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Co losenses
1:1-14
RECURSOS PARA PREDICAR
EXÉGESIS:
EL CONTEXTO:
El apóstol Pablo escribió esta carta (epístola) a la iglesia en Colosas, una ciudad
pequeña situada en el Río Lycos en Asia Menor (hoy Turquía), conocida por su
producción de lana y productos de lana.
Al escribir esta carta, seguramente durante los años 50 d.C., Laodicea había
eclipsado a Colosas, convirtiéndose en la ciudad más importante de la región. En
los años 60-61 d.C., un gran terremoto destruyó prácticamente toda la ciudad de
Colosas; esto fue un golpe del que nunca se pudo recuperar.
Aunque existía una población judía bastante grande en la región, los cristianos
colosenses eran, en su mayoría, gentiles (véanse 1:21, 27; 2:13). Es probable que
los vicios mencionados en versículos 3:5-7 fueran más problemáticos para los
gentiles que para los judíos.
Esta carta incluye varias palabras que no aparecen en ningún otro lugar en las
escrituras de Pablo – y algunas diferencias estilísticas también. Por eso hay eruditos
modernos que cuestionan la autoría de Pablo. No obstante, las diferencias de
vocablo y estilo son lo suficientemente pequeñas para decir que Pablo es su autor y
que Timoteo es su coautor y secretario.
Pablo habla bien de la fe, el amor, y la esperanza de los cristianos colosenses (1:4-
5) y reconoce que las Buenas Noticias están rindiendo fruto y creciendo entre ellos
(1:6). A pesar de esto, parece que Epafras le trae noticia de graves problemas en
Colosas – problemas con falsas enseñanzas que algunos eruditos llaman “la herejía
colosense.” Pablo escribe esta carta para ayudar a los colosenses a solucionar esos
problemas:
• Expresa preocupación que alguien “os engañe con palabras persuasivas” (2:4).
• Les advierte: “Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según
las tradiciones de los hombres, conforme á los elementos del mundo, y no según
Cristo” (2:8).
• Les dice que no dejen que nadie les juzgue “en comida, ó en bebida, ó en parte de
día de fiesta, ó de nueva luna, ó de sábados” (2:16). Les dice que no se sometan “á
ordenanzas, tales como, no manejes, ni gustes, ni aun toques” (2:20-21). Esto
sugiere que los cristianos colosenses sentían presión de adoptar las leyes dietéticas
judías, junto con su fe cristiana – un problema común en aquel momento en la
historia de la iglesia – un problema al que Pablo se dirigió particularmente en su
carta a Gálatas. También podría reflejar el ascetismo que los gnósticos
promulgaban.
• Les advierte que no permitan que nadie, “os prive de vuestro premio, afectando
humildad y culto á los ángeles” (2:18).
• Les ruega “Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra:
fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría”
(3:5). Les dice “dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
maledicencia, torpes palabras de vuestra boca” (3:8).
• Les da consejo en cuanto a sus relaciones con los demás, en particular, esposas,
maridos, hijos, siervos, y maestros (3:18 – 4:1).
Aunque Pablo va a tratar estos problemas uno por uno, primero quiere enraizar a los
cristianos colosenses en los puntos básicos de la fe – y en Cristo como centro de
esa fe (véase 1:15-20 en particular). Si estos cristianos colosenses pudieran
entender mejor la naturaleza y misión de Cristo – quién era y es y lo que Cristo ha
venido a hacer para ellos – ese entendimiento les daría la fundación necesaria para
tratar los problemas que Epafras ha identificado.
También podríamos usar como metáfora la Estrella del Norte. Gente que navega
según las estrellas encuentra la Estrella del Norte particularmente útil. Si la
encuentran, les puede ayudar a orientarse y saber dónde están y en qué dirección
se mueven. Pueden usar este conocimiento para alejarse del peligro de las rocas o
de bancos de peces – y para guiar su barco en la dirección correcta. En esta carta a
los colosenses, Pablo establece a Cristo como su Estrella del Norte – el lugar fijo en
el cielo por el cual pueden navegar sin peligro – la verdad que les ayudará a evitar
las muchas falsedades que amenazan con descarrilarles.
En aquel tiempo y lugar, las cartas empezaban con el nombre de quien escribe, el
nombre del destinatario, y un saludo. Pablo sigue este esquema y extiende la carta
para cumplir sus propósitos.
Pablo, claro, no era uno de los doce apóstoles originales. Era un judío que
perseguía con celo a los cristianos durante los primeros años de la iglesia. Pero
entonces Cristo le escogió para ser apóstol cristiano. Cristo confrontó a Saúl (el
nombre de Pablo antes de ser cristiano) mientras se dirigía a Damasco para
perseguir a los cristianos allí (Hechos 9:1ff) – esta confrontación terminó con Saúl
convirtiéndose en Pablo, apóstol cristiano – escogido y comisionado personalmente
por Cristo – apóstol cuyo testimonio de Cristo aumentó después de ver Pablo al
Cristo resucitado.
Dios tiene un thelema – una voluntad – un plan – para cada persona. Tiene un
espacio particular para cada uno de nosotros en su universo espiritual. Es su
voluntad que ocupemos ese espacio. Podemos cumplir la voluntad de Dios para
nosotros solo si tratamos de llenar ese espacio – y si nos esforzamos para que
nuestra voluntad concuerde con la voluntad de Dios.
• Cristo nos llama a tomar nuestra cruz y seguirle (Mateo 10:38; 16:24; Marcos 8:34;
Lucas 9:23; 14:27).
Considere como la llamada de Dios se adentró en la vida de Pablo. ¿Se hizo Pablo
rico y famoso? La verdad es que sí se hizo famoso – mucho más que la mayoría de
cristianos. ¿Pero se hizo rico? ¿Estaba cómodo? ¿Económicamente seguro?
¿Tenía una casa de veraneo en un lago? ¿Se esforzaba la gente para honrarle y
aliviarle el camino? ¡No! ¡Ninguno de estos! En su segunda carta a los corintios,
Pablo relató los sacrificios que había hecho como apóstol de Cristo. Les recordó que
a menudo había estado encarcelado. Dijo:
“De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.
Pablo habla a menudo de hagioi – palabra que significa “uno santo” pero que se
suele traducir como “santos” en las Biblias en inglés. Pablo escribe “A todos los que
estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos” (Romanos 1:7; véanse también
1 Corintios 1:2; Filipenses 1:1). Está claro por la manera que Pablo usa esta palabra
que su intención con la palabra hagioi – “santos” – es referirse al pueblo de Dios.
• La tierra en que anduvo Moisés era santa, porque Dios estaba allí presente (Éxodo
3:5).
• El Monte de Sinaí era santo, porque allí Dios le dio a Moisés la ley (Éxodo 19:23).
• El sábado es un día santo, porque conmemora el día que Dios descansó (Éxodo
20:8).
• Sacrificios quemados eran santos, porque eran sacrificios ofrecidos a Dios (Éxodo
29:34). La lista continúa y continúa.
• Pero, aún más especial, el pueblo de Dios es santo, porque le pertenece a Dios
(Deuteronomio 28:9; Isaías 62:12).
Santos son aquéllos “santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo” (Hebreos
10:10). No solemos usar la palabra santificados muy a menudo, pero está
relacionada a la palabra hagios. Santificado quiere decir “hecho santo.” Cuando el
autor de Hebreos dice que hemos sido “santificados por la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo,” quiere decir que Jesucristo nos ha hecho santos. Esto no significa que
Jesús nos haya hecho perfectos. Lo que significa es que Cristo nos ha hecho santos
– nos ha apartado para cumplir los propósitos de Dios – nos ha llamado a llevar
vidas santas.
Como santos, estamos ligados uno a otro por nuestra fe en Cristo. El Nuevo
Testamento habla de Cristianos como hermanos y hermanas, por eso somos familia
en Cristo. Somos parientes sanguíneos del pueblo de Dios de otras razas y otras
naciones (conectados por la sangre de Cristo). Somos parientes sanguíneos del
pueblo de Dios que vivió hace mucho – y de todos aquéllos que nos seguirán.
De la misma manera que nunca podríamos repagarle a una persona que nos deja
una herencia de riqueza inimaginable, jamás podremos repagarle a Dios por la
salvación que nos da. Sin embargo, si un patrón nos concediera una riqueza de
gran tamaño, le seríamos fieles y usaríamos ese dinero según sus deseos y valores.
Así también podemos serle fieles al Dios que nos da la salvación, viviendo según su
voluntad.
En otro lugar Pablo Dice, “Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos
8:31) – es decir, “si Dios está con nosotros, ¿qué importa que alguien esté en
nuestra contra?” El punto de Pablo es que una relación íntima con Dios le confiere al
creyente una confianza que ningún oponente ni peligro puede quebrantar. Sería
apropiado llamar ese estado de gracia “paz” – eirene (griego) – shalom (hebreo).
Eirene es uno de los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22). Está enraizado en la paz que
tenemos con Dios, quien nos ha concedido la gracia a través de Jesucristo
(Romanos 5:1-2a). Habiendo recibido la gracia de Dios, es de esperar que nosotros
extendamos la misma gracia a otros. En una comunidad que recibe y extiende
gracia libremente, por seguro que eireneprevalecerá.
“de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesucristo” (v. 2d). La fuente de gracia y
paz es “Dios Padre nuestro, y el Señor Jesucristo.”
Pablo escribe esta carta para dirigirse a los problemas que los cristianos están
experimentando en Colosas. Pero primero toma un momento para mencionar las
cosas buenas de los cristianos colosenses. Son “hermanos fieles” (v. 1). Da gracias
por ellos (v. 3). Ha oído hablar de su fe y amor por los santos (v. 4). Tienen
esperanza (v. 5). El Evangelio de Cristo “fructifica y crece” entre ellos (v. 6). Antes
de hablar de sus problemas, Pablo quiere que sepan que está muy al tanto de todo
lo positivo que está ocurriendo entre ellos y que es digno de celebrar.
Este es un buen modelo. Una vez asistí un taller de Ken Blanchard donde el bien
conocido gurú de liderazgo enfatizó la importancia de hacerle a la gente
comentarios positivos – palmadas en la espalda. Blanchard aconsejó hacer diez
comentarios positivos para cada comentario negativo – una proporción de diez-por-
uno a favor de comentarios positivos. Dio este consejo, no para hacer a la gente
sentirse mejor, sino porque este método resulta en líderes más efectivos. La
explicación es que por lo general se acepta crítica más fácilmente si se sabe que
alguien aprecia lo bueno que hemos hecho. Muchos en la iglesia hacen cosas
positivas. Asegurémonos de mencionar estas cosas buenas – y de expresar nuestro
agradecimiento siempre que sea posible.
En versículos 4-5, Pablo menciona tres virtudes – fe, amor, y esperanza – que en
otro lugar también agrupa (1 Corintios 13:13; Romanos 5:1-5; Gálatas 5:5-6; 1
Tesalónicos 1:3).
