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ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA

ANOREXIA Y LA BULIMIA

Los trastornos de la alimentación son un devastador trastorno mental, producto de


una conjunción de factores entre los que destacan los desajustes emocionales y de
personalidad, una potencial susceptibilidad biológica y genética, presiones
familiares/sociales y la influencia/presión de un contexto socio-cultural caracterizado
por la sobreabundancia y el excesivo culto al cuerpo.

Los trastornos de alimentación se caracterizan por unos sentimientos extremos y


perturbadores hacia la comida, el peso y la propia imagen corporal de los que se
derivan serios problemas físicos y emocionales que representan una seria amenaza
para la integridad personal –y la propia vida- del individuo.

A pesar de lo que pueda parecer, los trastornos de la alimentación no son un


fenómeno nuevo. Si bien la anorexia nerviosa fue por primera vez descrita como un
problema médico en el siglo XIX, descripciones de auto-privaciones y desajustes
emocionales en relación a la comida  han sido hallados en escritos que datan de la
época medieval.
DEFINICION DE LOS TRANSTORNOS DE
LA ALIMENTACIÓN

Básicamente hay tres tipos de trastornos de la alimentación:

1. Las personas con anorexia nerviosa se caracterizan por poseer una imagen
corporal lo suficientemente distorsionada como para considerarse a ellas mismas
como personas con un exceso de peso, a pesar de encontrarse objetivamente por
debajo de su peso normal. 

A menudo rehúsan comer, practican ejercicio de forma compulsiva y desarrollan


patrones de comportamiento típicos, como el hecho de evitar comer en presencia de
otros, perder enormes cantidades de peso corporal e incluso privarse de todo tipo de
alimentos hasta llegar a fallecer.

El trastorno que, por norma general, suele comenzar entre las más jóvenes alrededor
de la adolescencia, provoca –entre otras consecuencias- una pérdida de peso
extrema, al menos un 15 % por debajo del peso habitual para su edad y estatura.
 

2. Las personas con bulimia nerviosa, por su parte, se caracterizan por ingerir
cantidades excesivas de comida que, posteriormente, eliminan a través del uso de
laxantes, enemas, diuréticos, ejercicio compulsivo o con vómitos frecuentes.

A menudo actúan en secreto y presentan sentimientos de disgusto y culpabilidad


mientras comen, sentimientos que son ‘atenuados’ a través de patrones de
comportamiento característicos de eliminación/purga del exceso de calorías ingeridas.

Ya que a menudo, las personas con bulimia se atracan de comida y purgan el exceso
de calorías en secreto, consiguen mantener su peso corporal similar o ligeramente
superior al normal ,logrando ocultar con éxito su problema durante años, por lo que se
considera que la verdadera prevalencia de los trastornos bulímicos entre la población
es, hasta cierto punto, desconocida.

3.-Al igual que las personas que sufren de bulimia, en el caso de los episodios de
ingesta compulsiva las personas experimentan frecuentes episodios de ingestión de
comida de forma incontrolada y compulsiva pero, a diferencia de los anteriores, no
purgan su cuerpo del exceso de calorías por lo que ,en general, presentan un
considerable exceso de peso con respecto al habitual en relación a su edad y
estatura.
Se trata de un trastorno que, a pesar de ser reconocido como tal recientemente,
probablemente sea el trastorno de la alimentación más extendido entre la población
general.

LAS ESTADISTICAS
En Estados Unidos, donde la conciencia sobre el problema es mayor, se estima que
entre 5 y 10 millones de mujeres y un millón de hombres padecen trastornos de la
alimentación. Se calcula que el 1% de las mujeres adolescentes desarrollarán
anorexia nerviosa y entre el 2-3% desarrollaran bulimia nerviosa.

De acuerdo con el ‘National Institute of Mental Health’ (NIMH),las adolescentes y las


mujeres jóvenes representan el 90% de los casos, pero al mismo tiempo advierten de
que los trastornos de alimentación no son un fenómeno exclusivo de éstas y se
observa un incremento significativo entre las mujeres de mayor edad y los hombres.

