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Área d e H i s t o r i a Medieval

Universidad de Oviedo

EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE
ASTURIAS EN EL SIGLO VI11
M. Calleja Puerta
S. Beltrán Suárez
Universidad de Oviedo

Separata de la obra

ACTAS
DEL SIMPOSIO CELEBRADO E N COVADONGA
(8-10 d e o c t u b r e d e 2 0 0 1 )

REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS


PRINCIPADO DE ASTURIAS

Oviedo, 2002
M. CALLEJA PUERTA
S. B E L T R Á N S U Á R E Z
Universidad de Oviedo

El espacio centro-oriental de Asturias en el siglo VIII*


RESUMEN
Entre la Antigüedad Tardía y la Edad Media, Asturias pasó de ser un área periférica del
Imperio Romano a convertirse en el centro de un reino en expansión. La evidencia arqueológi-
ca muestra que Asturias estuvo integrada en el mundo romano, como un territorio claramente
jerarquizado y unido por mar a los principales centros urbanos del Atlántico y el Mediterráneo;
asimismo se conoce una amplia red de villa4 en torno a la ciudad y puerto de Gijón, y se han
identificado otros establecimientos rurales de tipo romano por el resto del territorio. La crisis
del mundo romano acabó con este esquema de organización del espacio, pero no destruyó sus
élites: en los primeros tiempos medievales, las evidencias documentales muestran la continui-
dad de las aristocracias locales en un mundo profundamente transformado.

ABSTRACT
From Late Antiquity to Middle Ages, a peripheral area of the Roman Empire became the
centre of a growing kingdom. Archaeological evidences show that Asturias was a part of the
Roman world, a territory organized according to roman patterns and connected by sea to rhe
Atlantic and Mediterranean biggest trade centres; it is possible to identify a network of villas
around the city of Gijón and other rural settlements have been identified al1 along the terri-
tory. The crisis of the Roman world ended up with this spatial pattern, but this did not des-
troy its elites; at the dawn of the Middle Ages, diplomatic evidences show the continuity of
local aristocracies in a world deeply changed.

1.- lntrodacción: Objetivos, problemas, faentej

S IENDO tan discutidos los orígenes sociales y los actores del reino de
Asturias, y a la luz de los progresos arqueológicos e interpretativos de
los últimos años, nuestra contribución busca respuestas en el escenario y

Trabajo realizado en el marco del proyecto de investigación Oviedo, riudzd medieval. De la fun-
Ación al incendio (siglos VIII-XVI),financiado por la FICYT (FC-01-PB-HUM-04).
64 ACTAS DEL CONGRESO

parte de unos presupuestos cuya virtualidad explicativa está probada por


una ya larga tradición académica. Pueden resumirse en las palabras con
que ~ á r c í ade Cortázar introduce una reciente miscelánea de estudios:
qzle la organización del espacio es La tradzlcción de la estrzlctzlra de poder de zlna
sociedad en el ámbito territorial en qzle se halla instalada y qzle, con su acción,
contribzlye a acotar'. Estudiando el espacio y sus transformaciones nos
acercaremos a un mejor conocimiento de la sociedad que lo habita.
En torno a Covadonga y los escenarios germinales del Astzlrorzlrn reg-
num, el territorio de nuestro interés se define entre los ríos Nalón y Deva,
entre la Cordillera y el mar, esto es, el espacio original del núcleo de
resistencia astur, también el espacio central de su primer siglo de exis-
tencia al que se ciñe en lo esencial nuestra exposición. De todos modos,
es tan magro el elenco de fuentes disponibles y tan grueso el nudo de los
problemas que los excursos a siglos y territorios próximos serán cons-
tantes, para hacer de ese período de transición una etapa con personali-
dad y caracteres propios.
Frente a la tradicional visión arqueológica de la etapa visigoda como
gran momento de límite se interponen nuevas perspectivas que otorgan
a estos siglos algo más que el marchamo de lugar de tránsito2. Desde la
interpretación histórica, la consideración de las fuentes merece también
un breve comentario: no hay documentos de archivo previos al 7 11, lo
que hace del siglo VI11 el inicio de una larga etapa de continuidad ins-
titucional tras un profundo tajo. Pero los diplomas del tiempo de la

' "Organización del espacio, organización del poder entre el Cantábrico y el Duero en los siglos
VI11 a XIII", en J.A. GARC~A DE CORTAZAR (ed.): Del Cantábrico al Duero. Trece estrrdios sobre organiza-
czón social del espacio en los s. VI11 a X I I I , Santander, 1999, pp. 15-48, p. 15. ID.: "Sociedad y organi-
zación social del%espaciocastellano en los siglos VI1 a XII. Una revisión historiográfica", en "Roma-
nizaczón" y "Reconquista" en la Penínsrila Ibérica: nrreuas perspectivas, Salamanca, 1998, pp. 317-337.
Denuncia aquel planteamiento G. RIPOLLLOPEZ:"The transformarion and process of accultu-
ration in late antique Hispania: select aspects from urban and rural archaeological documentation",
en A. FERREIRO (ed.): The visigoths. Studies in Culture and Society, Leiden-Boston-Koln, 1999, pp.
263-302, p. 263. Plantea la segunda cuestión J.A. GUTIÉRREZ GONZALEZ: "Sobre los orígenes de la
sociedad mturleonesa: aportaciones desde la arqueología del territorio", SHHM, 16 (1998), pp. 173-
97; ID.: "Dominio político y territorio en la formación del feudalismo en el norte peninsular. Pro-
puestas y reflexiones", Actas del V Congreso de Arqiieología Medieval Española (Valladolid. 22 a 27 de
marzo de 19991, Valladolid, 2000, vol. 11, pp. 629-655.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 65

monarquía asturiana suman a la escasez el problema de su fiabilidad: las


apreciaciones de Floriano, que sólo estima auténticos 144 documentos,
aún se endurecen en otros autores3, y de ellos sólo 8 se refieren a
Asturias; la mayoría de las falsificaciones se contienen en documentos
del siglo VI11 y recientemente también se ha negado la originalidad de
piezas tan emblemáticas como el diploma del rey Silo o el Testamentarn
Adefonsi regis" Con todo, descartar su originalidad diplomática no resuel-
ve el problema de la aceptabilidad de sus noticias; este fundamental
asunto sigue sin resolver, y la cuestión de la continuidad de las prácticas
diplomáticas apenas se ha planteado en nuestra historiografía5.
En fin, a efectos de construcción histórica también acentúa la sensación
de cesura el completo cambio del registro de las fuentes utilizadas, porque
de una época romano-visigoda conocida por la arqueología, la epigrafía y la
numismática y por unas fuentes literarias que describen el espacio cantá-
brico desde fuera -con un progresivo desinterés hacia él'), se pasa a un
momento altomedieval en que las crónicas ovetenses del siglo IX gobier-
nan el discurso y el debate hi~torio~ráfico;
junto a ellas, el testimonio diplo-
mático o epigráfico queda en segundo plano y la arqueología sigue depen-
diendo en gran medida de la arquitectura prerrománica7.

A.C. FLORIANO CUMBRENO: Diplomática española delperíodo astnr (718-910), Oviedo, 1949-5 1.
G. MARTÍNEZ D ~ E 10s
Z reduce a 136 ("Las instituciones del reino astur a través de los diplomas (7 18-
910)", AHDE, XXXV (1965), pp. 59-167, p. 63). V. también M. L u c ~ ALVAREZ: s El Reino de h ó n
en la alta E h d Media. VIII. Cancillerfas reales astrrr-1eonesa.r (7 18-1 0721, León, 1995.
' R. PACHECOSAMPEDRO: "El diploma del rey Silo. Datos de semiótica para un estudio diplo-
mático", Signo, 8 (2001), pp. 121-78; E.E. RODR~GUEZ DÍAz: "Notas codicológicas sobre el Ilama-
do Testamento del Rey Casto", Asturiensia Medievalia, 8 (1995-1996), pp. 71-78.
'J. VEZIN:"L'influence des actes des hauts fonctionnaires romains sur les actes de Gaule et d'Es-
pagne au VII' siecle", en W. PARAVICINI y K.F. WERNER (eds.): Histoire compar4e de í'administration
( M - X V l l l e siirles), München, 1980, pp. 71-4; D. GANZy W. GOFFART: "Charters earlier than 800
from French collections", Speculum, 65 (1990), pp. 906-932. R. MCKITTERICK: The Carolingiansand
the written word, Cambridge, 1989. Asume sus planteamientos a efectos de investigación del terri-
torio C. LA ROCCA:"La trasformazione del territorio in Occidente", Mwhlogie soriali e crtltrrrali in
Er~ropafra Tarda Antirhitk e Alto Medioevo, Spoleto XLV, Spoleto, 1998, pp. 257-290 y p. 266 SS.
' C. FERNANDEZOCHOAy A. MORILLOCERDÁN:La tierra dz los astures. Ntdevas perspectivas sobre
la implantación romana en la antigua Asturia. Gijón, 1999, p. 19 y SS. F. DIEGOSANTOS:Epigrafla
romana de Ast~rrias,Oviedo, 1985.
'J. GIL,J.L. MORALEJO y J.I. RUIZDE LA PENA:Crónicas asturianas, Oviedo, 1985; Y. BONNAZ:
Chroniques asturiennes (fin IX siErle), Paris, 1987; J. PRELOG, Die Chronik Alfons'lll. Untersuchungund
66 ACTAS DEL CONGRESO

Sobre tales premisas, buscaremos los puntos de implantación huma-


na en sus distintas escalas: desde la casa hasta la ciudad pasando por las
unidades intermedias de concentración de hábitat, comprobaremos la
cronología y función de las vías de comunicación por tierra y por mar, y
por último de los marcos perceptibles de encuadramiento administrati-
vo en sus diferentes niveles, entendiendo que lo poco que podamos
entrever de algunos de tales elementos de ordenación y encuadramiento
social nos puede ayudar a reconstruir los perfiles de la estructura de esta
sociedad y su evolución en este complejo periodo histórico.

II. Unidadesftsicas de implantación y articulación espacial.-El hkbitat en szls


distintas escalas
La gran escasez de estudios hace que la historia de la vivienda alto-
medieval siga siendo una gran desconocida de la arqueología peninsu-
la$; en Asturias, y para épocas anteriores a la nuestra, los testimonios
que ofrecen la Campa Torres o, ya fuera de nuestro ámbito de estudio,
los excepcionales restos del Chao Samartín abogarían por un cambio
absoluto asociado a la romanización: las plantas, los materiales o la com-
partimentación de espacios demostrarían una creciente riqueza y jerar-
quización social y la recepción del modelo socio-cultural latino9. Por
contra, los testimonios de la Antigüedad Tardía hablan de una clara
regresión: la reocupación de la Campa, al parecer ocasional, vuelve al

Kritische-Edition der vier Rthktionen. Frankfurt am Main 1980; F. DIEGOSANTOS: lnsripciones medie-
vales de Asturias, Oviedo, 1994; C. G A R C ~DEA CASTRO VALDÉS: Arqueología cristiana de la alta Edad
Media en Asturias, Oviedo, 1995.
1. GARCIA CAMINO: "La vivienda medieval: una perspectiva desde la arqueología", La vida coti-
diana en la Edad media. Vlll Semana de Estudios Medievales. Nájera, 4-8 agosto 1997, Logroño, 1998,
pp. 77-1 10. Lo mismo ocurre en Cantabria o en Castilla según R. BOHIGAS ROLDAN:"La Arqueo-
logía de la alta Edad Media en Cantabria", en J.M. IGLESIAS y J.A. MUNIZ(eds.): Regio Cantabrmum,
Santander, 1999, pp. 361-371, p. 366; ID.: "Fuentes arqueológicas y organización social del espa-
cio en el reino de Castilla", Del Cantábrico al Duero, pp. 75-121, p. 95).
J.L. MAYA:"La Campa Torres (Gijón, Asturias). iOppidum Noega? Un ejemplo de urbanismo
híbrido", en A. RODR~GUEZ COLMENERO (coord.): Los orígenes do la ciudad en el Noroeste hispánico, 11,
Lugo, 1999, pp. 945-978, p. 962-8. A. VILLAVALDÉS:"Excavaciones en el castro del Chao Sarnar-
tín (campaña de 1995)", ibidnn, pp. 979-991 y pp. 981-5.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 67

modelo prerromano de plantas circulares y material perecederolo, y la


habitación en cuevas y abrigos, atestiguada en otras áreas en los siglos de
transición a la Edad Media, también ha sido defendida para el sector cen-
tral de Asturiasl'.
En cualquier caso estos testimonios no agotan el panorama de los
núcleos de habitación en este período. Bien al contrario, se detectan cla-
ros síntomas de jerarquización social, al parecer mantenidos sin solución
de continuidad hasta la etapa astur. Por un lado se cuenta con un exten-
so testimonio de villas romanas en las que se reconocen arquitecturas
suntuosas, establecimientos termales o decoración musivaria; su etapa de
esplendor se sitúa en el Bajo Imperio, pero su mayor problema es el de
su posible abandono y la cronología del mismo: es evidente ante niveles
de destrucción como el de la villa Memorana, pero de difícil interpreta-
ción a tenor de los materiales asociados1*,y en el estado actual de la
investigación lo único cierto es que cuando llega el siglo VI1 carecemos
de garantías de su continuidad.
Sin embargo, los primeros testimonios arqueológicos y documentales de
la centuria siguiente hacen confiar en la pervivencia, si no de las villas here-
dadas, sí del trasfondo social que las explica y el entorno monumental que
las integra. Aunque no se conocen instalaciones palaciales, la época de
Cangas atestigua una capacidad técnica en los sillares de Santa Cmz, de

'O C. FERNÁNDEZ OCHOA(Coord.): Los Finisterres atlanticos en la Antigtiedad. Época prwromana y


romana (Coloquio Internacional), Madrid, 1996.
'' J.A. GUTIÉRREZ GONZALEZ:"Hábitats rupestres altomedievales en la Meseta Norte y Cordi-
llera Cantábrica", Estudios Htrmanirticos, 4 (1982), pp. 29-56. M. FERNANDEZ MIER:"Un microes-
pacio en la montaña asturiana: Presorias, Arqueología y territorio mcdieual, 5 (1998), pp. 91-108; EJ.
FERNANDEZ CONDEy M.A. PEDREGAL MONTES:"Evolución histórica del territorio de Santo Adria-
no y génesis del poblamiento medieval", SHHM, 16 (1998), pp. 129-72, p. 165.
' 2 Las certezas cronológicas son escasas; de las mejor conocidas, Murias de Beloño o Boides están

ocupadas hasta el siglo IV, Memorana quizá hasta el V, Campo Valdés hasta el VI, Paraxuga hasta
la Edad Media, según datos de J.M. NOVOGUISAN:LOSpt~eblosvasco-cantábvicos y galaicos en la Anti-
giiedad Tardía. Siglos 111-IX, Alcalá de Henares, 1992, pp. 184-7. Quizá el caso de Veranes, cuya
investigación ha vuelto a ponerse en marcha, pueda aportar nuevos elementos de juicio a la investi-
gación (C. FERNANDEZ OCHOAe.a.: "Proyecto Veranes. Arqueología e historia en torno a la vía de
la Plata en el concejo de Gijón (Asturias)", Cuadernos de Pvehistwia y Arqrreología de la Universiddd
Autónonza dt Madrid, 24 (1997), pp. 253-278).
68 ACTAS DEL CONGRESO

"maravillosa hechura"13, que va acompañada de una marca ideológica y de


prestigio en su lápida de consagración14.Las noticias de una instalación de
Fruela en Oviedo no están refrendadas por la arqueología, pero la etapa de
Pravia de nuevo muestra claras señales de edificaciones de alto rango; como
en Cangas, los testimonios materiales pertenecen al ámbito religioso, pero
estos acreditan unas posibilidades técnicas y la disposición de unos medios
económicos que se pueden extrapolar a la élite que los promueve". Para los
canceles del templo la teoría del acarreo va siendo sustituida por la de un
taller autóctono, que posibilitaría fábricas como la del palacio de grandes
sillares cuyo dibujo se ha hallado en las excavacionesl" y en consonancia, no
son raras, en la diplomática posterior, las referencias al palatizlm de Pravia"
y a los celleros que lo convierten en importante centro señorialI8donde en
ocasiones recalarán los reyesL9.
Finalmente, desde los últimos años de siglo VIII, Alfonso 11va a pro-
mover en la colina de Oviedo la creación de un conjunto palaciego bien
conocido esta vez tanto a través del testimonio cronístico como de las
excavaciones de Fernández Buelta, conjunto edificado cuya denomina-

