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Trabajo elaborado bajo la Dirección del Profesor Emilio Meluk, Profesor Asociado al Departamento de Psicología de la
Universidad Nacional de Colombia.
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afirmar que no sólo se inviste la relación con noción particular en cada quien. Es sobre
un otro, se inviste también todo aquello que esta última de quien interesa comprender su
sea percibido como propio, configuración individual, pues es a la que se
independientemente si su naturaleza es pretende aludir al hacer referencia a una
tangible o intangible. posible pérdida.
Ante este panorama, surge la inquietud sobre Posterior al intento de conceptuar la dignidad
las implicaciones que tiene la elaboración en un marco que se reduce de lo universal o
del duelo, cuando la pérdida que generó a lo particular, el segundo capítulo rinde cuenta
este último, está situada del lado de lo de los elementos básicos que caracterizan la
intangible. Es por ello que el cuestionamiento elaboración de una pérdida. Se describen en
que aquí nos ocupa, es el cómo se este apartado, las fases del duelo, los
caracteriza el proceso siguiente a la pérdida condicionantes que facilitan o perturban el
de algo de orden simbólico, ya que la carga proceso y la connotación que imponen los
libidinal investida sobre este tipo de pérdidas tipos de pérdidas. Sucesivo a esto, se
discrepa en cierta medida de la que puede desarrolla la caracterización de la dignidad
investirse sobre un otro amado. como objeto susceptible de perderse y se
expone la dinámica de constitución psíquica
A propósito de aquello intangible, se ha de la misma.
seleccionado para la caracterización del
proceso de duelo, a la dignidad. Ésta hace Luego de retomar, las que considero, son las
parte de un conjunto de supuestos, como el condiciones más importantes que facilitan o
honor, el prestigio o la identidad que si bien perturban la resolución del proceso de duelo
no son definidos claramente, no se pone en en torno a la dignidad como objeto perdido,
duda su existencia. se despliega el recorrido hacía las
posibilidades con las que cuenta el doliente
A lo largo del primer capítulo de este para dar continuidad y, quizá, resolución a su
documento, se presenta un recorrido sobre la proceso de duelo. Éstas son el perdón y la
noción de dignidad humana generalizada, venganza.
esto con el fin de observar la ruta que transita
este concepto hasta ubicarse como una
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La palabra dignidad proviene del latín De aquí podemos decir que la dignidad
dignitas, forma abstracta del adjetivo dignus, actúa como distinción de cada ser humano
cuyo significado es decoro, cualidad superior con relación a los seres no humanos.
o excelencia.
Sin embargo, ya en esta época, la dignidad
El diccionario la define como ‚la calidad o el poseía dos acepciones. El mismo Aristóteles
estado de ser valorado, honrado o señala que existen dos niveles de excelencia,
respetado” (Diccionario RAE, 2001) de donde uno es el de los talentos o méritos y otro es el
es posible inferir que la dignidad es algo que de la ciudadanía. En este último nivel los
se percibe en otro y/o en uno mismo. ciudadanos griegos poseían entre sí una
igual dignidad que no era atribuida a los
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Kant (1785) sostiene que es en virtud a la puede tener un precio diferente superior o
naturaleza racional que cada ser humano inferior al contrastarlo con otros. Para Kant no
está dotado de dignidad, lo que aleja está hay dignidad superior a otra, por ello no
noción de presupuestos teológicos. existe la posibilidad de intercambio, sacrificio
o reemplazo de algo que esté dotado de
La dignidad para Kant ocupa el lugar de valor dignidad. El reconocer que cada ser humano
primordial, valor que no es otorgado por es irremplazable y está dotado de dignidad
nadie, que trasciende los méritos individuales sitúa la base para el respeto moral de los
y las distinciones sociales. En su demás individuos.
argumentación, Kant, sitúa a la dignidad en la
autonomía del hombre y aclara al respecto En torno a la idea de dignidad, puede
que independientemente de los factores sintetizarse que la propuesta Kantiana la
externos, el hombre debe y puede llevar un entiende, como una cualidad trascendental,
dominio de sí y una vida digna. es decir como un atributo propio de cada
miembro del género humano, de la
Cuando Kant se refiere a la dignidad como un humanidad.
