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Tomando como eje de discusión el tema

De vacíos, de la “paternidad irresponsable”, busca


realizar una caracterización del problema
silencios y en la Región, así como analizar algunos
de los factores que permitan avanzar hacia
posibilidades. una mejor comprensión. Para ello discu-
te la forma de ejercicio de la sexualidad
masculina y sus consecuencias sobre la
Paternidades en paternidad, las contradicciones existen-
tes en el mandato de la proveeduría y el
Centroamérica impacto negativo que posee la disolución
de las relaciones de pareja sobre una pater-
en los albores nidad más involucrada. Así mismo, llama
la atención sobre la necesidad de hablar
de paternidad en plural (paternidades),
del siglo XXI como vía para evitar visiones simplistas
y potenciar formas más involucradas de
Mauricio Menjívar Ochoa* ser padre.

APORTES
PALABRAS CLAVE
RESUMEN Paternidad, masculinidad, proveeduría,
El artículo procura un análisis comparati- comportamiento sexual, Centroamérica
vo sobre la paternidad en Centroamérica.
ABSTRACT
The article makes a comparative analy-
* Salvadoreño-Costarricense. Sociólogo, sis on fatherhood in Central America.
M.Sc. en Ciencias Políticas. Actualmente By considering “irresponsible” fatherhood
cursa el Doctorado en Historia por la practices the primary topic of discussion,
Universidad de Costa Rica. Ha ganado the article aims to describe the problem
una beca Regional del DAAD y una
in the Region, and analyzes some of the
beca de Estadía Corta de Investigación
main factors fostering a better understan-
en Alemania de la misma institución.
Ha sido miembro de varios Colectivos ding. By doing so, it discusses the men
de Hombres y del Foro Permanente de sexual practices and their consequences
Estudios sobre Masculinidades en Costa on fatherhood, the contradictions on the
Rica. Ha sido Jefe de Investigación del economic commitment and the negative
Instituto de las Mujeres de Costa Rica, effect the dissolution of relationships have
y profesor de la UNED. Posee varios on a more devoted fatherhood. It also refers
publicaciones sobre masculinidad, to the need of considering fatherhood in
paternidad y movimientos sociales. plural (fatherhoods) in order to avoid sim-
Dirección electrónica: mauriciomenjiv@ ple views and foster more devoted ways of
hotmail.com being a father.
Rec. 24-10-05 / Acep. 28-9-05

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KEY WORDS La preocupación que cruza nuestro
Fatherhood, Manhood, Economic artículo es aquella relativa a lo que
Commitment, Sexual Behavior, Central algunos denominan “paternidad
America irresponsable”, tratando de expli-
car sus características y dimen-
INTRODUCCIÓN siones, cuando esto es posible,
Desde hace más de una década, y procurando aclarar el trasfon-
el posicionamiento en la agenda do cultural que subyace en estas
pública de lo que se dio a deno- prácticas. También, procuramos
minar la “paternidad irresponsa- plantear contrapuntos analíticos,
ble”, generó una serie de iniciati- que nos permitan una visión más
vas de diferente tipo en la región completa y menos maniquea del
centroamericana.1 Una de estas problema.
iniciativas ha sido la ampliación
Como base documental, hemos
del conocimiento existente y, quizá
recurrido a una serie de estudios
lo más interesante, es que la inves-
producidos, principalmente en la
tigación tiende a ubicarse desde la
Región Centroamericana en los
perspectiva de las masculinidades,
últimos ocho años. Los estudios de
abriendo una nueva forma de ver
José Olavarría para el caso chileno,
el tema.
nos servirá como elemento compa-
En este contexto, el propósito de rativo con la región. Debe señalarse
este trabajo, más que hacer un que el material es desigual en sus
mero recuento de las iniciativas, resultados, pero muchas veces con
es el de ensayar una perspectiva puntos de partida confluyentes,
comparativa de algunos de los Posteriores aproximaciones segura-
trabajos disponibles sobre el tema mente se producirán, contribuyen-
y a partir de la evidencia y argu- do a perfilar aún mejor el tema.
mentos propuestos por estos estu-
dios, continuar la tarea de avanzar Sexualidad
hacia una mejor comprensión de demostrativa
las diversas formas que asume la
paternidad o, más bien debiera
y paternidad
decirse, las paternidades (así, en Un factor de especial interés en
plural). los estudios sobre paternida-
des es el del comportamiento
sexual. Es común denominador
1. En este posicionamiento y en estas ini-
ciativas, ha sido clave el papel jugado
en Centroamérica y Chile, que la
por los movimientos de mujeres. demostración de la virilidad por

