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Stamateas, Bernardo

7 días en el lugar secreto : un camino práctico para la comunión diaria / Bernardo


Stamateas. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Presencia de Dios, 2020.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-1338-58-0

1. Espiritualidad Cristiana. 2. Dios. I. Título.


CDD 248.6

7 DÍA S E N E L LUG A R SE C R E T O
Un camino práctico para la comunión diaria.

Bernardo Stamateas
- 1ª edición -
2020

Presencia de Dios
Jose Bonifacio 332, Caballito,
Buenos Aires, Argentina
Tél.: (54011) 4924-1690
www.presenciadedios.com

Edición: Silvana Freddi / María Stamateas


Diseño de tapa y diagramación: Creativos PDD

No se permite la reproducción parcial o total de este libro, en cualquier for-


ma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias,
digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su
infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
ÍNDICE

Presentación del equipo de trabajo 5

Presentación de la obra 11

Día 1: Ejercicio: “Llevar todo a la cruz” 13

Día 2: Ejercicio: “Orar las 24 horas” 41


a. Invocando su Nombre 41
b. Compartiendo todo con Él 43
c. Diciéndole: “Acá estoy, Señor, solo para
disfrutarte y quedarnos en silencio” 45

Día 3: Ejercicio: “Orar las 24 horas” (¡Más ejercicios!) 53


a. Compartiendo con el Señor y pidiéndole
los anhelos y deseos de nuestro corazón 53
b. Pidiéndole al Señor que Él ponga en nuestro
corazón por quiénes debemos orar y por qué motivos 54

Día 4: Ejercicio: “Orar La Palabra” 65


Meditar La Palabra que oro 67
Cómo meditamos 68
Niveles de vida “arriba” 79
Bajemos a la Tierra 79

3
Día 5: Ejercicio: “Impartir lo que Dios me da” 87

Día 6: Ejercicio: “Orar que Dios me dé el país” 99

Día 7: Ejercicio: “Impartir la vida Zoe a mi familia” 105

Final del encuentro 117

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PRESENTACIÓN DEL EQUIPO DE TRABAJO

Antes de comenzar con la lectura, quiero presentarte a mi


equipo, el cual trabajó para que puedas tener este libro en
tus manos. Siempre un prólogo dice: “Gracias a… porque…
y a… que estuvo… Pero no quiero hacer esto. Me gustaría
presentártelos para que los conozcas. Sí, son los mismos
que estuvieron en el libro Comunión diaria. ¡Así que ya los
conocés! Ellos son María Stamateas, Carlos Somoza y Sil-
vana Freddi.

Bernardo.—María, ¿cómo estás? Gracias nuevamente por


corregir el libro, ¡y varias veces! Te quiero presentar a nues-
tro amigo lector que ahora tiene el libro en sus manos. ¿Te
gustaría decirle algo?

María.—Hola, querido lector. Nuevamente tuve el privile-


gio de corregir los aspectos formales de este texto, tal como
lo hice con el primero. Digo “privilegio” porque a medida
que me sumergía en su lectura, me embargaba un gozo in-
descriptible. “Señor, ¿o sea que solo debo tener comunión
con Vos? ¿Que debo dejarme amar por Vos porque querés
estar conmigo y que juntos disfrutemos? ¡Sos tan bueno,
Señor!”.

Bernardo.—¡Él es bueno todo el tiempo!

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María.— Cuando llegué al último día que nos presenta el
libro, el siete, a las 12 de la noche, me detuve y oré: “Señor,
quiero impartir a Cristo en esta tarea que estoy haciendo
ahora y en todo cuanto haga; vivir una vida rendida a Ti”.
Sé que cuando leas este libro, sentirás este mismo gozo en
tu espíritu.

Bernardo.—¡Lo declaramos, Señor!


También te quiero presentar a Carlos Somoza quien corri-
gió el texto dándome otra vez mejoras y comentarios útiles
en la parte bíblica.

Bernardo.—Hola, Carlos, gracias por corregir el con-


tenido bíblico dando nuevamente detalles para trans-
mitir, con la mayor exactitud, los conceptos del libro.
Te presento a nuestro amigo lector. ¿Algo para decirle?

Carlos.—Querido lector, nunca como ahora, necesitamos


vivenciar la presencia del Señor en nuestras vidas, en nues-
tra familia y en el entorno en el que a diario nos toca vivir.
Nunca como en una tormenta, el náufrago necesita la luz
del faro que le indique hacia dónde ir. Nunca como hoy,
necesitamos la estrecha cercanía con Dios que este libro nos
propone.

Bernardo.—¡Señor, sos nuestra luz eterna!

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Carlos.—¡Amén! Caminar cada día con Cristo es lo único
que nos puede permitir tener perfecta paz. Saber que nos
ama y amarle es todo lo que necesitamos en nuestro ser ín-
timo. Experimentar esta relación, construir esa cercanía,
dar los pasos necesarios para hacerlo. Amigo lector, en un
lenguaje sencillo y práctico, aquí encontramos el “cómo”
hacerlo. Recorramos juntos ese camino para que nuestro
día a día tenga la creciente luz de la aurora, hasta que el día
sea perfecto.

Bernardo.—Gracias, Carlos, ¡te aprecio! ¡El Señor es mara-


villoso!
Silvana, ¿cómo estás? Gracias por corregir de nuevo el libro
y varias veces. Te quiero presentar a nuestro amigo lector.
¿Qué te gustaría compartirle?

Silvana.—Muchas veces me he preguntado por qué hay


personas que tienen resultados en sus vidas, que son tan
usadas por Dios, cuyas oraciones son respondidas y para
quienes los milagros suceden. Por mucho tiempo pensé que
Dios “elige” a cada uno para una determinada tarea. Pero,
a medida que iba leyendo cada línea de este libro, me di
cuenta de que Dios no elige a unos sí y a otros no; sino que
somos nosotros mismos quienes debemos elegirlo a Él para
que podamos impartir lo que ellos dieron y tener lo que
ellos tuvieron. Ya no tenemos secretos, hoy está revelado, y
es tener intimidad con Dios, pasar tiempo con Él, hacernos

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uno con El Señor para que podamos fluir y transmitir Su
vida, la vida Zoe, a los otros.

Bernardo.—¡Todo es vivir a Cristo! ¿Algo más que querrías


compartirnos?

Silvana.—Descubrí que para ello no tenemos que ser ni


más inteligentes ni privilegiados ni escogidos, sino que te-
nemos que amar ser uno con Él. Y qué mejor que ser, en este
tiempo de crisis, como dice el apóstol Pablo: “administrado-
res de su Gracia” para llevar así Su vida a nuestras familias,
amigos, vecinos y a todo aquel que lo necesite.
Oro para que vos, querido amigo lector, y cada uno de noso-
tros, seamos “administradores de su Gracia” y le llevemos a
cada persona la vida de Dios.

Bernardo.—¡Amén! ¡Señor, llevaremos Tu gloria a todos


lados!

Amigo lector, antes de comenzar, queremos decirles junto


con Alejandra algo a nuestros nietos y bisnietos:

Cuando llegue el momento de tener este libro en sus manos y lo


puedan leer, sepan que lo escribimos pensando en ustedes y ora-
mos antes de conocerlos para que amen al Señor y sean las genera-
ciones que llenen la Tierra de Su gloria. Nada es más valioso que
Su presencia. Por eso, entregarles esta intimidad espiritual puesta

8
en palabras sabemos que es la ganancia más valiosa. Disfruten de
Él porque Él ya disfruta de ustedes.

Sus abuelos y bisabuelos,


Bernardo y Alejandra, 2020.

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PRESENTACIÓN DEL LA OBRA

Bernardo.—Hola, ¡bienvenido al lugar secreto! Es una ale-


gría para mí que estemos juntos en este lugar tan glorioso,
donde pasaremos 7 días con Él.

En este tiempo quiero acompañarte a experimentar una co-


munión más profunda con el Señor. Sé que estás acá porque
en tu espíritu hay un anhelo de vivir cosas más profundas
con Él, experimentar más de Su gloria. Sé que el Señor ya
te ha estado hablando; lo sé. Te ha venido diciendo que tie-
ne experiencias maravillosas que soltarte en este lugar tan
íntimo.

Lector.—Así es, Bernardo. En mi corazón hay un deseo


ferviente de buscar más de Él. He comprendido que la co-
munión es la clave de todo; también que, si yo desarrollo y
cuido mi comunión diaria con Él, tendré un aumento de
Cristo. Es por eso que estoy aquí, muy expectante de lo que
el Señor hará en mi vida.

Bernardo.—He percibido en mi corazón lo que Dios hará.


Él traerá un aumento de Cristo desde el comienzo y te guia-
rá en el proceso. Por eso, permitime orar por y con vos:

11
“Señor, gracias por mi hermano lector, estamos aquí a
puertas cerradas en el lugar secreto, listos para que nos
guíes a las aguas profundas. En el Nombre de Jesús,
amén”.

Te comparto cómo lo haremos. Tendrás un ejercicio diario


para que vivenciemos el aumento de Cristo. Luego de que
lo leas y lo practiques (estará explicado de manera sencilla),
permitiremos un tiempo para las preguntas que tengas.
Entonces volverás a practicar a lo largo de ese día. ¿Se en-
tiende?

Lector.—Perfecto, me dirás el ejercicio y lo practicaré. Lue-


go te haré las preguntas que me surjan, recibiré las respues-
tas y volveré a la práctica, pero ahora con todo ese conoci-
miento. ¿Correcto?

Bernardo.—Sí, no pases a la próxima página hasta no haber


cumplido lo que allí dice. ¿Me das tu palabra?

Lector.—Mi palabra; tomo esto con compromiso y serie-


dad.

Bernardo.—¡Empecemos!

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DÍA #1
EJERCICIO:
“LLEVAR TODO A LA CRUZ”

Bernardo.—Lo primero que debemos hacer es ir a la cruz


y morir. Sí, este lugar secreto es “la cruz”. Bienvenido a tu
propia crucifixión; has venido aquí a darle el gobierno de
tu alma y entregarlo en la cruz de Cristo para su muerte.
Esta es la puerta de entrada a la vida de resurrección. Este
lugar, querido lector, es tu espíritu y en tu espíritu, para
que haya vida y resurrección, debe haber primero muerte.
Nada sucede si no voy a la cruz. La cruz es lo primero que
nos da Dios que es quien hará todas las cosas. Y, para eso, Él
necesita garantizarse nuestra muerte en su cruz.

Lector.—¿Me podrías explicar un poquito más esto?

Bernardo.—¡Claro que sí! Nuestra vieja naturaleza o vida


humana quiere gobernarnos, hacer, opinar, guiarnos; pero
Cristo, la vida divina que está en nosotros, es quien quiere
hacer todas estas cosas y, para que ello suceda, una de las
dos voluntades debe anularse: o la de Él o la nuestra. Es de-
cir, que no se haga mi voluntad sino la suya, lo cual significa
rendirnos por completo a Él y entregarle nuestra vida en
la cruz del Calvario. Mediante la oración, entrego mi vieja

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

forma de actuar en la cruz de Cristo para su muerte, para


que ya no opere en mí.

Lector.—¡Estoy listo! ¡Claro que sí!

Bernardo.—Muy bien. Te mostraré cinco radiografías de tu


alma. Las descubriré una a una y, luego de que las describa,
quiero que puedas observarlas bien porque el Médico divi-
no te dirá cuál es la que te pertenece de todas ellas.

• Primera radiografía del alma: “Ya sé” (el conocimiento


sin amor)
En esta radiografía observamos a las personas que se paran
en sus conocimientos, en todo lo que aprendieron, en lo que
saben. El conocimiento sin amor nos hace parar en el orgu-
llo. Rápidamente a lo que escuchan, le añaden lo que ellos
ya saben. Por ejemplo, dicen: “Sí, esto ya lo leí”. O: “Esto ya
lo hice”. Personas con quienes compartís un conocimien-
to, una experiencia, e inmediatamente te dan un ejemplo de
cómo ellos ya lo están viviendo. Es la radiografía del gobierno del
conocimiento. Y si aun tienen conocimiento sobre la lectura
de este, o están siguiendo una determinada bibliografía,
o tienen muchos años de iglesia, ese mismo conocimiento
es el que dirige su alma. Si bien este no es un conocimiento
malo, es el “gobierno del conocimiento”.

Te comparto, querido hermano que, durante muchos años,


he conocido gente que sabía mucho o poco de La Biblia. No

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

importa el porcentaje, pero el espíritu de orgullo del gobier-


no del conocimiento no les permitía experimentar lo nuevo
de Dios. Su pensamiento o su posición era: “Sí, Señor, há-
blame, pero no cambies ni toques lo que yo ya sé”. En algún
lugar de sus almas, estas personas sienten una determina-
da satisfacción, y hasta orgullo, de su propio conocimiento,
lo que han aprendido y todo lo vivido. Este “ya sé” lleva a
muchas personas a no permitirse abrirle la puerta a la vida
del aumento de Cristo. Escuchan el mensaje, aplauden,
dicen “amén” pero no hay transformación en ellos. Otros
utilizan todo ese bagaje de conocimientos para analizar lo
que escuchan, debaten, etc. Estas personas han perdido el
espíritu de la niñez, el ser un niño abierto a la sorpresa, a lo
nuevo, y a la gloria del Señor.
¡Un momento! Vayamos a la próxima radiografía…

• Segunda radiografía del alma: “Los logros”


Aquí gobierna la capacidad de la persona. He podido estu-
diar, he tenido resultados, he obtenido fruto en mi ministe-
rio, he llevado a la gente al Señor, he ayudado a las personas
a crecer en la fe y mucho más. Es decir, los logros son los que
gobiernan y le otorgan satisfacción, en cualquier ámbito en
que la persona se desarrolla, tanto en lo privado como en
su servicio en la iglesia. Algunos se jactan de lo alcanzado,
otros ostentan y otros lo disfrutan en el interior de su cora-
zón. Estas personas suelen decir: “Yo soy una persona que
logré muchas cosas”. Con el paso de los años, he observado
y he visto a muchos padecer esta enfermedad mortal. Gente

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

que busca un título, una posición, o que anhela ser nom-


brada y exhibe sus capacidades sintiéndose así superior y
distinta de los demás.

• Tercera radiografía del alma: “El gobierno de la acción”


Hace un tiempo me comentaron acerca de una mujer que
asistió a una reunión dominical. Al poco tiempo de haberse
sentado, alrededor de dos horas después, dijo: “Yo no pue-
do estar sentada aquí sin hacer nada, voy a servir en algo”.
En muchos casos, “el deseo de servir”, convertido en “acti-
vismo”, nos conduce a perder totalmente la vida espiritual.
Muchas personas sirven en adoración, en los equipos, en el
mantenimiento del lugar, pero no tienen vida de comunión.
¿Por qué sucede esto? El servicio es quien gobierna su alma
y, aun cuando servir es bueno, su gobierno hace que el alma
esté viva. Cuando decimos que el “alma muera” significa
que ella ya no nos gobierna, por lo que la muerte sería el
no gobierno de nuestra vida humana sino el gobierno de
Cristo sobre la vida humana. Por lo tanto, Cristo no puede
aumentar en ellos. Están escuchando el mensaje y, mientras
lo hacen, están pensando cómo lo compartirán en su equi-
po. Leen y se informan para compartir con los otros ya que,
para ellos, el conocimiento es poder. Toda su vida, o parte
de ella, son gobernados por la acción. A lo largo de todos es-
tos años he visto a cientos servir, y de una manera excelente;
sin embargo, todo su esfuerzo ha sido hecho en las fuerzas
del alma, no ha habido disfrute de Cristo.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

• Cuarta radiografía del alma: “El cansado o vencido”


En esta radiografía observamos a las personas gobernadas
por la molestia, el hastío. Para ellas, todo es esfuerzo y una
gran lucha. En algún momento, congregarse, orar, etc., fue
hermoso. Pero al pasar los años sienten un gran malestar
y piensan que esto es debido al desgaste producido por el
contacto con la gente, a sus problemas personales; y todo les
ha generado una gran desazón y ha minado la poca fuerza
o energía que tienen. Sin embargo, todo eso es síntoma de
haber perdido la comunión y la frescura con el Señor. Nun-
ca una persona que disfruta del Señor experimentará estos
síntomas. Hay personas a las que hay que motivar, alentar
y, cuando tienen que elegir entre ir al club o a la reunión,
eligen la piscina (¡ni hablar si hay un partido de fútbol o un
asado!); en una reunión saltan y gritan, pero cuando deben
elegir, lo hacen por las cosas ajenas al Señor. Tal vez no se les
nota su malestar, su cansancio y su piloto automático, pese
a que en su interior sienten un vacío que muchas veces solo
ellos conocen.

• Quinta radiografía del alma: “Vivir en el pecado”


Son las personas que son gobernadas por sus propias deci-
siones. Yo vivo en santidad en las áreas que quiero; sin em-
bargo, si me enamoro de alguien casado y cometo adulterio,
o robo, o miento, o tengo una reacción carnal, eso está justi-
ficado. Son personas que tienen una división entre su alma
y su espíritu. Hay momentos en los que ellos viven con el
Señor en la cima más alta; no obstante, en otros instantes,

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

viven en sus pecados más bajos, como si nada cambiara. To-


davía mantienen ideologías humanas, defienden la moda
ideológica y de pensamiento de turno o viven en el placer
de su propia carne; aunque, eso sí, aman a Dios, lo buscan
y lo sirven.

Muy bien… aquí están las cinco placas delante de vos.


Quiero pedirte que las observes con detenimiento y leas
despacio una por una porque le vamos a pedir al Médico
que te muestre cuál de estas es tu diagnóstico.
¿Oramos?

“Señor, danos luz. Ahora, Espíritu de Dios, muestra cuál de


estas actitudes gobierna mi vida para llevarla a la cruz para
su muerte”.

Te pido que vuelvas a leer y permitas que el Señor te diga


en tu corazón cuál de ellas debe ir a la cruz. ¿Lo hacemos?
Cuando tengas identificada/s cuál es o cuáles son tus radio-
grafías, vamos a entregarla/s en la cruz.
Oramos:

“Señor, aquí estoy. Mi vida está gobernada por… (nombrale


al Señor lo que Él te mostró); quiero entregarlo en la cruz
para su muerte; me reconozco en este gobierno del alma y
pido que el poder de la muerte mate esto en mí. Y ahora lo
declaro hecho en el Nombre de Jesús”.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

No pases a la próxima página hasta no haber hecho la ora-


ción de muerte y resurrección.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¡Muy bien! ¡Gloria al Señor! Se te ve distinto, algo poderoso


ha sucedido. Algo de nuestra alma ha muerto y Cristo ha
aumentado en nosotros. ¡Gloria a Dios! ¿Seguimos? Pero
antes, quiero preguntarte algo:

¿Cuánto tardaste en hacerlo?