‚valor‛ no lo hace en términos cuantitativos,
se refiere a ella como un valor Posterior a Kant y situado en el marco de la
inconmensurable que es propio de los seres estética y la creatividad, Friederich Schiller
racionales, es decir, de las personas, a las (1793) reflexiona sobre la noción de
que distingue por ser fines en sí mismos Dignidad, entendiéndola como la capacidad
(Kant, 1785) y no medios usados para algo. de autodominio del hombre frente a sus
Dicho valor se caracteriza por ser invariable, instintos, lo que lo eleva a un plano superior
incondicional e incomparable. con relación a las demás criaturas. Schiller
describe al hombre como el único de los
Esta última caracterización se comprende seres conocidos, que posee el privilegio de
mejor cuando se distingue a la dignidad del intervenir en la cadena de la necesidad
valor común a los fines relativos: el precio. desde de su propia voluntad (Schiller, 1793)
Este es un valor oscilante atribuible a los y generar a partir de sí mismo una serie de
objetos materiales, susceptible de ser nuevos eventos. Su voluntad le permite, en
alterado y comparado, ya que cada objeto diferente medida, elevarse por encima de la
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en particular y señala que el discernimiento Con este último argumento, este autor
acerca de la dignidad que tienen los alemán, introduce otra discusión no menos
humanos, los animales y las plantas intrincada, el uso de técnicas de
concierne a la comunidad de diálogo. manipulación genética.
objeto perdido sino del valor que se le significar intenso dolor e impliquen un trabajo
atribuye a dicho objeto. de igual magnitud.
El padecimiento que cada persona Silverman (en Sherr, 1992), por ejemplo,
experimenta en sus procesos de duelo varía plantea que la dinámica del duelo se explica
según su historia, identidad y recursos por tres fases o etapas en las que se
personales. Es incuestionable que la escala evidencian claramente comportamientos,
del abatimiento, la intensidad y la duración emociones y sentimientos diferentes:
mutan según la personalidad de cada quien,
sin embargo, emergen algunos modelos a) Shock y negación (o incredulidad): En esa
teóricos generales que señalan la fase se presenta una aguda conmoción
universalidad de tal escenario, en los cuales psíquica en la que hay un estado de
se conceptualiza sus fases, los sentimientos aturdimiento y sorpresa que puede causar
presentes, las condiciones que facilitan o embotamiento y/o liberación emocional
perturban el proceso, el tipo de vínculo, la intensa como resultado del brusco
responsabilidad de la pérdida, entre otros. desequilibrio ante la pérdida. La negación
de los hechos, es una defensa provisional
Fases que suele durar de pocas horas a unas
semanas después de la pérdida y se
A propósito del trabajo conceptual sobre el caracteriza por la presencia de una
duelo, es de relevancia señalar que éste ha conducta semiautomática. Luego de la
centrado su atención en definir las líneas resolución de esta fase, mediada por los
generales de este proceso psicológico con ritos familiares y culturales, la negación es
relación a la muerte, considerada como el sustituida por una aceptación parcial.
magno exponente en cuanto a pérdidas se
refiere. Es por esto que los distintos modelos b) Ira y búsqueda de la figura pérdida:
describen el proceso de duelo en diversas Luego de la finalización de los actos
fases de adaptación psicológica religiosos y ante la imposibilidad social de
específicamente a la muerte, sin descartar mantener la negación aparecen los
con ello que pérdidas de otra índole puedan sentimientos de rabia, ira y resentimiento,
en primer lugar, hacia el objeto perdido, y
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conocimiento por parte del doliente del grado dar trámite al proceso acompañado con el
de dolor y sufrimiento que sobrellevó el ser sosiego de la reparación.
querido a la hora de morir.
