sean nuestras dificultades en la vida, el Señor nos
capacitará para estar firmes por Él. Cuanto antes aprendamos a
confiar en Él, antes comprobaremos su poder para proteger y
sostener a sus hijos.
Ezequías descubre al enemigo destruido. El resultado de la
batalla parecía casi un anticlímax. Tal como Isaías lo había
profetizado, el pueblo de Jerusalén no necesitó alzar sus espadas (cf.
2 Reyes 19:32–35). 185 000 hombres del ejército de Senaquerib
fueron destruidos en su propio campamento. A la mañana siguiente,
Jerusalén se enfrentó a un ejército de cadáveres. Senaquerib volvió
a su país humillado, y más tarde sus dos hijos lo asesinaron (cf. 2
Reyes 19:36–37).
Lecciones para hoy. Pide a los niños que consideren si han
experimentado los ataques de Satanás. ¿Ha hecho esto que tuviera
temor de acercarse al Señor? ¿Los ha transformado Satanás en
cobardes que desean convertirse, pero que no están dispuestos a
42
posicionarse con el pueblo de Dios? ¿Por qué no aprenden de
Ezequías? ¿Se podría estar en una situación peor que la suya? Haz
que imaginen su ciudad rodeada de tanques y armamento, y con
soldados enemigos profiriendo burlas a voz en grito. Quizá el
enemigo se haya apoderado de los estudios de televisión y esté
retransmitiendo a través de ella sus amenazas a todos los habitantes
de la ciudad. Aun así, Ezequías y el pueblo de Jerusalén confiaron
en el poder del Dios vivo para librarlos; muy pronto su fe se vio
ampliamente recompensada.
Los jóvenes de hoy no deben temer el panorama que tienen a su
alrededor: tanta gente que se burla de la fe en Dios y que quiere
atraerles hacia una vida de pecado. Si tan solo nos acercáramos a
Cristo y confiáramos en su Palabra, Él nos convertiría, nos
protegería y nos sorprendería con muchísimas bendiciones.

LA PALABRA AUTENTIFICADA (144)


Pruebas arqueológicas de los tiempos del rey Ezequías
2 Crónicas 32:9; 2 Reyes 18:13–35; 19:37; 20:20
Propósito: Mostrar que, contrariamente a lo que muchos niños
creen, tanto los documentos históricos seculares como la
investigación arqueológica han demostrado que la Biblia es precisa
y fiable. Esto será un estímulo para que confíen en la Palabra de
Dios.

Introducción para los maestros


Esta lección será una oportunidad para desafiar la opinión que
sostienen muchos maestros de escuela (y los medios de
comunicación en general) en cuanto a que la Biblia no debe
considerarse seriamente como si fuera historia. Lejos de presentarla
como un documento histórico, dan la impresión de que se trata de
un libro de mitos y leyendas antiguas, al mismo nivel que la historia
de La cenicienta u otros cuentos de hadas.
Durante el transcurso de esta lección, deberemos tratar cuatro
aspectos del documento bíblico que se han reivindicado a sí mismos
43
gracias al descubrimiento de unas losas de piedra de gran
importancia. Nuestras pruebas no se basan en la palabra de un
erudito al que otro contradice, sino en hechos irrefutables que los
miembros de tu clase pueden ver con sus propios ojos en museos
británicos. Deberemos restringir nuestro estudio a los cuatro
elementos principales de la narración que vimos la semana pasada.
Antes de preparar esta lección, se recomienda que los maestros
examinen cuidadosamente el complemento visual que se propone.

Lección práctica: La luz del día


Muestra a la clase una imagen o una fotografía nocturna de una
ciudad, y otra de esa misma ciudad a la luz del día. ¡Cuántas cosas
más se pueden ver cuando ha salido el Sol! (Si te resulta más fácil
de encontrar, utiliza la imagen de un reflector que intenta localizar
un avión de guerra por la noche, y cambia el ejemplo de la “luz”
por el del reflector que arroja luz sobre lo que estaba escondido por
la oscuridad).
Explica que la prueba que demuestra la exactitud y veracidad de
grandes porciones de la historia de la Biblia ha permanecido
enterrada durante miles de años, pero finalmente los arqueólogos la
han encontrado y la han sacado a la luz. La imagen de los
acontecimientos bíblicos es ahora “tan clara como la luz del día”, y
se ha probado en una forma extraordinaria que algunos pasajes del
Antiguo Testamento, que antes los cínicos ponían en duda, son
verdaderos. Esto ha demostrado que, una vez más, la Biblia trata de
hechos e historia verdadera, y no de teorías ni mitos.

Bosquejo de la lección
Describe cómo los arqueólogos que excavaban en Irak a finales del
siglo XIX y principios del XX desenterraron grandes pruebas que
demuestran que los hechos de la Biblia son hechos históricos
absolutamente ciertos. La Biblia es fiable en todo lo que dice.
(1) La batalla de Laquis. Muestra a tu clase fotografías de
algunas de las losas de piedra que se exhiben en la sala Laquis del
Museo Británico, en las cuales se puede contemplar al ejército de
44
Senaquerib encaminándose hacia la ciudad fortificada de Judá.
Explica que el rey Senaquerib era un hombre orgulloso a quien le
gustaba dejar constancia de todas sus victorias. No estaba satisfecho
con que sus éxitos se recogieran en los anales de su país o en los
archivos históricos. Insistía en que artistas y escultores habilidosos
dejaran constancia de las batallas en que había salido victorioso
sobre los muros de piedra de todo su palacio de Nínive (que estaba
a 965 km de Laquis “a vuelo de pájaro”, y aún más lejos para las
personas de aquel tiempo, en que se viajaba a pie). Se erigían
inmensas planchas de piedra sobre ellos y se esculpían imágenes
enormes, con todo lujo de detalles, ¡hace 2500 años!
Fue un arqueólogo británico, sir Henry Layard, quien descubrió
estas esculturas. En el siglo XIX se trasladaron de Irak a Inglaterra
y se erigieron en el Museo Británico3. En la actualidad nosotros
mismos podemos ver estas imágenes esculpidas de la “fortaleza de
Laquis, con sus altos y sólidos muros”. En ellas vemos que los
defensores de Judá lucharon a la desesperada, haciendo llover
flechas sobre sus atacantes y lanzándoles piedras y teas encendidas.
Podemos observar las imágenes en piedra que muestran el tipo de
armadura que llevaban, las rampas apiladas contra los muros de la
ciudad y las maquinarias de asedio (los primeros “tanques” de la
Historia) que utilizaron los asirios. Aún hoy se pueden ver los
agujeros y las brechas que hicieron los “tanques” asirios en el
emplazamiento de Laquis.

3
Puede que a los niños les parezca interesante el hecho de que uno de los toros alados
del palacio de la ciudad de Nimrod (cercana a la antigua Nínive, donde vivía
Senaquerib) pesa 16 toneladas, ¡el equivalente a dos guaguas de dos pisos!
45
CV 2 – Complemento visual para la lección 144: “La Palabra
autentificada”

46
Ahora pide a tu clase que lea 2 Crónicas 32:9, donde se recogen
estos mismos acontecimientos. Ocurrieron justo antes de que el
ejército de Senaquerib planeara sitiar Jerusalén, donde el rey
47
Ezequías y el profeta Isaías buscaban la protección de Dios (como
vimos en la última lección). Laquis era la última ciudad fortificada
que había en el camino hacia Jerusalén. Muy pocas batallas antiguas
se han recogido en forma tan gráfica y realista. El registro de piedra
de Senaquerib da una sólida confirmación del relato bíblico. ¿Por
qué seguir dudando de la veracidad de la Palabra de Dios?
(2) El prisma de Taylor. La semana pasada vimos cómo el
ejército de Senaquerib avanzó hacia Jerusalén, confiado en lo fácil
que iba a ser derrotar y humillar a Ezequías. Quizá tus alumnos
pensaban que aquello no era más que una historia emocionante.
Otros también lo pensaban, hasta el día en que se descubrió un
prisma marrón, hueco, de seis lados, con diminutas líneas de pulcra
escritura asiria. Lo obtuvo el coronel Taylor en 1830, en Nínive.
Este prisma era el registro oficial de Senaquerib, escrito por sus
funcionarios. Es la versión del rey asirio de lo que ocurrió en
Jerusalén en el año 701 a. C. (los acontecimientos recogidos en 2
Reyes 18:13–19:35):
“En cuanto a Ezequías, el judío, no se sometió a mi yugo. Sitié
cuarenta y seis de sus ciudades fuertes, fortines amurallados, e
infinidad de pequeños pueblos cercanos, y los conquisté utilizando
rampas de tierra bien apisonadas, y arietes que acercamos a los
muros […]. Conseguí dejar prisionero al Rey mismo dentro de
Jerusalén, su residencia real, como a un pájaro en una jaula. Le
rodeé de terraplenes para importunar a los que abandonaban la
ciudad […]. Conquisté su país, pero aumenté aún más los tributos
y los regalos que me debía como señor supremo, y los añadí al
impuesto anual anterior con que le había gravado […]. Ezequías me
envió posteriormente a Nínive […] 30 talentos de oro, 800 talentos
de plata […]”.
El relato de Senaquerib confirma que el asedio del que habla la
Biblia es un hecho histórico. Es cierto que ambos relatos difieren
en varios aspectos. Senaquerib exagera la cantidad de dinero que
recibió. También presume tímidamente de haber hecho terraplenes
alrededor de la ciudad, pero nunca llegó tan lejos. Nunca pudo
montar un sitio, porque su ejército fue destruido. En la galería de
48
imágenes de Senaquerib no aparece ninguna del sitio de Jerusalén,
porque nunca ocurrió. Y los registros de Senaquerib tampoco dicen
cómo acabó toda la historia, porque fue un desastre humillante para
él, como vimos la semana pasada.
El prisma de barro cocido donde se recogen todos estos datos
puede verse hoy. Se encuentra en una urna de cristal en el Museo
Británico de Londres, donde ha estado expuesto al público desde
1855.
(3) La inscripción de Siloé. Lee, o cuenta, la constatación que
ofrece la Biblia de lo que hizo el rey Ezequías para reconducir su
suministro de agua (cf. 2 Reyes 20:20). Aprovechó el período entre
la caída de Laquis y el regreso de Senaquerib tras terminar de
sofocar rebeliones en otros lugares de su imperio. Ezequías tomó
esta precaución:
(a) para que el ejército de Senaquerib no se beneficiase del agua
(cf. 2 Crónicas 32:2–4).
(b) para que los habitantes de Jerusalén tuvieran suministro de
agua durante el sitio de su ciudad.
Se excavó un túnel subterráneo en roca sólida desde el manantial
de Gihón (fuera de la ciudad) hasta el estanque de Siloé, para llevar
el agua sin problemas hasta el interior de la ciudad. La longitud total
de este túnel era de 534 m. Las obras comenzaron en ambos
extremos del túnel a la vez para apresurar el proceso (describe la
sensación de pánico que tendrían al pensar que Senaquerib podía
regresar en cualquier momento). Por otro lado, vemos que se logró
toda una proeza de ingeniería para aquella época, porque las dos
secciones de aquel túnel excavado a mano se encontraron
exactamente en el punto central. Ayuda a los niños a imaginarse la
sensación de triunfo de los obreros, que excavaban solo con picos
y palas, al oír las voces del equipo que trabajaba en la otra parte del
túnel.
Sigue con la asombrosa historia del descubrimiento que hizo un
niño en 1880, que se aventuró a entrar en un oscuro pasadizo que
comenzaba en el estanque de Siloé y se encontró con una antigua
49
placa en la que estaban inscritas unas palabras misteriosas. Cuando
se limpió la placa y se descifró, esto era lo que decía la inscripción:
“La perforación se ha completado, y esta es su historia. Los
hombres seguían picando, cada uno avanzando hacia su compañero,
y cuando quedaban unos tres codos por excavar, cada uno oyó la
voz del otro que le llamaba, porque había una rendija en la roca en
el lado derecho. El último día de la perforación, los picapedreros
golpearon la roca y se encontraron frente a frente; y las aguas
fluyeron hasta el estanque a lo largo de 1200 codos, y la altura de
la roca, por encima de las cabezas de los picapedreros, era de 100
codos”.
Expertos confirmaron que el tipo de escritura y la edad de la placa
la situaban en torno al 700 a. C., es decir, exactamente la misma que
se deduce a partir de la Biblia. Obviamente estas palabras fueron
cinceladas en el canal subterráneo por los triunfantes equipos
perforadores de Ezequías. A semejanza de los ingenieros de nuestro
tiempo, aquellos obreros quisieron dejar constancia de su gran logro
para las generaciones venideras. Se habrían sentido orgullosos y
sorprendidos si hubieran sabido que, 2500 años después, su placa
saldría a la luz y se exhibiría en un famoso museo de Estambul.
¿Qué mejor prueba podríamos pedir? Aquellos que rechazan la
Biblia como si fuera un libro de cuentos pueden quedar como
estúpidos a la vista de estos asombrosos descubrimientos. La
próxima vez que sientas la tentación de dudar de la Palabra de Dios,
recuerda las pruebas.
(4) Un documento donde se recoge la muerte de Senaquerib.
La Biblia nos dice que Senaquerib fue asesinado por su propia
familia (cf. 2 Reyes 19:37; Isaías 37:38). ¿Tiene razón la Biblia con
respecto a esta parte de la historia asiria? Algunos historiadores lo
dudan. Pero, cuando se encontró el registro asirio, esto es lo que
decía:
“Pensamientos desleales inspiraron a mis hermanos […]. Se
rebelaron. Para poder ejercer la autoridad real, asesinaron a
Senaquerib. Mi mente se enfureció y me convertí en un león
rugiente”.
50
Este es el registro de Esar-hadón, el hijo de Senaquerib que
“reinó en su lugar” (2 Reyes 19:37).
¿Por qué se duda de la Biblia? Hemos visto lo veraz y fiable
que es una pequeña porción de la historia bíblica. Podríamos citar
muchísimos ejemplos más. Sin embargo, algunos se niegan a creer
en la Biblia porque han oído decir que es un libro de mitos.
Rechazan la Biblia porque no quieren creer en ella; la Biblia habla
al corazón y pone al descubierto los pecados (cf. Isaías 6:9–10,
pasaje citado por Pablo en Hechos 28:25–27). Les dice que deben
buscar al Salvador para obtener el perdón. Esto hiere el orgullo
humano, y por eso las personas echan mano de excusas para no
creer en lo que Dios ha dicho.
Hemos demostrado que la Palabra de Dios es fiable en todos los
aspectos. Si podemos confiar en su historia, ¡cuánto más debemos
fiarnos de sus enseñanzas! ¿Has oído cómo habla a tu corazón?

Complementos visuales
Termina la lección repasando los puntos principales y haciendo de
nuevo hincapié sobre ellos de la manera que se sugiere en el
complemento visual (cf. CV 2, pp. 48–49). Este propone una
búsqueda del tesoro imaginaria en la cual los niños vayan desde
Londres hasta Oriente Próximo y luego regresen llevándose a casa
la extraordinaria confirmación de la historicidad del relato bíblico
de manera divertida. Si los niños conocen a personas que se burlan
de la Biblia o que la ponen en duda, ¡indica que están invitados
también a compartir la búsqueda!
El complemento visual ayudará a que todos valoren: (a) las largas
distancias que había entre Jerusalén (y Laquis), donde ocurrieron
estos acontecimientos históricos, y Nínive, donde se halló la prueba
asiria de los mismos; (b) el largo período que pasó entre los
acontecimientos de Reyes y Crónicas (701 a. C.) y el
descubrimiento de los registros asirios paralelos por parte de
arqueólogos en tiempos recientes (alrededor del año 1850); (c) el
hecho de que los niños pueden contemplar muchas de esas

51
extraordinarias confirmaciones por sí mismos en la ciudad de
Londres.

LA PALABRA QUE DA PROMESAS (145)


Las profecías de Isaías
Isaías 3:8; 7:14; 9:1; 44:28; 53; y otras referencias citadas en la
lección
Propósito: Demostrar de manera sencilla, por medio del libro de
Isaías, uno de los rasgos más extraordinarios de la Biblia: sus
profecías verdaderas y precisas de los acontecimientos futuros.
Asimismo, resaltar la descripción que hizo Isaías del Salvador que
había de venir, y que se cumplió perfectamente en Cristo. Lo que se
pretende es que los niños respeten todo lo que enseña la Biblia en
cuanto a las cosas que han de suceder y busquen al Señor mientras
pueda ser hallado (cf. Isaías 55:6).

Instrucción para los maestros


Los niños, y en especial los más pequeños, tienen muy poca
perspectiva del tiempo. Para ellos, una persona es o joven o vieja.
¡Es probable que vean a su profesor de escuela dominical de 30 años
como si fuera un pensionista! En sus mentes, los acontecimientos
de hace 100 o 1000 años se confunden. Para darles una idea más
clara del significado de las profecías de Isaías, sugerimos un simple
gráfico que aclarará la imagen, no solo para las clases de niños más
pequeños, sino también para los adolescentes y hasta los maestros.
Aconsejamos utilizar un diagrama en forma de “telescopio del
tiempo”, que presentará las distintas etapas y diferentes
acontecimientos en forma cuidadosa e histórica, facilitando la
compresión de todos (cf. CV 3, p. 56).
Al empezar a estudiar la visión de Isaías con respecto al Salvador
que había de venir, imaginemos que llevó a sus ojos algo parecido
a un telescopio y que observó los acontecimientos futuros tal y
como se le presentaban. Vio algunos sucesos que se cumplirían en

CV Complemento visual
52
su tiempo, y otros que ocurrirían 200 años después. Había también
algunos acontecimientos que tendrían lugar unos 700 años más
tarde. Estas son las imágenes detalladas que vio acerca de la vida y
los sufrimientos del Salvador que había de venir. Pero la visión no
se detuvo ahí: podemos ver su maravillosa perspectiva de la historia
del mundo tras la Venida de Cristo, especialmente la inesperada
inclusión de las naciones gentiles en el Reino del Salvador.
Una vez hayamos mostrado a los niños que todos esos
acontecimientos ya han ocurrido, podemos instarles a considerar las
predicciones que Isaías hizo de cosas que aún han de suceder.
Podemos preguntar textualmente: “Hemos visto la precisión de
Isaías al describir sucesos que han ocurrido durante los pasados
2700 años. ¿No deberíamos confiar en la Biblia en lo que se refiere
a nuestro propio futuro?”.

Lección práctica: Luces infrarrojas


Describe la función de la fotografía cinematográfica infrarroja a tu
clase. Esta ha permitido que quienes observan a los tejones puedan
ver los movimientos de estos con tanta claridad como si fuera de
día. A los adolescentes, les resultará más interesante saber que el
Ejército ahora puede equipar a las tropas de primera línea con
equipos de visión infrarroja, para que sus soldados vean los
movimientos del enemigo hasta en medio de una oscuridad total.
Lo que antes estaba a oscuras y oculto puede observarse ahora
claramente. Indica que, en la lección de hoy, veremos que la Biblia
pone claramente al descubierto los acontecimientos futuros que no
se ven.

Bosquejo de la lección
Muestra que el futuro es desconocido en lo que respecta a los seres
humanos. Podemos tener algunas pistas de lo que cabe esperar.
Podemos aventurarnos y hacer algunas conjeturas, y calcular las
tendencias futuras basándonos en patrones del pasado, pero se
saben muy pocas cosas a ciencia cierta. Pon ejemplos, según la edad
de la clase, de acontecimientos acerca de los que hacemos
53
conjeturas: el tiempo, los ganadores y perdedores en cualquier
deporte, y el comportamiento de la economía.

CV 3 – Complemento visual para la lección 145: “La Palabra que


da promesas”
54
Luego explica que la Biblia es un libro único que tiene un récord
reconocido de éxito en cuanto a predicciones detalladas y precisas
del futuro (para las clases de niños más mayores puede resultar
interesante saber que muchas predicciones del Antiguo Testamento
—como las de Jeremías y Daniel— demostraron ser tan precisas
que muchos eruditos cínicos pensaron que se habían escrito después
de que los acontecimientos sucedieran. Sin embargo, el
descubrimiento de los manuscritos del mar Muerto —algunos de
los cuales datan de una fecha anterior a los acontecimientos de los
que hablaron los profetas— descartó por completo esa idea).
La Historia antes de que ocurriera. Con ayuda del complemento
visual, esboza los sucesos que el Señor mostró a Isaías con
anterioridad y que este predijo en su libro. Para niños con la
suficiente edad como para leer la Biblia por sí mismos, llámales la
atención hacia las palabras “en aquel día” que Isaías utiliza con
frecuencia para señalar que está profetizando acerca de cosas
futuras. Explica que esas palabras son una “señal” o un “código”
que indica que se trata de una profecía.
Isaías vivió en los días de dos reyes buenos: Usías y Jotam. A
estos, les sucedió el rey Acaz, quien se apartó del Señor e introdujo
otros dioses y costumbres muy inmorales, llegando hasta el extremo
de sacrificar niños (cf. 2 Crónicas 28:3). Durante los reinados
posteriores de Ezequías y Josías, hubo un período de reforma, pero
la marea de la inmoralidad volvería a levantarse entre la gente
corriente. El pueblo rechazó al Señor (especialmente durante el
reinado de Manasés) y pensó que podría transgredir sus leyes y
salirse con la suya (cf. Isaías 1:4). Pero, cuando Isaías miró a través
de su “telescopio del tiempo”, vio:
(1) El castigo de Judá y Jerusalén por mano de un opresor.
“Jerusalén está en ruinas y Judá ha caído” (Isaías 3:8). Los príncipes
y el pueblo no se tomaron en serio las advertencias de Isaías, pero
100 años más tarde sus palabras se hicieron realidad.
Nabucodonosor, rey de Babilonia, sitió y tomó Jerusalén, y se llevó
a sus mejores jóvenes a su capital, a 1609 km de distancia, dejando
Jerusalén como una ciudad sometida. De manera aún más
55
sorprendente, Isaías predijo que, tras un período de cautiverio, el
Señor haría posible:
(2) El regreso de los cautivos judíos a su propia tierra. Otro
profeta de la Biblia (Jeremías) hasta predijo que el cautiverio
duraría 70 años (cf. Jeremías 25:11–12; 29:10). Isaías advirtió a los
babilonios que su imperio sería derrocado (cf. Isaías 47). El Señor
utilizaría a otro gobernante persa, Ciro, para libertar a los judíos y
devolverlos a Judá, donde reconstruirían el Templo de Jerusalén (cf.
Isaías 44:28–45:4). Ayuda a la clase a apreciar la sorprendente
precisión de esta profecía, que se hizo unos 170 años antes de que
ocurriera, y que era de carácter bastante contrario a los tiempos (las
naciones poderosas en la época de Isaías no soltaban a los cautivos
ni les animaban a reconstruir sus templos). Ayuda también a la clase
a entender que Ciro, a quien el Señor llamó “pastor” (cf. Isaías
44:28), era también imagen de un “Pastor” mucho mayor que
vendría más adelante, en un momento posterior de la Historia. Dios
envió a Ciro, el libertador, para hacer saber a los judíos que llegaría
un tiempo en que vendría el Mesías, el mayor Pastor y Libertador
(de las almas). En los capítulos 7 y 9 de su libro, Isaías recoge lo
que Dios le reveló acerca de este Pastor especial.
(3) Una virgen daría a luz a un hijo: un acontecimiento único
en la Historia. El nombre del niño indicaba que no se trataba de un
simple mortal. Era Emanuel [Dios con nosotros] (cf. Isaías 7:14).
Llegados a este punto, los maestros pueden explicar que, desde
hacía mucho tiempo, se había dicho a la nación judía que se le
enviaría a un Salvador, un Mesías, un Cristo, un Libertador. Los
judíos tenían tendencia a pensar que este Mesías sería un rey
terrenal grande y glorioso que salvaría a su nación y haría de ella
un potente imperio, lleno de riqueza y poder. Daban por sentado
que nacería en un palacio real en Jerusalén, pero Isaías puso fin a
sus conjeturas cuando les dijo que el Mesías aparecería primero a
los habitantes de Galilea, una provincia humilde y cosmopolita
situada al norte del país (cf. Isaías 9:1–2). Ahora también sabemos
que, aunque el Señor Jesús nació en Belén, creció en Nazaret, y se

56
le conocía como galileo. Muestra a los niños lo preciso que fue el
Profeta en cuanto a este asunto.
(4) Un renuevo de Isaí, una rama retoñaría de sus raíces (cf.
Isaías 11:1–10). La siguiente imagen de Isaías fue la de un árbol
cortado. El tronco había sido talado, y el árbol parecía muerto. De
repente, de las raíces, que parecían muertas, salió un brote que
indicaba que el árbol tenía vida nuevamente. Di a la clase que esto
resultó ser una descripción perfecta del Señor Jesús. Nació en
Belén, de María, que era virgen, en un tiempo en que su nación
parecía acabada porque Dios ya no la bendecía y los romanos
controlaban su territorio. Pero Cristo (el nuevo tallo) se levantó para
llevar a personas de todo el mundo hacia el Dios de la Biblia. Juan
el Bautista fue enviado para anunciar su llegada.
Pasa rápidamente a la profecía principal. Cuando Isaías miró a
través de su “telescopio”, las sombras desaparecieron y empezó a
contemplar muy claramente la imagen del Mesías que había de
venir. Pero, en vez de una figura majestuosa, primero vio a una
persona bastante diferente:
(5) Un varón de dolores, del que las personas se apartaban. Los
maestros deberían leer algunos versículos de Isaías 53. Haz
hincapié en las palabras “despreciado”, “desechado”, “herido”,
“molido”, “castigo”, “llaga”, “angustiado”, “afligido”,
“enmudeció”, “cortado”, y “se dispuso con los impíos su sepultura”
(cf. Isaías 53:3–9). Trata de impresionar a la clase con este cuadro
angustioso. Resúmelo con sentimiento. Pregunta a tus alumnos si
reconocen esa descripción. Pregunta quién puede ser esta persona
que sufre. Pregunta por qué el Salvador, el Señor Jesús, fue tratado
así. Indica: (a) la extremada precisión de esta profecía, a pesar de lo
inesperado que era lo que se anunciaba (ciertamente solo Dios pudo
poner esta visión en la mente de Isaías 700 años antes de que
sucediera, ya que ningún ser humano podría haber imaginado que
el Mesías de Dios aparecería de una manera semejante). Luego,
señala: (b) la importancia de las palabras que aparecen a
continuación, que explican precisamente por qué tuvo que soportar
el Salvador un sufrimiento tan grande. Fue por nuestras
57
transgresiones; Él fue molido por nuestras iniquidades, para
liberarnos de las ataduras de nuestros pecados (cf. Isaías 53:4–8).
Recuerda a las clases de los niños más mayores que el Señor
Jesús no murió de manera inesperada, ni por accidente, sino que Él
voluntariamente permitió que esto ocurriese. Desde el principio de
su ministerio se identificó como el Mesías que había anunciado
Isaías (cf. Lucas 4:17–21), y hablaba frecuentemente de su muerte
como del gran propósito de su Venida. Permitió que le arrestaran
en aparente debilidad, y que le crucificaran. ¿Por qué?
Prosigue describiendo la siguiente escena que Isaías presenció y
predijo, puesto que su visión lo llevó a la historia futura. De nuevo
anuncia sucesos que la mayoría de los miembros de su nación, los
israelitas o judíos, no se esperaban ni lo más mínimo, ni los
deseaban. Esto es lo que vio:
(6) Se predica el Evangelio a los gentiles (cf. Isaías 49:22; 60:3;
62:2; 66:12, 19). Di a los niños que Isaías describió cómo el
Evangelio se llevaría hasta “los confines de la tierra” (Isaías 45:22
NVI). El Señor encomendó esta tarea a sus discípulos, y su
comienzo se describe en el libro de los Hechos. En el siglo XX, con
la traducción de la Biblia a 2000 idiomas ya y con el testimonio
internacional de la Iglesia cristiana, vemos el cumplimiento de la
profecía. Pero, en tiempos de Cristo, esto habría parecido
imposible, y en la época de Isaías, aún más descabellado. Con todo,
la visión de Isaías resultó ser verdad.
Concluye la lección considerando muy brevemente los capítulos
que cierran el libro de Isaías. Recalca a la clase que los seis puntos
anteriores ya se han cumplido. Solo quedan por cumplir estos
últimos acontecimientos que predijo Isaías. ¿No deberían las
personas prepararse para ellos? Si miramos a través del “telescopio”
de Isaías para hacer un resumen de lo que serán los días finales de
la Tierra, vemos su visión del tiempo en que el Señor creará:
(7) Cielos nuevos y Tierra nueva (cf. Isaías 65:17; 66:22) (el
escritor del último libro de la Biblia los volvió a contemplar
nuevamente en visión). Pregunta a los niños si están preparados
58
para ese gran día en que el Salvador, que una vez vino a sufrir y a
morir por los que habían de ser salvos, vuelva para el día del Juicio.
Cuenta cómo destruirá en ese momento este viejo mundo pecador
y creará uno nuevo. Adviérteles que nunca pasen por alto las
profecías de la Palabra de Dios, muchas de las cuales ya se han
cumplido. Ínstales con las palabras de Isaías: “Buscad al Señor
mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje
el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6–7).

Complementos visuales
Cf. CV 3, p. 56

LA PALABRA PARA LOS PECADORES (146)


El rey Manasés
2 Crónicas 33:1–20; 2 Reyes 21:1–16
Propósito: Mostrar cómo Dios salvó a uno de los pecadores más
viles de cuantos han existido. Enseñar también el significado de
esos dos grandes temas bíblicos que son la gracia y la misericordia,
y persuadir a los niños de que las necesitan.

Introducción para los maestros


Parece que la vida de Manasés es muy poco conocida entre los
cristianos de nuestro tiempo. Aun así, su conversión debe
catalogarse como una de las más sorprendentes jamás
documentadas. Su padre, Ezequías, había tenido un expediente casi
impecable como gobernante del pueblo del Señor. Por este motivo,
los pecados de Manasés eran una conducta muy llamativa en
alguien que tenía la ventaja de haber contado con un ejemplo
maravilloso que seguir. A pesar de ello, su vida de vicio e idolatría
era más acorde con las peores abominaciones de los paganos a

CV Complemento visual
59
quienes los israelitas habían expulsado del territorio (cf. 2 Crónicas
33:2–3).
Hoy, cuando oímos acerca de muchos supuestos conversos cuyo
testimonio refleja una pobre convicción de pecado, no podemos
más que observar la gran humillación que precedió al regreso de
Manasés al Señor. Esta lección nos permitirá describir la naturaleza
del verdadero arrepentimiento, esa parte tan necesaria de la
verdadera obra de gracia en cualquier corazón.

Lección práctica: El relámpago


La lección de hoy nos recuerda el poder de Dios, que se podría
comparar a la forma más espectacular y poderosa de la luz: el
resplandor de un relámpago. Los niños recordarán la sobrecogedora
oscuridad que precede a una tormenta. De pronto aparece el
relámpago en la noche y todo el cielo se ilumina. Un rayo posee una
carga eléctrica de 100 millones de voltios. Un relámpago tiene la
suficiente energía latente como para abastecer a una familia media
durante dos años.
La Palabra de Dios tiene un gran poder similar, como demostrará
la lección de hoy. Los pecadores endurecidos y malvados pueden
cambiar y ser transformados por su poder en un momento (como
fue el caso de Manasés, del apóstol Pablo o de Martín Lutero, por
ejemplo). Orgullosos imperios han caído en unos pocos días a la
orden de Dios (como el imperio babilónico de Belsasar), y el efecto
de la Biblia sobre la historia del mundo no se puede medir.

Bosquejo de la lección
Un rebelde. Recuerda a la clase la vida de Ezequías, cómo había
llevado a la nación de Judá a que volviese a adorar al Señor. Servía
a Dios y oraba a Él y, por ello, ni el poderoso Senaquerib había
logrado derrotarle. Pregunta qué tipo de hijo se podía esperar de un
rey así. Sin embargo, descubrimos que el joven Manasés, en vez de
ser el creyente piadoso que habría cabido esperar, se rebela de
manera flagrante, desde muy temprana edad, contra todo lo que su
padre había representado.
60
(1) Adoró a dioses paganos (cf. 2 Crónicas 33:1–3). Manasés
reedificó todos los altares erigidos a dioses paganos que Ezequías
había destruido. No satisfecho con restaurar solamente el culto a
Baal, adoró “a todo el ejército de los cielos” (2 Crónicas 33:3).
Participó en la adoración de numerosos dioses paganos. Esto era un
insulto deliberado hacia Dios, como si le dijera: “¡Prefiero adorar a
cualquier cosa antes que a Ti!”.
Muestra que los hombres y las mujeres, los niños y las niñas han
sido siempre culpables de esta actitud hacia su Hacedor y Creador.
Jesús lo describe en la parábola del Hijo pródigo. Cuando este
recibió el dinero de su padre, se alejó de él tanto como pudo.
Muestra cómo, desde la más tierna infancia, preferimos casi
cualquier otra novedad o actividad antes que servir y conocer al
Señor nuestro Dios.
(2) Levantó altares paganos en el Templo (cf. 2 Crónicas 33:4–
5, 7). Ayuda a los niños a sentir una verdadera repugnancia hacia el
comportamiento de Manasés describiendo cómo llegó al extremo
de erigir altares e imágenes paganas dentro del Templo mismo. Esto
solo se puede interpretar como un insulto calculado contra el Dios
a quien Manasés debía enteramente su elevada posición y su reino.
Se podría comparar a un esposo que cometiera adulterio en el
dormitorio mismo de su esposa. Recuerda a la clase que esos dioses
e ídolos se adoraban por todas las orgías carnales que los
acompañaban. Esto fomentaba todo tipo de vilezas extremas entre
el pueblo.
(3) Desencadenó un diluvio de perversidad (cf. 2 Crónicas
33:6, 9). A continuación pasa a hacer una lista de todas las maldades
y todos los vicios que practicaban aquellos que adoraban a esos
ídolos. La brujería floreció, con todo el temor, la extorsión y el mal
que conllevaba (hasta los hijos de Manasés fueron víctimas de ella).
Di a tu clase que un pecado siempre conduce a otro. Podemos tener
la sensación de que somos unos niños bastante buenos, y pensar que
nunca nos hemos implicado en maldades demasiado graves, pero,
si estamos viviendo apartados del Señor, todas nuestras faltas se

61
desarrollarán y crecerán hasta convertirse o en pecados externos, o
en la podredumbre escondida de la personalidad.
(4) Abandonó la Justicia. Además de todo esto, Manasés era un
tirano tan injusto que permitió que el pueblo cometiera todo tipo de
injusticias en su reino. Se pasaban por alto las maldades de los
culpables, mientras se dejaba a las víctimas desprotegidas. Mucha
gente inocente sufrió penurias, y aun la muerte (cf. 2 Reyes 21:16).
(5) No hizo caso de la advertencia de Dios (cf. 2 Crónicas
33:10). Dios estaba indignado con Manasés, y tenía todo el derecho
a juzgarle de inmediato. Sin embargo, su bondad era tan grande que
“habló […] a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon”.
Nosotros tampoco merecemos que Dios tenga relación alguna con
nosotros después de la forma en que le hemos tratado, pero Él nos
llama a buscar su misericordia y su amor, y también nos advierte
por medio de su Palabra. Por encima de todo, Dios envió a su Hijo
a morir por nosotros.
La obra de gracia. Haz una lista de los cargos de los que se podía
acusar a Manasés. Pregunta a la clase cuál sería su veredicto. Nunca
hubo un caso más claro de un pecador que mereciese el juicio. Aun
así, hacia el final de nuestra lección veremos que Manasés
“reconoció que Jehová era Dios” (cf. 2 Crónicas 33:13) y comenzó
a intentar hacer las cosas bien cuando regresó a Judá. ¿Qué propició
este sorprendente cambio? La respuesta es que Dios había obrado
en su corazón en un acto de gracia.
Pregunta a la clase qué significa la palabra gracia. Es fácil de
aprender y recordar. Significa favor no merecido y no ganado.
Hasta a un criminal le repugnarían las cosas que hizo Manasés.
Pero, cuando el Señor salva a una persona, no es porque se lo
merezca ni porque se lo haya ganado, sino porque Dios, en su amor,
se compadece de ella, la perdona y la bendice generosamente.
¿Cómo salvó el Señor a este pecador endurecido en una forma tan
espectacular?
(1) El Señor le afligió, y lo llevó a una situación desesperada (cf.
2 Crónicas 33:10–11). El ejército asirio lo apresó, lo encadenó y lo
62
llevó cautivo a Babilonia. Manasés fue arrastrado como un esclavo
por las calles de Babilonia mientras la gente se burlaba y se mofaba
de él, y luego fue arrojado en la cárcel de la ciudad. Solo entonces
empezó a resquebrajarse su corazón de piedra. Mientras permanecía
sentado día tras día en su oscura celda, recordaba cómo el Señor
había protegido a su padre contra una fuerza mucho más grande.
Luego empezó a darse cuenta de que merecía solo castigo de parte
de Dios.
Pensó con horror en cómo había tratado al Señor. ¿Por qué?
¿Acaso tenía razones para insultarle? ¿No había sido Dios quien le
había dado un reino y una rica herencia? ¿Y qué había hecho él con
todo ello? Lo había utilizado para burlarse de su Dios y para
atormentarle. Su pecado también había afectado a otros. Habían
sacrificado niños pequeños a los ídolos, y habían atemorizado a las
mujeres. Muchos habían caído bajo el hechizo de las prostitutas
religiosas. Manasés debió de pensar profundamente en toda la
multitud de sus pecados mientras se encontraba en su prisión.
¡Cuánto desearía no haberse rebelado nunca contra Dios!
(2) El Señor le humilló. Cuando era joven, su pecado no había
sido más que una broma, una forma de alardear de su
independencia. Ahora veía con horror toda la vileza y la fealdad de
sus hechos, “humillado grandemente en la presencia del Dios de sus
padres” (cf. 2 Crónicas 33:12). Se sentía tan profundamente
avergonzado que casi no podía pensar. Se dio cuenta de que había
traicionado también la confianza de su padre y de otros muchos.
¡Era un miserable y un gusano! Empezó a caer en la cuenta de que
el Señor nunca pasa por alto los pecados y que aun a los hombres
piadosos, como su padre, el Señor los había reprendido por sus
defectos. ¿Qué haría Dios con él?
(3) El Señor le perdonó. Ayuda a la clase a visualizar la forma
en que el Señor trató con el arrepentido Manasés, siguiendo el relato
de 2 Crónicas 33:13–19. Explica cómo se movió el Espíritu de Dios
en el corazón del rey pródigo:
(a) Se acordó del Dios de sus padres, el Dios de la Biblia, el Dios
cuya misericordia es para siempre. En la celda de su prisión, lejos
63
de casa, lejos de cualquier siervo o profeta de Dios, lejos del
Templo, sin duda recordaba los sermones del profeta Isaías y las
palabras de los Salmos que había aprendido de niño. Quizá vinieran
a su mente algunos de los versículos del Salmo 103, un salmo del
rey David: “Bendice alma mía a Jehová, […] quien perdona todas
tus iniquidades; el que sana todas tus dolencias […]. No ha hecho
con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado
conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos
sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen”
(Salmo 103:2–3, 10–11).
(b) De lo que estamos seguros es de que comenzó a orar al Dios
de David y de Ezequías, rogándole que le perdonara y que
respondiera a sus súplicas (cf. 2 Crónicas 33:13).
(c) Confesó todos sus pecados y culpas, recordando todas las
cosas perversas y traicioneras que había hecho. Luego rogó al Señor
que le perdonara.
(4) El Señor le cambió. El relato bíblico nos cuenta cómo Dios
escuchó las oraciones de Manasés. No solo le perdonó, sino que le
trajo de vuelta a Jerusalén. Pregunta a los niños que esperarían ellos
que hiciera Manasés al volver a su tierra. Diles que reforzó la ciudad
y sus muros, y que quitó los dioses paganos y sus altares de los
patios del Templo, echándolos fuera de la ciudad (cf. 2 Crónicas
33:14–16). Reparó los altares del Señor y restableció los sacrificios
al verdadero Dios. Ayuda a la clase para que vea que esto fue la
prueba externa de la conversión interna de Manasés. Quizá habrán
pensado que su arrepentimiento en la cárcel fue una fase transitoria.
Pero su disposición a enmendar su política, abierta y públicamente,
al volver a los antiguos entornos, demuestra lo contrario. Se había
convertido en un hombre nuevo. La conversión realmente cambia
por completo a la persona.
Aprendamos de Manasés. Aplica la experiencia de Manasés
señalando las lecciones que debemos aprender de ella. Sobre todo,
el perdón y la restauración de Manasés son un ejemplo
incuestionable de la bondad y la misericordia de Dios hacia uno de
los transgresores más viles. Manasés no merecía en modo alguno
64
que se le contara entre el pueblo del Señor. Sin embargo, Dios no
lo desechó. Al aplicar su testimonio a nuestras clases, deberemos:
(a) alentar a aquellos que se vean fuera del alcance de la salvación
por culpa de su comportamiento pecador, o de la conducta del
círculo en el que se mueven. Asegúrales que “nadie es tan vil u
odioso como para no poder obtener una gracia del Salvador”, (b)
recordar, nosotros así como también los niños de familias cristianas,
que nadie merece la bondad de Dios. En todos los casos, la
salvación es por su maravillosa misericordia y gracia, porque
ninguno de nosotros somos justos; nadie lo es (cf. Romanos 3:9–
19), (c) hacer hincapié en que, si, por desgracia, cualquier niño se
apartara del Señor en los años venideros, y posteriormente fuera
consciente de sus caminos pecaminosos, aún podría arrepentirse, y
Dios le perdonaría (como ocurrió con Manasés).
Pregunta a los niños si, como hizo Manasés, han elevado una
oración verdadera y ferviente a Dios pidiendo perdón y
reconociendo las cosas incorrectas que han hecho. Pregúntales si
han conocido alguna vez lo que se siente cuando el Señor te perdona
y te cambia. Recuerda a los niños que Dios sigue extendiendo su
misericordia y su gracia hacia todo tipo de pecadores. Su gracia es
siempre inmerecida, no se puede ganar, y es muy poderosa.

LA PALABRA DE DIOS SE VUELVE A ENCONTRAR


(147)
El rey Josías
2 Reyes 22–23:28; 2 Crónicas 34:33
Propósito: Abrir los ojos de nuestros niños para que puedan ver
que nuestra moderna sociedad atea, con su desprecio hacia la
moralidad, tiene mucho en común con el siglo VII a. C. Es un paso
atrás, no hacia adelante. Describe también cómo el rey Josías buscó
al Señor desde temprana edad y luchó contra el mal. Finalmente,
recuerda a la clase que el camino de vuelta a Dios empieza en la
Cruz del Calvario.

65
Lección práctica: Una linterna para buscar los objetos que se han
perdido
A veces utilizamos una linterna para buscar algo que se ha perdido,
quizá en un cobertizo, una buhardilla, en un sótano, o en las
profundidades de un enorme armario oscuro. Recuerda a la clase la
historia de aquella mujer que buscó su moneda perdida con ayuda
de una vela (cf. Lucas 15). Sin embargo, algunas veces nos
encontramos algo inesperado cuando utilizamos una linterna. Su
brillante haz de luz alumbra un objeto que habíamos perdido y
olvidado. La lección de hoy trata acerca de un descubrimiento así.

Bosquejo de la lección
Recuerda a la clase que ya hemos visto cómo el pueblo de Israel y
Judá se sentían constantemente atraídos por los dioses inmorales de
las naciones vecinas. Habían experimentado un período de piedad
bajo el reinado de Ezequías, pero, después de su muerte, enseguida
habían vuelto a adorar a Baal mucho más que antes. Esto ocurrió
bajo el reinado de Manasés y también de su hijo Amón. La
conversión de Manasés y sus reformas no fueron acogidas con
entusiasmo por sus súbditos (cf. 2 Crónicas 33:17). Cuando, a la
edad de 8 años, Josías heredó el trono, la adoración a Baal estaba
muy arraigada.
(1) El joven Josías busca al Señor. Cuenta a la clase cómo, a
pesar de la cultura que imperaba, Josías se apartó del mal de su
tiempo y “comenzó a buscar al Dios de David su padre” (2 Crónicas
34:3). Recuerda a la clase que:
(a) La Biblia insta a todos los jóvenes y niños a que se acuerden
de su Creador (cf. Eclesiastés 12:1). Las Escrituras nos ponen varios
ejemplos de jóvenes creyentes: David, Samuel, Josías, Daniel y
Timoteo, entre otros.
(b) No sería una tarea fácil para Josías. Lo más probable es que
una persona joven (aunque fuese rey) que se negara a tomar parte
en los placeres pecaminosos y los pasatiempos de la gente de su

66
edad sería ridiculizado y odiado. Exhorta a tu clase a que siga su
valiente ejemplo.
(c) Josías murió a la edad de 39 años, pero hizo muchas cosas
buenas en Judá. Si hubiese dejado su búsqueda del Señor para más
adelante, no habría tenido oportunidad de influir positivamente
sobre los demás. Advierte a tus alumnos que a veces la muerte llega
de repente y de manera inesperada. Ínstales a sacar el mejor
provecho de su infancia y de los primeros años de su vida.
(2) La campaña de Josías contra el mal. Haz que esta lección
resulte muy apropiada para los niños demostrándoles que la actual
oleada de ateísmo (con su feroz campaña contra la moralidad) no es
nada nuevo. Estos capítulos del Antiguo Testamento muestran
cuánto se parecía aquel clima moral que imperaba entonces a lo que
ocurre en la actualidad. Los males a los que Josías se enfrentó nos
resultan familiares. Las prácticas que él prohibió por perversas y
bárbaras han vuelto ahora a imponerse.
Siguiendo el relato de 2 Reyes 23, esto es lo que leemos:
(a) Se adora a Baal (cf. 2 Reyes 23:4). Explica que el pueblo de
Judá se reunía en los lugares altos y en los bosques especiales donde
se daba rienda suelta a los ritos de fertilidad de los adoradores de
Baal. Pregunta a los niños si en la actualidad es necesario viajar
hasta en las cumbres de los montes y altares rodeados de árboles
para ser testigos de la inmoralidad. Señala que, en nuestros días,
podemos sentarnos en casa y ver todo un desfile de esas cosas en
vídeo o a través de la televisión. También podemos ir a ver una
película de tipo inmoral. Además, se invita a los jóvenes a reunirse
para estimular su lujuria al son de una música erótica, con los
sentidos adormecidos por las luces y las drogas. En la actualidad se
está haciendo lo mismo que hacían los antiguos adoradores de Baal,
y se piensa que todo es nuevo y avanzado.
(b) Se adora al Sol, a la Luna, a los signos del Zodiaco y al
ejército de los cielos (cf. 2 Reyes 23:5). Los súbditos de Josías
habían abandonado la adoración seria y racional del Dios de la
Biblia, el Hacedor del Cielo. Salían fuera a adorar a “dioses” que
67
no existían con un fervor supersticioso. Establece paralelos con
nuestra sociedad. Los niños estarán familiarizados con la insistencia
que hay en las cuestiones medioambientales y la propaganda de la
Nueva Era. Aunque es correcto que la raza humana cuide el
medioambiente, este digno objetivo se ve arruinado por los que
piensan que la Tierra forma parte de Dios. Intentan atraer a los
demás con engaños y hacerles pensar que el universo es Dios y que
nosotros también somos Dios. Esto es lo que quieren que la gente
piense. No creen en el Dios verdadero, que nos hizo a nosotros y
creó la Tierra, y que está por encima de nosotros. ¡Advierte a los
niños para que tengan cuidado con este tipo de enseñanza “verde”
y “ecológica”! Enséñales recortes de revistas. Indícales que,
mientras que esos artículos insisten en la conservación y la
protección del medioambiente, el silencio acerca del Creador
mismo es ensordecedor. Esta nueva secta ha fomentado también el
regreso a la astrología, aun entre las personas cultas, y hasta ha
convencido a uno de los últimos presidentes de EE.UU. Una vez las
personas se han apartado de Dios, se sumergen en la superstición y
en el ocultismo.
(c) Cómo derribó las casas de los sodomitas que se encontraban
cerca de la casa del Señor (cf. 2 Reyes 23:7). Aunque como
maestros de escuela dominical preferiríamos no tener que
mencionar este tema, nuestro deber es indicar a las clases de los más
mayores que este tipo de conducta es inexcusable y que es pecado
a los ojos de Dios. La Biblia la condena (cf. Levítico 18:22;
Romanos 1:26–27). Se lo debemos a nuestros jóvenes, que son
víctimas de una campaña engañosa a este respecto, y por ellos
debemos explicarlo breve y cuidadosamente, para que aprendan la
verdad en lo que se refiere a los principios de Dios. En el caso de
los grupos de niños más pequeños, lo más sabio probablemente sea
decirles que Josías expulsó a los que estaban implicados en
perversiones indecibles.
Un breve resumen para las clases de niños más pequeños.
Puede que los maestros de las clases de niños más pequeños
prefieran tocar esta parte de la lección comentando brevemente que
68
Josías tuvo que ocuparse de cosas horribles y perversas, y
prohibirlas. El pueblo danzaba y cantaba a Baal, un dios que se
habían inventado. A esa religión, no le importaba que la gente
pecara mucho o poco. Además, en vez de someterse al Dios
verdadero, adoraban a las cosas que Él había creado y se
imaginaban que el Sol y la Luna podían ayudarles. Di a los niños
que se pueden encontrar con muchas cosas vergonzosas que hacen
los adultos en la actualidad. Exhórtales para que no se dejen llevar
por cosas de esa naturaleza, sino que sean como Josías y que sirvan
al Dios verdadero.
(3) Josías lidera el regreso a la Biblia. Describe el maravilloso
cambio que se produjo en Jerusalén cuando los sacerdotes y el
pueblo empezaron a limpiar y restaurar el Templo. Menciona que
no había necesidad de llevar las cuentas de las ofrendas porque
ahora se podía confiar en los sacerdotes y en los obreros (cf. 2 Reyes
22:7). Esta era una prueba práctica de que habían vuelto al Señor y
a sus caminos.
Un gran descubrimiento. Cuando el pueblo demostró su
verdadera tristeza por su conducta anterior, y manifestó su deseo de
enmendar las cosas, hicieron un maravilloso descubrimiento. Los
sacerdotes encontraron un ejemplar muy antiguo de las Escrituras,
un libro de la Ley del Señor que había sido dada a Moisés (cf. 2
Crónicas 34:14). Quizá estaba escondido en algún polvoriento
rincón del Templo. Su reacción no fue la de envolverlo o ponerlo
en un museo, sino llevarlo con urgencia al Rey. Josías se turbó
enormemente cuando supo que, durante muchos años, la nación
había olvidado y descuidado las instrucciones que el Señor daba en
ese libro. El Rey se dispuso de inmediato a subsanar esa cuestión;
pidió perdón al Señor y convocó al pueblo para que escuchara la
lectura del Libro (cf. 2 Crónicas 34:19–33). Describe las promesas
solemnes que Josías hizo al Señor en presencia del pueblo, y la
disposición de sus súbditos a seguir su liderazgo.
Pregunta a los niños cuándo leyeron seriamente la Biblia por
última vez y pidieron al Señor que les ayudase a obedecer sus

69
enseñanzas. Explica que solo la Biblia tiene poder para cambiar los
corazones de hombres, mujeres y niños.
(4) Josías regresa al “Calvario” (cf. Crónicas 35:1–19). Este
punto permite a los maestros explicar que, aunque no podemos ser
salvados sin un arrepentimiento ferviente, esto por sí solo no puede
salvarnos. Solamente la fe y la confianza en el Salvador y su muerte
en el Calvario pueden quitar la culpa, y nos permiten ir al Cielo.
(a) Juicio. Describe el horror de Josías al escuchar la Palabra de
Dios. Se dio cuenta de que tanto él como su pueblo habían
desobedecido y desatendido los caminos y las leyes del Señor. Oyó
las advertencias que el Señor hacía del juicio y el castigo que
vendrían sobre los que quebrantaran su pacto. Tuvo temor de que la
ira de Dios cayera sobre ellos. Indica a los niños que la lectura de
la Biblia puede hacernos temblar cuando tomamos conciencia de
que un día Dios juzgará los pecados que tratamos con tanta ligereza
y que cometemos con tanta frecuencia (mentir, robar, odiar, etc.).
(b) Salvación. Afortunadamente Josías también escuchó la
manera como Moisés instruyó a los israelitas para que guardaran
una fiesta anual: la festividad de la Pascua (cf. Éxodo 12:24). Según
el grado de conocimiento de tu clase, pregunta o recuerda
brevemente a los niños que en la fiesta de la Pascua había una
enseñanza acerca de la gracia y la bondad de Dios para con su
pueblo elegido:
1) En el pasado, cuando estaban sumidos en el pecado, la
esclavitud y la debilidad en la tierra de Egipto, Él tuvo compasión
de ellos y los rescató con poder, juzgando a los egipcios y libertando
a su pueblo.
2) El Señor dijo que el ángel de la muerte solo pasaría de largo
ante las casas que llevaran la marca (manchas de sangre) de un
cordero sin mancha, y que llevaría la muerte a los egipcios que
habían provocado a Dios.
Tan pronto oyeron la lectura de las Escrituras, Josías y su pueblo
se reunieron en Jerusalén para celebrar solemnemente la fiesta de la
Pascua. Lo hicieron como no se había vuelto a hacer desde los días
70
de Samuel. Reconocieron su dependencia de la gracia del Señor y
de su disposición a perdonar; el Señor fue fiel a su promesa y retrasó
su juicio sobre la nación hasta después de la muerte de Josías.
Asegura a tus alumnos que el mismo Dios está dispuesto a
perdonarlos también a ellos. Recuérdales que el Señor Jesucristo
dijo que Él era el Cordero de Dios sin mancha que había venido a
quitar el pecado de todo aquel que creyese en Él. Su muerte permitió
al Dios santo castigar el pecado y al mismo tiempo salvarlos.
Por mucho que intentemos arrepentirnos, no podemos hacer nada
por nuestros pecados pasados y futuros. Sin embargo, así como en
el caso de Josías, el Señor nos revela en una forma maravillosa que
nos ha proporcionado un Salvador, el Señor Jesús, el cual ha llevado
el castigo del pecado de todos aquellos que se arrepientan.

Complemento visual
(1) Antes de la lección se puede esconder un pergamino, que se
“descubrirá” en el momento adecuado. En este, el maestro podrá
leer acerca de la Pascua olvidada. (2) Imágenes de la fiesta de la
Pascua.

LA PALABRA BAJO ATAQUE (148)


El profeta Jeremías
2 Crónicas 35:25–36:23; Jeremías 1:1–8; 2:1–13; 4:3–31; 7:1–
16; 19; 20:1–9; 26:7–15; 31:3–34; 33:1–18; 36:20–23; 37:11–21;
38; 39:15–18.
(Se aconseja a los maestros que lean 2 Crónicas 36 antes, para dar
una breve perspectiva de los sucesos que tuvieron lugar durante el
ministerio de Jeremías).
Propósito: Resumir la importancia y la fiabilidad de la Palabra de
Dios aun en años de gran oposición, y exhortar a los niños para que
guarden su mensaje en el corazón.

Introducción para los maestros

71
No podríamos concluir una serie acerca de la Palabra de Dios sin
demostrar su resistencia ante los ataques de los que ha sido blanco
a lo largo de los siglos. Una y otra vez vemos el rechazo irracional
de la Humanidad hacia el llamamiento divino de gracia y
misericordia, y su amarga hostilidad hacia el mensaje de salvación.
Jeremías no podía haber presentado sus advertencias y sus
súplicas en una forma más tierna, pero, aun así, sus oyentes
recibieron su mensaje con mofa y burla, y lo persiguieron
cruelmente. A pesar de todo el antagonismo, la Palabra de Dios
demostró ser irrefutable, y vemos lo precisas que fueron las
predicciones de Jeremías no solo en el futuro inmediato, sino
también a largo plazo. Podemos indicar a nuestras clases que este
es un patrón que se repite a menudo en los anales de la Historia. El
mismísimo Hijo de Dios se encontró con una actitud similar cuando
vino a la Tierra, pero, aunque fue crucificado, sus palabras han
logrado todo lo que Él planeó, y seguirán cumpliéndolo (cf. Isaías
55:11).

Lección práctica: El Sol, una luz inextinguible


En la conclusión de esta serie, muestra a los niños una espectacular
foto del Sol, fuente de toda nuestra luz. Invítales a pensar por un
momento en la fuente masiva de luz que representa. Imagina que
intentáramos apagar la luz del Sol. Imagina que intentáramos dejar
una ciudad moderna a oscuras al mediodía. ¡Es casi imposible!
Indica que, a lo largo de la Historia, se ha intentado por varios
medios apagar y esconder la Palabra de Dios, pero esos planes están
condenados al fracaso. La Biblia, y su mensaje, se ha despreciado,
ridiculizado, quemado, y hasta se ha mantenido en una lengua
clásica para que la mayoría de las personas no pudieran leerla
nunca. Los que han creído en ella han sido encarcelados,
apedreados, recluidos en campos de trabajo, y perseguidos en
muchas formas crueles.
Sin embargo, la luz de la Palabra de Dios brilla con tanto
esplendor como el Sol. La lección de hoy describe los esfuerzos

72
fútiles que se hicieron en los días de Jeremías para ensombrecer la
luz de la Palabra de Dios.

Bosquejo de la lección
(1) Se rechaza el amor de Dios. Recuerda a la clase el favor
especial y el amor que Dios había mostrado hacia el pueblo de Israel
durante miles de años. Desde los días de Abraham hasta el reinado
de David, y después hasta aquel momento en que el Señor los
guardó en forma extraordinaria bajo el reinado de Ezequías, los
israelitas habían experimentado la bondad de Dios de muchas
maneras. Sin embargo, hiciera lo que hiciera por ellos, la inmensa
mayoría se apartaba de Él y adoraba a los patéticos dioses de las
naciones vecinas, dioses de madera y de piedra. Las religiones
paganas toleraban y fomentaban todo tipo de pecado y perversión
moral, incluidos los sacrificios de niños pequeños.
(2) Se pasan por alto las advertencias de Dios. En ese tiempo,
Jeremías, un joven hijo de un sacerdote, fue enviado a transmitir el
mensaje del Señor. Con gran valor se situó en un lugar público
destacado cerca del Templo, donde se llevaban a cabo algunas de
esas atrocidades paganas, y las denunció. Advirtió al pueblo de Judá
que el Señor estaba a punto de enviar a Nabucodonosor, rey de
Babilonia, con su poderoso ejército, para que asolara, destruyera y
quemara su ciudad (cf. Jeremías 4:3–31). Sin embargo, no se dieron
por aludidos y se escondieron tras sus creencias supersticiosas de
que Dios nunca permitiría que el Templo cayera en manos
enemigas. Lejos de tomar en serio las advertencias de Jeremías,
siguieron menospreciando las leyes de Dios y no hicieron caso de
la amenaza de un sitio militar (cf. Jeremías 7:1–16).
Jeremías vio que la catástrofe cada día estaba más cerca y echó
mano de todos los medios para intentar persuadirles, suplicarles y
exhortarles para que cambiasen de camino. En una ocasión utilizó
un ejemplo muy cotidiano que todos podían entender. Como
estaban en los días anteriores a que hubiese agua corriente en las
casas, los comparó a unas personas que vivían cerca de una fuente
de agua fresca y limpia que fluía por la ladera de la montaña, y que
73
era gratis. Sin embargo, en la “parábola” de Jeremías, estas
personas se comportaron de una manera inexplicable e increíble:
dejaron de lado la fuente cercana y sacaron cubos de agua
contaminada del fondo de una cisterna que habían cavado y que se
había roto (cf. Jeremías 2:13).
Jeremías explicó que abandonar al Señor, que hizo el Cielo y la
Tierra, por dioses que no lo eran constituía una necedad. Al
condenarles, les remordió la conciencia, y supieron en su interior
que eran culpables. Sin embargo, no quisieron reconocerlo. Para
evitar que Jeremías los siguiera retando con su predicación, se
volvieron en contra de ella e intentaron silenciar al mensajero. Esto
fue lo que ocurrió:
(3) Se tortura al siervo de Dios. (a) Describe cómo fue azotado
Jeremías por Pasur, príncipe de la casa del Señor, quien le puso en
el cepo para humillarle y ridiculizarle. Esto se hizo en un lugar
público, en la puerta que conducía al Templo (cf. Jeremías 20:1–6).
(b) Cuenta cómo hicieron campaña los sacerdotes y los profetas
para que se matase a Jeremías (cf. Jeremías 26:7–11).
(c) Describe la escena que se produjo cuando Jehudí leyó las
palabras de Jeremías ante el rey Joacim: este rasgó el rollo, página
a página, y lo arrojó al fuego con desprecio (cf. Jeremías 36:20–24).
(d) Explica cómo encarcelaron los príncipes a Jeremías en la
celda de unas mazmorras durante muchos días (cf. Jeremías 37:15–
16).
(e) Suscita la indignación de los niños contándoles cómo
arrojaron a Jeremías en una cisterna vacía en la que había cieno,
esperando que pronto muriera de hambre (cf. Jeremías 38:1–6).
Pero un creyente gentil llamado Ebed-melec rescató a Jeremías,
haciendo cuerdas con trapos viejos y andrajos para sacarle del pozo
(cf. Jeremías 38:7–13).
(4) Oposición hacia la Palabra de Dios en nuestros días.
Analiza con tu clase —según la edad de los niños— los métodos
que se han utilizado a través de los siglos, desde los tiempos de
Cristo, para silenciar la Palabra de Dios:
74
(a) Por medio de la violencia (fuerza). Puedes contarles algo
acerca de las experiencias de Tyndale. Actualiza el estudio
informándoles de la persecución que han sufrido los creyentes en
los países de detrás del telón de acero en tiempos recientes, y del
cruel castigo que se inflige a los evangelistas cristianos en los países
musulmanes en la actualidad.
(b) Por medio de la burla. Pregunta cómo se silencia la Palabra
de Dios en nuestro país. Describe la sutileza del Diablo a la hora de
desacreditar la Biblia y darle la imagen de un libro obsoleto de
mitos. Algunos maestros la desprestigian en las escuelas. También
se hace burla de ella en los programas de televisión. En vez de
luchar contra el pueblo de Dios con amenazas físicas, el objetivo
del Diablo hoy es evitar que se escuche su mensaje.
(c) Por medio de la imitación (engaño). Describe la sutileza del
Diablo al utilizar falsas religiones —ya sean cristianas o no— para
desviar la atención de la gente de la única verdad que puede salvar
almas. Se da el caso de que muchos de los líderes de estas religiones
son los más feroces oponentes del mensaje de la Biblia, ¡y, sin
embargo, se hacen pasar por abogados de Dios!
Las palabras de Jeremías se hacen realidad. Después de que
el etíope lo rescatara, Jeremías habló al rey Sedequías y le dio una
explicación gráfica de la captura y del incendio de Jerusalén que iba
a ocurrir pronto. Presionó al Rey para que se rindiera, pero
Sedequías vivía atemorizado por sus príncipes y se empeñó en
permanecer en la capital. Poco tiempo después, el poderoso
Nabucodonosor sitió Jerusalén, quemó casas —hasta la del Rey—,
y derribó los muros. Mató a los hijos de Sedequías, y le sacó los
ojos a este, y le llevó con grilletes a Babilonia. Pocos fueron los que
quedaron en Judá, y entre ellos estaba Jeremías, que fue liberado de
la prisión por los babilonios (cf. Jeremías 40:1–6). La mayoría de
los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia. Algunos se fueron
a Egipto, en contra de la advertencia de Jeremías, pero ni siquiera
entonces se arrepintieron o buscaron al Señor, y solo encontraron
mayor humillación.

