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INSTITUTO DE PSICOTERAPIAS ESPECIALIZADAS

CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO


PSICOANALÍTICO (1914)

Historia del Psicoanálisis II

María del Rocio Rojas Ramirez


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es una síntesis del artículo escrito y publicado por Sigmund
Freud en 1914 bajo el título de “Contribución a la historia del movimiento
psicoanalítico”. Fue publicado por primera vez en la revista oficial del psicoanálisis
Jarhrbuch für psychoanalysche und psychopathologische Forschungen, a la que
Jung acababa de renunciar el 1913 como jefe de redacción justamente a raíz de
las diferencias encontradas con Freud cuyo conflicto alcanzó su punto máximo en
ese año.

Es precisamente quizá ese conflicto lo que impulso a Freud a redactar este texto
beligerante en el que enfatiza qué es el psicoanálisis para diferenciarlo de lo que
no lo es, refiriéndose así a los movimientos separatistas de Adler y Jung.

Es un artículo que reviste especial importancia dentro del análisis historiográfico


del psicoanálisis, puesto que se trata de Freud en sus propias palabras,
describiendo también su propia vivencia, sirvió al propósito de enfatizar que el
psicoanálisis es la obra resultante de una vida, su vida, dedicada a la
investigación de los fenómenos psíquicos y su tratamiento.

El texto se encuentra dividido en tres partes la primera de ellas está dedicada a


exponer el camino que recorrió en solitario y las influencias que tuvo, dentro de
éstas se refiere a Charcot, Chorbak y sobre todo a Breurer para otorgarle el
crédito que le corresponde en el desarrollo del procedimiento catártico, pero
puntualizar que la asociación libre, punta de lanza del método psicoanalítico es de
su propiedad intelectual. El segundo capítulo lo destina a las dificultades que
atravesó el psicoanálisis para ser aceptado en Europa, mientras que el último es
una recapitulación de lo que aconteció tanto con Adler, como con Jung y la
separación de ambos con el psicoanálisis y con él mismo.

Es un artículo escrito de manera profundamente emotiva, en él Freud logra


transmitir el costo personal que tuvo para él haber sido creador del psicoanálisis.
James Strachey adelanta en su nota introductoria al artículo de Freud que éste fue
escrito con la intención de dejar claros los principios esenciales del psicoanálisis y
para ello le fue necesario trazar la siguiente línea histórica.

Parte I

Desde el inicio del artículo, Freud se posiciona sobre el derecho que le asiste a
defender no solo al psicoanálisis, sino su crédito como creador enfatizando que
fue una tarea que emprendió en solitario durante diez años. Advierte a los lectores
que encontrarán en el texto una postura subjetiva, al mismo tiempo les niega la
posibilidad de asombrarse de ello, puesto que si alguien sabe lo que es el
psicoanálisis y cómo ha sido su desarrollo, es precisamente él.

Contiene los antecedentes del nacimiento del psicoanálisis, mismos que se


encuentran en los trabajos realizados de manera conjunta con Breurer. La
contribución de Breurer fue el “procedimiento catártico” y Freud al abandonar la
hipnosis introduce la “asociación libre” procedimiento base del método
psicoanalítico por ello, su invención le pertenece a Freud. Una de las
contribuciones de Breurer fue descubrir que en la histeria los síntomas tienen su
origen en vivencias pasadas y olvidadas que tienen eco en el presente cuyos
remanentes se manifiestan debido a la “conversión”, término acuñado por Freud
que reclama para sí una de las conquistas del psicoanálisis: El hecho de traer a la
luz el análisis del conflicto de forma actual, sin dejar de lado aquello que lo
ocasionó, descubriendo así el proceso psíquico que caracteriza a las neurosis,
que él llamó regresión.

Las diferencias entre ambos y que los condujeron a la separación tuvieron que ver
con que Breurer tenía un punto de vista fisiologísta respecto al mecanismo de la
histeria al que le denominó “estados hipnoides” que tenían origen en la
incomunicación de diferentes estados del alma, mientras que para Freud el origen
se encontraba en un proceso defensivo que llamó represión. A lo anterior se
agrega que Freud observaba que lo que se reprimía tenía una naturaleza sexual
negada por Breurer a pesar la experiencia clínica con la paciente llamada Anna O.
Negando también el fenómeno transferencial que tuvo lugar en su tratamiento. Se
asegura así que cualquier línea de investigación que tome como puntos bases la
transferencia y la resistencia se acredita el derecho a denominarse como
psicoanálisis.