El recorrido sobre las condiciones que
El pensar en el dolor físico y psíquico atenúan o agravan el proceso de duelo, hace
asociado a la muerte y en lo inevitable del escala ahora en una de los requisitos
encuentro con ella, hace parte del orden de fundamentales para empezar el lento proceso
lo funesto, por ello, aunque suele evitarse, la de la aceptación de la muerte de un objeto
muerte suele ser imaginada como un de amor, éste es, la posibilidad de constatar
momento tranquilo y tolerable, tanto para sí, mediante un despojo: el cuerpo, que aquel
como para aquellos que amamos. Ante la que se ha ido, aun deja algo de sí a lo que el
pérdida de un ser amado resulta improbable doliente puede aferrarse. Ese objeto concreto
dejar de cuestionarse sobre su dolor, su representa la ausencia del ser querido y va a
agonía, las condiciones y las circunstancias permitir de manera paulatina la constatación
del momento preciso de su muerte, y no es real de lo perdido. Ese cuerpo que encarna y
esa imagen de la muerte tranquila la que representa al muerto va a tomar su lugar, va a
responde todos estos cuestionamientos. La ser visitado, atendido, va a recibir los
culpa por lo que se pudo haber hecho para reclamos de su doliente y todas las preguntas
hacer de ese momento un encuentro, sin cargadas de culpa que a éste acaecen y de
sufrimiento, con la muerte, alberga al igual manera va a recibir los actos
doliente, quien siente en sus manos la reparatorios con los que su doliente va a
responsabilidad de haber acompañado en completar poco a poco el duelo.
sus últimas horas a quien se fue. Cuando la
muerte del otro, se da como un proceso, en Ante la ausencia del cuerpo, el doliente
el que es posible reparar mediante el queda confinado a la incertidumbre, carece
acompañamiento, la culpa suele disminuir en de evidencia que le ayude aceptar la muerte
tanto fue posible, de una u otra manera, y la posibilidad de existencia del ser querido
brindar alivio al que se fue, sentir tranquilidad se instaura como un fantasma. El doliente se
por habérselo otorgado. Esto permite, sitúa ante esta ausencia, en medio de sus
minimizando la culpa, enfrentarse al duelo y sentimientos ambivalentes, de un escenario
confuso que hace de la idea de la muerte
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a la verdad de los hechos, y permita la situar aquello que se pierde, éstos son el
sanción punitiva de comportamientos nivel de lo tangible y el nivel de lo intangible.
inaceptables, esto es, castigar Cuando se atañe a lo tangible se enmarca,
adecuadamente un crimen, se disminuye el tanto la pérdida de objetos materiales, como
odio y se facilita el proceso de duelo. la separación de personas queridas sea ya
por muerte, desaparición o culminación de
Tipos de pérdidas relaciones afectivas. De igual manera hace
parte de este grupo algún cambio radical en
Como ya se mencionó, el duelo surge frente a el cuerpo como la pérdida de un miembro o
la pérdida de cualquier objeto, lugar, rol, de condiciones de salud.
relación, posición o ideal en el cual se haya
invertido una carga afectiva significativa y su Del lado de lo intangible es posible encontrar
intensidad no depende de la naturaleza del pérdidas enmarcadas en el orden de lo
objeto perdido sino del valor que se le simbólico, tales como la identidad, el
atribuye a dicho objeto. Por ello, y pese a la prestigio, el honor, los valores asumidos
importancia que subraya la literatura en como principios o la dignidad. Así mismo es
cuánto la naturaleza del objeto perdido, lo posible situar de este lado los cambios de
que en parte vendrá a determinar la etapas como las del mismo desarrollo
tenacidad del proceso se asocia a la carga (infancia, adolescencia) o de estados como
libidinal investida sobre el objeto que se la soltería en su paso al matrimonio, que si
pierde. bien implican una pérdida de circunstancias
de orden tangible, lo que suscita el dolor es
Ante esto, hay que aclarar que no sólo se el sustrato simbólico con el que se inviste lo
inviste de dicha carga la relación con un otro, perdido. Los intangibles están puestos en
son también investidas las circunstancias, los algo (sus depositarios) que sólo es una
lugares, los trabajos, los bienes adquiridos, representación parcial.
