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Jardines sin fronteras

Un blog de José Elías Bonells, solo para profesionales

Historias en verde

XI.- Historias en verde. Anatomía de un


árbol. Cómo se desarrolla

Fecha: 22 octubre, 2016Autor/a: José Elías Bonells 0 Comentarios

Lo que distingue al árbol de otras plantas es su estructura leñosa que se yergue sobre el
suelo, cada año va construyendo una estructura cada vez más alta para colgar sus hojas,
flores y frutos. Cada año el árbol nos ofrece nuevas ramas, a través de sus yemas, que a
la vez terminan formando nuevas yemas. Cada una de ellas contiene en miniatura un
nuevo brote del árbol, tanto si es de pequeñas ramas como de flores u hojas.

La yema más alejada de las raíces, la yema terminal, es la que nos ofrece su carácter
dominante, ejerciéndola a través de sus hormonas, auxinas, que distribuye a las yemas
subyacentes.

Si se elimina la yema terminal, la de crecimiento, la yema inmediata inferior es la que se


hace cargo de la fabricación de las auxinas. Nace una nueva yema terminal. Su meta final
es formar una cubierta que le proporcionará una exposición máxima a la luz. En un bosque
toda luz proviene de lo alto, las ramas laterales languidecen y mueren bajo la competencia
de los demás árboles. Pero en campo abierto, el árbol construye su copa según su esquema
característico.

Uno de los problemas que complican la formación del ramaje son las influencias externas
que obligan al árbol a crecer en unas determinadas condiciones, entre ellas la luz y el
viento son las más importantes.

La estructura leñosa es permanente, sin embargo sus órganos temporales que la cubren,
las hojas, las flores y los frutos tienen la misma función que en las demás plantas. La
misión de la hoja es captar los alimentos, los glúcidos, que una vez cubiertas sus
necesidades transportarlas al resto del árbol. Las hojas obtienen sus substancias nutritivas
tanto del aire como del suelo. Del aire mediante la fotosíntesis, gracias a la acción de la
clorofila, produciendo una reacción entre el hidrógeno (procedente del agua) y del
carbono y el oxígeno (procedentes del anhídrido carbónico del aire). El carbono es el
elemento esencial del árbol; a partir de él puede fabricar el almidón y los azúcares que
necesita. Las hojas son efectivas para evaporar agua ya que el intercambio que en ellas se
produce es superior a sus necesidades fotosintéticas e impulsa la circulación de la savia
por todo el árbol. Esta agua que libera la bombean las ramitas de las ramas y de las raíces,
y por tanto el suelo que las circunda. Al mismo tiempo, bombean las sales minerales
nutritivas en disolución procedentes del suelo.

Las hojas tienen una vida corta en árboles caducos, seis o siete meses. El color de las
hojas varía según las especies, el pigmento rojo que enmascara la clorofila les da otros
tintes, algunas veces rojo, otros amarillos o dorados. La última función de las hojas es la
más importante, convierten antes de su muerte, el almidón que posee azúcares que el árbol
almacena en otros órganos como reserva de alimentos.

Las flores son los órganos sexuales de las plantas. La clasificación y nomenclatura de las
plantas se basa fundamentalmente en la forma de sus flores. Sin embargo, existen
impedimentos para que las flores no puedan autofecundarse. El polen madura en distinta
época que el óvulo, o que el polen sea incompatible con sus óvulos o que una vez
autofecundada, caiga del árbol antes que haya podido convertirse en fruto.

A través del aire que arrastra los granos de polen y los esparce en el árbol, éste se poliniza,
así ocurre en los bosques, sin necesidad de flores vistosas que atraigan a los insectos para
que realicen esta labor de esparcimiento. La mayoría de los árboles ornamentales poseen
los dos sexos en cada flor, hay excepciones.

Las flores permiten a los horticultores combinar características de las plantas y conseguir
híbridos en especies genéticamente muy cercanas.

El fruto de un árbol es la parte femenina de la flor, el ovario con el óvulo en su interior,


fecundado adquiere su madurez. El óvulo se convierte en semilla y el ovario en pericarpio.

El fruto tiene por objeto: poner la máxima distancia posible entre él y el árbol del que se
ha desprendido. Los árboles tienen disposiciones muy ingeniosas para lograr estos efectos
y en ello colaboran los pájaros, los animales y los elementos.

Casi todos los frutos sirven de alimento a los animales.

Durante el invierno permanecen en reposo en el árbol o en el suelo y germinan cuando


las condiciones les son favorables en la primavera siguiente.

En una semilla madura se encuentran los primordios de una pequeña raíz, un brote
delgado, con uno o dos cotiledones.
El corazón del árbol esta muerto.

Toda la vida del árbol está concentrada en una banda de células no mas gruesa que una
película, que separa la corteza de la madera. Allí aparece el cambium, el único que tiene
poder para formar nueva madera. Si se destruye alrededor de un tronco el árbol muere.

El cambium fabrica simultáneamente tres tipos de nuevas células. Añade “floema” para
que la corteza aumente su perímetro. Deposita nuevas células leñosas en su cara interior
que engrosa el árbol.

Por esta fina banda formada por la corteza es por donde funciona todo el sistema
circulatorio del árbol. La savia asciende por el leño nuevo y desciende por el liber. Se
desconoce el mecanismo que utilizan para transportar la columna de agua que les nutre.

