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La ecología en Latinoamérica: siete tesis para una ciencia pertinente en una


región en crisis

Article  in  Interciencia · January 1999

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Víctor M. Toledo Alicia Castillo


Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Nacional Autónoma de México
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LA ECOLOGÍA EN LATINOAMÉRICA:
SIETE TESIS PARA UNA CIENCIA PERTINENTE
EN UNA REGIÓN EN CRISIS
VICTOR M. TOLEDO
y ALICIA CASTILLO

n las últimas décadas, el la construcción de un sistema de investi- continente más húmedo del planeta. En
agravamiento de los pro- gación ecológica a la medida de las cir- efecto, el promedio anual de precipitacio-
blemas ambientales o cunstancias actuales, es decir, lo que nes de la región se encuentra 50% por
ecológicos ha incrementado la demanda de Levin (1993) ha llamado “una ciencia ca- encima del promedio mundial. Ello da
información científica, lo cual a su vez ha paz de guiar a la sociedad en su toma de como resultado que su escorrentía anual
obligado a revisar a profundidad el papel decisiones”. media calculada en unos 370.000 m3 por
desempeñado por las comunidades acadé- segundo, equivalga aproximadamente al
micas de este campo (Lubchenco, et al., Los Recursos Naturales de LAC: 30% del total de las aguas de la superfi-
1991; Christensen, et al., 1996). Está si- Una Riqueza que se Dilapida cie terrestre que se vacían en los océanos
tuación de urgencia ha convertido a la (PNUMA/AECI/MOPU, 1990). Ello ex-
ecología en una especie de “ciencia de En conjunto, LAC con- plica también que la región contenga las
salvamento”, lo cual ha inducido a revisar tiene una serie de características que son masas de vegetación tropical húmeda más
y modificar muchos de los “paradigmas únicas en la perspectiva planetaria. El extensas del mundo (tercer rasgo), repre-
normales” sobre los que se realiza el que- primer rasgo distintivo es, sin duda, la sentando el 57% de todos los bosques
hacer científico (Levin, 1993; Funtowicz y amplitud latitudinal de la región que re- tropicales (Whitmore, 1997). Este hecho,
Ravetz, 1991; Ehrlich, 1997). Dado el basa los 30º N en su extremo septentrio- aunado a su propia historia geológica y a
contexto anterior, ¿cuál es el grado de nal y se extiende hasta los 55º S, dando la heterogeneidad de ambientes, es un
pertinencia de la investigación ecológica1 lugar a un corredor terrestre de 20 millo- elemento fundamental para entender por
en Latinoamérica y El Caribe (LAC) fren- nes de kilómetros cuadrados. Si a ello se qué la región es la porción biológicamen-
te a las urgentes necesidades de informa- agrega la variación introducida necesaria- te más rica del planeta (cuarto rasgo).
ción sobre los recursos naturales de la re- mente por el relieve y la hidrología, el LAC conforma, en efec-
gión, los cuales por cierto hoy se encuen- resultado es un complejo mosaico de eco- to, el área donde la evolución biológica
tran amenazados como nunca antes en la sistemas. En LAC se distinguen casi to- hizo posible la existencia del mayor nú-
historia? das las “zonas de vida” (107) registradas mero de especies de organismos conoci-
Después de examinar el para el mundo por Holdrige (1987). dos en el mundo. En el caso de la flora,
estado en que se encuentran los recursos Un segundo rasgo se en- se estima que la región contiene entre
naturales de la región, y de revisar las cuentra en el hecho de que no obstante 90.000 (Gentry, 1982) y 120.000 especies
capacidades actuales de la investigación contener numerosas zonas áridas inclu- (Toledo, 1985). Esta última cifra cuadru-
ecológica, el presente ensayo propone un yendo el desierto de Atacama que es la plica el número encontrado en todo el
conjunto de criterios que pueden facilitar porción más seca del globo, LAC es el Africa tropical y Madagascar juntos, y es

PALABRAS CLAVE / Investigación Ecológica / Recursos Naturales / Ecología Aplicada / Sustentabilidad / América Latina
y el Caribe /

Victor M. Toledo, doctor en ciencias, autor de más de 100 publicaciones científicas, inclu-
yendo 8 libros, sobre biogeografía, florística, ecología tropical, etnoecología, y manejo y conservación de recursos naturales
en México y Latinoamérica. Fundador y editor de la revista Etnoecológica, recientemente ha incursionado en los problemas
y desafíos que enfrenta la investigación ecológica aplicada. Dirección: Instituto de Ecología, UNAM. Apdo 41-H, Sta. María
Guido, Morelia, Michoacán, 58090, México. E-mail: vtoledo@oikos.unam.mx
Alicia Castillo. Licenciatura en Biología, maestría en el área de Museos de Ciencias y
doctorado sobre comunicación de la ciencia ecológica, educación ambiental y producción rural en México. Desde 1990, ha
colaborado con el Instituto de Ecología de la UNAM apoyando sus labores de divulgación científica. Dirección: Instituto de
Ecología UNAM Apartado Postal 27-3, Morelia, Michoacán, 58190, México. E-mail: castillo@oikos.unam.mx

