Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
346.83
R98le
v.4 c. 3 GONZALO RUZ LÁRTIGA
191994
EXPLICACIONES
DE DERECHO CIVIL
Contratos y responsabilidad
extracontractual
TOMO IV
A~,® AbeledoPerror~
W LegalPublishing Chile
EXPLICACIONES DE DERECHO CIVIL Tomo IV
CONTRATOS Y RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
© GONZALO Ruz LÁRTIGA
2011 Legal Pubhshmg ChIle' Mlraflores 383, pISO lO, Santtago, Chtle • Teléfono: 5105000' wwwlegalpubhshmg.c\
l.S.B.N. obra completa 978 - 956 - 238 - 997 - 6
RegIstro de PropIedad Intelectual N" 204.905 • l.S.B.N. 978 - 956 - 346 - 016 - 2
l' edIcIón junIo 2011 Legal Pubhshing Cht1e
Ttraje. 500 ejemplares
Impresores: CyC Impresores - San Francisco 1434, SantIago
IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE
(S) ADVERTENCIA
La Ley N" 17.336 sobre PropIedad Intelectual prohíbe el uso no exceptuado de obras protegIdas sm la automación expresa de los titulares de
los derechos de autor. El fotocopIado o reprodUCCIón por cualqUIer otro medIO o procedImIento, de la presente publicaCIón, queda expresamente
prohtbido Usos mfractores pueden constItuIr dehto.
PRIMERA LECCIÓN
LA TEORÍA GENERAL DEL CONTRATO
A. GENERALIDADES
Las palabras del gran profesor francés Louis Josserand, escritas en 1937
en una crónica para la Revista Trimestral de Derecho civil, son las que
mejor revelan la riqueza del fenómeno contractual. Decía Josserand "nous
vivons de plus en plus contractuellement". Con esto Josserand demostra-
ba la extrema vitalidad del contrato: una cosa originalmente específica a
ciertas personas (un asunto de comerciantes), hoy, extendido a todas las
personas.
a. Concepto
Sabernos, por nuestra base dogmática sobre el acto jurídico, que con-
vención es todo acto jurídico bilateral, cualquiera sea su función o efecto,
aunque principalmente éstos sean de crear, modificar o extinguir derechos
y obligaciones. Dentro de ese concepto genérico se situaría el específico de
contrato: convención destinada solamente a crear obligaciones.
Esta definición, sin embargo, no es de los autores sino del propio Bello y
se encuentra en el Art.143 7, primera parte: "Las obligaciones nacen, ya del
concurso real de voluntades de dos o más personas, como en los contratos
o convenciones ... ", que leída al revés nos daría "contrato o convención
es el acuerdo real de voluntades de dos o más personas del cual nacen
obligaciones ".
6 GONZALO Ruz LÁRTIGA
e.3. Lafuneiónjurídiea
En Chile hay que tener presente que por la naturaleza compleja del
procedimiento para adquirir el dominio, el solo contrato, aisladamente
considerado, no cumple por sí mismo esta función de cambio, sino que es
necesario que se agregue el modo de adquirir tradición, porque mientras
ésta no opera, no hay transferencia de dominio.
r Función de crédito.
La función de crédito es una función patrimonial, de carácter general-
mente oneroso que opera a través de los contratos de mutuo, de apertura de
crédito y, en general, de todos los contratos bancarios; es decir, todo contrato
que pone a disposición de otra persona ciertos bienes, principalmente dinero,
con cargo de restituirlos en ciertas y detenninadas condiciones.
5 G Función laboral.
G
6 Función de previsión.
contrato de seguro, que presenta una amplia y diversa gama. No sólo contratos
específicos como el señalado cumplen esta función de previsión. Más am-
pliación, en todo caso, el contrato en general, cumple una función previsora,
pues las partes al obligarse previenen las consecuencias del incumplimiento
de la otra o, más lato aún, se obligan sólo en la medida que racionalmente han
previsto que el contrato resguarda suficientemente sus intereses privados.
7a Función de recreación.
8 a Función de cooperación.
Recordemos que uno de los axiomas del liberalismo y que inunda el De-
recho privado es el contenido en la Declaración de Derechos del Hombre de
1789, Art. 5°, que dice que "todo lo que no está prohibido está permitido".
Al interpretar los contratos el Art. 1560 del Código establece como regla
primera que "conocida claramente la intención de los contratantes debe de
estarse más a ella que a lo literal de las palabras".
Recordemos que para que se aplique este principio es necesario: Que haya
habido un enriquecimiento de un patrimonio a costa del empobrecimiento de
otro patrimonio, todo ello sin causa legítima que lo justifique y sin que haya
otro medio que la acción in rem verso para conseguir la reparación.
Juan Carlos Dorr ha desarrollado muy bien esta idea, que siendo ingeniosa
tiene una gran debilidad. Nos señala este autor que la causa no interviene
sólo al momento de perfeccionarse el contrato, sino que su influencia se
deja sentir hasta cuando el contrato ha sido puesto en ejecución. Como
consecuencia de lo anterior, si al momento del cumplimiento esta causa ha
desaparecido, por sobrevenir circunstancias extraordinarias e imprevisibles,
el contrato carecerá de causa y, por ende, sería nulo.
Lo que nos enseña este autor es que la obligación impone a las partes un
deber de comportamiento, de conducta, que va asociado a un determinado
grado de diligencia en la ejecución de dichas obligaciones. Por lo anterior,
si acaecen sucesos imprevistos que toman excesivamente oneroso el cum-
plimiento de las obligaciones, se le impodría al deudor una conducta que
va más allá de la que le imponía el contrato. El juez podría entrar a revisar,
en caso de imprevisión, si la conducta debida impuesta ya no es exigible.
al que acuden las partes para cautelar sus intereses privados, el contrato
no podría interpretarse sino en el escenario que las partes entendieron o
pudieron entender que se ejecutarían las obligaciones.
Alcance general del principio. El contrato por regla general sólo produce
efectos entre las partes y no beneficia ni perjudica a terceros.
La ley del contrato lo es sólo para las partes y no para los terceros. Partes
en un contrato son aquellas personas que personalmente o representadas
concurren a la formación del acto.
Sin embargo, hay terceros más próximos a las partes y terceros más
lejanos a ellas.
Fuera de los terceros relativos, los terceros absolutos o lejanos son aque-
llos que, al no participar en el contrato ni en forma personal ni representados
y al no estar ligados con las partes por vínculo alguno, no serán alcanzados
por los efectos del acto.
EL CONTRATO, SUS FUNCIONES Y LOS PRINCIPIOS QUE INFORMAN LA CONTRATACION 23
En sentido estricto, los efectos del acto o contrato no les alcanzan; sin
embargo, en sentido amplio la situación jurídica que crea el contrato les
impone igualmente el deber de respetarlas, lo que veremos luego con el
denominado efecto expansivo del contrato.
Si Juan estipula con Diego que éste dará, hará o no hará algo a favor de
Pedro (Juan no es ni mandatario ni representante legal de Pedro), los efectos
del acto no van a alcanzar a Pedro sino cuando él acepte. Mientras no lo haga,
pues nadie puede adquirir derechos u obligaciones contra su voluntad, el
contrato puede ser dejado sin efecto por Juan y Diego, lo que es normal, pues
ellos son las partes del contrato. Diego, sin embargo, se habría obligado ab
initio a favor de Pedro, quien es ya su acreedor. Pedro ejercerá sus derechos
de acreedor cuando acepte, expresa o tácitamente, lo estipulado.
Hay tres razones que nos entrega Jean Carbonnier, por las cuales ella
resulta necesaria:
Una primera teoría explica esta institución como una oferta que hace el
estipulante al beneficiario, seguido de la aceptación del beneficiario.
Una tercera teoría explica esta institución como una declaración uni-
lateral de voluntad generadora de obligaciones.
Una última teoría explica esta institución simplemente como una dero-
gación del principio del efecto relativo de los contratos.
Juan contrata con Diego y promete a éste que Pedro dará, hará o no hará
alguna cosa a su favor. Con la promesa de hecho ajeno Juan le demuestra
a Diego que está en condiciones de convencer a Pedro que le conviene
consentir en el contrato.
i.3. La inoponibilidad
4. El principio de igualdad
5. El principio de la buena fe
propios (venire contra factum proprium non valet) o la del error común
(Arts. 1013, 1576 inc. 2°) y, en general, en toda la denominada ''Teoría de
la Apariencia ".
7. El principio de la responsabilidad
A. CLASIFICACIONES LEGALES
Tal clasificación tiene enorme importancia, pues hay una serie de problemá-
ticas que sólo se plantean a propósito de los contratos bilaterales, como 10 son
la teoría de los riesgos, la teoría de la imprevisión (y sus derivados, es decir, la
teoría de la revisión o de la resolución por excesiva onerosidad sobreviniente),
la resolución por incumplimiento de obligaciones, la excepción del contrato
no cumplido ("la mora purga la mora") o la cesión del contrato.
36 GONZALO Ruz LÁRTIGA
El contrato es unilateral cuando sólo una de las partes se obliga para con
la otra, que no contrae, en consecuencia, obligación alguna.
Esta clasificación de los contratos no dice relación con las partes que
resultan obligadas, sino con las partes que resultan beneficiadas.
El contrato oneroso es aquel del que ambas partes reportan beneficio y con-
trato gratuito es aquel del que sólo una de las partes obtiene un beneficio.
Son principales los contratos que subsisten por sí mismos, por lo que no
requieren de otra convención. Los accesorios no pueden subsistir sin otra
convención, por lo que su autonomía de vida está limitada a la suerte del
contrato principal.
Esta clasificación mira a la forma corno la ley exige que se exprese o ma-
nifieste la voluntad necesaria para dar nacimiento al acto jurídico. Si para su
perfeccionamiento sólo se requiere del consentimiento, es decir, de la expre-
sión no fonnal de las voluntades de las partes, el contrato será consensual. Si,
en cambio, la ley exige que esa voluntad sea revestida de ciertas formalidades,
el contrato será solemne. En fin, si el legislador requiere que la voluntad se
exprese materialmente mediante la entrega de una cosa, el contrato sea real.
B. CLASIFICACIONES DOCTRINARIAS
Por lo mismo, no todos los contratos nominados son típicos ni todos los
contratos atípicos son innominados. Existe un sinnúmero de contratos que
son nominados pero no por ello son típicos, por ejemplo, cuando contratamos
un camión de mudanza celebramos un contrato de mudanza pero éste no
está regulado; lo mismo cuando contratamos a un jardinero, contratamos un
"mantenimiento de jardines" o de "talaje" de árboles sin que en parte alguna
se encuentre regulado; los escombros que mantenemos en nuestra propiedad
después de una remodelación los hacemos extraer por una empresa que nos ex-
tiende un contrato de retiro de escombros que es nominado pero no típico.
Claro que no. Los contratos atípicos son ley para las partes, lo que sucede
es que los términos de ese contrato no son suplidos, salvo calificación en
contrario, por ninguna reglamentación determinada a priori.
decir que el contrato nace y se extingue apenas celebrado, como sucede cuando
compramos un café de contado en la cafetería. Si el contrato se perfecciona
en el acto pero su cumplimiento queda diferido en el tiempo, estamos frente
al contrato de ejecución d?ferida (ejemplo, compraventa a plazo).
Sigamos con el mismo plan de trabajo del profesor López Santa María.
a. El contrato tipo
b. El contrato-ley
Podemos definirlo como aquel tipo de contrato mediante los cuales el Es-
tado garantiza que hacia el futuro (aunque normalmente dentro de un espacio
de tiempo limitado), no se alterarán esos estatutos jurídicos excepcionales
otorgados corno incentivo, regalía o franquicia a un momento dado.
c. El subcontrato
obligaciones que han nacido para ella de una relación contractual previa,
sin que esta última relación se extinga".
d. El autocontrato
Podemos decir que es el acto jurídico que una persona celebra consigo
misma, pero en calidades diferentes. No es, por tanto, necesaria la concu-
rrencia de otra persona, en razón de que el compareciente actúa a la vez
como parte directa y como representante de otra, o bien simultáneamente
como representante de partes diferentes, o bien, por último, como titular
de dos patrimonios (o fracciones de un patrimonio) sometidos a estatutos
jurídicos diferentes.
A. GENERALIDADES
El contrato nunca debe dejar de ser la técnica jurídica que refleje, pri-
mero que todo, los intereses de los contratantes. El jurista, entonces, puede
servirse de los modelos o estándares, pero no subyugarse a ellos.
De toda evidencia, en esta parte, habrá que estar a la forma del contrato,
es decir, si se trata de un contrato cuyas obligaciones se cumplen instantá-
neamente o su cumplimiento es diferido o escalonado en el tiempo, en el
primer caso hablábamos de contrato de ejecución instantánea; en el segundo,
de ejecución diferida y, en el tercero, de tracto sucesivo.
52 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Salvo la existencia de una modalidad que altere los efectos normales del
acto (contratos sujetos a modalidad), el contrato va a producir sus efectos
in actum (contratos puros y simples).
Pues bien, la regla general es que los efectos del contrato alcancen a
las partes que con su propia voluntad o debidamente representados han
concurrido a celebrarlos.
Estas excepciones ya las analizamos con ocasión del estudio del principio
de la fuerza obligatoria de los contratos y su corolario del efecto relativo
de los mismos.
¿Por qué el contrato es obligatorio para las partes, por qué es una ley
para ellas?
En fin, que el contrato es ley y obliga no hay dudas, porque las partes
así 10 han querido. La ley del contrato 10 es, en todo caso, sólo para ellas y
no para los terceros.
A. GENERALIDADES
juez no debe detenerse en el sentido literal de los ténninos, sino que debe
tomar en consideración las "circunstancias de la especie", es decir, todos
los hechos susceptibles de esclarecer el sentido de la convención. Esta idea
la recoge nuestro Código al señalar en el art 1564 inc. 2° que "las cláusulas
de un contrato podrán también interpretarse por las de otro contrato entre
las mismas partes y sobre la misma materia".
El texto, los ténninos que han utilizado las partes, no tendrían más valor
para el intérprete que el de cualquier otro elemento de apreciación intrínseco
o extrínseco al contrato, para descubrir la real voluntad de las partes.
La redacción del Art.1560, sin embargo, parece dar esa imagen tan sólo
en una primera y superficial lectura. En efecto, claramente este artículo
contempla una hipótesis secundaria, anonnal, una hipótesis de contradicción
entre la intención y el texto. La primera hipótesis, la nonnal, aquella en que
no haya contradicción se parece a la primera hipótesis de la interpretación
de la ley general: Cuando el texto del contrato es claro, no se desatenderá
su tenor literal a pretexto de consultar la real intención de las partes.
Salvo que la ley suponga lo anonnal, es decir, que las partes no son sujetos
racionales, y que presentan una grosera asimetría entre lo que piensan y lo
que exponen, la regla ausente del texto es la primera regla de interpretación
del contrato.
el texto mismo. Y sobre la intención que se extrae del texto aquel (¿Qué
habrán querido decir?), fijará en su ruta el intérprete el primero de los
indicios para dar con la real voluntad de las partes.
Esta regla, eso sí, no se puede invocar como pretexto para validar una
cláusula nula.
Tercera regla. Regla del sentido natural. (Art. 1563 inc.l 0).
Por ejemplo, si no aparece del contrato que las partes han querido celebrar
otro contrato y no uno de arrendamiento de predios urbanos, entonces al
interpretar la cláusula sobre los períodos de pago de las rentas, se deben en-
tender mensuales, pues ella cuadra mejor con este tipo de arrendamiento.
La regla es así: Por generales que sean los ténninos de un contrato, sólo
se aplicará a la materia sobre que se ha contratado.
Tercera regla. Regla del complejo contractual. (Art. 1564 inc. 2°).
Expresa esta regla que: "Las cláusulas de uso común se presumen aunque
no se expresen".
Expresa la regla que: "No pudiendo aplicarse ninguna de las reglas pre-
cedentes de interpretación, se interpretarán las cláusulas ambiguas a favor
del deudor.
