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Revista de Psicología GEPU, Vol. 1, No. 2, 2010, pp. 01 - 206.

a96b97 Elaboración de Duelo en la Pérdida Simbólica:


El Caso de la Dignidad 96

Claudia Marcela Pinzón Menguán97


Universidad Nacional de Colombia

Recibido: 22 de Julio de 2009 Aprobado: 9 de Diciembre de 2009

Referencia Recomendada: Pinzón, C. (2010). Elaboración de duelo en la pérdida


simbólica: el caso de la dignidad. Revista de Psicología GEPU, 1 (2), 129 - 173.

Resumen: Las pérdidas y su proceso de elaboración, como parte constante de la vida de


todo hombre, se han constituido como un tema de especial interés para el abordaje
psicológico desde diferentes perspectivas. Sin embargo la literatura psicológica ha
centrado su atención en la naturaleza del objeto perdido, por ello este proceso
psicológico se ha definido con relación a la muerte, considerada como el magno
exponente en cuanto a pérdidas se refiere. El trabajo realizado supone frente a este
hecho, que la intensidad del duelo no depende de la naturaleza del objeto perdido sino
de la carga libidinal investida sobre el objeto que se pierde. Consecuentemente es
posible afirmar, que se inviste todo aquello que sea percibido como propio,
independientemente si su naturaleza es tangible o intangible. Ante este panorama, surge
la inquietud sobre las implicaciones que tiene la elaboración del duelo, cuando la
pérdida que generó a este último, está situada del lado de lo intangible. Es por ello que
el cuestionamiento que aquí nos ocupa, es el cómo se caracteriza el proceso siguiente a
la pérdida de algo de orden simbólico, específicamente, de la dignidad. Para realizar la
caracterización de la elaboración de este tipo de pérdidas se propone un recorrido y
una articulación entre conceptos como duelo, dignidad, ofensa, perdón y venganza.

Palabras Claves: Duelo, Dignidad, Ofensa, Perdón, Venganza.

96 96
Trabajo elaborado bajo la Dirección del Profesor Emilio Meluk, Profesor Asociado al Departamento de Psicología de la
Universidad Nacional de Colombia.
97

97 Psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: cmpinzonm@unal.edu.co


ISSN 2145 - 6569 / Grupo Estudiantil y Profesional de Psicología Univalle

INTRODUCCIÓN aproximarse al tema pone el acento, tanto en


la elaboración de la agresión destructiva
La vida del hombre está trazada, producto del escenario de la separación,
ineludiblemente, por una constante como en el valor que se le atribuye al objeto
separación, desde la cuna hasta la tumba el perdido independientemente de la naturaleza
desprendimiento y la pérdida de distintas del mismo. Este valor que se atribuye al
circunstancias, relaciones, etapas, objetos y objeto está supeditado por la historia singular
personas atraviesan su historia. Toda de cada quién y por la configuración de su
separación, supone una pérdida y esta última subjetividad. Sin desconocer la objetividad y
implica necesariamente su elaboración, la la realidad de los hechos, desde una
cual se produce gracias al trabajo que el perspectiva psicodinámica, es claro que la
duelo opera, esto es, enfrentarse al dolor de pérdida y su valoración, no son equivalentes
la pérdida y gestionar de modo constructivo a los sucesos reales, ‚sino más bien
la misma. depende de la experiencia subjetiva” (Ortiz,
1998).
Las pérdidas son experiencias de carácter
universal, por ende, el duelo no es un Esta perspectiva permite abordar la
proceso patológico sino una reacción elaboración del duelo desde la óptica de la
‚normal‛ ante el evento, sin embargo, es un carga libidinal investida sobre el objeto que
concepto en el que confluye tanto el modo en se pierde y no desde la naturaleza de la
el que una comunidad o estructura colectiva pérdida, visión que en parte sujetó la
aborda la temática de la muerte (pérdida por definición de este proceso psicológico a la
excelencia) como la dimensión muerte de un ser amado, considerada la
absolutamente particular de cada caso. mayor separación en la existencia del
hombre.
El acercamiento al fenómeno del duelo ha
tenido especial énfasis en la precisión de la En consecuencia con esto y acogiendo la
pérdida, la cual, por sí sola, resulta propuesta freudiana de entender al duelo
insuficiente para explicar las características como la ‚reacción frente a la pérdida de una
del duelo y las manifestaciones que lo persona amada o de una abstracción que
definen. Al respecto Capponi (1999), al haga sus veces” (Freud, 1915), es posible
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afirmar que no sólo se inviste la relación con noción particular en cada quien. Es sobre
un otro, se inviste también todo aquello que esta última de quien interesa comprender su
sea percibido como propio, configuración individual, pues es a la que se
independientemente si su naturaleza es pretende aludir al hacer referencia a una
tangible o intangible. posible pérdida.

Ante este panorama, surge la inquietud sobre Posterior al intento de conceptuar la dignidad
las implicaciones que tiene la elaboración en un marco que se reduce de lo universal o
del duelo, cuando la pérdida que generó a lo particular, el segundo capítulo rinde cuenta
este último, está situada del lado de lo de los elementos básicos que caracterizan la
intangible. Es por ello que el cuestionamiento elaboración de una pérdida. Se describen en
que aquí nos ocupa, es el cómo se este apartado, las fases del duelo, los
caracteriza el proceso siguiente a la pérdida condicionantes que facilitan o perturban el
de algo de orden simbólico, ya que la carga proceso y la connotación que imponen los
libidinal investida sobre este tipo de pérdidas tipos de pérdidas. Sucesivo a esto, se
discrepa en cierta medida de la que puede desarrolla la caracterización de la dignidad
investirse sobre un otro amado. como objeto susceptible de perderse y se
expone la dinámica de constitución psíquica
A propósito de aquello intangible, se ha de la misma.
seleccionado para la caracterización del
proceso de duelo, a la dignidad. Ésta hace Luego de retomar, las que considero, son las
parte de un conjunto de supuestos, como el condiciones más importantes que facilitan o
honor, el prestigio o la identidad que si bien perturban la resolución del proceso de duelo
no son definidos claramente, no se pone en en torno a la dignidad como objeto perdido,
duda su existencia. se despliega el recorrido hacía las
posibilidades con las que cuenta el doliente
A lo largo del primer capítulo de este para dar continuidad y, quizá, resolución a su
documento, se presenta un recorrido sobre la proceso de duelo. Éstas son el perdón y la
noción de dignidad humana generalizada, venganza.
esto con el fin de observar la ruta que transita
este concepto hasta ubicarse como una
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En el capítulo tres, se abordan, en primer simbólico, específicamente, la perdida de


lugar, los cuestionamientos que han nutrido dignidad.
las diversas aproximaciones al perdón y las
respuestas que desde diferentes I. DIGNIDAD
perspectivas se han ofrecido a los mismos.
Continuo a esto se exponen las Uno de los conceptos fundamentales que
consecuencias psíquicas que trae consigo el rara vez se pone en cuestión en la vida
acto de perdonar y la naturaleza del mismo. cotidiana es la Dignidad Humana; ésta hace
Asimismo se busca entender de qué manera parte de un conjunto de supuestos, que si
el perdón puede instaurarse como una de las bien no son definidos claramente, no se pone
posibilidades con las que cuenta el doliente en duda su existencia.
para la resolución de su duelo.
Pese a esto, definir de manera objetiva esta
Siguiente a la consideración del perdón, en el noción, es decir, sin acudir a argumentos
cuarto capítulo se da paso al abordaje de la antropocéntricos o teológicos, implica un
venganza, en el cual se pretende aclarar si camino polisémico, de múltiples
ésta puede constituirse como una posibilidad interpretaciones y de igual número de
de resolución del duelo, cuando la justicia objeciones.
institucional llega sin resultar suficiente, o se
hace inaceptable perdonar. Para ello, se Por ejemplo, es posible entender la dignidad
estipula el sustrato que nutre el deseo de en términos de buenas condiciones de vida,
venganza y la dinámica psíquica de autonomía o libertad, de reducción de
desencadenada antes y después de todas las formas de dolor (esto para el campo
materializar el deseo de destrucción del otro. clínico o asistencial) o de pudor, decencia y
decoro. Esto sin profundizar en expresiones
Finalmente se presentan, a manera de aun más complejas como el morir
conclusión, las derivaciones producto de la dignamente, donde la dignidad atañe a la no
revisión realizada y la articulación de los prolongación de la vida por medios
conceptos fundamentales en torno al proceso artificiales, al alivio del padecimiento gracias
siguiente a la pérdida de algo de orden a las terapias de dolor, o al no ocultamiento
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de la situación en la que se encuentra un Algunas nociones


paciente.
La dignidad carga sobre sí, una larga
La multiplicidad de significados en torno a la tradición en la historia del pensamiento de
noción de dignidad y los diferentes ámbitos o occidente, pues desde épocas remotas en la
espacios donde ocupa un lugar protagónico filosofía griega se mantuvo un interés por la
como la religión, la prosa política, la clínica o formulación teórica de este problemático
la ética permiten el reconocimiento de la concepto, interés que ha tenido varios
complejidad del concepto. Complejidad que momentos históricos y discusiones de orden
data de tiempo atrás y que incrementa con el teológico-moral.
cambio contextual y cultural.
Aristóteles (en Andorno, 1998), por ejemplo,
Para entender un poco la evolución del sitúa la dignidad del ser humano en el grado
concepto, es necesario hacer un recorrido de excelencia consecuente de estar dotado
por algunos de los principales discursos de la de alma racional. Ésta faculta al hombre para
dignidad, empezando antes de esto, por su pensar, razonar y elaborar ciencia y esto ya
etimología. le adjudica una categoría superior frente a los
demás seres, lo que le hace más digno de
Etimología respeto.

La palabra dignidad proviene del latín De aquí podemos decir que la dignidad
dignitas, forma abstracta del adjetivo dignus, actúa como distinción de cada ser humano
cuyo significado es decoro, cualidad superior con relación a los seres no humanos.
o excelencia.
Sin embargo, ya en esta época, la dignidad
El diccionario la define como ‚la calidad o el poseía dos acepciones. El mismo Aristóteles
estado de ser valorado, honrado o señala que existen dos niveles de excelencia,
respetado” (Diccionario RAE, 2001) de donde uno es el de los talentos o méritos y otro es el
es posible inferir que la dignidad es algo que de la ciudadanía. En este último nivel los
se percibe en otro y/o en uno mismo. ciudadanos griegos poseían entre sí una
igual dignidad que no era atribuida a los
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demás humanos. Aquí ya la dignidad tiene Con el tránsito al renacimiento se centra la


