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Pedagogía Universitaria Vol. XXI No.

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LA PREPARACIÓN Y EDICIÓN DE ARTÍCULOS CIENTÍFICOS EN


EL PROCESO DE FORMACIÓN DEL INVESTIGADOR
DRAFTING AND EDITING SCIENTIFIC PAPERS IN THE PROCESS OF
RESEARCHER TRAINING

Dr. C. Manuel N. Montejo Lorenzo, Profesor Titular

Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz

manuel.montejo@reduc.edu.cu

Recibido 2/9/2015 Aprobado 24/04/2016


Palabras claves: redacción científica, edición, formación del investigador y desarrollo del
investigador.
Keywords: scientific writing, editing, researcher training and researcher development,
Resumen
El estudio realizado tuvo como objetivo establecer una relación entre el proceso de
preparación y edición de artículos científicos y el proceso de formación y superación o
crecimiento del profesional como investigador. Se empleó como método fundamental de la
investigación el análisis de textos como variante del método de análisis de los resultados de
la actividad en la totalidad de los originales entregados a la revista Transformación entre el
2013 y el primer semestre del 2015. La caracterización del trabajo de cada investigador fue
comparada con una muestra del resto de su producción científica. Los resultados incluyen
la caracterización, de lo informacional y lo investigativo en el proceso de formación del
investigador, los retos que la preparación de artículos impone al investigador en formación
y la contribución editorial a este proceso.
Abstract
The study was aimed at establishing a relationship between the process of drafting and
editing scientific papers and the process of education, training and professional
development of researchers. Text analysis, as an alternative of the method of analysis the
activity results, was the key method used for conducting the investigation. The total number
of articles published at Transformación scientific journal during 2013 and the first semester
of 2015. The features characterizing the contribution of each author were compared to the
rest of his/her production. The findings include the description of informational and
investigative components of researcher training, the challenge the drafting of paper poses to
researcher trainees and the contribution of the editing process to such education.

INTRODUCCIÓN
El modelo de formación del profesional cubano, como ideal a alcanzar, describe no sólo los
problemas profesionales a que se ha de enfrentar el egresado sino de igual forma los modos
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de actuación y los problemas profesionales que caracterizan a cada una de las


especialidades (HORRUITINER, 2009). En la generalidad de los modelos de formación de
profesionales se plantean al menos tres tipos de funciones fundamentales: primero las
funciones propias del ejercicio de la profesión, segundo la función investigativa o de
solución de problemas profesionales por esa vía y tercero la función de superación o
autodesarrollo del profesional.
Estas funciones profesionales plantean determinadas exigencias al proceso de formación.
Así, mientras la formación inicial transcurre mediante actividades y tareas en los
componentes académico, laboral e investigativo; el postgrado se caracteriza por el
predominio de la investigación y la consecuente preparación de informes y artículos
científicos.
El éxito en la preparación y ulterior publicación de artículos científicos suele alcanzarse en
etapas más o menos avanzadas del ejercicio de la profesión, se realiza frecuentemente en
equipos y se vincula generalmente a exigencias del desempeño laboral. De manera que
cuando la preparación y publicación se vincula al logro de créditos extracurriculares en los
programas de postgrado, debería hacerse bajo la supervisión de los docentes de esos
programas o en coordinación con los equipos editoriales donde se pretende publicar.
Sin embargo, en la generalidad de las carreras universitarias y en no pocos programas de
postgrado se observa la carencia de actividades concretas de instrucción y desarrollo de
competencias informacionales 1 y para la comunicación de los resultados científicos.
Al estudiar los originales entregados a la revista Transformación entre el 2013 y el primer
semestre del 2015 por parte de profesionales que se encuentran vinculados a algún
programa de formación doctoral se observaron las siguientes limitaciones:
• Escaso ajuste a las normas editoriales.
• Presencia de sesgos en la formulación y fundamentación del problema de investigación.
• Presentación de un cuerpo de opiniones en lugar de la descripción de los resultados de
la investigación.
• Pobre diferenciación entre la caracterización del estado del arte y la modelación de la
solución del problema.
• Falta de correspondencia entre los resultados del estudio realizado y las conclusiones
del artículo que lo describe.
Este artículo tiene como objetivo establecer una relación entre el proceso de preparación y
edición de artículos científicos y el proceso de formación y superación o crecimiento del
profesional. De igual forma se pretende esclarecer el papel del proceso editorial en ese
desarrollo del profesional como investigador.
Para la comprensión de estas ideas es necesario antes esclarecer que se asume como
artículo científico a las memorias científicas originales, es decir, aquel texto en el que se da