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por
una de las partes, sea acreedora o deudora, se interpretarán contra ella,
siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una explicación que
haya debido darse por ella".
Señalan los autores que se consideró por algún tiempo que las reglas
de interpretación eran simples consejos que el legislador daba al juez, sin
carácter vinculante, impidiendo deducir el recurso de casación, por no
constituir infracción de ley.
LA INTERPRETACION DE LOS CONTRATOS 63
Señalan los autores que se consideró por algún tiempo que las reglas
de interpretación eran simples consejos que el legislador daba al juez, sin
carácter vinculante, impidiendo deducir el recurso de casación, por no
constituir infracción de ley.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
Lecturas recomendadas
Sabemos que cada vez que hablemos de efectos de un contrato, nos esta-
mos refiriendo a las obligaciones que nacen de él. Si el contrato es bilateral,
estudiaremos las obligaciones para ambas partes. Si es unilateral, sólo una
DE LOS CONTRATOS EN PARTICULAR 71
pero para ello debo cuidarla, y en su cuidado debo repararla para que no se
deteriore, ya que si no la cuido y reparo podría destruirse y, en ese caso, no
podré restituir la misma cosa.
B. CONTRATOS ATÍPICOS
a. Generalidades
Concluíamos que no todos los contratos nominados son típicos ni todos los
contratos atípicos son innominados. Señalábamos que existe un sinnúmero de
contratos que son nominados pero no por ello son típicos, y ejemplificamos
diciendo que cuando contratamos un camión de mudanza celebramos un con-
trato de mudanza pero éste no está regulado, lo mismo cuando contratamos
a un jardinero, contratamos un "mantenimiento de jardines" o de "talaje" de
árboles sin que en parte alguna se encuentre regulado.
l. Inédito e híbrido,
2. Mixto, coligado y complejo.
1. El contrato preparatorio.
2. El contrato definitivo.
3. Los contratos de garantía.
b. Contrato definitivo
La garantía que tiene un acreedor para los efectos de hacer valer su crédito
se consagra en el mal denominado "Derecho de Prenda General", mediante el
cual el deudor afecta la totalidad de su patrimonio afectable al cumplimiento
76 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Las cauciones reales son aquellas por las que se afectan determinados
bienes al cumplimiento de una obligación. Suelen ser más restringidas
que las personales, ya que en esta última generalmente se comprometen
patrimonios completos, pero más eficaces (por ejemplo: hipoteca, prenda,
anticresis ).
Las cauciones personales son aquellas por las cuales se asegura el cum-
plimiento de una obligación, por regla general, mediante la incorporación
de un tercer patrimonio al cumplimiento de la obligación. Por ejemplo, la
solidaridad pasiva y la fianza.
que van a unirse las partes (un contrato de sociedad o unjoint venture cuyas
condiciones sea necesario discutir más latamente) prefieren comprometerse
sin obligarse definitivamente en distintas etapas, dependiendo del avance
de las prospecciones.
Las figuras precontractuales son muchas y variadas, las hay típicas, como
el contrato de promesa de celebrar un contrato, regulado en nuestro Código
civil; o atípicas, como los proyectos de contrato, los acuerdos de principio,
los pactos de preferencia, las promesas unilaterales, etc.
a. Generalidades
El contrato de promesa está regulado en el título XII del libro IV del Có-
digo civil, relativo al efecto de las obligaciones, a continuación del Art.1554
que trata las obligaciones de hacer.
b. Concepto
El profesor René Ramos lo define como "un contrato por el cual las dos
partes se obligan a celebrar un contrato determinado en un cierto plazo o
en el evento de cumplirse una determinada condición".
c. Características
Este contrato no genera otra obligación para las partes que la de realizar
un acto jurídico, de celebrar el contrato prometido.
c.2. Es solemne
Lo cierto es que esta no es una solución dada por la ley, pues el Art. 1554
N° 1 en parte alguna exige el instrumento público como solemnidad. No es
sino la práctica la que 10 ha impuesto por supuestas "razones de seguridad
jurídica". La mentada comunicabilidad de la solemnidad tampoco es una
exigencia que tenga validez universal.
Se celebra antes del contrato futuro y precisamente para preparar éste, por
lo que nace la obligación de las partes de celebrarlo en el futuro. En conse-
cuencia, la promesa supone siempre otro contrato, el contrato prometido.
Sin embargo, nada impide que sólo una de ellas se obligue a celebrar el
contrato prometido, pues la otra podría obligarse inmediata y definitivamente.
En este caso estamos en presencia de un contrato de promesa unilateral.
Veamos algunas de las razones doctrinarias que se han dado para negar
la existencia de promesas unilaterales en Chile.
Las razones por las cuales Pedro no quiera o no pueda vender su auto o
su Código civil inmediatamente y/o Juan no pueda o no quiera comprarlo
inmediatamente, pueden ser innumerables.
DE LOS CONTRATOS EN PARTICULAR 87
Los requisitos para que el contrato de promesa valga, son los que señala
el Art.1554, que deben concurrir todos, es decir, copulativamente, so pena
de resultar inválida la promesa si falta uno.
Primera postura.
Segunda postura.
El Mensaje del Código civil en el párrafo XXIX consigna que una regla
fundamental es la prohibición de fideicomisos sucesivos, ya que éstos en-
traban la libre circulación de los bienes, en ese párrafo se contiene una idea
más general que tiende al mismo objetivo: la limitación de las condiciones,
las cuales se reputan fallidas si tardan más de treinta años en cumplirse.
El plazo de treinta años estaba establecido en el antiguo Art.739, hoy este
plazo se ha reducido a cinco años.
Hay autores que sostienen que la regla enunciada por Bello en el Men-
saje tiene por objeto reputar fallidas las condiciones en el plazo máximo
establecido en el Código. Por 10 tanto, las condiciones indetenninadas se
entenderían fallidas al transcurrir 10 años. La jurisprudencia ha fallado en
ambos sentidos, aunque mayoritariamente se estima que la condición inde-
tenninada se entiende fallida una vez transcurridos 10 años.
El plazo también puede ser una modalidad que fije la época de celebra-
ción del contrato prometido.
siguiente tenor: "el contrato prometido se celebrará dentro de los seis meses
siguientes a la inscripción especial de herencia".
Argumentos:
Precisemos el problema.
Frente a esta posición aparece otra que rechaza los argumentos prece-
dentes y estima que el contrato prometido debe cumplirse, esta es la opinión
mayoritaria.
A. EL CONTRATO DE MANDATO
Regulado en el título XXIX del libro cuarto (Arts. 2116 y ss.), el mandato
constituye uno de los contratos típicos más utilizados en el mundo jurídico.
Es uno de los contratos de servicio o de gestión más empleados en la vida
contractual moderna. Está regulado también en el Código de comercio, bajo
la figura de la comisión mercantil.
a. Concepto
b. Características
Art. 2123. "El encargo que es objeto del mandato puede hacerse por es-
critura pública o privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo
102 GONZALO Ruz LÁRTIGA
La solución debiera ser la misma, es decir, que se trata de dos actos ju-
rídicos distintos, y aun cuando el acto por el cual se otorga el mandato sea
solemne, no es necesario que el mandato también lo sea.
c. El mandato y la representación
En ciertos casos, el que contrata con el mandatario sabe que éste está
actuando a su propio nombre, como sucede con la comisión o mandato
mercantil, pues el comisionista es un comerciante independiente.
Pero en otros casos el mandato se oculta. El que contrata con una per-
sona cree que contrata directamente con él, cuando en el fondo no es sino
un mandatario que obra por cuenta ajena. El mandante aquí, por diversas
razones, puede tener interés en no dar a saber a los terceros que la operación
se celebra por su cuenta.
Respecto del mandatario hay reglas especiales, que están en el Art. 2128,
que distingue dos situaciones, referidas a los efectos del mandato celebrado
108 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Esta clasificación se hace atendiendo al texto del Art. 2130, no tiene que
ver con las facultades del mandatario.
La administración está sujeta en todos los casos a las reglas que siguen".
Art. 2131. "El mandatario se ceñirá rigurosamente a los términos del manda-
to, fuera de los casos en que las leyes le autoricen para obrar de otro modo".
l. Mandato General
Son actos de administración aquellos que dicen relación con actos pro-
pios del giro del negocio. Por ejemplo: interrumpir prescripciones, intentar
acciones posesorias, cobrar créditos, percibir dineros, pagar deudas, etc.
Sobre este punto no hay que ser tan categóricos, pues si lo enajenado
recae sobre cosas que forman parte del giro ordinario del negocio, el acto
es de administración y no de disposición, por ejemplo, la venta de zapatos
en una zapatería no es un acto de disposición sino de administración. En el
mismo negocio del ejemplo, será acto de disposición la venta de110cal de
la zapatería, puesto que ello no es parte del giro del negocio y, por tanto,
requiere poder especial.
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TÍPICOS. EL MANDATO JJI
Son ejemplos de este último caso el mandato que se confiere para con-
traer matrimonio.
Hay que distinguir los efectos respecto de las partes y los efectos respecto
de terceros.
i.1. Regla general. Lo establece en fonna clara el Art. 2131, cuando señala
que "El mandatario se ceñirá rigorosamente a los ténninos del mandato,
fuera de los casos en que las leyes le autoricen para obrar de otro modo".
Esta regla se completa con la del Art. 2134, que expresa que "La recta
ejecución del mandato comprende no sólo la substancia del negocio en-
comendado, sino los medios por los cuales el mandante ha querido que se
lleve a cabo.
Art. 2146. "No podrá el mandatario colocar a interés dineros del man-
dante, sin su expresa autorización.
Art. 2152. "El mandatario puede por un pacto especial tomar sobre su
responsabilidad la solvencia de los deudores y todas las incertidumbres y
embarazos del cobro. Constitúyase entonces principal deudor para con el
mandante, y son de su cuenta hasta los casos fortuitos y la fuerza mayor".
Debe asimismo los intereses del saldo que de las cuentas resulte en contra
suya, desde que haya sido constituido en mora".
El inciso final del Art. 2158 contiene una regla interesante que puede ser
interpretada corno una excepción a la exceptio non adimpleti contractus,
salvo en caso de prueba de negligencia del parte del mandatario.
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TIPICOS. EL MANDATO 117
Art. 2135 inc. 2° "Esta responsabilidad tendrá lugar aun cuando se le haya
conferido expresamente la facultad de delegar, si el mandante no le ha de-
signado la persona, y el delegado era notoriamente incapaz o insolvente".
Es una situación especial, pues la regla general es que los contratos bila-
terales se deshagan de la misma manera que se hacen, es decir, concurriendo
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TÍPICOS. EL MANDATO 119
De ahí que el inciso tercero del Art. 2173 consigne que si el mandante hace
pública la revocación por medio de avisos y carteles, queda al arbitrio del juez
eximir de responsabilidad al mandante, es decir, desligarlo de responsabilidad
por los actos que pudiera ejecutar el mandatario a nombre del mandante.
Tennina el mandato por la muerte, tanto del mandante como del manda-
tario, precisamente por su carácter de contrato intuito personae.
Aquí hay una diferencia con el mandato judicial, el cual no expira por
la muerte del mandante.
Hay mandatos que precisamente son conferidos para ser ejecutados des-
pués de la muerte del mandante, por lo que éstos no se extinguen por esta
causal. De ellos trata el Art. 2169, refiriéndose al mandato que se confiere
al albacea, que es mandatario del testador.
j. La prueba en el mandato
A. LA COMPRAVENTA
a. Concepto
b. Características
Art.1802. "Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que
las enumeradas en el inciso 2° del artículo precedente no se repute perfecta
hasta el otorgamiento de escritura pública o privada, podrá cualquiera de las
partes retractarse mientras no se otorgue la escritura o no haya principiado
la entrega de la cosa vendida".
"Art. 1813. La venta de cosas que no existen, pero se espera que exis-
tan, se entenderá hecha bajo la condición de existir, salvo que se exprese
lo contrario, o que por la naturaleza del contrato aparezca que se compró
la suerte".
contrato, y esta resolución operará con efecto retroactivo, por lo que las
partes vuelven al estado anterior al del momento de celebrarse la convención.
En los contratos de tracto sucesivo opera la tenninación que sólo produce
efectos para el futuro.
c. Elementos de la compraventa
Como todo acto jurídico la compraventa debe cumplir con los requisi-
tos de existencia y validez. Importante resulta el estudio de los requisitos
de existencia que corresponden a los elementos esenciales especiales de
ella, de aquellos que si faltan degeneran al contrato y penniten calificarlo
diferentemente.
c.1. La cosa
1. Concepto
2. Requisitos de la cosa
ii. Debe ser real, es decir, debe existir o esperarse que exista
Tal como el objeto del acto jurídico, la cosa que se vende y se compra debe
existir o en el peor de los casos esperarse que llegue a existir, lo que se con-
firma con el que hecho que la venta de cosa futura es válida (Art.1813).
Sin embargo, la venta de la cosa futura puede presentarse bajo dos for-
mas:
1° Regla general: Como una venta condicional suspensiva, esto es, sujeta
a la condición de que la cosa exista. Si la condición falla, no habrá venta,
porque no habrá objeto. Como cuando Pedro compra el departamento en
construcción (venta en verde).
La ley admite la venta ilimitada de cosas singulares, las que deberán deta-
llarse si corresponden a especies o géneros, y el número de ellas. Lo que no
permite nuestro Código, según se desprende del Art.1811, es la venta de todo
el patrimonio de una persona viva, como un todo, como universalidad.
Por ello se admite la enajenación del real de derecho de herencia, lo que puede
representar todo el patrimonio del difunto o una cuota de él. Aquí la justificación
de que dejará de ser persona el difunto cuyo patrimonio se enajena, no tiene
sentido, pues desde su muerte ha perdido esta calidad y pasado a ser cosa.
"Art. 1815. La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos
del dueño de la cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiem-
po".
c.2. El precio
1. Concepto
Ahora bien, las hipótesis en las que se pone elArt.1794, cuando se refiere
a la situación que se produce cuando lo dado por el comprador consiste parte
en dinero y parte en otra cosa, es la propia de un proceso de calificación
del acto o contrato. Advertimos que en parte alguna la hipótesis se plantea
señalando si el precio se estipula parte en dinero o parte en cosas, aunque
reconocemos que el empleo de la palabra precio incomoda.
Las reglas, sin embargo, son claras: la Si la parte en dinero que se paga es
menor a la otra parte (cosas) que se da, el menor valor del dinero en relación
a la cosa no alcanza para considerar el contrato como compraventa, por lo
que será recalificado en permuta. 2° Si la parte en dinero es mayor o vale
más que la parte en cosas, la compraventa mantiene su calificación.
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TIPICOS 133
Art. 1808. "El precio de la venta debe ser detenninado por los contra-
tantes.
No son una técnica jurídica propia del Derecho civil, pues también se
consagran en el Derecho comercial, aunque las arras allá tienen un sentido
distinto. El Código civil, en particular, trata las arras con ocasión del contrato
de compraventa que estamos estudiando (yen el arrendamiento también), no
obstante 10 cual se ha entendido que son aplicables a todo tipo de contrato.
Excepción. Si las arras se han dado como parte del precio o en señal que
quedar convenidos (Art.1805), el efecto no es otro que el de dar por perfecta
la venta, salvo que ésta exija el cumplimiento de solemnidades para perfec-
cionarse. Esta fonna de dar las arras es una excepción a la regla general,
pues requiere expresamente texto escrito que así 10 establezca, es decir, la
escrituración de una convención de arras. A falta de él, se entenderán dadas
las arras en prenda.
1. Situaciones generales
3a. La del Art.1798. "Al empleado público se prohíbe comprar los bie-
nes públicos o particulares que se vendan por su ministerio; y a los jueces,
abogados, procuradores o escribanos los bienes en cuyo litigio han inter-
venido, y que se vendan a consecuencia del litigio; aunque la venta se haga
en pública subasta".