todo aquello que pertenezca al orden de lo
propio o sea percibido de esta manera. Es en este nivel donde me interesa
profundizar, en cuanto a la manera en que el
Al hablar de lo perdido, podemos hacer trabajo del duelo opera cuando aquello
referencia a dos niveles en los que se puede perdido, sin desconocer una posible pérdida
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instituciones…) como por las vías privadas ofende a unos difiere de lo que puede insultar
que regulan la actuación moral (súper-yo). a otros, y esta diferencia radica en la carga
libidinal investida sobre aquello que se
La noción que cada cual apropia para sí de ofende (Caponni, 1999). Al igual que hay un
la dignidad, no se expresa, en la mayoría de sinnúmero de concepciones, colectivas o
los casos, por medio de un discurso individuales, frente a la dignidad, existen
estructurado en el que cada persona define también diferentes objetos que la encarnan, y
concretamente los pilares de su dignidad, es sobre los cuales se comete el vejamen.
más, en muchas ocasiones la persona no da
cuenta de una definición clara ante la Los depositarios de la dignidad que cada
pregunta por este valor (Levy y quien hace suyos, ocupan su lugar por
colaboradores, 1992), sin embargo, esto no diferentes circunstancias, por ejemplo, es
es indicador de la ausencia de dignidad, o de posible hablar de la dignidad familiar, es
una falta de interés en el concepto. Entonces, decir, ‚el nombre de la familia‛, que
¿cómo dar cuenta de la dignidad? Me atrevo obedecería al orden de lo heredado, o tal vez
a responder que la dignidad cobra sentido en hablar de una dignidad militar o aristocrática
cada quien con la ofensa, cómo dice Pitt- que confisca su valor en símbolos como la
Rivers (1992) entorno al honor ‚…Es sentido, patria, el himno, los escudos, las banderas o
antes de ser pensado‛. Para el caso que nos sus propios uniformes y que pertenecería al
ocupa, podemos extrapolar, que es el orden de la ley y las instituciones, o hablar
quebrantamiento de la dignidad, el que del campesino cuya dignidad radica en la
permite ubicar su valor y reconocer su tierra, en la oportunidad de cultivarla y en el
importancia, por medio del padecimiento de dominio de su oficio.
la ofensa.
Los diversos contextos políticos y sociales, la
Cuando aquello perdido tiene principalmente herencia cultural, la historia de humillaciones
una connotación simbólica, como en el caso propia de cada pueblo, y la identidad que
que nos ocupa, no se desconoce una posible este ha construido, suscitan configuraciones
pérdida en lo real, es aquí donde se instala el distintas de la dignidad y de las condiciones
agravio, la afrenta. Este es, de nuevo, un en las cuales se especifica el requerimiento
terreno desprovisto de certezas, pues lo que de ésta (Masso, 2006), de igual manera,
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intervienen en los disímiles objetos que la El trabajo que el duelo opera consiste en
encarnan y en las motivaciones que se desatar el enlace libidinal con el objeto, y su
esgrimen para la defensa los mismos. posibilidad de realización está sujeta a la
Además de la intervención del plano de lo determinada manera en la que se han
social, hemos de detenernos a considerar, el investido los objetos, ya que éstos completan
lugar que ocupa la configuración conflictual funciones del yo y compensan sus déficits.