Lo que sí se conoce es que cuando hacen fríos fuertes el agua interior se hiela y el árbol
se seca, o que en el caso de los olmos y otros árboles que cuando se bloquean las células
leñosas que transportan la savia por ataques de patógenos, los árboles mueren.

Cada año el árbol desarrolla un nuevo anillo funcional leñoso. Constituyendo la columna
vertebral, la albura y el duramen. Cada anillo es un fiel registro de un año de la historia
del árbol. Cada anillo leñoso es distinto según sus condicionantes de desarrollo, con estos
anillos podemos datar los años de los árboles (Dendrocronología) que actúan como
órganos de reserva de alimento y generalmente como hojas primordiales de la nueva
planta.
Los árboles con dos o más cotiledones producen la madera en círculos concéntricos, es el
esquema clásico de los árboles. Los árboles que sólo tienen uno producen haces de
fascículos fibrosos que crecen en longitud, pero no en grosor. Un ejemplo de
“monocotiledónea” es la palmera.

La historia del desarrollo de los árboles empieza con la semilla y su germinación.

GERMINACION Y DESARROLLO.-

Todos los árboles inician su vida desde una semilla, el tamaño de la misma no guarda
relación con el futuro desarrollo del árbol. La enorme semilla del Coco de mar (Lodoicea
maldivica) de 45 cm. de largo y 30 kilos de peso, no nos ofrece una palmera de grandes
dimensiones, mientras la semilla de un eucalipto, muy pequeña, nos ofrece árboles de 40-
50 m. de altura. La mayoría de las semillas de los árboles son parecidas a las de las plantas
herbáceas, con algunas excepciones, en varias nueces.

Si la semilla cae en buen suelo y posee una temperatura y humedad correcta, germinará.
Generalmente un retoño llamado radícula emerge de la semilla y ancla la planta al suelo,
mientras un tallo empuja la semilla sobre el suelo. La cáscara de la semilla cae y dos hojas
emergen. En plantas como el castaño y el roble, los cotiledones de las semillas no
aparecen arriba pero permanecen en el suelo. Las plantas se inician emitiéndonos las
raíces, cuyas puntas están cubiertas con finos pelos para absorber los elementos
necesarios del suelo. Al mismo tiempo, los cotiledones utilizan la luz solar para tomar
dióxido de carbono del aire, convertir el carbono en azúcares y relanzar el oxígeno no
deseado a la atmósfera. Las raíces alimentan a las hojas y las hojas alimentan las raíces:
es un proceso en dos caminos.

Una vez que hayan adquirido suficientes nutrientes, un nuevo brote inicia su crecimiento
entre los cotiledones y normalmente aparecen las hojas que ya tienen parecido con las de
la planta adulta, aunque más pequeñas.

Las coníferas se comportan del mismo modo, excepto que aparecen con cotiledones y las
primeras hojas son más numerosas con parecido a las de un árbol adulto. Sin embargo,
hay algunas excepciones. Un número de coníferas como los Juniperus y los
Chamaecyparis, producen hojas como agujas (acículas) durante muchos años, pero
cuando son lo suficientemente largas, empiezan a desarrollar hojas parecidas a escamas
asentadas en las ramas. Al final de primer año de crecimiento no resta más que un sólo
brote o un pequeño grupo de los mismos, bien protegidos del invierno adquieren un color
marrón o negro. En el caso de los cipreses y eucaliptos, las yemas no son visibles. Cuando
se restablece la vegetación, en primavera, los nuevos crecimientos se alargan empujando
las yemas y produciendo muchos más crecimientos y hojas.

Al mismo tiempo, las raíces se extienden por fuera y por dentro. Cada parte del árbol
puede producir hojas, absorber nutrientes, pero son sólo los pelos situados al final de las
raíces, las que absorben los nutrientes, por ello las raíces, en busca de nutrientes, tienen
que recorrer mayor distancia que las partes aéreas del árbol. Las hojas requieren aire y
sol, las raíces sólo pueden absorber los minerales del suelo inmediatamente alrededor del
árbol, por esto tienen que buscar más y más lejos cada año. En los años sucesivos la rama
principal continúa alargándose y se convierte en tronco. También desarrolla ramas
laterales, y éstas en su alrededor, producen vástagos de la propia planta.
El árbol tiene que combinar la rigidez con la flexibilidad al anclarse en el suelo para
defenderse de los vientos y fuerzas naturales, para no romperse. Para ello, dispone de
madera evolucionada con la que combina su rigidez y su flexibilidad de tal manera que
ningún material humano ha sido capaz de imitar eficientemente.

El grueso de la madera del tronco y ramas principales crecen extremadamente fuertes para
resistir grandes fuerzas, mientras la madera más delgada de las ramitas y ramas
secundarias son flexibles, por ello pueden doblarse o inclinarse ante vientos huracanados.
Las ramas incapaces pueden romperse ante vientos fuertes, desgajarse del árbol o el árbol
entero puede ser arrancado de raíz por las ráfagas de viento.

LAS RAICES.-

Las raíces tienen dos funciones básicas: asegurar el árbol firmemente en el suelo y extraer
los nutrientes minerales presentes en el mismo.