¿Fue rápido lo que te mostró el Señor?

Quiero decirte algo importante: todavía hay más para mo-


rir. Estas radiografías no son todo a lo que hay que morir,
¡todavía hay más! Esta entrega que acabás de hacer ha sido
la más básica y superficial. Te invito, si estás dispuesto, a
vivir en lo profundo de Dios; a que ahora permitas que el
Espíritu Santo te muestre más placas. Él te mostrará cuáles
son las áreas, los pensamientos, las emociones, los pecados,
etc., que todavía siguen gobernando tu corazón. Dejame
orar por vos y, mientras leés esta oración en voz alta, dispo-
né de todo el tiempo necesario para permitir que el Espíritu
te muestre una imagen, un recuerdo o una voz…
Hacé esta oración:

“Señor, quiero morir por completo, te pido que me mues-


tres a qué más debo morir… Poné ahora, delante de mí, te
pido, imágenes, pensamientos, recuerdos que todavía debo
llevar a la cruz” (nombrá lo que venga a tu corazón en voz
alta).

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Tomate el tiempo necesario, en silencio y con los ojos cerra-


dos, y todo lo que vaya viniendo a tu corazón llevalo a la
cruz para su muerte.

¿Lo hiciste?
¿Cómo te fue con la experiencia?

Ha habido un nuevo aumento de Cristo. No hay nada más


maravilloso que pasar por la cruz; sin cruz, no hay resu-
rrección, es decir, no hay aumento de Cristo.

¿Seguimos? Pero todavía falta más. ¿Cómo? Sí, hay que con-
tinuar muriendo. Quiero que leas nuevamente esta frase
que te acabo de decir: tenés que volver a morir.

¿Qué sentís frente a lo que te dije?


¿Cuál es tu reacción?
¿“¡No, no puede ser!”?
¿O: “¡Basta, ya lo hice!”?
¿O: “¡Uff! ¿Otra vez?”?
¿O: “¡Qué bueno! Sí, Señor, estoy dispuesto”

¡Vamos a orar otra vez! Porque tu segunda oración fue tu


“día 2” de cruz pero vamos a ir al “día 3”. Tomamos tres
oraciones de muerte como símbolo de tres días en la tumba.

Vamos a orar y no salgas del lugar hasta que Dios no te


muestre lo más profundo que debe ir a la cruz.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

“Señor, abrimos nuestro espíritu a Tu luz; muéstranos qué


cosas deben ir a la cruz ahora” (todo lo que venga comenzá
a entregarlo en la cruz).

Hacelo; llevá a la cruz lo que el Espíritu te muestre…

No pases a la próxima página hasta no haberlo hecho.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¿Y cómo fue la experiencia? Por favor, recordá que hacer


cada ejercicio es fundamental; de lo contrario, no habrá au-
mento de Cristo. Sé que lo hiciste.

Los tres días de muerte simbolizados en estas tres oracio-


nes, al comienzo, puede ocurrir que cuesten; pero luego se
hará algo habitual en tu vida como lo es en la mía.
¿Cómo? Sí, cada día hay que llevar algo a la cruz para su
muerte; pero es una de las experiencias más gloriosas. Cada
vez que el Espíritu te muestre algo de tu vida, allí mismo,
llevalo en oración a la cruz con alegría y paz.

Lector.—Hice la experiencia, Bernardo. Fue glorioso; pude


entregarle al Señor lo que vino. Algunas cosas las recorda-
ba y otras aparecieron. Lo hice como un niño, con fe, y sé
que el Señor les ha dado muerte porque lo único que anhelo
en mi corazón es que Cristo crezca en mí.

Bernardo.—Hola, ¡qué bueno! Te noto distinto, hay luz en


tu vida. ¡Cristo maravilloso, te adoramos, Señor! Quiero
compartirte algún conocimiento de vida para que lo guar-
des en tu corazón, pero prefiero que me hagas las preguntas
y entonces compartírtelo.

Lector.—Bernardo, tengo varias preguntas para hacerte.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Vamos a tus preguntas sobre la cruz, ahora…

Lector.—¿Cómo funciona la cruz en la vida diaria?

Bernardo.—Es una gran pregunta. Siempre nosotros te-


nemos que pedirle al Señor que Él nos muestre qué cosas
llevar a la cruz. Hay un aspecto negativo y hay un aspecto
positivo de la obra en la cruz del Calvario. Analicemos esto
por partes:

A. El aspecto negativo es lo que yo llevo a la cruz: mis inca-


pacidades, mis miedos, las rajaduras emocionales, las ideas
enraizadas, las opiniones, los pensamientos, los pecados.
Todo lo que el Espíritu Santo me va mostrando lo entrego
en la cruz para su muerte.

B. El aspecto positivo es lo que se me añade: el poder de


la resurrección. Siempre, luego de que entregamos algo en
la cruz, inmediatamente declaramos la vida de Cristo en
nosotros. No hay resurrección sin cruz y la cruz siempre
nos lleva a la resurrección. Es decir que yo le digo: “Señor,
quiero entregarte este miedo en la cruz para su muerte y
declaro que ahora el valor resucita en mí. Cristo valiente se
expresa a través de mí”.

Lector.—¡Eso es tomar la cruz cada día! ¿Me das un ejemplo


en tu vida?

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Claro. Permitime darte un ejemplo reciente,


de la semana pasada: tuve que ir a dar una charla frente a
mucha gente porque me había invitado un medio muy im-
portante. ¿Qué hice en esa última semana mientras llegaba
el evento? ¿Cuál fue mi actitud hasta el día de la charla?
Oré: “Señor, mostrame qué debo llevar a la cruz”. El Señor
fue mostrándome, a lo largo de los días, miedos, el deseo de
lucirme y la confianza en mi capacidad. Inmediatamente
lo fui entregando en la cruz y fui declarando: “Señor, vos
vas a hablar a través de mí, vos vas a brillar, vos va a hacer
la obra”. Entonces, ¡la muerte y la resurrección funcionaron
juntas! Fui a la charla y Cristo se expresó, ¡pude hablarles a
diez mil personas que no conocen a Cristo!

Te cuento una anécdota que siempre me acompaña…


En una ocasión, alguien le preguntó a Corrie Ten Boom
cómo trataba ella con todos los elogios que recibía, sin con-
vertirse en una persona orgullosa. Ella respondió que con-
sideraba cada elogio recibido como una hermosa flor de ta-
llo largo. Después de sentir su perfume por un instante, la
colocaba junto con las otras flores. Todas las noches, antes
de acostarse, tomaba el hermoso ramo y lo ofrecía a Dios
diciendo: “Gracias, Señor, por permitir que yo sienta el per-
fume de las flores; te pertenecen”.

Lector.—¿Por qué hay cristianos que tienen los mismos pro-


blemas de carácter, las mismas luchas en sus parejas o con
sus hijos, por años, como un estancamiento?

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Porque no han pasado por la cruz cada día. La


cruz no es un momento solemne de un campamento o re-
tiro, o de una reunión de consagración; sino una actitud de
cada día en el que voy a la cruz con alegría para seguir al
Señor. Por eso, la experiencia de la cruz ahora debe ser parte
de tu diario vivir.

Lector.—¿Qué sucede cuando uno entrega en la cruz siem-


pre lo mismo? ¡Pareciera como que no termina de morir!
¿Qué sucede si entrego en la cruz para su muerte varias
cosas o aspectos de mi vida, pero constantemente vuelven?
Por ejemplo, yo me considero una persona ansiosa y estuve
entregando la ansiedad; sin embargo, parece como que no
termina de morirse nunca. ¿A qué se debe esto?

Bernardo.—David decía en el Salmo 19:12: “Líbrame de los


pecados y errores que me son ocultos”. Hay raíces que están
escondidas. Imaginate una casa: tenés una rajadura en el
segundo piso, le colocás enduído, pintás y ya está… Pero
vuelve a salir la rajadura porque esta viene del primer piso.
Entonces vas al primer piso, enduís y pintás la rajadura… y
a los tres días aparece otra vez.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Observá este dibujo:

  

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¿Por qué? Porque la raíz de la rajadura está en el sótano.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Entonces, ¿dónde hay que ir? Al sótano. Porque, si yo no


curo la raíz, todo lo demás va a seguir creciendo (observar
el gráfico de la casa): miedo, ansiedad, baja estima y proble-
mas. A los dos días, tengo lo mismo otra vez; a los tres días:
“Ay, me siento decaído, te lo entrego otra vez”. Y buscamos
apoyo: “Orame vos, orame vos”. ¿Qué hay que orar? Los
aspectos en los que no experimentamos crecimiento y se
nos repiten: problemas de pareja, con los hijos, de carácter,
etc. Tenemos que pedirle a Dios que nos muestre la raíz,
que es algo que está escondido. Porque si yo le entrego en la
cruz la raíz, todo lo demás desaparece. David decía: “Señor,
mostrame la raíz”.

Lector.—¿Cómo encuentro esa raíz?

Bernardo.—Cuando buscamos la raíz, es el Espíritu Santo


el que nos debe mostrar cuál es. No es por autoanálisis ni
por investigar en nuestro inconsciente; sino por estar abier-
tos y disponibles para que el Señor pueda mostrarnos cuál
es esa raíz. Muchas veces esa raíz no es un pecado sino una
idea, un pensamiento, que trae consecuencias de pecado.
Por ejemplo, si yo creo y me aferro a la idea de que no pue-
do prosperar, esa idea puede traer actitudes pecaminosas:
robos, mentiras, engaños, coimas, etc. Todos esos pecados
tienen una raíz en una idea, que no es un pecado necesa-
riamente. Por eso, también el Señor nos muestra ideas que,
al llevarlas a la cruz, inmediatamente arrastran y cambian
gran parte de nuestras conductas. Con frecuencia esas

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

ideas o raíces producen síntomas o frutos que no necesa-


riamente son pecados, sino que son conductas que me atan.
Por ejemplo, si yo tengo baja estima, eso puede generar en
mí que salga menos; que me sienta inseguro al compartir
con los demás; que tenga ansiedad al hablar con el otro, etc.
Es decir, la raíz es una idea o un pensamiento, que puede o
no ser necesariamente pecaminoso, y que puede o no traer
fisuras pecaminosas. De modo que, cuando nosotros en-
tregamos en la cruz y no vemos cambios o transformación
en nuestra alma, es porque todavía no hemos ido al sótano.
No hemos dado con la idea/raíz y esto es lo que el Espíritu
Santo nos va a mostrar si estamos abiertos a ello.

Lector.—¿Me das un ejemplo en vos, en tu vida?

Bernardo.—Claro, yo crecí en una familia de clase media.


Mi papá solamente fue un solo día a primer grado en su
pueblito natal; mi mamá terminó apenas el primario para
adultos. Ambos vinieron como inmigrantes de Grecia, de
la guerra. Mi papá trabajó junto con mi mamá muchísimas
horas en un quiosco. Mi papá también fue zapatero. Yo
construí a partir de ahí una idea, de la que no era del todo
consciente, y era que yo no iba a tener la capacidad para
estudiar y tener buena memoria. De hecho, esta idea que se
arraigó en mí me llevó a tener dificultades para estudiar en
el primario, a repetir un año en el secundario y a tener gran-
des luchas para recordar y memorizar. Sin embargo, mis
hermanos desarrollaron todo lo contrario. Mi hermana es

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

profesora de Castellano, Literatura, Latín y Griego. A ella le


iba muy bien en todo lo académico porque ella no instaló la
misma idea que yo había instalado. Recuerdo que mi mamá
me decía, cuando yo quería dejar el secundario (creo que
quise dejarlo cada año que cursé, de primero a quinto): “O
trabajás o estudiás”. Para luego decirme: “Terminá de estu-
diar y luego te ponés a trabajar y no necesariamente seguís
una carrera universitaria”. Cuando terminé el secundario,
empecé a estudiar Psicología y descubrí que me era fácil es-
tudiar, que me apasionaba. Aún recuerdo que, a lo largo de
mi carrera universitaria, nunca fui motivado a estudiar. Es
más, mi mamá decía: “Si querés, dejá y ponete a trabajar, no
es imprescindible que hagas una carrera universitaria”. Y
no solo hice Psicología, sino que además hice paralelamente
Teología; y luego Sexología y una gran cantidad de postgra-
dos hasta el día de hoy, que estoy terminando mi segundo
doctorado. ¿Qué fue lo que sucedió? De alguna manera, la
idea que me tenía aprisionado, la idea/raíz de que no iba
a poder estudiar, fue rota al entrar en la universidad. Al
comenzar a estudiar y ver que me gustaba, descubrí que te-
nía la capacidad. Esa idea, entregada al Señor, me permitió
cancelar un montón de síntomas, de rajaduras que me traía
la idea de que no iba a poder. Eso es lo que hace el Espíritu
Santo, nos va mostrando a través de la revelación, o de una
palabra profética, o de la misma experiencia por la que Dios
nos va guiando al ir llevando a la cruz ideas. Y descubri-
mos que es Cristo en nosotros. Te comparto un secreto que
aprendí en estos años: siempre que leo La Palabra, o tengo

31
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

un desafío por delante, le digo al Señor: “Yo no puedo, pero


vos sí podés; todo lo puedo en Cristo”. El establecer que yo
no puedo me permite en humildad llevar a la cruz mis inca-
pacidades, pero a la vez saber que no es por mi capacidad,
sino a través de Cristo que nosotros crecemos, avanzamos.

Lector.—¿Entonces, yo no debo continuar analizándome


para poder ver qué cosas entregar en la cruz cada día?

Bernardo.—Exacto, el autoanálisis no sirve porque, sin


darte cuenta, activaste tu propia alma para examinar tu
alma. Y el alma es engañosa. No debemos hacer autoanáli-
sis, debemos pedirle al Señor: “Señor, muéstrame las cosas
que me son ocultas”. Te va a suceder que, caminando o en
el trabajo, de pronto te viene un recuerdo, triste o no, un
miedo, o que durante una experiencia tenés una reacción
ante la cual el Señor te ilumina y te dice: “Esto”. Ahí mismo
necesitás entregarlo en la cruz para su muerte.

Lector.—Ah, perfecto. Entonces yo debo dejar que Dios me


ilumine. Ahora, una vez que el Señor me muestra algo en el
diario vivir, ¿debo acompañarlo de algún esfuerzo o senci-
llamente hacer una oración?

Bernardo.—Es sencillamente una oración. El alma no pue-


de darse muerte a sí misma. Es la cruz la que mata el gobier-
no del alma. Entonces yo no debo esforzarme ni tratar de
mejorar mi conducta, mi comportamiento; la vida de Cristo

32
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

no mejora mi conducta, sino que la vida de Cristo mata mi


conducta para Él resucitar (esto te lo explicaré luego más
detenidamente). No hagas ningún esfuerzo en tratar de
mejorar o de cambiar; simplemente creé que la cruz tiene
el poder de darle fin a todo lo que nos gobierna. Quien sabe
rendirse pronto será perfecto.

Lector.—Bernardo, me surge entonces esta pregunta: cuán-


do lo llevo a la cruz, ¿lo entrego en la cruz para su muerte en
una oración sencilla o dejo que el Señor me muestre, a lo lar-
go del día, a qué cosas morir? ¿Debo sentir alguna emoción
en particular? ¿Debo repetir siempre la misma oración?
¿Me podés dar luz sobre esto?

Bernardo.—No debemos repetir la misma oración sino


sencillamente dejar que el Espíritu nos guíe. Él te va a mos-
trar las palabras correspondientes. Eso sí, siempre debe ir
a la cruz y, automáticamente que lo llevamos a la cruz, de
inmediato algo de Cristo resucita en nosotros. Por ejemplo,
te conté que yo luchaba con mi timidez. La entregaba en la
cruz para su muerte cada vez que aparecía e inmediata-
mente la vida de Cristo, la seguridad de Cristo y la fuerza
de Cristo se expresaban y se expresan hasta el día de hoy
a través de mí. Siempre la muerte y la resurrección son dos
caras de una misma moneda. La muerte sería el aspecto
negativo y la resurrección, el aspecto positivo. Las dos van
juntas porque una opera con la otra.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Lector.—Me quedó clarísimo. Me surge otra pregunta: yo


debo morir para que Cristo lo haga todo, ¿eso implica en-
tonces no hacer nada?

Bernardo.—¡Es una gran pregunta la que estás haciendo!


En el siglo XVII en Francia se desarrolló una teoría que se
llamó el “quietismo” y decía que uno no debía hacer ab-
solutamente nada, solamente morir, y que era Dios quien
hacía absolutamente todas las cosas. Un estado parecido
al de aniquilación del yo, para que Dios lo hiciera. Desde
ese entonces hasta el día de hoy, ha habido una gran discu-
sión entre los quietistas y los activistas. Estos últimos dicen:
“Ayúdate que yo te ayudaré; yo hago lo que puedo y Dios
hará lo que yo no puedo”. Mientras que los quietistas dicen:
“Descansa en el Señor, Él hace la obra”. Entonces, ¿cuál es
la solución?

Me parece que el planteo aquí entre elegir entre uno u otro


es un planteo equivocado. No se trata de si lo hace Dios o lo
hago yo sino de que mi única tarea como “rama” es estar en
comunión con el tronco y recibir la vida de Dios. Mi tarea
antes de hacer algo mientras hago algo y después de ha-
cer algo, es mantenerme dependiente del Señor. No es: “Yo
tengo comunión y luego Dios va a hacer todo”; tampoco es:
“Yo hago algo y después tengo comunión”; sino que es: “Yo
tengo comunión con Él antes, durante y después de hacer
las cosas”.

34
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Esa comunión se la expreso al Señor: “Señor, ya no vivo yo;


ahora sos vos quien lo hace a través de mí”. Te doy el ejem-
plo del auto… no sirve de nada, si yo le enseño a manejar a
alguien y le digo: “Mirá hacia adelante, poné las manos en
el volante, mové los cambios”. La primera tarea es encender
el motor y recién ahora voy a mirar hacia adelante, poner las
manos en el volante, mover los cambios, etc. Es la fuerza del
motor la que guiará mis acciones. Es decir, que el motor en-
cendido constantemente va expresándose, si pudiésemos
decirlo así, a través de las acciones que yo hago. Entonces,
no se trata de elegir entre las hermanas de Lázaro, María o
Marta, entre el servicio o el quietismo, sino de elegir sola-
mente tener comunión con Dios. Y en todo lo que hacemos,
ya sea que nosotros lo hagamos, o que Dios nos marque
específicamente hacer algo, debe expresarse Cristo a través
de nuestras acciones.

