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RESPONSABILIDAD PENAL DE LOS ADMINISTRADORES DE EMPRESAS EN EL

MARCO DE UN PROCESO CONCURSAL1

OCTAVIO PINO REYES2

Introducción

En Chile, la Ley 20.720, de 9 de enero de 20143 4 modificó el Código Penal (en


adelante CP), introduciendo los delitos concursales y modificando la denominación del
Párrafo VII a “De los Delitos Concursales y de las Defraudaciones”, dentro del Título IX
sobre Crímenes y Simples Delitos Contra la Propiedad.
Respecto al bien jurídico protegido por este conjunto de delitos, la doctrina se ha
dividido entre tesis patrimonialistas y tesis metapatrimonialistas. De forma muy somera,
podemos señalar que quienes defienden las primeras 5 , sostienen que estos delitos
protegen un bien jurídico de carácter individual, como lo es la protección del patrimonio de
los acreedores; y quienes adscriben a las segundas6, señalan que estos delitos protegen
bienes jurídicos de carácter colectivo o supraindividual, como el orden público económico,
la fe pública y la administración de justicia.
Para efectos de este trabajo, y dadas las limitaciones de extensión del mismo,
partiremos de la premisa que, de acuerdo a la regulación de nuestro CP7, el bien jurídico
protegido es de interés patrimonial, específicamente la posibilidad de los acreedores de

                                                                                                               
1
Trabajo presentado para curso de derecho penal, en Doctorado Universidad de Alcalá, España, 2019.
2
Abogado, Master en ciencias jurídicas Universidad de Alcalá, España; Magister en derecho penal
Universidad de Chile, profesor derecho penal y procesal penal. Correo opino@ppj.cl
3
Denominada Ley de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas, entró en vigencia el día 9 de
octubre de 2014. Su antecedente es la derogada Ley de Quiebras Nº 4.558 de 1929, y la posterior regulación
de la quiebra fortuita, fraudulenta y culposa en el Código de Comercio, del año 2005.
4
Dado lo reciente de la Ley, una de las dificultades de este trabajo y a la vez la motivación del mismo, es la
escasa doctrina y jurisprudencia nacional referida a estos nuevos delitos. A modo de ejemplo, mientras se
mantuvo vigente la ley anterior, solo se dictaron 33 condenas, de acuerdo a estadística entregada por
Contador Rosales, Nelson, “30 años de la Ley de Quiebras: la Necesidad de un Cambio”, en Boletín Jurídico
Publicación Nº 2, Superintendencia de Quiebras, diciembre 2011, p. 6.
5
Entre nosotros, Garrido Montt, Mario, Derecho Penal Parte Especial, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
2005, T. IV p. 298.
6
Sandoval López, Ricardo, Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago 2014, p. 443; Etcheberry, Alfredo, Derecho Penal Parte Especial, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1998. T. III, p. 381.
7
No solo por su inclusión en el Título sobre crímenes y simples delitos contra la propiedad, sino también
porque el art. 465 CP hace procedente respecto de estos ilícitos la salida alternativa de acuerdo reparatorio, la
que conforme con el art. 241 del Código Procesal Penal, procederá en delitos que afecten bienes jurídicos
disponibles de carácter patrimonial.

  1  
hacer efectivos sus créditos en el patrimonio del deudor8. Este derecho de crédito está
reconocido en el artículo 2465 del Código Civil, que señala: “Toda obligación personal da
al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces o muebles
del deudor, sean presentes o futuros…”.
Ahora, si bien lo protegido es un interés patrimonial, bien jurídico de carácter
individual, éstos delitos pueden producir un perjuicio a un gran número de personas o a
una sola. Así, mientras nuestro CP no establece diferencias en la penalidad, el Código
Penal Español, en su artículo 259 bis Nº 1, contempla una pena agravada para el caso
que la insolvencia punible produzca o pueda producir perjuicio patrimonial en una
generalidad de personas o pueda ponerlas en grave situación económica9. Lo anterior es
coherente con la regulación que ambos ordenamientos se han dado, pues mientras en su
regulación chilena, el Título “De los crímenes y simples delitos contra la propiedad”
sugiere la protección de intereses patrimoniales, la denominación del Título en España
“Delitos contra el Patrimonio y contra el Orden Socioeconómico” revela que se protegen,
además, intereses supraindividuales10.
Este grupo de delitos contempla aquellos cometidos por quien actúe por la
empresa deudora, dedicada o no al comercio, y aquellos cometidos por veedores y
liquidadores de bienes, en un procedimiento de reorganización o de liquidación.
Centraremos nuestro análisis en los delitos cometidos por quien actúe por la empresa
deudora dedicada al comercio, sujeto a un procedimiento concursal.
Como veremos, los tipos penales que analizaremos comparten la exigencia de un
actuar doloso11, en que el agente se vale de un medio fraudulento para perjudicar los
intereses patrimoniales de los acreedores, castigándose no sólo el desvalor de resultado
sino también el desvalor de acción.