''edificó Fabila una Iglesia (...)dz mcdrauillosa hechura. Esta dura basta ay, con el titulo de Santa Crtrz.
Está esta Iglesia cerca de la villa de Cangas de Onís, y no es más qfie un humilladero o capilla de silferia, de
ocho pies de largo y ocho de ancho, que ya la medt y toda es de sillería. y después se le ha arrimado el ctrerpo
de la Iglesia que tiene, por que no es de la traga de las Iglesias de aquellos tiempos" (L.A.de CARVALLO: Anti-
güedddes y cosas memorables del Principado de Astuvias, reed., Oviedo, 1988, p. 124).
'' L. MART~NEZ FAEDO:"La corte de Cangas", IV CAME, Oviedo, 1992, pp. 147-54; C. G A R C ~ A
DE CASTRO VALDÉSsupone que se trataría de un taller foráneo (Arqueología Cristiana, pp. 5 11-2).
'' F.J. FERNANDEZ CONDEy M.C. SANTOSDEL VALLE:"La corte asturiana de Pravia. Influencias
visigodas en los testimonios arqueológicos", BIDEA, 122 (1987), 315-345; "La corte de Pravia.
Fuentes documentales, croníscicas y bibliográficas", BIDEA, 123 (1987), pp. 865-932, y 125
(1988), pp. 59-84.
" A. ARREITER: "Chancel screen relief', en The Art of Medieval Spain, New York, 1993, pp. 135-
7; C. G A R C ~DE A CASTRO:Arqueología rristiana, pp. 233-5; EQUIPU BUEIDA:"Dibujo de palacio
altomedieval", OrQenes. Arte y cultura en Asturias. Siglos VII-XV, Oviedo, 1993, ficha 77, p. 112.
" P. FLORLANO LLORENTE: Coleccidn diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo, Oviedo,
1968, no LXXIV, A.C. FLORIANO CUMBRENO: El Libro registro de Corias, Oviedo, 1950, no 121.
G.M. JOVELLANOS: Colección de Asturias, 1, Madrid, 1948, no CCX. En este mismo documen-
to se hace referencia a un viñedo perteneciente al cellero de Santianes y ubicado en Palaz de Rey.
" Así Vermudo 11en 996 (EJ. FERNANDEZ CONDE,1. TORRENTE FERNANDEZ y G . DE LA NOVAL:
El monasterio de San Pelayo de Oviedo. Historia y fjtentes. l. Colección diplodttca (996-1325), Oviedo,
1978, no l), o Alfonso V en 1010 (A.C. FLORIANO CUMBREÑO: Corias, no 544).
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 69

ción en la versión "a Sebastián" -pretorium- reivindica explícitamente la


tradición clásica asumida por la monarquía toledana20; paralelamente,
promoverá un templo dedicado a San Salvador cuyas lápidas fundacio-
nales derrochan orgullo constructivo2', y extramuros un complejo ecle-
siástico -Santullano- cuyas pinturas mantienen viva la imagen hereda-
da de las villas de recreo de la Antigüedad con sus palacios y baños22.
En definitiva, la arquitectura residencial de los potentes en la
Asturias del siglo VI11 revela el mantenimiento de una situación de
jerarquización social y unas tradiciones de poder que arraigan en la
Antigüedad Tardía y que parecen haber sobrevivido a la aparente cri-
sis que trasluce la escasez de testimonios de la centuria anterior. Dos
rasgos definen esa élite de la Asturias centro-oriental: por un lado la
importancia de la vertiente religiosa en su imagen pública, ya que son
templos los testimonios más contundentes de su poder en Cangas, en
Pravia o en 0 v i e d 0 ~ Y
~ . en segundo término, el mantenimiento de la
herencia cultural e ideológica del pasado: los testimonios materiales
lo demuestran ~ o b r a d a m e n t e pero
~ ~ , también la definen las alusiones

" ...nam et regia palatia, balnea, prorntuaria atque universa stipendia fmwvit.. . (GIL:Crónicas astu-
rianas, pp. 140); ...edificdbit etiam a circia distantem a palatio quasi staditrm r~numecclesiam... nam et rega-
. (ibidem, p. 14 1); ...simulque cum regiis
lia palatia, balnea, triclinia ve1 dotnata atqrre pretoria constrr~xit..
palatiis pictz~risdivwsis decoravit (ibidnn, p. 174). J . FERNANDEZ BUELTA y V. HEVIAGRANDA: Ruinas
del Ooiedo primitivo. Historia y secuencias de unas excaoaciones, reed., Oviedo, 1984. En el Toledo visi-
góticopretwium se hacía equivalente de civitas regia, y la iglesia de los Apóstoles es lapretwiensis; cfr.
1. VELAZQUEZ y G. RIPOLL: "Toletum, la construcción de una zrrbs regia", en G . RIPOLLy J.M. GURT
(eds.): Sedes regiae (ann. 400-800), Barcelona, 2000, pp. 521-78.
" DIEGOSANTOS: lnscribciones medievales de Asturias. no 6.
l2 Aunque la tradición balnearia de la Antigüedad romana es cada vez mejor conocida, las refe-

rencias a baños en las crónicas o la diplomática astur aún carecen de refrendo arqueológico y resul-
can por el contrario sospechosas de interpolación; J.A. VALDÉSGALLEGO ha sostenido, sin embargo,
la fiabilidad de la donación de 908 por la que Alfonso 111 dispone de la villa que vocatur Lignr~min
latere monti Narancii cum palacia et bainea que i b i d a est ("La donación otorgada por Alfonso 111a San
Salvador de Oviedo en el año 908", BRIDEA, 150 (1997), pp. 243-260). Para las pinturas v. H.
SCHLUNK y M. BERENGUER: La pintt~ramural asturiana en los siglos I X y X , reed., Madrid, 1997.
2 3 Esta novedad es uno de los rasgos comunes en la evolución de las villae (G. RIPOLL y J. ARCE:
"Transformación y final de las villae en Occidente (siglos IV-VIII): problemas y perspectivas",
Arqueologia y territorio medieval, 8 (2001), pp. 2 1-54).
'"Es la tesis de I.G. BANGOTORVISO:"La cultura artística de la monarquía astur, la última
manifestación de la antigüedad", Astzires. Pueblos y ctrltrrrds en la frontera del Imperio Romano, Gijón,
1995, pp. 171-87, y de C. G A R C ~DE A CASTRO:Arqueología cri~tiana,passim.
70 ACTAS DEL CONGRESO

a una arquitectura residencial apenas conocida, y sobre todo el modo


de referirse a esos conjuntos regios; los cronistas del siglo IX habla-
ban de ellos como pretoria o palatia, el primero centro de gobierno, el
segundo atributo de la auctoritas2'. Sin embargo, hallamos más pro-
blemas para asignar tales atributos ideológicos al primer siglo de la
monarquía asturiana: Cangas, Pravia y el Oviedo de Fruela son encla-
ves de poder local, y, sólo a partir de Alfonso 11 se expresa la clara
voluntad de hacer de su residencia capitalz6;en contrapartida, la pro-
fesión de Adosinda en Pravia a la muerte de Silo estaría subrayando el
componente privado de aquel centro de poder que pasaba a funcionar
como monasterio de propios2'.

1.2.- Las anidades del poblamiento raral, castros y aldeas; La gran hacienda
Por encima de la vivienda popular o aristocrática, el estudio de las
concentraciones humanas parte de una división normalmente no expli-
citada en la historiografía medievalista entre dos modelos: el de los esta-
blecimientos con una presencia señorial manifiesta en las fuentes escri-
tas y el del poblamiento aldeano conocido a través de la arqueología;
para Galicia y el N de Portugal Quiroga y Lovelle vienen desarrollando
una interesante línea de investigación en la que defienden una deses-
tructuración del poblamiento antiguo y su sustitución por una nueva
malla de ocupación del territorio desarrollada en zonas antes periféri-

2' J. BARBIER: "Le systeme palatial franc: genese et fonctionnement dans le nord-ouest du reg-
num", Bibliothiqr~ede ~'Écoledes Chartes, 148 (1990), pp. 245-299 y p. 250 y SS.Para el ámbito nava-
rro-castellano el "palacio" se reconoce como centro señorial, según J.A. G A R C ~DE A CORTAZAR y E.
PENABOCOS:"El palatium, símbolo y centro de poder en los reinos de Navarra y Castilla en los siglos
X a XII", Mayurqa, 22 (1989), pp. 281-296. Sin embargo, en la Asturias altomedieval parece man-
tenerse como atributo exclusivo de la realeza; v. M. CALLEJA PUERTA: El conde Suero Vwmtidez, suparen-
tela y su entorno social. La aristocracia asturleonesa en los siglos X I y X I I , Oviedo, 2002, pp. 253-5,
l6 Cfr. E. EWIG:"Residence et capitale pendant le haut Moyen Age", Reme Historiqz/e, CCXXX

(1963), pp. 25-72.


" En la donación de 905 Alfonso 111 ya no lo recordará como palacio: In territorio Prauie monas-
terii Sancti lohannis Euangeliste zlhi iacet Silrrs rex et r ~ x weiw Adosinda regina, cztm medietatis totius rega-
lis mandationis ... (M.J. SANZFUENTES: "Transcripción", en Liber Testamentwum Ecclesiae Ouetensis, Bar-
celona, 1995, pp. 493-502, no 15).
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 71

cas2', planteamiento que con distintos matices también se ha desarrolla-


do en otras áreas29;en el caso asturiano, esta investigación se halla toda-
vía en sus inicios.
Sobre el testimonio material del poblamiento en el ámbito de nues-
tro interés, Novo Güisán ha subrayado la convivencia de las uillae con
unos castros mal conocidos en el área central, añade que el área oriental
es una incógnita al respecto y concluye que sólo una prospección siste-
mática podrá aclarar el problema; recientemente, Menéndez Bueyes
acentúa la impronta romana del poblamiento del área centro-oriental,
sobre todo en las zonas más 1lanas3O.En fin, en buena parte de la histo-
riografía la cuestión del poblamiento se mezcla sistemáticamente con la
interpretación global de la época, y la querella entre indigenistas y
romanistas no ha hecho más que oscurecer un problema muy complejo.
Sobre el registro material entendemos que la mayor dificultad parte
de la comprobada reocupación de los poblados en altura y el efecto de
arrastre historiográfico del mundo castreño: los hallazgos de cerámicas
del siglo V en Coaña o Pendía, los testimonios contemporáneos del Chao
Samartín o las dataciones radiocarbónicas de Mohías, que llegarían al
siglo V131, han llevado a identificar una eventual resurrección de la cul-

28 J. L ~ P EQUIROGA
Z y M. RODR~GUEZ LOVELLE: "Propuesta de cronología e interpretación his-
tórica de los enterrarnientos en piedra en Galicia durante la Alta Edad Media (SS.V-XI)", Boletin de
Arqueología Medieval, 6 (1992), pp. 139-155; "Poblarniento mral en el Noroeste de la Península Ibé-
rica (SS.V-XI): Una introducción al estudio del poblamiento rural entre la Antigüedad tardía y la
Alta Edad Media en Galicia a través de un análisis rnicro-regional", Boletfn de Arqueologia Medieval,
7 (1993), pp. 21-52; "Un modelo de análisis del poblarniento rural en el valle del Duero (SS.VIII-
X) a partir de un espacio rnacro-regional: las tierras galaico-portuguesas", AEM, 27 (1997), pp.
687-748; "Castros y castella tutiora de época sueva en Galicia y Norte de Portugal: ensayo de inven-
tario y primeras propuestas interpretativas", Hispania Antiqwr, XXIII (1999), pp. 355-374.
29 Cfr. E. PASTOR D ~ A DE
Z GARAYO: Castilla en el tránsito de la Antigiiedud al Feudulismo. Pobla-
miento, podwpolitico y estructura social del Arlanza al Duero (siglos VII-XI), Valladolid, 1996, p. 36 SS.;
J.J. LARREA: La Navawe du I p au XIIe xi2cle. Peuplement en societé, Bruxelles, 1998, pp. 39-80.
J.M. N o v o GUISAN:Lospueblos vasco-cantábricos, pp. 118-20. L.R. MENÉNDEZ BUEYES pone al
día el inventario de hallazgos del sector centro-oriental, y subraya que los acruales concejos de Pilo-
ña, Parres, Cangas de Onís, Onís y Ponga, con el 8,48% del territorio asturiano, concentran el 37,9%
de los epígrafes (Reflexionescriticas sobre el origen del reino a2 Asturias, Salamanca, 2001, p. 140 SS.).
3 i J.L. AVELLO ALVAREZ: "Evolución de los castros desde la Antigüedad hasta la Edad Media",
Lancia, 1 (1983), p. 273 y SS.;J.M. N o v o GUISAN:LOSpueblos vasco-cantábricos,p. 107 SS.;A. VILLA
72 ACTAS DEL CONGRESO

tura de los castros en el período final del mundo antiguo, pero con ello
han hecho obviar muchas veces los siglos de la romanización y sus efec-
tos en el poblamiento y han inducido a confundir lugar de asentamien-
to con la continuidad o recuperación de estructuras sociales o culturales.
En este sentido es llamativo comprobar cómo la historiografía indige-
nista en Asturias se ha centrado últimamente en las áreas montañosas y
periféricas e incluye en sus análisis el testimonio de los castros prerro-
manos y romano^'^.
Otra cosa es que las condiciones ambientales impongan determinados
modelos de explotación del territorio y que el modelo de la villa de cuño
romano se adapte mal a las zonas de montaña. Sin embargo, no puede
tenerse por válida la escisión entre poblamiento periférico refractario a la
romanización y unas áreas centrales definidas en torno a la contundencia
material del Gijón romano, porque en algún momento o en algún terri-
torio deberá producirse un contacto entre el mundo romanizado de los
testimonios arqueológicos y el mundo culturalmente arcaico supuesto
sobre la reocupación de los castros. A fin de cuentas las villas conocidas
y excavadas no resuelven en su totalidad el poblamiento de los sectores
donde se enclavan, sólo el de las explotaciones de tipo aristocrático: para-
lelamente, en el estudio de este ámbito habrá que considerar la existen-
cia de un poblamiento aldeano que hoy es absolutamente desconocido.
En fin, el problema del poblamiento aldeano deberá ser considerado en
todas las escalas, también para los espacios llanos del centro y oriente de
la región.
La respuesta a estos interrogantes debe venir de manos de la arqueo-
logía, y los resultados de la necrópolis romana de Paredes suponen un
primer paso en este sentido: un cementerio de una comunidad cuyo ajuar

VALDÉS:"Castro de Chao Samartín (Grandas de Salime): Tres años de investigaciones arqueológicas


(1995-1998) ",Excavaciones arqrreológicas en Astrlrias. 1995-1998, Oviedo, 1999, p. 990.
j2 V. por ejemplo M. FERNANDEZM.IER:"Transformación del poblamiento en la transición del

mundo antiguo al medieval en la montaña asturiana (Península Ibérica)", Arcbeologia Medievale,


XXIII (19961, pp. 10 1-28; ID.: Génesis del tewitorio en la Edad Media. Arqueologla delpaisaje y euolr~-
ción histórica en la montatia astr~riana.Oviedo, 1999.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 73

la define como jerarquizada, agrícola, romana, pero no una villa aristo-


crática como Veranesj3.
A partir del siglo VI11 la diplomática enriquece y complementa el
conocimiento de los siglos de transición a la Edad Media. Así, el pacto
monástico de San Vicente ilustra a mediados del siglo VI11 uno de estos
fenómenos de poblamiento dominante sobre la llanada: la nueva ocupa-
ción de una colina que califican sus presores de nemine possidentg4. Sin
embargo, su trasfondo social nos informa de una realidad muy comple-
ja: un grupo constituido en comunidad monástica bajo la jefatura de dos
potentes emparentados entre sí, Máximo y Fromestano. ¿De dónde proce-
den estos pobladores de la colina? El documento no lo explicita, pero al
menos hay dos posibilidades: o bien la fundación del monasterio es una
muestra más de crecimiento agrario estructurado a modo de repoblación
como la del abad Vitulo3>,O bien pensamos, con 1. Torrente Fernández,
que la tierra estaba ya repartida y la presencia de Máximo en el mismo
plano que el abad Fromestano responde a la del legítimo propietario, al
dorninl~sdel lugar'6. En cualquier caso Oviedo aún no era la pequeña sede
de un reino naciente, sólo un pequeño establecimiento rural de nueva
planta en un territorio que había estado densamente poblado en los
siglos anteriores3'.