75
Jeremías, sin embargo, siguió suplicándoles que se dieran cuenta
de que sus caminos estaban equivocados: “Porque ofrecisteis
incienso y pecasteis contra Jehová […] ha venido sobre vosotros
este mal” (Jeremías 44:23). Transmite este mismo mensaje a tu
clase. Todo tipo de maldad y sufrimiento se ha apoderado de
nuestro mundo. ¿Cuándo reconoceremos que el motivo es que
hemos abandonado al Señor?
El mensaje de esperanza de Jeremías:
(a) Acerca de un Salvador que había de venir (cf. Jeremías
33:15). Explica a los niños cómo una planta, o un árbol, que parecen
muertos pueden echar de repente un nuevo y vigoroso brote que le
vuelva a dar vida. Cuando Jerusalén fue asolada y humillada en la
derrota, Jeremías pudo asegurar a todos los que se volvían hacia el
Señor que, en los días futuros, Dios levantaría un renuevo de
justicia: el Señor Jesucristo, cuyo Reino sería eterno. Las promesas
de Dios nunca fallan.
(b) Acerca de un pacto mejor (cf. Jeremías 31:31–34). En esos
días futuros, el Señor haría un pacto nuevo y mejor. En vez de
tratarse de una religión nacional externa, Dios escribiría un pacto
en el corazón de cada persona, que le amaría y le conocería de un
modo personal. Por mucho que el mundo se oponga al Señor y a su
Palabra, un gran grupo de personas creerán en Cristo.
(c) A Ebed-melec (cf. Jeremías 39:18). Para acabar, recuerda a
los niños que, aun en tiempos de desastre y de derrota de la nación,
Dios nunca olvidó sus propósitos de amor y bondad para con ella.
Mientras el enemigo se acercaba, Dios dio maravillosas promesas a
este creyente etíope por medio de Jeremías: “Porque ciertamente te
libraré […] porque tuviste confianza en mí”. Exhorta a los jóvenes
creyentes para que se mantengan firmes por el Señor a pesar de lo
que hagan los demás. Buscarle y encontrarle es lo más importante
de la vida. Él da una nueva naturaleza a los creyentes, y los guía y
los bendice grandemente a lo largo de sus vidas. Luego, cuando Él
venga a juzgar a nuestro mundo, los creyentes se regocijarán.
Recuerda a los niños también que las naciones y los imperios van y

76
vienen, pero la Palabra de Dios siempre brillará hasta el final de los
tiempos, y sus predicciones siempre resultarán acertadas.

Complemento visual
Haz referencia al mapa de Jerusalén (cf. CV 10, p. 168) y
proporciona una imagen de las puertas del Templo, donde Jeremías
predicó muchos de sus mensajes. Imágenes en colores brillantes de
troncos de árboles, un rollo de “papel”, un cortaplumas, un fuego
llameante y una cisterna o un pozo resultarán muy interesantes para
los niños y les ayudarán a apreciar la hostilidad a la que Jeremías
tuvo que enfrentarse. Utiliza tres flechas para mostrar el triple
ataque del Diablo en la actualidad [véase la sección (4) de la
lección].

LA PALABRA CUMPLIDA (149)


Repaso
Referencias de la lección y Jeremías 31:31–34
Propósito: Descubrir cuánto han aprendido los niños con esta serie,
tanto en cuanto a hechos como en lo espiritual.

Introducción para los maestros


Esta serie ha cubierto un largo período de historia bíblica, lleno de
fuertes temas referentes a la salvación. El repaso es, por tanto, de
especial importancia, y esta lección debería aprovecharse
plenamente. Cada maestro puede adaptarla según las necesidades
de la clase. Podría basarse en los distintos tipos de luz que la Biblia
proporciona a aquellos que la aman, como hemos visto (si los
maestros así lo prefieren, pueden utilizar el complemento visual CV
1, p. 24, y basar sus preguntas sobre este).
(140) Luces de pistas de aterrizaje: guían. Los reyes que hemos
conocido nos dan un ejemplo de cómo amar al Señor y cómo confiar
en Él. ¿Qué hizo el Señor por ellos? Describe las sorprendentes

CV Complemento visual
77
batallas que Él les permitió ganar. ¿Cómo puede ayudarnos el
Señor?
(141) Mi propia luz: me permite no confiar en otros. Nombra al
rey que parecía amar al Señor, pero cuyo amor desapareció cuando
su piadoso tío y tutor murió. ¿Qué edad tenía cuando se convirtió
en rey? ¿Por qué le habían escondido? ¿Tenemos un lugar en el
Cielo solo porque nuestros padres o nuestros maestros de la escuela
dominical sean cristianos? ¿Cómo podemos determinar si somos
verdaderos cristianos? ¿Cuántas pruebas puedes recordar?
(142) Un faro: advierte del peligro. ¿Qué profetas envió Dios
para advertir al pueblo de Israel que su maldad iría seguida por un
juicio? Nombra algunas de las prácticas malvadas que condenaron
estos profetas. ¿Cómo trajo el Señor el juicio sobre el reino del
Norte? ¿Pasará Dios por alto nuestras mentiras, nuestros robos y
nuestros engaños?
(143) Luces de seguridad: protegen. Ezequías puso su fe en el
Señor y Él lo protegió en las situaciones más temibles. ¿Qué rey le
amenazaba? ¿Qué le ocurrió a su poderoso ejército? ¿Quiénes y
cuáles son nuestros peores enemigos? ¿Cómo podemos escapar a
su poder?
(144) La luz del día: trae a la luz hechos que no se veían. La
Biblia trata con hechos, y estos pueden ser autentificados por medio
de la arqueología o la Historia. Describe, al menos, una losa de
piedra que estuvo escondida en la arena durante muchos años, pero
que ahora puede contemplarse en el Museo Británico, y confirma el
relato bíblico de los tiempos de Ezequías. ¿Qué descubrió un niño
en el túnel que salía del estanque de Siloam? ¿Qué rey registraba
sus batallas en paneles de piedra que “empapelaban” las paredes?
(145) La luz infrarroja: permite a las personas ver en la
oscuridad. ¿Qué acontecimientos ocultos del futuro “vio” y predijo
claramente Isaías? ¿Cuántos ocurrieron? ¿Qué acontecimientos
están aún por ocurrir? ¿Cómo podemos prepararnos para ellos?
(146) El relámpago: inesperado y poderoso. Manasés era un
hombre que había cometido pecados infames. ¿Qué poder era el
78
único que podía limpiarle y salvarle? ¿Dónde estaba Manasés
cuando el Espíritu del Señor tocó su corazón? Piensa en formas en
que el Señor puede humillarnos antes de que nos demos cuenta de
que necesitamos un Salvador. ¿Qué significa la palabra “gracia”
cuando se emplea en la Biblia?
(147) Una linterna: sirve para buscar. ¿Qué rey descubrió
porciones de la Palabra de Dios en el Templo cuando lo estaban
restaurando? ¿Por qué se preocupó? ¿Por qué agradó al Señor más
que cualquier otro rey (cf. 2 Reyes 23:25)? ¿Cuándo buscó al Señor
por primera vez? ¿Cuándo deberíamos buscar al Señor?
(148) El Sol: es una luz inextinguible. Es imposible hacer
desaparecer del mundo la luz del Sol, al igual que frustrar el
cumplimiento de la Palabra de Dios. ¿A qué profeta intentó
silenciar el pueblo de Judá? ¿Qué le hicieron? Cuenta cómo se
cumplieron sus palabras. ¿Podemos permitirnos hacer caso omiso
de la Palabra de Dios?
Conclusión. Con estas lecciones, los niños deberían tener la
preparación suficiente como para darse cuenta por sí mismos de que
criticar la Biblia es propio de personas necias y desinformadas. Si
hemos tenido éxito en nuestra tarea, los niños considerarán que los
que piensan que la Palabra no es más que un mito antiguo o una
leyenda son personas ignorantes y con prejuicios.
Recuerda a los niños que todo seguirá estando perdido si solo
sienten respeto hacia las Escrituras. Los judíos, de quienes hemos
estado hablando, en apariencia respetaban la Palabra de Dios, pero
no la ponían en práctica. Esto no es suficiente para el Señor. Lleva
a la clase a la profecía de Jeremías 31:33. Explica que Dios solo
está satisfecho cuando su Palabra está escrita en nuestros corazones
y cuando creemos lo que enseña en cuanto a nuestro pecado, y a
nuestra necesidad de arrepentimiento y de un Salvador.
El versículo siguiente (Jeremías 31:34) nos propone una forma
muy práctica de ponernos a prueba. Si de verdad hemos creído y
recibido la Palabra de Dios, entonces conoceremos al Señor, y
nuestros pecados serán perdonados. En caso de que los niños
79
piensen que esto solo es posible para los adultos, recuérdales que
este versículo dice que incluye desde el más pequeño hasta el más
grande. Hasta un niño pequeño puede llegar a conocer al Señor.
Pregunta si han guardado la Palabra de Dios en su corazón. ¿Han
pedido al Salvador que perdone sus pecados? ¿Le conocen por sí
mismos? Si no es así, ínstales a continuar con su búsqueda
utilizando la Palabra de Dios como lámpara a sus pies y lumbrera a
su camino (cf. Salmo 119:105).

80
Decimoctava serie
EL EVANGELIO SEGÚN S. MATEO
(SEGUNDA PARTE)
La vida, la muerte y la resurrección del Señor
Jesucristo
150.— El Salvador: Confesado
El Salvador sabe que su obra en el norte de Galilea está casi acabada
y que pronto tendrá que viajar a Jerusalén. Tiene algunas preguntas
importantes para los discípulos (son por su bien, porque Él ya
conoce las respuestas): ¿Quién piensa la gente que es Él? ¿Quién
dicen que es? ¿Quién dicen los discípulos que es el Cristo? ¿Estarán
dispuestos a seguirle aunque el camino sea duro?
151.— El Salvador: Confirmado
Cuando el Señor sube a un monte alto para orar, se transfigura de
modo que resplandece con su gloria celestial. Moisés y Elías se
aparecen allí y hablan con Él; se oye la voz del Padre que dice:
“Este es mi Hijo amado, […] a él oíd” (Mateo 17:5). Pedro,
Santiago y Juan no olvidaron nunca este extraordinario
acontecimiento. Nosotros también podemos aprender de él.
152.— El Salvador: Recibido
Hay una gran agitación en Jerusalén cuando el profeta y hacedor de
milagros de Galilea se acerca a la ciudad, y grandes multitudes salen
a recibirle. Él es más que un profeta y un hacedor de milagros. Los
acontecimientos de ese gran día se habían predicho con cientos de
años de antelación. Unos días más tarde el Señor Jesús llora por
Jerusalén, porque su gente y sus líderes rechazan su mensaje.
¿Rechazarás tú también su bondad?
153.— El Salvador: Ha de regresar
El Señor Jesús se describe a sí mismo como un esposo que vuelve
a llevar a su esposa a casa. Cuando por fin llegue el día, algunos no

81
estarán preparados. ¿Estarás entre ellos, o serás de los que estén
preparados y vivan esperando que llegue ese gran día?
154.— El Salvador: Rechazado
El Señor Jesús describe a nuestro mundo como una viña de la que
un grupo de labradores violentos y avariciosos se han apoderado.
Predice que esos hombres pronto le matarán y acabarán su
“apropiación” de la viña. La gente, en la actualidad, piensa que
puede apropiarse del mundo de Dios, pero su éxito no durará mucho
tiempo.
155.— El Salvador: Arrestado y condenado
Se le traiciona con un beso, se le juzga de noche, falsos testigos le
calumnian y se le sentencia por ser llamado el Hijo de Dios, ¡y era
verdad! Tiene que pasar por una parodia de juicio. Un día la
situación será la inversa, y hombres y mujeres tendrán que
comparecer ante su trono de juicio. El juicio será público, recto y
justo. Y lo que es aún más maravilloso: el Juez mismo ya ha pagado
el castigo en nombre de todos aquellos que deseen su misericordia.
156.— El Salvador: Sentenciado
“Salvan a un asesino, y sacrifican al Autor de la vida”. ¿Qué locura
lleva a esa gente a exigir la crucifixión del Señor de gloria? ¿De
quién fue la culpa de que Jesús muriera? Hay varias respuestas a
esta pregunta, pero, por encima de todas ellas, está el hecho de que
Jesús puso su vida por sus “ovejas” (cf. Juan 10:15). ¿Te conmueve
tanto amor?
157.— El Salvador: Crucificado
No había mayor deshonra para los judíos que ser colgado en un
árbol fuera de los límites de la ciudad. El Señor Jesús sufre el
abandono de su amado Padre hasta que pague el precio de nuestro
pecado. ¿Por qué soportó tanta angustia y dolor? ¿Qué consiguió
para nosotros? ¿Cuánto le deben sus hijos? ¿Qué palabras podemos
emplear para darle las gracias?
158.— El Salvador: Resucitado

82
El hecho de que el cuerpo muerto del Señor se haya colocado en un
sepulcro de piedra, y de que se le haya dejado allí custodiado, hace
que a los discípulos les resulte difícil creer las palabras del ángel:
“No está aquí, pues ha resucitado” (Mateo 28:6). Pero, después de
aparecerse a muchas personas, en muchas ocasiones, en un cuerpo
real, todos tienen claro que Jesús es el Salvador resucitado, el Hijo
de Dios. Había peleado y ganado la batalla contra el pecado, la
muerte y el Infierno para todo su pueblo. ¿Por qué seguir
negándonos a creer?
159.— El Salvador: Es verdaderamente el Hijo de Dios
(Repaso)
La gente sigue hablando de Cristo como si fuera un simple hombre.
Algunos supuestos cristianos analizan qué aspectos de su enseñanza
pueden aceptar, imaginando neciamente que su mente estaba
limitada por la educación y el conocimiento de aquellos tiempos.
¿Nos ha convencido el relato de Mateo de que el Señor Jesucristo
era la segunda persona de la Divinidad, el Salvador ante el cual un
día se doblará toda rodilla?

Introducción a la serie para los maestros


Antes de comenzar esta serie, los maestros deberían volver a leer,
de Enseñanzas para toda la vida 3, la “Introducción a la serie para
los maestros” que aparece al principio de la serie titulada
“Evangelio según S. Mateo” (Primera parte) (pp. 223–224).

EL SALVADOR: CONFESADO (150)


La respuesta de Pedro en Cesarea de Filipo
Mateo 16:13–28
Propósito: Establecer el escenario de la serie con un breve repaso
de los aspectos principales de la vida de Cristo hasta el momento en
que llegó a Cesarea de Filipo, y retar a los niños con la misma
pregunta que Él hizo a sus discípulos.

Bosquejo de la lección
83
Utiliza el mapa del complemento visual (cf. CV 4, p. 89) y empieza
repasando rápidamente los sucesos clave que ya hemos visto en el
Evangelio según S. Mateo. Cada uno de ellos demostrará que Jesús
era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16), el Salvador
prometido.
(1) Belén. Adaptando la pregunta a la edad de la clase, pregunta
dónde nació Cristo. Recuerda a los niños que su nacimiento había
sido único: era hijo de una virgen, porque era el Hijo de Dios.
Explica que, después de huir a Egipto en los peligrosos años del
reinado de Herodes, los padres de Jesús volvieron con Él a su ciudad
natal, Nazaret, en la provincia de Galilea.
(2) Galilea. Recuerda a la clase los extraordinarios
acontecimientos de los que han oído hablar, que ocurrieron en esta
región del Norte (esto puede hacerse por medio de preguntas).
Según la edad de la clase, menciona ciertos acontecimientos clave:
(a) Los milagros: Jesús sanó a enfermos y discapacitados, calmó
la tempestad, levantó de los muertos a la hija de Jairo, alimentó a
los cinco mil, etc.
(b) La enseñanza del Señor Jesús, que dejaba boquiabiertas a
inmensas multitudes, y sus maravillosas parábolas, tan llenas de
significado y al mismo tiempo tan sencillas, que señalaban la
necesidad de perdón y de una nueva vida como único camino al
Cielo.
(c) La oposición de los ministros profesionales y del clero —los
escribas y los fariseos— a la enseñanza de Cristo, porque este
dejaba al descubierto su hipocresía y les quitaba seguidores.
(d) La popularidad de Jesús entre el pueblo, que, en los tiempos
anteriores a la aparición de la televisión y a la medicina moderna,
caminaban kilómetros para escucharle y para que los sanara.
(3) Cesarea de Filipo. Muestra a los niños cómo, después de
aquellos días en que Jesús había estado tan ocupado, el Señor se
retiró a este lugar, donde podía hablar a solas con sus discípulos. La
primera pregunta que les hizo fue: “¿Quién dicen los hombres que
es el Hijo del Hombre?” (Mateo 16:13). Los discípulos le
84
informaron de que muchos pensaban que Él debía de ser Juan el
Bautista, Elías, Jeremías o algún otro profeta. Esta era la forma más
común de explicar los extraordinarios poderes del hijo del
carpintero de Nazaret, que es el concepto que tenían de Él. Estas
explicaciones les evitaban tener que enfrentarse a otra más obvia:
que Él era el Mesías prometido.
(a) “¿Y vosotros, ¿quién decís que soy?”. Pero luego el
Salvador dirigió la pregunta hacia los discípulos mismos, diciendo:
“Y vosotros, ¿quién decís que soy? (Mateo 16:15). ¡Qué pregunta!
¿Puede imaginarse la clase cómo sería si el Señor Jesucristo les
preguntara en esa forma tan directa? Esa es la gran pregunta que
todos tendremos que responder algún día. Piensa en algunas de las
respuestas que la gente suele dar en la actualidad. Algunos piensan
que Cristo fue uno de los mayores líderes religiosos que ha habido
en el mundo. Algunos dicen que fue un buen hombre que nos dejó
a todos un ejemplo de mansedumbre. Otros consideran que fue una
persona confundida y débil. Hay algunos que ni siquiera se han
parado a meditar seriamente en la pregunta.
(b) ¿Qué respondió Pedro? Describe cómo Simón Pedro, que
tantas veces actuaba como portavoz de los doce discípulos, dio su
respuesta en forma clara, precisa y sin vacilar: “Tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Habían llegado a la
conclusión de que Jesús no era otro sino el Hijo de Dios, el Salvador
prometido desde el principio del mundo. El Señor Jesús dijo a Pedro
que esta convicción verdadera, que su Padre celestial le había dado,
era el mejor conocimiento que podía haber recibido. Pedro fue el
primero en afirmarlo abiertamente y sin avergonzarse, pero muchos
otros también lo harían después.
(c) ¿Cómo comenzó la Iglesia? Esta total confianza en el Señor
Jesús como Salvador y Dios sería el punto de partida (la roca, el
fundamento) de todos los cristianos en los años venideros. Solo
podían ser aquellos que, como Pedro, creyeran que Jesús era el Hijo
de Dios, la segunda persona de la Trinidad, el Salvador prometido
desde el principio de los tiempos y a lo largo de todo el Antiguo
Testamento, quienes podrían pertenecerle verdaderamente y
85
constituir su Iglesia. Sobre esa roca firme, es decir, la fe en Cristo,
el Señor iría reuniendo a personas de todas las épocas, y de toda
tierra y nación, para formar su Iglesia. Ningún enemigo podría
destruirla, ni siquiera las potestades del Infierno. 2000 más tarde
vemos cuán verdaderas han resultado ser esas palabras. A pesar de
toda la oposición y persecución que se ha levantado a través de los
siglos, millones de personas alrededor del mundo conocen y aman
a Cristo, creyendo en Él exactamente igual que Pedro en Cesarea
de Filipo.
Las llaves del Reino. Pregunta a la clase si sus padres ya confían
en ellos hasta el punto de haberles dado su propia llave de casa. Es
una señal de confianza cuando llega ese día en que los adultos
consideran que el muchacho tiene la suficiente responsabilidad
como para tener una llave de la puerta de casa y no perderla.
Describe cómo, en los tiempos de la Biblia, el jefe de los siervos, o
el mayordomo, era la persona a quien se confiaban las llaves de la
casa. Podía decidir a quién se podía recibir y a quién no. Muestra la
manera como esto ejemplifica las palabras de Cristo a Pedro. En los
años siguientes se le encomendaría a Pedro y a los demás Apóstoles
la predicación de este mensaje redentor de Cristo como Salvador,
primero a los judíos (cf. Hechos 2:14) y después a los gentiles (cf.
Hechos 10). Su mensaje, primero predicado y luego como parte de
las Escrituras, abriría el Reino de Dios a millones que confiarían en
que Cristo los salvase.
El Señor advirtió a sus discípulos que, por el momento,
guardasen el “secreto” de su verdadera identidad como Mesías. Por
ahora, cuando las multitudes se acercasen, debían ver sus milagros,
escuchar sus enseñanzas, y llegar por sí solas a la misma
conclusión. De momento, los discípulos no debían decirle a nadie
que Jesús era el Cristo, porque esto les acarrearía una fuerte
persecución por parte de los líderes judíos, cuando en los meses
siguientes tenían aún muchas cosas por aprender, cosas que
necesitarían para la obra y la enseñanza que habrían de desarrollar
en el futuro.

86
CV 4 – Complemento visual para la lección 150: “El Salvador:
Confesado”

87
(4) Jerusalén: (a) Los planes de los discípulos. Pedro había
llegado a la conclusión más importante del mundo, pero ahora el
Señor Jesús tenía que enseñarle lecciones difíciles. Pedro
imaginaba que ser el Hijo de Dios implicaría grandeza y gloria. Él
y los demás discípulos suponían que el Señor reivindicaría pronto
su Reino y afirmaría su poder en Jerusalén, la capital. Imaginaban
que ellos recibirían posiciones de privilegio en ese Reino (cf. Mateo
20:20–26).
(b) El plan del Salvador. En vez de esto, el Señor Jesús comenzó
a informarles de que, en efecto, tenían que ir a Jerusalén, pero allí
Él sufriría cruelmente de manos de los líderes religiosos y le
matarían, pero resucitaría. Pedro se horrorizó y tomó a Jesús aparte
para expresarle cuánto aborrecía la idea. Esto era lo último que
deseaba que le ocurriese a la persona de quien él tenía un concepto
tan alto, y así se lo dijo. En ese momento, el Señor Jesús se volvió
hacia Pedro y le llamó “Satanás”. ¿Sabe la clase por qué? ¿Qué
habría de malo en que intentara salvar a Jesús del dolor y el
sufrimiento?
(c) El plan de Dios Padre. Ayuda a la clase para que vea que el
gran propósito de Dios al enviar a su Hijo (cosa tantas veces
predicha en el Antiguo Testamento, en forma especialmente clara
en los sacrificios del Pentateuco, y en Isaías) era que Jesús ofreciera
su vida en sacrificio por nuestros pecados. De haber habido otra
forma de perdonar a los pecadores, Dios la habría elegido, pero
nuestro pecado era tan ofensivo que solo el perfecto Hijo de Dios
podía borrarlo pagando el precio por nosotros y haciéndonos libres.
Sugerir que debía evitar esta dura prueba sería frustrar y malograr
la voluntad de Dios.
(d) El plan de Satanás. Jesús explicó que el plan de Pedro de
salvarle del rechazo y la muerte sería dar ventaja a Satanás,
asegurarse de que ningún pecador fuera libre jamás de su poder, de
que el mal triunfara y de que nuestro mundo se quedara sin
redención. Recuerda a la clase que el Señor Jesús sabía exactamente
lo que debía ocurrirle cuando fue a Jerusalén. Fue a la Cruz del
Calvario sabiendo lo que hacía y voluntariamente.
88
(e) Un plan elegido. Es posible que los niños hayan oído que el
Señor no se esperaba su arresto, ni su impopularidad, y que su
muerte fue un revés inesperado para su plan. Aquellos que dicen
esto no han leído nunca sus biblias con atención, de lo contrario,
solo con este pasaje, se habrían dado cuenta de que la realidad era
todo lo opuesto. Nuestro Salvador, el Hijo de Dios, sabía todas las
cosas que le iban a ocurrir. ¡Cuánto debe de habernos amado para
soportar el dolor y la angustia que le esperaban y dirigirse hacia
Jerusalén para que pudiésemos ser salvados y redimidos de nuestro
pecado!
(f) Un plan a seguir. Debemos cerrar la lección recordando a la
clase que, antes de que el Señor se encaminara hacia Jerusalén,
comenzó a advertir a sus discípulos de que, si querían seguirle,
debían estar también preparados para olvidarse de sí mismos y de
sus ambiciones, y estar dispuestos a sufrir con Él. En otras palabras,
debían tomar su cruz y estar dispuestos a renunciar a sí mismos.
Pregunta a los niños si estarían dispuestos a seguir al Salvador en
esas condiciones. Di a la clase que los que confiaron en Él no
quedaron decepcionados. Y además vieron un atisbo de su gloria
(como descubriremos la próxima semana), y también su
resurrección. Recibieron el perdón y una vida nueva. Aun después
de que Él regresara al Cielo, siguieron conociendo su maravilloso
poder, de manera que hasta en medio de las dificultades pudieron
regocijarse (cf. 1 Pedro 1:3–6).

Complemento visual
Cf. CV 4, p. 89 [Imágenes de las láminas para llevar a casa].

CV Complemento visual
89
EL SALVADOR: CONFIRMADO (151)
La transfiguración
Mateo 17:1–9; 2 Pedro 1:15–18
Propósito: Describir este extraordinario suceso para que los niños
contemplen un atisbo de la gloria del Salvador. Asimismo
exhortarles a que “le oigan” también.

Bosquejo de la lección
Hechos y no fábulas. Comienza la lección contando cómo el
apóstol Pedro, muchos años después de los acontecimientos que
vimos en la lección de la semana pasada, escribió a otros cristianos
para recordarles uno de los grandes acontecimientos de la vida de
Cristo, precisamente el suceso que veremos en esta lección. Este
gran acontecimiento le confirmó que el Señor Jesús era el Hijo de
Dios, el Salvador. La fe de los cristianos no se basaba en fábulas
astutamente concebidas acerca de fantasías religiosas, sino en el
testimonio de otros Apóstoles igual que él. Recuerda que Pedro
había sido un pescador (no el tipo de persona conocida por su
ingenuidad) que había oído y había visto el respaldo del Padre hacia
su propio Hijo amado.
Alienta a los jóvenes creyentes de tu clase. Ellos también deben
creer en Cristo aunque no le hayan visto nunca. Puede que algunos
piensen que estás loco y se burlen diciendo: “¿Cómo puedes creer
y servir a una persona a quien ni siquiera has visto?”. Sin embargo,
tienen muy buenas razones para creer. Tomemos, por ejemplo, el
acontecimiento que Pedro menciona en su carta.
El relato de tres testigos presenciales. La Biblia da tres claros
relatos de este suceso del que varios hombres fueron testigos
presenciales. Mateo, que pertenecía al círculo íntimo de los Doce;
Marcos, que estaba emparentado con Pedro; y Lucas, el físico e
historiador; todos escriben acerca de este acontecimiento. Pedro
recordó a los primeros cristianos que los autores de las Escrituras
habían sido inspirados por el Espíritu Santo y que sus palabras

90
provenían de Dios mismo (cf. 2 Pedro 1:19–21). Oigamos lo que
ocurrió aquel extraordinario día.
Sorprendentes acontecimientos en lo alto de un monte.
Explica que, una semana después de la gran confesión de Pedro
acerca del Señor Jesús y de la advertencia que Él hizo (de que debía
ir pronto a Jerusalén, donde sería rechazado y sufriría de mano de
los líderes religiosos, quienes le matarían, pero volvería a resucitar),
Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, y subieron todos juntos a
un monte solitario (se cree que era el monte Hermón). Allí debían
ser testigos de un acontecimiento que nunca olvidarían. Indica que:
(a) esta era la confirmación que Dios mismo hacía de la profesión
de Pedro, y que (b) suponía un gran incentivo para los discípulos, a
quienes había conmovido y sorprendido la perspectiva de los
terribles acontecimientos futuros que le iban a suceder a Jesús.
Despierta y mantén el interés de los niños con la siguiente serie de
preguntas y sus respuestas:
¿Qué vieron? Con estos tres discípulos más cercanos, el Señor
Jesús fue a orar a su Padre celestial (cf. Lucas 9:28) y, mientras lo
hacía, fue cambiado, transformado, transfigurado de repente. Es
como si los tres discípulos le vieran, por un momento, como Él es
realmente: como el Señor de gloria. Desde el momento de su
nacimiento en Belén, su gloria había estado velada en un cuerpo de
carne, pero, durante un breve tiempo, ellos vieron un atisbo de su
verdadero esplendor y majestad. Indica a la clase el brillo de su
rostro, y el blanco resplandeciente de sus vestiduras. Esto hablaba
de su gloria, su santidad y su pureza.
¿A quiénes vieron? Para que aquella ocasión fuese aún más
prodigiosa, los discípulos vieron aparecer dos figuras, que se
pusieron a hablar con Cristo. Aunque Pedro, Santiago y Juan no
habían visto nunca a aquellos hombres provenientes de un pasado
lejano, inmediatamente se dieron cuenta de quiénes eran, porque,
sin duda, Dios abrió su entendimiento de una manera especial. Esos
pescadores habían conocido las Escrituras del Antiguo Testamento
desde la niñez. Estas se componían de dos partes: la Ley, dada por
Moisés, y los Profetas. Uno de los principales profetas fue Elías.
91
Estos dos personajes eran los que ahora hablaban con Jesús, como
para confirmar que Él era el sacrificio del que Moisés había escrito
tantas veces, y la única persona que podía cumplir a la perfección
las leyes que Moisés había entregado al pueblo de Israel. Además,
era el Salvador que todos los profetas habían prometido.
¿Qué oyeron? Lucas nos dice de qué hablaron con el Señor
Jesús. ¿Se lo puede imaginar la clase? ¿Qué había venido al mundo
a hacer el Señor Jesús por encima de cualquier otra cosa? Hablaron
de su partida (su muerte), que tendría lugar en Jerusalén. Recuerda
a la clase que en la actualidad muchas personas ven la muerte de
Cristo como un suceso trágico, una señal de fracaso. Hasta algunos
de quienes se llaman a sí mismos cristianos la consideran como un
hecho sin importancia en comparación con la enseñanza y el
ejemplo de Cristo. Pero la muerte de Jesús fue el único
acontecimiento del que hablaron Moisés, Elías y Cristo mismo allí
en aquella montaña. Para ellos este asunto era más importante que
ningún otro. De no haber muerto el Señor Jesús, no habría habido
expiación por el pecado. Si Él no hubiese entregado su vida
voluntariamente, y si no hubiese sufrido la mayor de las angustias
jamás conocida, no habría habido perdón para nadie. Si Él no
hubiese llevado a cabo esa tarea, no habría habido ningún mensaje
de paz ni de reconciliación entre Dios y el hombre. Este fue el único
asunto que debatieron. Era la parte central del propósito de Dios
revelado por Moisés, Elías y otros personajes del Antiguo
Testamento.
¿Qué hicieron? Explica que los discípulos estaban durmiendo y,
cuando se despertaron y vieron esos sucesos extraordinarios, se
quedaron desconcertados. En el calor del momento, lo único que se
le ocurrió a Pedro fue proponer que hicieran tres tabernáculos, o
tiendas, una para Cristo y las otras dos para los ilustres visitantes
que le acompañaban. Los niños sabrán lo que es reaccionar con
nervios ante acontecimientos que sobrepasan lo que se espera
normalmente, pero Pedro se ahorró tener que pasar por la
embarazosa situación de ver cómo se declinaba su ofrecimiento, ya
que, mientras hablaba, ocurrió algo aún más sorprendente.
92
¿Qué dijo el Padre? Mientras Pedro tartamudeaba, una nube
resplandeciente e inusual les hizo sombra. De esta gloriosa nube
salió una voz y ellos entendieron enseguida que era la de Dios
Padre. Sus palabras fueron claras; sus instrucciones, sencillas: “Este
es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mateo
17:5).
Ahora Pedro veía que la confesión que había hecho una semana
antes era confirmada desde el mismísimo Cielo. El Jesús a quién Él
amaba era el amado Hijo del Cielo. Era correcto que él prestara toda
su atención y confianza a este mismo Señor. Saber que estaban
oyendo las palabras mismas del Dios todopoderoso llenó a los
discípulos de terror y preocupación, y cayeron a tierra atemorizados
y estupefactos. Esta es la reacción natural de todo aquel que se
encuentra de verdad con Dios, el Hacedor de todas las cosas.
¿Qué podemos aprender? Aplica las lecciones de este maravilloso
acontecimiento a tu clase:
(1) El Señor se confirma a sí mismo a aquellos que ponen su
confianza en Él, fortaleciendo su débil fe. En este siglo en que tanto
se nos bombardea con propaganda y cinismo ateos, a un niño le
resulta difícil estar seguro de Cristo y seguirle. A menudo se ven
inmersos en un mar de dudas. Asegura a tu clase de que, así como
Dios confirmó a Pedro en su fe, también nos confirmará a nosotros
en la nuestra.
Si tan solo venimos a Él y decimos: “Creo, Señor; ayuda mi
incredulidad” (cf. Marcos 9:24), pronto tendremos muchas
experiencias maravillosas de su cercanía y su poder para
bendecirnos. Explica que, cuando las personas se arrepienten de su
pecado y someten su vida a Cristo, Él los cambia. Saben que son
diferentes, tienen una nueva naturaleza. Luego caminan cada día
con el Señor, oran y se quedan anonadados con las extraordinarias
respuestas que reciben a sus oraciones. Da algunos ejemplos que se
te ocurran. A medida que los creyentes se van haciendo más
mayores, están cada vez más seguros de su Salvador y de su amor.

93
(2) El Señor sabe lo que nos espera y nos prepara para ello. Los
tres discípulos que presenciaron esta sorprendente escena debían
viajar en breve hacia Jerusalén, donde serían testigos de la angustia
del Señor Jesús en Getsemaní. Poco después presenciarían su
arresto y crucifixión. Esta experiencia en lo alto de la montaña les
ayudaría a enfrentarse a esos oscuros días de amargo dolor y duda.
¡Cuánta bondad tuvo el Señor al compadecerse de ellos y
prepararles para los días que habían de venir! Pregunta a la clase si
existe algún otro guía o amigo en la vida que tenga en mente
nuestras necesidades con tanta bondad.
(3) Debemos escucharle. Este es el mensaje de Dios desde el
Cielo para los pecadores perdidos. Es muy claro y simple. Deja
atrás el consejo conflictivo y dudoso de este mundo y pon tu
confianza, junto con tantos otros, en el Señor Jesucristo, el poderoso
y eterno Hijo de Dios.
Dile:
Jesús, yo confío
en Ti sin dudar;
pues al que a Ti viene
fuera no echarás.
Fiel es tu promesa,
tu sangre le dio
salud a mi alma,
¡oh Dios Salvador!

Complemento visual
Cf. CV 5, p. 105.

CV Complemento visual
94
EL SALVADOR: RECIBIDO (152)
La entrada de Cristo en Jerusalén
Mateo 21:1–17; 23:37–39; Salmo 24 y otras referencias del
Antiguo Testamento citadas en la lección; véase también Lucas
19:28–44
Propósito: Describir la gran lástima que el Señor siente, aun hacia
los más rebeldes. Mostrar que, con toda seguridad, atraerá a muchas
personas y mostrará misericordia para con ellas. Asimismo, utilizar
estos grandes acontecimientos para retar a la clase, y describir el
gozo que reciben aquellos que dan la bienvenida a Jesús como Rey.

Bosquejo de la lección
Habla a la clase de la emoción que sienten las personas,
especialmente los niños, al visitar una gran capital. Cuando el avión
sobrevuela los suburbios, o el auto se acerca a edificios famosos
que solo se ven en postales y anuncios, la tensión aumenta. Las
multitudes empujándose y la oportunidad de visitar lugares llenos
de historia de la nación contribuyen a la emocionante sensación que
solo esas visitas pueden producir. El ambiente en Jerusalén era algo
parecido a esto cada vez que miles de peregrinos se reunían para las
grandes festividades. En esta ocasión que estamos viendo en la
lección había otro factor que generaba una emoción especial. Los
habitantes de la capital esperaban que el “profeta” y “hacedor de
milagros” algún día iba a tomar el poder y liberar a la nación del
yugo de Roma, y este hombre ahora estaba a punto de venir a la
ciudad (esto era lo que ellos pensaban, pero no era la intención de
Jesús).
La lección de hoy describe el día en que el Señor Jesús y sus
discípulos llegaron a Jerusalén, la capital de Israel. Camino de la
ciudad, Jesús había vuelto a recordar a sus discípulos, con todo
detalle, el sufrimiento que le aguardaba (cf. Mateo 20:17–19), pero
el día en que entró en la ciudad el sorprendente recibimiento que
tuvieron debió de darles la seguridad de que no tendría que sufrir.

95
(1) Un acontecimiento que se había esperado desde hacía
mucho en Jerusalén. Hubo una agitación fuera de lo común
cuando las multitudes salieron a recibir a Jesús de Nazaret. En cierto
sentido, los habitantes de Jerusalén estaban dando la bienvenida a
ese Rey que tantas veces se les había prometido, y nada podía
detenerles. Haz un breve resumen de esta extraordinaria historia y,
en particular, de la expectación y las promesas que tenían los
israelitas en relación con el Salvador que había de venir:
(a) El monte del sacrificio de Abraham (2000 a. C.). Recuerda
a la clase cómo ahí, en ese monte Moriah, Dios había probado a
Abraham, pidiéndole que ofreciera a su hijo Isaac. Para alivio suyo,
al obedecer, el Señor le dijo que se detuviese, y le proporcionó un
sustituto: un carnero (cf. Génesis 22:1–14). 2000 años más tarde, el
Señor vino a la ciudad donde se encontraba el monte Moriah,
habiendo dicho ya que “daría su vida en rescate por muchos” (cf.
Mateo 20:28).
(b) El lugar que David preparó para el Templo (1000 a. C.).
Explica que fue a esa misma montaña a la que el Señor había guiado
al rey David para que preparase el edificio del primer Templo, que
construiría Salomón (cf. 1 Crónicas 21:18–22:5 y 2 Crónicas 3:1).
En el Templo se ofrecían los sacrificios, que anunciaban al Salvador
que había de venir; Él sería el verdadero sacrificio. En el Templo
los israelitas se reunían para oír las Escrituras, que hablaban con
tanta frecuencia acerca del Mesías que había de venir.
Después de tantos años de promesas y expectativas, no podemos
sorprendernos de que Jerusalén recibiera con gritos de alegría al
Salvador en su entrada triunfal. Sin embargo, la mayoría de las
personas actuaban sin darse cuenta del tipo de Salvador que iba a
ser. Evidentemente, los líderes rezumaban odio y resentimiento
contra el Señor. Como dijo el Señor Jesús, si las personas no le
hubieran dado la bienvenida, las piedras habrían clamado en su
lugar (cf. Lucas 19:40).
(c) El pueblo preparado por Zacarías (500 a. C.) Aunque el
profeta Zacarías había vivido 500 años antes de que Cristo naciera,
describió la Venida del Salvador con gran precisión, diciendo:
96
“Hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a ti […] humilde y
cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”. Y
añadió que ese mismo Rey humilde un día tendría un señorío “de
mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra” (Zacarías
9:9–10).
(2) El gran día comienza. Describe los acontecimientos de aquel
gran día, destacando especialmente: (a) el aspecto triunfal y
majestuoso de la entrada de Cristo, unido a (b) el carácter humilde
y nada ostentoso de la misma.
(a) Un transporte humilde. Explica cómo se preparó el Señor
Jesús para entrar en Jerusalén. Lo hizo exactamente como lo había
indicado Zacarías. Envió a los discípulos a una aldea cercana para
que “requisaran” una asna, y su pollino, que debía ser su humilde
“limusina”. La modesta montura fue cedida gustosamente por su
propietario cuando oyó el ahora famoso mensaje de: “El Señor [lo]
necesita” (Mateo 21:3).
(b) Una humilde alfombra sobre el camino. A continuación
describe cómo las multitudes que le seguían (algunas personas le
venían acompañando desde Galilea; otras habían llegado a creer en
Él al ver la resurrección de Lázaro cuando este llevaba ya tres días
en la tumba), junto con los habitantes de Jerusalén que le habían
oído hablar con anterioridad y habían visto sus hechos, se
congregaron a lo largo del camino. Muchos discípulos tomaron
algunas de las prendas que llevaban puestas para hacer una
alfombra para su Rey. No podían proporcionar una decoración rica
y lujosa, pero estos efectos personales indicaban su estima en una
forma más genuina. Cuando se corrió la voz, y se reunieron grandes
multitudes, otros buscando algo para decorar las calles cortaron
ramas de palmeras y las extendieron sobre el camino. Entre la
multitud había muchos niños que no habían dudado en unirse con
entusiasmo a este gran acontecimiento triunfal.
(c) Una bienvenida genuina. Los que andaban delante de Él y
los que le seguían lanzaban gritos de júbilo para darle la bienvenida:
“¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del
Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mateo 21:9). Este no un acto
97
organizado de manera oficial a expensas de los contribuyentes, sino
una recepción genuina y totalmente espontánea. Toda la ciudad se
llenó en un momento de rumores y conjeturas. “¿Quién es este?”
(Mateo 21:10). Esta era la pregunta que todos hacían; la respuesta
más común de las multitudes era: “Este es Jesús el profeta, de
Nazaret de Galilea” (Mateo 21:11). Muchos empezaron a esperar
que este Jesús fuese el Mesías judío, enviado —según pensaban
ellos— para liberarlos de los romanos y para hacer que su nación
volviese a ser grande. Pero pronto se vio que esta era una esperanza
equivocada y una interpretación incorrecta de las Escrituras.
Así fue como el Señor Jesús, a pesar de la hostilidad y el rechazo
que se le demostraría, entró en Jerusalén como su Rey de gloria, tal
como había descrito el Salmo 24 muchos años antes en una forma
muy hermosa.
Conclusiones que debemos sacar. Insta a la clase a que
considere cuidadosamente estos hechos extraordinarios que habían
sido profetizados tantos años antes de que ocurrieran. ¿Cuántos
otros reyes o líderes mundiales han visto descrito su ascenso al
poder con tanto detalle cientos de años antes de que tuviese lugar?
¿Qué otra ciudad ha albergado tantos sucesos históricos que hayan
alcanzado su cumplimiento de manera obvia en una persona que
haya nacido varios siglos más tarde? ¿Se puede explicar esto como
una mera coincidencia? ¿Qué responderían tus alumnos a la
pregunta de: “Quién fue este Jesús”? ¿Están dispuestos a unirse al
grupo de discípulos que creyeron que Él era el Hijo de Dios, el
Señor de gloria que vino para ser el Salvador del mundo?
(3) La visita de Jesús al Templo (Los maestros de las clases de
los pequeños, o los que tengan poco tiempo, podrían omitir esta
sección y cerrar con la número 4).
(a) Las autoridades desenmascaradas. Como había predicho el
Señor, las autoridades religiosas se negaron a unirse a las escenas
de júbilo. Permanecieron hoscos, recelosos y llenos de odio; en
realidad, seguían urdiendo el arresto y la muerte del Señor (cf. Juan
11:47–53). Tampoco se aplacó su hostilidad cuando el Señor se
dirigió, en primer lugar, al Templo. Impresiona a los niños
98
explicándoles cómo explotaban los sacerdotes aquel lugar como si
fuese una atracción turística, y cómo estafaban a los visitantes. Lo
habían convertido en un mercado donde se timaba a los pobres
adoradores cambiando su dinero por la moneda del Templo a unas
tarifas terriblemente injustas, y vendiéndoles animales para el
sacrificio a precios exorbitantes.
Ayuda a los niños a imaginarse la sorprendente escena que tuvo
lugar cuando Jesús expulsó del Templo a los implicados, volcó las
mesas de los cambistas, con sus ganancias mal habidas, echó por
tierra los bancos de los que vendían palomas, y acusó a las
autoridades religiosas de haber convertido la casa de oración de su
Padre en una cueva de ladrones. El Señor, aunque actuó en forma
humilde, se mostró majestuoso y poderoso cuando se enfrentó a
aquellos que utilizaban la obra de Dios para conseguir fama y
fortuna.
(b) La hostilidad de los sacerdotes. Cuando inmediatamente
después los principales sacerdotes y los escribas vieron que el
Salvador sanaba a los ciegos y cojos, que los niños cantaban sus
alabanzas, y que las multitudes estaban pendientes de sus palabras,
se encolerizaron y exigieron indignados que les dijera con qué
autoridad hacía esas cosas. Incapaces de acusarle de algo
incorrecto, no se atrevieron a capturarle y arrestarle de inmediato,
como ansiaban. En vez de esto, se dedicaron a estudiar cómo
podrían atraparle lo antes posible (cf. Mateo 22:15).
Muchos niños hoy desconocen estos acontecimientos. Es bueno
que estén al tanto del conflicto frontal que hubo entre Cristo y los
hipócritas religiosos de aquel tiempo. Aún quedan muchos
hipócritas de ese tipo, y el objetivo de Satanás sigue siendo mezclar
esa falsa religión con el verdadero Evangelio.
(4) El lamento del Salvador sobre Jerusalén. Al concluir la
lección explica cómo razonó Cristo con aquellos hombres
advirtiéndoles de las consecuencias de su actitud y conducta (cf.
Mateo 23). Él sabía que pronto persuadirían al pueblo de Jerusalén
de que se pusiera en contra de Él, su Salvador. Ayuda a los niños
99
para que describan cómo el Señor miró la ciudad con lágrimas en
los ojos (cf. Lucas 19:41), y cómo, con el corazón roto (por utilizar
términos humanos), lamentó su destino fatal: su humillación y
destrucción a manos de los romanos (que tuvo lugar en el año 70 d.
C.).
Descubre el corazón del Salvador al expresar su gran anhelo de
reunir al pueblo de Jerusalén “como la gallina junta a sus polluelos
debajo de sus alas” (Mateo 23:37). ¡Pero ellos se habían negado!
Con mucho sentimiento, pregunta a tus alumnos si se podría decir
lo mismo de ellos. ¿Es posible que tú, como profesor suyo, les hayas
hablado del Salvador y de su gran amor, de su voluntad de salvarles
y rescatarles del asedio de sus pecados —tanto en este mundo como
en la eternidad—, pero que ellos hayan preferido vivir la vida sin
Él, alejándose de manera voluntaria, testaruda y fría? Pregúntales si
no están causando dolor al Salvador como hizo la gente de Jerusalén
a medida que aquella semana iba transcurriendo. Ínstales a que vean
el peligro de rechazar el amor de un Salvador así, y a que se
acerquen a Él en su gran necesidad, para pedirle su perdón y su
cuidado.

Complemento visual
Consigue o dibuja un mapa, modelo o imagen de la Jerusalén de los
días del Señor Jesús (el mapa de Nehemías —cf. CV 10, p. 168—
podría adaptarse para esta lección). Esto ayudará a que los niños
vean estos acontecimientos con los ojos de su mente. Añade los
títulos de los apartados de la lección en los lugares adecuados.

EL SALVADOR: HA DE REGRESAR (153)


La parábola de las Diez vírgenes
Mateo 24:1–30; 25:1–13
Propósito: Sacar el tema de los acontecimientos futuros, tanto para
los individuos como para el mundo, y exhortar a los niños a que

CV Complemento visual
100
escuchen cuidadosamente las palabras del Señor Jesucristo, cuyas
predicciones han demostrado ser muy precisas.

Introducción para los maestros


Sin entrar en los detalles de las diversas posturas escatológicas,
deberíamos presentar los rasgos principales de la historia futura,
según la perfiló el Señor, para situar la escena de esta parábola tan
querida. Los maestros de las clases que ya estén familiarizadas con
la parábola en sí preferirán dedicar más tiempo a este tema de
introducción, mientras que aquellos que están a cargo de clases de
niños más pequeños seguramente preferirán indicar que el Señor
Jesús siempre prometió volver y llevar a su pueblo a la morada
celestial, y luego pasar a la parábola.

Bosquejo de la lección
¿Un mundo eterno? Indica a las clases de los niños más mayores
que los evolucionistas se ven obligados a afirmar que la Tierra tiene
millones de años para poder dar cabida a un proceso imposible de
evolución. Esto hace que las personas imaginen que nuestro planeta
perdurará otro tanto en el futuro. Aunque se considera que las
guerras nucleares, la escasez de comida, el calentamiento global,
etc., suponen una amenaza contra la posibilidad de que la
Humanidad tenga un largo futuro por delante, se sigue pensando
que todo permanecerá. ¿Por qué preocuparse del fin del mundo?
Estimula la curiosidad de los niños diciéndoles que la predicción
del Señor con respecto a nuestro mundo fue muy distinta:
(1) La precisión de su pronóstico a corto plazo. Haz que se
remonten a la escena donde acabó nuestra lección anterior. El Señor
Jesucristo contemplaba Jerusalén con tristeza. Sus habitantes
estaban a punto de rechazarle y crucificarle, y, por tanto, podía
prever su funesto destino. Los discípulos intentaban atraer su interés
hacia los edificios del Templo cuando los sorprendió con la
predicción de que pronto no quedaría piedra sobre piedra en aquel
magnífico edificio (cf. Mateo 24:1–2).

101
Más tarde, en el monte de los Olivos, los discípulos le
preguntaron cuándo pasarían esas cosas y cuáles serían los primeros
acontecimientos. El Señor dio una respuesta prudente, con
detalladas advertencias e instrucciones. Sus palabras no tardaron en
confirmarse (en el año 70 d. C.), ya que los ejércitos romanos
saquearon y destruyeron Jerusalén y arrasaron el Templo. Se
demostró que la predicción del Señor Jesús había sido
completamente acertada.
(2) La precisión de su pronóstico a largo plazo. Señala a la
clase que los discípulos, además de pedir al Señor que les dijera las
señales que debían esperar antes de la caída de Jerusalén, también
le preguntaron acerca de las que ocurrirían antes del fin del mundo
(cf. Mateo 24:3).
Esboza las principales predicciones que Cristo hizo en respuesta
a su pregunta: (a) Guerras, hambres, epidemias y terremotos se
sucederían (cf. Mateo 24:6–8; observa el tono pesimista de estas
afirmaciones, que contrasta con las frecuentes predicciones
humanas que dicen que superaremos estos desastres y que
llegaremos a vivir un período de pacífica coexistencia); (b) El
Evangelio cristiano se predicará en todo el mundo (cf. Mateo
24:14). Señala que a nosotros no nos sorprende esta profecía, puesto
que ya se ha cumplido, pero a los doce discípulos les debió de
parecer algo imposible; (c) Aparecerán muchas religiones y
profetas falsos (cf. Mateo 24:11, 24–26). Este es otro aspecto cuyo
cumplimiento nadie discutiría casi 2000 años más tarde.
Indica a la clase que no solo se cumplió literalmente la predicción
de Cristo con respecto al Templo, sino también estas profecías a
largo plazo. Al contrario de lo que muchos esperaban, todas se han
cumplido en forma manifiesta e incontestable. También se hizo
realidad su predicción de que las montañas de Judea serían un
refugio seguro donde los cristianos podrían esconderse cuando
llegaran los amenazadores sucesos del 70 d. C. Asimismo se
cumplió la profecía que dio en aquel tiempo (cf. Lucas 21:24)
acerca de la gran hostilidad que sufriría el pueblo judío de parte de
las otras naciones, hasta el final de los tiempos.
102
(3) Otro vaticinio muy importante. A continuación, sigue
razonando con los niños que, si el Señor Jesús ha demostrado ser
tan preciso en su predicción de esos acontecimientos y tendencias
que ya se han cumplido, ¿no deberíamos confiar en sus palabras con
respecto a los sucesos que están aún por cumplir en el futuro? La
más importante de estas fue su promesa de que Él, el Hijo del
Hombre, volvería a la Tierra en una forma espectacular (cf. Mateo
24:27–31), de modo que nadie pudiera perdérsela. Sin embargo,
dijo que su Segunda Venida tomaría a muchos desprevenidos; no
estarían preparados en absoluto para el gran día hacia el que nuestro
mundo se precipita.
Mirando hacia ese tiempo futuro, el Señor Jesús lo describió en
una de sus extraordinarias parábolas —de manera muy simple,
pero, al mismo tiempo, muy profunda—, que captura la escena en
una forma muy bella. Su forma de presentarla hace que todos nos
preguntemos: ¿Estaré preparado para el regreso del Señor Jesús?
¿Me encontrará como a las vírgenes fatuas de las que habla?
¿Espero su regreso con impaciencia, o temo la llegada de ese día y
espero contra esperanza que nunca llegue?

103
Arriba: CV 5 – Complemento visual para la lección 151
Abajo: CV 6 – Complemento visual para la lección 153
Prosigue con la parábola de las Diez vírgenes en la forma
siguiente:
104
(a) Las bodas son bodas en todo el mundo: ocasiones más que
alegres en las que parientes y amigos se reúnen para ser testigos de
la feliz unión de un hombre y una mujer para toda la vida. Pregunta
a la clase acerca de los detalles principales que esperarían ver en
una boda: la bella novia, los votos solemnes, los regalos, las
celebraciones, etc.
(b) Las diferencias culturales afectan a la forma, pero no a la
sustancia de las celebraciones de matrimonio. En este caso en
particular, parte de los procedimientos tenían lugar por la noche (se
necesitaban lámparas). La costumbre era que el esposo recogiera a
la novia de la casa de esta y que la condujese en procesión rodeada
de antorchas hasta su propia casa, donde tenían lugar el banquete y
las celebraciones.
(c) La novia y su pareja habían esperado ese día probablemente
durante varios años. Explica que, en aquellos días, la novia vivía
para el día en que, por fin, pudiera estar a solas con su querido
esposo. Habrían pasado muchas semanas (y hasta años) preparando
el ajuar para su nuevo hogar. En los tiempos en que las mujeres aún
no trabajaban independientemente, solo podían esperar realizarse
en el matrimonio, con todas las alegrías y tareas que conllevaba. La
boda en sí era una ocasión muy esperada por todos. En una época
en que no había televisión, ni vídeos ni viajes, la vida podía ser muy
aburrida. La boda en sí era un acto que se esperaba con ansia, y los
meticulosos preparativos se hacían con varios meses de antelación.
Los familiares recorrían grandes distancias y se quedaban durante
días en el lugar para poder estar presentes en esos alegres
acontecimientos familiares. Ser elegida como doncella para atender
a la novia era todo un honor.
(d) Las doncellas negligentes de la novia. Explica la increíble
insensatez de las cinco doncellas de la novia que asistieron a esta
boda sin reserva de aceite para sus lámparas. Cualquiera habría
tomado la simple precaución de llevar una vasija de aceite de
reserva en cualquier día normal, pero, en una ocasión tan
importante, era especialmente vital.

105
(e) La llegada del esposo. Cuenta a la clase lo que ocurrió: el
retraso del esposo (en aquellos días primitivos en los que la
duración de un viaje era imprevisible), el sueño de las diez
doncellas (sin duda se habían levantado temprano por la emoción
del gran día), la llegada del novio a medianoche, el pánico de las
cinco al darse cuenta de su necedad, su marcha en busca de aceite,
el comienzo de las celebraciones, el cierre de la puerta, la llegada
demasiado tarde de las cinco doncellas fatuas, la angustia y las
lágrimas de estas al negarse el esposo a reconocerlas a pesar de sus
gritos desesperados, y la breve, pero clara aplicación que hace el
Señor Jesús: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que
el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:13).
El mensaje de la parábola. Según la edad de la clase, haz alguna
de las siguientes aplicaciones:
(a) Cristo, el Esposo: el maravilloso hecho de que el Hijo de
Dios vea su regreso a nuestra Tierra como algo comparable a un
esposo que viene a recoger a su amada novia. A pesar de nuestra
rebeldía e indignidad a sus ojos, nos ama y considera a todos los
que han sometido su vida a Él, y se han arrepentido de su pecado,
como su amada novia. Él entregó su propia vida para salvarnos y
para devolvernos esta maravillosa posición. Quiere que esperemos
su Venida con expectación y ansia.
(b) ¿2000 años de retraso? Al ver que se “retrasa”, los
inconversos dan por sentado que no vendrá nunca o, al menos, se
comportan como si no hubiese probabilidad alguna de un regreso
inminente del Señor. “Hagamos lo que queramos —dicen—
comamos, bebamos y alegrémonos, supongamos que la muerte es
el final y que no hay día de juicio ni corremos el riesgo de ir al
Infierno”. Recuerda a la clase que 2000 años puede parecernos
mucho tiempo, pero a los ojos de Dios es como nada (cf. 2 Pedro
3:8).
(c) La necedad de los que se dejan convencer por este punto de
vista cínico. Mirando la Tierra desde las alturas, el Señor debe de
pensar cómo es posible que los hombres sean tan descuidados y
necios con sus almas eternas y pierdan la oportunidad del gozo
106
eterno. No solo se les describe como necios, sino como culpables
(cf. Mateo 24:48–51).
(d) La creencia en una salvación universal es la suposición,
igualmente necia, de que, si Cristo es real, y no estamos preparados
para encontrarnos con Él cuando vuelva, entonces podremos
encontrar alguna solución en el último momento. Las cinco
vírgenes, sin duda, pensaron que encontrarían alguna forma de salir
del apuro si las encontraban desprevenidas. Muchos “cristianos”
imaginan que todos serán salvos al final, sin importar cómo hayan
tratado al Señor, pero esta parábola enseña lo contrario. La
advertencia de la parábola es clara. Aquellos a quienes el Señor no
conozca y que no le estén esperando cuando Él vuelva lamentarán
su error demasiado tarde. Se quedarán fuera de su Reino.
(e) La sabiduría de los que, abrumados por el privilegio de que
les haya sido dado amar y servir (por la conversión) al Rey de los
cielos, se preparan con gran reflexión y cuidado para el día de su
regreso. Describe a los cristianos como los que viven a la luz de ese
día que ha de venir. Solo Dios conoce la fecha, y ellos no deberían
creer a nadie que diga que la conoce, como han hecho muchas sectas
extrañas. El Señor dijo que volvería a una hora en que no nos lo
esperemos (cf. Mateo 24:42–44).
Pregunta a los niños si, cuando Cristo venga, o si mueren antes
de que llegue el gran día, les sorprenderá como a las vírgenes fatuas
que no estaban preparadas. ¿O son de los que se preparan para ese
gran día, buscan al Salvador y viven para Él con el fin de que su
Venida sea la extraordinaria reunión que tanto han deseado?

Complemento visual
Se pueden utilizar fotos de bodas y de damas de honor (cf. CV 6, p.
105) que ilustren las ideas que se han señalado al principio de la
lección.

