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LA AGONÍA Y LA MUERTE, DIAGNÓSTICO

B-2) Agonología

La mayoría de los textos de Medicina Legal consideran a la agonología como una


subdivisión más de la especialidad separándola de la Tanatología. Consideramos
que debe incluirse dentro de este capítulo atento a que es el proceso que una vez
iniciado, en forma inexorable e irreversible culmina en la muerte por lo que puede
decirse que es el estado que indefectiblemente precede a la muerte.

Este término deriva de la palabra griega "agón" que significa lucha o combate.

La muerte desde el punto de vista médico, no es un momento o instante porque


todos los tejidos no "mueren" al mismo tiempo sino después de un proceso
dependiendo fundamentalmente de la viabilidad textural y de la resistencia mayor
o menor a la anoxia.

La concepción de la muerte como PROCESO tiene importancia jurídica y práctica


puesto que va a posibilitar el diagnóstico de muerte encefálica en las condiciones
de la ley de transplantes de órganos.

El período agónico se desarrolla en un lapso variable que suele ser prácticamente


Inexistente en la muerte rápida, breve en el caso de la muerte súbita y prolongado
como sucede en el estadio terminal de afecciones de diversa etiología.

La parte de la Tanatología que estudia las modificaciones clínicas y texturales que


se producen en este período se llama AGONOLOGÍA.

Desde el punto de vista estrictamente biológico se trata de la consecuencia de una


anoxia progresiva e irreversible sobre las diversas estructuras orgánicas y desde
el punto de fisiológico es el deterioro gravativo de todas las funciones vitales que
culminan en la muerte.

Existen comprobaciones clínicas y postmortem: referidas a este estado y que


orientan acerca de su duración:

— Comprobaciones clínicas: guardan relación con la causa de la muerte. El


elemento común a todas, independiente de la causa que lleva finalmente a la
muerte es el DETERIORO de carácter progresivo e irreversible de las funciones
vitales: respiración, circulación, actividad cardíaca y nerviosa y alteración de la
termorregulación.

— Comprobaciones post-mortem: derivan de la práctica de la autopsia y


comprenden el examen macroscópico de los coágulos sanguíneos y las pruebas
docimásicas o docimasias. Con respecto a los coágulos interesa la cantidad y
adherencia a las paredes de las cavidades cardíacas que están estrechamente
vinculadas a la duración de la agonía. Si ésta ha sido de corta duración la sangre
es líquida en cambio cuando se prolonga en el tiempo se observan coágulos que
se adhieren a las paredes cardíacas y grandes vasos. Son de color amarillento y
reproducen como un molde la forma de la cavidad en la que están contenidos. En
cambio los coágulos postmortem llamados CRUÓRICOS no se adhieren a las
paredes cardíacas ni vasculares, son fácilmente disgregables y son de color rojo
negruzco.

Las pruebas docimásicas se basan en la investigación por métodos histológicos e


histoquímicos de glucógeno y adrenalina, sustancias que experimentan
disminución en el período agónico en el tejido hepático y suprarrenal. Las más
utilizadas en nuestro medio son las siguientes:

— Docimasia hepática: se basa en la investigación de glucógeno hepático ya que


si la muerte ha sido súbita o rápida se encontrará esta sustancia mientras que si
ha habido una agonía prolongada la disminución guarda relación con su duración.
En el primer caso de que la DOCIMASIA ES POSITIVA y en segundo caso será
NEGATIVA.

— Docimasia suprarrenal: al igual que el glucógeno, la adrenalina experimenta


una disminución que está en relación con la duración del período agónico.

B-3) El diagnóstico de muerte

El diagnóstico de muerte se hace en base a los signos de la muerte que son:

— CARDIOCRICULATORIOS

— RESPIRATORIOS

— NERVIOSOS

— ESQUELETICOTEGUMENTARIOS

— Signos cardiocirculatorioss: están dados por la ausencia de pulso y de tensión


arterial, silencio auscultatorio de por lo menos cinco minutos en cada foco —según
Bouchut—y electrocardiograma negativo.

