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QUÍMICA BIOLOGICA

Introducción a la Química

La Química es la “Ciencia que estudia la composición y propiedades de la


materia y de las transformaciones que experimenta, sin que se alteren los
elementos que la componen”

Desde épocas remotas, los humanos se han interesado por la naturaleza de la


materia. Nuestras ideas modernas sobre la estructura de la materia se basan
en la teoría atómica de Dalton, de principios del siglo XIX. En la actualidad
sabemos que toda la materia está formada por átomos, moléculas y iones. La
química siempre se relaciona, de una u otra forma, con estas especies.

Teoría atómica
En el siglo V a.c., el filósofo griego Demócrito expresó la idea de que toda la
materia estaba formada por muchas partículas pequeñas e indivisibles que
llamó átomos (que significa indestructible o indivisible). A pesar de que la idea
de Demócrito no fue aceptada por muchos de sus contemporáneos (entre ellos
platón y Aristóteles), ésta se mantuvo. Las evidencias experimentales de
algunas investigaciones científicas apoyaron el concepto del “atomismo”, lo que
condujo, de manera gradual, a las definiciones modernas de elementos y
compuestos. En 1808, el científico inglés, profesor John Dalton,1 formuló una
definición precisa de las unidades indivisibles con las que está formada la
materia y que llamamos átomos. El trabajo de Dalton marcó el principio de la
era de la química moderna. Las hipótesis sobre la naturaleza de la materia, en
las que se basa la teoría atómica de Dalton, pueden resumirse como sigue:
1. Los elementos están formados por partículas extremadamente pequeñas
llamadas átomos.
2. Todos los átomos de un mismo elemento son idénticos, tienen igual tamaño,
masa y propiedades químicas. Los átomos de un elemento son diferentes a los
átomos de todos los demás elementos.
3. Los compuestos están formados por átomos de más de un elemento. En
cualquier compuesto, la relación del número de átomos entre dos de los
elementos presentes siempre es un número entero o una fracción sencilla.
4. Una reacción química implica sólo la separación, combinación o
reordenamiento de los átomos; nunca supone la creación o destrucción de los
mismos.

El concepto de Dalton sobre un átomo es mucho más detallado y específico


que el concepto de Demócrito. La segunda hipótesis establece que los átomos
de un elemento son diferentes de los átomos de todos los demás elementos.
Dalton no intentó describir la estructura o composición de los átomos. Tampoco
tenía idea de cómo era un átomo, pero se dio cuenta de que la diferencia en las
propiedades mostradas por elementos como el hidrógeno y el oxígeno sólo se
puede explicar a partir de la idea de que los átomos de hidrógeno son distintos
de los átomos de oxígeno. La tercera hipótesis sugiere que para formar
determinado compuesto no sólo se necesitan los átomos de los elementos
correctos, sino que es indispensable un número específico de dichos átomos.
Esta idea es una extensión de una ley publicada en 1799 por el químico
francés Joseph Proust.

Leyes
Ley de las proporciones definidas de Proust establece que muestras
diferentes de un mismo compuesto siempre contienen los mismos elementos y
en la misma proporción de masa. Así, si se analizan muestras de dióxido de
carbono gaseoso obtenidas de diferentes fuentes, en todas las muestras se
encontrará la misma proporción de masa de carbono y oxígeno. Entonces, si la
proporción de las masas de los diferentes elementos de un compuesto es una
cantidad fija, la proporción de los átomos de los elementos en dicho compuesto
también debe ser constante.
Ley de las proporciones múltiples. Según esta ley, si dos elementos pueden
combinarse para formar más de un compuesto, la masa de uno de los
elementos que se combina con una masa fija del otro mantiene una relación de
números enteros pequeños. La teoría de Dalton explica la ley de las
proporciones múltiples de manera muy sencilla: diferentes compuestos
formados por los mismos elementos difieren en el número de átomos de cada
clase.
Ley de la conservación de la masa establece que la materia no se crea ni se
destruye. Debido a que la materia está formada por átomos, que no cambian
en una reacción química, se concluye que la masa también se debe conservar.