individual, es decir, el plano de lo psíquico, La dignidad al situarse como un objeto
en el investimiento de los objetos que proyectado en la cultura y posteriormente
encarnan la dignidad, esto en pro de identificado, es investida en forma
conceptuar qué es aquello que se pierde narcisística (por medio de los objetos que la
cuando es la dignidad lo que ocupa el lugar encarnan), es decir que quien la inviste de
de pérdida, a través de sus depositarios. esta manera se está invistiendo a sí mismo a
Para empezar, expondré la relación que hay través de ella. Por ello ante su pérdida, lo que
entre pérdida y el concepto psicoanalítico de se “vuelve pobre y vacío” (Freud, 1914) ya
narcisismo. no es el mundo sino el yo mismo. La pérdida
es sentida como un desinvestimiento
Toda pérdida de un objeto de amor acarrea narcisista de sí mismo y por ende trae
consigo un efecto en la organización consigo trasformaciones de la representación
psíquica, pues se convierte, a su vez, en una del yo, por ello la persona que resiente la
pérdida del yo, esto, gracias al compromiso pérdida, se percibe ofendida. Recordemos
narcisista que se establece con los objetos que al hablar de la pérdida de dignidad se
(Hornstein, 2000). El efecto en el equilibrio alude a la ofensa que contra ella se comete;
psíquico implica tramitar los sentimientos es la ofensa la que altera el equilibrio
hacia el objeto perdido e iniciar un proceso narcisista y dispara diversas angustias y
de organización del yo, esto, con el fin de defensas, pues su instauración suscita dos
culminar la perturbación del sentimiento de problemáticas, una de orden objetal, que
estima de sí que se instala con la falta del sería la pérdida del objeto propiamente
objeto de amor y de esta manera disponer dicha, es decir la ofensa contra el objeto que
del capital libidinal que anteriormente estaba encarne su sentido, y la otra de orden
colocado en el objeto perdido. narcisista, que afecta al yo en su estructura y
en el sentimiento de valor que tiene de sí
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Otra de las condiciones que inciden en el y devuelto por otro se introyecta. Ahora, lo
proceso de duelo, hacía referencia a la que el entorno debe hacer es reconocer la
constatación, por medio de un despojo real, ofensa cometida contra la dignidad del
la ausencia de aquello que se pierde. doliente, y en esta medida demarcar
responsabilidades, delimitar al ofendido del
Cuando la pérdida está ligada a la muerte de ofensor, y tomar contra este último las
un ser querido, el despojo es su cuerpo, éste medidas pertinentes, es decir, sancionar
permite empezar el lento proceso de punitivamente el comportamiento inaceptable
aceptación de su muerte. En el caso que nos (si es el caso), para con ello disminuir el odio
ocupa, no existe otro despojo que el yo y la impotencia del ofendido y hacer que éste
mismo, pues es él quien se vuelve pobre y recupere la dignidad en la mirada de los
vacío, es él quien se identifica con el objeto demás.
resignado, con el depositario de su dignidad
y quien padece la pérdida de un trozo de sí. Este reconocimiento permite iniciar el trabajo
Sin embargo, aunque puede reconocerse ese reparatorio necesario para la resolución del
resto sobre el que van a recaer los actos duelo, sin embargo, puede que no se dé por
reparatorios, es decir reconocer que es el yo parte del entorno, o que, a pesar de darse,
su propio despojo, éste queda expuesto a un no satisfaga al ofendido. Es aquí donde el
daño prolongado, pues es aceptar que una doliente asume la resolución bajo las
parte del yo se ha ofendido, que está en falta, posibilidades que su configuración psíquica
y aquella parte que aun quede debe se lo permita, y tiene para ello dos
reorganizar su mundo interno. posibilidades: el perdón de la ofensa y de su
respectivo ofensor, o ‚tomar la justicia por sus
El reconocimiento que de la pérdida hace la propias manos‛ es decir emprender la
sociedad en la que está inmersa el doliente, venganza contra aquel o aquello que le ha
es la tercera condición que considero causado una herida narcisista.
esencial para el desarrollo del proceso de
duelo. Recordemos que es el reconocimiento III. PERDÓN
que hace el exterior a la noción actuada de
“Un soldado Nazi llamado Karl está a punto de morir.