Amor es el primer fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) – y es la virtud cristiana más
grande (1 Corintios 13:13).
“A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos” (v. 5a). En
versículo 4, Pablo mencionó la fe de los cristianos colosenses – y en este versículo
habla de su esperanza. Ambos fe y esperanza miran hacia el futuro – a la
recompensa futura – al cumplimiento futuro de las promesas de ahora. El autor de
Hebreos dice, “ES pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la
demostración de las cosas que no se ven” (Hebreos 11:1).
Gente pone esperanza en todo tipo de cosas: Fuerza o apariencia personal, títulos
académicos, pensiones, figuras políticas, etcétera, etcétera.
Pero Pablo les dice a estos cristianos colosenses que su esperanza nace en su “fe
en Cristo Jesús” y “el amor que tenéis á todos los santos” (v. 4). Es una esperanza
“que os está guardada en los cielos” (v. 5a) – una esperanza que les muestra un
futuro bendecido, y por lo tanto les da fuerza para vivir hoy.
“El cual ha llegado hasta vosotros, como por todo el mundo; y fructifica y
crece, como también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la
gracia de Dios en verdad” (v. 6). Las Buenas Noticias de Jesucristo no han llegado
solo a estos cristianos colosenses, pero también está por llegar a “todo el mundo.”
En ese momento, el Evangelio solo había penetrado algunas ciudades en la región
mediterránea – no “todo el mundo” como lo conocemos hoy – pero un comienzo sin
embargo. Hoy, hemos visto el cumplimiento de esta promesa de “todo el mundo.” El
Evangelio “fructifica y crece” alrededor del mundo, a pesar de persecución, fuego, y
espada.
“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar
por vosotros” (v. 9a). Antes, Pablo dijo que él y Timoteo estaban “siempre orando
por vosotros” – una oración de gracias (v. 3). Ahora vuelve a mencionar sus
oraciones por los colosenses – esta vez detallando sus peticiones a favor de ellos.
Pablo también pedía que otros orasen por su bien (Romanos 15:30; 2 Corintios
1:11; Efesios 6:19-20; Colosenses 4:3; 1 Tesalónicos 5:17; 2 Tesalónicos 3:1).
Pablo era apóstol, y ellos cristianos comunes y corrientes – pero sabía que sus
oraciones eran eficaces – y que contenían el poder de Dios. Pablo era lo
suficientemente humilde para entender que necesitaba oraciones de estos cristianos
comunes y corrientes tanto como ellos las necesitaban de él.
Los griegos premian la inteligencia (sophia), pero en otro lugar Pablo contrasta la
sabiduría de Dios con la insensatez del mundo. Dios escogió la cruz de Cristo para
salvar al mundo – un plan que al mundo le parecía insensato. Pero “lo loco de Dios
es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres” (1
Corintios 1:25). Por eso, Pablo reza que estos cristianos colosenses puedan ganar,
no solo sophia, sino una sophia de naturaleza espiritual (pneumatikos) – la
inteligencia de Dios.
Cuando el erudito griego, Arquímedes, entraba en la bañera, veía que el nivel del
agua subía. De repente entendió que el volumen del agua desplazada debe ser
igual al volumen del cuerpo sumergido. Se emocionó tanto con este descubrimiento
que corrió desnudo por las calles gritando ¡Eureka!’ (“¡Lo he encontrado!”).
Pablo no espera que estos cristianos colosenses corran desnudos por la calle, pero
sí reza para que experimenten el tipo de claridad espiritual que Arquímedes
experimentó con los principios físicos.
“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo” (v. 10a).
¿Qué tipo de cosas serían dignas del Señor? ¿Qué podríamos hacer para
complacerle a Dios en todos los sentidos?
• Dios proveyó consejos detallados en las 613 leyes del Torá. Aunque estas leyes
no eran obligatorias para los cristianos como lo eran para los judíos del Antiguo
Testamento, hoy nos siguen ayudando a discernir la voluntad de Dios.
• Sin embargo, los profetas se dieron cuenta de que hasta quienes trataban de
seguir la ley del Torá quedaban cortos, particularmente en el tratamiento de las
viudas, huérfanos, y otras personas vulnerables. Las escrituras de los profetas se
dirigían a este problema – y hoy nos ayudan a determinar cómo complacer a Dios
tanto como cuando fueron escritas.
Pero ninguno de nosotros hace estas cosas perfectamente. Para complacer a Dios
de verdad en todos los respetos hay que aprovechar la gracia y el perdón que
tenemos disponibles por medio de una buena relación con Cristo (Romanos 12:1-2;
2 Corintios 5:8; 1 Tesalónicos 4:1).
Pablo definió los frutos del Espíritu como: “caridad, gozo, paz, tolerancia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23). Estas
actitudes y virtudes no son buenas obras en sí solas, pero sí constituyen tierra fértil
que produce buenas obras en abundancia.
La palabra “gloria” se usa en la Biblia para relatar varias cosas maravillosas – pero
se usa especialmente para hablar de la gloria de Dios – el aura asociada con la
apariencia de Dios que revela su majestad a los humanos. Escritores bíblicos,
intentando describir la gloria de Dios con palabras humanas, la describen como “un
fuego abrasador” (Éxodo 24:17). Cuando Moisés pidió ver la gloria de Dios, Dios
respondió, “No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá” (Éxodo
33:20) – pero Dios continuó, “He aquí lugar junto á mí, y tú estarás sobre la peña: Y
será que, cuando pasare mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te
cubriré con mi mano hasta que haya pasado: Después apartaré mi mano, y verás
mis espaldas; mas no se verá mi rostro” (Éxodo 33:21-23). La gloria de Dios es tan
poderosa que el ser humano no es capaz de experimentarla directamente. Una
analogía podría ser entrar en contacto con un cable eléctrico de alto voltaje. Sería
demasiado, no lo podríamos soportar.
“con gozo” (charas) (v. 11c). Pero Pablo quiere que estos cristianos colosenses
tengan más que una fuerte tolerancia. Quiere que toleren los problemas con gozo.
El gozo es un tema común en ambos el Antiguo y el Nuevo Testamento. Gente da
gracias por haber experimentado salvación en manos de Dios (Isaías 25:9) – o
regocija en el amor fiel de Dios (Salmo 90:14), o la presencia de Dios (Salmo 16:9-
11). El nacimiento del Salvador es ocasión para sentir gozo (Lucas 2:10-11). De la
misma manera que una persona normal y corriente puede regocijar al encontrar una
oveja perdida, o una moneda o un hijo. Así también “habrá más gozo en el cielo
de un pecador que se arrepiente, que de noventa y nueve justos, que no
necesitan arrepentimiento” (Lucas 15:7). Debe quedar claro por estas citas que el
gozo de las escrituras viene del amor y la lealtad de Dios.
Dar gracias tiene raíces en el Antiguo Testamento. Los israelitas hacían ofrendas
para dar gracias (Levítico 7:12-15). El salmista, en particular, daba gracias e invitaba
a otros a dar gracias también (Salmo 7:17; 28:7; 30:4; 69:30; 86:12; 97:12; 100:1-5;
111:1, etcétera, etcétera, etcétera).
Jesús dio gracias (Marcos 8:6; 14:23; Lucas 22:17; 1 Corintios 11:24) y enfatizó la
importancia de hacer lo mismo (Lucas 17:11-19) – pero nos relató la Parábola del
Fariseo y el Escribano para demostrar la futilidad de un agradecimiento equivocado
(Lucas 18:9-14).
Pablo enfatizó dar gracias (Filipenses 4:6; Efesios 5:4, 20; Colosenses 4:2; 1
Timoteo 2:1).
Pero Pablo les dice a los cristianos colosenses que Dios les ha insertado en su
herencia para que puedan compartir en la herencia de los santos – los que Dios ha
contado santos.
¿Cómo podía ser? Los miembros de la iglesia corintia eran en su mayoría gentiles,
entonces, no calificaban para una herencia santa por virtud de su antepasado
Abraham. Tampoco, siendo pecadores, calificaban por su conducta u obediencia a
Dios.
La única explicación por encontrarse en esta herencia santa es que el Padre les ha
hecho enteros – dignos. Porque han aceptado el don de gracia que ofrece la cruz de
Cristo, ya no son contados como pecadores, sino como herederos.
Este tema de liberación nos recuerda al Éxodo, cuando Yahvé liberó a Israel de la
oscuridad de Egipto, donde los israelitas eran esclavos de Faraón, que les
despreciaba y temía. Yahvé entonces llevó a los israelitas a la Tierra Prometida,
tierra de leche y miel, donde estaban sujetos solo a Yahvé, quien les amaba.
Yahvé salvó a Israel en varias ocasiones, pero el acto redentor que más ocupaba
las mentes israelitas era la liberación de su esclavitud en Egipto.
“la remisión (aphesis) de pecados” (v. 14b). Cuando una persona hace algo para
ofender a otra se necesita remisión (perdón). Esto es necesario para restaurar una
relación harmoniosa. Podemos pensar de la ofensa como el pecado y de quien la
comete como el pecador.
Pecamos uno contra otro en muchas maneras – y Cristo nos pide perdonar a
quienes pecan contra nosotros (Mateo 6:12-15; 18:21ff; Marcos 11:25; Lucas 6:37;
17:3-4). Jesús dice que debemos perdonarnos si queremos que Dios nos perdone a
nosotros (Mateo 6:12, 14-15).
En este caso, Pablo habla de recibir de Dios perdón por nuestros pecados – la
liberación de un gran peso y una terrible amenaza. Esto tiene raíces en el Antiguo
Testamento. Dios dijo, “perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado” (Jeremías 31:34). Dijo, “esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré”
(Ezequiel 36:25).
TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada
enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de
dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).
BIBLIOGRAFÍA:
PASAJE BÍBLICO
Colosenses 1:15-28
RECURSOS PARA PREDICAR
EXÉGESIS:
EL CONTEXTO:
El apóstol Pablo y su compañero Timoteo escribieron esta carta a la iglesia en
Colosas (v. 1), una pequeña ciudad en Asia Menor (actualmente Turquía). Pablo no
había visitado Colosas, pero había recibido noticias de Epafra, el misionero que
seguramente fundó allí la iglesia (1:7).
Aunque Pablo va a dirigirse a esos problemas uno por uno, primero quiere estar
seguro de que los cristianos colosenses están bien enraizados en los puntos
básicos de la fe – y en Cristo como el centro de esa fe (véase 1:15-20 en particular).
Si estos cristianos colosenses pudieran entender mejor la naturaleza y la misión de
Cristo – quién era y es y lo que Cristo vino a hacer por ellos – ese entendimiento les
daría la fundación necesaria para solucionar los problemas que preocupan a Pablo.
También podríamos usar como metáfora la Estrella Polar. Los que navegan por las
estrellas encuentran la Estrella Polar particularmente útil. Una vez que la ubican,
pueden orientarse y discernir dónde están y saber en qué dirección se mueven.