Lector.—Es decir que llevo aspectos a la cruz para su muer-


te y Cristo crece en mí y resucita áreas llenándolas de fuer-
za. ¿Qué sería “la resurrección que surge luego de llevar a
la cruz”?

Bernardo.—Vamos a un ejemplo práctico… debo dar un


examen. Entonces, mi tarea es entregar en la cruz mis mie-
dos, mi ansiedad, declarar victoria en mí y dejarme guiar
por el Espíritu Santo. Yo voy a estudiar, voy a leer, voy a
encontrarme con un compañero para repasar, y sé que todo
lo que vaya haciendo será guiado por el Señor. Mientras voy

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

haciendo las acciones con paz y con tranquilidad, a medi-


da que las hago, declaro: “Señor, tu vida está en mí, vos te
expresás, vos me guiás”. Luego de dar el examen, declaro
gratitud y sigo en comunión. Es decir, que mi comunión es
un vivir a Cristo las 24 horas. Esa es la mejor parte. Es más,
es la única parte que nosotros debemos hacer.

Durante muchos años el modelo era: “Yo oro para que Dios
me hable y me diga qué tengo que hacer”. Por eso, tenemos
una gran cantidad de libros que dicen: “Cómo oír la voz
de Dios. Cómo buscar la confirmación del Señor”. Es algo
así como poner una moneda para sacar una gaseosa. Hago
algo y espero que Dios me guíe específicamente. Pero el
modelo bíblico es: “Yo vivo con Él y, en su vivir de las 24
horas, me voy moviendo porque Cristo me mueve, Cristo
siempre está en movimiento y Él me impulsa a hacer cosas.
Y ese mover de las cosas lo hago con paz y con tranquilidad,
siempre confiado en que el Señor me está guiando, más allá
de que Él pueda hablarme para hacer algo específico. Mi
búsqueda no es para que Él me diga específicamente qué
debo hacer o qué debo decir sino para disfrutarlo a Él. Y al
ser guiado en las cosas que voy haciendo, dependo de Él y
de que Él lo hará a través de mí.

Lector.—¿Es decir que no alcanza con “tener un devocional


a primera hora del día y ya”?

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Muchos creyentes han creído que la vida cris-


tiana es: “Separo un momento, oro a Dios para que Él me
diga específicamente qué debo hacer”. Como si Dios guiase
solamente ciertas conductas, cuando lo que Él se propone
en nosotros es que lo vivamos a Él las 24 horas y que en
todo lo que hagamos Cristo sea expresado en nosotros, más
allá de alguna tarea específica a la que el Señor nos pueda
guiar. Sin embargo, no debemos ponernos a leer libros y
buscar “cinco maneras de escuchar la voz de Dios” o mé-
todos; sencillamente debemos disfrutar de Él y movernos
en Él y en cada mover, dado que Él es vida y movimiento,
expresar: “Señor, lo hacés vos, yo no puedo, pero todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”. Así descubrirás resulta-
dos extraordinarios del vivir a Cristo, del moverte en paz y
de ver a Cristo actuar.

Lector.—Estoy entendiendo, Bernardo. Todo esto que me


estás compartiendo es pura vida práctica, es vivir a Cristo.
¡Gloria a Dios! En principio, te comparto que me costó lle-
var a la cruz algunas cosas, que me fueron dolorosas; otras
las entregué con alegría, como algunos temas y obsesiones
míos; y otras me eran ocultas pero Dios me las fue mostran-
do. Lo hice como un niño, con FE, y declaré siempre que,
después de la muerte, Cristo crecía en mí. Ahora, mi última
pregunta es: ¿cómo sé que Cristo creció en mí? ¿Debo sentir
algo en particular?

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Gracias por esa pregunta. Es clave. Pablo nos


da un termómetro en Romanos 8 donde dice que hay vida
y hay paz en nuestro espíritu. La vida, la energía, el movi-
miento, la fuerza, la alegría son la expresión de que Cristo
creció en nosotros. Ahora tenemos más ganas de compartir,
más ganas de servir, más ganas de buscarlo. Más deseo.
Pero no son ganas humanas, fuerzas humanas, sino que
es la vida de Dios que ha aumentado en nosotros. Por otro
lado, también sentimos paz. Las preocupaciones que antes
teníamos siguen con nosotros, pero tenemos paz. Hay paz
en nuestro carácter. Y vas a notar que la gente te va a decir
que te ve con mayor luz, con mayor brillo, con mayor fuerza.
Eso se va a transmitir y vos lo vas a percibir en tu espíritu
todos los días. Ir a la cruz a lo largo de todo el día, hacer
de esto una experiencia de amor, de alegría, tomar la cruz
para resucitar. Qué distinto habría sido si Jesús no hubiese
resucitado. Tomar la cruz sería sencillamente morir para no
volver a vivir; pero para los que amamos al Señor, cuando el
grano de semilla muere, trae vida. La cáscara de esa semilla
es nuestra alma. Cuando el alma muere, se abre paso a que
Cristo sea a través de nosotros.

Lector.—Si tengo un sueño, un anhelo, ¿eso lo debo llevar a


la cruz? No me quedó claro. ¿Por qué, si algo es bueno, tam-
bién debe ir a la cruz?

Bernardo.—Es una gran pregunta. Lo bueno y lo malo


siguen siendo algo humano, siguen siendo carne. Recordá

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

que, cuando el hombre cayó, el alma se volvió “yo” y el


cuerpo se volvió “carne”. Dentro de nuestra carne, explica
el apóstol Pablo en Romanos 8, tenemos dos leyes: la ley
del bien y la ley del mal. Es decir, el conocimiento del bien
y del mal. Cuando yo toco una, se activa la otra. Siempre
que quiero hacer algo bueno, surge una lucha en mí porque
también se activa lo malo. Es muy claro que debemos llevar
a la cruz los pecados, los problemas de carácter, las cosas
que nos atormentan. Sin embargo, también debemos llevar
lo que es bueno en lo natural; es decir que opiniones, sueños,
fuerzas y alegrías también deben morir.

Lector.—¿Pero cómo hago?

Bernardo.— Cuando Cristo toma mi alma (mente, volun-


tad y emociones), Él la transforma, la resucita. Y ahora, todo
lo que salga de allí (pensamientos, emociones, acciones)
será Él que se expresa a través de mí.

Lector.—¿Me das un ejemplo?

Bernardo.—Por ejemplo, voy a dar una charla y llevo a la


cruz mi capacidad, mis habilidades y mis conocimientos.
Le digo: “Señor, llevo a la cruz para su muerte mi propia
capacidad. Yo te pido que sea Tu capacidad la que actúe”.
Recordá que Juan 15 dice: “Separados de mí, nada podéis
hacer”. ¿Cómo nada? Podemos hacer muchas cosas; sí, pero
nada tendrá recompensa. Es decir que es Cristo a través de

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

mí. Por eso, lo malo y lo bueno siguen siendo gobierno del


alma y todo pasa por la cruz. La cruz resucita mi alma y la
utiliza, y ahora el fruto que se ve en mí es el fruto de Él ex-
presado a través de mi alma.

Hay muchas formas de tener comunión con Dios, y llevar a


la cruz lo que el Espíritu Santo nos muestra es una de ellas.
No es la única forma de orar y de experimentarlo a Él, es
una de las tantas, y debemos dejar que el Espíritu Santo nos
guíe a lo largo del día para hacer esta experiencia con Él.
Cuando hablamos de morir, nos referimos al gobierno de
nuestra propia vida. Ya no vivo yo, ahora vive Cristo en mí.

Gracias por las preguntas que hiciste. Espero y sé que la luz


de Cristo habrá aumentado y quiero mostrarte cómo va a
ser nuestra manera de relacionarnos en este lugar secreto:
siempre primero haremos la experiencia y luego contestaré
tus preguntas. Primero es la vida, la experiencia, y luego el
conocimiento de la vida. Este es el orden que Dios ha esta-
blecido.

Ahora que recibiste más conocimiento de vida, llevá a la cruz a lo


largo del día todo lo que el Señor te muestre. ¡Vivirás en el poder
de la resurrección!

40
DÍA #2
EJERCICIO:
“ORAR LAS 24 HORAS”

Bernardo.—Hola, ¡qué bueno volver a encontrarnos! En


este segundo día vamos a practicar otra manera de tener co-
munión diaria con el Señor y es compartiendo con Él todo.
Voy a ir guiándote en distintas maneras de compartir todo
con el Señor, es decir, orar las 24 horas. ¿Estás listo?

Lector.—¡Listo!

Bernardo.—El apóstol Pablo nos dice que debemos orar sin


cesar; todo el día experimentar su vivir. Yo antes tenía la
idea de que debía tener mi devocional, mi media hora con
Él, por la mañana temprano, o por la noche. Y ya con eso era
suficiente. “Cargar la batería para todo el día”. Sin embargo,
Pablo nos plantea no un encuentro puntual de diez minu-
tos o media hora sino un vivir a Cristo las 24 horas. ¿Cómo
podemos lograr eso?

a. Invocando su Nombre
Invocar es nombrarlo a Él y a una característica que Él tiene.

41
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Por ejemplo:

“Cristo glorioso”.
“Señor poderoso”.
“Jesús maravilloso”.

Es sencillamente nombrarlo. Y cada vez que invocamos su


Nombre, hay poder. Me gusta repetir, en tono de broma
que, si uno nombra a lo largo del día el nombre de su sue-
gra, o del presidente de turno, o de la ciudad donde vive,
no producirá absolutamente nada. Sin embargo, hay algo
poderoso cuando decimos: “Señor eterno”. Entonces, ¿qué
te parece si en este mismo momento soltás invocaciones es-
pontáneas que surjan en tu vida?

Lector.—Claro, empiezo a invocarlo en voz alta ahora…

¡No pases a la próxima página sin haberlo hecho!

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¿Lo hiciste? ¡Gloria a Dios! Cristo, eres poderoso. Te animo


a que lo hagas de manera natural y espontánea a lo largo
del día, por WhatsApp, o mientras estés conversando con
alguien. La palabra invocar es “llamar en voz alta, nombrar-
lo a Él”. Siempre sucede algo cuando lo nombramos de co-
razón.

La vida cristiana es una persona: Cristo. Nunca pierdas de


vista eso. No adoramos un “vientito”, ni una “fuerza”, ni
“Ven a buscar un milagro”; sino que nosotros lo miramos,
lo buscamos y lo amamos a Él. Mientras esta sea tu verdad
única en tu comunión, tu vida será el vivir de Él. En muchas
iglesias esto se ha perdido y dicen: “Buscá tu milagro”; “Ven
a prosperar”; “Ven a ser restaurado”. Pero, aunque todas
estas cosas son nobles, no son el vivir de Él. ¡Esas cosas son
el resultado de vivirlo y experimentarlo a Él!

Vamos a la segunda manera de orar las 24 horas…

b. Compartiendo todo con Él


Cuando estés mirando televisión, decile: “Señor, qué lindo
es mirar tele con vos”. Cuando estés jugando con tus hijos,
decile: “Señor, jugá con nosotros”. Cuando estés caminan-
do, expresale: “Gracias por caminar junto a mí”. Hacé de
cada tarea cotidiana el involucramiento espontáneo del Se-
ñor, permití que Él participe de aquello que estás haciendo,
sea algo importante o algo menor. Recordá que la intimidad
es compartir las cosas trascendentes, y también lo pequeño,

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

dado que el Señor se deleita cuando nos ve gozarnos en Él


e involucrarlo a Él en todas las tareas. Ahora que estoy es-
cribiendo esta página, me encuentro de vacaciones. Estuve
caminando temprano en la playa y le dije: “Señor, gracias
por caminar conmigo en la playa”. Cuando fuimos con el
auto a comprar comida, le dije: “Señor, gracias por estar
en el auto conmigo”. Así de manera natural involucrarlo
a Él en todas las tareas. Cuando vayas a comprar algo, por
ejemplo, zapatos, pedile su opinión: “¿Qué te parece, Señor?
¿Cómo lo ves esto?” e involucralo en un diálogo del espíritu
a Él, haciéndolo siempre, tanto en la invocación como en el
compartir en voz alta.
¿Podés ahora que estás leyendo el libro compartirlo con Él e
involucrarlo en las tareas que tenés que hacer hacia adelan-
te? Hacelo en voz alta.

Lector.—Lo hago ahora…

No pases a la próxima página sin haber hecho la experien-


cia, disfrutalo a Él. ¡A hacerlo!

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

La tercera manera de orar las 24 horas es…

c. Diciéndole: “Acá estoy, Señor, solo para disfrutarte y


quedarnos en silencio”
Esta es una invocación muy poderosa. Simplemente le de-
cimos: “Señor, aquí estoy, solo para disfrutarte y quedarnos
en silencio”. No importa el tiempo que dura ese silencio. No
le pedimos nada, no adoramos, no leemos La Biblia. Sola-
mente le decimos: “Aquí estoy” y disfrutamos de Él. No nos
importa nada más en ese instante que contemplarlo a Él.

¿Lo hacemos ahora por unos minutos? Cerrá tus ojos y hacé
esta invocación. No te preocupes ni porque Dios te hable, ni
por ver nada, ni por sentir algo; sencillamente estar en una
unión profunda.

Lector.—Señor, acá estoy, solo para disfrutarte.

¡No sigas sin haber realizado la experiencia!

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Vamos a las preguntas…

Bernardo.—Bueno, hay varias maneras más de orar las 24


horas pero, ¿qué te parece si dejamos ahora un momento
abierto para preguntas? Sé que tenés preguntas muy im-
portantes y hay algunos conceptos que me gustaría dejar
muy en claro. Así que te escucho…

Lector.—¡Gracias, Bernardo! Qué sencillo es tener comu-


nión con Dios las 24 horas. Pensé que era algo más compli-
cado.

Bernardo.—Es altamente simple disfrutar de Su presencia


eterna que vive en nuestro espíritu.
R.V.G. Tasker destaca que en Mateo 6: 6 la palabra griega
tameion, que se traduce al español como “aposento”, al cual
debemos retirarnos para orar, se utilizaba para designar la
sala de depósito donde podían guardarse los tesoros. Cuan-
do oramos en el lugar “secreto”, ¡hay tesoros esperándonos!

Lector.—Acá va mi primera pregunta: en un momento me


dijiste que debo hacerlo en voz alta, ¿no sirve la oración
mental?

Bernardo.—Es una buena pregunta. Siempre nosotros de-


bemos hablar, soltar La Palabra, y eso debe hacerse en voz
alta. Dios nos entregó nuestra capacidad de comunicación
no para que hablemos entre nosotros y nos comuniquemos,

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

ese fue un objetivo secundario. El principal objetivo fue


para que pongamos Sus palabras en nuestro hablar. No hay
nada en La Biblia que apoye la oración mental. Debemos
hablar, soltar La Palabra. “Clama a mí y yo te responderé”,
dice el Señor. Todos los que tenemos la capacidad y la posi-
bilidad de hablar debemos soltar La Palabra. Te animo a que
no hagas más oraciones de la mente sino sencillamente que
abras tu boca y sueltes La Palabra.

Lector.—¡Gracias, Bernardo, clarísimo! En el segundo ejer-


cicio hablaste de compartir todo con Él, aun las cosas peque-
ñas. Eso me impactó. Yo he compartido cosas importantes
con Él. Bueno, las importantes las comparto todas, y algunas
de las pequeñas, pero nunca me animé a involucrarlo abso-
lutamente en todo. Esto me permitirá permanecer en Él a lo
largo del día, ¿correcto?

Bernardo.—Exactamente, mencionaste una palabra muy


importante que utilizó Jesús ocho veces en diez versículos
en Juan 15. A mi entender, Juan 15 es el corazón de todo
el ministerio de lo que Cristo hizo. En Juan 17, Él habla de
que, así como Él era uno con el Padre y el Padre con Él, Él
debe serlo con nosotros y nosotros con Él. Ahora en Juan 15
utiliza la palabra “permanecer” cierta cantidad de veces y
esto es un imperativo, no es una opción. Me gustaría darte
un simple bosquejo que a mí me ha servido a lo largo de mi
vida cristiana (¡tranquilo, no te voy a predicar!).

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Lector.—Bernardo, tomo nota. Bueno, no, ya está escrito


acá. Compartímelo.

Bernardo.—Te comparto que no me gusta cuando, de un


pasaje, de unos versículos, se escriben libros, libros y libros
enteros. Me parece que necesitamos volver nuevamente a
la sencillez. Si tuviese que reducir este extraordinario capí-
tulo, te diría que:

1. Vos y yo somos las ramas.


2. Él es la vid.
3. La tarea, mi tarea como rama, es estar unido al tronco y
recibir la savia.
4. Eso producirá fruto en mí.

Esto último creo que es lo más importante. La palabra “fru-


to” que aparece en este texto siempre está en presente, es
decir, que damos fruto a cada instante. Él es la Vid verda-
dera. Es decir, que Cristo va a producir su naturaleza en
nosotros. ¿Cuál es la tarea de la rama? ¿Esforzarse? No. ¿Tra-
bajar? No. Simplemente permanecer unido para recibir la
vida de Cristo. Esa es nuestra única tarea: estar unidos a Él.
Ahora, es la rama la que produce el fruto, pero ese fruto se
produjo gracias a la savia que la rama recibió. La gente te
va a ver y va a ver fruto (de carácter, de resultados, etc.). Lo
va a ver en vos. No obstante, vos sabés que esa producción
fue sencillamente por la vida de Cristo, por la savia. Solo
permanecer en Él. ¿Y qué es permanecer en Él? Estar unido

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

a Él las 24 horas. La vid produce fruto. En este caso, uva,


conforme a la naturaleza de la vid. Nosotros produciremos
a Cristo. Cristo es el fruto y dice que todo lo que pidamos
en su nombre Él lo hará. Mi tarea es estar disfrutando de
Él las 24 horas. No te preocupes por el fruto. Es interesante
que la palabra “fruto” aparece muchísimas veces aquí pero
no está en imperativo sino en tiempo presente. ¿Qué signi-
fica eso? Que eso será el resultado natural. La rama no debe
esforzarse, ni hacer una gran peregrinación, ni hacer una
gran carrera en la universidad, para producir fruto. Senci-
llamente disfruta de la unión.