') O. REQUEJO PAGÉS:"Primera necrópolis tardía en el territorio de los astr~restransmontani: el


yacimiento de Paredes, Siero (Principado de Asturias)", Arqimlogía da Antiguidade na Penínsrrla Ibé-
rica. Actas do 3" Congresso de Arqrreologia Peninsular, vol. VI, Porto, 2000, pp. 513-26.
j4 P. FLORIANO LLORENTE: San Vicente, no 1 .
" J.A. G A R C ~DE
A CORTAZAR, El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla (siglos X a l
XIII). Introdfrcción a la Histwia rrrral de Castilla altomedieval, Salamanca, 1960, pp. 97-108.
'6 1. TORRENTE FERNANDEZ: "Aspeutos sociales y delles consideraciones so la sede del "Regnum"
dVAsturiesn'uviéu", Lletres Astz~rianes,43 (1992). pp. 79-90, p. 82.
" N o faltan testimonios de presencia humana anterior; en el entorno de San Vicente se ha
localizado teja plana y cerámica común romana similar a la de Paraxuga (M.C. CANTERO DES-
MARTINES: "Estudio arqueológico en el edificio de la calle San Vicente, no 3 (Oviedo), en Exca-
vaciones arq7reológicas en Astnrias, 1995-1998j Oviedo, 1999, pp. 261-270 y p. 266), y se sugie-
re la posible existencia previa de una villa romana (P. CALDENTEY RODR~GUEZ e.a.: "Relaciones
entre la nobleza territorial del reino de Asturias y la geografía de la Romanización", Lancia, 2
(1997), p. 176).
74 ACTAS DEL CONGRESO

Muy cerca de la colina ovetense, y algunas décadas más tarde, el


caso de Aspra es otro buen ejemplo de nuevo asentamiento: la coloni-
zación de otra tierra vacía por una primera pareja de pobladores que
terminan dando nombre al lugar y que ignoran la muy próxima y bien
conocida villa de Paraxuga, cuya secuencia cerámica se interrumpía en
el siglo VI3R.
En fin, obtenemos noticia de otro establecimiento aldeano, algo más
tardío, en el territorio de Siero, al combinar los testimonios arqueológi-
cos con los documentales; en 921 Ordoño 11 dona a la Catedral de
Oviedo villam meam pwnominatam nomine Naonem per suos teminos antiquos,
y menciona como uno de sus puntos perimetrales Paretes, un topónimo
frecuentemente asociado a ruinas romanas y que en este caso cuenta tam-
bién con confirmación arqueológica al tratarse del poblado al que se aso-
cia la necrópolis de la que ya hemos hablado3" Aunque el diploma se tiene
por interpolado no creemos que sea dudoso a los efectos que lo presenta-
mos; bien al contrario, sería un interesante testimonio de cómo entre el
siglo V y el X el poblamiento del territorio de Siero ha experimentado des-
plazamientos de corto radio por los que el antiguo lugar central de Paredes
se convierte en el límite externo de la nueva villa de Naón.
Entendemos que esos cambios sugeridos en la pauta de ocupación de
un espacio que nunca llegó a despoblarse responden a un esquema dis-
tinto de aprovechamiento del medio, si bien a falta de investigaciones
arqueológicas es imposible precisar esta cuestión más allá del paso de una
economía abierta al atlántico a otra cerrada sobre sí misma. El problema
se complica ante la persistencia de categorías territoriales como la villa

IR LOSdocumentos en FLORIANO LLORENTE: San Vicmte, nos. 2, 3, 16, 19, 20 y 21. Estudian las
cerámicas M. ENCINAS y A. G A R C ~CARRILLO
A ("Aportaciones al conocimiento de la transición del
mundo romano al medieval en Astucias: las cerámicas de Murias de Beloño y de Paraxuga", IV
C A M E , 11, Oviedo, 1992, pp. 131-9), y O . REQUEJOPAGBS:"Cerámicas tardorromanas de la "villa"
de Murias de Paraxuga (Oviedo)", Ibiúenz, pp. 140-6.
)'SANZFUENTES:Liber Testamentmum, no 18; critica el documento EJ. FERNANDEZ CONDE:El
Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo. Roma, 1971, pp. 176-183. Sobre el valor del topó-
nimo v. M.P. ALVAREZMAUR~N: Diplomárica asturleonesa. Terminología toponímica, León, 1994, pp.
354-5, y J.J. LARREACONDE:"Moines et paysans: aux origines de la premiere croissance agraire
dans le Haut Aragón (IX-X s.)", Cahiws de Ciuilisation Medievale, (1993), pp. 219-39 y 227-8.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 75

cuyo significado no siempre sabemos interpretar. Así la villa de la pizarra


de Carrio ya parece remitir a un pequeño asentamiento rural4', y cuando
Ordoño 11 habla de la villu de Naón no sabemos si pensar en las ricas vilhe
de la Antigüedad Tardía o en un simple establecimiento campesino cuyo
dominio pertenece al monarca; esta opción parece más oportuna, ya que
el documento la describe cum suis ecclesiis, hweditatibus, familiis ... cum exi-
tibw in giro, cum montibus, cum uztoreras, venationibus, fintibus, prutis, pascuis,
bruneis... cgm molinariis et piscuriis in fluminibus.. ., pero lo cierto es que los
ritmos del cambio siguen siendo oscuros4'.
En definitiva, el mundo aldeano de los siglos de transición se muestra
esquivo a ser reconocido: las brillantes villas señoriales de la Antigüedad
Tardía oscurecen la historia de una sociedad aldeana que tal vez estemos
vislumbrando en la necrópolis de Paredes. Luego, la diplomática del siglo
IX muestra establecimientos aldeanos en manos de poderosos, reyes, obis-
pos, quizá los herederos de la aristocracia romanizada. ¿Supone el período
intermedio una etapa de episódica libertad campesina? Así lo sugieren
algunos autores, tanto en territorio asturiano como para ámbitos próximos
en Liébana o al S de la Cordillera4'. En realidad, la respuesta depende de la
pervivencia o transformaciones que podamos encontrar en las aristocracia
locales de cuño romano y sobre todo en lo que haya ocurrido ante la pre-
sión visigoda; continuando con las estructuras del poblamiento rural, es lo
que tratamos de aclarar en el siguiente apartado.

'" 1. VELAZQUEZ SORIANO: Las pizarras visigodzs. Edición crítica y estudio, Murcia, 1989, no 104;
DIEGOSANTOS:inscripciones medievales de Asturias, no 5 .
"' Subraya su temprana transformación en pequeño asentamiento rural A. ISLAFREZ:"Villa,
vilhla, castellum. Problemas de terminología rural en época visigoda", Arqueología y territorio medie-
val, 8 (2001), pp. 9-19.
" Así NOVOGUISAN:LOSpueblos vasco-cantábricos, pp. 202 y 204; en el mismo sentido J.A.
GUTIÉRREZ GONZALEZ: "El Páramo leonés entre la Antigüedad y la alta Edad Media", SHHM, 14
(1996), pp. 47-96; se pregunta este autor, no obstante, si la comunidad de Valdoré no estará liga-
da a algún dominns local, y en otro trabajo referido a Asturias duda que que haya existido una auto-
nomía campesina ante la evidencia de jefaturas locales que actúan en la génesis del reino astur, y
admite como mucho una gradación en el poder ejercido por esas aristocracias ("Sobre los orígenes",
p. 182).
76 ACTAS DEL CONGRESO

Las novedades de la arqueología romana en la última década han revo-


lucionado el panorama social de la Antigüedad en Asturias, y con ello
impuesto nuevos puntos de partida a los siglos de transición. Así, hoy se
asegura que desde la época flavia y con toda seguridad a partir del siglo
11 se consolidan los asentarnientos de llanura del tipo villa en el área cen-
tral de la región, cuyo centro principal se establece en la ciudad de
Gijón4'. La Baja Romanidad se manifiesta en las áreas rurales del N W
de la Península Ibérica como la epoca de las villae rurales, bien ejempli-
ficadas por Santa María de Hito en Valderredible (Cantabria) o por los
principales de la curia municipal de la inscripción de Ponte Puñide, La
C ~ r u ñ a * y~ , éstas también están representadas en el área central de
Asturias4'.
Demostrada su existencia, son frecuentes las referencias a su pequeño
tamaño o su escasa adecuación a los modelos clásicos y es obvio que las
condiciones físicas del territorio impiden tal e q ~ i v a l e n c i aSin
~ ~ . embar-
go, hay que recordar que los últimos resultados de las excavaciones de
Veranes hablan de una extensión equiparable a otros núcleos de la
Meseta N en los SS. IV-V4'; en todo caso, metodológicamente es dudoso
que su menor tamaño las desacredite como romanas y, asimismo, en
cuanto a su número Novo Güisán demuestra que su floración en
Asturias fue importante, a diferencia de lo ocurrido en Cantabria4'; por
último, hay que recordar que el fondo del debate está en la lógica social
que las sustenta.
En cuanto a las áreas preferentes de su implantación destacan los
territorios de llanura, más aptos para la agricultura y mejor comunica-

J'C. FERNANDEZ
OCHOA:"La ciudad romana de Gijón", p. 1118.
" F. PÉREZRODR~GUEZ-ARAG~N:"La Antigüedad Tardía en la Cantabria meridional", en Regio
Cantabmr14rn, Santander, 1999, pp. 341-350 y p. 342; J. ARCE:"La transformación de Hispania en
época tardorromana: paisaje urbano, paisaje rural", De la Antigüedad al Medievo, siglos IV-VIII. 111
Congreso de Estudios Medievales, León, 1993, pp. 225-249, p. 244.
" V. con carácter general NOVOGUISAN:LOSpzdeblos vasco-cantálwicos,pp. 184-7.
'W. a modo de ejemplo A. ISLAFREZ:"Consideraciones sobre la monarquía astur", Hispanza,
LVI1, no 189 (1995), pp. 151-68, p. 156.
" FERNÁNDEZ OCHOAe.a.: "Proyecto Veranes", p. 274.
'WOVO GUISAN:Los pueblos vasco-cantábricos, pp. 195-7.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 77

dos, destacando los asentamientos del entorno de Gijón y la zona del


Bajo Nalón, en Las Regueras y en la rasa costera, o en el entorno de la
vía de La Mesa, de Astorga a Gijón 49. En cuanto al período de su vigen-
cia histórica, a partir del siglo IV se detectan signos de abandono o des-
trucción en determinados yacimientos, en un panorama general de des-
orden al que se vincula la ocultación de tesorillos por parte de personas
acaudalada^.^^ De otras sabemos que se fortificaron en época tardía, como
Beloño o Paraxuga", y en casos como Veranes las sucesivas crisis se
manifiestan sobre todo en cambios en su funcionalidad; Olmo y Vigil
detectan la instalación de actividades metalúrgicas en los SS. V-VI que
asimilan a una iniciativa de tipo señorial, pero los últimos investigado-
res del yacimiento, que llevan sus cerámicas también hasta el siglo VI,
dudan sin embargo de la realidad de ese taller metalúrgico y parecen
sugerir un corte en el poblamiento hasta la reocupación a partir del IX5'.
En definitiva, y aunque en los últimos años se haya prolongado el
período de vigencia de unas villae transformadas5j, a finales del siglo VI

49 Para Gijón v. M. FERNANDEZ MIRANDA: "Gijón en época romana", lndigenismo y romanización


en el Conventus Asturum, Madrid, 1983, pp. 47-66. El valle del Nalón fue el objetivo prioritario de
los trabajos de J.M. González, que llamó la atención sobre los restos de Murias de Ponte, Llazana,
el mosaico de Andallón, la estela de Valduno y los de la Magdalena de la Llera, en Santianes de Pra-
via, entre otros U.M. GONZALEZ Y FERNANDEZ-VALLÉS: "Un mosaico romano en Andallón" en Bole-
tín de la Comisión Provincial de Monumentos, 2, Oviedo, 1960,209-2 10, "Restos románicos de la Mag-
dalena de la Llera (Santianes de Pravia)", en Ibidem, 1, Oviedo, 1957, 201-203 y "Restos y aspectos
romanos de La Muria, Llazana (Las Regueras) en Valdediós, 1969, p. 71-76). Sistematizan todas las
informaciones F. D f ~ G z A R C ~yAL. MART~NEZ FAEDO:"Carta arqueológica del concejo de Las
Regueras", en Excavaciones arqueológicas en Asturias, 1995-1 998, Oviedo, 1999, pp. 321-324). Para
el mosaico de Andallón, cuya cronología se discute, vid. asimismo M. ESCORTELL PONSODA: "Mate-
riales romanos, procedentes de "Lucus Asturum", de reciente ingreso en el Museo de Oviedo", C u -
&nos de Prehistoria y Arqueología de la UniversidadAutónoma de Madrid, 13-14, vol. 11 (1986-87), pp.
169-174.
'"Quizá podría relacionarse el de Chapipi con algún señor local, según F. GILSENDINO:"Teso-
rillo tardorromano de Chapipi", Astures, Gijón, 1995, p. 298.
" Sobre la perduración de Paraxuga hasta el siglo VI v. supra n. 12 Considérese también la
implicación de emplazamiento fortificado que tiene el vocablopretorium, ya citado (RIPOLL y ARCE:
"Transformación y final de las villae en Occidente", p. 22).
L. OLMOENCISOy A. VIGILESCALERA: "Veranes" en Astures, pp. 230-233. FERNÁNDEZ OCHOA
e.a.: "Proyecto Veranes", p. 275.
') En consonancia con lo descrito en otras geografías (RIPOLL y ARCE:"Transformación y final
de las villae en Occidente", p. 21).
78 ACTAS DEL CONGRESO

el panorama general de las villas tardorromanas conocidas es el de un


alto grado de destruccionesr4, y podemos suponer que un porcentaje de
las mismas sobrevivió mientras que otra parte de la población se refugió
en los antiguos poblados fortificados. Por ejemplo, la villa de Memorana
se destruye quizá en el siglo V, y su heredera histórica como lugar cen-
tral se encuentra en el templo de Santa Cristina, muy cerca de allí pero
en posición preeminente y abandonando la vegar5.Asimismo, el aban-
dono de Veranes podría encontrar un punto de enlace en la ocupación del
Picu Alba, ambos muy próximos y sobre la misma vía de comunica-
cións6.En todo caso, los datos cualitativos no subsanan la carencia de una
cuantificación precisa sobre la continuidad, y sobran por el contrario las
cifras de la destrucción. Cuando volvemos a encontrar referencias sobre
dónde vive la gente, como se vio en el apartado anterior, se impone la
impresión de un cambio profundo en los patrones de asentamiento sobre
el territorio.

¿Cuáles fueron las consecuencias sociales de estos acontecimientos? La


destrucción generalizada se ha asociado con frecuencia a un posible pro-
ceso de nivelación social; sin embargo, trataremos de fundamentar la
hipótesis de que no hubo tal relajación de lazos o, si la hubo, fue muy
transitoria. La crisis del Imperio supuso una regionalización de sus terri-
torios en todos los sentidos: las élites se definieron por su localismo, los
intercambios se redujeron al mínimo y la orientación económica de las
antiguas villae sin duda cambió. Aun reconociendo el papel de las élites

' q u e no es excepcional; recordemos que también en Campo Valdés hay materiales asociados
hasta el siglo VI (M. FERNANDEZ MIRANDA: "Gijón en época romana", p. 45 y SS.).En el N de Galia
sólo la mitad de las villas atestiguadas en el siglo 111 sobrevivía en el VI, y lo mismo ocurre con los
vici de los cinturones periurbanos; cfr. C. LA ROCCA:"La trasformazione del territorio", p. 283.
" Para la villa y sus mosaicos v. M. JORGEARAGONESES: "El mosaico romano de Vega del Cie-
go (Asturias)", BIDEA, 2 1 (1954), pp. 3-24; asocia su destrucción a las invasiones de principios del
s. V JIMÉNEZ GARNICA: "La cultura visigoda en Astucias" en Historia de Ast~rrias,Oviedo, 1990, pp.
258 y ss. Sobre Santa Cristina de Lena y la discutida existencia de un palacio en sus inmediaciones
v. G A R C ~DEA CASTRO:Arqrleología cristiana, pp. 375-87.
'"UTIÉRREZ GONZALEZ:"Sobre los orígenes", p. 192.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 79

locales en la génesis del reino astur, ante la falta de un registro arqueo-


lógico cualificado (monedas, vajillas importadas, villas), Gutiérrez
González plantea que el poder de esa aristocracia local puede haberse
mermado desarticzllándose qzlizd totalmente en el periodo hi~panivisigodo~~.
Entendemos sin embargo que la consideración del problema en el tiem-
po largo anula ese argumento: las élites que protagonizan el surgimien-
to del reino de Asturias, y de hecho las que regirán largo tiempo este
territorio, dan muestras sobradas de poder social, pero lo hacen con unos
medios nuevos y en un ambiente histórico completamente distinto. La
moneda no volverá a acuñarse hasta el siglo XI, las edificaciones que han
perdurado muestran un cambio importante al bascular hacia el signifi-
cado religioso, y los productos de lujo simplemente no llegan con regu-
laridad a Asturias. Los signos del poder social se mantienen, pero las
pruebas de un mundo amplio son sustituidas por las evidencias de otro
cada vez más regionalizado.
El fenómeno concuerda con procesos similares en otras partes del
mundo romano. Las sociedades tardoantiguas ofrecen claros ejemplos de
acumulación de propiedades5' y, paralelamente, procesos de polarización
social que conducen a la pérdida de libertad en las clases inferiores5" Así
se explican en el ámbito ibérico las fórmulas visigóticas relativas al
sometimiento de los desfavorecidos o que la ley de Égica del 702 se refie-
ra a las fugas de esclavos como increscens vitium"; así se entienden tam-
bién los senatores, grandes propietarios de la Cantabria visigótica a que se
refiere la Vita Sancti Emiliani6'.

" Ibidnn, p. 181.