Pueden usar este conocimiento para alejarse de las rocas o de bancos de peces – y
para navegar en dirección correcta. En esta carta a los colosenses, Pablo describe a
Cristo como su Estrella Polar – el lugar fijo en el cielo por el cual pueden navegar sin
peligro – la verdad que les ayudará a evitar las múltiples falsedades que amenazan
con descarrilarles.
En versículos 15-20 Pablo incluye doce maneras en las que Cristo es superior a las
cosas (cosas como los ángeles) que pueden atraer a los cristianos colosenses.
Cristo es:
• Por medio de quien Dios eligió reconciliar todas las cosas (v. 20a).
• El que reconcilió todas las cosas con la sangre de su cruz (v. 20b).
Eruditos que estudian la Biblia describen estos versículos como un himno – un canto
de alabanza a Cristo. Basan esta creencia en su estilo, vocablo, y contenido, que
difieren del texto que los rodea. Filipenses 2:5-11 y Juan 1:1-18 también son
ejemplos de himnos en el Nuevo Testamento.
No está claro si estos versículos son originalmente de esta epístola. Es posible que
Pablo citara un himno que estos cristianos colosenses ya conocían.
“El cual es la imagen (eikon) del Dios invisible” (v. 15a). Hay una buena razón
por la que Dios es invisible. Cuando Moisés pidió ver la gloria de Dios, Dios le dijo,
“No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá” (Éxodo 33:20). Ver a
Dios sería como tocar una línea de alto voltaje. No estamos diseñados para
sobrevivir ese impacto.
“El cual” en este versículo se refiere al Hijo querido (v. 13). Es el Hijo de Dios que es
el eikon del Dios invisible.
Un eikon es una imagen o similitud – como la imagen del emperador en una
moneda o un niño que es la imagen de su padre. Esta palabra eikon también
aparece en 2 Corintios 4:4, donde dice que Cristo es la imagen (eikon) de Dios.
Hebreos 1:3 usa una palabra parecida, charakter, para hablar de Cristo como
imagen de la substancia del Padre. Las dos palabras (eikon y charakter)
representan algo real (Dios) – y por lo tanto no se parecen a las imágenes grabadas
prohibidas por la ley del Tora (Levítico 19:4; 26:1) – imágenes de dioses falsos.
Algo parecido aparece en el Prólogo del Evangelio de Juan, donde Juan habla de
Jesús como “el Verbo” – que “fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
Cuando le pregunté a mi profesor de teología por qué Juan llamó a Jesús el Verbo
(griego: logos), me dijo que le explicara cómo usamos palabras. Dije, “usamos
palabras para comunicar algo de una persona a otra.” Él contestó, “Así es – y eso es
lo que Cristo vino a hacer. Vino a comunicar algo entre el Padre y nosotros. Eso es
por qué Juan le llama “el Verbo.”
• Dios dijo, “mío es todo primogénito” (Números 3:13) – incluyendo al primer hijo
nacido humano (Éxodo 13:2) – “los machos serán de Jehová” (Éxodo 13:12).
• El primogénito de las vacas, las ovejas, y las cabras, debía ser sacrificado a Dios
(Éxodo 13:12-15).
• El primer nacido de otros animales (animales impuros) debían ser redimidos por
medio del sacrificio de un cordero (Éxodo 34:20). Hijos primogénitos también debían
ser redimidos (Éxodo 13:13).
Está claro que la costumbre y la ley judía otorgaba grandes privilegios sobre el
primogénito. Es así que Jesús es el primer nacido de toda creación. Pablo no
sugiere que Jesús fuera primogénito dentro del orden establecido – de la raza
humana. En vez, que Jesús era preeminente – regidor sobre todos regidores – Rey
de todos los reyes. Es así que el Salmista, cuando habla de David dice, “Yo también
le pondré por primogénito, alto sobre los reyes de la tierra” (Salmo 89:27).
El siguiente versículo (v. 16) deja aún más clara esta interpretación.
“Porque por él (en auto – en él o por él) fueron criadas todas las cosas que
están en los cielos, y que están en la tierra, visibles é invisibles” (v. 16a).
Vemos algo parecido en el Prólogo del Evangelio de Juan, donde dice:
Los cristianos colosenses han sentido la tentación de alabar a los ángeles (2:18).
Por eso, ahora Pablo hace un gran esfuerzo para mostrarles que Cristo actuó en la
creación de “todas las cosas” – “en los cielos, y que están en la tierra, visibles e
invisibles” – es decir, en todo. Si Cristo tomó parte en la creación de todas las
cosas, entonces debe ser superior a ellas. Los cristianos colosenses deben reservar
su alabanza para Cristo – no para los ángeles ni ninguna otra parte del orden
creado.
• Dominios (kuriotes) tienen que ver con la autoridad y el poder de dirigentes civiles.
Desde nuestra perspectiva cada uno de éstos parece maravilloso. He visto el avión
del Presidente – Air Force One – grande e increíblemente grandioso. He leído de
sitios majestuosos, propiedades de príncipes árabes. Por televisión, he visto la
coronación de la Reina Isabel y la boda de Carlos y Diana. Todas estas cosas son
tan grandiosas que casi no se pueden comprender. ¿Cómo sería vivir así?
Pero todos esos tronos, dominios, principados, y potestades fueron criados “por él
(Cristo) y para él.” Esto lo pone en perspectiva. El creador es superior a la creación.
El alfarero es superior a la arcilla – y a su cerámica. Cristo es superior a todos estos
tipos de poder humano.
“Y él es antes de todas las cosas” (v. 17a). De nuevo oímos el eco del Prólogo
del Evangelio de Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios” (Juan 1:1-2). En este contexto, la
palabra “antes” sugiere dos cosas: (1) cronológicamente, Cristo existió antes del
orden creado – por lo tanto (2) Cristo es superior al orden creado.
En los siglos tercero y cuarto, Arias promulgó la Herejía Ariana – que Cristo no
existía antes sino que fue creado por el Padre y, por eso, era subordinado al Padre.
El Concejo de Nicea declaró esto una herejía en 325 d.C.
Aquí Pablo presenta una buena metáfora para la iglesia. Es el cuerpo cuya cabeza
es Cristo. Como Pablo anota en otro lugar, cuerpos tienen muchas partes – pies,
oídos, ojos, manos, etcétera – todas importantes (1 Corintios 12:12-26). Lo mismo
es verdad para la iglesia. Hay muchos miembros, unos distinguidos y otros humildes
– pero todos son importantes.
“él que es el principio” (v. 18b). Cristo es el principio porque fue “antes de todas
las cosas” (v. 17) y “por él fueron criadas todas las cosas” (v. 16). También es el
principio en que su encarnación, muerte, y resurrección comenzaron un nuevo
capítulo en la historia de la salvación de Dios.
“el primogénito de los muertos” (v. 18c; véase también Apocalipsis 1:5). En otro
lugar Pablo usa una frase parecida pero diferente: Cristo “primicias de los que
durmieron es hecho” (1 Corintios 15:20). Ambas frases (primogénito y primicias) nos
dicen que la resurrección de Cristo sería la primera de muchas – “Cristo las
primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (1 Corintios 15:23).
“para que en todo tenga el primado” (v. 18d). En su carta a los filipenses, Pablo
habla de Cristo, “El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual
á Dios: Sin embargo, se anonadó á sí mismo, …hecho obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. Por lo cual Dios también le ensalzó á lo sumo, y dióle un nombre
que es sobre todo nombre; Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra;
Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, á la gloria de Dios Padre”
(Filipenses 2:6-11).
“Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (pleroma) (v. 19).
Esta palabrapleroma tiene que ver con plenitud o abundancia.
Aunque este versículo no mencione a Dios, más adelante Pablo dice, “Porque en él
habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente: Y en él estáis cumplidos” (2:9-
10a). Esto deja claro que versículo 1:9 se debe entender como “Porque a Dios le
agradaba que toda plenitud habitara en Cristo.”
Un siglo después, la iglesia tuvo problemas con el gnosticismo, que proponía que lo
espiritual es bueno y lo físico es malo. Como resultado, los gnósticos no creían en la
Encarnación – que Dios se convirtiera en carne humana y viviera entre nosotros.
Decían que solo podíamos llegar a la plenitud (pleroma) de Dios por medio de los
ángeles u otras difusiones – que iban vaciándose de su pleroma a medida que se
acercaban a nuestra existencia terrenal.
Algunos eruditos creen que la iglesia en Colosas estaba infectada por este punto de
vista dualista. Por ejemplo, Pablo criticó a los cristianos colosenses por mantener
ciertas reglas como “No manejes, ni gustes, ni aun toques” (2:21) – y por buscar
iluminación espiritual a través de “el duro trato del cuerpo” (2:23) – practicas
ascéticas que se aproximaban al Gnosticismo. Ahora, en los versículos que abren
esta epístola, Pablo quiere corregir este error presentándoles a Cristo, en quien la
plenitud de la deidad se agradaba de habitar.
Pablo describe la amplitud de esta reconciliación. Incluye “todas las cosas… lo que
está en la tierra como lo que está en los cielos.” Esta reconciliación incluye todas las
cosas.
No obstante, por las otras epístolas de Pablo queda claro, que aunque esta
reconciliación está disponible a los judíos tanto como a los gentiles, necesitamos
aceptarla – y no todos lo hacen. Algunos “detienen la verdad con injusticia”
(Romanos 1:18). “Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las
concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre
sí mismos: Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo
á las criaturas antes que al Criador” (Romanos 1:24-25; véase también Romanos
2:1-16; 2 Corintios 5:10; 2 Tesalónicos 1:5-10).
Paz (eirene) es una palabra importante que aparece casi cien veces en el Nuevo
Testamento. Tiene raíces en la palabra griega shalom, que se usaba
frecuentemente en el Antiguo Testamento. El LXX (el Septuagésimo – la traducción
griega del Antiguo Testamento) usa la palabra griega eirene para traducir la palabra
hebrea shalom casi doscientas veces.
Eirene es uno de los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22). Tiene raíces en la paz que
tenemos con Dios, que nos ha extendido gracia a través de su hijo Jesucristo
(Romanos 5:1-2a). Habiendo recibido la gracia de Dios, es de esperar que nosotros
también extendamos la misma gracia a los demás. En una comunidad donde gracia
es recibida y entregada libremente, eirene (paz) ciertamente prevalecerá.
En versículos 15-20, Pablo declaró doce principios teológicos que mostraban que
era Cristo en quien debían poner su fe. Ahora, en versículos 21-23 les recuerda lo
que Cristo ha hecho personalmente por ellos – aún más prueba de que deben
reservar su alabanza para él – y no para los ángeles.
Es probable que muchos de estos cristianos colosenses fueran gentiles (véase 1:27,
2:13), entonces, lo siguiente del libro de Efesios aplica: “Que en aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de
la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora en Cristo Jesús,
vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la
sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz” (Efesios 2:12-14a; véase también
Efesios 4:17-24).