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la vía sexual se encuentra en cons- La doble moral actúa (...) para
tante tensión con lo que muchos culpabilizar a aquellas muje-
han denominado como “respon- res con las que se establece
sabilidad paterna”. De este bino- relaciones extramatrimonia-
mio los resultados no siempre son les y para dudar de la pater-
monocromáticos en cuanto a la nidad en caso de un emba-
respuesta masculina. razo, pues el matrimonio
constituye el vínculo único
Un primer aspecto por destacar es que asegura a los hombres la
que una proporción no poco sig- paternidad sobre sus hijos y
nificativa de hombres escinde su el control de la sexualidad de
práctica sexual de las consecuencias la mujer (González; 2001:17).
que ésta tiene sobre la progenitu-
En Nicaragua, según la misma
ra, trasladando la responsabilidad
iniciativa de la CEPAL (Montoya;
a las mujeres. Una investigación
2001:10) se detectaron testimonios
exploratoria que realizáramos en
en un sentido similar entre jóve-
Costa Rica con hombres mayores

APORTES
nes, aun a sabiendas de su respon-
de 18 años, corroboraba el criterio
sabilidad en la gestación. Uno de
bastante conocido de que una parte
ellos apuntaba:
de la población masculina (10% de
nuestros entrevistados) considera- Si ahorita dejo embarazada a
ba que el hombre no debe hacer- la mujer, no podría hacerme
se cargo de los hijos e hijas que cargo, me correría, diría que
nacieran de una aventura sexual. es de otro.
Así mismo consideraban compren-
Otro de ellos sostenía:
sible que aquellos que no amaran
a la madre de su hija o hijo, no se Si ella va a hacer el amor
hicieran cargo de su paternidad conmigo sin conocernos, ella
(Menjívar; 2002:50-51). se tiene que cuidar. Si hago el
amor con ella y después me
En la dirección anterior, un estudio va a decir que está preñada
de la Comisión Económica para (embarazada), no tengo por
América Latina y el Caribe (CEPAL) qué asumirlo.
sostiene que en El Salvador, los
hombres tendían a realizar una Esta misma situación ha sido cap-
vinculación entre sexualidad, tada por José Olavaria en comuni-
matrimonio y reproducción, mien- dades de Santiago de Chile para el
tras que separaban el placer de la caso de varones adolescentes. El
procreación; el resultado es que: comportamiento sexual de estos