Estos minerales tienen que disolverse en agua para que la planta los utilice, por ello son
necesarias la humedad y las bacterias en el suelo. Además de la humedad que requieren
en el suelo para disolver los minerales, también necesitan aire. Normalmente hay bastante
aire en el suelo para suplir sus necesidades, pero este desaparece si el suelo es inundado,
encharcado o compactado, y en ambos casos se hace difícil que las raíces profundas
desciendan. Cuando las raíces penetran en el suelo, van abriendo suficientes espacios para
que penetre el aire y para seguir profundizando. Así pues, árboles y otras plantas con
raíces profundas pueden mejorar la calidad del suelo aireando las partes que normalmente
les falta este ingrediente esencial.
LAS RAICES Y EL SUELO

La parte superior de un árbol obedece a unas reglas, sin embargo, no podemos decir lo
mismo de las raíces, que son más oportunistas y se dirigen hacia donde encuentran las
mejores sustancias nutritivas.

Se conocen muchas menos cosas de las raíces.

Las raíces en los árboles tienen una triple tarea. Anclar el árbol en el suelo, suministrar el
agua que necesitan y aportar los elementos nutritivos.

La primera raíz que sale de un árbol es una raíz pivotante dirigida según la acción de la
gravedad hacia el suelo. Está destinada a obtener lo más rápido posibles alimentos,
posteriormente explotan capas inferiores del suelo. La mayoría de las raíces se encuentran
en la capa superior del suelo, a unos 20-30 centímetros. Las raíces crecen hacia donde les
es más fácil. Les gusta tener el pié dentro del agua cuando acceden a capas freáticas, pero
también necesitan oxígeno, si permanecen sumergidas durante un tiempo se asfixian,
salvo algunas excepciones.

El crecimiento de las raíces es casi continuo, sólo se interrumpe durante las épocas
invernales frias.. Sólo las nuevas raíces que están en fase de desarrollo funcionan
activamente para la obtención de sustancias nutritivas.

Muchas raíces poseen como aliados los hongos y los microrrizas con los que forman
asociaciones características de cada especie de árbol. Los hongos son buenos
intermediarios. Las raíces les proporcionan azúcares, los hongos sustancias minerales
procedentes del suelo. La razón por la que los suelos alcalinos son muy perjudiciales para
la mayoría de los árboles es porque éstos matan a estos socios indispensables.

En jardines pequeños la presencia de grandes árboles dificulta el crecimiento de otras


plantas con éxito, a menos que estén bien alimentadas. En la naturaleza muchos de los
minerales son devueltos al terreno cuando caen las hojas, pero en jardines esto es
generalmente imposible y sus nutrientes perdidos. A veces las raíces se alargan más que
la corona del árbol, equilibrándose entre las raíces y el desarrollo del árbol. Si un
portainjerto de manzano enano es injertado con una especie de fruto, el árbol resultante
será más pequeño, por ello muchos árboles pueden ser plantados en áreas de poco espacio.
Estos árboles enanos pueden también producir frutos más tempranos que los que
producen su propio portainjerto o probablemente son injertados en un portainjerto más
vigoroso.

Algunas raíces tienen funciones especializadas, aparte de absorber nutrientes y agua. Un


gran número de árboles, especialmente en los trópicos, producen raíces contrafuertes en
las bases del tronco. Estos aparecen como fuera del árbol desde el tronco, pero continúan
abajo en el suelo y dan al árbol un soporte adicional para los fuertes vientos. Una
modificación de éstas son las llamadas raíces soporte, en las que la base del tronco está
rodeada por una especie de marco de finas raíces que dan al tronco un soporte adicional.
Los Pandanus son conspicuos con sus raíces soporte, que crecen bastante gruesas pero
nunca forman parte del tronco como los corrientes contrafuertes. Algunas veces, a pesar
de sus soportes los Pandanus pueden ser derribados. En estas circunstancias las raíces
soporte se desarrollan a lo largo debajo del tronco caído y penetran en el suelo. Las raíces
soporte son generalmente encontradas en árboles que crecen en condiciones de humedad
en el suelo los (Ficus).

Las raíces necesitan oxígeno- que falta en un suelo encharcado- para desarrollarse, pero
algunas plantas se las han arreglado para adaptarse y sobrevivir en situaciones
desfavorables. En los trópicos, las zonas más pantanosas están colonizadas por Mangles
(Rhizophora mangle). Estas plantas utilizan las raíces soporte para mantener su equilibrio
en el barro y las raíces aéreas que son ascendentes de las raíces enterradas, emergen a
gran distancia.

Neumatoforos-Taxodium-distichum-o-cipres-de-los-pantanos

El Ciprés calvo (Taxodium distichum) muy conocido produce raíces fuera del agua que
están llenos con una madera especial esponjosa que en ocasiones se elevan más de 3 m.
del suelo. Los botánicos con su lenguaje las denominan. Incidentalmente, el Ciprés calvo
puede producir también contrafuertes para su soporte.

En muchos árboles, las raíces se invaden de hongos. Las coníferas son particularmente
dependientes de hongos para ayudar a su crecimiento, especialmente en sus principios.
Generalmente un árbol posee un gran número de hongos desde donde escoger, también
especies particulares de hongos están asociados ciertas especies de árboles. Esta
dependencia mutua de los dos organismos es llamada simbiosis. Los hongos ayudan a
descomponer los nutrientes que el árbol absorbe y los árboles dan soporte a los hongos.

LOS TRONCOS Y LAS RAMAS. -

El tronco es la característica esencial del árbol. Tiene dos funciones fundamentales, el


soporte del árbol y la de transportar los minerales desde las raíces a las hojas y otros
minerales desde las hojas a las raíces, mientras el agua se mueve en dos direcciones. El
tronco está rodeado con una piel protectora conocida como corteza. Algunas veces, como
en el alcornoque, esta corteza es gruesa y se engruesa cada año. El Sequoiadendron
giganteum (Sequoia) también desarrolla una gruesa corteza que la protege del fuego en
los incendios forestales. En otros árboles la corteza es extremadamente fina y debe ser
renovada cada año. Una segunda capa de corteza se forma debajo de la primera, aquélla
se despega y cae. Esto puede ser contemplado en árboles como el Platanus x híbrida
(Plátano oriental) y en los abedules (Betula vars.) que, al igual que otros árboles son
cultivados por sus ornamentales cortezas.