4a . La del Art.1799 en relación con el Art. 412, que se trataría más bien
de una norma imperativa y no prohibitiva.
138 GONZALO Ruz LÁRTIGA
"Art. 412. Por regla general, ningún acto o contrato en que directa o
indirectamente tenga interés el tutor o curador, o su cónyuge, o cualquiera
de sus ascendientes o descendientes, o de sus hermanos, o de sus consan-
guíneos o afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de
comercio, podrá ejecutarse o celebrarse sino con autorización de los otros
tutores o curadores generales, que no están implicados de la misma manera,
o por el juez en subsidio.
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador comprar bienes raíces
del pupilo, o tomarlos en arriendo; y se extiende esta prohibición a su cón-
yuge, y a sus ascendientes o descendientes".
A pesar de la referencia que se hace al Art. 2144 para todos estos admi-
nistradores de bienes ajenos, sólo a los mandatarios y síndicos se les aplica
sin restricción el Art. 2144.
El Art. 1824 nos dice que las obligaciones del vendedor se reducen a dos.
Por nuestra parte, agreguemos que cuando la venta recae en una especie o
cuerpo cierto, nace también la obligación de cuidar la cosa.
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TÍPICOS 139
El inciso final del Art. 1826 contiene una regla especial, que consagra
un verdadero derecho legal de retención a favor del vendedor.
Art. 1817. "Si alguien vende separadamente una misma cosa a dos
personas, el comprador que haya entrado en posesión será preferido al
otro; si ha hecho la entrega a los dos, aquel a quien se haya hecho prime-
ro será preferido; si no se ha entregado a ninguno, el título más antiguo
prevalecerá"
Los Arts. 1831, 1832 Y 1833 se encargan de todas estas situaciones, para
10 cual disponen las partes de un año, contado desde la entrega, para incoar
la acción para reclamar problemas de cabida predial (Art.1834).
142 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Art. 1831. "Un predio rústico puede venderse con relación a su cabida
o como una especie o cuerpo cierto.
Frente al texto y a la clara regla del Art. 1815, que establece que la
venta de cosa ajena vale, esta corriente manifiesta que lo que este artículo
pretendió remarcar fue solamente que esta venta no adolecía de ningún
vicio de nulidad.
2. LA OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO
i.1. Concepto
2. La de las costas legales del contrato de venta que hubieren sido satis-
fechas por el comprador;
si la cosa vendida tiene vicios que la hacen inútil para el uso para el cual fue
adquirida o para el fin de la cosa, conforme a su naturaleza, tiene derecho a
que el vendedor le sanee estos vicios. Este derecho se pone en ejercicio me-
diante la acción redhibitoria delArt. 1857, sea que se resuelva la venta, sea
que se rebaje proporcionalmente el precio.
Art. 1857. "Se llama acción redhibitoria la que tiene el comprador para
que se rescinda la venta o se rebaje proporcionalmente el precio por los
vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble, llamados redhibitorios".
Sin embargo, son los primeros los que reciben, estricto sensu, la deno-
minación de vicios redhibitorios.
En efecto, el Art. 1858, consigna que: "Son vicios redhibitorios los que
reúnen las calidades siguientes:
2. Ser tales, que por ellos la cosa vendida no sirva para su uso natural,
o sólo sirva imperfectamente, de manera que sea de presumir que cono-
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TÍPICOS 151
U.2. Requisitos
Art. 1860. "Los vicios redhibitorios dan derecho al comprador para exigir
o la rescisión de la venta o la rebaja del precio, según mejor le pareciere".
Art. 1861. "Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los
vicios eran tales que el vendedor haya debido conocerlos por razón de su
profesión u oficio, será obligado, no sólo a la restitución o la rebaja del pre-
cio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el vendedor no conocía
los vicios ni eran tales que por su profesión u oficio debiera conocerlos,
sólo será obligado a la restitución o la rebaja del precio".
Art. 1869. "La acción para pedir rebaja del precio, sea en el caso del Art.
1858, o en el del Art. 1868, prescribe en un año para los bienes muebles y
en dieciocho meses para los bienes raíces".
1. Pagar el precio
Las partes pueden agregar a los contratos típicos los pactos que estimen
conveniente con tal que éstos sean lícitos y no desnaturalicen el contrato
en cuestión. Esta aplicación del principio de la autonomía de la voluntad
se refleja en el Art.1887.
Este pacto comisorio opera ipso jacto y no ipso il/re como cuando se
expresa en algún otro contrato o en la misma compraventa, pero por el
incumplimiento de otra obligación.
En efecto, que opere ipso jacto y no ipso il/re, significa que la resolu-
ción no es inmediata. Lo anterior lo comprueba el Art.1879 que faculta
al comprador para hacer subsistir el contrato, pagando el precio, lo más
tarde, en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial de
la demanda.
iii. Sólo se puede intentar dentro de un plazo que no puede ser superior
a cuatro años contados desde la celebración del contrato (Art.1885).
i. Respecto a terceros
En fin, el Art. 1884, dispone que "El derecho que nace del pacto de retro-
venta no puede cederse", regla a la que la doctrina no encuentra explicación,
pero así está establecido en el Art. 1884.
f El pacto de retracto
a. Concepto
Como contrato la pennuta es aquel por el cual cada uno de los contra-
tantes se obliga a dar una cosa para recibir otra a cambio. En ese sentido la
define el Art.1897, señalando que: "La permutación o cambio es un contrato
en que las partes se obligan mutuamente a dar una especie o cuerpo cierto
por otro".
Señala el inciso segundo del Art.l899 que "Ni son hábiles para el con-
trato de permutación las personas que no son hábiles para el contrato de
venta".
C. LA CESIÓN DE DERECHOS
Respecto del deudor y demás terceros. Sin embargo, esta cesión para que
pueda afectar al deudor del crédito y a terceros, es necesario que se notifique
al deudor o que éste la acepte, tal como lo expresa el Art.1902: "La cesión
no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido
notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste".
3. De la aceptación
Art. 1909. "El que cede a título oneroso un derecho de herencia o legado
sin especificar los efectos de que se compone, no se hace responsable sino
de su calidad de heredero o de legatario".
Por ejemplo, cuando leemos que lo que se cede son los derechos heredi-
tarios que le corresponde a Pedro en la herencia quedada al fallecimiento de
Juan, estamos hablando correctamente de cesión del derecho de herencia. Si,
por el contrario, expresamos que lo que se cede es la cuota hereditaria que
a Pedro le corresponde en la comunidad de bienes quedada al fallecimiento
de Juan, estamos frente a una cesión de cuota indivisa.
1. Explicación previa
A. DEL ARRENDAMIENTO
a. Concepto
b. Clases
l. La representación en el arrendamiento
Existe una disposición análoga en cuanto a los plazos, para los guar-
dadores que dan en arriendo bienes raíces de las personas que tienen a su
cargo (Art. 407), norma que también se aplica a la administración de los
bienes de los hijos de familia, por expresa disposición del Art. 256, todo ello
sin perjuicio de la limitación natural establecida para los casos en que los
pupilos cesen su incapacidad, como cuando el menor cumple los 18 años
o el demente recupera la razón.
Esta cosa arrendada, entonces, debe reunir los requisitos generales del
objeto del acto jurídico, es decir, existir o esperarse que exista, ser comer-
ciable y lícito.
El arrendador no sólo turba o molesta por sí, sino que se entiende hacerlo
por aquellos respecto de los cuales es civilmente responsable. Turba, molesta
o inquieta al arrendatario cuando, en términos generales, le impide hacer
190 GONZALO Ruz LÁRTIGA
uso O goce legítimos de la cosa, sea porque la cambia, altera o modifica, sea
porque provoca inconvenientes con las reparaciones que en ella introduce.
De todo ello responde conforme al Art.1929.
reclaman sobre ella. En el primer caso las turbaciones son por vías de hecho,
y en general, se consideran problemas de vecindad que debe solucionar di-
rectamente el arrendatario; mientras que en el segundo caso, las turbaciones
se realizan por vías de derecho, que obligan al "saneamiento".
Si la causa del referido derecho no era no debía ser conocida del arren-
dador al tiempo del contrato, no será obligado el arrendador a abonar el
lucro cesante (Art.1930 Incs. 4° y 5°).
4a . Si se arrienda por una suma única y total, se deberá ésta luego que
termine el arrendamiento, como en el caso de las casas de veraneo, en que
se acostumbra a pagar, o por adelantado, o la mitad al inicio y la otra al
término del contrato.
Las cosas tienen un uso natural y un uso social que hace que las partes
puedan omitir su señalamiento expreso en la convención, como cuando se
arrienda un libro, se entiende que es para leerlo, o un automóvil, se entiende
que es para movilizarse en él.
Art.194l en relación con el Art. 2320, el que señala que toda persona es
responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que
estuvieren a su cuidado.
i. Regla general
Son reparaciones locativas las que tienen por objeto subsanar aquellos
deterioros habituales o corrientes que se originan por el uso legítimo que
se hace de las cosas, por lo que corresponde asumirlas al arrendatario, a
menos que ellos provengan de fuerza mayor o caso fortuito o de la mala
calidad de la cosa arrendada.
Como los plazos se extinguen por la llegada del día fijado, la regla general
es que basta el simple retardo, pues se produce la interpelación contractual
(expresa o tácita) del deudor, para constituirlo en mora.
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TÍPICOS. EL ARRENDAMIENTO 199
Lo expresado 10 deducen del Art.1949 que dispone que para que el arren-
datario sea constituido en mora de restituir la cosa arrendada, será necesario
requerimiento del arrendador, aun cuando haya precedido desahucio; y si
requerido no la restituye, será condenado al pleno resarcimiento de todos
los perjuicios de la mora, y a 10 demás que contra él competa como injusto
detentador.
Creemos que hay un error en esta lectura que se hace de la regla. Nóte-
se, antes que todo, que el Art. 1950 contempla dentro de las reglas por las
cuales expira el arrendamiento, la del N° 2: "por la expiración del tiempo
estipulado para la duración del arriendo". El tiempo expira cuando llega el
día fijado y éste hace expirar el contrato.
Veíamos que el arrendador podía retener los frutos y los muebles que
había introducido el arrendatario en el inmueble a fin de garantizar el
pago de la renta e indemnizaciones. Para el arrendatario, la ley concede el
mismo derecho legal de retención, cuando con motivo del arrendamiento
200 GONZALO Ruz LÁRTlGA
iV.l. Concepto
cado, pero respecto a este último y tratándose de bienes regidos por la ley
N° 18.101, lo rechaza pues considera que implicaría la renuncia de dere-
chos irrenunciables. Deduce que entre los derechos irrenunciables está el
de que la restitución de la propiedad deba solicitarse jurídicamente, por 10
que habría pugna con los efectos inmediatos que tiene aparejado un pacto
comisorio calificado. Estima el profesor Ramos que la sanción, en caso de
que se pacte, sería la nulidad absoluta del pacto.
3 o Por la extinción del derecho del arrendador, según las reglas que más
adelante se expresarán.
viii. 2. 1. El desahucio
Por extinción del derecho del arrendador se incluyen varios casos o hi-
pótesis diferentes. Lo concreto es que el efecto que producen es el mismo:
se pone fin al contrato, ya que el arrendador se coloca en la imposibilidad
de cumplir su principal obligación, la de proporcionar al arrendatario el
goce de la cosa arrendada.
Las causas que hacen expirar el derecho del arrendador pueden no ser
atribuible s a su voluntad, como cuando con ocasión de una fuerza mayor o
caso fortuito pierde su derecho, por ello las denominaremos involuntarias, o
bien, pueden serles atribuible s a su hecho o culpa, por lo que las llamaremos
voluntarias. La importancia de esta clasificación se encuentra en determinar
si esta extinción generará indemnización de perjuicios.
del derecho. Pero si teniendo una calidad de esa especie, hubiere arrendado
como propietario absoluto, será obligado a indemnizar al arrendatario, salvo
que éste haya contratado a sabiendas de que el arrendador no era propietario
absoluto.
2° Las viviendas ubicadas fuera del radio urbano, aunque incluyen te-
rreno, siempre que su superficie no exceda de una hectárea.
1. Predios de una cabida superior a una hectárea que tengan aptitud agríco-
la, ganadera o forestal o que estén destinados a este tipo de explotación;
2. Inmuebles fiscales;
En caso de mora, los pagos o devoluciones que deban hacerse entre las
partes de todo contrato de arriendo, regido o no por esta ley, se efectuarán
reajustados en la misma proporción en que hubiere variado el valor de la
unidad de fomento entre la fecha en que debieron realizarse y aquella en
que efectivamente se hagan.
El desahucio no tiene que ser fundado, y exige que sea efectuado judicial-
mente o mediante notificación personal efectuada por un Notario Público.
Eso sí, el plazo total no puede durar más de seis meses (Art. 3°).
También aquí el arrendatario puede restituir antes del vencimiento del plazo,
pagando la renta de arrendamiento sólo hasta el día en que ella se efectúe.
214 GONZALO Ruz LÁRTIGA
En este caso la ley N° 18.101 no dio plazo especial, por ende, se aplica
el Art.1976, que establece la regla general remitiéndose al Art.l944.
Le son aplicables, con carácter supletorio, las reglas estudiadas del arrenda-
miento de cosas y, más ampliamente, las reglas y principios generales del Có-
digo civil. Destacaremos sólo dos particularidades que conviene desarrollar.
Lo que pasa es que cuando la obra perece el artífice pierde con ello su
trabajo, aun cuando no sea por su culpa o la de las personas de las cuales
responde. En este sentido, podemos decir que el artífice comparte la pérdida
con la persona que le encargó la obra.
El riesgo sabemos, por aplicación del principio general de los contratos, per-
tenece al acreedor. En este contrato habrá que saber quién es el acreedor.
El problema se suscita sólo ante el silencio de las partes, pues si lo han pac-
tado se estará a esta detenninación, la que normalmente será un precio fijo por
la obra terminada o un precio especial por cada una de las partes de la obra.
2. Pagar el precio
En este caso, el que encargó la obra deberá pagar lo que valga el trabajo
hecho. Como debe indemnizar al artífice del total, su desistimiento no aca-
rrea perjuicio alguno (Art.1999, inc. 2°).
Eso sí, por la muerte del que encargó la obra no se resuelve el contrato.
Un edificio es una obra material, qué duda puede caber. Lo que diferen-
cia a la construcción de un edificio de otra cualquiera obra material es la
cantidad de profesionales intervinientes (arquitecto, ingeniero calculista,
constructor, etc.) y el precio que se paga por el edificio. Asimismo, existen
normas que regulan especialmente la construcción de un edificio depen-
DE LOS CONTRATOS CONSENSUALES TÍPICOS. EL ARRENDAMIENTO 219
Las reglas del Código civil son perfectamente aplicables en todo aquello
que las leyes especiales no lo modifican. La regulación está dada principal-
mente en el Art. 2003.
1. Personas responsables
Los proyectistas serán responsables por los errores en que hayan incu-
rrido, si de éstos se han derivado daños o perjuicios.
E. EL ARRENDAMIENTO DE SERVICIOS
a. Concepto
de un contrato de trabajo, cae -por supuesto- bajo las reglas especiales del
Código del ramo.
En este tipo de contratos, algunos autores han visto una forma con-
tractual referida a ciertas formas de transferencias de tecnología en los
Arts. 2006 al20 12, que es un contrato innominado o atípico preferentemente
mercantil.
En los ejemplos del Código hay, sin embargo, una gran diferencia entre
ambos servicios. En efecto, en el primero, el servicio es intelectual-creativo,
mientras en el segundo el servicio es intelectual-mecánico. Es decir, no es 10 mis-
mo crear una obra que corregir el impreso de una obra ya escrita por otro.
El Art. 2007 expresa que los servicios inmateriales que consisten en una
larga serie de actos, como los de los escritores asalariados para la prensa,
secretarios de personas privadas, ayas, histriones y cantores, se sujetan a
las reglas que siguen.