Las mujeres son mucho más susceptibles que los hombres a la hora de padecer este
tipo de trastornos. Se estima que sólo un porcentaje de entre el 5 y el 15% de las
personas que sufren anorexia y bulimia  y un 35% de las personas que presentan
problemas de ingesta compulsiva son hombres.

Los trastornos bulímicos se han incrementado a un ritmo considerablemente mayor en


los últimos años en comparación con la anorexia. La prevalencia entre los más
jóvenes se estima entre un 3 al 10%. La bulimia nerviosa es 10 veces más común
entre las mujeres que entre los hombres. El trastorno se vuelve más evidente entre los
13 y los 20 años y presenta como nota característica su naturaleza crónica en muchos
casos.
La mayoría de los expertos coinciden en afirmar que la bulimia nerviosa esta
considerablemente subestimada en cuanto a su extensión ya que la mayoría de los
enfermos consiguen mantener sus rituales en secreto y presentan un peso corporal no
significativamente diferente con respecto al resto de personas.

La ingesta compulsiva está presente en aproximadamente el 2% de la población,


siendo más común en mujeres que en hombres. Investigaciones recientes muestran
que este trastorno esta presente en aproximadamente el 30% de los pacientes
sometidos a algún tipo de régimen médico para el control del peso.

A pesar de que ha sido recientemente reconocido como trastorno de alimentación con


entidad propia, probablemente se trata del trastorno de alimentación que se haya más
extendido.

La mayoría de las personas que presentan este trastorno son obesas –por encima del
20%- del peso recomendado- aunque entre las personas con un peso considerado
normal también está presente este trastorno.

LA ETIOLOGIA DE LOS TRANSTORNOS DE


LA ALIMENTACIÓN

No existe una única causa que explique la aparición de los trastornos de alimentación.
Si bien todos presentan, como nota característica, un fuerte componente emocional,
los desencadenantes para su aparición y desarrollo son múltiples e incluyen presiones
de tipo familiar y cultural, predisposición genética/desajustes biológicos y trastornos
emocionales y de la personalidad.

Entre los factores propuestos como desencadenantes de este tipo de trastornos


destacan los siguientes:

1. Factores Psicológicos

 Problemas de autoestima.
 Sentimientos de inadecuación, inadaptación e inferioridad.
 Estados de ánimo depresivos.
 Problemas de ansiedad o ira reprimidas.
 Rasgos de personalidad obsesivos y compulsivos.
2. Factores familiares y sociales

 Problemas familiares y de relación interpersonal.


 Escasez de habilidades sociales.
 Aislamiento/retraimiento social.
 Dificultades en la expresión de las propias emociones y sensaciones.
 Historial de abusos físicos y/o sexuales.
3. Factores culturales

 Valores culturales relacionados con la delgadez como sinónimo de belleza.


 El culto al cuerpo como valor asumido colectivamente como prioritario.
 Los cánones de belleza impuestos desde la medios de comunicación.
  4. Otros factores relevantes

Numerosas investigaciones en los últimos años se han encaminado a tratar de


determinar las potenciales causas-de naturaleza biológica, genética o química-
responsables de los trastornos de alimentación.

En algunas personas que sufren este tipo de trastornos, ciertas sustancias


bioquímicas presentes en el cerebro, mediadoras de la sensación de hambre o de los
procesos digestivos, han presentado diferencias con respecto a la población que no
sufre este tipo de trastornos. Sin embargo, la determinación exacta de su
responsabilidad y las implicaciones prácticas continúan bajo investigación.

Los trastornos de alimentación emergen y evolucionan a partir de  una compleja red
de factores interrelacionados. Los numerosos intentos por descubrir y entender los
factores desencadenantes de esta enfermedad han llevado a los científicos de todo el
mundo a investigar las personalidades, entornos familiares y los aspectos
genéticos/bioquímicos de las personas que sufren este tipo de trastornos. Como suele
ser habitual en estos casos, a medida que más se conoce sobre las raíces del
problema más evidente parece su  carácter complejo e interrelacionado de todos
estos factores mencionados con anterioridad
DIAGNÓSTICO DE LOS TRANSTORNOS DE
ALIMENTACIÓN

El diagnóstico correcto de un trastorno de alimentación puede ser, en algunas


ocasiones, especialmente complejo. Las fronteras entre un comportamiento
alimentario ‘normal’ y ‘anormal’ son difíciles de delimitar en ocasiones. Muchos
individuos con patrones de comportamiento claramente alterados no cumplen en su
totalidad los criterios diagnósticos formales establecidos, por ejemplo, en el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV).