Análisis particular de las normas:


                                                                                                               
8
En el mismo sentido Mayer Lux, Laura, quien realiza un análisis sobre el bien jurídico tutelado en delitos
concursales, en “El Bien Jurídico Protegido en los Delitos Concursales”, Revista de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso Nº 49, Valparaíso diciembre 2017, versión online ISSN 0718-6851 Scielo.
9
En Anteproyecto de CP chileno de 2018, el profesor Alex Van Weezel propuso una agravante muy calificada
para el caso que estos delitos afecten a un grupo extendido de personas. Ver
www.minjusticia.gob.cl/media/2018/11/van-Weezel-Alex-delitos-patrimoniales.pdf (consultado 8/05/2019).
10
Gutiérrez Rodríguez, María, “La Responsabilidad Penal de los Administradores de Sociedades Mercantiles”,
en La Responsabilidad de los Administradores de las Sociedades Mercantiles, Dir. Ángel Rojo y Emilio
Beltrán, Tirant lo Blanch, Valencia 2016. pp. 447 señala que estos delitos, por un lado, protegen los intereses
de los acreedores actuales para una completa o posible satisfacción de sus reclamaciones patrimoniales, y
por otra, tutelan el funcionamiento del crédito como sistema de pago. P. 474.
11
Ortiz Quiroga, Luis, señaló en la discusión legislativa que requieren dolo directo. En Historia de la
Ley 20.720, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, p. 912. http://www.bcn.cl/historiadelaley/bnc/historia-
de-la-ley/ 4343/ . (Consultado el 27/04/19)

  2  
I. ART. 463 CP. “El que dentro de los dos años anteriores a la resolución de liquidación a
que se refiere el Capítulo IV de la Ley de Reorganización y Liquidación de Activos de
Empresas y Personas ejecutare actos o contratos que disminuyan su activo o aumenten
su pasivo sin otra justificación económica o jurídica que la de perjudicar a sus acreedores,
será castigado con la pena de presidio menor en su grado medio a máximo”.
El comportamiento típico consiste en ejecutar actos y contratos que de manera
objetiva disminuyan el activo o aumenten el pasivo del patrimonio propio del deudor, en
un determinado periodo, que deriva en la insolvencia posterior, provocándola o
agravándola, en términos de llevar a un procedimiento concursal de liquidación, lo que
constituye el objetivo y efecto del acto.
Dado el verbo rector, la doctrina estima que es un delito activo12, siendo difícil la
hipótesis de omisión, ya que todo acto o contrato implica una manifestación de la
voluntad. Asimismo, el verbo “ejecutar” alude a medios materiales, que en este caso,
consistiría en celebrar estos actos y contratos, sin exigir ninguna formalidad específica.
Esta ejecución de actos debe ser fraudulento, con el objeto de eludir o burlar el
cumplimiento de una o varias obligaciones válidamente constituidas por el mismo deudor,
en un tiempo cercano a la apertura del procedimiento concursal.
Ahora, la disminución del activo o aumento del pasivo, como bien señala el
profesor Hernández, son conductas neutras, que per se no son reprochables, pues son
conductas vinculadas a la actividad económica del deudor13. Por ello, se agrega una
clausula regulativa, que estas conductas no deben tener más justificación económica que
la de perjudicar a los acreedores. Así, no se exige un perjuicio efectivo en el patrimonio de
los acreedores, pero sí un ánimo o tendencia especial en el sujeto activo, que es
requerido por el tipo penal14.
Como se aprecia, este es un concepto jurídico indeterminado, que genera una
seria dificultad para configurar el delito, puesto que normalmente el motivo por el cual el
sujeto activo ejecute actos o contratos, será porque existen razones de carácter