— Signos respiratorios: ausencia de movimientos respiratorios y silencio


auscultatorio. El signo de Winslow consiste en la ausencia de empañamiento de
un espejo cuando es acercado a las fosas nasales.

— Signos nerviosos: ausencia de respuesta al dolor: arreflexia total y


electroencefalograma plano.
— Signos esqueleticotegumentarios: resultan más bien confirmatorios de la
muerte real y tienen escaso valor práctico por lo que solamente se mencionarán:

a) signo de las ventoss escarificadas,

b) prueba de la fluoresceína y

c) signo de Lancisi o reacción que se produce al poner en contacto con la piel un


metal al

rojo produciéndose una reacción de carácter postmortem (ver "Diagnóstico


diferencial entre lesiones vitales y postmortem").

B-4) Formas médico legales de la muerte

Médico-legalmente se puede considerar a la muerte desde diversos aspectos


surgiendo así los diversos tipos muchos de los cuales resultan ser
complementarios y no excluyentes dependiendo de su modo de presentación, y de
la causa que la provocó. Es así que nos encontramos con diversas clases de
muerte frecuentemente mencionadas en la literatura médica a saber:

a) según se constaten fehacientemente los signos de la muerte:

a-1) muerte real: se aquella en la que se constatan los signos descriptos en el


apartado anterior o sea cuando se hace el DIAGNOSTICO DE MUERTE.

a-2) muerte aparente: según Thoinotes un estado en que las funciones vitales
"parecen" abolidas porque clínicamente la actividad cardiocirculatoria y respiratoria
resultan prácticamente imperceptibles. Es de escasa duración pues de persistir las
causas que la determinaron concluiría en la muerte real. Se han descripto varias
formas siendo de más frecuente observación la forma electrocutiva y la traumática.

a-3) Muerte encefálica: es un criterio introducido en nuestra legislación por la ley


de Transplantes por lo que se trata en el Capítulo referido al tema ("ABLACIÓN E
IMPLANTE DE ÓRGANOS Y MATERIAL ANATÓMICO).

b) Según la duración del período agónico:

b-1) Muerte súbita: es la que sorprende el individuo en aparente estado de buena


salud o que si padecía una enfermedad era ignorada por él o sus familiares: Existe
la MUERTE SÚBITA DEL ADULTO Y LA MUERTE SÚBITA INFANTIL Y DEL
LACTANTE. En este caso se excluye la violencia como sucede en la muerte
rápida ya que es atribuible a causas naturales. (Ver "Muerte súbita").

b-2) Muerte inesperada: es aquella que se presenta en un individuo portador de


una patología cuyo pronóstico no hacia presumir la inminencia de la muerte.
b-3) Muerte rápida: es la que se produce poco tiempo después de instalada la
causa como la que se observa en los accidentes de tránsito o en caso de suicidas
que se arrojan desde cierta altura o al paso de un tren.

c) Según la causa, la muerte puede ser:

— natural,

— violenta, o,

— de causa dudosa

c-1) La muerte natural es causada por procesos biológicos propios de los seres
humanos (neoplasias, infecciones, envejecimiento);

c-2) Muerte violenta: éste es un criterio jurídico ya que alude a la forma de la


muerte y no a la causa y mecanismo. En este sentido, la muerte violenta es debida
a HOMICIDIO, SUICIDIO O ACCIDENTE.

c-3) Denominamos "muerte de causa dudosa" a aquella en la que de los


antecedentes obtenidos de los familiares o de la policía y del examen externo, no
surge de manera indubitable la causa de la muerte. Tanto en esta circunstancia
como en los casos de muertes VIOLENTAS, es perentoria la intervención policial
con la pertinente práctica de la AUTOPSIA MEDICOLEGAL. En la muerte de
"causa dudosa", una vez realizada la autopsia se estará en condiciones de
determinar si la muerte se produjo por causas naturales o por algún factor violento
(traumático o tóxico).