Estructura del átomo


Con base en la teoría atómica de Dalton, un átomo se define como la unidad
básica de un elemento que puede intervenir en una combinación química.
Dalton describió un átomo como una partícula extremadamente pequeña e
indivisible. Sin embargo, una serie de investigaciones iniciadas alrededor de
1850, y que continuaron hasta el siglo XX, demostraron claramente que los
átomos tienen una estructura interna, es decir, que están formados por
partículas aún más pequeñas, llamadas partículas subatómicas. Estas
investigaciones condujeron al descubrimiento de tres partículas: electrones,
protones y neutrones.
En la década de 1890, mediante experimentos realizados con rayos X, se
descubre la existencia de una partícula subatómica que producía la repulsión
de los rayos catódicos, por lo cual debía tener una carga eléctrica negativa.
Estas partículas con carga negativa se conocen como electrones.
Años más tarde, Rutherford propuso que las cargas positivas de los átomos
estaban concentradas en un denso conglomerado central dentro del átomo,
que llamó núcleo.
Las partículas del núcleo que tienen carga positiva reciben el nombre de
protones. En otros experimentos se encontró que los protones tienen la misma
cantidad de carga que los electrones y que su masa es de 1.67262 × 10 –24 g,
aproximadamente 1 840 veces la masa del electrón con carga opuesta.
Posteriormente se descubrió un tercer tipo de partículas subatómicas, que
Chadwick llamó neutrones, debido a que se demostró que eran partículas
eléctricamente neutras con una masa ligeramente mayor que la masa de los
protones y se encontraban en el núcleo. Ya que las cargas eléctricas iguales se
repelen, los neutrones funcionan en el núcleo del átomo como una barrera que
evita que los protones se repelan entre sí.

Resumiendo, un átomo es la unidad estructural básica que compone la materia


y está constituido por tres partículas elementales: protón, electrón y neutrón. El
protón tiene una carga positiva, el electrón una negativa, y el neutrón no tiene
carga. Los protones y los neutrones se localizan en una pequeña región en el
centro del átomo, denominada núcleo, en tanto que los electrones están
dispersos alrededor del núcleo a cierta distancia de él.

Número de masa, número atómico e isótopos


Todos los átomos se pueden identificar por el número de protones y neutrones
que contienen. El número atómico (Z) es el número de protones en el núcleo
del átomo de un elemento. En un átomo neutro el número de protones es igual
al número de electrones, de manera que el número atómico también indica el
número de electrones presentes en un átomo. La identidad química de un
átomo queda determinada por su número atómico. Por ejemplo, el número
atómico del flúor es 9. Esto significa que cada átomo de flúor tiene 9 protones y
9 electrones. O bien, visto de otra forma, cada átomo en el universo que
contenga 9 protones se llamará de manera correcta “flúor”.
El número de masa (A) es el número total de neutrones y protones presentes
en el núcleo de un átomo de un elemento. con excepción de la forma más
común del hidrógeno, que tiene un protón y no tiene neutrones, todos los
núcleos atómicos contienen tanto protones como neutrones. En general, el
número de masa está dado por la suma de protones y neutrones.
El número de neutrones en un átomo es igual a la diferencia entre el número de
masa y el número atómico (A – Z). por ejemplo, si el número de masa de un
átomo específico de boro es 12 y su número atómico es 5 (que indica 5
protones en el núcleo), entonces el número de neutrones es 12 – 5 = 7.
Observe que las tres cantidades (número atómico, número de neutrones y
número de masa) deben ser enteros positivos o números enteros. No todos los
átomos de un elemento determinado tienen la misma masa. La mayoría de los
elementos tiene dos o más isótopos, átomos que tienen el mismo número
atómico pero diferente número de masa.
Por ejemplo, existen tres isótopos de hidrógeno. uno de ellos, que se conoce
como hidrógeno, tiene un protón y no tiene neutrones. El isótopo llamado
deuterio contiene un protón y un neutrón, y el tritio tiene un protón y dos
neutrones. La forma aceptada para denotar el número atómico y el número de
masa de un elemento (X) es como sigue:

Así, para los isótopos de hidrógeno escribimos:

Los electrones y su configuración electrónica


Los electrones se ubican en orbitales alrededor del núcleo, en diversos niveles
de energía. Mayor sea la distancia entre el electrón y el núcleo, más energía
requerirá para mantenerse unido. Cada orbital corresponde a un posible valor
de energía para los electrones, que se reparten entre ellos. El principio de
exclusión de Pauli prohíbe que más de dos electrones se encuentren en el
mismo orbital.
Configuración electrónica
La Configuración o Distribución electrónica explica dice como están ordenados
los electrones en los distintos niveles de energía (órbitas), o lo que es lo mismo
como están distribuidos los electrones alrededor del núcleo de su átomo. Es
imprescindible para hacer el enlace covalente y los enlaces iónicos y conocer
los llamados electrones de valencia, que son el número de electrones que tiene
el átomo de un elemento en su última capa u órbita (subnivel).
En la actualidad la periferia del núcleo (su alrededor) se divide en 7 niveles de
energía diferentes, numerados del 1 al 7, y en los que están distribuidos los
electrones, lógicamente en orden según su nivel de energía. Los electrones
con menos energía estarán girando en el nivel 1. Asu vez, cada nivel se divide
en subniveles. Estos subniveles en los que se divide cada nivel pueden llegar a
ser hasta 4. A estos 4 subniveles se les llama: s, p, d, f.
En el nivel 1 solo hay un subnivel, el s. El nivel 2 hay 2 subniveles, el s y el p.
En el nivel 3 hay 3 subniveles el s, el p y el d. En el nivel 4 hay 4 subniveles, el
s, el p, el d y el f. El nivel 5 tiene 4 subniveles también, pero en el nivel 6 solo
tiene 3 (hasta el d) y en el 7 solo dos subniveles el s y el p.