                                                                                                               
12
Vargas Pinto, Tatiana, “Nuevo Régimen Punitivo Concursal y sus Principales Desafíos”, en Estudios de
Derecho Concursal, Centro de la Empresa Facultad de Derecho Universidad de los Andes, Thomson Reuters,
Santiago, 2016, p. 207.
13
Hernández, Héctor, Historia de la Ley 20.720, p. 2257.
14
Luzón Peña, Diego-Manuel, Lecciones de Derecho Penal Parte General, Tirant lo Blanch, Madrid 2016
señala “Los delitos de intención o de tendencia interna trascendente requieren de un obrar con el ánimo,
finalidad o intención adicional de lograr un ulterior resultado o una ulterior actividad distintas a la realización
del tipo. No se trata por tanto de la finalidad o dolo directo de realizar el propio tipo objetivo, sino una finalidad
o ánimo que es diferente y va más allá (trasciende) de la realización del tipo”, p. 223.

  3  
económico o jurídico. No obstante ello, coincidimos con Salazar Cádiz, en que el análisis
de esta justificación debe realizarse en base a un criterio de racionalidad económica o
racionalidad jurídica, agregando “En otros términos, si luego de dicho examen, el juez
comprueba que el referido acto o contrato celebrado por el deudor no se sostiene en
razones, principios u estándares aceptados (intersubjetivamente) en los normales usos
económicos o jurídicos en que esa misma conducta se despliega, ésta debe ser
considerada como una que se encuentra destinada a perjudicar (defraudar) a sus
acreedores” 15.
Ahora, si bien estas conductas son previas al procedimiento concursal, es
exigencia del tipo el que exista posteriormente una resolución de liquidación16, que fija la
aplicabilidad temporal de la norma y que puede tener su origen en un procedimiento
voluntario de liquidación iniciado por el propio deudor, o en un procedimiento forzoso,
demandado por cualquiera de los acreedores.
La dictación de esta resolución es un elemento ajeno a la conducta del sujeto
activo, no cubierto por su dolo, y necesaria para imponer la pena, por lo que a juicio de la
parte de la doctrina es una condición objetiva de punibilidad17. Sin embargo, creemos que
es una condición objetiva de procesabilidad, toda vez que la existencia de la resolución de
liquidación condiciona el inicio del proceso penal18. Refuerza esta idea, el hecho que el
artículo 465 CP restringe el ejercicio de la acción penal al liquidador, o al acreedor que
haya verificado su crédito en el procedimiento de liquidación19.
En cuanto al sujeto activo del delito, el encabezado del tipo penal señala “el que”,
lo que nos hablaría de un delito común. Sin embargo, el que el tipo penal exija la dictación
de una resolución de liquidación, limita al agente a aquellos que estén sometidos a un
procedimiento concursal, esto es, “Empresa Deudora”, que es definida en el artículo 2º Nº
13 de la Ley 20.72020. Asimismo, el artículo 465 bis CP21 se remite al concepto de deudor,

                                                                                                               
15
Salazar Cádiz, Andrés, “Algunas consideraciones respecto del nuevo delito de fraude concursal”, en Revista
Jurídica del Ministerio Público Nº 60, Santiago, septiembre 2014, p. 198.
16
La resolución de liquidación está definida en art. 2º Nº 36 de la Ley 20.720, como “aquella resolución judicial
dictada en un Procedimiento Concursal que produce los efectos señalados en el Párrafo 4 del Título I del
Capitulo IV de esta ley”. Su efecto general es la perdida de la administración de los bienes y fija
institucionalmente la situación de insolvencia del deudor.
17
Vargas Pinto, Tatiana, op. Cit. P. 208; Gutiérrez Romero, María, op. Cit. P. 478.
18
En igual sentido Vargas Sielfeld, Nadin, Los Delitos Concursales del Deudor, PUC Valparaíso, Facultad de
Derecho, Valparaíso 2015, p. 15. Asimismo, Novoa Monreal, Eduardo, en Curso de Derecho Penal Chileno,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1960, p. 322 en relación al requisito de declaración de quiebra para
sancionar las quiebras culpables o fraudulentas de nuestra antigua regulación, señalaba que constituía un
presupuesto de procesabilidad.
19
Una distinción y explicación sobre condiciones objetivas de punibilidad y procesabilidad puede consultarse
en Zaffaroni, Raúl, Derecho Penal Parte General, Ediar, Buenos Aires, 2002, p. 877 ss.
20
Art. 2 Nº 13 Ley 20.720: “Empresa Deudora: Toda persona jurídica privada, con o sin fines de lucro, y toda

  4  
entregado por el artículo ya citado. De esta forma, la calidad especial del agente lo
convierte en un delito especial propio.
Por último, nos encontramos ante un delito de resultado22, que es la insolvencia del
deudor.