una función de distinción entre los hombres, atención en la individualidad del hombre y en
opera como un distintivo social. la capacidad de éste para actuar. Esta época
hace descansar la dignidad del hombre
Pocos siglos después y sin dejar de mantener sobre el concepto de la libertad. Al respecto,
la importancia de la dignidad como Pico della Mirandola (en Torralba, 2005),
consecuencia del alma racional, los estoicos, señala cómo el hombre es capaz, a
acuñan que la racionalidad del humano le diferencia de las demás criaturas, de
permite tener el dominio de sí mismo, así transgredir los límites fijados en su especie
como el poder de acceder al orden cósmico actuando bajo su propia voluntad, lo que le
y esto lo hace más digno que el resto de hace alcanzar el estatus de arquitecto de su
criaturas naturales. propia vida. Para este autor, la dignidad que
distingue al hombre es su libertad y la
Con la llegada del mensaje cristiano a la posibilidad que ésta le confiere de crear su
cultura de occidente se da el paso a la edad propio mundo. Su propuesta no desconoce la
media, y con ello a la preocupación por la creación de Dios, ni al hombre como uno de
incidencia de Dios en la vida del hombre y los seres de ésta, sin embargo señala que el
del mundo. En este contexto se comprende al hombre fue creado ‚libre‛ por Dios, capaz de
ser humano como una creación a imagen y superar la naturaleza y de crear arte y
semejanza de Dios, y es precisamente en ciencia.
este punto donde reside la dignidad del ser
humano. Santo Tomás (en Andorno, 1998), Ante la inquietud formulada en el
afirma que la razón es un instrumento o don renacimiento sobre la fuente válida de
entregado por Dios al hombre, el cual le cocimiento y como resultado de la
confiere un estatuto particular con relación a discrepancia entre el Racionalismo y el
las demás criaturas de la creación. Sin Empirismo surge en la época moderna la
embargo, dicha razón está llamada a posición Kantiana en la cual la autonomía
establecer una relación con Dios, ya que moral, la calidad de sujeto y la unicidad de
debe sustentarse en los contenidos de la fe y cada individuo desempeñan un rol central en
son éstos los que hacen al ser humano digno. la comprensión del hombre.
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Kant (1785) sostiene que es en virtud a la puede tener un precio diferente superior o
naturaleza racional que cada ser humano inferior al contrastarlo con otros. Para Kant no
está dotado de dignidad, lo que aleja está hay dignidad superior a otra, por ello no
noción de presupuestos teológicos. existe la posibilidad de intercambio, sacrificio
o reemplazo de algo que esté dotado de
La dignidad para Kant ocupa el lugar de valor dignidad. El reconocer que cada ser humano
primordial, valor que no es otorgado por es irremplazable y está dotado de dignidad
nadie, que trasciende los méritos individuales sitúa la base para el respeto moral de los
y las distinciones sociales. En su demás individuos.
argumentación, Kant, sitúa a la dignidad en la
autonomía del hombre y aclara al respecto En torno a la idea de dignidad, puede
que independientemente de los factores sintetizarse que la propuesta Kantiana la
externos, el hombre debe y puede llevar un entiende, como una cualidad trascendental,
dominio de sí y una vida digna. es decir como un atributo propio de cada
miembro del género humano, de la
Cuando Kant se refiere a la dignidad como un humanidad.
‚valor‛ no lo hace en términos cuantitativos,
se refiere a ella como un valor Posterior a Kant y situado en el marco de la
inconmensurable que es propio de los seres estética y la creatividad, Friederich Schiller
racionales, es decir, de las personas, a las (1793) reflexiona sobre la noción de
que distingue por ser fines en sí mismos Dignidad, entendiéndola como la capacidad
(Kant, 1785) y no medios usados para algo. de autodominio del hombre frente a sus
Dicho valor se caracteriza por ser invariable, instintos, lo que lo eleva a un plano superior
incondicional e incomparable. con relación a las demás criaturas. Schiller
describe al hombre como el único de los
Esta última caracterización se comprende seres conocidos, que posee el privilegio de
mejor cuando se distingue a la dignidad del intervenir en la cadena de la necesidad
valor común a los fines relativos: el precio. desde de su propia voluntad (Schiller, 1793)
Este es un valor oscilante atribuible a los y generar a partir de sí mismo una serie de
objetos materiales, susceptible de ser nuevos eventos. Su voluntad le permite, en
alterado y comparado, ya que cada objeto diferente medida, elevarse por encima de la
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materia, superar su naturaleza instintiva y, Contemporáneo a Schiller e inmerso dentro


como lo denomina Schiller, alzarse al reino del Idealismo Alemán, Jogan Gottlieb Fichte
del espíritu. Y es en este punto donde radica (en Andorno, 1998), expone la dignidad del
la dignidad: la capacidad de dominar los hombre en el conjunto de la naturaleza. Para
movimientos involuntarios y a partir de esto ello se vale de la relación entre dignidad y su
someter la naturaleza al espíritu. Schiller postulación sobre la filosofía del yo. Allí se
connota la dignidad como la expresión en lo define al yo como observador y actor de la
fenoménico de la subordinación de lo realidad natural (no yo), que tiene la
sensible a lo moral, es decir, la dignidad capacidad de introducir un orden armónico
como expresión de un carácter sublime que en la naturaleza, tanto en la masa inanimada
conlleva a la libertad del espíritu. como en la multiplicidad de individuos. Sin
embargo el hombre puede quedar reducido
Con relación a la libertad, Schiller propone la al plano de la cosa o de la naturaleza (no yo)
dignidad existencial (1793). Esta se relaciona cuando niega la esencia y el destino del
con la noción de libertad, no del libre hombre mismo, esto es cuando se hace
albedrío, sino de la posibilidad de liberarse presa del peor de los males: la inactividad.
de las barreras que hay en la naturaleza Fichte sitúa la dignidad del ser humano en la
humana. Schiller señala que el ser humano capacidad de éste de actuar en el mundo, en
puede elevarse al reino divino por medio de la posibilidad de relacionarse con los demás
sus creaciones, el arte o la música o puede hombres y en su intervención activa de orden
optar por ser eterno esclavo de los sentidos y armonía. Es en su característica de
elementales, a esto último se refiere cuando principio ordenador, gracias a la razón que
hace referencia a las barreras de la posee, donde el hombre hace residir su
naturaleza. La resistencia que el espíritu dignidad especial en el conjunto cósmico.
pone (dignidad) frente al instinto natural no
es un atributo intrínseco a todo ser humano, Para terminar el recorrido por algunos de los
Schiller la propone como algo que está sujeto principales discursos de la dignidad, está
al mérito, al obrar de cada persona y a la Habermas (2001) y su planteamiento
capacidad de controlar sus actos racional-pragmático. Allí este autor parte de
involuntarios. la idea que la dignidad es un valor que se
atribuye por determinadas razones a una vida
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en particular y señala que el discernimiento Con este último argumento, este autor
acerca de la dignidad que tienen los alemán, introduce otra discusión no menos
humanos, los animales y las plantas intrincada, el uso de técnicas de
concierne a la comunidad de diálogo. manipulación genética.

Habermas subraya la distinción entre la La multiplicidad de significados en torno a la


dignidad (en general) y la dignidad humana, dignidad vuelve a ser escenario de fondo en
apuntando sobre esta última, que a pesar de la discusión que sobre esta noción se da en
no haber un consenso explicito, toda vida el terreno de la bioética. Como producto de
humana, emergente o lesionada, es múltiples polémicas en este ámbito Torralba
merecedora de respeto y acreedora de (2005) propone entender el complejo término
dignidad. La dignidad humana universalizada en función de tres sentidos que es posible
corresponde a la persona como tal, sin observar a lo largo de la historia y que
embargo de ella se abstraen acepciones pueden recoger las distintas acepciones que
concretas pues el estilo de pensar y de la palabra ha tenido. El propone como ideas
actuar es diferente en cada persona. centrales sobre la dignidad, un sentido
Ontológico, uno Ético y otro Teológico.
Habermas pone sobre la mesa la discusión
sobre aquello a lo que se puede denominar Dignidad Ontológica
vida; retomando que toda forma de vida es
acreedora de dignidad, él extiende este El sentido ontológico de la dignidad hace
último concepto a la vida embrionaria. Pese a referencia a la cualidad inseparable de todo
que esta forma de vida no puede ser humano, al ser o a la esencia que le
considerarse un interlocutor válido en la anima y le sostiene. Es el valor absoluto que
comunidad de diálogo, Habermas (2001) se confiere a todo hombre por el único hecho
insiste en que ‚debe guardarse respeto de existir, es decir que tiene un carácter
frente a esta forma de vida y a su libertad intrínseco. Esta dignidad descansa sobre la
potencial”, para ello acude a la posición idea de perfección o excelencia del ser
Kantiana, con la que subraya que la humano, independientemente de la forma
naturaleza humana no puede tratarse como concreta que este último pueda tener, lo que
un instrumento sino como un fin en sí mismo. la sitúa universal para todos los hombres,
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pero particular en tanto los distingue de las Dignidad teológica


demás criaturas. La dignidad Ontológica es
estática, gracias a su valor intrínseco a la Según la antropología teológica el ser
naturaleza humana. humano procede de la intención divina, Dios
se convierte en la causa primera de la
Dignidad Ética existencia humana y en sostén vital para el
desarrollo de la misma. El hombre establece
Mientras que la dignidad ontológica se refiere con Dios una alianza de amor y de
al ser, la dignidad ética se refiere al obrar. En orientación hacia él, gracias al hecho de ser
este sentido la dignidad se deriva y esta una creación a imagen y semejanza suya, lo
ceñida al buen actuar, lo que hace que, a cual le confiere la gracia de la dignidad. Sin
diferencia de la dignidad ontológica, no sea embargo, esta dignidad no radica en el ser
poseída por todos los hombres de la misma humano sino en el hecho de ser imagen de
manera. Esta dignidad es propia de quien Dios, lo cual le atribuye un carácter absoluto.
tiene una conciencia de sí mismo, la Pese a esto, el hombre puede malograr y
capacidad para distinguir y elegir el bien del degradar su dignidad cuando sus decisiones
mal, la preferencia de lo verdadero sobre lo internas se alejan de su alianza con Dios,
falso, y la capacidad para entrar en mediante alguna trasgresión contra sí mismo,
relaciones de diálogo, es decir de quien lo que por extensión, es una trasgresión a la
posee un Sentido Moral (Torralba, 2005). La gracia divina.
conducta propia de esta dignidad está
acorde con lo que el hombre debe ser, de Derechos Humanos y Dignidad
esta manera se constituye por cada quien de
acuerdo al ejercicio de su propia libertad, lo Más allá del recorrido histórico y de la
que hace a este tipo de dignidad, relativa. constatación por medio de éste de la
Este sentido de la dignidad es susceptible de pluralidad de significados en torno a la
transformarse a lo largo del tiempo, ya que dignidad, es necesario situar algunos hechos
una de las pautas para su distinción está en que han permitido volver al término de
la interacción con los otros y en los criterios manera inminente, y que han suscitado que
que contextualmente se definan para la dignidad tome mayor peso, sea decisiva
discriminar el buen actuar. para el derecho y se constituya en piedra
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angular para la universalización de los como están de razón y conciencia, deben


derechos humanos. comportarse fraternalmente los unos con los
otros” (ONU, 1948), y denota con esto el que
La Declaración Universal de los Derechos es considerado uno de los universales
Humanos del 10 de diciembre de 1948 se humanos: la igualdad entre todos los
forja como un texto marcado por la hombres al derecho a un respeto mínimo de
temporalidad y los requerimientos de un su libertad, su integridad y su dignidad, las
momento histórico claramente definido, un cuales no deben verse afectadas por
pasado atroz y humillante para el ser diferencias accidentales o particularidades
humano, una guerra sangrienta que como como lo pueden ser ‚los rasgos físicos, las
ninguna otra se instauró en la historia de la capacidades o las opciones” (Solari, 1998).
humanidad como el atentado de lesa
dignidad más censurable hasta ese La declaración pretende darle a los derechos
entonces. humanos una dimensión universal en donde
la primacía del respeto a la vida y la
Con el deseo de evitar que algo tan exigencia mínima de reconocimiento de la
traumático y doloroso fuese padecido por las dignidad se convierten en comunes
generaciones venideras, la Declaración logra denominadores y se imponen en el diálogo
materializarse, gracias al consenso entre la entre las diferentes culturas con sus
mayoría de las naciones, sobre algunos peculiaridades contextuales y sus diferencias
principios básicos que regulasen la en cuanto las visiones del mundo.
convivencia, si no pacífica, por lo menos no
sangrienta. De esta manera surge la En varios documentos internacionales se
declaración como un acuerdo pragmático repite una y otra vez la idea expresada en la
entre los pueblos acerca de unos mínimos carta de Naciones Unidas sobre el sentido de
valores comunes en torno a la libertad, la la dignidad, como es el caso del Pacto
dignidad y el respeto. Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (1966), y el Pacto
El artículo primero de la declaración señala: internacional de Derechos Civiles y Políticos
‚Todos los seres humanos nacen libres e (1966); en el primero se hace explicito que la
iguales en dignidad y derechos, y dotados dignidad debe ser entendida como noción
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inherente a cada ser humano: […la libertad, De lo Universal a lo Particular


