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ORACION EN FAMILIA

CAMINANDO CON…
Martes, 14 Julio, 2020
XV Semana del Tiempo ordinario
Dios es un Padre que cuida de sus hijos y vela por su bienestar. El hombre confiando en sus fuerzas o lo que le
ofrece la sociedad se olvida fácilmente de las ofertas y obras de Dios.
Es necesario en el caminar de nuestra vida revisar lo que nosotros hemos realizado sin la ayuda de Dios. Hacerlo con
sinceridad de corazón. Y descubriremos que lo que formulamos en la oración del Padre Nuestro: “Danos hoy el pan
de cada día”, es una realidad, que no se reduce al alimento material, sino que Dios siempre nos cubre las necesidades
más profundas de nuestra vida.

DEMOS GRACIAS AL SEÑOR


DEMOS GRACIAS
DEMOS GRACIAS AL SEÑOR (2)
Por las mañanas las aves cantan
las alabanzas a Cristo Salvador. (2)
Y por las tardes las flores cantan
las alabanzas a Cristo Salvador. (2)
Y por las noches los cielos cantan
las alabanzas a Cristo Salvador. (2)
Y a todas horas los hombres cantan
las alabanzas a Cristo Salvador. (2)

Animador o coordinador de la celebración: En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 6, 3-4


Ten piedad de mí, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, porque mis huesos se quiebran y la enfermedad me
aflige.

Bendigamos al Señor, que ha querido reunir en su Hijo a todos los hijos dispersos, que se ha dignado habitar en toda
casa consagrada a la oración, hacer de nosotros, con la ayuda constante de su gracia, templo suyo y morada del
Espíritu Santo, y con su acción constante santificar a la Iglesia, esposa de Cristo, representada en edificios visibles,
y, en estos tiempos de dificultades sanitarias, quiere que nuestras casas, nuestras residencias, sean templos, donde
nos invita bondadosamente a la oración y a la mesa de la Palabra, como Cuerpo de Cristo, como Iglesia, que somos y
también como familia, Iglesia doméstica, y ser resplandecientes por la santidad de vida.
TODOS: Bendito sea Dios por siempre.
INVOCACION AL ESPÍRITU SANTO
Oh Dios, que has instruido a tus fieles, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo, Amor del Padre y del
Hijo, concédenos obtener por el mismo Espíritu el gustar del bien y gozar siempre de sus consuelos.
Gloria, adoración, amor, bendición a Ti eterno divino Espíritu, que nos ha traído a la tierra al Salvador de nuestras
almas. Y gloria y honor a su adorabilísimo Corazón que nos ama con infinito amor.
Señor Jesús, envía tú Espíritu, para que con su asistencia y su luz, además, la Palabra, escrita en la Biblia,
descubramos la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de la vida y bebamos esperanza en la fuente de
vida y resurrección. Y podamos caminar contigo en medio de la realidad histórica que nos ha correspondido vivir.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las
personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de
nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz.
Oh Espíritu Santo, alma del alma nuestra, te adoramos: ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los
tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de
la Palabra y revelarnos sus más íntimos secretos, guíanos, fortifícanos, consuélanos, enséñanos lo que debemos
hacer, danos tus órdenes.
Te prometemos someternos a lo que permitas que nos suceda: haznos sólo conocer tu voluntad.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado
concebida.

ACTO PENITENCIAL
Animador o coordinador de la celebración: invita a los participantes al arrepentimiento:
Hermanos: El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos,
pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Después de unos momentos de silencio, prosigue:
 Tú que borras nuestras culpas: Señor, ten piedad.
 Tú que creas en nosotros un corazón puro: Cristo, ten piedad.
 Tú que nos devuelves la alegría de la salvación: Señor, ten piedad.
Animador o coordinador de la celebración dice la siguiente plegaria Dios es un Padre misericordioso que, a pesar
de que nosotros nos alejamos de Él, siempre nos espera para darnos el abrazo del perdón, perdone nuestros pecados
y nos lleva a la vida eterna.
TODOS: Amén

ORACIÓN COLECTA
¡Oh Dios, de Ti hemos recibido inmensos dones y el más grande es el haber querido que tu Unigénito cargara con
nuestros sufrimientos para mostrarnos el valor de la enfermedad y la paciencia humana, muestras la luz de tu
verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, y nosotros no hemos sino nada finos ni
delicados contigo, poco te damos gracias, venimos a orar para caer en la cuenta de nuestra ingratitud contigo.
Concédenos rechazar todos lo que es indigno del nombre de cristianos y cumplir cuanto en él se significa. También
te pedimos que escuches benignamente nuestras súplicas por los hermanos que se hallan enfermos y que los que
están afligidos por el dolor, las penas y la enfermedad, no sólo se sientan elegidos entre aquellos proclamados
dichosos, sino que también sepan que están unidos a Cristo en su pasión, para salvación del mundo. Sabes que hay
dentro de nosotros mucha pereza, mucha indiferencia, mucha tibieza. Haz, que de hoy en adelante, cambie el rumbo
de nuestras vidas y sepamos responder con amor de gratitud al derroche de amor que Tú has tenido con nosotros.
Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.

