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Clase 4
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, y aplastado por nuestros
pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado
para que pudiéramos ser sanados. Isaías 53:5 (NTV).
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios
da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
Romanos 6:23.
Por esta razón, se hace necesario que dispongamos nuestra vida para que Dios, a
través de su Santo Espíritu, se encargue de devolvernos la salud espiritual que
hemos perdido.
1 Salmo 32:3.
PASOS PARA RECUPERAR LA
SANIDAD ESPIRITUAL
Dios es Dios de procesos. Un proceso tiene dos variables: tiempo y etapas, las
cuales llamaremos pasos. Para comenzar, lea detenidamente el siguiente texto:
para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y
del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus
pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es
apartado por la fe en mí”. Hechos 26:18.
¡Qué aflicción para los que dicen que lo malo es bueno y lo bueno es
malo, que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad, que lo amargo es
dulce y lo dulce es amargo! Isaías 5:20.
Esta es la causa por la que, engañados por satanás, pensamos que ciertas
prácticas no son tan malas como parecen. Prácticas como la adivinación, la
mentira, las oraciones a los muertos, la consagración a un santo, la lectura de las
cartas, la hechicería, la sanidad con riegos y rezos o la lectura de la palma de la
mano, son pecado y abren puertas para la destrucción:
Pues ustedes son hijos de su padre, el diablo, y les encanta hacer las
cosas malvadas que él hace. Él ha sido asesino desde el principio y
siempre ha odiado la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando
miente, actúa de acuerdo con su naturaleza porque es mentiroso y el
padre de la mentira. Juan 8:44.
El Señor detesta los labios mentirosos, pero se deleita en los que dicen
la verdad. Proverbios 12:22.
Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.
Juan 8:36.
Usted debe comprender entonces que el mundo espiritual es tan real como el
mundo natural y físico en el que vive:
El deseo de Dios es que sus ojos sean plenamente abiertos para que pueda ver la
realidad espiritual que usted enfrenta a diario. O quizá, la realidad espiritual en la
que sus antepasados (padres, abuelos o familiares) se involucraron,
desconociendo que sus acciones traerían consecuencias negativas y
destructivas.
Oración y ministración: Señor Jesús, hoy me acerco a ti y te pido que por favor
quites el velo que me impide ver con claridad la dimensión de mis pecados. Te
pido perdón porque en vez de buscar y recibir tu luz, he consentido las tinieblas en
mi vida ignorando que estaba abriéndole puertas a satanás y a sus demonios.
La voluntad de Dios es que usted viva bajo el dominio de la luz y la verdad. Vivir
en la luz implica un cambio de mentalidad y una importante determinación al
cambio.
Dios hace obras maravillosas en las personas que se disponen. Es por eso que la
clave de los grandes cambios que seguirán ocurriendo en su vida, está en la
disposición de su corazón. La Biblia nos enseña que Dios no rechaza un corazón
arrepentido y quebrantado:
La Biblia también nos enseña que Dios es un caballero, el siempre está tocando la
puerta de nuestro corazón, pero aguarda hasta que decidamos abrirle, para que
así, podamos tener comunión con Él.
Recuerde que aunque Dios siga tocando su corazón, está en usted la disposición
de permitir que el Espíritu Santo lo siga transformando. Lo cierto es que cuando
nos disponemos para que Dios nos libere de los rastros de la vida pasada basada
en el pecado, Él se deleita en hacerlo:
Dios quiere seguir obrando en su vida liberándolo del mundo destructivo de las
tinieblas y de las malas prácticas del mundo las cuales son ilusorias,
momentáneas y engañosas. Pero Él demanda de usted una decisión determinante
a salir de la ruta en la cual se encontraba:
Dios lo está llamando a cambiar sus pensamientos y a salir del lugar donde se
encuentra. Usted tiene la capacidad de decidir. Desde el principio de la creación,
Dios nos dio la libertad para elegir, a esa libertad llamamos libre albedrío.