CV Complemento visual
107
EL SALVADOR: RECHAZADO (154)
La parábola de los Labradores malvados
Mateo 21:23–46
Propósito: Demostrar el perfecto conocimiento que Jesús tenía de
los acontecimientos futuros e instar a los niños a que se tomen en
serio las advertencias del Salvador en cuanto a la posibilidad de
perder los privilegios de que gozan en el Evangelio.

Bosquejo de la lección
Recuerda a la clase que el Señor Jesucristo predijo que los
principales sacerdotes, ancianos y escribas serían responsables de
su muerte, humanamente hablando. Los niños deberían recordar
que, en la entrada triunfal del Salvador en Jerusalén, ellos no se
encontraban entre las multitudes que le daban la bienvenida.
Cuando estas muchedumbres, incluidos los niños, se reunieron para
ver cómo Cristo sanaba a cojos y ciegos, y a escuchar su enseñanza,
ese mismo grupo de líderes exigía saber con qué autoridad hacía
esas cosas. A veces parecían amables y educados con el Señor en
público, pero en privado planeaban su muerte.
A menudo le hacían preguntas con la única intención
sorprenderle diciendo algo ilegal (para así denunciarle ante las
autoridades), o en algo que volviera a la gente en contra suya y
acabara con su popularidad entre las multitudes. Sin embargo, como
Jesús era Dios, podía ver dentro de sus corazones, y sabía
exactamente lo que pensaban y planeaban (del mismo modo que
conoce todo lo que nosotros pensamos y planeamos hacer). En vez
de enfrentarse a ellos cara a cara y acusarles públicamente, primero
contó una parábola en la que exponía la maldad de sus planes y las
horribles consecuencias de los mismos, para que pudieran captar la
advertencia y tuvieran una oportunidad de arrepentirse. Si eran
culpables de esas cosas, se reconocerían en la parábola; y desde
luego que se reconocieron en ella. El Señor les dio también la
oportunidad de juzgar a los malos de la parábola. Preguntó: “¿Qué

108
hará a aquellos labradores?” (Mateo 21:40). Al responder, dictaron
su propia sentencia.
Una vez puesta la parábola en su contexto, los niños quedarán
impresionados por los medios que el Señor empleaba para retar y
advertir a los que se oponían a Él. Le respetarán también por
predecir en forma tan precisa lo que le esperaba, y se sentirán
desafiados a considerar si se identifican también con los malos de
su parábola.
El método. Sugerimos que los maestros relaten toda la parábola
antes de aplicar su mensaje. Con las clases de los más mayores, el
maestro tendrá que utilizar su habilidad para conseguir que los
niños indiquen lo que significaba la parábola con respecto a los
judíos, para luego aplicarla a los no creyentes de nuestro tiempo
(esto es parecido al plan de Natán, que permitió que David
condenara al granjero rico de su parábola antes de que el profeta
señalara que David era aquel hombre). Con los niños más pequeños,
sería más sabio aplicar la parábola directamente a la clase,
refiriéndose a los judíos solo de pasada. Como sucede con todas las
parábolas de Cristo, el objetivo principal es conseguir que los niños
capten la clave por sí mismos. Esta parábola está llena de
dramatismo. Imagina que algo así ocurriera en nuestro tiempo.
Ayuda a los niños a sentirse indignados con la forma en que los
labradores trataron al dueño de la viña.
(1) El dueño de la viña. Algunos de los jefes de las grandes
empresas de hoy a veces han conseguido las posiciones tan bien
retribuidas que tienen pasándose de una compañía a otra, pero, a
diferencia de ellos, el dueño de esta viña había dedicado toda su
vida a trabajar para que esa viña estuviese como se encontraba. La
había plantado, la había protegido edificando un costoso muro
alrededor de ella, y la había dotado de un lagar. Además había
incurrido en el gasto de levantar una torre alta desde la que un
guardia de seguridad podía vigilar si venían ladrones o vándalos.
Esta hermosa viña había sido plantada, sin duda, con las cepas más
selectas, y era una delicia para los labradores empleados allí.

109
(2) Los labradores malvados. Describe lo contentos que habían
estado estos hombres al principio por haber arrendado una viña tan
fructífera y agradable en la que se beneficiarían de los trabajos del
dueño y del éxito de su empresa. Después de un tiempo, sin
embargo, dieron por sentada su posición privilegiada y empezaron
a sentir envidia y resentimiento contra su arrendador. Querían
comportarse como si ellos fuesen los propietarios de la viña.
(3) Los siervos fueron enviados para recoger el fruto. El dueño
tenía derecho a una parte del fruto. Pero, cuando llegaron los
representantes del dueño, aquellos arrendatarios avariciosos y
rebeldes golpearon a uno, mataron al otro, y al tercero, lo
apedrearon. Otros sirvientes fueron tratados del mismo modo.
(4) El hijo fue enviado después, y el propietario estaba seguro de
que lo respetarían, pero los labradores lo expulsaron de la viña, y
luego lo mataron. Explica que, en la cultura de aquellos días, en un
negocio familiar se respetaba al hijo mucho más de lo que se le
respetaría en la sociedad moderna. Los arrendatarios, sin embargo,
vieron en su muerte la oportunidad de quedarse con la viña.
(5) El dueño regresa. Siendo lo bastante rico como para
protegerse con un ejército, el propietario vuelve. En este punto, el
Señor hizo una pausa en su parábola e invitó a sus oyentes, entre los
que se encontraban los principales sacerdotes y fariseos, a que
dijeran lo que habría que hacer con esos arrendatarios. No pudieron
sugerir otra cosa más que la destrucción de aquellos miserables, y
que la hermosa viña se alquilara a otros labradores más dignos, que
pagaran la proporción de fruto acordada con el dueño.
Señala que, llegados a este punto, la clase ya se habrá dado cuenta
de adónde conducía todo esto. Todos tus alumnos habrán
reconocido que los principales personajes de la parábola se podían
identificar fácilmente de la siguiente manera:
(1) El dueño de la viña: Dios, que hizo la Tierra y que la
sustenta, así como a sus habitantes. Podemos describir al Señor
como el Dueño del universo a quien debemos una renta por la vida
que nos ha concedido, junto con los imprescindibles dones de la
110
salud y de todo lo que nos mantiene vivos (en particular, los judíos
sabían que habían disfrutado de privilegios especiales de Dios y que
el Señor los había tratado [cf. Isaías 5] como el pueblo de su propia
viña).
(2) Los labradores malvados. Mateo nos dice que los
principales sacerdotes y fariseos “entendieron que hablaba de ellos”
(Mateo 21:45). Sabían que muchos de los profetas del Antiguo
Testamento habían sido rechazados y perseguidos por los judíos.
También sabían que ellos estaban planeando matar al “Hijo”, como
Cristo solía llamarse a sí mismo. Empezaba a resultarles incómodo
oír esta parábola, especialmente cuando había otras personas
escuchando también.
Una vez los niños hayan captado esta idea, dirige el foco hacia
ellos. Diles que la historia describe a todos los hombres y a todas
las mujeres, a todos los niños y a todas las niñas que rechazan al
Señor Jesús en cualquier momento de la Historia. Los labradores o
arrendatarios somos todos nosotros, si nos rebelamos contra el
Señor y no le pagamos nada por todo lo bueno que nos concede.
(3) Los siervos, como supondrán los niños, son los mensajeros
de Dios. En la actualidad, el Señor envía a misioneros, pastores,
obreros de iglesia y maestros de escuela dominical con un mensaje
de perdón, y de juicio venidero. Aun así, muchos se ponen en contra
de ellos, los ridiculizan y no les hacen el menor caso, rechazando
su mensaje. En vez de oír, se comportan como si poseyeran el
mundo, sus cuerpos y sus vidas, y como si no le debieran nada a
Dios, su Creador.
(4) El hijo fue asesinado. La crucifixión del Hijo de Dios tuvo
lugar unos días después de que Cristo contase aquella parábola. Lo
sacaron de la ciudad (viña) y lo mataron. Pero aquellos dirigentes
religiosos no fueron los únicos culpables de su muerte. Todos los
que se resisten a Dios y a sus leyes y se niegan a darle el
reconocimiento que se merece en sus vidas en cierto modo le están
“crucificando” personalmente. Sin embargo, creemos que le hemos
matado en una forma aún más grave. La culpa de todos los que
creemos en Cristo fue puesta sobre Él cuando murió, y el Padre le
111
castigó a Él en vez de a nosotros. Podemos decir: “Mi pecado fue
puesto sobre Él. Mi pecado fue la causa de su dolor. El sufrió por
mí”.
(5) El dueño regresa. Los líderes judíos tuvieron que confesar,
en respuesta a la pregunta de Cristo, que los labradores malvados
merecían ser castigados y perder sus privilegios, los cuales debían
darse a otros. La Historia muestra que esto es exactamente lo que
ocurrió. El pueblo judío, a quien Dios había protegido y tratado en
forma privilegiada durante tanto tiempo, vio cómo perdía su
posición especial y cómo su nación era dispersada. La nueva Iglesia
del futuro sería mayoritariamente una Iglesia gentil, aunque Dios
sigue mostrando su gracia hacia los judíos también.
Todos debemos recordar que el Señor, en esta parábola, advirtió
que volvería al final de los tiempos a juzgar al mundo y a sus
moradores. Aquellos que ahora se opongan a Él temblarán en ese
día en que le vean regresar “con gran poder y gloria” (Marcos
13:26). Exhorta a tus alumnos a que se pregunten si están
preparados para presentarse cara a cara ante su Hacedor.

Complemento visual
Mostrar imágenes de viñas de los tiempos de la Biblia sería de gran
ayuda para que los niños siguieran la lección. Un puñado de uvas
también contribuiría a recrear el ambiente. Véase también la lámina
del Bible Learning Course [Curso de aprendizaje bíblico].

EL SALVADOR: ARRESTADO Y CONDENADO (155)


El juicio judío
Mateo 26:1–5 y 47–68
Propósito: Hacer que los niños sean conscientes de que, si Cristo
no es su Señor y Salvador, deberán enfrentarse a Él un día como
Juez de todo. Mostrar que el juicio de cada individuo no creyente
será escrupulosamente justo, pero conducirá a una condena segura.
Explicar, a la luz de esto, lo importante que es buscar el perdón del
Señor ahora.
112
Introducción para los maestros
Los niños se sienten siempre intrigados por los juicios. Tal vez
hayan visto por televisión series y películas que se desarrollan en
salas de tribunales. El juicio del Señor Jesucristo fue muy inusual.
En realidad, fue una parodia de justicia. Ayuda a los niños a ver esto
a medida que lo vas describiendo. El complemento visual será
particularmente útil cuando compares y contrastes el juicio de
Cristo con el de los hombres y las mujeres en el día del Juicio, al
final de los tiempos.
(La angustia de Cristo en el huerto de Getsemaní y la negación
de Pedro han sido el tema de lecciones anteriores, por lo que en esta
presentación solo se hace una breve referencia a las mismas).

Bosquejo de la lección
Muestra a la clase imágenes de los personajes presentes en el juicio,
o tarjetas donde se puedan leer sus nombres. Menciona (y, si es
necesario, explica brevemente) los papeles del juez, el acusado, la
defensa, la acusación y el jurado. Explica que el objetivo de un buen
juicio es llegar a un veredicto justo una vez dada a las dos partes la
oportunidad de exponer su versión en un juicio público, delante de
un juez imparcial. Explica que, si el acusado es hallado culpable, el
juez pronuncia la sentencia.
Introduce a la clase en el tema del juicio del Señor Jesús por parte
de las autoridades judías. Muestra que los sucesos que recogen los
cuatro Evangelios dejan claro que se había acordado un juicio
horriblemente injusto para el Salvador. ¿Por qué?
(1) El arresto. (a) El Señor Jesús fue arrestado al amparo de la
oscuridad. Durante el día había estado enseñando públicamente en
el Templo, pero las autoridades eran tan cobardes que le arrestaron
por la noche, sabiendo que la opinión pública apoyaba al Señor
Jesús y no les habría permitido apresar a una persona tan buena.
(b) Sobornaron a uno de sus discípulos, Judas, el traidor, para que
les informara del paradero de su Maestro por la noche.

113
(c) Enviaron a cientos de hombres armados para arrestarle,
aunque era conocido por su bondad, humildad y disponibilidad.
Recalca, sin embargo, que Cristo se entregó en sus manos, a pesar
de su gran poder. Aunque hizo retroceder a todos con una sola
palabra (cf. Juan 18:6), demostrando con ello que le habría resultado
fácil marcharse sin más, sabía que debía dejar que lo apresaran y lo
trataran en aquella forma por nuestro bien.
(2) El juicio. El juicio, que tuvo dos partes, se celebró bien
entrada la noche, y al amanecer, y todos los procedimientos
acabaron antes de que la gente pudiera darse cuenta. En realidad se
hicieron en secreto. ¡El veredicto ya se había decidido antes del
juicio! estos líderes religiosos llevaban mucho tiempo intentando
matar al Señor. Su plan final y definitivo para matarle se recoge en
Juan 11:53. Ahora, por fin, le tenían bajo su custodia, y el juicio,
con sus dos vistas, no fue más que una mera formalidad. En primer
lugar, llevaron al Señor ante Anás, un antiguo sumo sacerdote que
era la verdadera cabeza del concilio judío, y quien había aconsejado
su muerte. ¡Qué juez tan imparcial! Hasta había permitido que sus
alguaciles maltrataran físicamente a Jesús en el juicio público (cf.
Juan 18:22). Anás tenía más interés en averiguar cosas acerca de los
discípulos, para emprender acciones legales contra ellos, que en
hacer justicia. Tras esta vista inicial, el Señor fue llevado ante
Caifás.
(3) El juez de la segunda vista fue el sumo sacerdote Caifás, que
también estaba muy lejos de ser imparcial. ¿Qué justicia hubo en
este juicio? Como veremos, fue absurdo, y allí también los líderes
judíos escupieron en el rostro del Señor y le golpearon (cf. Mateo
26:67).
(4) La acusación empezó a buscar personas dispuestas a mentir
y a citar incorrectamente las palabras del Señor. No pudieron
encontrar un argumento razonable contra Él. Comenta a los niños
que difícilmente podían condenar a alguien por sanar enfermos o
por enseñar acerca del amor de Dios.
(5) La defensa fue inexistente. El Señor Jesús se vio solo en el
“banquillo de los acusados”.
114
(6) El cargo fue de blasfemia, porque el Señor había declarado
ser “el Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 26:63). Pregunta a la clase:
¿Negaría esto Jesús? No. ¿Por qué? Porque era verdad, como hemos
visto a lo largo de esta serie de lecciones. Sin embargo, el intenso
odio y los prejuicios de los líderes judíos hicieron que cerraran sus
ojos a la evidencia de que Cristo era el Hijo de Dios. Habían visto
sus asombrosos milagros, y no podían explicarlos. Pero aun así no
querían creer. Por consiguiente, a sus ojos el Señor era culpable de
blasfemia cuando decía ser el Hijo de Dios.

CV 7 – Complemento visual para la lección 155: “El Salvador:


Arrestado”
115
(7) La sentencia. Tras desarrollar a toda prisa aquel ridículo
juicio que tuvo el Señor, el sumo sacerdote pasó a pronunciar el
veredicto: “Es reo de muerte” (Mateo 26:66). Ayuda a los niños a
imaginar lo contentos que estarían aquellos hombres perversos. Las
multitudes amanecieron con la noticia de que el Señor había sido
arrestado y juzgado, y de que el veredicto se había emitido, sin lugar
a apelación. A los líderes judíos, solo les quedaba un problema. No
tenían poder para ejecutar la pena de muerte. Únicamente el
gobernador romano podía dictar una sentencia de muerte. Explica
que eran los tiempos del gran imperio romano, y Palestina era un
país ocupado, gobernado, gravado y regido por los romanos. Muy
de mañana llevaron a toda prisa a su prisionero al pretorio de Pilato
y, mientras tanto, lo sometieron a más torturas.
Otro juicio. A primera vista, la causa de Jesús parecía perdida. En
realidad, no tardó en ser crucificado (pero no se puede acabar la
lección en este punto; este es un buen momento para dar un anticipo
de lo que va a pasar en el futuro). Explica que, durante su segundo
juicio, el Salvador advirtió a sus acusadores que, por ser realmente
el Hijo de Dios, regresaría un día a esta Tierra con poder y gloria, y
entonces tendría lugar el mayor juicio de la Historia: el Juicio Final
de todas las personas. Utiliza el complemento visual, y muestra a la
clase las diferencias entre los dos juicios. En aquel día la situación
será completamente inversa:
(1) Un buen Juez, a quien una vez calumniaron y maltrataron
aquellos dos “jueces” Anás y Caifás, volverá como Juez supremo.
Nombrado por su Padre, juzgará al mundo con justicia (cf. Hechos
17:31). Él juzgará a los vivos y a los muertos (cf. Hechos 10:42), y,
cuando vuelva en las nubes, “todo ojo le verá, y los que le
traspasaron” (Apocalipsis 1:7). Anás, Caifás, los principales
sacerdotes y los ancianos tendrán que dejar su lugar en el Infierno
—donde estarán aguardando ese día— y presentarse ante Dios.
Temblarán delante del Señor, junto con todos aquellos que nunca
obtuvieron el perdón ni la nueva vida (cf. Apocalipsis 6:15–17).
(2) Un juicio público. A diferencia de los juicios del Señor Jesús,
que se celebraron de noche y en secreto (para que la gente no viese
116
lo que ocurría), el juicio de los pecadores tendrá lugar a la vista de
todos (cf. Marcos 4:22). Asimismo, tendremos la oportunidad de
responder por nosotros mismos, aunque, para vergüenza nuestra, no
tendremos mucho que decir en nuestro favor, puesto que habremos
hecho todo aquello de lo que se nos acusará. Nos quedaremos sin
palabras y seremos incapaces de justificarnos (cf. Mateo 22:12).
(3) Un juicio justo. El Señor Jesús no basará sus juicios en el
testimonio parcial y falso de otros (como ocurrió en su caso). Se
guiará por los hechos que Dios mismo haya recogido. Los libros se
abrirán (cf. Daniel 7:10; Apocalipsis 20:12), y se consultarán los
documentos. Sus juicios serán verdaderos y justos (cf. Apocalipsis
19:2). Nos juzgará según nuestras obras (lo que hayamos hecho) y
no por lo que otros digan acerca de nosotros (cf. Mateo 16:27;
Romanos 2:6). No nos juzgará por capricho ni por prejuicios, sino
por las leyes de Dios, reveladas a nosotros a través de toda la Biblia
y escritas sobre nuestra conciencia (cf. Romanos 2:12–15).
(4) Millones serán absueltos. Aunque el Salvador se encontró
frente a un muro de odio y antagonismo cuando fue juzgado, habrá
un amplio número de personas culpables que no tendrán que pasar
nunca por el gran Juicio del fin de los tiempos, porque ya habrán
sido absueltas. En realidad, estas personas ayudarán al Señor en ese
día. ¿Por qué se librarán de pasar por ese Juicio? Porque el
mismísimo Cristo ha llevado ya el castigo de los pecados de todos
los que confían en Él. Por su asombroso amor, Él ha pagado el
castigo (el precio) de su pecado, “el justo por los injustos” (1 Pedro
3:18). ¿Han oído los niños alguna vez hablar de un juez así, tan
amable, misericordioso y compasivo? ¡Ayúdales a imaginar lo
impresionante que sería para un hombre o una mujer culpable, ante
un tribunal terrenal, que, tras haber sido condenado a una cuantiosa
multa, descubriera que el juez la ha pagado de su bolsillo! Explica
que esto es precisamente lo que ha hecho el Salvador por todos los
que reciben su misericordia y reconocen que Él es su única
esperanza. No ha “disculpado” sus pecados, ni ha pasado por alto
sus malos caminos. En vez de esto, Él mismo fue castigado por sus

117
maldades y, por consiguiente, tiene el poder de perdonarles y
renovarles para que un día le vean y sean como Él.
Invita a los niños a pensar en el gran día del Juicio, cuando todos
comparezcamos ante Él. ¿Será Él su Salvador y Amigo, a quien
aman y adoran, o su Juez, ante el cual temblarán junto con todos los
demás que le traspasaron?

Complemento visual
Cf. CV 7, p. 116.

EL SALVADOR: SENTENCIADO (156)


El juicio romano
Mateo 27:1–25
Propósito: Relatar los hechos relativos al juicio del Señor ante
Pilato, y ayudar a los niños a darse cuenta de que, de haber estado
nosotros allí, también habríamos sido responsables de su muerte.
Mostrarles, sin embargo, que fue el Señor Jesús quien eligió poner
su vida para poder salvarnos.

Bosquejo de la lección
Acontecimientos al alba. Describe la escena que se vivía en
Jerusalén cuando amaneció. Al despertar, la gente se enteró de la
noticia de que, durante la noche, Jesús, “el profeta de Nazaret”,
había sido arrestado, juzgado, y hallado culpable. Cualquiera que
hubiese salido temprano podría haber visto a Cristo maniatado
mientras una numerosa guardia lo conducía a toda prisa y a
empujones, como a un criminal, desde la casa de Caifás, el sumo
sacerdote, hasta el palacio de Pilato, donde se encontraba el tribunal
romano. Cuando las multitudes oyeron la noticia y se reunieron en
las calles, los líderes religiosos comenzaron a persuadir a todos de
que Jesús no era el héroe que ellos pensaban y a decirles que las
autoridades judías lo habían hallado culpable de un grave delito.
Muchos judíos estaban desilusionados porque Jesús se había

CV Complemento visual
118
negado a tomar el poder político y a aliviar sus dificultades, de
manera que lo más emocionante que podían hacer aquel día sería
unirse al frenesí de odio que las autoridades habían despertado
contra Él.
La necesidad de obtener un permiso para matar a Jesús.
Describe la frustración de los líderes religiosos, que, aun habiendo
sentenciado al Señor, no podían ejecutar su veredicto. Ayuda a los
niños a captar el otro problema que se interponía en su camino.
Habían sentenciado a Jesús por el delito de blasfemia, pero los
líderes judíos no querían que el pueblo los acusara de rechazar a un
hacedor de milagros tan grande. Querían que el Señor fuese
ejecutado como un criminal corriente.
Un nuevo cargo: ¡traición! Invita a la clase a seguir el astuto
plan de estos hombres malvados mientras tramaban otra fórmula.
¡Acusarían al Señor de traición contra el Gobierno romano!
Después de todo, había hablado del Reino de Dios y del Cielo y,
probablemente, se imaginaba que era el Rey. Lo más seguro era que
los romanos desearan castigar a cualquiera que intentara alzarse
como rey y planeara el derrocamiento de su régimen. Pilato se vería
obligado a tomarse esta acusación muy en serio. Ayuda a la clase a
ver lo ridículo que era que acusaran al Salvador de fomentar una
agitación política cuando Él se había negado a seguir esa dirección
y se había limitado únicamente a ocuparse de las necesidades
espirituales de las personas. En la única ocasión que una multitud
había intentado nombrarle Rey en Galilea, les dejó y se fue Él solo
a un monte. Más tarde ofendió a muchos de ellos al insistir en que
su propósito era dar vida a sus almas y no a sus cuerpos (cf. Juan
6:15, 26–27, 66).
El juicio ante Pilato. Comenta a la clase el curso del juicio según
lo perfila Mateo:

119
CV 8 – Complemento visual para la lección 156: “El Salvador:
Sentenciado”
(a) El cargo: Pilato planteó sin rodeos al Señor la siguiente
pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?” (Mateo 27:11). Por
120
supuesto que lo era. Era su Hacedor y su Mesías. Sin embargo, en
el sentido en que Pilato entendía el término (el intento de un
gobernante terrenal de oponerse al poder romano y conseguir la
independencia) no lo era. El Señor respondió simplemente (en
términos modernos): “Tú lo has dicho”. Sin duda, Pilato se dio
cuenta de que el Señor no era un revolucionario. Caló los falsos
cargos que los líderes judíos habían aducido. Sin embargo, el Señor
se negó a responder a las falsas acusaciones de los judíos, como
había predicho el profeta Isaías 700 años antes (cf. Isaías 53).
(b) El plan de Pilato de soltar a Cristo sin avergonzar a los líderes
judíos. Pilato decidió utilizar una evasiva legal para liberar a Cristo:
ejercer su derecho anual de soltar a un preso como muestra de buena
voluntad. ¿Aceptarían esto?
(c) La negativa de los judíos. Lejos de aceptar el arreglo de Pilato,
los judíos exigieron la inmediata liberación de otro prisionero, un
violento criminal llamado Barrabás, que era culpable de asesinato,
rebelión y robo. Preferían mucho más que se soltara a este otro.
(d) La advertencia de su esposa añadió aún más tensión a la
preocupación que tenía Pilato con respecto a la ejecución de un
profeta que hacía milagros y que tenía una actitud tan digna: “No
tengas nada que ver con ese justo” (Mateo 27:19), ese fue el
consejo que Pilato recibió de su esposa, que se sentía turbada.
(e) Pilato cede a la presión. El gobernador se veía cada vez más
incapaz de oponerse a los líderes judíos, que habían comenzado a
acusarle de proteger a un enemigo de César (cf. Juan 19:12), así que
preguntó: “¿Qué pues haré de Jesús llamado el Cristo?” (Mateo
27:22). Ayuda a la clase a ver la ironía de la situación. Pilato, que
tenía todo el apoyo de la poderosa Roma (y estaba rodeado de sus
soldados y sus guardaespaldas), cedió finalmente ante las amenazas
de los líderes judíos. Ansioso por evitar el problema y la tensión,
sacrificó la Justicia. En un intento de desahogar su propia
conciencia, se lavó las manos antes de entregar al prisionero a quien
él había reconocido públicamente como inocente del delito de que
se le acusaba, diciendo: “Pues ¿qué mal ha hecho?” (Mateo 27:23).

121
(f) Un trato cruel. Adaptando el grado de detalle a la edad de la
clase, explica la horrible crueldad física que se dispensó al Señor de
gloria, el Salvador del mundo, el Amigo de los pecadores.
Menciona sobre todo los azotes que Pilato ordenó que se le diesen,
practicados con cuerdas de cuero que terminaban en unas piezas de
hueso y metal, pensadas para desgarrar profundamente la carne.
Muchos criminales morían a causa de esto, porque las heridas
podían ser muy profundas y graves. Menciona también cómo los
soldados romanos desnudaron a Cristo y se burlaron de Él. Comenta
cómo le escupieron y le golpearon en la cabeza antes de prepararle
para el largo camino hasta la crucifixión, llevando la cruz de madera
sobre la que sería clavado, hasta el monte del Calvario, fuera de la
ciudad. En medio de todo esto, Él sabía que al final cargaría con el
castigo de los pecados de millones de personas.
Como aplicación, proponemos que los maestros (utilizando el
complemento visual CV 8, p. 121) hagan la pregunta: ¿Quién fue
responsable de este horrible dolor y sufrimiento que el Salvador
soportó sin quejarse? Da tres opciones de respuesta y ayuda a los
niños a darse cuenta de que están incluidos en las tres.
(1) Los orgullosos líderes religiosos, que planearon y tramaron
estos acontecimientos y que persuadieron a las multitudes para que
les apoyaran, fueron los responsables. Los que debían haber sabido
más acerca del Mesías prometido fueron sus mayores enemigos.
Estaban celosos del Señor Jesucristo. Atraía a las multitudes y
hablaba con una autoridad que ellos no tenían. Ponía al descubierto
su orgullo e hipocresía. Ellos fueron responsables de su dolor y de
su muerte. Pero no solo ellos. Recuerda a la clase que el orgullo del
farisaísmo no se limita a los líderes judíos de aquel tiempo.
En la actualidad, muchos rechazan a Jesús y luchan ferozmente
contra sus enseñanzas. Creen que pueden manejar su vida sin Dios.
Le niegan su tiempo y de su obediencia. Ridiculizan sus
advertencias acerca del Infierno y condenan su código moral. Si el
Señor Jesús estuviese vivo hoy, le prohibirían aparecer en televisión
y desencadenarían una oleada de hostilidad y escarnio contra Él,
como hacen contra sus seguidores. Advierte a los niños que ellos
122
también pueden llegar a ser demasiado orgullosos como para darse
cuenta de que necesitan un Salvador.
(2) Pilato sabía que Jesús era inocente, pero estaba demasiado
preocupado por salvaguardar su propia posición y su propio poder
como para que le importara lo que estaba ocurriendo. Comenta a la
clase que hoy sigue habiendo gente como Pilato, que reconoce en
su mente que hay que respetar a Cristo, pero que no están dispuestos
a abandonar sus planes, ambiciones y estilo de vida para poder
identificarse con Él. Muchos niños y niñas se muestran renuentes a
sacrificar sus tardes de domingo para venir y aprender acerca del
Salvador. Si reciben burlas por creer en el Señor, actúan como
cobardes y abandonan. ¡En la actualidad hay muchos Pilatos!
(3) La gente, que tan solo una semana antes había gritado
“Hosanna al hijo de David” (Mateo 21:9), se había dejado
convencer neciamente por hombres perversos. Sin el apoyo del
pueblo, los sacerdotes jamás habrían conseguido llevar a cabo su
plan de matar al Señor. Algunas semanas más tarde, el apóstol
Pedro se enfrentó a una gran multitud compuesta por esas mismas
personas y las condenó por lo que le habían hecho a Cristo. Como
si le hubiesen asesinado con sus propias manos (aunque en realidad
lo hicieran los soldados romanos), Pedro dijo: “Prendisteis y
matasteis [a Jesús] por manos de inicuos, crucificándole” (Hechos
2:23). Hoy, si nos limitamos a seguir a la multitud, a hacer lo que
más le gusta a la gente, y a imitar a nuestros amigos dejando de lado
al Salvador y renegando de Él, entonces somos responsables delante
de Dios. Si nos dejamos influir y poner en contra de Cristo,
compartimos la culpa de los cabecillas.
Pregunta a los niños si se encuentran entre los que se
“avergüenzan” de Jesús y prefieren estar con la multitud.
Pero el Señor fue voluntariamente. Sorprende a tus alumnos
recordándoles que el Señor Jesucristo fue voluntariamente a su
muerte. Aunque debió de ser el sufrimiento más terrible que haya
experimentado nadie en toda la historia del universo, estuvo
dispuesto a pasar por ello por amor a nosotros. El Señor había
hablado varias veces de poner su vida por sus ovejas. Había dicho:
123
“Nadie me la quita [la vida], sino que yo de mí mismo la pongo”
(Juan 10:18). Justo antes de que le arrestaran, había afirmado: “Esto
es mi cuerpo, que por vosotros es DADO” (Lucas 22:19). Era, en
efecto, el Hijo de Dios, y había asegurado a Pedro que podría haber
orado a su Padre para que le enviara doce legiones de ángeles (72
000) para protegerle e impedir que le arrestaran (cf. Mateo 26:53).
Pero eligió no hacerlo a fin de cumplir la voluntad de su Padre,
descrita tan claramente en la Biblia.
Explica de manera muy sencilla que el Señor Jesús entregó su
vida voluntariamente para que pudiéramos ser salvos. Conocía
desde sus primeros días que esta era la razón de su Venida. Hasta
su nombre (Jesucristo) nos dice que vino a salvarnos. Soportó toda
la malicia y los insultos para poder ir al Calvario en nuestro lugar.
Él “se despojó a sí mismo […], se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:7–8).
Pide a los niños que vayan a casa y piensen sobre esto seriamente,
y que consideren su respuesta a esta pregunta: ¿Sabían que tenían
un Amigo así en el Cielo?
Invítales a encontrar la respuesta en sus corazones, para
responder así:
Y con mi herido corazón,
contrito confesé:
la maravilla de tu amor
y de mi desnudez.
Invita a los que aún no sean cristianos a buscar un lugar tranquilo
donde puedan orar al Señor y decirle que aprecian su gran amor y
que desean dejar atrás su pecado y seguirle. Insta a los jóvenes
creyentes a pensar a menudo en la poderosa gracia de su Salvador
y en la deuda de amor que tenemos con Él.

Complemento visual
Se proponen dos complementos visuales: el primero se adapta
especialmente a las clases de los niños más mayores, y el segundo,
a las de los más pequeños.
124
(1) Adapta el complemento visual CV 7 (p. 116) de la siguiente
manera:
Juez: Pilato
Hora: Por la mañana
Pruebas: Las multitudes
gritando: “¡Crucifícale!”
La acusación: Los principales sacerdotes y los ancianos
La defensa: Jesús no respondió palabra
El rollo: Cargo: Traición; Veredicto: “¿Qué mal ha hecho?”;
Sentencia: Crucifixión
(2) Utiliza el complemento visual CV 8 (p. 121). Dibuja tres
flechas grandes que digan: (1) LÍDERES RELIGIOSOS; (2)
PILATO; (3) LA GENTE. Utilízalas mientras analizas la pregunta:
“¿Quién fue el responsable?”.

EL SALVADOR: CRUCIFICADO (157)


¿Por qué murió el Hijo de Dios?
Mateo 27:26–50
Propósito: Llevar a los niños a considerar y apreciar el asombroso
e inmenso amor del Salvador al dar su vida por su pueblo.

Introducción para los maestros


Los maestros deberían adaptar la lección según la edad de la clase.
Donde se dan las razones de la muerte de Cristo, los maestros de
niños más pequeños quizá desearán utilizar únicamente el primer
texto proporcionado en cada sección. Los que tengan alumnos más
mayores deberían utilizar más. La selección más amplia de textos
servirá para retar y convencer a las clases de los niños más mayores.
Este tema constituye el corazón del Evangelio, por lo que instamos
a los maestros a que preparen la lección con especial cuidado y
oración (en otros lugares de este programa de estudios, el desgarro
del velo del Templo, el ladrón moribundo y la copa de sufrimiento
del Salvador han sido ya el tema principal y, por consiguiente, ahora
solo se tocan de una manera breve).
125
Bosquejo de la lección
Muestra a la clase la silueta de la cruz que se propone como
complemento visual. Comenta a los niños cómo, muy poco tiempo
después de que Pilato entregara al Señor a los judíos, llevaron a
Jesús fuera de la ciudad y lo crucificaron. Mientras colgaba de la
cruz, los líderes religiosos lo vituperaban diciendo: “Si eres Hijo de
Dios, desciende de la cruz” (Mateo 27:40). En esta lección
deberemos preguntar: “¿Por qué no se salvó Jesús a sí mismo?”.
¿Por qué murió? ¿Tenían razón los sacerdotes y escribas al decir
que, si Él hubiera sido el Hijo de Dios, se habría salvado a sí
mismo? Estas preguntas pueden tener respuestas opuestas. La
primera (la equivocada) es que la muerte de Jesús era la prueba de
que no era más que un hombre débil que había calculado mal su
intento de atraer la atención pública. La segunda respuesta (la
correcta) es que su muerte puso de manifiesto el poder, la sabiduría
y la misericordia de Dios.
Indica a la clase que, a medida que vayamos conociendo mejor
los acontecimientos que ocurrieron en el Calvario hace casi 2000
años, irá siendo más obvio que la primera respuesta es absurda, y la
segunda, verdadera.
El camino hacia el Calvario. Recuerda a los niños cómo se
había lavado las manos Pilato en el juicio del Señor, y cómo le había
entregado a los judíos. Recordarán el brutal y humillante trato que
le habían dado los soldados, justo antes de que guardias y prisionero
partieran hacia el lugar de la crucifixión. Los maestros pueden
mencionar dos detalles que tal vez parezcan insignificantes, pero
que tienen su importancia:
(1) Jesús fue sacado fuera de la ciudad para ser crucificado. El
hecho de que se echara algo o a alguien de la ciudad indicaba que
alguien o algo era detestable y aborrecible. Este era el lugar al que
se desterraba a los criminales, adonde se enviaba a los leprosos, y
en el que se abocaba la basura. El hecho de que el Señor sufriera
fuera de la ciudad le identificaba como un marginado, una persona
rechazada (cf. Hebreos 13:12). ¿Podría ser el Rey de gloria, el
Santo? ¡Sí! Porque Dios ordenó a Moisés (en Levítico 4:11–12, 21;
126
16:27) que la ofrenda por el pecado de todo el pueblo se sacara fuera
del campamento y se quemara allí. Todos los sacrificios, como
actos proféticos, señalaban al gran sacrificio que Cristo haría. Y
cuando murió, aunque las autoridades no conocían el significado de
lo que estaban haciendo, lo ofrecieron fuera de la ciudad y, de este
modo, cumplieron la “profecía”.
(2) El Señor fue ejecutado sobre una cruz, hecha de un árbol. Para
los judíos esto era particularmente detestable, porque se les había
enseñado que “maldito por Dios es el colgado [de un árbol]”
(Deuteronomio 21:23; cf. Gálatas 3:13). Este tipo de muerte
desagradaba a Dios de manera especial. ¿Permitiría Dios que su
propio Hijo tuviera una muerte así? “¡No!”, pensaban los hostiles
líderes judíos. “¡Sí! —dicen los creyentes—, porque fue maldito
por nosotros”.
Con estos dos puntos en mente, describe (o lee directamente de
Mateo 27:32–50) los sucesos de aquel día:
(a) El trayecto hasta el Gólgota. Los soldados ordenaron a Simón
de Cirene que llevara la cruz de Cristo. Quizá a esas alturas su
estado de agotamiento físico era ya evidente para todos.
(b) El espectáculo de las tres cruces. La del centro llevaba el
siguiente título: “ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS”
(Mateo 27:37). De las otras dos colgaban ladrones comunes.
(c) El rencor y la crueldad de los líderes religiosos. Ridiculizaron
el triste estado de Cristo. Ayuda a los niños a identificarse con esa
angustia e injusticia. Se convirtió en un moribundo para libertar a
millones de personas del castigo eterno y, en esa situación, le
despreciaron por su “debilidad”.
(d) La oscuridad que se hizo en la Tierra durante tres horas. La
inmensa angustia del Salvador al llevar nuestro castigo eterno era
demasiado preciosa y profunda como para estar expuesta a la vista
de todos. Cuando Dios Padre acumuló sobre Él el castigo del
pecado humano, apagó el Sol.
(e) El terrible grito desgarrador del Señor Jesús: “Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Parte de su
127
sufrimiento consistió en experimentar lo que era estar separado de
su Padre y sentirse abandonado, desamparado, condenado y en
soledad mientras quitaba nuestro pecado. Se sintió como deberemos
sentirnos nosotros si Dios alguna vez nos arroja al terror eterno.
Sufrió lo que nosotros merecemos sufrir, para comprar nuestra
libertad.
(f) El grito final del Señor Jesús. Juan nos narra sus últimas
palabras: “Consumado es” (Juan 19:30). Estaba satisfecho de haber
acabado todo lo necesario, de modo que entregó el espíritu.
Explica que Jesús era realmente el Hijo de Dios, y que murió por
las siguientes razones (nos limitamos a mencionar cuatro de ellas
para causar el máximo impacto por medio de una lección corta):
(1) Porque nos amó. El hecho sorprendente es que, aunque no
lo merecemos (porque nosotros también nos habríamos unido a la
multitud que gritó: “¡Fuera, fuera, crucifícale!” [Juan 19:15]), el
Hijo de Dios amó a su pueblo y se entregó por él (cf. Gálatas 2:20).
Él mismo explicó que sería “levantado” (así como Moisés levantó
la serpiente en el desierto para los enfermos) para que todo aquel
que creyese en él no pereciera (es decir, que no muriese
eternamente), sino que tuviera vida eterna (cf. Juan 3:16). En otra
porción de la Escritura, se describe a sí mismo como el Buen Pastor
que pone su vida por sus ovejas (cf. Juan 10).
Pide a los niños que intenten asimilar esto. Puede ser que hayan
oído de alguien que haya donado un riñón para salvar la vida de un
familiar —un “regalo” maravilloso—, o hasta de alguien que haya
arriesgado su vida para salvar a un amigo. Pero el sacrificio del
Señor superó con creces cualquier otro acto humano de bondad y
sacrificio. El Hijo de Dios —que no tenía pecado— estuvo
dispuesto a venir a nuestro mundo enfermo de pecado y a someterse
al horrible castigo de este, por amor a su pueblo. Esto sobrepasa
nuestra comprensión.
(2) Porque estaba pagando el precio de nuestro pecado. La
Biblia nos dice que nos estaba comprando con su propia sangre (cf.
Hechos 20:28). Estaba pagando la deuda que teníamos con nuestro
128
Hacedor (cf. Mateo 18:32). Nos estaba redimiendo de la maldición
que pendía sobre nosotros por haber quebrantado la Ley de Dios (cf.
Gálatas 3:13). Al entregarse como el Cordero de Dios, estaba
haciendo el sacrificio perfecto por todos nuestros pensamientos y
actos pecaminosos y malos (cf. Juan 1:29). Estaba dando su vida en
rescate por muchos, al llevar nuestros pecados en su propio cuerpo
sobre el madero (cf. Mateo 20:28; 1 Pedro 2:24).
Pide a la clase que imagine el precio que habría que pagar por el
secreto de una fórmula mágica que curara el cáncer; o por una nueva
arma letal que proporcionara a sus poseedores todo lo que quisieran,
pero sin los peligrosos efectos de la radioactividad; o por un invento
sorprendente que capacitase a las personas para ver en “realidad
total” las maravillas del mundo sin levantarse de su sillón. ¡El
precio sería astronómico! No es de extrañar, pues, que el precio
(rescate) que el Señor Jesús pagó para liberarnos del castigo del
pecado y darnos la vida eterna fuera tan sumamente grande para Él.
(3) Porque estaba abriendo las puertas del Cielo para
nosotros. La Biblia lo expresa de muchas maneras. Nos dice que el
Señor Jesús murió para “llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). Vino a
buscar y a salvar a los perdidos (cf. Lucas 19:10), y a acercar a los
que estaban lejos (los niños recordarán al hijo pródigo que volvió a
casa desde muy lejos). Vino a reconciliarnos con Dios (cf. 2
Corintios 5:19), a actuar como nuestro mediador (negociador),
como nuestro sacerdote, nuestro “intermediario” (cf. Hebreos 9:15).
Recuerda a los niños la estrofa de este himno, que lo expresa en una
forma muy simple y conmovedora.
Bastante justo nadie fue
para el pecador expiar.
Solo Él el Cielo nos abrió
para poder entrar.
Di a la clase que, desde que el primer hombre y la primera mujer
pecaron, nosotros, que somos igual de pecadores que ellos, nos
hemos quedado fuera del huerto de Edén, del Paraíso, del Cielo.
Dios dejó claro que los pecadores no podrían entrar en su santa
presencia. El Infierno es un lugar alejado de Dios de donde se han
129
retirado todas esas bendiciones suyas de las que disfrutamos sobre
la Tierra, el lugar de “las tinieblas de afuera” (Mateo 8:12). ¡Qué
maravilla, pues, que el Señor Jesús viniera a nuestro mundo
condenado para hallar a los pecadores perdidos y llevarlos de nuevo
al redil (cf. Lucas 15).
(4) Porque tenía que hacernos aptos para el Cielo. Utiliza un
ejemplo de este tipo: supongamos que un niño o una niña solicitan
entrar en la mejor escuela o el mejor instituto de la zona, en el que
solo queda una plaza libre. No bastaría con decir: “No he tenido
nunca problemas en mi primera escuela; nunca he fallado en un
examen; nunca me han expulsado”. En vez de eso, sería necesario
poder decir: “Fui delegado en la escuela primaria; obtuve diez
sobresalientes; fui capitán del equipo deportivo”.
Muestra así a la clase que, para entrar al Cielo, no solo será
necesario mostrar que hemos sido lavados de todo pecado (porque
el Señor los llevó en nuestro lugar). También será necesario tener
un mérito positivo que nos recomiende ante Dios. ¿Pero qué
tenemos? ¡Nada! Una vez más, tenemos que depender del Salvador,
que no solo quitó nuestros pecados cuando murió, sino que presentó
su justicia y bondad como ofrenda en nuestro nombre. En otras
palabras, Él ganó para nosotros “el dinero que costaba la entrada”.
Se entregó para que unos pobres pecadores proscritos pudieran
entrar en el Cielo. Además de esto, por su poder, nos hace mejores.
Él proporciona un nuevo corazón a todos los que le conocen como
su Salvador (cf. Ezequiel 11:19). Gana el Cielo para nosotros, y
luego comienza la obra continua de perfeccionamiento para que
encajemos en ese glorioso lugar.
¡No hubo sorpresa! Cierra la lección con una nota triunfante. Di
a la clase que todo fue:
—exactamente lo que estaba previsto: que el Señor Jesús sufriera
tremendamente para llevar el castigo de nuestro pecado;
—exactamente lo que estaba previsto: que se oscureciera el Sol,
y que tuvieran lugar otros fenómenos extraños;

130
—exactamente lo que estaba previsto: que gritase a gran voz:
“Consumado es” (Juan 19:30), porque habría logrado lo que nadie
más podría haber conseguido nunca.
No es de extrañar que aquel centurión que vio todas estas cosas
de cerca dijera: “Verdaderamente este era Hijo de Dios” (Mateo
27:54).

Complemento visual
Para ilustrar los puntos 1–4, que exponen cuatro razones que
explican la muerte del Salvador en palabras de los creyentes
(basadas en el himno: “Hay una verde colina remota”), trae a clase
lo siguiente:
La silueta de una cruz. Escribe sobre ella las palabras: “EL
MURIÓ PARA SALVARNOS”.
La réplica de un billete de banco o de un cheque. Escribe sobre
ella las palabras: “ÉL MURIÓ PARA PAGAR, EN NUESTRO
NOMBRE, EL PRECIO DE NUESTRO PECADO”.
La silueta de un portal con dos puertas que se abren. Detrás de
ellas escribe las palabras: “ÉL MURIÓ PARA ABRIR LAS
PUERTAS DEL CIELO Y DEJARNOS ENTRAR”. Abre las
puertas para que se vean esas palabras mientras cuentas cómo murió
Cristo.
La silueta de un vestido o una túnica. Escribe sobre ella las
palabras: “ÉL MURIÓ PARA HACERNOS BUENOS”.

EL SALVADOR: RESUCITADO (158)


La Resurrección
Mateo 27:57–28:20
Propósito: Decir a los niños que, aunque el Salvador fue
menospreciado y rechazado, resucitó triunfante del sepulcro y
demostró, más allá de toda duda razonable, que Él era el Hijo de
Dios, de manera que:
(a) los niños que tengan dudas puedan llegar a creer en Él, y
131
(b) los jóvenes creyentes puedan estar seguros de que tienen un
Salvador vivo y poderoso.

Bosquejo de la lección
Describe a los niños el aspecto que debían de tener las cosas
después de que Jesús muriese en la Cruz. Parecía:
(1) Que los líderes religiosos habían tenido éxito y que su
enemigo estaba muerto.
(2) Que Satanás, la muerte y el mal habían conseguido la victoria.
Jesucristo, a quien sus discípulos veían como el Hijo de Dios, había
muerto en aparente debilidad. Sus enseñanzas, sus promesas y su
ejemplo no gozaban ahora de ninguna credibilidad.
(3) Que el “cristianismo” y la nueva Iglesia de la que Cristo había
hablado estaban acabados. Su pequeño grupo de discípulos se había
visto zarandeado, y todos estaban tristes y desilusionados. Se
habían dispersado en el momento del arresto de Jesús.
Relata los sucesos de la tarde:
(a) Menciona el valor que demostró José de Arimatea, que había
sido discípulo de Cristo en secreto (cf. Juan 19:38), al pedir el
cuerpo de Jesús a Pilato. José, que era un hombre rico, había
edificado recientemente un bonito sepulcro, que hasta entonces no
se había utilizado. Indica a la clase que el Señor Jesús no tuvo una
casa terrenal propia, y con seguridad podemos decir que tampoco
tenía una sepultura reservada para Él. Describe cómo José envolvió
el cuerpo con vendas de lino, con mucho ungüento de mirra y áloes
(cf. Juan 19:39), según la costumbre, y lo depositó cuidadosamente
en su tumba.
(b) Menciona la devoción y lealtad de las mujeres, que, aunque
estaban perplejas y afligidas, no querían dejar al Señor. Siguieron
su cuerpo hasta el sepulcro y se sentaron frente a él hasta que
tuvieron que marcharse porque comenzaba el día de reposo. Su
intención era volver lo antes posible, al alba del día siguiente al día
de reposo, para embalsamar el cuerpo.

132
(c) Menciona el odio categórico de los líderes religiosos, que
recordaban que Cristo había dicho que resucitaría. Aunque los
discípulos no habían asimilado plenamente estas palabras, y las
habían olvidado, los líderes judíos se habían acordado, y se
encargaron de que se dispusiese una guardia de soldados romanos
delante del sepulcro. Pensaban que era posible que los discípulos
robasen el cuerpo y dijesen que Cristo había resucitado de los
muertos. Ahora se sentían aliviados al saber que su enemigo estaba
muerto, y su cuerpo, a buen recaudo en el sepulcro de un hombre
rico, sellado por una pesada puerta de piedra que se había hecho
rodar delante de él para tapar la entrada.
Pero Dios… Indica a la clase que esta era la prueba final. Si Jesús
no era más que un hombre, este, en efecto, habría sido su final. Su
cuerpo habría permanecido en el sepulcro, muerto,
descomponiéndose. Pero, si era el Hijo de Dios, deberíamos esperar
que sucediesen cosas sorprendentes, ¿porque cómo podía perecer y
morir el Dios eterno? Ahora que había cumplido su gran misión, su
tiempo de humillación había acabado, y había llegado el momento
de ser exaltado hasta lo sumo y de recibir un nombre sobre todo
nombre (cf. Filipenses 2:9). Y esto es justo lo que ocurrió. Resume
los acontecimientos que tuvieron lugar al amanecer, tras el día de
reposo, y más tarde.
(a) Cristo resucitó. La muerte, incapaz ya de retener al Hijo de
Dios, perfecto y sin pecado, tuvo que devolverle a la vida. El Señor
Jesucristo, por su propio poder, y por el poder de su Padre y del
Espíritu Santo, resucitó de los muertos para dar vida a todos los que
creen en Él (cf. Hechos 2:24).
(b) La piedra fue quitada. Dios envió a un ángel, acompañado
por un terremoto, para hacer rodar la gran piedra que tapaba la
entrada del sepulcro. Cuando llegaron las mujeres, cavilando en
cómo iban a moverla, encontraron que ya estaba quitada. Los
soldados, impresionados por estos sorprendentes acontecimientos,
se quedaron paralizados, como muertos (cf. Mateo 28:4).
(c) Un ángel anunció: “No está aquí, pues ha resucitado” (Mateo
28:6); “¿Porqué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lucas
133
24:5). ¿Buscaría alguien el último modelo de ordenador en una
tienda de antigüedades? ¿Sería normal buscar a un atleta olímpico
en un hogar de la tercera edad? ¿Por qué buscaban esas mujeres a
Cristo, el eterno y todopoderoso Hijo de Dios (que había anunciado
su resurrección de los muertos), en un sepulcro?
(d) Cristo se apareció a María (cf. Marcos 16:9; Juan 20:11–18);
a las mujeres (cf. Mateo 28:9–10); a Pedro (cf. Lucas 24:34); a los
dos discípulos del camino de Emaús (cf. Marcos 16:12; Lucas
24:13–31); a los diez discípulos y a otros, que contemplaron sus
manos y sus pies (no los de un fantasma), y le vieron comer pescado
y un panal de miel (cf. Lucas 24:33–43; Juan 20:19–23); a los once,
entre los que ahora estaba también Tomás, el incrédulo (cf. Juan
20:24–29); a siete discípulos que pescaban en el mar de Tiberias (cf.
Juan 21:1–14); a los once en una montaña de Galilea (cf. Mateo
28:16–20); a 500 discípulos de una vez, a Santiago (cf. 1 Corintios
15:6–7) y a los discípulos en la Ascensión (cf. Marcos 16:19; Lucas
24:51; Hechos 1:9). Comenta el hecho de que fueron testigos
oculares quienes recogieron estas apariciones en los días en que los
implicados seguían vivos aún para comprobar la precisión de sus
relatos (cf. 1 Corintios 15:6) (Tras la Ascensión, el Señor se
apareció a Esteban, a Saulo, y a Juan en Patmos; en total, catorce
apariciones).
Pronto se empezó a hablar acerca de su resurrección por toda esa
parte del mundo, y por todo el imperio romano.
Lo que nos enseña la Resurrección. Con ayuda de un sencillo
complemento visual, presenta las siguientes ideas: la Resurrección
enseña que…
(1) Jesucristo es el Hijo de Dios, a quien se ha dado todo el
poder en el Cielo y en la Tierra (cf. Mateo 28:18). ¿Quién más ha
regresado victorioso de entre los muertos? El mundo ha producido
incontables ricos, muchos gobernantes poderosos, profundos
pensadores, grandes soldados, etc., pero todos tuvieron que morir
como simples mortales. Solo el Señor Jesús resucitó de la muerte
para bendecir a su pueblo. La Resurrección muestra que Cristo es
el origen y la fuente de la vida: el Dios poderoso.
134
(2) Jesucristo es el Salvador que se había prometido desde el
principio de los tiempos a este mundo perdido y caído. Dios ha
cumplido sus promesas hasta el más mínimo detalle. En la primera
promesa que encontramos en la Escritura con respecto a un
Salvador (cf. Génesis 3:15), Dios dijo que un descendiente de Adán
sufriría por causa del Diablo, y quebraría el poder del maligno. En
otras palabras, el Salvador sufriría, pero saldría victorioso. Isaías
nos dice cómo matarían al Salvador, cómo sería cortado, azotado y
enterrado cuando se ofreciera a sí mismo por los pecadores. Pero
luego el Profeta también afirmó que el Salvador vería el fruto de su
obra, y al pueblo al que salvaría, y recibiría los despojos de la
batalla; en otras palabras: volvería a la vida (cf. Isaías 53:10–12).
La Resurrección muestra que Cristo cumple todas las profecías
acerca de un Salvador.
(3) Jesucristo tuvo un éxito rotundo en cuanto a la expiación
de los pecados de sus hijos. El hecho de que nuestro Redentor
volviese a la vida nos da la certeza de que su obra en el Calvario fue
un éxito total. La deuda del pecado ha sido pagada.
(4) La resurrección de Jesucristo muestra lo que les ocurrirá
un día a todos los que le pertenezcan. Resucitarán también con
nuevos cuerpos. Cuando Cristo regrese para poner fin a este mundo
presente, traerá con Él a todos los creyentes que ya hayan muerto y
hayan ido al Cielo. Claro está que serán solo almas, porque habrán
dejado su cuerpo al morir. Pero, cuando el Señor regrese, sus
cuerpos resucitarán con una forma nueva y gloriosa, como la del
cuerpo resucitado de Cristo. El cuerpo de Jesús nos ayuda a
comprender ese glorioso acontecimiento futuro.
En 1 Tesalonicenses 4:16–17 leemos: “Porque el Señor mismo
con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Con las palabras del himno, podemos decir:

135
Nuestro Rey vuelve a vivir:
¿Dónde, oh muerte, tu aguijón?
Él murió para salvar.
El sepulcro no venció.
¿Qué daño puede hacernos la muerte? Ya no es más que la puerta
de entrada a una vida de dicha eterna con nuestro Salvador.
Recuerda a la clase que los no creyentes temen a la muerte, mientras
que los cristianos desean “estar con Cristo, lo cual es muchísimo
mejor” (Filipenses 1:23).

Complemento visual
Dibuja la silueta de un sepulcro oriental con una gran piedra que
pueda rodar lateralmente. A medida que avances con la lección, ve
sacando de detrás de la piedra unas tarjetas en las que vayan
impresas las cuatro lecciones que nos enseña la Resurrección, por
ejemplo: (1) Jesucristo es el Hijo de Dios.

EL SALVADOR: ES VERDADERAMENTE EL HIJO DE


DIOS (159)
Repaso
Propósito: Tocar los corazones de los niños haciendo un repaso de
toda la información que han oído acerca del Señor Jesús, que indica
que Él es el Hijo de Dios que dio su vida para salvar a los pecadores.
Invitarles a dar el paso de fe que los conducirá a Él como su Señor
y Salvador.

Introducción para los maestros


Cada una de las lecciones de esta serie incluye referencias a Cristo
como el “Hijo de Dios”. La mayoría emplea estas palabras exactas.
A la hora de comprobar lo que recuerdan los niños y lo que han
entendido, será de gran ayuda destacar estas frases y luego
completarlas con los sucesos que las rodearon.

Bosquejo de la lección

136
(1) “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
¿Quién dijo estas palabras al Señor Jesús? ¿Dónde las pronunció?
¿Quién decía la gente que era Jesús? ¿Qué predijo el Salvador que
le ocurriría cuando llegara a Jerusalén?
(2) “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”
(Mateo 17:5). Añade las tres últimas palabras pronunciadas por la
voz que salía de la nube. ¿Quién las oyó y dónde? ¿Quién más
apareció con el Señor Jesús y habló con Él en esta ocasión? ¿Cuál
era la apariencia de Cristo?
(3) “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor!” (Mateo 21:9). ¿Quién pronunció estas palabras
y cuándo? ¿Qué otras cosas inusuales se hicieron ese día? Más
tarde, la gente de Jerusalén rechazó al Salvador. Cuando el Señor
lloró por la ciudad, ¿cómo se describió a sí mismo y su deseo de
protegerles?
(4) “Aquí viene el esposo” (Mateo 25:6). En esta historia que el
Señor cuenta, ¿quién no estaba preparado para recibir al esposo?
¿Cuántas vírgenes estaban dispuestas? ¿Qué lección enseñó el
Señor con esta parábola?
(5) “Este es el heredero [hijo]; venid, matémosle, y
apoderémonos de su heredad” (Mateo 21:38). ¿Quién dijo esas
palabras en la parábola de los Labradores malvados? ¿A quién más
habían matado antes? ¿Qué hizo finalmente el dueño de la viña? ¿A
quién representa el dueño de la viña? ¿A quién se mató en la vida
real? ¿Para el regreso de quién deberíamos estar preparados?
(6) “[Dinos] si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 26:63).
¿Quién dijo esas palabras a Jesús y cuándo? ¿A qué hora fue
arrestado Jesús? ¿Quién le había traicionado ante los principales
sacerdotes y los ancianos? ¿En qué se diferenció el juicio del Señor
Jesús del día en que Dios nos juzgará a cada uno de nosotros?
(7) “¿Eres tú el rey de los judíos?” (Mateo 27:11). ¿Quién
preguntó esto al Señor? ¿A qué célebre prisionero prefirió la
multitud que se soltase en vez de a Jesús? ¿Qué exigieron que se

137
hiciera con Jesús? ¿En qué modo los soldados trataron
burlonamente a Jesús como Rey?
(8) “Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz” (Mateo 27:40).
¿Quién insultó al Señor Jesús y se burló de Él con estas palabras
cuando pendía de la cruz? ¿Por qué no se bajó de la cruz? ¿Por qué
exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
(Mateo 27:46). ¿Qué consiguió el Salvador por medio de su muerte
para todos los que creen en Él? ¿Qué dijeron acerca de Jesús el
centurión y los que estaban con él inmediatamente después de la
muerte de Cristo?
(9) “No está aquí, pues ha resucitado” (Mateo 28:6). ¿Quién
dijo estas palabras? ¿Qué día de la semana las pronunció? Cuando
las mujeres que oyeron estas palabras fueron a decírselo a los
discípulos de Jesús, ¿con quién se encontraron? ¿Quién más vio al
Salvador resucitado?
Conclusión. Cierra la lección y la serie contando a la clase que,
después de aparecerse a los discípulos con muchas pruebas
irrefutables durante cuarenta días, y tras enseñarles todo lo que
necesitaban saber para la obra del Evangelio que tenían por delante,
el Señor ascendió a los cielos (cf. Hechos 1:2–3). Expresa tu pesar
con el mismo espíritu del escritor de este himno en cuanto a tener
que terminar esta maravillosa “biografía” del Salvador:
No podría cantar
canción más celestial;
ningún amor, oh Rey,
al tuyo igualará.
Mi Amigo es,
le alabaré
yo sin cesar
por siempre a Él.
Invita a tus alumnos a no estar nunca satisfechos hasta que
puedan decir, con Tomás, el que una vez dudó: “Señor mío, y Dios
mío” (Juan 20:28). Entonces formarán parte del gran grupo de
personas de todo el mundo y de todos los siglos de la Historia que
138
le darán la bienvenida a su regreso a la Tierra, y que por haber sido
salvados por Él, pasarán la eternidad alabando a su Salvador y Dios.

Complemento visual
Utiliza la estrella del complemento visual CV 10 de Enseñanzas
para toda la vida 3, p. 226. En las seis puntas de la estrella, escribe
seis de los títulos de la lección (sugerimos que se escriban los títulos
de los apartados 1, 2, 3, 6, 7 y 9). En el círculo central escribe:
¿QUIÉN DIJO? Utiliza la estrella doblada para que los niños se
mantengan intrigados y atentos a lo largo de la clase; ve
desplegando cada punta a medida que les vayas preguntando con
respecto a la lección correspondiente.