La corteza parece inerte, pero no es así, contiene respiraderos, espacios y minerales que
son evaluados por el hombre.

Bajo la corteza existen un gran número de células tubulares conocidas como floema,
debajo de la cual hay una capa de finas células denominadas cambium. Esta es la que
produce el crecimiento de los árboles. Las células están constantemente divididas, las más
cercanas de la corteza forman unas células adicionales de floema, las que están más en el
interior forman el xilema. El xilema es la parte más dura de la madera, responsable de
conducir minerales y agua desde las raíces a las partes aéreas del árbol. Una capa nueva
de xilema se crea anualmente, su grosor depende de las estaciones y condiciones de vida
del árbol. En árboles viejos las partes del xilema, a menudo conocidas como el corazón
de la madera (médula), cesan de tener ninguna función, sólo la de sostener el árbol y de
actuar como una especie de coraza que rechaza los minerales no deseados. Por ello el
corazón de la madera (médula) tiene colores diferentes del todavía activo xilema,
conocido como albura.

Las mismas características que se encuentran en el tronco se encuentran también en las


ramas principales y, hasta cierto punto, en las pequeñas ramitas, aunque algunas veces la
capa exterior es menos leñosa y de color diferente de la madera natural. Hay algunos
árboles ornamentales como el sauce (Salix britrensis) y el acer japonés “Sensaki”, en
los que la madera del año es de color brillante, pero no dura más que una estación. Los
jardineros podan a menudo el sauce para que produzca brotes coloreados que dan un buen
aspecto ornamental en invierno, pero frecuentemente parece grotesco ya que el tronco
continúa desarrollándose sin ramas grandes ya que son podadas todos los años. La corteza
está frecuentemente separada de las otras partes del árbol. En un tiempo, la quinina–
obtenida de la corteza de la chinchona– fué el único tratamiento efectivo contra la
malaria.

La corteza del roble es el mejor recurso para la obtención de taninos. La canela proviene
de la corteza de una planta de la familia de las lauráceas (Cinnamomum camphora).

Aunque las ramas principales están compuestas de los mismos materiales que el tronco,
no están formadas fortuitamente, generalmente siguen una forma regular, que puede sin
embargo diferir de un género a otro. Muchas coníferas producen un grupo de ramas al
final del crecimiento anual. Esto es muy aparente en la Araucaria araucana, pero puede
ser detectado en muchas coníferas que desarrollan un árbol simétrico muy regular. En las
coníferas las ramas bajas se secan cuando con viejas, por lo que nos pueden ofrecer
troncos con copa, principalmente en coníferas que crecen muy juntas. Los ejemplares que
se desarrollan aislados nos ofrecen copas más densas y bien formadas.

En los árboles de hojas anchas, las ramas están organizadas más o menos en forma espiral,
con un desarrollo similar al de las hojas. Esto asegura que las hojas perciban la máxima
cantidad de luz y no se den sombra unas a otras. Esta forma es más fácilmente estudiada
en las hojas. Si cortamos un trozo de árbol con hojas y empieza con una hoja, encontramos
que cierto número de hojas fijas están formadas antes que llega la otra en la misma
posición, igual que la que empezó. Durante este intervalo, las hojas pueden haber girado
alrededor de la rama más de una vez y su disposición puede ser representada como una
fracción. Esto sólo sucede después de que algunas hojas estén contrapuestas a su posición
original, y durante el espacio ocupado por estas hojas la rama es circundada tres veces.
El patrón puede ser representado por 7/3.

Esta disposición de las ramas puede ser distorsionada con el tiempo, algunas son
destruídas y otras se secan o caen, pero la forma básica es constante, aunque no siempre,
sólo evidentemente cuando el árbol está en su madurez.
LAS HOJAS.-

El propósito de las hojas es convertir el dióxido de carbono de la atmósfera en azúcares,


acción que realiza a través de la energía solar. El método exacto no está todavía
completamente comprendido, pero conocemos que el factor operativo es la clorofila, la
materia verde que colorea las hojas. Esta sólo funciona en las horas del día y a ciertos
niveles de luminosidad que varían de planta a planta. Los árboles, por supuesto, necesitan
gran cantidad de luz, ésta es la razón de su gran desarrollo, superan otras plantas y
alcanzan la luz primero. Las hojas están dispuestas espiralmente para recibir la mayor
cantidad de luz posible y las ramas bajas no están sombreadas por las altas que configuran
la copa. Las ramas bajas, por otra parte, aparecen sin hojas ya que no existe ningún punto
para producirlas y no pueden programar esta función. Frecuentemente en plantaciones
forestales, donde el espacio es limitado, las ramas bajas no se desarrollan o son
sombreadas por los árboles más próximos. En estas circunstancias, las ramas bajas
perecen y aparecen troncos desnudos.

La clorofila realiza un muy complejo papel en la planta. A groso modo, su función es


absorber dióxido de carbono de la atmósfera, combinarlo con el agua abastecida por las
raíces y recombinar estos dos elementos para desarrollar un hidrocarbonato mientras
libera el oxígeno hacia la atmósfera. Lo mismo que todos los seres animales, las plantas
precisan el oxígeno para su supervivencia, está claro que nuestra deuda hacia las plantas
verdes es fundamental.

