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PERÍODO HELÉNICO
I) LOS MILESIOS
Las tres teorías principales atribuidas a los milesios son sus doctrinas cosmológicas de
carácter más general, un intento de explicación de la realidad natural, del origen del
mundo. Los tres rechazaron la causalidad sobrenatural y apreciaron que una gran
variedad de fenómenos podían y debían explicarse naturalmente e intentaron los
primeros pasos hacia una comprensión del problema del devenir.
Para Tales, la causa material de las cosas fue el agua, para Anaximandro “lo ilimitado”
y para Anaxímenes el aire.
Tales: Este planteó y dio una respuesta a la pregunta de qué se originó primero, pero no
se preocupó de cómo o en qué sentido la sustancia primitiva persiste en los objetos que
vemos a nuestro alrededor. No sabemos exactamente lo que quería decir con eso.
Quizás opinaba que toda clase de vida tiene su origen en el agua y que toda clase de
vida vuelve a convertirse en agua cuando se disuelve.
Anaximandro: señalo que la primera cosa no fue ninguna sustancia específica, sino algo
indefinido, que él llamó “lo ilimitado”.
Una de sus observaciones se centró en las dificultades con que tropieza la teoría de
Tales: “si la sustancia primitiva es el agua, ¿pudo haber llegado a existir su opuesto, el
fuego?”.
Propuso lo que podríamos llamar una teoría cosmológica: el cosmos crece como algo
vivo a partir de una semilla. Creía que las diferentes cosas surgen de “lo ilimitado” – el
ápeiron- tan naturalmente como las partes de un árbol de la semilla de la cual crece.
Este no explica si una sustancia es igual o distinta a la sustancia original de la cual
proviene. Como Tales, no considera el origen de los elementos que nos rodean.
Tampoco es fácil saber lo que él entendía por “lo indefinido”, pero parece claro que no
se imaginaba una sustancia conocida, quizás fuera de la opinión de que aquello de lo
que se ha creado todo, precisamente tiene que ser distinto a lo creado. En este caso la
materia primaria no podía ser algo tan normal, sino algo indefinido.
Anaxímedes: Propuso una explicación clara de los cambios que afectaban a la sustancia
original. En su opinión la sustancia primitiva fue el aire. Este combinó una teoría
acerca de donde provienen las cosas con un argumento definido con respecto a la
manera cómo provienen, mediante un proceso de rarefacción y condensación. Dice:
‘Todas las cosas provienen de una sustancia primitiva mediante un sencillo proceso en
dos direcciones, condensación y rarefacción.’
Fue el primero que intento explicar los cambios claramente y responder a estas dos
preguntas: ¿De donde provienen las cosas? Y ¿Cómo se da el proceso de esta aparición?
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¿Por qué son importantes los filósofos de Mileto?
Ellos fueron los primeros en intentar explicar los fenómenos que habitualmente se
consideraban controlados por los dioses. Rechazaron la causalidad sobrenatural,
apreciaron que una gran variedad de fenómenos podían y debían explicarse
naturalmente e intentaron los primeros pasos hacia la comprensión del problema del
devenir. Instituyeron la práctica de la crítica racional y la discusión, que ayudaron a la
construcción de la racionalidad.
La distinción entre los filósofos de Mileto y los pensadores anteriores, griegos o no, se
dan en dos características ya mencionadas:
a) Descubrimiento de la naturaleza: lo natural no es debido al azar, sino que son
regularidades regidas por relaciones determinables de causa-efecto.
b) La crítica racional y la discusión.
Las tres teorías principales atribuidas a los milesios son sus doctrinas cosmológicas de
carácter más general que más tarde Aristóteles interpretó como la causa natural de las
cosas. A Tales se le atribuye que es el agua, a Anaxímenes el aire y Anaximandro lo
ilimitado. Estos elementos responden al problema del origen de las cosas, del devenir.
Estas teorías parecen surgir de posibles objeciones a la de sus predecesores.
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La influencia ejercida por dicha secta en Crotona fue considerable, al parecer, llegando
a suscitar la enemistad del pueblo que se rebeló contra el dominio ejercido por la secta
pitagórica y, en el transcurso de esa revuelta popular, puso fuego a sus propiedades y los
expulsó de la ciudad. Se dice que Pitágoras se refugió en Metaponto, donde murió poco
después, hacia el 496 antes de Cristo.
Debido al carácter secreto de sus doctrinas poco es lo que sabemos las ideas de
Pitágoras. Es difícil fijar también cuales pertenecen a Pitágoras y cuáles pudieron ser
desarrolladas por sus discípulos posteriores: Alcmeón o Filolao, por ejemplo.