“y enemigos de ánimo en malas obras” (v. 21b). No solo fueron malas obras que
les alejaron de Dios en el pasado, pero también sus mentes. Obras malas resultan
de malos pensamientos – todo empieza en el pensamiento. En su carta a los
romanos, Pablo explica cómo funciona esto (véase Romanos 1:18-32).
“ahora empero os ha reconciliado (apokatallasso) en el cuerpo de su carne por
medio de muerte”(v. 22a). Véanse los comentarios de versículo 20a acerca del
“reconciliado.”
En la encarnación Cristo tomó cuerpo humano – cuerpo de carne como los nuestros
(Juan 1:14; Filipenses 2:6-11). Entonces tomó el papel de cordero sacrificado para
morir en la cruz por los pecados de toda la humanidad, para que de nuevo
pudiéramos ser reconciliados con Dios. Cristo “se entregó á sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio á Dios en olor suave” (Efesios 5:2). La crucifixión de Cristo era la
base de la predicación de Pablo. Dijo, “no me propuse saber algo entre vosotros,
sino á Jesucristo, y á éste crucificado” (1 Corintios 2:2).
“y sin mancha” (v. 22c). Está claro que este lenguaje proviene de la ley judía en
cuanto al sacrificio de animales.
• Las ofrendas de los sacrificios debían ser “macho sin defecto…Ninguna cosa en
que haya falta ofreceréis, porque no será acepto por vosotros” (Levítico 22:19-20).
• Cristo en la cruz fue una ofrenda sin falta (Hebreos 9:14; 1 Pedro 1:19).
Más adelante en esta epístola (3:12), Pablo les pedirá a estos cristianos colosenses
que perseveren – que enduren. Se necesita resolución para que cristianos puedan
permanecer “fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio que habéis oído” (v. 23).
“el cual es predicado á toda criatura que está debajo del cielo” (v. 23b). Lo que
se proclama es el Evangelio (v. 23a).
Pablo no dice que cada criatura bajo el cielo ya haya oído proclamar el Evangelio –
sus esfuerzos misioneros acaban de empezar a rascar la superficie.
• Quizá quiere decir que Dios, de alguna manera, ha hecho el Evangelio accesible
hasta para aquéllos que no lo han oído predicar. Vemos un indicio de esto en
Romanos 2:13-16, donde reconoce que algunos gentiles, sin el beneficio de la ley
judía, aún muestran tener la ley escrita en sus corazones.
• Pero podía estar mirando al futuro – confiando que Dios se asegurará de que el
evangelio sea proclamado por toda la tierra.
“Que ahora me gozo en lo que padezco por vosotros” (v. 24a). Cuando Pablo
habla del sufrimiento, sabe lo que dice:
“De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.
en frío y en desnudez;
Esto puede sonar como si Pablo es masoquista – que deriva alguna gratificación
perversa del dolor físico o la humillación. Sin embargo no es así. Pablo no goza del
sufrimiento común y corriente, pero sí del sufrimiento que resulta de estar en la línea
del fuego – de sufrir con propósito – un sufrir con significado eterno. Por eso Pablo
puede decir, “Estando atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperamos; Perseguidos, mas no desamparados; abatidos, mas no perecemos”
(2 Corintios 4:8-9).
Conocemos bien este tipo de sufrimiento con propósito. A lo largo de los siglos,
cristianos se han arriesgado la vida para llevar el Evangelio a lugares primitivos – y
todavía lo hacen hoy. Admiramos su voluntad de hacer sacrificios por una gran
causa. Aunque estemos tranquilos porque Dios no nos ha llamado hacia este tipo de
sacrificio, parte de nosotros envidia a estas personas por el gran propósito que
tienen sus vidas.
“De la cual soy hecho ministro” (diakonos) (v. 25a). En versículo 23, Pablo habló
de ser siervo de las Buenas Noticias – el Evangelio. Véanse los comentarios de
versículo 23 acerca de diakonos.
Es decir, Dios escogió a los judíos para ser su pueblo desde el tiempo de Abraham,
pero mantuvo secreto el hecho que un día Cristo abriría la puerta a los gentiles. Esto
es un misterio – sabiduría espiritual que se mantiene oculta por un tiempo y después
es revelada por Dios.
“mas ahora ha sido manifestado á sus santos” (hagios) (v. 26b). El misterio, que
Dios mantuvo secreto tanto tiempo, ahora es revelado a los santos (hagios). Como
se anota en los comentarios de versículo 22b, hagios puede significar santo – sin
pecado o recto. Eso es lo que significa en versículo 22. Ahora, en versículo
26 hagios tiene un significado relacionado – santos – un pueblo santo – un pueblo
sin pecado. No podemos llegar a esta santidad – esta falta de pecado – por medio
de disciplina espiritual. El sacrificio de Cristo en la cruz es esencial. Tiene el mismo
efecto para nosotros que los sacrificios del pueblo judío tenían para ellos – nos alivia
de la culpabilidad de nuestro pecado y nos hace santos.
Dios ha escogido revelar misterios a algunos, pero no a todos. Como Jesús les dijo
a sus discípulos, “A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas á los
que están fuera, por parábolas todas las cosas; Para que viendo, vean y no echen
de ver; y oyendo, oigan y no entiendan: porque no se conviertan, y les sean
perdonados los pecados” (Marcos 4:11-12; véase también Mateo 11:25; Lucas
10:21).
Pero durante la Segunda Venida de Jesús, la revelación será más amplia. Jesús
dice, “Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que
no haya de ser sabido” (Lucas 12:2; véase también Mateo 10:26; Lucas 17:30).
“A los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria (doxa) de este
misterio entre los Gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de
gloria” (v. 27). A Dios le agradaba revelar el misterio a los santos –
los hagios (véase v. 26b).
y de la casa de tu padre,
y serás bendición:
• Dios prometió hacer de Abraham una gran nación. Dios cumplió esta promesa
creando la nación de Israel.
Para ver el significado de “misterio,” véanse arriba los comentarios de versículo 26a.
Que Cristo fue muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;
(1 Corintios 15:3-8).
• Pablo no enseña sabiduría que viene de los grandes pensadores, “porque no sea
hecha vana la cruz de Cristo” (1 Corintios 1:17). Si Pablo enfatizara la sabiduría
humana en su predicación, esto distraería de la verdadera sabiduría de “la cruz de
Cristo.”
• Pablo contrasta la sabiduría humana con la de Dios, que parece una locura, pero
de hecho que es infinitamente más sabia que la sabiduría humana (1 Corintios 1:25-
27).
• Pablo proclama, “Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría” (1
Corintios 1:30).
TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada
enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de
dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).
BIBLIOGRAFÍA:
PASAJE BÍBLICO
Colosenses 2:6-19
RECURSOS PARA PREDICAR
EXÉGESIS:
EL CONTEXTO:
El apóstol Pablo y su compañero Timoteo escribieron esta carta a la iglesia en
Colosas (v. 1), una ciudad pequeña en Asia Menor (actualmente Turquía). Pablo no
había visitado Colosas, pero había recibido noticias de Epafra, el misionero que
seguramente fundó allí la iglesia (1:7).
Aunque Pablo se va a dirigir a esos problemas uno por uno, primero quiere estar
seguro de que los cristianos colosenses están bien enraizados en los puntos
básicos de la fe – y en Cristo como el centro de esa fe (véase 1:15-20 en particular y
2:6-7, 9, 13b-19). Si estos cristianos colosenses entendieran mejor la naturaleza y la
misión de Cristo – quién era y es y lo que Cristo vino a hacer por ellos – ese
entendimiento les daría la fundación necesaria para solucionar los problemas que
preocupan a Pablo.
• Seguir “las tradiciones de los hombres” y “los elementos del mundo” en lugar de
seguir a Cristo (v. 8).
• Requisitos de seguir las leyes dietéticas, de días festivos, o de los sábados (v. 16).
Ahora Pablo dice que estos cristianos colosenses han recibido a Cristo – igual que
Moisés había recibido el Tora. Cristo también es instrumento de Dios para la
salvación – pero un instrumento perfecto. Habiendo recibido a Cristo, los cristianos
colosenses son “hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26). Usando una
metáfora de la ciencia moderna, podríamos decir que llevan los genes de Cristo en
lo más profundo de su ser. Han recibido el ADN de Cristo. Son como Cristo en
maneras que van mucho más allá de mero comportamiento o apariencia.
Desde los primeros tiempos, los judíos han usado la palabra “caminar” o “andar”
para referirse a la manera que uno lleva su vida:
• Dios juzgó a los israelitas por no caminar según sus estatutos – por no guardar sus
leyes (Ezequiel 5:6-8).
Ahora Pablo les dice a estos cristianos colosenses que caminen en Cristo – que se
unan a Cristo – que vivan como Cristo quisiera que vivan – que sigan sus
mandamientos igual que los judíos (en su mejor momento) trataron de seguir el
Tora. Es correcto que lo hagan, porque han “nacido otra vez” o “nacido de arriba”
(Juan 3:3) por su sepultura y resurrección en el bautizo (Romanos 6:3-14;
Colosenses 2:12). Les dice, habiendo “resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado á la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de
arriba, no en las de la tierra. Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios” (3:1-3).
Pero mucho también depende de la tierra en que las raíces están plantadas. Si la
tierra tiene humedad y nutrientes, las raíces los extraen para alimentar la planta –
para que la planta pueda prosperar. Sin embargo, si la tierra no contiene humedad o
nutrientes, las raíces quedan desamparadas – incapaces de sostener la vida de la
planta – y la planta muere.
Pablo les dice a estos cristianos colosenses que no deben preocuparse por la tierra
espiritual en la que sus raíces están plantadas. Están arraigados a Cristo, cuyos
recursos espirituales son literalmente infinitos. Pasen tiempos buenos o malos,
siempre se pueden apoyar en sus raíces – porque están firmemente plantadas en
Cristo.
• Las Escrituras (de el Antiguo y el Nuevo Testamento) nos dicen que nuestras
creencias son imprescindibles para nuestro bienestar, aquí y en el más allá.
• Esto lo confirma nuestra propia experiencia. Personas tienden a actuar según sus
creencias. Si creen cosas que realmente no son verdad, actúan según sus falsas
creencias y sufren las consecuencias. Si han aprendido bien a creer en la verdad,
benefician en gran manera de esta enseñanza – y de creer en la verdad.
Debemos tener cuidado no sea que hagamos excusas por aquéllos que toman
malas decisiones – decisiones basadas en falsas creencias – decisiones que sin
duda terminan con malos resultados. No queremos juzgarles, queremos decir que
no es su culpa – que son víctimas de esto o aquello. Aunque es verdad que hay
víctimas de esto o aquello, por lo general gente es víctima de su propio pensar – o
de creencias estúpidas que resultan en comportamiento estúpido y gran sufrimiento.
Jesús dijo, “la verdad os libertará” (Juan 8:32). Lo contrario también es verdad.
Vivir según falsos principios puede robar a la gente de su libertad.
Por eso, los que estamos en la iglesia debemos estar seguros de enseñar la verdad.