1
El término competencias informacionales se refiere a los saberes, habilidades y capacidades para la
búsqueda, selección, evaluación y recuperación de la información (CARVAJAL, 2013).
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cuenta de los resultados de una investigación científica en oposición a otros tipos de textos
como los estudios recapitulativos o el ensayo (ANONIMO 2015).
DESARROLLO
Para la realización del estudio se tomó como muestra la revisión del 100% de las memorias
científicas originales presentadas y publicadas en la revista Transformación entre el primer
semestre del año 2013 y el año 2015. No fueron incluidos en la muestra aquellos originales
que sus propios autores identificaran como estudios recapitulativos o que de acuerdo a la
opinión de árbitros y editores calificaran y fuesen publicadas como tales. En todos los casos
el análisis se realizó con la primera versión entregada por los autores.
El método fundamental empleado fue el análisis de textos como variante del método de
análisis de los resultados de la actividad (LÓPEZ, 2010; INSTITUTO CENTRAL DE
CIENCIAS PEDAGÓGICAS, 1984). Para el análisis de los textos se tomaron en cuenta los
siguientes indicadores:
1) Correspondencia entre el grado de experticia en la síntesis curricular de los autores y el
tema investigado.
2) Claridad en la formulación y fundamentación del problema y el objetivo de la
investigación y el artículo.
3) Pertinencia, profundidad y actualidad de la caracterización del estado del acta y las
referencias empleadas para hacerlo.
4) Pertinencia de los métodos y calidad de la descripción de los procedimientos empleados
en el estudio que se describe.
5) Derivación lógica de las propuestas y constructos de las premisas epistemológicas
planteadas y el estado del arte descrito.
6) Objetividad en la descripción de los hechos en cada una de las etapas de la
investigación.
7) Precisión de las conclusiones y su correspondencia con los resultados de la
investigación.
Para triangular los resultados del análisis de los textos seleccionados en la muestra se
compararon los resultados obtenidos en los indicadores antes descritos con la bibliografía
de cada uno de los originales y la comparación con otros trabajos publicados en la web por
los mismos autores. Adicionalmente fueron revisados los estudios bibliométricos realizados
con anterioridad al corpus de la revista Transformación (GARCÍA, MONTEJO y
CARVAJAL, 2014; SEDEÑO, 2012)
I. Lo informacional y lo investigativo en la formación del investigador
En Cuba y en otras naciones la actividad investigativa ocupa un destacado lugar en la
educación. Esto es resultado, en primer lugar de la concepción pedagógica predominante.
En la tradición latinoamericana tiene particular fuerza la crítica de Pablo Freire a lo que ha
denominado educación bancaria y su propuesta de una pedagogía liberadora en la que el
alumno no es un mero receptor de conocimientos, sino un agente activo y crítico que se
emancipa con la educación y el saber (FREIRE, 2007, pág. 271).
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Esta concepción encuentra numerosos puntos de coincidencia con el enfoque histórico