El hecho de que el individuo no reúna todas las características formales para el


diagnóstico no implica que no tenga un trastorno serio y significativo. Las
evaluaciones clínicas, necesarias para el diagnóstico adecuado y posterior
tratamiento, sólo deberían ser realizadas por profesionales cualificados de la salud
mental con experiencia en este campo.

Los síntomas clásicos que caracterizan a la anorexia nerviosa incluyen:

 Obsesión por controlar el propio peso corporal.


 Excesiva preocupación sobre la comida y el control de las calorías.
 Reducción significativa de la ingesta de comida.
 Dietas extremas y rigurosas.
 Significativa disminución del peso corporal.
 Sentimientos de culpa o auto-desprecio tras la ingestión de comida.
 Práctica compulsiva de ejercicio físico.
 Excesiva sensibilidad al frío.
 Distorsión de la imagen corporal.
 Cambio en los patrones de alimentación habituales.
 Miedo irracional a aumentar de peso.
 Pérdida/irregularidades en la menstruación

La bulimia nerviosa se caracteriza por los siguientes síntomas:

 Ingestión de una considerable cantidad de alimentos, sin ganancia de peso.


 Sentimientos de culpa y estados de ánimo depresivos asociados.
 Erosión del esmalte dental, pudiendo llegar a la pérdida de piezas dentarias.
 Preocupación obsesiva por el peso y la forma física.
 Sentimientos de incapacidad para controlar su ingestión de comida.
 Vómitos frecuentes  después de la ingesta compulsiva.
 Utilización de pastillas, laxantes y diuréticos para perder el peso.
 Práctica de ejercicio de forma compulsiva.
 Cambios de carácter incluyendo: depresión, culpabilidad y autodesprecio.

En la ingesta compulsiva, es característica la presencia de los siguientes síntomas:

 Episodios, más o menos frecuentes, de ingesta compulsiva e incontrolada.


 Pensamientos recurrentes por todo lo relacionado con la comida.
 Comer de forma excesiva, a pesar de no tener sensación de hambre.
 La comida como forma de ‘narcotización’ ante los problemas diarios.
 Uso y abuso –crónico- de regímenes de adelgazamiento.
 Escaso autocontrol emocional.
 Incapacidad para dejar de comer voluntariamente.
 Problemas de sobrepeso / obesidad.
 Conciencia de que estos comportamientos son irregulares.
 Fluctuaciones constantes en el propio peso corporal.
 Estados de ánimo depresivos y de culpabilidad.
 Sentimientos de vergüenza y auto-desprecio.
 Aislamiento/retraimiento social.

PROBLEMAS FÍSICOS DE LOS


TRANSTORNOS DE LA ALIMENTACION

Aunque la anorexia nerviosa, cuando es diagnosticada a tiempo y tratada con


efectividad, es susceptible de curación, se estima que entre el 10 y el 15% de los
pacientes fallecen, usualmente después de perder, al menos, la mitad de su peso
normal. Sin embargo, ya que la mayoría de los casos no extremos están
probablemente ocultos y no diagnosticados, la cifras reales de prevalencia y
mortalidad son desconocidas.

Entre las consecuencias físicas más comunes se encuentran:


 Amenorrea. Irregularidades en la menstruación.
 Osteoporosis derivada de la pérdida de minerales en los huesos.
 Retardo crecimiento corporal.
 Problemas de infertilidad.
 Crecimiento excesivo vello corporal.
 Enlentecimiento del metabolismo.
 Hipotermia. Baja temperatura corporal.
 Incremento niveles de colesterol.
 Baja presión sanguínea
 Irregularidad en el ritmo cardíaco, que puede conducir a un paro cardíaco
 Anemia.
 Pérdida del equilibrio de electrolitos, con potenciales consecuencias letales.