El trabajo en solitario de Freud rinde sus frutos y la represión se convierte en la


piedra angular el psicoanálisis a la que se suman la resistencia y el estudio sobre
la sexualidad infantil. Al respecto de ésta reconoce que su concepción fue en su
inicio errónea con la teoría de la seducción infantil, correspondiendo a Abraham el
desarrollo de la etiología traumática y la especificidad de la constitución sexual del
niño. Inicia también durante esta época la interpretación de los sueños, así bajo la
influencia de los trabajos de Stekel surge su empeño por traducir los sueños y
comprender sus simbolismos, iniciando su proceso de autoanálisis.

Parte II

Se plasma el recorrido de inicial rechazo y posterior aceptación del psicoanálisis


tanto en Europa como en Ámerica. Se abordan las problemáticas y disputas que
se originaron en el grupo creado en 1902, grupo creado por sugerencia de Stekel
en Viena y al que se agregó Otto Rank.

Dicho grupo, a pesar de contar con la guía de Freud no logra dos cosas que
contaron como un mal presagio: Una camaradería amistosa y la conciliación de las
naturales disputas. Freud se atribuye la responsabilidad diciendo que se debió a
que su actitud promovía la independencia en el trabajo de sus colaboradores y a
que no se había atrevido aún a exponer una técnica psicoanalítica que aún se
hallaba inconclusa. Eventualmente los conflictos se hicieron patentes en la
Asociación Psicoanalítica de Viena.

El panorama de rechazo que había experimentado el psicoanálisis, cambia en


1907 con la inscripción de Eitington de la clínica de Zurich y el encuentro que se
realizó en Salzburgo por invitación de Jung en 1908, fruto de tal encuentro fue la
fundación de la revista Jarhrbuch für psychoanalysche und psychopathologische
Forschungen.
La adhesión de la escuela psiquiátrica de Zurich fue determinante en la difusión
del psicoanálisis. Bleurer y Jung (clínica Burghölzi) aplicaron el experimento de la
asociación de Wundt en el psicoanálisis obteniendo resultados sorprendentes en
casos de índole psiquiátrica. Con ello, consiguieron que la psiquiatría dejara de
ignorar al psicoanálisis. Sin embargo surgen en este momento discrepancias
sustanciales entre la concepción teórica de Freud y la de Bleurer/Jung. Mientras
Freud sostenía una teoría de las neurosis basada en la líbido, Bleurer tenía una
concepción orgánica y Jung trabajaba en una teoría tóxica, dejando ambos de
lado la teoría de la libido de Freud, posteriormente Jung cambia de parecer
utilizando la teoría libidinal en sus propios estudios. A Jung se le atribuye la
doctrina de los complejos que aunque no haya derivado en una teoría psicológica,
si arrojó el término que fue utilizado como una especie de síntesis descriptiva de
sucesos psicológicos, a pesar de ello el término fue posteriormente corrompido
utilizándose de manera indiferenciada.

También en 1907 el psicoanálisis se difundió vertiginosamente en Estados Unidos


con Stanley Hall y James Putnam a la cabeza. En general toda Europa central le
otorga al psicoanálisis el crédito científico anhelado con la excepción de Francia
que aún estaba bajo la influencia de las teorías de Janet quien era adversario
declarado del psicoanálisis.

Las contribuciones de sus colaboradores fueron vastas, aunque se deja claro que
la mayoría de ellas se encuentran esbozadas en los primeros trabajos analíticos
de Freud. Por ejemplo los trabajos de Riklin y Abraham siguieron las pistas de la
comprensión de los mitos y cuentos tradicionales en los sueños, Rank abunda
sobre mitología y el simbolismo onírico además de que aborda el motivo del
incesto, Jung con las formaciones de la fantasía de los esquizofrénicos y las
cosmogonías de épocas y pueblos primitivos.