S. CASTELLANOS: "Propiedad de la tierra y relaciones de dependencia en la Galia del siglo VI.
El testamentum Remigii", Antiquiti Tardive, 8 (2000), pp. 223-227.
L ' 9 L.A. G A R C ~MORENO:
A "Composición y estructura de la fuerza de trabajo humana en la Penín-
sula Ibérica durante la Antigüedad Tardía", Memorias de Historia Antigua, 1(1977), pp. 247-56. P.C.
D f ~ MART~NEZ:
z "Marginalidad económica, caridad y conflictividad social en la Hispania visigoda",
en F.J. LOMAS y F. D E V ~(eds.):
S De Constantinoa Carlomagno. Disidentes, heterodoxos, marginados, Cádiz,
I 1992, pp. 159-77.
En sentido contrario A. ISLAFREZ:"Los fugitivos y el título sobre ellos del Liber ludicum",
Arqueología y territorio medieval, 8 (2001), pp. 113-24.
S. CASTELLANOS: Hagiografla y socieabd 2n la Hispania visigoab. La Vita Aerniliani y el actual
territorio riojano (siglo VI),Logroño, 1999.
80 ACTAS DEL CONGRESO

Algunos datos nos animan a asimilar este modelo al territorio centro-


oriental de Asturias: pese a las destrucciones y el gran vacío de testimo-
nios del siglo VII, los datos de las dos centurias siguientes muestran una
sociedad muy jerarquizada cuyo origen hay que buscar, necesariamente,
en el inmediato pasado. Si hay un astur al que podamos dar nombre a
principios del siglo VI11 ese es sin duda Pelayo; y, con toda la leyenda
que lo rodea, su caracterización más verosímil es la de un rico hacenda-
do del centro de la región, un notable local que ha pactado con los
musulmanes y, en fin, un hombre con ascendiente político sobre los
astures cuando llega el momento de la revuelta62.
La evidencia de esa jerarquización social a escala local se expresa, en
los siglos VI11 y IX, a través de dos argumentos principales: la constata-
ción de la existencia de grandes propietarios cuyos bienes se extienden
por áreas extensas y su capacidad de dominio sobre hombres jurídica-
mente sometidos.
La cuestión de la concentración de la propiedad de la tierra parece
clara en lo dispersas que se muestran las haciendas regias o aristocráti-
cas: Silo, cuyo poder se asienta en sus posesiones de Pravia, se identifi-
ca también con el otorgante del famoso documento de 775 relativo al
territorio de Lugo; las propiedades de Fakilo, en el original más anti-
guo del territorio astur, se extienden, en 803, entre los actuales conce-
jos de Colunga y Villaviciosa, separadas por algunas decenas de kiló-
metros; el impresionante diploma de Gladila, obispo de Braga, lo carac-
teriza en 863 como propietario de bienes hereditarios en Villaviciosa,
Piloña, Nava, Caso, y también en Oviedo, Proaza o Somiedo, en defi-

" Subrayan esta caracterización J. MONTENEGRO y A. DEL CASTILLO: "Don Pelayo y los orígenes
de la Reconquista: un nuevo punto de vista". Hirpania, LIII1, no 180 (1992), p. 14. Sobre su posi-
ble caracterización como hacendado, debe considerarse su referencia como propietario en Tiñana
(Siero) U.1. R u ~ zDE LA PENA,La monarquía astt~riana,Oviedo, 2001, pp. 45-7), y el detalle trans-
mitido por la versión rotense de la Crónica de Alfonso 111 de que habría sido perseguido por los
musulmanes en Breceña (Piloña), quizá.una de sus propiedades enclavada por cierto en el camino
de Gijón a Covadonga (GIL FERNANDEZ: Crónicas astjirzanas, p. 124). Conjetura sobre una posible
procedencia de Pelayo del territorio de Gijón A. BESGAMARROQUÍN, Orígenes hispano-godos del Rez-
no de A~turias,Oviedo, 2000, pp. 220-221.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 81

nitiva, por todo el area centro-oriental de la región y asimismo por la


sur-occidental".
Del mismo modo, si consideramos la geografía de la monarquía astur,
sus centros fundamentales coinciden llamativamente con las concentracio-
nes de villas romanas vistas con anterioridadG4:en el entorno de Oviedo, con
el enclave de Lillo, que incluso podría situarse sobre una villa romanaG5;en
la comarca de Pravia", cuyo palacio se cita aún en 1074", y donde el
monasterio de San Andrés, que perteneció al patrimonio regio hasta
principios del siglo XII, contaba en ese momento con una larga serie de
villae asociadas"; y por último en las inmediaciones de las vías de comu-
nicación, con los binomios Veranes-Picu Alba, Memorana-Santa Cristina
de Lena, el caso de Ujo, donde a las lápidas romanas se une la tempra-
namente documentada iglesia regia de Santa EulaliaG9,o bien la funda-
ción de Santo Adriano en las proximidades de un ramal de la vía de la
Mesa que, aunque tardía, desvela la titularidad regia sobre un extenso

" E. SAEZ:Colección documental del Archivo de la Catedral de León (775-1230), 1 (775-952), León,
1987, no 1; S.A. G A R C ~LARRAGUETA:
A Colección de Documentos de la Catedralde Oviedo, Oviedo, 1962,
nos. 1 y 8.
" Llama la atención sobre esto L.R. MENÉNDEZ BUEYES, "Algunas notas sobre el posible origen
astur-romano de la nobleza en el Asturorum Regnum", Stvdia Histwira. Historia Antigc~a,13-14
(1995-96), 437-456; ID.: Reflexiones crfticas,p. 244 y SS.;CALDENTEY RODR~GUEZ, e a . : "Relaciones
entre la nobleza territorial", p. 167.
" Atendiendo a los restos de tégula, moneda y epigrafía romanas U.M. GONZALEZY FERNANDEZ-
VALLES, "La villa romana de Linio en Naranco (Oviedo)", Archivum, 12 (1962), pp. 73-89); G A R C ~ A
DE CASTROdiscute recientemente esa posibilidad y abre la puerta a que las tejas sean de factura
medieval y tradición antigua ("Excavaciones arqueológicas en San Miguel de Lillo (Oviedo). Campa-
ña de 1991", en Excavaciones arqueológicas en A~tr~rias, 1991 -1 994, Oviedo, 1995, pp. 127-135; ID.:
"San Miguel de Lillo. Campaña de excavaciones arqueológicas 1991. 1. Estratigrafía y estructuras",
BRIDEA, 145 (1995), pp. 11 1-158). RIPOLLy ARCEutilizan Lillo como ejemplo de la pemivencia y
valoración de las antiguas villae ("Transformación y final de las villae en Occidente", p. 46).
" FERNANDEZ CONDEy SANTOSDEL VALLE:"La corte de Pravia".
" FLORIANO LLORENTE: San Vicente, no 74.
" La reina Urraca donó San Andrés a los condes Suero y Enderquina, y estos a su vez cedieron
su dominio a San Salvador de Oviedo (GARCÍALARRAGUETA: Catedral, n" 137); sobre sus depen-
dencias ibidmz, no 214. Un alto porcentaje de las mismas se denomina por un hagiónimo, lo que abre
la posibilidad a que se trate de grandes propiedades de tradición antigua a las que se añade una igle-
sia.
69 E. SAEZ,Colección doct~mentalde la Catedral de León , no 2.
82 ACTAS DEL CONGRESO

cúmulo de propiedades territoriales situadas en un emplazamiento de


alto valor estratégico70.
Junto a los datos de concentración de bienes los testimonios diplo-
máticos posibilitan además practicar algunas consideraciones sobre la
propiedad de la tierra, y es que Fakilo aparece haciendo uso del quinto
de libre disposición de la ley visigoda y el obispo Gladila invoca el carác-
ter hereditario de los bienes de que dispone, según las fórmulas que
luego se perpetuarán en toda la diplomática altomedieval. Sin negar la
existencia de comunidades de propietarios, éstas tampoco debieron
suponer un obstáculo a una propiedad privada que, al decir de Martínez
Díez en la diplomática astur se manifiesta como total, plena, exclusiva,
segura y perpetua71.Aunque el valor de la letra como elemento de prue-
ba en litigios sobre propiedad aún estaba por afirmarse, el concepto de
propiedad individual aparece ya con claridad en los primeros documen-
tos del reino de Asturias.
Una razón añadida para defender la jerarquización social de la que
venimos hablando deriva de las noticias sobre la explotación de esa gran
propiedad dispersa de cuño aristocrático; sin discutir ahora hasta qué
punto es identificable smus con esclavo o si el esclavismo pierde peso
ante la tributación, lo cierto es que con los primeros testimonios escri-
tos aparecen ya las referencias a dependencias personales: según el pacto
monástico de 781 en el que un grupo de personas se somete al abad,
Máximo habría ocupado la colina de Oviedo con sus Mauregato
figura en la Rotense como de serva natus7'; Alfonso 11 dispone en 812 de
un amplio número de siervos que dice haber comprado con anteriori-
dad74;Gladila hace lo propio medio siglo después al disponer de los bie-

'O Repasan esta lista aceptando su ingenuidad FERNANDEZ CONDE y PEDREGAL MONTES("Evo-
lución histórica de Santo Adriano", p. 156 SS.),y llegan a sugerir que la donación de los reyes abar-
caría el territorio de Santo Adriano en su integridad (ibidem, p. 164).
'' G. MART~NEZ D~Ez:"Las instituciones del reino astur", pp. 115 SS. y 126. Una visión más
matizada en M.A. BERMEJO CASTRILLO: Parentesco, matrimonio, propiedzd y herencia en la Castilla alto-
medieval, Madrid, 1996.
'2 ...istum l m m , quod dicunt Oveto, tu iam dicto Maximus przus ei existi, et aplanasti illum una cum

smos tuos (FLORIANO LLORENTE: San Vicente, no 1).


'' GIL:Crdnicas asturianas, pp. 137-9.
74 GARC~A LARRAGUETA: Catedral de Oviedo, no 2 .
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 83

nes que le transfirieran sus hermanos qzlando se tradiderzlnt in manibzls


meis, e incluye entre sus dependientes a individuos caracterizados como
libertos que siguen vinculados a la tierra y al servicio de su señor7>;los
epígrafes de Valdediós también se refieren a sus man~ipia'~.Martínez
Díez ha llamado la atención sobre lo escasos que resultan en las fuentes
los siervos de origen musulmán7', y esa constatación apoyaría la hipóte-
sis de que la servidumbre reflejada en estos documentos es autóctona,
arraiga en los siglos precedentes y tiene carácter hereditario7'. Desde ese
punto de vista, entendemos que la controvertida rebelión de los siervos
del reinado de Aurelio habría sido un episodio más de esta historia de
dominación y que los servi o libertini deben efectivamente ser interpreta-
dos como hombres dependientes".

Vistas las aldeas y las propiedades señoriales, un último apartado cie-


rra la historia del poblamiento rural en estos siglos, y es el protagonis-
mo creciente de las iglesias en el paisaje rural, consecuencia de una pro-
pagación del Cristianismo encauzada y dirigida por las élites en todo el
Occidente europeo. La reconversión de antiguas villas o alguna parte de
las mismas para su uso como iglesias o monasterios es un fenómeno fre-
cuenteR0,y la Cristianización del NW peninsular tiende en los últimos

'< Adicio et... alium valle quem dicz~ntOrdiale ex integro per terminis et locis suis de termino d8 Varcina
ubi est illa pinna usque in monteín Loy et omnes meos liberus quos ego ingennavi et qrtos iwinani mei ingenua-
vwunt et ad ipsos crrltwes sint comendati et pw omnem patrocinium ve1 m r ~ l a t r ~d~semir~nt
m in ipsis locis et in
eir~sfistivitatesde ipsos apostolos ve[ martires permaneant... Y más adelante se refiere a las villas in Tru-
p k . . extra quod dedit libertis suis...(lbiabtz, no 8 ) . Sobre lo extendido de este recurso en el siglo VI1 v.
L. G A R C ~ MORENO:
A "Composición y estructura de la fuerza de trabajo", p. 248.
7 " ~ ~ G 0 SANTOSinscripciones medievales de Ast~drias,no 228.
': MART~NEZ DÍEz: "Las instituciones del reino astur", p. 8 3 SS.;J.I. RUIZDE LA PENA:"Siervos
moros en la Asturias medieval", Asturiensia Medievalia, 3 (1979), 139-161.
l 3 En ese sentido, PASTOR D ~ ADE Z GARAYO: Castilla en el tránsito de la Antigüedad a l Feudalismo,
pp. 280-8; CALLEJA PUERTA: Sr~woVermúdez, pp. 33 1 SS.
'' Se ciñe esto a la interpretación que de esta famosa rebelión hace P. BONNASSIE: "Superviven-
cia y extinción del régimen esclavista en el occidente de la alta Edad Media (siglos IV-XI)", en Del
esclavismo al~%~dalistno en la Europa occidental, Barcelona, 1992, p. 62-63.
"' G. CANTJNO WATAGHIN: "...ut haec aedes Christo Domino in ecclesiam consecretur. 11 riuso chris-
tiano di edifici antichi tra tarda Antichitk e alto Medieovo", Morfologiesociali e cultr~raliin Europafra
84 ACTAS DEL CONGRESO

años a adelantarse en sus primeras manifestaciones al siglo IV8', en con-


sonancia con la expansión de la nueva fe en las áreas rurales de todo el
Imperioa2.A los efectos del poblamiento y la estructura social que lo
sustenta interesa subrayar que los focos de irradiación más activos
debieron de ser las ecclesiae surgidas en el ámbito de las grandes propie-
dades territoriales del Bajo ImperioBi,pero los datos capaces de infor-
mar sobre este fenómeno en el territorio asturiano resultan aún dema-
siado ambiguos y fragmentarios: el complejo de Veranes, cuyo uso fune-
rario atestigua una transformación en sentido religioso, carece sin
embargo de una cronología precisaa4;la misma posibilidad se ha baraja-
do para las iglesias de Mangón (Candam~)~', y Llazana (Las R e g u e r a ~ ) ~ ~ ,
y esa interpretación podría extenderse a otros núcleos en los que una
fundación religiosa termina definiendo un núcleo en el que es recono-
cible la existencia de una antigua villa. Sin embargo, la carencia de
datos arqueológicos y de las consecuentes dataciones impide precisar los
ritmos de este proceso.
Llegados al siglo VI las predicaciones de San Millán en el SE de
Cantabria, las de Santo Toribio en la comarca de los Picos de Europa y

Tarda Antichiti e Alto Medioevo, Spoleto XLV, Spoleto, 1998, pp. 673-749; RIPOLLy ARCE:"Trans-
formación y final de las villae en Occidente", p. 27 SS.
Ante testimonios del valor de la lápida de Argüero, según J. DE FRANCISCO MARTÍN:"Nueva
inscripción paleocristiana de Argüero (Villaviciosa, Asturias), Memorana, 1 (1997), pp. 19-24. Su
propia forma indica, además, que procedía de un edificio y garantiza la habilitación de un espacio
arquitectónico específico para el culto.
R2 Así lo planteaba M. SOTOMAYOR: "Penetración de la Iglesia en los medios rurales de la Espa-
ña tardorromana y visigoda", en Cristianizacione ed mganizzazione ecclesiastica delle campagne neli'alto
medioevo; espansione e resistenze. Spoleto, 1982, pp. 639-683.
83 La mención más antigua procede del 1 Concilio de Toledo, del año 400, y según 1. LORING

GARC~A, algunas, si no todas estas ecclesiae estarían en el marco de grandes propiedades territoria-
les ("La difusión del Cristianismo en los medios mrales de la Península Ibérica a fines del Imperio
Romano", S H H A , IV-VI1 (1986-7), pp. 195-204, p. 203). Ver también L.A. L.GARCÍAMORENO,
"Disidencia religiosa y poder episcopal en la España tardoantigua (siglos V-VII)" en De Constantino
a Carlornagno. Disidentes, heterodoxos, marginados, Cádiz, 1992, pp. 135-58.
" Parece definitivamente abandonada la hipótesis de un baptisterio (FERNANDEZ OCHOAe.a.:
"Proyecto Veranes", p. 262).
" F. D ~ AGARCÍA
Z y L. MART~NEZ FAEDO:"Carta arqueológica de Candamo", Excavaciones arqueo-
lógicas en Astrdrias, 1995-1998, Oviedo, 1999, p. 309.
D f ~Gz A R C ~yAMART~NEZ FAEDO:"Carta arqueológica de Las Regueras", p. 323.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 85

la difusión de la obra de Martín de Braga reafirman el procesos7, y en


1 Asturias no tardaría en divulgarse la fama de San Millán, cuya advoca-
1 ción se asocia a algunas antiguas capillasa8,o la de San Martín de Tours,
j cuyo nombre preside la más antigua fundación religiosa de la que se
tiene constancia en el territorio de nuestro interés, la de San Martín de
Argüelles, consagrada con toda probabilidad en el año 58389.La coinci-
dencia cronológica con las campañas de Leovigildo en el Norte hace
posible suponer la intervención regia y la erige en precedente de lo que
I será la política de fundación eclesiástica de los primeros reyes astures, sus
sucesores en estatus y comportamiento social. Si Pelayo pudo haber sido
9
propietario de la iglesia de Tiñanago,es seguro el papel de Favila en la
L
fundación del extraordinario templo de Santa Cruz de Cangas"; las
Crónicas atribuyen a Alfonso 1 la promoción de numerosas iglesias, y a
este monarca se liga también un posible primer establecimiento de San
Pedro de Villanueva y la primitiva fundación de la iglesia de San
Salvador de 0vied0'~; en fin, está perfectamente documentado el papel

J. GONZALEZ ECHEGARAY, "El monacato de la España nórdica en su confrontación con el paga-


nismo (siglos VI-VII)", en Semana del monacato cántabro-astrlr-leo, Oviedo, 1982, p. 43.
F. DIEGOSANTOS,"De la Asturias sueva y visigoda", Asturiensia Medievalia, 3 (1979), p. 60-
61. Puede encontrarse un reciente inventario de los datos conocidos y de su discusión en MENÉN-
DEZ BUEYES (Reflexiones críticas, p. 213 y SS.)y EJ. FERNANDEZ CONDE(La religiosidad medieval en
España. 1. La alta Edad Media, Oviedo, 2000, p. 135 y SS.).
S9 Para la fecha, G A R C ~ A CASTRO:Arqueología cristiana, p. 80-81; sobre su vinculación a Leo-
DE
vigildo, CALLEJA PUERTA: La formación de la red pawoqutal de la diócesis de Oviedo en la Eáad Media,
Oviedo, 2000, p. 35. Un interesante paralelo podría encontrarse en la iglesia de Mijangos (Burgos),
consagrada por el obispo Asterio poco después de la toma de Amaya en 574 U.A. LECANDA ESTE-
BAN:"El epígrafe consacratorio de Santa María de Mijangos (Burgos). Aportaciones para su estu-
dio", Letras de Detato, vol. 24, no 65 (octubre-diciembre 1994), pp. 173-195; ID.: "Mijangos: la
aportación de la epigrafía y el análisis arqueológico al conocimiento de la transición a la alta Edad
Media en Castilla", Anejos de AespA, XXIII (2000). pp. 181-206).
" M. L u c ~ ALVAREZ:
s La documentación del tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela. Estu-
dio y edición, León, 1997, no 6.
" G A R C ~DEA CASTRO:Arqueología cristiana, pp. 38 1 SS.
9Z GIL: Crónicas astztrianas, pp. 132-3; Nada se encontró en la primera fase de excavaciones de