La verdad que se nos ha encargado enseñar es la que Cristo nos enseñó a observar
(Mateo 20:20). Para aprender lo que Cristo enseñó, debemos mirar primero a las
escrituras, especialmente al Nuevo Testamento, y no dejarnos llevar por psicología
popular o hacer siempre lo que se cree políticamente correcto – ni siquiera
enfocarnos en lo que pronuncian las autoridades de diversas denominaciones.
• Si esto se practica de manera estricta, esto significa que todas las demás
autoridades quedan subordinadas a la escritura – que deben ser medidas según su
adhesión a lo que enseña la escritura.
Pero Pablo les dice a estos cristianos colosenses que no tienen nada que temer.
Han sido establecidos – hechos fuertes en la fe – por las enseñanzas correctas que
han aprendido.
En este versículo, Pablo les advierte a los cristianos colosenses que no permitan
que los enemigos de Jesús apaguen la luz de su fe.
Como ejemplo, los fariseos criticaban a Jesús porque sus discípulos no guardaban
“la tradición de los ancianos” en cuanto a lavarse las manos antes de comer pan
(Marcos 7:5). Esto no tenía nada que ver con la higiene, pero era un rito religioso
requerido, no por el Tora, sino por la tradición farisaica.
Jesús les dijo a los fariseos que Isaías se refería a ellos al decir “Este pueblo con
los labios me honra, mas su corazón lejos está de mí. Y en vano me honra,
enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el
mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres” (Marcos 7:6-7).
Jesús prosiguió con un ejemplo de los fariseos, que usaban las tradiciones para
evitar los requisitos del Tora – “invalidáis el mandamiento de Dios para guardar
vuestra tradición.” Aunque la ley del Tora requería honrar a sus padres y madres –
inclusive con asistencia económica en su vejez – los fariseos anunciaban que su
dinero estaba dedicado a Dios y, por eso, no podían apoyar a sus padres. Jesús
dijo, “muchas cosas hacéis semejantes á éstas” (Marcos 7:13).
Ahora Pablo les pide a los cristianos colosenses que no cometan el mismo error.
Les pide rechazar la tentación de poner las tradiciones rabínicas (o cualquier otra
tradición) al mismo nivel que la ley del Tora – que no conviertan las tradiciones de
los ancianos en algo autoritario en la fe y su práctica.
Para corregir este problema véanse arriba los comentarios de versículo 7b acerca
de sola scriptura (solo escritura).
Un siglo después, la iglesia tuvo problemas con el Gnosticismo, que proponía que lo
espiritual es bueno y lo físico es malo. Como resultado, los gnósticos no creían en la
Encarnación – que Dios se había convertido en carne humana y había vivido entre
nosotros. Decían que solo podíamos llegar a la plenitud (pleroma) de Dios a través
de los ángeles u otras emanaciones – emanaciones que se iban vaciando de
su pleroma a medida que se acercaban a nuestra existencia terrenal.
Algunos eruditos creen que la iglesia en Colosas se encontraba infectada por este
punto de vista gnóstico y dualista. Por ejemplo, Pablo criticó los cristianos
colosenses por observar ciertas reglas como “No manejes, ni gustes, ni aun toques”
(2:21) – y por buscar iluminación espiritual a través de “el duro trato del cuerpo”
(2:23) – prácticas ascéticas que se aproximaban al Gnosticismo. Ahora, en los
versículos que comienzan esta epístola, Pablo quiere corregir este error
presentándoles a Cristo, en quien la plenitud de la deidad se agrada de habitar.
La ley del Tora requería que los judíos circuncidaran a todo varón recién nacido el
octavo día de vida como marca de su pertenencia a la nación pactada de Israel
(Levítico 12:2-3).
El punto es que hasta pecados que no son tan malos son suficiente para causar una
muerte espiritual. Pero Cristo, por su muerte en la cruz, “nos ha perdonado todos los
pecados,” y así, nos ha vivificado de nuevo.
“rayendo la cédula (cheirographon) de los ritos que nos era contraria, que era
contra nosotros”(v. 14a). La palabra cheirographon es una combinación
de cheir (mano) y grapho (escribir). “Cédula” (documento escrito a mano) es una
traducción literal.
Pero ahora Cristo ha borrado la cédula que una vez nos condenaba. Nuestro lienzo
está limpio. Nuestros pecados han sido perdonados y olvidados.
Sabemos lo que son principados y potestades. Nuestras vidas están sujetas a ellas.
Nos desafían. Establecen reglas a las que estamos sujetos. Nos castigan cuando no
vivimos según sus estándares. A veces estos principados y potestades son
benignos. Al fin y al cabo, necesitamos gente para gobernar las muchas
instituciones que afectan nuestra vida. Pero en la historia del mundo, principados y
potestades frecuentemente han sido egoístas y brutales. Lord Acton dijo, “El poder
tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente” – y no tenemos
que ir muy lejos para confirmar que tenía razón.
En versículos 16-18, Pablo se dirige a varios temas que forman parte de lo que
eruditos más tardíos llamarían la Herejía Colosense:
Pablo dice que estos cristianos colosenses no deben permitir que otros les juzguen
– que expresen una opinión negativa de ellos. Nadie puede evitar que otra persona
le juzgue, claro. Seguramente, lo que Pablo quiere decir es que estos cristianos
colosenses no deben permitir que las opiniones de otros afecten sus decisiones, su
auto-estima, y sus vidas.
Pablo se dirige a varios temas en concreto que han tentado a los cristianos
colosenses. El primero tiene que ver con las leyes de la comida y la bebida.
Los primeros cristianos eran judíos que observaban las leyes dietéticas judías. No
obstante, ese requisito pronto desapareció. La historia de la visión de Pedro en
Hechos 10 habla de la conversión de Pedro, un hombre que se adhería con celo a
las leyes dietéticas. En esa visión, el Señor le enseñó a Pedro todo tipo de
animales, y le mandó levantarse y comer. Pedro se asombró, diciendo, “Señor, no;
porque ninguna cosa común é inmunda he comido jamás.” El Señor respondió, “Lo
que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hechos 10:13-15). Esto mostraba que Dios
pensaba abrir la iglesia a gentiles tanto como a judíos – y no requería que los
gentiles tuvieran que convertirse al judaísmo para poder pertenecer a la iglesia.
Claro, comer y beber, tal como aparecen en este versículo, podrían representar
todas las leyes judías. La carta de Pablo a Gálatas habla en detalle de si cristianos
deben o no deben ser obligados a observar las leyes judías – específicamente, la
circuncisión. Enfatiza que cristianos no están sujetos a tales leyes. De hecho, es
todo lo contrario. Dice, “He aquí yo Pablo os digo, que si os circuncidareis, Cristo no
os aprovechará nada” (Gálatas 5:2).
El calendario judío se basaba en los ciclos lunares, y la gente observaba una nueva
luna de manera muy parecida a como observaba el sábado (Números 29:6; 1
Samuel 20:5, 18, 24, 27; 2 Reyes 4:23; Esdras 3:5; Salmo 81:3; Isaías 1:13; 66:23;
Ezequiel 46:1, 6; Amos 8:5).
La temprana iglesia empezó a observar “el primer día de la semana” o “el Día del
Señor” en lugar del sábado – domingo en lugar de sábado (véase Hechos 20:7; 1
Corintios 16:2; Apocalipsis 1:10). Ese cambio ocurrió de forma gradual – pero sí
tomó lugar. Es por eso que hoy observamos el domingo.
“Lo cual es la sombra de lo por venir” (v. 17b). Pablo dice que las observaciones
judías que aparecen en versículo 16 solo son una sombra de lo que está por venir.
Entonces, lo que Pablo dice en este versículo es que las observaciones de versículo
16 eran solo una sombra de lo que los cristianos colosenses ya disfrutan –
el soma (el cuerpo, la sustancia, la realidad) de Cristo.
En estos dos versículos, Pablo traza cinco problemas relacionados con líderes que
amenazan con engañar a los cristianos colosenses:
Los ángeles son los mensajeros de Dios (Hebreos 1:14; Apocalipsis 1:1), pero no
son Dios. Son parte del orden creado, y no el creador (1:16). Están sujetos al juicio
por sus ofensas (2 Pedro 2:4; Judas 1:6). Pablo dice que los humanos juzgarán a
los ángeles (1 Corintios 6:3). Los ángeles merecen respeto (1 Corintios 11:10; 1
Timoteo 5:21; Hebreos 2:7, 9) – pero Cristo es muy superior a los ángeles (Hebreos
1:4-6, 13; 1 Pedro 3:22). Entonces, debemos alabar a Dios en lugar de los ángeles.
Alabar a los ángeles está en conflicto con el Primer Mandamiento, “No tendrás
dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3; véase también Mateo 4:10).
Los gnósticos alababan a los ángeles como intermediarios entre Dios y los humanos
– pero Pablo dice que el culto a los ángeles puede causar la pérdida del premio de
Cristo.
La prensa popular hoy representa a los ángeles como algo bonito, delicado, y
femenino, pero los ángeles bíblicos tenían nombre de varón o no había ningún
indicio de su género. A menudo eran algo que temer.
Como es verdad con todo, debemos tener cuidado de no dejarnos seducir por la
cultura popular. Debemos estar seguros de que alabamos a Dios y no a los ángeles
– el creador y no la creación.
Debemos tener cuidado con gente que clama tener visiones o haber recibido algún
tipo de autoridad personal de Dios. Demasiadas veces esta gente muestra ser de
poca confianza – a veces con resultados trágicos. Jamestown, por ejemplo, donde
más de 900 seguidores de Jim Jones se suicidaron o fueron asesinados. David
Koresh de la Rama de los Davídicos es otro ejemplo.
Pablo anota la relación entre cuerpo y cabeza. Igual que nuestro cuerpo físico
depende de las señales que vienen de la cabeza, también la iglesia depende de
Cristo y las instrucciones que nos ha dado. Nuestro crecimiento como cristianos y
como iglesia depende de una fuerte conexión con Cristo.
TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada
enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de
dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).
BIBLIOGRAFÍA:
Colosenses 3:1-11
RECURSOS PARA PREDICAR
EL CONTEXTO:
El apóstol Pablo y su compañero Timoteo escribieron esta carta a la iglesia en
Colosas (v. 1), una ciudad pequeña en Asia Menor (actualmente Turquía). Pablo no
había visitado Colosas, pero había recibido noticias de Epafra, el misionero que
seguramente fundó allí la iglesia (1:7).
Aunque Pablo se va a dirigir a esos problemas uno por uno, primero quiere estar
seguro de que los cristianos colosenses están bien enraizados en los puntos
básicos de la fe – y en Cristo como el centro de esa fe (véase 1:15-20 en particular y
2:6-7, 9, 13b-19). Si estos cristianos colosenses entendieran mejor la naturaleza y la
misión de Cristo – quién era y es y lo que Cristo vino a hacer por ellos – ese
entendimiento les daría la fundación necesaria para solucionar los problemas que
preocupan a Pablo.