cultural que se sigue en todos los niveles de educación en Cuba, en las que criterios tales
como que el aprendizaje se da en la actividad y la comunicación y la consideración del
alumno como sujeto de su propio aprendizaje se asumen como principios centrales de toda
la dirección del proceso de formación.
En consecuencia el término compuesto “actividad investigativa” o “tarea de investigación”
constituye una expresión frecuente en los libros de textos, mientras que su orientación o
control ocupa una importante parte de las clases. Esta “tarea de investigación” que tiene
hoy una presencia tanto en la escuela primaria como en la universidad tiene como objetivo
que el alumno sea gestor del conocimiento y que en ese proceso se apropie de herramientas
para la gestión de la información y el conocimiento y supone en consecuencia de la
alfabetización informacional.
Sin embargo, cuando durante años se asocia el término investigación a la búsqueda,
selección, procesamiento y comunicación de la información se produce una reducción de
dicho concepto a un dominio en el que investigar se reduce al acto de apropiarse de un
conocimiento en un área determinada del saber de aquella memoria colectiva que se
identifica como cultura. El resultado es que el alumno identifica investigación a gestión del
conocimiento en fuentes ya publicadas.
La propia noción de alfabetización informacional se circunscribe a estos límites.
Recuérdense a manera de ejemplo los siete pilares de SCONUL. De acuerdo a esta
concepción existen al menos siete habilidades genéricas que suponen un determinado
control metacognitivo (the researcher understand) y determinadas habilidades (the
researcher is able to) asociadas a cada una de las habilidades.
El empleo del término pilares para referirse a estas habilidades es una metáfora que siguiere
que ellas son habilidades básicas a toda actividad de búsqueda y procesamiento de la
información y a la concepción misma del modelo SCONUL. Las referidas habilidades
genéricas son: identificar (identify), examinar (scope), planificar (plan), compilar (gather),
evaluar (evaluate), gestionar (manage), presentar (present), (BENT y STUBBINGS, 2011).

Nótese como las habilidades citadas apuntan hacia el acceso, el procesamiento y la


comunicación de la información (CARVAJAL, 2013). En ningún momento se alude a la
construcción de un nuevo conocimiento, a la transformación de un objeto o a la solución de
un problema. Este análisis no tiene como intención demeritar el modelo SCONUL, que en
realidad tiene numerosos y significativos aciertos. Bastaría considerar el hecho de que a la

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habilidad identificar se asocia en este modelo el reconocimiento por parte del investigador
de que “el nuevo conocimiento y dato se produce constantemente y siempre hay más que
aprender” (BENT y STUBBINGS, 2011). La coincidencia con una de las conclusiones
gnoseológicas de Lenin es obvia. Decía Lenin al respecto: […] no suponer jamás que
nuestro conocimiento es acabado e inmutable, sino indagar de qué manera el conocimiento
nace de la ignorancia, de qué manera el conocimiento incompleto e inexacto llega a ser
más completo y exacto.” (LENIN, 1975, pág. 102). Se trata de un importante acierto,
aunque falten las otras dos conclusiones precedentes que apuntan hacia el carácter objetivo
y la infinitud del conocimiento. Es decir 1) “existen cosas independientemente de nuestra
conciencia, independientemente de nuestra sensación, fuera de nosotros […]. 2) no existe,
ni puede existir absolutamente, ninguna diferencia de principios entre el fenómeno y la
cosa en sí. Existe simplemente diferencia entre lo que es conocido y lo que aún no es
conocido” (LENIN, 1975, pág. 102).
Lógicamente, lograr determinado desarrollo de las competencias informacionales es una
parte indispensable del proceso de formación del investigador, pero sólo eso: una parte. En
una de sus tesis sobre Feuerbach, Marx apuntaba que “los filósofos no habían hecho más
que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”
(MARX, 1973). Transformar, evidentemente, es el fin último de la investigación y la
ciencia.
Machado, Montes de Oca y Mena en un estudio sobre el desarrollo de habilidades
investigativas que debe alcanzar el investigador en su formación esclarecen la relación
entre las tareas, las acciones a desplegar y las competencias a desarrollar e identifican tres
“habilidades integradoras modelar, ejecutar, y controlar” que forman parte de la
competencia “solucionar problemas profesionales” (2008, pág. 165).
Los autores proponen el gráfico que aparece debajo para para ilustrar los componentes de la
competencia asociada a la labor del investigador. Esta estructura pudiera ser objeto de
debate e incluso ha sido desarrollada a niveles superiores por sus propios autores, sin
embargo, lo que resulta realmente significativo es la denominación dada a la competencia
en cuestión, en tanto resulta expresión del fin último de la investigación científica:
transformar la realidad objetiva a partir del empleo de los métodos de la ciencia.
Competencia solucionar problemas profesionales

Modelar Ejecutar Controlar

En la concepción de estos autores se mantiene mucho de lo conocido como competencias


informacionales y que ellos consideran como parte de la habilidad para ejecutar la

