Curso: dirección y gestión de centros gerontológicos
Docente: Zaira Sacsi Margarita
Alumno(a): Luz Maria Contreras Vásquez
Ciclo: VIII
Especialidad: Enfermería
ICA-PERU ESTRÉS EN TIEMPO DE PANDEMIA
El estrés es el mecanismo por el cual
nos preparamos para reaccionar ante situaciones nuevas, de gran exigencia o peligrosas. Éste se debe a la liberación de hormonas como cortisol o adrenalina. La reacción más conocida al estrés agudo es la de “Fight or Fly”, que surge cuando se percibe una amenaza. En ese caso, la reacción hace que el cuerpo libere el cortisol. Un aumento en el cortisol provoca la liberación de aminoácidos de los músculos, glucosa desde el hígado, y ácidos grasos en el torrente sanguíneo. Con ello, el cuerpo tiene acceso a una enorme cantidad de energía en poco tiempo y puede actuar rápido, también hay aumento de la tensión arterial y en los latidos del corazón. Cambios por el estrés Los cambios drásticos y repentinos surgidos como consecuencia de la pandemia por COVID-19, el temor a enfermarnos y la cantidad de informaciones que vemos a diario en los medios de comunicación con cifras alarmantes de infectados y fallecidos en todas partes de mundo, pueden llevarnos a una situación de mucho estrés. Un episodio breve de estrés puede ser positivo, y ayudarnos a prevenir el peligro, pero en cambio cuando la tensión física o emocional se prolonga por mucho tiempo puede causar efectos negativos para el cuerpo y la mente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera normal que durante la crisis sanitaria por la que atravesamos una persona pueda sentirse triste, estresado, confundido, asustado o enfadado, y ha elaborado algunos consejos a tomar en cuenta para sobrellevar la situación. Medidas de autocuidado Las medidas de autocuidado son buenas para tu salud física y mental, y pueden ayudarte a tomar control de tu vida. Cuida tu cuerpo y tu mente, y conéctate con otros para beneficio de tu salud mental. Cuida tu cuerpo Presta atención a tu salud física: Duerme lo suficiente. Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días. Practica tú horario normal, aun si estás quedándote en casa. Participa regularmente en actividad física. La actividad física regular y el ejercicio pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Encuentra una actividad que incluya movimiento, como danza, o aplicaciones para ejercicio. Sal al aire libre en un área en que sea fácil mantener la distancia de otras personas como lo recomiendan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el gobierno como un sendero en la naturaleza o el patio de tu casa. Come de manera saludable. Elige una dieta bien balanceada. Evita comer comida basura y azúcar refinada. Limita la cafeína, ya que puede agravar el estrés y la ansiedad. Entre sus recomendaciones se incluye hablar con personas de confianza, mantener contacto con los seres queridos en casa, por correo electrónico y teléfono con otros familiares y amigos. Lo que puede resultar favorable para mantener el buen ánimo y la estabilidad emocional. Si debemos permanecer en casa, exhorta llevar un estilo de vida saludable, lo que incluye seguir una dieta adecuada, dormir y hacer ejercicios. No recurrir al tabaco, el alcohol u otras drogas para lidiar con las emociones. Si sentimos que la situación nos supera, hablar con un trabajador de la salud o un consejero en cuestiones de salud. Tener un plan, saber dónde y cómo buscar ayuda para atender las necesidades de salud física y mental, si es necesario. Reunir información que nos ayuden a determinar con precisión el nivel de riesgo para poder tomar precauciones razonables. Las informaciones deben venir de una fuente creíble, como el sitio web de la OMS, o los organismos de salud del país. En el caso de la República Dominicana, el Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud. Limitar el nivel de preocupación y nerviosismo reduciendo el tiempo que pasamos viendo o escuchando noticias de los medios de comunicación que les generen malestar. Recurrir a capacidades utilizadas en el pasado y que nos hayan ayudado a sobreponernos a las adversidades de la vida, y usar esas capacidades para manejar las emociones durante este difícil periodo del brote.