Villanueva (A. MART~NEZ VILLAy O. REQUEJO PAGÉS:"Primera fase de excavaciones arqueológicas


en el monasterio de San Pedro de Villanueva, Cangas de Onís (1990)", en Excavaciones arqueológicas
en Asttirias, 1991-1994, Oviedo, 1995, p. 298), pero los trabajos de 1995 y 1997 posibilitaron la
localización de estructuras defensivas y de habitación datables entre los siglos VI11 y X que confir-
marían su fundación altomedieval (O. REQUEJOPAGÉS:El reinado de los sentidos. Monasterio de San
86 ACTAS DEL CONGRESO

de Silo en Santianes de Pravia, las fundaciones ovetenses de Alfonso 11,


las del Naranco en tiempos de Ramiro o las fundaciones de Alfonso 111
en Valdediós, Tuñón, etc. Lo que nos interesa subrayar en estas promo-
ciones es la imposibilidad de interpretarlas como programa de evangeli-
zación del naciente reino a~turiano'~:su distribución geográfica habla,
más que de las fases expansivas del territorio astur, de los dominios fun-
diarios de sus titulares, dada su concentración en aquellas áreas (Cangas,
Oviedo, Pravia, Villaviciosa, pero no Gijón) donde hemos observado
que poseían grandes haciendas rurales. C. García de Castro ha tratado
de aminorar el carácter áulico del ciclo arquitectónico prerrománico
poniendo de relieve la participación de otros actores en el manteni-
miento de una tradición artística heredada de la Antigüedad94;desde
nuestro punto de vista, la política de fundaciones en sus predios parti-
culares situaría a los primeros monarcas astures en la órbita de las aris-
tocracia~ de la Antigüedad Tardía que establecían templos en sus
haciendas rurales; templos, ahora, destinados a la exaltación regia de la
dinastía naciente.
Por último, las prácticas funerarias, profundamente modificadas en el
marco de la nueva religión", están llamadas a constituir un elemento de
juicio de la mayor importancia en el conocimiento de las estrategias de
ocupación espacial de la época de transición. Sobre el territorio orensano
Quiroga y Lovelle han extraído de la pauta de distribución de las sepultu-

Pedro de Villantleva, Parador de Cangas de Onh, Madrid, 1998, pp. 88-90). Las Fundaciones ovetenses
quedan claras en DIEGOSANTOS:Inscripciones medievales, no 6.
93 CALLEJA PUERTA:La red pawoquial, p. 39 y SS.V. recientemente el compieto panorama que
ofrecen G. RIPOLLe 1. VELAZQUEZ: "Origen y desarrollo de las pawocbiae en la Hirpania de la Anti-
güedad ardía", en P. PERGOLA (ed.): Alle origini della parroccbia rurale (IV-VI11 sec.). Atti della gior-
nata tmutica dei Seminari di Arcbeologia Cristiana (EFR-19 marzo 1998), Citta del Vaticano, 1999,
pp. 101-65.
" Arqrreología cristiana, passim.
95 Entre los primeros testimonios escritos que muestran una preocupación de los cristianos por

los enterramientos están las respuestas de Cipriano de Cartago a la comunidad de León-Astorga con
su negativa, a mediados del 111, a que'se confundieran con paganos. Sin embargo recientemente se
han puesto en duda los tradicionales presupuestos sobre el enterramiento separado de los cristianos
(E. REBILLARD: "Église et sépulture dans I'Antiquité Tardive (Occident latin, 3 . 4 si~cles)",Anna-
les HSS, 5415 (1999),pp. 1027-1046, pp. 1029-1038).
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 87

ras excavadas en la roca interesantes consecuencias para el ámbito del


poblamient09~.Sin embargo los usos funerarios altomedievales en Asturias
siguen siendo una gran incógnita; la primera necrópolis tardorromana se
ha reconocido hace muy poco tiempo, y para los primeros siglos medieva-
les, que podría representar la de Santa Cruz de Cangas9', la datación sigue
siendo el problema fundamental que impide cualquier otro planteamien-
to; acaso sea sintomática de las transformaciones la reutilización de sarcó-
fagos antiguos, comprobada tanto en Asturias como en Cantabria98,pero
de momento no parece posible llegar a ninguna idea definitiva.
Concluyendo, el estudio del poblamiento rural revela que la jerarqui-
zación social de la Antigüedad Tardía no sucumbió a las invasiones y las
crisis, sino que se mantuvo en los siglos VI-VI11 al tiempo que experi-
mentaba profundas transformaciones que explican sus rasgos en el siglo
inicial del reino astur. Así, buena parte de las villas de los siglos IV y V
parece haber terminado por despoblarse en los siglos VI y VI1 y llegados
al siglo VI11 comienzan a detectarse nuevos asentamientos, a menudo
sobre lugares antes despoblados, que reflejan un mundo distinto pero99que
no cortan radicalmente con el pasado: las muestras de jerarquización social

J. LÓPEZQUIROGA y M. RODR~GUEZ LOVELLE: "LOSenterrarnientos en piedra en Galicia"; v.


1 también R. BOHIGAS ROLDAN:"La Arqueología de la alta Edad Media en Cantabria", en J.M. IGLE-
SIAS y J.A. MüÑrz (eds.): Regio Cantabrmm, Santander, 1999, pp. 361-371, pp. 362-3.
l
9' A. MART~NEZ VILLA:"La necrópolis medieval de la ermita de Santa C m (Cangas de Onís,
Asturias)", l V C A M E , 11, Oviedo, 1992, pp. 155-60 M.A. DE BLASCORTINA: "El arte megaiitico
en el territorio cantábrico: un fenómeno entre la nitidez y la ambigüedad", 111 Coloquio Intmacio-
nal de arte megalítico, Brigantium, 10 (1997), pp. 69-89, pp. 78-87.
m Así el de Itacio o el de Alfonso 111. En el basamento de la muralla medieval del Picu Alba,
aún sin datación precisa, se empleó como material constructivo un sarcófago (GUTI~RREZ GONZA-
1
1
LEZ:"Excavaciones arqueológicas en el Picu Alba", p. 192); quizi sea reutilizado el de Cimadevilla
(FERNANDEZ O C H O A .G~A R C ~D~Az:
A "Excavaciones arqueológicas en Cimadevilla (Gijón)", en
Excavaciones arqueoldgicas en Asturias, 1991-1 994, Oviedo, 1995, pp. 277-285, p. 284); se han halla-
do otros en Cabranes (F. D f ~ GARC~A:
z "Carta arqueológica de Cabranes", en Excavariones arqueolb-
giras en Asturias, 1991-1994, Oviedo, 1995, pp. 229-231) y Colloto (A. MENBNDEZ GRANDA:
"Intervención arqueológica en el puente de Colloto, Granda, Siero", Excavaciones arqueoldgicas en
Asturias 1995-98, Oviedo, 1999, p. 253). Sobre Cantabria v. BOHIGAS: "La Arqueología de la Alta
Edad Media en Cantabria", p. 364.
Adicio et... alium valle quem dicunt Ordiale ex integro pw terminis et locis suis de twmino de Varcina
ubi est illa pinna usque in montm Lqy et mnes meos [iberos quos ego ingenuavi et quos i m n i m i ingenua-
verunt et a d ipsos cultores sint c m d a t i et pw mnem patvocinium ve1 maulatrtm desewiunt in ipsis loris et in
88 ACTAS DEL CONGRESO

continúan, y las zonas de concentración de la riqueza en el primer siglo de


la monarquía asturiana son las mismas que habían protagonizado la expan-
sión agraria de la romanidad tardía. Ahora, sin embargo, las bases econó-
micas de la sociedad eran distintas, y hay que entender que las formas de
control del espacio y asentamiento sobre el mismo tambiénio0.

1.2.3. El poblamiento urbano y la artictxlación del territorio. Los marcos de


encuadramiento
Es hoy un hecho cada vez más aceptado que el sistema urbano de la
romanidad sobrevivió a la crisis del siglo 111, y que las ciudades de la
Hispania tardorromana experimentaron una revitalización asociada, eso
sí, a grandes transformaciones en su propia fisonomía y en sus funciones,
motivadas principalmente por la cristianización y la inserción de las
jerarquías eclesiásticas en la estructura del estado con la creación de
sedes epis~opales'~'. Para el territorio asturiano, el programa de excava-

eirtsfestivztates de ipsos apostolos vel martires permaneant... Y más adelante se refiere a las villas in Tru-
pia ... extra quod dedit liúertis sais...(GARC~A LARRAGUETA: Catedral de Oviedo, no 8). Sobre lo extendi-
do de este recurso en el siglo VI1 v. L. G A R C ~MORENO:
A "Composición y estructura de la fuerza de
trabajo", p. 248.
'" No difiere esta imagen de la que propone en otras latitudes J.A. G A R C ~DE A CORTAZAR: la
imagen arriscada de esa Castilla primitiva contrastaba ya, durante el reinado de Alfonso 11, con los asenta-
mientos elegidos pm los eclesiásticos que se mr¿estran activos por la zona. Siempre en el fondo de valle y. nor-
malmente, al lado de algima de las calzadas romanas ("El espacio cántabro-castellano y alavés en la épo-
ca de Alfonso 11 el Casto", CHE, LXXIV (1997), p. 110).
'"' L.A. G A R C ~MORENO:
A "La cristianización de la topografía de las ciudades de la Península
Ibérica durante la Antigüedad tardía", Archir~oespañol de arqiieología, 50-51 (1977-1978), pp. 31 1-
323; J. ARCE:"La ciudad en la España tardorromana: jcontinuidad y discontinuidad?", Cii~dizdy
comi~nidddcívica en Hispania (8s. II y 111 d.c.), Madrid, 1993, pp. 177-184; ID.: "La transformación
de Hispania en época tardorromana"; J.M. GURT,G . RIPOLLy C. GODOY:"Topografía de la Anti-
güedad Tardía hispánica. Reflexiones para una propuesta de trabajo, Antiqi~itéTardive,2 (1994), pp.
161-180; C. FERNANDEZ OCHOA:"La ciudad en la Antigüedad Tardía en la cornisa Cantábrica", en
L. G A R C ~MORENO
A y S. RASCONMARQUÉS (eds.): Acta antiqua cotnpliitensia, 1. Complr~ti~m
y las ciii-
dades hispanas en la Antigüedad Tardía, Alcalá de Henares, 1999, pp. 73-86; J. LOPEZQUIROGA y M.
RODR~GUEZ LOVELLE: "El mundo urbano en la "Gallaecia" (Conventus Lucense-Conventus Braca-
raugustano) entre la Antigüedad tardía-y la Alta Edad Media (siglos IV-X)", IV CAME. Sociedades
en transición. Actas. 11. Comunicaciones, Alicante, 1994, pp. 47-57; ID."Ciudades atlánticas en transi-
ción: la "ciudad" tardo-antigua y alto-medieval en el noroeste de la Península Ibérica (s. V-XI)",
Archeologia Medieuale, XXVI (1999), PP. 257-268.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 89

ciorles arqueológicas desarrollado en Gijón en los últimos años ha saca-


do 2ila luz una imponente masa de datos que han permitido incorporar
el caso regional al modelo urbano característico de todo el NW penin-
sular. En la geopolítica del Imperio esta zona se convierte en prioritaria
por motivos de seguridad, y en el periodo bajoimperial Gijón vive un
momento de auge en el que destaca un voluminoso comercio exterior, su
posible papel como una de las salidas de la annona militaris y su amura-
llamiento a fines del siglo 111 o principios del siguienteLo2.
Una centuria más tarde el registro material desvela importantes
transformaciones: al igual que en Veranes, se detecta en Cimadevilla el
abandono de las termas y la instalación de un taller rnetalúrgi~o'~~,
pero
estos signos aún no pueden hacerse equivalentes a contracción o crisis:
Gijón continuará ejerciendo un importante cometido comercial en las
rutas marítimas atlánticasLo4,y el registro cerámico aún atestigua el
mantenimiento en el siglo VI de la travesía hasta Burdeos, su prolonga-
ción atlántica hasta Irlanda o Gran Bretaña y también su enlace con las
rutas mediterráneas y africana^"'^, de modo que C. Fernández Ochoa no
duda en afirmar que el aage de la ciaddd tardoantigua, paerto abierto al

'" Sobre el Gijón antiguo y algunos de sus aspectos reconocidos en los úlcimos años v. C. FER-
NANDEZ OCHOA:Una industria de salazones de @oca romana en la Plaza del MarquJs, Gijón, 1994;
EAD. (ed.): Losfrnisterres atlánticos en la Antigüedad: épocaprewomana y romana, Madrid, 1996; EAD.:
La mt~rallaronuna de Gijón (Asturias), Madrid, 1997; EAD. y MORILLO CERDAN:La t i m a de los
a.rt~~res.
'O' C. FERNANDEZ OCHOAe.a.: "Gijón en el período tardoantiguo: las cerámicas importadas de
las excavaciones de Cimadevilla", Archivo Español dt Arqrteología, 65 (1992), pp. 105-149; C. FER-
NANDEZ. OCHOAy P. GARC~A D~Az:"Excavaciones arqueológicas en Cimadevilla". Para los cestimo-
nios de Veranes, L. OLMOENCISOy A.VIGILESCALERA: "Veranes", p. 230 y ss. L. G A R C ~MORENO
A
valora el mantenimiento, mutación o abandono de las instalaciones termales como un índice precio-
sísirno a la hora de juzgar las continuidades o rupturas de la ciudad (Historia de España uisigoda.
Madrid, 1989, p. 261).
'"-' C. FERNANDEZ OCHOAy A. MORILLOCERDAN:De Brigantium a Oiasso. Una aproximación al
estudio de los enclaves narítimos cantáhricos en @oca rornana, Madrid, 1994; J.L. NAVEIRO L ~ P E ZEl:
comercio untipo en el NWpeninsular, A Coruña, 1991; J.M. IGLESIAS GIL:Las comt~nicacionesen la Can-
tabria romana, Santander, 1992; ID.: Intercambio de bienes en el Cantábrico miental en el alto Imperio
Romano, Sanrander, 1994.
'O7 FERNANDEZ OCHOAe.a.: "Gijón en el período tardoantiguo", pp. 105-149.
90 ACTAS DEL CONGRESO

comercio meditewúneo y atlúntico, convierten a Gijón en centro tardorromano


principal del CantLbrico astzlr'06.
Con todo, Gijón, como el resto de las civitates romanas, es incom-
prensible sin referencia a un szlburbizlm o territorio rural circundante que
actúa como área de influencia económica y dependencia jurídica. El
denso cinturón de villae -Jove, Veriña, Natahoyo, Serín, Deva- que la
rodean solo se explica por la centralidad económica del puerto de
Gijón'07. Su proyección jurídica sobre las mismas carece de refrendo
documental; ningún testimonio escrito de la Antigüedad Tardía la
incluye en el ámbito de la Gallaecia como capital admini~trativa'~', pero
de nuevo Fernández Ochoa no duda en calificarla como "ciudad de facto,
capital de una civitas de ámbito c o m a r ~ a l " 'su
~ ~papel
; centralizador den-
tro del sistema de poblamiento y su vinculación directa, a través de la
vía de la Mesa, con la capital del conventus, Astorga, la inserta plena-
mente en el sistema político romano, y permite su consideración como
capital comarcal de fuerte sentido económi~o"~. Por otra parte todavía
en época altomedieval será reconocida como civitas, perviviendo el
recuerdo de su territorizlm"'.
En el ámbito de la administración territorial el sistema diseñado por
Roma permitía la existencia de otros núcleos de menor desarrollo que
desempeñaron, no obstante, un importante papel centralizador y de
control de una población que, en todo el Noroeste, se hallaba muy dis-
persa por el territorio. Estudios recientes han puesto de manifiesto

IN "La ciudad en la Antigüedad Tardía", p. 78.