dignidad de cada persona, aquello con lo
Se encuentra en el cuarto de un hospital y le pide a la
que ésta se identifica, es decir lo proyectado enfermera que le traiga a un judío. La enfermera se
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lo trae, y Karl le confiesa que formó parte de un Pese a este objetivo, no es posible dejar de
grupo de nazis que encerró a decenas de judíos en un
lado, los cuestionamientos que han nutrido
edificio para después prenderles fuego. Los judíos
que no murieron incinerados, fueron acribilladlos las diversas aproximaciones al perdón y
al tratar de escapar arrojándose por las cuyas respuestas colindan con la
ventanas. Además Karl le dice al judío contradicción: ¿Quién perdona?, ¿Es
“en las largas noches, mientras espero
que venga la muerte, he deseado una y
necesario el arrepentimiento del ofensor para
otra vez hablar de este episodio con perdonar?, ¿Se perdona la ofensa o el
un judío y rogarle que me perdone… ofensor?, ¿Qué es lo imperdonable?, ¿Es el
Sé que te estoy pidiendo demasiado,
perdón un acto masoquista? entre otros. Es
pero sin tu respuesta no puedo morir en
paz”. El judío permaneció en silencio, dio necesario, para el propósito planteado, hacer
media vuelta y abandonó la habitación escala en algunas de estas preguntas, ya
sin decir palabra”. que sus diferentes respuestas darán luces
acerca de la viabilidad del ofendido de
- Wiesental, S. Los límites del Perdón
deponer su deseo de venganza y tomar
“Es fácil perdonar para Mandela y Tutu... frente a su ofensor una actitud conciliadora
llevan una vida fácil. En mi vida, nada, ni que le lleve a la posibilidad de perdonarlo.
una sola cosa ha cambiado desde que a
mi hijo lo quemaron los bárbaros...
Nada, por consiguiente,
El perdón es un concepto del que, por mucho
no puedo perdonar”. tiempo, se apoderó el Cristianismo al ubicarlo
en el centro de su sistema teológico, pues es
- La señora Kondile, madre de una víctima de la la condición que deben cumplir los hombres
represión del Apartheid (Mail and Guardian,
entre ellos para alcanzar el perdón divino:
25 de Julio de 1997)
“…Perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos
Compilar un sinnúmero de posiciones frente
ofenden…”. Bajo esta doctrina el perdón es
al fenómeno del perdón, es una tarea ardua
un acto gratuito, que implica el olvido de la
que, por fortuna, no es el objetivo de este
ofensa, a condición de no olvidar, a los ojos
capítulo. Lo que pretendo, es mostrar de qué
de Dios, que hemos sido capaces de
manera el perdón puede instaurarse como
perdonar, lo cual traerá consigo una
una de las posibilidades con las que cuenta
ganancia secundaria. Este mandamiento
el doliente para la resolución de su duelo.
supremo, significa el otorgamiento de una
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claro que el perdón no es ni misericordia, ni otros como una ofensa generalizada, lo que
gracia, ni clemencia, ni amnistía, ni indulto. cada sociedad comprenda como ofensa con
Es aquí donde empiezan los avatares del su respectiva jerarquización y el segundo
perdón: el establecimiento de una definición atañe a la valoración que hace cada quien de
positiva, es decir que no se sustente en lo la ofensa que recibe del otro: ‚Para cada
que no es perdonar. persona concreta existen ofensas y
desgarros que sólo ella puede medir‛
Si fuera mi pretensión lograr una definición (Sádaba, 1995). Está claro, el perdón
positiva, sería necesario empezar por el que, pertenece al agredido y no puede ser
quizá, es el único punto de intersección entre otorgado por una instancia ajena a la del
las teorías filosóficas que desde la ética o la sujeto violentado, excluye a todo tipo de
moral han abordado la temática del perdón, terceros, incluyendo los institucionales, es
me refiero a quién perdona. Es sencillo, el decir, ni el estado, ni el pueblo, ni la historia
perdón le pertenece a la víctima, al ofendido: puede perdonar en nombre de aquel que ha
‚El hombre perdona, el mal físico, moral o recibido el perjuicio.