226 GONZALO Ruz LÁRTIGA
El Art. 2012 señala que los artículos anteriores se aplican a los servicios
que según el Art. 2118 se sujetan a las reglas del mandato, en 10 que no
tuvieren de contrarios a ellas.
F. EL ARRENDAMIENTO DE TRANSPORTE
a. Concepto
Este Código especial lo define como un contrato en virtud del cual uno
se obliga por cierto precio a conducir de un lugar a otro, por tierra, canales,
lagos o ríos navegables, pasajeros o mercaderías ajenas, y entregar éstas a
la persona a quien vayan dirigidas.
b. Intervinientes
A través de una estipulación afavor de otro, por cuanto una vez aceptada
la estipulación por el consignatario, surge el derecho para él de reclamar al
porteador las mercaderías en el lugar de destino.
c. Características
d. Clasificación
Los fenicios son, casi con certitud, según los historiadores, el primer
pueblo o civilización en utilizar la sociedad en el comercio internacional.
Sin embargo, la primera manifestación histórica conocida de la sociedad
se puede encontrar en la regla de las avarías comunes de la Lex Radia de
Jactu que organizaba la contribución en las pérdidas, dotando para ello el
contrato de transporte marítimo de una cláusula societaria, entre aquellos
que confiaban sus mercaderías a las vicisitudes del mar y de los negocios
internacionales, mil años antes de Cristo.
B. LA SOCIEDAD DE DERECHO
a. Concepto
En efecto, no toda sociedad tiene por fin poner algo en común para repar-
tirse utilidades, pues muchas veces la sociedad se constituye para poder apro-
vechar de una economía y ese fin no le quita el carácter colaboratorio.
Desde siempre los estatutos sociales fueron considerados una misma cosa
con el contrato de sociedad. Hoy una persona puede constituir una sociedad
sin contrato, pero no puede hacerlo sin estatutos sociales.
DE LOS CONTRATOS SOLEMNES TÍPICOS EN PARTICULAR. EL CONTRATO DE SOCIEDAD 235
c. Clasificaciones
Esto las diferencia con las sociedades colectivas, en donde los socios
responden ilimitadamente.
Confirma esta solución el propio Código que establece que el socio que
retarda su aporte por culpa, debe resarcir a la sociedad los perjuicios, con-
forme a los efectos generales de las obligaciones (Art. 2083).
1. Regla general
a. Concepto
b. Características
"La sociedad es instituida por dos o más personas que convienen por un
contrato de afectar a una empresa común bienes o su industria con miras de
repartir el beneficio o de aprovechar la economía que de él pudiera resultar.
Puede ser instituida, en los casos previstos por la ley, por el acto de
voluntad de una sola persona.
sociales que no son el contrato de sociedad sino un acto de base para, junto a
la inmatriculation, dotar de la personalidad jurídica a la sociedad misma.
Ni podrá ser removido de su cargo sino en los casos previstos o por causa
grave; y se tendrá por talla que le haga indigno de confianza o incapaz de
administrar útilmente. Cualquiera de los socios podrá exigir la remoción,
justificando la causa.
Las facultades del administrador serán las que se fijen en dicho acto cuya
naturaleza es la de un mandato. El socio administrador podrá renunciar o ser
removido de acuerdo a las reglas generales del mandato. La administración,
en este caso puede ser ejercida por uno o varios administradores.
Podrá, con todo, la mayoría de los consocios oponerse a todo acto que
no haya producido efectos legales".
2 a regla. Cada socio podrá servirse para su uso personal de las cosas
pertenecientes al haber social, con tal que las emplee según su destino or-
dinario, y sin perjuicio de la sociedad y del justo uso de los otros.
3 a regla. Cada socio tendrá el derecho de obligar a los otros a que hagan
con él las expensas necesarias para la conservación de las cosas sociales.
Los efectos del contrato de sociedad son analizados, por sus particulares
características, corno las obligaciones que tienen éstos para con la sociedad
248 GONZALO Ruz LÁRTlGA
y viceversa y las de éstos para con terceros. Las obligaciones que asumen
los socios entre sí, son las que se les imponen en el ejercicio de la adminis-
tración de la sociedad que ya fueron analizadas.
2. Obligación de saneamiento
1. Extraer del fondo común mayor cantidad que la asignada para sus
gastos particulares.
En efecto, el Art. 2089, señala que "Cada socio tendrá derecho a que
la sociedad le reembolse las sumas que él hubiere adelantado con conoci-
miento de ella, por las obligaciones que para los negocios sociales hubiere
contraído legítimamente y de buena fe; y a que le resarza los perjuicios que
los peligros inseparables de su gestión le hayan ocasionado.
En efecto, el Art. 2088 establece que ningún socio, aun ejerciendo las
más amplias facultades administrativas, puede incorporar a un tercero en
250 GONZALO Ruz LÁRTIGA
A su vez, el Art. 2084 inc.I ° señala, que en este supuesto, "la sociedad
queda exenta de la obligación de restituirla en especie".
Art. 2101 "Si cualquiera de los socios falta por su hecho o culpa a su
promesa de poner en común las cosas o la industria a que se ha obligado en
el contrato, los otros tendrán derecho para dar la sociedad por disuelta".
f Disolución de la sociedad
Art. 2098. "La sociedad se disuelve por la expiración del plazo o por el
evento de la condición que se ha prefijado para que tenga fin.
Art. 2099. "La sociedad se disuelve por la finalización del negocio para
que fue contraída.
A esta causal de disolución se refieren los Arts. 2085, 2102 Y 2101 con
relación a los Arts. 2083, 2108 Y 2084.
Art. 2101. "Si cualquiera de los socios falta por su hecho o culpa a
su promesa de poner en común las cosas o la industria a que se ha obli-
gado en el contrato, los otros tendrán derecho para dar la sociedad por
disuelta" .
Por otra parte, así se desprende de las reglas generales, ya que el contrato
de sociedad sería para la gran mayoría de la doctrina un contrato bilateral
(Art.1489).
que se pueda continuar con una sociedad de personas entre individuos que
no se tienen confianza.
Art. 2103 incs. 2° y 3°. "Pero aun fuera de este caso se entenderá con-
tinuar la sociedad, mientras los socios administradores no reciban noticia
de la muerte.
Esta regla tiene excepciones, como las sociedades que se forman para
el arrendamiento de un inmueble, o el laboreo de minas, y en las anóni-
mas.
256 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Art. 2197. "La sociedad podrá expirar en cualquier tiempo por el con-
sentimiento unánime de los socios".
DE LOS CONTRATOS SOLEMNES TÍPICOS EN PARTICULAR. EL CONTRATO DE SOCIEDAD 257
1. Cuestión previa
Para determinar los casos en que procede la renuncia, deben hacerse las
siguientes distinciones:
Art. 2108. "La sociedad puede expirar también por la renuncia de uno
de los socios.
1°. La renuncia debe notificarse a los socios para que produzca efecto
258 GONZALO Ruz LÁRTIGA
g. Efectos de la disolución
D. LA SOCIEDAD DE HECHO
a. Concepto
Art. 2057. "Si se fonnare de hecho una sociedad que no pueda subsistir
legalmente, ni como sociedad, ni como donación, ni como contrato algu-
no, cada socio tendrá la facultad de pedir que se liquiden las operaciones
anteriores y de sacar sus aportes.
Esta disposición no se aplicará a las sociedades que son nulas por lo ilícito
de la causa u objeto, las cuales se regirán por el Código Criminal".
Para que sean aplicables las nonnas de la sociedad de hecho no debe ser
posible recurrir a ningún otro estatuto jurídico. En otras palabras, el acto
260 GONZALO Ruz LÁRTIGA
debe ser nulo como contrato de sociedad, pero además no debe ser posible
convertir el acto nulo en otro acto jurídico. Así, de proceder la conversión
del acto nulo no hay sociedad de hecho.
El Art. 2057 les otorga legitimidad activa a los socios para pedir la nulidad
de la sociedad. De esta forma, si se solicita la nulidad absoluta se supone
que los socios tienen interés en ella. Por otra parte, la nulidad relativa en
estos casos no procede, ya que en la sociedad de hecho los vicios afectan
a la constitución de la sociedad y no al estado o calidad de las partes que
celebran el contrato de sociedad.
El Código de comercio en su Art. 359 señala que "el que contratare con
una sociedad que no ha sido legalmente constituida, no puede sustraerse
por esta razón al cumplimiento de sus obligaciones".
El antiguo Art. 363, derogado por la ley N° 19.499, señalaba que "los
terceros que han contratado de buena fe no pueden excusarse del cumpli-
miento de su obligación para con la sociedad".
DE LOS CONTRATOS SOLEMNES TÍPICOS EN PARTICULAR. EL CONTRATO DE SOCIEDAD 261
2a Que el tercero contratante lo haya hecho de buena fe, esto es, ignorando
que la sociedad era nula.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
LECTURAS RECOMENDADAS
Clase N° 13. DE LOS CONTRATOS REALES CUYA FUNCIÓN ES ENTREGAR UNA COSA PARA
ASEGURAR EL CUMPLIMIENTO DE UNA OBLIGACIÓN. LA PRENDA
El Art. 1443 nos señala que "el contrato es real cuando, para que sea
perfecto, es necesaria la tradición de la cosa a que se refiere ... ".
Hay otros contratos que llamamos "reales" para poder situarlos en oposi-
ción a contratos virtuales o a contratos simulados, pero no es a esa categoría
a la que nos referiremos en esta clase.
b. Clasificación
Bajo este prisma entre contrato real y derecho real de uso y goce no
habría diferencias.
B. EL COMODATO
a. Concepto)' clases
2. Cuidar la cosa
i. Aspectos generales
3. Restituir la cosa
El inciso primero del Art. 2180 dispone que el comodatario sea obligado
a restituir la cosa prestada en el tiempo convenido; o a falta de convención,
después del uso para que ha sido prestada.
A partir del inciso segundo del Art. 2180, sin embargo, se establecen
casos que llamaremos "de caducidad del uso", que son aquellos en que
podrá exigirse la restitución aun antes del tiempo estipulado.
274 GONZALO Ruz LÁRTIGA
10. Cuando muere el comodatario, a menos que la cosa haya sido prestada
para un servicio particular que no pueda diferirse o suspenderse;
4°. Cuando el comodatario hace un uso distinto del que expresa o táci-
tamente se ha acordado para el uso de la cosa (este caso de caducidad del
uso lo encontramos en el inc. 2° del Art. 2177).
Si la cosa ha sido prestada por un incapaz que usaba de ella con permiso
de su representante legal, será válida la restitución verificada en la persona
del incapaz".
e. La prueba en el comodato
Art. 2175: "El contrato de comodato podrá probarse por testigos, cual-
quiera que sea el valor de la cosa prestada".
testigos para las obligaciones que considera el legislador que deben constar
por escrito.
Dispone la ley que las obligaciones y derechos que nacen del comodato,
pasan a los herederos de ambos contrayentes, pero los herederos del como-
datario no tendrán derecho a continuar en el uso de la cosa prestada, sino
en el caso excepcional del Art. 2180 N°l, esto es, cuando la cosa ha sido
prestada para un servicio particular que no pueda diferirse o suspenderse,
todo lo dicho, de acuerdo a lo expresado por el Art. 2186.
Esta situación se refiere a la tenencia de una cosa ajena, sin previo con-
trato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño.
A. EL MUTUO
a. Concepto
Define el Código en el Art. 2196 este contrato, señalando que: "El mutuo
o préstamo de consumo es un contrato en que una de las partes entrega a
la otra cierta cantidad de cosas fungibles con cargo de restituir otras tantas
del mismo género y calidad".
c. Características
c.3. Es principal
En otras palabras, el mutuo civil de dinero, para que sea oneroso, debe
pactarse el pago de intereses entre las partes. Mientras que tratándose de
una operación de crédito de dinero, no hace falta pactar el pago de intereses
pues éstos se presumen.
También observamos que cuando recae sobre otra cosa fungible (l kilo de
azúcar o de harina), lo que encontramos muy a menudo en la vida de barrio
con el conocido "fiado", también suele ser por naturaleza gratuito.
Sin embargo, parte de la doctrina, entre otros, don Ramón Meza Barros,
opina que el mutuo civil es naturalmente oneroso, debido a que las normas
282 GONZALO Ruz LÁRTIGA
originales (en que el mutuo era tratado como naturalmente gratuito) fueron
modificadas por la ley 18.010, ley que dispone en su Art. 12 que: "la gra-
tuidad no se presume en las operaciones de crédito de dinero. Salvo dispo-
siciones de la ley o pacto en contrario, ellas devengan intereses corrientes,
calculados sobre el capital, o sobre el capital reajustado en su caso".
i. En el mutuo civil
Plazo judicial (Art. 2201) es el que fija el juez cuando el plazo convencional
no es expreso, es decir, "si se hubiere pactado que el mutuario pague cuando
le sea posible, podrá el juez, atendidas las circunstancias, fijar un ténnino.
El plazo al que se refiere elArt. 2201 que pennite aljuez intervenir fijando
un ténnino es de día incierto e indetenninado (es realmente una condición):
"cuando al mutuario le sea posible". Pareciera que se trata de una condición
meramente potestativa del deudor, que en este caso es perfectamente válida
(1478 inc.1 0), sin embargo no es tal porque puede probarse perfectamente
la posibilidad de hacerlo, cuando ha mejorado de fortuna.
Para los efectos de esta ley, se asimilan al dinero los documentos repre-
sentativos de obligaciones de dinero pagaderos a la vista, a un plazo contado
desde la vista o a un plazo detenninado.
Interés corriente (Art. 6°): "es el promedio cobrado por los bancos y las
sociedades financieros establecidos en Chile en las operaciones que reali-
DE LOS CONTRATOS REALES CUYA FUNCIÓN PRINCIPAL ES ENTREGAR EL USO Y GOCE 287
El Art. 790 prescribe que los frutos civiles pertenecen al usufructuario día
por día, de 10 que se deduce que se devengan de igual modo, día por día.
Vimos que el Código civil fija una norma para los préstamos de dinero
en donde no se haya fijado plazo. La Ley 18.1 O1 repite la fórmula en el
DE LOS CONTRATOS REALES CUYA FUNCIÓN PRINCIPAL ES ENTREGAR EL USO Y GOCE 289
Art. 13.: " ... en las obligaciones sin plazo sólo podrá exigirse el pago después
de diez días contados desde la entrega".
Para este tipo de operaciones rigen las mismas reglas que para el mutuo
civil de dinero, aunque por regla general se fijará plazo para la restitución
y este será expreso, cierto y detenninado.
A. EL DEPÓSITO
a. Concepto
b. Intervinientes
c. Características
La nulidad en este caso, desde luego, será la nulidad relativa, por lo que
sólo aprovechará al incapaz. Esto quiere decir que el depositario (capaz)
adquiere válidamente todas las obligaciones que el contrato crea. Como el
contrato es unilateral y el único que resulta obligado es el depositario, esta
situación no genera mayor problema.
Art. 2216 inc. 1°: "el error acerca de la identidad personal del uno o
del otro contratante, o acerca de la sustancia, calidad o cantidad de la cosa
depositada, no invalida el contrato".
En cuanto a la prueba. Por remisión del Art. 2217, se aplican las reglas
generales en torno a ella, pero si se omite la formalidad de prueba exigida,
conforme al Art. 2217, "será creído el depositario sobre su palabra".
d. Clases de depósito
Hay dos tipos de depósito: El depósito propiamente dicho, que puede ser
a su vez voluntario o necesario, dependiendo si el depositante puede elegir
o no a la persona del depositario, y el secuestro.
B. EL DEPÓSITO VOLUNTARIO
a. Concepto
Como toda regla general que se precie de tal, tiene excepciones, que
contempla en este caso el mismo Art. 2222, donde el depositario agrava su
responsabilidad y responde de la culpa leve cuando:
c. El Depósito necesario
iii. El viajero que trajere consigo efectos de gran valor, de los que no
entran ordinariamente en el equipaje de personas de su clase, deberá ha-
cerlo saber al posadero, y aun mostrárselos si lo exigiere, para que emplee
especial cuidado en su custodia; si así no lo hiciere, podrá el juez desechar
sus demandas por su pérdida, hurto o robo (Art. 2245).
iv. El alojado que se queja de daño, hurto o robo deberá probar el número,
calidad y valor de los efectos desaparecidos.