'O7 MENÉNDEZ BUEYES ha advertido cómo Gijón presenta, con Pontevedra, la mayor concentra-
ción de viflaedel norte peninsular (Reflexiones críticas, p. 192).
Ion La ignora R. REVUELTA CARBAJO: "La organización del territorio en la Antigüedad Tardía.
Las ciudades del Noroeste", en A. RODR~GUEZ COLMENERO (coord.): Los orígenes de fa ciudad en el Nor-
oeste hispano, 11, Lugo, 1999, pp. 1305-1318, p. 1309.
"La ciudad romana de Gijón: Orígenes y dinámica histórica", ibidem, p. 1116.
"O J. U R ~ Rru,
A "Las campañas de Hixem 1 contra Asturias (794-795) y su probable geografía"
en Estudios de Historia de Asturias. Gijón; 1989, pp. 87-1 30.
"' En el territorio de Gijón se siguen localizando parte de los bienes donados por Ordoño 1 y
Verrnudo 11a la catedral de Oviedo (cfr. S.A. G A R C ~LARRAGUETA,
A Cofeccibnde documentos de fa Cate-
dral de Oviedo, nos. 6 y 34).
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 91

cómo estatuto jurídico y desarrollo urbanístico no siempre fueron coin-


cidente~"~,y así algunos núcleos sin una configuración urbanística muy
desarrollada se alzaron a la categoría de civitates. De este modo, frente a
la contundencia arqueológica del Gijón romano y su paradójica falta de
testimonios escritos, Luczls Astzlrzlm representa la situación contraria: un
urbanismo prácticamente inexistente según lo conocemos en la actuali-
dadH3,y sin embargo un perdurable recuerdo en las fuentes escritas
altomedievales como civitas dotada de su correspondiente territo~izlm'~~.
Las sucesivas excavaciones realizadas hasta el momento no han podido
definir exactamente ni los límites ni las características de su perfil
urbano, pero son evidentes sus funciones como nudo viario y centro
comercial de alcance local o c ~ m a r c a l " ~dado
, su estratégico emplaza-
miento en la confluencia de las tres arterias de comunicación más
importantes de la Asturias romana: la vía Astorga-Gijón, por el puerto
de La Mesa, la vía León-Gijón, por el puerto de La Carisa y la que atra-

' 1 2 J. MANGAS MANJARRÉS considera equivocada la pretendida ecuación...que se ha introducido en la


historio~rafíade los últimos años consistente en considmar que a toda ciudad privilegiada (colonia o munici-
pio) le corresponde un considerable desarrollo urbanístico ("Pemivencias sociales de astures y cántabros en
los modelos administrativos romanos: tiempos y modos", en "Romanización" y"Reconquista" en la
Península ibérica: nueuas perspectivas. Salamanca, 1998, p. 122). FERNANDEZ OCHOAy MORILLO CER-
DAN opinan que no se puede ligar municipalización, en la acepción romna del término, con el nivel de urba-
nización o desarrollo económico y demográfico de un núcleo urbano (La tierra de los Astures, p. 78-79).
' I i Los restos romanos se dispersan por una amplia extensión de terreno que evidencian la fun-

ción de virus viarii, confirmada por la situación de nudo de comunicaciones, y centro de la civitas
asttrrum (FERNANDEZ OCHOAy MORILLO CERDÁN,La t i m a de los astures, p. 81).
" 9 0 5 : ecclesiaitz Sancte Marie de Lt/gu cum suos muros antiguos integros cum suis adiacenciis... (SANZ
FUENTES, Libw Testamentm~.tm,no 15, pp. 493-502); 92 1: civitatem Lugo d~strrrctamcum ecclesia Sanne
Marie et cum deganeis suis ab integro... In territorio eitr~demcivitatis monasterium Sancti Cucufatis... (ibi-
dem, no 17, pp. 505-5 11); 1000: in villa Luco, de pmta civitatis ~~sque in termino Berani et de termino de
Muro usque in termino Berani... (FLORIANO LLORENTE, San Vicente, no 26); 1067: ...villa nostra propia,
territorioasturiense qtmn vocitant Villare, iuxta antiquissima civitas Luco (ibidem, no 63); 1088: in loco pre-
dicto LILCO, civitas in diebus sempiternis... (ibidem, no 104). V. también R.M. CIDL ~ P E Z C., FERNANDEZ
OCHOA,P. GARCIA DIAZy A. PEDREGAL RODR~GUEZ: Asentamiento romano y necrdpolis medievalen Lago
de Llanera (Principado dg Asturias), Llanera, 1991; C. FERNANDEZ OCHOAy P. G A R C ~D~Az:A "Exca-
vaciones en Santa María de Lugo de Llanera (Asturias)", Excavaciones arqueoldgicas en Asturias 1995-
98, Oviedo, 1999, pp. 163-174; C. FERNANDEZ OCHOA,P. G A R C ~DA~ AyZM. ZARZALEJOS PRIETO:
Excavaciones arqueológicasen Santa María de Lugo de Llanera (Asturias): memoria de las campañas de 1991
a 1995, Oviedo, 2001.
"' FERNÁNDEZ ~ H O yA M O R ~ LCERDAN,
O La tierra de los astures, p. 85.
92 ACTAS DEL CONGRESO

vesaba longitudinalmente Asturias en dirección a los cotos mineros del


occidente astur y terminaba en Lucus Augusti. Lucus Asturum -al igual
que FlavionavialL" 0 Pésicos en el occidente de Ast~rias'~'-se acomoda
bien, dentro de la organización urbana y territorial del Imperio, a la
categoría de los núcleos intermedios que para Galicia han sido defini-
dos como aglomeraciones secundarias emplazadas en puntos clave de la
red viaria, pero a un tiempo suficientemente alejados del peligro del
mar, y con una función principalmente de cabeceras administrativa y

En definitiva, el poblamiento tardoantiguo del espacio centro-oriental


de Asturias muestra evidentes signos de jerarquización según una pauta
de cuño romano: un territorio centrado en cabeceras económico-adminis-
trativas como Gijón o Lucus, y firmemente vertebrado por una densa red
de vías de comunicación. Desde principios del siglo V, sin embargo, las
destrucciones, las crisis políticas y una decadencia acelerada de los inter-
cambios comerciales darían al traste con esta red de poblarniento permi-
tiendo el desarrollo paralelo de un hábitat disperso y marginal, sujeto a
nuevas circunstancias económicas y políticas y articulado también según
un esquema distinto, gobernado por las aristocracias locales.
Aquellas vías de comunicación, creadas para el control del territorio
y el intercambio económico, servirían en los siglos de transición para
traer al territorio astur la destrucción y la guerra. Es muy poco lo que se
sabe sobre los efectos inmediatos de las invasiones germanas en el norte
peninsular, pero distintos testimonios permiten entrever las complica-
ciones de la época'". Así, son confusos los testimonios literarios relativos
al paso de los germanos por territorio astur; es posible que Hidacio siga

"6 N. SANTOS YANGUAS: "Flavionavia, una civitas romana en territorio de los astures transmon-
canos", Espacio, tiempo y forma, 10 (1997), pp. 415-436.
"'En la diplomática alcomedieval aún pervive el antiguo nombre de Pésicos en algunas refe-
rencias muy concretas, la primera en 896, las siguientes hasta el siglo XI; las recoge EJ. LOMASSAL-
MONTE:"En torno a Noega y los pésicos", Habis, 5 (1974), pp. 131-9.
'IYQUIROGA y LOVELLE "Ciudades atlánticas en transición", p. 259. Para MANGAS MANJARRÉS
las civitates astures -Lucus, Flavionavia y Pésicos- desempeñaron en la articulación económica y
política del espacio de la Asturias Trasmoncana un papel similar al de Lancia, Legio y Asturica
Augusta en la Cismontana ("Pervivencias sociales de astures y cántabros", p. 122).
"V. DIEGOSANTOS:"De la Asturias sueva y visigoda", Astririmsia Medievalia, 3, p p 17- 59.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 93

empleando categorías territoriales antiguas y se refiera a la actual


Asturias cuando describe las correrías suevas por Ius regiones interiores de
Galicia, y los asaltos hérulos a las costas lucenses y cántabras también
pudieron alcanzar Asturias12". Más firmes resultan otros testimonios,
como los niveles de cenizas hallados en la villa de Memorana, precisa-
mente junto a la vía N-SI2', O bien la ocultación de tesorillos, testimonio
de inseguridad y muy ilustrativo en el caso de Chapipi (Coalla, Grado),
que se sitúa en las proximidades de la vía de la Mesa y que Barra1 ha
subrayado como testimonio privilegiado de las invasiones bárbaras de la
primera década del siglo
a En los siglos siguientes las antiguas rutas marítimas o terrestres que
articulaban el N W peninsular con el resto de Europa seguirán en uso,
d
pero con una función ya muy alejada del pacifico tránsito comercial del
.S

-
,' Bajo Imperio. Ahora los productos de consumo son progresivamente
sustituidos por misiones políticas y religiosas, y así constan los viajes de
l
a Orosio por el M e d i t e r r á n e ~ ' ~la~asistencia
, del obispo de Lugo al conci-
n lio de Orange (441)L24, algunas peregrinaciones a Tierra Santa o las lega-
ciones enviadas por los reyes suevos a la corte de R á ~ e n a l La ~ ~ iglesia
.

1 "" Recoge estas referencias NOVOGUISAN:Los pt/eblos vasco-cantábricos,pp. 59-60. Sobre la per-
vivencia de las categorías administrativas, P.C D l ~ zMART~NEZ: "La modalidad del asentamiento
suevo y sus consecuencias", Studia Zaínmensia, VI1 (1986),pp. 353-365, p. 361.
1 2 ' JORGEARAGONESES: "El mosaico romano de Vega del Ciego", p. 17.
12' Llega a situar la ocultación de estas monedas en la segunda mitad del 407 o a principios del
año siguiente, relacionándola con otras ocultaciones similares inducidas por las invasiones bárbaras
X. BARRAL 1 ALTET:La circ~llationdes monnaies subes et visigotbiques. Contribution 2 I'bistoire économi-
qze d71 royaume visigot, München, 1976, p. 4 4 ; F. GIL SENDINO sugiere que esté relacionado con las
tropas suevas ("Tesorillo tardorromano de Chapipi", Astures, p. 298), mientras que ESCORTELL PON-
SODA fecha su ocultación en el primer tercio del siglo V ("El tesorillo romano-bizantino de Chapi-
pi", Arrhiuum, XXIII (1973), pp. 43-54). Invita a la prudencia sobre el valor de los cesorillos para
trazar las rutas de los germanos en Hispania A. TRANOY(La Galice romaine. Recbwcbes sur le nwd-
ouest de la Peninsule ibériqrde dzns I'AntiquitL París, 198 1; cit. NOVOGÜrs.4~:Los p~teblosvasco-cantá-
bricos, p. 61-62).
V. GAUGE:"Les rouces d'Orose ec les reliques d'EtienneV, Antiquité Tardive, 6 (1998), pp.
I 265-286.
I z 4 R.W. MATHISEN: "Agrestius of Lugo, Eparchius Avitus, and a Curious Fifch-Cencury State-
I menc of Faich", Journal of Early Christian Studies, 211 (1994), pp. 71-102.
12' C. TORRES: "Las peregrinaciones de Galicia a Tierra Santa en el siglo V", C~~ademos de Estu-
1 diosGallegos,14(1941).
94 ACTAS DEL CONGRESO

sueva de Bretoña atestigua contactos con la iglesia céltica en los siglos


VI y VI1126,y también son bien conocidos los contactos del reino suevo
con los m e r o ~ i n g i o s l ~que
~ , Leovigildo procedería a interrumpir como
elemento de su política contra el NW peninsular. En fin, el siglo VI1 es
el del cierre de la ruta comercial atlántica128,y una de sus consecuencias
inmediatas es la falta de noticias y el previsible abandono de muchas
ciudades de este ámbito, como Braga, Chaves, Iria o T Ú Y ' ~ ~ .
Gijón debió incluirse en ese grupo de núcleos abandonados, y con ella
todo el sistema urbano y administrativo de la Baja Romanidad en
Asturias: su registro cerámico se interrumpe, y por el momento no se ha
demostrado que la perdida función comercial o administrativa haya sido
reemplazada por un nuevo cometido político o eclesiástico; la destruc-
ción de Memorana va en la misma línea, y la presunta fundación de un
obispado en Lucus carece de elementos de juicio que permitan su acep-
tación13". Sobre Gijón, es bien conocido el testimonio cronístico que ase-
gura la instalación del gobernador musulmán, Munuza, en la antigua
ciudad13', y de ahí es común suponer la pervivencia del antiguo núcleo
hasta principios del siglo VIII. Sin embargo ya Diego Santos observó la
inexistencia de vestigio arqueológico o documental alguno del siglo
anterior en la realidad constatada por las campañas arqueoló-

"".N. HILLGARTH: "The East, Visigothic Spain and the Irish", Studia Patristicu, lb! Texte ~ ~ n d
Untersuchungez 79, Berlín, 1961, pp. 442-456 y p. 454; ID.: "Visigothic Spain and Early Chriscian
Ireland", Proceedings of the Roya1 Ir& Academy, vol. 62, section C, no 6 (1962), pp. 167-194; ID.:
"Ireland and Spain in [he sevench century", Peritia, 111 (1984), pp. 1-16.
12' Recoge abundantes datos MENÉNDEZ BUEYES: RefZéxiones wíticas! p. 223 y SS.
M. ROUCHE:LIAquitaine des Wisigotbs aux Arabes (418-781). Naissance 8une region, Paris,
1979, p. 260; ID.: "L'héritage de la voierie antique dans la Gaule du Haut Moyen Age (V-XI' si*-
cle)", Ffaran; 11, pp. 13-32; J. ORLANDIS: "Comunicaciones y comercio entre la España visigótica y
la Francia merovingia", Hispunia y Zaragoza en la Antigüedad Tardía. Estudios varios, Zaragoza, 1984,
pp. 171-180.
lz9 QUIROGA y LOVELLE "El mundo urbano en la Gallaecia", pp. 51-52.
I3V, DAVID:Etudes hirtorique.r sur la Galice et le Portugal du VIeau Xlle siirle. Lisboa-París, 1947,
p. 19 SS.;FERNANDEZ CONDE:El Libro de los Testamentos, pp. 103-106.
"' GIL:Crónicas asturianas, pp. 122; 130-1 y 173.
l i 2 F. DIEGOSANTOS: Asturias romana y visigoda, Salinas, 1977, mapa de p. 239. A lo sumo podría
pensarse en la moneda de Égica (687-702) descrita en la colección Soto Cortés, pero sólo la liga a
Gijón el haber pertenecido a finales del siglo XiX a un joyero de la localidad (ID.: "De la Ascurias
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 95

gicas de la última década. De ahí entendemos que debe valorarse la posi-


bilidad de que Gijón haya perdido toda su importancia en el siglo VII,
dada la crisis del comercio marítimo y el colapso de las estructuras admi-
nistrativas del Bajo Imperio; es comprensible que los musulmanes hayan
decidido la instalación de su gobernador en la antigua urbe gijonesa,
pero este hecho también puede interpretarse como reocupación de un
poblado que ya había perdido su antigua centralidad.
Sea como sea, lo cierto es que tras la defección de Munuza las noticias
sobre Gijón desaparecen, y los nuevos señores del territorio ignoran la
antigua ciudad a favor de una organización del territorio completamen-
te nueva. La experiencia urbana de Gijón desaparece sin duda en el siglo
VIII, tal vez ya en la centuria anterior, y cuando busquemos una nueva
ciudad en el naciente reino astur la imagen será muy distinta; décadas
más tarde encontraremos las primeras noticias relativas a la génesis de
Oviedo, convertida en regia sedes en tiempos de Alfonso 11, pero su facies
urbana va a expresarse de un modo muy distinto al de la ciudad maríti-

El traslado de una ciudad a otra ha sido objeto de diversas interpre-


taciones, y así puede pensarse verosímilmente en la sustitución de una
ciudad abierta al mar y expuesta a sus peligros por otra protegida entre
dos ríos y elevada sobre la llanuraL3*,
o bien en una eventual sustitución
de sus élites por otra facción aristocrática que habría aniquilado a los

sueva y visigoda", p. 48-49), V. también MENÉNDEZ BUEYES:R-fexiones críticas, p. 244; BESGA


MARROQU~N llama la atención sobre la falta de noticias referentes al posible mantenimiento del
complejo administrativo-tributario de los visigodos por parte de los musulmanes (Orí'es bispano-
godos, p. 175 SS.).
'*' Sobre la ruptura de las relaciones ciudad-campo en esta época, v. P.C. D f ~ MART~NEZ:
z "City
and territory in Hispania in Late Antiquity", en G.P. BROGIOLO, N. GAUTHIER y N. CHRISTIE (eds.):
Touins and their tewitmies between Late Antiquity and tbe Early Middle Ages, Leiden-Boston-Koln,
2000, pp. 3-35.
'" Cfr. J. U R ~ Rfu:
A a'Cuestiones histórico-arqueológicas relativas a la ciudad de Oviedo de los
siglos VI11 al IX", Symposium sobre cultura asturiana de la Alta Eaúd Media, Oviedo, 1967, pp. 261-
328, p. 282; C. SANCHEZALBORNOZ: "Invasiones normandas a la España cristiana durante el siglo
IX". en 1 normandi e la loro espansione in Europa nell' alto Medioevo, Spoleto, 1969, pp. 366-408; J .
FERREIRO ALEMPARTE: Arribadas de cruzados y normandos a las costas de la Península Ibérica, Madrid,
1999.
96 ACTAS DEL CONGRESO

poderosos del territorio gijonés, presuntos colaboracionistas con el poder


musulmán'35. Sin negar esos supuestos, a efectos del poblamiento en
núcleos urbanos nos interesa poner de relieve las distintas f~~nciones que
pueden caracterizar como ciudades al Gijón tardoantiguo y el Oviedo
altomedieval, más allá de ver entre ellas una simple sucesión como cabe-
cera territorial. Si la ciudad marítima se caracterizaba por su función
económica y sus intercambios comerciales en el ámbito del Imperio, la
capital ovetense va a ver sustituido aquel perfil económico y público por
otro netamente político, no carente de aspectos privados en la caracteri-
zación de ese poder.
Oviedo nace como ciudad ligada a los afanes legitimistas de Alfonso
11; en la línea de Cangas o Pravia, el primer capítulo de su historia se
dibuja como mero asiento cortesano, casi un organismo doméstico cuya
funcionalidad se limita a ser un centro de decisión y acumulación de ren-
tas. La presura de los monjes de San Vicente en esa colina neminepossiden-
te tenía lugar en realidad en un territorio históricamente muy poblado,
con una importante huella castreña y una romanización atestiguada por
varias ~iZLae'~~;
en ese contexto, la instalación de Fruela y las primeras fun-
daciones eclesiásticas no la alejan del comportamiento de las élites tardo-
antiguas en sus predios rurales ni de los inmediatos precedentes de
Cangas y Pravia. En 8 12 Alfonso 11 se refiere a Oviedo como Loc~rn'~' y en
896 aún es calificada por Alfonso 111 de villa en el sentido de gran explo-
tación ; es el fortalecimiento político-ideológico de la monarquía

13' MENÉNDEZ BUEYES, Reflexiones críticas, p. 244 y SS;CALDENTEY RODR~GUEZ e.a.: "Relaciones
entre la nobleza territorial del reino de Asturias", p. 175.
"WOVO G ü r s A ~ Los
: pueblos vasco-cantúbricos, p. 106.
"'1. TORRENTE expresa sus dudas sobre la constitución de Oviedo en ciudad y capital en la épo-
ca de Alfonso 11, en cuyos tiempos la colina de Ouetrtm sólo estaría ocupada por los monjes de San
Vicente ("Aspeutos sociales y delles consideraciones so la sede del "Regnum" d'Asturies n'Uvieun,
pp. 88-90).
''%observación es de C. ESTEPA("La vida urbana en el norte de la Península en los siglos VI11
y IX. El significado de los términos "civitates" y "castra"", Hispania, 139 (1978), p. 273); el doc.
dice textualmenre: Concedimus... omnes ecrlesias que sunt in ipsa villa de Oueto et que in posterum a quo-
cunquefacte fuerint et nominatim illam capellam nostram Sancti Tirsi. Damus etiam atqtte mncedirt~z~s hic in
Ouetum illud nostrum castellum... crrm nostris palaciis infra positis, .. ( G A R C ~LARRAGUETA,
A Catedral de
Oviedo, no 16).
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 97

lo que llevará a ver en la época del Rey Casto el intento de emulación de


la urbe toledana que recogen las crónicas139,y es su dotación con un
importante equipamiento religioso consolidado con la fundación de una
diócesis lo que garantizará su perduración como civitas durante la alta
Edad Media, asimilando su desarrollo al de otras ciudades de cuño anti-
guo140. Por el contrario, su caracterización como espacio económico o la
creación en su entorno de un territorium jurídicamente subordinado no
han dejado huellas perceptibles en la documentación; la creación de
Oviedo, más que de una recuperación urbana, habla de la redefinición del
marco de la ciudad como elemento ideológico y de prestigio, y de las
necesidades de representación de una monarquía que necesita una capital
en la que definirse, pero que en realidad ha pasado a controlar el territo-
rio con esquemas distintos a los del pasado romano-visigodo14'.