Parte III

El tercer capítulo es uno de naturaleza combativa en defensa del psicoanálisis, lo


dedica a explicar la naturaleza de dos movimientos separatistas, el de Adler y de
Jung. A pesar de que asegura intentará evitar realizar juicios personales y cometer
indiscreciones de la personalidad de ambos antiguos colaboradores, el capítulo es
tanto una recopilación sobre las fallas de carácter de los separatistas, como una
crítica feroz de las doctrinas que de ellos emanaron. De tal manera, el capítulo
inicia con una advertencia a aquellos considerados ahora enemigos del
movimiento: “¡Abrevia! En el juicio final eso no es más que un cuesco”.

Asegura Freud que uno de sus principales errores fue la designación de Jung
como una autoridad del movimiento en Zurich, lo acusa de autoritario y egoísta
puesto que sus intenciones eran las de conseguir sus propios intereses. Como
Freud consideraba necesaria la creación de una Asociación oficial que tuviera
como misión velar por la integridad del psicoanálisis y que ejerciera un dictamen
que diferenciara al psicoanálisis de lo que no lo era se fundó en el Congreso de
Nuremberg de 1910 la Asociación Psicoanalítica Internacional con Jung a la
cabeza, encontrando en Adler a su principal opositor cuyo temor radicaba en que
los integrantes se encontraran con la censura y restricción a la libertad científica.
Fue por ello que junto con Stekel se unieron al periódico Zentralblatt für
Psychoanalyse (órgano oficial) en intención de contrarestar a Jung y defender la
hegemonía del grupo de Viena. En ese periódico se le otorga a Freud el derecho
de veto.

La recién formada Asociación organiza un tercer congreso que se caracterizó por


el espíritu de apertura e interés científico que no se prolongó en el cuarto congreso
en el que el proceder de Jung tuvo funestas consecuencias, sin embargo y a pesar
de la desaprobación de dos quintas partes de los miembros, Jung fue reelegido
presidente.

El periódico tuvo una corta existencia, en 1911 Adler se separa por diferencias
científicas con el director (Freud) quedando Stekel como único redactor quien
obliga a Freud a renunciar en 1912 lo que originó que se fundara a toda prisa un
nuevo órgano oficial, la Internationale Zeitschift für ärzliche Psychoanalyse
(Revista Internacional de Psicoanálisis) que en 1913 reemplaza al periódico. Ya en
1912 Hanns Sachs y Otto Ranck habían creado la revista Imago destinada a las
aplicaciones del psicoanálisis en las ciencias del espíritu.

Las discrepancias así manifestadas dan origen a la separación de Adler y Jung al


movimiento psicoanalítico. Freud atribuye las separaciones a la resistencia, que si
bien es un fenómeno natural en aquellos enfermos en tratamiento psicoanálitico
descubre que también se presentan en los propios analistas. Era ya sabido que el
psicoanálisis genera el descubrimiento de verdades desagradables que provocan
la huida y en el caso de éstos psicoanalistas provocó también una ofuscación de
su inteligencia.

Subraya que no es grato escribir la historia de ambos movimientos, carece de


motivos personales. Pero considera que es necesario ya que el costo no hacerlo
provocaría más daño que el costo que el espectáculo dado a los opositores del
movimiento tendría. En principio su intención es mostrar que las doctrinas
producto de los separatistas no siguen los preceptos del psicoanálisis y por lo
tanto no deberán nominarse como tal.

El psicoanálisis no pretende proporcionar una teoría que abarque de manera


completa la vida anímica del hombre. Explica la neurosis tomando como punto de
partida la resistencia y la transferencia, tomando en cuenta la amnesia que dio
lugar a las teorías de la represión de las fuerzas sexuales impulsoras de las
neurosis y de lo inconsciente. Es por ello que la teoría de Adler rebasa las metas
del psicoanálisis, puesto que pretende de un solo tirón hacer inteligibles y unir
tanto psicosis como neurosis, es decir su teoría es más adecuada para cualquier
otro campo, pero no para la neurosis. Lo anterior fue el punto medular en el origen
del conflicto y a pesar de que Freud reconocía su capacidad, anuda una velada
crítica a sus tendencias especulativas. Añade a lo anterior anécdotas que
muestran a Adler como un advenedizo malicioso cuya intención por sobresalir lo
llevó a realizar declaraciones temerarias tales como reclamar para sí los puntos de
vista sobre unidad de las neurosis y su concepción dinámica. La magnitud del
conflicto fue tal que llevó a Adler a separarse definitivamente creando en un inicio
la Unión para el Psicoanálisis Libre que posteriormente denominó Psicología
individual. Aunque no menciona la palabra plagio, Freud sostiene que el en
segundo componente de la doctrina de Adler se encuentran términos propiedad
del psicoanálisis, aunque escritos con diferentes nombres en vez de
“aseguramiento” por “medida protectiva”, “fingido, ficticio y ficción” en lugar de
“fantaseado y fantasía”. Pero sobre todo la insistencia de Adler de negar la
influencia de la libido y el complejo de Edipo, para en cambio dar énfasis en la
“voluntad de poder”. De manera tácita existen diferencias de base entre el
psicoanálisis y la psicología individual.