C. EL SECUESTRO
a. Concepto
Art. 2249. "El secuestro es el depósito de una cosa que sé disputan dos
o más individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga
una decisión a su favor. El depositario recibe la denominación especial de
secuestre" .
b. lntervinientes
Son tres las personas que intervienen en este contrato. De un lado, las
partes que se disputan la cosa (demandante y demandado); de otro lado,
aquel que recibe la cosa en depósito, que se llama secuestre.
c. Clases de secuestro
El secuestro está sometido a las reglas generales del depósito, con algunas
ligeras variantes, y sobre todo a las normas del Código de procedimiento
civil, si se trata de un secuestro judicial (Art. 2250).
Son las mismas que las del depositario en el depósito propiamente tal:
Obligación de guarda y Obligación de restitución.
1. Concepto
ii. Cuando se entablan otras acciones con relación a cosa mueble deter-
minada y haya motivo de temer que se pierda en manos de la persona que,
sin ser poseedora, tenga la cosa en su poder (Art. 291 del CPC).
desde la fecha del acto o contrato). Los mismos límites podemos encontrar
en cierta forma en la acción oblicua y en las medidas precautorias.
a. Noción de caución
3. Anticresis. Según elArt. 2435, se entrega al acreedor una cosa raíz para
que se pague con los frutos. Esta en parte es personal, pero tiene aspectos
de caución real. Si es mueble, implica una prenda pretoria.
Decíamos que para el acreedor representa un derecho real (Art. 577) sobre
cosa corporal mueble, que se materializa a través de la técnica contractual
del contrato real del mismo nombre. Es real porque otorga al acreedor un
poder directo sobre la cosa, es además mueble, porque se hace efectivo
sobre bienes de esa naturaleza y además le otorga al acreedor un privilegio
especial de 2a clase.
El Art. 2384 define la prenda civil, lo que nos permite ya visualizar que
no es la única que regula nuestro ordenamiento jurídico. Las hay, entre
otras, comercial, industrial, agraria, especiales, etc., que no serán tratadas
en estas explicaciones por exceder el propósito que tienen.
b. Conceptos
1. La prenda es un contrato;
2. Es un derecho real;
3. Es un título de mera tenencia, y
4. Constituye un principio de enajenación.
La prenda de acuerdo al Art. 2384 en relación con el Art. 1442 tiene por
objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal de manera que
no puede subsistir sin ella.
Precisamente como contrato real que es, resulta necesario que se entre-
gue la cosa dada en prenda, entrega que debe ser real y no ficta, por cuanto
entre la obligaciones del acreedor prendario está la de conservar la cosa
y ello no podría ocurrir si no se le entrega materialmente; asimismo, en
cuanto a los terceros al verificarse la entrega éstos sabrán de la solvencia
del deudor, lo que no podrían saber si no se le entrega la cosa.
g. Especialidad de la prenda
h. Efectos
1. Derechos:
Utilicemos la sigla 2R2PI pues nos señala que el acreedor tiene dos
derechos que comienzan con R (Retención y Realización); dos con P (Per-
secución y Preferencia) y eventualmente el derecho de ser indemnizado (1)
por el perjuicio que derive de la tenencia de la cosa.
i.1.Regla general
i.2. Excepciones
Por ejemplo, puede ocurrir que la cosa dada en prenda haya sido vendida
por el deudor o haya constituido derechos sobre ella. En ese caso, el tercero
que adquiere la cosa o los derechos puede pagar la deuda para la cual fue
constituida, con lo cual no puede retenerla el acreedor.
El Art. 239710 faculta para vender la cosa en pública subasta, pagándose con
el producido, se concreta así el derecho de prenda general de los acreedores.
2. Obligaciones
Debe hacerlo con la diligencia debida, según el Art. 2394, responde por
tanto de culpa leve.
El Art. 2220 inc. 2° a propósito del depósito al cual y remite al Art. 2296
señala que el permiso puede ser expreso o tácito quedando al arbitrio del
juez determinarlo.
El Art. 2401 en relación con el Art. 2396 nos muestra que extinguida la
obligación principal su deber es restituir la cosa. Un caso de excepción 10
vimos ya en el Art. 2401, que contempla la prenda tácita.
316 GONZALO Ruz LÁRTIGA
1. Derechos
2. Obligaciones
ii. Permitir la inspección del acreedor (en el caso de las prendas espe-
ciales).
i. Extinción de la prenda
2. Por confusión del acreedor prendario, que pasa a ser dueño de ella.
5. Por abuso del acreedor de la prenda, sea usándola sin permiso o ex-
tremando el uso pennitido.
A. EL CONTRATO DE HIPOTECA
a. Generalidades
No es sino a fines del siglo XVIII, con la creación de los registros in-
mobiliarios e hipotecarios, que torna especial relevancia el Derecho Real
de Hipoteca.
b. Concepto
b.l. Críticas
Planiol, el gran jurista francés, da una definición que reúne esas virtudes.
Expresa que la hipoteca es una garantía real que, sin implicar desposesión
actual al propietario de la cosa hipotecada, permite al acreedor embargarla
al tiempo del vencimiento para hacerla vender, en cualesquiera manos en
que se encuentre cobrarse sobre el precio obtenido, con preferencia a los
demás acreedores.
c. Características de la hipoteca
Corno derecho real presenta una característica muy especial que hace
que ella se diferencie de los demás. En los demás derechos reales hay una
relación directa entre el titular del derecho y la cosa sobre la cual ese derecho
se ejerce, en términos que todos los derechos reales se ejercen mediante el
uso o la tenencia de la cosa.
esta relación directa entre el titular del derecho y en la cosa en que éste
recae.
Si bien es cierto que el Art. 732 no lo señala, no cabe duda de este carácter,
porque una vez constituida, el constituyente va a ver limitadas las facultades
que el dominio le confiere, desde el momento en que no va a poder ejercerlas
en forma que perjudique los derechos del acreedor hipotecario.
El Art. 2477 señala entre los créditos de tercera clase a los hipoteca-
rIOS.
Esta indivisibilidad es doble, por cuanto significa que cada una de las
cosas hipotecadas y cada parte de ellas responde del total de la obligación.
Del mismo modo, toda la deuda y cada parte de ella está garantizada por
ella.
1° Si son varias las cosas hipotecadas, cada una de ellas y cada una de
sus partes concurren al pago de toda y cada parte de la deuda.
1. Regla General
lOSe señala que la ley hace expresa alusión a las hipotecas abstractas
en los Arts. 2427 y 2431. Incluso, en esta última disposición dice expresa-
326 GONZALO Ruz LÁRTIGA
mente que la hipoteca "puede limitarse a una suma determinada, con tal que
así se exprese inequívocamente", por 10 que, a contrario sensu, debemos
de entender que se acepta que la obligación pueda estar indeterminada en
cuanto a su monto cuando no se expresa que se la limita a una cantidad de-
terminada. Cuando la hipoteca se limita a una cantidad determinada recibe
el nombre de "Hipoteca de máximo".
Fundamentos legales se encuentran en los Art. 2413 inc. final, Art. 376 (que
permite caucionar obligaciones de los guardadores), Art. 517 YArt. 455.
DE LA HIPOTECA COMO CONTRATO SOLEMNE CUYA FUNCIÓN ES ENTREGAR UNA COSA 327
1° Por aplicación de los principios generales del Derecho, por cuya vir-
tud el objeto de los actos jurídicos tiene que ser determinado (o al menos
determinable), al no estar detenninado el objeto en estas cláusulas, ellas
serían nulas por indetenninación del objeto.
2° El Art. 2431 inc. 10, ya 10 vimos, señala que la hipoteca puede li-
mitarse a una cantidad detenninada, con tal que así se exprese inequívo-
camente, de modo que podría entenderse que esa cantidad no puede ser
indeterminada. Sin embargo, la misma disposición, al agregar que "no se
extenderá en ningún caso a más del duplo del importe conocido o presunto
de la obligación principal, aunque así se haya estipulado", establece que la
indetenninación de la cantidad no es el problema, sino la existencia de la
obligación principal.
También este argumento es débil, porque el Art. 2413 inc. final no deja
ninguna duda de que el contrato de hipoteca pueda otorgarse antes o después
del contrato a que acceda y, por ello, la exigencia delArt. 2432 debe interpre-
tarse en el sentido de que hay que dar cumplimiento a las menciones indicadas
cuando el contrato a que accede la hipoteca se celebró antes o coetáneamente
a ella. Sin embargo, inevitable resulta deducir que esta condición del Regla-
mento no parece proceder cuando se trata de una obligación futura.
La posición de este gran profesor fue seguida por otros autores, los que
sin embargo pensaban que la acción del deudor podía incoarse en procedi-
miento sumario.
Don José Clemente Fabres sostenía que esta era una obligación prohibiti-
va, ya que estaba impidiendo que la hipoteca se extendiera en caso alguno a
más del duplo del importe conocido o presunto de la obligación principal.
Agrega dicho Art. 662, que podrá reemplazarse esta hipoteca por otra
caución suficiente calificada por el partidor.
2° Que el valor del inmueble adjudicado, exceda del 80 por ciento del
haber probable del adjudicatario.
Esto es lo que sucede, por ejemplo, en el Art. 775, caso en el que existe
una resolución judicial que ordena constituir una caución de conservación
y restitución, pudiendo esta ser, prenda, fianza o hipoteca.
a. Concepto
La regla general será que el propio deudor del crédito garantice con un
inmueble de su propiedad el pago. Sin embargo, no hay inconveniente de
DE LA HIPOTECA COMO CONTRATO SOLEMNE CUYA FUNCIÓN ES ENTREGAR UNA COSA 333
ninguna especie para que un tercero hipoteque un bien que le pertenece con
el objeto de garantizar una deuda ajena, sin que por ello contraiga obliga-
ción personal alguna (Arts. 2414 y 2430), salvo que se obligue también,
por ejemplo, solidariamente al pago de la deuda.
No cabe la menor duda de que para que exista el derecho real de hipo-
teca tiene que hacerse la tradición del mismo, lo que se hace mediante la
inscripción de la hipoteca en el Registro Conservatorio. De hecho, la misma
ley, al definir la hipoteca, lo hace señalando que ella es un derecho real; por
ello, está fuera de discusión que el Art. 2410 se refiere al derecho real de
hipoteca, mientras el Art. 2409 se refiere al contrato de hipoteca.
3 ° También se acude al Art. 2419, que dice que la hipoteca sobre bienes
futuros es válida y que da derecho a hacerla inscribir a medida que ellos
se adquieran.
El contrato de hipoteca como acto jurídico que es debe cumplir con todos
los requisitos esenciales del mismo y especialmente con las condiciones de
existencia y validez propias de todo acto jurídico. Analizaremos aquellos
que tienen un tratamiento especial en materia hipotecaria.
c.l. El consentimiento.
c.2. El objeto
Por otra parte, el mismo Art. 2416 inc. 2° nos dice que si el derecho
está sujeto a una condición resolutoria, tendrá lugar lo dispuesto en el
Art. 1491, esto es, que si se produce la resolución del contrato se va a ex-
tinguir la hipoteca, perjudicando al tercero sólo si la condición constaba en
el título respectivo inscrito y otorgado por escritura pública.
Se parte señalando que si el Art. 2414 exige, para constituir hipoteca sobre
sus bienes, que la persona sea capaz de enajenarlos, está diciendo, sobre
todo, al utilizar la expresión "sus bienes", que el constituyente debe serlo.
Si a 10 anterior se une que el Art. 2418 permite que puedan hipotecarse los
bienes que se posean en propiedad o en usufructo, es absolutamente posible
sostener que el espíritu del legislador no pennitir la validez de la hipoteca
sobre cosa ajena, por 10 que de darse, ésta adolecería de nulidad.
Otro argumento dice relación con que ésta puede adquirirse por pres-
cripción, al señalar el Art. 2498 que se ganan de la misma manera que el
dominio los demás derechos reales que no estén expresamente exceptuados,
y la hipoteca no 10 está. En efecto, incluso si se estimara que la hipoteca
de cosa ajena adolecería de nulidad, de acuerdo con el Art. 704, constitui-
ría un título injusto que pennitiría iniciar posesión irregular conducente a
prescripción extraordinaria y de ese modo, consolidar el dominio sobre el
derecho real de hipoteca en cosa ajena. Si a 10 anterior se une que el Art.
2417 admite la ratificación, ello significa que la eventual nulidad de que
adolecería la hipoteca de cosa ajena no sería absoluta.
Debe tenerse en claro que la hipoteca no sólo comprende al bien raíz hi-
potecado en sí mismo, sino que se extiende a los inmuebles por adherencia, a
los por destinación, a los aumentos y mejoras que experimente la cosa, a las
rentas de arrendamiento que devengue el inmueble y a las indemnizaciones
que deban pagar los aseguradores de dicho inmueble.
c.3. La capacidad
d. La hipoteca de cuota
Pero, aun en este caso, va a poder subsistir ésta siempre que los comu-
neros a quienes se adjudicó el inmueble den su consentimiento al efecto,
342 GONZALO Ruz LARTIGA
Esta hipoteca se extiende a los derechos que en los bienes comunes le co-
rrespondan, los que quedan comprendidos en la inscripción hipotecaria.
1. Tradición,
2. Prescripción,
3. Sucesión por causa de muerte,
4. Cesión,
5. Subrogación en el crédito hipotecario.
f 1. Por tradición
Esta inscripción debe reunir los requisitos de los Arts. 2432 y 81 Regla-
mento, es decir:
Los herederos adquieren estos derechos ipso jure, sin necesidad de ins-
cripción en el Registro.
g. Efectos de la hipoteca
1. Derecho de venta.
2. Derecho de persecución.
3. Derecho de preferencia.
Hay dos tipos de juicios hipotecarios. Uno, el general, cuyas etapas seña-
laremos grosso modo, pues son materias de derecho procesal, y otro especial,
regido por la ley general de Bancos, que es bastante más expedito.
Para establecer una base de valor del inmueble en el remate, éste debe
tasarse. Se considera como tasación, para estos efectos, el valor de su avalúo
fiscal para la contribución de los bienes raíces, salvo que se solicite que se
efectúe otra por peritos.
348 GONZALO Ruz LÁRTIGA
2. Derecho de persecución
3. Derecho de preferencia
h. Extinción de la hipoteca
1. Renuncia de la hipoteca
2. Purga de la hipoteca
i. Generalidades
de liberación, son los que tienen por objeto obtener el alzamiento y cance-
lación de los mismos.
a pagar con el precio de esa finca, de las hipotecas que pagó; perderá el
inmueble, pero no el precio pagado por él.
Exigencia que se desprende del Art. 2428 Y reiterada en el Art. 492 del
epe. En ambas disposiciones se señala que la citación debe hacerse "en el
término de emplazamiento", con lo cual refiere a que entre la notificación
o citación personal y la fecha de la subasta debe transcurrir un término de
días "igual" al del emplazamiento del juicio ordinario.
i. La cancelación de la hipoteca
j. La posposición de la hipoteca
A. GENERALIDADES y CONCEPTO
El sentido estricto del término, sin embargo, dice relación con un con-
trato específico destinado a asegurar el cumplimiento de una obligación
principaL
Q. lntervinientes
b. Mecánica de la fianza
Como todo acto jurídico, la fianza debe cumplir con todos los elementos
esenciales generales (de existencia y validez), pero, además, deben concurrir
ciertos elementos esenciales particulares que pasaremos a señalar.
Artículo 2350, inc. 1°: "El obligado a prestar fianza debe dar un fiador
capaz de obligarse como tal; que tenga bienes más que suficientes para
hacerla efectiva, y que esté domiciliado o elija domicilio dentro de la juris-
dicción de la respectiva Corte de Apelaciones".