Este es un artículo que conseguí, léalo y si lo considera conveniente lo incluye o a


manera de cultura general.

ARTICULO

El paciente moribundo

Por Elizabeth L. Cobbs , MD, George Washington University; Karen Blackstone ,


MD, George Washington University; Joanne Lynn, MD, MA, MS, Altarum Institute.
Disponible en:

https://www.msdmanuals.com/es-ve/professional/temas-especiales/el-paciente-
moribundo/el-paciente-moribundo
Los pacientes moribundos pueden tener necesidades diferentes a las de otros
pacientes. Para que sus necesidades puedan ser satisfechas, estos pacientes
primero deben ser identificados. Antes de la muerte, los pacientes tienden a seguir
1 de 3 trayectorias generales de declive funcional:

 Un período limitado de declive funcional progresivo constante (p. ej., típico


de cáncer progresivo)
 Un prolongado período indefinido de disfunción grave que puede no ser
constantemente progresivo (p. ej., típico de demencia grave, accidente
cerebrovascular con secuelas incapacitantes y la fragilidad severa)
 La función que disminuye de forma irregular, causada por exacerbaciones
agudas periódicas y, a veces impredecibles, del trastorno subyacente (p.
ej., típico de la insuficiencia cardíaca o la EPOC)

Con la primera trayectoria (p. ej., en el cáncer progresivo), la evolución de la


enfermedad y el momento de la muerte tienden a ser más predecibles que con las
otras trayectorias. Por ejemplo, con la disfunción prolongada (p. ej., demencia
grave), la muerte puede ocurrir repentinamente a causa de una infección, como la
neumonía. Con la disfunción progresiva irregular (p. ej., insuficiencia cardíaca), las
personas que no parecen estar cerca de la muerte pueden morir repentinamente
durante una exacerbación aguda. Como resultado, aunque puede ayudar conocer
la trayectoria de declive funcional, aún así suele ser difícil estimar con precisión el
momento de la muerte. Por lo tanto, se aconseja que los médicos consideren
como pacientes potencialmente moribundos a los que cumplen ambos de los
siguientes criterios, aunque se reconoce que estos criterios pueden ser demasiado
inclusivos:

 Presencia de enfermedad grave y se espera que empeore


 La muerte dentro del año no sorprendería al clínico

Si un paciente es reconocido como potencialmente moribundo, el clínico debe

 Comunicar el curso probable de la enfermedad, incluyendo una estimación


de tiempo de vida, al paciente y, si el paciente lo desea, a su familia,
amigos o ambos
 Conversar y aclarar los objetivos de la atención (p. ej., la paliación, la cura)
 Coordinar cuidados paliativos deseados y el cuidado de hospicio
 Planificar qué hacer cuando la muerte es inminente
 Tratar los síntomas
 Ayudar a considerar asuntos financieros, legales y éticos
 Ayudar a los pacientes y sus cuidadores a lidiar con el estrés

Los pacientes deben participar en la toma de decisiones tanto como les sea
posible. Si los pacientes carecen de capacidad para tomar decisiones de la
atención médica (ver Capacidad (competencia) e incapacidad) y tienen un poder
notarial para la atención médica, la persona designada por ese documento toma
las decisiones de la atención médica. Si los pacientes no tienen ningún
representante autorizado, los médicos suelen conferir la decisión a los familiares
más cercanos o, incluso, un amigo cercano para enterarse de lo que serían los
deseos del paciente. Sin embargo, el alcance exacto de su competencia y la
prioridad de los sustitutos permitidos varían según el estado. En los estados donde
los encargados de la toma de decisiones sustitutos por defecto están autorizados,
el orden de prioridad típico es el del paciente

 Cónyuge (o compañero doméstico en jurisdicciones que reconocen este


estado)
 Niño adulto
 Padre
 Hermano
 Otros familiares o un amigo cercano (posiblemente)

Si más de una persona tiene la misma prioridad (p. ej., varios hijos adultos), se
prefiere el consenso, pero algunos estados permiten que los médicos se basen en
una decisión de la mayoría.