Demuestran qué tan cierto es el proverbio que dice: «Un perro vuelve a
su vómito». Y otro que dice: «Un cerdo recién lavado vuelve a
revolcarse en el lodo». 2 Pedro 2:2.
El deseo de Dios es que no volvamos atrás. Él nos sacó del lugar donde
estábamos. Nos resta confiar en Él y alejarnos de todo lo que nos puede hacer
retroceder. Es necesario que identifiquemos las artimañas de satanás para
hacernos volver atrás:
Satanás podría tener y ejercer poder sobre su vida porque quizá, usted pudo
abrirle puertas. Una puerta se abre cuando desobedecemos a Dios y pecamos
deliberadamente. Aunque el diablo está vencido, la tarea de sus demonios es
encontrar una puerta por la cual puedan entrar a su vida.
La sanidad espiritual consiste en ser liberados del poder de satanás para ser
totalmente gobernados por Dios. Las Escrituras nos enseñan que Satanás puede
ejercer poder en una persona provocando en ella diversas enfermedades,
desgracias o tentándola para que vuelva a ser esclava de sus antiguos pecados o
incluso, de peores pecados.
y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho
años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, quedas libre de tu
enfermedad. Lucas 13:11-12.
pero el Hijo de Dios vino para destruir las obras del diablo. 1 Juan 3:8.
• Esterilidad.
• Desintegración familiar.
• Miseria o escasez.
• Accidentes frecuentes.
• Muertes prematuras.
• Suicidios.
Oración y ministración: Señor Jesús, creo que tú viniste a destruir las obras de
satanás y sus demonios. A cambio de muerte y enfermedad, trajiste vida y
sanidad. Reconozco que hasta hoy ignoré el alcance de tu poderosa obra en la
cruz, por eso decido creer que en tu muerte y resurrección, tú estabas
destruyendo para siempre las obras de satanás que ataban mi vida. Gracias Señor
por traer libertad y sanidad a mi espíritu.
Según el libro de Proverbios (6:16-19), hay una serie de pecados y/o conductas
que Dios aborrece profundamente. No significa que otros no, significa que estos
producen grandes daños familiares y como resultado, inmensos y numerosos
daños generacionales:
Hay seis cosas que el Señor odia, no, son siete las que detesta: los ojos
arrogantes, la lengua mentirosa, las manos que matan al inocente, el
corazón que trama el mal, los pies que corren a hacer lo malo, el testigo
falso que respira mentiras y el que siembra discordia en una familia.
Estos son algunos pecados que enferman nuestro espíritu y provocan graves
consecuencias:
Paso # 5: Fe en Jesús.
Una vez que usted ha entendido que confiar en las cosas de este mundo no es el
camino, debe entonces poner su fe en quien es realmente fiel y verdadero: ese es
Jesucristo.
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan
2:6.
Mantenernos unidos a Dios es nuestra meta diaria. No debemos permitir que nada nos
separe del deseo por conocer y permanecer con Él, de lo contrario, nos veremos
abocados hacia el pecado. En este sentido, vivir apartados del mundo y consagrados a
Dios, es una elección continua.
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos
en toda vuestra manera de vivir. 1 Pedro 1:15.
La Biblia enseña que para cultivar nuestra amistad con Jesús, debemos terminar
la amistad con el mundo. Entendemos la amistad con el mundo como la práctica
de hábitos y costumbres comunes entres los que no temen a Dios pero que Dios,
por su pureza, aborrece.
Debemos recordar que Jesús venció a todos nuestros enemigos, por lo tanto,
podemos estar seguros en Él y en el poder que emana de su obra el cual nos has
más que vencedores:
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó. (RVR60). Romanos 8:37.
3. Asista a la iglesia.
Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino
animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se
acerca. Hebreos 10:25.
No se dejen engañar por los que dicen semejantes cosas, porque «las
malas compañías corrompen el buen carácter». 1 Corintios 15:33.