II. ART. 463 bis CP.- “Será castigado con la pena de presidio menor en su grado medio a
presidio mayor en su grado mínimo, el deudor que realizare alguna de las siguientes
conductas:
1º Si dentro de los dos años anteriores a la resolución de reorganización o liquidación,
ocultare total o parcialmente sus bienes o sus haberes.
2º Si después de la resolución de liquidación percibiere y aplicare a sus propios usos o de
terceros, bienes que deban ser objeto del procedimiento concursal de liquidación.
3º Si después de la resolución de liquidación, realizare actos de disposición de bienes de
su patrimonio, reales o simulados, o si constituyere prenda, hipoteca u otro gravamen
sobre los mismos”.
Este tipo describe diversas conductas que se realizan en el contexto de un
procedimiento concursal, en distintos momentos y formas, con un sujeto común para
todos los supuestos “el deudor”, configurando por tanto un delito especial23 24.
Se trata de un delito con pluralidad de hipótesis y verbos rectores, que analizamos
a continuación:
a) Ocultar total o parcialmente bienes o haberes:
Se castiga el ocultamiento, total o parcial, realizado por el deudor, durante los 2
años anteriores a la resolución de reorganización25 o liquidación, que recae sobre bienes

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
persona natural contribuyente de primera categoría o del número 2) del artículo 42 del decreto ley Nº 824, del
Ministerio de Hacienda, de 1974, que aprueba la ley sobre impuesto a la renta”. Esta definición es criticable
por su falta de claridad al remitirse a otra ley, la que a su vez se remite a otra distinta.
21
Art. 465 bis CP “Las disposiciones contenidas en los artículos anteriores de este Párrafo referidas al deudor
sólo se aplicarán a los señalados en el número 13) del artículo 2º de la Ley de Reorganización y Liquidación
de Activos de Empresas y Personas”.
Esta norma amplía el sujeto activo del delito, si se compara con la antigua regulación de la ley de quiebras,
que lo restringía a personas que desarrollaran actividades de carácter mercantil, industrial, minero o agrícola.
22
En igual sentido Salazar Cadiz, Andrés, op. Cit. P. 202. Aunque difiere en cuál es ese resultado, señalando
que lo sería el perjuicio para los acreedores.
23
Vargas Pinto, Tatiana, op. Cit. P. 213.
24
Nos remitimos a lo ya dicho en cuanto a que el propio CP, define como deudor aquel señalado en el Nº 13
del art. 2º de la ley 20.720, que establece el concepto de Empresa Deudora.
25
La resolución de reorganización está definida en art. 2º Nº 37 de la Ley 20.720. Desde dictada esta
resolución, la empresa deudora goza de protección financiera concursal, por lo que no puede iniciarse
procedimiento de liquidación, u otros juicios, salvo laborales.

  5  
o haberes que aún no están afectos a procedimiento concursal alguno. Este ocultamiento
puede ser jurídico o material26.
Ahora, es evidente que previo a la resolución de reorganización o liquidación, el
deudor no tiene obligación alguna de revelar la entidad y localización de su patrimonio,
por lo que, a nuestro juicio, no existiría delito por ocultamiento antes de la dictación de
dicha resolución27.
Distinta es la situación en España. En efecto, si la acción de ocultar elementos del
patrimonio se realiza fuera del contexto de un procedimiento concursal, se tipifica el delito
de frustración de la ejecución (art. 257.2 CP), sin perjuicio de que, tras su comisión se
inicie un proceso concursal. Dicha regulación nos parece más acertada, en la medida que
evita lagunas como la descrita anteriormente.
Por lo expuesto, creemos que, en nuestro caso, la exigencia de una resolución de
reorganización o liquidación, al igual que en el tipo penal anterior, es condición objetiva de
procesabilidad, y permite además delimitar la calidad de sujeto activo del delito.
b) Percibir y aplicar bienes (distracción)
Se castiga el percibir y aplicar a usos propios o ajenos bienes que deben ser
objeto del procedimiento concursal, habiéndose ya dictado una resolución de liquidación,
que a su vez es la que delimita los bienes objeto de la conducta. Cabe hacer presente que
el sujeto que distrae los bienes es el dueño de los mismos, quien los destina a un fin
diferente del que se encuentra obligado legalmente.
Los verbos rectores son copulativos, lo que genera algunas complejidades, como
veremos a continuación.
Respecto de los bienes presentes del fallido, se dificulta la ejecución del delito,
puesto que los habría percibido en forma previa a la resolución de liquidación. Luego,