(Ver también Agonía y muerte en los niños y Ver también Instrucciones por
adelantado).

Comunicación y clarificación de los objetivos


Un error común es presumir que los pacientes y sus cuidadores comprenden la
evolución de la enfermedad o reconocen cuando la muerte es inminente; ellos
necesitan que se les diga específicamente. Cuando es posible, se debe dar una
serie de probabilidades de tiempo de vida, quizás asesorándolos a "esperar lo
mejor pero planificar para lo peor." El asesoramiento temprano a los pacientes les
proporciona tiempo para lidiar con sus cuestiones espirituales y psicosociales y
para deliberar y tomar decisiones fundamentadas acerca de las prioridades de su
atención. Las prioridades pueden diferir cuando afrontan la muerte. Por ejemplo,
algunas personas valoran la prolongación de la vida, incluso si causa molestias,
cuesta dinero o es una carga para la familia. Otras personas identifican objetivos
específicos, como mantener la función y la independencia, o aliviar los síntomas,
como el dolor. Algunas personas están más preocupados con la búsqueda de
perdón, reconciliación, o la manutención de un ser querido.

Planes anticipados de la atención deben ser documentados y fácilmente


accesibles a otros proveedores de atención de la salud (p. ej., servicio de
urgencias) para ofrecer la mejor oportunidad de lograr la atención deseada del
paciente. Órdenes portátiles autorizadas por el estado y órdenes del médico para
tratamiento de soporte vital (POLST, por sus siglas en inglés) son ampliamente
utilizadas y deben estar accesibles en el hogar y en la historia clínica para que el
personal médico de emergencia sepa qué atención médica dar y cuál no. Las
decisiones sobre tratamientos específicos pueden ser útiles. Por ejemplo, la RCP
y el traslado a un hospital por lo general no son deseables si la muerte es
inminente; por el contrario, ciertos tratamientos agresivos (p. ej., transfusiones
sanguíneas, quimioterapia) pueden ser deseables para aliviar los síntomas incluso
si la muerte es inevitable.

Cuidados paliativos y cuidados para enfermos


terminales
Cuidados paliativos

Los cuidados paliativos tiene como objetivo mejorar la calidad de vida, ayudando a
aliviar los síntomas físicos molestos y la angustia psicosocial y espiritual. Los
cuidados paliativos no son incompatibles con muchos tratamientos curativos y
pueden, de hecho, ser proporcionados al mismo tiempo. Por ejemplo, el aspecto
paliativo de la atención enfatiza el tratamiento del dolor o el delirio de un paciente
con insuficiencia hepática que puede estar en una lista de trasplante de hígado.
Sin embargo, decir que la atención de un paciente ha cambiado de ser curativa a
ser de apoyo, o de terapéutica a paliativa es una simplificación excesiva de un
proceso complejo de decisiones. La mayoría de los pacientes necesitan una
combinación terapéutica personalizada para corregir, prevenir y mitigar los efectos
de diversas enfermedades y discapacidades.

Los médicos deben iniciar los cuidados paliativos apenas se los identifica como
gravemente enfermos y sobre todo cuando están lo suficientemente enfermos
como para morir. El cuidado paliativo puede ser proporcionado por profesionales
individuales, equipos interdisciplinarios y programas de hospicio. Los proveedores
individuales de cuidados paliativos se especializan en el reconocimiento y el
tratamiento del dolor y otros síntomas molestos. Los equipos interdisciplinarios de
cuidados paliativos están formados por diferentes profesionales (p. ej., médicos,
enfermeras, trabajadores sociales, capellanes) que trabajan en conjunto con los
médicos primarios y especializados de los pacientes para aliviar la tensión física,
psicosocial y espiritual.