En capítulo 2, Pablo les dijo a los cristianos colosenses que habían sido sepultados
con Cristo en el bautizo y resucitados con él (2:12). Habían muerto por sus pecados,
pero Cristo, “os vivificó juntamente con él, perdonándoos todos los pecados” (2:13).
Ahora explica en detalle lo que esto significa para ellos. Ya que han resucitado con
Cristo:
• Deben dejar su ira, enojo, malicia, maledicencia, y torpes palabras (v. 8).
• Deben ser honestos uno con otro – decir la verdad y no mentir (v. 9).
“Si habéis pues resucitado con Cristo” (v. 1a). En capítulo 2, Pablo les dijo a los
cristianos colosenses que habían sido sepultados con Cristo en el bautizo y que
habían resucitado de la muerte con él (2:12). Ese versículo se paralela a lo que
Pablo dijo en Romanos 6:3-5, donde habló del bautizo como un entierro y
resurrección con Cristo – el entierro de la persona que era antes de Cristo y su
resurrección a la nueva vida después de Cristo.
“buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado á la diestra de Dios” (v.
1b). La palabra “buscad” está en el presente, que en griego indica una acción que
continúa. Es decir, Pablo les dice que busquen y que sigan buscando las cosas de
arriba. Esta búsqueda dura toda la vida.
Como consecuencia de su nueva vida en Cristo, estos cristianos deben subir los
ojos del barro que tienen bajo los pies y mirar hacia las estrellas de arriba. Deben
dejar atrás su preocupación con las cosas mundanas del kosmos para enfocarse en
“las cosas de arriba.” Además, arriba es donde Cristo vive y reina ahora – el mismo
Cristo al que se unieron en el bautizo y resurrección. El que está “sentado á la
diestra de Dios” – el lugar más honorado.
En su carta a los filipenses Pablo dijo que, ya que Jesucristo obedeció hasta morir
en una cruz,
En su carta a los filipenses, Pablo les pidió adoptar la mente de Cristo, que era igual
con Dios, pero no creía que esa igualdad se pudiera obtener. En cambio, Cristo se
vació, vino a la tierra en forma humana, y obedeció hasta morir en una cruz
(Filipenses 2:5-8). Por lo tanto, Dios le ha exaltado.
Muchos piensan que una “religión de corazón” o una fe basada en las emociones es
superior a una “religión de la cabeza” o una fe con menos contenido emocional.
Aunque una fe apasionada puede ser algo bueno, la Biblia habla más a menudo de
lo que podríamos llamar una “religión de cabeza” que de una “religión de corazón.”
Aunque “corazón” es una traducción literal de la palabra griega kardia, la gente de
los tiempos bíblicos pensaba que el corazón era el centro del intelecto y la voluntad,
y no el centro de las emociones. La Biblia nos alienta a creer una y otra vez – una
actividad basada en la cabeza.
En este versículo, Pablo contrasta “las cosas de arriba” con “las cosas de la tierra.”
Aunque no define ninguna de las dos, sus comentarios en versículos 5-9 nos dan
bastante información de lo podríamos considerar cosas “de la tierra” – inmoralidad
sexual, inmundicia, y todo lo demás.
“Porque muertos sois” (v. 3a). La muerte es una grave transición. Trae el fin de
todo. En este caso, los cristianos colosenses han muerto al antiguo orden. Lo que
eran antes ya no existe. A pesar de esto, para ellos la muerte no ha sido el final.
Han “resucitado con Cristo” (v. 1) – han resucitado a una vida nueva.
“y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (v. 3b). Hay mucho
escondido o misterioso que se asocia con Dios. Al fin y al cabo, Dios dice:
¿Cómo puede ser de otra manera? ¿Cómo podríamos nosotros, los creados, llegar
al fondo de quien nos creó?
Sin embargo, no hemos tenido que llegar al fondo para conocer a Dios. Dios se nos
ha revelado por medio de la ley y los profetas – a través de su larga historia con el
pueblo de Israel – a través de Jesucristo (Juan 14:9; véase también Mateo 16:17) –
y a través del trabajo de los apóstoles (Efesios 3:8-9).
Sin embargo, las cosas de Dios siguen sin conocerse, menos para aquéllos que han
escogido creer. Para los que no tienen fe, los secretos divinos permanecen tan
impenetrables como siempre (1 Corintios 2:7-8, 14-15; 2 Corintios 4:4).
Es en ese sentido que la vida de estos cristianos colosenses “está escondida con
Cristo en Dios.” Habiendo nacido de nuevo a través de su bautizo – su muerte y
resurrección con Cristo – los cristianos colosenses han cambiado en maneras que
los que no creen no pueden entender. Como los secretos divinos, estos cristianos
están “escondidos con Cristo en Dios” – doblemente ocultos.
“Cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare” (v. 4a). Lo primero que hay que
anotar es que Pablo dice que Cristo es “nuestra vida.” En su carta a la iglesia
filipense dijo, “Porque para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). En su carta a la
iglesia en Gálatas dijo, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo,
mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Ahora sugiere
que lo que es verdad para él es verdad para todo cristiano – que Cristo es su vida.
¿Cuáles son las implicaciones prácticas de Cristo como nuestra vida? Para
empezar, Cristo nos abre el camino a la vida eterna, incluyendo la vida que vivimos
aquí y la vida que anticipamos en el más allá. En la oración de sumo sacerdocio que
rezó justo antes de morir, Jesús dijo, “Esta empero es la vida eterna: que te
conozcan el solo Dios verdadero, y á Jesucristo, al cual has enviado” (Juan
17:3). La vida eterna tiene tanto que ver con la calidad de vida como con su
cantidad. La vida eterna empieza aquí y ahora, y continúa más allá del tiempo.
Esto significa que una vida centrada en Cristo adopta un carácter nuevo y mucho
más positivo que nuestra vida antes de tener a Cristo. Como un navegante cuya
brújula siempre le dirige al norte verdadero, podemos confiar que Cristo nos lleva
por el buen camino. Quizá no podamos ver lo que hay detrás de la esquina – y
pasaremos por momentos difíciles – pero nuestra meta y dirección están
aseguradas. Vivimos con la promesa que “al Padre ha placido daros el
reino” (Lucas 12:32).
Ahora, con la palabra “pues,” Pablo les muestra las consecuencias naturales de su
nuevo estatus como cristianos. Ya que han muerto a su vida anterior y han
resucitado a una vida nueva con Cristo, es natural que sus pensamientos y
comportamientos concuerden con su nueva identidad.
La avaricia es un deseo excesivo por algo que pertenece a otro – un deseo tan
intenso que puede provocar a la persona avariciosa a actuar de cualquier manera
para conseguir lo que quiere. El último mandamiento prohíbe codiciar la casa de un
vecino, o su mujer, o su siervo o buey o asno “ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo
20:17). La avaricia, entonces, da raíz a muchos otros pecados.
Pablo iguala la avaricia a la idolatría, porque se trata de amar algo que no es Dios
con un amor insaciable – alabar algo que no es Dios – hacer algo en que Dios no es
la prioridad principal.
No hay duda que nuestras emociones son importantes. Sin embargo, NO es verdad
que estemos a la merced de nuestras emociones – que no podamos ejercer control
sobre ellas. El primer paso es seguir las disciplinas espirituales tradicionales que
nos mantienen equilibrados, como la oración, la lectura de la Biblia, la participación
en alabanza pública y el compañerismo cristiano.
El autor de Efesios nos dice “tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo” (Efesios 6:13). Esta armadura consiste del cinto de la verdad,
la cota de justicia, el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la
salvación, “y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios” (6:14-17).
Recomienda que oremos “en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el
Espíritu” (6:18).
“Por las cuales cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de rebelión” (v. 6).
Con “las cuales cosas” Pablo se refiere a lo que ya mencionó en versículo 5 –
“fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia.”
Pablo avisa que participar en estos vicios provocará la ira de Dios sobre los hijos de
la desobediencia. Dios es santo y no puede soportar la falta de santidad.
“Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
maledicencia, torpes palabras de vuestra boca” (v. 8). Pablo clama a estos
cristianos colosenses que dejen atrás el comportamiento pecaminoso que una vez
regía sus vidas – y les hace una lista de cosas específicas – sentimientos y
comportamientos destructivos, ambos para ellos y para las personas a su alrededor.
• Jesús advirtió, “mas cualquiera que matare, será culpado del juicio. Mas yo os digo, que
cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera
que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será
culpado del infierno del fuego” (Mateo 5:21-22).
• Cuando advirtió del juicio venidero, el autor de Hebreos recuerda a sus lectores
que Dios dijo, “Mía es la venganza, yo daré el pago” (Hebreos 10:30).
Es fácil reconocer el valor del consejo de Pablo acerca de la ira. La ira es mortal. En
su libro, Wishful Thinking, Frederik Buechner dice, “De los siete pecados
cardenales, ira es posiblemente el más divertido. Lamerte las heridas, chasquear los
labios sobre antiguos desacuerdos, pasar por la boca la posibilidad de amargas
confrontaciones aún por llegar, saborear el último pedacito del dolor que te han
dado y el dolor que devuelves – en muchas maneras se parece a un banquete
hecho para un rey. El mayor inconveniente es que lo que comes eres tú mismo. El
esqueleto del banquete eres tú.”
Pero no solo es uno mismo lo que está en riesgo. La ira de una persona amenaza el
bienestar de sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, miembros de su
congregación, y todos los demás. Es probable que una persona enojada lastime a
otros con palabras de ira – y a veces con violencia física.
También, aunque pueda parecer que ira produce resultados a corto plazo, a la larga
suele ser contra productiva. Un amigo consejero me dijo una vez, “ira engancha ira.”
Es decir, gente suele responder a una persona enojada, enojándose – y esa
dinámica produce calor en vez de luz.
Alguien podría responder con ejemplos de gente enojada que ha logrado hacer
cosas – y sí, hay muchos ejemplos. La cuestión es si se puede lograr aún más
controlando más efectivamente la ira.
• El segundo paso es recordar que Dios dice, “Mía es la venganza, yo daré el pago”
(Hebreos 10:30). Justicia no depende de nosotros y nuestra ira.
Santiago dice que solemos domar animales, pero “ningún hombre puede domar la
lengua, que es un mal que no puede ser refrenado; llena de veneno mortal. Con ella
bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos á los hombres, los cuales son
hechos á la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y
maldición. Hermanos míos, no conviene que estas cosas sean así hechas. ¿Echa
alguna fuente por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos,
¿puede la higuera producir aceitunas, ó la vid higos? Así ninguna fuente puede
hacer agua salada y dulce” (Santiago 3:3-12, vv. 8-12 en particular). El punto de
Santiago, claro, es que nuestro hablar nace de lo que está en nuestro corazón. Si
nos hemos convertido en gente de Dios, nuestro hablar debe reflejar la nueva
persona en que nos hemos convertido.
• Los Diez Mandamientos prohíben rendir falso testimonio contra un prójimo (Éxodo
20:16; Deuteronomio 5:20).