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investigación. Sin embargo, en su modelo aparecen elementos que superan al acceso,


procesamiento y la comunicación de la información. La modelación de la investigación, el
control de variables y sobre todo la solución de problemas profesionales destacan el fin
transformador de la investigación.
Por otra, parte en trabajos posteriores Machado identifica la formación y desarrollo de
competencias cognitivas (saber, conocer sobre la ciencia), habilidades (metodológicas e
instrumentales del saber hacer ciencia) y actitudinales (saber ser y convivir en la ciencia)
como principio fundamental de la formación doctoral (2015) y define las competencias
científico profesionales como “una cualidad de la personalidad que integra sistemas de
conocimientos, habilidades y valores para solucionar motivadamente contradicciones
científicas cuyos efectos no son conocidos por la ciencia” (MACHADO, 2015). Nótese
nuevamente como la actividad investigativa rebasa los límites de lo estrictamente
informacional.
Este punto de vista, según el cual investigar es más que acceder, procesar y comunicar
información puede encontrarse en las competencias investigativas citadas por García, a
saber: “competencias de administración y gestión, competencias informacionales,
competencias epistémicas, competencias comunicativas, y competencias para el trabajo
colaborativo” (GARCÍA, 2011, pág. 30). En esta concepción es mucho más clara la
diferencia entre lo informacional y lo investigativo. Primero porque lo informacional
constituye sólo uno de los cinco grupos de competencias y segundo porque aparecen tres
grupos de competencias que no pueden reducirse a las habilidades implicadas en las
competencias informacionales. Son ellas las competencias de administración y gestión en la
que el autor incluye la planificación y control de las tareas investigativas, el manejo del
presupuesto financiero, y el dominio de la ofimática; las competencias epistémicas relativas
a la identificación y fundamentación de un problema científico, el empleo de los métodos
científicos y la argumentación de una solución al problema desde la perspectiva de un
paradigma teórico metodológico de la investigación determinado; y finalmente las
competencias para el trabajo colaborativo que facilitan al investigador la posibilidad de
reconocer que la ciencia es una actividad eminentemente social.
Resumiendo, la investigación científica supone al menos 1) la identificación y
fundamentación de un problema científico, 2) la caracterización del estado del arte o
caracterización epistemológica y praxiológica del objeto, 3) la construcción de una
propuesta de solución al problema y 4) la evaluación de la validez y pertinencia de dicha
propuesta. El fin esencial de la investigación científica es la solución de un problema
teórico y/o práctico y con ello la contribución al desarrollo de la ciencia. Por el contrario el
acceso, procesamiento y comunicación de la información permite al sujeto la apropiación
del conocimiento previamente socializado.
De allí, que cuando en la escuela y en la universidad se denomina actividad investigativa al
acceso, procesamiento y comunicación de la información se está reduciendo la amplitud del
concepto investigar y llevando al sujeto indirectamente a una práctica reproductiva del
conocimiento que no es ni científica, ni investigativa.
Los estereotipos resultantes de esta reducción de lo investigativo a lo informacional
pudieran ser la causa de la tendencia de los autores a la presentación de originales en los

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que predomina la sistematización teórica o que toman como método esencial de la