(1) No sabemos si se concebían los números como entidades físicas o si, por
el contrario, se afirmaba que el principio de la realidad era algo de
carácter formal, es decir, no material (una relación, una estructura...).
Aristóteles pensaba que la doctrina pitagórica del número se basaba en
descubrimientos empíricos; por ejemplo, el hecho de que los intervalos
musicales puedan expresarse numéricamente. (De hecho los pitagóricos
concedieron una gran importancia al estudio de la música, vista su
relación con las matemáticas. Esta relación la pudieron ir ampliando al
resto de objetos que constituyen la realidad, descubriendo en el número
la razón de todo lo real, lo que llevaría a convertirlo en el "arjé" de los
milesios.) Parece, además, que los pitagóricos concibieron los números
espacialmente, identificando el punto geométrico con la unidad
aritmética. Las unidades tendrían, pues, extensión espacial y podrían ser
consideradas, como dice Aristóteles, como el elemento material de las
cosas.
(2) Es dudoso que los pitagóricos hayan podido interpretar el número como
una realidad de carácter formal o como una estructura de la realidad, es
decir, como algo no material, dado que la aparición clara de la
concepción de una realidad no material difícilmente puede anticiparse a
la reflexión platónica sobre el tema. No obstante, pese a las explicaciones
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de Aristóteles, tampoco queda muy claro cómo podría interpretarse el
número como una entidad material. También en su vertiente matemática
influirán en Platón los pitagóricos.
Elea es una colonia jónica de la Magna Grecia fundada en la costa italiana del mar
Tirreno hacia el a. 540 a. C., a raíz de la conquista de Jonia por los persas (a. 546). Allí
se desarrolló durante el s. V a. C. una escuela filosófica. En El sofista de Platón el
extranjero de Elea habla de su ciudad como todavía existente. Son conocidos como
eleatas: Jenófanes de Colofón, Parménides de Elea, Zenón de Elea y Meliso de Samos.
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2. El Ser es incorpóreo: «Si el Ser es, es preciso que sea uno; siendo uno, es
preciso que no tenga cuerpo; porque si tuviera espesor, tendría partes y no sería
uno» (ib. 9). Meliso es el único presocrático en el que aparece explícitamente lo
incorpóreo, aunque idéntico a la verdadera realidad del mundo.
La orientación de la escuela de Elea es muy distinta a la de los jónicos, sobre todo por la
negación de realidad a la experiencia sensible de pluralidad y movimiento. Es distinto el
mismo medio geográfico y étnico, la dura y áspera raza dórica de la Magna Grecia, y
sus tendencias intelectuales. Los eleatas se inclinan hacia la matemática, la lógica y el
misticismo, se apartan de las especulaciones estrictamente relativas a la materia y llegan
a conceptos más abstractos. Hasta la misma forma literaria es distinta: Parménides es el
primer escritor de una obra filosófica en verso. «Con Parménides vemos dibujarse dos
corrientes opuestas en el pensamiento griego: por una parte, el positivismo jónico;
intuitivo, experimental, que ignora la matemática física y es enemigo declarado de los
mitos, de las tradiciones religiosas y de los nuevos cultos de iniciación, por cuya razón
es poco popular y nada hace por serlo; y por otra parte, el racionalismo de Parménides
y de Pitágoras que intentan construir lo real mediante el pensamiento, que se inclinan
hacia la dialéctica, son poco simpatizantes de la experiencia directa, y, por la misma
razón, cuando se trata de cosas sensibles, son amigos de mitos; están dispuestos a
prestar gran atención al problema del destino, son naturalmente populares y les
agrada la propaganda. La solidaridad íntima entre el racionalismo y la imaginación
mítica contra el positivismo parece ser el rasgo saliente de este periodo» (E. Brehier,
“Historia de la Filosofía”, 1, 5 ed. Buenos Aires 1962, 265).
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diversidad de las cosas consistirá en la diversa combinación, orden o disposición de
esos principios, que en sí mismo conservan las características del Ser de la escuela de
Elea (eternos e inmutables o enteramente permanentes); y el movimiento, nacimiento y
muerte, no será otra cosa que su mezcla, composición o unión (nacimiento), y su
disolución, disgregación o descomposición (muerte). La diversidad entre estos físicos
dependerá del modo de concebir esos elementos. Para Empédocles y Anaxágoras son
cualitativamente distintos entre sí; visibles y en número finito para el primero, invisibles
y en número infinito para el segundo. Para los atomistas los elementos son invisibles y
en número infinito, y difieren sólo cuantitativamente unos, de otros, por su forma y
magnitud. Pego el influjo de la escuela de Elea llegará más lejos. Los caracteres
esenciales del Ser de Parménides y el problema de su conciliación con la experiencia
influirán en Platón y Aristóteles, aunque éstos orientarán mejor la investigación
filosófica y científica. A través de éstos, su temática se desarrollará también mejor en la
Edad Media, y después de alguna forma se radicalizará en el intelectualismo y
racionalismo moderno, que se superará en el realismo.