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tres veces el estimado para Australasia
tropical.
Salvo el caso de los ver-
tebrados terrestres, no existen aun inventa-
rios terminados para la mayor parte de los
animales, de tal suerte que no es posible
comparar la riqueza de la fauna de la re-
gión a una escala global. No obstante, es
de esperarse que a la enorme riqueza flo-
rística corresponda una diversidad
faunistica similar, pues las plantas son la
base de la pirámide viviente. Así, LAC es
también la región del mundo más rica en
mamíferos con una cuarta parte de las es-
pecies (1,100) contabilizadas a nivel glo-
bal (Cole, et al., 1994), y de anfibios
(pues los países latinoamericanos encabe-
zan la lista) y posiblemente comparta con
Asia tropical la máxima diversidad de
aves. Un panorama similar puede esperar-
se para los peces de agua dulce, pues tan
sólo el número de especies de estos orga-
nismos encontrados en la cuenca del Ama-
zonas (con más de 3,000 especies) alcanza
una cifra sin parangón a escala mundial.
Dado lo anterior, naciones latinoamerica-
nas como Colombia, Brasil y México en-
cabezan a los llamados “países
megadiversos” (Mittermeier, et al., 1997),
es decir, los que concentran en sus territo-
rios el mayor número de especies de plan-
tas, animales, hongos y otros organismos.
En franco desafío a esta
desusada riqueza, todos los diagnósticos
realizados sobre los recursos naturales de
la región (Altieri y Masera, 1993; AID/
WRI, 1993; Gallopín, 1995; Dinerstein, et
al., 1995; PNUMA/AECI/MOPU, 1990;
Winnograd, 1995), coinciden al señalar a
LAC como la porción del planeta que su-
fre los más agudos problemas de deterioro
de sus recursos naturales (quinto rasgo).
Entre los problemas más acuciantes se en-
cuentran: la deforestación, la erosión de
los suelos, el deterioro de los recursos ma-
rinos y costeros y la pérdida de la biodi- Figura 1. Posible desarrollo de la ecología como disciplina científica en América Latina.
versidad incluyendo los recursos genéti- En la fase precursora (a), algunos profesionistas de la agronomía, la geografía y especial-
cos. Esta percepción ha sido corroborada mente de la biología, orientan parcial o totalmente sus intereses académicos hacia la ecolo-
recientemente por la última versión del gía, dando lugar a una especie de “proto-ecólogos”. En la fase fundacional (b) surge una
Global Environmental Outlook (UNEP, primera generación de ecólogos formados por los “proto-ecólogos” o entrenados en el ex-
1997), un reporte bianual sobre la situa- tranjero a iniciativa de aquellos. Durante la fase de “despegue” (c) se da un proceso espe-
ción mundial que promueve el Programa cialmente vigoroso de creación de instituciones especializadas y de programas nacionales
de Naciones Unidas para el Medio Am- de formación de nuevos investigadores que coincide con una etapa vigorosa de capacita-
biente. ción de profesionistas en el extranjero. Finalmente en la fase de consolidación (d), crecen,
De acuerdo a lo reporta- maduran y se multiplican las instituciones nacionales y la formación de nuevos investiga-
do por la FAO, durante el período 1981- dores se da casi por completo en programas locales complementándose con algunos entre-
90, la región perdió bosques y selvas a namientos en el extranjero. De acuerdo con lo señalado por varios autores (Sarukhán,
una tasa anual de 7.4 millones de hectá- 1981; Soberón, 1995, Piñero, 1994; G. Halffter, comunicación personal) en México tan
reas, una cifra que es casi la equivalente a sólo el tránsito de la fase (a) a la fase (c) tomó aproximadamente cuatro décadas: de me-
la encontrada en Africa, Asia y el Pacífico diados de los años cincuenta a la actualidad.
juntos (Harcourt y Sayer, 1996; Whitmore,
1997). En las últimas tres décadas, la re-
gión perdió una superficie forestal seme- tima que una décima parte del territorio de co, Centro América y los Andes confor-
jante a todo el territorio de México (200 LAC sufre ya un agudo proceso de pérdi- man la porción del mundo con los más
millones de hectáreas). Aunque no existen da de suelos. Un reporte reciente informa- graves procesos de erosión de sus suelos
datos lo suficientemente confiables, se es- ba que las regiones montañosas de Méxi- (WRI, 1995).

158 MAY - JUN 1999, VOL. 24 Nº 3


Figura 2. Conformación del aparato científico-técnico-productivo relacionado con la investigación ecológica.

Muchas áreas costeras y una saludable reacción colectiva en va- de acción y de acuerdos nacionales, re-
marinas padecen también agudos proce- rios frentes. Entre otros se pueden señalar gionales e internacionales, y la aparición
sos de deterioro. Manglares, marismas, la creación de nuevos ministerios del me- de innumerables programas de educación
lagunas costeras y arrecifes coralinos, dio ambiente y/o recursos naturales o de ecológica o ambiental guiados por el
ecosistemas todos ellos de particular fra- oficinas gubernamentales con mandatos nuevo paradigma de la sustentabilidad.
gilidad y gran importancia ecológica han similares, el surgimiento y la multiplica- Todo lo anterior, ha desencadenado una
sufrido degradaciones con frecuencia irre- ción explosiva de miles de organizacio- inusitada demanda de información cientí-
versibles, todo lo cual merma el potencial nes no gubernamentales o civiles dedica- fica acerca de los recursos naturales des-
pesquero de muchos países. Finalmente el das a la defensa y conservación ecológi- de una perspectiva ecológica.
deterioro y la desaparición de hábitats te- cas, la aparición de movimientos sociales, ¿De qué manera la es-
rrestres y acuáticos está provocando la especialmente entre los pueblos indíge- tructura institucional encargada de pro-
pérdida de numerosas especies. En esta nas, dirigidos a reivindicar derechos hu- veer información científica en el campo
perspectiva debe señalarse la preocupante manos y sociales en íntima relación con de la ecología está respondiendo a esta
pérdida de la diversidad genética. Por el buen manejo de los recursos (Toledo, demanda? Dicho de otra forma, ¿en qué
ejemplo, se estima que los recursos 1992) y, en fin, la toma de conciencia de medida el sistema científico tiene la ca-
fitogenéticos (variedades) de más de 20 diversos sectores de la sociedad (empre- pacidad de contribuir al diseño de mode-
cultivos cuyos orígenes se encuentran en sarios, partidos políticos, medios de co- los sustentables de manejo, conservación,
la región, se encuentran amenazados o en municación, iglesias) acerca de los even- ordenamiento y restauración de los recur-
peligro de desaparecer (Montecinos y tos que amenazan el patrimonio natural sos naturales latinoamericanos?
Altieri, 1991; Giacometti, 1994). de la región y sobre la necesidad de
construir sociedades sustentables. Entre La Ecología en LAC:
Investigación Ecológica las acciones más visibles que han acom- Escasa, Tardía y Dependiente
y Sustentabilidad pañado a lo anterior se encuentran la am-
pliación y consolidación de los sistemas Escasa El primer rasgo
Esta situación de crisis nacionales de áreas naturales protegidas, que de inmediato salta a la vista es el de-
regional ha desencadenado, por fortuna, el establecimiento de numerosos planes sarrollo incipiente de la investigación