La articulación del espacio centro-oriental de Asturias: del Imperio romano al


Reino de Asturias
Por encima del ámbito del poblamiento, ya sea rural o urbano, el aná-
lisis de las entidades territoriales de referencia concluye este repaso a la
organización social del espacio centro-oriental de Asturias en la etapa de
transición a la Edad Media, y la contracción es el signo que preside un
proceso pleno de transformaciones: de territorio periférico en un impe-
rio mediterráneo a lugar central de una formación política incipiente en
los márgenes de la Cristiandad.
El panorama de la Baja Romanidad ya es conocido: una serie de terri-
torios y cabeceras administrativas conectadas entre sí y con las unidades
homólogas de ultrapuertos (Asturica, Clunia, Lucus Augasti) gracias al

1 ' 1 9 V. principalmente I.G. BANGOTORVISO: "Los reyes y el arte durante la Alta Edad Media:
1
;
Leovigildo y Alfonso 11 y el arte oficial", Ephialte. Lecturas de Historia del Arte, IV (1992), pp.
19-32.
14" M. CALLEJA PUERTA:"La etapa hndacional del Obispado de Oviedo", Maravillas de la Espa-
ña medieual. Tesoro sagrado y monarquía, Madrid, 200 1, pp. 2 15-7.
14' Cfr. J. BARBIER: "Le systeme palatial franc", p. 297 y SS. No son raras en la documentación las
referencias a los reyes astures como reyes de Oviedo, así Ordoño 1 en 854 y Alfonso 111 en 899, cfr.: A.C.
FLORIANO, Diplm'tica española &periodo astur (718-970). Oviedo, 1949-195 1 docs. no 59,60 y 158.
98 ACTAS DEL CONGRESO

excelente sistema de calzadas que Roma había ido habilitando desde el


siglo 1. Pese a las múltiples dificultades orográficas la nómina de vías de
comunicación terrestre documentadas bajo la dominación romana es
amplia: en Cangas de Onís confluían sendas vías procedentes de los
puertos de Aiiva, Pontón y Tarnal*'; el centro de la región quedaba unido
al S de la Cordillera por las calzadas que atravesaban San Isidro, La Carisa
y paja re^'^^, así como la fundamental vía de la Mesa144;y otro vial atra-
vesaba el territorio de E a O por el corredor natural Oviedo-Panes, ruta
que adquirirá mayor importancia con la inclusión de Cantabria en la
provincia de Galicia en el siglo IV145.En los últimos siglos de la
Romanidad buena parte de esta red viaria fue reacondicionada, y esto
revela su papel vinculador en la articulación del espacio astur con los
territorios limítrofes y el interés del Estado romano en el mismo'46.
En ese tiempo la articulación del territorio se expresa como la agru-
pación de las civitates y los núcleos urbanos secundarios, que ya hemos
visto actuar como célula básica del encuadramiento administrativo y fis-
cal del territorio, en unidades políticas más amplias, los conventzls, defi-
nidos como distritos con una finalidad de control judicial, fiscal y mili-
tar y que, en el caso del de los astures, tenía su capital en Astorga; a un
nivel superior el territorio asturiano se adscribía a la provincia de
Gallaecia14'. La cuestión, más compleja, es saber de qué modo pudieron

'42 Cfr. M. RABANALALONSO: "Vías de época romana entre Asturias y León" en Mernwias de Hic-
twia Antigua, VI (1984), pp. 137-54; J.M. SOLANA SAINZ:Los cdntabrosy [a ciuaúd de luliobriga, San-
tander, 1981, pp. 229 SS.
14' N . SANTOS YANGUAS, "Introducción al estudio y significado de las villas romanas en Astu-
rias", BIDEA, 105-106, (1982), p. 4 9 y SS.;N o v o GUISAN,LOS pueblos vasco-cántabricos, p. 3 17; J.M.
GONZALEZ: MisceZánea Histórica Asturiana, Oviedo, 1976, p. 113 y SS.
A "Las campañas de Hixem 1". V. también M. ALVAREZ
IM J. U R ~ Rfu: MARRERO: "Una vía anti-
gua en Asturias", BlDEA, 113 y 115 (1984 y 1985), p. 867 SS. y 509 SS. y, sobre su derivación hacia
Pravia, P. G A R C ~DIAz:
A "La vía de la Mesa en su tramo costero. Nuevas aportaciones. 1. Fuentes y
toponimia", BIDEA, 131 (1989), pp. 609-648.
"' DIEGOSANTOS,Asturias romana y uisigoaú, p. 105; FERNANDEZ OCHOAy MORILLO CERDAN:
La t i w a de los astures, p. 8 9 y SS.;de los mismos, De Brigantium a Oiasso.
FERNANDEZ OCHOA,A. MORILLO CERDAN:De Brigantium a Oiasso, p. 189.
'41 Vid. una síntesis sobre la organización político administrativa de la Asturias romana en DIE-

GO SANTOS:Asturias romana y uisigoda, p. 5 1 y SS. Más reciente y con información relativa a la Astu-
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 99

haber resistido al derrumbe del Imperio estas entidades político-admi-


nistrativas.
Dentro de la penuria de fuentes escritas de esta época se observa una
cierta pervivencia de las categorías territoriales antiguas; Hidacio conti-
núa refiriéndose a los conventzls del NW de modo preciso, tanto en lo que
se refiere a los límites como a las capitales de cada uno, y eso podría
interpretarse como signo de pervivencia asociada a la coherencia geográ-
fica de estas entidades de administración y gobierno'48. Del mismo
modo, la organización en provincias también parece haber sobrevivido al
Estado romano: el reino visigodo la incorporó prácticamente sin cambios
a su organigrama administrativo, y de hecho las referencias tardías al
territorio y los reyes de Asturias manteniendo su adscripción a Galicia
hablan del profundo calado de las categorías territoriales de cuño roma-
no, tanto para los carolingios como para los m u s ~ l r n a n e s l Sin
~ ~ . embar-
go, las sucesivas conquistas y repartos del territorio peninsular debieron
alterar sensiblemente el preciso sentido administrativo de estos términos
hasta reducirlos a mera categoría geográficaIs0, evidenciando el largo
proceso por el cual se produce la paulatina disgregación política y la
definitiva despolitización del territorio.
Esta desestructuración sigue una evolución muy difícil de percibir en
sus ritmos y modos, sobre todo en los mal documentados territorios del
NW peninsular, y en todo caso se caracteriza por la larga duración del

rias cismontana C. FERNANDEZ OCHOA,"Astures y Roma. La configuración del territorio" en Asrtd-


res, p. 99 y SS.
"l'. CARBAJOcree que la Gallaecia de los siglos V y VI sigue manteniendo los con-
REVUELTA
vent~(scomo circunscripciones jurisdiccionales existentes y activas ("La organización del territorio en
la Antigüedad Tardía"); en el mismo sentido, D ~ AMART~NEZ:
Z "La modalidad del asentamiento sue-
vo", p. 361.
"'Recogen numerosas referencias C. SANCHEZALBORNOZ,"Itinerario de la conquista de Espa-
ña por los musulmanes", p. 71; J. U R ~ A Rfu, "Las campañas enviadas por Hixem", p. 110-1 11;
DEFOURNEAUX, "Carlomagno y el Reino Asturiano", E~tadiossohre la monarquía asturiana. Oviedo,
1971, p. 93.
"O G . MART~NEZD ~ E z :"Las instituciones del reino astur", p. 78. El autor de la Crónica Mozá-
rabe todavía habla sin embargo, de provincia en sentido tecnico d e circunscripción administrativa
(L. G A R C ~MORENO:
A "LOSúltimos tiempos del reino visigodo", BRAH, 18913 (1992), pp. 425-459,
p. 436).
100 ACTAS DEL CONGRESO

proceso. Así, tras el paso de hérulos, vándalos asdingos y suevos en la


primera mitad del siglo V1>',parece claro que una porción del actual
territorio asturiano quedó incluido en el reino suevo, pero resulta com-
plicado establecer el límite oriental de su dominio. Sobre el testimonio
de una moneda de oro sueva hallada en San Juan de Nieva, Uría Ríu fijó
en la ría de Avilés su zona de máxima e~pansión"~. Con esto, el testi-
monio del Parroquia1 suevo garantiza su presencia al menos hasta al
Narcea al asegurar la inclusión del antiguo territorio de Pésicos en la
jerarquía eclesiástica y por tanto la administración sueva; pero debe
recordarse también que este texto se redacta muy poco antes de las vic-
toriosas campañas de Leovigildo en el N , y por eso abre la posibilidad de
que su influencia en el actual territorio asturiano haya sido mayor. Por
el momento, la clave del problema está en la insegura identificación de
los roccones incorporados al reino suevo en 572 con los Zzlggones del centro
y oriente de Asturias cuya influencia llegaría al Sella"'.
En fin, en el estado actual de los conocimientos sigue siendo imposi-
ble saber con exactitud qué suerte política corrió el espacio centro-orien-
tal de Asturias durante el periodo suevo, aunque seguramente osciló
entre la situación de independencia que conocieron los cántabros hasta
su conquista por Leovigildo y la amenaza de ser incluidos en el reino
suevo, circunstancias en todo caso muy propicias para el desarrollo inde-
pendiente de unas aristocracias locales fuertes, en disposición de utilizar
en beneficio propio los restos de la administración romana y de tomar las
riendas de un territorio que había perdido sus referentes s~periores"~.

"' Sistematiza los datos conocidos sobre las invasiones bárbaras NOVOGUISAN:Los pireblos oas-
co-cantábricos, p. 58 y SS.
'>'J. U R ~ Rfu:
A "Moneda de oro "sueva" encontrada cerca de San Juan de Nieva", Comisión Pro-
vincial de Monumentos. Boletín, 1 (1956), pp. 184-186.
"'JIMÉNEZ GARNICA los identifica, siguiendo a Murguía y a Diego Santos, con los astures orien-
tales trasmontanos ("La cultura visigoda en Ascurias", p. 263); es de la misma opinión BESGA
MARROQU~N, para quien esta hipótesis apoyaría el hecho de que Ptolomeo identificase a los pésicos
con los astures trasmontanos, y que Jordanes, en un testimonio más problemático, extendiese el rei-
no suevo hasta Cantabria (Orkenes hispano-godos, p. 111 y SS.).
"' García Moreno ha defendido la pervivencia de las aristocracias locales organizadas, incluso,
en curias municipales que en el siglo VI1 aún habrían adquirido mayor poder ante la crisis del Esta-
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 101

Esa independencia fue, en todo caso, breve, ya que sobre los estudios
de Besga Marroquín parece probada la incorporación del espacio centro-
oriental al estado visigodo en tiempos de Leovigildo, al igual que habría
ocurrido con el territorio cántabroLr5. En cuanto al modelo administrati-
vo de esa dominación, García Moreno demostró para la segunda mitad
del siglo VI1 su sujeción a un dux dotado de atribuciones militares, judi-
ciales y fiscalesL56,
y en efecto a finales de esta centuria los testimonios
del cosmógrafo de Rávena o de Valerio del Bierzo se refieren a un duca-
do de Asturias integrado en el reino visigodo, gobernado desde Astorga
y que incluiría verosímilmente el territorio del centro y oriente de la
actual Asturias15'.
No sabemos muy bien a qué atribuir esta creación que sólo se docu-
menta tardíamente, si bien tesorillos como el del Naranco, fechado hacia
653, hacen pensar en una situación conflictiva no documentada de ningún
otro modo y que podría haber estimulado un refuerzo del poder visigodo
en la zonals8.La teoría del limes que utilizó en su momento García Moreno
parece ya definitivamente aband~nada"~, y las últimas interpretaciones
atribuyen la creación de este ducado asturiense, con el de Cantabria, a las

do visigodo (L.A. G A R C ~MORENO:


A "Dos capítulos sobre administración y fiscalidad del Reino de
Toledo", De la Antigiiedad al Medievo, siglos IV-VIII. 111 Congreso de Estudios Medievales, León, 1993,
pp. 293-3 14 y 308 SS).
15' A. BESGA MARROQU~N, Consideracionessobre la situación política de los p~~eblos del Norte de Espa-
ña durante la +oca visigoda del reino de Toledo. Bilbao, 1983; para el occidente astur, N. SANTOS YAN-
GUAS y C. VERAG A R C ~ "LasA : acuñaciones monetarias de Pésicos y la conquista de Asturias por los
visigodos", Hispania Anriq~~a, XXIII (1999), pp. 375-400; para el espacio cántabro, J.J. G A R C ~ A
G O N Z ~ E "Incorporación
Z: de la Cantabria romana al estado visigodo", Ctiadernos burgaleses de His-
twia Medieval, 2 (1995),pp. 167-230, y J.J. G A R C ~GONZALEZA e 1. F E R N ~ D DEE ZMATA:"La Can-
tabria trasmontana en épocas romana y visigoda: perspectivas ecosistémicas", La vida cotidiana en la
Edad Media, pp. 337-52; BARRAL ya había relacionado el tesoro de la Hermida con estos hechos (La
circ~~latinndes nonnaies, pp. 83-5). Con respecto al territorio astur reúne los datos sobre testimonios
de la visigotizacjón MENÉNDEZ BUEYES: Reflexiones críticas, p. 230 y SS.
"",A. GARCÍAMORENO,"Est~idiossobre la organización administrativa del reino visigodo de
Toledo", AHDE, 44 (1974),pp. 5-155, p. 115 y SS.
"'Ibidem, p. 135 y SS.
""ARRAL: Ld circulation des monnaies, p. 124.
O9 G A R C ~MORENO:
A "Estudios sobre la organización administrativa", pp. 137-49. Contra, BES-
GA MARROQU~N: Consideracionessobre la sittcaciónpolítica,passim. Resumen la controversia NOVOGÜI-
SÁN (Lospueblos vasco-cantábricos, pp. 53-57) y MENÉNDEZ BUEYES (Reflexiones críticas, pp. 198-206).
102 ACTAS DEL CONGRESO

necesidades de sometimiento de territorios recientemente conquistados, o


bien a la voluntad de reducir el enorme poder del dzlx de GaliciaLG0.
En el sentido en que venimos hablando, bien podría incidirse tam-
bién en el sometimiento de unas aristocracias locales que durante un
tiempo habían gobernado el territorio a su arbitrio, o sencillamente en
la descomposición interna del reino de los visigodos que, de hecho, ter-
minaría llevándolo a la ruinaL6';ya se ha dicho que las informaciones son
mínimas, pero el tesorillo de Naranco habla de nuevos hechos bélicos en
un territorio conquistado casi un siglo atrás, y el ya comentado abando-
no de Gijón y su entorno en este período podrían comprenderse en el
contexto de la eliminación de sus élites. En el mismo sentido, la hipóte-
sis de Montenegro y del Castillo tendente a incluir el ducado asturiense
en la dinámica de pactos y capitulaciones que sucedieron a la conquista
musulmana es perfectamente coherente con la existencia de unas aristo-
cracia~locales fuertes e independiente^'^^, y adquiere igualmente senti-
do el protagonismo de los astures en los primeros tiempos de la resis-
tencia frente a los musulmanes, antes de haber asumido voluntariamen-
te la herencia de los godos que les haría luchar por el título regio.
En fin, entendemos que tras la aniquilación del reino de los visigodos
los astures del siglo VI11 aún no se reconocen como herederos de Toledo,
como porción de reino o reino en miniatura; no es el ducado de Asturias
el que pervive, sino unos astures que dotan a su movimiento de un per-
fil más grupa1 que administrativo'". Ya vimos cómo carolingios y
musulmanes mantuvieron el recuerdo de los antiguos esquemas territo-
riales, tardando en percibir la emergencia en el Norte de un poder cris-
tiano que, como asturiano, no se reconocía en las antiguas categorías
territoriales romanas'". Sin embargo, en las primeras décadas de su exis-

'&' V . respectivamente MONTENEGRO y DELCASTILLO ("Don Pelayo", p. 16) y JIMÉNEZ GARNI-