                                                                                                               
26
Sobre el alcance del ocultamiento, nuestra Corte Suprema ha dicho que "debe ser en relación con la
información que se entrega a los acreedores, porque no tiene ninguna importancia que en el ínterin el deudor
oculte físicamente sus bienes. Otro tanto podemos decir en relación a la ocultación jurídica: si el deudor ha
otorgado contratos simulados que aparentan enajenaciones, ha ocultado jurídicamente sus bienes, pero si los
declara en la contabilidad o antecedentes del convenio, no existe problema. Si no los declara entonces, la
ocultación no estará en el otorgamiento de contratos simulados, sino en la información que oculta esa verdad.
Por eso para que exista ocultación para fundar esta causal, la ocultación debe ser de información, en orden a
la efectiva conformación del activo o pasivo del deudor" … lo que aquí se castiga es una conducta dolosa,
aunque no se consideran las consecuencias efectivas de ese dolo”. SCS Rol Nº 6.427-2018, de 26/12/18.
27
En el mismo sentido argumentó la jefa del Departamento Jurídico de la Superintendencia de Quiebras,
señora Anguita, en Historia de la Ley, 20720, p. 2266. En contra, sosteniendo que el delito se puede cometer
en forma previa a la resolución de liquidación o reorganización, Vargas Sielfeld, Nadin p. 18.
Sin perjuicio de lo anterior, civilmente, el deudor en algunos casos regulados en la ley 20720 tendrá la
obligación de revelar el contenido y ubicación de los bienes que componen su patrimonio en forma previa a la
dictación de una resolución de reorganización o liquidación.

  6  
tampoco podrá aplicarlos a un fin distinto, ya que por la resolución antes indicada, la
administración de dichos bienes pasa de pleno derecho al liquidador.
Similar es la situación de los bienes que el deudor tenga en usufructo, los que
habrá adquirido con anterioridad a la dictación de la resolución de liquidación. Luego, sin
perjuicio de que, conforme el art. 132 de la Ley, el deudor mantenga la administración, el
liquidador debe velar porque los frutos ingresen al activo del concurso, y siendo conductas
copulativas el percibir y aplicar, se dificulta el configurar el delito en comento.
Por último, respecto de bienes futuros, adquiridos a título oneroso, el deudor podrá
percibirlos en forma posterior a la resolución de liquidación, y puesto que en algunos
casos mantiene la administración, podrá aplicarlos a fines diferentes, pudiendo entonces
en este caso configurarse el tipo penal.
A diferencia de los tipos ya analizados, en este delito la existencia de una
resolución de liquidación es un elemento del tipo penal, que debe estar cubierta por el
dolo del agente, pues el deudor debe saber que ha sido sometido a un procedimiento
concursal de liquidación y las obligaciones que ello conlleva28.
Por último, no se requiere perjuicio, pero lo supone, al agravar la situación de
insolvencia que afecta a la masa de acreedores.
c) Actos de disposición y gravamen de bienes:
Se sanciona la disposición, real o simulada, y el gravamen de bienes realizado
después de dictada la resolución de liquidación que delimita los bienes objeto de la
conducta. Tales actos suponen un perjuicio para la masa de acreedores, pues agravan la
insolvencia.
Cabe hacer presente la dificultad que un deudor, después de dictada la resolución
de liquidación, pueda constituir prenda, hipoteca u otro gravamen sobre sus bienes,
puesto que si bien no pierde el dominio sobre ellos, sí pierde la administración, que pasa
al liquidador.
Es un delito de hipótesis alternativas, en que basta con que el deudor ejecute una
de ellas para entender configurado el ilícito.
La exigencia de una resolución que declare la liquidación, al igual que el caso
anterior, es un elemento del tipo penal, que debe estar cubierto por el dolo del sujeto.