DIOS NOS HABLA


PRIMERA LECTURA
Lectura Del libro del profeta Isaías: 7,1-9
Cuando Ajaz, hijo de Jotam, hijo de Ozías, reinaba en Judá, Rasón rey de Siria, y Pécaj, hijo de Remalías y rey de
Israel, fueron a Jerusalén para atacarla, pero no lograron conquistarla.
Cuando al heredero de David le llegó la noticia de que los sirios acampaban en Efraín, se estremeció su corazón y el
del pueblo, como se estremecen los árboles del bosque, agitados por el viento.
Entonces el Señor le dijo a Isaías: "Sal al encuentro de Ajaz con tu hijo Sear Yasub, donde termina el canal de la
alberca superior, junto a la calzada del batanero, y dile: 'Mantente alerta, pero tranquilo. No le tengas miedo a ese
par de tizones humeantes; no te acobardes ante la cólera de Rasón, rey de Siria, y de Pécaj, rey de Israel. No
importa que tramen tu ruina, diciendo: Ataquemos a Judá, sitiémosla, conquistémosla y nombremos rey de ella al
hijo de Tabel'.".
Esto dice el Señor: "Eso no llegará a suceder. Damasco es la capital de Siria y Rasón es el rey de Damasco; Samaria
es la capital de Efraín y el hijo de Remalías es el rey de Samaria. Pues bien, dentro de sesenta y cinco años Efraín
será destruido y dejará de ser pueblo. Y si ustedes no creen en mí, también irán a la ruina". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.

SALMO 47, 2. 3-4. 5-6. 7-8.


R/. Dios es nuestro defensor.
Grande es el Señor y muy digno de alabanza,
en la ciudad de nuestro Dios.
Su monte santo, altura hermosa,
es la alegría de toda la tierra. R/.

El monte Sión, en el extremo norte,


es la ciudad del rey supremo.
Entre sus baluartes
ha surgido Dios como una fortaleza inexpugnable. R/.

Los reyes se aliaron para atacarla juntos;


pero al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos. R/.

Allí los invadió el pánico


y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Sal 94, 8


Aleluya, aleluya. Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". Aleluya, aleluya.

EVANGELIO
Escuchemos la lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse
convertido. Les decía: "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los
milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza.
Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.
Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en
Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizás estaría en pie hasta el día de hoy. Pero yo
te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús.
REFLEXIÓN
Terminadas las lecturas el Animador o coordinador de la celebración entabla un diálogo con reflexión y respuesta a
esa Palabra proclamada y meditada para provecho de todos. Para ello, leamos personalmente los textos que se nos
proclamado. Y preguntarnos ¿Qué dice el texto? ¿Qué nos motiva hacer?

Después de compartir, leer la siguiente reflexión:


Les propongo unas pautas para interiorizar la Palabra de Dios, y como María, meditarla en nuestro corazón, bajarla
de nuestra mente al centro de nuestra existencia, a nuestra intimidad, y entrando en nuestra existencia, caminar
con Cristo, la Iglesia, la familia, en la situación histórica.
Hemos escuchado que el profeta Isaías, recordándole al rey y a las clases dirigentes los criterios de fidelidad
religiosa que deben seguir, exhibe la incredulidad del rey Ajaz que no confía en las promesas y señales que Dios le
regala. El monarca tiene demasiada prisa y demasiado miedo. No dispone de paciencia ni tampoco de esperanza para
resistir y organizar la defensa de Jerusalén. Prefiere comprar protección y venderle "el alma al diablo",
convirtiéndose en súbdito del rey de Asiria, que en complicidad con el rey de Samaria, suben a Jerusalén para
asaltarla, es a quien reconoce como su verdadero señor.
Y Dios que es fiel, y que se ha presentado, como lo die la respuesta del salmo en el Dios que ha sido siempre el
defensor del pueblo, seguirá apoyando a la dinastía de David. Por eso Isaías, hombre de Yahvé, tiene la misión de
tranquilizar al rey. La condición es que también ellos le sean fieles. Ni Egipto, ni Asiria, les pueden ofrecer alianzas
estables
Dios preserva a su pueblo de la catástrofe nacional que ya se avecina.
Este tono de denuncia y de condena que apreciamos en el profeta Isaías, también se descubre en el Evangelio de
San Mateo.
El Señor Jesús denuncia a las tres poblaciones que menciona, quienes, no obstante fueron beneficiarias de las
acciones y mensajes del reinado de Dios, se obstinaron en sus necedades y rechazaron la oferta de gracia que Dios
les regalaba, no quisieron abrirse al mensaje de Jesús (Mt 11,20-24).
Los sabios y los doctores, que apreciaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entender la
predicación de Jesús (Mt 11,25). Los fariseos que confiaban sólo en la observancia de la ley, criticaban a Jesús (Mt
12,1-8) y decidieron matarle (Mt 12,9-14). Decían que Jesús actuaba en nombre de Belcebú (Mt 12,22-37). Querían
de él una prueba para poderle creer (Mt 12,38-45). Tampoco sus parientes apoyaban a Jesús (Mt 12,46-50). Solo
los pequeños y el pueblo enfermo lo entendían y aceptaban la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30). Iban detrás de
él (Mt 12,15-16) y veían en él el Siervo anunciado por Isaías (Mt 12,17-21).
Lo más probable es que estas palabras tan duras, puestas por el evangelista en boca de Jesús, reflejan la situación
que estaba viviendo la comunidad de Mateo cuando se redactó este texto.
De hecho, nunca dicen los evangelistas que Jesús hiciera milagros en Corozaín y Betsaida. Y en cuanto a Cafarnaúm
sabemos que allí Jesús tuvo tan buena acogida que el mismo Mateo llama a Cafarnaúm “la ciudad de Jesús” (Mt. 9,1).
La manera de describir la acción misericordiosa de Jesús era una advertencia clara para los discípulos y las
discípulas que andaban con Jesús por Galilea. No podían esperar mucha recompensa ni elogio por el hecho de ser
misioneros de Jesús.
Tiro y Sidón son ciudades paganas. Sodoma es símbolo de pecado y destrucción. Compararlas con ciudades judías
como Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, resultaba demasiado ofensivo.
Jesús las comparara a partir de la actitud de apertura o cerrazón frente a la propuesta del Reino. Las ciudades
judías, han sido destinatarias de la predicación del Reino y testigos de signos maravillosos de Jesús, pero se han
cerrado y han rechazado la propuesta del Reino. Por eso, ellas mismas han elegido el camino de la muerte.
Con todo, el texto refleja la poca acogida que, en alguna ocasión, tuvieron sus palabras, cuando invitaba a una boda o
una fiesta. No captaron el gozo profundo de las parábolas de Jesús ni la alegría que comportaba el entrar en su
Reino. Este comportamiento sí que debió dolerle fuertemente a Jesús. Llevaba un programa maravilloso de amor,
paz, alegría, libertad. Pero los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. “Vino a los suyos y los suyos no le
recibieron” (Jn. 1,11).
La advertencia vale también para nosotros que, hoy, leemos y meditamos este Sermón de la Misión, pues los
evangelios están escritos para todos.
Podemos creernos definitivamente convertidos, y Dios deja de ser novedad en nuestra vida. Nos acostumbramos a
vivir con un poco fe y algunas obras buenas que nos tranquilizan, pero sin la fe desafiante que nos llama cada día al
cambio.
Nos conformarnos con un poco de fe y con una salvación privatizada a nuestra medida, ¡queremos salvarnos como nos
gusta! Es siempre este el cierre al mundo de Dios, que impide la fe valiente que nos hace volver sobre nuestras
vidas, confrontarnos con el evangelio de Jesús y dar pasos en nuestro camino cotidiano de conversión. La
autosuficiencia conformista es veneno para el corazón.
Asistir todos los días la Iglesia, o tener muchos gestos de piedad, no son garantía de pertenencia al Reino. Vivir la
experiencia del Reino de Dios es una novedad que requiere de conversión permanente.
Nos invitan a confrontar nuestra actitud con la actitud de los personajes que aparecen en el evangelio y a
preguntarnos si somos como Juan Bautista (Mt 11,1-15), como el pueblo interesado (Mt 11,16-19), como las ciudades
incrédulas (Mt 11,20-24), como los doctores que pensaban saberlo todo y no entendían nada (Mt 11,25), como los
fariseos que lo único que sabían hacer era criticar (Mt 12,1-45) o como la gente pequeña que iba en busca de Jesús
para seguirle (Mt 12,15) y que con su sabiduría, sabe entender y aceptar el mensaje del Reino (Mt 11,25-30).
Y esa tristeza se la causamos a Jesús cada día que nos invita a disfrutar de la vida en plenitud, y nosotros
preferimos nuestros gustos y caprichos. Pero nuestra miopía no hace miope a Jesús; ni nuestra mezquindad afecta
su grandeza y generosidad; ni nuestra ingratitud, su inmenso amor.
Preguntémonos:
 ¿Cómo te sitúas ante la Buena Nueva de Jesús: como Juan el Bautista, como el pueblo interesado, como los
doctores, como los fariseos o como el pueblo pequeño y libre?
 ¿Te sientes convertido?
 ¿Cómo demuestras tu conversión?
 ¿Experimentas la novedad que te trae el evangelio?
 ¿La fe hace camino con tu vida?
Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a renovarnos en plenitud, para comenzar todo con la novedad de
Cristo.