Cuando queremos hacer la configuración electrónica de un elemento concreto,


tendremos que tener una forma de expresarlo.
Ejemplo: el caso del Litio (Li) tiene 3 electrones. Tendrá 2 electrones en el
primer nivel (son los máximos), y uno en el segundo: 1s2, 2s1. En el nivel de
energía 1 y subnivel s = 2 electrones, ya estaría llena por lo que pasamos al
nivel 2. En este nivel estará el electrón que nos falta por acomodar. Lo
acomodamos en el primer subnivel del nivel 2. El primer subnivel de un nivel es
siempre el s, el segundo el p, el tercero el d y el cuarto el f. Luego 2s1 significa
nivel 2 subnivel s con un electrón.
El orden en el que se van llenando los niveles de energía es: 1s, 2s, 2p, 3s, 3p,
4s, 3d, 4p. Antes de llenarse el nivel 3 por completo, se empieza a llenar el
nivel 4. (pasa del 3s, 3p al 4s y no al 3d). El esquema de llenado de los
orbitales atómicos, lo podemos tener utilizando la regla de la diagonal.
Deberás seguir atentamente la flecha del esquema comenzando en 1s;
siguiendo la flecha podrás ir completando los orbitales con los electrones en
forma correcta.

Otro ejemplo para comprender mejor


Calcio 20 = 1s2 2s2 2p6 3s2 3p6 4s2
Yodo 53= 1s2 2s2 2p6 3s2 4s2 3d10 4p6 5s2 4d10 5p5
Se considera de importancia remarcar el último nivel de energía que alcanzan
los electrones, ya que estos serán los que interactúen con otros elementos
para realizar reacciones químicas. Esto se conoce como configuración
electrónica externa, que determina la cantidad de electrones que se
encuentran en el último nivel y determinará interacciones.

El comportamiento químico y físico de los elementos viene determinado en


gran medida por la distribución de electrones en los niveles energéticos de sus
átomos.

Dos átomos que se aproximan el uno al otro: la primera interacción se


producirá entre los electrones situados en los niveles energéticos superiores.
De hecho, los químicos han determinado que las propiedades químicas de los
elementos más representativos se deben fundamentalmente a estos electrones
situados en las capas más externas, que se conocen como electrones de
valencia. Los números de grupo 1A-8A indican el número de electrones de
valencia (externos) para cada elemento en la columna vertical. Por ejemplo, los
elementos del grupo 1A (1) como litio, sodio y potasio, tienen un electrón en su
nivel energético más externo. Los elementos del grupo 2A (2), los metales
alcalinotérreos, tienen dos electrones de valencia. Los halógenos en el grupo
7A (17) tienen siete electrones de valencia.

La tabla periódica
Más de la mitad de los elementos que se conocen en la actualidad se
descubrieron entre 1800 y 1900. Durante este periodo los químicos observaron
que muchos elementos mostraban grandes semejanzas entre ellos. El
reconocimiento de las regularidades periódicas en las propiedades físicas y en
el comportamiento químico, así como la necesidad de organizar la gran
cantidad de información disponible sobre la estructura y propiedades de las
sustancias elementales, condujeron al desarrollo de la tabla periódica, una
tabla en la que se encuentran agrupados los elementos que tienen
propiedades químicas y físicas semejantes.
En la tabla periódica moderna, los elementos están acomodados de acuerdo
con su número atómico (que aparece sobre el símbolo del elemento), en filas
horizontales, llamadas periodos, y en columnas verticales, conocidas como
grupos o familias, de acuerdo con sus semejanzas en las propiedades
químicas.
Los elementos se dividen en tres categorías: metales, no metales y metaloides.
Un metal es un buen conductor del calor y la electricidad, en tanto que un no
metal generalmente es mal conductor del calor y la electricidad. Un metaloide
presenta propiedades intermedias entre los metales y los no metales. La
mayoría de los elementos que se conocen son metales; sólo 17 elementos son
no metales y ocho son metaloides.
De izquierda a derecha, a lo largo de cualquier periodo, las propiedades físicas
y químicas de los elementos cambian en forma gradual de metálicas a no
metálicas.