MAY - JUN 1999, VOL. 24 Nº 3 159


ecológica en los países de la región. En Tabla I
efecto, la ecología como disciplina cientí- Principales instituciones de investigación ecológica en América Latina
fica comienza a tener presencia institu-
cional en tan solo unos cuantos países,
en otros muchos es una práctica realizada * Instituto de Ecología y Sistemática Cuba
por pocos investigadores, y en otros más, * Instituto de Ecología, Universidad Nacional México
apenas se conoce. Los siguientes datos Autónoma de México (UNAM)
* Instituto de Ecología, A.C. Xalapa México
dan fe de lo anterior.
* El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) México
Mientras que en los Es- * Centro de Investigaciones Ecológicas de
tados Unidos, la “Ecological Society of los Andes Tropicales Venezuela
America” está formada en la actualidad * Centro de Ecología , Instituto Venezolano de
Venezuela
por 7.600 miembros, en México, uno de Investigaciones Científicas
los países de la región donde la investi- * Instituto Nacional de Pesquisas Brasil
gación ecológica se encuentra más desa- da Amazonia
rrollada, contaba hacia 1980 con sólo 5 * Programa de Posgraduacao em Ecologia
e Recursos Naturais , Universidad Federal de Brasil
investigadores con grado de doctor traba-
Sao Carlos
jando en ecología terrestre (Soberón, * Departamento de Ecología (IB), Brasil
1995), 133 en 1991 (Piñero, 1994) y esti- Universidad de Brasilia
mamos que no son más de 350 en la ac- * Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Chile
tualidad. * Instituto de Ecología, Universidad Bolivia
Aunque un inventario de Mayor de San Andres
* Universidad de Buenos Aires Argentina
ecólogos y científicos ambientales traba-
jando en Latinoamérica realizado en 1991
por la Fundación Sirena (SPAIDERA, Fuentes: SPAIDERA, 1991; Directorio de Ciencias Ecológicas de América Latina, 1997; Oficina Regional
1991) arrojaba un total de 2.412 investi- de Ciencia y Tecnología, UNESCO; y Directorio de Instituciones y Programas de Formación Ambiental en
gadores, el análisis minucioso de esta in- América Latina, PNUMA.
formación (Rabinovich, 1994), reveló un
total de 608 personas pertenecientes a 61
instituciones dedicadas a investigar temas
relativos al manejo de los recursos natu- institución científica, es decir como so- Dependiente. La escasez
rales, una cifra que resulta más realista. ciedad de investigadores, no surge sino de su práctica y su desarrollo tardío le
Este escaso número de investigadores tie- hasta principios del presente siglo. En confieren a la investigación ecológica de
ne, a su vez, su expresión en la dimen- efecto, las primeras sociedades de cientí- LAC un tercer rasgo: su carácter depen-
sión institucional. En efecto, una buena ficos dedicados explícitamente a este diente. En efecto, incapaz hasta muy re-
parte de los ecólogos latinoamericanos campo se integran entre 1913 (“British cientemente (y sólo en algunos países) de
realizan su trabajo de manera aislada o Ecological Society”) y 1915 (“Ecological formar sus propias instituciones o sus pro-
poco numerosa como parte de departa- Society of America”). pios programas de capacitación, y con
mentos, secciones, programas o institutos Siendo una creación muy escasos ámbitos propios de publica-
cuya finalidad central no es precisamente fundamentalmente anglosajona salpicada ción, la comunidad académica latinoameri-
la ecología. El mismo análisis realizado de algunas contribuciones rusas y latinas cana dedicada a la ecología se encuentra
por Rabinovich (1994) reveló que dentro y según lo han mostrado con detalle sus fuertemente determinada por los estilos,
de las 61 instituciones detectadas sola- dos principales biógrafos (Worster, 1979; temas, líneas de investigación, procesos de
mente 6 constituían núcleos con 10 o Deleage, 1991), la ecología considerada legitimación y hasta actitudes personales
más investigadores. Con base en lo ante- como una “historia natural científica” no de sus contrapartes de los países centrales,
rior y otras fuentes de información, se se hizo presente en los países latinoame- en especial los anglosajones. Prevalece el
puede afirmar que en la región no existen ricanos sino hasta la segunda mitad del fenómeno, bien documentado para los ca-
más que alrededor de una docena de ins- siglo veinte. Previo a esta época, los re- sos de México (Castillo, 1997) y Chile
tituciones con núcleos consolidados de cursos naturales de la región fueron escu- (Jaksic y Boyle, 1992), de que una mayo-
investigadores bien entrenados y explíci- driñados y descritos por los ojos de los ría de los investigadores latinoamericanos
tamente dedicados a realizar estudios naturalistas locales, muchos de ellos bri- en ecología se mantienen publicando los
ecológicos (Tabla I). Estas instituciones llantes y hasta geniales, y de los especia- resultados de sus estudios en las revistas
se restringen a cinco países: México (3), listas en biología, pero no por científicos de los países centrales. Aunque en los
Brasil (3), Venezuela (3), Chile (1), Ar- formados en la nueva tradición holística, tiempos de la globalización de la informa-
gentina (1) y Cuba (1). En el resto de los termodinámica y cuantitativa de la “cien- ción y el conocimiento lo anterior puede
países o no existen ecólogos o son esca- cia de los ecosistemas”. parecer justificado, esto no es así cuando
sos, o bien aunque numerosos se encuen- En México, por ejemplo se piensa en la necesidad de contar urgen-
tran aun subsumidos dentro de centros de de acuerdo con Sarukhán (1981), Soberón temente, a nivel local, microregional o na-
investigación de tipo biológico, agrope- (1995) y G. Halffter (comunicación per- cional, con información asequible y utili-
cuario, forestal, pesquero, geográfico o sonal), los primeros investigadores dedi- zable (véase mas adelante).
antropológico. cados a la ecología (vegetal o animal, No obstante, es necesa-
Tardía. Haeckel acuñó acuática o terrestre) no surgen sino hasta rio reconocer también los esfuerzos de
el término de ecología hacia 1866 y mediados de los años cincuenta y los países como Brasil, Chile, Perú, Argenti-
Moleschott había ya visualizado y defini- años sesenta. Una situación similar tuvo na y Venezuela en promover la socializa-
do en 1857 lo que en el siglo siguiente lugar en países como Argentina (Rabino- ción de sus ecólogos a través de asocia-
sería su objeto de estudio: el ecosistema. vich y Boffi Lissin, 1992) o Chile (Jaksic ciones nacionales, las cuales son todavía
No obstante lo anterior, la ecología como y Boyle, 1992). inexistentes en la mayoría de los países.