CA ("La cultura visigoda en Asturias", p. 266).
16' G A R C ~MORENO:
A "LOSúltimos tiempos del reino visigodo".
'"J. MONTENEGRO y A. DELCASTILLO: "Don Pelayo".
16, V. J.I. RUIZDE LA PENA: "La organización social del espacio asturiano en la alta Edad Media
(718-1230)", Del Cantábrico al Duero, pp. 413-435 y 415-416.
I M L. G A R C ~MORENO:
A "En las raíces de Andalucía (SS.V-X): los destinos de una aristocracia
urbana", AHDE, LXV (1995),pp. 849-878, p. 854. Uno de los primeros ejemplos de esa concien-
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 103

tencia, este nuevo núcleo de poder independiente de cualquier instancia


superior va a dotarse también de un nuevo nombre, desconocido hasta
entonces y que expresa una realidad nueva. El corónimo Primorias apa-
rece en las crónicas del siglo IX y en algunos documentos tempranos y,
curiosamente, se pierde de nuevo en el siglo X165;10 encontramos carac-
terizado indistintamente como territorio o p r ~ v i n c i a ' ~señal
~ , de hasta
qué punto las antiguas categorías territoriales han perdido ya toda enti-
dad, y representa en sí mismo la expresión del fenómeno que había lle-
vado a la ruina al estado visigodo: el triunfo aplastante de los localismos
frente a los grandes unidades de encuadramiento administrativo y los
nombres englobadores de la Antigüedad.
García de Cortázar ha llamado la atención sobre cómo los siglos VII-
X son la época en que los nombres englobadores a escala regional son
reemplazados por una realidad mucho más c~marcalizada'~',y el caso de
Primorias podría significar una buena y temprana muestra de ese proce-
so: el fracaso de un nombre de amplia extensión territorial. Siguiendo la
expansión del reino, esperaríamos hallar los indicios más claros de poli-
tización del territorio en el entorno de Oviedo: la fundación capitalina,
luego la serie de propiedades rurales regias que se ordenan en torno a la
capital (Santullano, Naranco, Nora, Bendones) reorganizan por comple-
to el territorio en torno a los intereses de la realeza y alrededor de la regia
sedes en un esquema que sobre el mapa resulta coherente168.Así, en tiem-
pos de Alfonso 11 parece claro su interés por controlar las viejas vías de
comunicación terrestre, y es posible que el monarca haya potenciado la

cia se encuentra en la carta de Beato y Eterio a Elipando de Toledo de 785 cuando hablan del impium
íibelfum advmus nos etjdem noxtrarn pw cuncta Asturia pubíice divuígatum (PL, 96, col. 895).
'61 La última mención al twritwioprimwiensi aparece en el problemático documento del año 834
que FLORIANO CUMBRENO pospone hasta el reinado de Ramiro 11(Diplomática,no 41, pp. 192-196).
'" Se cita como pro~inciavwopremwiensem en Rot. 23 y como twritwiopmwiense en Seb. 23.
R u ~ DE z LA PENAha propuesto como hipótesis la identificación de Primorias, con las primeras
tierras del naciente reino asturiano ("La organización social del espacio asturiano en la alta Edad
Media", y p. 424).
16' G A R C ~DE
A CORTAZAR: "El espacio cántabro-castellano y alavés", p. 102.
Ante un fenómeno de similar naturaleza E. EWIG llega a hablar de "provincias reales" para
territorios con gran densidad de palacios, tierras públicas y santuarios reales ("Résidence et capita-
le", p. 407). V. también BARBIER: "Le systeme palatial franc", p. 298.
104 ACTAS DEL CONGRESO

reconstrucción y reutilización de viejas torres vigía de origen romano


para proteger los caminos principales y los accesos a Oviedo, según pare-
ce observarse en Buanga, Priorio y Tudelalb9;del mismo modo, el empla-
zamiento de Santullano y Bendones quizá tuviese por objetivo proteger
las zonas más accesibles y vulnerables de la capital170.Y aunque más tar-
día, la fundación de Santo Adriano, situada al sur de Oviedo, también se
va a emplazar sobre el ramal de la vía de la Mesa, un lugar con un alto
valor estratégico donde se revelan los intereses regios sobre un extenso
cúmulo de propiedades territoriales"'.
En definitiva, da la impresión de que distintos anillos protegen y
organizan un espacio focalizado en la capital y hacen de Oviedo y su
entorno el espacio ideal para configurarse como territorio dotado de un
nombre y una personalidad propios. Y sin embargo, pasará mucho tiem-
po antes de que encontremos una referencia a un territorio ovetense: dos
únicas menciones en 912 y 920 al territorio de Oviedo son la magra cose-
cha antes de que en el siglo XII comiencen a menudear las referencias a
la tierra, alfoz o territorio de Oviedo, en definitiva a un espacio políti-
col7*.En los primeros siglos de su existencia, y a tenor de estos datos, da
la impresión de que la pauta de ordenación territorial de las propiedades
regias y sus fundaciones eclesiásticas, más allá de una voluntad de admi-
nistración del territorio de la joven monarquía, responde más bien a un

'" C. FERNANDEZOCHOAcalifica Buanga de castro romanizado ante la localización de tejas y


ladrillos romanos (Astrrrias en la época romuna, Madrid, 1982, p. 407). y la pervivencia medieval
podría hablar de continuidad en la ocupación, pero no hay pruebas, únicamente la referencia en 857
al twritwium de Buanga (SANZFUENTES: Liber Testamentmtrin,p. 474). Propone un origen romano para
Tudela y Priorio J. ROLDANHERVAS("Ejercito y poblamiento en el norte de la Península Ibérica
bajo el do mi ni^ romano", Memorias de Hirtoria Antigua, VI (1984), p.75). Por las inmediaciones de
Priorio discurría la strata maiore citada en documentos medievales y que URLARfu identifica como
ramal hacia Oviedo de la vía de la Mesa ("Las campañas enviadas por Hixem I", p. 110).
""J.A. FERNANDEZ DE C ~ R D O B "El
A : Camino de Santiago y sus precedentes: la articulación de
la red viaria medieval en el Concejo de Oviedo", Actas dzl V Congreso de Arqt~eologíaMedieual Espa-
nola (Valladolid. 22 a 27 de marzo de 1999), Valladolid, 2000, pp. 423-430, p. 428.
"' Repasan esta lista aceptando su ingenuidad FERNANDEZ CONDEy PEDREGAL MONTES("Evo-
lución histórica de Santo Adriano", p. 156 SS.),y llegan a sugerir que la donación de los reyes abar-
caría el territorio de Santo Adriano en su integridad (ibidm, p. 164).
"'G A R C ~LARRAGUETA:
A Catedral de Oviedo, nos. 20 y 2 1.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 105

modelo de gestión de recursos privados que se caracteriza por la descen-


tralización de funciones.
Oviedo se erige desde la época de Alfonso 11 en sede de unos monar-
cas cuyo poder tiene un importante elemento privado y de representa-
ción. La conquista musulmana se había dirigido a las capitales provin-
ciales con vistas a descabezar un aparato estatal aún jerarquizado y con-
quistó la Península en menos de diez años, pero es curioso observar que
el arrasamiento de Oviedo en 794 no parece haber tenido consecuencias
significativas en la organización y estructura de un reino ya profunda-
mente transformado, en el que el esquema jerárquico de administración
territorial heredado de Roma parece haber de~aparecido"~. Oviedo es la
capital del reino, pero no la cabecera de un territorio situado en torno
suyo ni el único centro de poder de sus monarcas. A falta de mercado
Oviedo tampoco articula un espacio ec~nómico"~, y a falta de territorio
no podemos atribuirle un espacio político de escala local.
El caso de Oviedo es el más llamativo, pero en realidad responde a
una situación muy extendida en todos los dominios de los monarcas
astures, y es la inoperancia de unas categorías territoriales intermedias
pensadas para unas estructuras estatales que ahora parecen haber perdi-
do operatividad. Es muy llamativo que en la gran mayoría de la docu-
mentación altomedieval relativa al territorio asturiano la localización
de un punto en el espacio manifieste un gran vacío de categorías terri-
toriales intermedias. Entre la referencia genérica al reino o al territorio
asturiense y la específica al poblado u otro establecimiento humano de
escala menor raras veces encontramos algo, y es frecuente que la locali-
zación comarcal se resuelva por referencia a cursos fluviales u otras rea-
lidades de carácter f í ~ i c o " ~En
. otro trabajo ya se ha estudiado cómo las

"' U R ~ RÍu:
A "Las campañas de Hixem 1".
".'Nótese cómo las referencias fiables más antiguas y próximas a un mercado las hallamos a
mediados del siglo XI y en el lugar de Mercadín, más asociado a las vías de comunicación que al
núcleo ovetense propiamente dicho U.1. Rurz DE LA PENA:El comercio nvetense en la Edad Media, Ovie-
do, 1990, pp. 188-95).
"' M. CALLEJA PUERTA: "El papel de los ríos en la percepción del espacio altomedieval asturia-
no", La Penínsz~laIbérica en torno a l año 1000. VI1 Congreso de Estrrdios Medievales, León, 2001, pp.
106 ACTAS DEL CONGRESO

excepciones más llamativas a esta realidad se localizan en la primera


mitad del siglo X y en aquellos territorios donde la presencia patrimo-
nial de la monarquía ha podido demostrarse con mayor pre~isión"~; en
el centro de Asturias y en la costa oriental parece avanzar la imposición
de los cuadros administrativos regios, en paralelo a la creación de una
red de fortificaciones y durante el reinado de Alfonso III1", un monar-
ca de vital importancia en la consolidación e institucionalización del
reino, también en la consolidación del obispado o~etensel'~. Sin embar-
go la lentitud del proceso y la reorientación de los intereses regios hacia
el Sur de la Cordillera derivará en una fosilización de ese estado de terri-
torialización difusa: sobre los documentos da la impresión de que las
comunidades dominan el espacio de su vida cotidiana, de su entorno
inmediato, pero luego pierden la referencia a una realidad superior y
terminan por recordar únicamente su adscripción al ancho espacio astu-
riano.
Lo que ocurrió en el territorio astur y en los espacios progresiva-
mente integrados en el mismo deberá ser interés de otro trabajo, pero
no ha de echarse en saco roto la hipótesis crecientemente aceptada de
que una parte importante del protagonismo regio en el proceso de repo-
blación o reconquista pasa por la integración de unas aristocracias loca-
les que habrían seguido un desarrollo autónomo tras la crisis del estado
vi~igodo"~.Desde esa perspectiva, y en lógica consecuencia con las
bases romano-visigodas que suponemos a la región de nuestro estudio,
también sería posible interpretar su evolución como la de unas élites
locales que van adquiriendo poder y terminan por asumir la legitimi-

371-87. En el mismo sentido A. ISLAFREZ:"Aspectos de la organización del espacio en Galicia: el


Alto Tambre, siglos IX-XI", en M. B A R C EyLP. ~ TOUBERT (eds.): "L'incastellamento". Actas de las reu-
niones dt Girona (26-27 noviembre 1992) y de Roma (5-7 mayo 19941, Roma, 1998, pp. 57-70 y p. 57.
"El papel de los ríos", p. 378 ss.
17' J.L. AVELLO ÁLVAREZ: "Fortificaciones altomedievales de la costa asturiana", Arqueología
medieval Espanola, 11 Congreso, Madrid, 1987, pp. 93-102.
L 7 " ~ PUERTA:
~ ~ "La
~ etapa
~ ~ fundacional del obispado de Oviedo".

I 7 T .a este respecto C. ESTEPADÍEz: "Configuración y primera expansión del reino astur. Siglos
VI11 y IX", en EJ. LOMASy F. D E V ~(eds.):
S De Constantinoa Carlomagno. Disidentes, hetwodoxos, mar-
ginados, Cádiz, 1992, pp. 179-95, p. 181.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 107

dad del reino visigodo. En Cangas se ha supuesto la continuidad de pos-


sessores que podrían responder a este esquemaLs0;la alianza política por
vía matrimonial entre el núcleo de Cangas y los dominios de Pedro de
Cantabria pueden interpretarse en el mismo sentido; la presunta iden-
tificación de Pravia con Flavi~navia'~',nos acerca a una civitas antigua
cuyos rectores pueden haberse perpetuado hasta la época medieval, y la
desaparición de Gijón del mapa político podría responder, quizá, a la
caída en desgracia de sus élites por su presunta colaboración con los
musulmanes.

Llegados al término de la encuesta se impone el enunciado de alguna


conclusión. Sobre el ámbito del poblamiento y considerado en el tiem-
po largo, el espacio centro-oriental de Asturias se muestra en el Bajo
Imperio como un territorio periférico, pero firmemente ligado por tierra
y mar al resto del Imperio: la arqueología descubre las huellas de un
activo comercio atlántico y la organización del territorio se ajusta al
esquema jerárquico de la administración imperial; en consecuencia, la
sociedad también aparece jerarquizada y hallamos indicios de unas élites
locales que podemos remontar a la Prehistoria: la iglesia de Santa Cruz
de Cangas es la heredera del dolmen sobre el que se erige y representa
unas mismas condiciones de desigualdad social y poder simbólico.
La estructura de ese poblamiento se contrae a los ritmos políticos y
a las crisis de las formaciones estatales, y así a partir del siglo V
comienzan los problemas y los cambios: los tesorillos ocultos en los
margenes de las vías y las villae arrasadas expresan una situación de
inseguridad creciente; la ruptura del esquema centralizado romano se
hace inevitable; y la consecuencia más directa parece ser la promoción
de las élites locales: algunas de sus villas rurales se fortifican, hay indi-

'" MENÉNDEZBUEYESsostiene la existencia depossessores en el wiente de Astrrrias (que)...pavivirán a


10 largo del periodo visigodo, entronrando ron la Edad Media (Reflexionescríticas, pp. 219-220).
'" J.M. GONZALEZY FERNÁNDEZ-VALLÉS, "Pravia, "capital" del reino ascuriano", Asturiensia
Il,fedieualia,3 (1979), 85-104
108 ACTAS DEL CONGRESO

cios de monopolio sobre ciertas producciones artesanales como la del


La economía cambia profundamente, a lo largo del siglo VI
parecen interrumpirse las relaciones comerciales del puerto de Gijón y
esto contribuye sin duda a la ruralización y, dentro de ella, a la impo-
sición de unas formas de economía de mayor rudeza directamente
orientadas a la supervivencia en un estado próximo a la autarquía. La
situación política según se conoce ayudará a acelerar este proceso; pri-
mero en el reino suevo, luego en el visigodo, el territorio astur sufre
las consecuencias de una época de inestabilidad y se integra con más o
menos éxito en ambos.
El siglo VII, en fin, se caracteriza como el más problemático, quizá la
centuria crítica al igual que lo fue en otras ge~grafías''~.El antiguo
Gijón romano ha terminado prácticamente por desaparecer: los estudios
arqueológicos ignoran totalmente esta etapa y nos obligan a pensar en
una decisiva pérdida de influencia; la crisis de la ciudad deberá implicar
también el desmantelamiento de todo un esquema administrativo basa-
do en formaciones urbanas, y da la impresión de que el dominio estatal
es sustituido por poderes personales basados en la única riqueza de
entonces, la propiedad de la tierra. En efecto, cuando en el siglo VI11
algunos escasos documentos comienzan a iluminar el panorama hallamos
una sociedad controlada por grandes propietarios que se rigen por esque-
mas de actuación puramente privados: suntuosas uiZZae dominadas por
ricos templos, vaivenes políticos ligados a protagonismos personales,
carencia absoluta de una administración territorial; el modelo más claro
de articulación de territorios amplios se encuentra en la dispersión de

'" Aunque discutido, recuérdese el testimonio de Veranes, y también el hecho pocas veces con-
siderado de la existencia de veneros de hierro en Oviedo, en la zona de Santa Clara, en las inmedia-
ciones de la fortificación altomedieval (G.ANES:Oviedo 1753, según las Respuestas Generales del Catas-
tro de Ensenad?, Madrid, 1990, p. 57). A tener en cuenta también que el diploma fundacional de
Obona, tan problemático como el de San Vicente y por tanto merecedor del mismo crédito, inclu-
ye el hierro entre las dependencias adscritas al cenobio (M.J. SANZFUENTES:"Documentación
medieval del monasterio de Santa María de Obona en el Archivo Histórico Diocesano de Oviedo",
Astr~riensiaMedievalia, 8 (1995-1996), pp. 291-339, no 1).
lSiM. ROUCHE: "La crise de I'Europe au cours de la deuxieme moicié du VIP siecle et la nais-
sance des régionalismes", Annales ESC, 4112 (1986), pp. 347-360.
EL ESPACIO CENTRO-ORIENTAL DE ASTURIAS EN EL SIGLO VI11 109

intereses patrimoniales privadoslR4,y solo por encima de ellos se erige


una incipiente monarquía que en su formación sólo se articula por la
fidelidad personal de las aristocracias al monarca.
En consecuencia, la regionalización y la etnogénesis de los astures se
perfilan como un fenómeno previo a la invasión musulmana, consecuen-
cia de la atomización de las sociedades europeas occidentales y la desin-
tegración política del reino visigodo; es la contracción económica, la cri-
sis de los intercambios, el aislamiento y la libertad de las fuerzas locales
a falta de un aparato estatal la que estimula la desestructuración del anti-
guo esquema de poblamiento jerarquizado en un esquema administrati-
vo y su sustitución por otro modelo protagonizado por aristocracias loca-
les que se gobiernan con esquemas de actuación de tipo privado y que,
una vez asumida la herencia ideológica goda, serán las que protagonicen
la formación del reino de Asturias.

'"' V. al mismo respecto Ch. WICKHAM: "Overview: production, distribution and demand, 11",
en I.L. HANSEN y Ch. WICKHAM (eds.): Tbe Long Eigtb Century. Production, Distribtction and Demand,
Leiden, 2000, pp. 345-77.

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