Perlas y errores

 Considerar cuidados paliativos para todos los pacientes potencialmente


moribundos, incluso aquellos tratados con terapias agresivas o curativas.

Cuidados paliativos

Cuidados para enfermos terminales es un programa de atención y apoyo para


personas que probablemente morirán en pocos meses. Éste se centra en la
comodidad y el significado, no en la cura. Los servicios pueden incluir la
prestación de atención física, apoyo psicológico, medicamentos, equipo médico
duradero y suministros. En algunos países, como los EE.UU., el cuidado para
enfermos terminales brinda principalmente servicios en el hogar; en otros, como
Inglaterra, estos servicios se encuentran principalmente en establecimientos con
internación.

En el cuidado para enfermos terminales típico, los miembros de la familia son los
cuidadores primarios, a menudo con ayuda adicional de auxiliares de la salud
domiciliarios y voluntarios. El personal está disponible las 24 horas del día todos
los días. El personal de cuidados para enfermos terminales está especialmente
entrenado. El equipo de cuidados para enfermos terminales por lo general
consiste en el médico de cabecera del paciente, médico de cuidados paliativos o
director médico; enfermeras; auxiliares de la salud domiciliarios; trabajadores
sociales; capellanes u otros consejeros; voluntarios entrenados; y logoterapeuta, y
terapeutas físicos y ocupacionales, según sea necesario.

Los médicos pueden ser reacios a utilizar los cuidados terminales, porque en el
trascurso podría aparecer una enfermedad tratable concomitante. Sin embargo,
este rechazo no se justifica porque muchas afecciones tratables están dentro del
espectro de atención del sistema de cuidados terminales. Medicare cubre toda la
atención médica relacionada con el diagnóstico del programa de cuidados
terminales, y los pacientes aún califican para la cobertura médica no relacionada
con el diagnóstico de cuidados paliativos. Además, los pacientes pueden
abandonar este tipo de atención en cualquier momento y volver a inscribirse más
tarde.

Planificación anticipada para la muerte inminente


La planificación para el alivio de los síntomas, así como el apoyo para el paciente
y la familia pueden ayudar a las personas a lidiar con los aspectos más difíciles de
la muerte. Cuando se espera que la muerte ocurra en el hogar, un equipo de
cuidados paliativos generalmente provee medicamentos (un kit de confort) con
instrucciones de cómo usarlos para suprimir rápidamente los síntomas, como el
dolor o la disnea. Los familiares deben ser informados acerca de los cambios que
probablemente ocurran durante el proceso de la muerte, que incluyen confusión,
somnolencia, respiración irregular o ruidosa, extremidades frías y la piel de color
púrpura. La planificación también puede ayudar a evitar las visitas angustiantes e
innecesarias en hospitales al final de la vida. Los miembros de la familia deben
tener presente a quién llamar (p. ej., médico, enfermero de cuidados terminales,
clérigo) y saber a quién no llamar (p. ej., servicio de ambulancia).

Ser partícipe de los últimos momentos de vida de una persona puede tener un
efecto duradero en la familia, los amigos y los cuidadores. El paciente debe estar
en un lugar apacible, tranquilo y físicamente confortable. Los médicos deben
alentar a la familia a mantener el contacto físico con el paciente, como tomarle las
manos. Los proveedores de cuidados terminales deben preguntar y facilitar los
ritos espirituales, culturales, étnicos o personales deseados por el paciente y sus
familiares. Las familias también a menudo necesitan ayuda con los servicios
funerarios o de cremación y organizar el pago para ellos; los trabajadores sociales
pueden proporcionar información y asesoramiento. Independientemente del lugar
(p. ej., el hogar, hospital, asilo de ancianos, centro de internación o de cuidados
terminales) las prácticas religiosas pueden afectar el cuidado del cuerpo después
de la muerte y deben ser conversadas previamente con la familia del paciente o
ambos. Las decisiones acerca de la donación de órganos y la autopsia
generalmente se realizan mejor antes de la muerte, porque suele ser un momento
menos estresante que inmediatamente después de la muerte.