Artículo 2342: "Las personas que se hallen bajo potestad patria o bajo
tutela o curaduría, sólo podrán obligarse como fiadores en conformidad a lo
prevenido en los títulos De la patria potestad y De la administración de los
tutores y curadores. Si el marido o la mujer, casados en régimen de sociedad
conyugal quisieren obligarse como fiadores, se observarán las reglas dadas
en el título De la sociedad conyugal".
f Clases de fianza
ciertos derechos, como, por ejemplo, la que se le exige rendir a los posee-
dores provisorios (Art. 89), a los tutores y curadores (Arts. 374 y 376) o a
los usufructuarios (Arts. 775 y 777).
Art. 2344: "El fiador no puede obligarse en términos más gravosos que el
principal deudor, no sólo con respecto a la cuantía sino al tiempo, al lugar,
a la condición o al modo del pago, o a la pena impuesta por la inejecución
del contrato a que acceda la fianza; pero puede obligarse en términos menos
gravosos.
Podrá, sin embargo, obligarse de un modo más eficaz, por ejemplo, con
una hipoteca, aunque la obligación principal no la tenga.
Art. 2430: "El que hipoteca un inmueble suyo por una deuda ajena, no
se entenderá obligado personalmente, si no se hubiere estipulado.
g. Efectos de lafianza
1. Antes de la reconvención
El interés del fiador es evidente, pues con ello pone fin a un estado de
incertidumbre acerca de su responsabilidad y, lo más importante, evita que
366 GONZALO Ruz LÁRTIGA
2. Después de la reconvención
i.l. Concepto
El Art. 2357 lo define cuando señala que: "el fiador reconvenido goza
del beneficio de excusión, en virtud del cual podrá exigir que antes de pro-
ceder contra él se persiga la deuda en los bienes del deudor principal, y en
las hipotecas o prendas prestadas por este para la seguridad de la misma
deuda".
3° El fiador debe señalar al acreedor los bienes del deudor en los cuales
perseguir la acreencia.
Esta exigencia está contenida enArto 2358, N° 6. Sin embargo, esta regla
tiene límites, pues hay ciertos bienes que no entrarán en la excusión, tal
como se desprende de la lectura del Art. 2359.
En efecto, elArt. 2364 dispone que: "Si los bienes excutidos no produjeren
más que un pago parcial de la deuda, será, sin embargo, el acreedor obligado
a aceptarlo y no podrá reconvenir al fiador sino por la parte insoluta".
id. Concepto
lO Pluralidad de fiadores.
4 o Que todos los fiadores estén afianzando una misma obligación del
mismo modo.
tener que pagar la obligación del deudor, podrá luego hacerse rembolsar
por éste, reclamándole la devolución de todo lo pagado.
Por otro lado, el Art. 2381 N° 2 dispone que: "la fianza se extingue,
en todo o parte, en cuanto al acreedor por hecho o culpa suya ha perdido
las acciones en que el fiador tenía el derecho de subrogarse".
Efectuado el pago por el fiador, nacen para él dos acciones en contra del
deudor, las de reembolso y la subrogatoria.
i. La acción de reembolso
i.1. Concepto
La acción de reembolso puede definirse como aquella que tiene por objeto
que el fiador sea restituido en todo aquello en lo que ha sido condenado
como consecuencia de la acción deducida en su contra por el acreedor (Art.
2370 inc. 1°).
i.2. Requisitos
2° Que el pago haya sido útil, o sea, que con él se extinga la obligación
(Art. 2375, inc. lO, N° 3);
1. Regla general
Cuando son varios los fiadores, la deuda se divide entre ellos, en partes igua-
les, produciéndose los mismos efectos que en el caso de mancomunión.
2. Excepciones
h. Extinción de la fianza
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
LECTURAS RECOMENDADAS
Clase N° 17. DE LOS CONTRATOS ALEATORIOS EN GENERAL Y DEL SEGURO, DEL JUEGO,
DE LA ApUESTA y DE LA RENTA VITALICIA, EN PARTICULAR
CLASE N° 16
EL CONTRATO DE TRANSACCIÓN
A. GENERALIDADES y CONCEPTO
a. Características
1. Es un contrato bilateral.
2. Oneroso, pudiendo ser conmutativo o aleatorio.
3. Consensual y
4. Principal
5. Constituye título traslaticio de dominio o declarativo de dominio
según sea el caso.
6. Es un equivalente jurisdiccional de la sentencia judicial.
e. Objeto de la transacción
No se puede transigir sobre el estado civil de las personas (Art. 2450), por lo
que no puede transigirse sobre el estado de matrimonio y la calidad de hijo.
i. Dolo y violencia
ii. Error
Art. 2454: "Es nula en todas sus partes la transacción celebrada en consi-
deración a un título nulo, a menos que las partes hayan tratado expresamente
sobre la nulidad del título".
En este caso existe un error, porque es de suponer que las partes han
transigido en la creencia de la validez del derecho. Tal sería el caso de un
DEL CONTRATO DE TRANSACCION 383
Se trata de una nueva forma de error. Las partes no han podido transigir
sino en equivocada creencia de que su derecho era dudoso; la existencia de
un fallo firme aparta toda duda.
Art. 2459: "Si constare por títulos auténticos que una de las partes no
tenía derecho alguno al objeto sobre que se ha transigido y estos títulos al
tiempo de transacción eran desconocidos de la parte cuyos derechos favo-
recen, podrá la transacción rescindirse".
f Efectos de la transacción
Al igual que todo contrato, sólo produce efecto entre las partes
(Art. 2461).
A. GENERALIDADES
En virtud de este contrato una persona presta una suma de dinero a otra,
garantizada con objetos expuestos a riesgos marítimos, con la condición
de que si el siniestro acontece, el tomador queda dispensado de devolver
dicho dinero y si, por el contrario, la expedición llega a feliz término, deberá
devolver la cantidad facilitada más un elevado interés, llamado provecho
marítimo.
DE LOS CONTRATOS ALEATORIOS EN GENERAL Y DEL SEGURO, DEL JUEGO 389
c.l. El juego
1. Concepto
Por regla general, los juegos lícitos sólo producen excepción, y no acción
para exigir lo ganado (Art. 2260), dando origen a un tipo excepcional de
obligaciones naturales.
2. Clasificación
Se dice que son aquellos en donde prima el esfuerzo fisico por so-
bre la inteligencia humana, aunque cada día vemos más que atrás del
esfuerzo fisico hay estrategias complejas que dan cuenta de una gran
inteligencia.
Por lo que esta clase de juego no produce acción, sino solamente ex-
cepción.
c.2. La apuesta.
1. Concepto
Existirá dolo por la parte que hace la apuesta, si sabe de cierto que se ha
de verificar o se ha verificado el hecho de que se trata (Art. 2261)
2. Clases de apuesta
i. Apuesta ilícita
1. Concepto
2. Caracteristicas
i. Es oneroso
ii. Es aleatorio
Tiene esta doble naturaleza, ya que debe otorgarse por escritura pública,
según el Art. 2269 y no se perfecciona sino por la entrega del precio.
iv. Es unilateral
Art. 2267: "El precio de la renta vitalicia, o 10 que se paga por el derecho
de percibirla, puede consistir en dinero o en cosas raíces o muebles".
Esta obligación está establecida en elArt. 2273: "Si el deudor no presta las
seguridades estipuladas, podrá el acreedor pedir que se anule el contrato".
ii. Por la resolución del contrato en caso de que el deudor no preste las
seguridades estipuladas.
1. Concepto
2. Características
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
LECTURAS RECOMENDADAS
Civil IV. Jornadas nacionales de Derecho civil O/mué 2008, Carlos Pizarro
W. (coord.), Ed. LegalPublishing, 2009, pp. 595-610.
QUINTA LECCIÓN
DE LOS CUASICONTRATOS
A. Los CUASICONTRATOS
b. Características
Que sea lícito se opondría a los delitos y cuasidelitos en que existe acto
voluntario, pero culpable o doloso.
c.2. La equidad
Nuestro Código les destinó el Título XXXIV del Libro IV a los cuasi-
contratos, y en el Art. 2285 declaró:
1° La agencia oficiosa;
2° El pago de 10 no indebido;
404 GONZALO Ruz LÁRTIGA
3 ° La comunidad;
4 ° El depósito necesario en manos de un incapaz;
5° El desagüe de la mina vecina;
6° La aceptación de la herencia o legado;
7° La litis contestatio, y
8° Los cuasicontratos innominados.
B. LA AGENCIA OFICIOSA
a. Generalidades y concepto
2. Que esa otra persona desconozca la gestión que realiza de sus negocios
el gerente.
C. EL PAGO DE LO NO DEBIDO
a. Generalidades
b. Requisitos
c. Principios
En esta situación, sin embargo, puede el que paga intentar contra el deudor
las acciones del acreedor. En este caso, opera una forma de subrogación.
En otras palabras, constituye una sanción de la ley para aquel que pagó
sabiendo o debiendo saber que la obligación en cuestión tenía un objeto
sancionado por la ley.
Si está de mala fe, contrae todas las obligaciones del deudor de mala fe
que estudiamos en las restituciones mutuas. En el caso del dinero o cosas
fungibles recibidas sabiendo que no se le debía, deberá pagar intereses
corrientes.
D. LA COMUNIDAD
a. Generalidades y concepto
c. Comunidad y copropiedad
d Fuentes de la comunidad
dI. De un hecho
d2. De un contrato
Cuando dos o más personas adquieren en común una cosa por cualquier
título traslaticio de dominio y también cuando el dueño de un bien se des-
prende de una cuota de su dominio, cediéndosela a otra persona.
d.3. De la ley
Así, según esta doctrina, si tres personas son comuneros por igual de un
automóvil, cada una de ellas va a ser dueño exclusivo de una cuota abs-
tracta e ideal (un tercio), pero ese tercio no está radicado en parte alguna
del automóvil; por eso es que, considerada la cosa en su totalidad, todos los
GENERALIDADES SOBRE LOS CUASICONTRATOS 413
comuneros tienen un derecho sobre ella, pero limitado por los derechos de
los demás comuneros, de tal manera que en el ejercicio de sus facultades,
uno de los comuneros va a tener siempre que considerar la situación o el
derecho de los comuneros restantes y para ejecutar actos de disposición que
afecten a la totalidad de la cosa, va a necesitar el concurso de los demás
comuneros.
Cada comunero puede servirse para su uso personal (Art. 2305 en relación
con el Art. 2081 N° 2) de las cosas comunes, con tal que las emplee según
su uso ordinario y no entrabe el justo uso de los demás comuneros.
Para que los comuneros puedan disponer de la cosa común deben actuar
todos de común acuerdo, es decir, por unanimidad.
La oportunidad para hacer valer este derecho a veto es antes que el acto
se haya ejecutado. Una vez ejecutado sólo se tiene derecho a demandar
indemnización de perjuicios.
j. Clases de comunidad
Se estima por algunos que puede haber comunidad sobre una uni-
versalidad jurídica, como por ejemplo la herencia, a la cual se refiere
expresamente el Art. 2306: "Si la cosa es universal, como una herencia,
cada uno de los comuneros es obligado a las deudas de la cosa común,
como los herederos en las deudas hereditarias". También la comunidad
que queda al disolverse la sociedad conyugal o la que se produce a la di-
solución de las sociedades civiles; sosteniéndose que habría comunidad
sobre universalidad cada vez que la comunidad recae sobre un patrimonio
indiviso, el cual tiene su pasivo y activo. Es en este aspecto en el que
se fundan algunos para negar la posibilidad de la comunidad sobre uni-
versalidades de hecho, porque la comunidad supone necesariamente la
existencia de dos elementos: el activo y el pasivo; y sucede que en estas
universalidades de hecho sólo hay activo, no existiendo la posibilidad de
que haya comunidad respecto del pasivo. En universalidades jurídicas el
pasivo se divide entre los distintos comuneros por el solo ministerio de
la ley (Arts. 1354 y 2306).
418 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Pero hay otros autores que dicen que el Código civil acepta en todos
sus aspectos la teoría romana y que la comunicabilidad de la cuota a cada
uno de los bienes forma parte del sistema, afirmando que lo que tienen los
comuneros en la comunidad son derechos sobre bienes determinados y no
sobre una abstracción jurídica. Señalan como fundamento los Arts. 951
inc. 2° y 580; además, en una comunidad hereditaria hay que distinguir
dos situaciones distintas:
iii. Por cuanto si, a pesar de todo un comunero actuara como señor
y dueño de la cosa común, no sería sino por mera tolerancia de los de-
más.
422 GONZALO Ruz LÁRTIGA
2a posición: Sí operaría:
ElArt. 889 exige corno requisito para que proceda la acción reivindicato-
ria que ésta se ejerza sobre una cosa singular, no procede en consecuencia la
acción para universalidades, con la excepción del derecho real de herencia
(acción de petición de herencia) y en el caso de la muerte presunta.
l. La extinción de la comunidad
d. La litis contestatio
Señalan los autores que la Corte Suprema habría recurrido a esta figura en
una Sentencia de 18 de agosto de 1920, en donde se trataba de un problema
de concubinato en que a la separación, la mujer que había explotado un
comercio en común con su conviviente reclamaba el pago de sus servicios.
En otros casos semejantes, la demanda de la concubina se había fundado
en la existencia de una comunidad, o de una sociedad de hecho, pero como
se reclamaba el pago de los servicios, nuestro más alto Tribunal lo justificó
diciendo que entre los concubinos había existido un cuasicontrato innomi-
nado surgido de la colaboración prestada por la mujer.
BIBLIOGRAFÍA DE LA QUINTA LECCIÓN
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
LECTURAS RECOMENDADAS
No es sino con la llamada Ley del Talión cuando los primeros signos de
proporcionalidad entre la sanción y el daño sufrido se empiezan a experi-
mentar, al mismo tiempo que se atribuye la idea de acción en reparación para
la víctima y la idea de sanción reparatoria para el victimario. En efecto, la
regulación le reconoce a la víctima o quien la represente un reconocimiento
al castigo que propina a su ofensor, asignándole, además, esa proporciona-
lidad que antes no tenía, bajo la premisa "ojo por ojo, diente por diente",
que manifiesta una primitiva relación adecuada entre el daño sufrido y la
magnitud de la venganza, a la que el autor del daño quedaba expuesto.
La Ley de las XII Tablas, por ejemplo, contenía una ley que establecía
precisamente esta relación: "Mutilado un miembro, si no hay transacción,
impónganse al autor la pena del Talión".
en cambio, para otros ilícitos la autoridad imponía una cierta suma de dinero
que el ofendido debía aceptar y el ofensor tenía que pagar.
Por ejemplo, de Rugo Groccio nos llega el precepto que nace de la "con-
dición propia actual del hombre", según el cual, cada persona es responsable
del daño causado por su hecho.
Los autores del ius commune reestudian la Lex Aquilia y separan concep-
tos señalando que con la acción emergida de la Ley Aqui1ia se podía buscar
la reparación del daño descartando el aspecto penal. Tales ideas, sobre todo
influidas por el derecho canónico, iban a configurar en definitiva un proceso
que permitiría despojar a la Ley Aqui1ia de su carácter penal, pudiendo así
establecer la distinción inicial entre la responsabilidad civil y la penal.
Por último, siempre que una persona ejerce un derecho, tiene además una
expectativa de comportamiento ajeno respetando ese ejercicio. La función
demarcatoria del derecho de la responsabilidad debería pennitir a toda la
LA RESPONSABILIDAD CIVIL Y SU CONTEXTO EN EL DERECHO CIVIL CHILENO 437
Algunos autores ponen en duda que esta sea la función más importante
del derecho de daños, al igual que están cuestionando que el derecho de
daños sea el único instrumento o el mejor para compensar, pues aparece
claro que hay otros que también lo hacen, aunque no en forma integral, pero
sí más rápida y económica, como la seguridad social o el seguro personal o
contra terceros (first party insurance o third party insurance).
