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artículo 51. El que lleve consigo, conserve para su propio uso o consuma,
cocaína, marihuana o cualquier otra droga que produzca dependencia, en
cantidad considerada como dosis de uso personal, conforme a lo dispuesto en
esta ley, incurrirá en las siguientes sanciones:
a) Por primera vez, en arresto hasta por treinta (30) días y multa en cuantía de
medio (1/2) salario mínimo mensual.
b) Por la segunda vez, en arresto de un (1) mes a un (1) año y multa en cuantía
de medio (1/2) a un (1) salario mínimo mensual, siempre que el nuevo hecho se
realice dentro de los doce (12) meses siguientes a la comisión del primero.
c) El usuario o consumidor que, de acuerdo con dictamen médico legal, se
encuentre en estado de drogadicción así haya sido sorprendido por primera vez,
será internado en establecimiento psiquiátrico o similar de carácter oficial o
privado, por el término necesario para su recuperación. En este caso no se
aplicará multa ni arresto.
Para tener clara la posición del demandante entraríamos a analizar que el tema de
la drogadicción podría ser tomada desde dos ángulos, que, dependiendo cual sea
la dirección a seguir, nacerían puntos diferentes para analizar y actividades a
realizar. Esos dos puntos de vista son, ver a los drogadictos como un tema de
seguridad o verlos desde un punto de vista de salud pública, de ahí nace la
diferenciación de criterios establecidos desde la constitución de 1991, los cuales
nos llevan a verlos como un tema de salud pública, como tal entonces debemos
mostrar un carácter mas proteccionista y garantista para esta comunidad en
particular.
Por tal razón el demandante dice que las normas acusadas violan los artículos 5,
28, 29, 34 y 49 de la Carta Política, porque los drogadictos y toxicómanos son
enfermos psicofisiológicos, estén o no bajo los efectos de un estupefaciente; "el
Estado no puede sancionar con pena o medida de seguridad el derecho
inalienable de las personas a estar psicofisiológicamente enfermas por cualquier
causa, inclusive de drogadicción o toxicomanía." Además, cabe anotar que este
tipo de personas tienden a sufrir algún tipo de discriminación desmedida, y se
debe comparar la discriminación de los adictos frente a otros enfermos incurables,
afirmando que si el Estado permite que el padecimiento de otros enfermos
incurables sea mitigado con drogas que producen adicción, al drogadicto incurable
no le puede negar el Estado el consumo de la droga que mitiga su sufrimiento, so
pretexto de que ésta produce adicción, sin violar el derecho a la igualdad.