139
Decimonovena serie
Estudio de personajes: Daniel y Nehemías
160.— Lealtad
Daniel es un joven en tierra extranjera, pero se mantiene firme en
el Señor. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Su lealtad, que al principio
le amenaza con llevarle al desastre, termina dando lugar a una mejor
posición para él y a un bien duradero. Los jóvenes que sean
verdaderos conversos harán un descubrimiento similar por sí
mismos.
161.— Orgullo
El rey Nabucodonosor recibe extraordinarias advertencias de parte
de Dios, pero permite que el orgullo se apodere de él. Un sinfín de
personas tienen que aprender por las malas al final del viaje de la
vida. ¿Nos ocurrirá lo mismo?
162.— Desprecio hacia Dios
Belsasar peca, sin el menor reparo, contra el Dios todopoderoso, de
la manera más extrema y provocadora. De repente, Dios interrumpe
su fiesta para anunciar una sentencia terrible. En pocas horas se
acabará el gran imperio babilónico y la vida de Belsasar mismo. La
Biblia advierte contra el desprecio hacia el Señor.
163.— ¿Fidelidad, o celos rencorosos?
Esta lección proporciona un fuerte contraste entre la ambición, la
envidia y la malicia que motiva a un grupo de hombres, y la
fidelidad de Daniel. Como resultado de las intrigas de estos, Daniel
es arrojado al foso de los leones, pero el Señor lo rescata. ¿Qué
conjunto de valores controlarán y determinarán el curso de nuestra
vida?
164.— Preocupación desinteresada
Al vivir lejos de Jerusalén, rodeado de pompa y poder, Nehemías
podría haber olvidado su patria. Sin embargo, su única

140
preocupación era el Señor y su obra. Todos los que conocen al
Señor como su Salvador se sienten así.
165.— Decisión y valor
Bajo constantes amenazas y ataques, Nehemías consigue
reconstruir los muros de la ciudad en cincuenta y dos días, gracias
a su inquebrantable lealtad al Señor. Satanás emplea todo tipo de
estratagemas para amenazarle y asustarle, y utiliza métodos
maliciosos similares contra las almas en la actualidad. Aprender
acerca de Nehemías puede sernos de gran ayuda.
166.— Bondad
La devoción desinteresada de Nehemías y su sacrificio personal
permiten que se edifiquen los muros de Jerusalén, y que la ciudad
se refuerce en todos los sentidos. Su bondad nos recuerda al amor
del Señor Jesús, que vino del Cielo para rescatar a los pecadores
perdidos, pagando un gran precio.
167.— Inconstancia
El libro de Nehemías acaba con una nota triste. Mientras Nehemías
está ausente, el pueblo de Jerusalén vuelve a sus caminos
pecaminosos. Satanás se encuentra siempre al acecho en busca de
una oportunidad para hacernos caer de nuevo en sus caminos.
¿Estamos preparados para hacerle frente?
168.— Repaso
“Más que todos mis enseñadores he entendido, porque tus
testimonios son mi meditación” (Salmo 119:99). Los niños que
hayan seguido esta serie con atención tendrán un entendimiento
más profundo del carácter que el de muchos adultos.

Introducción a la serie para los maestros


Esta serie será de gran ayuda, porque plantea un reto a los niños en
cuanto al estudio de personajes. Es obvio que, desde una edad
temprana, los niños imitan el comportamiento de las personas que
observan en el mundo adulto. Hasta los preescolares deciden que de
mayores les gustaría ser bomberos, azafatas, etc. A pesar de esto, el
141
mundo educativo secular ha abandonado en gran parte la formación
del carácter por medio de ejemplos positivos presentados a través
de libros o películas. Se desdeñan las fábulas moralistas. Al
contrario, la mayoría de los entretenimientos disponibles para los
jóvenes de hoy los pervierten y los depravan.
Para los maestros de escuela dominical resulta muy significativo
que el Señor haya dispuesto gran parte de su Palabra en forma
narrativa. Presenta una gran variedad de tipos de carácter para
instruir a los jóvenes. ¡Cuánta gloria le damos por habernos
concedido modelos como Daniel y Nehemías! Es muy importante
que podamos presentarlos como hombres que destacaron por su
carácter y que brillaron en medio de su generación como pilares de
fortaleza y que, con la ayuda de Dios, consiguieron grandes
beneficios para las personas a las que sirvieron.

LEALTAD (160)
Daniel rechaza la comida del Rey
Daniel 1
Propósito: Mostrar que los verdaderos cristianos pueden
mantenerse firmes por el Señor frente a una gran adversidad y
peligro, porque realmente le conocen y han sentido personalmente
su amor y su misericordia. Exhortar a los niños a que busquen una
experiencia así en la conversión.

Bosquejo de la lección
(1) Babilonia: una gran ciudad. Ayuda a la clase a imaginarse la
llegada del joven Daniel a la espléndida ciudad de Babilonia, la
ciudad más grande del mundo de aquel tiempo. Entraría por la gran
puerta de Istar, con su impresionante decoración, y admiraría los
sólidos muros dobles que fortificaban la ciudad (cf. CV 9, p. 148).
Una vez dentro, Daniel vería la amplia red de carreteras, trazadas
como en una ciudad estadounidense moderna, largas, rectas y
paralelas, diseñadas para demostrar la grandeza y la gloria de los

CV Complemento visual
142
babilonios y de su rey Nabucodonosor. En alto, por encima de los
palacios, contemplaría una de las vistas más grandiosas: los jardines
colgantes de Babilonia.
(2) Babilonia: ¿por qué estaba allí Daniel? Explica que Daniel
había venido de la tierra de Judá, donde, desde muy niño, se le había
enseñado a conocer las Escrituras y a creer en el Dios del que estas
hablaban. Probablemente había tenido una madre muy piadosa que,
desde sus primeros días, le había enseñado a orar y a confiar en el
Señor, su Salvador.
Describe los trágicos días que Daniel había vivido recientemente.
Se había asomado con horror a los muros de Jerusalén para ver
cómo el poderoso rey de Babilonia y su ejército rodeaban la ciudad
y la aislaban, hasta que, a punto de morir de inanición, se habían
visto obligados a ceder a sus exigencias. El padre de Daniel, un
príncipe, había muerto tal vez intentando defender la ciudad. Sus
esfuerzos habrían sido inútiles, ya que, como habían predicho los
profetas, Dios se disponía a castigar al rey y al pueblo de Judá por
sus caminos perversos. Los últimos reyes se habían apartado del
Señor, habían quebrantado sus mandamientos, habían adorado a
otros dioses y habían permitido que las prácticas más viles y
perversas se llevaran a cabo aun dentro del Templo mismo. Ahora
iban a sufrir las consecuencias. En vez de recibir la protección
divina, como en los años anteriores, el rey de Judá fue humillado y
tuvo que entregar todas las cosas de valor. A partir de ese momento
debía cumplir las órdenes que recibiera de Babilonia. Los
babilonios habían puesto en fila a Daniel junto con otros jóvenes
judíos de su edad y lo habían elegido para hacer el viaje de 1600
km hasta Babilonia.
(3) Babilonia: una gran oportunidad. Describe cómo, de entre
los muchos miles de jóvenes judíos que habían sido enviados a la
capital del mundo de aquellos días, los funcionarios de
Nabucodonosor habían elegido a Daniel y a unos cuantos más para
que recibiesen una formación especial en la corte del Rey. Parte de
la política imperial consistía en escoger cuidadosamente a jóvenes
ciudadanos de cualidades excepcionales y enseñarles a administrar
143
las colonias, y también para enriquecer el entendimiento cultural
del Gobierno del rey.
Daniel era uno de los pocos jóvenes judíos que habían causado
tal impresión por su buena salud, su físico, su inteligencia y su
conocimiento, y había sido elegido para unirse a ese equipo de elite.
Debían estudiar la literatura y el idioma de los caldeos. Su ración
de comida y vino diaria debía proceder directamente de las
despensas y las bodegas del Rey.
Después de tres años de educación académica y física de carácter
intensivo, estos jóvenes estaban destinados a dedicarse al servicio
personal del Rey. Otros muchos adolescentes cautivos serían
utilizados como esclavos o como mano de obra prescindible en los
ejércitos babilonios. Sin embargo, Daniel y un pequeño grupo
selecto tenían unas habilidades tan sobresalientes que iban a recibir
la formación de un príncipe.
(4) Babilonia: el programa de reeducación del Rey. Los niños
comprenderán sin esfuerzo que esa espléndida capital intimidaría
fácilmente a Daniel por su poder y su desarrollo moderno. Podría
haberle robado sin problemas su lealtad y su devoción hacia el Dios
que adoraba. Después de todo, su propio país había sido humillado
y afligido. El estudio en la academia más avanzada del mundo, y la
experiencia de la vida y la cocina caldeas sin duda le habrían hecho
olvidar su familia y sus lazos anteriores, incluida su religión, y
adoptar la nueva cultura como si fuese la suya.
Muchos sueños de glorias futuras bailarían fácilmente ante los
ojos de Daniel. Se había convertido en un aprendiz de máximo nivel
en la corte del Rey, y eso le garantizaría uno de los más altos cargos
del imperio. Es posible que se imaginara volviendo a casa como
gobernador de toda la región.
Este sueño era una posibilidad real. Solo había una condición,
que parecía fácil de cumplir: los estudiantes tenían que hacer lo que
se les dijera.
La crisis personal de Daniel. En aquellos días, Dios había dicho
que quienes le sirvieran y le amaran debían demostrarlo en la forma
144
siguiente: no debían comer ciertos alimentos, como, por ejemplo,
cerdo, ni aquellos que se ofrecieran a los ídolos. Ayuda a los niños
a comprender el valor y la determinación que necesitarían Daniel y
sus amigos para rechazar los alimentos ofensivos. Lo más seguro es
que se tuvieran que enfrentar a:
(a) El peligro. Daniel amaba a Dios, pero, si guardaba este
mandamiento, corría el riesgo de enojar a sus nuevos señores, y esto
le haría caer en desgracia y podría traerle la muerte por haber
insultado al Rey despreciando sus provisiones. ¿Osaría ceñirse a sus
principios cuando había tanto en juego?
(b) La burla de los demás estudiantes. Imagina la mofa y las risas
que podían esperar de sus colegas cuando anunciaran su decisión
de no comer unos alimentos tan suculentos por razones religiosas
(recuerda a tus alumnos que podrían enfrentarse a un apuro similar
si, al salir con sus compañeros de escuela, se negasen a beber
alcohol o a ver vídeos inmorales). Los jóvenes de hoy son tentados
por las nuevas corrientes de conductas egoístas e inmorales que se
recomiendan en el cine y en la televisión. Pero los cristianos toman
posición por el Señor y prefieren obedecerle, al precio que sea.
(c) La expulsión de este curso privilegiado. Los jóvenes de todo
el mundo en aquel tiempo habrían envidiado el lugar que Daniel
ocupaba en un curso así, con todas las maravillosas posibilidades y
el prestigio que suponía. ¿Estaba preparado para arriesgar su
posición? (Comenta a la clase cómo, hasta hace poco, en los países
comunistas, a los jóvenes creyentes se les negaba una plaza en la
universidad si no renegaban de su fe).
La decisión de Daniel: tomar posición por el Señor. ¿Qué
debía hacer Daniel? ¿A quién debía obedecer? Lejos de casa y de
sus padres, habría sido fácil para él hacer lo mismo que los demás
estudiantes y obedecer a su nuevo señor, que tenía tanto que
ofrecerle. Pero ni el ascenso prometido ni las tentadoras novedades
pudieron persuadirle de que desobedeciera al Señor. Daniel no
intentó esconder su problema o tomar la salida de los cobardes.
Habló abiertamente al jefe de los funcionarios y dejó clara su
postura: no podía tomar ni de la comida ni del vino del Rey.
145
¿Por qué tomar una decisión así? Ayuda a la clase a averiguar
por qué un joven, a 1000 km de su hogar, se expondría a tal peligro
y dejaría de lado unas oportunidades tan tentadoras. Si Dios fuera
solo un producto de la imaginación, ¿habría mostrado Daniel una
valentía semejante? La respuesta es: ¡No! El Dios de Daniel era un
Dios real, al que conocía y amaba, un Dios al que oraba todos los
días y cuyas bendiciones y ayuda experimentaba con frecuencia.
Daniel conocía y leía las Escrituras, que explicaban tantas cosas
mucho mejor que la literatura de los caldeos. La explicación que
daba de nuestro mundo y la razón que ofrecía del comportamiento
humano se ajustaban fielmente a la realidad. Sus leyes y
mandamientos eran muy sabios y beneficiosos. Daniel había creído,
y había experimentado cómo Dios perdonaba sus pecados. Conocer
a Dios en esta forma tan real y cierta era lo único que le capacitaba
para mantenerse firme y decir: “¡Estoy del lado del Señor! No
comeré la comida del Rey”.
¿Podríamos tomar la misma decisión? Explica a los niños que
lo mismo les podrá suceder a ellos. No hay posibilidad de resistirse
a las tentaciones del Diablo a menos que tengamos una experiencia
personal con el Señor. Si no han conocido la experiencia de recibir
el perdón de sus pecados y una nueva naturaleza, se verán atraídos
hacia el pecado como si fuera un imán. Las burlas y amenazas de
sus amigos del mundo y sus intereses les vencerán. Pero si, como
Daniel, confían en el Señor y le obedecen, permanecerán tranquilos
sabiendo que Dios utilizará su gran poder para ayudarles a salir de
todas las dificultades.
Días difíciles. El relato bíblico nos indica que Daniel era un
joven tan íntegro y agradable que, bajo la bondadosa mano de Dios,
su supervisor reaccionó favorablemente ante su dilema y se mostró
ansioso por ayudarle. Este hombre solo tenía un problema: temía
perder su propio trabajo. Si alguno de estos escogidos no ganaba el
peso y la fuerza suficientes, o mostraba cualquier síntoma de no
tener buena salud, entonces no solo su posición, sino también su
propia vida estarían en peligro.

146
CV 9 – Complemento visual para la lección 160: “Lealtad”
La prueba de diez días. Describe cómo Daniel sugirió una
prueba de diez días, durante los cuales él y sus amigos creyentes
147
vivirían de legumbres y agua. Daniel creyó que el Señor honraría
su actitud y que no quedarían por detrás de los demás, ni siquiera
físicamente. Tras los diez días, las básculas pronunciaron el
veredicto. Daniel y sus amigos habían ganado más peso; también
lucían un aspecto más saludable que sus colegas. El funcionario
desechó sus temores y estuvo de acuerdo en darles esa dieta
permanentemente. No se vio defraudado.
Elegido para un alto cargo. Tres años más tarde, cuando acabó
el curso, los cuatro jóvenes de Jerusalén no solo obtuvieron premios
por su buena salud y fuerza, sino que lograron gran éxito en su
trabajo académico y sus exámenes. Como habían obedecido al
Señor, Él estuvo con ellos y les dio mucho más entendimiento y
conocimiento de los que tenían el resto de jóvenes de su misma
edad, aun en la interpretación de sueños, una ciencia enormemente
valorada en el mundo antiguo. Cuando llegó el gran día en que
debían presentarse ante el Rey, Nabucodonosor los eligió para su
servicio personal y los halló más útiles y capaces que cualquiera de
los integrantes de sus equipos de consejeros profesionales.
Una vida que podemos respetar. El Señor Jesucristo prometió
que cualquiera que haya dejado casa o relaciones por el Reino de
Dios “[recibirá] mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero
la vida eterna” (cf. Lucas 18:29–30). Durante muchos años, Daniel
tuvo una posición influyente en el corazón del imperio. Los reyes
iban y venían, pero, durante décadas, Daniel siguió siendo
consejero de los sucesivos gobernantes y ayudando a los judíos, su
propio pueblo.
Él y sus tres amigos sufrirían persecución de manos de sus
envidiosos rivales, y, en varias ocasiones, se verían en las fauces de
la muerte, pero nunca vacilaron en su postura a favor al Señor. El
Señor los fortaleció y los ayudó en todo momento, y al final justificó
a sus siervos.
Insta a los niños a que respeten a estos jóvenes y su lealtad hacia
el Señor. Invítales a seguir su ejemplo y a buscar con empeño al
Señor pronto en la vida hasta encontrarle, a fin de que Él pueda
guiarlos, bendecirlos y hacerlos útiles.
148
Complemento visual
Utiliza el complemento visual CV 9 (p. 148) para impresionar a los
niños con el esplendor de la gran ciudad de Babilonia en los días de
Daniel.

ORGULLO (161)
Nabucodonosor ordena que todo el mundo adore su estatua
Daniel 3:4; consúltese también el capítulo 2
Propósito: Mostrar a los niños que la orgullosa confianza en uno
mismo es siempre incorrecta. Ayudarles a enfrentarse a los hechos
en relación con ellos mismos cuando aún hay tiempo para volverse
al Salvador.

Introducción para los maestros


Uno de los grandes obstáculos que impiden que los niños busquen
a Dios es el orgullo. El Diablo sabe esto muy bien y busca la manera
de avivar sus llamas hasta en los niños pequeños. Todo nuestro
modelo de sociedad está dirigido a fomentar la sensación de
confianza en nosotros mismos y el egocentrismo. No es de extrañar
que, al niño moderno, le resulte difícil apreciar los valores de la
humildad, la honradez, la bondad y la generosidad.

Bosquejo de la lección
Introducción. Abre el apetito de los niños diciéndoles que la
lección de hoy describe cómo Dios redujo al gobernante más
poderoso (de aquel tiempo) a una existencia animal. Solo después
de haber sido humillado de ese modo, reconoció al Señor y su gran
poder.
Privilegio heredado. Recuerda a la clase la lección de la semana
anterior, en particular en lo que respecta a Nabucodonosor, sus
victorias en batalla, y su esplendorosa capital, Babilonia. Sabemos
que gran parte de su éxito se debía a la soberana mano del Dios
todopoderoso (tras un extraordinario sueño, interpretado por
Daniel, el Rey mismo reconoció
149
este hecho [cf. Daniel 2:47]). Sabemos también que había heredado
gran parte de su poder de su padre, que había sido uno de los
mayores constructores de imperios de la Antigüedad.
(1) El orgullo aparece: una estatua de oro. Aunque Daniel
había recordado al Rey que su poder procedía del Altísimo,
Nabucodonosor enseguida comenzó a ensoberbecerse y a atribuirse
el mérito de todos sus supuestos logros. Muy pronto sus
sentimientos de orgullo y éxito se adueñaron de él hasta tal punto
que le pareció que todos debían reconocer su grandeza. Ordenó que
se hiciera una enorme estatua de sí mismo en oro, y mandó que
todos se postraran y la adoraran a ciertas horas concretas (si un codo
equivale aproximadamente a 45,72 cm, la estatua medía 27,43 m de
alto y 2,74 m de ancho. La columna de Nelson, en la plaza de
Trafalgar, Londres, mide 44,19 m de alto).
Recuerda a los niños el orgullo excesivo que hay en el mundo
actual:
(a) El orgullo en las naciones. Aun en nuestro siglo, las naciones
desfilan ante enormes pósteres de sus líderes. También profesan una
inmensa adoración hacia sus “superestrellas”. Indica las formas en
que muchas personas se permiten el orgullo.
(b) El orgullo en los niños. A las personas les encanta que se las
admire, adule y felicite. ¡Pero, cuidado! El orgullo siempre va en
aumento y, como si fuese una horrible enfermedad, puede
apoderarse de nosotros por completo. Pregunta a tus alumnos si
conocen a algún niño o a alguna niña que se haya echado a perder
por un pequeño éxito. Quizá conozcan a alguien que, siendo una
buena persona, desde que se ha convertido en delegado de la clase,
o en protagonista de la obra teatral de la escuela, o en miembro de
un equipo deportivo escolar, el éxito se le ha subido a la cabeza, y
se jacta burlándose de otros que no tienen tanto talento. Algunos
están hasta orgullosos de su comportamiento agresivo o de sus
esfuerzos por engañar, robar u otras cosas incorrectas.
(c) El orgullo de la incredulidad. Describe el orgullo de los
corazones cuando las personas dejan de recordar cuánto le deben a
150
Dios. Cada uno de nosotros depende de Él para la vida misma. Le
debemos a Él nuestra existencia, y cualquier don que tengamos
viene de Él. ¡Qué ridículo es vanagloriarnos de nuestro aspecto o
de nuestras habilidades! Cuando empezamos a pensar que nada
importa salvo lo que tenemos, y lo que queremos, es que el orgullo
está dominando nuestros corazones.
Primera lección: extraída de un horno ardiente.
Nabucodonosor recibió una advertencia muy dramática de que su
orgullo había llegado demasiado lejos. Relata el valiente testimonio
de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que se negaron a inclinarse ante la
estatua según su mandato. Describe las terribles amenazas que se
les hicieron, y su negativa a obedecer. No solo se negaron a
obedecer al Rey porque creían que su Dios los libraría del horno
ardiente. Habrían preferido quemarse antes que adorar al ídolo de
oro (cf. Daniel 3:18). Ayuda a la clase a imaginar la furia y la rabia
de Nabucodonosor ante tal insulto, y describe las consecuencias (cf.
Daniel 3:19–20). Relata los asombrosos acontecimientos que
tuvieron lugar a continuación, y la humildad que infundieron al Rey
(cf. Daniel 3:21–29). Cuando los tres salieron ilesos del horno
ardiente, Nabucodonosor reconoció que esos hombres adoraban a
un Dios vivo que los había protegido, porque ellos se habían negado
a servir a su ídolo. En ese momento reconoció que ningún otro Dios
podía salvar como Él y que el pueblo de Dios debía ser respetado y
protegido por ley.
Recuerda a la clase que a menudo Dios nos envía advertencias.
Nos puede remorder la conciencia por nuestro orgullo. También
podemos sufrir amargos desengaños porque nuestro orgulloso
deseo de algo se vea frustrado (quizá eligen a otro para el equipo en
vez de a nosotros). Dios puede hablarnos por medio de una lección
de la Biblia y mostrarnos nuestro orgullo. A veces nos sentimos
alarmados por un suceso dramático (los maestros pueden poner
ejemplos que resulten adecuados para su clase) y, al igual que
Nabucodonosor, decidimos pensar más en Dios en el futuro.
(2) Recaer en el orgullo. Nabucodonosor tomó una decisión
similar. Después de que los tres hombres salieran del horno, ilesos
151
y sin tan siquiera oler a fuego, reconoció la grandeza de su Dios.
Pero no hay ningún signo de que realmente se humillara y se
volviera a Dios. Simplemente decidió ser más razonable con los
judíos.
Advierte a tu clase que es posible que los individuos se vuelvan
más “religiosos” sin convertirse verdaderamente en cristianos.
Pueden hasta hacer alarde de su interés por la religión, pero, a
menos que se conviertan realmente, su orgullo seguirá creciendo.
Es posible que se frene por un tiempo, pero pronto su antigua
confianza en sí mismos, la admiración que sienten hacia sí mismos
y su ingratitud hacia Dios sigilosamente volverán a aparecer.
Leemos que poco después Nabucodonosor estaba floreciente en su
palacio (cf. Daniel 4:4).
Segunda lección: un sueño de advertencia. Esta vez la
advertencia de Dios tomó la forma de otro sueño gráfico, cuyo
significado explicó Daniel dándole un sentido de premonición (cf.
Daniel 4:19). Los maestros deberían hacer que el sueño resulte lo
más fascinante posible para los niños. Su mensaje era claro:
describía la grandeza del imperio de Nabucodonosor. Lo
representaba como un gran árbol (cf. Daniel 4:20–22). Pero luego
el árbol fue cortado y no quedó más que el tocón (cf. Daniel 4:23–
25). Con crudo detalle se le mostraron al Rey las desastrosas
consecuencias que tendría volver a caer en el orgullo.
¿Hemos considerado alguna vez lo que pasaría si repentinamente
se nos quitaran nuestras habilidades y nuestros logros? ¡Qué pronto
puede perder un jugador de fútbol su carrera por una lesión! ¿De
qué nos serviría toda nuestra educación si el desempleo nos impide
hacer uso de ella? ¡Qué pronto puede la enfermedad hacer estragos
en nuestros planes! ¿De qué vale el éxito en esta vida si es al precio
de una eternidad en el Infierno?
(3) El orgullo vuelve a crecer: la gran Babilonia. Dios estaba
mostrando su bondad hacia este orgulloso monarca al enviarle
aquella advertencia, pero los días pasaban y Nabucodonosor
mostraba cada vez menos respeto hacia Dios. Solamente un año
después, se le veía pavonearse arriba y abajo por la terraza de su
152
palacio, admirándose de su propia sabiduría y de sus logros. Ayuda
a la clase a darse cuenta de lo estúpida que era esta actitud. En
realidad, habían sido los arquitectos, albañiles y obreros quienes
habían diseñado y construido la gran ciudad de Babilonia. El padre
del Rey había sido quien había puesto el cimiento de aquel rico
imperio. Y, por encima de todos ellos, había sido el Señor quien
había hecho posible que Nabucodonosor consiguiera destacar a fin
de castigar a los judíos durante un tiempo. A pesar de todo,
Nabucodonosor se jactó: “¿No es esta la gran Babilonia que yo
edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de
mi majestad?” (Daniel 4:30).
Tercera lección: con las bestias. Describe cómo uno de los
mayores gobernantes de la Historia se vio reducido a no ser más
que un idiota balbuciente. Habría sido bastante malo ya que se viese
despojado y rebajado a la pobreza y a la vergüenza. En vez de esto
fue “echado de entre los hombres” (Daniel 4:33) y habitó con los
animales. ¡Cómo han caído los valientes! Cuanto más se enaltece
un hombre, más bajo tiene que caer. Cuanto mayor sea nuestro
orgullo, mayor tendrá que ser nuestra humillación.
La gracia de Dios para con Nabucodonosor. A pesar de este
suceso trágico, Dios no derrocó inmediatamente el imperio de
Nabucodonosor, y, cuando recuperó su sentido común, su reino
seguía intacto, esperando que volviera a tomar las riendas, tal como
prometió Daniel (cf. Daniel 4:25–26). Ahora, el poderoso
gobernante estaba al fin dispuesto a admitir que los caminos de Dios
están llenos de verdad y justicia; y que “él puede humillar a los que
andan con soberbia” (Daniel 4:37).
La gracia de Dios para con nosotros. Explica a la clase que,
antes de que cualquiera pueda convertirse en cristiano, debe
humillarse. Los jóvenes que quieren vivir sin Dios pueden
compararse a un niño pequeño que se cree demasiado inteligente
como para ir a la escuela. El mundo nos enseña que tenemos talento,
que somos buenos, y que podemos apañárnoslas perfectamente sin
el Señor. Pero la Biblia nos muestra que dependemos de Dios para

153
la vida y la experiencia espirituales, y que, a menos que nos
volvamos a Él, no podremos tener nunca esas cosas.
El mundo nos enseña a confiar en nuestra propia habilidad y en
nuestro sentido común, pero la Biblia nos muestra que somos
pobres pecadores perdidos a los ojos de Dios. El mundo nos enseña
que, de alguna manera, al final venceremos. La Biblia nos muestra
que necesitamos ir desesperada y urgentemente al Salvador. Insta a
los niños a ver la necedad de confiar en logros insignificantes, en
las alabanzas de otras personas y en las mentiras aduladoras del
Diablo. Diles lo fácilmente que podemos ser humillados, como el
rey de Babilonia. Invítales a seguir el ejemplo de Sadrac, Mesac,
Abed-nego y Daniel, que obedecieron humildemente al Señor y
dejaron su ascenso futuro en sus sabias y poderosas manos.
Invítales a unirse a la gran compañía de personas que, a través de
los siglos, han acudido a la Cruz del Calvario y han reconocido con
vergüenza lo pecadores que eran a los ojos de Dios y han confiado
en el sufrimiento y la muerte del Señor Jesús en el lugar de los
pecadores, como único medio para que obtuviésemos perdón, nueva
vida y un lugar en el Cielo. Ínstales a orar:
Oh Señor, en Ti confío,
solamente en Ti,
pues tu salvación completa
conseguí.

Complemento visual
En muchos libros podemos encontrar ilustraciones de la estatua de
oro, del horno de fuego y de la humillación de Nabucodonosor.
Utilízalas para destacar los tres puntos principales de la lección.
Vuelve a utilizar el dibujo de Babilonia de la última lección.

154
DESPRECIO HACIA DIOS (162)
Belsasar ve la escritura sobre la pared
Daniel 5; cf. Jeremías 51
Propósito: Despertar a los niños de la indiferencia y la
autosuficiencia que se apodera de cada generación impía, y
ayudarles a ver la cercanía del juicio de Dios.

Introducción para los maestros


Una de nuestras principales preocupaciones en esta era de extrema
impiedad es que el Señor vuelva y no encuentre a nuestros hijos
preparados para encontrarse con Él. La persona mundana media
está tan lejos de Dios que peca y blasfema sin reparo ni temor
alguno. Ese era el caso del rey Belsasar antes de que el Señor
interrumpiera su tranquilidad en forma espectacular. Al describir
gráficamente estos acontecimientos, tenemos la oportunidad de dar
una advertencia clara a nuestros niños.

Bosquejo de la lección
Introducción. Puede que algunos maestros deseen mostrar lo
actual y lo pertinente que es este tema hablando a su clase acerca
del desastre del Titanic. En la Historia reciente tenemos el ejemplo
de este desastre que sobrevino en el mismo momento en que la
sociedad celebraba su capacidad para construir un barco
“insumergible”. La lección de hoy se centra en una tragedia muy
similar, excepto en el detalle de que, antes de que llegase el fin,
Dios explicó en detalle el significado de los acontecimientos que
iban a producirse. No hubo tiempo para que el rey Belsasar tomara
las medidas oportunas para arreglar las cosas. Pero se ha dejado
constancia de estos sucesos para que nosotros podamos
beneficiarnos de ellos.
La fiesta. En el mismo momento en que las fuerzas del enemigo
se reunían silenciosamente fuera de los muros de Babilonia,
Belsasar, rey de los caldeos, había preparado una enorme fiesta. Su
mente estaba muy lejos de los asuntos militares y del Estado. Estaba
155
totalmente concentrado en preparar uno de los más espectaculares
entretenimientos jamás organizados, todo en su propio honor. 1000
invitados iban a asistir a esta celebración multitudinaria. Durante el
transcurso de la noche, el Rey no se limitó a jactarse de su capacidad
para beber, sino que ordenó que el vino se sirviera en las copas de
oro y plata que su abuelo había traído del Templo de Jerusalén (en
el Antiguo Testamento, la palabra padre también puede referirse a
un antepasado). Belsasar en esta ocasión quería alardear de todas
las maneras posibles y, al mismo tiempo, insultar abiertamente al
Dios de los judíos. Quería presumir de los “dioses” de oro, plata y
bronce; el dinero, las posesiones, la habilidad y la ciencia humanas.
Una imagen de nuestra generación. Describe cómo se parece
el hombre moderno a Belsasar. Le gusta jactarse de su
conocimiento, su poder y su riqueza, y, al mismo tiempo, insultar a
Dios y blasfemar contra Él, que fue quien le dio todas las
habilidades que tiene. Los tres apartados siguientes nos ayudan a
mostrar a los niños lo mucho que nos parecemos a este orgulloso
Rey:
(1) Perezoso. Recuerda a la clase lo fácil que nos resulta ser
perezosos como Belsasar, olvidar nuestros deberes y pensar que
todo se hará solo. Hasta nos imaginamos que podemos convertirnos
en personas honradas y decentes sin esfuerzo alguno. En vez de
trabajar duro para conseguirlo y orar pidiendo la ayuda de Dios, nos
concentramos en disfrutar y hacer alarde de las cosas que poseemos.
Belsasar estaba demasiado ocupado como para darse cuenta de que
el enemigo se encontraba a las puertas. Nosotros también estamos
tan ocupados con los placeres que no nos damos cuenta de la culpa
que ya se ha acumulado en nuestra vida, y que nos dejará fuera del
Cielo.
(2) Jactancioso. Recuerda a la clase que, como a Belsasar, a
nosotros también nos gusta que los demás nos admiren. Existen
distintas formas de alardear. A algunos que no tienen éxito en nada
les gusta que se les admire por su osadía y por las cosas malas que
hacen. Algunas de las cosas de las que solemos presumir no son
nuestras, para empezar. Algunos niños consiguen buenas notas en
156
los exámenes, ¿pero quién les dio el cerebro? Las niñas guapas
están orgullosas de su aspecto, ¿pero quién les dio su belleza? Nos
jactamos de la tecnología moderna, pero olvidamos cuánto depende
esta de los inventos del pasado.
(3) Insultó a Dios. Belsasar llevó su pecado al extremo cuando
insultó y ridiculizó deliberadamente al Señor haciendo uso de las
copas del Templo para alabar a sus dioses malignos. ¿Cuántas veces
vemos este tipo de conducta en la actualidad? Las personas se jactan
de su ateísmo y, a la vez, se deleitan en utilizar el nombre de Dios
para maldecir.
La escritura. La fiesta de Belsasar seguía su curso cuando
ocurrió algo aterrador. Explica que aparecieron los dedos de una
mano, los cuales comenzaron a escribir sobre la pared. Describe
cómo afectó esto al Rey (cf. Daniel 5:6). Estaba aterrorizado por la
intervención divina. Llamó a sus expertos y a sus consejeros, pero
ninguno de ellos pudo descifrar el significado de las palabras. En
un momento, el jactancioso monarca fanfarrón había quedado
reducido a una perpleja víctima del temor. Solo la Reina pudo
ofrecer un consejo útil y, como resultado del mismo, se invitó a
Daniel a comparecer (probablemente este malvado gobernante le
habría rebajado de la categoría de confianza y respeto de la que
había gozado anteriormente).
El Rey ofreció ricas recompensas y suplicó al siervo del Señor
que le diera una explicación de aquella escritura. Relata cómo
Daniel respondió sin temor a la petición del Rey. Le recordó la
amarga experiencia de Nabucodonosor. Sin embargo, Belsasar, en
vez de aprender de ella, había hecho algo aún peor al burlarse del
verdadero Dios y entregar su corazón y su mente a los “dioses” de
la riqueza, el placer, la avaricia y otros pecados sensuales. Se había
negado obstinadamente a reconocer o glorificar “al Dios en cuya
mano [estaba su] vida” (Daniel 5:23). Luego Daniel desveló el
significado de las frases de juicio (cf. Daniel 5:25–28).
Mene. Significa: “Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin”
(Daniel 5:26). Belsasar se imaginaba orgullosamente que su vida y
su reino le pertenecían para hacer con ellos lo que quisiese, pero
157
ahora se le recordaba que sus días estaban en manos de Dios. El
Dios de la Historia, a quien Belsasar había optado por dejar a un
lado, había “contado” el último año de su reinado y lo había dado
por concluido. Di a la clase que Dios ha hecho esto a menudo a lo
largo de la Historia. Un imperio detrás de otro han creído ser
indestructibles, pero uno tras otro Dios los ha llevado a su fin. Con
los individuos ocurre lo mismo. Día a día escuchamos y leemos
acerca de la muerte y, sin embargo, no pensamos en lo que ocurrirá
cuando llegue nuestra hora. ¿Enmudeceremos y nos sentiremos
consternados cuando nuestra vida toque a su fin y nos demos cuenta
que debemos comparecer ante Dios en juicio?
Tekel. Significa: “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado
falto” (Daniel 5:27). Muestra a la clase una balanza. Estas se
empleaban originalmente, según se nos dice, para asegurarse de que
el oro era puro. Describe cómo, si el oro se había mezclado con
algún metal barato, se notaba enseguida al ponerlo en el peso frente
a un bloque de oro verdadero y sólido. El Juez de toda la Tierra
había puesto a prueba el valor de Belsasar como persona, y había
resultado ser un individuo despreciable y pecador. Pregunta a los
niños si son conscientes de que un día cada persona debe
comparecer ante el trono de juicio de Cristo (cf. Romanos 14:10).
Ayúdales a hacer sus cálculos para comprobar su propio expediente.
¿De qué lado se inclinará la balanza? Lo “malo” pesara mucho más
que lo “bueno”. Su “conducta externa” nunca podrá compensar la
gran mole de pecado y egoísmo que hay en su interior. ¿Acaso
imaginamos que podremos engañar al Juez?
Peres. Significa: “Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a
los persas” (Daniel 5:28). No había esperanza para Belsasar. En el
mismo momento en que Daniel pronunciaba esta frase, las tropas
medas y persas empujaron las puertas de la capital y cruzaron el
umbral dispuestos a sojuzgar y capturar la ciudad, donde todos los
líderes del imperio estaban borrachos. En pocas horas, Belsasar
estaba muerto, y su gran reino, roto.
Un día de juicio para nosotros. Explica a la clase que, tan cierto
como que Dios humilló a Belsasar, nuestros pecados y nuestra
vergüenza serán juzgados por el Señor. Dios ha señalado un día en
el que juzgará a todos los hombres. No habrá excepciones. Los que
hayan vivido orgullosamente alejados del Señor serán expulsados
158
de su lado para siempre. Muchos años antes, Dios había dado
detalladas advertencias acerca de la caída de Babilonia por medio
de su siervo Jeremías. De manera similar, la Biblia nos advierte del
Juicio de Dios. ¿Hay alguna salida? ¡Sí! La misericordia y el amor
de Dios han encontrado una forma de perdonar a todos los que
admitan humildemente su condición pecadora y se acerquen a Él
con el corazón afligido.
Antes de la fundación del mundo, el Señor Jesús, el mismísimo
Hijo de Dios, estuvo de acuerdo en venir a la Tierra y entregar su
vida por todos los que confiaran en Él. A su debido tiempo, vino y
llevó nuestro castigo sobre la Cruz del Calvario. Insta a los niños a
ser conscientes del peligro que corren y a volver al Salvador
mientras haya tiempo.
Complemento visual
El tema de la fiesta de Belsasar ha sido uno de los favoritos de
artistas como Rembrandt. Emplea cuadros e ilustraciones que
representen debidamente la historia.
¿FIDELIDAD, O CELOS RENCOROSOS? (163)
Daniel permanece firme a pesar de las amenazas de arrojarle a los leones
Daniel 6
Propósito: Los niños suelen pensar con frecuencia sobre el tipo de
persona que les gustaría ser. A menudo toman como modelo a algún
héroe en particular. Esta lección describirá varios tipos de persona
en los que pueden convertirse y los estimulará a reflexionar
seriamente para valorar cuál es el mejor de ellos.
Bosquejo de la lección
Un hombre de Dios: (a) Respetado. Describe cómo Daniel, con el
paso de los años, se había convertido en un hombre muy respetado.
Se había ganado la confianza de los líderes mundiales de su tiempo.
Había ocupado puestos distinguidos en el imperio babilónico con
Nabucodonosor (y había predicho con precisión la caída de su nieto
Belsasar). Por tanto, Daniel estaba a disposición de la nueva
administración medopersa como consejero en cuanto esta tomó el
poder.
(b) Recto. El rey Darío (que gobernó como “rey” de la región
caldea del imperio medo-persa) supo ver en Daniel a un hombre de
159
inmensa capacidad y de una honradez suprema. Admiraba
enormemente su carácter. Recuerda a la clase que los hombres que
están en el poder, entonces y ahora, suelen tener dificultad a la hora
de encontrar administradores y organizadores competentes. Saben
que muchos de sus ayudantes tienen ansias de poder y pueden
traicionarles en cuanto se les presente cualquier oportunidad de
mejorar su situación personal.
(c) Digno de confianza. El rey Darío se sentía tan a salvo con
Daniel que planeó “ponerlo sobre todo el reino” (Daniel 6:3).
Menciona que, a través de la Historia, a los creyentes se les han
dado algunas veces posiciones de gran confianza (los niños
recordarán a José, que gozaba de la confianza absoluta de Faraón).
Hasta en la escuela, los maestros suelen elegir a los jóvenes
creyentes para que se encarguen de algunas tareas especiales,
porque saben que se puede confiar en que ellos no van a robar, ni
mentir, ni aprovecharse.
Sus rivales: (a) Celosos. A pesar del favor del Rey, Daniel
experimentó grandes dificultades. Su éxito y el favor del Rey
suscitaron una gran envidia en los demás. Los sátrapas y
gobernadores estaban muy enojados contra él, porque él era el
preferido en detrimento de ellos.
(b) Hostiles. La conducta de Daniel hacía a estos sátrapas y
gobernadores sentirse despreciables en comparación, por lo que le
odiaban con todas sus fuerzas, hasta el punto de que decidieron
hacerle daño. Echaron mano de su departamento de “artimañas
sucias”, pero, por mucho que buscaron, no pudieron descubrir
ninguna falta de honradez ni ningún signo de traición en Daniel. Al
ver que no podían acusarle de corrupción, falta de honradez, o
negligencia, recurrieron a una jugada sucia. Describe su plan.
(c) Retorcidos. Al describir el ardid que idearon los rivales de
Daniel, haz hincapié en lo importante que era que adularan al Rey.
La idea era que durante treinta días no se permitiera a nadie orar a
Dios (ni pedirle a algún sacerdote que lo hiciera en su nombre).
Como señal de honra a Darío, todas las peticiones debían
demandársele únicamente a él durante ese período. ¡De este modo
todos reconocerían que era tan poderoso como un dios! Significaría
que Darío era más grande que el Dios de Daniel (de interés para los
160
maestros: la corriente principal de los comentaristas afirman que la
palabra “petición” que aparece en Daniel 6:7 se refiere
estrictamente a una petición religiosa, o una oración). Si el Rey no
hubiera sido tan orgulloso, habría sospechado de sus motivos. Pero,
en vez de esto, se dejó llevar por sus sugerencias lisonjeras (cf.
Daniel 6:9).
(Sería bueno informar a la clase de que el Diablo utilizó este truco
por primera vez con Eva, y sigue resultándole de mucho éxito en la
actualidad. Cuando adula a las personas, estas creen en él. Hoy, por
ejemplo, Satanás dice a hombres y mujeres que son demasiado
inteligentes como para necesitar reglas y mandamientos morales.
Les dice que todos son demasiado buenos como para necesitar un
Salvador, y observa con satisfacción cómo todos creen sus mentiras
lisonjeras).
Relata cómo firmó Darío el documento y cómo se emitió el
decreto de que cualquiera que hiciera una petición (explica el
significado) a otro que no fuera el Rey sería arrojado al foso de los
leones.
La reacción de Daniel: (a) Fidelidad. ¿Cómo respondió
Daniel? Tenía razones para temer que aquellos gobernadores se
iban a salir con la suya y que la ley de los medos y los persas se
ejecutaría. Pero Daniel confiaba mucho más en el Señor su Dios.
No dio por sentado que el Señor le salvaría automáticamente de las
dificultades y le libraría de la muerte. Él sabía de muchos que
habían sido perseguidos implacablemente por su amor al Señor.
Pero Daniel creía que, si la voluntad de Dios para él era que siguiera
con su ministerio, entonces no habría rey, ni prohibición, ni decreto
que le impidiera hacerlo. Ocurriera lo que ocurriera, él no iba a
renunciar al Dios verdadero y a arrastrarse ante un hombre como si
fuera un dios.
(b) Valentía. Daniel no se inmutó por las amenazas de ser
arrojado al foso de los leones. Estaba resuelto a permanecer fiel al
Señor y dejar el resultado en sus poderosas manos. Rodeado de
odio, envidia e intrigas, tres veces al día se arrodilló sin
avergonzarse y con la ventana abierta. Con gozo se dirigió al Señor
como lo había hecho siempre, confiando en Él y pidiendo su
bendición.
161
(c) Cercanía con Dios. No se habría privado de ese maravilloso
privilegio aunque le estuvieran esperando muchos leones para
devorarle. Explica a los niños que la oración de los verdaderos
cristianos es una experiencia entrañable que no tiene nada que ver
con los cánticos monótonos y las liturgias repetitivas que los niños
pueden haber confundido con la oración.
Echado a los leones. Describe cómo Darío, incapaz de descubrir
una laguna legal en el edicto, condenó a Daniel a regañadientes al
foso de los leones. Sin duda, los gobernadores se encargaron de que
los leones estuvieran muy hambrientos. Pero la impresión que
Daniel había causado en el monarca era tal que Darío en cierta
medida confiaba en que el Dios de Daniel le libraría. Sin embargo,
el Rey no pudo comer ni disfrutar esa tarde, y se pasó la noche en
vela. A la mañana siguiente sintió un gran alivio y mucha alegría al
oír la voz de Daniel que venía del foso.
Protegido y a salvo. Daniel había recibido una escolta divina en
el foso de los leones, y, en vez de verse destruido, la estima del Rey
hacia él aumentó, y gozó de mayor influencia y respeto. Los
hombres que habían planeado esta horrible muerte fueron
devorados por los leones, y se proclamó por todo el reino que el
Dios de Daniel debía ser reconocido y temido.
Nuestra seguridad. Cuenta a la clase cómo el Señor controló
totalmente esos acontecimientos hace muchos años para que
posteriormente todo su pueblo, en cualquier lugar, pudiese sentirse
alentado a confiar en Él. La experiencia de Daniel no nos enseña
que los cristianos no estarán nunca en peligro. El Señor Jesús
advirtió que su pueblo tendría que enfrentarse con frecuencia a la
persecución y aun a la muerte. Ha habido cristianos que han sido
mártires por el Señor. Sin embargo, Dios ha prometido que siempre
estará con su pueblo para fortalecernos y sostenernos, y que todo
será para nuestro bien espiritual. Una vez le pertenecemos, nadie
puede arrancarnos ni arrebatarnos de su mano (cf. Juan 10:28).
Todos los cristianos verdaderos pueden cantar:
Aunque la muerte cruel
y el Infierno voraz
puedan aún mostrar
su furia y su maldad,
162
en Cristo a salvo yo estaré
por su gracia y su gran poder.
ISAAC WATTS
¿A quién te parecerás? Recuerda a los niños que se encuentran
en una etapa muy importante de la vida, en la que se está formando
y decidiendo todo su futuro. Exhórtales a no considerar esta lección
como un cuento emocionante de un valiente Daniel que se enfrentó
a los leones, sino como un reto para ellos. Enséñales a sopesar los
tres tipos principales de caracteres representados en la historia, y
pregúntales qué tipo de persona querrían ser. ¿A cuál de los tres
siguientes tipos de caracteres querrían parecerse?
(a) El rey Darío. ¿Querrán ser como él, disfrutar de los
beneficios de la piedad de otros y respetar los caminos cristianos,
pero sin llegar a acercase por sí mismos al Señor? ¿Se dejarán
atrapar por la adulación de este mundo (como hizo Darío), y
permitirán que les dicte una forma de vida que ellos no elegirían en
realidad?
(b) Los sátrapas y gobernadores. ¿Preferirán ser como ellos,
rechazar al Señor y sus bendiciones, volverse amargados y
envidiosos, y llegar a recurrir a la calumnia, el engaño y la falta de
honradez para alcanzar sus metas egoístas en la vida?
(c) Daniel. ¿O serán como Daniel, confiarán fervientemente en
el Señor desde sus primeros días, y a lo largo de toda la vida, aunque
otros se burlen o les insulten? ¿Tendrán la maravillosa experiencia
de saber que el Señor está presente junto a ellos en las situaciones
más amenazadoras, y valorarán por encima de todo el conocimiento
personal del Salvador? ¿Vivirán con la certeza de pertenecerle a Él,
que se entregó a sí mismo por ellos en la Cruz del Calvario, y con
la seguridad de que un día volverá para llevarles a su hogar celestial,
donde le verán cara a cara y le servirán para siempre?
Advierte a los niños de que, si no se molestan nunca en pararse a
pensar sobre el curso futuro de su vida, Satanás cultivará en ellos
todo tipo de patrones de conducta pecaminosos, egoístas e impíos,
que les conducirán al juicio y al Infierno. Cuánto mejor es venir al
Señor a una edad temprana y mirar luego hacia atrás en la vida,
como hizo Daniel, y decir:

163
En mi infancia me guiaste Tú,
y en mi juventud también;
mi vida contigo empezó
y acabará con bien.
M. BRUCE
Complemento visual
Recorta de una cartulina las figuras siguientes: a) el rey Darío b) los
sátrapas y gobernadores; y c) Daniel. Coloca al lado de cada uno un
gran signo de interrogación recortado cuando vayas a describir su
carácter, y pregunta a cada niño: “¿A quién quieres parecerte?”.
PREOCUPACIÓN DESINTERESADA (164)
El deseo de Nehemías de ver Jerusalén restaurada
Nehemías 1–3
Propósito: Retratar a un creyente que deseaba ser útil al Señor por
encima de todo. Utilizar las cualidades de Nehemías para poner a
prueba el nivel espiritual de cada niño.
Introducción para los maestros
Muy pocos niños estarán familiarizados con el libro de Nehemías,
por lo que esta será una serie llena de emoción, intriga y triunfo.
Bosquejo de la lección
Introducción. Comienza la lección describiendo el esplendor del
palacio del rey Artajerjes en Susa. De entre todos los nobles
ricamente ataviados que había en la corte, nuestra “cámara” enfoca
al copero del Rey. Explica que Nehemías era, al igual que Daniel,
un judío que vivía en el exilio, pero que tenía el privilegio de ser un
funcionario al servicio del Rey, y de gozar de su confianza y del
respeto de todos. Para este monarca persa, rodeado de personas que
conspiraban contra él y planeaban derrocarle, era esencial que su
consejero más cercano fuera alguien completamente digno de
confianza. El Rey, pues, recurrió a un hombre que amaba y servía
al Señor. Por lo general, un extranjero como Nehemías se habría
sentido satisfecho y feliz con su posición, disfrutando como lo hacía
del favor de un hombre tan poderoso, y viviendo en el esplendor de
una corte tan fabulosa. Pero pronto descubriremos que su corazón
y sus pensamientos estaban en otro lugar, muy lejos de allí.

164
¡Malas noticias! Cuenta cómo llegó a la ciudad de Susa un grupo
de judíos procedentes de Jerusalén. Algunos años antes, otro
gobernante había permitido que una gran comitiva de cautivos
judíos volviera de Babilonia a Jerusalén. Bajo la dirección de
Esdras, habían reparado el Templo. Nehemías se había alegrado al
enterarse de ello, y esperaba oír que el resto de la ciudad también
había sido restaurada, incluidos sus muros y sus puertas. Le dolía
profundamente pensar que la ciudad de Dios estaba arrasada, y que
sus enemigos insultaran a los habitantes y al mismísimo Dios.
Nehemías había soñado con el día en que Dios manifestaría su
poder por medio de su pueblo y haría que Jerusalén estuviese a
salvo y prosperara de nuevo. Las maravillas del palacio de Susa no
significaban nada para él en comparación con el bien de Jerusalén,
donde Dios había hablado en tantas ocasiones a la raza humana.
Imagina su tristeza cuando oyó de labios de estos visitantes que
Jerusalén seguía estando en deshonra, con los muros quemados y
reducidos a un montón de escombros. Al terminar la restauración
del Templo, los obreros judíos habían perdido el entusiasmo por la
obra y se habían establecido en sus casas y granjas. Ahora eran muy
pobres y sufrían muchas humillaciones de parte de los babilonios
que se habían instalado en la región, que los odiaban.
¡Noches de insomnio! Describe la reacción de Nehemías ante
tales noticias. En vez de encogerse de hombros y pensar que esta
información se refería a un lugar muy lejano, su corazón se hizo
pedazos. Ya no podía comer ni dormir. Derramó su corazón ante
Dios en oración y suplicó su ayuda (cf. Nehemías 1:4–11). Muestra
a la clase que esta es una señal que demuestra que alguien es un
verdadero creyente en Jesús. Un cristiano de verdad ama al Señor y
pone su obra muy por encima de su bienestar personal. Los
cristianos quieren que el Evangelio se proclame a todas las
personas. Se preocupan más por el éxito de la obra de Dios que por
sus propios asuntos. Hasta en lo que se refiere a cosas prácticas,
pintarían y decorarían la casa del Señor antes que la suya propia.
Explica que uno de los primeros indicios de que el Espíritu de
Dios ha comenzado a obrar en nuestro corazón es el sentimiento de
que amamos nuestra escuela dominical y queremos estar allí con
tanta frecuencia como podamos. Ya no se trata de una tarea o de un

165
deber, sino de algo que deseamos más que ninguna otra cosa.
Pregunta a los niños si les ha ocurrido algo así.
¡Oraciones fervientes! Compara la oración de Nehemías con las
oraciones literales que se recitan en muchas asambleas escolares.
Muestra que Nehemías realmente sentía lo que oraba. Sus lágrimas
y su ayuno eran señales verdaderas de ello. Podemos ver que
Nehemías oraba por todas sus pruebas. Cuando el Rey le retó a que
le explicara por qué se mostraba tan triste en su presencia (algo que
se consideraba como un gran insulto para un rey de aquellos días, y
que podía implicar un castigo severo), Nehemías comentó al Rey
su preocupación por Jerusalén y oró silenciosamente a Dios
pidiéndole ayuda.

166
CV 10 – Complemento visual para la lección 164: “Preocupación
desinteresada”
El Rey dio permiso a Nehemías para volver a Jerusalén, y le
brindó apoyo material. Dio una hermosa respuesta a Nehemías, que
167
supo que esto se debía a que el Señor había anulado la mente del
Rey, y atribuyó el gesto a “la benéfica mano de mi Dios sobre mí”
(Nehemías 2:8). Di a la clase que todos los cristianos reciben
respuestas a sus oraciones, y que con frecuencia quedan abrumados
por la forma en que Dios influye sobre todo tipo de circunstancias
a favor de ellos.
¡Una tarea inmensa! Una vez llegó a Jerusalén armado con
cartas y materiales, Nehemías no perdió tiempo e inspeccionó
cuidadosamente las ruinas del muro de la ciudad (cf. CV 10, p. 168).
Luego reunió a todo el pueblo y los estimuló a que todos se pusieran
a trabajar con urgencia (cf. Nehemías 2:17–18). Inmediatamente
después de haber conseguido convencer a los habitantes y a los
líderes de que debían comenzar con la obra, el enemigo empezó a
protestar. Pero la reedificación prosiguió, y tenemos (en el capítulo
3) un relato detallado de cómo todos y cada uno, desde los
sacerdotes hasta los joyeros, y desde los gobernantes hasta los
perfumistas, se pusieron manos a la obra.
¡Trabajo duro! Comenta a la clase que a menudo en el
transcurso de la Historia Dios ha empujado a su pueblo a emprender
grandes obras. En sus incesantes esfuerzos por el Evangelio,
muchos hombres han trabajado durante más horas y han recorrido
muchos más kilómetros de los que la gente del mundo creería
posible. Da ejemplos de hombres como John Wesley, que visitó a
caballo prácticamente todas las ciudades de Gran Bretaña.
Asimismo, háblales del extraordinario Dr. Baedeker, quien, a pesar
de padecer una enfermedad de pulmón y una grave desviación de
columna, viajó miles de kilómetros a través de Siberia a finales del
siglo XIX, para predicar el Evangelio a los prisioneros rusos que
vivían en una situación de pobreza desesperada. Una de las
características de los verdaderos creyentes es que desean agradar al
Señor sirviéndole con energía.
Conclusión. Da una pista a la clase con respecto al drama que
veremos en la lección de la próxima semana, cuando los enemigos
lanzarán un ataque tras otro en un intento de impedir que la obra
prosiga. Revisa los puntos principales de la lección de la próxima
semana, aplicando cada uno de ellos al corazón del individuo.

