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El objetivo de esta fase es que el niño pueda exteriorizar qué quiere, qué le molesta, qué le gustaría
cambiar de una situación, etc.
- Representar una situación a modo de teatrillo. O bien lo hacíamos los adultos o bien usábamos
marionetas o figuritas de Lego.
- Una vez ensayado lo anterior varias veces delante del niño, provocar una situación junto con el niño
para que él exteriorice sus deseos o sus necesidades.
La música está encendida y está muy bajita. Se provocará que el niño diga: “sube el volumen”. Se
utilizarán canciones que le gusten mucho al niño. También se puede hacer al contrario, con la música
alta. Se provocará que el niño diga: “baja el volumen”, “me molesta”.
“Me molesta”
Cuando trabajamos estos aspectos, a Erik le molestaba mucho el ruido del secador. Hicimos con este
tema un programa de desensibilización:
- Utilizamos primero un secador de juguete y jugamos a lavar el pelo de una muñeca y secarlo
después. Poco a poco fuimos imitando el sonido onomatopéyico del secador:
“uhhhhhhhhhhhhhhh”.
- Hicimos dibujos de una nena con el pelo mojado y después secándoselo con el secador.
Imitando el sonido.
- Recortamos después esos dibujos y trabajamos el que Erik armara la secuencia lavar el pelo
– secarlo. También con el sonido.
-Le dimos un secador de verdad Erik desconectado, para que lo viera bien. Le explicamos las
diferentes partes, los interruptores, el aire caliente y frío, etc. Jugamos a secarnos el pelo con
el secador desconectado.
- Si me secaba el pelo, procuraba que Erik estuviera conmigo en el cuarto de baño. Hasta que
un día se decidió a “secarme” él el pelo a mí.
- Hoy en día no tenemos ningún problema más con los secadores. Pero sí que nos servimos de
él para trabajar el concepto “me molesta”. Éste el dibujo que realizamos:
- determinados ruidos
E irlos trabajando.
- Hacer un circuito con sillas colocadas en línea. El niño gatea por debajo. Una persona interrumpe la
salida.
Quiero, dame
- “Dibuja un sol”, pero falta la pintura amarilla. El adulto la muestra, la tiene en la mano… El niño
debe pedirla.
- Colocar los juguetes favoritos en estantes altos pero visibles. Además de representar la situación,
usamos estas plantillas:
“Píllame” o “cógeme”
Para realizar el juego de “pillar” tienen que quedar muy claro al principio el rol de cada uno. Quién
corre y quién pilla.
Para ello, un truco que nos sirvió fue pegar a cada persona que jugaba una tarjeta:
Jugamos a pillar.
Todos corremos
CORRE QUE TE
PILLO.
PÍLLAME
- etcétera
Más adelante trabajaríamos el concepto “puedo solito” y “necesito ayuda” con el cuento interactivo
Robi, la foca y sus fichas complementarias. Os lo podéis descargar aquí:
http://www.slideshare.net/anabelcor/5-robi-la-foca
“No lo sé”
- Hacer preguntas muy complicadas: ¿cuál es la capital de Mongolia?, ¿Cómo se dice en chino
“tócate la nariz”?
- Preguntas sobre personas que no están en la casa (nosotros usamos a los abuelos de España):
¿dónde está el abuelo ahora?, ¿qué va a hacer la abuela esta noche para cenar?, etc.
La educadora realizará una batería de preguntas en voz alta dirigidas a cada niño, alternando la
dificultad de estas de forma que cada niño responda, al menos, una fácil y una difícil diciendo “no lo
sé”. En el caso de los niños más tímidos o con dificultades de relación, es conveniente darles
confianza respondiendo dos preguntas fáciles y una difícil
con “no lo sé”. Las preguntas pueden ser, por ejemplo:
Fáciles:
– ¿De qué color es el sol, Pedro?
– ¿Cuántos años tienes, Laura?
– ¿Cómo se llama tu madre, ...?
– ¿Cómo se llaman los Reyes Magos, ...?
– ¿Qué es un abeto, ...?
Difíciles (“No lo sé”):
– ¿Cómo se llama mi vecina, Juan?
– ¿Dónde está la Giralda, ...?
– ¿Cuánto cuesta un litro de leche, ...?
– ¿Qué es un cefalópodo, ...?
– ¿Quién escribió Don Quijote de la Mancha?
.
“He terminado”
Con el juego del escondite. De nuevo hay que dejar los papeles muy claros: quién busca y quién se
esconde.
Amaya Padilla hizo un material muy bueno para el juego del escondite. Lo podéis descargar aquí:
http://garachicoenclave.blogspot.com/2010/02/aprendemos-jugar-al-escondite.html
“¿Dónde está?”
Para lograr que Erik fuera preguntando ¿dónde? fuimos creando y forzando diferentes situaciones
divertidísimas donde faltara un objeto imprescindible para continuar con la acción. Para empezar, es
bueno saber qué le gusta mucho a vuestro pequeño. Con Erik usamos: helado sin cucharilla, puzzle
donde faltara una pieza, dibujo sin pinturas, números de tamaño gigante encajables donde faltara -
por ejemplo- el 4, juegos de escondite, etc.
Ejemplo:
Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
(Colocas el helado en dos boles encima de la mesa y sientas al niño enfrente tuyo)
Mira, siéntate, aquí tienes el helado. ¡Qué rico!, vamos a comer (haces gesto de comer con la
cuchara para dar una pista)
Existe la posibilidad de que el niño no diga nada o que diga de forma espontánea: “falta la cuchara” o
“cuchara” o incluso: “¿dónde está la cuchara?”, que sería nuestro objetivo.
Si no dice nada o dice “cuchara”, añades tú: “Falta la cuchara”. “Para conseguir la cuchara, pregunta:
¿dónde está la cuchara?”.
Cuando el niño pregunte “¿dónde está la cuchara?” entonces o bien la cogéis juntos o bien se la
entregas.
Como alternativa, lo que nosotros hicimos al principio fue: coger la cuchara de encima de la mesa y,
delante del niño, esconderla a nuestra espalda para provocarlo como en un juego: “¿dónde está la
Para provocar esta frase, hay que saber qué cosas no le gustan al niño. En el caso de Erik, el queso
fue nuestro gran aliado al principio.
- con los lego, en vez de darle una pieza de lego, darle una zapatilla.
- para lavarse los dientes, darle un peine en vez del cepillo, etc.
En este apartado trabajaremos las peticiones concretas. Tengo pendiente por traducir el material
que usamos.