En general, se hace referencia a los elementos en forma colectiva, mediante su


número de grupo en la tabla periódica (grupo 1A, grupo 2A, y así
sucesivamente). Sin embargo, por conveniencia, algunos grupos de elementos
tienen nombres especiales. Los elementos del grupo 1A (Li, Na, K, Rb, Cs y Fr)
se llaman metales alcalinos, y los elementos del grupo 2A (Be, Mg, Ca, Sr, Ba y
Ra) reciben el nombre de metales alcalinotérreos. Los elementos del grupo 7A
(F, Cl, Br, I y At) se conocen como halógenos, y los elementos del grupo 8A
(He, Ne, Ar, Kr, Xe y Rn) son los gases nobles o gases raros.
Periodos y grupos
Cada fila horizontal en la tabla periódica es un periodo. El número de
elementos en el periodo va aumentando a medida que se avanza en la tabla
periódica de izquierda a derecha. Cada periodo se numera desde la parte
superior de la tabla, y van desde el periodo 1 hasta el 7. El primer periodo solo
contiene los elementos hidrógeno (H) y helio (He). El segundo periodo consta
de 8 elementos: litio (Li), berilio (Be), boro (B), carbono (C), nitrógeno (N),
oxígeno (O), flúor (F) y neón (Ne). El tercer periodo, también con 8 elementos,
comienza por el sodio (Na) y termina con el argón (Ar). Tanto el cuarto periodo,
que comienza por el potasio (K), como el quinto periodo, que se inicia con el
rubidio (Rb), están formados por 18 elementos. El sexto periodo, que empieza
con el cesio (Cs), tiene 32 elementos. El séptimo periodo contiene los
elementos restantes.
Las columnas verticales en la tabla periódica son los grupos (o familias) de
elementos, que presentan propiedades semejantes. En la parte superior de
cada columna figura el número asignado a cada grupo. Los elementos situados
en las dos primeras columnas a la izquierda de la tabla periódica y los que se
encuentran en las seis últimas columnas a la derecha se conocen como
elementos representativos o elementos de grupo principal. Durante muchos
años, a estos elementos se les han dado los números de grupo 1A-8A (en
algunas tablas periódicas estos números se escriben con números romanos).
En el centro de la tabla periódica se agrupan los elementos conocidos como
elementos de transición o metales de transición, tradicionalmente designados
por la letra B. También existe una nueva nomenclatura, que asigna los
números de grupo 1 a 18, según se avanza de izquierda a derecha en la tabla
periódica. Ambos métodos de numeración son empleados indistintamente.
En la tabla periódica el número atómico está encima del símbolo del elemento
químico correspondiente, pero para distinguir entre diferentes isótopos,
escribimos un símbolo atómico que indique el número másico en la esquina
superior izquierda, y el número atómico en la esquina inferior izquierda.

En el trabajo de laboratorio, los científicos emplean muestras que contienen


muchos átomos de un elemento. Entre estos átomos puede haber varios
isótopos con sus diferentes masas. Para trabajar con una masa adecuada, los
químicos emplean un «átomo promedio» de cada elemento. Este átomo
promedio tiene una masa atómica que es una media de la masa de todos los
isótopos naturales del elemento. En la tabla periódica, la masa atómica se
indica debajo del símbolo de cada elemento.

La tabla periódica es una herramienta útil que correlaciona las propiedades de


los elementos en forma sistemática y ayuda a hacer predicciones respecto del
comportamiento químico.
Energía de ionización
Los electrones se encuentran dentro del átomo debido a la atracción del
núcleo. Por tanto, para sacar un electrón del átomo es necesario aplicar una
energía. La energía de ionización es la energía que se requiere para extraer
el electrón más débilmente unido a un átomo en su estado gaseoso. Cuando se
arranca un electrón a un átomo neutro, se forma una partícula denominada
catión, que tiene carga 1+.
La energía de ionización disminuye al descender en un grupo. La atracción
nuclear decrece cuando los electrones están más alejados del núcleo, y por
tanto es menor la energía necesaria para extraerlos. En un periodo, la energía
de ionización aumenta de izquierda a derecha, ya que a medida que aumenta
la carga positiva en el núcleo es necesario un mayor aporte de energía para
arrancar un electrón. En el periodo 1, los electrones de valencia están muy
próximos al núcleo y son por tanto difíciles de extraer. El H y el He tienen
energías de ionización muy elevadas, ya que se requiere una gran cantidad de
energía para arrancar un electrón tan próximo al núcleo. La energía de
ionización del He es la mayor de todos los elementos, ya que el He tiene un
nivel energético completo y muy estable que sería fuertemente desestabilizado
por la extracción de un electrón. Las elevadas energías de ionización de los
gases nobles son indicativas de lo estables que son sus niveles electrónicos.
En general, la energía de ionización es baja para los metales y alta para los no
metales.