la justicia y la paz en el mundo tienen por
base el reconocimiento de la dignidad El principio de la dignidad es comúnmente
inherente a todos los miembros de la familia aceptado como la base de los derechos
humana y sus derechos iguales e humanos y su razonamiento permanece
inalienables] (Primer considerando 1996), indiscutido a nivel jurídico y político, y al igual
mientras que el segundo lo instaura en uno que en el ámbito de la discusión filosófica,
de sus 53 artículos: Artículo 10o, ‚Derecho de ética y hasta religiosa, se habla de este
los privados de la libertad a trato humano y principio con una “pretensión de
respeto a la dignidad.‛ universalidad” (Papacchini, 1998). Sin
embargo, es necesario identificar que las
Uno de los rasgos que comparten los textos exigencias mínimas de reconocimiento y
internacionales de derechos humanos, el respeto por la vida se expresan de diferentes
constitucionalismo contemporáneo y la maneras en lenguajes y contextos culturales
filosofía política, es el reconocimiento de la distintos, lo que significa que hay una
dignidad de la persona como ‚valor supremo traducción de esos ideales universales según
del ordenamiento jurídico” (Peces-Barba, las condiciones propias de una sociedad
2003), aunque en sí misma, la dignidad no es determinada.
un derecho ni un concepto jurídico. Es más,
algunos autores como Noëlle Lenoir (en Los diferentes contextos políticos, sociales,
Torralba, 2005) señalan que esta noción, en históricos, religiosos y culturales propios a
tanto fuente de todos los derechos, debe cada sociedad generan configuraciones
concebirse como un concepto pre-jurídico, distintas de la dignidad y de los modos en los
en el cual se expresa el valor único, cuales se concreta la exigencia de ésta; de
intrínseco, absoluto e incondicional que se igual manera la herencia cultural, la historia
reconoce en la existencia de toda persona, de crueldad, atropellos, prejuicios,
independientemente de cualquier cualidad humillaciones y violaciones propios de cada
accesoria que pudiera corresponderle. pueblo, y la identidad que haya conformado
él mismo, inciden en los disímiles matices
que la noción de dignidad tiene colectiva e
individualmente en diversos lugares. Incluso
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disminuyendo la jerarquía de universalidad, abstraída por cada persona de la idea de


es posible situar que en núcleos pequeños al dignidad humana generalizada. Esta noción
interior de un misma sociedad se pueden peculiar que cada cual construye con
encontrar perspectivas entorno a la dignidad insumos de lo universal, de lo cercano, de lo
opuestas entre sí, cada una con un bagaje propio y de lo ajeno, logra significar lo
propio y peculiar que hace residir lo esencial esencial de la dignidad en algo único e
de su dignidad en focos contrarios e inconfundible, en un trozo de sí mismo que
incomparables. es constituyente de su identidad.

Hasta aquí, y gracias al recorrido hecho, es La noción producto de este nivel es la


preciso señalar la posibilidad de delimitar dos particularización de la idea absoluta y
niveles, no excluyentes entre sí, de la universal de la dignidad humana. Esto
dignidad. El primero, del orden de lo público, particular es algo propio, algo que pertenece
en donde no tiene discusión alguna el sentido al terreno de lo subjetivo, de lo simbólico en
ontológico de la dignidad y la comprensión cada quien, al ámbito de lo privado y de su
de ésta en los términos kantianos de cualidad configuración.
trascendental, de atributo propio de cada
miembro del género humano, del que se es Es en este segundo nivel de lo privado o lo
acreedor por encima de las diferencias particular, donde la configuración de la
circunstanciales, los meritos individuales y la dignidad para cada quien, toma especial
posición social. Este nivel es el de la dignidad interés frente al cuestionamiento que aquí
de la persona como valor supremo del nos ocupa: el proceso siguiente a la pérdida
ordenamiento jurídico, valor invariable, de algo de orden simbólico, en este caso, la
inconmensurable, incondicional e dignidad.
incomparable bajo el cual se fundamentan y
se sustentan los derechos del ser humano. Más adelante, hemos de detenernos a
En tanto este nivel es público es de carácter profundizar en el núcleo psíquico de la
universal. particularización de la dignidad, es decir,
considerar el lugar que ocupa la
El segundo nivel, del orden de lo privado, configuración conflictual individual en la
obedece a la acepción concreta y particular
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conformación y apropiación de la dignidad y reacciones de tipo físico, emocional,


de los objetos que la encarnan. conductual, familiar y social enmarcadas
dentro del dolor psicológico que surge de
Sin embargo, antes de dar cuenta sobre la manera espontánea ante la ausencia de
dinámica de constitución de la dignidad aquello que se pierde. Las pérdidas son
desde la óptica de lo psíquico, es necesario experiencias de carácter universal, por ende,
definir y desarrollar, en esta misma línea, las el duelo no es un proceso patológico sino
implicaciones del proceso de duelo, esto con una reacción ‚normal‛ ante el evento, sin
el fin de comprender cómo la dignidad puede embargo, es un concepto en el que confluyen
ubicarse como un objeto susceptible de tanto el modo en el que una comunidad o
perderse. estructura colectiva aborda la temática de la
muerte (a través de ritos y ceremonias
II. DUELO desplegados en el marco del patrimonio
cultural y religioso) como la dimensión
Un hecho inseparable e inevitable en el absolutamente particular que sus fenómenos
transcurso de la maduración de cada sujeto expresan en la singularidad de cada caso.
es el desprendimiento y la pérdida de
distintas circunstancias, relaciones, etapas, Si bien es cierto que, en su mayor parte, la
objetos y personas. La constante separación literatura sobre el duelo hace referencia a la
y el sentimiento de pérdida que atraviesan la pérdida de una persona amada, esto es, a su
historia de cada hombre implican desaparición o muerte, el duelo, como lo
necesariamente su elaboración, la cual se señala Freud es una reacción ‚[…] frente a la
produce gracias al trabajo que el duelo pérdida de una persona amada o de una
opera, esto es, enfrentarse al dolor de la abstracción que haga sus veces, como la
pérdida y gestionar de modo constructivo la patria, la libertad, un ideal, etc.” (Freud,
misma. 1915), es decir, el duelo surge frente a la
pérdida de cualquier objeto, lugar, rol,
Duelo es el proceso que suele seguir ante la relación, posición o ideal en el cual se haya
pérdida o la percepción de pérdida de un invertido una carga afectiva significativa y su
objeto (tangible o intangible) al cual se anuda intensidad no depende de la naturaleza del
una carga libidinal. Dicho proceso implica
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objeto perdido sino del valor que se le significar intenso dolor e impliquen un trabajo
atribuye a dicho objeto. de igual magnitud.

El padecimiento que cada persona Silverman (en Sherr, 1992), por ejemplo,
experimenta en sus procesos de duelo varía plantea que la dinámica del duelo se explica
según su historia, identidad y recursos por tres fases o etapas en las que se
personales. Es incuestionable que la escala evidencian claramente comportamientos,
del abatimiento, la intensidad y la duración emociones y sentimientos diferentes:
mutan según la personalidad de cada quien,
sin embargo, emergen algunos modelos a) Shock y negación (o incredulidad): En esa
teóricos generales que señalan la fase se presenta una aguda conmoción
universalidad de tal escenario, en los cuales psíquica en la que hay un estado de
se conceptualiza sus fases, los sentimientos aturdimiento y sorpresa que puede causar
presentes, las condiciones que facilitan o embotamiento y/o liberación emocional
perturban el proceso, el tipo de vínculo, la intensa como resultado del brusco
responsabilidad de la pérdida, entre otros. desequilibrio ante la pérdida. La negación
de los hechos, es una defensa provisional
Fases que suele durar de pocas horas a unas
semanas después de la pérdida y se
A propósito del trabajo conceptual sobre el caracteriza por la presencia de una
duelo, es de relevancia señalar que éste ha conducta semiautomática. Luego de la
centrado su atención en definir las líneas resolución de esta fase, mediada por los
generales de este proceso psicológico con ritos familiares y culturales, la negación es
relación a la muerte, considerada como el sustituida por una aceptación parcial.
magno exponente en cuanto a pérdidas se
refiere. Es por esto que los distintos modelos b) Ira y búsqueda de la figura pérdida:
describen el proceso de duelo en diversas Luego de la finalización de los actos
fases de adaptación psicológica religiosos y ante la imposibilidad social de
específicamente a la muerte, sin descartar mantener la negación aparecen los
con ello que pérdidas de otra índole puedan sentimientos de rabia, ira y resentimiento,
en primer lugar, hacia el objeto perdido, y
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posteriormente, gracias al sentimiento de condiciones que facilitan o perturban el


culpa, hacia sí mismo. Esta fase cuya proceso.
duración estandarizada suele ser de tres a
seis meses se caracteriza por una
hipersensibilidad a los estímulos, los 1. Negación
sentimientos de ira y culpa, las preguntas 2. Depresión
y los autoreproches. KÜBLER-ROSS (1969) 3. Cólera
4. Reajuste
c) Aceptación y reorganización: Esta fase 5. Aceptación
usualmente se inicia alrededor de 12 a 14 1. Protesta,
meses después de la pérdida, sin negación
embargo, como ya se dijo antes, depende HOROWITZ (1976) 2. Intrusión
más de la estructura psíquica de la 3. Obtención
persona, su historia y el trabajo de duelo 4. Conclusión
que se despliegue, que de un 1. Shock e
determinado lapso de tiempo. Este insensibilidad
periodo marca el regreso a la vida normal, 2. Búsqueda y
DAVIDSON (1979)
el doliente puede recordar el pasado sin ansiedad
culpa o autoreproches, recupera el interés 3. Desorientación
por otras actividades, y su mundo, pese a 4. Reorganización
no contener al objeto perdido y ser 1. Embotamiento
consciente de ello, recobra sentido. 2. Anhelo y
búsqueda
BOWLBY (1980)
Como se puede observar en la siguiente tabla 3. Desorganización
(Sherr, 1992), el proceso del duelo se ha y desesperanza
definido y estandarizado, con relación a la 4. Reorganización
pérdida de un ser querido, en fases más o Fases del duelo en diversos autores. Tomada de Sherr,
menos similares en el discurso psicológico, L. Agonía, muerte y duelo.

sin embargo esas fases se ven atenuadas o


agravadas en distintos casos gracias a las
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Condiciones que facilitan o perturban la pierde pertenezca a un vínculo narcisista en


resolución del proceso de Duelo el que el otro es una extensión de mí, mayor
e insoportable será el dolor psíquico y la
A propósito del proceso de duelo y de las agresión que se desencadene como fruto de
condiciones que lo facilitan o lo perturban, la frustración, ya que, además de la pérdida
Ricardo Caponni (1999) propone que los de ese objeto de amor, se pierde un trozo de
distintos condicionantes pueden dividirse en sí.
dos grandes grupos. Por un lado están
aquellos que se relacionan con el mundo de Por otra parte el grado de ambivalencia en la
cada sujeto y por el otro las condiciones relación hace referencia a la alternancia de
reales entorno a la pérdida, a las cuales sentimientos amor-odio, propios de las
denomina condiciones del mundo externo. distintas relaciones que llevamos a diario,
que gracias al duelo son exacerbados y
Dentro de las condiciones del mundo interno ponen a prueba al doliente. Esto se hace
se encuentran 1) la manera en que el sujeto explícito cuando se comprende la relación
ha vivido sus anteriores pérdidas y la forma entre amor y frustración: cuanto más se ama
en que fueron elaboradas y 2) el tipo de a alguien, más se espera de él y por lo tanto
vínculo establecido con la persona que ha más frustra, y esta frustración genera odio. Si
muerto. el odio es contenido por el amor que se
siente, menor será el grado de ambivalencia,
En cuanto al tipo de vínculo establecido, sin embargo cuando no se equilibra esta
Caponni, señala dos variantes que díada emocional, el odio se proyecta en el
determinan de forma esencial el curso del ser querido, lo que a su vez suscita la culpa.
proceso, éstas son el grado de narcisismo y Culpa que el proceso de duelo hace volcar,
el grado de ambivalencia en la relación posteriormente, sobre sí mismo forjando los
sostenida con quien se ha perdido. Con el autoreproches, las autoexigencias y hasta
grado de Narcisismo, el autor apela a la conductas autodestructivas.
dificultad que surge del nivel de idealización
proyectado en el objeto perdido, esto es en la En cuanto a las condiciones de mundo
diferenciación que se puede establecer con externo, el autor plantea, el conocimiento de
relación a sí mismo. En tanto aquello que se la forma en que aconteció la pérdida en la
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situación real, esto implica el determinar si el doliente y más agresión y dolor se


fallecimiento de ese ser querido obedeció a desencadenan.
una muerte esperada, anunciada o
inesperada. Por ejemplo una muerte Otro factor externo, que puede facilitar o
esperada es aquella en la que se pierde a perturbar el proceso de duelo, y que está
una persona de avanzada edad con relacionado con la muerte, es si ésta es
limitaciones en su salud; por su lado, una consecuencia de acciones propias, de
muerte anunciada es aquella que fue acciones de terceros y en cualquiera de
anticipada con el diagnóstico de una estas dos circunstancias establecer si fue
enfermedad terminal y una muerte evitable o inevitable. La importancia de la
inesperada, ocurre, por ejemplo, cuando un delimitación de estas circunstancias,
niño se atasca con su comida sin dejarlo obedece a que el conocimiento de éstas, por
respirar. parte del doliente, determinará el grado de
culpabilidad que éste padecerá, pues
Para el caso de las primeras dos (muerte aunque la culpa siempre aparecerá en el
esperada o anunciada) la pérdida del ser proceso de duelo, mientras más alejado esté
querido se va dando de manera paulatina y de la responsabilidad del doliente el
progresiva, incluso antes de la real ausencia accidente ocurrido, más factible dejar de
del objeto amado, lo que en la literatura atormentarse, continuar con el proceso y
psicológica se denomina Duelo reparar lo que de manera inevitable será
Anticipatorio. De esta manera el dolor de la percibido como daño causado por acciones
pérdida no es vivenciado como algo propias. De manera inversa, a mayor grado
traumático que desequilibra de manera de compromiso y responsabilidad real con
súbita, y a pesar de la angustia, la pérdida las circunstancias que contribuyeron a
puede anudarse a algún significado. Mientras acercar al otro a la muerte, más se confirma
que en el caso de la muerte inesperada, la participación agresiva del doliente, mayor
mayor será la eclosión de emociones fuertes la culpa y menor la posibilidad de reparar el
ante la pérdida de un objeto amado, pues daño.
dicha pérdida resulta ser abrupta y
sorpresiva, la angustia invade la mente del El tercer factor que puede intervenir en el
proceso de duelo, está relacionado con el
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conocimiento por parte del doliente del grado dar trámite al proceso acompañado con el
de dolor y sufrimiento que sobrellevó el ser sosiego de la reparación.
querido a la hora de morir.
El recorrido sobre las condiciones que
El pensar en el dolor físico y psíquico atenúan o agravan el proceso de duelo, hace
asociado a la muerte y en lo inevitable del escala ahora en una de los requisitos
encuentro con ella, hace parte del orden de fundamentales para empezar el lento proceso
lo funesto, por ello, aunque suele evitarse, la de la aceptación de la muerte de un objeto
muerte suele ser imaginada como un de amor, éste es, la posibilidad de constatar
momento tranquilo y tolerable, tanto para sí, mediante un despojo: el cuerpo, que aquel
como para aquellos que amamos. Ante la que se ha ido, aun deja algo de sí a lo que el
pérdida de un ser amado resulta improbable doliente puede aferrarse. Ese objeto concreto
dejar de cuestionarse sobre su dolor, su representa la ausencia del ser querido y va a
agonía, las condiciones y las circunstancias permitir de manera paulatina la constatación
del momento preciso de su muerte, y no es real de lo perdido. Ese cuerpo que encarna y
esa imagen de la muerte tranquila la que representa al muerto va a tomar su lugar, va a
responde todos estos cuestionamientos. La ser visitado, atendido, va a recibir los
culpa por lo que se pudo haber hecho para reclamos de su doliente y todas las preguntas
hacer de ese momento un encuentro, sin cargadas de culpa que a éste acaecen y de
sufrimiento, con la muerte, alberga al igual manera va a recibir los actos
doliente, quien siente en sus manos la reparatorios con los que su doliente va a
responsabilidad de haber acompañado en completar poco a poco el duelo.
sus últimas horas a quien se fue. Cuando la
muerte del otro, se da como un proceso, en Ante la ausencia del cuerpo, el doliente
el que es posible reparar mediante el queda confinado a la incertidumbre, carece
acompañamiento, la culpa suele disminuir en de evidencia que le ayude aceptar la muerte
tanto fue posible, de una u otra manera, y la posibilidad de existencia del ser querido
brindar alivio al que se fue, sentir tranquilidad se instaura como un fantasma. El doliente se
por habérselo otorgado. Esto permite, sitúa ante esta ausencia, en medio de sus
minimizando la culpa, enfrentarse al duelo y sentimientos ambivalentes, de un escenario
confuso que hace de la idea de la muerte
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algo impreciso, que no es reconocido la pérdida hace la sociedad, instaura un


oficialmente y por lo tanto resulta muy difícil sentido social en el que lo perdido adquiere
de asumir y elaborar. El doliente queda un carácter histórico (Caponni, 1999). Los
expuesto a un daño prolongado y a la sentimientos de rabia que padece el doliente
imposibilidad de reorganizar su mundo lo impulsan a buscar la reconstrucción de los
interno, queda paralizado y atado a su vida hechos, a hacer algo, a contar a todos o
pasada con el ausente, queda condenado a sucedido, a denunciar y a exigir
un “duelo sin desenlace” (Weinstein, 1987). explicaciones, y es a través de estas
acciones, que el doliente enfrenta la culpa y
La elaboración del duelo supone el trabajo de la impotencia.
aceptar que el objeto de amor perdido no
hará parte de la nueva realidad que el El reconocimiento que hace la comunidad, va
doliente debe construir. Además del tiempo desde la exploración misma de la realidad
que esto requiere, es necesario, también, que concreta en la que acontece la pérdida,
las distintas condiciones anteriormente hasta el discernimiento necesario para
nombradas, favorezcan la resolución, sin establecer cuándo la muerte de un ser
embargo son variables que no están sujetas querido no deriva de un hecho accidental.
al control del doliente, y no estarán Cuando la pérdida adquiere un sentido
armónicamente dispuestas en todas las histórico-social, obtiene a su vez un estatus
pérdidas para atenuar la compleja madeja de de denuncia, la cual es recibida por el
sentimientos que el proceso de duelo entorno del doliente, avalada y encaminada
exacerba. hacia el requerimiento de la justicia.
Requerimiento que tiene como sustrato la
Pese a que es el doliente, quien padece la necesidad de demarcar responsabilidades y
pérdida, esa doble pérdida de un otro amado culpas, tanto las del doliente como las del
y de un trozo de lo propio, no hay que victimario (si la pérdida es consecuencia de
desconocer el papel que desempeñan en la las acciones de terceros).
elaboración del duelo, el grupo familiar,
institucional y social. Si bien es cierto, que en Cuando esta denuncia, aceptada en
su mayor parte, el duelo es una cosa de dos, concierto social, recibe, bajo procedimientos
el reconocimiento autentico y masivo que de imparciales, un juicio tras el cual se aproxime
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a la verdad de los hechos, y permita la situar aquello que se pierde, éstos son el
sanción punitiva de comportamientos nivel de lo tangible y el nivel de lo intangible.
inaceptables, esto es, castigar Cuando se atañe a lo tangible se enmarca,
adecuadamente un crimen, se disminuye el tanto la pérdida de objetos materiales, como
odio y se facilita el proceso de duelo. la separación de personas queridas sea ya
por muerte, desaparición o culminación de
Tipos de pérdidas relaciones afectivas. De igual manera hace
parte de este grupo algún cambio radical en
Como ya se mencionó, el duelo surge frente a el cuerpo como la pérdida de un miembro o
la pérdida de cualquier objeto, lugar, rol, de condiciones de salud.
relación, posición o ideal en el cual se haya
invertido una carga afectiva significativa y su Del lado de lo intangible es posible encontrar
intensidad no depende de la naturaleza del pérdidas enmarcadas en el orden de lo
objeto perdido sino del valor que se le simbólico, tales como la identidad, el
atribuye a dicho objeto. Por ello, y pese a la prestigio, el honor, los valores asumidos
importancia que subraya la literatura en como principios o la dignidad. Así mismo es
cuánto la naturaleza del objeto perdido, lo posible situar de este lado los cambios de
que en parte vendrá a determinar la etapas como las del mismo desarrollo
tenacidad del proceso se asocia a la carga (infancia, adolescencia) o de estados como
libidinal investida sobre el objeto que se la soltería en su paso al matrimonio, que si
pierde. bien implican una pérdida de circunstancias
de orden tangible, lo que suscita el dolor es
Ante esto, hay que aclarar que no sólo se el sustrato simbólico con el que se inviste lo
inviste de dicha carga la relación con un otro, perdido. Los intangibles están puestos en
son también investidas las circunstancias, los algo (sus depositarios) que sólo es una
lugares, los trabajos, los bienes adquiridos, representación parcial.
todo aquello que pertenezca al orden de lo
propio o sea percibido de esta manera. Es en este nivel donde me interesa
profundizar, en cuanto a la manera en que el
Al hablar de lo perdido, podemos hacer trabajo del duelo opera cuando aquello
referencia a dos niveles en los que se puede perdido, sin desconocer una posible pérdida
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en lo real, tiene principalmente una particularización del término. Es decir


connotación simbólica, para el caso que aquí intentaré dar cuenta de la dinámica de
me ocupa: la Dignidad. constitución de la dignidad.
La dignidad es una noción moral que da
Pérdida de lo intangible: La dignidad cuenta del valor que de sí misma tiene una
persona y del valor que ésta supone, ve en
Aducir que la dignidad es un objeto ella la sociedad en la que está inmersa. Es
susceptible de perderse, conlleva a decir, el aspecto subjetivo de la valoración de
cuestionamientos sobre la naturaleza de la sí y su consecuente conducta manifiesta, son
dignidad misma y sobre definiciones exactas reconocidos por otro, (familia, comunidad,
de su pérdida. Estos cuestionamientos cultura) que de cierta manera avala o
carecen de respuestas certeras y objetivas, censura, bajo la forma de reputación o
ante la noción heredada de la tradición de
prestigio. La persona se identifica con
occidente, en la cual la dignidad y la
aquello que ha proyectado, es decir con el
posibilidad de su pérdida pertenecen al
reconocimiento que los otros le otorgan a su
orden de lo individual, de lo particular, donde
noción actuada de dignidad, de esta manera,
cada persona ha abstraído de la idea de
de la suma de sus proyecciones más lo que
dignidad humana generalizada, su propia
el otro le devuelve de ellas, se configura su
noción en la que logra significar lo esencial
dignidad, instaurándose como un sentimiento
de la dignidad en algo único e inconfundible,
de sí y a su vez como un hecho objetivo que
en un trozo de sí mismo que es constituyente
el entorno hace real.
de su identidad. Su noción (la de cada
persona) es algo propio, algo que pertenece
Así la noción propia de dignidad es
al terreno de lo subjetivo, de lo simbólico, al
secretada tanto por la exigencia interiorizada,
ámbito de lo privado y de su configuración.
como por la exigencia social, y es regulada y
expresada por las vías sociales
Antes de intentar conceptuar qué es aquello
(cumplimiento de reglas, obediencia de
que se pierde cuando es la dignidad lo que
ocupa el lugar de pérdida, caracterizaré de
manera general el lugar en el que se 
Este aval o censura del contenido de lo que abarca
dignidad cambia constantemente con la época y con la
enmarca la noción de dignidad, pese a la geografía, además está sujeto a los criterios según los
cuales es reconocida la dignidad, los cuales dependen de
la identidad de cada comunidad.
Revista de Psicología GEPU, Vol. 1, No. 2, 2010, pp. 01 - 206.

instituciones…) como por las vías privadas ofende a unos difiere de lo que puede insultar
que regulan la actuación moral (súper-yo). a otros, y esta diferencia radica en la carga
libidinal investida sobre aquello que se
La noción que cada cual apropia para sí de ofende (Caponni, 1999). Al igual que hay un
la dignidad, no se expresa, en la mayoría de sinnúmero de concepciones, colectivas o
los casos, por medio de un discurso individuales, frente a la dignidad, existen
estructurado en el que cada persona define también diferentes objetos que la encarnan, y
concretamente los pilares de su dignidad, es sobre los cuales se comete el vejamen.
más, en muchas ocasiones la persona no da
cuenta de una definición clara ante la Los depositarios de la dignidad que cada
pregunta por este valor (Levy y quien hace suyos, ocupan su lugar por
colaboradores, 1992), sin embargo, esto no diferentes circunstancias, por ejemplo, es
es indicador de la ausencia de dignidad, o de posible hablar de la dignidad familiar, es
una falta de interés en el concepto. Entonces, decir, ‚el nombre de la familia‛, que
¿cómo dar cuenta de la dignidad? Me atrevo obedecería al orden de lo heredado, o tal vez
a responder que la dignidad cobra sentido en hablar de una dignidad militar o aristocrática
cada quien con la ofensa, cómo dice Pitt- que confisca su valor en símbolos como la
Rivers (1992) entorno al honor ‚…Es sentido, patria, el himno, los escudos, las banderas o
antes de ser pensado‛. Para el caso que nos sus propios uniformes y que pertenecería al
ocupa, podemos extrapolar, que es el orden de la ley y las instituciones, o hablar
quebrantamiento de la dignidad, el que del campesino cuya dignidad radica en la
permite ubicar su valor y reconocer su tierra, en la oportunidad de cultivarla y en el
importancia, por medio del padecimiento de dominio de su oficio.
la ofensa.
Los diversos contextos políticos y sociales, la
Cuando aquello perdido tiene principalmente herencia cultural, la historia de humillaciones
una connotación simbólica, como en el caso propia de cada pueblo, y la identidad que
que nos ocupa, no se desconoce una posible este ha construido, suscitan configuraciones
pérdida en lo real, es aquí donde se instala el distintas de la dignidad y de las condiciones
agravio, la afrenta. Este es, de nuevo, un en las cuales se especifica el requerimiento
terreno desprovisto de certezas, pues lo que de ésta (Masso, 2006), de igual manera,
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intervienen en los disímiles objetos que la El trabajo que el duelo opera consiste en
encarnan y en las motivaciones que se desatar el enlace libidinal con el objeto, y su
esgrimen para la defensa los mismos. posibilidad de realización está sujeta a la
Además de la intervención del plano de lo determinada manera en la que se han
social, hemos de detenernos a considerar, el investido los objetos, ya que éstos completan
lugar que ocupa la configuración conflictual funciones del yo y compensan sus déficits.
individual, es decir, el plano de lo psíquico, La dignidad al situarse como un objeto
en el investimiento de los objetos que proyectado en la cultura y posteriormente
encarnan la dignidad, esto en pro de identificado, es investida en forma
conceptuar qué es aquello que se pierde narcisística (por medio de los objetos que la
cuando es la dignidad lo que ocupa el lugar encarnan), es decir que quien la inviste de
de pérdida, a través de sus depositarios. esta manera se está invistiendo a sí mismo a
Para empezar, expondré la relación que hay través de ella. Por ello ante su pérdida, lo que
entre pérdida y el concepto psicoanalítico de se “vuelve pobre y vacío” (Freud, 1914) ya
narcisismo. no es el mundo sino el yo mismo. La pérdida
es sentida como un desinvestimiento
Toda pérdida de un objeto de amor acarrea narcisista de sí mismo y por ende trae
consigo un efecto en la organización consigo trasformaciones de la representación
psíquica, pues se convierte, a su vez, en una del yo, por ello la persona que resiente la
pérdida del yo, esto, gracias al compromiso pérdida, se percibe ofendida. Recordemos
narcisista que se establece con los objetos que al hablar de la pérdida de dignidad se
(Hornstein, 2000). El efecto en el equilibrio alude a la ofensa que contra ella se comete;
psíquico implica tramitar los sentimientos es la ofensa la que altera el equilibrio
hacia el objeto perdido e iniciar un proceso narcisista y dispara diversas angustias y
de organización del yo, esto, con el fin de defensas, pues su instauración suscita dos
culminar la perturbación del sentimiento de problemáticas, una de orden objetal, que
estima de sí que se instala con la falta del sería la pérdida del objeto propiamente
objeto de amor y de esta manera disponer dicha, es decir la ofensa contra el objeto que
del capital libidinal que anteriormente estaba encarne su sentido, y la otra de orden
colocado en el objeto perdido. narcisista, que afecta al yo en su estructura y
en el sentimiento de valor que tiene de sí
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mismo, es decir se inscribe la herida obedece a un ideal de yo dominante. La


narcisista. ofensa se instaura aquí, no como amenaza
André Green (1983) propone una forma contra el amor de un súper yo exigente, sino
narcisística específica en la cual valores como un hecho consumado que deja al yo
investidos libidinalmente como la dignidad o desprovisto de su amor y alejado de su ideal.
el honor, hacen parte; esta forma es el Luego del planteamiento previo sobre el
Narcisismo Moral. Para este autor, esta forma narcisismo, como instrumento conceptual
narcisística se sostiene por un deseo de para comprender la instancia donde se
estima absoluta, por un afán inagotable de instala la dignidad y la valoración de los
valoración narcisística, que se apoya en la objetos que la encarnan, he de volver sobre
moral, para alejarse de las relaciones el duelo, sobre la elaboración de la ofensa.
objetales y de las vicisitudes que éstas traen. Para ello retomaré, las que considero, son las
En la investidura narcisística que se hace condiciones más importantes que facilitan o
sobre la moral, se proyecta la imagen de las perturban la resolución del proceso de duelo,
que fueron las figuras idealizadas, de aquí en torno a la dignidad como objeto perdido.
que su origen radique en la megalomanía
infantil, y en el deseo del niño de parecerse a Como lo señalé anteriormente (segundo
sus padres pues, imagina él, no tienen punto del capítulo dos) el grado de
problema alguno para dominar sus pulsiones. narcisismo, propuesto por Caponni, como
El autor señala: “En el narcisismo moral el una de las variantes que determina de forma
sacrificio opera de fundamento del orgullo esencial el curso del proceso de duelo, es
humano, al hacer de la moral un goce quien determina el nivel de idealización
autoerótico” (Green, 1983). Con esto, Green proyectado en el objeto perdido. En el caso
propone la renuncia a la satisfacción como de la dignidad y de la ofensa contra los
germen y garantía de la versión narcisística objetos que la encarnan, la dimensión del
del amor propio, que se llama estima de sí, y vínculo narcisista, sugiere que la dignidad es
que se alimenta, por lo que él denomina, la una extensión del yo, por ende su pérdida
fuente del orgullo, es decir, haber soportado desencadena mayor frustración, agresión y
la carencia, la privación, resistir el sufrimiento dolor psíquico.
o superar la tentación. En el narcisismo moral
la exigencia interiorizada es alta, pues
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Otra de las condiciones que inciden en el y devuelto por otro se introyecta. Ahora, lo
proceso de duelo, hacía referencia a la que el entorno debe hacer es reconocer la
constatación, por medio de un despojo real, ofensa cometida contra la dignidad del
la ausencia de aquello que se pierde. doliente, y en esta medida demarcar
responsabilidades, delimitar al ofendido del
Cuando la pérdida está ligada a la muerte de ofensor, y tomar contra este último las
un ser querido, el despojo es su cuerpo, éste medidas pertinentes, es decir, sancionar
permite empezar el lento proceso de punitivamente el comportamiento inaceptable
aceptación de su muerte. En el caso que nos (si es el caso), para con ello disminuir el odio
ocupa, no existe otro despojo que el yo y la impotencia del ofendido y hacer que éste
mismo, pues es él quien se vuelve pobre y recupere la dignidad en la mirada de los
vacío, es él quien se identifica con el objeto demás.
resignado, con el depositario de su dignidad
y quien padece la pérdida de un trozo de sí. Este reconocimiento permite iniciar el trabajo
Sin embargo, aunque puede reconocerse ese reparatorio necesario para la resolución del
resto sobre el que van a recaer los actos duelo, sin embargo, puede que no se dé por
reparatorios, es decir reconocer que es el yo parte del entorno, o que, a pesar de darse,
su propio despojo, éste queda expuesto a un no satisfaga al ofendido. Es aquí donde el
daño prolongado, pues es aceptar que una doliente asume la resolución bajo las
parte del yo se ha ofendido, que está en falta, posibilidades que su configuración psíquica
y aquella parte que aun quede debe se lo permita, y tiene para ello dos
reorganizar su mundo interno. posibilidades: el perdón de la ofensa y de su
respectivo ofensor, o ‚tomar la justicia por sus
El reconocimiento que de la pérdida hace la propias manos‛ es decir emprender la
sociedad en la que está inmersa el doliente, venganza contra aquel o aquello que le ha
es la tercera condición que considero causado una herida narcisista.
esencial para el desarrollo del proceso de
duelo. Recordemos que es el reconocimiento III. PERDÓN
que hace el exterior a la noción actuada de
“Un soldado Nazi llamado Karl está a punto de morir.
dignidad de cada persona, aquello con lo
Se encuentra en el cuarto de un hospital y le pide a la
que ésta se identifica, es decir lo proyectado enfermera que le traiga a un judío. La enfermera se
Revista de Psicología GEPU, Vol. 1, No. 2, 2010, pp. 01 - 206.

lo trae, y Karl le confiesa que formó parte de un Pese a este objetivo, no es posible dejar de
grupo de nazis que encerró a decenas de judíos en un
lado, los cuestionamientos que han nutrido
edificio para después prenderles fuego. Los judíos
que no murieron incinerados, fueron acribilladlos las diversas aproximaciones al perdón y
al tratar de escapar arrojándose por las cuyas respuestas colindan con la
ventanas. Además Karl le dice al judío contradicción: ¿Quién perdona?, ¿Es
“en las largas noches, mientras espero
que venga la muerte, he deseado una y
necesario el arrepentimiento del ofensor para
otra vez hablar de este episodio con perdonar?, ¿Se perdona la ofensa o el
un judío y rogarle que me perdone… ofensor?, ¿Qué es lo imperdonable?, ¿Es el
Sé que te estoy pidiendo demasiado,
perdón un acto masoquista? entre otros. Es
pero sin tu respuesta no puedo morir en
paz”. El judío permaneció en silencio, dio necesario, para el propósito planteado, hacer
media vuelta y abandonó la habitación escala en algunas de estas preguntas, ya
sin decir palabra”. que sus diferentes respuestas darán luces
acerca de la viabilidad del ofendido de
- Wiesental, S. Los límites del Perdón
deponer su deseo de venganza y tomar
“Es fácil perdonar para Mandela y Tutu... frente a su ofensor una actitud conciliadora
llevan una vida fácil. En mi vida, nada, ni que le lleve a la posibilidad de perdonarlo.
una sola cosa ha cambiado desde que a
mi hijo lo quemaron los bárbaros...
Nada, por consiguiente,
El perdón es un concepto del que, por mucho
no puedo perdonar”. tiempo, se apoderó el Cristianismo al ubicarlo
en el centro de su sistema teológico, pues es
- La señora Kondile, madre de una víctima de la la condición que deben cumplir los hombres
represión del Apartheid (Mail and Guardian,
entre ellos para alcanzar el perdón divino:
25 de Julio de 1997)
“…Perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos
Compilar un sinnúmero de posiciones frente
ofenden…”. Bajo esta doctrina el perdón es
al fenómeno del perdón, es una tarea ardua
un acto gratuito, que implica el olvido de la
que, por fortuna, no es el objetivo de este
ofensa, a condición de no olvidar, a los ojos
capítulo. Lo que pretendo, es mostrar de qué
de Dios, que hemos sido capaces de
manera el perdón puede instaurarse como
perdonar, lo cual traerá consigo una
una de las posibilidades con las que cuenta
ganancia secundaria. Este mandamiento
el doliente para la resolución de su duelo.
supremo, significa el otorgamiento de una
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gracia absoluta aparentemente sin crímenes de lesa humanidad quienes han


condiciones, es un don entregado adaptado a su lenguaje político el léxico del
independientemente de la falta que le perdón: ‚...Se habrían apoderado del
anteceda y de quien la haya cometido, perdón, con el fin de embellecer una política
implica a su vez el olvido de la ofensa y el no de impunidad, desposeyendo a la víctima
guardar ningún rencor o resentimiento al del poder de perdonar, que sólo le
culpable de la misma. Perdonar es aquí, pertenece al ofendido o a la potestad divina”
liberar al ofensor de la responsabilidad de su (Lefranc, 2004). Cada vez más nos
falta por medio de un acto de misericordia, enfrentamos a la multiplicación de la escena
con el fin de restablecer la relación de amor del perdón: militantes de grupos armados
que une a los hombres. legales e ilegales, jefes de estado, religiosos,
todos pidiendo perdón públicamente siendo
Esta ética hiperbólica, como la define protagonistas de escenas de arrepentimiento
Jankélévich (1999), permitiría dar respuesta a por su participación en monstruosidades
todos los cuestionamientos que entorno al cometidas, toda una ‚Teatralización del
perdón pueden hacerse, sin embargo, la Perdón” (Ramos, 2004). Todas sus excusas
práctica del perdón nos pone frente a públicas quiebran los límites entre lo público
situaciones que lo desbordan como noción y lo privado, pues sin poner en duda la
religiosa, y que limitan sus posibilidades a naturaleza de su arrepentimiento, éste no
culturas judeo-cristianas. Al respecto, tendría ningún valor si no considera al
Jacques Derrida (1998), menciona que directamente agraviado, si su petición no es
resulta imposible cristianizar de manera una demanda hacía él, sino a una sociedad
universal el concepto de perdón, aludiendo a que en nombre del ofendido pudiese impartir
que, por ejemplo, en Sudáfrica, el perdón no el don, dichas escenas de arrepentimiento
es traducible en todas sus lenguas y la carecen de toda validez.
palabra que en ellas se acercaría a éste,
tiene muchas otras connotaciones. El ser un concepto básico de la religión, y
ahora del ámbito jurídico, le adjudica al
Sin negar que el término aún cuenta, en gran perdón sinónimos que distan de su realidad
parte, con una connotación religiosa, son práctica, pues si logramos desprendernos de
ahora los gobiernos de países víctimas de argumentos teocéntricos y políticos estará
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claro que el perdón no es ni misericordia, ni otros como una ofensa generalizada, lo que
gracia, ni clemencia, ni amnistía, ni indulto. cada sociedad comprenda como ofensa con
Es aquí donde empiezan los avatares del su respectiva jerarquización y el segundo
perdón: el establecimiento de una definición atañe a la valoración que hace cada quien de
positiva, es decir que no se sustente en lo la ofensa que recibe del otro: ‚Para cada
que no es perdonar. persona concreta existen ofensas y
desgarros que sólo ella puede medir‛
Si fuera mi pretensión lograr una definición (Sádaba, 1995). Está claro, el perdón
positiva, sería necesario empezar por el que, pertenece al agredido y no puede ser
quizá, es el único punto de intersección entre otorgado por una instancia ajena a la del
las teorías filosóficas que desde la ética o la sujeto violentado, excluye a todo tipo de
moral han abordado la temática del perdón, terceros, incluyendo los institucionales, es
me refiero a quién perdona. Es sencillo, el decir, ni el estado, ni el pueblo, ni la historia
perdón le pertenece a la víctima, al ofendido: puede perdonar en nombre de aquel que ha
‚El hombre perdona, el mal físico, moral o recibido el perjuicio.
material, que se le ha hecho a él, razonando
más a partir del perjuicio sufrido, que de la Una vez resuelta la pregunta sobre quién
regla moral violada para ello‛ (Abel, 1992). perdona, es preciso situarse ahora, en
aquello sobre lo que recae el perdón. Es aquí
Es decir, el ofendido, él y sólo él, puede donde la filosofía moral aboga por ubicar a la
considerar el mal que le han causado, y no ofensa, y no al agente que la comete, como
sólo en términos de un acto repudiable, es objeto del perdón, argumentando que, si
decir, que la ofensa cometida contra él sea bien, la ofensa trae consigo un mensaje
un crimen o una injustica, sino por una humillante impartido por otro con un carácter
importancia negativa para él, para lo que él intencional, ese otro no puede reducirse a la
considere le ofende. Por ello el objeto del suma de sus acciones. Crespo señala que en
perdón es la ofensa y su “dimensión la filosofía moral, la no identificación del
concreta” (Crespo, 2001), dimensión que ofensor con su ofensa es el proceso central
cuenta con un carácter objetivo y un carácter en el acto de perdonar (Crespo, 2004). Sin
subjetivo. El primero hace referencia al tipo embargo, esta toma de conciencia del otro
de mal específico que es reconocido por los como persona irreductible a sus actos
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cometidos, no anula la responsabilidad del No obstante (en la línea de la filosofía moral),


ofensor frente a lo que voluntaria e el romper la identificación del ofensor con su
intencionalmente ha hecho contra otro, ofensa, supone la colaboración de éste para
simplemente le permite al ofendido renunciar que se dé el paso al perdón. El ofensor, por
a cualquier pretensión con respecto a su medio de su arrepentimiento, asume su
ofensor y superar su voluntad hostil (Sádaba, responsabilidad y con ello acepta haber
1995) contra éste. cometido un acto injusto contra otro. El
arrepentimiento del ofensor implica el
Esta superación de la voluntad hostil contra reconocimiento del valor de su agravio,
el ofensor, y la separación de este último de lamentar haber cometido esta acción y “la
su ofensa, suscitan los dos elementos intención decidida de no volver a cometerla”
constituyentes del acto de perdonar para la (Crespo, 2001). Esta colaboración del ofensor
filosofía moral. El primero atañe a una le permite al ofendido ‚saldar la deuda‛, pues
‚purificación de la memoria” (Crespo, 2004), con su arrepentimiento le manifiesta su deseo
es decir, la liberación de toda forma de de condenar su ofensa, deseo que es
resentimiento o de sentimientos negativos en compartido por la víctima, y que le permite a
pro de una toma de postura del ofendido esta última superar la identificación del
frente a la persona que le ha infligido el mal. ofensor con su ofensa.
Esta purificación no implica el olvido de la
ofensa, sólo mantiene un recuerdo sosegado Desde esta perspectiva, el arrepentimiento
de la misma. El segundo hace referencia a la del ofensor se constituye como una condición
reconstrucción de la relación ofendido- necesaria del perdón, sin embargo, esto no
ofensor, en la cual el primero asume una debe entenderse en términos de trueque: “Te
actitud positiva respecto al último. Esta doy mi perdón, sólo si tú me das, primero, tu
actitud positiva, supone la capacidad de arrepentimiento” (Crespo 2004), ya que
reconciliar la relación averiada por medio de comprender al perdón de esta manera,
un crédito de confianza, una vez reconocido pondría en duda su carácter de acto libre. El
el valor moral de cada persona, el cual acto de arrepentimiento por parte del ofensor
trasciende a la falta cometida. es la aceptación de una invitación hecha por
el ofendido a repudiar del mismo lado el daño
cometido por aquel, y es a su vez una
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petición, hecha por el ofensor, de ser Si se perdona lo perdonable, o aquello a


reconocido como persona, más allá de sus lo que se puede encontrar una excusa, ya
no es perdón; la dificultad del perdón, lo
actos.
que hace que el perdón parezca
imposible, es que debe dirigirse a lo que
Esta mirada que sobre el perdón hace la sigue siendo imperdonable (Derrida
filosofía moral, no se ha emancipado del todo 1998).
de la perspectiva del perdón religioso en
cuanto éste es entregado Aquello imperdonable es lo que se debe
independientemente de la falta que le negar a olvidar Jankélevich con su deber de
anteceda y de quien la haya cometido no-perdón. Estos dos autores, respecto a la
apoyándose en la no reducción de la persona no identificación del ofensor con su ofensa
a sus actos. Sin embargo, me permito dudar propuesta por la filosofía moral, argumentan
de las posibilidades prácticas de perdonar en que perdonar al arrepentido es como
tales condiciones, ¿realmente es posible perdonar al inocente y quien merece el
sustituir un odio profundo originado por un perdón es el culpable. Aquel que ha
acto grave de injusticia o un crimen de lesa reconocido la responsabilidad de sus actos,
humanidad, por una actitud conciliadora, sin ya no es el mismo que los cometió, por lo
detenerse en la magnitud de dicho acto? tanto no es él quien merece el perdón de su
Jankélevich (1987) respondería que no. Sin víctima. De igual manera, el perdón es
desconocer que existe la posibilidad del entregado, no por la víctima que ha superado
perdón, este autor propone que hay un deber su voluntad hostil contra su ofensor, porque
de no-perdón, esto con el fin de que algunas si ésta ya ha amainado, no sería necesario el
cosas queden marcadas de forma indeleble perdón, éste debe ser entregado por la
en la historia de la humanidad, ya que la víctima que recuerda lo irreparable, la víctima
visión religiosa e incluso moral del perdón que tiene la herida abierta y que vive con el
podría engendrar olvido. Por otra parte, sufrimiento insoportable.
Derrida afirma que el perdón aparece cuando
es lo imperdonable aquello que convoca su En esta línea, el perdón donado por la
presencia: víctima no anula la responsabilidad del
ofensor ni su deuda con la justicia
institucional. El perdón aquí entregado no se
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opone a la sanción socialmente aceptada, perentorio perdonar, para dejar pasar el


impartida por un tercero institucional, y al sentimiento de agravio, elaborar el enfado
pago de la misma por parte del ofensor. propio y deponer el deseo de venganza. El
perdón aparece como un último recurso, si el
Distante de argumentos teocéntricos, morales deseo de venganza resulta irrealizable o si
y jurídicos, existe otra concepción en torno al materializado no causa daño al ofensor: “En
perdón, que se aleja de la intención de el perdón habría una debilidad: perdonamos
ofrecer una definición positiva, es la que nos porque lo encontramos amable, sentimental
rinde cuenta del perdón como renuncia a la y porque nos evita aceptar que no sabemos
posibilidad de tomar justicia por mano propia, o no podemos vengarnos y eso nos da
es decir, a la posibilidad de vengarnos. buena conciencia ante nuestro propio espejo
y el de los demás” (Lefranc, 2004).
Entender el perdón en términos de renuncia
al deseo de venganza, del cual hablaremos Definir el perdón como la deposición de la
posteriormente, supone la comprensión de la venganza, resulta ser un desafío en términos
agresión como reacción primera ante la prácticos, ya que existen daños que
amenaza o la posibilidad de daño permanecen inalterables con el paso del
reconocida. Ante la ofensa surge, de manera tiempo, ofensas que pareciera nunca se
natural, algún acto que implique defenderse desvanecen en la conciencia y que impelen
de la misma y ante la imposibilidad de al ofendido, a como dé lugar, a vengarse de
materializar esta defensa en el momento su victimario, demostrándole a éste la medida
mismo del ataque, surge el deseo de en que le ha sido infligido el daño. Este deseo
reparación y de desquite, los cuales como de venganza aparece por la fijación en la
dice Ramos (2004) “son tributarios de los herida, por “rumiar su imagen” (Castellanos,
afectos que se desencadenan del recuerdo 2004), y es nutrido además por la falta de
doloroso.‛ sanción del tercero institucional, por la
ausencia de condena de los actos
En esta perspectiva el por qué del perdón, repudiables, por la falta de reconocimiento de
supone un acto frágil, una muestra de la ofensa cometida contra la dignidad del
debilidad frente al otro ante la incapacidad o ofendido, del doliente. Sin embargo, en
dificultad para tomar venganza. Se hace algunas ocasiones, a pesar de contar con el
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reconocimiento y la acción de la justicia Como ya se mencionó, la elaboración de la


institucional, puede no satisfacer al ofendido, pérdida implica tramitar los sentimientos
y seguir vigente el deseo de reparación por hacia el objeto perdido e iniciar un proceso
medio de la venganza. de organización del yo, esto, con el fin de
culminar la perturbación del sentimiento de
Deponer el derecho al desquite, en nombre estima de sí que se instala con la falta del
del perdón, es, como lo definen algunos objeto de amor. Además del trámite de los
autores, un acto de pseudo-perdón, o un sentimientos hacia el objeto, es necesario
perdón ilegitimo. Pero ¿cómo rendir cuenta enfrentarse de manera adaptada “al daño
de un perdón legítimo cuando los motivos narcisista de manos de otra persona”
que esgrimen perdonar bien pueden (Horwitz, 2006) y a los sentimientos de odio
obedecer a ganancias secundarias, como las que éste suscita, esto, con el fin de articular
otorgadas en la perspectiva religiosa, en la la ausencia de aquello perdido y quebrar el
que el perdón hacia los demás garantiza el espiral de violencia y culpa que se puede
perdón divino y con ello la promesa de la desplegar como producto del desequilibrio
eternidad, o existe de fondo un deseo de ser psíquico.
reconocido por los otros como hombres de
buena conciencia, compasivos y de grandes La herida narcisística causada por el daño
valores, es decir, cuando el perdón es del otro, y en la cual se fija el ofendido,
entregado en función de una ganancia desencadena frustración, agresión, dolor
superior? psíquico y un deseo de destruir al otro como
forma de reparación y de satisfacción, los
Después de haber mostrado los rasgos cuales deben ser elaborados en torno a sí, y
fundamentales de la amplia discusión que a quien se denomine como culpable. Es aquí
entorno al perdón se ha trazado, volvamos a donde aparece el perdón como posibilidad
la cuestión que constituyó el punto de partida para dicha elaboración, entendiéndolo como
de estas consideraciones, esto es, mostrar de la renuncia voluntaria a responder
qué manera el perdón puede instaurarse recíprocamente al daño. Esta renuncia
como una de las posibilidades con las que aminora la perturbación que causa la ofensa
cuenta el doliente para la resolución de su en el yo, esto, pues el compromiso narcisista
duelo, siendo su dignidad aquello perdido. que se establece con la dignidad resiente
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amainado su necesidad de destruir al otro IV. VENGANZA


como forma de compensación.
MEDEA: …Y ahora puedes llamarme como te agrade,
leona o Scilla Tirrenia. ¡Te he devuelto los golpes!
Sin embargo este perdón o renuncia a actuar JASÓN: También tú sufres como yo, me parece.
el resentimiento contra el ofensor, no se MEDEA: Con tal de que tú no rías, amo sufrir.
opone a que un tercero institucional, en su JASÓN: Hijos, ¡qué madre abyecta os ha tocado!
MEDEA: Hijos, ¡a qué muerte os ha condenado vuestro
función de proteger y representar al ofendido
padre!
defina modos de reparación que compensen,
si es posible, las pérdidas sufridas, o por lo - Eurípides, Medea
menos sancione punitivamente el
comportamiento inaceptable para con ello Ante el más mínimo vestigio de peligro o
disminuir el odio y la impotencia del ofendido. amenaza es natural que el ser humano
El perdón es un acto subjetivo independiente reaccione, bien sea, defendiéndose o
a la acción institucional, la cual, a su vez, protegiéndose de aquello que pueda resultar
obra con independencia de la subjetividad de nocivo a su existencia. Freud (1893) señala
los asociados. que ante un suceso afectante se reacciona,
de una u otra manera, pero se reacciona:
Además, el perdón, sea cual sea su “por «reacción» entendemos aquí toda la
naturaleza y los motivos que lo suscitan a ser serie de reflejos voluntarios e involuntarios
dado, es necesario, tanto para la salud en que, según lo sabemos por experiencia,
mental de la parte agraviada y la se descargan los afectos: desde el llanto
reorganización de su mundo interno, como hasta la venganza.” Es esta última reacción,
para disolver odios generacionales y evitar la venganza, sobre la que intentaré rendir
consecuencias impredecibles en la cuenta en este capítulo, abordándola, como
descendencia tanto del ofendido como del se mencionó anteriormente, como una de las
ofensor. El perdón, lo que no implica el olvido posibilidades con las que cuenta el doliente
de las ofensas y su respectiva reparación, se para la continuación de su proceso de duelo
hace ineludible para la elaboración de los cuando la justicia institucional, si llega, no
daños causados entre los hombres y con ello resulta suficiente y a su vez se hace
permitir continuidad de sus relaciones. imposible deponer el deseo de destruir al
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otro, es decir cuando es inadmisible Ante la ofensa surge en el doliente la


perdonar. necesidad de reestructurarse, frente a sí
mismo y frente a los demás, es por ello que
Los actos con los cuales se materializa el su nueva de condición de víctima le permite
deseo de venganza son empujados a legalizar y adjudicarse ‚derechos‛ de
cometerse por el malestar y el sufrimiento que represalia, de revancha, los cuales surgen
causan en el ofendido los daños que como un intento de anular los agravios que
pareciera nunca se desvanecen en la ha padecido, en resumidas cuentas de
conciencia. Por medio de su venganza el recuperar una realidad imposible. El ofendido
ofendido puede demostrarle a su ofensor la queda capturado en un tiempo y una
medida en que le ha sido infligido el daño. De situación específica, la cual no es otra más
la misma manera en que, como nos explica que aquella que representó una amenaza
Klein (1937), el niño fantasea con destruir a la para su completud, “para esa perfección
madre que lo frustra cuando no lo satisface, narcisista que en un comienzo lo incluye
motivado por los sentimientos de odio y todo” (Kancyper, 1991).
destrucción frutos de su malestar, la victima
busca castigar al otro, frustrarlo como él lo Cuando el ofendido queda atado a la ofensa,
hizo en su momento. En ambos casos, son el busca justicia por mano propia, es aquí
odio y el resentimiento los que nutren el donde su deseo de venganza empieza a ser
deseo de castigar al otro. parte de su identidad, como nos dice Ramos
(2004): ‚El sujeto afectado por la agresión
El resentimiento, según Kancyper (1991), es busca reparación y justicia, quiere el
la resultante de múltiples humillaciones, cuyo desquite, llegando en ocasiones a
fin es alimentar el deseo de venganza y convertirse este deseo en el imperativo
procurar un ajuste de cuentas con el cual la fundamental y en el sentido de su
víctima logra satisfacerse. La promesa de existencia.” El doliente se anuda a esa
satisfacción con la que el ofendido se recompensa ilusoria de recobrar aquello
precipita en actos de venganza, surge de la perdido, de recuperarse, por eso se hace
imposibilidad de éste de asumir la ofensa, preciso hacer sufrir al que ha sido causante
más exactamente, la pérdida que la ofensa del dolor. La venganza ofrece al doliente la
trae consigo. oportunidad de revertir la relación, de
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intercambiar roles y poder ‚lavar el honor Freud señala (1915) que el proceso de duelo
ofendido‛ (Kancyper, 1991), pues pasa de mueve al yo a renunciar al objeto y poco a
ser un objeto anteriormente humillado a un poco “se afloja la fijación de la libido al
sujeto ahora torturador. objeto desvalorizando éste”, no obstante lo
que se observa en el resentimiento es una
Esta nueva condición de verdugo, avalada sobrevaloración del objeto perdido, se le
por su condición de víctima, permite al idealiza y se le atribuyen cualidades de
ofendido obtener satisfacción del agravio o perfección. Contrario a lo que se espera con
daño que ha recibido. Además de este rédito, el trabajo de duelo, el ofendido anuda su
su nueva posición le lleva a suponer que con libido al objeto en lugar de desatarla.
el daño que ahora imparte, reivindica a la
herida narcisista que no cicatriza, la cual En torno a esto Kancyper (1991) advierte que
nutre el amargo y arraigado recuerdo de la el ofendido queda retenido, detenido y
ofensa. entretenido en las frustraciones producto de
los maltratos padecidos, no puede ver más
Este clamor de reivindicación del doliente allá de su pasado humillante y su futuro
resentido, no tiene otra intención que la de queda reducido a imaginar venganzas contra
restablecer un vínculo con aquello que perdió su ofensor. El lugar preponderante que ahora
cuando se instauró el daño narcisista por ocupa su odio y su resentimiento deriva en un
manos de otra persona. Es decir, el acto de sentimiento de mismidad (Lichtenberg,
venganza se instala como garante de la 2001), sobre el cual el doliente formula su
continuidad de la relación con aquel trozo de identidad y al que articula la ausencia de
sí que se perdió con la afrenta. Sin embargo aquello perdido.
la pretensión de recuperar aquello perdido
mediante la venganza, sumerge al doliente en Lichtenberg (2001) destaca que el odio
la negación de la pérdida, “en un estado suscitado en el complejo escenario del
ilusorio de perfección anterior” (Speziale agravio es un sentimiento que supera la
2002), lo que lo conduce a dejar inconclusa frustración consecuente de un insulto al
la elaboración del duelo. orgullo, pues implica una fuerte aversión o
repulsión asociado con una mala intención,
es un aborrecimiento duradero aunado a un
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deseo de venganza, en el que, a toda costa y Esta es investida en forma narcisística (por
bajo los medios que sea, se busca causar medio de los objetos que la encarnan), es
dolor a la fuente del odio, sea ya decir que quien la inviste de esta manera se
directamente al ofensor o a lo que éste está invistiendo a sí mismo a través de ella.
signifique como amado. En este último punto La instauración de la ofensa altera el
donde radica una de las principales equilibrio narcisista y por ende acarrea
cualidades de la venganza, y es que ésta es trasformaciones de la representación del yo.
extensiva, es decir, la venganza la ejerce el La elaboración de la pérdida supone iniciar
ofendido y se dirige contra el ofensor y los un proceso de organización del yo y tramitar
suyos, convirtiéndola, no en un medio para los sentimientos hacia el objeto perdido. Sin
prevenir la repetición de la ofensa, sino en un embargo esto no es posible cuando el objeto
nuevo elemento de producción de daño, que no posee completamente ese carácter de
pretende igualarse al padecido por el perdido, es decir, cuando el doliente ha
ofendido y que determina la perpetuación de hecho de esa defensa provisional que es la
la relación entre las redes del ofendido y del negación, un estado casi que inextinguible.
ofensor sostenida por el castigo
reivindicativo. Este acontecer es propio de la venganza, en
donde el objeto del doliente, no es el
Ahora es necesario dar lugar, luego de una ausente, sino un objeto idealizado, poseedor
rápida comprensión de la dinámica psíquica de una valiosa perfección, es decir, un objeto
de la venganza, a la idea que determinó la heredero de ese narcisismo infantil, de la
importancia de esta última en la elaboración megalomanía infantil (Green, 1983), en
del duelo ante la pérdida de un intangible donde todo es completud.
como la dignidad, dicha idea es, entender a
la venganza como una de las posibilidades Esta negación de la pérdida y su retención
con las que cuenta el doliente para la por medio de la ilusión de castigar al otro,
continuación de su proceso de duelo. nos compele a sospechar sobre la
posibilidad de considerar a la venganza
El trabajo que el duelo opera consiste en como un acto reparatorio. Ante esta
desatar el enlace libidinal con el objeto, que fluctuación, Figueroa (2004) afirma: ‚La
en el caso que nos ocupa es la dignidad. venganza es una de las formas de
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persecución en el duelo en la que lo terrible por el reconocimiento de la falta que deja la


e innombrable de la pérdida que ha ofensa cometida por el otro y la imposibilidad
causado ese duelo, persiste como memoria de responder recíprocamente a ella. Aquello
mortificante”. El carácter persecutorio de este que se rompe es ese ideal del yo primario en
acto, es el legado que debe padecer el donde el niño desea parecerse a sus padres
doliente gracias al remordimiento y al pues, imagina él, no tienen problema alguno
sentimiento inconsciente de culpa que son para dominar sus pulsiones. Este
suscitados por la realización de una mala remordimiento redunda en un resentimiento
acción contra el otro, o por lo menos la contra sí por la incapacidad de no defender
intención de cometerla, cuanto más fuerte es ese ideal.
el resentimiento, más fuerte es la
persecución (Speziale, 2002). El segundo hace referencia al que genera la
culpa ante la posibilidad de cometer una
La culpa surge, pese a los ‚derechos al acción contra el otro, por la huella que deja
desquite‛ que el doliente mismo se ha en la memoria una acción condenable, para
atribuido, y se manifiesta con el la que “el superyó reclama un castigo
remordimiento consciente, el cual funciona implacable” (Kancyper, 1991).
como la fijación en la representación dolorosa
que exige al ofendido, gracias a la demanda Cada doliente, según las posibilidades que
inconsciente hecha por la culpa, a manifestar su configuración psíquica se lo permita,
un comportamiento autopunitivo. tenderá a situarse y a padecer más un tipo de
remordimiento que el otro, sin embargo, sea
Situado entre en deseo de castigar al otro y la cual sea el que suscite su malestar, reduce
demanda que una parte de sí le hace al sus deseos de venganza a un acto
ofendido a castigarse, éste queda inmerso en persecutorio que obstaculiza la elaboración
la propia paradoja de sus remordimientos, de su duelo convirtiéndolo en patológico.
uno de ellos provocado por la vergüenza y el
otro por la culpa. Es decir, entender a la venganza como una
de las posibilidades con las que cuenta el
El primero es suscitado por la indignación doliente para la continuación de su proceso
ante el quebrantamiento del ideal, es decir de duelo, es un hecho que ocurre, sin
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embargo la probabilidad reparación que libidinal investida sobre el objeto que se


ofrece es completamente refutable ya que, pierde.
contrario a ser un acto reparatorio, la
venganza no establece ningún equilibrio y se Ante esto, la revisión hecha permite aclarar
instaura como un acto que condena al que no sólo se inviste la relación con un otro,
doliente a mayor frustración. son también investidas las circunstancias, los
lugares, los trabajos, los bienes adquiridos,
CONCLUSIONES es decir, todo aquello que pertenezca al
orden de lo propio o sea percibido como tal,
Freud en su texto “Duelo y melancolía” sin importar si está del lado de lo tangible o
(1915), señala que ‚el duelo es, por regla de lo intangible. Y es precisamente en este
general, la reacción frente a la pérdida de último punto, lo intangible, donde la dignidad
una persona amada o de una abstracción puede ubicarse como un objeto susceptible
que haga sus veces, como la patria, la de perderse.
libertad, un ideal, etc.”, es decir, el proceso
de duelo surge frente a la pérdida de Antes de presentar las inferencias sobre qué
cualquier objeto, lugar, rol, relación, posición es aquello que se pierde cuando es la
o ideal en el cual se haya invertido una carga dignidad lo que ocupa el lugar de pérdida, es
afectiva significativa. Sin embargo la literatura preciso dejar claro a qué tipo de noción, en
psicológica ha centrado su atención en la torno a la dignidad, se alude. Si bien es cierto
naturaleza del objeto perdido, es por ello que que existe una idea generalizada de
las líneas generales de este proceso Dignidad Humana en donde no tiene
psicológico se han definido con relación a la discusión alguna el sentido ontológico de la
muerte, considerada como el magno misma y la comprensión que de ésta se da en
exponente en cuanto a pérdidas se refiere. los términos kantianos de cualidad
Capponi (1999), propone frente a este hecho, trascendental, de atributo propio de cada
que la intensidad del duelo no depende de la miembro del género humano, del que se es
naturaleza del objeto perdido sino del valor acreedor por encima de las diferencias
que se le atribuye a dicho objeto. Por ello, lo circunstanciales, los meritos individuales y la
que en gran parte vendrá a determinar la posición social; no es posible dejar de lado el
tenacidad del proceso se asocia a la carga sentido heredado de la tradición de
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occidente, en el cual la dignidad pertenece al como un sentimiento de sí y a su vez como


orden de lo particular donde cada persona ha un hecho objetivo que el entorno hace real.
abstraído de la idea generalizada, su propia
noción en la que logra significar lo esencial Al hablar de la pérdida de la dignidad se
de su dignidad en algo único e inconfundible, apunta a la ofensa que contra los objetos que
en un trozo de sí mismo que es constituyente la encarnan se comete, esto debido a que es
de su identidad. el quebrantamiento de la dignidad quien
pone de presente su falta y el que permite, a
La noción que cada quien hace propia su vez, ubicar su valor y reconocer su
pertenece al terreno de lo subjetivo, de lo importancia por medio del padecimiento de la
simbólico, al ámbito de lo privado y de su ofensa. La afrenta sobre los depositarios de
configuración, y es esta noción a la que se la dignidad, los cuales son sólo una
alude cuando se refiere a la posibilidad de la representación parcial de la misma, se instala
pérdida de la dignidad. como esa parte de lo real que suscita la
connotación simbólica de la pérdida.
El recorrido realizado sobre la dinámica
psíquica de configuración de la dignidad, Esta pérdida se caracteriza por el
permite situarla como una noción que da investimiento particular que se hace sobre los
cuenta del valor que de sí misma tiene una objetos que padecen el agravio, es decir, la
persona y del valor que ésta supone, ve en dignidad (por medio de los objetos que la
ella la sociedad en la que está inmersa. La encarnan) es investida en forma narcisística,
valoración que cada quien tiene de sí suscita lo que conlleva a quien la inviste de esta
una conducta manifiesta, la cual es manera, a investirse a sí mismo a través de
reconocida por los otros, quienes le ella. La ofensa trae consigo un
devuelven al otro reputación o prestigio. desinvestimiento narcisista de sí mismo y por
ende conduce a trasformaciones de la
La persona se identifica con el representación del yo que alteran el equilibrio
reconocimiento que los otros le otorgan a su narcisista y dispara diversas angustias y
noción actuada de dignidad, es decir, con defensas. El ofendido queda condenado a
aquello que ha proyectado, de esta manera padecer la pérdida del objeto propiamente
se configura su dignidad, instaurándose dicha, es decir la ofensa contra el objeto que
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encarne el sentido de su dignidad, como La segunda condición hace referencia a la


también a sufrir un dolor de orden narcisista, constatación, por medio de un despojo real,
es decir, a soportar la herida que se inscribe. de la ausencia de aquello que se pierde, la
De esta manera, aquello que se pierde con la cual permite entablar el lento proceso de
ofensa a la dignidad y que debe ser aceptación de su pérdida. Cuando es un
elaborado con el proceso de duelo, es un trozo de sí mismo aquello perdido, no existe
trozo de sí mismo. otro despojo que el yo mismo, lo cual deja
expuesto al ofendido a un daño continuo,
En torno al cuestionamiento que aquí nos pues éste debe aceptar que una parte del yo
ocupa: el proceso siguiente a la pérdida de se ha deshonrado, que está en falta, y
algo de orden simbólico, es decir, la aquella parte que aún queda debe reconstruir
elaboración de la ofensa, consideré durante su mundo interno.
la revisión realizada, tres de las condiciones
primordiales que facilitan o perturban la Por último, y no menos importante, se
resolución del duelo sucesivo a la pérdida de encuentra el reconocimiento que de la
dignidad, los cuales permiten advertir los pérdida hace la sociedad en la que está
posibles caminos a tomar por parte del inmersa el doliente. De la misma manera en
ofendido confinado a tramitar su dolor. que el entorno reconoce la noción actuada
de dignidad de cada persona, ante la afrenta
La primera condición es el grado de debe dar lugar al reconocimiento de la
narcisismo en la relación con aquello perdido, ofensa cometida contra la dignidad del
pues éste atañe al nivel de idealización doliente. El objetivo de que el contexto se
proyectado en el objeto ahora ausente. En el identifique y se solidarice con el dolor del
caso de la ofensa contra los objetos que ofendido es delimitar a este último del
encarnan la dignidad, la proporción del ofensor, y tomar contra éste las medidas
vínculo narcisista, indica que la dignidad es convenientes, para con ello disminuir el odio
una extensión del yo, lo cual conlleva a que y la impotencia del ofendido y hacer que éste
su pérdida desencadene mayor frustración, recupere la dignidad en la mirada de los
agresión y dolor psíquico. demás.
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Así, ante un doliente abatido por un gran vengarse, a un duelo inconcluso, pues la
dolor psíquico, frustrado, lleno de agresión y promesa de continuidad con aquello que ya
con la responsabilidad a cuestas de no está lo seduce de manera tal que lo
reorganizarse, pese a su propia falta, el condena a un estado de negación de la
reconocimiento del contexto le permite iniciar pérdida. En tales condiciones no tendrá lugar
el trabajo reparatorio para la resolución del el proceso de desatar el enlace libidinal con
duelo. Sin embargo, a pesar de darse, puede el objeto, y se postergará indefinidamente la
no resultar suficiente para el ofendido, lo que reorganización del mundo interno del
compele a éste a asumir la continuidad de su doliente. La venganza se instala como un
elaboración bajo las posibilidades que su acto que condena al doliente a mayor
configuración psíquica se lo permita. El frustración y notable desequilibrio psíquico.
doliente cuenta con dos posibilidades para la
continuación del proceso, la venganza o el El recorrido hecho permite vislumbrar cómo el
perdón. perdón puede situarse como posibilidad de
resolución, pese a que su naturaleza no es
Existen daños que permanecen inalterables otra que la renuncia voluntaria a responder
con el paso del tiempo, ofensas que recíprocamente al daño que el ofensor ha
parecieran nunca se disipan y que devienen causado.
inadmisible la consideración del perdón, así
éste traiga consigo ganancias secundarias, El doliente debe enfrentarse de manera
como el reconocimiento de los otros. Esas adaptada “al daño narcisista de manos de
ofensas imperdonables e imposibles de otra persona” (Horwitz, 2006), y su renuncia
asumir impelen al ofendido, a como dé lugar, al desquite reduce la perturbación que causa
a vengarse de su victimario, demostrándole a la ofensa en el yo, esto, logrando a su vez
éste la medida en que le ha sido infligido el que el deseo del castigo reivindicativo por
daño. sus propias manos aplaque, y su pretensión
imperante de destruir al otro como forma de
El doliente se venga presumiendo que con el compensación, no se despliegue como
daño al otro reivindica a la herida que soporta producto del desequilibrio psíquico.
y a su vez, podrá recuperar aquello perdido.
Esto deja confinado al ofendido, que decide
Revista de Psicología GEPU, Vol. 1, No. 2, 2010, pp. 01 - 206.

El perdón se dispone como un acto Crespo, M. ¿En qué condición? Algunas


reparatorio que posibilita la elaboración del notas filosóficas sobre el perdón. (2001)
duelo del ofendido, facilitándole la Universidad Complutense de Madrid.
reorganización de su estructura interna,
permitiéndole a su vez, quebrar el espiral de Derrida, J. Entrevista concedida a Antoine
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