III. ART. 463 ter CP.- “Será castigado con la pena de presidio menor en su grado mínimo
a medio el deudor que realizare alguna de las siguientes conductas:
                                                                                                               
28
En igual sentido, Vargas Sielfeld, Nadin, p. 21.

  7  
1º Si durante el procedimiento concursal de reorganización o liquidación, proporcionare al
veedor o liquidador, en su caso, o a sus acreedores, información o antecedentes falsos o
incompletos, en términos que no reflejen la verdadera situación de su activo o pasivo.
2º Si no hubiese llevado o conservado los libros de contabilidad y sus respaldos exigidos
por la ley que deben ser puestos a disposición del liquidador una vez dictada la resolución
de liquidación, o si hubiese ocultado, inutilizado, destruido o falseado en términos que no
reflejen la situación verdadera de su activo y pasivo”.
Este delito incluye 3 hipótesis de infracción de deber: información falsa o
incompleta; no llevar libros; y ocultar o falsear los mismos. Son comportamientos que
alteran la información contable.
El sujeto activo, al igual que en los casos anteriores, es la Empresa Deudora,
sujeta a un procedimiento de reorganización o liquidación.
En cuanto a la primera hipótesis, la conducta punible es proporcionar información
o antecedentes falsos o incompletos. Estos antecedentes deben tener relación con la
situación patrimonial del deudor.
Ahora, la falsedad debe ser sustancial, que impida reflejar la verdadera situación
del activo y pasivo del deudor29. Luego, dada la exigencia de antecedentes falsos, podría
darse una situación de concurso medial entre los delitos de falsificación de instrumento
público o privado, como un medio para cometer el delito en comento.
En cuanto a la segunda hipótesis, es un delito compuesto de hipótesis alternativas,
cuyos verbos rectores son no llevar, no conservar, ocultar, inutilizar, destruir, falsear.
Las conductas de no llevar y no conservar son omisiones propias, producto de las
cuales no es posible reflejar la verdadera situación del activo y pasivo del deudor30.
El objeto sobre el que recae el delito, son los libros de contabilidad y sus
respaldos, “a los que la ley confiere un valor especial en tanto registros auténticos de los
actos y contratos del comerciante”31
Una norma similar establece el Código Penal Español, en su art. 259.6., exigiendo
actos de relevancia que dificulten la comprensión de la situación patrimonial del deudor.

IV. ART. 463 quáter CP.- “Será castigado como autor de los delitos contemplados en los
artículos 463, 463 bis y 463 ter quien, en la dirección o administración de los negocios del
                                                                                                               
29
Así lo señaló en la discusión legislativa el profesor Juan Esteban Puga en Historia de la Ley 20720, p. 2271.
30
Esta conducta podría constituir un concurso ideal con el delito contemplado en art. 97 inc. 1º Nº 4 y 7 del
Código Tributario.
31
Puga Vial, Juan Esteban, Derecho Concursal. De Procedimiento Concursal de Liquidación. Ley 20.720,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2014, p. 197.

  8  
deudor, sometido a un procedimiento concursal de reorganización o de liquidación,
hubiese ejecutado alguno de los actos o incurrido en alguna de las omisiones allí
señalados, o hubiese autorizado expresamente dichos actos u omisiones”.
Como señalamos anteriormente, los delitos concursales son delitos especiales
propios, en que la calidad especial exigida por el tipo penal es determinante. Así, si el
sujeto no ostenta dicha calidad de deudor, no podrá ser estimado como autor.
Ahora, la regla contenida en este artículo extiende la autoría a quienes no revisten
la calidad de deudor, mediante la cláusula del “actuar en lugar de otro”32, diferenciando al
deudor de quienes tienen la dirección o administración de sus negocios.
Esta regla resulta coherente con lo dispuesto en el artículo 58 del Código Procesal
Penal, que establece que por las personas jurídicas responderán quienes intervengan en
el acto punible.
Luego, no basta con ostentar la dirección o administración, sino que además debe
ejecutar alguno de los actos que la ley señala33.
En igual sentido, el artículo 31 del Código Penal español, establece la actuación en
nombre de otro, norma que resultó muy útil para imputar a los administradores de
personas jurídicas, en relación con ciertos delitos que requerían el cumplimiento de
determinadas calificaciones que sólo concurrían en la persona jurídica. Esta norma se
aplica en los casos de delitos especiales propios, como lo son los delitos concursales.
Posteriormente, en España la reforma al Código Penal, efectuada mediante Ley
Orgánica 5/2010, introdujo la responsabilidad penal de las personas jurídicas en los
artículos 31 bis y siguientes, respecto de determinadas infracciones penales (numerus
clausus), dentro de las que se encuentran las insolvencias punibles34.
En estos casos, se establece la responsabilidad de la persona jurídica, respecto de
los delitos cometidos por determinadas personas, con capacidad de representación, como
los representantes legales, administradores de hecho y de derecho (artículo 31 bis letra
a). Como señala Gutiérrez Rodríguez, “es preciso, por tanto, que la persona jurídica actúe
en la comisión de un delito, lo que se produce (…) a través de la conducta de quienes