CV Complemento visual

168
(1) Nehemías era distinto. Aun estando en una rica corte
extranjera, destacó como un hombre en el que se podía confiar.
Aunque estaba lejos de la casa de Dios, fue fiel al Señor. ¿Ha
cambiado el Señor tu carácter y te ha convertido, de modo que le
seas fiel dondequiera que te encuentres? ¿Eres capaz, con su ayuda,
de representarle en casa, en la escuela, y aun en los casos en que,
como a Nehemías, la idea te llene de temor?
(2) El corazón de Nehemías era del Señor. Los verdaderos
cristianos aman al Señor porque Él los amó primero y dio su vida
por ellos (cf. 1 Juan 4:19). Están mucho más preocupados por su
casa y su obra que por su propio bienestar. ¿Te sientes tú de ese
modo? De no ser así, pide al Señor que te ayude, como hizo
Nehemías.
(3) Nehemías oró de verdad. ¿Has aprendido a orar? ¿Significan
tus palabras realmente lo que dices? ¿Son tus oraciones rápidas,
informales y egoístas? ¿O quizá, al igual que Nehemías, oras
sincera y fervientemente pidiendo cosas espirituales importantes,
como el perdón de tus pecados y la ayuda de Dios para poder
representarle? ¿Oras por tus padres y amigos, para que puedan
llegar a conocer al Señor?
Algunas lecciones acerca de la oración. Con las clases de los
más mayores, lee la oración de Nehemías y señala:
(a) Cómo se preparó Nehemías para orar.
(b) Que Nehemías recordó que estaba orando a un gran Dios
poderoso que odia y castiga el pecado. Pero también recordó que el
Señor es bueno y misericordioso, dispuesto a perdonar a todos los
que sienten verdadero pesar por su pecado y le entregan su vida a
Él. Recuerda a los niños que deberían acordarse siempre de cómo
es Dios cuando le hablen: grande y santo, pero también amoroso y
misericordioso.
(c) Cómo se arrepintió Nehemías de su pecado: le dijo al Señor
cuánto le afligía su pecado y cómo le dolían sus consecuencias.
Cuando oremos, también debemos mostrar una tristeza real por
nuestro pecado y por el daño que ha causado.
(d) Que Nehemías reclamó las bondadosas promesas de Dios
reflejadas en su Palabra (dada a Moisés) en cuanto a que Él volvería
169
a bendecir y a ayudar a su pueblo si este volvía a Él arrepentido. La
promesa divina de perdonarnos se cumplió en una persona, el Señor
Jesucristo, que vino a morir por nuestro pecado. Podemos estar
seguros de que, si venimos en el nombre de Cristo, Dios nos oirá, y
responderá nuestras oraciones por amor a Él.
(e) Nehemías acudió al Señor en busca de ayuda. Sabía que solo
Dios podía influir sobre los actos del poderoso Artajerjes, y se
limitó a explicar simple y brevemente su gran necesidad, confiando
en que el Señor actuaría. Exhorta a tus alumnos para que vayan al
Señor en busca de ayuda cuando necesiten valor para dar testimonio
delante de personas que tal vez los amenacen o se burlen de ellos.
Asegura a los niños que, si oran en este espíritu, el Señor, que “es
poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de
lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20), responderá sus
oraciones como hizo con la de Nehemías.
Complemento visual
Indica en un mapa dónde se encuentran Susa y Jerusalén. Haz un
modelo o dibuja un diagrama de Jerusalén, con sus puertas y torres
(cf. CV 10, p. 168). Señala la ruta que siguió Nehemías en su
inspección nocturna (cf. Nehemías 2:12–15).
DECISIÓN Y VALOR (165)
Nehemías sigue trabajando, a pesar de las artimañas del enemigo
Nehemías 4–7
Propósito: Mostrar que los métodos de Satanás no han cambiado,
y hacer que los niños sean conscientes de la intención del Diablo de
apoderarse de sus almas y hacerles daño.
Bosquejo de la lección
Recuerda a la clase cómo llegó Nehemías a Jerusalén, con madera
y otros materiales que se necesitaban para reconstruir los muros y
las puertas que habían sido asolados. Describe cómo reunió a los
líderes de la ciudad y desveló su plan para la reconstrucción (cf.
Nehemías 2:17–18). Sin embargo, tan pronto como acordaron
comenzar la obra, sus enemigos empezaron a burlarse de sus
esfuerzos y a hacer todo lo que podían para desmoralizarlos. Estos

CV Complemento visual

170
enemigos no querían ver una Jerusalén fuerte y segura, e hicieron
uso de toda su astucia y su fuerza para concebir maneras como
pudieran detener la obra de Dios.
Nuestra lección mostrará las distintas ideas que tuvieron para
frustrar los planes de Nehemías. Comenta a la clase que Satanás,
con sus colaboradores, está siempre decidido a destruir la obra de
Dios, y sus técnicas se repiten de generación en generación. Si
examinamos los planes que urdieron, Tobías y Gesem, podremos
prepararnos para los distintos tipos de ataques que el Diablo
perpetra sobre cualquier niño o adulto que intenta encontrar al
Señor y seguirle en la actualidad.
Tiempo récord. A pesar de toda la astucia y la brutalidad del
enemigo, la reedificación de los muros se llevó a cabo en un tiempo
récord. ¿Por qué? Porque Nehemías confiaba en el poder del Señor,
y oraba pidiendo ayuda. Cada vez que el enemigo atacaba, él se
dirigía a Dios y se negaba a dejarse intimidar, engañar o adular por
ellos. Desechaba inmediatamente cualquier propuesta que viniera
de ellos. El Nuevo Testamento nos dice: “Resistid al diablo y huirá
de vosotros” (Santiago 4:7). Una vez estimulada la imaginación de
los niños de este modo, pasa a presentar una relación detallada de
las astutas intrigas que emplearon Sanbalat, Tobías y Gesem.
(a) El ridículo (cf. Nehemías 4:1–5). En primer lugar, el enemigo
ridiculizó a los obreros y se rió de sus esfuerzos. ¿Cómo podían
estos judíos edificar el muro de una ciudad a partir de aquellos
montones de escombros carbonizados? Sus esfuerzos eran tan
débiles que hasta una zorra podía echarlo todo abajo. Así se
burlaban aquellos hombres, y Satanás hace lo mismo con nosotros.
Cuando empezamos a tomarnos las cosas de Dios en serio, el Diablo
hace que la gente se ría y se burle de nosotros, sugiriendo que lo
que a nosotros nos interesa no es más que una ridiculez. “¡Vamos!
—dice— ¡Qué débil y patético es ser cristiano!”. Si hemos de
soportar esas burlas, debemos pedir la ayuda del Señor, como hizo
Nehemías.
(b) El ataque (cf. Nehemías 4:6–15). En segundo lugar, cuando
los enemigos vieron el progreso de la obra, se encolerizaron y
planearon una ofensiva a gran escala, pero Nehemías estaba
preparado, y sus hombres trabajaron con una espada (para
171
defenderse) en una mano y una llana (para edificar) en la otra. Los
edificadores estaban preparados para convertirse en soldados al
primer aviso, y como tales constituían un formidable ejército.
Estaban listos “desde la subida del alba hasta que salían las
estrellas” (Nehemías 4:21) para enfrentarse a cualquier agresor.
Sanbalat y Tobías se dieron cuenta de que no podían nada contra tal
fuerza y se marcharon de allí enfurecidos.
De la misma manera, Satanás se enfurece cuando ve a un niño o
a una niña que se acerca al Señor, y hace todo lo que puede para
dañar y minar su fe, y apartarlos del Señor. Susurra dudas en
nuestras mentes diciéndonos que Dios no existe. El Diablo nos
desanima haciéndonos pensar que la vida será triste e infeliz si
dejamos el mundo a un lado para seguir al Señor. La armadura de
Dios es lo único que nos puede ayudar a soportar sus ataques, que
Pablo describe como “dardos de fuego” que se introducen en
nuestro pensamiento (Efesios 6:16).
(c) Artimañas (cf. Nehemías 6:1–4). Viendo que su plan de
lucha había fracasado, lo siguiente fue el engaño. Sanbalat y Gesem
adoptaron una actitud amistosa y pidieron a Nehemías que se
reuniese con ellos para hablar. Nehemías no sintió la tentación de
abandonar su obra, y eso le protegió de sus planes asesinos.
Advierte a la clase que Satanás puede tomar el aspecto de un “ángel
de luz” (2 Corintios 11:14). Si ve que no nos rendimos a sus ataques,
lo intenta por otro medio. Se vuelve muy razonable y nos invita a
considerar su sabio consejo. Trata de separarnos del Señor
atrayéndonos con otras cosas, y nos hace todo tipo de sugerencias
tentadoras (pon ejemplos adecuados para la edad de tu clase).
(d) Horribles amenazas (cf. Nehemías 6:5–9). Describe, en
forma breve, pero radical, la cuarta estrategia que idearon aquellos
hombres: asustar a Nehemías creando una elaborada amenaza que
suscitaría la hostilidad del rey Artajerjes. De nuevo, el plan falló, y
Nehemías pidió a Dios que fortaleciera sus manos. Comenta a la
clase que, con frecuencia, los jóvenes creyentes se encuentran con
que la gente intenta jugarles malas pasadas. Quizá alguien diga
mentiras con respecto a ellos, o tal vez se sientan asustados por las
consecuencias que implicará ponerse de parte del Señor. A veces
los padres se enojan mucho cuando sus hijos se convierten en
cristianos.
172
En ese tipo de pruebas, nos dirigimos a nuestro Salvador en
oración, y Él siempre nos ayuda. A veces Él echa abajo el “plan”
que se ha urdido contra nosotros o calma la ira de la que somos
objeto. Otras veces se acerca más a nosotros y nos alienta para que
resistamos frente a las dificultades. Algunas veces los problemas
resultan ser menos graves de lo que nos imaginábamos: recordemos
cómo Cristiano, en El progreso del peregrino, descubrió que los
leones que tanto temía estaban encadenados.
(e) Juego sucio (cf. Nehemías 6:10–14). El muro estaba a punto
de acabarse, y los enemigos de Nehemías empezaron a sentir
pánico. Les quedaba un último truco en la manga. Esta vez su plan
era realmente enrevesado. Decidieron sobornar a algunos profetas
de Jerusalén, en los que, estaban convencidos, Nehemías confiaría.
Pagaron a Semaías para que le traicionara. Se convino que asustaría
a Nehemías y le instaría a esconderse en el Templo. Una vez allí,
Sanbalat y sus amigos dejarían en evidencia la cobardía de
Nehemías ante sus seguidores y conseguirían que le expulsaran de
la ciudad entre burlas.
Pero, una vez más, su constante confianza en Dios hizo que se
diera cuenta del complot. Sabía que el Señor podía proteger
perfectamente a sus siervos sin que tuvieran que correr como
conejos asustados al recinto del Templo. La profecía de Semaías no
tenía sentido, y, aunque la había pronunciado un profeta en el que
Nehemías esperaba poder confiar, pronto se dio cuenta de que ese
hombre había sido sobornado por Sanbalat.
Explica a tu clase que Satanás nunca juega limpio. Emplea todo
tipo de recursos para apartar a los niños del Señor. A menudo utiliza
propaganda mentirosa, haciendo afirmaciones generalizadas que
nunca se han demostrado (la teoría de la evolución, a la que los
medios de comunicación se refieren constantemente como si fuese
un hecho probado, es un ejemplo de este tipo de artimaña). Cuando
nos sentimos tristes o deprimidos por alguna razón, Satanás tal vez
nos tiente a que dudemos de que seamos verdaderos cristianos. Así
como los atracadores eligen a las ancianas para robarles, Satanás
nos asalta con dudas cuando estamos enfermos o cansados.
Debemos ser como Nehemías y confiar en la Palabra de Dios y en
sus promesas; de ese modo, seremos salvados de las trampas de
Satanás.
173
¡La obra se acaba a tiempo! Recuerda a la clase que muchos de
los proyectos de edificación que se desarrollan en la actualidad se
acaban más tarde de lo previsto. Algunos proyectos de construcción
se concluyen con varios años de retraso con respecto al plazo
previsto. Sin embargo, los muros de Jerusalén se terminaron de
edificar en cincuenta y dos días, ¡y con trabajadores voluntarios!
Con frecuencia se han llevado a cabo cosas sorprendentes cuando
el pueblo de Dios se ha sentido impulsado a hacer la obra del Señor
y Él les ha ayudado. Pregunta a los niños si ellos también son
siervos del Señor. Contrariamente a lo que Satanás les pueda haber
dicho, el cristiano disfruta de la vida más apasionante y estimulante
que pueda existir.
Insta a la clase a darse cuenta de cómo planea Satanás engañarnos
y mantenernos bajo su control. Es muy trágico que tantas personas
no sepan que en su vida se está librando una gran batalla: ¡una
batalla por el alma de cada persona! ¿Somos conscientes de que
tenemos un enemigo: Satanás? Ayuda a los niños a detectar sus
métodos y a dirigirse al Señor, quien ama a los pecadores y vino a
morir para obtener el perdón para ellos. Señala que deberían salir
de la escuela dominical con la misma determinación que Nehemías
de buscar al Señor, y de pedirle que establezca su Reino en sus
vidas.
Complemento visual
Consigue una caja o una lata y escribe sobre ella: “Planes para
detener la edificación del muro”. A medida que transcurra la
lección, ve sacando de ella tarjetas donde estén escritos los títulos
de cada uno de los apartados, del (a) al (e). Conforme vaya
fracasando cada artimaña, rompe la tarjeta y saca otra.
BONDAD (166)
Se termina la construcción del muro de Jerusalén
Nehemías 8–12; especialmente 8, 9, 12:27–43; véase también Nehemías 5:14–
19
Propósito: Describir el gozo que suele experimentar el pueblo de
Dios. Continuar también con nuestro estudio del personaje de
Nehemías y comparar su devoción hacia Jerusalén con la bondad
del Señor.
Bosquejo de la lección
174
Recuerda a la clase que, a pesar de las amenazas y de la oposición
que vimos la semana pasada, los muros de Jerusalén y sus puertas
fueron reconstruidos en cincuenta y dos días (cf. Nehemías 6:15).
Muchos de los obreros no eran constructores profesionales, pero,
por su deseo de agradar al Señor, que Nehemías había infundido en
ellos, “[tuvieron] ánimo [o corazón] para trabajar” (Nehemías 4:6).
Trabajaron arduamente y durante muchos días, en medio de la
oposición, hasta que la obra se terminó. Sus enemigos tuvieron que
callar y admitir que Dios había ayudado a su pueblo en este gran
proyecto.
Dedicación de sus corazones. Muestra un diagrama o un modelo
de los muros y las puertas de la ciudad (cf. CV 10, p. 168). Describe
la escena cuando el pueblo se reunió ante la puerta de las Aguas
para escuchar a Esdras leer la Palabra de Dios. Haz un breve
bosquejo de los distintos estados de ánimo por los que pasaron los
israelitas: (1) tristeza por el pecado (cf. Nehemías 8:9), (2) gozo en
el Señor (cf. Nehemías 8:12–18) (3) aprecio del trato pasado del
Señor para con su nación (cf. Nehemías 9) (4) disposición a
reformar sus caminos, es decir: volver a guardar el día de reposo,
diezmar, y observar las leyes de la pureza (cf. Nehemías 10).
Se arrepintieron de sus pecados, los confesaron y se apartaron de
ellos, y entonces estuvieron preparados para dedicar su ciudad,
nuevamente restaurada, al Señor. Explica a la clase que nunca es
correcto ofrecer algo al Señor mientras el pecado permanezca en
nuestra vida y no nos hayamos arrepentido de él. Algunas veces las
personas intentan “sobornar” a Dios con buenas obras y donativos,
pero Él no aceptará esos gestos débiles mientras el corazón siga
sucio (cf. Amós 5:21–22).
Dedicación del muro. Ayuda a la clase a introducirse en la
naturaleza gozosa de esta ocasión. Quizá los maestros puedan
compararla a algún suceso reciente en la vida de la iglesia o de la
escuela dominical, cuando se sintieron contentos por haber
terminado un proyecto especial. Asistir a una ceremonia de
inauguración de cualquier tipo es una cosa, pero, cuando los que
han hecho la obra son los principales participantes, la atmósfera es
absolutamente mejor. Las clases de los más pequeños apreciarán lo

CV Complemento visual

175
orgullosos que se debieron de sentir los niños cuando cruzaron la
parte del muro que sus propios padres habían edificado.
Con ayuda de un diagrama, perfila la ruta de las dos secciones de
la procesión (cf. Nehemías 12:31–40), que culminó con un gran
culto de adoración en el Templo. Los gritos de júbilo de hombres,
mujeres y niños en toda Jerusalén podían oírse “desde lejos”
(Nehemías 12:43). Explica a la clase que no hay pueblo más feliz y
sorprendido que el del Señor cuando piensa en sus grandes
bendiciones. Rodeados como nos encontramos hoy de personas que
se burlan de la Palabra de Dios y se mofan de sus leyes, sigue siendo
posible que experimentemos la poderosa bendición del Señor
cuando empezamos a servirle. Habrá un tiempo de gran regocijo
cuando vivamos la victoria sobre nuestros enemigos, es decir: (a)
los pecados, que el Señor nos permite vencer (b) el temor a decir a
nuestros compañeros de escuela que pertenecemos al Señor, cuando
Él nos da el valor para hacerlo (c) la dificultad de dar a conocer el
Evangelio a todos los que viven a nuestro alrededor (cuando la
televisión, los periódicos y hasta las escuelas muestran tanto
antagonismo hacia los valores cristianos), cuando el Señor responde
a nuestras oraciones y nos permite ganar los corazones de muchos
que un día fueron hostiles.
La devoción de Nehemías. Llegados a este punto, sería
conveniente evaluar el papel que había tenido Nehemías en este
gran logro:
(a) Abandonó la corte de Susa. De no haber sido por la
preocupación que había en su corazón, la reconstrucción del muro
no habría empezado nunca. Su disposición a dejar su posición de
máxima comodidad, de honor y de autoridad en la corte real del
emperador le llevó a rescatar una ciudad en ruinas.
(b) Trabajó duramente en medio de una gran oposición, con
muchos enemigos en contra. Una vez en Jerusalén, tuvo que
convencer al pueblo que vivía en la ciudad y sus alrededores de que
su proposición era viable y práctica, y esto suponía un largo período
de trabajo y preparación. Recuerda a la clase todas las amenazas del
enemigo, que habrían aterrorizado a cualquiera que no estuviera
completamente dedicado a este gran proyecto.

176
(c) Trabajó sufragando él mismo los gastos. Explica que
Nehemías, como gobernador de Jerusalén a las órdenes del rey
Artajerjes, estaba autorizado para reclamar los gastos y gravar al
pueblo con impuestos adicionales para su propio beneficio. Pero él
tuvo compasión de aquellas personas, que ya llevaban pesadas
cargas. Por eso trabajó sin cobrar y ofreció su generosa hospitalidad
a los demás (cf. Nehemías 5:14–19)
(d) Experimentó un gran gozo cuando vio los muros edificados,
las puertas de nuevo en su lugar, y al pueblo de Jerusalén feliz y a
salvo en el Señor.
El amor del Señor hacia nosotros. Haz una aplicación
evangelística comparando la devoción de Nehemías con el amor del
Señor Jesucristo hacia nosotros (esto no significa que Nehemías sea
un símbolo “oficial” de Cristo, sino que, como hombre que recibió
el encargo de restaurar Sion, existen evidentes paralelismos entre
su obra y la del Salvador).
(a) Así como Nehemías dejó la comodidad de Susa, Cristo dejó
la corte del Cielo. Comenta a la clase que Jesús vivía en gloria,
donde tenía ángeles que le servían. Con todo, cuando nos vio caídos
y contempló cómo nos explotaba nuestro enemigo, Satanás, el
Señor eligió dejar las glorias de lo alto y descender a nuestro pobre
mundo para rescatar y restaurar a un pueblo para sí.
(b) Como Nehemías, el Señor trabajó arduamente contra la
oposición de Satanás, pero a una escala infinitamente mayor. Su
tarea fue solitaria y su enemigo, Satanás, inspiró a hombres
perversos contra Él. Al final, Cristo se dejó crucificar sobre el
madero, donde llevó el castigo del pecado en nuestro lugar.
(c) Al igual que Nehemías pagó la obra él mismo, así también
Cristo pagó un precio inmensamente mayor, el del pecado, por
nosotros. El Salvador estaba decidido a salvarnos, y estaba
dispuesto a pagar el precio. Llevó el dolor y el sufrimiento que
debíamos soportar los pecadores y, de esa manera, nos liberó.
Ahora reclama los corazones de aquellos que le pertenecen. Haz
hincapié sobre este punto para que quede claro. En un mundo en el
que se explota y se manipula hasta a los jóvenes para obtener
beneficios económicos (como hacen, por ejemplo, los productores

177
de revistas inmorales para adolescentes), cuesta concebir la bondad
desinteresada del Salvador al redimir a los pecadores.
(d) Así como Nehemías se alegró al ver Jerusalén restaurada,
Cristo se regocija al ver a los pecadores redimidos, en todo el
mundo, y en todas las épocas. Se alegra al ver que su Reino crece
en los corazones de todos aquellos que le reciben. Insta a la clase a
no hacer caso omiso de una bondad tan maravillosa y a que se
acerquen al Señor y le hagan Rey y Gobernador de sus vidas.
Entonces ellos también se convertirán en ciudadanos de la ciudad
celestial, y allí vivirán sanos y salvos para siempre. Asegura a los
jóvenes creyentes que, a todos los que son salvos y se han
convertido verdaderamente al Señor, Él, de hecho, los protegerá
para siempre. Tal vez Satanás los amenace, y quizá los pecados los
desvíen momentáneamente del camino, pero pueden confiar en que
el Salvador, que tanto los ama, los mantendrá a salvo para siempre.
Complemento visual
Utiliza el complemento visual CV 10 (p. 168) como se indica en la
lección.
INCONSTANCIA (167)
El pueblo de Jerusalén vuelve a sus votos
Nehemías 13:4–31
Propósito: Advertir a los niños contra la conducta inconstante que
se describe en Nehemías 13. Describir la naturaleza genuina y
duradera de la conversión verdadera.
Bosquejo de la lección
La decepción. Si la Biblia hubiese sido escrita por una persona no
inspirada, la habría acabado en Nehemías 12. Pero como la Palabra
de Dios es siempre fiel y verdadera, recoge lo malo además de lo
bueno. Ayuda a la clase para que sienta la decepción que Nehemías
experimentó cuando volvió después de una visita al rey Artajerjes.
(1) El enemigo invitado a entrar. ¡No podía creer que, de entre
todas las personas, a Tobías precisamente se le había dado una
espaciosa cámara en los atrios del Templo! Ansioso por complacer
a su familia, Eliasib, un sacerdote emparentado con Tobías, había
permitido que el principal enemigo de la obra de Dios tuviera una
residencia dentro de los atrios del Templo. No solo era una locura
178
invitarle a entrar, sino que era un insulto para el Señor y para su
siervo Nehemías, que había edificado el muro de la ciudad pagando
tan alto precio. Nehemías tenía razones para sentirse dolido y
enojado, y ordenó inmediatamente que se expulsara de allí a Tobías
(cf. Nehemías 13:4–9). De esta manera, la ciudad se salvó por poco
de que el enemigo tomara posición dentro de sus puertas.
(2) La obra de Dios desatendida. Nehemías se preguntaba por
qué había tan pocos sacerdotes sirviendo en el Templo, y descubrió
que no se les había pagado. Convocó al pueblo y les recordó su
promesa de dar el diezmo de sus bienes y posesiones.
(3) No se observa el día de reposo. El siguiente problema que
surgió fue cuando el día de reposo Nehemías se despertó y oyó el
estruendo de los caballos y el rumor de los tenderetes y los
mercaderes. En vez de guardar el día de reposo del Señor, el pueblo
estaba ocupado montando el mercado, y todo tipo de mercaderes
exponían sus productos para venderlos. ¿Se atrevería Nehemías a
enfrentarse a la impopularidad y a la amarga hostilidad que
ciertamente despertaría si prohibía este comercio incorrecto?
Aquellos que tenían intereses personales en el mismo no dudarían
en ejercer gran presión sobre Nehemías para que pasara por alto este
asunto. Pero él creía que Jerusalén era la ciudad del Señor. ¿Cómo
podía permitir que los mandamientos de Dios se incumplieran
abiertamente? Por consiguiente, puso en marcha fuertes medidas
para ilegalizar estas prácticas. Las puertas debían cerrarse con
cerrojo en la víspera del día de reposo, y así debían permanecer
hasta que el día de reposo hubiese terminado (cf. Nehemías 13:19).
(4) Matrimonio con incrédulos. La decepción final para
Nehemías fue oír que se hablaban lenguas extranjeras en Jerusalén.
Esto indicaba que el pueblo se había echado atrás de su promesa de
no casarse con mujeres paganas. Estas mujeres adoraban a los
ídolos y enseñaban a sus familias a hacer lo mismo. No habría
habido nada de malo en que los judíos se hubiesen casado con
personas de otras razas si estas hubiesen renunciado a sus falsos
dioses y hubiesen servido al Dios verdadero. Pero estos casamientos
quebrantaban la Ley de Dios, le desafiaban, y convertían Jerusalén
en una ciudad pagana. Nehemías, pues, se puso en marcha para
corregir este asunto (cf. Nehemías 13:23–31).

179
Poner nuestra vida en orden. Estos cuatro puntos proporcionan
a los maestros la oportunidad de hacer las correspondientes
aplicaciones pastorales para los jóvenes creyentes y para otros que
tengan interés en sus clases (las aplicaciones podrían integrarse
dentro del desarrollo de los cuatro puntos que acabamos de
describir, pero, por lo general, será mejor ocuparse de ellas de
manera independiente, al final de la lección).
Para el joven creyente: (1) No invites nunca a Satanás a
entrar. Advierte a todos los niños que estén en guardia contra el
Diablo y su propaganda mentirosa. Está decidido a invitarse a sí
mismo para entrar en nuestra vida y gobernar sobre nosotros, pero
no le importa nuestro bienestar; solo le interesan su propio poder y
posición. Su objetivo es apoderarse de nuestros deseos y atizar el
fuego de nuestros pecados. ¡Qué trágico es que tantos jóvenes crean
sus promesas mentirosas y le entreguen las llaves de su corazón,
para convertirse en sus esclavos y llevar una vida de impiedad y
pérdida total!
Advierte a todos los nuevos cristianos que eviten al enemigo y
no le dejen volver a entrar en sus vidas, ni siquiera en la forma más
insignificante. Invítales a ocupar sus mentes con la obra del Señor
y su Palabra, y no con entretenimientos y actividades mundanas.
Recomiéndales lecturas cristianas, como las biografías de grandes
siervos del Señor cuyo ejemplo puedan seguir, junto con otros
libros que les harán bien, les aportarán sabiduría y los capacitarán
para responder al Diablo la próxima vez que intente volver a
introducirse en sus vidas.
(2) Acuérdate de la obra del Señor. Insta a los creyentes a que
aparten (voluntariamente) una parte de su tiempo, su energía y su
asignación para dedicarlos al servicio del Señor, quien los ha
salvado.
(3) Acuérdate del día de reposo. Nuestro día de reposo ha
pasado a ser el día del Señor, y se guarda en una forma bien distinta.
En ese día adoramos a Dios, y estudiamos las cosas del Señor, y le
servimos. No trabajamos para nuestra propia ganancia, ni hacemos
cosas que no necesitamos hacer ese día. ¡Es el día del Señor! Le
pertenece a Él, y como cristianos lo sabemos.

180
(4) Piensa muy bien en qué amistades cultivas. Explica que los
cristianos encuentran toda su ayuda, guía y deleite en el Señor y en
su pueblo. Naturalmente siguen teniendo relación con amigos no
creyentes y les preocupa su situación espiritual. Los creyentes se
conocen por la bondad y la atención que demuestran para con
aquellos entre los que viven. Pero sus amigos más cercanos y sus
consejeros serán miembros de la familia del Señor. No necesitan
recurrir a la literatura mundana, ni a las fiestas, ni a consejeros para
que les ayuden. Cuando sean más mayores, no deberían pensar en
casarse con alguien que no sea cristiano. Sería una mezcla
imposible, porque cada uno tendría una perspectiva diferente, con
objetivos, lealtades e intereses distintos. Uno serviría al Señor, y el
otro serviría al mundo.
Insta a los jóvenes cristianos a que sirvan al Señor con todo su
corazón y a que se aparten de los caminos del mundo. Invítales a
hacer esta oración:
Toma, oh Dios, mi corazón;
será tu trono real…
Toma mi ser, y seré
tuyo por la eternidad.
Un reto evangelístico. Como alternativa, los maestros podrían
presentar un reto evangelístico volviendo al tema del carácter,
haciendo hincapié en la inconstancia de los ciudadanos de Jerusalén
en tiempos de Nehemías. Recuerda a la clase el entusiasmo que
demostraron cuando dedicaron el muro. Luego describe cómo se
olvidaron de sus votos y promesas en cuanto Nehemías volvió la
espalda. Tuvo que marcharse para hacer una visita al rey Artajerjes
y, mientras estuvo ausente, volvieron a caer en sus antiguos
pecados. Pusieron en peligro todo el progreso que habían
conseguido, y su seguridad se vio amenazada. Su oportunidad de
recuperar una bendición especial como la nación que gozaba del
favor del Señor, se perdió por buscar ganancias a corto plazo, como
hacer fortuna, conseguir amistades mundanas y disfrutar de
placeres pecaminosos.
¿Caliente o frío? Muestra a la clase lo volubles que podemos ser
todos nosotros. ¡Un día queremos pertenecer al Señor y al día
siguiente nos unimos a los que no disponen de tiempo para Él y se
181
jactan de sus caminos de pecado! Dios dice que Él preferiría que
fuésemos calientes o fríos. Ser tibios no es mejor que ser fríos, pero,
sin embargo, nos hace sentir bien y nos engaña (cf. Apocalipsis
3:15–16). Recuérdales a Félix, quien oyó el Evangelio de labios de
Pablo y tembló (cf. Hechos 24:25), pero no se decidió a dar una
respuesta seria al mensaje, y se perdió para siempre.
¿Dentro o fuera? Insta a tus niños a que busquen al Señor con
todo su corazón, a tomárselo en serio y a darse cuenta de que
convertirse en cristiano implica que Dios te cambie profundamente
y para siempre. No es como cuando te haces socio de un club, que
luego puedes abandonar; es más bien algo parecido a ser adoptado
en una nueva familia. Explica que, una vez le pidamos perdón
verdaderamente al Señor Jesús por nuestros pecados y
experimentemos la obra de su Espíritu Santo en nuestro corazón, ya
nunca más desearemos volver a nuestra vida anterior.
¿Sí o no? Rétales con la pregunta que hizo el Salvador, quien
habló de dos hermanos a los que su padre pidió que fueran a trabajar
en su viña. El primero se negó, pero al final fue. El segundo dijo
que sí, pero nunca lo cumplió (cf. Mateo 21:28–31). Pregunta a la
clase cuál de los dos complació a su padre. Compara al segundo con
aquellos habitantes de Jerusalén de los tiempos de Nehemías,
cambiantes y volubles. Insta a los niños a que consideren
cuidadosamente si han tomado la invitación de Cristo a la ligera.
Explícales que, como maestro de escuela dominical, preferirías
tener en tu clase a un niño que al principio no se sintiese conmovido
por el Evangelio, pero que, al marcharse a casa, pensara en él
seriamente antes que uno que enseguida levantara la mano como
voluntario para seguir a Cristo, pero que pronto se olvidase del
asunto y volviese a su antiguo estilo de vida.
La oración de cierre de Nehemías. Concluye la lección con las
palabras finales del libro de Nehemías: “Acuérdate de mí, Dios mío,
para bien” (Nehemías 13:31). Nehemías debió de preguntarse
durante cuánto tiempo mantendría Jerusalén las reglas que él había
instaurado. Sabía que las leyes y las reglas, por sí solas, no podían
hacer que las personas fueran piadosas. Nehemías sabía, sin
embargo, que Dios responde a las oraciones de aquellos que creen
en Él, a pesar de lo pecadora y rebelde que sea la sociedad que les
rodea. Expresa tu gran deseo de que en tu propia clase haya algunos
182
que, como Nehemías, conozcan al Señor de una manera personal, y
que le pertenezcan.
Complemento visual
Para el reto evangelístico, muestra una cartulina alargada con una
punta de flecha en cada extremo. En uno de ellos escribe:
“¿Caliente?”; y en el otro: “¿Frío?”. Y luego enseña a los niños otras
dos cartulinas similares donde ponga: “¿Dentro?” y “¿Fuera?”; y
“¿Sí?” y “¿No?”.
REPASO (168)
Propósito: Invitar a los niños a reflexionar sobre el importante,
pero descuidado, tema del carácter humano y los factores que lo
moldean. Hacer hincapié en la diferencia que existe entre aquellos
cuya vida pertenece al Señor y aquellos que le rechazan.
Bosquejo de la lección
Indica a la clase que el estudio del carácter humano es fascinante.
Demuestra que es un asunto que, por lo general, se pasa por alto y
se desatiende en nuestra sociedad. Las personas se miden entre sí
según su éxito material e intelectual, y no por el tipo de persona que
son. “¿Cuánta riqueza, inteligencia, belleza, popularidad y felicidad
tengo?”; esas son las preguntas que las personas se hacen. Rara vez
oímos: “¿Cuánta bondad, honradez, amabilidad tengo? ¿En qué
medida agrado a Dios?”.
Ayuda a los niños a detenerse y ver lo absurdo que puede resultar
esta postura. ¿De qué sirve vivir en un mundo tan avanzado en
tecnología, lleno de ordenadores, y capaz de hacer vuelos
supersónicos, si la mayoría de sus habitantes se sienten abrumados
por la depresión, la infelicidad, el temor, la frustración, la pobreza
y la guerra? Un vistazo a cualquier periódico nos convencerá de que
nuestro mundo está lleno de personas que son expertos científicos,
deportistas de éxito, acaudalados hombres de negocio, poderosos
políticos o artistas famosos, cuyas vidas personales son infelices y
a menudo se ven marcadas por la tragedia. ¡Hay tantas personas que
no parecen ser capaces de arreglárselas por sí solas! Las familias
corrientes también ven sus vidas arruinadas por la violencia, las
relaciones rotas y las esperanzas frustradas. Han construido sus
vidas sin el fundamento de la Palabra de Dios y no pueden soportar
el ímpetu de las tormentas de la vida.
183
La Biblia presta una gran atención a la formación del carácter.
En esta serie de lecciones hemos visto algunos ejemplos
maravillosos de vidas con verdadero éxito. Pide a la clase que te
nombre ejemplos. Hemos hablado también acerca de los que vieron
su éxito arruinado por defectos fatales que tenían en su carácter.
Los maestros de las clases de los mayores puede que quieran dar
a la lección un carácter visual, presentando la silueta de una cabeza
humana. Divídela en cinco compartimentos separados, pero deja un
círculo en el centro. Etiqueta las cinco secciones:
(a) buena presencia: que conduce a tener amistades, admiración,
popularidad;
(b) inteligencia: que conduce a tener éxito en los exámenes,
buenos empleos, ventajas sobre los demás;
(c) habilidades físicas: que conducen al éxito en los deportes,
resistencia física, larga vida;
(d) personalidad: que conduce a tener capacidad de gestión, un
carácter atractivo, control de otras personas, popularidad;
(e) dotes para la música, los idiomas, el humor, etc. En el círculo
central, escribe las palabras: “Carácter necesario para controlar y
gobernar”, con las flechas señalando hacia fuera. Sobre este, coloca
otro círculo donde ponga: “El factor que falta”. Explica que las
personas podrían tener todos (o parte de) los dones o ventajas del
círculo exterior, pero aún podrían convertir su vida en un desastre
si no tienen el factor que falta, que les permitiría mantener todos
esos dones bajo control.
Indica que el carácter incluye valores como la lealtad, la
fidelidad, la preocupación por los demás, la decisión, el valor y la
bondad. También incluye la honradez, la alegría y la dulzura.
Pregunta cómo se pueden conseguir esas características invisibles.
Muestra que solo aquellos a quienes el Señor les ha cambiado el
corazón pueden triunfar sobre los rasgos opuestos del egoísmo, el
orgullo, el desdén hacia Dios y hacia los demás, y la volubilidad.
Lee (de Gálatas 5:22–23) los rasgos del fruto del Espíritu en la vida
de una persona. Pide a los niños que se pongan a prueba según esos
valores. Recuerda a aquellos niños que se sientan orgullosos de su
conocimiento bíblico y de su familia cristiana, que esas son las
184
características que Dios desea. ¿Sentimos un amor generoso, un
gozo que brota de un corazón agradecido, paz en medio de las
tormentas de la vida, bondad aun cuando somos tentados, etc.? Una
vez hayas despertado el interés de los niños y sean conscientes de
estas grandes cuestiones, refiérete brevemente a los
acontecimientos que tuvieron lugar en las vidas de Daniel y
Nehemías, que ponen de relieve tantos aspectos interesantes y útiles
del carácter humano.
(1) La lealtad y el valor de Daniel: Separado de su familia desde
su juventud, ¿qué le impedía caer en una vida pecaminosa y
desperdiciada en Babilonia? ¿Cómo encontró el valor necesario
para mantenerse firme en los principios que había aprendido desde
niño, rechazando la comida y el vino del Rey? ¿Cuál fue el
resultado? ¿Se perdió algo? ¿Tenemos los mismos principios y el
mismo valor que Daniel? ¿Conocemos a su Dios?
(2) El orgullo de Nabucodonosor: Era un gran rey, con un
imperio mundial. Los jardines colgantes de Babilonia eran una de
las maravillas del mundo antiguo. ¿Qué había en su carácter que le
condujo a la humillación, aun después de las advertencias de
Daniel? ¿Corremos el peligro de perder todo lo que es bueno porque
somos demasiado orgullosos como para someternos a Dios?
(3) Los amigos de Daniel permanecieron tranquilos e impasibles
cuando fueron lanzados al gran horno. ¿Cómo podemos
explicárnoslo? ¿Quién promete estar con todos sus hijos cuando
sufran por Él? ¿Cómo podemos encontrar al Señor por nosotros
mismos?
(4) Belsasar estaba celebrando su propia grandeza mientras los
medos y los persas invadían su ciudad. ¿Qué estaba haciendo en la
fiesta que le acarreó el juicio de Dios? ¿Qué nos dice esto acerca de
su actitud para con el Dios del Cielo? ¿Nos comportamos de tal
manera que nos acarreamos el juicio de Dios?
(5) Los enemigos de Daniel planearon que los leones le
devoraran. ¿Por qué le aborrecían tanto? ¿Existe alguna cura para
los corazones celosos y envidiosos? ¿Qué nos enseña esta lección
acerca de Daniel? ¿Podemos esperar que Dios nos rescate siempre
de situaciones de extremo peligro, con solo ofrecer una rápida
oración?
185
(6) Nehemías fue un hombre humilde que confesó al Señor sus
pecados y los de su pueblo. ¿Porqué hay tanta diferencia cuando se
cree en Dios y se le conoce? ¿Cómo respondió el Señor a la oración
de Nehemías por medio del rey Artajerjes?
(7) Los enemigos de Jerusalén utilizaron muchas artimañas y
conspiraciones para impedir que los muros de la ciudad se
reedificaran. ¿Por qué no tuvieron éxito? ¿Cómo pueden resistir los
jóvenes cristianos frente a los intentos de Satanás de arruinar su
futuro?
(8) El Señor Jesucristo: la vida de Nehemías es figura de la vida
de Cristo y de su amor. Nehemías dejó el palacio del Rey para
proteger al pueblo de Dios. ¿Qué dejó atrás el Señor Jesús para
salvarnos? Nehemías se entregó día y noche a la obra de
reedificación del muro. ¿Cómo se entregó el Señor Jesucristo para
asegurar nuestro futuro? Nehemías pago muchos gastos de su
propio bolsillo. ¿Qué pagó el Señor Jesús para redimirnos? Los
cristianos son aquellos que quieren ser “completamente como el
Señor”. ¿Has hallado este deseo en tu corazón, como le ocurrió a
Nehemías?
Complemento visual
Traza la silueta de una cabeza humana y utilízala como se propone
en la lección.
Vigésima serie
ÉXODO 20
Los Diez Mandamientos
169.— Introducción a los Diez Mandamientos
¿Por qué estudiar estas diez leyes de Dios? ¿De qué sirve aprender
acerca de unas reglas que se escribieron hace casi 4000 años? ¿Qué
beneficio aportará conocer y guardar estos mandamientos para el
futuro de los jóvenes de hoy? Un día, al final de la vida, todos nos
veremos confrontados con esta lista de requisitos de nuestro
Hacedor. Más vale reflexionar ahora sobre ellos que dejarlo hasta
que sea demasiado tarde para encontrar un Salvador.
170.— No tendrás dioses ajenos delante de mí; no te harás imagen

186
¿Qué tipo de “dios” tienen las personas en sus vidas como
alternativa al Dios verdadero? ¿Cuáles son nuestros “dioses”? ¿Por
qué no es correcto intentar representar a Dios por medio de estatuas
o pinturas?
171.— No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano
¿Por qué es tan importante el nombre? El uso que hacemos del
nombre del Señor demuestra lo que pensamos de Él. ¿Despreciamos
a nuestro Hacedor, nuestro Guardador y nuestro Juez? ¿O sabemos
acercarnos a Él en la forma correcta?
172.— Acuérdate del día de reposo para santificarlo
¿Para qué dedicar todo un día a Dios, a adorarle y servirle? Nuestro
Creador nos ordena apartar un día cada semana no solo para nuestro
bienestar físico y emocional, sino, lo que es más importante, para
escuchar su Palabra y reflexionar sobre las cuestiones más
importantes de la vida.
173.— Honra a tu padre y a tu madre
¿Es este solo un consejo pasado de moda para los niños? ¿Por qué
deberían honrar a sus padres? Este mandamiento ordena a todos —
a toda la sociedad— que traten a los mayores y a los líderes con
respeto. Este es el secreto de una sociedad estable. ¿Qué les ocurre
a los “engreídos” que rechazan el consejo? El Señor ama y bendice
a los que se humillan delante de Él.
174.— No matarás
Tras este mandamiento se oculta mucho más que la prohibición de
asesinar. Esta lección explica que hay muchos actos y actitudes que
forman parte de la familia de pecados del asesinato, como los celos,
el odio y el burlarse de los demás. También enseña acerca del
carácter único de la vida, que está en las manos de Dios.
175.— No cometerás adulterio
Este mandamiento, que instituye la familia y la protege con amor y
lealtad, debe proclamarse hoy con mayor claridad que nunca, dado
el clima actual de infidelidad que vemos en la sociedad. La
instauración de la familia por parte del Señor da a cada individuo
un lugar especial de honor, amor y cuidado desde el momento del
nacimiento hasta el de la muerte. Esta lección descubre el
extraordinario plan de Dios.
187
176.— No hurtarás
El robo se puede disfrazar de muchas maneras, pero es imposible
engañar al Señor. Él es el gran Dador, pero nosotros somos viles
ladrones. ¿Cómo podemos ser perdonados? ¿Cómo podemos pagar
la deuda de amor que tenemos con el Señor y convertirnos en
personas amables y generosas?
177.— No hablarás falso testimonio
¿Qué hay de malo en decir una mentira si nos ayuda a salir de un
problema? Esta lección nos cuenta la verdad acerca de mentir, y nos
muestra lo arrogante e insultante que es para los demás, y cómo
pervierte nuestra propia mente. ¿Cuáles son las consecuencias?
¿Hay alguien de quien podamos fiarnos completamente? ¿Por qué
excluye Dios del Cielo a todos los mentirosos? ¿Es posible que
seamos transformados en personas verdaderamente sinceras y
veraces?
178.— No codiciarás
A la hora de elegir un mandamiento que le condenara
profundamente (cuando aún no era salvo), Pablo escogió este
precisamente. ¡Qué opuesto es el patrón que el Señor marca, en
comparación con la inclinación natural del corazón humano! ¡Y qué
vital es definir a los niños lo que son los deseos codiciosos, y
mostrarles su necesidad de salvación!
179.— Repaso
¡Hay tantas cosas que dependen de estas grandes leyes que nos ha
dado el Dios todopoderoso! ¿Estamos prestando atención a su
mensaje?
Introducción a la serie para los maestros
En la Inglaterra de 1870, cuando el Estado se hizo cargo de la
responsabilidad de la educación de los niños, que hasta entonces
había estado a cargo de organizaciones cristianas, se incluyó la
enseñanza de la Biblia en el plan de estudios. Hasta hace
relativamente poco, los niños aprendían al menos los Diez
Mandamientos en sus años de escuela laica. Nuestra sociedad
reconocía que este conjunto de principios morales era el mejor
fundamento para una sociedad estable y justa. Esos días han pasado,
y se ha dejado en manos de un remanente de maestros de escuela
188
dominical la tarea de instruir a la nueva generación en este
importantísimo asunto. Necesitamos impregnarnos del espíritu del
Salmo 119 al asumir esta tremenda responsabilidad y este gran
privilegio.
Los Diez Mandamientos son tan vitales y apropiados para la vida
de cada niño que los maestros, que al principio pueden sentir ciertos
reparos, pronto considerarán esta serie (si se ilustra cuidadosamente
con narraciones e ilustraciones llamativas) como una de sus
favoritas. El hecho de que la sociedad de hoy desafíe
constantemente los mandamientos y los rechace hace que el tema
de esta serie sea de gran actualidad.
Una palabra de advertencia para los maestros más jóvenes y
con menos experiencia. Los mandamientos tratan cuestiones
delicadas (sobre todo en el aspecto sexual). Por consiguiente, sigue
el bosquejo muy de cerca, o consulta con tus líderes antes de
efectuar cualquier alteración radical a una lección. Hemos tenido
noticia de lecciones desastrosas impartidas en el trabajo con jóvenes
por quienes deciden por su cuenta y riesgo tratar la conducta sexual
de manera explícita.
Propósitos de los maestros para la serie. Al preparar estas
lecciones, las siguientes preguntas resultarán de gran ayuda para los
maestros:
(1) ¿He ayudado a los niños a respetar y admirar estas grandes
leyes, y a su Dador, evitando un planteamiento demasiado trillado
y excesivamente simplificado?
(2) ¿Les he capacitado para apreciar la profunda sabiduría de
cada ley, a pesar de su sencillez y brevedad?
(3) ¿He demostrado que cada mandamiento tiene un alcance muy
amplio y que, por lo general, nombra el principal de toda una
familia de pecados?
(4) ¿He proporcionado una ayuda práctica a los jóvenes en cuanto
a cómo pueden evitar cometer el error de llevar un estilo de vida
que demuestre desinterés con respecto a los caminos de Dios, y
desconocimiento de sus reglas?
(5) ¿He sido capaz de dar una advertencia sincera en cuanto a los
riesgos que corre su felicidad personal si quebrantan estas leyes?
189
(6) ¿He logrado mostrarles que necesitan un Salvador?
Los relatos. A menudo se proponen relatos (que tanto valoran, y
con razón, los maestros de niños pequeños) para ejemplificar los
puntos, o como introducción a la lección. Busca estos relatos y
aprovéchalos al máximo. Por ejemplo, se aconseja a los maestros
que comiencen la lección referente al cuarto mandamiento
describiendo el típico día de reposo en el campamento israelita en
el desierto. La forma en que el pueblo de ese tiempo se preparaba
para este día especial y la manera como lo pasaba constituyen un
medio fascinante y práctico de introducir el tema del día de reposo.
Trabajo de memorización por departamentos. Sería muy
adecuado que los líderes de los distintos departamentos planearan
una sesión semanal de memorización de manera que todo el
departamento pudiera recitar en grupo los Diez Mandamientos. Lo
ideal sería que todos los niños recibieran los mandamientos
impresos en una hoja para que se los aprendiesen en casa.
Complementos visuales
Esta serie se ocupa de conceptos y mandamientos en vez de tratar
acerca de sucesos y narraciones. Por consiguiente, es
particularmente importante que los maestros proporcionen
complementos visuales llamativos y útiles. El complemento visual
CV 11 (p. 195) ofrece sugerencias que se pueden emplear a lo largo
de la serie. Estos modelos grandes y coloridos proporcionarán un
punto de referencia para cada lección y fijarán los puntos clave en
la mente y la memoria de los niños.
Los maestros de los más pequeños deberían aprovechar al
máximo los complementos visuales propuestos, embelleciéndolos
con imágenes si la clase no supiera leer aún. Al tratar las secciones
“no narrativas” de las lecciones, estos complementos visuales serán
particularmente útiles para conseguir que los niños presten atención
a lo largo de toda la clase. Por ejemplo, cuando se tenga que impartir
la lección acerca del séptimo mandamiento, se aconseja que los
maestros lleven a clase un conjunto de tarjetas de felicitación, que
proporcionarán un método novedoso de ilustrar el maravilloso
regalo que Dios nos ha dado al proporcionarnos la unidad familiar
para cuidar de cada individuo desde la cuna hasta la tumba.
UNA INTRODUCCIÓN A LOS DIEZ MANDAMIENTOS (169)
190
Éxodo 19–20 (véase también Romanos 3–7)
Bosquejo de la lección
Ilustra el concepto moderno de los Diez Mandamientos mostrando
y citando una selección de recortes de periódico que ofrezcan
ejemplos actuales de cuánto se desprecian y se pasan por alto.
Luego señala unas cuantas reacciones ateas ante los mandamientos,
como pueden ser: “¿Por qué debería interesarme por las leyes de
Dios, si ni siquiera creo en Él?”; o: “¿Acaso no tengo derecho a
decidir lo que quiero hacer? Después de todo, es mi vida y mi
cuerpo”.

191
CV 11 – Complemento visual para las lecciones acerca de “Los Diez
Mandamientos”
Pregunta a los niños cuál es su propia actitud con respecto a los
mandamientos. ¿Sienten la tentación de pensar que son negativos
(“No debes…”)? ¿Son conscientes (como señaló Moisés en
192
Deuteronomio 30:15–20) que son cuestión de vida o muerte? El
Señor Jesús los describió en su famosa parábola como un
fundamento esencial para vivir, sin el cual las tormentas de la vida
harán estragos en nosotros (cf. Mateo 7:24–27). Son más
apropiados y vitales que cualquier otro asunto. Los periódicos dan
muchas pruebas del rechazo que suscitan los Diez Mandamientos
en la actualidad. También recogen el dolor y el sufrimiento que se
experimentan como resultado de ese rechazo. Indica a las clases de
los mayores que las sociedades más estables y florecientes del
mundo han sido las que se han basado en los principios de la Ley
moral de Dios.
Describe los impresionantes acontecimientos que tuvieron lugar
cuando Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés. Resume los
sucesos de Éxodo 19: (1) las preguntas y respuestas solemnes (cf.
Éxodo 19:3–8); (2) la espesa nube que envolvía el Sinaí (cf. Éxodo
19:9); (3) el acordonamiento del monte (cf. Éxodo 19:12–13); (4)
la preparación personal: lavamiento y abstinencia (cf. Éxodo 19:14–
15); (5) los truenos, los relámpagos y la voz de trompeta (cf. Éxodo
19:16); (6) el humo, el fuego, el temblor de la montaña y el sonido
de una trompeta que retumbaba cada vez más fuerte cuando Moisés
fue llamado a la cumbre de la montaña para recibir las dos grandes
tablas de piedra sobre las que se habían escrito los mandamientos
(cf. Éxodo 19:18–20).
Estas dos tablas de piedra habían sido escritas nada más y nada
menos que con el dedo de Dios. ¡Qué tesoros tan valiosos habrían
sido esas tablas manuscritas por Dios, de no haber sido destruidas
poco después! Explica que las piedras originales se perdieron, pero
que el Señor volvió a dictarle los mandamientos a Moisés. Estos
permanecen, y seguirán siendo los mismos, porque son inalterables
(cf. Mateo 5:18). Son las leyes por las cuales los seres humanos
deberían vivir y por las que, después de morir, serán juzgados. Con
ayuda de los símbolos del código de circulación, capta la atención
de los niños (cf. CV 12, p. 267); invita a la clase a examinar contigo
algunos de los grandes rasgos de los Diez Mandamientos.
Ejemplifica los puntos con descripciones y analogías de la vida
cotidiana de los niños. Son:

CV Complemento visual

193
(1) Diez aspectos del carácter de Dios. Indica que, así como las
normas escolares dan un indicio de cómo es una escuela, de igual
modo los Diez Mandamientos nos proporcionan un destello de Dios
mismo. Los padres, ansiosos por enviar a sus hijos a una escuela
donde se dé importancia a la apariencia y a la elegancia, se alegrarán
de ver que las normas insistan en que se lleve puesto el uniforme
escolar. Las normas que prohíben fumar indicarán que la escuela se
preocupa por la salud de los alumnos, etc.
Muestra a la clase cómo, de la misma manera, cada uno de los
mandamientos nos enseña algo acerca de la naturaleza de Dios. Por
ejemplo, el noveno mandamiento: “No hablarás contra tu prójimo
falso testimonio”, nos enseña que Dios es la Verdad. Él nunca
miente. El octavo mandamiento: “No hurtarás”, nos enseña que
Dios es lo contrario de un ladrón. Es el gran Dador de todas las
cosas buenas. Es benevolente y generoso. El séptimo mandamiento:
“No cometerás adulterio”, nos enseña que Dios es absolutamente
puro y digno de confianza, porque declara ilegales la impureza y la
infidelidad. El sexto mandamiento: “No matarás”, nos enseña que
Dios es amor, porque prohíbe todo odio, malicia y violencia en sus
criaturas. ¡Qué Dios tan maravilloso tenemos! No solo nos da sus
leyes, sino que Él mismo las cumple en su totalidad y nos da un
ejemplo perfecto.
(2) Diez instrucciones de nuestro Hacedor. Recuerda a la clase
que cualquier máquina o aparato va acompañado por un manual del
fabricante. Es muy importante leerlo con atención antes de poner la
máquina en funcionamiento; si no lo hacemos, podría resultar
costoso y peligroso, y hasta tener consecuencias fatales. Menciona
el tipo de accidentes de los que los niños pueden haber oído, con
aparatos, bicicletas y automóviles, en los que se haya hecho caso
omiso de las instrucciones del fabricante o las indicaciones de
seguridad.
A continuación, indica a la clase que los Diez Mandamientos se
pueden considerar como diez reglas que el Señor, nuestro Creador,
prescribió, a fin de que tuviésemos una vida segura y de éxito.
Luego, adviérteles contra el mal uso de la “máquina” más compleja
del universo, y la que presenta el diseño más hermoso: el cuerpo
humano. Esas normas merecen el mayor respeto. Si nuestro
Hacedor nos prohíbe el sexo fuera del matrimonio, podemos estar
194
seguros de que una conducta así nos causará un gran daño
emocional, mental y físico.
Utiliza como ejemplo el caso de un joven mecánico que, en
ausencia de su jefe, condujo un caro y potente automóvil deportivo
que se suponía que debía estar reparando. Una vez en la carretera,
no pudo resistirse a la tentación de conducirlo a gran velocidad,
hasta en curvas cerradas. Pronto hubo un terrible accidente, que
dejó el automóvil convertido en un amasijo de metal, y causó la
muerte al conductor de otro vehículo. Muestra que esto podría ser
una imagen de la forma en que abusamos del cuerpo que Dios nos
ha prestado.
Examinados en forma positiva, los Diez Mandamientos ofrecen
una clara guía para el viaje de la vida. Protegen del pecado y de sus
mentiras; dan luz y entendimiento en tiempos de dificultad;
proporcionan certeza en momentos de cambio y de peligro, y
otorgan comprensión y sabiduría con respecto a la naturaleza
humana. ¡No es de extrañar que los siervos de Dios les atribuyeran
tanta importancia!
(3) Diez reglas para proteger el Cielo. Presenta este tema con
la descripción de la escena que se observa cuando volamos por
encima de las nubes. Algunos niños ya habrán viajado en avión.
Otros tendrán mucho interés en oír cómo es subir por encima de las
nubes y descubrir una inmensa cúpula azul y, por debajo, una
alfombra de blancas y puras nubes esponjosas, sin suciedad ni
basura de ningún tipo a la vista. Sigue describiendo el Cielo como
un lugar donde todo es puro, limpio, feliz y eternamente
satisfactorio para todos los que viven allí. En él no puede existir el
dolor ni el pecado. En el Cielo no hay muerte, porque Dios mora
allí. Pregunta: “¿Cómo puede permanecer así siempre?”.
Explica que los Diez Mandamientos son la forma en que Dios
protege el Cielo del pecado y la desobediencia que han desfigurado
y arruinado la Tierra desde que hombres y mujeres le rechazaron a
Él y sus mandamientos. Se ha permitido que el pecado reine en la
Tierra hasta que el Señor la restaure a la Justicia. Sin embargo, Dios
nunca permitirá que el pecado se acerque al Cielo. Allí no podrá
vivir ningún mentiroso, adúltero, asesino, idólatra, ni cualquier otro
tipo de pecador (cf. 1 Corintios 6:9–10; Apocalipsis 21:27). Explica
195
a los niños más pequeños que hasta una sola mentira, como un
germen invisible, estropearía el Cielo. Por tanto, todo pecado está
prohibido. ¿Quién podría esperar, pues, ir al Cielo, si todos somos
pecadores? Los Diez Mandamientos están concebidos para
mostrarnos nuestra condición delante de Dios; no estamos
preparados para ir a vivir con Él tal como estamos. Con ellos, Dios
nos inquieta cuando nos vemos como somos, para que podamos
sentir la necesidad de hacer algo para buscar al único Salvador que
puede lavar nuestros pecados.
(4) Diez leyes por las que todos seremos juzgados. Avisa a la
clase del peligro de volvernos tolerantes con el pecado. Señala que
es muy fácil pensar que, porque en la Tierra podemos hacer cosas
incorrectas y quedar impunes (especialmente en esta sociedad
actual), podremos hacer lo mismo a los ojos de Dios. El Señor
Jesucristo advirtió que llegará un día en el que todos nuestros
secretos saldrán a la luz.
Todos seremos juzgados según los Diez Mandamientos, que la
Biblia presenta y explica en forma muy clara y detallada, y que
también están escritos en nuestra conciencia. No podremos alegar
desconocimiento. Todos los que no hayan venido a Cristo en busca
de perdón, durante el transcurso de su vida, serán juzgados
conforme a estos mandamientos.
Es como si a todos se les hicieran las mismas diez preguntas:
¿Has adorado a otros dioses, has robado, has mentido, etc.? No
habrá ningún favoritismo por parte del Señor, ningún trato
indulgente para unos pocos favorecidos (cf. Hechos 10:24). Se
demostrará que todos son pecadores más allá de cualquier duda, y
que han sido destituidos de la gloria de Dios (cf. Romanos 3:23).
Nadie tendrá excusa. El hecho de que la gente se queje tan
amargamente por el mal comportamiento de otros será la prueba de
que conocían los principios. El veredicto para todos será de
culpabilidad. La sentencia será la prohibición eterna de estar en el
Reino de Dios (cf. Romanos 1–2). ¡Qué contentos y aliviados
deberíamos sentirnos, pues, de que los Diez Mandamientos puedan
considerarse también como…
(5) Diez estímulos para buscar al Salvador. Explica que los
Diez Mandamientos, aunque puedan parecer duros y condenatorios,
196
tienen un propósito bueno y misericordioso. Utiliza un ejemplo
adecuado para tu clase, en esta línea: hacerse alguna radiografía
puede implicar algunos procedimientos desagradables (como, por
ejemplo, tener que tomarse una papilla de bario), pero, si estos
sacan a la luz una enfermedad que necesita tratamiento, y gracias a
ello se acaba con el dolor, deberemos aceptarlos con agrado. El plan
de Dios era que su Ley hiciera que, nosotros, pecadores culpables,
tomáramos conciencia de nuestros muchos errores, y que nos
llevase, pues, al Salvador, que es el único que puede perdonarnos y
renovarnos. Dios sabía que la Ley en sí nunca nos haría buenos, ni
podría mejorarnos lo suficiente como para merecer el Cielo. Se
concibió principalmente como maestro para llevarnos a Cristo (cf.
Gálatas 3:24).
Pide a los niños que consideren el dolor que el Salvador tuvo que
soportar para poder salvarnos. En esta serie de lecciones se verán
sorprendidos algunas veces al ver que han quebrantado cada uno de
los mandamientos de alguna manera, y que merecen el castigo
correspondiente. Como hemos visto, Dios está decidido a erradicar
y prohibir cada transgresión, para poner fin a toda tristeza, dolor,
enfermedad, guerra y muerte (las amargas consecuencias del
pecado). Para poder recibir el perdón, debemos darnos cuenta de
que el Señor Jesucristo tomó el castigo que nosotros debíamos
asumir, y lo sufrió Él mismo, concentrado todo en unas horas, sobre
la Cruz del Calvario. Él, que es la Verdad, cargó con el dolor de
cada una de nuestras mentiras. Llevó el castigo de cada
pensamiento egoísta, hostil o impuro. ¿Podríamos tener una prueba
mayor de su inmenso amor hacia los pecadores? Una vez brillen los
mandamientos de Dios en nuestra conciencia, nos conducirán al
Salvador, que está deseando lavar cada uno de nuestros pecados. Y
cuando vengamos a Cristo en busca de perdón, Él nos dará una
nueva vida. Desde ese mismo momento, experimentaremos un
cambio tan grande y nos sentiremos tan agradecidos que querremos
guardar sus mandamientos. ¡Él no solo nos liberará de la culpa del
pecado, sino también de su poder (cf. Romanos 6:14)!
Complemento visual
Cf. CV. 12, p. 267.

CV Complemento visual

197
NO TENDRÁS DIOSES AJENOS DELANTE DE MÍ; NO TE HARÁS
IMAGEN (170)
Éxodo 20:1–6; Salmo 115:1–9; Hechos 17:22–31
“Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu
Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni
ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni
las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares,
a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:1–6).
Bosquejo de la lección
Presenta el primer y segundo mandamiento leyendo lentamente los
tres primeros versículos de Éxodo 20. Puede que algunos niños
desconozcan estos dos primeros mandamientos y estén
familiarizados únicamente con los posteriores, que se refieren a
robar, matar, mentir, etc. Otros (quizá como el joven rico) puede
que conozcan su existencia, pero que no hayan captado nunca su
verdadero significado.
Mandamientos clave. Di a los niños que esos dos mandamientos
son, de alguna manera, los más importantes. Son la llave que abre
todos los demás mandamientos. Si fuésemos capaces de cumplir
esos dos, en cierto sentido, no necesitaríamos los demás. Si el Señor
fuera nuestro Dios absoluto, no sentiríamos el deseo de robar,
mentir, odiar, etc.
Explica a las clases de los más mayores que la pregunta clave de
hoy es: “¿Puedes ser bueno sin Dios?” (es decir: ¿Puede haber una
sociedad moralmente estructurada sin religión?). En la actualidad,
las personas quieren que se acaben la violencia, el fraude, la falta
de honradez, los asesinatos, etc., pero no desean creer en Dios ni les
apetece adorarle. Pregunta si esto es posible. La respuesta es: ¡No!
Dios deja muy claro en estos mandamientos que es de vital
importancia que le reconozcamos a Él, y solo a Él, como nuestro
Dios. Sustituirle es quitar el fundamento sobre el cual reposan todos
los mandamientos.