Demócrito de Abdera
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"Algunos filósofos antiguos creyeron que lo que es debe ser necesariamente uno e
inmóvil, ya que siendo el vacío no-ente no podría existir el movimiento sin un vacío
separado (de la materia) ni existir ni existir una pluralidad de cosas sin algo que las
separe. [...] Pero Leucipo creyó tener una teoría que concordando con la percepción
de los sentidos no hacía desaparecer el nacimiento, la corrupción, el movimiento ni la
pluralidad de seres". (Aristóteles, "Sobre la generación y la corrupción", I,8,325a).
2. Estos átomos existen desde siempre en el vacío, sometidos a un movimiento que les
es consustancial. Por lo tanto, todo lo que existe son los átomos y el vacío. La
introducción de la existencia del vacío es una novedad con respecto a Empédocles y
Anaxágoras y que choca frontalmente con la negación del vacío (no ser) que exigía
Parménides. Ahora bien, sin la existencia del vacío resulta imposible explicar el
movimiento, por lo que necesariamente tiene que existir. Los átomos se mueven en ese
vacío en línea recta en un principio, pero, por causas estrictamente mecánicas, algunos
de ellos salen de su trayectoria y chocan contra otros, a los que desvían, chocando el
conjunto contra otros átomos, provocando la agregación en conjuntos de átomos cada
vez mayores, y que darán lugar a la constitución de los objetos tal como nosotros los
conocemos.
3. Aunque los átomos no poseen diferencias cualitativas sí poseen diferencias en cuanto
a su forma y configuración: la forma, el orden y la posición. Los átomos pueden diferir
entre ellos por su forma, del mismo modo que la A difiere de la N; o pueden diferir por
por el orden que ocupan, no siendo lo mismo AN que NA; o por la posición, de modo
que, aun poseyendo la misma forma, la Z se diferencia de la N (si giramos la Z noventa
grados a la derecha tenemos la N).
"Leucipo y su compañero Demócrito sostuvieron que los elementos son "lo lleno" y lo
"vacío", a los cuales llamaron "ser" y " no ser", respectivamente.El ser es lleno y
sólido; el no-ser vacío y sutil. Como el vacío existe no menos que el cuerpo, se sigue
que el no-ser existe no menos que el ser. Juntos los dos constituyen las causas
materiales de las cosas existentes”(Aristóteles, “Metafísica”,I,4, 985b).
La doctrina atomista fue rechazada en su época por filósofos como Platón y Aristóteles.
Las causas de dicho rechaza pueden ser:
• El carácter materialista de las explicaciones acerca de los
fenómenos naturales ajena a los valores religiosos y culturales
griegos.
• La imposibilidad de ofrecer pruebas empíricas de la existencia
de átomos y vacío.
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V) PLATON
Platón llama doxa al campo de los fenómenos sensibles, el terreno de la opinión, donde
el conocimiento es nulo.
Para el estudio de la música Platón nos dice que la percepción de los sonidos (que es lo
sensible) debe trascenderse para dar lugar a la percepción de las razones numéricas que
rigen la armonía musical. Muestra así la idea matemática que rige su concepción de
música.
En todos sus planteos, propone superar lo sensible para encontrar las razones
geométricas que subyacen a cada cosa.
Según Platón debemos valernos de las estrellas como modelos para ayudarnos en
nuestro estudio, tal como podemos emplear el dibujo geométrico para estudiar la
geometría.
“... Si queremos estudiar la Astronomía de una manera que haga uso adecuado del
intelecto innato del alma debemos proceder como lo hacemos en geometría, es decir,
trabajando en problemas matemáticos, y no perder el tiempo observando los cielos.”
Platón insiste en que los astrónomos deben concentrarse en problemas teóricos e ignorar
la tecnología de su tema de estudio pues subestima el papel de la observación. Este
punto de vista no lo debemos desechar pues en esa época era mucho lo que se sabía de
los movimientos observables de los planetas y lo que no se tenía en absoluto era una
teoría matemática que explicara esos movimientos, por lo tanto era necesario impulsar
el aspecto teórico. Para él un modelo ideal es el movimiento uniforme y circular y
basándose en esto trató de construir geométricamente trayectorias como las de los
planetas usando movimientos circulares concéntricos.