                                                                                                               
32
Sobre cláusulas de actuar en lugar de otro, véase Van Weezel Alex. “Actuar en lugar de otro”. En La
Ciencia Penal en la Universidad de Chile, Facultad de Derecho Universidad de Chile, Santiago, 2013, pp. 283.
33
Sobre este punto, resulta interesante la sentencia dictada por el 3º Tribunal Oral en lo Penal de Santiago,
en causa RUC 0800423642-5 RIT 174-2012, de 3 de febrero de 2014, que descarta la autoría y coautoría del
gerente general de una empresa, señalando que no tenía el dominio del hecho y que no se demostró que
hubiese realizado ningún acto ejecutivo que demostrara tanto su intervención en el hecho, como la finalidad
dolosa de su actuar.
34
Sobre el particular, ver Gutiérrez Rodríguez, María, pp. 447.

  9  
pueden representar a la sociedad y actuar en su nombre, esto es, el órgano de gobierno
de la entidad o de quienes de hecho la organizan y controlan”35.
Asimismo, también se aplica la responsabilidad de la persona jurídica respecto de
las infracciones penales cometidas, en el ejercicio de actividades sociales y por su cuenta
y en su provecho, por personas subordinadas a los representantes de la persona jurídica,
por no haberse ejercido por parte de estos últimos la debida supervisión, vigilancia y
control (art. 31 bis letra b). En esta hipótesis lo que se imputa a la persona jurídica es la
omisión de sus representantes, de los deberes de vigilancia de los subordinados.
Cabe hacer presente que en ambos casos debe existir un beneficio, directo o
indirecto, para la persona jurídica. De igual manera, y como lo señala el Preámbulo de la
Ley 5/2010, debe existir una “culpabilidad por una defectuosa organización”,
excluyéndose la misma cuando exista un adecuado sistema interno de prevención de
delitos36.
De esta forma, el Código Penal español contempla, junto a la responsabilidad
penal de las personas jurídicas, el “actuar por otro” del artículo 31 CP, que se aplica, en
palabras de Gutiérrez Romero37 “para poder condenar a quien actúa como administrador
de hecho o de derecho de una persona jurídica o en representación de una persona
física, cuando habiendo cometido el administrador o representante una conducta delictiva
no concurran en él circunstancias especiales que requiera el tipo, que sí concurren en la
entidad o persona por cuya cuenta actúan”. No se ha suprimido esta norma, pese a la
inclusión de la responsabilidad directa de las personas jurídicas en los artículos 31 bis y
siguientes del Código Penal, como consecuencia de la declaración de compatibilidad
entre la responsabilidad penal de las personas jurídicas y la persona física.
Por nuestra parte, al no existir en Chile una regulación de la responsabilidad penal
de las personas jurídicas, debe recurrirse para efectos de delitos concursales, a lo
dispuesto en el artículo 463 quáter CP., que consagra el “actuar por otro”38.
Como conclusión, podemos señalar que la actual regulación constituye un avance
en relación a nuestra antigua ley de quiebras. Sin embargo, la tipificación de los delitos
presenta lagunas y deja margen a interpretaciones contradictorias que deberán ser
solucionadas por nuestros tribunales. Por otra parte, y tal como se propone en el

                                                                                                               
35
Idem. P. 452.
36
Idem. P. 453.
37
Idem. P. 464.
38
El Anteproyecto Código Penal Chileno, enviado por el Gobierno al Congreso en el año 2018 propone una
exhaustiva regulación de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en sus art. 184 y ss.
www.minjusticia.gob.cl/media/2018/10/Anteproyecto_de_codigo_penal_2018.pdf (consultado el 6/05/19)

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Anteproyecto de Código Penal, se hace patente la necesidad de incorporar una regulación
de la responsabilidad de las personas jurídicas, que alcance a los delitos concursales.

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