Lector.—¡Wow, Bernardo! Es sencillo y, a la vez, nos olvida-


mos. Pensamos que nosotros, como ramas, debemos hacer
una gran cantidad de acciones para que Dios nos recom-
pense.

Bernardo.—Exactamente, nos cuesta vivir en la gracia.


Recordá cuando recibiste al Señor. Lo hicimos por gracia;
Él nos perdonó nuestros pecados por gracia, pero, una vez
salvos, ahora creemos que tenemos que esforzarnos para
recibir las bendiciones, cuando lo único que tenemos que
hacer es seguir en esa gracia. Él produce el fruto a través
de nosotros. Por eso, decirle al Señor: “Yo no puedo, pero
vos sí podés” es una invocación muy poderosa que produce
mucho fruto. Jesús dijo: “Separados de mí, nada podéis ha-
cer”. Sí, podemos hacer obras, pero para Dios siempre serán
nada, si no las produce Él.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Lector.—Cristo maravilloso, te adoramos.

Bernardo.—¡Sí, Señor! Tu Vida en nuestra vida nos llena; no


hay bien para nosotros fuera de ti. ¡Aleluya!

Recuerdo la anécdota de Blaise Pascal, el famoso filósofo y


matemático francés. Un día fue a su padre y le dijo:
—¡Papi, un milagro que me ha pasado hoy!
—Sí, hijo mío, ¿qué fue?
—Es que hice un viaje de 15 kilómetros a caballo. En un
momento, mi caballo galopaba fogosamente, tropezó, cayó
y yo no me lastimé.
—Es verdad, hijo mío, ese fue un gran milagro —respondió
su padre—. Pero sucedió conmigo un milagro mayor.
—¿Qué fue papá?
—También hice un largo viaje a caballo. Mi caballo galopó a
toda velocidad y no tropezó ni una vez.
Los milagros son intervenciones amorosas de Dios en nues-
tras vidas, sanándonos, liberándonos o protegiéndonos.
No es solo lo que vemos que demuestra lo mucho que el
Señor nos ama sino mucho de lo que no vemos.

Lector.—Me queda una pregunta más, Bernardo, y es sobre


el último punto. Me sucede, a menudo, que me vienen mu-
chos pensamientos cuando me siento en silencio para estar
con Él, me distraigo. A veces las preocupaciones me ganan,
siento que tengo que sacar mi lista de deseos y mi lista de
pedidos para hablar con Él. ¿Algún consejo?

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Sí, vamos por partes. ¿Qué tenemos que hacer


para sentarnos y disfrutar de Él? Siempre nosotros debe-
mos tener en claro que nos vamos a encontrar con un TÚ.
Es decir, con ÉL, con otra persona. No estamos haciendo
una catarsis ni un ejercicio de relajación, y mucho menos
de auto-hipnosis. Lo que estamos haciendo es disfrutando
en una unión profunda y mística la presencia del Señor.
Cuando te sientes y le digas: “Señor, aquí estoy”, pueden ve-
nir pensamientos de ansiedad, de miedo, de preocupación.
¿Qué podés hacer?
Ignorarlos, observarlos, como aparecen en tu mente, y sola-
mente esperar que, así como vinieron, se vayan. Casi sería
como mirar un cuadro, para descubrir que, cuando ignorás
esos pensamientos o los observás sin luchar contra ellos,
ellos se deshacen, se van así como vinieron.

Lector.—He recibido en mi espíritu todas estas palabras de


sabiduría. ¡Gracias, Bernardo!

Bernardo.—Sé que ha habido un aumento de luz, de reve-


lación. Te pido que, a lo largo de este día, practiques estos
tres ejercicios durante las 24 horas. Los hiciste al comienzo,
mientras te los fui explicando, ambos recibimos conoci-
mientos de vida en las preguntas tan buenas que has hecho.
Ahora a practicar a lo largo de este día, nos vemos mañana.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Lector.—Gracias, Bernardo, así lo haré. Ya comienzo a in-


vocarlo, a compartir todo con Él, a decirle: “Aquí estoy” y a
disfrutar de Su presencia en silencio. ¡Nos vemos mañana!

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DÍA #3
EJERCICIO:
“ORAR LAS 24 Horas”
(MÁS EJERCICIOS)

Bernardo.—¡Hola! ¡Qué lindo volver a vernos! En este día


continuaremos con dos maneras nuevas de orar las 24 ho-
ras, tal como estamos compartiendo y guiándote a ser muy
prácticos. Así que, aquí van los ejercicios…

a. Compartiendo con el Señor y pidiéndole los anhelos y


deseos de nuestro corazón
Te propongo que en los próximos minutos le puedas pedir
al Señor todos los deseos que hay en tu corazón; que al ha-
cerlo le pidas de manera específica, grande y sincera. ¿Lo
hacemos?

¡Te escucho!
.....................................................................................................................
....................................................................................................................

No pases a la próxima página sin haber hecho el ejercicio.

53
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

b. Pidiéndole al Señor que Él ponga en nuestro corazón


por quiénes debemos orar y por qué motivos
Esta es la segunda manera de orar las 24 horas. Te pido que
no pienses ni analices absolutamente nada, sino que senci-
llamente le digas:

“Señor, abro mi espíritu, poné ahora en mí por quiénes


debo orar” (y comenzá a orar por todos y todo aquello que
venga de manera natural y espontánea a tu boca).

¿Lo hacemos?
¡Adelante!

Ahora, vamos a orar por nosotros mismos. Te comparto al-


gunas invocaciones poderosas. Declaralas en voz alta, no
como una repetición o algo mecánico, sino de corazón, sol-
tando tu amor hacia Él (conforme el Espíritu te guíe, las vas
diciendo, ya sea una o varias de ellas juntas).

-Señor, te anhelo y busco cada vez más.


-Señor, yo no puedo; Vos, sí.
-Señor, tengo hambre de ti, estoy vacío.
-Señor, te pido… ¿Qué te parece?
-Señor, acá estoy.
-Señor, haré todo lo que me digas.

No pases a la próxima página sin haber hecho la experien-


cia.

54
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Muy bien, lo has hecho excelentemente. Re-


cordá que estos ejercicios son medios, no son un fin en sí
mismos; siempre nuestro foco es Él. Mi fin no es orar. Orar
es un recurso que tenemos para alcanzar este fin y el fin es
la comunión con Dios.
Tengo mucho para compartirte al respecto pero escucho
tus preguntas…

Lector.—¡Gracias, Bernardo! La pregunta que me surge es


la siguiente: yo le he pedido al Señor muchas cosas y recor-
dé que en algunas Él me dijo: “Sí”; en otras, me dijo: “No”; y
en otras, me dijo: “Esperá”. ¿Me podés ampliar qué significa
esto; si es correcto y cómo puedo evitar caer en vivir sola-
mente para pedirle a Él?
¿Cómo sé si lo que pido es Su voluntad o no? Bueno, me
surgen muchas preguntas juntas. No sé si me explico con
claridad…

Bernardo.—Por supuesto que sí y voy a darte la idea central


que va a dinamitar... ¡no!... que va a resolver esas inquietu-
des y muchas más que yo también tuve en algún momento
de mi vida. Acá va, te pido que me escuches con atención y
leas muy despacio lo que ahora te voy a compartir:

Todos mis deseos y lo que anhela mi alma vamos a llamarlo


“subjetividad”. Lo que yo quiero es “mi subjetividad psico-
lógica”.

55
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¿Qué es la oración?
Cuando oramos, está “yo” y “Tú” (Dios).

¿Cómo soy yo?


Soy subjetivo. Es decir que tengo mis opiniones, mis de-
seos, mis necesidades, mi manera de ver las cosas, etc. En
resumen: mis verdades.

¿Cómo es Dios?
Él es objetivo. Él no tiene verdades sino que Él ES la Verdad
perfecta.

Así entonces, cuando oro, yo le pido cosas a Dios desde mis


necesidades y mis deseos. Es decir, desde mi subjetividad.
La oración es entregarle mi subjetividad a Él, a Su presencia,
a Su objetividad. Dios las toma, las ve y las analiza porque
todo lo que Él da es conforme a Su verdad buena, agradable
y perfecta.
¿Me explico?

Lector.—Perfecto, Bernardo. Él es la objetividad, es decir, la


verdad clara y absoluta. Entonces, cuando yo oro, entrego
mi subjetividad (mis pedidos) a su objetividad, a Él que es
la verdad.

56
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Yo Tú
Subjetividad a Objetividad
Mi voluntad/mis pedidos a Su voluntad/Su respuesta.

Bernardo.—¡Wow, sí, muy bien! Sigamos entonces…


Esto es muy importante tenerlo en claro. Todos tenemos
deseos. Nosotros no desarrollamos la filosofía oriental o
la griega que dicen que debemos deshacernos de todos los
deseos y no desear nada. Eso lo decían los estoicos quienes
sostenían que no había que desear nada y desapegarse de
todo para no sufrir. Sin embargo, eso es inhumano. Si yo
amo a alguien, si lo deseo, y ese alguien muere, siento do-
lor. Apegarnos a las cosas es parte de la vida humana. No
es malo tener deseos; esa es nuestra subjetividad. Es decir
que los creyentes no anulamos todos nuestros deseos y nos
volvemos apáticos e indiferentes, sin ganas ni anhelos de
prosperar, avanzar y demás. Todo lo contrario, tenemos
muchos deseos y anhelos subjetivos en nosotros. ¿Está cla-
ro ese concepto?

Lector.—Perfecto, Bernardo. A ver si te entendí bien: está


bien tener deseos. Dios me hizo para desear. Por eso, yo
deseo prosperar en mi trabajo, que mis hijos estén sanos,
avanzar, etc. Y estos deseos son subjetivos porque son míos.
Al orar, lo que hago es presentarlos delante de Él, que es la
verdad o la objetividad.

57
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Perfecto, seguimos…
Entonces cuando yo presento mis deseos, debo hacerlo sol-
tándolos. ¿Qué quiero decir con esto? Cada pedido que le
hagas a Él, sea cual sea, hacelo como si enviaras un mail.
Una vez que lo escribiste y lo enviaste, lo soltaste, te olvidás.
Lo dejás en sus manos y no quedás atado a ese pedido. Si es-
tás permanentemente preocupado, reiterando, volviendo
una y otra vez, es que no lo soltaste. Tu subjetividad te ha
aprisionado. Eso es falta de fe que es cuando la petición de
mi corazón me gobierna. Entonces yo le hago un pedido, lo
suelto y me olvido, lo entrego y sé que Él me ha escuchado.

Lector.—¿Qué papel juegan mis emociones en la oración?

Bernardo.—Cuando ores, soltá tus pedidos sin esperar que


tu emoción sea la que mueva a Dios. Muchas veces oramos
o pedimos con una alta dosis de emoción. ¿Leíste los Sal-
mos? David oraba y, por ejemplo, estaba enojado en su sub-
jetividad. Sus pedidos estaban inundados, muchas veces,
por pasión. Nunca esperes que Dios se involucre en tu emo-
ción. Tu tarea es soltar tu pedido con toda la pasión para que
Él lo tome y, al soltarlo, que Él pueda entrar así en Su pasión
(la de Dios), en Su verdad, en Su objetividad. Hay muchas
personas que oran, lloran y se victimizan pensando que,
cuanto más griten y lloren, cuanta más pasión los domine,
Dios va a entrar en su subjetividad. Pero la oración es justa-
mente lo contrario, trascender mi subjetividad, soltar mis

58
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

pasiones para que viajen a Él, a Su presencia. Y entonces, al


haber sido mi yo liberado, pueda entrar en Su objetividad.

Lector.—Qué buenas estas dos perlas que acabás de com-


partir, Bernardo. A mí me ha pasado tantas veces que pedía
y repetía pensando que, si le pedía y le insistía constante-
mente, Dios me iba a escuchar. Sin darme cuenta de que
estaba atado a mi pedido, a mi subjetividad, y, por otro lado,
estaba tratando de introducir a Dios en mi mundo emocio-
nal, en lugar de soltarlo para poder entrar en el corazón del
Padre.

Bernardo.—Exacto, esto es lo que te quise transmitir. Avan-


cemos…
Entonces yo tomo mis pedidos y se los entrego a Él. Y ahora,
al haberlos soltado, como una carta o como un mail, puedo
entrar en Su reposo, en Su paz. Dios es paz eterna. Así yo
he trascendido mi oración, he soltado de mis manos mis
pedidos, y ahora Dios los va a tomar y los va a purificar, los
va a resucitar, los va a transformar. Es decir, que a ese pedi-
do mío, Él lo limpiará para que sea a la forma de Su deseo
(el deseo de Dios). Orar no es ver a Dios como Papá Noel
que va a cumplir mi lista de deseos, sino que es un acto de
sumisión donde yo le digo: “Señor, pasa de mí esta copa (mi
subjetividad), pero que sea Tu voluntad (Su objetividad)”. Y
como Dios es bueno, Él me dará Su objetividad en mi vida.
De modo que mi objetivo primario no es alcanzar mi lista
de pedidos, sino salir de mí para estar en Él, someter mis

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

deseos a Su deseo, mi vida a Su vida. Él quiere perfeccionar-


me, hacerme a su imagen, ¡que piense, vea y sienta como Él!
Ese es el objetivo final de Él: transformarnos y que lo conoz-
camos más a Él. Para eso, Dios utiliza la oración.

Eso no implica la oración falsa que algunas personas hacen:


“Señor, hágase tu voluntad” sin expresar ningún deseo.
Sino más bien: “Señor, me gustaría tener este auto, o deseo
tener esta casa; este es el anhelo de mi corazón y lo dejo en
tus manos sabiendo que vos sos bueno y vas a purificarlo
para transformar este anhelo en algo mucho mejor y más
abundante de lo que te pido. Estoy expectante y sé que re-
cibiré de vos lo mejor y que cumplirás las peticiones de mi
corazón conforme al tuyo”.

Lector.—Bernardo, entonces, Dios purifica mis deseos ajus-


tándolos a sus deseos y poniendo sus deseos en mi corazón,
¿es correcto?

Bernardo.—Correcto. El cumplirá Su propósito en noso-


tros. Eso es orar de acuerdo a Su objetividad. Es decir, Su vo-
luntad. El Señor, al ver mi sumisión y que suelto mis deseos,
los transforma, los resucita, los purifica. Entonces ahora Su
deseo está en mí. Esto hace que muchas veces pidamos al-
gunas cosas en nuestro corazón insistentemente.

George Müller es un ejemplo de ello. Él decía que oraba y,


hasta no ver la respuesta, no se detenía. Él insistía porque

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

ya el deseo que pedía era el deseo de Dios. Hay una fuerza,


una perseverancia y una espera de fe en ese deseo que ya es
el deseo de Dios, cuando le muestro que ya no estoy atado
a mi deseo. Es entonces cuando Dios puede atarme a Su de-
seo y producir el querer y el hacer por Su voluntad.

Aquí te doy una revelación muy importante: siempre que


entrego mis peticiones, tengo que decirle: “Señor, ¿qué te
parece?”. Con esto le demuestro que no estoy atado a mi
subjetividad sino que la he trascendido; que no me he que-
dado con mi lista de pedidos sino que voy por Su corazón,
para descubrir ahora que Él me da mucho más abundante-
mente de lo que le he pedido y espero en Él. ¡Gloria al Señor!
Ahora me encuentro pidiendo lo que Él pide y estoy orando
en la oración. Es interesante el pasaje de Santiago que dice
que Elías “oraba fervientemente”. Literalmente en el griego
es: “oraba en su oración”. ¿En qué oración? En la de Dios. Él
ponía su oración en Su oración. ¡Qué extraordinario!

Lector.—Recuerdo el pasaje que dice que si Dios nos entre-


gó a Cristo, ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas?

Bernardo.—¡Exacto! ¿Recordás cuando Isaac le preguntó a


Abraham: “Padre, ¿dónde está el cordero?”? Y miles de años
después, Juan el Bautista le respondió: “He aquí el Corde-
ro de Dios que quita el pecado del mundo”. Dios siempre
toma en cuenta tus preguntas. Moisés le pidió a Dios entrar
en la tierra y, miles de años después, Dios le concedió no

61
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

solo pisar la Tierra Prometida sino, además, ver a su Señor


con toda su gloria en el monte de la transfiguración. Dios
siempre toma en cuenta nuestras oraciones y nos enseña
a no entrar en ansiedad, ni por el tiempo ni por el lugar.
¡Te amamos, Señor!

Lector.—Así es. Descanso en que Dios desea lo mejor para


mí pero, a la vez, tengo la libertad de pedir, de desear, sa-
biendo que mi objetivo siempre es Él.

Bernardo.—A medida de que empieces a practicar la invo-


cación, a compartir todo con el Señor, a disfrutar de Él en
silencio y a darle la lista de tus pecados, de tus pedidos, irás
descubriendo un aumento de Cristo en tu vida. Y ahora tus
deseos irán tomando prioridades para descubrir que tu de-
seo mayor ya no son tus necesidades sino estar con Él, verlo
a Él. A esto algunos teólogos lo llamaban la “contempla-
ción”. Es decir, que ya no me importo yo sino que solo deseo
verlo a Él. Esto le sucedió a David quien decía: “Una cosa le
pido al Señor: contemplar su hermosura”. David tenía como
anhelo principal contemplarlo a Él. Su único deseo, que ab-
sorbía todos lo demás, era el deseo de Él. Jesús lo expresó
con otras palabras: “Si buscamos su Reino y su justicia, to-
das las demás cosas vendrán por añadidura”.

Lector.—Bernardo, me viene a la mente una canción que


dice: “Fuera de Ti, nada deseo”. La cantamos muchas veces
en la iglesia y está escrita en La Palabra.

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Correcto, has entrado en las aguas profun-


das… seguimos deseando cosas pero el anhelo por Él es
cada vez mayor. El ejemplo para ilustrar esto es cuando va-
mos al cine y solamente miramos la pantalla. Se apagan las
luces, nos olvidamos de nosotros mismos y toda nuestra
atención está en lo que sucede en la pantalla. Eso es la ver-
dadera oración: nos olvidamos de nosotros, de los demás,
de lo que nos sucede, para concentrarnos y disfrutarlo solo
a Él.

En una ocasión, luego de predicar, mucha gente se me acer-


có y me comentó: “Qué lindo mensaje, qué bueno, me gustó,
me bendijo”; y el Señor inmediatamente habló a mi espíritu
y me dijo: “Cuando la gente diga: ‘Qué grande es Cristo, qué
glorioso Señor tenemos’, habrás entrado en la dimensión
de la profundidad”. Esta palabra me ha marcado y me ha
acompañado hasta el día de hoy. Todo se trata de Él, verlo
a Él.