Las hojas aparecen con varias formas que han evolucionado a través de milenios para
resolver el problema de captación del máximo de luz. Este es el factor por el cual existen
un vasto número de diferentes formas de hojas. Este es un problema que necesita
respuesta. Que yo sepa, las anchas hojas de los árboles son básicamente ovales o una
combinación de ovalados. Las hojas del acer por ejemplo consisten en un número de
óvalos al lado de un eje central, mientras en el Sycamoro (Acer pseudoplatanus) puede
que se presenten, sin embargo, como un grupo de óvalos que están unidos formando una
gran hoja. Las hojas de los espinos majoletos (Crataegus oxyacantha) y las de los robles
están básicamente formadas por un óvalo formando varios óvalos. Pero aunque el óvalo
o en combinaciones es la forma básica de las hojas, existen excepciones.

En algunos árboles las hojas tienen un periodo de vida de siete u ocho meses, mientras en
otros las hojas persisten más de un año. Las primeras se denominan caducas y las
segundas persistentes. Sin embargo, las hojas de los árboles persistentes no duran para
siempre, algunos árboles las renuevan en los cambios de estaciones, otras persisten
durante más tiempo, pero más pronto o más tarde ellas caen y se renuevan. La razón por
la cual el árbol es caduco o persistente es principalmente climática. Lugares donde hay
mucha nieve o violentos vientos durante el invierno es probablemente donde existen
mayor número de árboles caducos, ya que el peso de la nieve en las frágiles ramas o la
fuerza de los vientos huracanados dañaría considerablemente los árboles si estuvieran
cargados de hojas.

En los trópicos las variaciones estacionales son pequeñas, pero existen largos períodos de
sequía. Porque las plantas transpiran a través de sus hojas y pierden enorme cantidad de
agua, muchos árboles en los trópicos mudan sus hojas en la época de sequía.

Los que no son responsables de tener hojas son abrigadas con cera, que produce el mismo
árbol para prever la excesiva transpiración. Las coníferas, sin embargo, son excepciones
de la regla en climas fríos, ya que sus hojas aciculares y el aplomo de las ramas pueden
despedir la nieve excesiva sin dañar el árbol. Sin embargo, una combinación de nieve y
vientos – condiciones de ventisca- pueden ocasionar grandes daños a las coníferas. En la
zona mediterránea muchas plantas, algunos robles, por ejemplo, siempre parecen retener
algunas hojas, aunque tiren la mayoría, en el Norte, las tiran todas. Además del peligro
de la nieve y el viento, existe otra razón por la que los árboles templados son
principalmente caducos. Son los días cortos y las bajas temperaturas. Si el suelo y la
atmósfera deviene fría, ni las raíces, ni las hojas funcionan.

No se mueren, pero marcan periodos de reposo hasta que existen condiciones para
mejorar. Durante el invierno, generalmente hace mucho frío para que las plantas hagan
sus funciones, las heladas y el viento desecan las hojas. Al no funcionar en este periodo
la planta es deshidratada con el frío, y el tiempo ventoso, es obvio que las plantas eliminan
las hojas en estos periodos difíciles. Aun así, algunas plantas superan estos problemas.
Los acebos (Ilex aquifolia ) pueden vivir en circunstancias frías porque sus hojas son
muy gruesas y coriáceas. Cuando uno se mueve hacia el sur del hemisferio norte, los
inviernos son menos severos y un gran número de árboles persistentes aumenta. Plantas
como los olivos (Olea europaea), los alcornoques (Quercus suber), etc… sus hojas
pueden funcionar todo el año.

Por ello es posible dar razones del por qué algunos árboles son persistentes y otros
caducos, pero no siempre es materia fácil.

Muchos rododendron persistentes proceden de montañas con severas y frecuentes


heladas y ventiscas de nieve. Durante el tiempo frío las hojas se enrrollan rizándose y se
marchitan hasta que desaparecen las nieves. Esto parece sugerir que las plantas originales
de los trópicos deben adaptarse cuando cambian de clima. La naturaleza no siempre nos
proporciona respuestas simples.

Cuando las plantas utilizan su propio reloj- que parece estar regulado por el alargamiento
de la oscuridad- anuncian que el otoño se está acercando, la planta se prepara para
desprenderse de las hojas. Esta forma una capa de células acorchadas en la base del
pedúnculo, que efectivamente acordona la hoja con su tallo desde su ramita principal.
Esta capa acorchada es conocida como capa de “abscision” y eventualmente aparece
gelatinosa en su superficie enmedio de su rama principal y al final del pedúnculo. La
superficie en contacto con la madera principal está cercada con una capa impermeable,
para que no puedan entrar infecciones en la madera cuando las hojas caen. La hoja, que
es atacada por la superficie gelatinosa, está preparada para caer durante la presencia del
viento.

Una vez se ha formado la capa de “abscision” los nutrientes no alcanzan la hoja o no se


comunican con ella. Esto ocasiona una acumulación de derroche de productos en la hoja,
que pueden manifestarse en rojos brillantes o amarillos o en tintes otoñales. En este caso,
las hojas envejecidas y las paredes celulares engrosan tan rápido que un verde brillante
debilitado aparece en el avance de la estación. Este es el proceso que determina cuándo
las hojas de las persistentes se mudan y pueden tener lugar en cualquier estación del año.
Esto significa que la valoración que asociamos con el otoño puede también ser observada
durante la primavera y el verano. Un pequeño árbol, la Stranvaesia davidiana ahora
Photinia davidiana es un claro ejemplo de ello ya que dispone hojas rojas en su fase de
crecimiento.

