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Contaminación ambiental en el Caribe

En la región del Gran Caribe existen serios problemas de contaminación de las aguas y
un aumento constante en la cantidad de desperdicios sólidos que se disponen. La
contaminación de las aguas, incluyendo las aguas marinas, es causada principalmente
por las descargas industriales, la disposición de las aguas usadas domésticas sin tratar,
las escorrentías (urbanas y rurales), los derrames de petróleo, la sedimentación, la
presencia excesiva de nutrientes, la acumulación de sustancias tóxicas y la intrusión
salina en los acuíferos costeros. Como se sabe, la disponibilidad de agua de buena
calidad no es solamente importante para el consumo directo de la población y como
medio abiótico para diversos ecosistemas acuáticos, los cuales sustentan especies de
plantas y animales de gran importancia ecológica, sino que es además un recurso
indispensable para el desarrollo de actividades industriales, agrícolas, pecuarias,
comerciales y turístico-recreativas.

En la región solo el 25% de la población tiene acceso a servicios sanitarios, mientras que
un 52% posee letrinas, situación que varía por países y que es más crítica en Haití, Saint
Kitts, Montserrat y Granada. Como se sabe, la falta de servicio sanitario y la disposición
inadecuada de las aguas usadas presenta un gran riesgo a la salud pública. Asimismo, la
cantidad de población que carece de acceso al servicio de agua potable alcanza cifras
millonarias en la región, lo cual añade un riesgo adicional a la salud de la población.

Finalmente, las aguas marinas enfrentan un serio riesgo de contaminación no solo en el


Caribe insular, sino también en los países del continente que bordean la cuenca. Esto se
debe a la navegación comercial y turística, las cuales han sido responsables de derrames
de hidrocarburos y otros productos derivados del petróleo.

Por otro lado, el problema del aumento en la generación de desperdicios sólidos y su


disposición inadecuada es especialmente preocupante. Una porción sustancial de los
desperdicios sólidos son quemados a cielo abierto, mientras que otros son depositados en
terrenos no aptos como es el caso de humedales, cuerpos de agua y acantilados. La
disposición de los desperdicios de esta forma pone en riesgo la salud de la población
debido a la contaminación de cuerpos de agua por los lixiviados y a la proliferación de
animales y sabandijas que pudieran transmitir enfermedades y causar epidemias.

A modo de conclusión, los gobiernos de la región deberían desarrollar estrategias


integrales para enfrentar los problemas de la contaminación del agua y de los
desperdicios sólidos. Dichas estrategias tendrían que incluir, como uno de los asuntos
prioritarios, la contribución de la navegación, incluyendo los barcos cruceros, a la solución
del problema. Se calcula que un barco crucero con tres mil pasajeros genera entre 400 y
1,200 metros cúbicos de desechos líquidos por día, entre los que se incluyen el drenaje
de las máquinas de lavar ropa y platos, y el uso de duchas y lavamanos. Además,
produce 70 litros de desechos peligrosos, como los productos químicos que se utilizan
para revelar fotografías, las pinturas, los solventes, los cartuchos de impresoras, las
baterías y los líquidos de limpieza. Es imprescindible, la concertación de políticas
ambientales tanto locales como regionales que aborden el problema de la contaminación
de aguas a favor de una mejor relación con nuestro medioambiente en el presente, pero
sobre todo, para las generaciones futuras.

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