160 MAY - JUN 1999, VOL. 24 Nº 3


La Sociedad de Ecología de Chile, por Tabla II
ejemplo, tiene un registro de más de 120 Principales programas de postgrado en ecología en América Latina.
miembros (SECh, 1998). Cabe destacar,
asimismo, la presencia de 158 latinoame- PAÍS MAESTRÍAS DOCTORADOS No. INSTITUCIONES
ricanos de 16 países en la “Ecological
Society of America” lo cual da cuenta de Argentina 7 1 6
la necesidad de socialización de nuestros Barbados 1 0 1
científicos y de la ausencia de ámbitos Brasil 8 6 6
propios. Costa Rica 10 2 4
En resumen, el que la Cuba 1 0 1
ecología de LAC se revele como una dis- Chile 0 3 3
ciplina escasa, tardía y dependiente la México 23 11 18
vuelve, a su vez, una ciencia inapropiada Panamá 1 0 1
frente a la situación planteada en la pri- Perú 2 0 2
mera parte de este ensayo. Las secciones Venezuela 3 1 3
siguientes están dedicadas a revisar siete TOTAL 56 24 45
tesis que, según los autores, contribuirían
a superar esta situación de irrelevancia. Fuentes: Directorio de Ciencias Ecológicas de América Latina, 1997; Oficina Regional de Ciencia y Tecno-
logía, UNESCO; y Formación ambiental (varios volúmenes 1990-1997), PNUMA.
Institucionalización de la Ecología

La primera tarea a se- la doble crisis (social y ambiental) que punto de partida.
guir es, por supuesto, la creación, conso- hoy padece la región. Por lo observado en al-
lidación y/o multiplicación de investiga- Dentro de la consolida- gunos países como México, la consolida-
dores, instituciones, posgrados, socieda- ción institucional se debe también poner ción institucional es un proceso que toma
des científicas, redes nacionales e interna- especial énfasis en los programas de for- por lo menos de tres a cuatro décadas (Fi-
cionales y publicaciones en ecología, es mación de nuevos investigadores, un me- gura 1). Por ello, se debe adoptar una es-
decir, la institucionalización o socializa- canismo nodal en la reproducción y am- trategia que permita acelerar y acortar el
ción de la disciplina. Ello supone otorgar pliación del sistema. En este sentido, los proceso, aprovechando las capacidades de
a la ecología el estatus institucional que datos disponibles revelan un prometedor los países y los núcleos académicos más
merece como una ciencia moderna de dinamismo en cuanto al número de pro- desarrollados, así como la cooperación y
síntesis, portadora además de nuevas pro- gramas de posgrado (maestrías y doctora- ayuda internacionales. En esta perspectiva
puestas (racionalidad ecológica) de dos) existentes en los países de la región resulta de singular importancia la estrate-
crucial importancia para la superación de (Tabla II), que es necesario tomar como gia propuesta por Rabinovich (1994),

Tabla III
El estado de conservación de las 178 ecoregiones de América Latina y el Caribe.

Estado de Conservación
-< >+
HABITAT AREA % No. de Crítico En Vulnerable Relativamente Relativamente Sin
(km2) ecoregiones Peligro estable Intacto clasificar

Bosques tropicales 8,214,285 38,0 55 6 15 19 11 4 -


húmedos
Bosques tropicales 1,043,449 4,8 31 11 17 2 1 - -
secos
Bosques templados 332,305 1,5 3 - 1 2 - - -
Bosques de coníferas 770,894 3,6 16 3 3 5 4 1 -
Pastizales,sabanas 7,058,529 32,7 16 2 2 6 4 - -
y matorrales
Pastizales inundables 285,530 1,3 13 3 4 3 2 1 -
Pastizales montanos 1,416,682 6,6 12 - - 9 3 - 2
Matorrales
mediterráneos 168,746 0,8 2 1 1 - - - -
Desiertos y matorrales 2,276,136 10,5 27 3 7 9 2 2 4
xéricos
Restingas 34,975 0,2 3 2 1 - - - -
Manglares 40,623 0,2 - - - - - - -
TOTAL - - 178 31 51 55 27 8 6

Porcentaje - - 100 17 28 30 15 4 3
Fuente: Dinerstein et al., 1995.

MAY - JUN 1999, VOL. 24 Nº 3 161


Figura 3. Pueblos indígenas y biodiversidad en México. De acuerdo con un grupo de expertos convocados por la Co-
misión Nacional para la Conservación y Uso de la Biodiversidad de México (CONABIO), fueron definidas 155 regio-
nes prioritarias, es decir, sitios donde el número de especies y endemismos alcanza sus valores máximos. De éstas, 65
coinciden con (porque pertenecen a) territorios de comunidades indígenas (números en el mapa). Como puede obser-
varse al sur, este traslape alcanza al 60% de los sitios.