Las consecuencias médicas de la bulimia nerviosa abarcan un amplio espectro en


cuanto a su gravedad, desde las menos severas como las sensaciones de hinchazón
o fatiga hasta las más graves como fallos renales e insuficiencia cardíaca, en los
casos más extremos.

El abanico de problemas incluye los siguientes:

 Deshidratación.
 Daños, de intensidad variable, en el hígado y los riñones.
 Desequilibrio en los electrolitos.
 Irregularidades en la menstruación.
 Problemas de infertilidad.
 Lesiones cardíacas.
 Problemas gastrointestinales crónicos.
 Pérdida del cabello.
 Erosión del esmalte dental. 
 Crisis epilépticas.
 Úlceras.

Una proporción significativa de las personas con problemas de ingesta compulsiva


presentan un peso corporal por encima del recomendado, por lo que la mayoría de
ellos sufren de las consecuencias médicas características relacionadas con los
problemas de sobrepeso y obesidad.

Entre los problemas más comunes destacan los siguientes:

 Náuseas.
 Sensación de hinchazón. 
 Problemas digestivos.
 Dolor abdominal.
 Incremento excesivo de peso corporal.
 Aumento en los niveles de presión sanguínea.
 Altos niveles de colesterol.
 Trastornos en la vesícula biliar.
 Riesgo de padecer diabetes.
 Problemas cardiovasculares.
 Ciertos tipos de cáncer asociados con la obesidad.

PROBLEMAS PSICOLOGICOS DE LOS


TRANSTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN
Aunque la anorexia nerviosa, cuando es diagnosticada a tiempo y tratada con
efectividad, es susceptible de curación, se estima que entre el 10 y el 15% de los
pacientes fallecen, usualmente después de perder, al menos, la mitad de su peso
normal. Sin embargo, ya que la mayoría de los casos no extremos están
probablemente ocultos y no diagnosticados, la cifras reales de prevalencia y
mortalidad son desconocidas.

Entre las consecuencias físicas más comunes se encuentran:

 Amenorrea. Irregularidades en la menstruación.


 Osteoporosis derivada de la pérdida de minerales en los huesos.
 Retardo crecimiento corporal.
 Problemas de infertilidad.
 Crecimiento excesivo vello corporal.
 Enlentecimiento del metabolismo.
 Hipotermia. Baja temperatura corporal.
 Incremento niveles de colesterol.
 Baja presión sanguínea
 Irregularidad en el ritmo cardíaco, que puede conducir a un paro cardíaco
 Anemia.
 Pérdida del equilibrio de electrolitos, con potenciales consecuencias letales.
Las consecuencias médicas de la bulimia nerviosa abarcan un amplio espectro en
cuanto a su gravedad, desde las menos severas como las sensaciones de hinchazón
o fatiga hasta las más graves como fallos renales e insuficiencia cardíaca, en los
casos más extremos.

El abanico de problemas incluye los siguientes:

 Deshidratación.
 Daños, de intensidad variable, en el hígado y los riñones.
 Desequilibrio en los electrolitos.
 Irregularidades en la menstruación.
 Problemas de infertilidad.
 Lesiones cardíacas.
 Problemas gastrointestinales crónicos.
 Pérdida del cabello.
 Erosión del esmalte dental. 
 Crisis epilépticas.
 Úlceras.

Una proporción significativa de las personas con problemas de ingesta compulsiva


presentan un peso corporal por encima del recomendado, por lo que la mayoría de
ellos sufren de las consecuencias médicas características relacionadas con los
problemas de sobrepeso y obesidad.

Entre los problemas más comunes destacan los siguientes:

 Náuseas.
 Sensación de hinchazón. 
 Problemas digestivos.
 Dolor abdominal.
 Incremento excesivo de peso corporal.
 Aumento en los niveles de presión sanguínea.
 Altos niveles de colesterol.
 Trastornos en la vesícula biliar.
 Riesgo de padecer diabetes.
 Problemas cardiovasculares.
 Ciertos tipos de cáncer asociados con la obesidad.
Anorexia
y
Bulimia

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