Cuestiones económicas y discapacidad


En un estudio estadounidense se demostró que un tercio de las familias agota la
mayor parte de sus ahorros para el cuidado de un pariente moribundo. Las
familias deben ser aconsejadas de investigar el costo de la atención de la
enfermedad grave de un familiar. Obtener la información sobre la cobertura y las
reglamentaciones puede tomar un trabajo sustancial y diligente. Además de
consultar al equipo de atención médica, comprobar los servicios disponibles con
un eldercare (geriatra) local es un buen lugar para empezar.

Una discapacidad progresiva suele acompañar a las enfermedades mortales.


Gradualmente, los pacientes se vuelven incapaces de ocuparse de una casa o un
apartamento, preparar la comida, manejar los asuntos económicos, caminar o
asumir los cuidados personales. Casi todos los pacientes moribundos necesitan
ayuda durante sus últimas semanas. El equipo de atención médica debe anticipar
la discapacidad y realizar una preparación adecuada (p. ej., elegir una vivienda
que sea accesible a la silla de ruedas y cercana de los cuidadores familiares). Los
servicios como terapia ocupacional o fisioterapia y cuidados terminales pueden
ayudar a un paciente a permanecer en su hogar, incluso cuando la discapacidad
avanza. El equipo de atención médica debe saber los efectos de las opciones
económicas y analizar estas cuestiones con los pacientes o sus familiares.
Algunos abogados se especializan en la atención de los ancianos y pueden
ayudarlos a ellos y a sus familiares a tratar estas cuestiones.

Preocupaciones legales y éticas


Los profesionales sanitarios deben conocer las leyes locales y la política
institucional que rige los testamentos vitales, los poderes notariales permanentes,
los suicidios asistidos por un médico y los procedimientos para renunciar a la
reanimación y la hospitalización. Este conocimiento les ayuda a garantizar que la
atención esté orientada a la voluntad del paciente, aun cuando éste ya no pueda
tomar decisiones (ver Instrucciones por adelantado).
Muchos profesionales sanitarios temen que los tratamientos médicos destinados a
aliviar el dolor u otros síntomas graves (p. ej., opiáceos para el dolor, la disnea o
ambos) podrían acelerar la muerte, pero este efecto es bastante raro. Con la
atención médica calificada y la dosificación de drogas, los profesionales de la
salud evitan los efectos adversos de la droga más preocupantes, como la
depresión respiratoria causada por opiáceos. La muerte no se acelera por los
tratamientos comunes para los síntomas comunes en la enfermedad avanzada.
Incluso si el dolor o la disnea intratable requiere altas dosis de opioides que
también puede acelerar la muerte, la muerte resultante no se considera culposa
porque las drogas se habían dado para aliviar los síntomas y las dosis habían sido
ajustadas adecuadamente. Los médicos que tratan los síntomas de forma
enérgica y renuncian a tratamientos para prolongar la vida deben conversar estos
temas con honestidad y sensibilidad y deben documentar minuciosamente la toma
de decisiones.

Un médico generalmente no debe proporcionar una intervención que clásicamente


se considera un medio de homicidio (p. ej., inyección letal), aunque la intención
sea aliviar el sufrimiento. La asistencia con el suicidio (p. ej., proveer directamente
drogas mortales a un paciente moribundo e instrucciones para su uso) está
autorizada en circunstancias específicas en Oregon, Washington, Vermont,
California, Colorado y Montana, pero puede ser motivo de denuncia en el resto de
los Estados Unidos. En los estados donde el suicidio asistido es legal, los
profesionales de la salud y los pacientes deben cumplir con los requisitos
específicos de cada estado, que incluyen la residencia del paciente, la edad, la
capacidad de toma de decisiones, la enfermedad terminal, el pronóstico y el
momento de la solicitud de asistencia. En todos los demás estados y el Distrito de
Columbia, las leyes estatales o comunes prohíben específicamente el suicidio
asistido por un médico o no son claras. En estos lugares los cargos de homicidio
son plausibles si no se defienden de manera escrupulosa los intereses del
paciente, si este carece de capacidad o sufre un deterioro funcional grave cuando
se toman las decisiones o si no se documentan las decisiones y sus fundamentos.