Photinia-davidiana- Stranvaesia davidiana

Aunque las hojas son básicamente verdes, no es poco común que en las hojas tiernas estén
protegidas por “antocianina” que las hace aparecer rojas o púrpura.

Evidentemente este color rojo sirve para proteger las hojas jóvenes, todavía sin formar,
de daños como las quemaduras del sol.
Algunas veces esta coloración aparece en árboles que generalmente no la poseen y puede
ser hasta permanente. La haya atropurpúrea (Fagus silvática purpúrea) y el ciruelo
japonés (Prunus ceracífera var. pissardii) son probablemente las más comunes, pero
otros árboles con hojas púrpuras son vistos de cuando en cuando.

Otra variación que entusiasma a los jardineros son los árboles con hojas matizadas de
amarillas a doradas. Las hojas doradas son generalmente menos eficientes ya que los
árboles crecen más lentamente que los de hojas verdes normales y el amarillo sólo está
presente durante los primeros días de la vida de las hojas, siendo reemplazado después
por el verde normal. Esta es una forma del sicamoro (Acer pseudoplatanus
“brillantissimum”) en el cual las hojas jóvenes son una mezcla de varios colores,
haciendo el árbol muy atractivo en abril y mayo. Después de ésto, las hojas aparecen con
un débil verde y con unas pocas líneas de amarillo de color malsano.

Una gran proporción de árboles con hojas púrpuras o amarillas pueden ser reproducidos
por semilla, si se autopolinizan, pero no sucede con muchas especies matizadas. En este
caso, las partes de cada hoja carecen de clorofila y nos muestran dibujos blancos y
amarillos. El acer matizado (Acer negundo variegata) es muy frecuente. También existen
chopos matizados, olmos, durillos y a menudo coníferas. Las hojas varían de formas poco
a poco, generalmente no apreciadas. Investigaciones en América han encontrado hojas en
las cimas de grandes árboles, donde más les azota el viento, que difieren de la forma y
textura de las hojas del propio individuo. Esto es evidente en el acebo (Ilex aquifolia)
donde frecuentemente las hojas superiores, no muy largas, tienen espinas que protegen
las de debajo, más anchas, para que no sean comidas por los animales.

Sin embargo, existen diferencias en las formas de las hojas en prácticamente todos los
árboles.

La forma de las hojas puede ser asociada así mismo con su madurez. La hiedra tiene hojas
que son lobuladas hasta que florece. Las hojas entonces se tornan acorazonadas, no tienen
lóbulos y los tallos producen más raíces para soportarse. El ficus repens (Ficus pumila),
una planta popular de interior, se comporta del mismo modo. Una vez la planta inicia la
producción de hojas maduras, ya puede ser inducida a continuar produciéndolas. En el
último siglo muchos jardineros estaban orgullosos de sus hiedras árbol, que producían
con esquejes de raíz, de hojas acorazonadas que dejaban desarrollar como arbustos en
libre crecimiento. Eran parecidos a árboles en su forma, pero no muy altos. Esto acontece
con los Epipremnum aureum ó Scindapsus aurea (Pothos).
Epìpremnum aureum.-Pothos

Las hojas contienen muchos productos químicos que el árbol absorbe del suelo y a través
de las hojas caídas que se han descompuesto como resultado de la acción de las bacterias.

Esto es una bendición para el suelo y para las hojas caídas es la producción natural de
humus. Humus es el nombre que toma la tierra negra formada por la pudrición de la
materia vegetal. No es sólo altamente nutricional, sino que también actúa sobre la mejora
física del suelo, haciendo su cultivo más fácil y permite a las raíces penetrar más
fácilmente en los terrenos poco cultivados. Por medio de la humificación de las hojas
caídas, el suelo bajo los árboles se mantiene fértil y no deviene estéril.

La caída de las hojas está relacionada obviamente con el cambio de estaciones en climas
templados. En estos lugares la caída de las hojas previene las pérdidas de agua a través
de la transpiración y reduce la necesidad de que las raíces absorban agua cuando el suelo
está frío o helado. La pérdida de las hojas de forma natural es el resultado de la falta de
fotosíntesis que también para las hojas es un proceso vital. Respiración y crecimiento son
también aminorados y todo el árbol entra en un periodo de inactividad esperando el
retorno de un tiempo de más calor.

El comienzo de la caída de las hojas en los árboles de hoja caduca es el resultado de las
bajas temperaturas, la disminución del periodo de luz del día. De estos factores, quizás la
disminución de la duración de la luz solar es la que más influye en la caída de las hojas.
Sevilla.-Floracion de Jacarandas en Chapina

LAS FLORES

El último propósito de las plantas es producir semillas y así mantener su continuidad. Para
ello primero tiene que producir flores donde están los órganos reproductivos naturales de
la planta: Las floraciones de los árboles están divididos en dos grupos principales,
conocidos como las angiospermas y las gimnospermas. Gimnosperma significa “semilla
desnuda” y se refiere a muchas coníferas cuyas semillas están desprotegidas excepto por
escamas de madera que eventualmente cualquiera abre como en muchas piñas, o
simplemente se hace añicos o pedazos como el (Larix decidua.) El Ginkgo biloba puede
ser la planta gimnosperma más antigua, junto con las Cyca vars. son auténticos fósiles
vivientes. Las semillas de las angiospermas están cercadas en una cáscara o alguna clase
de cápsula y se caracterizan principalmente por desarrollar dos cotiledones en el embrión.

Los árboles sobreviven largos periodos y generalmente precisan unos años antes que
inicien la producción de flores. El tipo de flor que producen frecuentemente nos da una
pista de los diferentes géneros que existen. Antecedentes fósiles sugieren que las
gimnospermas precedieron a las angiospermas y son consideradas más primitivas. Desde
entonces están muy extendidas, parece que siendo primitivas no han tenido considerable
éxito en su expansión.

Las flores de las gimnospermas masculinas y femeninas se forman separadamente,


generalmente en el mismo árbol. Las flores masculinas, en los pinos y abetos, tienen la
proyección parecida a amentos disponiendo de masas de polen, mientras que las
femeninas son pequeños conos en miniatura que nacen más lejos en las ramas. Desde
entonces las coníferas han estado lejos de los insectos y dependen del viento para su
fecundación, lo que supone transferir el polen masculino dentro de los órganos femeninos.

En las plantas de flor, una vez esto ocurre, el polen inicia su desarrollo y eventualmente
penetra en el óvulo para iniciar la formación de la semilla. Esto es una cuestión de días.
En las coníferas, sin embargo, la fecundación tiene un largo proceso- algunos pinos tardan
hasta un año- durante este tiempo el polen se dirige hacia el núcleo femenino. El mismo
proceso es aplicable a los cipreses y los juníperos, excepto los que las flores masculinas
no están formadas, parecidas a amentos, y los frutos son evidentemente menos parecidos
a un cono. En los juníperos las escamas son más flexibles que la madera.

En las angiospermas muchos árboles desarrollan amentos masculinos que son justamente
una serie de escamas, orientadas a los estambres, las que producen el polen siendo las
flores femeninas, más pequeñas y discretas, las que poseen el estilo y el estigma. Poseen
una excrecencia desde el ovario, ordenada para retener los granos de pólen. Cuando éstos
caen, una vez enviados al óvulo, fecundan y la semilla inicia su proceso. La presencia de
amentos puede indicar que el género ha sido bien desarrollado antes que los insectos
polinizadores estén disponibles o puede que hayan producido flores fuera de tiempo. Los
amentos del avellano ( Corylus avellana ) son una de las primeras flores que aparecen.
Estos producen su pólen en el tiempo que hay pocos insectos alrededor y los fuertes
vientos todavía no han aparecido.

Existen un número de árboles que dependen del viento para su polinización y distribución
de las semillas. De éstos, el abedul (Bétula spec) y los alisos (Alnus spec.) disponen de
cajas para las semillas que parecen pequeñas piñas, mientras los sauces (Salix spec.) y
los chopos (Populus spec.) tienen amentos masculinos y flores femeninas que también
tienen forma de amentos.

Una vez aparecen los insectos empiezan a coger el polen producido por las flores
primitivas y los ajustes ya han sido hechos. Uno de éstos es probablemente la creación de
flores singulares, conteniendo ambas partes masculinas y femeninas, el estilo y los
estambres. Su presencia es señalada por los insectos rodeando las partes sexuales con una
corona de hojas coloreadas conocidas como pétalos. Estos, en su turno, están protegidos
cuando se desarrollan por una corona de hojas modificadas conocida como sépalos. Esta
serie de círculos- sépalos y pétalos, estambres y estilo- representan el plan básico de la
mayoría de las flores cuando están evolucionadas. Las plantas como las anémonas y las
clematis prescinden de los pétalos y son los sépalos los que eventualmente aparecen
coloreados y relevan los estambres y el estilo, mientras en muchas orquídeas no es posible
distinguir a simple vista los sépalos de los pétalos- ambos combinados forman la flor.

Como añadidura, para proveer polen a los insectos como alimento, algunas flores
producen una substancia pegajosa y dulce, denominada néctar, que muchos insectos
colectan o succionan en el lugar. Las abejas colectan el néctar para producir miel,
mientras muchas moscas comen el néctar directamente de la planta. En algunas partes del
mundo no son sólo los insectos los que cogen el néctar. En Sur América hay pájaros que
hacen lo mismo y en Africa muchos subsisten del néctar. Los murciélagos pueden actuar
también como polinizadores en los trópicos. La planta sólo produce néctar para proteger
su polen y utiliza varias criaturas vivas atraídas por su néctar como agentes para transferir
el polen desde los estambres al estigma.

Normalmente muchas flores no pueden ser fecundadas por su propio polen y se polinizan
desde considerables distancias para prever que esto ocurra. El método usual es que los
estambres y el estigma no maduran al mismo tiempo. Normalmente los estambres
descargan su polen fuera del estigma, en la misma flor, cuando está dispuesta para
recibirlo. Un árbol, naturalmente, puede producir un gran número de flores que abren en
el periodo de una semana o más, teniendo flores en diferentes estadios de desarrollo cada
día. El polinizador puede visitar una flor cuyos estambres estén descargando polen, pero
donde el estigma no está todavía con la sustancia pegajosa que hace que los granos de
polen se adhieran. Durante estos recorridos, el insecto puede también posarse en otras
flores donde las posiciones son invertidas, el estigma es receptivo pero no existen polen.
Algunos granos de polen de las primeras flores pueden ser depositados en el estigma y el
objetivo de la flor habrá sido cumplido.