quien con base en un detallado diagnósti- mas científicos, esto es, de mecanismos ecología deberá tanto de señalar y
co regional identifica diez instituciones lí- que articulen la generación de conoci- priorizar los grandes contenidos de la in-
deres en cinco países y propone una red mientos con la producción de servicios y vestigación, como de reconocer y coordi-
de centros interconectados a partir de los bienes materiales (Sagasti 1979) o lo que nar a los diferentes sectores sociales in-
cuales sea posible potenciar la capacidad se ha denominado como aparatos científi- volucrados en la apropiación de los re-
de investigación. La propuesta resulta inte- co-técnico-productivos (C-T-P) (Cereijido, cursos naturales.
resante porque una experiencia similar ha 1996). Para el caso de la ecología, la in- En términos de la estruc-
sido lograda con éxito por la Red Latinoa- vestigación en la región debería estar tura del sistema que se propone (ver Figu-
mericana de Botánica. articulada con los sectores sociales invo- ra 2), la investigación ecológica deberá
lucrados en la toma de decisiones con vincularse con los organismos responsa-
Formular e Implementar Políticas respecto a los recursos naturales. Para bles de la investigación aplicada, el desa-
Científicas en Ecología esto es necesario formular políticas cien- rrollo tecnológico y la promoción, en las
tíficas inicialmente a nivel de cada na- áreas relacionadas directamente con el ma-
Un factor que se recono- ción, e idealmente como región, que per- nejo de los recursos naturales. Es tarea
ce de desvinculación entre la ciencia lati- mitan planear y orientar la dirección del fundamental que los nuevos principios
noamericana y los múltiples y urgentes esfuerzo científico en función de las ne- surgidos de la ecología y que cristalizan
problemas que sus sociedades enfrentan, cesidades sociales (Herrera 1978). En en la formulación de modelos sustentables,
es una falta de integración de los siste- este sentido una política científica en se difundan y sean internalizados por las

162 MAY - JUN 1999, VOL. 24 Nº 3


instituciones encargadas del desarrollo
agrícola, pecuario, forestal y pesquero. La
vinculación entre estos dos campos de ge-
neración de conocimientos y de tecnolo-
gía, no obstante, no es completa si no se
incluye también a los productores rurales,
esto es a los agricultores, ganaderos, tra-
bajadores forestales, extractores y pescado-
res quienes utilizan y dependen directa-
mente de los ecosistemas. Una política
científica deberá ser capaz de reconocer
que son los productores rurales, los usua-
rios finales de la información y la tecnolo-
gía que se genera. El Estado es, asimismo,
parte sustancial del aparato C-T-P debido
a que en mayor o menor medida, muchas
de las instituciones responsables de las ta-
reas de ordenamiento, conservación y res-
tauración ecológica, así como de investi-
gación aplicada a la producción y de de-
sarrollo tecnológico, son gubernamenta-
les. Por lo mismo, las políticas científicas
deben estar vinculadas con las instancias
gubernamentales encargadas de los recur-
sos naturales en cada nación. Otros acto-
res desempeñando un papel relevante son
las organizaciones no-gubernamentales
(ONGs). Diversas ONGs latinoamericanas
están contribuyendo notablemente en la
formulación de estrategias productivas
compatibles con la conservación ecológica
en comunidades rurales de la región
(Altieri y Masera, 1993; Kaimowitz, 1993).
El vínculo entre estas organizaciones y las
instituciones de investigación ecológica
puede resultar de mutuo beneficio y debe-
rá también estar enmarcado dentro de una
planeación y coordinación nacionales.

Orientar la Investigación Hacia la So-


lución de los Principales Problemas

Una ciencia madura, so-


cialmente consolidada, es aquella que sin
desatender los aspectos relevantes de la
investigación básica, posee la capacidad
de involucrarse en la resolución de los Figura 4. Pueblos indígenas y biodiversidad en Sudamérica. El mapa muestra los sitios de
principales problemas que, relativos a su coincidencia entre las áreas naturales protegidas (reservas de la Biósfera y parques nacio-
propio dominio, existen en un determina- nales) y los territorios de los pueblos indígenas. Tomado de Lizarralde, 1998.
do contexto social y cultural. En esta
perspectiva, la muy común controversia
entre “ciencia pura” y “ciencia aplicada”
no sólo no tiene sentido sino que resulta la región. nóstico, de las 178 regiones ecológicas
fútil. Lo realmente importante es hacer la Este hecho contrasta con identificadas en LAC, correspondiendo a
distinción entre “ciencia relevante” y la identificación cada vez más profunda y 11 principales hábitats o biomas, las tres
“ciencia irrelevante” en relación a un precisa del estado que guardan los eco- cuartas partes sufren algún grado de ines-
conjunto de problemas plenamente identi- sistemas terrestres y acuáticos de la re- tabilidad, pues el 30% se considera en
ficados (Jaksic y Boyle, 1992). Parafra- gión, derivados de un número creciente estado vulnerable, el 28% en peligro y el
seando a Varsavsky (1972) diríamos en- de diagnósticos. Por ejemplo, un estudio 17% en estado crítico (Tabla III).
tonces que la ecología latinoamericana es reciente del Banco Mundial elaborado La sola consulta de la
subdesarrollada no porque no haya alcan- por un equipo selecto de investigadores y información contenida en ese estudio y
zado los estándares o niveles de las de que contó con la colaboración de 180 es- de la magnífica cartografía que la acom-
los países centrales (principal obsesión en pecialistas (Dinerstein, et al., 1995), lo- paña, serían suficientes para diseñar una
la actualidad) sino porque ha sido gró un panorama bastante preciso y cohe- estrategia regional de investigación ecoló-
inapropiada o irrelevante para resolver rente sobre el estado de conservación gica que identificara prioridades, fortale-
los principales problemas ecológicos de ecológica de la región. Según dicho diag- zas y debilidades (tanto temáticas como