Apoyo a los cuidadores después de la muerte


Un médico, enfermero o persona autorizada debe dictaminar en forma oportuna
que el paciente falleció, para así reducir la ansiedad y la incertidumbre de la
familia. El médico debe completar el certificado de defunción lo antes posible
porque los directores de las funerarias necesitan un certificado de defunción
completo para hacer los arreglos finales. Aun cuando se esperara la muerte, los
médicos deben informar el suceso al médico forense o a la policía; es importante
conocer las leyes locales.

Comunicarle a los miembros de la familia sobre la muerte, en particular cuando es


inesperada, requiere planificación y compostura. El médico debe usar un lenguaje
claro cuando informa a la familia que se ha producido la muerte (p. ej., usando la
palabra "murió"). Los eufemismos (p. ej., "pasó", "se fue") no deben utilizarse
porque son fácilmente malinterpretados. Si la familia no estuvo presente en los
momentos cercanos a la muerte, los médicos deben describir lo qué pasó, incluso
los intentos de reanimación, y la ausencia de dolor y sufrimiento en el paciente (si
son ciertos). (Si se realiza la reanimación, los familiares o los cuidadores pueden
preferir presenciarlo; no hay datos que indiquen que su presencia empeora los
resultados de reanimación). La prudencia exige tratar de asegurarse de que el
familiar cercano no reciba la noticia solo. Cuando se habla acerca de la muerte, en
especial de la inesperada, los familiares pueden estar abrumados y ser incapaces
de procesar la información que se les comunica o de formular preguntas.

Los médicos, los enfermeros y otros profesionales de la salud deben responder a


las necesidades psicológicas de los familiares y proporcionar asesoramiento
adecuado, un ambiente confortable donde puedan llorar y el tiempo suficiente para
que puedan permanecer con el cuerpo. Antes de que los familiares vean el
cuerpo, deben sacarse las manchas y los tubos, y los olores se deben disimular
cuando sea posible. Cuando sea posible, puede ser útil que un médico acompañe
a los familiares a entrar en la habitación donde está el cuerpo recién muerto,
porque esta situación es desconocida para la mayoría de las personas. A veces es
mejor dejar a los familiares por un tiempo, luego regresar y ofrecer explicaciones
sobre los tratamientos brindados y darles la oportunidad de formular preguntas.
Los amigos, los vecinos y el clérigo pueden servir de apoyo.

Los médicos deben ser sensibles a las diferencias culturales en el comportamiento


en el momento de la muerte. El paciente puede decidir sobre la donación de
órganos y de tejidos, si fuera apropiado, o sus familiares y el equipo de atención
médica pueden analizar la donación de órganos y de tejidos, antes de la muerte o
inmediatamente después de ella; en general, estas consideraciones están exigidas
por ley. El médico de cabecera debe saber cómo tramitar la donación de órganos
y la autopsia, incluso para los pacientes que fallecen en el hogar o en un
geriátrico. La autopsia debe estar disponible independientemente del lugar en el
que se produjo la muerte, y las decisiones acerca de la autopsia pueden tomarse
antes de la muerte o justo después de producida. Una minoría considerable de
familias recibe bien la autopsia para esclarecer las incertidumbres, y los médicos
deben apreciar el papel de este procedimiento en la evaluación de la calidad y en
las mejoras.

Más información
 Compassion and Choices

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