Imaginemos que un pianista muy famoso me dice: “Podrás


tocar como yo pero solamente si, mientras tienes tus manos
en el piano, me observas a mí”. Voy al concierto, lo observo
fijamente e inmediatamente, para sorpresa mía y de los de-
más, mis manos empiezan a moverse magistralmente en
el piano. La gente ovaciona y aplaude. Lentamente, por la
sorpresa y el aplauso recibido, quito mis ojos de mi maestro
y ahora empiezo a tocar cada vez peor. Esto es lo que nos
sucede muchas veces, producimos fruto y nos distraemos

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

de la savia pensando que hay mérito en nosotros. Cuando


nuestra tarea es mirarlo a Él.
Ahora que hemos meditado y compartido todo esto, te invi-
to a que, a lo largo de este día, practiques y nos volveremos
a ver mañana. ¡Te bendigo!

Lector.—¡Gracias!

64
DÍA #4
EJERCICIO:
“ORAR LA PALABRA”

Bernardo.—Hola, ¡qué lindo volver a reunirnos! ¿Cómo


fueron las experiencias?

Lector.—El Señor es maravilloso. He encontrado libertad,


he aprendido a disfrutarlo cada vez más a Él y a dejarme
guiar en la invocación y en los motivos por los que debo
orar por otros. He puesto mis deseos bajo Su voluntad y he
tenido un aumento de desearlo más a Él.

Bernardo.—¡Cristo es maravilloso! Cristo está aumentan-


do en tu vida y de eso se trata la vida cristiana, de vivirlo a
Él las 24 horas. Hoy vamos a ver el último ejercicio para orar
las 24 horas, el cual es muy poderoso, como lo son todos.
¿Estás listo?

Lector.—Listo.

Bernardo.—Orar La Palabra siempre. Te propongo que to-


mes un libro del Nuevo Testamento. Te animaría a que bus-
ques Filipenses y leas tres o cuatro versículos despacio. No
más de tres o cuatro, lentamente. Leélos como si estuvieses

65
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

masticando. Vas a repetir las palabras varias veces y, al ha-


cerlo, vas a disfrutar lo que allí dice. Por ejemplo:

Leo:
“Gozaos en el Señor, otra vez os digo: Gozaos”.

“Gozaos… Señor, tu presencia es mi gozo… ¡Gracias! Yo estoy


lleno de gozo ahora… Gozaos en el Señor… Señor, yo no
estoy en el mundo; estoy en el Señor… Vos sos mi Señor, ¡por
eso tengo gozo!”.

Entonces me dejo llevar y, ¿qué es lo que empieza a suceder?


Recibo un fluir de vida y paz; de pronto, pienso en el nom-
bre de una persona y digo: “Señor… Señor, estoy orando
por mis hijas, ahora… Yo declaro que este gozo está en
ellas… (y de pronto)… oh, Señor… nuestro país está triste,
hay tristeza en nuestro país… que nuestro país esté lleno
del Señor. Nos gozamos. Yo declaro gozo para Argentina”.

Vuelvo a leer:
“Gozaos en el Señor, otra vez os digo: Gozaos… Gracias por
repetirme, Señor. Vos me repetís porque me amás… Te ado-
ro y recibo vida, recibo suministro… Amén”.

Algo que a mí me ayudó mucho es no pensar más de lo que


está escrito. Si dice “vencedor”, ¡no le agregues nada! No
pienso más de lo que está escrito.

66
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Una vez que los leímos dos o tres veces despacio, repetimos
las palabras sin tratar de entender su significado ni hacien-
do un estudio bíblico. Ahora los versículos los vamos a orar,
los vamos a repetir. En realidad, deberíamos cambiar la ex-
presión “leer La Biblia” por “orar La Biblia”. Orar La Escri-
tura es una forma única de leerla. Sé cuidadoso a medida
que leés, tomando suavemente y con cuidado lo que estás
leyendo. Probalo y digerilo mientras vas leyendo.

Meditar La Palabra que oro

Meditar no es:
-Hacer un análisis mental de un versículo.
-Dejar la mente en blanco.
-Buscar obtener un mensaje para predicar.
-Sentir algo en particular.
-Estudiar el tema con un diccionario.
-Hacer una exégesis bíblica o un análisis racional. ¡Cristo no
permite que lo traten así!
-Pensar en La Palabra y sacarle el “jugo”, sino permitir que
esa Palabra inunde lo íntimo de mi ser.

Cuando uno ora, hay dos personas: “yo y Tú”; pero cuando
uno medita en Su Palabra, solo hay un “Tú”. En la oración
hay un “yo” y un “Tú” (así se empieza); pero en la medita-
ción hay solo un “Tú” y allí la palabra me inunda.
Por eso, La Palabra es poderosa porque ella es meditación;
es solo el “Tú” de Dios. La gente medita poco porque medi-

67
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

tar es la expresión máxima de la cruz, ya que no vivo yo sino


Cristo (La Palabra) vive en mí.

¿Cómo meditamos?

a. Esa Palabra me acompaña a lo largo del día y no la ana-


lizo, no la pienso; solo permito que aparezca en mi espíri-
tu y le doy mi atención. ¡Solo la miro y la repito!
La miro y la repito.
La miro y la repito.
¡Lenta y atentamente!

Puedo llevar una palabra o varias conmigo a todos lados.


Pongo mi mente en ella para “observarla” y permitir que
trabaje en mí. Cuando estoy en el trabajo, o comiendo, o
paseando, “solo la observo”. No hago ningún esfuerzo,
no espero sentir ni recibir nada, solo disfruto de mirar esa
palabra y repetirla lenta y atentamente. La Palabra puede
estar escrita o puedo llevar el pasaje en mi espíritu. Eso no
importa, lo importante es que esté en mí. Esa Palabra me
gobierna, me domina, vive en mí. ¡Porque es Cristo! Ya sea
que la entienda o no.
Es como el clavo y el imán: soy atraído a Él. Y junto con esa
Palabra, podés invocar: “Abro mi espíritu a tu luz”.

b. “Ah, Señor”
Esa Palabra, la entienda o no, tiene una carga, una luz, que
se suelta cuando surge el “Ah, Señor”. Allí fui transformado

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

porque la luz me alcanzó y “algo nuevo se soltó”. Él es el fin


de la meditación; se puede llegar a esa luz en un minuto o
en un día y ella puede soltarse en cualquier circunstancia,
cuando esté trabajando, comiendo, etc. No importa si la luz
se suelta en un minuto, a la noche o en semanas, al meditar-
la. Solo miro esa palabra y la repito, porque La Palabra es Él.

Cuando surge el “Ah, Señor”, esa es la expresión de que Él


hizo algo en vos. ¡Surge de tu espíritu! De lo más profundo.
La Palabra produjo algo en mi alma y en mi cuerpo. Y dis-
fruto de eso. Esa es la señal de que Dios me dice: “Traje un
aumento de Cristo en vos”.

c. Orar La Palabra
Cuando se suelte la luz, orá. Cuando Dios te da una palabra,
orala. Juan 15:7 cita: “Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os
será hecho”. Al orar, ¡recibirás! La Palabra produce un fruto
de oración. Aquí va el secreto para lograrlo: mirá a Cristo,
estate atento a Él en esa palabra… ¡porque La Palabra es
Él! Cristo y su Palabra son uno. Si ves una palabra, pero no
ves a Cristo, Él nunca te soltará luz. Pero si lo ves a Él con
una palabra, Él te soltará luz. A veces la gente escucha una
prédica y está atenta al predicador, a lo que se dice, ¡pero no
a Cristo!

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

d. Impartir
Cuando la luz se suelte, dirás: “Oh, Señor, gracias” y sal-
drás a impartirla a alguien que la necesite, que no conoce
al Señor.

San Juan Crisóstomo decía que hay un momento en el que


el enemigo ya no ataca más porque sabe que haga lo que
haga, perderá. ¿Cuándo es ese momento en el que no ataca
más? Cuando ve que Dios es todo para nosotros. Porque en
su soberbia, no acepta que será derrotado.

Te dejo aquí tres versículos para que los ores y los medites.

1 Pedro 5:7:
... Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros.

Salmo 121:3:
No dará tu pie al resbaladero,
ni se dormirá el que te guarda.

Isaías 40:31:
...Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; le-
vantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.

¿Practicamos?

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Preguntas

Bernardo.—¡Vamos a las preguntas!

Lector.—Bernardo, tengo que confesarte que siempre me


costó leer La Biblia de manera sistemática. La mayoría de
las veces no la entiendo y siempre leo los mismos versículos
o la abro en cualquier parte. A veces sencillamente dispon-
go mi celular para que me envíe un versículo distinto cada
día y lo leo y esta manera me resultó altamente eficaz.

Bernardo.—Vayamos por partes. Una cosa es estudiar La


Palabra y otra cosa es orar La Palabra. Cuando yo oro La Pa-
labra, la voz de Dios, el deseo de Él comienza a ser mi deseo.
Yo estoy orando Su voluntad y ya no pido; o no oro lo que a
mí me parece sino lo que es seguro que Él quiere para mí. Al
orar La Palabra, no es necesario buscar ningún diccionario
ni sentarnos a estudiarla, aunque esa sea otra manera; aquí
se trata simplemente de meditar La Palabra y dejar que el
Espíritu nos traiga luz. Orar La Palabra de manera natural y
espontánea trae un aumento extraordinario de Cristo.

Lector.—Bernardo, en mi experiencia con la comunión con


Él, ¿qué es lo que debo sentir específicamente?

Bernardo.—¡Qué pregunta importante! No debés esperar


sentir absolutamente nada. Si estás esperando cuándo in-
vocar u orar La Palabra, o tener una visión, o sentir algo, o

71
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

ver un ángel, activaste tu alma. No debés estar atado a nin-


guna señal, ni externa ni interna, ni esperar absolutamente
nada, ni estar autoobservándote. Sencillamente, al hacerlo,
disfrutemos de Él, sintamos o no sintamos nada. Lamen-
tablemente tenemos varias generaciones de personas que
creen que, cuando sienten, entonces tuvieron comunión
con Dios; y cuando no sienten nada de Él es porque tienen
algún problema. Algo así como ocurre en la intimidad de
la pareja. Pero no estamos todo el tiempo diciéndonos:
“Te amo, te amo, te amo”, ni hablándonos todo el tiempo.
Disfrutamos de estar juntos, del silencio, de la mirada, sin
esperar absolutamente ninguna señal externa ni interna.
Así disfrutamos del Señor y le decimos: “Yo solo te quiero
a vos”. Podemos tener visiones, escuchar la voz de Dios,
experimentar alguna señal externa o interna, pero no nos
atamos a eso.

Lector.—Ahora entiendo, Bernardo, trascender la emoción


y las señales. Y solamente verlo a Él y disfrutarlo a Él.

Bernardo.—Correcto. Permitime darte un ejemplo…


Tengo muchos años en el Evangelio y he conocido a muchos
profetas. Cuando viene un profeta, o alguien a quien Dios
usa con determinado don, la gente viene temprano a la re-
unión (varias horas antes) y se quedan hasta el final, aun
cuando pudiese llegar a durar tres horas. Todos reciben,
disfrutan y se van. Creen que Dios ha crecido en ellos. Sin
embargo, a la semana siguiente, ya no vienen a esa misma

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

reunión porque vinieron por el “pan y el pez”. No tuvieron


un aumento de amor por Él. No concurren la semana si-
guiente tres horas antes, porque lo que los motivaba era una
señal externa, un milagro, un don. Se han autoengañado.
Ahora vienen a la próxima reunión, si es que vienen, sin
grandes expectativas, como cuando se acercaron a escu-
char al profeta o al “don de turno”. ¡Qué triste! Es un engaño
diabólico. Debemos amarlo a Él, haya señal o no, haya pro-
feta invitado o no, predique quien predique. Buscarlo a Él,
amarlo a Él, por lo que Él es.

Lector.—Sí, me surge la siguiente afirmación con la que yo


me he criado: “hacer y hacer, servir y servir”. Y muy poco, o
nada, de cuidar mi comunión diaria.

Bernardo.—¡Es una afirmación y una pregunta! El gran


error de muchas enseñanzas es: “Vos tenés que ser un dis-
cípulo, tenés que amarlo, tenés que seguirlo, etc. Si hacés
esto, entonces podrás gozar de Él”. Este modelo comprende
gran parte de las prédicas. Pero es incorrecto y es lo que
hace que muchos se “esfuercen” para que, haciendo algo,
puedan pagarle a Dios a fin de que los bendiga. Yo mismo
estuve en ese modelo durante años. Suena muy bíblico. ¿No
dice acaso La Escritura: “esfuérzate”, “clama a mí”? ¿Qué es
lo malo de este modelo?

Supongamos que la llave principal de energía eléctrica de


la casa está apagada y yo te digo: “Encendé la luz, limpiá

73
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

la casa, arreglá todo”. ¡No sirve! La tarea primordial para


que todo lo otro sea iluminado y llevado a la victoria es en-
cender la llave central. Eso es lo único que debemos hacer:
prender el interruptor central y luego limpiar, etc., porque
ahora todo está bajo la luz. Ese es el mensaje de Juan 15 y el
más importante que Jesús enseña: “permanecer en Él”, que
es perfecto y único.

Lector.—En Juan 15 dice que daremos “fruto”, y mucho fru-


to…

Bernardo.—Permanecer en Él es la clave. En diez versícu-


los, ¡lo repite once veces! Por si se nos olvida... No hagas foco
en el fruto. Tu tarea es permanecer, es decir, tener comu-
nión diaria. Vamos a otro ejemplo…
Te subís al auto y alguien te dice: “Tomá el volante, mirá
hacia adelante, hacé los cambios, etc.”. ¡Pero el auto no está
encendido! Esa es la tarea primera y única. Luego lo que yo
haga será movido por la fuerza del auto (así como limpiaré
la casa por la luz que me alumbra). Lo primero que quiero
decirte es: ¡dejá de hacer miles de cosas y de esforzarte! Tu
tarea como rama no es dar fruto (eso sale solo), sino estar
unido al árbol para que te dé su savia y se produzca todo.
Pero vamos por partes, pensá… ¿cómo está tu unión diaria
con Él?

Lector.—Muy claro, todo se trata de tener comunión diaria


con Él.

74
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Sí, esa es la clave de vivir a Cristo. Cuenta una


anécdota que en una oportunidad a un violinista se le rom-
pió el instrumento y debió tocar con uno de mucha menor
calidad. Aun así, dio su concierto de manera magistral. Al
terminar, dijo: “Ahora descubrí que la música no está en el
instrumento sino en la mano que lo ejecuta”.
¿Hacemos un ejercicio?

Lector.—¡Sí!

Bernardo.—Tomá un lápiz e intentá que quede parado de


punta sobre la mesa. ¿Te animás?

Lector.—¡No me sale! No pude lograrlo.

Bernardo.—Ahora tomá el lápiz, sostenelo con tu dedo ín-


dice y paralo sobre la punta. ¡Se sostuvo! Pero estás pen-
sando y ¡eso es trampa! ¡No! Sencillamente tu mano pudo
lograr que el lápiz se sostenga. Su vivir es la clave de todo,
no podemos sostenernos solos.

Lector.—¡Wow! Un ejemplo sencillo y profundo. Tengo


preguntas… La vida Zoe… ¿me ampliás más conceptos al
respecto? ¡Pero quiero ir profundo!

Bernardo.—La vida Zoe es la vida de Dios. Es vivirlo a Él.


¿Cuándo nació esa vida? ¡Nunca! Es eterna; es Él mismo. No
debemos ir a Moisés, Josué, David, Pablo, Juan, etc., pues la

75
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

vida Zoe es eterna y trasciende a toda persona, todo lugar,


todo espacio y todo tiempo. Así que, si deseamos conocer
más esa “vida divina”, debemos ir a la eternidad pasada y
ver allí al Padre. La vida Zoe no pertenece a la dimensión
humana, a lo natural, a la vida bios (biología) o psique (alma);
sino que pertenece a otro ámbito, al ámbito de lo eterno, del
Espíritu, de Dios mismo.

Para ello, debemos ir a dos ámbitos. Primero, a la eternidad


para ver la relación entre el Padre y el Hijo; y luego al ámbi-
to terrenal para ver cómo era la relación entre ambos aquí
y extraer entonces una conclusión. Entraremos en temas
misteriosos y sublimes, ¿estás listo? ¿Oramos juntos antes?
¡Lo necesitamos!

“Señor eterno, permítenos comprender, con tu luz, la rela-


ción amorosa en la eternidad pasada. ¡Queremos conocerte
más! En tu Nombre, Jesús, lo pedimos. Amén”.

La Trinidad es un misterio inexplicable. Nosotros adora-


mos a un solo Dios, no a tres dioses. No somos “triteístas”
sino que adoramos al único y verdadero Dios. Hay pasajes
que enseñan esto porque el objetivo del Señor es que expe-
rimentemos a Dios como UNO en nosotros. Por otro lado,
son tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. Estos tres son un solo Dios. Pero son también tres
Personas eternas, porque los tres son uno. Aquí veremos
pasajes que se diferencian para que nuestra experiencia sea

76
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

“distinta” con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo.


Intentar explicar este misterio ha llevado a escribir muchos
libros al respecto, pero nuestro objetivo aquí es sencilla-
mente EXPERIMENTAR EL MISTERIO de la tri-unidad.

Vayamos ahora al ámbito de la Tierra para ver cómo fue la


relación entre el Padre y el Hijo aquí. Para eso, debemos ir a
Jesús quien dijo en Juan 5:30:

“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así


juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió, la del Padre”.

Y en Juan 8:28:

Les dijo, pues, Jesús: ‘Cuando hayáis levantado al Hijo del


Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago


por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así
hablo’”.

¿Cómo fue la relación entre el Padre y el Hijo aquí? Igual


que en la eternidad pasada. Es decir que:
El Padre amaba al Hijo y el Hijo, al Padre. Es una relación de
mutua entrega.
El Padre vivía en el Hijo y el Hijo, en el Padre. Es una unidad
perfecta.
El Padre contemplaba al Hijo y el Hijo, al Padre. Es un mi-
rarse sublime.

77
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Jesús solo vivió la vida del Padre. El Padre vivía en el Señor


y el Señor no hacía nada si el Padre no le decía. El Padre vi-
vía dentro de Jesús y esa experiencia de intimidad se llama
“comunión”.