198
Tu Dios. “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de
Egipto, de casa de servidumbre [esclavitud]” (Éxodo 20:2). Para
que este mandamiento no parezca duro y poco razonable,
especialmente a los jóvenes que procedan de ambientes y hogares
no religiosos, señala que el Señor introdujo estos mandamientos por
su gran bondad y con una intención positiva. Recordó a los
israelitas, cuando estaban reunidos alrededor del monte Sinaí, que
eran la “familia” o la nación escogida para ser su pueblo especial, y
que Él era quien los había rescatado de la cruel esclavitud de
Faraón.
Dios también nos recuerda que es nuestro Hacedor y Creador.
También desea ser nuestro Salvador. Utiliza un ejemplo de este
tipo: pide a los niños que se imaginen a un muchacho (o una
muchacha) de 10 años que no haya visto nunca a su padre, ni haya
oído hablar de él. Supongamos que el padre fue secuestrado por un
terrorista mientras se encontraba de viaje fuera del país y que hace
mucho tiempo ya que se le ha dado por muerto. La vida ha sido una
lucha para su familia; la madre ha hecho todo lo que ha podido para
que no le faltase de nada. De pronto, un día, llaman a la puerta y el
muchacho o la muchacha ve a un extraño delante de él. Es su padre,
perdido durante tanto tiempo, que al fin ha sido liberado y ha vuelto
a casa. Abraza a su hijo y le asegura que no se ha olvidado de él ni
un solo momento, que le ama y que ahora se ocupará de la familia.
Explica que muchos niños crecen sin saber que tienen un Padre
celestial, pero no porque haya desaparecido. En nuestro caso es
porque somos tan necios que ni siquiera pensamos en Él. Al darnos
sus leyes, nos recuerda que Él es nuestro Dios. En primer lugar, nos
dio la vida. Todos los días de nuestra vida Él provee al mundo del
sustento, vestido y abrigo. Tiene planes y propósitos maravillosos
para su pueblo, pero también establece claros mandamientos de
disciplina, y normas, para nuestro beneficio. La primera condición
es simplemente que le reconozcamos y le sirvamos como nuestro
Dios, y que nunca dirijamos nuestro mayor cariño y confianza a
ningún otro.
¿Quién es tu Dios? Algunas formas de ponerse a prueba. Haz
algunas preguntas a los niños que les hagan reflexionar y les ayuden
a entender qué significa Dios. Utiliza el complemento visual que se

199
propone (cf. CV 11, p. 195, al que los maestros pueden añadir
imágenes), y pregunta: ¿Qué es lo primero en tu vida? ¿Quién o qué
te proporciona placer y felicidad? ¿Para qué ahorras tu dinero? ¿En
qué se centran tus esperanzas y tus sueños? ¿En quién o en qué
confías más y de quién o de qué dependes más? ¿Quién o qué amas
y disfrutas más? Explica a los niños que las respuestas a estas
preguntas les ayudarán a descubrir quién o qué es el Dios (o “dios”)
de sus vidas. El Señor es Aquel de quien debemos depender, en
quien debemos confiar, y a quien debemos amar y obedecer por
encima de todo.
Otros dioses. Comenta a la clase que, desde que Adán y Eva
desobedecieron al Dios verdadero, hombres y mujeres, y hasta
niños, han estado inventando y creando otros “dioses” (cosas
inanimadas) para llenar el doloroso vacío que sienten por estar lejos
de Dios. Cita algunos acentuando y ejemplificando aquellos puntos
con los que tu clase pueda estar más familiarizada (véase la
propuesta del complemento visual). Con ello, ayudarás a mantener
el dinamismo de la lección y a captar la atención de los niños.
(1) Dioses hechos a mano. Los niños estarán familiarizados con
los dioses de Baal del Antiguo Testamento, por ejemplo. Hechos de
madera, piedra, oro o plata, estos dioses eran patéticos. Con
frecuencia tenían forma de animales, como, por ejemplo, gatos o
hasta escarabajos gigantes. Eran dioses hechos por los hombres para
sustituir al Dios que hizo a los hombres. No podían ver, ni oír, ni
hablar, ni ayudar.
Está claro que pensaban que unos dioses invisibles adoptarían a
esos ídolos, y que les agradaría recibir la necia adoración de las
personas, y sus holocaustos. Pero esos dioses no podían
comunicarse con las personas, ni estas con ellos. Los supersticiosos
pensaban que esos dioses causaban todos sus infortunios, y que les
daban beneficios, por lo que adoraban las estatuas del ídolo con la
vana esperanza de que esos dioses invisibles tomaran nota de ello.
Haz que los niños vean lo degradante que era para seres humanos
inteligentes inclinarse y adorar ese tipo de cosas. ¡Qué insultante y
doloroso es para el verdadero Dios, que hizo los cielos y la Tierra,

CV Complemento visual

200
con sus espléndidos sistemas y diseños, ver que hombres y mujeres
prefieran adorar a leños y piedras (cf. Jeremías 2:27)!
Describe el temor y la superstición que condujo a las personas a
ofrecer sacrificios a esos dioses hechos a mano, con la esperanza de
que los protegieran de las hambrunas, las tormentas u otros
desastres, y de que les proporcionaran buenas cosechas. Daban por
sentado que esos dioses eran como ellos, con mal genio y
vengativos, y que necesitaban ganárselos por medio de ofrendas o
sobornos. Una de las cosas que resultaban más atractivas (para los
corazones pecadores humanos) en la práctica de adorar a esos
dioses inanimados era que no podían ver, ni oír, ni notar el pecado.
De ese modo, podían vivir como les apeteciese. Sus lugares
sagrados solían ser templos de inmoralidad. Recuerda a la clase que
sigue habiendo millones de personas cuyas vidas siguen dominadas
por ídolos de ese tipo. Muestra a los niños imágenes de Budas,
deidades hindúes y estatuas de la virgen María que siguen siendo
idolatradas alrededor del mundo en la actualidad.
(2) El dios “hecho para complacer”. Recuerda a la clase que
hay muchas personas que dicen que creen en Dios, pero que rara
vez asisten a una iglesia, si es que alguna vez lo hacen. Se han
fabricado su propio dios, hecho a medida para que se adapte a ellos.
Este dios es de trato fácil y pasa por alto todos sus pecados. Aunque
fracasen a la hora de llevar una vida buena, su dios les dará la
bienvenida al Cielo. Si van a la iglesia, les gusta adorarle de tal
forma que ellos mismos disfruten. Estas personas pueden pensar
que su dios es el Dios cristiano, pero Él es muy diferente.
(3) El dios de “escoge y combina”. Otra versión de este dios
“hecho para complacer” es el que puede denominarse como el dios
de “escoge y combina”. Consiste en una mezcla de fragmentos
procedentes de diversas religiones. En la actualidad se suele incitar
a los niños a fabricar ese tipo de dios; las escuelas celebran a veces
las festividades especiales de cada religión por turno. La clase de
párvulos en la escuela puede decorarse para el año nuevo chino, la
festividad del Ramadán, la Navidad, etc., por turno. La idea (muy a
menudo) es que los niños elijan los aspectos que más les gusten de
cada religión. Los niños de la escuela secundaria también estudian
las distintas religiones y analizan los “aspectos positivos” de cada
una de ellas. Con tan amplia variedad de enseñanzas, pueden pensar
201
que es posible componer un dios a su gusto. Pero, si solo una de
esas religiones es la verdadera, entonces las personas que han
creado su propio dios están adorando a un invento.
(4) Jugar a ser dios. Antes de que los niños empiecen a sentir
desprecio hacia las religiones primitivas y las falsas religiones
contemporáneas, ayúdales a ver que no creer en Dios alguno es
igual de malo. En vez de reconocer a una persona y un poder de lo
alto que está por encima de ellos, los ateos solo dependen de sí
mismos. Viven para complacerse a sí mismos y disfrutar de sí
mismos; de esta manera, se convierten en sus propios dioses, y
deciden por sí mismos qué es correcto y qué es incorrecto.
(5) El dios del dinero y de todo lo que este puede comprar. No
es necesario dedicarle mucho tiempo a este tema (como suelen
hacer muchos maestros de escuela dominical), pero no podemos
pasarlo totalmente por alto. Recuerda a la clase el enorme esfuerzo
que suele conllevar la adquisición de la riqueza, como largas
jornadas de trabajo, pérdida de la vida familiar (y de sus valores),
etc. La promesa de la riqueza y las posesiones es para muchos como
la adoración. Recuérdales lo inseguros que son los dioses que se
compran con dinero y cómo suelen fallar (cf. Mateo 6:19). El Señor
promete que los que inviertan su vida a su servicio pueden estar
seguros de que Él les va a recompensar con tesoros celestiales que
no se corrompen y que nadie les puede robar.
(6) El dios de la diversión. Mucha gente que no adora al Dios
verdadero solo puede apañárselas en la vida convirtiendo al placer
en su dios. El Dios verdadero nos da muchas oportunidades de
disfrutar, pero amar el placer en lugar de amar a Dios es convertir
al placer en nuestro dios. Hasta algunas actividades buenas, como
los deportes, pueden convertirse en un dios. ¡Qué trágico es ver
cómo muchos no viven más que para ver constantemente la
televisión, para salir por las noches a ocuparse en distintas
diversiones, y para acudir a lugares de lujuria donde se experimenta
con la droga, simplemente porque no pueden vivir sin todo eso! Su
“dios” ahora les gobierna y, tarde o temprano, se sentirán
completamente insatisfechos e infelices.
Ningún otro dios; ninguna imagen. Volviendo a los ídolos y a
las otras religiones, recuerda a la clase que estos están prohibidos
202
por el único Dios verdadero. ¿Por qué? Para responder a esta
pregunta, haz que los niños recuerden la ocasión en la que el apóstol
Pablo visitó la ciudad de Atenas (esto proporcionará un aspecto
narrativo para las clases de los más pequeños). Luego, fundamenta
tu respuesta sobre la del Apóstol. Él argumentó que adorar a otros
dioses es incorrecto porque…
(1) Cualquier dios que hagamos es ficticio. El único Dios
todopoderoso y verdadero que hizo los cielos y la Tierra es
demasiado grande como para ser escudriñado por la mente de
simples mortales. Por consiguiente, Él mismo debe describirse o
“revelarse” a nosotros, y eso es lo que hace en la Biblia. El apóstol
Pablo dijo a los orgullosos atenienses que él debía describirles o
anunciarles a Dios (cf. Hechos 17:23). Cualquier intento, por parte
de los humanos, de adivinar cómo es Él utilizando su imaginación
está abocado a ser un fracaso y una falsedad. La Biblia es el único
libro que lleva las marcas creíbles de su autoría (como hemos visto
en la serie decimoséptima).
(2) Hay un solo Dios para toda la raza humana. Él hizo “de una
sangre todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la
faz de la tierra” (Hechos 17:26). Las religiones “nacionales”
contradicen esta verdad, y mezclar trocitos de una religión y de otra
nos alejará aún más de Él. ¿Cómo podría haber un Dios para un país
o continente, y otro Dios diferente para otros? Si el Dios que se
describe en la Biblia es el verdadero, no hay lugar para otro.
(3) Los otros dioses llevan a la gente a desviar la atención del
Dios de quien todos dependemos para vivir y para todo, porque “en
Él vivimos, y nos movemos y somos” (Hechos 17:28). ¡Qué
insultante y doloroso es atribuir sus obras a otros dioses
(inexistentes)! ¡Qué cruel resulta desviar la atención de millones de
personas necesitadas, del único Dios que puede ayudarles
realmente!
(4) El Dios verdadero ha designado un día en el que juzgará a
todas las personas según su obediencia, su dependencia de Él, y su
amor hacia Él. Atraer a las personas hacia dioses ficticios es una
crueldad terrible, porque desviarán su mirada de su obligación de
prepararse para el día en que tengan que encontrarse con el
verdadero Dios y Juez. Así como Pablo instó a los atenienses a que
203
abandonaran sus supersticiones y sus caminos despreciables,
exhorta a tus niños a que limpien su mente y su corazón de todos
los dioses que hemos considerado en esta lección, y a que busquen
al único Dios verdadero.
Un Dios celoso. Cierra la lección llamando la atención de los
niños hacia los versículos 5 y 6 de Éxodo 20. Explica que Dios ama
tanto al pueblo que ha creado que siente celos (en el buen sentido)
por ellos. Odia vernos dar nuestro amor y devoción a otros dioses.
En el Antiguo Testamento, el Señor describe con frecuencia la
infidelidad hacia Él como algo que le causa el mismo dolor que el
adulterio. Muestra a los niños que su deslealtad hacia su Hacedor
resulta muy dolorosa y ofensiva para Él, y que castigará
severamente a aquellos que elijan creer que no existe para poder no
hacer caso de sus mandamientos. Él promete también perdonar en
una forma maravillosa y bendecir a aquellos que se vuelvan a Él en
amor y arrepentimiento.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar la silueta de
un trofeo sobre la que se colocarán los títulos de los apartados de la
lección. Preparar además un conjunto de imágenes que representen
a los distintos dioses que se adoran en lugar de Dios: (1) dioses
hechos a mano: imágenes de baales y otros ídolos; (2) el dios
“hecho para complacer”: la imagen de una familia que pasa de largo
por delante de una iglesia un domingo de camino a una tienda de
jardinería o una galería comercial; (3) el dios de “escoge y
combina”: un globo terráqueo o mapamundi con símbolos de las
distintas religiones; (4) jugar a ser dios: un dibujo que muestre la
evolución desde el mono hasta el hombre; (5) el dios del dinero:
brillantes anuncios de grandes casas, vacaciones de lujo, décimos
de lotería y empleos muy bien pagados; (6) el dios de la diversión:
imágenes de videojuegos, acontecimientos deportivos, conciertos
de música pop, anuncios de bebidas alcohólicas (unas imágenes de
Atenas también serían útiles).

204
NO TOMARÁS EL NOMBRE DE JEHOVÁ, TU DIOS, EN VANO (171)
Éxodo 20:7
“No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano; porque no dará
por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo
20:7).
Bosquejo de la lección
La importancia de un nombre. Capta la atención de los niños
preguntando: ¿Qué es lo primero que las personas necesitan saber
al encontrarse con un extraño? Es el nombre de esa persona.
Recuérdales que, antes del nacimiento de un bebé, el asunto más
urgente para los padres es decidir cómo se llamará. Ayuda a la clase
a averiguar por qué son tan importantes los nombres. Explica que
los nombres identifican. Son el medio por el cual distinguimos a
una persona de otra. Nuestro nombre es nuestra identidad durante
toda la vida.
La mayor importancia del nombre de Dios. Luego, comenta a
la clase que esto cobra aún más importancia en el caso de Dios, a
quien no podemos ver con los ojos humanos. No podemos
comenzar a describirlo, ni imaginarnos su aspecto. Un medio para
identificarle y apreciarle a Él y su carácter son sus nombres. En la
Biblia aparece un nombre principal, y una serie de otros nombres
que nos ayudan a apreciar los muchos aspectos de su maravilloso
carácter.
Respeto hacia el nombre de Dios. Este mandamiento dice que
el nombre de Dios no debe pronunciarse “en vano”, lo que significa
de manera descuidada o sin pensar. ¿Por qué es un delito tan grave
a los ojos de Dios? ¿Por qué condena Dios el uso incorrecto de su
nombre, aun antes de condenar el asesinato y el robo? ¿Por qué este
mandamiento anuncia, en una forma tan solemne, que Dios no nos
dará por inocentes (es decir, que no nos dejará sin castigo) si lo
quebrantamos? Porque el uso insolente o descuidado del nombre de
Dios deja al descubierto nuestra actitud hacia Dios mismo. En vez
de mostrar respeto hacia Él, indica que no pensamos nada acerca de
Él (los niños suelen poner motes a los maestros a los que no
respetan).
El significado del nombre de Dios. Pide a tus alumnos que
consideren el significado del nombre “Señor”:
205
(1) El Señor, quien es vida. “El Señor” es una traducción del
nombre hebreo “Jehová”, que viene del verbo “existir”, o “ser”.
Este nombre significa que Dios es Aquel que existe por sí mismo.
Él es el único que no necesita ayuda de fuentes exteriores a Él
mismo. Él es la vida, y es la fuente de la vida. Nosotros debemos
recibir la vida, y podemos perderla fácilmente. Pero Dios siempre
ha existido y siempre existirá. “En el principio […] Dios […]”
(Génesis 1:1). “En el principio […] era Dios” (Juan 1:1). Él es “el
Alfa y la Omega” (Apocalipsis 1:8), de la “A” a la “Z”. Él es el
único Dios, una gloriosa Trinidad —Padre, Hijo y Espíritu Santo—
donde los tres actúan juntos en perfecta armonía. Así como no
podría existir ninguna otra forma de energía sin el Sol, tampoco
podría existir ninguna otra forma de vida ni ningún ser sin Dios. Por
consiguiente, el primer significado de “Señor” es que Dios está
eternamente vivo.
(2) El Señor, nuestro Hacedor y Proveedor. Resulta que
dependemos para todo de ese gran Ser, “porque en él vivimos, y nos
movemos, y somos” (cf. Hechos 17:23–28). Él es la única fuente de
todo bien, el manantial que satisface todas nuestras necesidades.
Seguimos dependiendo de Él a diario para vivir y respirar, para
tener fuerza y salud, y para cualquier otra buena dádiva (cf. Santiago
1:17). ¡Con cuánto temor debemos utilizar su nombre! Como niños
y niñas, y como adultos que fallamos y decepcionamos a nuestro
Hacedor, dependemos especialmente de que Él encuentre una
forma de perdonarnos, rescatarnos del pecado y elevarnos al Cielo
y a la vida eterna. El segundo significado de “Señor” es, por
consiguiente, que Dios es la única fuente de todo bien, incluida la
salvación.
(3) El Señor, nuestro gobernante. De esto se sigue también que,
si Dios es la única fuente de vida y bien, de manera que Él nos crea
y nos sustenta, entonces Él es el único gobernante legítimo del
universo y el Señor de nuestras vidas. El tercer significado de
“Señor” es, por tanto, que Dios es el gobernante supremo al que
debemos obedecer.
La importancia de alabar el nombre de Dios. No es de extrañar
que los israelitas temblaran al pronunciar el nombre del Señor. No
nos sorprende que cantaran:

206
“Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación […]
¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú,
magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de
prodigios?” (Éxodo 15:2, 11).
Lejos de hacer un mal uso del nombre del Señor, nosotros
también deberíamos utilizar todas las facultades de nuestra mente,
nuestro pensamiento y nuestro corazón para darle alabanza.
Debemos recordar que las oraciones y las alabanzas solo son
aceptables a Dios cuando creemos sinceramente en el Dios que
describen sus nombres. Recuerda que “Señor” significa: (1) Dios
está vivo eternamente; (2) Dios es la única fuente de todo bien,
incluida la salvación; (3) Dios es el gobernante supremo que deber
ser obedecido.
¿Cómo se quebranta el mandamiento?
(1) La blasfemia. En primer lugar, existe una forma obvia y vil
de blasfemia en la que las personas insultan a Dios utilizando su
nombre como juramento. Cuando las personas hacen esto, emplean
el nombre de Dios para expresar su gran disgusto, odio y
repugnancia, como si no hubiera una palabra mejor para describir
las cosas peores de la vida que el nombre de Dios. De este modo
muestran cuánto odian la idea de Dios y lo poco que le respetan o
le temen. La blasfemia es lo contrario de la adoración. Cada
juramento es un grito de odio hacia el Cielo. Advierte a los niños
que no hagan esto nunca. Compadécete de cualquier niño que viva
en un entorno en el que se haga un uso semejante del nombre de
Dios en el lenguaje cotidiano, y alienta a los que estén decididos a
no jurar. Advierte al resto de los niños que no suelan utilizar tales
expresiones en su vocabulario de que, si recurren a su uso, serán
especialmente culpables.
Ejemplifica el punto con una comparación significativa para los
niños. ¿Insultarían al director de un banco del que necesitaran
desesperadamente recibir un préstamo? ¿Ofenderían al cirujano del
que en breve sus vidas fueran a depender? ¿Maldecirían al maestro
que al día siguiente tuviera que escribir un informe o una
recomendación acerca de ellos? ¿Entonces cómo pueden utilizar así
el nombre de Dios, de quien dependen ellos y sus almas en todo lo
referente a la vida, la salud y la felicidad?

207
(2) Adoración sin pensar. Sorprende a los niños explicándoles
que este mandamiento se suele quebrantar frecuentemente en la
iglesia. Explica que, cuando las personas utilizan el nombre de Dios
en los himnos y las oraciones sin pensar en su significado, están
tomando su nombre en vano. Cantar himnos solo por disfrutar de la
melodía y por el hecho de cantar, cuando la mente no está dando
gracias a Dios conscientemente, resulta ofensivo para el Señor y es
un insulto hacia Él. Orar sin darse cuenta de quién es Dios es
también insultarle. Insta a tu clase a que recuerde que, cuando
cantamos, oramos y escuchamos la Palabra del Señor, estamos en
la presencia de un Dios poderoso y santo, y debemos hacerlo
meditando bien en lo que hacemos. Recuerda a los niños que el
Señor ordenó a Moisés que se quitara los zapatos al pisar tierra santa
(cf. Éxodo 3:5). Aunque nosotros no mostramos nuestra reverencia
en esa forma particular, no obstante, deberíamos ser sinceros y
considerados en la hora de la escuela dominical.
En este punto, sobre todo con las clases de los más mayores,
indica que adorar de manera hipócrita, fingiendo ser cristianos
cuando no lo somos, es otra forma de quebrantar este mandamiento.
(3) La hipocresía descarada. Comenta el hecho de que siempre
ha habido personas malvadas que han utilizado el nombre de Dios
para ganarse la vida, o para conseguir fama y fortuna. Esto es un
ejemplo particularmente arrogante y reprensible de cómo se puede
tomar el nombre del Señor en vano. Aquellos que se presentan
como portavoces de Dios y utilizan su posición para conseguir
poder personal y grandes sumas de dinero, donadas por aquellos a
los que engañan diciéndoles que es para la obra de Dios, tendrán
que sufrir un día el severo juicio de Dios. Di a los niños que, si algún
día se encuentran con semejantes lobos con piel de oveja, deberían
recordar que el Salvador los desenmascaró y los condenó cuando
estuvo en la Tierra. Él no quiso tener nada que ver con ellos, y la
misma actitud deberíamos tener nosotros. Ciertamente no
deberíamos dejar que nos hagan tambalearnos en nuestra fe en el
verdadero Dios, quien es fiel y bueno (los maestros desearán poner
ejemplos que su clase conozca, sobre todo si son temas de los que
se está hablando en las noticias en ese momento).
Una aplicación evangelística. Indica a la clase que es posible
que antes de la lección pensaran que las palabras no tenían tanta
208
importancia, y que el mero lenguaje no sería algo que pudiera
condenarles al Infierno. Ahora que se han dado cuenta de la
importancia que tiene el nombre de Dios, y de lo que este dice
acerca de Él, entenderán por qué en el día del Juicio se castigará tan
severamente a quien quebrante este mandamiento. Explica que
insultar a un juez (desacato al tribunal) es un asunto muy grave.
También lo es la indiferencia hacia el nombre de Dios.
A medida que los niños reconozcan que no siempre han cumplido
este tercer mandamiento, por muy fácil que pueda parecer a primera
vista, apreciarán como nunca la necesidad que tienen del Salvador.
Ayuda a los niños para que vean el amor del Salvador, quien, en el
mismo momento en que los hombres y las mujeres le insultaban y
maldecían, estaba colgado en una cruz llevando su pecado y su
castigo (cf. Gálatas 3:13). Muestra a la clase que no somos mejores
que aquellos que presenciaron la crucifixión y que lanzaban insultos
al Señor Jesús. Con frecuencia es evidente que le tratamos poco
mejor que ellos y tampoco somos más reverentes con Él. Ínstales a
examinar su corazón y su lenguaje, y a buscar la misericordia y el
perdón de Dios.
Exhorta a la clase a considerar este mandamiento en una forma
nueva, y a dejar que moldee de nuevo su pensamiento y su actitud
hacia Dios (indica que, si los jóvenes creyentes se concentraran en
cumplir esta ley, verían que es una gran ayuda para observar todas
las demás). Utiliza la descripción que Santiago hace del poder de la
lengua, comparándola con el pequeño timón de un gran barco, o con
una pequeña llama que enciende un gran bosque (cf. Santiago 3:4–
9)
Finalmente, muestra a los niños cómo pueden aprender la forma
de adorar y apreciar a Dios ponderando el significado de sus
muchos nombres maravillosos que se nos dan en la Biblia.
Recuérdales que el Señor Jesús y el Espíritu Santo también son Dios
juntamente con el Padre. Este recibe muchos nombres: Creador,
Dios eterno, Señor Dios todopoderoso, el Santo, el Rey de gloria,
la Roca, Redentor, Pastor, Señor de justicia, y Dios de amor y de
paz. Otros muchos se atribuyen al Señor Jesús, como, por ejemplo:
Salvador, Príncipe de paz, Emanuel, Sol de justicia, Verdad, Vida,
y Amigo de pecadores. Estos nombres nos proporcionan muchas

209
formas de pensar en el amor, el poder y los caminos de Dios, sobre
todo en su trato con aquellos que le aman.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone hacer figuras de
distintas formas en las que se colocarán los títulos de los apartados
de la lección donde se describen los distintos tipos de blasfemia.
Además, proporciona: (a) fotos u objetos que estén relacionados
con el acto de dar nombre (por ejemplo, un libro de nombres
cristianos para un recién nacido, un registro de clase, la imagen de
la ceremonia de botadura de un barco, una lista de los electores
locales); y (b) tarjetas con los nombres de Dios a los que se hace
referencia en la lección, impresos de manera clara.
ACUÉRDATE DEL DÍA DE REPOSO PARA SANTIFICARLO (172)
Éxodo 20:8–11
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás,
y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu
Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo,
ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus
puertas” (Éxodo 20:8–10).
Bosquejo de la lección
Un ejemplo. Muestra a los niños un dibujo de una gran tienda
nómada, hecha probablemente con pieles de animales, que servía
de hogar a una gran familia de israelitas mientras viajaban por el
desierto. Describe cómo esa tienda habría servido de morada a
varias generaciones de una familia (desde los bisabuelos hasta el
último bebe), junto con sus siervos y quizá sus invitados. Explica el
trabajo y el esfuerzo que implicaba mantener a una familia tan
grande y alimentarla y cuidarla en aquellos días (los niños
modernos desconocen la cantidad de trabajo que había que hacer
antes de la llegada de la electricidad y de los aparatos que vinieron
con ella).
Había que recoger el maná por las mañanas. Había que ir a buscar
agua, cocinar las comidas en el fuego y mantener la tienda limpia y
en unas buenas condiciones de higiene. Con frecuencia había que
trasladar todo el campamento, de modo que había que desmantelar

210
las tiendas, transportarlas y volverlas a montar. Hasta los niños
pequeños ayudaban en la labor que tenían que hacer para sobrevivir.
Luego, describe el sorprendente cambio que ocurría el séptimo
día; después del exceso de trabajo que efectuaban en la tarde del
sexto día, llegaba la quietud y la tranquilidad del día de reposo. Eso
sí, se oía el sonido de los cantos congregacionales de los israelitas,
que se reunían para alabar a su Dios.
Explica que esto se hacía en obediencia al cuarto mandamiento
del Señor: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. Luego
recuerda a la clase que esta gran ley de Dios se aplica a toda la
Humanidad y no solo a los judíos de la Antigüedad. Desde el
comienzo de los tiempos, el Señor incorporó este principio del
descanso al patrón de su Creación, dándonos ejemplo Él mismo en
el séptimo día (cf. Génesis 2:2). Lee los versículos 9–11 de Éxodo
20.
“¡Acuérdate!”. Cuenta a los niños lo que les ocurrió a los
israelitas que “olvidaron” (queriendo o por descuido) recoger una
doble porción de maná la víspera del día de reposo. ¡No hallaron
nada! (cf. Éxodo 16:27). Esto nos enseña que debemos acordarnos
del día de reposo y hacer un esfuerzo consciente para organizar
nuestras vidas de manera que tengamos tiempo para el Señor en su
día. Así como los israelitas debían recoger el doble de maná el día
antes, y después, cuando llegaron a la Tierra Prometida, tuvieron
que organizar el horario de sus faenas agrícolas para poder
descansar un día, nosotros debemos planificar nuestro tiempo
teniendo en cuenta el domingo. Por ejemplo, los niños deben hacer
un verdadero esfuerzo para hacer sus deberes en otros momentos.
Algunos cristianos con éxito en los deportes se han posicionado
valientemente por el Señor negándose a participar en competiciones
deportivas en domingo, una postura que con frecuencia ha
amenazado su éxito.
Invita a los niños a honran y respetar este mandamiento,
mostrándoles su sabiduría. Es posible que resulte humillante, pero
lo cierto es que los seres humanos no pueden funcionar
adecuadamente sin descansar y dormir a intervalos regulares. ¡Qué
necio sería desafiar esta ley natural dada por Dios! Pero, por encima

211
de todo, este mandamiento es para la salud del alma: la vida
espiritual.
“Guardar” [En la versión de la autora, “santificarlo” se traduce
como “guardarlo santo”]. Esta palabra guardar significa preservar,
proteger. Debemos ser firmes en cuanto a preservar este tiempo
para el Señor, porque de otro modo se desatendería. Guardar este
día (y la costumbre de asistir con regularidad a la escuela dominical)
sitúa la norma de Dios en el centro de nuestro programa semanal.
A muchos niños hoy se les ha enseñado a considerar este tipo de
domingo como algo pasado de moda. Recuérdales que toda nuestra
vida pertenece a Dios, nuestro Creador y Señor. Por consiguiente,
no deberíamos robarle o darle de mala gana este único día de cada
siete que Él reserva para sí.
“Santo”. Explica que esta palabra significa “apartado” y
guardado como algo distinto del resto de los días (quizá los niños
tengan un libro querido o una prenda que guardan en un lugar
especial para un propósito específico). El día de reposo era un día
que debía guardarse como algo especial. No era un simple día de
vacaciones, de descanso, sino un día positivamente dedicado al
Señor. Se debía reservar para algo más especial e importante que
las ocupaciones del resto de los días de la semana.
En el caso de que el pueblo de Israel pensara que Dios estaba
siendo poco razonable al exigirles su tiempo, se les recordó que:
(a) Dios los había convertido en su “especial tesoro sobre todos
los pueblos” (Éxodo 19:5). Él los había apartado para bendecirlos
de manera especial antes de pedirles que apartaran un tiempo para
Él. Pero, en realidad, esto se aplica a todas las personas, que no han
sido creadas como los animales, sino como seres humanos
inteligentes, hechos a imagen de Dios, y con una mente racional y
un alma eterna.
(b) Dios los había salvado de la esclavitud de Egipto. Los
cristianos recuerdan cómo el Señor Jesucristo los redimió con su
preciosa sangre y los liberó de la esclavitud del pecado.
(c) Dios es un Dios santo, y su deseo es que su pueblo también
sea santo. A menos que los creyentes dediquen tiempo a aprender
acerca de Dios y de sus caminos, serán arrastrados de nuevo al estilo
de vida incorrecto y dañino del mundo, que ocupa una proporción
212
tan grande de su tiempo. Por consiguiente, es vital dedicar un día a
adorar a Dios y a alimentarnos espiritualmente.
“No harás en él obra alguna”. Ayuda a los niños a que vean
que es una manifestación de la bondad de Dios el hecho de que
tengamos todos la oportunidad de descansar, hacer una pausa y
dejar a un lado la monotonía de la vida (al expresar esto, los
maestros deberán tener sensibilidad con el hecho de que puede que
los padres de alguno de sus alumnos estén desempleados, o se vean
obligados a trabajar el domingo irremediablemente). En un tiempo
en el que se hace tanto hincapié sobre los beneficios de las dietas y
los estilos de vida saludables, podemos decirles que la Biblia, con
muchos siglos de ventaja sobre la sociedad en general, estableció
un día de descanso para fortalecer la salud física, mental y espiritual
de las personas.
Indica que los adultos que prefieren comerciar, comprar, asistir a
eventos deportivos, etc. en vez de adorar a Dios y aprender acerca
de los asuntos espirituales se están buscando problemas. Muchas
personas se encuentran insatisfechas y deprimidas, o dependen de
las diversiones, la bebida y las drogas para llenar el vacío que les
crea su vida de impiedad. Nada puede remplazar la necesidad tan
profundamente arraigada que tenemos los seres humanos de adorar
y amar a nuestro gran Dios, y de entender sus planes y sus caminos.
Servir a los dioses del dinero, las posesiones o los logros humanos
no puede remplazar al Señor. Insta a los niños a que valoren la hora
de la escuela dominical y a que no pierdan a la ligera la costumbre
de acudir a ella. Coméntales cuánto aprecias su asistencia, y
recuérdales lo mucho que le agrada al Señor que cumplan con ella.
“Ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero”. Explica la belleza de este mandamiento al
reconocer a todas las personas delante de Dios. Describe cómo, en
los tiempos de la Antigüedad, la amplia mayoría de las personas
desempeñaban tareas duras y humildes, incluidos los niños. Los
extranjeros, en particular, eran tomados como siervos y esclavos.
Pero en el día de reposo se tenía a todos en consideración y se les
concedía un receso en el trabajo. A los ojos de Dios, todos somos
iguales. Esto nos recuerda que las personas de todas las
nacionalidades, de todas las edades, y de todas las “clases” pueden
ser bendecidas por Dios y pueden buscar y encontrar al Salvador.
213
¿Qué debería hacerse en domingo? Utiliza la caja forrada con
papel de regalo que se propone como complemento visual y
comenta los títulos de los apartados siguientes aplicándolos
adecuadamente según la edad de tu grupo.
(1) ¡Para y medita en las cosas elevadas y santas! Comenta a
la clase el famoso epitafio que se inscribió sobre la lápida de un
hombre hace muchos años: “Nació hombre y murió tendero”.
Describe la tentación que pudo tener el dueño de una pequeña tienda
de trabajar toda su vida en su tienda y en torno a ella. Es posible
que no se fuese nunca de vacaciones o que no se tomase ni un solo
día libre. Quizá fuera tacaño o avaro, y esto le impidiera dejar su
negocio ni por un momento. ¡Qué vida tan carente de sentido! ¡El
hombre al que se puso ese epitafio casi había dejado de ser una
persona! Sin embargo, de alguna manera, somos como ese tendero
si desestimamos el principio del día de reposo.
Muestra a los niños que son algo más que carne y sangre. El
Señor los ha creado con almas vivas. Al darles un día aparte, les
proporciona una oportunidad de parar y meditar en las grandes
preguntas de la vida. ¿De dónde vengo? ¿Qué es la vida? ¿Qué me
ocurrirá a mí y a aquellos a los que amo cuando muramos? ¿Cómo
puedo encontrar a Dios y conocerle? ¿Cómo es Él? ¿Cuáles son sus
planes para el mundo y para el futuro?
El Señor Jesucristo enseñó que había preguntas que hacer más
importantes que la de: ¿Qué hemos de comer? ¿Qué hemos de
beber? ¿Qué hemos de vestir? (cf. Mateo 6:25).
(2) Adora a Dios. Asegura a los niños que el día de reposo (que
ahora se llama “día del Señor” y que se guarda el primer día de la
semana porque el Salvador resucitó de los muertos en ese día)
pretendía ser una ocasión feliz y gozosa en la que todos podían
reunirse para alabar a su gran Creador y meditar en Él. Este es
nuestro propósito principal como pueblo creado para amarle y
disfrutar de Él para siempre. ¡Qué tema tan amplio! ¡Qué ejercicio
tan edificante!
(3) Escucha su mensaje de perdón. Lo mejor de todo, al asistir
a la casa del Señor, es la oportunidad que tenemos de escuchar
acerca del amor salvador de Dios. Compara a los que se niegan a
venir con un preso que dice que está demasiado ocupado como para
214
leer la carta que le anuncia el perdón. Recuerda a los niños la
maravilla del mensaje del Evangelio: que el Señor ha provisto una
forma para que los pecadores puedan ser perdonados y restaurados,
al venir Él mismo a llevar el castigo de su pecado. Recuérdales
también que este mensaje es exclusivo de la Biblia. Ninguna otra
religión anuncia gracia, el favor de Dios que se otorga libremente
a los que reconocen con humildad que no lo merecen y que no
pueden ganarlo.
Describe el día de reposo en que el Señor Jesús fue a la sinagoga
en Nazaret y, después de haber leído el pasaje de las Escrituras en
Isaías 61, dijo que se había cumplido. Di a la clase que el Salvador
estaba siguiendo la práctica normal del día de reposo: leer la Biblia,
y luego explicarla y aplicarla a los congregados. Los cristianos
siguieron su ejemplo desde los primeros días de la Iglesia (cf.
Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2), y nosotros debemos hacer lo
mismo. Debemos leer la Biblia, pero debemos escucharla también
tal y como nos la presentan y enseñan nuestros pastores y maestros.
El día del Señor nos proporciona la oportunidad de hacerlo con
regularidad.
(4) Testifica a otros. Comenta a los niños la profunda impresión
que causaban los israelitas en los pueblos vecinos, cuando sus
actividades de entre semana daban paso a la paz y la quietud del día
de reposo. Observar este día era algo que los señalaba como pueblo
de Dios. De manera similar, los cristianos presentan hoy un reto al
mundo que les rodea cuando se retiran del comercio, las compras,
el entretenimiento y las actividades deportivas para encontrarse con
Dios y adorarle. Los niños y las niñas cristianos tienen también esta
oportunidad de mostrar a sus familiares y amigos, por su deseo de
asistir a la escuela dominical, que representan al Señor. Con
frecuencia se necesita valor para representar al Señor, y su día es un
tiempo para experimentar su ayuda y su fortaleza, y para reunirse
con su pueblo.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar una caja
forrada con papel de regalo en la que se colocarán los distintos
títulos de los apartados de la lección. Proporciona también la

215
imagen de un campamento israelita (cf. CV 6, pp. 122–123, de
Enseñanzas para toda la vida 2).
HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE (173)
Éxodo 20:12; Colosenses 3:20; Efesios 6:1–3
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12). “Para que sean
prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que
Jehová tu Dios te da” (Deuteronomio 5:16).
Bosquejo de la lección
Empieza la lección haciendo cuatro comentarios simples, pero
interesantes, para estimular la curiosidad de los niños por
comprender de manera más profunda este mandamiento:
(a) Su importancia para los niños. Haz hincapié en que, aunque
este mandamiento se aplica a todos, es evidente que es
especialmente apropiado para los niños. Aunque el presente siglo
muestra tan poco interés por los jóvenes o por entenderles,
recordamos que el Señor tiene un lugar importante para ellos en sus
planes. Nunca pasa por alto a la generación que está surgiendo y da
gran importancia a su educación y formación.
(b) Su presentación positiva. La mayoría de los Diez
Mandamientos nos dicen lo que no deberíamos hacer. Aquí se nos
dice, en positivo, lo que deberíamos hacer.
(c) La promesa que se incluye en él. El pueblo de Israel, reunido
al pie del monte Sinaí, recibió la seguridad de que, si obedecían este
mandamiento, esto les conduciría a una vida larga y próspera en la
tierra a la que iban. Debemos señalar que esta promesa se hizo al
pueblo en su totalidad. Significaba que, si la generación más joven
aprendía bien de sus padres, no se rebelaba y guardaba las
costumbres acrisoladas, entonces la nación sobreviviría con toda
seguridad y estabilidad en la tierra que el Señor les iba a dar.
Los maestros pueden indicar que esta fórmula sigue siendo
verdad (cf. Efesios 6:1–3). Las sociedades que respetan a los padres
o a la generación anterior (que representa el acrisolado
conocimiento y sabiduría del pasado) sobrevivirán y tendrán más

CV Complemento visual

216
éxito que aquellas en las que una nueva generación orgullosa haya
experimentado, sin reflexionar, con estilos de vida nuevos que no
tienen precedentes en la Historia. Hacer caso omiso y burlarse del
consejo de la Historia y de la experiencia es, por lo general,
desastroso. Vivimos en un tiempo en el que los principios de la
moralidad y el orden familiar, honrados durante tanto tiempo, se
están arrojando por la borda y se están remplazando por ideas que
no se sabe qué frutos van a dar. El resultado es ya dolor y desorden.
El colapso de la sociedad está ocurriendo delante de nuestros ojos
(los maestros deberían poner como ejemplo los cambios ocurridos
en los últimos treinta años). Llegados a este punto se podría enseñar
a los niños una ilustración de un joven arrogante que camina
mirando hacia arriba sin darse cuenta de que está a punto de caer
por un escarpado precipicio, mientras salen de su boca las palabras:
“¡No me digas dónde tengo que ir!”.
(d) Su naturaleza de largo alcance. Di a los niños que los
términos “padre y madre”, en el tiempo de la Biblia, no solo se
referían a los padres literales. Por ejemplo, “padre” incluía a los
padres de la nación (gobernantes), los antepasados (generaciones
anteriores) y los Padres de la Iglesia (líderes espirituales).
Desarrolla estos comentarios haciendo uso de las siguientes
categorías de “padres”:
(1) Autoridades legítimas. Pide a los niños que vuelvan a
imaginarse el gran campamento de los israelitas al pie del monte
Sinaí (cf. CV. 6, pp. 122–123, de Enseñanzas para toda la vida 2).
¿Cómo habrían podido sobrevivir los más de 2 millones de israelitas
durante el tiempo que pasaron en el desierto, o cómo habrían podido
conquistar la Tierra Prometida, o cómo habrían seguido viviendo
felices en ella, si cada uno se hubiera inventado sus propias reglas?
Supón que cada uno hubiera hecho lo que le apeteciera. En vez de
comprar, muchos habrían robado. En vez de denunciar un crimen al
juez o al magistrado competente, muchos habrían tomado
represalias con violencia. Pronto la nación se habría desintegrado.
Con el fin de que la vida fuera justa y correcta, pacífica y segura
para todos, era importante que cada generación respetara las leyes
y las normas que su sociedad había establecido según los

CV Complemento visual

217
mandamientos de Dios (la generación anterior había experimentado
el dolor y la pobreza de la esclavitud, y había aprendido mucho del
tiempo que había pasado en Egipto, y podía transmitirlo).
En otras palabras, el “padre” y la “madre” de este mandamiento
representan el respeto hacia las normas de Dios relacionadas con la
ley y el orden. Dios nos está diciendo a cada uno: “Debes honrar y
promover el buen orden, y colaborar humildemente, con
disposición y prontitud, con las reglas y leyes de tu sociedad”, por
ejemplo: la nación, el hogar, la escuela.
Honrar a padre y madre significa, en primer lugar, respetar y
seguir el estilo de vida tradicional (y bíblico) que nuestros mayores
han llegado a considerar correcto. Significa también reconocer que
no tenemos experiencia, y que hemos de aprender. El Señor Jesús
instruyó a sus discípulos diciéndoles que debían obedecer a las
autoridades legítimas y pagar sus impuestos (cf. Mateo 22:21). El
apóstol Pedro advirtió a los primeros cristianos contra la maldad y
la transgresión de la Ley, y les mandó orar por sus gobernantes, a
quienes Dios había concedido el poder de castigar a los que hacían
el mal (cf. 1 Pedro 2:14). Los gobiernos deben ser desafiados
únicamente cuando instan a los ciudadanos a quebrantar la Ley de
Dios (cf. Hechos 4:19). Aplica este principio a los niños de tu clase.
Los cristianos, por ejemplo, no deberían estar entre los niños que
hacen novillos en la escuela. Deberían estar entre los que son más
trabajadores y los que se portan amable y honradamente
dondequiera que estén.
(2) Maestros piadosos. A los niños israelitas, sus padres, sus
maestros y los ancianos les enseñaban muchas habilidades
prácticas. Entre estas, estaban cocinar, hacer tiendas, mantener unas
condiciones de higiene (lo cual era muy importante en su inmenso
campamento en el desierto) y, más tarde, a ocuparse de la
agricultura y de distintos comercios. La generación más joven se
habría encontrado en gran desventaja si no hubiera apreciado y
aprendido estas lecciones. Su éxito o su fracaso futuros dependían
de la medida en que escucharan y aprendieran. Sus pastores y sus
padres también les instruían en las cuestiones espirituales,
enseñándoles los mandamientos de Dios y su bondad hacia ellos
como nación.

218
“Honra a tu padre y a tu madre” significa que deberíamos
apreciar, y también recordar, las cosas que se nos enseñan, ya sea
en casa, en la escuela o en cualquier otro lugar. La gratitud nos
mantiene humildes. La comida, la ropa, el amor, los momentos
placenteros, la educación —quizá hasta nivel universitario—: en
nuestra sociedad es la generación parental quien ha venido
proporcionando todas estas cosas. Pronto tendremos que tomar su
lugar. A menos que honremos (apreciemos y atendamos) a los que
nos han enseñado, tendremos poco que transmitir a la siguiente
generación.
“Honrar” incluye aprender. Los orgullosos no quieren escuchar;
ni los rebeldes, ni los necios. Dios dice: “Escucha la sabiduría que
existió antes que tú”.
Hoy, muchos hablan con desprecio de la Biblia y de sus
principios. Experimentan con una nueva forma de vida (han
reescrito los valores morales), y tan pronto como la prueban, se ven
hundidos en los problemas. “¡Escucha! —dice Dios—. No eres tan
brillante como para no tener por qué hacer caso de los consejos de
la experiencia de los demás e inventar un nuevo estilo de vida”.
Muchas generaciones (desde los tiempos mejores y más felices
de la Historia) han escuchado a los maestros de la Antigüedad,
cuyas experiencias en el Señor están recogidas en la Biblia. Si nos
negamos a escuchar y a seguir sus consejos, seremos como una
persona que se deshace de un cuadro de su desván porque es viejo,
y luego descubre que valía millones.
(3) Padres. Sin duda, los niños israelitas se sentían orgullosos de
pertenecer a su nación, con su historia tan especial, sus normas y
sus costumbres. Pero, al final del día, era mucho más importante
para ellos volver a su propia tienda familiar, donde recibirían una
comida caliente, una cama en la que dormir y, lo mejor de todo, el
amor y los cuidados de sus padres. La familia es uno de los más
grandes regalos de Dios a la Humanidad.
Como hijos, el Señor nos ordena “[obedecer] en el Señor a
[nuestros] padres, porque esto es justo” (Efesios 6:1). Ellos se
merecen nuestro respeto por todo lo que hacen por nosotros y
porque deberían representar los valores y los principios importantes
que mantienen a la sociedad unida, así como el cemento mantiene
219
unidos los ladrillos del muro de una casa. Los padres y los abuelos
instan a los niños a portarse bien, a estudiar mucho, a ser sinceros,
y a mostrar bondad y cortesía. Les estimulan a crecer y ejercer un
oficio o una carrera profesional, a buscar un matrimonio feliz y
estable, a preocuparse por sus hijos y ser leales a su familia.
Advierten a los niños que eviten las compañías que puedan
conducirles a la promiscuidad, al consumo de drogas, a las
borracheras, a la delincuencia, etc. La Biblia nos exhorta a seguir
sus sabios consejos.
Vivimos días en los que muchos padres y madres no han seguido
las instrucciones que a ellos les dieron a su vez sus propios padres
y madres. Algunos han acabado lamentándolo, y ahora nos instan a
aprender de su amarga experiencia. El mandamiento no nos dice
que imitemos los caminos de los adultos que han dejado la senda
correcta. Da por sentado que la mayoría de los padres han aprendido
a apreciar que una familia estable y una vida respetuosa con la ley
es lo mejor para sus hijos.
Exhorta a los niños a que traten a sus padres o tutores con el amor
y la honra que merecen. El descaro y la grosería nunca son
apropiados. Hasta en los momentos en que los padres se comporten
mal (como hacen la mayoría al menos alguna vez) seguimos
debiéndoles respeto. Asegura a la clase que los padres también
están bajo la instrucción del Señor (cf. Colosenses 3:21; Efesios
6:4). Recuérdales que Jesucristo, cuando era niño, aunque era el
Señor, honró a sus padres y se sujetó a ellos (cf. Lucas 2:51).
Un experimento desastroso. Comenta a la clase que la Biblia
predice que, cuando los hombres se alejan de la fe en Dios, entre
otras cosas, se vuelven “soberbios, altivos, […] desobedientes a los
padres” (Romanos 1:30). Recuerda a la clase que vivimos en un
mundo ateo en el que las personas menosprecian a Dios y sus leyes,
en particular este quinto mandamiento. Con frecuencia se incita a
los niños y a los jóvenes de hoy a pasar por alto o desechar el
consejo de los que tienen autoridad, y a decir “¿Qué quiero hacer
yo? ¿Qué me produce placer a mí?”. La conducta de los personajes
de ficción que ven en la televisión es lo que les induce a dejar de
lado las advertencias y los consejos de los padres y de los maestros.

220
Pregunta a los niños si este experimento social ha tenido éxito.
Adviérteles que no solo ha acarreado el desastre, la tragedia, y un
sufrimiento indecible a muchas vidas, sino que también les
acarreará la condena de Dios el día en que juzgue a todas las
personas y les pida cuentas por haber pisoteado voluntariamente sus
claros e inconfundibles mandamientos (si es necesario, solidarízate
con los niños que informen de que sus maestros de escuela están a
la vanguardia del régimen impío actual. Ínstales a comportarse con
cortesía hacia ellos, pero a tratar sus opiniones con profunda
prudencia si contradicen la clara enseñanza de la Palabra de Dios).
Las misteriosas reglas de Dios. Cierra la lección recordando a
la clase que los caminos de Dios son más altos que los nuestros (cf.
Isaías 55:9). Nosotros, en este mundo, pensamos que debemos
luchar por nuestros derechos, cuidar de nosotros mismos, y
anteponer nuestras necesidades, o no llegaremos a ninguna parte. El
éxito depende de que nos valoremos a nosotros mismos. Con Dios
es más bien lo contrario.
(1) Exaltó al Señor Jesucristo hasta lo sumo porque estuvo
dispuesto a humillarse, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz (cf. Filipenses 2:5–11).
(2) María, la madre de Jesús, alabó a Dios porque “quitó de los
tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes” (Lucas 1:52).
(3) El Señor Jesús prometió que, en su reino, el “que es más
pequeño entre todos [nosotros], ese es el más grande” (Lucas 9:48).
También dijo que “los mansos […] [recibirían] la tierra por
heredad” (Mateo 5:5).
(4) Pedro escribió: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de
Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (1 Pedro 5:6).
Insta a los niños de tu clase a valorar el quinto mandamiento,
porque, si se arrepienten de su pecado y se entregan a Cristo, esto
les ayudará a ser personas humildes, prudentes y sabias, y les
conducirá a ser verdaderamente valiosos a lo largo de su vida.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar la silueta de
un árbol en el que mostraremos los distintos grupos que se nos
enseña a honrar. Además, proporciona la imagen de un joven
221
caminando hacia un precipicio (como se propone en el punto c).
Asimismo, imágenes de niños aprendiendo de sus padres en el
campo y alrededor de la tienda familiar en los días del Antiguo
Testamento, y de niños recibiendo hoy educación en la escuela o en
instituto. Se pueden utilizar titulares de periódicos que se refieran a
tragedias modernas para ejemplificar el desastre que resulta de
pasar por alto esta ley de Dios.
NO MATARÁS (174)
Éxodo 20:13; véase también Mateo 5:21–22; Gálatas 5:19–21; Efesios 4:31–
32
Bosquejo de la lección
Comenta: (1) la simplicidad y la sencillez de las leyes de Dios en
comparación con la complejidad de las normas y reglas hechas por
los hombres. Este mandamiento se comprende inmediatamente; aun
los más jóvenes lo entienden; (2) De todos los mandamientos, este
es el que la mayoría de las personas consideran correcto, en parte
porque valoran sus propias vidas. Sin duda, también porque no es
muy probable que la mayoría de ellos lo vayan a quebrantar (o, al
menos, eso es lo que suelen pensar). ¡Qué hipócrita es el ser
humano! Cuando ve que ha cumplido una ley, ¡con qué orgullo
anuncia que está de acuerdo con ella! Cuando otra ley le condena
por haberla transgredido, protesta contra ella.
¿Inocente? Pregunta a tus alumnos si se sienten capaces de
felicitarse por haber guardado esta ley de Dios. Luego, muéstrales
que encierra más de lo que parece a primera vista.
El don de la vida. Muestra dos objetos a la clase, uno hecho por
el hombre (por ejemplo, un reloj, o un adorno) y otro hecho por
Dios, algo vivo (por ejemplo, una flor, o una fruta). Luego pregunta
cuál es la diferencia principal. Enseguida los niños se darán cuenta
de que la flor tiene vida, mientras que el artículo hecho por el
hombre (por muy ingenioso y atractivo que sea) no tiene vida, está
muerto. Señala que solo Dios puede conceder el don de la vida. Los
científicos, aunque sean diestros en lo que se refiere a desentrañar
el funcionamiento de las criaturas vivas, jamás han podido crear
vida. Se entusiasman cada vez más cuando descubren algún aspecto
de la vida que había permanecido escondido durante mucho tiempo,
como el código del ADN, y empiezan a comportarse como si lo
222
hubiesen inventado ellos. La verdad es que solo han descubierto
algunos de esos “secretos” de la vida tan complejos que Dios ha
manejado desde el comienzo del mundo. Si Dios es el único que
puede dar el sagrado don de la vida, ¿acaso no deberíamos entonces
respetar y obedecer la ley que Él da para proteger la vida humana?
Distintas formas. Indica a los niños que existen cuatro formas
de cometer el pecado del asesinato. En primer lugar, se puede llevar
a cabo en forma literal, matando a una persona.
En segundo lugar, se puede cometer dentro del corazón. Conduce
a la clase a la enseñanza del Señor Jesús acerca de este sexto gran
mandamiento. Muestra que Dios considera el odio en el corazón
como una forma de asesinato: “Oísteis que fue dicho a los antiguos:
No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero
yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será
culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará
expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:21–22).
En tercer lugar, se puede cometer cuando se “asesina” o se quita
una parte esencial de la vida de otra persona, como la libertad, o la
felicidad, o la reputación. Moisés condenó el secuestro como una
forma de asesinato (cf. Deuteronomio 24:7), y se castigaba de la
misma manera. Se había asesinado la libertad de una persona.
En cuarto lugar, se puede cometer quitándole a una persona la
esperanza de la vida eterna: el bienestar de su alma.
Los maestros deberían utilizar el complemento visual, que
representa el asesinato en sí como el pecado principal, y las demás
formas, como pecados de la misma “familia”.
(1) Asesinato del cuerpo. Como seres humanos, tenemos un
lugar privilegiado como la forma de vida más elevada que existe en
la Creación de Dios, hechos a su imagen. Por este motivo, Dios se
reserva el derecho exclusivo de quitar la vida, con solo unas pocas
excepciones (como matar en defensa propia, luchando en una
guerra justa, y como castigo de ciertos delitos muy graves). Dar y
quitar la vida humana es algo que debería inspirarnos el mayor
respeto, y debemos aceptar las normas de Dios con un respeto
absoluto. El nacimiento de un bebé debería llenarnos de asombro y
hacernos apreciar que la vida es un don que nuestro poder no puede
223
conceder. Deberíamos conservar la vida, valorarla, y reconocer que
el Dador es el único que tiene el poder para quitarla cuando Él lo
considere oportuno. Los que interfieren en la Ley de Dios (por
ejemplo, en los casos del aborto o la eutanasia) lo hacen en absoluta
oposición al Señor y desafiando su Ley.
La ley divina que prohíbe el asesinato incluye el quitar la propia
vida. Deberíamos exhortar a los jóvenes en particular a no
contemplar nunca la posibilidad del suicidio. Si Dios les prohíbe
quitarse su propia vida, es seguro que les dará valentía y esperanza
en la hora más oscura, si le buscan. En estos años recientes, muchos
jóvenes podrían haber salvado sus vidas si en momentos de terrible
depresión o prueba hubieran buscado ayuda en el Señor.
(2) Asesinato en el corazón. (a) ¡El odio! Si permitimos que se
creen en nosotros sentimientos de amargura hacia una persona
(contra alguien que quizá una vez fue amigo nuestro), y
consentimos que se conviertan en odio, a los ojos de Dios estamos
asesinando a ese individuo en nuestro corazón. El odio desearía que
esa persona no estuviera ahí. El odio desea el mal de esa persona y
querría quitarla de en medio. El odio desearía arrebatarle la
felicidad y el éxito a esa persona. Esto es igual que asesinar; forma
parte de la misma “familia” (el ejemplo de los hermanos de José,
que sintieron envidia de su hermano más joven y ello los condujo a
intentar asesinarle, es un ejemplo útil. Recuerda cómo planearon
deshacerse de él. El hecho de que no le mataran literalmente, sino
que le vendieran, y perdiera su familia, su país y sus amigos,
demuestra que fueron culpables de asesinato en sus corazones,
aunque su primer plan no se cumpliera literalmente).
(b) La envidia. Esto nos proporciona un claro ejemplo de la
podredumbre que hay en el corazón humano. La envidia suele ser
generalmente poco razonable e injusta para su víctima. Cuando
alguien no puede tener lo que quiere (o sus ambiciones se ven
frustradas), entonces alimenta su antipatía hacia otro que posee esas
cosas que él desea. Pon algunos ejemplos adecuados (un niño desea,
quizá, entrar a formar parte del equipo de fútbol. Al ser otro el
elegido, empieza a odiarle y desea, de alguna manera, hacerle
daño). La envidia es muy común. Menosprecia a los demás. Desea
su mal. Es una forma de asesinato en el corazón.

224
(3) Asesinato de la felicidad. (a) La burla. Una forma común de
asesinato de una parte vital de la vida de alguien es la burla. Esto se
ve en el patio de la escuela, y en todas partes. Los niños pueden ser
muy desagradables, rencorosos y crueles hacia otros niños, sobre
todo cuando tienen algún tipo de desventaja. La burla y la mofa, en
lugar de la ayuda y la compasión, es lo que suele volcarse sobre
aquellos que tienen algún tipo de discapacidad física, emocional o
cultural. Los niños estarán de acuerdo en que este tipo de trato
puede machacar el espíritu y la felicidad de una persona, llegando
a dañarla cruelmente. La burla es un asesinato, porque le arrebata
la felicidad a otra persona, y le impide tener amigos.
(b) La vergüenza. Las personas que maldecían a sus padres, en
los días de Moisés, sufrían un castigo igual de severo que los
asesinos (cf. Éxodo 21:17). Se puede herir profundamente a los
padres cuando los avergonzamos y les herimos, “asesinando” su
dignidad y su felicidad.
(c) El chismorreo. Al igual que la burla, otra forma de asesinato
con la que los niños están familiarizados es con la de matar con la
lengua. Las insinuaciones malvadas y el cotilleo malintencionado
pueden infligir un gran daño. Estos constituyen una forma de
asesinato, porque acaban con la reputación de una persona (los
niños pueden haber oído el término calumnia). Los niños pueden
ser particularmente culpables en este sentido. Forman pandillas, y
aquellos a quienes no se quiere admitir en ellas se convierten en
víctimas de las mentiras y exageraciones que se dirigen contra ellos.
(d) La violencia. Los niños verán ahora que esos pecados del
corazón pueden escaparse fácilmente de las manos y estallar como
actos violentos en cuestión de segundos. Los niños pequeños suelen
tener estallidos de ira y de mal genio (los que ven películas y vídeos
violentos durante horas interminables se endurecen contra el horror
de dichos actos; algunos llegan hasta a jactarse de su capacidad de
infligir dolor a otros). Recuérdales que Dios toma nota de cada
pensamiento y de cada acto; un día, todos deberemos comparecer
ante su trono de juicio. Dios nos pedirá cuentas de cómo hayamos
utilizado nuestra vida, y de cómo hayamos tratado a los demás. Con
seguridad proscribirá del Cielo a aquellos cuyos expedientes
muestren actos despiadados para los que nunca hayan buscado el
perdón.
225
(4) Asesinato del alma. El Señor Jesús advirtió que cualquiera
que ofendiera a un niño (haciéndole tropezar en su fe en Dios) podía
esperar el castigo más severo (cf. Mateo 18:6). Las personas que se
burlan de la Biblia, suscitan dudas en la mente de los jóvenes y los
conducen a caminos perversos (por ejemplo, los productores de
televisión y los editores de revistas que son ateos militantes, etc.)
son culpables de asesinato, porque asesinan almas eternas. Advierte
a la clase de que invitar a amigos a alguna actividad que les impida
acudir a la escuela dominical (por ejemplo) podría parecerles trivial,
pero, si pone en peligro las almas eternas de sus amigos, es un
quebrantamiento grave de los mandamientos de Dios. Advierte a
los niños más mayores de que podrían ser culpables del asesinato
de las almas de sus hermanos y hermanas. Nuestra propia
incredulidad podría ser un ejemplo destructivo para otros, y un día
deberemos responder por la influencia que hayamos ejercido.
¡Asesinos todos! Indica a la clase que todos somos culpables de
alguna de las formas de este pecado. Todos nos hemos comportado
como asesinos. Todos tenemos un corazón que produce odio, burla,
etc. Quizá algunos piensen que llamarles pecadores sea una
exageración, pero, cuando nos miramos en el espejo de la Palabra
de Dios, vemos la verdad acerca de nosotros mismos. Hasta en el
caso de este pecado extremo del asesinato, somos culpables, y
deberíamos sentirnos avergonzados y alarmados por las
consecuencias.
Nuestro corazón no solo es desesperadamente perverso, sino que
también es “engañoso […] más que todas las cosas” (Jeremías
17:9). Nos engaña haciéndonos pensar que somos buenos y amables
cuando en realidad puede que no seamos ninguna de las dos cosas.
¡Cuánto necesitamos al Salvador! ¡Realmente es sorprendente que
el perfecto Hijo de Dios tuviera que venir a sufrir y a morir por
personas tan culpables! Insta a los niños a verse como Dios los ve.
Solo entonces estarán preparados y dispuestos a buscar al Salvador,
y a pedir perdón por todos sus pecados. Únicamente entonces
desearán una nueva naturaleza.
El Salvador es el único que puede quitar el duro corazón de
piedra que tenemos y sustituirlo por uno amable y generoso que sea
capaz de mostrar preocupación por los demás.