investigación la indagación bibliográfica.
Obviamente, existen otros factores que conducen a esta distorsión del concepto de artículo
científico. Una de ellas es sin dudas la multiplicidad de escuelas y paradigmas
investigativos (positivista, interpretativo, socio-crítico) que han ejercido una u otra
influencia sobre el investigador en períodos más o menos largos; o la extrapolación de
modos de actuación profesional de determinadas especialidades a la práctica investigativa.
En el análisis de texto de los originales entregados a la revista Transformación se constató
una tendencia en la que autores e investigadores pretenden trasladar al texto científico la
autoridad que tiene ante su clase. El resultado es obvio, las opiniones del autor toman el
lugar de los hechos y con ello lo que debió ser un artículo científico se convierte en una
serie de instrucciones al lector o en el mejor de los casos en un ensayo.
Luego para comprender los retos que el artículo científico plantea al investigador y cómo
los procesos de preparación y edición de los artículos contribuyen a su formación como
investigador es necesario reconocer los siguientes rasgos del artículo científico y la
investigación descrita:
1. Parte de los hechos, los que son interpretados por el investigador para transformarlos.
2. Presupone la identificación y fundamentación de un problema de naturaleza científica
(para el que no existe aún una respuesta en la teoría científica).
3. Presupone la indagación de los aportes de investigadores precedentes para caracterizar
el estado del arte.
4. Supone la identificación de la causa que motiva el problema y el hallazgo de nuevas
relaciones o propiedades de los objetos y fenómenos que pueden constituir una solución
plausible al problema.
5. Supone la constatación de la validez de la propuesta derivada del hallazgo y la
evaluación de la medida en que resuelve el problema.
En resumen, el artículo y la investigación son científicos porque encuentran una solución al
problema en las ciencias. Es decir, son científicos por sus fines y métodos. Se trata de
transformar desde las ciencias y con un rigor científico metodológico que no altere o vicie
los resultados.
II. Retos que la preparación del artículo impone al investigador
Como ya ha sido abordado anteriormente el primer reto que tiene que debe encarar el
investigador es enfrentarse a la tarea de elaborar artículos sin que en su preparación de
pregrado recibiera instrucción formal sobre cómo hacerlo. En la educación postgraduada la
preparación de artículos científicos es asumida como expresión del crecimiento profesional,
pero se da por sentado que los participantes saben hacerlo, o que las normas para la
presentación de originales de las revistas son suficientes. En realidad, sólo la práctica
continuada de la lectura de artículos, en particular de aquellos publicados en la revista a la
que se presentará el original ha demostrado ser una vía eficiente de prepararse para escribir
el primer artículo científico.

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Sin embargo interesa destacar el hecho de que los retos que la preparación de artículos
impone al investigador constituyen a su vez un formidable entrenamiento para el desarrollo
de las competencias investigativas.
En este sentido, el primer reto que aparece ante los investigadores/autores es desarrollar la
capacidad para ajustarse a las normas y requerimientos de las revistas. Estas normas, con la
excepción de algunas especialidades como las médicas, varían de una revista a otras en
tanto son expresión de una u otra concepción de la ciencia y la actividad científica. De allí
que desarrollar esta capacidad prepara al investigador para defender sus resultados ante
miembros de la comunidad científica que abrazan uno u otro paradigma investigativo.
En segundo lugar, aparece la exigencia relativa al espacio. Las revistas suelen establecer
una extensión máxima para la presentación de originales. Fundamentar el carácter científico
de un problema, caracterizar el estado del arte, aportar los fundamentos y presentar los
resultados y hallazgos en un número finito y preestablecido y relativamente pequeño de
páginas constituye un ejercicio que exigirá la jerarquización de ideas, la distinción y
selección en la información recopilada del dato que refiere hechos (con lo que se descarta el
que solo refiere opiniones) y obviamente se verá obligado a sintetizar. Es precisamente ese
proceso de síntesis el que permite al investigador alcanzar, y ser capaz de comunicar una
representación del objeto, que en la espiral del conocimiento devuelve la imagen general
del objeto estudiado, pero ahora enriquecida por una versión pormenorizada del objeto en
sus detalles, en su estructura interior y esencialidad. Dicho de una manera sucinta, la
síntesis permite elevarse a un plano teórico, en el que la modelación del objeto da cuentas
no sólo de sus características hasta ese momento visible, sino de igual forma de aquellas
que no habían podido ser develadas. En síntesis, cuando una revista establece una extensión
máxima obliga al investigar a moverse a un nivel de esencialidad superior en la
comprensión y explicación de su objeto.
En tercer lugar, las normas para la presentación de los originales y los indicadores que
emplean las revistas en el proceso de arbitraje reproducen una concepción de los métodos
de la ciencia y la lógica de la investigación. En particular la estructura introducción-
métodos-resultados-discusión-conclusiones conduce al investigador por una parte a
reproducir las etapas de la investigación y por la otra a ganar conciencia y control
metacognitivo de los métodos de la investigación y el rigor de la ciencia. Cuando se escribe
un artículo el investigador está obligado no sólo a presentar sus resultados, sino a describir
cómo llegó a ellos, cómo se hizo la investigación. Este proceso va creando un sentido de
apego a la rigurosidad y al control de la fiabilidad de lo que se hace en el manejo de las
variables para transformar el objeto. Escribiendo artículos el investigador llega a extender
la aplicación del proceder y la rigurosidad científica a la solución de problemas de la
cotidianidad y a la aplicación de los métodos de las ciencias a su desempeño profesional en
general.
A pesar de que las normas editoriales son frecuentemente interpretadas por los autores
como elemento de formalidad, en realidad son expresión del paradigma investigativo que
sigue una comunidad científica determinada y en consecuencia constituyen el contexto en
que será realizado su texto. Aquí conviene recordar la idea de Lotman de que el texto se