Regla del octeto y los iones


La mayoría de los elementos del sistema periódico se combinan para formar
compuestos. Sin embargo, los gases nobles son tan estables que solo forman
compuestos en condiciones extremas. Una explicación de la elevada
estabilidad de los gases nobles es que tienen un grupo de 8 electrones,
llamado octeto, en la capa de valencia (excepto en el caso del helio, que es
estable con los 2 electrones que ocupan su primer nivel energético). La
tendencia de los átomos a adquirir una configuración electrónica como la de un
gas noble mediante ganancia o pérdida de electrones, se conoce como regla
del octeto, y es una de las claves para entender las distintas formas de
enlazarse que tienen los átomos para formar compuestos.

Electronegatividad
La electronegatividad es la capacidad de un átomo para atraer los electrones
de un enlace. Los no metales tienen mayores electronegatividades, ya que
tienen una mayor capacidad de atraer electrones que los metales. Los no
metales con mayor electronegatividad son el flúor -en la posición más alta del
grupo 7A (17)- y el oxígeno -en la posición superior del grupo 6A (16). El metal
cesio, el último del grupo 1A, tiene la electronegatividad más baja. También las
electronegatividades de los metales de transición son bajas. Los átomos más
pequeños tienden a tener electronegatividades más elevadas, ya que los
electrones de valencia que comparten están más próximos a sus núcleos. La
electronegatividad se incrementa de izquierda a derecha en los periodos y de
abajo arriba en los grupos. Para los gases nobles no existen valores de
electronegatividad, ya que solo en raras ocasiones forman enlaces.
IONES
Los átomos en su estado natural son neutros, es decir, no tienen carga
eléctrica debido a que tienen igual cantidad de cargas positivas (protones), que
de cargas negativas (electrones). Sin embargo, a partir de interacciones
químicas, los átomos pueden ganar o perder electrones, esto genera una
diferencia entre la cantidad de cargas eléctricas del elemento, generando lo
que se conoce como iones.

Iones positivos
En el enlace iónico, los electrones de valencia de un metal se transfieren a un
átomo no metálico. Debido a las bajas energías de ionización de los elementos
de los grupos 1A (1), 2A (2) y 3A (3), los átomos metálicos pierden fácilmente
sus electrones de valencia, lo que posibilita su transferencia a átomos no
metálicos. Estos elementos adquieren así la configuración electrónica de un
gas noble —generalmente 8 electrones— y forman iones con cargas positivas.
Por ejemplo, cuando un átomo de sodio pierde su único electrón de valencia,
adquiere la configuración electrónica del gas noble neón. Al perder un electrón,
el sodio tiene 10 electrones en lugar de 11, y como en el núcleo sigue habiendo
11 protones, este átomo deja de ser neutro: se ha convertido en un ion sodio y
presenta carga eléctrica —llamada en este caso carga eléctrica de 1+. En el
símbolo químico del ion sodio, la carga iónica se escribe en la esquina superior
derecha, quedando representado como Na+.

En los compuestos iónicos, los metales pierden electrones de valencia y


forman iones cargados positivamente, que también se llaman cationes. El
magnesio, un metal del grupo 2A (2), adquiere la configuración electrónica de
tipo gas noble, como el neón, al perder 2 electrones de valencia, formando un
ion positivo con una carga iónica de 2 +. Los iones metálicos se nombran con el
nombre de su elemento. Así, el Mg2+ se nombra ion magnesio.
Iones negativos
Los no metales forman iones negativos al ganar electrones de valencia para
completar su octeto. Por ejemplo, un átomo de cloro, con 7 electrones de
valencia, gana un electrón para completar su octeto y adquirir así la
configuración electrónica del gas noble argón. Al ganar un electrón, el átomo de
cloro se convierte en una especie llamada ion cloruro (Cl -), que tiene una carga
de 1-. Los iones con carga negativa se denominan aniones. Para nombrar los
aniones se emplea la terminación uro, que reemplaza la última sílaba o vocal
del nombre del elemento correspondiente.

IONES DE IMPORTANCIA EN EL ORGANISMO


Los fluidos corporales tienen un buen número de iones que desempeñan
importantes funciones fisiológicas y metabólicas.
MOLÉCULAS
Una molécula es un agregado de, por lo menos, dos átomos en una colocación
definida que se mantienen unidos a través de fuerzas químicas (también
llamadas enlaces químicos). Una molécula puede contener átomos del mismo
elemento (definida como sustancia simple) o átomos de dos o más elementos
(definida como sustancia compuesta), siempre en una proporción fija, de
acuerdo con la ley de las proporciones definidas. Así, una molécula no siempre
es un compuesto, el cual, por definición, está formado por dos o más
elementos. Al igual que los átomos, las moléculas son eléctricamente neutras.