226
Concluye la lección leyendo las palabras de Pablo a los Efesios:
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:31–32).
Bosquejo propuesto para niños muy pequeños. Los maestros
de clases de niños muy pequeños deberían basar la lección en el
comportamiento de los hermanos de José, que ofrece ejemplos de
las distintas formas de asesinato. Sabían que matar era algo que
estaba mal, sin embargo: (1) Permitieron que la envidia se
convirtiera en odio amargo; (2) Fueron a su padre con
murmuraciones y se burlaron de José cuando les contó sus sueños;
(3) Cuando se les presentó la oportunidad, planearon cómo matarle
literalmente. Luego se refrenaron del acto en sí, pero las
consecuencias de sus acciones siguieron siendo terribles para José;
(4) Asesinaron su felicidad, ya que experimentó la separación de su
familia, de su país y de la trayectoria de su familia; (5) De no haber
sido por el Señor, puede que su alma hubiese sido destruida en
Egipto, una tierra idólatra.
Recuerda a los niños el amor que mostró José al perdonar a
semejantes asesinos, y luego háblales acerca del Señor Jesús, quien
dio su vida para que nosotros, que también somos culpables,
pudiéramos ser perdonados.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar la silueta de
una cadena familiar para representar los distintos pecados que
forman parte de la familia del asesinato que se han mencionado en
la lección. Para las clases de los más pequeños, sería de gran valor
presentar imágenes de la primera parte de la vida de José.
NO COMETERÁS ADULTERIO (175)
Éxodo 20:14; Mateo 5:27–32; 1 Corintios 6:9–11; Judas 1:23–25
Introducción para los maestros
Este mandamiento, entendiendo, a la luz de las enseñanzas de
Cristo, que implica pecados del corazón y de la imaginación, así
como el acto físico, es particularmente necesario para los niños y
los jóvenes en la actualidad. Siguiendo el modelo del mandamiento
227
anterior, nuestro objetivo será incluir la familia completa de los
pecados que están implícitos en el mandamiento bajo el nombre de
su principal manifestación.
En nuestra sociedad, los jóvenes se ven amenazados como nunca
por una avalancha de entretenimientos y propaganda inmorales,
hasta en su propia casa. Al mismo tiempo, reciben menos
instrucción y protección que las generaciones anteriores. Con
frecuencia la instrucción que reciben tiene un carácter antimoral.
Las escuelas seglares se retraen ahora de establecer directrices, y
hasta las iglesias parecen temerosas de abordar claramente este
asunto. Un maestro de escuela dominical, o de estudio bíblico, no
puede evitar estar en primera línea de batalla, ya que los jóvenes
necesitan con desesperación una instrucción sencilla, práctica y
positiva.
Este mandamiento establece un fundamento firme que sostendrá
a los jóvenes frente a los peligros sexuales de la vida. Nos
proporciona una oportunidad de ensalzar la belleza y el atractivo de
esos grandes dones de Dios a la Humanidad: el matrimonio y la
familia. Comenzamos con estos dos temas positivos. A medida que
los niños empiecen a apreciar y a respetar la unidad familiar, esa
maravillosa provisión del Señor, les resultará más fácil ver con
indignación el daño que esta sufre como consecuencia de las
distintas desviaciones que imperan hoy.
La aplicación de este mandamiento variará según la edad y el
origen de la clase. Puede que algunos niños de nuestras clases
vengan de familias rotas. Algunos apenas conocerán a su padre, y
muchos serán muy conscientes de que los adultos de su entorno no
sienten ningún respeto hacia este mandamiento (debemos tener
sensibilidad a la hora de hablar, aunque sin ser cobardes, porque los
niños que proceden de un trasfondo menos natural son los que más
aprecian recibir luz con respecto a estos asuntos). Los maestros
(especialmente los más jóvenes) deberían tener cuidado de no decir
más de lo necesario cuando traten cuestiones personales. A pesar de
la propaganda perversa que prolifera a su alrededor —que parece
endurecerlos—, los niños siguen teniendo una conciencia tierna con
respecto a estos asuntos y se sienten instintivamente ofendidos si se
dan descripciones muy gráficas y detalles explícitos en la casa de
Dios.
228
Bosquejo de la lección
El carácter de Dios. Anuncia para empezar que este mandamiento
nos habla de Dios, porque refleja sus gustos y sus deseos. Destaca,
en particular, dos maravillosos aspectos del carácter de Dios:
(1) Que Él es absolutamente fiel y verdadero. Es leal. Dios nunca
rompe sus promesas ni se retracta de su Palabra (como hace el
adúltero).
(2) Que Él es absolutamente puro y santo (explica o demuestra
que la palabra adulterar significa degradar por medio de la mezcla,
por ejemplo: la leche se puede adulterar mezclándola con un poco
de agua o tinta). El adúltero (y el fornicario) toma el regalo puro y
especial de Dios (la relación física entre el marido y la mujer) y la
mezcla con cosas impuras y contaminantes.
Por el contrario, el Señor es totalmente puro y genuino. Nunca
mezcla la virtud con el pecado. Él no mezcla nunca la amabilidad
con la crueldad. Nunca mezcla la Verdad con la falsedad en su
Palabra. Odia el adulterio, porque su carácter es perfecto. ¡Cuánto
deberíamos apreciarle y amarle por su perfección!
La familia. Haz una pregunta a la clase (esto evitará cualquier
apuro que este tema pueda suscitar y hará que los niños reflexionen
seriamente). Dados los muchos millones de personas que hay en
este mundo, ¿cómo se puede asegurar que cada una de ellas sea
amada, apreciada y sustentada? Indica que, si los gobiernos
hubieran creado a la Humanidad, lo más probable es que
hubiésemos llegado al mundo en una inmensa cinta transportadora,
con únicamente una placa numerada para distinguirnos los unos de
los otros. Anuncia la respuesta de Dios: la familia. Luego utiliza un
complemento visual (proponemos utilizar una serie de tarjetas de
felicitación para los distintos acontecimientos importantes de la
vida: nacimiento, cumpleaños, matrimonio, bodas de plata,
jubilación, muerte, etc.) y demuestra rápidamente cómo la unidad
familiar cubre todas esas necesidades, desde la cuna hasta la tumba:
(a) Dios coloca a cada nuevo miembro de la raza humana en un
hogar que se alegra por su llegada y que le proporciona todo lo que
un bebé indefenso necesita.

229
(b) Los niños gozan de protección y guía en un ambiente familiar
seguro y feliz.
(c) Los jóvenes pueden madurar y asumir papeles de adulto
progresivamente, en vez de hacerlo de golpe, ya que la familia los
sustenta hasta que el proceso se completa.
(d) Los adultos jóvenes tienen el apoyo y el ejemplo de los
familiares cuando se enamoran de su futuro compañero para toda la
vida, y se casan.
(e) Los adultos más mayores comparten con un cónyuge
comprometido los altibajos de la vida, así como el placer y la
responsabilidad de criar a sus hijos.
(f) Los mayores se benefician del fruto de su trabajo y, cuando
llega la enfermedad y la ancianidad, y cuando se acerca la muerte,
conocen el amor y el cuidado de sus hijos y nietos.
En el caso de que las clases de los más mayores empiecen a
pensar que los cristianos son ingenuos por pensar que en la vida
familiar todo es de color de rosa, asegúrales que la Biblia enseña,
en forma más clara que cualquier filosofía humana, los estragos que
el pecado ha infligido sobre la familia desde que Adán y Eva
desobedecieron al Señor. No obstante, aun en este mundo caído, la
unidad familiar lleva las marcas de su amoroso Creador y constituye
la principal fuente de seguridad y felicidad a la inmensa mayoría de
las personas en todo el mundo.
El matrimonio. Pregunta: ¿qué es, pues, el matrimonio? ¿Qué
importancia tiene una boda? Explica que los cristianos van a la
iglesia a casarse antes de vivir juntos porque solo Dios puede
unirlos verdaderamente como marido y mujer. Deben hacerse sus
promesas el uno al otro ante Él. Pregunta a la clase si saben qué
promesas hace la pareja antes de intercambiar los anillos.
Explica que el hombre y la mujer prometen solemnemente
amarse, honrarse, cuidarse y proveer el uno para el otro, pase lo que
pase: “en lo bueno y en lo malo; en la riqueza y en la pobreza; en la
salud y en la enfermedad” (quizá te gustaría poner ejemplos de
parejas conocidas que se hayan encontrado con grandes dificultades
como la tragedia, la enfermedad o el desempleo, y que, a pesar de

230
todo, hayan sido fieles el uno al otro, y se hayan apoyado
mutuamente).
A continuación, pasa a la promesa más importante, la de que ni
el marido ni la mujer se entregarán a otra persona, sino que serán
totalmente fieles el uno al otro, mientras vivan. Los niños aceptarán
fácilmente la idea de que, si las personas se aman verdaderamente,
será de todo corazón, y esto naturalmente excluirá la infidelidad
(aun después de la muerte de uno de los dos, a los niños les resulta
difícil aceptar una nueva pareja para el que queda. Aunque sus
escrúpulos no estén bien fundados, son una clara prueba de lo
enormemente arraigado que está el concepto de la exclusividad del
matrimonio).
Diles que, después de hacer los votos solemnes, la pareja está
casada. Ya no son dos individuos totalmente independientes, sino
que forman una unidad. Con frecuencia hay un tiempo de feliz
regocijo entre amigos y familiares y, luego, la pareja comienza su
nueva vida juntos. Si son sinceros en sus oraciones, tendrán la
bendición de Dios y compartirán sus vidas, y cada día estarán más
cerca el uno del otro. Es en un entorno de tanto amor y seguridad
donde Dios hace que nazca una nueva vida. ¡Cuánto cuidado pone
el Señor!
¡Profanado! Después de crear esta imagen ideal y ayudar a los
niños a apreciar el modelo que nuestro Padre celestial ha concebido,
ahora recuérdales que, lamentablemente, aquellos que rechazan el
camino de Dios suelen hacer un mal uso del matrimonio, ese don
creado por Él, y lo pervierten. Con frecuencia, esa bella unión de
amor, de entrega y de compartir casi no se reconoce. Pide a tus
alumnos que imaginen a una niña que ha hecho o ha comprado un
regalo exquisito para su amiga, quizá un bordado. Años más tarde
visita a su amiga y descubre que su caro regalo o aquello que le
llevó tanto tiempo hacer, en vez de apreciarlo y utilizarlo con
respeto, su amiga lo está utilizando para limpiar el desagüe.
Muestra a la clase que esta es, desgraciadamente, una imagen de
cómo se utiliza a veces el amor marital, que es un don de Dios. Al
mirar las estanterías del quiosco, encender la televisión, ver vídeos,
etc., se ve tan abaratado y desfigurado que resulta irreconocible.
Dependiendo de la edad de la clase, menciona cómo:
231
(1) Muchachos y muchachas pierden el respeto y el temor hacia
el matrimonio a fuerza de escuchar conversaciones groseras y
absurdas, así como chistes verdes. Dañan y contaminan sus mentes
viendo y leyendo cosas a sabiendas de que no son correctas y de
que cambiarán sus valores.
(2) En vez de reservarse a sí mismos y al don especial de Dios
para la persona a la que deberían amar con todo el corazón a lo largo
de su vida, los jóvenes experimentan con el sexo opuesto solo por
diversión.
(3) Las parejas empiezan a vivir juntos sin un compromiso serio
para toda la vida, y pronto descubren que, en esas circunstancias, es
muy difícil confiar el uno en el otro y trabajar para llegar a tener
una unión verdadera y duradera.
(4) Los adultos casados (y también las parejas de hecho) rompen
su promesa teniendo una relación con otra persona del sexo
opuesto. Luego van pasando de una relación a otra, lo cual les causa
daño y sufrimiento. El padre o la madre que se ha quedado solo
tiene que librar una dura lucha en soledad para que sus hijos no
pasen necesidad.
Dios odia el pecado. El Señor Jesucristo señaló que los adúlteros
no solo son aquellas personas que quebrantan su matrimonio
acostándose con otra persona, sino también los que juegan con esos
pecados en su corazón. Regalarse las emociones y los sentidos
propios con experiencias que deberían reservarse únicamente para
el matrimonio es adulterio. La Biblia advierte que los que cometen
esos pecados no entrarán en el Reino de Dios para estropearlo y
contaminarlo (cf. 1 Corintios 6:9).
Proscritos. Por la gran misericordia y la bondad de Dios, las
personas pueden arrepentirse de su pecado (lo cual incluye dejar los
viejos caminos) y pedirle perdón al Señor. El apóstol Pablo dijo a
los cristianos de Corinto que ni los fornicarios, ni los adúlteros
heredarían el Cielo, y luego añadió: “Y esto erais algunos; mas ya
habéis sido lavados, ya habéis sido santificados” (1 Corintios 6:11).
¿Cómo podría ser esto? Diles que el Salvador, cuando murió en
la Cruz del Calvario, tomó sobre sí mismo todos nuestros
pensamientos, palabras y actos pecaminosos, incluidos nuestros

232
pensamientos y actos impuros, por muy sorprendente que esto sea.
Llevó el castigo del pecado por todos aquellos que creerían en Él.
Ayuda a la clase a apreciar al amor que Cristo demostró al llevar
todos los hechos y pensamientos viles e infieles de las personas
pecadoras. Ayúdales a intentar comprender el peso de la angustia
por la que Él pasó al llevar el castigo de todos esos delitos.
Muéstrales los maravillosos resultados: “El más vil pecador que
cree de verdad, al instante, de Jesús el perdón recibirá”.
Asegúrales que el Salvador está deseando perdonarles si se
refugian en su misericordia y apelan a su muerte expiatoria. Pero
deben lamentar sinceramente sus pecados y arrepentirse de ellos. Él
puede también guardar en pureza de mente y de hechos a los que se
arrepienten y le entregan su vida a Él (cf. Judas 1:24). Da algunos
consejos prácticos a los jóvenes creyentes y a los demás:
(1) ¡No juegues con fuego! Solo los orgullosos y necios piensan
que pueden poner la mano en el fuego sin quemarse. La Biblia nos
advierte (en palabras modernas): “Las malas compañías corrompen
las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33 LBLA). Explica que esto
significa que aquellos que desean servir y obedecer al Salvador
deben, con su ayuda, hacer decididos esfuerzos para no jugar con el
mal. Solidarízate con ellos cuando se enfrentan a tentaciones que
para las generaciones anteriores resultaban desconocidas.
Adviérteles contra la marea de revistas y libros dirigidos a los
jóvenes. Estos pretenden dar consejos útiles para la nueva
generación, pero promueven la promiscuidad sexual y la
experimentación a muy temprana edad (los maestros de escuela
dominical deben estar al tanto de la literatura que ahora circula para
los adolescentes más jóvenes. Se quedarían asombrados del carácter
explícito y excitante de la nueva ola de revistas).
Exhorta a los jóvenes a que elijan a sus amigos más íntimos con
sumo cuidado, evitando a los que sean abiertamente perversos.
Ínstales a evitar las fiestas y los lugares que tengan por objetivo la
bebida y la excitación sexual. Comenta las formas en que pueden
evitar las películas y los programas obscenos que ven otros
miembros de la familia.

LBLA La Biblia de las Américas?

233
(2) ¡Teme las consecuencias! Anticípate a la objeción que
surgirá en algunas mentes: “¿Pero qué dirán mis amigos?”, “¿Cómo
puedo explicar que no quiero unirme a ellos en esas actividades?”.
Lee a tus alumnos las palabras del Señor en Mateo 5:27–30 y
pídeles que encuentren su significado. Muéstrales que deberíamos
temer el perjuicio que sufriría nuestra vida, y las consecuencias
eternas del comportamiento pecador, más que unas pocas palabras
de burla por parte de algunos amigos.
Dales algunas palabras de ánimo también, comentando a los
jóvenes creyentes que su negativa a asociarse con lo incorrecto les
hará ganarse la verdadera admiración secreta de los demás. Puede
que les sorprenda descubrir que algunos de los que al principio se
burlen y los ridiculicen, vendrán a ellos más tarde en busca de
consejo y ayuda.
(3) ¡Ama al Señor! Tranquiliza a los jóvenes cristianos
diciéndoles que nada puede compararse al gozo de conocer al
Señor. Como dice el corito:
Fija tus ojos en Cristo,
tan lleno de gracia y amor,
y lo terrenal sin valor será
a la luz del glorioso Señor.
Recuérdales que su Salvador es el Dios poderoso que hizo el
Cielo y la Tierra. Su Palabra y las experiencias de la vida cristiana
son suficientes para entusiasmar la mente a lo largo de la vida. Las
audiencias diarias con Él son el más alto privilegio del creyente.
Tener una participación directa en los planes y propósitos de Dios
es el mayor papel que puede desempeñar cualquier persona.
(4) “Todo lo puro […] en esto pensad” (Filipenses 4:8).
Exhorta a tu clase a cultivar virtudes positivas: dominio propio,
honradez, bondad, generosidad. Estas les serán de mucha utilidad
en los días de tentación y les proporcionarán verdadero poder y
muchas victorias. En vez de llevar vidas mediocres y egoístas, el
Señor los utilizará para hacer bien a muchos y llevarles la gracia.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar un conjunto
de tarjetas de felicitación que serán particularmente útiles en la
234
presentación de este importante tema. Los maestros pueden mostrar
también dos paños (uno, limpio y bordado, y el otro, un trapo sucio)
como ejemplo de las formas en que el don de Dios se utiliza mal.
Fotografías de bodas, alianzas y nuevos hogares pueden ser también
adecuadas, pero evita las que sean demasiado ostentosas.
NO HURTARÁS (176)
Éxodo 20:15 (véanse también otros textos citados en la lección)
Bosquejo de la lección
¿Cómo puede esta ley traer convicción de pecado a la
conciencia? Recuerda a la clase que el propósito supremo de Dios,
al dar sus leyes, no era el de reformarnos (porque somos pecadores
sin esperanza), sino demostrarnos lo mucho que necesitamos un
Salvador. Como ejemplo, coméntales cómo utilizó el Señor este
mandamiento en particular para despertar la conciencia de pecado
del joven y brillante zapatero William Carey (a quien más tarde
Dios utilizaría para prender la llama de la visión misionera en el
siglo XVIII). Describe cómo su amigo cristiano John Warr hizo
grandes esfuerzos para convencerle de su necesidad personal de
conversión. Hablaban mucho en el banco de trabajo. William casi
siempre ganaba cualquier discusión, no porque tuviera razón, sino
porque era el más inteligente de los dos. Estaba seguro de que su
vida era lo bastante buena como para no necesitar arrepentirse, ni
pedir perdón a Dios. El único efecto que tuvieron sus discusiones
fue conseguir que asistiese a la iglesia en forma más regular, y que
abandonara en parte sus mentiras y sus palabrotas. Pero hizo esto
principalmente para poder insistir con orgullo en que era un “buen
cristiano” sin tener que convertirse. Siguió resistiéndose a todos los
llamamientos que se le hacían para que buscara al Salvador. Luego
el Señor utilizó este octavo mandamiento para abrirle los ojos a su
verdadera situación ante los santos ojos de Dios.
La vergüenza y el temor que sintió cuando su maestro descubrió
que había robado un chelín (cambiándolo por una moneda falsa)
hicieron que reconociera que no solo era un ladrón, sino un pecador
en otras muchas cosas. Se vio obligado a abandonar su propia
justicia y jactancia, por miedo a verse avergonzado delante de todo
el pueblo y llegar a perder tal vez el empleo que le permitía ganarse

235
la vida. Por encima de todo, tuvo que pensar sobre el castigo eterno
del pecado.
El alivio que sintió cuando su maestro le perdonó y le permitió
seguir trabajando no le liberó del doloroso descubrimiento que
había hecho. Pero, al acordarse del Salvador del que le había
hablado John Warr, Aquel que, por su maravillosa gracia y
misericordia, estaba dispuesto a perdonar, sintió que había
esperanza para él. Pronto reconoció ante su colega que necesitaba,
por encima de todo, el amor de ese Salvador, y encontró al
mismísimo Señor. Entonces empezó a adorarle junto a John y a sus
menospreciados amigos y familiares de iglesias independientes.
Indica a la clase que, si en algún momento se sienten condenados
por una ley divina, como le ocurrió a Carey, ellos también deberían
permitir que su conciencia los condujera al Salvador, quien perdona
todo pecado. Ínstales a no endurecer nunca su corazón ni reprimir
su conciencia.
Robar es innecesario. El Señor Jesús promete a las personas
que, si dan prioridad a buscar su Reino y su justicia, entonces Él
proveerá para sus necesidades esenciales. Él recordó a sus
discípulos que Dios, que vestía tan maravillosamente a las flores y
las aves, proveería en forma aún más grandiosa para su pueblo (cf.
Mateo 6:25–33). El apóstol Pablo, hablando de su propia
experiencia, prometió a los Filipenses: “Mi Dios, pues, suplirá todo
lo que os falta” (Filipenses 4:19). Robar no es necesario. La gente
suele hacerlo para tener más de lo que necesita, o para evitar
trabajar. Dios, pues, nos prohíbe robar. En lugar de ello, deberíamos
estarle agradecidos por su abundante cuidado.
Robar es arrogante y egoísta. Ayuda a la clase a ver lo que
subyace detrás de estos actos de robo que Dios tanto odia. Muestra
lo arrogante que es robar. Quien roba no se preocupa por los demás.
El ladrón dice: “Necesito algo y lo voy a conseguir”, sin importarle
el dolor, el miedo, la ansiedad y la pobreza que inflige a su víctima.
El primer ladrón. Recuerda a la clase cómo se manifestó este
pecado por primera vez, cuando Eva robó el fruto que no le
pertenecía. Piensa en todo lo que el Señor había provisto para
nuestros primeros padres en aquel bello huerto que llamamos
Paraíso. Aun así, Eva tomó la única cosa que el Señor había dicho
236
que no debían tener. ¡No es de extrañar que ella y Adán se
avergonzaran cuando su pecado quedó al descubierto! ¡Ni tampoco
que quisieran esconderse de la presencia de Dios!
Sigue habiendo ladrones. Describe cómo los robos, que el
Señor tanto odia, han seguido perpetrándose en muchas formas
desde aquel primer hurto, demostrando que, de haber estado
nosotros en el lugar de Adán y Eva, habríamos hecho lo mismo. En
cierto modo, todos somos ladrones. Haz una lista de las distintas
formas de robo que sigue habiendo a día de hoy. Capta el interés de
los niños describiendo primeramente cómo se manifestó el robo en:
(1) Los tiempos del Antiguo Testamento: (a) Robo de bienes y
personas (en los días de la esclavitud; cf. Deuteronomio 24:7) y
robo a los padres (cf. Proverbios 28:24).
(b) Los pesos falsos. Describe cómo falseaban los comerciantes
las balanzas para aprovecharse de sus clientes (cf. Proverbios 11:1;
Amós 8:5).
(c) La opresión al pobre. Intereses muy altos, privación de las
necesidades básicas (cf. Éxodo 22:25–27; Proverbios 28:8;
Ezequiel 22:29; Jeremías 5:25–29).
(d) Absalón robó el corazón del pueblo de su padre (cf. 2 Samuel
15:6). Esta es una forma particularmente repugnante de robo,
cuando por medio de la adulación y el soborno se roba la lealtad de
alguien. Con frecuencia los niños son culpables de robarse las
amistades unos a otros.
(2) Los tiempos del Nuevo Testamento: (a) Robo violento
organizado. Los ladrones que robaron al judío en la parábola del
Buen samaritano que Jesús contó (cf. Lucas 10:30).
(b) La extorsión de los recaudadores de impuestos, por ejemplo,
Zaqueo (cf. Lucas 19:8).
(c) La extorsión de las autoridades del Templo. Habían
convertido el Templo en una cueva de ladrones (cf. Marcos 11:15–
17).
(d) Apropiación por la fuerza de algo, tal como describió Cristo
en la parábola de la Viña (cf. Marcos 12:7).
(e) Los siervos (o empleados) que defraudan (cf. Tito 2:10).
237
Los muchos dedos del robo. Para que los niños no den por
sentado que los maestros de la escuela dominical piensan que solo
los ladrones comunes roban, perfila algunas formas de fraude y
corrupción a gran escala que se perpetran hoy en la sociedad
moderna por parte de:
a) Las “autoridades”. Aun los gobiernos roban imprimiendo
billetes, que pierden rápidamente su valor (inflación). Los grandes
negocios se confabulan para fijar y mantener los precios muy
elevados. La corrupción en las altas esferas a menudo despoja a los
ciudadanos comunes. Sin embargo, todos estos grandes robos no
excusan a los niños que roban, aun cuando el valor de lo que hayan
tomado sea pequeño.
b) Los ciudadanos. Mucha gente común roba falsificando la
declaración de la renta, las cuentas de gastos, las demandas de
prestaciones sociales, las reclamaciones a las compañías de seguro,
y contrayendo inmensos atrasos en el pago del alquiler y de otras
deudas. Luego tenemos el robo que efectuamos cuando no pagamos
el billete en el transporte público, y cuando defraudamos con
nuestras tarjetas de crédito.
c) Los niños. Aun los niños pequeños se hurtan unos a otros
pequeños juguetes, caramelos y diversas pertenencias. Algunos
hasta roban a sus padres. Los niños más mayores roban cuando
hacen trampas en los exámenes, o cuando copian el trabajo de un
amigo. Es posible robarle a una persona su buena reputación
echándole la culpa de algún problema, o mediante un cotilleo falso.
La pereza es otra forma de robo cuando, por ejemplo, los niños no
se molestan en trabajar duro en la escuela y se benefician de la
costosa educación que se les proporciona.
d) Los jóvenes roban cuando sus padres cubren sus necesidades
diarias, pero ellos no sienten obligación alguna de ayudar con las
tareas de la casa; otros roban cuando no se molestan en esforzarse
lo suficiente para obtener un trabajo dentro de sus posibilidades,
“gorroneando” lo de los demás en lugar de trabajar. Aun los jóvenes
creyentes de una iglesia roban cuando esperan que se les dé todo
hecho, sin que ellos tengan que contribuir a la obra del Señor con
su propio esfuerzo. ¡Qué bueno es oír cómo los niños y los jóvenes
expresan gratitud por lo que se hace por ellos!
238
Las consecuencias de robar. Señala que robar es un pecado muy
necio, por muchas razones. No solo nos hace pecadores culpables a
los ojos de Dios y nos excluye del Cielo, sino que destruye nuestra
paz interior. Con frecuencia, los ladrones están nerviosos pensando
si se descubrirá su delito. Aun en el caso de que no se descubra
nunca, tendrán una mala conciencia. Cuando se roba, a menudo el
tiro sale por la culata. Otros imitarán al ladrón o estafador. Pronto
no se podrá confiar en nadie, y todos correremos el riesgo de que
otro nos robe.
Robarle a Dios. Lo peor de todo es que le robemos a Dios (cf.
Malaquías 3:8). Él nos hizo y nos ama, y tiene derecho a recibir
nuestra gratitud y obediencia. Si le quitamos estas cosas, estamos
reteniéndole algo que le pertenece a Dios por derecho. Robamos
nuestra vida a Dios, ya que le pertenecemos a Él, no a nosotros
mismos. Como el que roba un automóvil para su propio disfrute,
pisamos el acelerador de nuestra vida y nos lanzamos a vivir para
nuestro propio placer personal. Disfrutamos de la Creación de Dios
y nos mimamos a nosotros mismos, sin pararnos a reconocer su
existencia, sin darle las gracias y sin servirle. Un día Él reclamará
nuestra vida. Pregunta a los niños si ese día se les atrapará como a
ladrones.
¿Qué deberíamos hacer? Insta a tus alumnos, si se han
reconocido en alguna de estas descripciones, a confesar su robo al
Señor y a “devolverle lo que le deben”. Esta es una imagen útil y
práctica del arrepentimiento. Diles que el Salvador estuvo dispuesto
a ser castigado y humillado por todos nuestros pecados (incluidos
los de robo) muriendo colgado entre dos ladrones en la Cruz del
Calvario. ¡Qué vergüenza tuvo que soportar para pagar el precio de
nuestro pecado!
¿Cómo pueden evitar los cristianos quebrantar este
mandamiento? Exhorta a los jóvenes creyentes a recordar
constantemente lo que el Salvador hizo por ellos, y a tomarlo a Él
y su vida como su modelo a seguir. “Por amor a [nosotros] se hizo
pobre, siendo rico, para que [nosotros] con su pobreza [fuésemos]
enriquecidos” (2 Corintios 8:9). Explica que los cristianos son
personas que han experimentado un cambio radical, de manera que,
en vez de tomar siempre, se han hecho como su Señor, que se
entregó por otros (cf. Gálatas 2:20). Los creyentes dan a otros. El
239
apóstol Pablo resume esta nueva actitud: “El que hurtaba, no hurte
más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que
tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28).
Pide a la clase que medite en algunas de las muestras de bondad
que se nos ordena en la Biblia que practiquemos, en particular la
que se ha de mostrar hacia los extranjeros (cf. Levítico 19:34); los
vecinos (cf. Deuteronomio 22:1); los pobres (cf. Mateo 24:35–40);
los enemigos (cf. Lucas 6:27–35); el débil (cf. Hechos 20:35;
Romanos 15:1); los que lloran (cf. Romanos 12:15); y unos a otros
(cf. Efesios 4:32).
Propón una prueba para la conducta del creyente: “Todas las
cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también
haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12), o en palabras que
resultarán más fáciles de recordar para los niños: “Haz a los demás
lo que te gustaría que ellos te hicieran a ti”. Esto es prácticamente
lo opuesto a robar.
Pide a las clases de los niños más mayores que piensen en este
versículo clave: “Gran ganancia es la piedad acompañada de
contentamiento” (1 Timoteo 6:6). Detrás del robo siempre hay una
mente que busca algo más, siempre dispuesta a envidiar lo que tiene
otra persona, siempre abierta a la tentación. El cristiano debería
estar satisfecho con lo que tiene. Ahí está su verdadera fuerza. Y
nos es fácil estar satisfechos cuando recordamos todas las
bendiciones espirituales que hemos recibido al convertirnos.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar una gran
mano en la que se pueden colocar las distintas formas de robo. Los
maestros que utilicen la experiencia de William Carey como
introducción para la lección pueden traer imágenes de él y de su
trabajo como zapatero. También serán de utilidad ilustraciones de
los otros tipos de ladrones que se mencionan en la lección.
NO HABLARÁS FALSO TESTIMONIO (177)
Éxodo 20:16
Bosquejo de la lección
Deja claro desde el principio que este mandamiento tiene que ver
con la mentira. La Biblia nos dice que: “Los labios mentirosos son
240
abominación a Jehová” (Proverbios 12:22). Dios odia cualquier
forma de mentira porque Él es la Verdad. Casi siempre que se
miente se hace a expensas de otra persona. La conciencia nos dice
que mentir es un pecado particularmente odioso. Muchas personas
se han obsesionado con el recuerdo de su primera mentira
deliberada. Por muy extraño que pueda parecer, hasta los criminales
reincidentes y los embusteros habituales se indignan cuando se les
llama mentirosos. En el Parlamento británico, la palabra misma se
considera tan ofensiva que no se permite utilizarla.
Una “puerta de entrada” al pecado. La mentira abre la puerta
a muchos otros pecados. Si las personas no hubieran mentido jamás,
estarían protegidas contra el robo y el adulterio, por ejemplo. Ayuda
a la clase a pensar por un momento lo difícil que sería quebrantar
los demás mandamientos sin utilizar la mentira primero para
preparar el camino, y después para tapar el delito. Esta es la razón
por que es particularmente importante que los niños presten
atención a este mandamiento. Puede que los niños más mayores
quieran reflexionar en que, cuando sean padres, una de las mayores
obligaciones que tendrán para con sus hijos será la de sembrar en
ellos el odio a la mentira.
La historia de la mentira. Recuerda a los niños cómo entró la
primera mentira en el mundo, en el huerto de Edén. El Diablo
engañó cruelmente a Adán y Eva con mentiras. Mintió cuando les
dijo que no morirían. Mintió cuando les dijo que estarían mucho
mejor si comieran del fruto, y con esto daba a entender que Dios
estaba reteniéndoles cosas. Pronto descubrieron la amarga verdad,
cuando fueron expulsados del huerto para experimentar lo que es
un mundo de pecado y vergüenza, de tristeza y muerte. Desde
entonces, el mundo ha estado lleno de mentiras. Muchos niños
crecen sin saber la verdad acerca de ellos mismos y de Dios.
El padre de mentira (cf. Juan 8:44). Satanás es el padre de
mentira y se encarga de que el mundo esté lleno de los distintos
tipos de mentiras, con la intención de alejar del Señor a los hombres
y las mujeres. Satanás se atrevió aun a enfrentarse al Salvador con
sus mentiras, prometiéndole “todos los reinos del mundo y la gloria
de ellos” si postrado le adoraba (Mateo 4:8–9), una promesa que el
Diablo mismo no tenía poder para cumplir. Desde que el Señor
Jesús le derrotó en la Cruz del Calvario, ha seguido inundando el
241
mundo con su propaganda mentirosa (por ejemplo, que no hay
Dios; que el mundo ha llegado a existir por casualidad; que el
camino para ir al Cielo es a través de las buenas obras o cumpliendo
con la religión; que el pecado ya no es pecado; y que Dios está en
todos nosotros, por lo que no hay necesidad de buscarle). La Biblia
advierte a las personas que no se dejen engañar por la mayor
mentira de Satanás: que Dios no existe y que, por consiguiente, no
hay que temerle.
Las muchas caras de la mentira. Di a la clase que la mentira se
presenta bajo muchas formas:
(1) El falso testimonio: por ejemplo, cuando los judíos acusaron
falsamente al Señor Jesús de nombrarse a sí mismo rey terrenal para
oponerse a César (cf. Juan 19:12). Las personas dicen mentiras que
causan serios problemas a los demás, culpándoles de sus propias
fechorías. Este es un pecado horrible, pero los niños lo cometen con
frecuencia.
(2) Las mentiras deliberadas: por ejemplo, cuando los
hermanos de José dijeron a su padre que unas bestias salvajes
habían devorado a su hermano cuando, en realidad, lo habían
vendido a los ismaelitas (cf. Génesis 37:29–35). Como sucede con
todos los pecados, el embustero puede olvidar su mentira flagrante,
pero esta se mantiene indeleble en los expedientes de Dios, y el
culpable será juzgado algún día. Solo el perdón de Dios puede
anular ese expediente.
(3) El engaño. Jacob engañó a su padre ciego (cf. Génesis 27:6–
29). Herodes intentó engañar a los magos diciéndoles que él
también quería adorar al Rey recién nacido (cf. Mateo 2:8).
Es posible que la clase recuerde cómo Jacob fue engañado por su
tío Labán, quien le dio a Lea como esposa en lugar de Raquel (cf.
Génesis 29:21–25). Aunque este incidente tuvo lugar al principio
de la Historia, este tipo de mentira se ha repetido con frecuencia (¡la
Biblia está muy al día en su descripción del pecado humano!). Con
mucha frecuencia, los niños venden o intercambian cosas entre ellos
utilizando engaños similares.
La Biblia advierte que también podemos engañarnos a nosotros
mismos, porque nuestro corazón es engañoso (cf. Jeremías 17:9).
Las personas se convencen a sí mismas de que sus actos
242
pecaminosos están justificados y son excusables; de esta manera,
engañan a su propio corazón y hacen caso omiso de su culpa.
(4) Las excusas. Adán pecó contra su buen Creador,
desobedeciendo deliberadamente su mandamiento, pero le echó la
culpa a Eva (y al Señor, por habérsela dado [cf. Génesis 3:12]). ¡Con
cuánta facilidad culpamos a nuestros amigos, a nuestra familia, y a
nuestras circunstancias por el mal que hacemos! Esta es otra forma
de tergiversar la Verdad, y lo hacemos para no enfrentarnos a
nuestra condición pecadora.
(5) La hipocresía. Los fariseos fingían entre ellos y ante los
demás que eran piadosos, rectos, y religiosos, cuando, en realidad,
bajo la superficie, acechaban el orgullo, el odio y la hipocresía (cf.
Lucas 18:11–12). ¡Con cuánta facilidad vemos los defectos en los
demás mientras imaginamos que nosotros mismos no tenemos
ninguno!
(6) La adulación. Proverbios 7:21 habla de la mujer que tentó a
un joven con “la suavidad de sus muchas palabras” y la “zalamería
de sus labios”, utilizándolos para hacer que cayera en el pecado.
Advierte a los niños que no crean a los aduladores que pululan por
el mundo en la actualidad, y que no utilicen esta repugnante
estratagema mentirosa para conseguir lo que quieren.
(7) Las promesas rotas. El Señor condenó al hijo que dijo que
iría a trabajar en la viña de su padre y luego no lo hizo (cf. Mateo
21:30–31). Recuerda a tus alumnos la decepción, el sufrimiento y
la angustia que pueden causar los que se retractan de sus promesas
(desde los políticos para abajo). ¿Son culpables también de dar su
palabra cuando tienen poca, o ninguna, intención de cumplirla?
(8) La doble intención. El rey David se quejó amargamente de
aquellos cuyas palabras eran “más [blandas] que mantequilla” y
“más [suaves] que el aceite”, pero cuyos corazones estaban llenos
de guerra y de espadas desnudas (Salmo 55:21; véase también
Jeremías 9:8). Los niños pueden ser culpables de este tipo de
mentira con bastante frecuencia cuando transfieren su lealtad de un
amigo a otro. En un momento pueden estar llenos de dulzura delante
de una persona y, en unos días o hasta horas, estar llenos de rencor
y hacer duras acusaciones contra ella. Tienen “dos caras”, pero solo
una postura puede ser verdadera.
243
(9) Las consecuencias de la mentira. Los niños pueden sentir la
tentación de pensar que las mentiras tienen poca importancia,
porque no se pueden ver. Muchos jóvenes se convencen a sí mismos
de que decir una mentira aquí o allá hace poco daño. Indica que las
mentiras causan gran daño en varios sentidos:
(a) Cada mentira retuerce nuestro carácter. Una persona
sincera se describe como alguien recto, pero los mentirosos se
vuelven retorcidos (cf. Proverbios 2:14–15; 8:8). Los que se
acostumbran a mentir llegan a un punto en el que ellos mismos ya
no pueden distinguir la mentira de la verdad. Mienten tanto que
empiezan a creerse sus propios embustes. Una vez perdido todo
sentido de la realidad, Satanás puede convencerlos fácilmente de
que los valores eternos no tienen importancia, y el resultado es que
ya no quieren al Señor.
(b) Las mentiras nos roban la credibilidad. Las mentiras solo
ofrecen una ganancia a corto plazo. Una mentira puede sacarnos de
un problema durante un momento, pero, una vez se descubra el
engaño, los demás no volverán a confiar en nosotros jamás.
Presenta ejemplos para aclarar esta idea. Quizá pueda ser adecuado
referirse a la Matilda de Hillaire Belloc, que murió quemada viva
porque los bomberos se negaron a responder a su llamada de
auxilio. Los había llamado con anterioridad cuando era una falsa
alarma. Entonces se declaró un incendio de verdad, pero
Siempre que gritaba: “¡Fuego!”,
“Mientes”, respondían ellos.
Los políticos que mienten de manera flagrante terminan
lamentándolo. Con frecuencia se ven obligados a dimitir por haber
perdido su credibilidad, o bien el electorado se niega a votar por
ellos. Los hombres de negocios que se retractan de su palabra,
incumplen los plazos de entrega o recortan la calidad de sus
mercancías descubren que su falta de honradez termina
afectándoles tarde o temprano y pierden su negocio.
(c) Las mentiras nos conducen al Infierno. El libro del
Apocalipsis describe gráficamente el final de “todo aquel que ama
y hace mentira” (Apocalipsis 22:15). Los mentirosos toman su lugar
junto a los asesinos y los adúlteros en “el lago que arde con fuego
y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).
244
¿Qué debemos hacer para ser salvos? Haz que la atención de
la clase pase de la mentira al Señor Jesucristo, quien dijo de sí
mismo: “Yo soy […] la verdad” (Juan 14:6). Los que vivieron más
cerca de Él pudieron escribir que Él “no hizo pecado, ni se halló
engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). Él estaba “lleno de gracia y de
verdad” (Juan 1:14). Esto no se podría decir de ningún otro ser
humano. ¿Por qué vino entonces a este mundo tan lleno de mentiras
y engaños? Vino para que pudiésemos conocer la Verdad, y la
Verdad nos hiciera libres (cf. Juan 8:32). Vino a llevar el dolor y el
castigo de cada mentira, de manera que (si creemos en Él como
Salvador) no seremos castigados con la muerte eterna.
Pregunta a los niños si, a través del engaño, han visto cómo
Satanás ha plantado en la mente de hombres y mujeres mentiras que
dicen que Dios no es bueno y que es injusto; que no hay vida más
allá de la tumba; que el pecado no será castigado, etc. Pídeles que
pongan su confianza en el Señor, que nunca miente. Cuando dice
que perdonará a todos los que vengan a Él, realmente es así.
Convertirse en cristiano significa abandonar todos los caminos de
mentira y volver a nuestro Padre, verdadero y fiel, arrepentidos de
haberle dejado de lado y dispuestos a servirle en el futuro.
¿Cómo pueden dejar de mentir los jóvenes creyentes? Hazles
sugerencias útiles:
(a) “[Ata la verdad] a tu cuello, [escríbela] en la tabla de tu
corazón” (Proverbios 3:3). Recuerda a los niños que, si una madre
quiere estar segura de que un niño pequeño no pierda un artículo
vital (por ejemplo, la llave de una puerta), se la ata alrededor del
cuello, donde no la puede perder ni olvidar, y de donde no se la
pueden robar. El Señor indica que así es como debemos tratar la
Verdad. Debemos valorarla grandemente y tomar todas las
precauciones necesarias para no empañarla. Los jóvenes cristianos
se examinarán a diario, preguntándose: ¿He sido sincero y veraz
hoy? Pedirán perdón al Señor al reconocer sus errores en esta
cuestión. Pedirán al Salvador que los proteja de este pecado que
tanto afea el alma.
(b) Controla la lengua. Santiago compara la lengua a un fuego
(cf. Santiago 3:5). Si oramos para recibir la ayuda del Señor, y
hacemos un verdadero esfuerzo por controlar la lengua mientras
245
somos jóvenes, entonces estaremos protegidos de una gran
debilidad y falta de honradez en los años que tenemos por delante.
Aprende a odiar la mentira y sus consecuencias. Evítala “como a la
peste”.
(c) Abre tus labios para alabar a Dios (cf. Salmo 51:15). Los
cristianos son aquellos que se apartan de las mentiras y de las
conversaciones necias y frívolas. Utilizan sus labios para decir
cosas positivas, de valor, y para dar testimonio a otros. Consuelan
a los que están deprimidos y hablan de temas buenos y útiles.
Conclusión. Cierra la lección haciendo hincapié en la alta estima
en que el Señor tiene a los que son veraces, y en su disposición a
bendecirlos: “Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y
fue su Salvador” (Isaías 63:8).
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar un par de
labios grandes con “bocadillos de diálogo” en los que pondremos
los títulos de los apartados de la lección. Una puerta ancha, que abra
el camino a otros pecados, sería también de utilidad. Presentar
imágenes de los distintos personajes de la Biblia que aparecen en la
lección será de gran ayuda para que los niños más pequeños presten
atención.
NO CODICIARÁS (178)
Éxodo 20:17; 1 Timoteo 6:6–11; Mateo 6:19–34
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna de tu prójimo” (Éxodo 20:17).
Bosquejo de la lección
¿Qué significa codiciar? Codiciar es un pecado del corazón. Es un
deseo más que un acto (codiciamos algo antes de dar los pasos
necesarios para conseguirlo). Significa querer, desear, soñar o
exigir cosas que pertenecen a otros. Puede tratarse de cosas que no
necesitamos realmente. Las queremos solo por tener más, o para
gozar de posición y que nos admiren. Los hombres, las mujeres y
los niños que no conocen al Señor no pueden encontrar jamás la
verdadera satisfacción en la vida e intentan llenar el doloroso vacío
que hay en ellos con las posesiones. El mundo intenta complacer
246
esta avaricia humana, y tienta a las personas con todo tipo de
artículos atractivos.
Valores como la bondad, la preocupación por los demás y la
generosidad se ven pisoteados en la precipitación por conseguir la
gratificación personal. Pon un ejemplo de la actitud de muchos
niños con respecto a los regalos de Navidad o de cumpleaños. Sus
principales pensamientos son: ¿Qué recibiré? ¿Qué quiero? ¿Cómo
puedo convencer a las personas para que me regalen lo que deseo?
Con frecuencia dedican poco tiempo a preguntarse: ¿Qué puedo
regalar?
La historia de la codicia. Recuerda a la clase que el primer
ejemplo de codicia se ve en el huerto de Edén. Cuando Eva prestó
oído a la serpiente, esta le ofreció un estatus o un poder superior (el
conocimiento del bien y del mal), y le insinuó que ella podría ser
como los dioses. Recuerda que Dios había formado el universo
teniendo en mente a Adán y Eva. Tenían todo lo que podían desear.
Pero esto no les satisfizo, y desearon poderes aún mayores. No
estaban satisfechos con lo que tenían.
Los niños pueden recordar también el caso de Lot, que había
experimentado inmensos beneficios con su tío Abraham, pero
arrojó por la borda su paz y su felicidad cuando codició la riqueza
y el poder de la perversa ciudad de Sodoma.
La locura de la codicia. Explica a la clase que, aparte de ser un
pecado, la codicia es una gran insensatez. Vivir únicamente para
desear y obtener posesiones no tiene sentido, por las razones
siguientes:
(1) No podemos llevarnos las posesiones. El apóstol Pablo dijo:
“Nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar”
(1 Timoteo 6:7). Enseñó que lo correcto es aprender a estar
satisfecho. Esta es la verdadera fuerza. Los jóvenes suelen calar la
codicia de los adultos. Los ven corriendo por la vida, exhaustos,
ansiosos y afligidos, en la incesante persecución de mayores y
mejores posesiones, vacaciones, etc., y se preguntan si merece la
pena. ¿Para qué luchan, trabajan y se preocupan por adquirir riqueza
y posición si, cuando llegue la muerte, deberán marcharse de la
misma manera como vinieron al mundo, sin poderse llevarse
ninguna de esas cosas? ¡Cuánto mejor es sentirse satisfecho con las
247
cosas razonables de la vida y caminar con el Señor de manera que
estén preparados para la otra vida!
(2) Las riquezas son engañosas. El Señor Jesús dijo que el
engaño de las riquezas ahoga la Palabra (cf. Mateo 13:22). Advierte
a los niños que las posesiones no pueden proporcionar la felicidad
verdadera y duradera (ya sea que las busque el rico que nunca tiene
bastantes, o el pobre que se preocupa y suspira por ellas). Háblales
de los profesionales adinerados que no tienen tiempo para disfrutar
de su dinero, y de las personas que viven detrás de agobiantes rejas
de seguridad para sentirse sanas y salvas. Cuéntales acerca de
aquellos a quienes les tocan muchos millones en la lotería, cuyas
vidas quedan destruidas y arruinadas por culpa de lo que han
ganado. Coméntales acerca de muchas familias que han sacrificado
la felicidad de estar juntos por ser más ricas y tener muchos bienes.
Estas cosas parecen maravillosas, pero no pueden hacernos mejores
ni darnos una vida verdaderamente feliz.
(3) Las riquezas nos atrapan. El Señor Jesús también advirtió
que era muy difícil que los que confiaban en las riquezas entraran
en el Reino de Dios (cf. Marcos 10:24). Ayuda a los niños a
entender por qué es esto así, por medio de Proverbios 30:8–9.
Aunque las posesiones y las riquezas no puedan dar la verdadera
felicidad a las personas, se convierten en algo tan importante que
ya no les queda tiempo para Dios. Se pasan el tiempo “jugando”
con sus “juguetes”, sueñan con cosas más grandes y mejores,
presumen de ellas, y se recrean en ellas. Mientras tanto, los pobres
(cuando codician) sienten la tentación de engañar o robar aquello
que desean. Por consiguiente, a causa de la codicia, ni los ricos ni
los pobres desean buscar al Señor.
Sorprende a los niños informándoles que, en comparación con
los niños de los siglos pasados, ellos son todos muy ricos. Los
príncipes de la Antigüedad ni siquiera esperaban tener agua caliente
instantánea, automóviles veloces equipados con CD, y fresas en
invierno. ¡Tenemos tantos artilugios y posesiones hoy! ¿Es esta la
razón por que muchos niños no se dan cuenta en la actualidad de
que necesitan un Salvador?
(4) La codicia es uno de los peores pecados. Di a la clase que,
juntamente con los fornicarios, los adúlteros, los ladrones y los
248
borrachos, la Biblia cierra las puertas del Reino de Dios a los
codiciosos (cf. 1 Corintios 6:9–10; Efesios 5:5). No nos sorprende
que Jesús llamara necio al rico agricultor que tenía los graneros
repletos, mientras su cuenta celestial estaba vacía. Insta a los niños
a que no cometan el mismo error y se encuentren luego con que se
les niega la entrada en el Reino eterno.
Los resultados de la codicia:
(1) Da lugar a otros pecados. Puede que los niños se pregunten
cómo puede ser tan incorrecta la codicia si se trata de un deseo más
que de una acción. Explica que la codicia o concupiscencia (deseo)
concibe y da a luz el pecado. Muestra cómo “cada uno es tentado,
cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces
la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y
el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14–
15). Utiliza ejemplos para mostrar cómo se desarrolla la codicia. Un
ejemplo con el que los niños están familiarizados es el del pecado
de David con Betsabé. En vez de luchar contra su lujuria codiciosa,
David envió a buscar a Betsabé y muy pronto el resultado de su
deseo fue el adulterio, el engaño y el asesinato.
(2) Conduce a un gran sufrimiento. Muestra cómo la codicia y
la avaricia son causa de mucha opresión y dolor en el mundo. El
fuerte se aprovecha del débil para alimentar su insaciable sed de
tener más y más (cf. Miqueas 2:2). Las naciones van a la guerra para
conseguir más territorio y más posesiones por la fuerza. Algunas
veces hasta los niños se comportan en forma maliciosa y violenta
para conseguir lo que quieren. A los no creyentes les gusta culpar a
Dios de las guerras y el sufrimiento, pero, si tan solo cumplieran
este mandamiento de no codiciar, las guerras desaparecerían.
(3) Insulta al Señor. Explica que, por encima de todo, la codicia
es una ofensa al Señor, nuestro Hacedor. Él la vincula con la
idolatría (cf. Efesios 5:5). Entregar nuestro corazón y nuestros
sentimientos a las cosas terrenales es algo muy doloroso para
nuestro Padre celestial. Es como si dijéramos que preferimos
cualquier cosa antes que a Él. Es como decir que las posesiones y
las riquezas de la Tierra son, en nuestra opinión, mucho mejores
que conocer a Dios.

249
La cura de la codicia. El deseo codicioso está tan
profundamente arraigado en el corazón que no se puede erradicar
por medio de esfuerzos humanos. Necesitamos el nuevo corazón
que Dios nos da cuando nos convierte. Precisamos una nueva
naturaleza y un nuevo punto de vista, y solo Dios puede darnos esto.
Sin ello, seguiremos siendo egoístas e interesados en cuanto a lo
que tenemos y a lo que podemos tener en la vida.
A estas alturas de la lección, habría que recordar a los niños que
Cristo murió para quitar el castigo de nuestro pecado, incluidos
nuestros deseos codiciosos (si creemos en Él). Deberíamos
exhortarles para que vean su codicia, la confiesen en oración al
Señor y le pidan una nueva naturaleza para poder vencerla.
Antídotos contra la codicia. Supongamos que hay niños que ya
se han convertido, ¿cómo pueden protegerse de los pensamientos
codiciosos que Satanás sigue introduciendo en su mente? Ofrece
algunas ideas:
(1) “Haceos tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6:20).
En lugar de soñar con posesiones y codiciarlas, los cristianos
emplean su mente y sus energías en pensar y trabajar en cosas
mucho más importantes. Son conscientes de que están del lado del
Señor en una gran batalla, o campaña, para ganar almas. Dan
testimonio a sus amigos y familiares que no son salvos. Aprenden
acerca del gran plan de Dios. Siguen las noticias de la obra del
Reino de Dios y la apoyan (cf. Mateo 6:21–22). La causa de Cristo
es más importante para ellos que un simple espectáculo vacío.
Salvador, si por tu gracia
ciudadano de ella soy,
y el mundo me desprecia,
en Ti yo confiado estoy;
lo mundano con sus gustos
se va todo a deshacer,
dicha eterna solo el hijo
de Sion puede conocer.
JOHN NEWTON
(2) Sopesa los beneficios. Cuenta a la clase cómo sopesó
cuidadosamente Moisés este asunto cuando era joven. Se dio cuenta
250
que hasta el rechazo y la deshonra, por amor a Cristo, le conducirían
a una riqueza mucho mayor que todos los tesoros de Egipto (cf.
Hebreos 11:26). Charles Wesley expresó esta misma conclusión:
Cristo es todo para mí,
más que todo en Él hallé.
Aquí tienes una oportunidad para describir a la clase lo mucho
que el Salvador representa para ti y para todos los que han probado
su poder y su amor.
(3) Deshazte de las riquezas. Explica a la clase cómo consideran
los cristianos las riquezas y las posesiones. Las ven como dones de
Dios, un préstamo que Él les ha hecho, que han de utilizar para
servirle, y para beneficio de otros. Los cristianos no deberían pensar
nunca: “Esta es mi casa, mi auto, mi éxito en el examen”. Pon
algunos ejemplos de personas que entregaron su propio ser y sus
bienes al Señor. Hombres que nacieron ricos, como William
Wilberforce, lord Shaftesbury y lord Radstock, se convirtieron a
Dios y murieron pobres, habiéndose entregado por completo,
incluidas sus posesiones, a la obra del Salvador y para beneficio de
los demás. Muchos siervos de Dios, como Lutero, Whitefield,
Spurgeon y Carey, dedicaron sus riquezas terrenales a la obra del
Señor, y, haciendo esto, se protegieron de las tentaciones del lucro
que con tanta facilidad podrían haberles desviado de su objetivo.
¿Qué debo hacer para ser salvo? Cierra la lección hablando de
nuevo a todos los que sientan su necesidad de perdón en cuanto al
asunto de la codicia. La parábola del Hijo pródigo proporciona la
imagen perfecta. Nosotros, como él, hemos pecado gravemente
diciéndole a nuestro Padre celestial que ya no estamos satisfechos
con Él y que queremos encontrar nuestra felicidad y placer muy
lejos de Él. Hemos desperdiciado nuestras bendiciones celestiales.
¿Qué podemos hacer? La respuesta es volver a nuestro Padre
celestial, reconocer nuestro pecado y entregarnos a Él, confiando
solamente en lo que Cristo hizo en la Cruz del Calvario para
comprar nuestro perdón.
Complemento visual
El complemento visual CV 11 (p. 195) propone utilizar cuatro
llamas grandes (de cartulina roja, amarilla, naranja y negra) sobre

251
las que pondremos los títulos de los distintos apartados de la
lección.
REPASO (179)
Propósito: Fijar los Diez Mandamientos de manera firme y
significativa en la mente y la conciencia de los niños. Indicarles,
una vez más, que el Señor Jesucristo vino a rescatar a todos aquellos
que se reconocen como transgresores de la Ley que necesitan un
Salvador.
Introducción para los maestros
Si, como profesores, no tenemos más éxito que el de enseñar a
nuestra clase las principales palabras de los Diez Mandamientos,
les habremos dado un privilegio más valioso que ninguna otra cosa.
Ver un atisbo de la Ley de Dios en sus primeros años no solo les
protegerá de muchos peligros, sino que preparará sus conciencias
para las cuestiones espirituales de la vida.
Bosquejo de la lección
La forma exacta de esta lección variará según el carácter de la clase
y de la escuela. Las siguientes propuestas pueden adaptarse y
moldearse según se necesite. Puede que algunas escuelas
dominicales deseen dedicar dos semanas al proceso de repaso: una
para ayudar a que los niños aprendan y repasen, y la segunda para
corregir sus errores y aprender de ellos.
(A) Un examen (escrito u oral). Sería especialmente adecuado
para los grupos formados por niños que en su mayoría procedan de
familias cristianas. Deberían saberse los mandamientos con
precisión. Sería recomendable dar algún tipo de premio a los que
hayan hecho el esfuerzo de aprendérselos muy bien. Sin embargo,
habría que recordar que aprender los mandamientos es muy distinto
a cumplirlos. Sería útil hacer preguntas para comprobar lo que los
niños han comprendido, y que, al mismo tiempo, pusieran a prueba
su memoria. No queremos que nuestras lecciones produzcan
fariseos, sino jóvenes que se reconozcan pecadores.
(B) Con las clases de los más mayores, sería útil repasar los
contenidos que se hallan bajo los títulos de la lección de
introducción. Esto nos ofrece la ventaja de permitirnos repasar la

252
aplicación de los mandamientos (los maestros deberían tener a
mano los “carteles” del complemento visual CV 12).
(1) ¿Qué hemos aprendido acerca del carácter de Dios en los Diez
Mandamientos?
(2) ¿Qué sabias instrucciones hemos recibido de nuestro Hacedor
para poder gozar de una vida feliz y saludable?
(3) ¿Podemos hacer una lista con los tipos de pecados que Dios
ha dicho que nos cerrarían la puerta de su Reino?
(C) Las clases de los más pequeños y las que necesiten una
presentación más evangelística. Esta representación gráfica, simple
y novedosa, ayudará a los niños a recordar los mandamientos y a
ver sus lecciones espirituales.
Preparación. (a) Imprime en tres tiras de cartulina las
principales palabras de los Diez Mandamientos, por ejemplo: “NO
TENDRÁS DIOSES AJENOS”, o un resumen: “NINGÚN OTRO
DIOS”; (b) Recorta de un cartón duro la silueta de diez niños que
caminen en la misma dirección (una mezcla de niños y niñas de
distintas edades y de diferentes grupos raciales); (c) Coloca esas
diez figuras sobre un fondo de color que haga contraste, todos
mirando en la dirección del Cielo, señalada en un indicador; (d)
Recorta la silueta de una cruz para utilizarla al final de la lección.
Aplicación. Señala que todos esos niños marchan confiadamente
hacia el Cielo (o así lo creen). Luego explica que, por desgracia,
uno debe volver atrás y ser enviado al Infierno (señalado también
en el indicador). ¿Por qué? Porque ese niño o niña ha quebrantado
el primer mandamiento. Pide a la clase que recite el mandamiento
número uno, y pega sobre ese “niño” la tarjeta escrita. A
continuación explica (a modo de repaso) en qué es culpable ese
niño. Ahora solo nueve caminan hacia el Cielo, pero…
Explica que, desafortunadamente, el segundo niño también debe
volver atrás porque ha transgredido el segundo mandamiento. Pide
a los niños que reciten el mandamiento y pon ejemplos de cómo
pueden quebrantarlo, en términos adecuados para la clase. Ahora
solo ocho caminan hacia el Cielo, pero…
De esta manera, repasa los Diez Mandamientos hasta que todos
los niños del complemento visual hayan sido descalificados para ir
253
al Cielo, y vayan camino del Infierno. Luego muestra a la clase que
este grupo no representa a diez niños distintos que quebrantan cada
uno un mandamiento distinto, sino a un niño o un adulto que es
culpable de quebrantar todos los mandamientos de Dios. ¿Cómo
puede una persona así ser rescatada del Infierno? Háblales del
Salvador y de todo lo que estuvo dispuesto a hacer por cada niño
que cree en Él y que lamenta verdaderamente su pecado. Recuerda
a la clase que, para que nosotros recibamos el perdón, el Salvador
tuvo que tomar cada pecado sobre sí y sufrir su castigo en la Cruz
del Calvario. Toma las tiras de cartulina con los Diez
Mandamientos y colócalos sobre la silueta de la cruz. Solo por este
medio nuestra culpa fue quitada, y ha vuelto a ser posible que
caminemos nuevamente hacia la ciudad celestial.
Los mandamientos en “miniatura”. Concluye la serie
enseñando a los niños el resumen de los mandamientos de Dios,
expresado en una forma tan hermosa con las palabras de Moisés,
que citó el Salvador: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. […] Y […] amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos
12:30–31).

254
Vigesimoprimera serie
ROMANOS Y OTRAS EPÍSTOLAS
Cómo nos prepara Dios para el Cielo
180.— El propósito de Dios a pesar de una gran Caída
¡Hundirse para siempre! Este es el terrible destino de hombres,
mujeres y niños que, creados a imagen de Dios, han caído en todo
tipo de pecados degradantes. Pero la voluntad del Señor no puede
ser frustrada; hace mucho tiempo, el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo concibieron un plan para que un número incontable de
personas pudieran ser restauradas y hechas conformes a la imagen
del Hijo de Dios.
181.— Llamados
Como todos los grandes planes y proyectos, hay que hacer muchos
preparativos, y hay que tomar algunas medidas. En primer lugar,
aquellos que han de ser rescatados, viven lejos de Dios, en una tierra
extraña, y deben despertar al peligro. Dios debe llamarles,
persuadirles e inclinar su corazón para que vuelvan a Él, de manera
que sientan su gran necesidad de un Salvador y crean en el Señor
Jesús con todo su corazón. ¿Quiénes son estas personas? ¿Cómo los
llama el Señor? ¿Cómo responden ellos?
182.— Justificados
Con el fin de entrar en el Reino celestial, deben tener un pasaporte
en vigor y unas credenciales que solo puede obtener para ellos un
Salvador perfecto, quien tiene que pagar sus deudas sufriendo el
justo castigo por sus pecados en lugar suyo. Una vez declarados
aptos y cualificados por sus méritos, las puertas del Reino de Dios
se abren para recibirles, y están a salvo para siempre.
183.— Adoptados (y santificados)
Todos los que miran a Cristo como Salvador descubren que son los
hijos e hijas de Dios, escogidos y muy amados. A lo largo del resto
de su vida, su Padre celestial no solo oye sus oraciones y provee
para sus necesidades, sino que también los va transformando,
bondadosa pero firmemente, para hacerlos conformes a la
semejanza de su Hijo, y los restaura a su imagen (cf. Romanos
8:29).

255
184.— Glorificados
Cosas aún más maravillosas están reservadas para los que mueran
en Cristo. Así como el Señor Jesucristo resucitó de los muertos y su
Padre lo exaltó hasta lo sumo, los cristianos resucitarán para andar
en una vida nueva. Si han de vivir con Cristo para siempre, ¿cómo
resucitarán sus cuerpos muertos? Una humilde semilla nos ofrecerá
las respuestas perfectas a estas preguntas.
Introducción a la serie para los maestros
En estos tiempos donde reina el ateísmo, pocos jóvenes cuentan con
un marco de creencias cuando tienen que enfrentarse a la vida.
Confiamos en que este programa de estudio de la Biblia, de cuatro
años de duración, les haya mostrado la opinión de Dios acerca de la
historia del mundo, desde su principio hasta su final. Al acabar con
este plan de estudios, seguimos el modelo de las Escrituras
concluyendo con una serie doctrinal, corta y sencilla que
proporciona una clara visión global de la enseñanza de la Palabra
de Dios, especialmente del plan de salvación de Dios para todos los
que creen en Él. Las lecciones se basan en las enseñanzas de las
Epístolas, sobre todo en la de Romanos. Una información semejante
debería despertar un gran interés en los jóvenes de hoy, inspirarles
respeto de modo natural, y llevarlos a considerar el lugar que tienen
en el propósito eterno de Dios.
Para que una serie de lecciones más doctrinales y teóricas, como
son estas, resulten más atractivas y esclarecedoras para los niños,
tenemos que escoger un concepto clave de cada lección para darle
cohesión a cada tema. Esto debería ayudar también a los maestros.
¡Que el Señor utilice esta serie final para proporcionar muchos
hermanos a su Primogénito (cf. Romanos 8:29)!
Complemento visual para la serie
El complemento visual CV 13 (p. 267) está concebido para que
se utilice a lo largo de la serie. Además, cada lección se centra en
un concepto que puede presentarse a la clase en forma visual: la
lección 180 se centra en una moneda; la lección 181, en un sobre
que contiene invitaciones; la lección 182, en flechas que cambian
de dirección; la lección 183, en una familia y, especialmente, en un
padre; y la lección 184, en una semilla y el fruto que produce.