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realiza dentro de determinados límites que establece el contexto en particular y el sistema


architextual en general (LOTMAN, 1982). 2
En un artículo científico son paratextos el título, la dirección de contacto, la síntesis
curricular, el resumen, la fecha de recepción y la bibliografía. A su vez estas partes del
artículo, que alguien pudiera considerar complementarias y formales, porque no forman
parte del texto nuclear del artículo toman el carácter de subtexto, comunican determinados
mensajes y contribuyen a la valoración e interpretación del texto nuclear.
El título es no sólo una expresión de máxima generalización, sino además expresión
condensada de la propuesta que hace el artículo.
La dirección de contacto es una invitación al debate y la colaboración científica.
La síntesis curricular sugiere el grado de experticia del autor en el tema abordado.
El resumen invita al lector a proseguir o lo disuade.
La fecha de recepción y aprobación sugieren por una parte la actualidad del texto y por la
otra dejan ver la celeridad del proceso editorial.
Mientras que la bibliografía y por supuesto la calidad y cantidad de las citaciones expresan
el grado de profundidad con que fue abordado el objeto.
Por otro lado, la sección métodos, o materiales y métodos, que sí forman parte del texto
nuclear, hace transparente el grado de rigurosidad y cientificidad del estudio. A pesar de
esto esta sección es poco atendida y muy detestada por los autores que parecen estar más
urgidos por decir que por persuadir.
En resumen debería comprenderse que la medida en que el autor atiende las normas
editoriales constituye un índice 3 semiótico, que proyecta una imagen del nivel de
preparación del autor y su apego a la rigurosidad de las ciencias.
Por último, el ejercicio de presentar originales para la publicación constituye una práctica
para desarrollar la competencia para comunicar resultados con énfasis en lo relativo a la
capacidad de argumentar y persuadir.
III. Contribución del proceso editorial a la formación del investigador
Erróneamente muchas personas asumen que el proceso editorial se limita a la revisión de la
redacción, ortografía y emplane de los originales. En realidad la ruta que recorre un texto
desde su entrega hasta su publicación pasa por la selección, evaluación, corrección y
edición. Todo este proceso editorial reproduce la interacción del investigador con la
comunidad científica representados aquí por los editores y árbitros que realizan la
evaluación por pares.

2
La estructura del sistema architextual puede encontrarse además Introducción a los estudios literarios
(HERNÁNDEZ, DÍAZ y GARCÍA. 2012) o la tesis doctoral Modelo bidireccional interactivo para la
reconstrucción y autorregulación de estrategias de lectura en inglés como lengua extranjera (MONTEJO,
2006).
3
Se emplea el término en el sentido en que lo hace Charles Pierce al proponer una clasificación de los signos.
(MERRELL, F. , 2005)
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El autor/investigador está interesado en publicar sus resultados, mientras que el consejo