COMPUESTOS
Los compuestos son el resultado de la formación de enlaces químicos entre 2 o
más elementos diferentes. Los enlaces iónicos se establecen cuando los
átomos de uno de los elementos que forman el compuesto pierden electrones
de valencia y los átomos del otro ganan electrones de valencia. Por lo general,
los compuestos iónicos están formados por un elemento metálico y uno no
metálico; por ejemplo, el compuesto iónico NaCl está formado por átomos de
cloro y de sodio. Por otra parte, los átomos de los no metales frecuentemente
comparten electrones de valencia para formar compuestos covalentes; por
ejemplo, átomos de cloro y de nitrógeno comparten electrones para formar el
compuesto covalente NCl3. Tanto en la formación de enlaces covalentes como
en la de iónicos, los átomos pierden, ganan o comparten electrones para
formar un octeto en su capa de valencia.

Enlace metálico
Se da entre metales. Se forma una estructura de protones rodeada de
electrones que tiene la posibilidad de desplazamiento. Puede estar formada por
un mismo metal, por ejemplo, el cobre, o por diferentes metales, como el
bronce, que está formado por cobre y estaño, a este tipo de compuesto se lo
llama aleación.
En las uniones metálicas, los electrones de enlace están deslocalizados en una
estructura de átomos. En contraste, en los compuestos iónicos, la ubicación de
los electrones enlazantes y sus cargas son estáticas. Debido a la
deslocalización o el libre movimiento de los electrones, se tienen las
propiedades metálicas de:
Conductividad eléctrica: ya que se entiende por corriente eléctrica al
movimiento de electrones que circula por un conductor y como los electrones
en lo metales no son estáticos permiten el desplazamiento de las masas de
electrones
Conductividad térmica: la temperatura de un sistema depende del movimiento
de las partículas que lo componen y el libre desplazamiento de electrones
permite que el movimiento se difunda y propague.
Ductilidad: es una propiedad de ciertas sustancias de ser reducida a hilos
delgados, en otras palabras, son maleables.
Dureza: los metales son solidos a temperatura ambiente (excepto el mercurio).
Brillo característico.

Enlaces iónicos
Los compuestos iónicos están formados por iones positivos y negativos que se
mantienen unidos entre sí gracias a las intensas fuerzas atractivas que se
establecen entre iones con cargas opuestas. Estas interacciones constituyen el
denominado enlace iónico.
Suele darse entre elementos con gran diferencia de electronegatividad, es decir
entre un metal con un no metal.
Las propiedades físicas y químicas de un compuesto iónico, como por ejemplo
el NaCl, son muy diferentes de las de los elementos originales que lo
constituyen. Tenemos por un lado el sodio, un metal blando y brillante, y por
otro el cloro, un gas venenoso de color amarillo verdoso; sin embargo, como
iones positivos y negativos unidos forman la sal de mesa, NaCl, una sustancia
blanca y cristalina que forma parte de nuestra dieta. En los compuestos iónicos
la atracción entre los iones es muy intensa y, por tanto, sus puntos de fusión
son muy elevados. Por lo tanto, a temperatura ambiente los compuestos
iónicos son sólidos. Y su estructura suele ser en forma de cristal.

Enlaces covalentes
Los átomos no metálicos tienen energías de ionización elevadas y no ceden
electrones fácilmente, por tanto, en los compuestos covalentes, los electrones
no se transfieren de un átomo a otro, sino que son compartidos entre átomos
no metálicos para lograr su estabilización. Cuando los átomos comparten
electrones forman moléculas.
La molécula covalente más sencilla es el hidrógeno gaseoso, H 2. Cuando 2
átomos de hidrógeno están lo suficientemente alejados entre sí, no existe entre
ellos ninguna atracción. Sin embargo, a medida que se van acercando, la carga
positiva de cada núcleo atrae al electrón del otro átomo. Esta atracción acerca
cada vez más los átomos, hasta que pasan a compartir un par de electrones de
valencia y forman un enlace covalente. En el enlace covalente de la molécula
de H2, los electrones compartidos proporcionan una configuración electrónica
de tipo gas noble (He) a cada uno de los átomos de hidrógeno. De esta
manera, los 2 átomos de hidrógeno unidos en la molécula de H 2 son más
estables que por separado.