Entonces llegamos a saber que, así como el Padre y el Hijo


dependían mutuamente, nosotros igualmente depende-
mos de Jesús que vive en nosotros.
El Hijo me ama y yo amo al Hijo. Es una relación de mutua
entrega.
El Hijo vive en mí y yo vivo en el Hijo. Es una unidad per-
fecta.
El Hijo me contempla y yo contemplo al Hijo. Es un mirarse
sublime.

¡Qué glorioso y misterioso es esto! Espero que ahora sí di-


gas fuerte: “Esa vida no se vive por ‘esfuerzo’ ni por ‘mérito’,
¡sino solo por gracia!”. ¿Esa vida podemos vivirla nosotros
por esfuerzo? ¡No! Debemos dejar de “hacer cosas” para
que Dios nos dé su vida. Así que vivir la vida cristiana es
sencillamente vivirlo a Él, vivir su vida en nosotros. Dijo
Matt Sorber: “Si no tienes este tiempo conmigo ahora, no
serás capaz de caminar en lo que tengo para ti en el futuro”.

¿Qué es “la vida cristiana”? ¡Es la vida de Dios!


¿Cuándo nació esa vida? Es eterna.

78
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¿A qué dimensión pertenece esa vida? A otra dimensión:


la de Dios, que es Espíritu, es invisible y es anterior a lo
físico-natural.
Si queremos entender la vida Zoe, la vida de Dios, debemos
ir a la eternidad. ¡Esa vida es el mismo Dios! Una vida sin
límites, sin anchura ni profundad, sin tiempo ni espacio,
sin arriba ni abajo, sin muerte, sin limitación, sin... me que-
dé sin palabras. La vida de Dios es eterna y existía siempre
y antes que todo. Así que Dios ahora entra en su proceso
creativo para crear “nuevas dimensiones de vida”.

Niveles de vida “arriba”


La primera vida que crea es la angelical, (ellos son espíri-
tu). En el mismo ámbito de Dios fueron creados y vestidos
de luz. Son invisibles (en ese aspecto podríamos decir que
fueron creados a “imagen de Dios” pero, ¡cuidado!, solo en
ese aspecto). El Dios increado crea seres con vida angelical.
Ellos viven por su misma vida angelical.

Bajemos a la Tierra
Ahora Dios, en su plan eterno, decide crear una nueva di-
mensión: visible, medible, bajo tiempo, espacio, forma, etc.
Si miramos Génesis 1, veremos que Dios fue creando la vida
de menos a más. De más sencillo a más complejo. De lo más
bajo a lo más sublime:
• Vegetal
• Animal
• Humana.

79
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Cada reino con su propia ley. La vida vegetal, animal y hu-


mana. Aquí Dios creó de “sencillo a complejo”, de “menos
a más”. El gran Maestro estaba preparando todo para que
luego… apareciera el “árbol de la vida” delante de la vida
humana. La vida eterna, increada y amorosa del Señor.
Pero, vamos más despacio…

Dios creó al hombre con espíritu (al igual que Él) pero tam-
bién con un cuerpo-alma. Es decir, con derecho a ambos
ámbitos. Sopló su aliento para que ahora el alma (mente)
pudiese ser un intermediario y expresar el espíritu y el
cuerpo. ¡Qué gloriosa combinación! Movernos en ambos
ámbitos. Dios los “vistió” de Su gloria (la que perdieron
al pecar). Entonces Dios les puso delante, en el árbol de la
vida, la posibilidad de recibir, por su libre albedrío, la vida
de Dios adentro. Es decir, dos vidas: la humana y la divina.
Pero, ya sabemos qué sucedió: el hombre decidió gobernar-
se solo por su propia vida y renunció a vivir en el ámbito de
Dios y bajo su gobierno. Introdujo el “árbol del conocimien-
to”, con el pecado incluido, y todo se quebró. La tragedia
humana comenzó. El hombre empezó a vivir en una sola
dimensión e incompleto, sin la vida de Dios.

Años más tarde, la vida de Dios, Dios mismo, vino a este


ámbito y se hizo visible. Jesús se hizo hombre pero sin peca-
do, con un alma normal bajo el gobierno de la vida de Dios
en su espíritu. Murió, resucitó y su cuerpo fue transforma-
do en un cuerpo espiritual. Ambos ámbitos fueron reconci-

80
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

liados. Él se hizo espíritu vivificante para poder “entrar” en


nosotros. Ahora, al recibirlo y tener comunión con Él, vol-
vimos a completarnos y podemos vivir en los dos ámbitos.
¡Ahora Él vive en mí! Y Él quiere vivir en mí porque yo no
puedo vivir esta vida como una planta y Él no puede vivir
la vida humana. Debo permitir que Él se exprese.

Cuando Dios creó a Adán, lo hizo con la vida humana: cuer-


po, alma y espíritu. El espíritu humano era para contener la
vida de otro ámbito: la vida Zoe, la vida divina. Es decir, que
el hombre iba a vivir dos vidas, dos dimensiones en dos ám-
bitos: el ámbito humano y el ámbito divino. Aunque la vida
Zoe rodeaba y vestía a Adán y Eva, cuando fueron puestos
delante del árbol de la vida, ellos tuvieron la posibilidad
extraordinaria de que la vida divina, la vida Zoe, entrase en
ellos dentro de su espíritu, y entonces poder vivir así en las
dos dimensiones.

Sabemos lo que ocurrió, el hombre decidió gobernarse y el


espíritu humano murió. La vida Zoe no entró en él y, a partir
de allí, su cuerpo se hizo carne y su alma se volvió un yo caí-
do. Ahora necesitamos entender cómo funcionaba Cristo, el
último Adán, en esta realidad…

La vida Zoe es la vida de Dios. Cuando nosotros queremos


saber quién fue el primer hombre que vivió la vida divina,
podemos pensar en Abraham, en Moisés o en Pablo. No,
la vida divina es la vida de Dios. Es Dios mismo quien ha

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

vivido su vida, quien la vive. ¿Y desde cuándo? Desde la


eternidad. ¡Esto es glorioso! Si deseamos entender la vida
Zoe, debemos ir a la eternidad pasada, para entender cómo
era la vida divina en Dios en la eternidad pasada. ¡Cuánto
misterio! El Padre estaba en el Hijo y el Hijo, en el Padre.
Esto es la vida Zoe, la vida de comunión entre el Padre y el
Hijo. Estos dos son uno. Cuando Dios Hijo decidió hacerse
hombre, la vida Zoe fue envuelta por el cuerpo y el alma. Todo
lo contrario de la creación de Adán que fue cuerpo-alma y
tuvo la posibilidad de incorporar la vida Zoe. Cristo, en
cambio, es la vida Zoe envuelta en cuerpo y alma.

Es decir, que el árbol de la vida es Cristo mismo. Él es la vida


y esa vida es la vida suprema. Por eso, Jesús dijo: “Yo soy la
vida”. Cristo no trató de vivir la vida cristiana, porque Él ya
es la Vida. Él fue envuelto de un cuerpo y un alma huma-
nos. ¿Qué era lo que guiaba a Cristo? No eran ni su mente
ni sus emociones ni su cuerpo los que lo guiaban; sino que
era la vida divina la que guiaba su mente, su voluntad y sus
emociones. Ahora debemos estudiar cómo eran la mente,
las emociones y la voluntad de Cristo. Él no fue un gran
intelectual ni desarrolló capacidades sobrehumanas; las
capacidades humanas de Cristo eran perfectas, dado que
en Él no había pecado, pero eran “normales”, las mismas
emociones que tenemos los seres humanos. Jesús fue un
humano perfecto y normal, pero sin pecado. Aquí, surge
una pregunta…

82
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Lector.—¿Por qué el cuerpo y el alma de Jesús no tenían


pecado?

Bernardo.—Para responderte estas preguntas sigo las


ideas de Gene Edwards. Los genes y el ADN de Cristo pro-
cedían de su Padre celestial y de una mujer virgen llamada
María. Sabemos que la naturaleza de los pecados se trans-
mite, de una generación a otra, a través de los genes mascu-
linos. Es por eso que Cristo nació del espíritu y de María. El
cuerpo-alma de Cristo era un alma y un cuerpo normales
y 100% humanos, pero armoniosos y sin pecado. No ha-
bía características “súper humanas” allí, sino una armonía
perfecta. Y esta armonía perfecta, que tenía posibilidad de
caer en pecado (Él fue tentado igual que nosotros), estaba
gobernada por la vida Zoe. Es decir, que lo invisible, lo espi-
ritual, era quien gobernaba lo natural. Este fue el “secreto”
del éxito de Jesús. El secreto de Jesús fue la siguiente afir-
mación: “Yo vivo por medio de mi Padre”. Jesús fue un bebé
real que crecía y jugaba como cualquier niño. El desarrollo
de su cuerpo y su mente eran exactamente el mismo que
atravesamos todos nosotros, pero la gran diferencia es que
su espíritu estaba vivo y la dimensión interna, este cono-
cimiento, crecía a la par de su alma y su cuerpo. Es decir,
que Él tenía un espíritu vivo con la presencia del Padre que
moraba en Él. Cuando hablamos de los lugares espirituales
o de ser espiritual, hablamos de esta vida. Para Él, la vida
del Padre fue una experiencia. Y este vivir interno y andar
interno con el Padre era lo que guiaba su cuerpo y su alma.

83
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

El vivir interno del Padre le hizo descubrir que Él podría


recordar el pasado, pues Él recordó que había estado con
Dios en la eternidad pasada. Pero no fueron ni su mente ni
su cuerpo los que le revelaron estas cosas, sino su espíritu.
A medida que Él crecía, este le fue revelando la eternidad
que vivió con el Padre. Esta vida que Él tenía en su espíritu
trascendía el espacio y el tiempo. De allí que, cuando se
transfiguró, Moisés y Elías lo reconocieron y Él también
los reconoció a ellos. Cristo vivía en ambos ámbitos, el na-
tural y el divino, y su espíritu podía recordar la eternidad
pasada porque no estaba sujeto a las leyes de la materia y
la dimensión. Pero, además, podía recordar la eternidad
futura. Al ser la vida eterna, delante de Él, estaban la eter-
nidad futura y la eternidad pasada. Su vida era sin límites
de tiempo, espacio y dimensión. ¡Qué misterio! Dios mismo
entre nosotros.
Tanto el presente como el pasado y el futuro explican por
qué Jesús hablaba de estas dimensiones. Por ejemplo, Él dijo
en una oportunidad: “Yo veía a Satanás caer del cielo como
un rayo”. Porque el Padre vivía en Él y Él tomó conciencia
de este hecho y, en algún momento, comenzó a oír la voz de
su Padre que le hablaba y lo guiaba.

Esta capacidad de trascender tiempo, espacio y dimensión,


nacía de su comunión con el Padre. Cada vez que nosotros
tenemos comunión con Dios, el espíritu humano se hace
uno con la vida Zoe y trascendemos las barreras de lo hu-

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

mano. No es que Jesús oía voces, Él solo oía una voz. Y no


era una voz que le hablaba sino un vivir, el vivir en intimi-
dad con el Padre en lo profundo de su espíritu. El Padre le
hablaba, el Padre estaba en Él. No era un acto profético ni
un milagro; era lo que Jesús anunció y desconcertó a todos:
“Yo y mi Padre uno somos”. Todas las obras espectaculares,
como echar demonios y profetizar, y el poder profético de
Cristo eran el resultado de vivir en el Padre. Cuando noso-
tros construimos las leyes del éxito, como desarrollar los
dones, etc., aunque esto pueda ser bueno en alguna medi-
da, estamos cerrando todo. Lo que Cristo lograba, por tener
al Padre morando en Él, por tener comunión con su Padre,
le permitía vivir la vida Zoe aquí en la Tierra.

Si revisamos, vamos a ver que el tema de la comunión mu-


chas veces es el último en la lista; y otras veces, se reduce a
congregarse, leer La Biblia y orar. No nos hemos detenido
a recobrar esta gran verdad, la verdad de la comunión con
Dios. El Señor mora en nosotros y, si nosotros cultivamos
esa intimidad de ser uno en Él y Él en nosotros, comen-
zaremos a vivir en la Tierra la dimensión de la vida Zoe.
Phineas Gates estudió este tema y comparte el ejemplo de
una anguila y una anguila eléctrica. Ambas lucen iguales,
a diferencia de que los órganos de la anguila eléctrica son
desconocidos para la anguila corriente. Otro ejemplo que
da es el del ser humano y el murciélago. Cuando un hombre
entra en la habitación, la percibe por la altura, la profundi-
dad, el color, el olor, los muebles, etc. Sin embargo, ¿cómo la

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

percibe un murciélago que es ciego? La percibe escuchando


los ecos de los sonidos que él mismo emite. Es decir, que el
murciélago percibe la habitación de manera distinta que la
del ser humano.

Jesucristo percibía este mundo de manera totalmente dis-


tinta de nuestra percepción humana. De ahí la importancia
de nacer de nuevo, de nacer de arriba, de ser guiados por
nuestro espíritu. Jesús vivía en la vida superior, en la vida
Zoe, y su cuerpo y alma expresaban esa vida. Jesús no se
movía por haber desarrollado sus emociones e intelecto,
sino por lo que sucedía en su espíritu. Él utilizaba la per-
cepción en su espíritu, la revelación. Cuando Cristo murió
y resucitó, se volvió espíritu vivificante para ahora poder
entrar en nosotros, crear un espíritu nuevo en nosotros y
unirse a nuestro espíritu para que podamos vivir la vida de
Él. ¡Qué glorioso es esto! Es como si Él nos dijese: “Así como
yo viví, ahora vos podés vivir. Recordá que, así como yo en
el Padre y el Padre en mí, yo en vos y vos en mí; así como el
Padre y yo somos uno, que ustedes sean uno en nosotros”.

¿Nos vemos mañana? Los próximos días voy a enseñarte


muchas cosas que nos llevarán a vivir a Cristo en aumento
exponencial.

Lector.—¡Estoy listo!

86
DÍA #5
EJERCICIO:
“IMPARTIR LO QUE DIOS ME DA”

Bernardo.—Hola, en este día y los próximos, voy a hablar


en primer lugar para explicar algunos puntos y luego ir al
ejercicio. ¿Listo?

Lector.—¡Atento y listo!

Bernardo.—Qué buen tiempo que pasamos experimentan-


do, de manera personal, diaria y viva, Su presencia. Te con-
fieso que soy un apasionado de la “comunión diaria” con el
Señor. Disfrutarlo y buscar cada día aumentar a Cristo en
mí y en otros es mi anhelo más profundo. Ya sabemos que
el “secreto” de la vida cristiana es “vivir a Cristo”. No son
los milagros ni hablar en lenguas ni el ayuno. Aunque to-
dos esos temas sean importantes, siguen siendo “hojas” del
árbol que es Cristo en mí para que lo pueda impartir a otros.
Muchos libros, mensajes y enseñanzas han servido, pero
nada funciona si no hay una comunión diaria, personal,
fresca y viva con Él. No es que Jesús oraba en la madrugaba
y, luego de que se “llenaba del Padre”, salía a hacer cosas,
sino que todo el día Él vivía en el Padre y el Padre en Él.

Si no imparto vida, muero lleno

87
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¡Cuánto recorrido estamos haciendo juntos! Percibo en mi


espíritu un aumento de Cristo en ambos a nivel exponen-
cial. ¿Estás de acuerdo? ¡Sumergirnos como lo estamos ha-
ciendo para nadar en las profundidades de su río es mara-
villoso!

No recuerdo si te conté, pero leí muchas biografías de hom-


bres que navegaron en aguas profundas y lo que escribie-
ron sobre vida interior (creo haber leído y disfrutado no me-
nos de 2.000 de ellas). Algunos de estos hombres de fe me
bendijeron, otros me inspiraron y otros me despertaron a
un peligro… Sí, a un peligro. ¿Cuál?
El recibir de Él, tener un aumento de Él, y ya… Así nació
el “recibo y recibo” de muchos, la vida monástica, el vivir
para el mundo interior y no DAR a otros al Cristo que creció
en nosotros. Por eso, el título de este párrafo debería ser:
“Morir de vida interior”. ¡Murió de recibir tanto!

Todo lo que no circula muere; todo lo que no fluye se estanca.


Permitime encender una luz roja en relación con este tema.
Muchos creyentes solo quieren “recibir” y “disfrutar”, pero
cuando se trata de dar… Una de las palabras más impor-
tantes del Nuevo Testamento es ministrar. Esa es la tarea de
todo cristiano. Ministrar es dar a Cristo a otros. Es trans-
mitir la vida Zoe; es impartir la vida de Cristo a otras perso-
nas. Esa es la tarea que tenemos todos los creyentes. En este
libro, estuvimos profundizando nuestra comunión con el
Señor, viviendo experiencias hermosas cada día. Sin em-

88
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

bargo, ¿cuál es el objetivo, además de ser transformados a la


imagen del Hijo? Ahora es que todo este aumento de Cristo
se lo transmitamos e impartamos a otras personas.

Como te comenté, he leído cientos y cientos de libros de


hombres de Dios cuyas vidas han tenido grandes experien-
cias en el Señor y eso es glorioso. Pero si esto no es impartido
o no sale de nosotros, nos hemos transformado solamente
en gente que disfruta de Dios, en místicos que tienen solo
vida interior pero no ministran a nadie más.
El apóstol Pablo en 1 Pedro 4:8 dice que somos “adminis-
tradores de su gracia”. El administrador era el que repartía,
cuidaba o administraba los recursos del dueño. Nuestra ta-
rea es impartir experiencias de Cristo y así transmitir vida
a los demás.

Lector.—Es decir, que mi único objetivo es… ¡impartir vida


Zoe!

Bernardo.—Sí. Yo puedo servir y no transmitir vida; puedo


predicar y no transmitir vida; puedo aconsejar y no trans-
mitir vida. Mi objetivo no es dar una buena prédica sino
transmitir vida mientras doy la prédica. Mi objetivo no es
servir; es transferir vida mientras sirvo. He estado en reu-
niones con puntualidad y excelencia, en las que todo fluía
en armonía; sin embargo, no había vida. Nosotros debemos
buscar siempre, como objetivo principal, que Cristo salga
de nosotros.