• Una de las seis cosas que Dios aborrece es “la lengua mentirosa” (Proverbios
6:17).
• El Nuevo Testamento tiene palabras fuertes para los falsos profetas (Mateo 7:15;
24:11, 24; Marcos 13:22; Lucas 6:26; 2 Pedro 2:1; 1 Juan 4:1; Apocalipsis 16:13; 19-
20; 20:10). Jesús dijo, “Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará” (Juan 8:32).
• “Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo” (Efesios
4:25).
• “Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,
mentimos, y no hacemos la verdad” (1 Juan 1:6).
• Del Nuevo Jerusalén, Juan dice, “No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que
hace abominación y mentira” (Apocalipsis 21:27).
Ahora Pablo les pide a los cristianos colosenses que no se mientan unos a otros –
que no se engañen.
La razón por que Pablo les pide a estos cristianos colosenses que no mientan es
porque se han despojado del viejo hombre y se han revestido del nuevo. Reconoce
que este “despojar” y “revestir” ya ha pasado. No les pide que lo hagan, porque ya lo
han hecho.
Pablo utiliza esta metáfora de la ropa para recordarles a los cristianos colosenses
que ya se han “despojado del viejo hombre con sus hechos” y se han revestido “del
nuevo” (3:9b-10) – queriendo decir que al hacerse cristianos, se hicieron personas
nuevas. Dejaron atrás su persona pecaminosa y han tomado el papel de una nueva
persona guiada por el Espíritu Santo. La llamada de Pablo hacia la honestidad
concuerda con su llamada para que actúen como las nuevas personas en las que se
han convertido – que descarten su viejo comportamiento y que adapten el nuevo
(véase también Romanos 13:14).
• Les aseguró a los cristianos colosenses que “antes aunque este nuestro hombre
exterior se va desgastando, el interior empero se renueva de día en día” (2 Corintios
4:16). Estas son buenas noticias para los que envejecemos y vemos que nuestra
habilidad física disminuye día a día.
• Les imploró a los romanos, “no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la
renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2; véase también Colosenses
1:9).
• Pablo les dijo a los romanos que Dios predestinó a los que ya conocía “para que
fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos” (Romanos 8:29).
• También dijo, “Y como trajimos la imagen del terreno, traeremos también la imagen
del celestial” (1 Corintios 15:49) – el “terreno” se refiere al ambiente de nuestra
persona anterior y “celestial” al ambiente de nuestra nueva identidad en Cristo.
No debemos perder de vista que Dios mandó la separación entre judío y gentil. Dios
escogió a Abram como padre del pueblo judío, y prometió que le haría una gran
nación (Génesis 12:2). El Tora requería circuncisión y restricciones dietéticas –
practicas diseñadas, en parte, para ayudar al pueblo judío a mantenerse distinto de
las culturas que lo rodeaban. Cuando los israelitas entraron en la Tierra Prometida,
Yahvé dejó claro que no se debían casar con habitantes locales (Deuteronomio 7:3;
véase también Josué 23:12-13; Esdras 9:1-2, 10; 10:1-4). Cuando Salomón tomó a
mujeres extranjeras como esposas, ellas “inclinaron su corazón tras dioses ajenos…
E hizo Salomón lo malo en los ojos de Jehová, y no fue cumplidamente tras Jehová
como David su padre” (1 Reyes 11:4, 6).
Los primeros cristianos eran judíos, y la iglesia requería que conversos gentiles
varones se sometieran a la circuncisión. Pero entonces Felipe bautizó a un eunuco
etiopio – un hombre que, por su defecto físico (castración) no podría entrar
plenamente en la comunidad judía (Hechos 8). Entonces Saúl recibió una visión de
Cristo en camino a Damasco – una visión que le llevó a llamarse Pablo, el gran
apóstol a los gentiles (Hechos 9). Por último, Pedro tuvo una visión en la que se le
requería comer animales impuros, según la ley judía. Esto resultó en un
entendimiento más amplio para Pedro: “Vosotros sabéis que es abominable á un
varón Judío juntarse ó llegarse á extranjero; mas me ha mostrado Dios que á ningún
hombre llame común ó inmundo” (Hechos 10:28) – y “Por verdad hallo que Dios no
hace acepción de personas; Sino que de cualquiera nación que le teme y obra
justicia, se agrada” (Hechos 10:34-35; véase también Hechos 15).
TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada
enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de
dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).
BIBLIOGRAFÍA:
Colosenses 3:12-21
RECURSOS PARA PREDICAR
EL CONTEXTO:
EL CONTEXTO GENERAL sitúa a Pablo advirtiendo a los cristianos colosenses:
“Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones
de los hombres, conforme á los elementos del mundo, y no según Cristo.” Los
cristianos colosenses sienten la presión de observar ritos judíos, como la
circuncisión, las leyes dietéticas, y los festivos o sábados (2:11). Pablo les asegura
que han recibido una “circuncisión no hecha con manos” (2:11).
Una de las cosas que los primeros cristianos enfrentaban era si debían adoptar el
judaísmo como requisito para hacerse cristianos. Esto aparece en Hechos 10, con la
visión dramática de Pedro – una visión que acercó Pedro a los gentiles y que le llevó
a reconocer que – sin haber sido circuncidados – habían recibido el Espíritu Santo, y
por eso eran buenos candidatos para el bautizo (Hechos 10:34-48).
Pablo fue el gran misionero de los gentiles y se preocupaba por ellos en particular.
Convenció al Concejo de Jerusalén de no requerir la circuncisión de los cristianos
gentiles, y que solo se les pidiera abstenerse “de cosas sacrificadas á ídolos, y de
sangre, y de ahogado, y de fornicación” (Hechos 15:29).
Pablo enfatizó que hemos sido justificados, no por nuestra adherencia a la ley judía,
sino “por su gracia (de Dios) por la redención que es en Cristo Jesús; Al cual Dios
ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre” (Romanos 3:24-25a).
Les dijo: “Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra:
fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría”
(3:5) – y que hicieran lo mismo con su “ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes
palabras de vuestra boca” (3:8) – y el mentir (3:9). Les recordó que “habiéndoos
despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestídoos del nuevo” (3:9b-10) –
pueden ver que “Cristo es el todo, y en todos” (3:11).
Las cualidades negativas que aparecen en versículos 5-9 son de particular interés
para nosotros, ya que nuestro texto ofrece alternativas positivas para
contrarrestarlas: “misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, tolerancia;
sufriéndoos los unos á los otros, y perdonándoos los unos á los otros… Y sobre
todas estas cosas vestíos de caridad… Y la paz de Dios gobierne en vuestros
corazones” – y la necesidad de estar agradecidos (3:12-15). Es decir, versículos 5-9
incluyen una lista de comportamiento pecaminoso, y versículos 12-15 proveen una
lista de virtudes que debemos adoptar en lugar de esas prácticas pecaminosas.
En muchas iglesias hoy, hay clerecía que dirige los servicios vestidos con vaqueros
y camisas de franela. Creen que es importante mantener un ambiente casual. Si se
presentaran al servicio con albas y casullas, crearían polémica.
Nos gustaría pensar que nos hemos liberado de las reglas de la ropa y que
podemos llevar cualquier cosa que queramos, pero no es así. En una oficina donde
se suele llevar ropa casual, un dependiente que insiste en llevar traje negro, camisa
blanca, y corbata estaría fuera de lugar. De la misma manera, un abogado en un
bufete importante que insiste en llevar vaqueros al trabajo no duraría mucho tiempo.
Nuestros “uniformes” varían según ocupación, puesto, y lugar, pero siguen
existiendo – y todavía importan.
Más específicamente, todos estamos entre los llamados (griego: kletos), pero solo
se han escogido a unos (eklektos) para responder la llamada. Esta es la lección que
aparece en la Parábola del Banquete Matrimonial (Mateo 22:1-14), donde un
hombre llegó vestido de manera inapropiada – sin prenda de boda. El rey (anfitrión)
preguntó, “Amigo (griego: hetaire), ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de
boda?” (v. 12) – y después le echó a la oscuridad (v. 13). Jesús concluye, “Porque
muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14).
Ahora Pablo empieza la lista de virtudes que son apropiadas para la persona
cristiana. Anote que todas son virtudes amables. La mayoría se enfoca en actitudes
que se manifiestan hacia fuera – que benefician a otra persona (misericordia,
benignidad, perdón). Cuando se enfocan hacia dentro (bajeza, humildad), están
diseñadas para mantener bajo control nuestra tendencia hacia el egoísmo
o hubris (el orgullo malo).
Estas mismas virtudes nos ayudan a atestiguar ante personas fuera de la iglesia. En
su libro ¡Gracias!Henri Nouwen dijo: “La pregunta más importante para mí no es,
¿cómo conmuevo a la gente? Sino, ¿cómo vivo la palabra que hablo?” Si hablamos
las palabras del Evangelio – y al mismo tiempo vivimos la palabra que hablamos – el
mundo (el kosmos – el mundo opuesto a Dios) no puede más que tomar nota. Gente
del kosmos puede o no abrazar la vida que modelamos, pero no pueden resistir
observarla y sentirse atraída por ella.
• Kardia se refiere al centro del ser, ambos físico y espiritual – lo que hace al
individuo lo que es – carácter, intelecto, personalidad, etcétera.
Alto y bajo son palabras relativas – varían según tomemos las medidas. Siete pies
es alto para un salto de altura, pero es una distancia muy corta para un corredor. De
la misma manera, podemos parecer competitivos si medimos nuestra conducta y
nuestros logros por los estándares que otros en nuestra comunidad han establecido.
No obstante, si nos medimos según el estándar que Dios estableció, veremos que
nuestra conducta y nuestros logros apenas llegan.
Una característica de los niños pequeños es que todavía no han aprendido a tolerar,
aguantar, o a ejercer paciencia o autocontrol. Quieren lo que quieren y lo quieren ya.
Puede ser que sea necesario para su supervivencia. Los muy pequeños tienen una
capacidad muy limitada para comunicarse muy limitada. Al principio solo pueden
llorar. Un bebé que no llora sufriría sin necesidad – quizá gravemente – porque sus
padres no se darían cuenta del problema que necesitan corregir.
Una nota de precaución: No debemos sugerir que personas se toleren una a otra en
cada circunstancia. Padres no deben tolerar comportamiento inaceptable de sus
hijos. Niños (inclusive adolescentes) necesitan que sus padres u otros con autoridad
les impongan límites. Padres deben empezar a poner límites cuando los niños son
pequeños, cuando es fácil, no sea que después se encuentren con un adolescente
fuera de control.
“de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (v. 13c).
El perdón es una virtud cristiana importante. Cuando Pedro le preguntó a Jesús,
“Señor, ¿cuántas veces perdonaré á mi hermano que pecare contra mí? ¿Hasta
siete?” – Jesús respondió, “No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces
siete” (Mateo 18:21-22). Entonces Jesús siguió con la Parábola del Siervo
Despiadado (Mateo 18:23-35), que nos enseña que Dios espera que nosotros
perdonemos de la misma manera que a nosotros se nos ha perdonado – y que no
hacerlo puede poner en peligro nuestra propia salvación.