No es sino por una ficción dogmática o de eficacia del modelo que de-
cirnos que la pretensión del derecho de daños debe ser poner a la víctima
que lo ha sufrido en una posición tal que le resulte indiferente sufrir el
daño o ser integralmente compensada. Este modelo puede ser aplicable en
ciertas ocasiones o situaciones de daños materiales. Sin embargo, en las
hipótesis de daños corporales o lesiones al honor o a la intimidad, es poco
probable que a una persona le dé lo mismo ex ante quedar inválido o ser
indemnizado, o ser calumniado por un periódico, a cambio de recibir una
buena suma de dinero.
Que otras ramas del Derecho, o incluso, que otras ciencias tengan por
función la prevención de daños no quiere decir que el derecho de daños no
sirva como instrumento preventivo o reductor de los daños o lo que es peor,
que no deba aspirar a serlo.
Don René Abeliuk nos dice que los partidarios de ampliar y facilitar la
indemnización a la víctima, aun con sacrificio de principios provenientes
de muy antiguo, concentraron sus críticas en el requisito de la culpa, el más
difícil de probar por su subjetivismo.
Por ello se criticó a la doctrina subjetiva por mirar más a la actuación del
autor del daño que hacia la situación de víctima, que evidentemente merecía
mayor protección. Prueba de esta situación desventajosa para la víctima era
que ella debía asumir los riesgos de todo caso fortuito o fuerza mayor.
442 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Si sub contrato a Juan para que ejecute una parte de una obra material, y
éste no la ejecuta, será responsable de los peIjuicios que me ha ocasionado
a consecuencia del incumplimiento (responsabilidad contractual), pero ade-
más, su incumplimiento ha hecho que el dueño de la obra me cobre multas
por el atraso y no me considere para nuevos proyectos, entonces Juan deberá
responderme del daño producido con ocasión del contrato (responsabilidad
extracontractual) .
Según esta teoría, el que crea una situación de riesgo debe responder en
el evento de que se produzca un daño, aunque no haya habido culpa alguna
ni dolo de parte del agente.
El sistema que con mayor eficiencia logre esta distribución será el más
adecuado.
Así, por ejemplo, en palabras del prof. R. Calabresi, si una empresa con-
tamina en perjuicio de los residentes de un barrio, resulta más factible ver
a la empresa pagando a los residentes por el daño, más que a los residentes
comprando la empresa. Si se asigna a la empresa el derecho de contaminar,
es muy probable que los residentes, atendida su escasez de recursos y de .
asesoramiento técnico, puedan negociar para comprar a la empresa el de-
recho de contaminar, incluso si ellos lo valoran más altamente.
El profesor nos enseña que las reflexiones del Análisis Económico del
Derecho, en un principio, parecieron favorecer la responsabilidad sin cul-
pa u objetiva, sobre todo en el ámbito de las actividades productivas, por
cuanto se concluía que el sistema basado en la culpa resultaba defectuoso
tanto en su función de bien distribuidor de las pérdidas como de control
primario de los costos.
A pesar de estas críticas hay que admitir que estas teorías son un aporte
para la comprensión de las funciones y efectos económicos de las decisiones
legales o judiciales en un sistema de responsabilidad, piénsese simplemente
en que de ser posible determinar precisamente la persona a quien hay que
incentivar, subsidiar o incluso penalizar económicamente para reducir los
accidentes fuentes de daños, el resultado sería fabuloso. Sin embargo, en
sistemas como la responsabilidad por daños al medio ambiente que veremos
luego, los bonos de contaminación que pagan las empresas más contami-
nantes, que se traducen en un pago por contaminar que traería según esta
lógica más incentivo a renovar estructuras utilizando tecnología de punta
no contaminante que a pagar por contaminar no ha dado realmente los re-
sultados esperados, pues las tecnologías cambian tan rápido que el costo de
renovación se hace más duro que el costo de pagar por contaminar. Ahora,
el mercado de transacción de estos bonos de contaminación tampoco ha
funcionado, pues se pretendía por ejemplo que la empresa no contaminante
vendiera sus cuotas de contaminación a la empresa contaminante, lo que le
permitiría un beneficio evidente. Sin embargo, por lo dicho anteriormente,
este mercado realmente no ha generado ni una gran demanda ni una gran
oferta, lo que en buenos términos significa que no hay gran interés en transar
estos valores.
CLASE N° 20
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL
ElArt. 2319 señala que sólo son incapaces de cometer delito o cuasidelito
los dementes y los infantes.
De los daños causados por los dementes, por los infantes o por los meno-
res de 16 años que hayan obrado sin discernimiento, responden las personas
a cuyo cuidado están si pudiere imputárse1es negligencia (Art. 2319).
En efecto, decíamos que la regla que establece el inciso segundo del Art.
2319 en relación al menor de 16 y mayor de 7, no era una regla de capaci-
dad, pues son absolutamente responsables, sino de responsabilidad, pues si
la prudencia del juez determinaba que el menor de la hipótesis ha actuado
con discernimiento será capaz y responsable de su hecho, mientras que si
es declarado sin discernimiento, seguirá siendo capaz, pero irresponsable,
pues por él responderán las personas que lo custodiaban, siempre que se
les pruebe culpa.
do, con lo cual para él no se trata de responsabilidad por hecho ajeno, sino
por su hecho propio. Como consecuencia de ello, la persona que tuviere
a su cuidado al incapaz queda obligada a indemnizar y no tiene la acción
de reembolso que, por ejemplo, se le confiere al principal o empleador en
relación con el hecho de su dependiente (Art. 2325).
Para ello debe de tratarse de una persona jurídica que tenga plena exis-
tencia legal, pues en caso contrario, habría una responsabilidad personal
del autor o solidaria de los autores (Art. 2317).
Hay que hacer presente eso sí que a las personas jurídicas les asiste el
derecho de demandar el reembolso de lo pagado a los autores del delito o
cuasidelito civil en los términos establecidos en el Art. 2325.
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL 461
l. Aspectos generales
Este segundo rol del dolo y la culpa, que es idéntico al que juegan en
materia de responsabilidad contractual, se consignan en la regla del Art.
2329 inciso primero, verdadero principio general en materia de responsabi-
lidad extracontractual, que establece que, "Por regla general todo daño que
pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado
por ésta".
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL 463
No sólo es cierto el daño actual o presente. Puede ser cierto un daño fu-
turo, cuando se han producido las circunstancias que lo determinarán, esto
es, cuando están sentadas las bases para la determinación anticipada como
consecuencia del desarrollo de una situación ya existente.
Para que el daño sea indemnizable no debe haber sido ya reparado, pues
de volver a repararse implicaría una doble indemnización para la víctima,
464 GONZALO Ruz LARTIGA
Todo tipo de daño debe probarse, por lo que los daños no se presumen.
Esta aseveración parece ser contraria a los innumerables casos de daños
moral, sobre todo cuando se cobijan en el factor de atribución denominado
"Pretium doloris", en los cuales nuestros tribunales han decidido que no debe
de probarse el daño, pues se presumiría de la existencia misma del dolor.
Por daño han entendido que es el mal padecido por una persona o cau-
sado en una cosa a consecuencia de una lesión directa que recae sobre ella,
mientras que por perjuicio se ha entendido la ganancia o beneficio, cierto y
positivo, que ha dejado de obtenerse como consecuencia de la lesión.
acción y la relación causal para que se tenga por acreditada la existencia del
daño, si el juez llega a convencerse de la idoneidad del mismo.
2 a variable. Del daño como hecho notorio. Busca que el juez, probada
que sea la notoriedad de las secuelas que produce el hecho u omisión a la
base de la producción del daño (ya probado), presuma la existencia del
daño, liberando de la carga de probar a la víctima. Es decir, la parte que lo
invoca sólo tiene que probar la existencia del hecho y sus consecuencias
notorias, la titularidad de la acción y la relación causal para que se tenga
por acreditada la existencia del daño.
6. Altera el onus probandi (Art. 1698) que impone a cada parte acreditar
los hechos o actos que fundan su pretensión.
468 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Art. 2329. "Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia
o negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta.
Esta postura habría sido defendida por los juristas clásicos del siglo XIX,
que creían ver en este artículo una confinuación de la regla y principio
que se contenía en el Art. 2314, corroborando la concepción subjetiva de
la responsabilidad que inspiró a nuestro Código, al destacar el daño y la
culpa o dolo como elementos detenuinantes, se confinuaba la necesidad de
probar la culpa. En relación a los supuestos mencionados en su inciso 2°,
esta doctrina creía ver allí consignadas las excepciones a la regla general,
cuya singularidad consistía "en que la culpa del autor se presumía", tal como
señalaba el profesor Meza.
a.5. El Art. 2329 como una regla complementaria a la del Art. 2314
En efecto, al decir nuestro legislador que todo hecho que cause daño y que
pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado
por ésta, está comprendiendo a aquellos hechos perfectamente lícitos y a
los ilícitos, en sí mismos, que causen daño (delitos y cuasidelitos, en donde
la malicia y la negligencia constituyen uno de sus elementos, y que son, en
definitiva, aquellos a los que se refiere el Art. 2314).
Además, esta regla, como regla general de responsabilidad, está -al mis-
mo tiempo- confirmando la regla del Art. 2320 (todos somos responsables
476 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Bajo la regla del inciso 10 del Art. 2329, el que dispara un arma de
fuego, con malicia o negligencia, se hace responsable no sólo de su
propia acción (disparar), sino del hecho de tener un arma de fuego a su
cuidado, pero como es una regla general, cabría como excepción el he-
cho del tercero, que desvía su brazo, lo que no lo obligaría a reparar a la
víctima. Sin embargo, el Código señala que "es especialmente obligado
a repararle".
El Art. 2320 establece varios casos en los que la ley presume nuestra
responsabilidad por el hecho de tercero. Existe consenso en que estos
casos son meramente ejemplares, y que, por lo mismo, la regla sobre la
responsabilidad por el hecho ajeno del inciso 10 del Art. 2320, constituye
un principio aplicable en todos los casos en que una persona tiene a otra
bajo su dependencia o cuidado.
En efecto, las personas entre las cuales debe existir esta relación de
autoridad y obediencia, no siempre estarán unidas por un vínculo de
subordinación y dependencia. Si lo están se da por supuesta la relación
autoridad-obediencia.
La regla general será que esta relación debe ser probada por la víctima,
aunque hay casos previstos por la ley, como en los Arts. 2320 y 2322, en los
que bastará con probarse la situación prevista en la ley, pues precisamente
la ley presume esa relación.
Tiene que ser el hecho personal del subordinado o dependiente, pues sólo
él revelará de parte del guardián una falta a su deber de vigilancia.
Hay autores que señalan que, acreditadas que sean la capacidad del de-
pendiente, el acto u omisión, la culpa o dolo y el daño causado, se presume
no sólo la culpabilidad del guardián, sino que la relación causal entre el
hecho y el daño.
El hecho generador del daño. Tiene que tener como autor al hijo, por lo
que tiene que ser su hecho personal.
aunque el hijo sea menor y viva en la misma casa que los padres, pues han
"transferido" la guarda del menor al empleador (guarda efectiva), salvo el
caso del Art. 2321.
Sujetos responsables: Los padres, sin orden alguno, por lo que pueden
ser ambos en conjunto o cada uno por separado.
Causa del hecho del menor: Debe provenir, causarse o fundarse en la mala
educación o en los hábitos viciosos que los padres les han dejado adquirir.
En esto radica la falta inexcusable de los padres: en no haber cumplido con
su deber filiativo de educarlos, una de cuyas manifestaciones es la de no
haberles dejado adquirir malos hábitos.
Ni siquiera probando que el menor no vive en la casa con sus padres o que
otro ejercía la guarda efectiva, como por ejemplo cuando el menor estaba
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL 485
Tal vez porque las guardas son entendidas por el legislador como la
extensión de las reglas de la familia, lo que probaría su ubicación en el
Código, lejos del tratamiento de la incapacidad, en donde ellas constituyen
medida de protección, le son aplicables al tutor o curador las mismas reglas
que al padre del menor.
Este inciso, sin embargo, limita el alcance de la regla, pues exige que el
pupilo viva bajo dependencia y cuidado del tutor o curador.
ejemplo, el médico que presta sus servicios en una clínica, aunque no ten-
ga contrato de trabajo con ella, es dependiente en la medida en que queda
sometido a una reglamentación que para él es vinculante.
i. El fundamento de la responsabilidad
El Art. 146 del Código del trabajo, al tratar del contrato de trabajadores
de casa particular, parece contribuir a definir una naturaleza propia a este
tipo de servicios, es decir, nos indica qué se entiende comprender como
funciones si nada se expresa entre las partes. Señala esta disposición que
"Son trabajadores de casa particular las personas naturales que se dediquen
en forma continua, a jornada completa o parcial, al servicio de una o más
personas naturales o de una familia, en trabajos de aseo y asistencia propios
o inherentes al hogar".
Esto pareciera significar que hay un modo propio de realizar las funciones
del trabajador de casa particular y esta propiedad debe estar dada por las
instrucciones que el empleador le imparta, indicándole la forma especial
de cumplirlas. Óptimamente la forma de ejercer estas funciones debiera
consignarse por escrito, en el contrato respectivo, o por instrucciones
igualmente escritas, pero recurrentemente estas instrucciones son verbales
o más generalmente aun, no existen. En esta situación es dable preguntarse
cuál es la forma propia de cumplir las funciones de sirviente en ausencia
de instrucciones del empleador.
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL 491
Por ese daño no debería responder Juan, si consideramos que Rosita ac-
tuó fuera de las funciones encomendadas o debería hacerlo, si entendemos
que se integraban a sus funciones aquellas propias del contrato, tal cual las
define el Código del ramo. En esta última situación, Juan puede probar que
Rosita hacía el aseo de manera impropia, pues considera que la fonna de
barrer es mojando previamente el piso para evitar levantar polvo. Rosita
podría esgrimir que 10 propio de barrer es no dejar suciedades en el piso,
y que eso 10 logró, a mayor abundamiento dirá que no se le instruyó sobre
una fonna especial de barrer.
i. Ambito de aplicación
N o estamos de acuerdo con esta posición por tres razones. De partida, por
cuanto la supuesta "presunción" de conocimiento del mal estado del edificio
es artificial, la ley en parte alguna la establece. Sería por lo demás ilógica,
porque haría presumir en todos nosotros conocimientos técnicos que son
manejados sólo por algunos; enseguida, de manera alguna esta "supuesta
presunción" le impone u obliga al vecino a querellarse. Ni siquiera cuando
éste teme la ruina del edificio del vecino la ley se 10 impone. En efecto, el
Art. 932 le otorga el derecho de querellarse ante el juez (no le obliga a
hacerlo) al que teme que la ruina de un edificio vecino le pare perjuicio;
finalmente, de haber exposición imprudente al daño del vecino, éste vería
reducida su indemnización, pero no privado del derecho a ser reparado.
Las condiciones para hacer efectiva esta responsabilidad del dueño son
las siguientes:
la opinión del profesor Corral. En primer lugar, por cuanto escapa al dueño
de un edificio, salvo que se trate del mismo profesional que 10 construye,
atribuirle al vicio de la construcción un significado equivalente al cuidado
que se espera tenga de un edificio un buen paterfamiliae; en segundo lugar,
por cuanto el propio Código coloca esta situación en un artículo distinto
(Art. 2324); y, en tercer lugar, por cuanto existen reglas particulares de
responsabilidad en la construcción, con señalamiento de personas especial-
mente responsables de los daños, en el propio Código, Art. 2003 regla 3a y
en leyes propias de esta materia (LGUC y OGUC).
El Art. 2324 es claro al disponer que: "Si el daño causado por la ruina
de un edificio proviene de un vicio de construcción, tendrá lugar la respon-
sabilidad prescrita en la regla 3a del Art. 2003".