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Todos los historiadores están de acuerdo en que Platón no se satisfacía con un
conocimiento ‘meramente empírico’ y que para él ésta clase de conocimiento debe ser
trascendido de modo tal que se haga patente el orden racional subyacente. No obstante
los intérpretes de Platón no concuerdan en si es necesario que quien busca ésta verdad
más profunda deba dejar, o no, de lado lo que se le da en la experiencia sensible.
Platón supuso que cada concepto que uno puede formarse de términos como amor,
justicia, belleza o bien tiene una correspondencia con una Idea que existe objetivamente
no en el mundo material, sensible y cambiante; y por lo tanto no se tiene acceso a éstas
ideas por los sentidos.
Dialéctica Deducción
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El proceso de deducción, según Platón, es un proceso perfecto. El problema está en la
veracidad de los axiomas, que son verdades intuitivas. El resultado de esta deducción no
es una respuesta última. Este es el problema que Platón intenta salvar a partir de la
dialéctica que permite dar sustento a los primeros principios.
VI) ARISTÓTELES
Aristóteles fue el primer filósofo que consideró como un contenido propio el orden
lógico del pensamiento, es decir que fue el primero que se ocupó del estudio de la
lógica.
Para Aristóteles la lógica constituye una preparación general para el estudio de todas las
ciencias. Mediante el estudio de la lógica podemos aprender a razonar correctamente y
llegar así al conocimiento de la verdad, necesaria en todas las ciencias.
MT TM MT
tM tM Mt
tT tT tT
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Todos los silogismos correctos poseen valor demostrativo en el sentido de que en ellos
la conclusión brota necesariamente de las premisas, no obstante los modos de la primera
figura fueron considerados perfectos, pues en ellos resulta evidente que la conclusión se
halla contenida en las premisas, o dicho de otra manera, el silogismo de lo más
universal a lo menos universal. En cambio los modos de las restantes resultan
imperfectos.
Definir no es otra cosa que clasificar. Para Aristóteles las definiciones están constituidas
por conjunto de palabras que caracterizan géneros o especies de las cosas.
Dentro de este marco Aristóteles establece los fines que deben perseguir el científico y
el filósofo: el primero debe estar abocado a la tarea de definir objetos; mientras que el
segundo, a investigar la correcta definición de los mismos.
Por otro lado, vale la pena observar y destacar, hasta que punto ha perdurado la
influencia aristotélica, que en campos como la biología está aún arraigados fuertemente
conceptos como los que antes mencionábamos de género y especie.
Principales premisas
Inducción Deducción
Hechos Hechos
ARCO DE CONOCIMIENTO
Este esquema ilustra la metáfora del “arco del conocimiento” aplicada a la metodología
propuesta por Aristóteles. Trataré de explicarlo sencillamente.
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a) ¿Cómo subo al arco?
Se parte de los hechos: a partir de la observación de los fenómenos (para Aristóteles, a
diferencia de Platón, el “ser” de los objetos esta en los objetos mismos) se inducen
principios explicativos, que son las premisas principales.
Cabe destacar que el problema de cómo acceder a esos primeros principios es siempre el
gran interrogante que será respondido de distintas formas a lo largo de la historia
Aristóteles no se siente nunca satisfecho con el solo conocer como una cosa ocurre;
también necesita conocer el porqué. Clasifica esos cómos y porqués de las cosas bajo
cuatro títulos. Son las famosas cuatro causas, las cuatro razones que explican el hecho
de que una cosa particular haya llegado a ser, y el que sea esa cosa definida y no otra.
Ellas son:
a) La causa material, la materia de que esta hecha la cosa.
b) La causa eficiente, el ser existente en acto necesario para iniciar y a veces llevar
hasta su término el proceso por lo que una cosa material llega a ser.
c) La causa formal, la forma de la cosa que, como ya se ha explicado, le da su ser
definido y la hace esa cosa y no otra.
d) La causa final, el fin o propósito para el cual la cosa llega a ser.
Ejemplificación
Para describir una mesa debemos especificar: a) su materia, pues la mesa esta construida
de algo, generalmente madera. b) su forma, pues la mesa no es exactamente un trozo de
madera, sino madera con cierta forma. c) su causa eficiente, porque ha sido construida
por alguien, el carpintero. d) su causa final, porque cuando el carpintero hizo la mesa, la
construyó con un propósito, proporcionar una superficie plana, elevada, que pudiera
emplearse para escribir o comer sobre ella.