LA PALABRA SE HACE ORACIÓN


Animador o coordinador de la celebración: Después de escuchar la Palabra de Dios oremos al Señor nuestro
Dios:
Por la gente ilustrada y culta, para que el Señor les enseñe a ser pequeños y humildes, y así experimenten el amor
del Padre. Roguemos al Señor.

Por todos nosotros, para que Dios Padre nos revele, profunda y amorosamente, a su Hijo Jesús. Roguemos al Señor.

Por los que cuidan y sirven a los más pobres, para que no se desalienten, y para que a través de su servicio lleguen a
conocer mejor a Dios mismo. Roguemos al Señor.

Dios nuestro, auxilio inefable en la enfermedad, ayuda con tu poder a estos hijos tuyos enfermos, para que, aliviados
por tu misericordia, vuelvan a ocupar su lugar en la asamblea de tus fieles. Roguemos al Señor.

Animador o coordinador de la celebración: Elevando nuestros corazones al cielo y guiados por el Espíritu Santo,
digamos: Padre nuestro…

COMUNIÓN ESPIRITUAL
Hagamos nuestra oración de comunión:
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el santísimo sacramento de altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como no puedo recibirte sacramentalmente, te pido vengas a mí
espiritualmente a mi corazón. Y, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a vos. No
permitas, Señor, que jamás me separe e ti. Amén
Luego de un momento de silencio, durante los cuales hagamos la promesa Hoy voy a ser fino y delicado con Jesús. No
le voy a defraudar en nada.

Y ahora, como hijos confiados dirijámonos a María santísima, Madre de Dios, diciendo:
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.

Oración mientras dura la pandemia.


OREMOS
Oh Dios todopoderoso y eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que te
ofrece en nombre de los pecadores y perdona a los que imploran tu misericordia, a ti nos dirigimos en nuestra
angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han
muerto por la pandemia del “corona-virus”, consuela a los que lloran, sana a los enfermos, da paz a los moribundos,
fuerza a los trabajadores sanitarios, sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor,
glorificando juntos tu santo nombre. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Después de un momento conveniente de oración en silencio, concluye diciendo, con las manos juntas:
OREMOS
Señor, hoy hemos aprendido a no ser tacaños, ruines, miserables, contigo. Hemos aprendido a ser generosos y
corresponder con amor al inmenso amor que Tú nos das. También hemos aprendidos a no quedarnos fuera sino a
entrar en tu fiesta. Hemos aprendido a vivir con ilusión, alegría y esperanza. Hemos aprendido a disfrutar de la vida
y de las cosas tan bellas que has creado para nosotros. ¡Gracias, Señor!
Amado Jesús: concédenos, a través del Espíritu Santo, un sano entendimiento que nos ayude a interiorizar tu
Palabra y llevarla a la práctica.
Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en
acción.
Padre eterno, por tu inmenso amor y misericordia, concede a todos los difuntos de todo tiempo y lugar, la gracia de
disfrutar del gozo eterno.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, protege a todos los que, dejando su vida personal, abandonan todo por seguir
a tu amado Hijo Jesús en consagración total y absoluta.
Madre Santísima, Madre de la Iglesia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

CONCLUSIÓN
Finalmente, signándose de la frente al pecho y del hombro izquierdo al derecho, dice:
El Señor nos bendiga para la misión, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
TODOS: Amén.
CANTAR Ave María o canto a la Virgen.
¡Grande es Yahvé y muy digno de alabanza!
En la ciudad de nuestro Dios
está su monte santo,
hermosa colina,
alegría de toda la tierra. (Sal 48,2-3)

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