La Epístola a los Efesios invoca este principio. Dice: “Antes sed los unos con los
otros benignos, misericordiosos, perdonándoos los unos á los otros, COMO
TAMBIÉN DIOS OS PERDONÓ EN CRISTO” (Efesios 4:32). El perdón que Dios
concede, entonces, se convierte en el modelo para el perdón que Dios espera
extendamos a los demás.
“Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad” (agape) (v. 14a). La palabra que
Pablo usa para amor (agape) es una de cuatro palabras griegas para expresar
amor, las otras tres son philos, storge, yeros. Storge es amor familiar, como el amor
de un hijo hacia su padre. Eros es amor romántico o sexual. En el Nuevo
Testamento solo aparecen agape y philos.
Agape es una palabra de “hacer” más que de “sentir.” No requiere que aprobemos
de las acciones de quienes amamos – ni siquiera que disfrutemos de su compañía.
Sí nos requiere que actuemos por su bien – que demostremos nuestro amor de
manera práctica. Una persona agape hará lo posible para alimentar al hambriento –
y dar de beber al sediento – y dar la bienvenida al extraño – y vestir al desnudo – y
visitar al enfermo y al encarcelado (Mateo 25:31-46). La persona agape tiene poco o
nada que ganar al ayudar a estas personas. El impulso de agape es dar, no recibir.
Amor agape es el primer fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) – y la más grande virtud
cristiana (1 Corintios 13:13).
Los que estamos involucrados con la iglesia sabemos que una unión perfecta raras
veces se logra entre cristianos. Hemos sido perdonados de nuestros pecados y, en
ese sentido, estamos sin pecado – pero continuamos pecando de todos modos. Una
manera en que seguimos pecando es que no nos amamos uno a otro como
debemos hacerlo. La oración de confesión en el Libro de Oración Común dice, “No
te hemos amado (Dios) con todo nuestro corazón; no hemos amado a nuestro
prójimo como a nosotros mismos.” ¡Qué cierto es esto!
En otro lugar Pablo dice, “Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos
8:31) – es decir, “Si Dios está con nosotros, ¿a quién le importa quién esté en
nuestra contra?” O, ¿si Dios está con nosotros, ¿qué importa quién esté en nuestra
contra?” Lo que Pablo quiere enfatizar es que una relación fuerte con Dios confiere
al creyente la confianza que ningún oponente puede quebrar. Ese estado de mente
es “paz” – eirene – shalom.
Eirene es uno de los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22). Tiene raíces en la paz que
tenemos con Dios, que nos ha concedido el don de gracia a través de Jesucristo
(Romanos 5:1-2a). Habiendo recibido la gracia de Dios, se espera que nosotros
extendamos esa misma gracia a los demás. En una comunidad que concede gracia
tanto como la recibe, eirene prevalecerá.
Hoy, a los árbitros les concedemos bastante autoridad. No solo pueden proclamar
sobre varios aspectos de un juego, pero también tienen la autoridad de penalizar a
individuos o equipos. Hasta que les damos la autoridad de expulsar del partido a
jugadores rebeldes. Esta autoridad sin restricciones es necesaria si hemos de
mantener el orden en eventos con jugadores que podrían ser violentos.
Entonces Pablo les dice a los cristianos colosenses que permitan “la paz de Dios”
actuar como árbitro en sus interacciones con otros cristianos – que dicte lo que es
comportamiento aceptable o inaceptable – que asegure el cumplimiento de la
voluntad de Dios en esas relaciones.
Como se anota en los comentarios de versículo 12e, hay dos palabras en este
capítulo que se traducen “corazón” o “corazones.” Kardia se refiere al centro del ser
de una persona, ambos físico y espiritual – que hace al individuo lo que es –
carácter, intelecto, personalidad, etcétera. Esta es la palabra que se usa aquí.
Jesús tenía cuerpo humano. Pasaba hambre (Mateo 4:2), comía (Lucas 24:41), y
sentía dolor físico (Mateo 27:26).
En nuestro texto inmediato de Colosenses, Pablo dice que los cristianos colosenses
fueron “llamados en un cuerpo” – enfatizando la naturaleza corporativa de la iglesia
a la que han sido llamados.
Jesús daba gracias (Marcos 8:6; 14:23; Lucas 22:17; 1 Corintios 11:24) y enfatizaba
la importancia de hacerlo (Lucas 17:11-19). Relató la Parábola del Fariseo y el
Publicano para mostrar la futilidad de un agradecimiento mal guiado (Lucas 18:9-
14).
Entonces, ¿cómo esperan estos cristianos colosenses hacerse sabios, para poder
enseñar y exhortar a otros y ayudarles en lugar de lastimarles? El Salmista
aconseja, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento
tienen” (Salmo 111:10). Temor, como se usa en este salmo, significa reverencia y fe
– el tipo de reverencia y fe que ayuda a una persona a determinar la voluntad de
Dios antes de tomar acción.
La sabiduría de Dios es algo que cristianos pueden compartir uno con otro. Cuando
tenemos un problema o nos confronta una decisión, haríamos bien en escuchar el
consejo de otros cristianos – particularmente aquéllos que muestran madurez y
sabiduría espiritual. A medida que crece nuestra sabiduría espiritual podemos
enseñar y aconsejar a otros.
“con salmos é himnos y canciones espirituales, con gracia (chariti –
de charis) cantando en vuestros corazones al Señor” (v. 16c). Música ha sido
parte importante de la alabanza judía y cristiana por mucho tiempo. El Rey
Ezechîas, al restaurar la alabanza en el templo, “Puso también Levitas en la casa de
Jehová con címbalos, y salterios, y arpas” – observando el mandamiento de Dios
para hacerlo. “Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompetas
sonaban las trompetas” (2 Crónicas 29:25, 28).
Este versículo, entonces, llama a los cristianos colosenses a que examinen sus
palabras y sus obras y para que aseguren que éstas concuerdan con lo que significa
llevar el nombre de Jesucristo.
Hoy esto es un reto para los que llevamos el nombre de Jesucristo. Nuestras
palabras y acciones, ¿atestiguan a Jesús? ¿Honran o deshonran a Jesús? ¿Atraen
o repelan a los que están fuera de la iglesia? ¿Levantan o arrollan a nuestros
hermanos y hermanas? ¿Reflejan fe o temor? Estas son pruebas difíciles que
suspendemos con frecuencia – pero podemos aspirar a mejorar – y podemos rezar
para que crezcamos en gracia.
Una palabra amable – una obra de gentileza – un poco de cuidado – una taza de
agua compartida en el nombre de Jesús. ¿Quién sabe lo que estas cosas pueden
significar? ¿Quién sabe qué cosas maravillosas pueden lograr? ¡Dios sabe!
“dando gracias á Dios Padre por él” (v. 17b). Véase la explicación anterior de
versículo 15c para leer más acerca del agradecimiento.
Estos versículos incluyen cuatro reglas breves para gobernar la vida familiar.
Incluyen reglas para esposas, maridos, hijos, y padres – pero, extrañamente, no
para las madres. Quizá porque madres suelen estar más unidas emocionalmente a
sus hijos que los padres – apoyan más y juzgan menos.
Versículos 22-25 piden al siervo que obedezca a su amo y que le rinda buen
servicio, y 4:1 le pide al amo que trate a su siervo de manera justa y equitativa.
Que la mujer esté sujeta al esposo no indica que sea inferior. Pablo dice, “No hay
Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varón, ni hembra: porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
Cabe anotar que el Nuevo Testamento menciona varias mujeres que son cabezas
de familia o que están en puestos de liderazgo: Lidia (Hechos 16:15; Cloé (1
Corintios 1:11, y Nimfas (Colosenses 4:15).
Amor agape es el primer fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) – y la más grande virtud
cristiana (1 Corintios 13:13).
Es decir, para un esposo que ama a su esposa con amor agape será una prioridad
hacer todo lo posible para satisfacer las necesidades de su esposa y protegerla. Lo
hará en lo bueno y lo malo – cuando quiere hacerlo y cuando no tiene ganas de
hacerlo.
Todo marido y mujer tiene fallos y hábitos que irritan. A veces este comportamiento
irritable persiste a pesar de los esfuerzos de su pareja para confrontarlos. A veces
experimentamos esos comportamientos como si fueran el gota a gota de una tortura
china. Presiones económicas y otras adversidades muchas veces contribuyen al
problema. Es más, problemas de dinero son como un ácido corrosivo que causa el
colapso de un matrimonio. La presión que acompaña cuidar a los hijos también
puede añadir al estrés.
El antídoto para este tipo de situación puede tener muchas facetas. Ayuda
reconocer que tú, tanto como tu esposa o esposo tiene hábitos que contribuyen al
problema – y que tú, tanto como tu esposo o esposa necesita ser perdonado. Rece
que el Señor le ayude a perdonar a su pareja. Pídale a Dios que borre el veneno de
su corazón y que lo reemplace con un amor verdadero para su pareja. Pídale a Dios
que ayude a su pareja a perdonarle. No trate de cambiar a su esposo o esposa (no
se puede cambiar a una persona), y concéntrese en cambiarse a sí mismo. Tome
medidas para establecer la comunicación de nuevo. Hay varias maneras de hacerlo.
Una es pedirle a su pareja que dedique un tiempo en particular para sentarse y
hablar. Otra es buscar el consejo de un pastor o un consejero de matrimonio.
Obedecer a los padres tenía una importancia significante. Ley judía mandaba
medidas draconianas para tratar a hijos tercos y rebeldes – hijos ya crecidos o casi
crecidos. Se consideraban un mal que debía ser expulsado de la comunidad
(Deuteronomio 21:18-21).
Pero cuando Jesús se acercaba a los niños lo hacía con aceptación y bienvenida
(Marcos 9:36-37; 10:13-16).
Hay varias maneras en que los padres pueden volver un poco locos a sus hijos – y
enojarles. Algunas posibilidades son las siguientes:
• SER DEMASIADO CRÍTICO SIN ÁNIMARLES. Hace unos años asistí una
presentación de Ken Blanchard, experto en liderazgo y dirección. Enfatizó que
debemos buscar cosas que elogiar, y sugirió que tratáramos de mantener una
proporción de diez elogios por cada crítica. Sus comentarios los dirigía en un
contexto empresarial, pero también se aplican a la familia. Elogios edifican mientras
que críticas derriban. Esto es algo que padres de familia no suelen hacer bien.
¡Padres, escuchen con cuidado!
• EXIGIR MÁS DE LO QUE EL HIJO PUEDE DAR. Algunas personas están dotadas
para los deportes y otras no. Algunas son inteligentes y otras no. No muchos
jóvenes pueden mantener su cuarto limpio. En vez de culpar a sus hijos por algo
que no están equipados para hacer, piense en lo que sí pueden hacer y anímeles a
hacerlo.
TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada
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BIBLIOGRAFÍA: