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El entrenamiento deportivo en general es el proceso por el cual buscamos que los jugadores
consigan aumentar su rendimiento y en algunos momentos del periodo competitivo alcanzar su
máximo potencial. Esta aspiración de conseguir unos óptimos resultados, ya sea en la
formación del individuo o en la competición propiamente dicha, va a estar altamente asegurada
cuando todos los factores que intervienen en el deporte en cuestión (físico, técnico, táctico,
psicológico, teórico) se encuentran optimados para actuar sinérgicamente. (Espar, 2002)
En el caso concreto del balonmano, esta interrelación se manifiesta imprescindible. Y es que
durante la acción del juego en balonmano ninguno de esos aspectos de la preparación
interviene de forma aislada. Es precisamente la coordinación de todas las capacidades del
deportista (físicas, técnicas, tácticas,…) lo que puede conducir al éxito por medio del
entrenamiento. Esta interconexión se manifiesta en distintas etapas de la preparación de forma
diversa, y todo ello implica la combinación adecuada de cada uno de ellos para la estructuración
de un proceso de síntesis, que tiende a integrar todas las cualidades en un conjunto
operacional (Antón, 1994).
Por tanto, podemos afirmar que la actividad formativa y/o competitiva en el deporte en
general, y del balonmano en particular, debe tender a una integración de los factores de
entrenamiento, aunque a veces, dependiendo del momento y etapa del proceso, se haga
necesario un tratamiento particularizado e independiente de algún factor de forma más
analítica.
En la teoría del entrenamiento tradicional, esos factores se han investigado y trabajado
aisladamente. Hoy en día, la utilización del entrenamiento integrado como medio de
preparación resulta un modelo de trabajo que se está extendiendo en el ámbito balonmanístico.
El entrenamiento integrado combina dentro del mismo ejercicio elementos específicos del juego
con el trabajo de distintas capacidades físicas . La máxima posibilidad de integración se consigue
cuando el propio ejercicio sirve a la vez, como ocurre en bastantes casos, de trabajo físico y
técnico, táctico, psicológico o combinación de varios.
Si bien es cierto que cada deporte colectivo tiene sus propias exigencias de juego, su
práctica viene determinada por una estructura común a todos ellos que se ha establecido en los
numerosos estudios y análisis existentes en la bibliografía (Bayer, 1986; Antón, 1990, 1998;
Sánchez Bañuelos, 1992; Hernández Moreno, 1996). A modo de síntesis podemos adelantar
que, para su práctica, se requiere de la realización de una serie de movimientos, esfuerzos y
acciones en secuencias variables e intermitentes para llevar el balón a una meta y/o evitarlo;
las posibilidades de éxito dependerán de un uso inteligente de la relación de
oposición/cooperación; y los aspectos que determinan su forma (físico, técnica, táctica,
psicológica) interactúan de manera integrada.
Durante la mayor parte del siglo XX las disciplinas que más han estudiado los sistemas de
entrenamiento han sido deportes individuales como el atletismo, natación o la halterofilia. Por
ello han desarrollado ampliamente métodos de entrenamiento para la resistencia, fuerza y
velocidad en base a sus distintos tipos de carreras o al trabajo físico complementario que éstas
exigían (trabajo de pesas).
Por otro lado, como es sabido, el proceso de crecimiento o maduración del ser humano se
divide en diferentes etapas, a través de las cuales todo individuo suele pasar por distintas
edades cronológicas y biológicas, aunque el desarrollo motor de cada persona sea individual y
diferente. De todas las etapas del desarrollo motor de la persona, y como tal, del deportista, en
este trabajo nos vamos a centrar en la adolescencia, y dentro de ella, al periodo que se
corresponde con la categoría de cadetes y con la etapa que, tradicionalmente, en la escuela
española, denominamos como inicio al proceso de especialización.
El acentuado y sorpresivo crecimiento de segmentos corporales que tiene lugar en esta
etapa, va a disminuir la destreza motora previamente adquirida, volviendo los movimientos
poco finos e imprecisos. Es por lo que se hace necesario buscar una adecuada formación
integral del individuo, en la que el entrenamiento integrado adquiere una relevancia
considerable.
En las citadas etapas del deporte base, se hace necesario un planteamiento integrado de
entrenamiento, donde aparte de lograr una mayor especificidad, interrelacionándose los
factores influyentes en la mejora del juego (físicos, técnicos, tácticos,...), se economizará el
tiempo disponible para entrenar, ya que en estas edades los jugadores deben compaginar los
entrenamientos con su labor académica.
Delimitación conceptual
En esta parte del trabajo vamos a realizar una breve aproximación a los términos
entrenamiento integrado, balonmano y adolescencia, con el propósito de delimitar
conceptualmente el tema que nos concierne.
1. Entrenamiento integrado
El entrenamiento integrado en los deportes colectivos nace de la idea de que la destreza
técnico- táctica es empleada como un medio más para el desarrollo de las capacidades físicas,
constituyendo un gran paradigma a la hora de hablar de preparación física en los deportes de
equipo.
Así, según Antón (1994), se define el entrenamiento integrado como "la preparación
integral, física-técnica-táctica consistente en favorecer el desarrollo de las cualidades físicas en
el contexto en que intervienen en la competición" .
Por otra parte, Vaquera (2000) lo define como "el trabajo de las cualidades físicas requeridas
para un determinado deporte, dentro de lo que sería su espacio formal" .
Además, Los Santos (2002) fundamenta este concepto en las bases fisiológicas y bioquímicas
del deporte, y nos dice que "las adaptaciones son específicas al tipo de entrenamiento y a la
intensidad de dicho entrenamiento".
En este sentido, Weineck (1994) afirma que "la capacidad deportiva para obtener el
rendimiento óptimo no sólo depende del nivel de desarrollo de factores como la condición física
o los factores hereditarios, sino que se relaciona y se amplía con otros ámbitos como las
capacidades tácticas, técnicas, psicológicas y sociales".
Hoy en día, existen en la bibliografía diferentes términos que van a servir de denominación a
lo que nosotros vamos a llamar entrenamiento integrado.
Creemos conveniente matizar sus significados para poder así usarlos con fundamento:
De todos ellos el más utilizado es el de integrado, aunque a veces se suele utilizar la
denominación integral.
Como resumen de estas características diremos que no tendría cabida cualquier modelo de
enseñanza que no considere constantemente durante el proceso las situaciones motrices
específicas, desarrolladas a través del juego y reglamentadas en diferentes situaciones
competitivas regidas de una u otra forma por distintos organismos. Dicho de otra forma, un
modelo de enseñanza exige moverse constantemente actuando con una lógica
determinada por su funcionalidad, divertirse y medirse con respecto a otros
sistemáticamente respetando unas reglas, y adecuándose a un programa.
El balonmano es una manifestación más de la motricidad humana, y como tal está sujeta al
estudio desde planteamientos metodológicos adecuados (García, 2003). Y es que en el ámbito
del entrenamiento deportivo en general, y del balonmano en particular es necesario atender
tanto a las experiencias y a las reflexiones de los entrenadores más expertos, como a las
diversas investigaciones que persiguen el estudio y análisis de la motricidad humana.
Son numerosas las definiciones que como deporte colectivo se le adjudican al balonmano,
siguiendo diferentes criterios (vivencia fundamental, niveles de dificultad en la ejecución,
pedagógico, tipos de habilidad predominante, etc.). La más simple que hemos encontrado es la
de Mariot (1995), para quien se trata de "…un juego deportivo colectivo codificado" . Existen
algunas más complejas y completas, entre las que vamos destacar las siguientes:
Para Sánchez (1992) es un "Deporte de asociación con adversario con una serie de
condicionantes que lo diferencian de los otros deportes colectivos y que marcan sus
posibilidades de desarrollo".
Parlebas (1981) siguiendo el criterio de la interacción y la noción de incertidumbre,
aboga porque es un "Deporte sociomotriz en el que el sujeto actúa en cooperación con
unos y oposición simultánea con otros".
Barbara Knap (1979) elige el criterio de los tipos de habilidad y lo define como
"Deporte de habilidades abiertas, fundamentalmente perceptivas" .
Antón (1998) define el balonmano como el "Deporte colectivo compuesto por unos
elementos indisociables de su funcionamiento (balón y su control, espacio con
características especiales que debe dominarse, meta donde obtener tantos,
compañeros con los que colaborar, adversarios a los que superar y reglas que cumplir)
que actúan en constante interacción en multitud de situaciones cambiantes" .
3. Adolescencia
La adolescencia es una etapa entre la niñez y la edad adulta. Pero no existe una concepción
unánime, entre los diferentes autores, sobre la caracterización de la adolescencia; de ahí que se
den diversas definiciones, entre las que se pueden destacar las siguientes:
"Se puede considerar como la situación o estación de tránsito de la niñez al estado adulto"
(Lewin, 1974).
"Es la edad de la tormenta y el ímpetu" (Hall, 1975).
"Es un proceso por el que se adquieren las actitudes y creencias necesarias para la
participación efectiva en la vida de la social" (Rogers, 1980).
Para delimitar más esta amplia etapa evolutiva se suelen distinguir varios periodos, con
denominaciones distintas según cada autor. Teniendo en cuenta las categorías del Deporte
Base, dentro de la adolescencia se pueden distinguir tres periodos evolutivos:
Durante la década de los años 70 y de los 80 del siglo pasado se tenía la idea que el
entrenamiento, mediante la mejora de la condición física, era determinante para conseguir un
buen desarrollo de juego en deportes colectivos como el fútbol, el baloncesto y mas tarde el
balonmano. En este sentido, las aportaciones de uno de los referentes de la preparación física
en España, Álvarez del Villar, por el trabajo práctico que efectuó en distintos equipos de fútbol,
así como la difusión de su obra en el año 1983, las publicaciones en distintas revistas, sus
implicaciones en la formación de los entrenadores españoles y del profesorado de Educación
Física, contribuyeron para que existiera una preocupación por la preparación física y de que los
clubes deportivos incorporaran a estos especialistas en sus cuadros técnicos.
Pero este planteamiento tuvo un gran problema y fue la aplicación de métodos y sistemas de
entrenamiento de deportes individuales (atletismo, halterofilia,…) al deporte colectivo en
cuestión, y aunque se quisieron adaptar no dejaban de basarse en acciones sin balón, alejadas
de las situaciones de juego. Como consecuencia, no implicaba necesariamente una
transferencia positiva en la competición, ya que aunque en algunos aspectos mejoraba al
jugador, se alejaba de la especificidad de la tarea y, sobre todo, de la identidad situacional de
la práctica deportiva durante la competición.
El Balonmano tiene sus propias exigencias de juego, y su práctica viene dada por una
estructura que podremos determinarla mediante un análisis exhaustivo. A modo de síntesis
podemos adelantar que, para su práctica, se requiere de la realización de una serie de
movimientos, esfuerzos y acciones en secuencias variables e intermitentes para llevar el balón a
una meta y/o evitarlo, y las posibilidades de éxito dependerán de un uso inteligente de la
relación de oposición/cooperación.
Por último, la creación de situaciones de juego cambiantes de forma rápida y continua obliga
a los jugadores a tomar decisiones y ejecutar las respuestas motoras adecuadas en el menor
tiempo posible. De ahí la necesidad urgente de seleccionar y organizar los ejercicios de
entrenamiento para que respondan adecuadamente a las exigencias de una determinada
situación, sea de aprendizaje, de perfeccionamiento o de desarrollo. De esta forma
desarrollaremos la inteligencia del juego en el jugador de cualquier deporte colectivo.
En definitiva, el entrenamiento integrado está basado en el análisis de la realidad del juego o
del deporte específico que se trate, en el que todos los factores del entrenamiento se dan
interconectados, y su óptimo nivel de eficacia estará condicionado a otros aspectos o
capacidades del jugador (condición antropométrica, social o intelectual, etc.), así como a otros
aspectos relacionados con las condiciones de trabajo y de organización (materiales disponibles,
sistemas de competición, organización y planificación, estado motivacional, evaluación y control
del proceso, formación del entrenador, etc.) aspectos todos ellos que evolucionan como
resultado de las investigaciones de las ciencias auxiliares del deporte y de otros campos. La
evolución de un jugador va a estar sujeta, como vemos, a múltiples factores y demandas que
deben estar sincronizadas para obtener las mejores prestaciones del jugador y del equipo. En la
figura 1 queda reflejado esquemáticamente cómo debe entenderse el proceso de
entrenamiento deportivo (Antón, 2003)
1. Objetivos
Según Espar (2002), los objetivos que se persiguen con la aplicación de este método son los
siguientes:
2. Metodología
En la actualidad, existen distintas teorías acerca del entrenamiento y la enseñanza de los
deportes colectivos, planteándose diversos modelos sobre cómo debe abordarse estos deportes.
La inclinación que tienen, a partir de un análisis del juego y de su estructura, es la de plantear
la enseñanza o el entrenamiento de manera más global, con una dimensión más
compleja y más próxima a la realidad del juego y a las condiciones que se dan en la
competición.
Apuntalamos con respecto a este planteamiento, que se tendrá que efectuar el diseño de
tareas o actividades de entrenamiento que vayan dirigidas a desarrollar todos los
factores y mecanismos que se requieren para el desarrollo de juego, que sean más específicas
y similares a lo que se efectúa en la competición. Asistimos, por tanto, a un planteamiento
metodológico en el que los entrenamientos, basados en el comportamiento de juego, deberán
ser más integrales y menos analíticos. Además, los factores técnicos, tácticos, físicos,
psíquicos aparecen con características diferentes pero siempre interrelacionados.
Este planteamiento trata de aproximarse a la idea de modelo sistémico propuesto por Antón
(2004)
Por ello, Bangsbo (1997) considera que "el jugador ideal debe tener una buena comprensión
táctica, ser técnicamente hábil, mentalmente fuerte, funcionar bien socialmente dentro del
equipo y tener una elevada capacidad física".
3. Planificación
El modelo de planificación que se propone pretende que en todo momento los entrenadores
trabajen de una forma más parecida a las situaciones de competición - analogías situacionales-,
a la vez que no se olviden del trabajo de mejora individual de los jugadores. Este es un punto
importante a tener en cuenta, ya que el jugador en etapa de formación debe incrementar de
forma paulatina capacidades condicionales que los condicionantes temporales no se lo van a
posibilitar. En esta línea exponemos las siguientes observaciones:
3. Con este modelo de planificación no hacemos más que aprovechar los momentos
susceptibles de mejora condicional y cognitiva. Esto es, en periodos de desgaste de
sistemas utilizamos los procedimientos más simples a nivel táctico. Para introducir los
más complejos en aquellos periodos de supercompensación y coordinación de los
diferentes sistemas.
Existen numerosos estudios que demuestran el grado de influencia entre los diferentes
factores de entrenamiento. En el balonmano, ésa es la forma habitual de exigencia de las
acciones del juego. Según Antón (1994), el régimen de manifestación representa el "modo
de manifestación diferenciado de una cualidad motora o un factor de entrenamiento,
determinado por la influencia de otro u otros, con los cuales se produce en el juego de una
forma integrada".
Teniendo en cuenta este aspecto, en el proceso de entrenamiento integrado se utilizarán
ejercicios de trabajo que reúnan las siguientes condiciones:
Aunque en un principio parecía que todos los factores iban a ocurrir en un proceso mezclado
sin criterio definido, con el paso del tiempo, y por medio de la reflexión, se han ido
descubriendo relaciones preferenciales a la hora de la puesta en práctica de este método de
entrenamiento. En este sentido, Espar (2002) establece las siguientes relaciones preferenciales
haciendo referencia a tres agrupamientos duales con las que en términos generales coincidimos
y que observamos en la figura 3:
Sin embargo, debemos ser más ambiciosos, e integrar, en la medida de lo posible, el mayor
número de factores de entrenamiento:
Físico-técnico
Físico-técnico-táctico
Físico-técnico-táctico-psicológico
Consideraciones psicomotrices básicas en la adolescencia
Disformismo sexual, ya que tras la pubertad los hombres se tornan más fuertes que las
mujeres.
Si bien la adolescencia se define más por las características sexuales, esta etapa de la vida
desarrolla rápidos cambios en el aspecto físico y el comportamiento social, psíquico y
emocional. A partir de los 14 años en los varones y algo menos en las mujeres, el cuerpo
comienza a cambiar al ritmo de los estímulos hormonales . Estos cambios se dan a todo nivel, y
son particularmente observables en sus movimientos corporales y en la relación con el espacio.
En el caso de los chicos, aprovechar el gran impacto hormonal (en especial de la testosterona)
es muy relevante. En las niñas, un entrenamiento de alta competición y máxima exigencia
puede alterar su desarrollo y hasta retrasar su primera menstruación.
Cuando se trata del entrenamiento deportivo de un niño en su etapa de la adolescencia, es
importante prestar atención a su desarrollo psicomotriz. Los deportes colectivos ayudan a
este aprendizaje neuromotor y, por lo tanto, aquellos adolescentes que vienen realizando
algunas disciplinas deportivas desde pequeños están en mejores condiciones de asimilarlo. Lo
ideal es que un individuo experimente diferentes formas de entrenamiento a fin de tener la
mayor cantidad de experiencias motrices.
En general la adolescencia se va a caracterizar por ser una etapa de intensa actividad física
donde el individuo ocupa el centro de interés. En lo estrictamente deportivo, es ideal para la
especialización deportiva en técnicas, tácticas y estrategias mediante el entrenamiento y la
competición. Es importante que el adolescente incorpore la actividad deportiva como un estilo
de vida. El médico deportivo tiene un rol importante en la recomendación de prácticas
deportivas adecuadas a cada edad y la prevención de la saturación deportiva, fenómeno
biológico de causas físicas, psicológicas y sociales que genera abandono de las actividades
deportivas.
Concluimos recordando que a medida que se produce la maduración neurológica se van
integrando funciones superiores resultando movimientos más complejos hasta la llegada de la
pubertad. Sin embargo, esta maduración continúa, permitiendo al niño/a la adquisición de
habilidades psicomotrices cada vez mayores. La maduración psicomotriz es coordinada junto a
la de otros órganos y sistemas (cardiopulmonar, circulatorio, osteomuscular, etc.) excepto en la
etapa puberal, donde, por acción hormonal hay una hipertrofia muscular (más marcada en el
varón). Este crecimiento somático acelerado en el adolescente explica la descoordinación motriz
característica de esta etapa.
En las primeras etapas de formación, el jugador se enfrenta, por primera vez, a los
problemas que plantea el juego, su bagaje técnico-táctico, su potencial físico y sus experiencias
previas son limitadas. Esto hace que, aunque en la práctica predomine la estrategia global de
enseñanza -en todas sus variantes: pura, polarizando la atención y modificando la situación
real-, los objetivos perseguidos sean simples y bien diferenciados. Se pretende crear una base
sólida en donde los nuevos conceptos adquiridos tengan significación propia y puedan
relacionarse con conceptos de juego ya aprendidos. Y esto se puede conseguir por medio del
entrenamiento integrado.
Conforme la formación progresa, incrementa la complejidad del juego, y con ella debe
mejorar la capacitación del jugador a todos los niveles. Los objetivos del entrenamiento, en esta
misma progresión, se van integrando. Se crean situaciones de entrenamiento que se asemejan
cada vez más a la realidad de la competición.
La primera, y mas congruente, se debe a que este método de entrenamiento permite la
formación armónica e integral del individuo, tan importante en esta etapa evolutiva debido a los
desajustes ocasionados por la pubertad.
En segundo lugar, con su aplicación se economizará el tiempo disponible para entrenar, tan
requerido en estas edades cuando los jugadores deben compaginar los entrenamientos con
otras actividades.
De esta manera, los adolescentes van a poder aprender el propio deporte, desarrollar las
capacidades, habilidades y destrezas necesarias para su práctica.
Sin embargo, estamos de acuerdo con Espar (2002), cuando subraya que el entrenamiento
integrado no es la panacea, y no puede ser usado como único método de entrenamiento en la
adolescencia. Su utilización en las categorías de formación, aunque puede ser un perfecto
complemento, esta condicionado por la dificultad de fijar objetivos específicos que el mismo
implica. Por ello, Espar aconseja una cierta prudencia, que debe tenerse en cuenta. Habrá que
recordar aquella frase que dice que "No se puede mejorar el juego de balonmano sólo jugando
al balonmano -modelo máximo de integración y globalidad- y se hace igualmente imprescindible
mejorar por separado las partes que constituyen el juego de balonmano -modelo más
analítico-", entre otras razones por cumplir el principio de la repetición del entrenamiento, por
lo que el aumento del número de repeticiones de cualquier contenido del juego se revela
fundamental, y eso no es posible hacerlo en la medida adecuada exclusivamente a través del
entrenamiento integrado. En este sentido, es imprescindible subrayar que esta etapa -llamada
genéricamente como de Inicio de la especialización- obliga a comenzar también el proceso de
preparación particularizada -e independiente en ocasiones- de las distintas cualidades físicas
específicas y necesarias en el balonmano -fuerza explosiva, resistencia mixta, que, a su vez, se
basa en al aumento de volumen de la resistencia aeróbica, etc.-, así como de los contenidos
técnicos específicos de cada puesto específico con la amplitud, riqueza y volumen adecuado.
Conclusión
Numerosos estudios corroboran que la aplicación del entrenamiento integrado al ámbito de
diferentes deportes colectivos como el balonmano ha propiciado un desarrollo armónico en los
jugadores de los componentes físicos, técnicos y tácticos, tan importante en la adolescencia.
El balonmano como deporte colectivo tiene su propia estructura de juego, requiriendo una
habilidad específica para resolver las situaciones de juego que tiene sus connotaciones
condicionales y cognitivas.
El entrenamiento deportivo, en nuestra modalidad colectiva, debe tender a ser más global,
con una dimensión más compleja, más próxima a la realidad de juego y a las condiciones de la
competición. La acción propia del juego implica dominio y eficacia del movimiento corporal
adaptado a las exigencias de las situaciones de juego (esfuerzos y acciones). Por ello, hay que
buscar una buena interacción en el desarrollo de los factores físicos, técnicos, tácticos,
psicológicos.
Además, debido al elevado ritmo de vida de la sociedad actual en la que los adolescentes se
encuentran inmersos en multitud de actividades formativas (informática, música, idiomas,
etc...) y recreativas (video juegos, cine, internet, etc...), el entrenador de un equipo de
balonmano con jugadores en etapa cadete debe ser consciente de la comprimida disponibilidad
temporal de sus pupilos. En este sentido, la utilización de situaciones de entrenamiento
integrado va a permitir el requerido aprovechamiento del tiempo dedicado a la conveniente
preparación física de los integrantes del equipo.
Esperamos que con este aporte se generen mayores expectativas de cómo debe diseñarse y
aplicarse el entrenamiento integral, y aplicarlo al terreno de juego.
Bibliografía
ANTÓN, J., (2004), Las grandes variables pedagógicas que determinan la construcción
de la enseñanza del balonmano desde una perspectiva relacional y sistémica, Jornadas
de Perfeccionamiento: "El entrenamiento en balonmano" Universidad Miguel Hernández
(Elche), 4-5 junio 2004.