Dispone el Art. 2328 inciso 10 que: "El daño causado por una cosa que
cae o se arroja de la parte superior de un edificio, es imputable a todas las
personas que habitan la misma parte del edificio, y la indemnización se
dividirá entre todas ellas; a menos que se pruebe que el hecho se debe a
culpa o mala intención de alguna persona exclusivamente, en cuyo caso
será responsable ésta solamente".
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL 497
Como puede advertirse, los verbos rectores de cada figura son distintos y
eso hace que la exigencia de la ley en relación al deber de vigilancia impuesto
cambie. En efecto, "una cosa que cae" demuestra que no hay intervención
del hombre en la acción, por lo que la falta al deber de vigilancia está dada
por no haber tomado las medidas para impedir que la cosa cayera. Por otro
lado, "una cosa que se arroja" implica necesariamente la intervención de
una persona, sea el mismo habitante, en cuyo caso habrá responsabilidad
por su propio hecho o de un tercero que habite con él, en cuyo caso habrá
responsabilidad por el hecho ajeno.
es arrojada del edificio sea parte de la construcción del mismo, pues estan-
do la obra en construcción no está ni amenaza ruina. La ruina supone una
acción pasiva en que elementos de la construcción caen sin que intervenga
de un modo inmediato la mano del hombre.
Así lo expresa el inciso segundo del Art. 2328: "Si hubiere alguna cosa
que, de la parte superior de un edificio o de otro paraje elevado, amena-
ce caída y daño, podrá ser obligado a removerla el dueño del edificio o
del sitio, o su inquilino, o la persona a quien perteneciere la cosa o que
se sirviere de ella; y cualquiera del pueblo tendrá derecho para pedir la
remoción" .
1. Cuestiones previas
Pareciera ser que la clasificación que nuestro Código hace de los anima-
les en la Ocupación no dice relación con las clases de animales a que se
refieren los artículos en cuestión, ya que en esta materia Andrés Bello sólo
distinguió entre el daño causado por cualquier animal que no sea fiero, y al
daño causado precisamente por este último tipo.
Decíamos que al tratar nuestro codificador los modos del adquirir el Do-
minio, en la Ocupación, clasificó a los animales en domésticos, domesticados
y bravíos o salvajes, dando la definición de cada uno de ellos.
El Art. 608, establece que: "Se llaman animales bravíos o salvajes los
que viven naturalmente libres e independientes del hombre, como las fieras
y los peces; domésticos los que pertenecen a especies que viven ordina-
riamente bajo la dependencia del hombre, como las gallinas, las ovejas; y
domesticados los que sin embargo de ser bravíos por su naturaleza se han
acostumbrado a la domesticidad y reconocen en cierto modo el imperio
del hombre".
La Ley 19.473 letra g, define a la especie o animal dañino como: "el que
por sus características o hábitos, naturales o adquiridos, está ocasionando
perjuicios graves a alguna actividad humana realizada en conformidad a la
ley, o está causando desequilibrios de consideración en los ecosistemas en que
desarrolla su existencia y, debido a esto, es calificado de tal por la autoridad
competente, con referencia a marcos especiales y temporales determinados.
Si nos atenemos a la estrecha similitud que se extrae del sentido que les
da el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, podríamos
señalar que bravío es, entonces, un animal que no es doméstico, pero que es
a la vez feroz y salvaje. El profesor Fernando Rozas señala que: "Hacemos
presente que para nuestro derecho los términos bravío y salvaje son sinóni-
mos; sin embargo, bravío significa feroz, y salvaje significa silvestre.
LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL 503
Para el animal fiero, en todo caso, el legislador estableció una regla es-
pecial, bajo ciertos supuestos, según lo veremos en el Art. 2327.
Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona que se sirva de un animal
ajeno; salva su acción contra el dueño, si el daño ha sobrevenido por una
calidad o vicio del animal, que el dueño con mediano cuidado o prudencia
debió conocer o prever, y de que no le dio conocimiento".
En fin, si consideramos a esta regla del Art. 2326 como una presun-
ción simplemente legal, entonces la responsabilidad cesa si el dueño del
animal, o quien se sirve de él prueban que la soltura o extravío o daño no
se debió a culpa suya o del dependiente encargado del animal. No le es
necesario probar caso fortuito o fuerza mayor. Le bastará acreditar que
no pudo evitar el hecho, pese a haber tomado las precauciones ordinarias
para evitar el daño.
ii.l. Requisitos
Como se advierte, dos son requisitos para que proceda esta regla:
La existencia del hecho del tercero, así como del hecho de la víctima,
como únicas causas del daño (por ejemplo, cuando un niño traspasa todas
las barreras de un zoológico resultando gravemente herido por el animal
que se encontraba dentro), van a cortar la relación de causalidad entre el
hecho y el daño, por lo que preciera mejor asumir la regla como un estatuto
especial de responsabilidad objetiva.
508 GONZALO Ruz LÁRTIGA
a. Características
Es una acción patrimonial, con todas las consecuencias que ello implica,
es decir, es renunciable, transable, prescriptible, susceptible de ser cedida,
embargable, transferible y transmisible.
Puede también pedirla en otros casos el que tiene la cosa con obligación
de responder de ella; pero sólo en ausencia del dueño".
Por ejemplo, una persona que como consecuencia del daño se encuentre
en estado vegetativo no podría demandar por sí la indemnización del daño
moral ni podrían hacerlo por él sus herederos, mientras viva.
Esta hipótesis incluye al Estado por la falta de servicio que permite hacer
efectiva su responsabilidad extracontractual.
En el evento que el autor del daño se haya asegurado frente a las res-
ponsabilidades que deba asumir en el evento de producirse éste, es dable
preguntarse si la víctima puede dirigirse directamente contra el asegurador
para el pago de la indemnización o sólo podrá accionar contra el ofensor,
quien accionará a su vez contra el asegurador.
de una cosa o su valor, en cuyo caso sólo podrá ejercerse la acción ante el
Tribunal penal. En sede penal, en la etapa del acuerdo reparatorio, resulta
sin dudas más rápido y eficiente para la víctima. La práctica demuestra,
sin embargo, la tendencia de la Fiscalía Pública a derivar esa materia a la
sede civil.
d. Extinción de la acción
Ello, por cuanto para aplicar el principio del enriquecimiento sin causa
es preciso que un enriquecimiento sin causa tenga un nexo causal con un
empobrecimiento recíproco. Y a la inversa, no podría el demandado pre-
tender una reducción de la indemnización, pretextando que el ilícito no le
significó un provecho o sólo le reportó un provecho mínimo en relación a
lo que se demanda (sobre la base del daño provocado).
El Art. 2330 establece que "la apreciación del daño está sujeta a reduc-
ción, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente".
Si el victimario resulta ser responsable del daño, y los socorros han sido
suministrados a la víctima por terceros tampoco tendrán acción contra el
autor del daño, porque entre la prestación del tercero y el hecho ilícito no
hay relación de causalidad.
Fuera del caso que el hecho de la víctima haya sido la causa exclusiva,
directa e inmediata de la producción del daño, el autor puede no estar obli-
gado a indemnizar probando ausencia de culpa de su parte, la intervención o
hecho de un tercero, la ocurrencia de un caso fortuito o fuerza mayor o por
haberse estipulado su irresponsabilidad en una cláusula de irresponsabilidad.
En los primeros casos no hay delito ni cuasidelito civil. En el segundo sÍ,
pero no indemnizable.
Así se desprende de los Arts. 2320, 2322 Y2326, que autorizan al tercero
civilmente responsable, al dueño del animal o a quien se sirve de él para
exonerarse de responsabilidad probando su ausencia de culpa, sin necesidad
de tener que probar algún caso fortuito.
Sin perjuicio de lo anterior, hay casos en que la ley resta validez a las
cláusulas eximentes de responsabilidad, como por ejemplo, en materia de ac-
cidentes de trabajo, por el carácter irrenunciable de las indemnizaciones.
CLASE N° 21
ESTATUTOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD CIVIL
A. ASPECTOS GENERALES
La objetivización por vía legislativa surge como una rebelión frente a las
deficiencias del Código civil y de la legislación común en general, que -como
señalamos- grava doblemente a la víctima. En Chile, se opta por legislar regí-
menes de responsabilidad estricta o sin culpa para proteger a la víctima frente
a ciertas actividades, generadoras de riesgos, a fin que ciertos y determinados
daños sean cubiertos por la liberación de la prueba de la culpa.
lex artis ad hoc varía no sólo en cuanto a la profesión del damnans, sino
que además, debe armonizarse considerando las circunstancias que rodean
la actuación dañina.
El profesor Zelaya explica sobre este punto que sólo en ciertos y precisos
casos acepta el Código civil y su doctrina interpretativa la incidencia de
supuestos de responsabilidad sin culpa, estricta o por riesgo, como es el caso
emblemático del Art. 2329, referido a los presupuestos de culpabilidad por
el hecho propio, el que ha sido -por 10 demás- interpretado de variopintas
maneras, siendo dos las más presentes, aquella que afirma que en dicho
artículo 10 que se establece es un principio general de responsabilidad por
riesgo provocado por una cosa peligrosa, o la que sostiene que este artículo
no consigna sino la exigencia de la relación de causalidad que debe existir
entre el hecho culpable y el daño producido.
Fuera del Art. 2329, son casos que caen dentro de este supuesto obje-
tivizante el del Art. 2327 para el animal fiero; el del 2328 en relación con
los daños que provocan las cosas que se arrojan o se caen desde la parte
superior de un edificio; o el del Art. 2321 para señalar la responsabilidad
que recaerá sobre los padres por los delitos o cuasidelitos cometidos por
sus hijos menores, y que conocidamente provengan de la mala educación
o los vicios que les han dejado adquirir.
dades veremos que la ley pisos y techos de plazos para el ejercicio de las
acciones, sobre todo porque suele utilizar los parámetros de exigibilidad
desde que se produjo el daño y no desde que aparece, se materializa o se
hace visible el mismo.
Lejos están los días en que este bien jurídico preciado "el medio am-
biente" tenía una pequeña alusión sólo en el Art. 937 del Código civil
contenida dentro de los interdictos posesorios donde se señala que "nin-
534 GONZALO Ruz LÁRTIGA
Pues bien, si revisamos la ley de bases del medio ambiente vemos que
el sistema de responsabilidad por el que se optó es el subjetivo, fundado
ESTATUTOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD CIVIL 535
Sin embargo, al leer el Art. 3° de la ley vemos que: "todo el que culposa
o dolosamente cuse daño al medio ambiente, estará obligado a repararlo
materialmente, a su costo, si ello fuere posible, e indemnizarlo en confor-
midad a la ley".
c.l. Titulares
a. Aspectos generales
a. Generalidades
Al consultar una responsabilidad objetiva del autor del daño no será oído
el sujeto pasivo que pretenda acreditar su debida diligencia.
a. Generalidades
civil o penal. Ello no significa que los funcionarios de los poderes del Estado
o el Estado mismo no puedan llegar a ser responsables civil o penalmente
de las faltas cometidas en el ejercicio de sus funciones, sino más bien que
los privados no pueden ser responsables política o administrativamente del
daño causado por el acto realizado.
1° Función legislativa;
2° Función administrativa;
3° Función judicial.
En nuestra CPE existe un caso en que se regula una forma de este tipo
de responsabilidad, el de la indemnización por error judicial, tratada en nu-
meral 7° letra i del Art. 19, que señala que una vez dictado sobreseimiento
definitivo o sentencia absoluta, el que hubiera sido sometido a proceso
condenado por resolución que la Corte Suprema declare injustificadamente
errónea o arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado de los
perjuicios patrimoniales o morales que haya sufrido.
El profesor Corral parte el análisis de este asunto con una pregunta: ¿cuál
es el régimen de responsabilidad que debe aplicarse cuando los órganos del
Estado causan daño en el ejercicio de sus cometidos?
Sabemos que la regla general no tiene por qué no ser la general en ma-
teria de responsabilidad extracontractua1, es decir, que todo el que causa
daño está obligado a indemnizarlo. Podemos señalar entonces que el Estado
también debe responder por los daños que causen sus funcionarios o agentes
al desarrollar indebidamente sus funciones administrativas.
Críticas.
Pero en este caso, parece haber más bien una indemnización por afecta-
ción ilícita de derechos (la restricción de la facultad de disponer del dominio),
y no a título de responsabilidad.
En los últimos años, parece haber un giro hacia una mayor compene-
tración de las reglas que regulan las actuaciones ilícitas de los órganos del
Estado y el derecho común patrimonial contenido en el derecho civil.
o se excede del campo de las atribuciones que le han sido otorgadas por
el cliente, responde como agente oficioso. Por otra parte, todos los daños
que el profesional cause a terceros en ejecución del contrato se regirán
evidentemente por la responsabilidad extra contractual, ya que para ellos
el contrato no les resulta oponible.
c.l. Características
1. Es un contrato bilateral
2. Es un contrato principal
3. Es un contrato consensual
7. Es un contrato innominado
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
LECTURAS RECOMENDADAS
1998, pp. 237 Y ss.; FIGUEROA Y ÁÑEZ, Gonzalo, "El Principio de Precaución
frente a los Viejos Conceptos de la Responsabilidad Civil", en Cuadernos de
Análisis Jurídicos, Colección Derecho Privado I: Temas de Responsabilidad
Civil, Ediciones Universidad Diego Portales, Escuela de Derecho, edición
2004, pp. 65-74; JEREZ DELGADO, Carmen, y PÉREZ GARCÍA, Máximo Juan,
"La responsabilidad civil médico-sanitaria en el ordenamiento jurídico es-
pañol", RDUCV, XXVI, 2005, 2° semestre, pp. 221 Y ss.; LECAROS SÁNCHEZ,
José Miguel, "La responsabilidad civil en la actividad de la construcción",
RDUCVXIX, 1998, pp. 295 Yss.; LETELIER W ARTENBERG, Raúl, "Un estudio
de efectos en las características de la responsabilidad extracontractual del
Estado", RDUCV XXIII, 2002, pp. 333 Y ss.; LÓPEZ SANTA MARÍA, Jorge,
"Contrato con asociación de ahorro y préstamo para la construcción de un
barrio residencial. Incumplimiento de la Asociación basado en circular de
Caja Central. Responsabilidad civil. (Informe en Derecho)", RDUCV, II,
1978, pp. 73 Y ss.; OVIEDO SOTO, Tarcisio, "La responsabilidad del Estado
frente al error judicial", RDUCV, VI, 1982, pp. 293 Y ss.; PIERRY ARRAu,
Pedro, "Responsabilidad extracontractual del Estado por los delitos co-
metidos por sus funcionarios", RDUCV, VII, 1983, pp. 283 Y ss.; PIERRY
ARRAu, Pedro, "Prescripción de la responsabilidad extracontractual", en
RDPUC, diciembre 2003, N° 10, pp. 9-34; PIZARRO WILSON, Carlos, "La
Responsabilidad Civil de las Personas Jurídicas sin Fines de Lucro", en
Cuadernos de Análisis Jurídicos, Colección Derecho Privado I: Temas
de Responsabilidad Civil, Ediciones Universidad Diego Portales, Escuela
de Derecho, edición 2004, pp. 105-126; PIZARRO WILSON, Carlos, "Daños
en la construcción, fuerza mayor y terremotos", RDUCV, XXXIV, 2010,
1er semestre, pp. 161-176; Ruz LÁRTIGA, Gonzalo, "La reparación integral
del daño: ¿Mito o realidad?", in Estudios de Derecho Civil rv. Jornadas
nacionales de Derecho civil Olmué 2008, Carlos Pizarro W. (coord.), Ed.
LegalPublishing, 2009, pp. 661-678; TAPIA RODRÍGUEZ, Mauricio, "Contra
una presunción general de culpa por el hecho propio" in Estudios de Derecho
Civil IV. Jornadas nacionales de Derecho civil Olmué 2008, Carlos Pizarro
W. (coord.), Ed. LegalPublishing, 2009, pp. 689-706; ZELAYAETCHEGARAY,
Pedro, "Sistema de responsabilidad extracontractual en el derecho español",
RDUCV, XV, 1993-1994, pp. 101 Y ss.