editorial está interesado en mantener el estándar de calidad. Una y otra posición son
complementarias. La labor que realiza el consejo editorial (se incluye aquí a los árbitros)
anticipa la acogida o rechazo que va a experimentar el resultado que se socializa en la
comunidad científica.
Los editores y en mayor medida los árbitros van a comprobar no solo el grado de ajuste a
las normas y el perfil de la revista, sino que van a poner a prueba toda la lógica de la
investigación. Se va a poner a prueba la fundamentación que se hace del problema, el nivel
alcanzado en la caracterización del objeto, los fundamentos que permiten dar el salto hacia
la propuesta y la consistencia de los nuevos juicios respecto a las premisas y el impacto de
la propuesta, de igual forma se va a evaluar la rigurosidad de los métodos en particular en
relación con el grado de confiabilidad de los resultados, luego cada vez que el original
regresa al autor se está de alguna manera asistiendo al intercambio entre el investigador y
oponente u otros miembros de la comunidad científica. Los investigadores deberían derivar
un aprendizaje de ese acto que supera los límites del texto que se prepara. Una buena
edición sugiere además potencialidades del contenido que no han sido tomadas en cuenta o
no han sido suficientemente destacadas.
Un elemento básico de toda práctica editorial es la evaluación del manejo del aparato
crítico por parte de los investigadores. Cuando el original regresa por primera vez a los
autores con mucha frecuencia aparecen entre las sugerencias señalamientos relativos a este
particular, con ello el proceso de edición se erige en actividad de capacitación a los
autores.Se trata no únicamente del manejo de una norma, si no de aspectos que tienen que
ver con la ética y rigurosidad en el trabajo del investigador.
Los árbitros realizan una labor incluso más importante: comprueban el nivel de actualidad y
si han sido consultadas y adecuadamente interpretadas las contribuciones de los autores
más reconocidos en el tema. No son pocas las veces en las que el primer contacto del
investigador con determinados autores que le eran desconocidos se alcance por
señalamientos realizados por el arbitraje.
En resumen en este proceso de edición se manifiestan las mismas exigencias que habían
sido descritas al evaluar los retos que se plantean al autor/investigador. Sin embargo, en el
proceso editorial la construcción del texto científico se enriquece y precisa dada la
interacción que se producen entre el que escribe y los que revisan. Se trata de un proceso en
el que se fomenta el desarrollo de competencias investigativas, informacionales y
comunicacionales y en consecuencia que contribuye al crecimiento de los profesionales a
partir de la interacción entre los agentes mencionados. La contribución del proceso editorial
a la formación del investigador se da al menos en los siguientes ámbitos:
• Favorece el desarrollo de una conciencia ética de respeto a la comunidad científica y las
contribuciones de quienes le precedieron, así como de apego a la verdad científica.
• Promueve el contacto del investigador con otros paradigmas investigativos (dado que se
publica en disimiles revistas).
• Consolida el domino de la lógica y los métodos de la investigación científica.

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• Contribuye al desarrollo de una conciencia científica, el desarrollo de competencias


investigativas y el control metacognitivos de los métodos y procedimientos de la ciencia
particular.
• Favorece el dominio del sistema de la lengua, el estilo científico y el desarrollo de
habilidades comunicativas.
• Permite someter sus resultados a la crítica de otros especialistas.
• Constituye un instrumento para confirmar la originalidad de un resultado.

CONCLUSIONES
La preparación de artículos, u otras formas de socialización, contribuyen a la formación del
investigador por el control metacognitivo que demandan y porque el proceso editorial
reproduce la interacción entre el investigador y la comunidad científica.
Las competencias informacionales e investigativas deberían formarse en la escuela. Por ello
deberían ser objeto de instrucción y resultado de la práctica escolar. La actividad
investigativa debe ser no sólo una vía para la activación del aprendizaje sino para que el
alumno se apropie de los métodos y procedimientos de la ciencia (observar, descomponer,
cuestionar, etc.) Cuando un alumno investiga, sus hallazgos son menos importantes que la
capacidad de descubrir que alcanza. Escribir artículos debería ser en la universidad no una
forma de evaluación sino una vía de formación y desarrollo.
La preparación de originales ajustándose a las normas editoriales de una determinada
revista constituye un ejercicio académico que demanda del investigador rigurosidad,
consistencia en el manejo de un paradigma investigativo determinado y que a su vez
potencia el desarrollo de capacidades para la sistematización y síntesis en la argumentación
de resultados científicos.
El intercambio que se alcanza entre los consejos editoriales y los autores contribuye al
desarrollo de la competencia de los investigadores para la solución de problemas
profesionales y a su vez reproduce y anticipa el debate científico entre el investigador y la
comunidad científica.

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