89
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Dice 1 Timoteo 4:6: “Si esto enseñas a los hermanos, serás


buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la
fe y de la buena doctrina que has seguido”.
En una oportunidad di una conferencia a mucha gente en
una provincia de Argentina y le pedí al Señor que Él se ex-
presara, que su vida Zoe fuera impartida. Al terminar, un
creyente me comentó: “Rompiste todas las reglas de la ora-
toria pero estoy impactado por la expresión de la gente en
la vida y la paz que recibieron”. ¡Claro! Esa es nuestra tarea,
ya sea “siguiendo el protocolo de un buen discurso o que-
brándolo”, nuestro objetivo principal y sublime es: “Señor,
expresate vos con Tu vida”. Porque si la conferencia es ma-
gistral, pero la vida Zoe no es expresada, hemos fracasado.
Quiero subrayar muy especialmente los siguientes concep-
tos:

a. La meta de todo lo que hago es ministrar a Cristo a otros


El Cristo que sale de mí crece a nivel exponencial cuando
yo soy de bendición a otros. Cuando era un niño, un barren-
dero italiano que apenas sabía el español pasaba a buscar,
muy seguido, a mi papá que estaba en su negocio para salir
a volantear evangelios de Juan. Yo era muy chico y recuerdo
que este señor siempre decía: “Gloria a Diu”, una y otra vez.
Creo que era lo único que sabía en ese español mezclado
con italiano. Salían y volanteaban durante horas llevando
a Cristo a los demás. He escuchado, a lo largo de mi vida, a
cientos y cientos de expositores bíblicos, grandes teóricos,
pero este hombre con su “gloria a Diu” marcó mi espíritu.

90
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

¿Qué tenía esa expresión? La vida de Cristo que salía expre-


sada en la coherencia entre su fe y sus acciones.
Podemos dar un discurso extraordinario y excelente pero
que no suceda nada. Podemos pasar adelante y orar, pero
no transmitir vida. Podemos hablar, gritar y pedirle a la
gente que repita, pero que la vida de Cristo no fluya. Po-
demos servir y no ser transformados. Porque el único que
transforma es Cristo.

b. Cuando Cristo es expresado, todo se transforma


Uno de los relatos del Nuevo Testamento nos dice que Jesús
lavó los pies de los discípulos. ¿Qué significa esto? Que a
lo largo del día, en nuestro caminar, nos ensuciamos, nos
cansamos, enfrentamos luchas, dificultades, etc. Por eso,
nuestra tarea es lavarnos los pies los unos a los otros. ¿Cómo
nos lavamos los pies? Con agua. El agua es Cristo, La Pala-
bra. Cuando yo doy una oración, un abrazo, una palabra,
con vida Zoe, lavo, refresco, el andar de mis hermanos.

La segunda imagen cuando impartimos vida Zoe es “re-


gar”. Dice 1 Corintios 3:6: “Yo planté, Apolos regó pero el
crecimiento lo da Dios”. Pablo plantó como evangelista la
vida Zoe y Apolos la regó. ¿Qué significa regar? Impartir
vida Zoe a través de la enseñanza, el conocimiento, la ora-
ción, el hablar y el hacer. Somos ministros y todo lo que
Cristo hace en nosotros debe repercutir en el aumento de Él.
Cristo y Cuerpo deben ir juntos. No hay Cristo sin Cuerpo,
ni Cuerpo sin Cristo. Todo lo que Cristo hace en mí es para

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7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

que, al impartírselo yo a otros, el Cuerpo crezca. El Salmo


23 declara: “Unges mi cabeza con aceite, mi copa está rebo-
sando”. Cuando Cristo aumenta en nosotros, nuestra copa
rebalsa. Ese rebosamiento o crecimiento es la impartición
que hacemos a otros.

c. Cuando damos impartición de Cristo, algo se le añade


al otro
¿Cómo yo sé que impartí vida a otros? Porque en mi espíri-
tu percibo vida y paz (lo compartimos en el libro “Comu-
nión Diaria”). Cuando alguien ora por mí, o escucho una
palabra, recibo una revelación que viene con vida Zoe, algo
se me añade y una marca queda en mí. Esta puede ser un
recuerdo, una impresión, un impacto que perdura, dado
que la vida fue incorporada a mi ser. Todos recordamos las
acciones de alguien, una palabra o una revelación; alguien
que oró por nosotros. Esas “marcas” que tenemos a través
de los recuerdos son la manera en la que Dios nos trae a la
memoria que vida de Él se añadió a nosotros. Nuestra tarea
es seguir ministrando.

d. Relacionarme con otros bajo la impartición de Cristo


No busques ser “simpático” con otros porque eso pertene-
ce al alma, y Cristo no interviene en todo lo que soltamos
en el alma. ¿Alguna vez deseaste “caerle bien” al otro? ¿O
“mostrarte”? Seguramente sí; a mí me sucedió y me sucede
(gracias a Él, un poco menos cada día). Mi tarea no es agra-
dar, ni impactar, ni mostrarme, ¡sino dar vida! Porque si mi

92
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

objetivo de que Cristo salga de mí se cumple, habré logrado


todo.

Un consejo más: cuando vayas a felicitar a alguien… ¡no


lo hagas! Pedile al Señor que te muestre qué “felicitar” y
cómo. Entonces saldrá vida Zoe con tu felicitación y habrá
transformación en la vida del otro. De lo contrario, cuando
“yo elijo” qué felicitar del otro, solo sale energía del alma
que no dura nada.

También, cuando tengas que corregir a alguien o dar una


indicación, ¡no lo hagas! Pedile al Señor: “Mostrame qué
corregir y cómo”, para que la vida de Cristo salga allí y la
persona sea ayudada a seguir creciendo bajo una “correc-
ción modo espíritu”. Cuando estés con otros, también de-
cile: “Señor, expresate a través de mí. Quiero dar tu vida a
otros”.

En una oportunidad a alguien que había trabajado cerca de


Hudson Taylor (el misionero que fue a la China), le pregun-
taron: “Dime, cuando hablabas con Hudson Taylor, ¿cuál
era el punto en que él se parecía más a nuestro Señor?”. En-
tonces aquel obrero dijo: “Hudson Taylor era un hombre
muy ocupado, el hombre más ocupado de la Tierra. Tenía
más de mil colaboradores en China. ¡Imagínate cuán ocu-
pado estaba! Pero he aquí algo notable, cuando él hablaba
contigo, te daba la impresión de que no tenía nada que ha-
cer y te daba toda su atención todo el tiempo. Cuando él

93
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

hablaba contigo, no miraba su reloj. Tú podías tener todo el


tiempo con él”.

Evan Roberts mantenía una alianza de oración y ayuno


con Frank Bartleman. Los hombres usados por Dios en los
avivamientos son conocidos por sus alianzas de oración
(Hech. 13:1-4). Jonathan Edwards tenía una alianza de ora-
ción con George Whitefield quien, a su vez, también man-
tenía una alianza con John Wesley. En su diario, Wesley
relata cómo el poder de Dios se manifestó al día siguiente
de la noche de Año Nuevo, cuando se reunió con “cerca de
sesenta hermanos” para la Fiesta de Amor de los Moravos,
incluyendo a George Whitefield. “Alrededor de las tres de
la mañana, cuando continuábamos en insistente oración, el
poder de Dios vino extraordinariamente sobre nosotros”.
Moody tenía alianza espiritual con A. Torrey y C. H. Spur-
geon; María Woodwoorth-Etter con F. F. Bosworth y Smith
Wigglesworth; Kathryn Kuhlman con Oral Roberts; Aimée
McPherson con Demos Shakarian. “Una candela nada pier-
de iluminando otra candela”, declara Walter B. Knight.

Lector.—¡Wow! Señor, te pido que me uses como a estos


hombres.

Bernardo.—Como te conté, en este último tiempo leí mu-


chas biografías de hombres de Dios. Ellos me motivaron
e inspiraron grandemente. Muchos de ellos recobraron
grandes verdades para que nosotros, al verlos, podamos

94
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

también recobrarlas y así Dios pueda hacer con cada uno


en su cuerpo lo que hizo con ellos (te recuerdo que esto lo
dijo A. Murray).

Ellos, sin lugar a dudas, recobraron la importancia de la


comunión diaria y profunda con el Señor. En una reunión,
recibí una “visión” mientras adorábamos, y me vi mirando
hacia un mar amplio. Podía ver muy lejos el mar con el cielo
azul y, de pronto, me pregunté: “¿Cómo puedo ver tan le-
jos?”. Entonces miré hacia abajo y me vi sobre los hombros
de un hombre. Dije: “¿Qué es esto?”. Y cuando miré con más
atención, vi que ese hombre estaba sobre los hombros de
otro… y otro… y otro. Era como una columna de hombres,
uno subido a los hombros de otro. Y esa columna era “rígida
y firme”. Entonces lo escuché decirme: “Ves lejos porque
estás subido a los hombros de otros”. No sé cuánto duró
esa visión; fue muy breve, como una foto o una película
instantánea. El impacto fue fuerte, hasta el día de hoy. Al
otro día, continué leyendo las biografías y allí pude “ver” el
siguiente principio que es otro recobro.

Subirse a los hombros de otros es hacer lo que ellos ha-


cen, imitarlos, y aumentar el recobro de esa verdad que
ellos vivieron.

Leí que Jonathan Edwards dijo: “Resolví durante toda mi


vida declarar todos mis caminos a Dios y abrir mi alma a
Él, con transparencia… todas las tentaciones, las dificul-

95
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

tades, las tristezas, los temores, las esperanzas, los deseos.


En todas y cada circunstancia”. Él oraba con regularidad y
de manera espontánea, sin importar donde estuviese, tres
veces al día: “¡Dame la Nueva Inglaterra!”.

John Wesley se inspiró en Jonathan Edwards y dijo: “De-


dicaré una hora, mañana y tarde sin excusas, a la oración.
Cada una de estas horas con seriedad, fervientemente y con
resolución”. Eso lo hizo durante cuarenta años, día tras día.
A los 85 años, recapacitando sobre su vida pasada, escribió
en su diario el 28 de Junio de 1788: “¿Cuál es la razón por la
cual yo soy como soy? Sin duda alguna es el poder de Dios
quien me capacitó para la obra a la que fui llamado, hasta
que a Él le agrade que siga adelante; y en segundo lugar, lo
debo a las oraciones de sus hijos”.

Luego vino George Whitefield que se convirtió con Wesley


y así se subió sobre “sus hombros”. Hasta el final de su vida
conservó la costumbre de leer su Biblia de rodillas y orando
sobre lo que leía.

¡George Müller no se quedó atrás! Él se inspiró en White-


field y, subido a los hombros de este, dijo: “He continuado
leyendo la biografía de Whitefield. Nuevamente Dios ha
bendecido mi alma al leer. Hoy pasé varias horas orando y
leí y oré sobre mis rodillas sobre el Salmo 63:5.

96
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Robert C. Chapman (1803-1902), un buen amigo de George


Müller al que llamaban “el apóstol del amor”, se levantaba
hacia la madrugada, a las tres y media. Pasaba unas siete
horas orando y estudiando La Biblia. Así cada uno se “subió
a los hombros” de sus antepasados ¡para ver más lejos!

En una oportunidad un grupo de adolescentes realizaron


un recorrido por la casa de Wesley y les mostraron dónde él
se arrodillaba para orar. Cuando terminó la visita, todos su-
bieron al ómnibus para darse cuenta de que faltaba uno de
ellos. Cuando lo fueron a buscar, lo encontraron de rodillas
orando en el mismo lugar donde Wesley oraba. Ese joven
decía: “Señor, hazlo otra vez”. Su nombre era Billy Graham.

¿Podemos orar juntos en voz alta? “¡Señor, hazlo otra vez!


Amén”.

No importa en cuántas manos estuvo el diamante; lo im-


portante es que ahora esté en las tuyas. Dios puso gente ex-
traordinaria en tu camino para que te sean de inspiración.

Vamos a practicar. Te propongo que, frente a cada tarea que


tengas que realizar hoy, antes declares: “Señor, quiero ex-
presar Tu vida en esta tarea. ¡Manifestate Vos!”.

En este día, salí y hablá lo que Dios ponga en tu boca, ayudá


a otros y hacé todo enfocado en dar a los demás lo que Él te
diga.

97
DÍA #6
EJERCICIO:
“ORAR QUE DIOS ME DÉ EL PAÍS”

Lector.—Escucho a muchos decir: “Está muy bien que in-


tercedamos, que oremos por nuestras familias. Pero, ¿pe-
dirle a Dios que me entregue el país?”.

Bernardo.—Bueno, hagamos un racconto. ¿Recordás que


te conté que Andrew Murray nos mostró que, cuando Dios
quería enseñar una verdad al pueblo y el Cuerpo no la veía,
Él levantaba a una persona viviendo ese recobro, esa revela-
ción? ¿Para qué? Para que todos pudiésemos hacerlo. Cuan-
do uno estudia la vida de los grandes hombres de Dios, des-
cubre que ellos le pidieron al Señor que les entregara el país.
Basados en el Salmo 2 que dice: “Pídeme y te daré por he-
rencia las naciones”, vemos que es el mismo Dios el que nos
está enseñando a pedir cosas grandes.

Lector.—¿Pero qué significa que Dios me entregue el país?

Bernardo.— Tal vez, tu primera imagen al escuchar esto


es la que tuve yo hace muchos años. Me imaginaba un es-
tadio grande, lleno de gente, y a mí predicando y haciendo
el llamado. Luego me imaginé que Dios me permitía estar
en diferentes congresos importantes hablando del Señor.

99
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Y aunque todo eso parecía noble, no se trata de que Dios


nos dé el país sino de que, donde vayamos y caminemos,
seamos sal y luz; de que, donde pisemos, nuestro único y
suficiente anhelo sea ganar gente para el Señor. Eso signifi-
ca que el país esté en nuestras manos.

Lector.—¿Me podés contar algunas historias que me inspi-


ren a orar así?

Bernardo.—¡Hay varias! Todas historias que revelan que


Dios ha usado a personas comunes para una obra fuera de
lo común…
D.L. Moody, que llevó a 500 mil almas para Cristo, era
vendedor de zapatos en Boston cuando fue llamado
para la obra; el gran ministro de sanidad, Smith Wig-
glesworth, era plomero; William Carey, conocido como
el padre de las misiones modernas, era zapatero; Wi-
lliam Seymour, usado por Dios en el gran avivamiento de
la Calle Azuza, era hijo de un esclavo y ciego de un ojo.

Hubo un crecimiento de medio millón de personas en el


Reino durante el ministerio de Charles Finney. En una sola
semana 30.000 personas profesaron su decisión como nue-
vos discípulos de Jesús a través de sus predicaciones. Unos
7 millones de miembros fueron sumados a las iglesias como
miembros activos a través del avivamiento inglés del siglo
XVIII, por medio del instrumento de Dios llamado John
Wesley. A causa de este avivamiento, 43 428 ministros fue-

100
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

ron entrenados. Y en cinco meses de avivamiento el galés


Evan Roberts también llevó a 100 mil almas al Señor.
En Estados Unidos millares de personas se convirtieron a
través de las predicaciones de Jonathan Edwards y George
Whitefield en el siglo XVIII. Hubo cultos en que 10 mil per-
sonas hicieron su decisión por Cristo. Las predicaciones de
John Hyde llevaron a más de 100 mil indios a la conversión.

Lector.—¡Wow, Señor, dame el país! ¡Quiero impartir tu luz


donde vaya!

Bernardo.—Dice Watchman Nee que hay oraciones que


deben estar bajo presión, porque la presión trae poder.
Cuando el agua hierve genera vapor. Sin embargo, esa mis-
ma agua en una caldera genera presión y puede mover un
barco. Es decir, que la presión libera poder.
A mi entender, todas nuestras oraciones deben ser hechas
con paz y en el reposo del Señor, excepto una. Sí, una. ¿Cuál?
La de pedirle cada día al Señor que Él coloque milagrosa-
mente el país en tu mano y en la mía. Esta oración debe ser
bajo la presión, el anhelo y el deseo, de que sea cumplida en
nuestra generación.
John Knox pedía: “Dame Escocia o muero”. De más está
decir que el anhelo de ser bendición a todo el país y ganar
gente para Él no es con ninguna intención de lucirse o de
mostrarse, o de creer que mi oración es más grande que la
del otro, dado que cada creyente debe hacer esta oración
delante del Señor.

101
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Knox se convirtió en un hombre apasionado por la Presen-


cia debido a la influencia de Wishart, su discipulador, quien
causó una influencia permanente en la vida de su discípulo.
Este último pasaba días en oración, muchas veces sin comer
nada. Un día pasó una noche entera en oración. Su madre
fue a su cuarto alrededor de las 11 h, pues le pareció extra-
ño el hecho de que no se levantara hasta entonces. Cuando
ella entró en la habitación, encontró a su hijo abrazado a La
Biblia y le preguntó: “Hijo, ¿qué sucedió?”. La respuesta fue:
“Madre, Dios me dio Escocia”. En dos meses ese país vivió
un avivamiento sin precedentes en la historia.

Lector.—Bernardo, ¡esta oración tiene el poder de destruir


las pequeñas visiones!

Bernardo.—¡Sí! Cuando oramos por el país, todo nos pa-


rece pequeño, superficial, secundario. Los problemas, los
comentarios del ministerio x, el hermano que me trató mal,
la dificultad financiera, todo queda pequeño cuando uno
mira tal como mira Dios a nivel territorial y nacional. La
presión es la que me mueve a mí. Y ninguna oración que no
me mueva a mí primero podrá mover al Señor. Dijo Evan
Roberts: “La oración es el secreto del poder”. Durante años
él oró así: “Bendíceme”. Y cuando Dios respondió, resultó
ser el gran avivamiento de Gales.
Te animo a que coloques un mapa de tu país en tu celular, o
en una foto en tu trabajo, y que todos los días cada vez que
lo veas hables con el Señor para que Él rompa toda limita-

102
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

ción geográfica y donde vayas seas de bendición. Hace 30


años junto con Alejandra, mi esposa, hicimos esa oración;
sin tener mucha luz y revelación, gemimos grandemente
para que el Señor nos usara para toda la Argentina. Y sin sa-
berlo ni pensarlo, Dios tenía varias jugadas magistrales que
nos permitieron entrar en los medios, recorrer ocho veces,
de punta a punta, la Nación Argentina y donde fuéramos
hablar de Él.

Cuando miramos Las Escrituras vemos cómo Nehemías


va por su país, Ester va por la liberación nacional, Daniel
bendice una nación entera, etc. En el corazón de Dios está el
que podamos discipular las naciones. El Evangelio no dice
“en” la nación, sino “a” la nación. ¿Es eso posible? ¿Cómo
podemos lograr ver esta oración cumplida? No nos debe
importar eso. Lo que nos debe importar es hacerla cada día
y dejar que Dios nos sorprenda sobre cómo, cuándo, dónde
y de qué manera. Estoy muy expectante de lo que Dios ya
está trabajando en nosotros.
¿Oramos?