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eco-geográficas), necesidades de nuevos Tabla IV
investigadores e integración de informa- Población indígena de América Latina y El Caribe en 1962, 1978 y 1990, y porcentaje de esta
ciones y experiencias a través de redes última con respecto a la población total por país.
institucionales o de investigadores. Ello
permitiría orientar los esfuerzos de inves- País 1962a 1978b 1990c y d % DE LA
(millones) (millones) (millones)
tigación y de desarrollo académico hacia POBLACION
la resolución de los principales problemas TOTAL
ecológicos tomando en cuenta las escalas
local, microrregional, nacional e interna- México 3,03 8,04 12,0 14
cional. Guatemala 1,49 3,73 5,00 62
Aunque ya existen algu- Ecuador ,643 2,56 5,50 58
nas reflexiones y experiencias al respec- Perú 4,83 6,05 11,0 55
to, en torno a regiones como la cuenca Bolivia 2,18 3,52 5,00 80
Brasil ,099 0,24 0,25 ,18
amazónica (Salati, 1994), los ecosistemas
Colombia 0,25 0,54 0,50 1,6
marinos y costeros (Penchaszadeh, 1994)
Venezuela ,098 0,20 0,30 1,6
o los recursos genéticos (Giacometti,
Panamá ,062 0,12 0,19 3,2
1994), lo cierto es que este ejercicio de Paraguay ,068 0,06 0,08 2,3
planeación ha estado ausente de las pre- Honduras ,107 0,10 0,50 11
ocupaciones de la mayor parte de las ins- Costa Rica ,008 0,01 0,03 ,6
tituciones académicas latinoamericanas. Nicaragua ,043 0,04 0,16 5
No puede dejar de señalarse el caso ex- El Salvador ,100 0,10 0,80 14,5
cepcional de Cuba, donde la profunda Chile ,240 0,61 1,20 10
crisis energética y económica de la últi- Argentina ,130 0,39 0,50 1,6
ma década ha provocado una reorienta- Belice — 0,01 0,02 7,5
ción radical de la investigación científica Guyana ,027 0,03 0,04 3,3
hacia sistemas agro-ecológicos. Surinam — 0,01 ,015 3
Guyana Francesa — ,0007 ,006 6,6
Investigación y Culturas Indígenas:
Revalorizar las “Otras Ecologías” TOTAL 13,42 26,40 43,1 —

En una región donde a Fuentes: a y b Mayer & Masferrer, 1979.


diferencia de los países donde se originó c
ICA Institut Catala d’antropologia, IEPALA Instituto de Estudios Políticos para América Lati-
la ecología científica, las culturas origina- na y el Caribe. CIEMEN Centre
les o autóctonas no sólo no fueron aniqui-
Internacional Escarré per a les Minories Etniques I Nacionalitats.
ladas o suprimidas por completo, sino que d
hoy viven una suerte de renacimiento no Chapin, 1992. The coexistence of indigenous people and the natural enviroment in Central
solamente demográfico (Tabla IV), sino America. A special map supplement to: Research and Exploration.
socio-cultural y político, resulta impropio A scholary publication of the National Geographic Society, USA.
realizar investigación científica sin tomar
en cuenta los aportes de las “otras ecolo-
gías”. Este hecho se ha visto reforzado (como la “chinampa” en México o los ecológicos, es decir, la “estructura pro-
por dos fenómenos: la constatación recien- campos elevados en los Andes), los siste- funda” de los recursos naturales, y el de
te de la presencia de pueblos indígenas en mas agroforestales (como los huertos fa- ofrecer información pertinente para su
las principales áreas con mayor biodiversi- miliares o los cafetales bajo sombra) o “apropiación sustentable”, es decir, su
dad en la región (Figuras 3 y 4), incluyen- los sistemas de ganadería intensiva y a adecuado ordenamiento, manejo, conser-
do bajoplanicies, montañas y costas de pequeña escala, también han sido sugeri- vación y restauración. Los problemas
México, Centro y Sudamérica (Toledo, das como puntos de partida para un ma- ecológicos, sin embargo, surgen del uso
1998; Chapin, 1992; Lizarralde, 1998), y nejo integral de los recursos (Posey, et o la afectación de esos sistemas natura-
la explosiva proliferación de estudios et- al., 1986; Toledo, 1996). Todo lo ante- les, de tal forma que la ecología contri-
nobotánicos, etnozoológicos y etnoecológi- rior ha llevado a la puesta en práctica de buye a su resolución proporcionando in-
cos documentando el riquísimo acervo de proyectos de ordenamiento y micropla- formación acerca de cómo las perturba-
conocimientos, tecnologías y estrategias de neación donde el conocimiento derivado ciones humanas afectan a los ecosistemas
manejo entre los pueblos indígenas de de la ecología científica ha logrado com- y a sus componentes (poblaciones, comu-
LAC (Alcorn, 1990; Denevan, 1980; To- binarse exitosamente con esas “ciencias nidades, flujos de materia y energía) y a
ledo, 1991). de lo concreto”, para utilizar el término sus procesos (ecológicos y evolutivos).
Dado lo anterior, hoy es empleado por C. Levi-Strauss, creadas y Las perturbaciones que
imposible diseñar modelos sustentables mantenidas por las culturas locales sufren los ecosistemas son, sin embargo,
de apropiación de los recursos naturales (Bocco y Toledo, 1997). consecuencia de determinados fenómenos
sin antes revisar la experiencia ganada de carácter económico, demográfico, tec-
por estas culturas locales durante siglos La Inter(Multi-)Disciplina como nológico, cultural, social e/o institucional,
de interacción con los ecosistemas terres- Método de Abordaje y la Participación de tal forma que, en última instancia, toda
tres y acuáticos. Esta sabiduría acumula- Multisectorial en las Soluciones problemática relativa a los recursos natura-
da no sólo ha dado lugar a diseños tec- les tiene que ser abordada desde una pers-
nológicos ecológicamente adecuados, ta- Se está de acuerdo en pectiva inter o multi-disciplinaria. La idea
les como los sistemas de terrazas para que el papel de la ecología es el de en- de una “naturaleza intocada” percibida y
áreas de ladera o de agricultura hidráulica tender el funcionamiento de los sistemas estudiada por los ecólogos como “ecosis-