Las plantas han desarrollado mecanismos extraordinarios para asegurar su polinización.


Uno de los más espectaculares es el muérdago (Viscum álbum ). Este produce yemas con
pequeños agujeros en los cuales algunos pájaros han aprendido que tienen néctar en la
base. Cuando empujan sus picos, las flores explotan, en su explosión moja el pájaro con
polen. A pesar de estos refinamientos muchas flores están preparadas para que los
polinizadores no puedan introducirse en contacto con el polen cuando están buscando el
néctar.

Frutos de Brachychiton populneum

FRUTOS Y SEMILLAS

La ingeniosidad exhibida por los árboles para sobrevivir y crecer en sus hábitats es
extraordinaria y todo depende de la formación de las semillas que son capaces de
perpetuar las especies. En la antigüedad esto parecía haber sido respetado a largo plazo
como seguro. Las piñas del Pinus muricata pueden colgar del árbol durante 50 años y
pueden abrirse después de un incendio forestal que no daña las semillas. Más extraño
todavía es el Pinus attenuata, donde las piñas permanecen en el árbol tan largo tiempo
que son cubiertas por la corteza, siendo capaces de desprenderse de sus semillas cuando
el árbol se seca y muere. Son nativos de Norte América donde también se encuentra el
Pinus aristata, algunos de los cuales se les datan 5.000 años de vida.

La mayoría de los árboles, una vez han alcanzado tamaño suficiente, producen frutos
anualmente. En los grandes árboles la cantidad es enorme. Puesto que el número de
árboles nuevos que eventualmente se reproducen desde este estado es escasa, está claro
que muchos de estos esfuerzos que hace la naturaleza son despilfarrados.

Algunos árboles rodean sus semillas con sabrosas pulpas en incorrectamente llamado
fruto. En realidad, todos los contenedores de semillas son frutos. En el caso de las
manzanas, ciruelas, albaricoques, melocotones, cerezas, peras y naranjas, no son el fruto
atractivo, sino la pulpa que envuelve las semillas.

DISTRIBUCION NATURAL DE LAS SEMILLAS

Desde este punto de vista, la acción del hombre es insignificante, y son otros animales los
que cuidan la distribución de las semillas, la pulpa dulce de muchos frutos atrae pájaros
y algunos mamíferos que comen los frutos maduros y eventualmente vacían las semillas
limpias de pulpa en sus estómagos.

Es importante que los animales viajen considerablemente desde que comen el fruto hasta
que lo expulsan, ya que así depositan las semillas a gran distancia de su origen.
Impregnado por las heces del animal puede ser un beneficio añadido para la germinación.
Esto no lo disponen las semillas que caen debajo del árbol… No tienen luz para germinar
y el suelo probablemente sea estéril. Si la semilla germina está sujeta a ser enterrada bajo
las hojas caídas en los primeros inicios, por ello su distribución es esencial. Para esto, los
animales son posiblemente más efectivos, sin embargo, desgraciadamente muchos
animales digieren las semillas.

Una nuez es un fruto grande comestible, principalmente diseñado para ser atractivo para
los animales como las ardillas y los grandes pájaros. Normalmente los devoran, pero
algunos pájaros los dejan caer, mientras que las ardillas frecuentemente las esconden
como excedentes de su comida y después se olvidan donde los han dejado o son muertas
por algún depredador, por lo que las nueces encuentran así un sistema de reproducción.

Aparte de los animales, el mejor distribuidor es el viento, muchas semillas poseen


apéndices para una mejor distribución. Los (Acer spp. ) poseen una alargada ala que
permite a la semilla volar a través del aire. Las semillas del sauce y el chopo están
envueltas de pelos suaves que les permiten flotar en el aire. Algunas semillas son tan
pequeñas y ligeras que pueden ser transportadas a grandes distancias por el viento. Otras,
como las de los abedules, no son sólo pequeñas, sino que en forma de disco, por lo que
pueden volar a grandes distancias. Algunas semillas de las leguminosas poseen vainas
que explotan, dispersando las semillas del árbol, aunque las distancias son relativamente
cortas. Unas pocas semillas de los árboles que crecen en riberas o en costas son
transportadas por las aguas y, a menudo, provistas con mecanismos especiales para prever
que se estropeen. (Cocos nucífera) el coco.

Aunque las semillas están constituidas para soportar altas y bajas temperaturas de calor y
frío que puedan destruir su poder germinativo, no son inmortales. Es verdad que bajo el
control acondicionado de un laboratorio las semillas pueden conservarse varios años, pero
no todas las semillas pueden conservarse así. Las semillas de los sauces y las de los olmos
tienen una corta vida, no responden al proceso de deshidratación que es necesario para su
almacenamiento.

Es importante que la semilla germine en el tiempo correcto del año. En climas templados
esto generalmente sucede a finales de invierno y principios de primavera. Los abedules
nórdicos no germinan hasta que no poseen 16 horas de luz. Otras semillas poseen
inhibidores de germinación que se destruyen con las heladas, no pueden absorber ninguna
agua hasta que no pasa el período de frío. Las plantas del clima mediterráneo se
reproducen mejor si nacen en otoño, ya que pueden desarrollar un amplio sistema de
raíces antes de la llegada de los largos períodos de sequía estival. En estos casos el
inhibidor se destruye por el prolongado calor.

Sevilla julio 2016

Publicado por José Elías Bonells


Ex adjunto a la Jefatura del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla
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