El otro movimiento que se apartó del psicoanálisis vino de la escuela suiza con
Jung a la cabeza. Jung tuvo la osadía de publicitar la idea de que el psicoanálisis
se había modificado, esto tuvo lugar tanto en Estados Unidos como en el
Congreso de Munich, la reacción de Freud fue tajante al declarar que no admitía
las innovaciones de los suizos como continuación legítima ni como desarrollo del
psicoanálisis por él creado. Considera que las modificaciones pretenciosas de
Jung se debían al propósito de ganarse el favor de las masas, anulando así los
elementos “incómodos” de la teoría psicoanalítica tales como el “Complejo de
Edipo” y son ello la sexualidad infantil. Lo que Jung proponía se distanciaba
esencialmente del psicoanálisis y la libido sexual se vio sustituida por algo
abstracto y misterioso, incluso incomprensible y el complejo de Edipo solo se
entendía como algo simbólico producto de la cultura. Con lo anterior, Jung se
aparta de la teoría de las pulsiones. Freud considera que la neo-terapia de Zurich
es una especie de recopilación de consejos morales que según un enfermo
atendido con dicha terapia, no se alejaba mucho de lo que podía aconsejar un
sacerdote. No se utilizaban entonces los elementos propios del psicoanálisis en
ningún sentido. La ruptura también data en el modo de tratar la represión que en
Jung no es mencionada y en la concepción del sueño como elemento de la vida
anímica puesto que considera elementos de misticismo y simbolismo que para
Freud son inaceptables
CONCLUSIONES

Considero pertinente analizar en primera instancia el título del texto, la palabra


“Contribución” hace referencia a aportación, colaboración o ayuda, en ese sentido
lo que el título anticipa es que lo que a continuación se leerá contiene ayuda al
movimiento psicoanalítico. La otra palabra es “Movimiento”, sustantivo común que
sintácticamente tiene una amplísima acepción, puede significar desde el cambio
de posición o de lugar, pasando por sacudida o agitación, revolución y hasta el
significado que se da en arte o en política en el que significa corriente. Quizá
entonces el título podría ser leído como “Ayuda a la revolución/corriente
psicoanalítica”. Lo que denota Freud desde el título entonces es que no se trata
solamente de relatar la historia del psicoanálisis, él va más allá. Al nombrarle
contribución deja abierta la posibilidad al debate, a la contradicción de sus
palabras, y también a la subjetividad, misma que subraya desde el inicio de su
artículo. También al bautizar de “movimiento psicoanalítico” y no de “Psicoanálisis”
deja a entrever la posibilidad de que es una historia no concluida, puesto que
continuará en movimiento y que además moverá a los demás, causará
sublevaciones, rebeliones o revueltas, en las que el psicoanálisis ha estado
inmerso desde su nacimiento y que aún a más de cien años de la escritura del
artículo la controversia sigue estando presente.

El texto logra transmitir con éxito la idea de que el psicoanálisis ha transitado


caminos difíciles llenos de rechazo y divergencias. Pero lo que más le urge a
Freud en el texto es afrontar los movimientos que al interior de la comunidad de
psicoanalistas se llevaban a cabo y cortarlos de raíz.

A juicio personal, considero que en efecto era su derecho a mostrarse visceral e


incluso iracundo en momentos claves de su artículo, si la razón le asistía o no, es
otro asunto. Freud subraya una y otra vez que el psicoanálisis, su edificio teórico y
la práctica son derivados de él y, ¿Quién mejor para defender al psicoanálisis que
el mismo Freud?

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