En la mayoría de los compuestos covalentes los átomos comparten electrones


para completar octetos de electrones de valencia. Por ejemplo: la molécula de
flúor contiene dos átomos de flúor, y cada átomo de flúor posee 7 electrones de
valencia. Al compartir uno de sus electrones de valencia, cada átomo de F
completa un octeto, por tanto, en la molécula de flúor resultante, F 2, cada
átomo de F adquiere la configuración electrónica del gas noble neón. En la
fórmula punto-electrón, los electrones compartidos —o pares enlazantes— se
representan entre los átomos colocando los pares no enlazantes —o pares sin
compartir— en la periferia. Podemos observarlo en la formación del enlace
covalente en la molécula de F2.

En el segundo periodo, el número de electrones que un átomo comparte y el


número de enlaces covalentes que forma son, por lo general, iguales al número
de electrones necesarios para adquirir una configuración electrónica de tipo
gas noble. Así, por ejemplo, el carbono tiene 4 electrones de valencia, y como
necesita adquirir 4 electrones adicionales para formar un octeto, forma 4
enlaces covalentes compartiendo sus 4 electrones de valencia. El metano, un
componente del gas natural, está formado por carbono e hidrógeno. Para
completar su octeto, el carbono comparte 4 electrones, y cada hidrógeno
comparte 1 electrón, de modo que en esta molécula el carbono forma 4 enlaces
covalentes con 4 átomos de hidrógeno. En la fórmula punto-electrón del
metano se representa el átomo de carbono en el centro y los átomos de
hidrógeno en los lados.

En muchos compuestos covalentes los átomos comparten 2 o 3 pares de


electrones para completar su octeto. Así, entre 2 átomos se establece un doble
enlace cuando se comparten 2 pares de electrones; mientras que en un triple
enlace se comparten 3 pares. Los átomos de carbono, oxígeno, nitrógeno y
azufre son los que más frecuentemente forman enlaces múltiples. Por ejemplo,
en el C02 existen dobles enlaces, ya que el carbono y cada átomo de oxígeno
comparten 2 pares de electrones para completar sus respectivos octetos. Ni los
átomos de hidrógeno ni los halógenos forman dobles o triples enlaces.

Un enlace covalente entre átomos con electronegatividades iguales o muy


parecidas se denomina enlace covalente no polar o apolar. No obstante, la
mayoría de los enlaces covalentes se establece entre átomos con
electronegatividades diferentes. Cuando los electrones del enlace no se
comparten por igual, se denomina enlace covalente polar.
En un enlace covalente polar los electrones compartidos son más atraídos
por el átomo más electronegativo, lo que lo convierte en parcialmente negativo;
mientras que el átomo con menor electronegatividad se vuelve parcialmente
positivo. Un enlace covalente que tiene una separación de cargas de este tipo
se llama dipolo Los extremos positivo y negativo del dipolo se indican
mediante la letra griega minúscula delta con un signo positivo o negativo.

Los enlaces covalentes pueden ser polares o no polares. Del mismo modo, las
moléculas pueden ser polares o no polares en función de su geometría. Las
moléculas diatómicas, como el H 2 o el Cl2, son no polares, ya que poseen un
enlace covalente no polar.
H—H Cl—Cl
Una molécula con 2 o más enlaces polares puede ser no polar si los enlaces
polares tienen una disposición simétrica en la molécula. En una molécula polar,
uno de los extremos de la misma está más cargado negativamente que el otro.
En las moléculas polares, los enlaces polares no se anulan entre sí. Esta
anulación depende del tipo de átomos, de los pares electrónicos alrededor del
átomo central y de la geometría de la molécula.
En moléculas polares con 3 o más átomos, la geometría molecular determina si
los dipolos se anulan o no. Es frecuente que alrededor del átomo central haya
pares electrónicos sin compartir. En el H20 los dipolos no se anulan, por lo que
un extremo de la molécula es positivo y el otro negativo, y esto confiere a la
molécula un momento dipolar.
Fuerzas de atracción intermoleculares
En el estado gaseoso las interacciones entre las partículas son mínimas, lo que
permite a las moléculas gaseosas alejarse las unas de las otras. Sin embargo,
en los sólidos y en los líquidos existen suficientes interacciones entre las
partículas como para mantenerse próximas, pese a lo cual hay tanto sólidos
con puntos de fusión bajos como sólidos con puntos de fusión muy elevados.
Estas diferentes propiedades pueden explicarse atendiendo a los diferentes
tipos de interacciones atractivas entre las partículas que los constituyen. Los
compuestos iónicos tienen puntos de fusión elevados. Por ejemplo, el NaCl
funde a 801 °C, ya que se necesita una elevada cantidad de energía para
vencer las fuertes interacciones atractivas entre los iones positivos y negativos.
En los sólidos formados por moléculas con enlaces covalentes también se
establecen fuerzas atractivas entre ellas, pero son menores que las de un
compuesto iónico.