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temas naturales” ha sido fuertemente cues-
tionada en los años recientes (e.g. Gómez-
Pompa y Kaus, 1992; Pimentel, et al.,
1992). Lo anterior ha llevado a reconocer,
aun entre los ecólogos, que los problemas
por resolver por muy naturales que parez-
can son, en última instancia, problemas
sociales o humanos, o para ser más preci-
sos socio-ecológicos (e.g. Ludwig, et al.,
1993 y la secuela de artículos en Eco-
logical Applications, 1993).
Lo anterior no supone la
abolición de las disciplinas, sino su inte-
gración adecuada dentro de un enfoque
integral u holístico. Dicho de otra mane-
ra, el ecólogo moderno debe tener la ca-
pacidad de desarrollar su investigación
(por muy especializada que sea) sin per-
der de vista el carácter “híbrido”, es de-
cir, ecológico y social, de los fenómenos
que aborda. (Berkes y Folke, 1998). Este
importante principio debe normar no sólo
la creación o la modernización de las ins-
tituciones sino la formación de los nue- Figura 5. Enlaces tipo red entre sectores involucrados en problemas ecológicos. Las fle-
vos profesionistas. chas representan flujos de información en dos sentidos entre los sectores. Se enfatiza a
Por otro lado, la reali- través de las flechas más oscuras la retroalimentación de información de los sectores hacia
dad de LAC muestra que por fuera de las la investigación ecológica. (RN = recursos naturales)
instituciones de investigación existe un
creciente y hasta explosivo número de
iniciativas de sectores tales como las
ONGs, las organizaciones de productores
e inclusive instancias gubernamentales, que se toman con respecto al manejo de han analizado esta necesidad de apertura
quienes están intentando solucionar los tales recursos. Considerando esta diversi- de las ciencias naturales principalmente
múltiples y complejos problemas ecológi- dad de actores, el manejo participativo se en el contexto de la crisis ambiental glo-
cos que afectan a la región. Acciones ta- define como la asociación a través de la bal (Funtowicz y Ravetz, 1991) o dentro
les como la recuperación y conservación cual los actores negocian, se ponen de de la investigación agrícola (Kloppen-
de suelos, el uso de tecnologías alternati- acuerdo e implementan colectivamente un burg, 1991).
vas para el manejo del agua y la energía, conjunto de funciones, responsabilidades
la planificación y manejo de microcuen- y beneficios con respecto a los recursos a Comunicar el Conocimiento
cas, la agroecología, la reforestación y el utilizar (IUCN, 1997). Muy cerca de esta Ecológico
tratamiento de desechos, están siendo forma de aproximación, están las técnicas
promovidas y llevadas a cabo por diver- conocidas como evaluación rural partici- Una herramienta funda-
sos tipos de organizaciones sociales. Para pativa (IRM y GEA, 1993), las cuales mental para lograr una investigación eco-
poder colaborar con estos sectores las permiten la formulación de estrategias de lógica participativa -con y para- la socie-
instituciones de investigación en ecología manejo a partir de diagnósticos y re- dad, es la comunicación. La comunica-
pueden tomar en cuenta y utilizar las ex- flexiones realizadas por las comunidades ción es parte esencial de la actividad
periencias desarrolladas en otros ámbitos rurales, usuarias directas de los recursos científica. No obstante, su utilización se
disciplinarios. Por ejemplo, pueden consi- naturales. Estos enfoques participativos ha restringido al mero enlace entre cientí-
derar las aportaciones de los enfoques de tratan de buscar soluciones a los proble- ficos. En su relación con la sociedad, la
investigación participativa que, aunque mas tanto ecológicos como sociales, a ciencia debe crear estructuras que pro-
surgidos de las ciencias sociales como través del diálogo entre sectores. La eco- muevan la transferencia y el intercambio
formas de ligar la investigación con la logía es una ciencia que tiene importan- de información y que faciliten la aplica-
acción social y la resolución de proble- tes insumos que aportar a la búsqueda de ción y utilización de los resultados de in-
mas (Salazar, 1992), están teniendo efec- estas soluciones y debe ser capaz de par- vestigación. Para esto se requiere de la-
tos en la búsqueda de alternativas en el ticipar en este diálogo. Requiere, enton- bores de transformación de la informa-
área ecológica. En años recientes y prin- ces, incursionar en las investigaciones de ción científica pues ésta por lo general se
cipalmente a través del trabajo de diver- tipo participativo tratando de ser recepti- encuentra en formatos difícilmente inter-
sas ONGs (aunque también apoyado por va a lo que los diferentes grupos sociales pretables por audiencias no-especializa-
áreas de investigación como la agrícola y involucrados en la toma de decisiones das. Esta tarea contribuiría a la solución
la sociología rural), se ha desarrollado un tienen que decir sobre los problemas eco- de diversos problemas para los cuales po-
enfoque de trabajo conocido como mane- lógicos. Son necesarios, en consecuencia, siblemente ya existe información relevan-
jo participativo de los recursos naturales. tanto la aceptación del carácter multi-sec- te. El uso conciente y planeado de estra-
Su principal característica es reconocer la torial de los problemas, así como el reco- tegias de comunicación puede facilitar las
existencia de usuarios de los recursos a nocimiento de usuarios concretos de la interacciones entre la ciencia (sus institu-
distintos niveles, así como de grupos que información generada y de las propuestas ciones, productos y actores) y los diver-
afectan o son afectados por las decisiones que de ésta surjan. Otros autores también sos sectores involucrados en tomar deci-