material, que se le ha hecho a él, razonando
más a partir del perjuicio sufrido, que de la Una vez resuelta la pregunta sobre quién
regla moral violada para ello‛ (Abel, 1992). perdona, es preciso situarse ahora, en
aquello sobre lo que recae el perdón. Es aquí
Es decir, el ofendido, él y sólo él, puede donde la filosofía moral aboga por ubicar a la
considerar el mal que le han causado, y no ofensa, y no al agente que la comete, como
sólo en términos de un acto repudiable, es objeto del perdón, argumentando que, si
decir, que la ofensa cometida contra él sea bien, la ofensa trae consigo un mensaje
un crimen o una injustica, sino por una humillante impartido por otro con un carácter
importancia negativa para él, para lo que él intencional, ese otro no puede reducirse a la
considere le ofende. Por ello el objeto del suma de sus acciones. Crespo señala que en
perdón es la ofensa y su “dimensión la filosofía moral, la no identificación del
concreta” (Crespo, 2001), dimensión que ofensor con su ofensa es el proceso central
cuenta con un carácter objetivo y un carácter en el acto de perdonar (Crespo, 2004). Sin
subjetivo. El primero hace referencia al tipo embargo, esta toma de conciencia del otro
de mal específico que es reconocido por los como persona irreductible a sus actos
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intercambiar roles y poder ‚lavar el honor Freud señala (1915) que el proceso de duelo
ofendido‛ (Kancyper, 1991), pues pasa de mueve al yo a renunciar al objeto y poco a
ser un objeto anteriormente humillado a un poco “se afloja la fijación de la libido al
sujeto ahora torturador. objeto desvalorizando éste”, no obstante lo
que se observa en el resentimiento es una
Esta nueva condición de verdugo, avalada sobrevaloración del objeto perdido, se le
por su condición de víctima, permite al idealiza y se le atribuyen cualidades de
ofendido obtener satisfacción del agravio o perfección. Contrario a lo que se espera con
daño que ha recibido. Además de este rédito, el trabajo de duelo, el ofendido anuda su
su nueva posición le lleva a suponer que con libido al objeto en lugar de desatarla.
el daño que ahora imparte, reivindica a la
herida narcisista que no cicatriza, la cual En torno a esto Kancyper (1991) advierte que
nutre el amargo y arraigado recuerdo de la el ofendido queda retenido, detenido y
ofensa. entretenido en las frustraciones producto de
los maltratos padecidos, no puede ver más
Este clamor de reivindicación del doliente allá de su pasado humillante y su futuro
resentido, no tiene otra intención que la de queda reducido a imaginar venganzas contra
restablecer un vínculo con aquello que perdió su ofensor. El lugar preponderante que ahora
cuando se instauró el daño narcisista por ocupa su odio y su resentimiento deriva en un
manos de otra persona. Es decir, el acto de sentimiento de mismidad (Lichtenberg,
venganza se instala como garante de la 2001), sobre el cual el doliente formula su
continuidad de la relación con aquel trozo de identidad y al que articula la ausencia de
sí que se perdió con la afrenta. Sin embargo aquello perdido.
la pretensión de recuperar aquello perdido
mediante la venganza, sumerge al doliente en Lichtenberg (2001) destaca que el odio
la negación de la pérdida, “en un estado suscitado en el complejo escenario del
ilusorio de perfección anterior” (Speziale agravio es un sentimiento que supera la
2002), lo que lo conduce a dejar inconclusa frustración consecuente de un insulto al
la elaboración del duelo. orgullo, pues implica una fuerte aversión o
repulsión asociado con una mala intención,
es un aborrecimiento duradero aunado a un
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deseo de venganza, en el que, a toda costa y Esta es investida en forma narcisística (por
bajo los medios que sea, se busca causar medio de los objetos que la encarnan), es
dolor a la fuente del odio, sea ya decir que quien la inviste de esta manera se
directamente al ofensor o a lo que éste está invistiendo a sí mismo a través de ella.
signifique como amado. En este último punto La instauración de la ofensa altera el
donde radica una de las principales equilibrio narcisista y por ende acarrea
cualidades de la venganza, y es que ésta es trasformaciones de la representación del yo.