“Señor clamamos en esta hora, y me pongo de acuerdo


con mi hermano lector, para que nos des nuestro país. Te
pedimos perdón por haber orado por tantas cosas peque-
ñas, por no orar conforme a tu corazón; pero, en esta hora,
declaramos que donde vayamos, en todo el territorio de
norte a sur y de este a oeste, verán tu gloria. Danos nuestro
país, en el Nombre de Jesús. Amén”.

103
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

La genealogía de los Evangelios nombra 14 generaciones,


pero en la de Mateo solo se cuentan 13 porque la 14 somos
vos y yo. Un día Charles Spurgeon fue a un lugar a dar su
conferencia y entonces, probando el sonido, gritó fuerte el
versículo de Juan 3:16. Años después le confesó una de las
personas que estaba en ese lugar vacío que, al escuchar el
impacto de Juan 3:16, rindió su vida a Cristo.
María, reina de Escocia, dijo: “Temo las oraciones de John
Knox más que a un ejército de diez mil hombres”.

Todo lo que Dios hace en nosotros es para que podamos


impartir su vida a todo el país.

¡A practicar!

104
DÍA #7
EJERCICIO:
“IMPARTIR LA VIDA ZOE A MI FAMILIA”

Bernardo.—¡Qué bueno es tener la vida de Él! ¡Qué expec-


tantes estamos de cómo Dios hará para darnos el país día
a día!
El segundo lugar donde debemos impartir todo lo que reci-
bimos en nuestra comunión diaria es nuestra familia. Esta-
blecer así una familia generacional llena de Cristo. ¿De qué
sirve si ganamos el mundo y perdemos a la familia?
Así que te compartiré algunas ideas gloriosas. ¡Preparate
porque toda tu casa será de Él!

Lector.—¿Cómo construir un hogar lleno de la vida Zoe?

Bernardo.—Después de estudiar durante muchas horas la


vida de los grandes hombres de Dios, a través de sus bio-
grafías, sus escritos, etc., llegué a la conclusión de que todos
descubrieron lo mismo y fue por la comunión con el Señor.
La vida espiritual con Él es lo más valioso de la vida cristia-
na. Sobre la base de este principio también me puse a inves-
tigar cómo era la vida en sus hogares y una de las cosas que
me impactó es ver, por ejemplo, que hombres como Spur-
geon, Taylor o Moody venían de generación en generación
de familias todas comprometidas y que servían al Señor.

105
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Otros que se convirtieron produjeron descendencia gene-


racional de hijos, nietos, bisnietos, etc., todos comprometi-
dos en el ministerio. Comparto a continuación los secretos
de la vida familiar de ellos.

Pero antes de desarrollar estos secretos de la vida Zoe, debo


también compartirte que he leído cientos de libros sobre
la crianza de los hijos, el matrimonio, el hogar cristiano,
etc. La gran mayoría de ellos repiten relativamente los mis-
mos conceptos: cómo poner límites, cómo llevarse bien en
la pareja, cuáles son los roles, etc. Sin embargo, a pesar de la
enorme cantidad de material del que disponemos, aún se-
guimos teniendo muchas familias donde hay hijos que no
quieren saber en absoluto con el Evangelio, padres aparta-
dos, etc. Estoy seguro de que estos “secretos” de la vida Zoe
que te compartiré traerán generacionalmente un aumento
de la vida divina, un disfrute de Cristo y un aumento de
Cristo como familia para que continúe la huella generacio-
nal.

Lector.—¿Qué hábitos son necesarios?


Bernardo.—Son cuatro:

1. Uno o ambos padres con una vida espiritual profunda


Cuando uno estudia la vida de grandes hombres de Dios,
observa que todos manifiestan el impacto de uno o ambos
padres que tienen una vida con el Señor hermosa y mara-
villosa. Corrie Ten Boom cuenta cómo su papá todas las

106
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

noches oraba por ella. Spurgeon, cómo su abuela leía La Bi-


blia con él. Taylor, cómo sus padres oraban por las naciones.
Este impacto de ver, no una actuación, sino profundidad
espiritual, generó un impacto en los hijos que, a su vez, se
transmitió generacionalmente. No era tanto el método de
la disciplina o de la “enseñanza”, como si fuesen maestros
de sus hijos, sino el impacto de una vida rendida al Señor.
Sabemos que en lo natural un recuerdo queda “adherido”
por la emoción; y en el espíritu queda “adherido” por la
profundidad de la vida Zoe. Muchos padres que aman al
Señor manifestaron, y manifestamos, ver a papá o a mamá,
o a ambos, orando, buscando del Señor, leyendo La Palabra.

Hudson Taylor, como dijimos, escuchaba al padre orar por


China y él resultó ser un misionero en ese país. John Paton
escuchó a los padres orar por multitudes y los vio a ellos
transformarse en la respuesta de esa oración, ganando
multitudes. Yo recuerdo que, en el kiosco de mis padres,
siempre estaba La Biblia de mi papá abierta. Estaba abierta
porque constantemente la estaban leyendo. Recuerdo
que él escribía canciones. Usaba cartones o papeles para
escribir ideas y pensamientos espirituales. No produjeron
un impacto en mí cuando los vi de pequeño, pero hoy,
mirando hacia atrás, el recuerdo está fijo en mi espíritu y me
ha inspirado y marcado para seguir adelante. También los
recuerdo regalándoles una Biblia a sus hijos, y a mi mamá
cantando alabanzas al Señor en la cocina. Hoy miro hacia
atrás y me pregunto por qué estos recuerdos están frescos en

107
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

mi espíritu. Justamente porque las conductas de comunión


basadas en lo genuino siempre traen un impacto de vida Zoe
en la descendencia. Recuerdo también cuando me enteré,
ya de grande, que mi papá vino de Grecia muy pobre, con
solo unas monedas de oro (creo que diez), de las cuales
ofrendó dos en la iglesia griega donde nos congregábamos,
aunque éramos muy humildes económicamente. Éramos
un grupo pequeño y nunca nadie lo supo, pero había sido
mi papá el que las había ofrendado. El hombre que camina
con Dios siempre llegará a su destino.

¿Oramos?
“Te pedimos, Señor, que podamos tener una vida profunda
contigo para dejar una huella, un impacto, recuerdos, en
nuestra descendencia. Amén”.

Algo interesante, que remarco de nuevo, es que no se trata


de enseñarles o de decirles: “Andá a la iglesia; leé La Biblia”,
sino del impacto producido por el vivir una vida profunda
con el Señor. Sabemos que nuestros hijos amarán lo que
amamos y odiarán lo que odiamos. De allí que la comu-
nión, la vida profunda con el Señor, sea nuestra mejor he-
rencia. Al preguntarles a compañeros de la fe qué cosas los
impactaron de sus padres o abuelos, gente comprometida
con el Señor, todos manifiestan algún recuerdo. “Mi abuela
estaba siempre gozosa y cantaba tal alabanza”. “Mi mamá
o mi papá nos decían: ‘Hijos, el Señor nos va a ayudar’”.

108
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Estas experiencias profundas y genuinas de la vida Zoe son


la manera de construir generaciones de disfrute de Cristo.

Dijo Müller: “Hubo un día en que morí. Morí completamen-


te. Morí a George Müller y sus opiniones, preferencias, gus-
tos y voluntad. Morí al mundo y a su aprobación o crítica;
morí a la aprobación o censura de, incluso, mis hermanos o
amigos. Desde entonces, he procurado solamente presen-
tarme a Dios aprobado”.

2. Construir ambientes proféticos: hablar de Cristo


En 1 Corintios 14 Pablo dice que sigamos el amor y busque-
mos los dones pero, sobre todo, que profeticemos. Profeti-
zar no es predecir. Eso es el ministerio profético. Profetizar
es hablar de Cristo de manera natural, espontánea, alegre y
viva. Cuanto más aumento de Cristo hay, más Cristo ocupa
nuestro hablar. Hablamos de Él de manera constante, no
monótona, no sermoneando, sino fluyendo en la alegría del
Cristo que vive en nosotros.

Al estudiar las biografías de los grandes hombres de Dios,


todos recuerdan el hablar de sus padres o abuelos, o el ha-
blar de uno de sus padres con otras personas acerca del Se-
ñor. El Señor ocupaba gran parte de sus diálogos. Esto es
construir lo que llamé, “un ambiente profético”. Cuando yo
hablo de Cristo teniendo una vida espiritual con Él, siem-
pre imparto la vida Zoe. Siempre transmito La Palabra con
mis palabras. Siempre que uno habla de manera genuina,

109
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Cristo crece. Los grandes hombres de Dios y sus generacio-


nes se criaron en un ambiente profético. No era solamente ir
a una reunión a escuchar a alguien hablar, sino que hablar
a Cristo era algo que fluía en sus vidas de manera natural.
Ese papá, esa mamá, ese abuelo, esa abuela les decían a sus
hijos y nietos, frente a un problema o dificultad, algo fresco
de Cristo.

Este secreto que utilizaron los grandes hombres de Dios es


comprobado en 2 Timoteo 3:15. Timoteo desde pequeño se
había criado en un ambiente donde una abuela y una mamá
dialogaban del Cristo vivo. Ellas lo alentaban a buscar del
Señor, a leer su Palabra. En ellas predominaba el hablar a
Cristo y no la queja, la amargura y demás.
Dijo L. Ravenhill: “Dios no te dará más de sí mismo, a me-
nos que tú le des más de ti”.

Te propongo detenernos aquí un minuto… ¿Cómo es tu ha-


blar? ¿Qué palabras están oyendo tus hijos? ¿Cuánta profe-
cía sale de tu boca?
Te invito a que ores por vos.

3. Conocer las biografías de los héroes de la fe


Cuenta George Müller que él cometió un error en su vida
y este fue que leía muchos libros y poco La Biblia. Luego
de muchos años de madurez, él nos aconseja lo siguiente:
“Pasa más tiempo leyendo La Palabra y algunas biogra-
fías que alimentarán tu espíritu”. Muchas personas leen

110
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

libros de todo tipo, pero leer La Palabra y las biografías es


una impartición de vida. Nosotros sabemos que Cristo y
La Palabra es una experiencia; no es una doctrina, no es
un saber, es un vivir. Las biografías tienen la transmisión
de esa Palabra en experiencia. Démosle a nuestros hijos las
biografías de Charles Spurgeon, Corrie Ten Boom, Geor-
ge Müller, Billy Graham, John Paton, etc. Una cantidad de
personas que fueron a la India, al África, a la selva, etc.,
y padecieron hambre, luchas, dificultades, enfermedades,
victorias. Ellos conocían al Señor de primera mano. Esta
es una fuente extraordinaria que debemos transmitirles a
nuestros hijos ya desde pequeños. No solo leerles La Pala-
bra, sino también regalarles las biografías de quienes serán
sus héroes el día de mañana. Hace un tiempo le pregunté a
un líder de mi iglesia, que estuvo misionando como médico
en el África, cómo fue que se animó a dejar la comodidad
del país para ir a misionar allí. Me dijo que desde chico ha-
bía leído las biografías de los grandes hombres de Dios que
eran sus héroes y que, para él, era una aventura salir a vivir
en la fe al Señor que amamos.

4. Invitar a hombres de Dios a nuestra casa


Algo que me llamó poderosamente la atención es que todos
o casi todos de los grandes hombres de fe fueron impac-
tados por otros misioneros, por gente que amaba al Señor
y estuvo en la casa de sus padres. Muchos de ellos cuen-
tan: “Yo escuchaba a mi papá o mi mamá hablar con otros
misioneros de las aventuras de la fe del Señor, del cuerpo

111
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

de Cristo. Y aunque era pequeño y no entendía mucho, ese


diálogo entró en mi espíritu y, tiempo después, generó una
fuerza para buscar más al Señor”. En nuestra casa, y en es-
pecial en los encuentros que tenemos, debemos buscar gen-
te con más de 20, 30 ó 40 años en el Señor y hablar con ellos
para que nuestros hijos puedan escuchar sus experiencias
y preguntarles, lo cual es una forma del aumento de Cristo
a nivel generacional.

En las familias cristianas siempre hay gente que viene a


casa, o nosotros vamos a comer con alguien para hablar
de temas banales o superficiales. ¿Cuánta ganancia hay?
Cuenta John Murray cómo él escuchaba a su papá hablar
con Livingstone, otro gran misionero, y cómo eso impactó
su vida. Busquemos gente de Dios, gente profunda con ex-
periencias, para escucharlos y aprender de ellos, ser nutri-
dos por ellos, y que nuestros hijos y nietos participen tam-
bién en ello.

Estos principios de vida Zoe que he extraído, luego de mu-


cha oración e investigación, estaban enmarcados en ale-
gría y diversión. Familias que habían generado el gozo del
Señor transmitiendo estos principios. Muchos de ellos tu-
vieron padres que no conocieron al Señor; sin embargo, se
transformaron en la punta de lanza para construir nuevas
generaciones. Y aunque algunos de ellos no habían vivido
estas experiencias diferentes con sus padres, sí las vivieron
con maestros de la escuela bíblica o con un pastor de otra

112
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

congregación. Alguien impartió la huella de la vida Zoe


para que ellos construyesen una nueva generación.

Oremos:
“Señor, te amamos. Gracias por aquellos que nos marca-
ron: abuelos, padres, maestros, con sus experiencias y ha-
blar profético, construyendo una vida profunda con Vos
y amando al cuerpo de Cristo. Te pedimos claridad para
no preocuparnos en dejarles a las próximas generaciones
solamente una herencia material o agradables recuerdos
afectivos, sino para que seamos capaces de transmitirles lo
más valioso que es Cristo y el vivir de Él. Amén”.

Dijo Jim Elliot: “Vive de tal manera que, cuando te mueras,


no tengas otra cosa que hacer sino morir”.

Lector.—¡Wow, quiero impartir bendiciones generaciona-


les a mi familia!

Bernardo.—Te dejo algunas promesas para respirar:

-Salmo 144:12: “Sean nuestros hijos como plantas crecidas


en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas
como las de un palacio”.

Aquí vemos a un artesano, un pintor, un escultor, constru-


yendo la vida de su descendencia; nosotros debemos escul-
pir la vida de nuestra familia con Cristo mismo.

113
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

-Salmo 127:3-5: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos;


cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del
valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaven-
turado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será aver-
gonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta”.

Aquí vemos que nuestros descendientes son flechas que


darán en el blanco, armas de guerra, gente valiente que
abrirá caminos donde no hay, para traer un aumento de
Cristo en sus generaciones.

-Salmo 102:28: “Los hijos de tus siervos habitarán seguros,


y su descendencia será establecida delante de ti”.

Sabemos que, cuando Dios salva a uno, siempre salva a la


familia: “Tú y tu casa”. Cuando uno viene al Señor, introdu-
ce a todo su hogar en Cristo. Pablo predicaba a familias en-
teras. ¿Recordás al carcelero? Detrás de él, vino toda su casa.
No debemos ver ni predicarles a individuos, sino saber que
detrás de esa persona viene salvación a toda la familia.

-Salmo 144:12: “Sean nuestros hijos como plantas crecidas


en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas
como las de un palacio”.
Este pasaje lo mencioné antes y nos enseña con símbolos:
Primero, que nuestros hijos son como plantas. La planta
está plantada en la tierra y la tierra es Cristo. Dice que noso-
tros somos plantas arraigadas y que, al recibir los nutrientes

114
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

(expresa 1 Corintios), nos volvemos piedras preciosas para


construir edificios. Aquí cambia la metáfora y la imagen
ahora no es la de Cristo como labrador, sino la de un artesa-
no que construye un edificio con nosotros.

¡Ahora sí, a practicar! Pedile al Señor que te guíe a aplicar


todo lo aprendido juntos. Impartile a tu familia y nos vemos
mañana.

115
FINAL DEL ENCUENTRO

¡Qué lindo es estar nuevamente juntos! A partir de este


día, vamos a experimentar todo lo aprendido. Hemos es-
tado practicando cómo tener más intimidad con el Señor.
Te diría que es como aprender a conducir, uno coloca las
manos sobre el volante, mira hacia adelante y está atento
a los cambios. Al principio cuesta y, a veces, incluso hasta
puede “salir mal”. Sin embargo, a medida que seguimos
perseverando y practicando, todos estos fenómenos de ma-
nejo entran en la memoria para luego ejecutarlos de manera
automática. Así sucede con las prácticas de la intimidad con
el Señor. De modo que ahora vamos a repasar los ejercicios
que aprendimos hasta aquí.

Te propongo entonces que, a lo largo de este día, permitas


que el Señor te guíe a cuál de estos seguir experimentando.
Si querés, podés tener este listado en tu celular para que
cada hora puedas mirarlo. En realidad, para que cada hora
puedas mirarlo y decirle: “Señor, guíame”. Así, practicare-
mos la guía del Señor y sucederá, con el tiempo, que vamos
a olvidar leer todos estos ejercicios porque surgirán de ma-
nera automática bajo la guía del Espíritu Santo.

117
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Día 1: Ejercicio: “Llevar todo a la cruz”

Día 2: Ejercicio: “Orar las 24 horas”


a. Invocando su Nombre
b. Compartiendo todo con Él
c. Diciéndole: “Acá estoy, Señor, solo para disfrutarte y que-
darnos en silencio”

Día 3: Ejercicio: “Orar las 24 horas”


a. Compartiendo con el Señor y pidiéndole los anhelos y
deseos de nuestro corazón
b. Pidiéndole al Señor que Él ponga en nuestro corazón por
quiénes debemos orar y por qué motivos

Día 4: Ejercicio: “Orar La Palabra”


Día 5: Ejercicio: “Impartir lo que Dios me da”
Día 6: Ejercicio: “Orar que Dios me dé el país”
Día 7: Ejercicio: “Impartir la vida Zoe a mi familia”

Muy bien. ¡Practicalos cada día! Y luego permití que todos


los ejercicios se mezclen en tu jornada: invocar, impartir a
mi familia, orar por el país, para luego orar La Palabra, etc.
Permití que Dios te guíe.
Sé que estás en aguas profundas y me alegro de haber com-
partido esta semana juntos.

Lector.—Gracias, Bernardo. Solo me resta decir: “¡Señor, Te


amo!”.

118
7 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO

Bernardo.—Llevemos a muchos a aguas profundas.


¡Amén!

¡Nos vemos pronto!

119

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