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siones con respecto a los recursos natura- embargo, es necesario superar esta fase de una “disciplina de emergencia” obligada
les. Corresponde a las mismas institucio- aprendizaje (formación de investigadores) y a proporcionar información científica útil
nes de investigación iniciar estas interac- pasar a una etapa de madurez en la que para la toma de decisiones urgentes, es-
ciones Una forma adecuada de colabora- hay que crear un “polo científico” a la me- pecíficas y de alto riesgo (Soberón, 1995;
ción con otros sectores que permita la so- dida de las realidades de LAC. Ehrlich, 1997). Este fenómeno ha induci-
lución de problemas, puede darse a través En el caso de la ecolo- do reacciones por parte de algunas comu-
de trabajos de vinculación realizados por gía que como hemos visto, ha tenido una nidades académicas como la de los Esta-
equipos especializados en comunicación. aparición tardía en el escenario latino- dos Unidos (Lubchenco, et al., 1991,
Estos “vinculadores” deberían de hacer americano, lo anterior significa tomar Ecological Applications, 1993; Christ-
llegar la información a un espectro diver- conciencia del momento que vive esta ensen, et al., 1996) y obliga a los ecólo-
so de audiencias y, paralelamente, de disciplina en cada país y, donde sea ne- gos a revisar y, en su caso, cuestionar las
identificar problemas y necesidades de cesario, cuestionar y superar los criterios “formas normales” de realizar su activi-
los sectores que intervienen de una u otra academicistas. En efecto, mantenerse gi- dad. Llevada hasta sus últimas conse-
forma en el manejo de los ecosistemas. rando alrededor de objetivos meramente cuencias, esta revisión que pertenece tan-
Las interacciones entre los sectores debe- académicos, significa privilegiar la forma to a la esfera de lo individual como de lo
rán ser de tipo red y contemplar una co- por sobre los contenidos o los medios so- colectivo e institucional, deberá penetrar
municación en dos sentidos entre cada bre los fines, una situación que corre el y sacudir al mismo ethos o ideología
par de componentes (ver Figura 5). Los riesgo de desnacionalizar los avances lo- científica. Esto es, al conjunto de creen-
intercambios que más deberán favorecerse grados y de condenar a las instituciones cias y valores sobre la naturaleza de la
son aquellos que retroalimentan la activi- de investigación a una suerte de “exilio ciencia, internalizados por todo científico
dad científica ya que permite identificar a interno” en tanto se limitan a buscar el durante su formación. La adquisición de
los usuarios potenciales de la informa- reconocimiento en el exterior (los países este sistema ideológico le proporciona a
ción. La colaboración y el diálogo conti- industrializados) divorciándose de las los científicos un fuerte sentido de perte-
nuos deberán darse en un contexto de propias realidades (Sarmiento, 1990). nencia a una comunidad idealizada de di-
metas comunes guiadas por la urgente Dentro de la perspectiva mensión universal, el cual termina aislan-
necesidad de promover un desarrollo sus- anterior, uno de los principales obstácu- do y enajenando su actividad (Fortes y
tentable. Visto de esta forma, el papel los para pasar a una siguiente etapa son Lomnitz, 1991). Romper con estos esque-
desempeñado por la investigación ecoló- los sistemas de evaluación del trabajo mas es indispensable e inaplazable para
gica puede identificarse de mejor manera. científico generalmente dominados por la lograr una ciencia ecológica latinoameri-
Finalmente, debido a que los problemas obsesión academicista empeñada en de- cana pertinente con su realidad social.
ecológicos existen a diferentes escalas, la mostrar “el dominio sobre el instrumen-
promoción y facilitación del intercambio to”. Se debe entonces abandonar la vi- AGRADECIMIENTOS
de información debe hacerse desde el ni- sión estrecha y hasta colonizada que im-
vel local, pasando por el micro-regional, pide establecer tanto los temas como las Agradecemos al M.en C.
nacional, regional hasta el global. metodologías de investigación, y que nie- Pablo Alarcón su valiosa asistencia técni-
ga la capacidad de legitimar el conoci- ca. Por la información proporcionada agra-
La Doble Toma de Conciencia miento que se genera. Un primer paso en decemos al Dr. F. Bandeira; a Gilliam
de los Ecólogos esta dirección es modificar el orden de Diamond de la Ecological Society of
las audiencias a quienes va dirigida la in- America; a Alejandro Peláez de SEMAR-
Para alcanzar en LAC vestigación. Se debe reconocer que las NAP-México; a Audrey Grez de la Socie-
una ciencia ecológica verdaderamente rele- publicaciones arbitradas internacionales dad de Ecología de Chile; al Dr. Gerardo
vante es necesario, además de lo expuesto (en revistas europeas y norteamericanas) Bocco, Dr. Exequiel Ezcurra, Dr. Héctor
en las secciones anteriores, que los ecólo- no constituyen ni la única, ni la primera Arita y Dr. Manuel Maass del Instituto de
gos latinoamericanos adquieran conciencia posibilidad de comunicación del conoci- Ecología de la UNAM; y al Dr. Sergio
de al menos dos fenómenos. El primero miento científico. Es necesaria una evolu- Guevara y Dra. Patricia Moreno del Insti-
está relacionado con lo que podría llamarse ción de los sistemas de evaluación hacia tuto de Ecología A.C. Nuestro reconoci-
la “esclavitud del instrumento”, es decir la esquemas que consideren el quehacer miento especial al Dr. Gonzalo Halffter de
incapacidad para pasar de una fase de científico de manera holística, dando va- esta última institución por sus enriquece-
aprendizaje por imitación a una etapa ma- lor a cada una de las actividades confor- doras aportaciones.
dura de creación propia. Ello se refiere a la mando tanto la producción y reproduc-
situación estacionaria que viven muchas ción del conocimiento científico como su
disciplinas científicas de la región en la comunicación a los diversos usuarios y la Notas
cual, equivocadamente, se confunden los utilización práctica por éstos.
medios con los fines. En una frase por de- El segundo fenómeno se 1 Estamos considerando a la investigación eco-
lógica como aquella dirigida a estudiar los
más afortunada, Cereijido (1996) ha afirma- refiere a lo que hemos venido señalando sistemas ecológicos y a proveer información
do que en LAC ya se ha aprendido a in- a lo largo de este ensayo: la urgente ne- científica para el manejo, ordenamiento, res-
vestigar y que lo que urge es tratar de ha- cesidad de orientar la investigación (bási- tauración y conservación de los recursos natu-
cer ciencia. Según este autor las décadas ca y aplicada) a enfrentar los problemas rales renovables. Este análisis no aborda
pasadas han estado orientadas a demostrar relacionados con los recursos naturales de aquellos aspectos que aunque aparecen eti-
quetados como “ecológicos”, en realidad per-
que los latinoamericanos somos capaces de la región y sus países. Es probable que tenecen al dominio de las llamadas “ciencias
manejar el instrumento (o el método), para ninguna de las comunidades científicas ambientales”, tales como los que atañen a los
lo cual se han creado innumerables meca- contemporáneas se encuentre sujeta a una problemas urbanos e industriales (por sustan-
nismos para garantizar estándares académi- mayor demanda de información como la cias tóxicas y otros desechos), la salud en su
relación con el ambiente, o los que surgen
cos similares a los de los países industriali- dedicada a la investigación ecológica, desde una perspectiva fundamentalmente ur-
zados (donde surgió y se desarrolló origi- una situación especialmente notable en banística (basura, contaminación del aire,
nalmente la actividad científica). Hoy, sin LAC. Por ello, la ecología se ha vuelto transporte)

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168 MAY - JUN 1999, VOL. 24 Nº 3

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