extensiva, es decir, la venganza la ejerce el La elaboración de la pérdida supone iniciar
ofendido y se dirige contra el ofensor y los un proceso de organización del yo y tramitar
suyos, convirtiéndola, no en un medio para los sentimientos hacia el objeto perdido. Sin
prevenir la repetición de la ofensa, sino en un embargo esto no es posible cuando el objeto
nuevo elemento de producción de daño, que no posee completamente ese carácter de
pretende igualarse al padecido por el perdido, es decir, cuando el doliente ha
ofendido y que determina la perpetuación de hecho de esa defensa provisional que es la
la relación entre las redes del ofendido y del negación, un estado casi que inextinguible.
ofensor sostenida por el castigo
reivindicativo. Este acontecer es propio de la venganza, en
donde el objeto del doliente, no es el
Ahora es necesario dar lugar, luego de una ausente, sino un objeto idealizado, poseedor
rápida comprensión de la dinámica psíquica de una valiosa perfección, es decir, un objeto
de la venganza, a la idea que determinó la heredero de ese narcisismo infantil, de la
importancia de esta última en la elaboración megalomanía infantil (Green, 1983), en
del duelo ante la pérdida de un intangible donde todo es completud.
como la dignidad, dicha idea es, entender a
la venganza como una de las posibilidades Esta negación de la pérdida y su retención
con las que cuenta el doliente para la por medio de la ilusión de castigar al otro,
continuación de su proceso de duelo. nos compele a sospechar sobre la
posibilidad de considerar a la venganza
El trabajo que el duelo opera consiste en como un acto reparatorio. Ante esta
desatar el enlace libidinal con el objeto, que fluctuación, Figueroa (2004) afirma: ‚La
en el caso que nos ocupa es la dignidad. venganza es una de las formas de
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Así, ante un doliente abatido por un gran vengarse, a un duelo inconcluso, pues la
dolor psíquico, frustrado, lleno de agresión y promesa de continuidad con aquello que ya
con la responsabilidad a cuestas de no está lo seduce de manera tal que lo
reorganizarse, pese a su propia falta, el condena a un estado de negación de la
reconocimiento del contexto le permite iniciar pérdida. En tales condiciones no tendrá lugar
el trabajo reparatorio para la resolución del el proceso de desatar el enlace libidinal con
duelo. Sin embargo, a pesar de darse, puede el objeto, y se postergará indefinidamente la
no resultar suficiente para el ofendido, lo que reorganización del mundo interno del
compele a éste a asumir la continuidad de su doliente. La venganza se instala como un
elaboración bajo las posibilidades que su acto que condena al doliente a mayor
configuración psíquica se lo permita. El frustración y notable desequilibrio psíquico.
doliente cuenta con dos posibilidades para la
continuación del proceso, la venganza o el El recorrido hecho permite vislumbrar cómo el
perdón. perdón puede situarse como posibilidad de
resolución, pese a que su naturaleza no es
Existen daños que permanecen inalterables otra que la renuncia voluntaria a responder
con el paso del tiempo, ofensas que recíprocamente al daño que el ofensor ha
parecieran nunca se disipan y que devienen causado.
inadmisible la consideración del perdón, así
éste traiga consigo ganancias secundarias, El doliente debe enfrentarse de manera
como el reconocimiento de los otros. Esas adaptada “al daño narcisista de manos de
ofensas imperdonables e imposibles de otra persona” (Horwitz, 2006), y su renuncia
asumir impelen al ofendido, a como dé lugar, al desquite reduce la perturbación que causa
a vengarse de su victimario, demostrándole a la ofensa en el yo, esto, logrando a su vez
éste la medida en que le ha sido infligido el que el deseo del castigo reivindicativo por
daño. sus propias manos aplaque, y su pretensión
imperante de destruir al otro como forma de
El doliente se venga presumiendo que con el compensación, no se despliegue como
daño al otro reivindica a la herida que soporta producto del desequilibrio psíquico.
y a su vez, podrá recuperar aquello perdido.
Esto deja confinado al ofendido, que decide
Revista de Psicología GEPU, Vol. 1, No. 2, 2010, pp. 01 - 206.
Humanos. (1948). Bogotá: Editorial Ancur, Sádaba, J. El perdón. La Soberanía del Yo.
2003. (1995). Barcelona: Editorial Paidós.