Interacciones dipolo-dipolo y enlace de hidrógeno


En las moléculas polares se establecen interacciones atractivas dipolo-dipolo
entre el extremo positivo de una molécula y el negativo de otra. Para una
molécula polar con un momento dipolar como el HCl (ácido clorhídrico), el H
parcialmente positivo de una molécula de HCl atrae al Cl parcialmente negativo
de otra. Cuando un átomo de hidrógeno es atraído por átomos fuertemente
electronegativos, como flúor, oxígeno o nitrógeno, se establecen atracciones
intermoleculares dipolo-dipolo fuertes. Este tipo de atracción, llamada enlace o
puente de Hidrógeno, se produce entre el hidrógeno parcialmente positivo de
una molécula y un par de electrones sin compartir de un átomo de nitrógeno,
oxígeno o flúor de otra molécula. Los enlaces de hidrógeno son las fuerzas
intermoleculares más intensas que se establecen entre moléculas polares, lo
que es un factor determinante en la formación y estructura de moléculas con
función biológica, como las proteínas o el ADN.

Fórmulas químicas
Fórmula mínima
Las sustancias formadas por iones se escriben según la fórmula empírica o
mínima, la cual simboliza la composición de la sustancia iónica de acuerdo con
la relación de elementos (iones) que la componen, con la menor cantidad
posible de subíndices. Por ejemplo: NaCl, en la cual primero se indica el
elemento menos electronegativo y luego el más electronegativo.

Fórmula molecular
Simboliza la composición de moléculas no iónicas de acuerdo con la relación
mínima de elementos que conforman la sustancia. Por ejemplo: H 4C.

Fórmula electrónica o Estructura de Lewis


Representa gráficamente la molécula.
El desarrollo de la tabla periódica y el concepto de configuración electrónica
dieron a los químicos los fundamentos para entender cómo se forman las
moléculas y los compuestos. La explicación propuesta por Gilbert Lewis es que
los átomos se combinan para alcanzar una configuración electrónica más
estable. La estabilidad máxima se logra cuando un átomo es isoeléctrico con
un gas noble, Regla del Octeto, pretende alcanzar un total de 8 electrones en
su última capa de valencia. Cuando los átomos interactúan para formar un
enlace químico, sólo entran en contacto sus regiones más externas. Por esta
razón, cuando estudiamos los enlaces químicos consideramos sobre todo los
electrones de valencia de los átomos. Para reconocer los electrones de
valencia y asegurarse de que el número total de electrones no cambia en una
reacción química, los químicos utilizan el sistema de puntos desarrollado por
Lewis. Un símbolo de puntos de Lewis consta del símbolo del elemento y un
punto por cada electrón de valencia de un átomo del elemento.

Fórmula desarrollada
Las líneas o guiones representan la unión covalente entre dos átomos. Estas
uniones pueden ser simples dobles o triples.

Ecuación química
Reacción química es un proceso en el que una sustancia (o sustancias) cambia
para formar una o más sustancias nuevas. Con objeto de comunicarse entre sí
con respecto a las reacciones químicas, los químicos han desarrollado una
forma estándar para representarlas por medio de ecuaciones químicas. Una
ecuación química utiliza símbolos químicos para mostrar qué sucede durante
una reacción química.
Considere lo que sucede cuando el hidrógeno gaseoso (H 2) se quema en
presencia de aire (que contiene oxígeno, O 2) para formar agua (H2O). Esta
reacción se representa mediante la ecuación química:
H2 + O2  H2O
donde el signo “más” significa “reacciona con” y la flecha significa “produce”.
Así, esta expresión simbólica se lee: “El hidrógeno molecular reacciona con el
oxígeno molecular para producir agua.” Se supone que la reacción sigue la
dirección de izquierda a derecha como lo indica la flecha. Sin embargo, la
ecuación no está completa, ya que del lado izquierdo de la flecha hay el doble
de átomos de oxígeno (dos) que los que hay del lado derecho (uno). Para estar
de acuerdo con la ley de la conservación de la materia debe haber el mismo
número de cada tipo de átomos en ambos lados de la flecha, es decir, debe
haber tantos átomos al finalizar la reacción como los que había antes de que se
iniciara. Podemos balancear la ecuación colocando el coeficiente adecuado (en
este caso 2) antes del H2 y del H2O= 2H2 + O22 H2O

Esta ecuación química balanceada muestra que “dos moléculas de hidrógeno


se combinan o reaccionan con una molécula de oxígeno para formar dos
moléculas de agua”

Otro ejemplo puede ser:


CH4 + 2O2 CO2 + 2 H2O

Ampliar lectura en:


Timberlake, Karen C. Química general, orgánica y biológica. Estructuras
de la vida , cuarta edición, Pearson, México, 2013
Chang Raymond, College Williams, Química, séptima edición, Editorial
McGraw Hill, México 2002.

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