La causa eficiente, el motor o iniciador del proceso de cambio y la causa final, la razón
para la existencia de la cosa, son las únicas que corresponden exactamente a lo que
nosotros entendemos por “causa”, y por ese motivo la traducción “cuatro causas” resulta
mas bien inexacta. Sería mejor decir que son las cuatro razones por las cuales la cosa
existe y es lo que es.
Aristóteles identifica generalmente la causa formal con la final. Esto significa que el fin
o el propósito por el que una cosa existe es el de realizar su forma de un modo tan
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perfecto como sea posible, el de ser un ejemplar de hombre, caballo, árbol, mesa, etc.,
tan excelente como las condiciones lo permitan.
Para Aristóteles la causa final es la más importante de todas, porque piensa que todas
las cosas existen para un fin, y un fin bueno.
Platón fue el primero en considerar la astronomía como una ciencia exacta. Hemos visto
que en “La República” recomienda una astronomía ideal o matemática en lugar de
aquella basada en la observación, y tiene evidentemente conciencia de que lo que invoca
implica una desviación radical de la forma habitual de hacer Astronomía. “ Es mediante
problemas, como en geometría, como debemos estudiar también la Astronomía”.
La idea de que algún modelo geométrico proporcionaría la solución para salvar las
apariencias de los fenómenos, es la creencia de que el mundo en conjunto es el producto
de un designio racional.
Gémino (siglo Iac.) esbozó los dos enfoques para el estudio de los fenómenos celestes:
uno físico, que deriva los movimientos de los cuerpos celestes de su naturaleza esencial;
y otro matemático, que deriva los movimientos de los cuerpos celestes de figuras y
movimientos matemáticos.
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En el universo de las dos esferas el sol era uno de los siete planetas. Los restantes eran
la luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Las estrellas y estos siete planetas
eran los únicos cuerpos celestes conocidos en la antigüedad.
Los primeros problemas técnicos difíciles con los que se enfrentó la astronomía antigua,
era la modificación de su calendario. A ellos, cabe hacer responsables del nacimiento de
la observación y teoría cuantitativas de los planetas.
La posición de los planetas con respecto a la del sol, los divide en dos grupos: los
planetas inferiores, Mercurio y Venus, que nunca se alejan demasiado del sol y los
planetas superiores, Marte, Júpiter y Saturno. Los planetas superiores sólo retrogradan
cuando se hallan en oposición al sol. Además es precisamente cuando retrogradan hacia
el este que los planetas superiores brillan de forma más intensa en los cielos. Este
incremento en el brillo, que ha sido normalmente interpretado como indicativo de que la
distancia entre el planeta y la tierra ha disminuido, es sorprendente en el caso de Marte.
Habitualmente bastante apagado, cuando se halla en oposición al sol, Marte eclipsa con
su resplandor a todos los cuerpos celestes visibles durante la noche, excepción hecha de
la luna y de Venus.
Responder a las preguntas: ¿Cómo ordenar de forma simple y operativa los complejos y
variados movimientos planetarios?, ¿Por qué retrogradan los planetas en determinados
puntos de su trayectoria?, ¿Cómo explicar el movimiento normal que por otra parte, no
deja de verse sometido a una serie de irregularidades?, es el problema de toda
investigación astronómica a lo largo de los dos milenios que separan a Platón de
Copérnico.
Desde una perspectiva ideal, las órbitas planetarias deberían ser círculos concéntricos
alrededor de la tierra, y los planetas vendrían obligados a moverse sobre dichos círculos
con la misma regularidad con que lo hace la esfera de las estrellas. Esta relación ideal
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no concuerda con la observación. Las órbitas circulares no dan la más mínima
explicación a las grandes irregularidades.
Dentro del marco proporcionado por las dos esferas, puede afirmarse casi sin temor a
caer en el error, que todos los planetas se mueven entre la tierra y las estrellas.
Hacia fines del siglo IV antes de nuestra era, el universo de las dos esferas comenzaba a
poblarse. Una vez conocida la localización general y la forma de sus órbitas, resultó
posible hacer conjeturas plausibles y satisfactorias sobre el orden que estaban colocados
los distintos planetas. Algunos filósofos de la antigüedad imaginaron que los planetas
flotaban en el seno de un gigantesco remolino de éter cuya superficie exterior se movía
rápidamente al unísono con la esfera de las estrellas, mientras que la interior estaba en
reposo en los alrededores de la superficie terrestre. Todo planeta sumergido en el seno
de tal remolino, se retrasaba tanto más rápido a la esfera de las estrellas cuanto más
cerca estaba de la tierra.
Bibliografía Consultada:
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