256
EL PROPÓSITO DE DIOS A PESAR DE UNA GRAN CAÍDA (180)
Caídos, predestinados
Romanos 1:16–32; 8:29; Génesis 1:24–27
Propósito: Presentar la doctrina de la Caída, y el plan y el propósito
del Señor de restaurar a los pecadores perdidos a la imagen de su
Hijo, en una forma simple, evangelística, y fácil de recordar para
los niños.
Bosquejo de la lección
(1) Una imagen brillante (cf. Génesis 1:26–27). Atrae la atención
de los niños mostrándoles una moneda de valor, nueva y brillante,
con la imagen del Rey repujada sobre ella. Indica que la imagen
identifica la moneda y le da valor en el país al que pertenece.
Algunas de nuestras monedas llevan la imagen del Rey e indican
que estamos en España. Sorprende a la clase explicándole que
fuimos hechos con la imagen de Dios, nuestro Creador y Rey,
acuñada sobre nosotros. Así como un espejo refleja nuestra imagen,
fuimos creados para reflejar la semejanza de nuestro Hacedor.
Debíamos ser como Él: buenos y amables, puros y honrados, justos
y fieles.
Vuelve a señalar la moneda y explica a la clase el mensaje de la
Biblia, que nos dice que Dios hizo a los hombres y las mujeres no
como a los animales, sino a su semejanza. Sopló en ellos un espíritu
vivo, un alma inmortal, y luego les dio dominio (o poder) sobre la
Tierra y sobre todas sus criaturas (cf. Génesis 1:26). ¡Qué gran
privilegio! ¡Qué realización y qué satisfacción infinita habríamos
tenido! Utiliza un complemento visual para representar la posición
privilegiada de la Humanidad en la parte más alta de una escalera
(cf. CV 13, p. 267).
Establece un contraste con la opinión popular de que los seres
humanos no son más que animales muy evolucionados. No es de
extrañar que muchos jóvenes encuentren poco sentido y propósito
en la vida y solo vivan para disfrutar mientras puedan.
Volviendo a la opinión bíblica acerca de la raza humana, explica
cómo el Señor no solo nos concedió esta posición privilegiada en
su mundo, sino que nos otorgó todas las habilidades necesarias para
CV Complemento visual

257
desempeñar las funciones de dicha posición. A diferencia de los
animales, que solo tienen instintos físicos, nosotros tenemos un
sentido de los principios de Dios: un sentido del bien y del mal (una
conciencia). También tenemos la capacidad de razonar y pensar.
Además, recibimos una conciencia o instinto que nos dice que hay
una existencia eterna más allá de esta corta vida sobre la Tierra.
¡Todo está a nuestros pies! ¡Qué lugar tan hermoso habría sido la
Tierra si las cosas hubieran permanecido tal y como Dios las creó!
¡Todo sería “bueno en gran manera” (Génesis 1:31), tan brillante
como esa moneda nueva! Pregunta: ¿Qué ocurrió, pues, para
estropear la gloriosa intención de Dios para con su más alta
creación? ¿Qué convirtió la vida en algo tan triste, frustrante y sin
sentido? ¿Qué trajo la muerte y el dolor al mundo y nos separó del
Señor, nuestro Hacedor?
(2) Cambio de imagen. Señala que un niño pequeño, que no
conoce el valor del dinero, puede ser engañado y cambiar la valiosa
moneda por una baratija. A la luz de Romanos 1, los maestros
pueden explicar la horrible naturaleza de la Caída de la Humanidad
y la enorme locura que supone. Ejemplifica la idea que quiso
transmitir el Apóstol: que “[cambiamos] la gloria del Dios
incorruptible [la imagen acuñada sobre nosotros] en semejanza de
imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de
reptiles” (Romanos 1:23).

258
Arriba: CV 12 — Complemento visual para la lección 169
Abajo: CV 13 — Complemento visual para la serie 21
Di a la clase cómo los seres humanos, hechos a imagen de Dios
y capaces de adorarle a Él, el glorioso Hacedor del Cielo y de la
259
Tierra, pronto prefirieron inclinarse literalmente ante los ídolos, y
adorarlos. Hoy, muchas personas que se consideran demasiado
civilizadas y sofisticadas como para inclinarse ante los ídolos
adoran el concepto del hombre como nada más que un animal.
Ambos han cambiado la verdad de Dios por una mentira. Ambos
adoran “a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:25).
Utiliza ejemplos llamativos para ayudar a los niños a ver lo
necios que somos al desechar a Dios y el noble papel que Él designó
para nosotros. ¿Qué hemos desechado? Pregunta a los niños, por
ejemplo, cómo se sentirían si hubiesen intercambiado o vendido
algo muy valioso (un juguete, un broche, un vídeo, un automóvil…
Adapta el ejemplo para que se acomode a la edad de la clase) por
algo que luego han visto que no tenía valor alguno. Recuérdales la
historia de Esaú, que debía heredar una gran fortuna y el honor de
ser el cabeza de una gran familia privilegiada, y cambió su derecho
de primogenitura por un plato de lentejas.
Cuenta a la clase que Adán y Eva dieron un paso igual de
desastroso cuando dejaron de lado las advertencias y los
mandamientos del Señor y le pusieron las cosas fáciles a Satanás.
No es de extrañar que este suceso se llame: “¡la Caída!” (muestra la
caída al final de la escalera en el complemento visual). El Diablo
los engañó, y cambiaron la gloria que Dios les había concedido por
la promesa sin valor de un poco de fruta que les concedería una
dudosa sabiduría. ¡Qué cambio tan desigual!
Di a la clase que Adán y Eva eran los representantes de todos
nosotros. Podrían considerarse también como un “caso de prueba”.
De haber estado en su lugar, habríamos hecho lo mismo, porque
“todos nosotros nos descarriamos como ovejas, CADA CUAL se
apartó por su camino” (Isaías 53:6). Día a día actuamos de la misma
manera: rechazamos los caminos de Dios y pensamos que nosotros
sabemos mejor lo que tenemos que hacer. “Profesando ser sabios,
[los seres humanos] se hicieron necios” (Romanos 1:22).
(3) Una imagen perdida. A estas alturas de la lección, muestra
a la clase una moneda vieja y doblada, que no brille y que tenga una
capa grasienta de suciedad. Compárala con la primera moneda: ¡qué
diferencia! Explica que los hombres y las mujeres han sufrido un
cambio parecido como resultado de la Caída. En lugar de conocer
260
al Señor, caminar con Él y cumplir sus gloriosos planes, los seres
humanos se han degradado y tienen un comportamiento
indeciblemente sucio, egoísta y violento, y unos métodos
repugnantes. En vez de reflejar la bondad de Dios, se hunden en los
horribles pecados que el Apóstol detalla en Romanos 1:29–31. Haz
una selección de las ofensas que tu clase conoce, y menciona que
hay otros pecados aún peores.
¿Se pierde la imagen para siempre? Di a los niños que, si
fuésemos los dueños, probablemente querríamos deshacernos de la
moneda sucia que ya no brilla. ¿Falló el plan de Dios de crear a los
seres humanos a su imagen? ¿Destruyó Él a la raza humana en justa
ira? Recuerda a la clase que Dios, que es absolutamente santo, odia
todos los pecados. Puesto que Él es perfectamente justo, debe
expulsar y castigar a los que le han dado la espalda en forma tan
perversa. Merecemos la sentencia de muerte (cf. Romanos 1:32). A
pesar de todo, el corazón de Dios ansía salvarnos. Dice: “¿Cómo
podré abandonarte […]? ¿Te entregaré yo [es decir: te entregaré al
castigo]?” (Oseas 11:8).
Como la mujer de la parábola de Cristo, que perdió su moneda,
el Señor está decidido a encontrar y restaurar a los pecadores
perdidos. Su voluntad y su propósito no pueden fallar. Su plan,
desde antes de la fundación del mundo, era tener una gran familia
de hombres, mujeres, niños y niñas que llevaran la imagen de su
querido Hijo, y que compartieran siglos eternos con Él en el Cielo.
Este plan no puede frustrarse. A pesar de nuestro error, el Señor ya
tenía en mente este plan de salvarnos. Nos tomaría, arruinados
como estamos, y nos haría conformes al glorioso nivel que Él quiere
que tengamos, por su poder. Y planeó hacer esto por muchísimas
personas.
(4) Una imagen restaurada. Muestra a los niños lo deslustrado
que puede estar un trozo de plata, de la que antiguamente se hacían
las monedas, y cómo este se puede limpiar hasta que la imagen o el
modelo repujado vuelve a ser claro y reconocible (la mayoría de los
maestros podrán encontrar o tomar prestado un espejo de mano, o
una tetera, o un servilletero, o algún otro objeto de plata de ley).
Aunque hemos fallado, hemos caído, y somos absolutamente
incapaces de ganar o merecer un lugar en el Cielo (por medio del
pacto de las obras), aún así, en su maravilloso amor y misericordia,
261
el trino Dios ha encontrado la forma de salvar y restaurar a muchas
personas. Aunque no podríamos jamás volver a subir las escaleras
para llegar a Dios, Él ha descendido para recogernos y llevarnos a
un lugar de privilegio, a ser miembros de su familia (utiliza el
complemento visual otra vez). La semana próxima descubriremos
las medidas que toma el Señor para hacer esto.
¿Por qué permitió Dios la Caída? Es posible que los niños se
hagan esta pregunta. En primer lugar, indica que no nos toca a
nosotros cuestionar la sabiduría de Dios. Él es el Alfarero; nosotros,
el barro. ¿Esperaríamos que un paquete de harina protestara si
elegimos utilizarlo para hacer galletas? Sin embargo, podemos ver
algunas razones por que Dios pudiese haber permitido que esto
ocurriera, aunque, sin duda, habrá muchas.
Di a los niños que, si la Caída de la raza humana no hubiese
ocurrido, nunca habríamos sabido ni nos habríamos dado cuenta de
hasta dónde era Dios capaz de llegar con tal de asegurar nuestra
salvación. Vemos el amor de Cristo hacia nosotros en lo que estuvo
dispuesto a hacer para salvarnos.
Los niños más mayores pueden captar también la importancia de
que Dios permitiera que la raza humana recibiera conocimiento
pleno y libertad. Dios hizo a las primeras personas libres de
desobedecer. De no haberlo hecho así, entonces en toda la eternidad
no habríamos conocido jamás los peligros que implica la libertad
total de desobedecer. No habríamos sabido nunca que Dios es
esencial para nuestro bienestar. La Caída fue un suceso terrible,
pero, porque ocurrió, nunca más volveremos a desear la libertad de
desobedecer a Dios, ni olvidaremos jamás que toda la bondad y la
bendición proceden únicamente de Él.
Describe el gozo que el Señor Jesús dijo que hay en el Cielo
cuando se encuentra a un pecador que estaba perdido. En el Cielo
las alabanzas más sonoras serán para el Señor Jesús, el Cordero de
Dios que dio su vida para que pudiésemos ser salvados. Tal es el
poder del Dios todopoderoso, que puede hacer las cosas de manera
que todo salga bien, hasta consiguiendo que la Caída de la
Humanidad, por muy trágica que fuera, por su sabiduría sirva para
exhibir la dimensión de su amor y su gracia, los cuales, de otro
modo, no habríamos conocido. No es de extrañar que el Apóstol
262
quede extasiado y escriba: “¡Oh profundidad de las riquezas de la
sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios,
e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).
Complemento visual
Ten a mano una moneda brillante y reluciente, y otra mugrienta y
doblada. Procúrate también un objeto de plata deslustrado y un paño
para limpiar plata, que le devolverá su belleza original.
LLAMADOS (181)
Romanos 8:28–30 (véanse también otros versículos que se mencionan en la
lección)
Propósito: Demostrar el gran amor de Dios y su misericordia al
llamar a los pecadores rebeldes para que vuelvan a Él. Utilizando
ejemplos de la Biblia, estudiar también la forma, el momento y los
individuos a los que van destinados sus llamamientos generales y
efectivos, de una manera sencilla.
Bosquejo de la lección
Muestra a los niños un gran sobre (como los que se utilizan para las
invitaciones, con la solapa arriba, y preferiblemente hecho a mano,
de tal manera que mida aproximadamente unos 45 × 30 cm).
Despierta su curiosidad diciéndoles que ese sobre contiene algunas
de las invitaciones más importantes del mundo. ¡Son de un rey!
Deja el sobre aparte por un momento y refiéreles a la lección de
la semana pasada. ¿Recuerdan cómo los hombres y las mujeres,
creados para ser hijos e hijas del Rey de los cielos, cambiaron su
imagen real y dejaron su alta posición para caer en el pecado y la
vergüenza? Insultaron al Señor y empañaron su imagen; y ahora no
son más que pecadores culpables que merecen la ira y el juicio de
Dios.
(1) Una invitación para todos. ¡Qué asombroso es leer estas
palabras en el Libro de Dios (toma el sobre): “Si confesares con tu
boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). Y (saca otra
“invitación” o promesa): “Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo” (Hechos 2:21). Y otra más: “Mirad a mí, y sed
salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay
más” (Isaías 45:22).
263
Señala que esas maravillosas invitaciones son para todas las
personas (“Todos los términos de la tierra”). ¿Esperarían los niños
que las personas no recibiesen esos llamamientos de Dios con gran
alivio y alegría? Diles que, lamentablemente, esta no es su reacción.
Describe, por ejemplo, la tristeza del Señor Jesús cuando contempló
la ciudad de Jerusalén, que le había rechazado (cf. Mateo 23:37).
Sus habitantes se habían vuelto orgullosos, hipócritas y necios; muy
pronto crucificarían a su Mesías. ¡Cuánto se parecían a la gente de
hoy! Dejan de lado el mensaje de Dios; no les interesa; son cínicos;
no ven la necesidad de un Salvador y se vuelven contra Él.
(2) Un llamamiento a venir. Asegura a tu clase que hubo
algunos en Jerusalén que sí se dieron cuenta de su necesidad. Estos
fueron tocados en una forma muy especial por el llamamiento de
Cristo. En cada siglo hay muchas personas que oyen el llamamiento
de Dios con mucha claridad. Se puede saber quiénes son esas
personas porque, cuando oyen el llamamiento de Dios, este tiene un
gran efecto en su actitud y se convierten en aquellos que…
(a) Tienen sed. Sienten que necesitan enormemente el perdón y
una nueva vida; son los que no están satisfechos con las cosas de
este mundo. La invitación del Señor hace que deseen venir a Él y
conocer su poder de conversión. El Señor dice: “A todos los
sedientos: Venid a las aguas” (Isaías 55:1).
(b) Son humildes. Se dan cuenta de que no tienen nada bueno que
merezca el favor de Dios. Quieren recibir un nuevo corazón y un
nuevo carácter. Se alegran al escuchar que la salvación es gratuita.
Dios dice: “Los que no tienen dinero, venid, comprad y comed.
Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1).
El Señor dice también: “Porque la paga del pecado es muerte, mas
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”
(Romanos 6:23).
(c) Están trabajados y cargados. El Señor los llama diciendo:
“Venid a mí […] y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Estas
personas se dan cuenta de que no pueden hacer nada para ser
mejores y alcanzar el nivel que Dios les exige. Está tan alto que se
desesperan. Están cansados de su pecado y su fracaso, y se gozan al
oír que Cristo ganará el Cielo para ellos, y les ayudará a cambiar.

264
(d) Desean que este mensaje sea verdad. Puede que los discípulos
de Juan el Bautista tuviesen dudas cuando este les señaló a Jesús.
¿Podía ese hombre ser el Mesías? ¿Acaso no era como ellos, de
Galilea? Pero deseaban que fuese verdad. Le preguntaron dónde
posaba, y Él les hizo esta maravillosa invitación: “Venid y ved”
(Juan 1:39). Los que oyen el llamamiento de Dios responden, como
los discípulos de Juan, y quieren oír más. Es posible que las dudas
les ataquen, pero desean que ese mensaje sea verdad. Sus amigos
pueden burlarse e intentar desmoralizarlos, pero están decididos a
comprobarlo por sí mismos. El Señor mismo les invita a comprobar,
y buscar, y probar, y ver. Los discípulos no se sintieron
decepcionados, porque muy pronto empezaron a decir a otros:
“Hemos hallado al Mesías”.
(3) ¿Por qué “venir”? Puedes recordar a los niños que no
decimos “ven” a alguien que ya está con nosotros. “Ven” nos
recuerda que nos hemos desviado y alejado de Dios y que estamos
separados de Él. Debemos reconocer que no somos sus hijos; no
somos cristianos; no estamos en contacto con Él, hasta que nos
convertimos. Debemos reconciliarnos o volvernos a poner en
contacto con el Señor. Y esto implica arrepentimiento y dejar atrás
la antigua forma de vida. “Ven” nos dice que la conversión consiste
en conseguir encontrar y conocer al Señor; es una experiencia
totalmente nueva. Cuando oímos realmente su llamamiento,
deseamos que esta sea nuestra experiencia, y respondemos. Otro
texto de la Biblia expresa la invitación con estas palabras:
“[Jesucristo] puede también salvar perpetuamente a los que por él
se acercan a Dios” (Hebreos 7:25).
El llamamiento de Dios: algunos ejemplos. Esta parte de la
lección permite a los maestros analizar aspectos fascinantes del
llamamiento de Dios. Siéntete libre para adaptarlo a la edad y a los
conocimientos concretos de tu clase. Los maestros de las clases de
los más pequeños preferirán utilizar un solo ejemplo favorito,
mientras que los que tengan clases de niños más mayores podrán
hacer un breve análisis de varias vidas, que les haga reflexionar.
(1) ¿Para qué llama Dios a las personas? Abraham fue llamado
a dejar su tierra y su parentela (cf. Génesis 12:1) para ir a una tierra
que Dios le enseñaría.

265
Pedro, Andrés, Santiago y Juan fueron llamados a dejar sus redes
de pescar para que el Señor les hiciera pescadores de hombres (cf.
Mateo 4:19–22).
El joven rico fue llamado a vender todo lo que tenía y seguir al
Señor para que pudiera encontrar un tesoro en el Cielo (cf. Lucas
18:22).
El Señor viene a nosotros y nos llama a dejar nuestras
ambiciones, nuestras esperanzas y nuestra confianza en este mundo,
y a descubrir los maravillosos propósitos que Él tiene reservados
para nosotros. Como aprendimos la semana pasada, su propósito es
hacernos conformes a la imagen de su Hijo, de manera que Él pueda
ser el Primogénito (el Hermano mayor) de una gran familia en el
Cielo (cf. Romanos 8:29).
(2) ¿Durante cuánto tiempo llama? La Biblia nos da muchos
ejemplos variados. Algunas personas fueron llamados en el acto,
rápidamente, de repente. Por ejemplo: (a) Zaqueo se lo pensó poco:
fue por curiosidad a ver a Jesús y, antes de que anocheciera, su vida
ya se había transformado (cf. Lucas 19:1–10); (b) La conversión del
ladrón moribundo tuvo que ser necesariamente muy rápida; (c) La
mujer de Samaria salió a llenar su cántaro de agua y volvió a casa
con el agua de vida (cf. Juan 4:5–30).
Cuando el Señor llama, no deberíamos demorarnos, pero algunas
veces, Él muestra una gran paciencia durante un largo período.
¿Puede la clase pensar en algunos ejemplos? (a) Jacob, a quien se
le mostró una escalera que llegaba hasta el Cielo en su primera
noche fuera de casa, pero el ángel tuvo que luchar con él a su
regreso muchos años más tarde (cf. Génesis 28:12; 32:24); (b)
Salomón, que empezó con altas intenciones, pero se desvió por
culpa de las mujeres y tuvo que ser restaurado años más tarde.
Pregunta a los niños: ¿Ha estado el Señor tocando tu corazón
durante algún tiempo? ¿Has oído su llamamiento? Recuérdales que
es un asunto de gran urgencia, ¿porque quién sabe cuánto tiempo
esperará el Señor? Dios es muy paciente y bondadoso, pero no
deberíamos suponer jamás que va a contener el enojo para siempre
(cf. Salmo 103:9).
Félix se demoró, aunque el Señor le había tocado tanto que se
había puesto a temblar (cf. Hechos 24:25), y suponemos que murió
266
siendo aún un gran pecador, y que tuvo que enfrentarse al juicio de
Dios.
(3) ¿A quién llama? Menciona a los dos grupos principales de
individuos que fueron llamados por la gran misericordia y gracia de
Dios, y demuestra que Él llama a todo tipo de personas, a los
pecadores más tercos y también a quienes aparentan ser tranquilos
y buenos. A pesar de su maldad extrema, que sorprendería a
cualquiera, el Señor tocó a Manasés, quien, habiendo cometido
pecados horribles, tuvo que verse humillado y encarcelado en una
tierra extranjera antes de rebajarse y reconocer el llamamiento de
Dios.
Onésimo es un ejemplo de alguien que había oído el Evangelio
de labios de un amo converso, y que tomó deliberadamente el
camino contrario, antes de que el Señor volviera a asir de él. ¿Podría
haber algún joven en la clase que esté luchando contra el
llamamiento de Dios, rebelándose contra él en su corazón y
caminando por el camino equivocado? Es posible que tenga que
aprender lecciones difíciles también, antes de reconocer al Señor.
Al otro lado del espectro, la Biblia habla de hombres que no
tuvieron una conversión espectacular, pero cuya vida confirma que
el llamamiento de Dios fue muy profundo y real: (a) Isaac, que
nunca se alejó de casa y que se avino a los deseos de su padre,
aunque eran difíciles (cf. Génesis 22:7–10; 24:61–67); (b) Jeremías,
quien, aunque se sentía muy joven y poco adecuado, fue enviado
por el Señor a transmitir sus mensajes (cf. Jeremías 1:4–10) y
obedeció a pesar de la dificultad de sus circunstancias.
Debemos mencionar especialmente que el Señor llama a muchos
que son jóvenes. El Señor tuvo que ser firme con los discípulos
cuando los encontró despidiendo a los niños. Insistió en que debían
recibirlos, diciendo: “Dejadles venir a mí” (Mateo 19:14). El Rey
de reyes y Señor de señores los llama a su Reino. No permitas nunca
que los adultos te digan que eres demasiado joven para
experimentar una conversión real y duradera.
(4) ¿Cómo llama el Señor? (a) Personalmente. Pon el ejemplo
del joven Samuel, llamado por su nombre en mitad de la noche. El
llamamiento de Dios es un asunto personal. Convertirse en un
cristiano no es cuestión de aceptar una opinión teórica. Las personas
267
no son llamadas por familias, o por naciones. Cada individuo tiene
que escuchar el llamamiento de Dios (aunque no sea de manera
audible, claro está), y experimentar el nuevo nacimiento por sí
mismo (cf. 1 Samuel 3:4); (b) Conmoviendo nuestro corazón.
Volverse cristiano abarca nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro
corazón. Cuando nos llama, el Señor hace que apreciemos lo que
Cristo hizo, que actuemos (arrepintiéndonos y pidiendo la
salvación) y que le amemos. Recuerda a Lidia, cuyo corazón Dios
abrió (cf. Hechos 16:14); (c) Mostrándonos nuestra condición de
pecadores. El apóstol Pedro cayó a los pies del Señor diciendo:
“Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lucas 5:8).
Cuando el Señor mostró a Pablo (Saulo, en aquel momento) cuántas
“coces [había dado] contra el aguijón” (Hechos 9:5), este gritó:
“Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6).
(5) ¿Cómo debemos responder? Resume la obra del Espíritu
Santo de Dios, que nos conduce al arrepentimiento y la fe, haciendo
que: (a) nos arrepintamos profundamente y nos apartemos del
pecado y de la vieja vida, y (b) creamos y pongamos nuestra
confianza en el Salvador y en todo lo que hizo por nosotros en la
Cruz del Calvario. Una vez nos ha llamado, nos enseña cómo somos
justificados a los santos ojos de Dios (porque nuestro
arrepentimiento y nuestra fe no nos salvan). La forma extraordinaria
en que el Señor nos salva y nos justifica, convirtiendo a los
pecadores culpables en “santos inocentes”, es el tema de la lección
de la próxima semana. Mientras tanto, insta a los niños a que den
prioridad a la más prestigiosa de todas las invitaciones, la del Rey
del Cielo.
Complemento visual
Consigue el sobre grande descrito en la lección, del que se sacarán
las tarjetas impresas con las invitaciones del Evangelio. Se pueden
mostrar imágenes de las personas cuya respuesta al llamamiento de
Dios se presenta en la lección, que serán un elemento de interés
añadido. Muchos de estos aparecen en las láminas del Bible
Learning Course [Curso de aprendizaje bíblico].
JUSTIFICADOS (182)
Romanos 8:30

268
Propósito: Describir y explicar, por medio de simples diagramas e
imágenes, la maravilla de lo que se llevó a cabo en la Cruz del
Calvario para nuestra justificación, y convencer a los niños de que
su única esperanza está allí.
Bosquejo de la lección
Caídos. Recuerda a la clase que la raza humana, hecha a imagen de
Dios, cayó en el pecado y la vergüenza (representada en el
complemento visual CV 12, p. 267). En lugar de reflejar la
amabilidad de nuestro Hacedor, su rectitud, y su bondad, etc., nos
hemos rebelado y nos hemos apartado de Él (como la moneda del
ejemplo), y su imagen en nosotros se ha desfigurado y empañado.
¿Qué hará Dios con nosotros? ¿Se airará, nos arrojará al Infierno y
castigará nuestra culpa eternamente?
¿Deberíamos preocuparnos? Este aterrador estado de cosas no
preocupa mucho a la gente de hoy. En los siglos pasados, muchos
se preocupaban y temían (hasta los niños pequeños), pero ahora son
muy pocos los que se preocupan. ¿Por qué? Porque muchos:
(a) Son ateos o personas despreocupadas. No creen que Dios
exista. Algunos dicen: “Estoy disfrutando de mi vida, de modo que
no me molestes con pensamientos de muerte y juicio”. A estos
debemos decirles: “Ya sea que creas en Dios o que no, o que no
pienses nunca en Él, los hechos son los mismos. Él está ahí y nos
ha advertido que un día todos deberemos comparecer ante su trono
de juicio” (cf. 2 Corintios 5:10). Si un delincuente se niega a
presentarse ante el tribunal, la policía estará de inmediato llamando
a su puerta con una orden de arresto. De nada servirá que diga: “¡No
creo en los tribunales ni en los magistrados!”. Intentar
convencernos a nosotros mismos de que no hay Dios (aunque
estemos rodeados de pruebas de su existencia) no cambia el hecho
de que Él existe y de que tratará con nosotros.
(b) Tienen su propia justicia. Otros dicen: “Yo no creo que sea
pecador. En cualquier caso, creo que puedo hacer lo necesario para
que Dios me acepte. Si he caído, puedo volver a subir con bastante
facilidad. Dios pasará por alto mis pocos errores y estará contento
con mis esfuerzos”. A estos, debemos decirles que nunca han
captado cuáles son los altos niveles que Dios exige, ni han percibido
un solo atisbo del Cielo. No han visto lo hermoso, perfecto, santo,
269
bueno y maravilloso que es ese lugar. Aunque las personas lo
intenten con todas sus fuerzas, nunca se les permitirá entrar en ese
hogar de Dios, porque enseguida quedarían al descubierto sus
grandes defectos y sus odiosos pecados.
Compara a este tipo de persona con un muchacho (o muchacha)
que alardea ante sus familiares y amigos diciendo que va a ser
médico, juez, futbolista internacional, etc., pero que se queda muy
callado cuando se anuncian los resultados de los exámenes o cuando
su nombre ni siquiera se encuentra en la lista de admitidos en el
equipo B de la escuela. Cuando nos examinamos según las leyes de
Dios, nos damos cuenta de que todos estamos “destituidos de la
gloria de Dios” (Romanos 3:23). Nunca conseguiremos que se nos
califique como aptos para el Cielo.
(c) Son optimistas y superficiales. Otro grupo de personas dirá:
“Yo creo que Dios es amor y que olvidará todos nuestros pecados;
lo pasado, pasado está. Dios dejará que todos entremos en el Cielo”.
Estas personas piensan que sus opiniones son mejores que lo que
Dios mismo nos ha dicho acerca de sí mismo:
(1) Dios es justo. Muestra que, a pesar de su amor, Dios no puede
actuar en esta forma tan informal. Él es un Dios eterno que gobierna
el tiempo y la eternidad en justicia; no es un simple hombre mortal.
Así como los viajeros necesitan la documentación necesaria para
justificar su entrada en otro país, Él insiste en que todo aquel que
entre en su Reino sea perfectamente bueno y justo. Como nosotros
no cumplimos esas condiciones, Dios mismo tiene que “justificar”
a todos los que desean entrar en su Cielo. Sin embargo, nuestro
pecado ha creado un gran problema hasta para el Dios
todopoderoso, porque:
(2) Él ama la Justicia. Aunque Dios, por su gran amor, está
deseando hacer las paces con los que en el pasado le rechazaron y
se rebelaron contra Él, con todo, también es justo y no puede bajar
el nivel de sus exigencias para que podamos entrar en el Cielo. Los
maestros podrían aclarar este punto a la clase con un ejemplo de
este tipo: Supongamos que el director de una escuela descubre que
un muchacho lleva cigarrillos en el bolsillo. Quizá le dé lástima este
ofensor en particular, y tal vez le gustaría pasar por alto el asunto.
Pero, si lo hiciera, la noticia se difundiría por toda la escuela y los
270
demás niños darían por sentado que no hay nada de malo en fumar.
Dios sostiene el universo con su santidad y no puede permitir nunca
que el pecado se pase por alto o que quede sin castigo. Dios odia el
pecado (y todo su egoísmo, violencia, avaricia y falsedad) y no
puede pasarlo por alto ni olvidarlo.
(3) Él es la Verdad. Aunque Dios esté deseando mostrar
misericordia, también es la Verdad. A diferencia de las personas
que habitan sobre la Tierra, Él tiene integridad. No dice una cosa y
luego hace otra. No hace promesas un año y al siguiente las rompe.
Su Palabra debe permanecer, y ha dicho que el alma que peque debe
morir (cf. Génesis 2:17; Ezequiel 18:4–20). Él no puede quebrantar
su Palabra.
Entonces, ¿cómo puede Dios seguir siendo justo, y al mismo
tiempo mostrarnos misericordia? ¿Cómo puede extender su
misericordia a los pecadores y seguir conservando su Verdad?
Parece que este problema no tiene solución, ni siquiera para Dios.
¿Hay alguna esperanza para nosotros?
La sabia solución de Dios. Deja un momento a los niños para
que consideren el dilema; luego esboza la sorprendente solución del
Señor, acordada por la Divinidad al completo antes de la fundación
del mundo. La Cruz del Calvario y todo lo que el Señor Jesucristo
hizo allí por nosotros hacen que Dios sea:
(a) Justo, y el que justifica a todo aquel que cree (cf. Romanos
3:26). Explica que, viniendo Él mismo a este mundo, y viviendo
una vida perfecta, el Señor Jesús (que era Dios Hijo) pudo llevar el
castigo de nuestro pecado sobre sí mismo, “el justo por los injustos”
(1 Pedro 3:18). Pagó nuestro pecado y cumplió así el requisito legal
de Dios en nuestro nombre. Por su ofrenda perfecta de justicia, hizo
los “méritos” necesarios para que todo su pueblo salvado pudiese
entrar en el Reino de Dios. Fue como si el juez mismo pagara el
castigo o la multa que la sentencia le deparaba al transgresor. De
este modo, la Ley fue satisfecha, y el transgresor fue declarado:
“¡Inocente!”.
(b) El Dios de justicia y paz. En la Cruz del Calvario, el
Salvador sintió el dolor de cada uno de nuestros pecados (por
ejemplo, cada mentira, cada deseo avaricioso, cada pensamiento de
odio, cada acto de rechazo orgulloso hacia Dios), y llevó todo el
271
castigo que merecía cada uno de ellos. De esta manera, la justicia
de Dios quedó satisfecha. Como resultado, Él es libre de hacer las
paces con aquellos que, después de haberse rebelado contra Él y
haberse convertido en enemigos condenados, ahora confían en
Cristo y le aman. La Biblia dice que “la misericordia y la verdad se
encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Salmo 85:10).
(c) El Dios de verdad y misericordia. Entregándose por
nosotros, la verdad de Dios (de que condenaría y castigaría el
pecado) permanece eternamente firme y veraz. Al mismo tiempo,
ahora puede derramar su misericordia sobre adultos, niños y niñas.
“La misericordia y la verdad se encontraron” (Salmo 85:10). En la
Cruz del Calvario, el Señor demostró de una vez y para siempre su
odio hacia el pecado, al no ahorrar a su propio Hijo amado las
consecuencias del mismo. El Señor Jesús llevó todos nuestros
pecados y pagó el precio por ellos completamente.
(Di a los niños más pequeños que todos los trapos sucios de
nuestros pecados fueron puestos sobre el Salvador cuando colgaba
de la cruz, y que sufrió un castigo terrible allí por nosotros. Al
mismo tiempo, todas sus hermosas vestiduras de bondad pasaron a
sus hijos, para que pudieran estar en pie delante del trono de juicio
de Dios, confiadamente y sin sentir vergüenza).
Ayuda a los niños para que aprecien la gran sabiduría de Dios al
concebir este sorprendente plan de salvación. Ayúdales a apreciar
su maravilloso amor y su gloriosa gracia al llevarlo a cabo. Hasta
cuando aún éramos pecadores, cuando le odiábamos y luchábamos
contra Él, nos burlábamos de Él, etc., el Señor Jesús vino
voluntariamente a este mundo y dejó que hombres perversos le
apresaran y le crucificaran, para que pudiésemos ser perdonados y
restaurados. La imaginación humana nunca habría podido idear un
plan así. Otras religiones nos dicen: “Sé bueno, o no podremos
ayudarte”. Solo la Biblia nos habla del Dios de gracia que sufrió en
nuestro lugar. Pregunta a la clase: ¿Podría existir un amor mayor
que este? Sin duda, la Biblia explica lo que es el verdadero amor
con estas palabras: “No [es] que nosotros hayamos amado a Dios,
sino que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).

272
¿Son todos perdonados? Para que los niños no suspiren de
alivio, y piensen que ahora todo está bien, debemos señalar que esto
no significa que Dios vaya a perdonar por igual a toda la población
mundial, creyentes y no creyentes. Utiliza las palabras de Pablo:
“La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo [es] para todos
LOS QUE CREEN” (Romanos 3:22). Asimismo, el Señor dijo:
“Para que todo aquel que en él CREE, no se pierda, mas tenga vida
eterna” (Juan 3:16). Aquellos que rechazan al Salvador deben ser
juzgados por su pecado no perdonado (cf. Juan 12:48).
¿Por qué la justificación es por fe, y no por obras? Tener fe
en el Señor Jesús significa que reconocemos nuestros propios
errores y nuestra desesperación; es el medio por el cual ponemos
nuestra confianza y esperanza enteramente en el don de la gracia de
Dios. “Por gracia sois salvos POR MEDIO DE LA FE” (Efesios
2:8). La fe en el Señor Jesús es la forma en que venimos
humildemente a Él para recibir la ofrenda de justicia de nuestro
Salvador, hecha en nuestro nombre, y depender de ella. La fe dice:
“Creo que, cuando Jesús murió en la Cruz, hizo todo lo necesario
para salvarme para siempre. No se necesita nada más”.
Pablo dice que la salvación “no [es] por obras, para que nadie
se gloríe” (Efesios 2:9).
Justificados: ¿Cómo ocurre esto? Describe la experiencia que
viven todos los que se humillan y reciben el amor del Salvador,
abandonando toda jactancia orgullosa de pretender subir al Cielo
por sus propias fuerzas, y creyendo con todo el corazón que el Señor
descendió para rescatarles. En ese momento, son perdonados por un
decreto del Cielo. Son declarados limpios, como si no hubiesen
pecado nunca. Esto es ser “justificado”. La carga del pecado cae de
sus hombros. Son reconciliados con Dios, y su amor los envuelve.
Desde ese mismo instante, Él les dará los beneficios y las
recompensas eternas que habrían correspondido a unas personas
que nunca hubiesen pecado y que se hubiesen merecido el Cielo. Se
les quita la condena divina y se les concede el reconocimiento de
todos sus privilegios. Esto es la justificación (cf. Romanos 5:1–3).
Al mismo tiempo, su duro corazón de piedra es quitado, y reciben
un gran amor genuino hacia Dios. Ahora desean agradar y obedecer

273
al Salvador, y el Espíritu Santo empieza la obra transformadora en
su carácter y conducta.
Pregunta a los niños si han tenido alguna vez esta experiencia. Si
no la han tenido, ínstales a pensar seriamente en ese gran día en que
todos tendremos que presentarnos delante del Señor. ¡Qué trágico
sería si los que han oído acerca de la justificación tuvieran que
comparecer ante el Dios todopoderoso vestidos aún con su culpa
por haberse negado a escuchar y a tomarse en serio la cuestión.
Exhorta a todos los que alegan que están buscando al Señor, pero
que siguen teniendo dudas de haberle encontrado, a que miren más
allá de sí mismos, y a que pongan sus ojos en el Señor y en su
sorprendente amor.
Alienta a los jóvenes creyentes recordándoles el gran privilegio
y la inmensa paz que ofrece el Salvador. Si son justificados por
Cristo, ¿cómo podrá nadie acusarles más de pecado alguno? ¿Quién
podrá separarlos jamás del amor del Salvador? ¡No! En todas las
dificultades de la vida, y en medio de toda la oposición de Satanás,
serán más que vencedores por medio de Aquel que los amó (resume
Romanos 8:31–39).
Complemento visual
De una cartulina rígida, recorta cuatro formas de flecha con un astil
ancho. En cada flecha, escribe una de las palabras siguientes en la
parte frontal y posterior: JUSTICIA, PAZ, VERDAD,
MISERICORDIA.
Toma las flechas donde están escritas las palabras “JUSTICIA”
y “PAZ”, y dirígelas cada una hacia un lado. Haz lo mismo con las
flechas donde pone “MISERICORDIA” y “VERDAD”. Mientras
describes cómo el Calvario hizo posible que la Justicia y la Paz se
encontraran (cf. Salmo 85:10), da la vuelta a las flechas para que
ahora señalen la una hacia la otra. De la misma manera, dirige las
flechas donde dice “VERDAD” y “MISERICORDIA” la una hacia
la otra.
ADOPTADOS (Y SANTIFICADOS) (183)
Romanos 8:14–21; véase también Oseas 2:23
Propósito: Describir los maravillosos atributos de Dios, apreciados
por todos aquellos que son adoptados en su familia. De esta manera,
274
los no creyentes podrán ver las grandes ventajas de volverse hacia
Él. Los jóvenes creyentes podrán apreciar la sabiduría del Señor y
sus caminos para reformar sus vidas.
Introducción para los maestros
La imagen de la adopción se utiliza en la Biblia para describir la
nueva posición del cristiano tras la conversión. La adopción ha sido
siempre una provisión maravillosa para los niños que no tienen
padres. Sin embargo, dado el estado en que se encuentra la sociedad
en la actualidad, es mejor mantener esta lección estrictamente
dentro del contexto de los tiempos bíblicos. De manera similar, al
describir las virtudes de un padre, deberíamos ceñirnos al diligente
padre de esa lejana sociedad rural. Esto evitará que nos veamos en
apuros o que entristezcamos a algún miembro de la clase que
proceda de una familia rota, sin padre (esta situación es muy
habitual).
Bosquejo de la lección
Volviendo al complemento visual de la serie, recuerda a la clase
que los seres humanos, creados a imagen de Dios, cayeron de esa
posición elevada y quedaron sumidos en el pecado. Luego,
recuérdales las medidas que Dios toma para restaurar a un gran
número de personas en cada siglo. Él los llama, uno por uno (esto
es una obra especial de su Espíritu Santo), y los salva y justifica
(por medio de la muerte del Señor Jesús en la Cruz del Calvario).
En esta lección aprenderemos cómo Dios los adopta en su familia
celestial y los prepara para el día en que los glorificará en ese país
celestial.
Pregunta a los niños si han visto imágenes en televisión donde se
muestre a un gran número de niños que se hayan quedado huérfanos
por la guerra, y que hayan sido hacinados en campos de refugiados.
Con suerte se les dará alimento y vestido, pero su futuro es sombrío,
sin padres que les cuiden. Solo unos cuantos afortunados serán
adoptados por una familia natural.
Adopción temprana. Una vez introducido el tema, vuelve a
pedir a la clase que viaje con la imaginación para visitar a una
familia del tiempo de la Biblia. Pablo menciona este asunto cuando
escribe a los romanos, porque la adopción era una práctica que les
resultaba muy conocida. Imagina que el hijo de un siervo se ha
275
quedado huérfano. Ahora se enfrenta a una vida de inseguridad y
de privaciones. Pero este muchacho es adoptado por una familia
próspera, queda ligado a ella por un documento legal, y es elegido
para pasar a formar parte de la misma. Todos los privilegios propios
de las familias romanas libres pertenecen ahora a ese muchacho,
cuyos padres anteriores no habían sido más que sirvientes. El niño
puede ahora correr a la habitación de sus nuevos padres gritando:
“¡Padre!”. Ya no es un sirviente, sino un hijo y un heredero. Ahora
crece junto a hermanos y hermanas que lo aceptan como uno más,
y compartirá con ellos las ventajas de la educación y la formación
que les corresponde (los niños recordarán que Moisés creció como
un príncipe, en la casa de Faraón, adoptado por la hija de este).
Adopción celestial. Cuenta a la clase que todos los cristianos
viven una experiencia similar. Como no creyentes, no tienen un
Padre espiritual, y deben enfrentarse a la vida solos. No tienen
relación con Dios; de hecho, es su enemigo. Para ellos Él es como
un duro tirano que un día los llamará para que le rindan cuentas. No
tienen privilegios espirituales, ni herencia futura, ni familia. Pero
entonces el Señor los llama para que salgan de ese mundo maligno
y perverso (cf. Filipenses 2:15; 2 Corintios 6:17–18), y se convierte
en su Padre, y ellos pasan a ser sus hijos e hijas. El Señor Jesucristo
(el eterno Hijo de Dios) se convierte en su Hermano mayor, y ellos
toman su lugar entre los demás miembros de la familia mundial del
Señor.
Describe a tu clase la maravilla de la conversión cristiana en estos
términos. El Señor no solo perdona nuestros pecados, sino que nos
sella con el parecido de la familia y nos concede todos los
privilegios familiares, y su especial cuidado y atención durante el
resto de nuestros días sobre la Tierra.
El papel del padre: (a) Era quien tomaba las decisiones. Varía
los ejemplos y la exposición según la edad de tu clase, y explica
cómo el padre, en los tiempos antiguos, tenía muchas características
que ejemplifican la actitud de nuestro Padre celestial, si es que
hemos sido adoptados por Él y hemos pasado a formar parte de su
familia. Un padre planificaba sabiamente, y era responsable de la
política familiar: dónde debían vivir, qué granos debían cultivar,
qué debían comprar, y cuándo debían ahorrar. Si tomaba la decisión
equivocada, toda la familia sufría por ello. No había planes
276
gubernamentales de bienestar social que ayudaran a las personas en
aquellos días. Recuerda a los niños la desastrosa decisión de Lot al
mudarse con su familia a la región cercana a Sodoma. Un padre
sabio tenía en cuenta el bienestar de toda la familia y tomaba las
decisiones que fueran beneficiosas para todos.
Ayuda a los niños para que vean las enormes ventajas que se
conceden a aquellas personas que pueden llamar Padre al Señor.
¡Qué Consejero y qué Guía tan sabio tenemos! ¡Qué privilegio
recibir su sabiduría en todos los asuntos de la vida! Oramos, y Él
responde, y nos guía.
(b) Era un pilar de fuerza. En los días anteriores a la invención
de la maquinaria moderna, les tocaba a los hombres de la familia
ocuparse de los trabajos que necesitaran gran fuerza física. Tenían
que talar árboles, levantar casas y a veces tiendas para sus familias,
cavar los canales de desagüe, etc. Había que nivelar la tierra, y
limpiarla de piedras. Había que poner vallas. En el tiempo de la
cosecha, tenían que recolectar el grano y empacarlo. En muchas
regiones, debían luchar contra los enemigos. El padre tenía que ser
un pilar de fuerza y resistencia.
Recuerda a la clase que los cristianos tienen ni más ni menos que
al Hacedor del universo para darles fuerzas. Él nunca se cansa.
Nunca falla ni experimenta debilidad, y toda la inmensidad de sus
recursos de poder están a la disposición de sus hijos e hijas.
Aquellos a los que Él protege no necesitan temer las tempestades
de la vida o las amenazas del Diablo.
(c) Proveía abundantemente. Explica que la responsabilidad
del padre era proveer de alimento, ropa y abrigo a su extensa
familia. Él era responsable de producir una buena cosecha de trigo,
de criar un ganado saludable, y de dominar algún oficio o
desarrollar algún negocio que le permitiera ganar lo suficiente para
mantener a su esposa y sus hijos. Cuenta a los niños que había días
difíciles en los que a lo mejor llegaba una nube de langostas que
caían y devoraban toda una cosecha en unas cuantas horas. Era el
padre quien se calzaba las botas y caminaba varios kilómetros en
busca de otro medio de proveer para la familia durante los meses
siguientes. Si eludía esa responsabilidad, toda la familia pasaría

277
hambre. De la misma manera, el Señor provee para todas las
necesidades espirituales de sus hijos, ahora y eternamente.
(d) Transmitía sus habilidades. En aquellos días, el padre no
estaba satisfecho hasta que transmitía todos sus conocimientos a sus
hijos. Les enseñaba los secretos de la agricultura: cuándo debían
sembrar, cómo proteger la cosecha de las enfermedades y los
insectos, y cómo y cuándo cosechar, procesar y almacenar.
Los creyentes tienen como Padre al Dios infinitamente sabio. Su
libro de texto, la Biblia, les proporciona todo lo que necesitan saber,
pero lo más importante de todo es que enseña que el alma puede ser
salvada y protegida.
(e) Formaba el carácter de los jóvenes. Saber de agricultura no
bastaba para asegurarse el éxito. Un padre sabio reconocía que los
hijos necesitaban que se les educase en cuanto al carácter si la
sociedad había de estar bien gobernada y ser feliz. ¡Necesitaban
aprender a dominarse a sí mismos! El padre sabio, pues,
administraba una disciplina bondadosa, pero firme a sus hijos desde
una edad temprana. Castigaba a los niños si se les sorprendía
robando, y les recompensaba si eran capaces de vencer el mal genio.
Les enseñaba que la mentira era dañina y que estaba mal, y les
instruía en cuanto a la manera como afectaban a los demás sus
acciones.
Explica a la clase que, de la misma manera, el Señor castiga a
aquellos a quienes ama, y los educa capacitándolos para hacer morir
sus caminos de pecado y manifestar las virtudes cristianas (como el
“fruto del Espíritu” [Gálatas 5:22–23]). Sacude sus conciencias
cuando hacen algo malo y les ayuda a ser cada vez mejores.
(f) Almacenaba para las generaciones futuras. Recordando lo
egoísta que se está volviendo nuestra propia sociedad, los maestros
pueden describir cómo los padres consideraban que una de las
metas de la vida era la de proveer para sus familias. Con frecuencia
gastaban muy poco en sí mismos e intentaban asegurar una vida
mejor para sus hijos. Aun hoy, vemos en los países en vías de
desarrollo que los padres se privan de todo para poder enviar a sus
hijos al extranjero a educarse.
¡Cuánto más el Señor, el perfecto Padre celestial, hace planes
para sus hijos y provee para todas sus necesidades! El apóstol Pedro
278
habló de la herencia que Dios ha creado para nosotros: “Una
herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en
los cielos para vosotros” (1 Pedro 1:4). La Historia nos enseña que,
en este mundo, las mayores herencias pueden perderse con rapidez,
o desaparecer por el despilfarro o el robo. Pero no hay una amenaza
así para las bendiciones del cristiano que se almacenan en el Cielo.
Estarán a salvo para siempre. La clase tendrá que esperar hasta la
próxima lección para escuchar más acerca de esto.
Hijos e hijas adoptados por el Dios vivo. Mientras tanto,
pregunta a los niños si han experimentado la adopción en la familia
del Señor, de modo que se hayan convertido en hijos e hijas del
Dios vivo. Recuérdales que no puede haber mayor privilegio. Los
jóvenes ansían conocer a algún famoso aquí en la Tierra, o al menos
verlo de cerca durante unos instantes, mientras el Señor de gloria
los invita todo el tiempo a ser miembros privilegiados de la familia
real del Cielo.
(a) A un gran precio. Recuérdales el enorme precio que Dios
tuvo que pagar para poder hacer posible nuestra adopción. El Dios
todopoderoso “no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros […]” (Romanos 8:32). ¿Podría haber mayor
amor que este?
(b) Para traer honra al Padre. Insta a los que son “hijos e hijas
de Dios” a vivir vidas irreprensibles y sencillas que brillen como
luces en este oscuro y perverso mundo (cf. Filipenses 2:15) para
honrar a su Padre celestial. Ínstales a luchar contra esos pecados
que deshonran al Salvador y al Evangelio, y a aprender rápida y
humildemente de sus castigos. Recuérdales que ninguno de
nosotros puede imaginar siquiera una ínfima parte de las glorias que
el Señor nos tiene reservadas. En los pocos años que nos queden
aquí en la Tierra debemos aprovechar cada oportunidad que se nos
presente para que el Reino de nuestro Salvador avance y para
compartir la luz del Evangelio con todos los que estén a nuestro
alrededor.
Complemento visual
Utiliza dibujos de una familia romana donde aparezca un hermano
mayor y un hijo adoptado. Muestra también imágenes de un padre

279
del tiempo de la Biblia, con escenas que puedan utilizarse para
describir sus distintas tareas y responsabilidades.
GLORIFICADOS (184)
Romanos 8:30; 1 Corintios 15:35–44; Apocalipsis 7:9–17
Bosquejo de la lección
Recuerda a la clase los cuatro pasos que ya hemos estudiado, por
medio de los cuales el Señor hace a los que le aman conformes a la
imagen de su Hijo (cf. Romanos 8:29). Él los llama uno por uno y
los hace suyos. Los justifica al creer en el Señor Jesucristo y en todo
lo que Él hizo en la Cruz del Calvario. Luego cambia su vida y su
carácter (los santifica) a medida que aprenden, día a día, a agradar
y a obedecer a su Padre celestial (que los adopta).
Pero hay cosas mejores que han de llegar y que se verán cuando
el creyente sea liberado por fin de este reino terrenal, con todas sus
limitaciones. El paso final del plan del Señor, el mejor de todos, es
glorificar a su pueblo. El plan de Dios no se completará hasta que
seamos por completo conformes a la perfecta imagen de su querido
Hijo.
El Señor Jesucristo fue exaltado. Explica a la clase que, aunque
Dios Padre no ahorró a su Hijo la angustia y el dolor del Calvario,
que fueron necesarios para nuestra salvación, una vez hecha la
expiación, el Padre le “recompensó” enseguida. Al tercer día, el
Salvador resucitó del sepulcro con gran poder. Tras un corto
período durante el cual apareció a los discípulos para alentarles e
instruirles, ascendió al Cielo para ser exaltado y recibir un nombre
que es sobre todo nombre (cf. Filipenses 2:9). Aquel que se humilló
tanto por amor a nosotros, se rebajó a tomar un cuerpo humano y
llegó al extremo de sufrir una muerte angustiosa en la Cruz,
convirtiéndose en objeto de alabanza en el Cielo. No pasará mucho
tiempo antes que toda rodilla se postre ante Él, tanto los que le amen
y le den la bienvenida como aquellos que caigan aterrados a sus pies
como su Juez. Dentro de poco, todos deberemos reconocerle, ya sea
con terror e inquietud (como los no creyentes) ya sea como los que
le conocen como Salvador, y esperan ser glorificados con Él.
¿Qué ocurre cuando morimos? Recuerda a la clase que muchas
personas nos dicen que no pensemos en la muerte. Dicen que la
muerte es nuestro final, y que deberíamos concentrarnos en
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disfrutar la vida mientras podamos. ¿Pero cómo saben eso? ¿Pueden
estar seguros? ¡Supongamos que se equivocan! Después de todo,
tenemos un fuerte instinto dentro de nosotros que nos hace pensar
que hay algo más que carne y huesos simplemente. Tenemos esa
conciencia interna de que nuestra alma sobrevivirá a la muerte para
vivir en otra parte.
Glorificados con Él. Como si anunciaras una buena noticia
concreta, di a la clase que el Dios todopoderoso, que es el único que
sabe lo que hay detrás de la muerte, nos asegura en su Palabra que
esta vida es solo una existencia corta y transitoria. La verdadera
vida está aún por llegar. Todos los que creen en el Señor y le
pertenecen pueden esperar el día en que irán a estar con Él a su
hogar celestial, un lugar mucho mejor que este mundo. La muerte,
para aquellos cuyos pecados han sido lavados, es la puerta de
entrada a la vida eterna. En el momento en que mueren, sus almas
serán llevadas sanas y salvas al Cielo a estar con el Salvador. Luego
llegará el gran día en que se les darán sus nuevos cuerpos,
especialmente adaptados al hogar eterno.
¿Cómo resucitan los muertos? “Vendrá hora —dijo el Señor—
cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz [la voz del
Hijo de Dios]; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección
de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación” (Juan 5:28–29). Es posible que el día de la
resurrección (el fin del mundo) tenga lugar mucho después de que
nosotros muramos, cuando ya hayamos dejado nuestros cuerpos
enterrados en la tierra y nosotros estemos en el Cielo (como almas
solamente) o en el Infierno (como almas solamente). Entonces
nuestros cuerpos volverán a la vida y se unirán a nuestra alma, para
que todos comparezcamos delante de Dios. Los que no se hayan
convertido, que habrán estado esperando en el Infierno, serán
finalmente juzgados y condenados. Los que pertenezcan al Señor
tendrán la experiencia que Pablo describe aquí.
El apóstol Pablo podía imaginar a alguien que se hiciera las
mismas preguntas que es posible que la clase se esté haciendo:
“¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?” (1
Corintios 15:35). Para ayudarnos a comprender, compara la
experiencia con la siembra de una semilla o un bulbo, y la manera
como brota la vida. Dice que el grano:
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(1) Se siembra en corrupción, resucita en incorrupción.
Muestra a la clase una semilla o un bulbo (se puede utilizar una
patata o una cebolla). Aparentemente es una cosa muerta, marchita,
sin vida, hasta putrefacta y en decadencia. Pero, si se entierra, de
repente sale un brote, vuelve a la vida y crece como una planta viva
y fructífera. Aplica esto espiritualmente:
Desde que llegó el pecado, este mundo está dominado por la
corrupción y la muerte. Todo entra en decadencia y se envejece.
Pide a los niños que te den algunos ejemplos obvios: edificios,
automóviles, ropa, nuestro propio cuerpo. Pon el ejemplo de un
libro de ejercicios nuevecito que un niño intente conservar limpio y
correcto, pero que en pocas semanas ya está lleno de mugre y
salpicado de faltas en bastantes páginas.
Pero, en el gran día de la resurrección, los cuerpos de los
creyentes resucitarán (cf. 2 Corintios 4:14) y serán renovados, de
manera que se parecerán al del Señor Jesús. No importa el estado
de corrupción en que se encuentre el viejo cuerpo (después de haber
estado enterrado durante mucho tiempo), será transformado en un
nuevo cuerpo, lleno de energía, vida y poder. Este nuevo cuerpo no
enfermará nunca, ni se envejecerá, ni sufrirá dolor. No volverá a
morir jamás.
En el nuevo mundo celestial, todas nuestras facultades
funcionarán de una manera nueva. En el nuevo cuerpo, la memoria
no se perderá, sino que permanecerá brillante y viva. Nuestra mente
será capaz de absorber más y más, y de explorar unos horizontes de
maravillas y delicias sin fin que se extenderán delante de nosotros
en los rejuvenecidos nuevo Cielo y nueva Tierra del futuro. En este
mundo terrenal, intentar hacer el bien (aun como cristianos) es, a
menudo, como conducir un automóvil con el freno pisado. Siempre
está este cuerpo de pecado, con todas sus apetencias, que estira de
nosotros. Pero, en el próximo mundo, nuestro nuevo cuerpo será
una ayuda y no un estorbo.
(2) Se siembra en deshonra, resucita en gloria. Vuelve a otro
aspecto que presenta la semilla o el bulbo antes de plantarlo. Es feo;
es una cosa marrón y escamosa que no merece la pena mirar. Se
guarda en una caja o un paquete, y luego se entierra. Pero no es más
que el principio de un nuevo proceso. Pronto aparecen hojas y
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flores, y todo ha cambiado. La planta se convierte rápidamente en
algo bello, para que la admiremos y, quizá, hasta la exhibamos ante
los demás.
Describe cómo nuestro cuerpo terrenal llega a un feo y
antiestético final. Ya sea en un accidente repentino, o en un violento
ataque al corazón, o lentamente como resultado de una enfermedad
y de la edad, la muerte y la desintegración del cuerpo es,
obviamente, un suceso “deshonroso”. En unos días se entierra el
cadáver con el que ya se ha “acabado”. No se volverá a utilizar más
en esta vida.
Pero el nuevo cuerpo que se dará a los creyentes en la
resurrección será muy distinto. Se adaptará y encajará en su nuevo
entorno celestial, será capaz de disfrutar y embeberse de todos los
valores espirituales y llevar a cabo todas las cosas gloriosas
previstas para él antes de que el pecado entrara en el mundo. Será
un cuerpo triunfante. Lo mejor de todo es que será adecuado para
acercarse a Dios y unirse a las victoriosas huestes del Cielo, para
alabarle y disfrutar de Él para siempre.
(3) Se siembra en debilidad, resucita en poder. Recalca el
hecho de que la semilla, o el bulbo, se queda solo, y es una cosa
débil, inútil y patética que no puede hacer nada. Pero, si se entierra,
volverá de repente a la vida y tendrá brotes verdes, y crecerá hasta
convertirse en una planta productiva, capaz de dar una cosecha de
flores de bello aroma, o un rico aporte de alimento, o medicamentos
que puedan salvar vidas, o, en el caso de un árbol, proporcionará
valiosa madera.
Saca paralelismos con el proceso espiritual. La Tierra es un lugar
de debilidad y frustración. Desde la Caída, hombres y mujeres han
perdido su poder por causa del pecado, y no pueden controlar y
vencer sus potentes fuerzas. Las familias siguen viviendo sumidas
en la pobreza, el conflicto y la opresión. Cuando se entierra un
cuerpo muerto, vemos delante de nosotros una escena de debilidad.
Es un cuerpo que ya no logrará hacer nada más. No tiene poder.
Pero, cuando (en el caso del creyente) ese cuerpo resucite al final
de los tiempos, será poderoso. Ya no será más vulnerable al pecado
y a todos los problemas que este produce. Será perfecto para
siempre. Podrá viajar y participar en incontables actividades sin
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verse afectado por el cansancio o por el fracaso. Será coronado de
sabiduría y tendrá la capacidad de entender y apreciar las maravillas
de la nueva Creación eterna de Dios.
¡Qué maravilloso será encontrarnos, gracias al amor redentor de
nuestro Salvador, en ese país mejor que todos los creyentes pueden
ahora esperar, diciendo:
Allí veré, oiré y sabré
todo cuanto aquí yo anhelé;
mis facultades usaré
y eternamente gozaré.
ISAAC WATTS
No es de extrañar que la muerte (la puerta que da entrada a la nueva
vida) y el día de la resurrección ya no sean algo temido, sino
esperado con ansiada expectativa por todos los creyentes
verdaderos (cf. 2 Timoteo 4:8).
Concluye esta corta serie (que no tiene lección de repaso
programada) señalando lo triunfante que será la situación (cf. CV.
13, p. 267). Hombres, mujeres, niños y niñas serán finalmente
hechos conformes a la imagen del Señor Jesucristo (cf. Romanos
8:29), tal como el Dios todopoderoso planeó. Todo pecado habrá
sido erradicado y toda la gloria será para el Padre y el Hijo,
Jesucristo.
Insta a tus niños a asegurarse de que van a hallarse entre los que
formen esa gran multitud de personas toda nación, raza, lengua y
siglo, que van a pasar la eternidad con el Salvador, que los redimió
a un precio tan alto. Describe la gloriosa escena leyendo,
directamente de las Escrituras mismas, Apocalipsis 7:9–17.

CV Complemento visual

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