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se encontraba también asociado que conquistar, poseer una mujer,
con la negativa de asumir las con- penetrarla”, al mismo tiempo y
secuencias de su sexualidad, lo en contradicción con este manda-
cual respondería, según este autor, to, pensaban que debían hacerse
a la forma en que el adolescente cargo de “proteger a su mujer e
concibe su propio cuerpo y el de hijos”. De ahí que se debatieran
la mujer. Por una parte se deben “entre el deseo, la presión de los
satisfacer los requerimientos y otros [para que cumplieran sexual-
deseos de su cuerpo de varón, mente hablando] y el temor de que
acordes con su “naturaleza” y por la joven quedara embarazada y el
otra, se transfiere la responsabili- obligado con ella” (José Olavarría;
dad a la mujer pues es “ella es la 2001:136).
que debería cuidarse de un posible
embarazo, es su cuerpo” (Olavarría; En la comunidad de Rincón
2001:136). Grande de Pavas, Costa Rica, aun-
que funcionando bajo la misma
Otros autores han encontrado concepción relativa de la demos-
variantes de este mecanismo de tración compulsiva, algunos de los
evasión: un estudio en Costa Rica, adolescentes, procuraban más bien
realizado por Carlos Garita (2001: resistir a las presiones que los ape-
91-92) con adolescentes, apuntaba laban a no asumir su paternidad.
a que en el grupo de los varones Estos se oponían a sus familias
entre los 15 y los 19 años, perte- (sobre todo al padre), a sus amigos
necientes a comunidades urbano y en algunos casos a sus compa-
populares de San José, se tendía a ñeros de trabajo. Así, triunfaban,
trasladar la responsabilidad sobre al menos momentáneamente, en
la gestación y crianza, no solo a la el mandato muy posiblemente en
mujer (presumiblemente adoles- buena parte gratificante, de asu-
cente como ellos), sino a los padres mir la “responsabilidad” pater-
de esta, por no cumplir adecuada- na que, en definitiva, significaba
mente su papel de custodios. jugar un papel de proveedor y
protector. De esta manera respon-
No obstante, el panorama a este dían a otra sección del mandato
respecto no es monolítico. En el de la masculinidad hegemónica:
caso de la población adolescente no el de la huida, sino el de la per-
de Santiago de Chile, los estudios manencia. (Calderón y Muñoz; 1998).
exploratorios han encontrado que En Nicaragua uno de los entre-
si bien los adolescentes conside- vistados, cuyo testimonio hemos
raban que “para ser hombre hay presentado más arriba, hacía clara

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distinción entre su novia –en el et.al., 2002). Permanecer como pro-
caso de que esta fuera virgen– y veedor, no obstante, tiene otra serie
otras mujeres con las que man- de importantes matices con con-
tenía relaciones sexuales. En el creciones diferenciadas. Al menos
primer caso si asumiría, sí se haría buena parte de los adolescentes de
responsable por su hijos, pero en el sectores populares en Santiago de
otro caso “no tenía por qué” hacer- Chile, en el estudio de Olavarría
lo (Montoya; 2001:10). (2001), comenzaban a asumir
desde temprana edad responsabi-
En suma, por una parte, y aunque lidades de proveeduría, ya fuera
los argumentos varíen de país a por su interés o por la demanda de
país, existe entre una parte de las sus familias. Otro tanto ocurre en
poblaciones masculinas una serie Costa Rica (Menjívar; 2002), como
de elementos culturales que trasla- seguramente en otras latitudes.
dan la responsabilidad de la crian- Así, cuando sucede el embarazo
za a las mujeres. Estos mismos y la paternidad, ya se encuentran
mecanismos les eximen a ellos de

APORTES
incorporados al mercado de tra-
cualquier responsabilidad sobre bajo, por muy precario que sea.
su sexualidad y, aún más, de la En esta perspectiva, la paterni-
crianza de sus hijos e hijas. En dad resultaba para muchos de los
otro segmento es posible detectar santiagueños, una gratificación y
que si bien funciona igualmente una forma en que su vida cobraba
la necesidad de demostrar la viri- sentido.
lidad, existe una cierta congruen-
cia con el mandato de asumir la Sin embargo, mientras que para
“responsabilidad” –por lo general muchos hombres la proveeduría
concebida como económica– sobre es un mandato incuestionable,
los hijos. para otra parte no pareciera ser
un asunto automático. La desco-
nexión del mercado de trabajo es
Proveeduría: para algunos, un factor que hace
contradicciones de la paternidad y la proveeduría
en el cumplimiento un asunto frágil.
del mandato
Efectivamente, en Costa Rica
En efecto, la noción de “responsa-
hemos encontrado a un segmento
bilidad paterna” ha estado fuerte-
de hombres jóvenes y adultos acep-
mente asociada, desde los imagina-
tando la afirmación según la cual
rios culturales, al padre proveedor
una mayor cantidad de dinero lle-
(ver Menjívar, et.al., 2002; Gomáriz,

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vada al hogar hace de los hombres En otros casos los adolescentes de
mejores padres, o puesto en senti- sectores populares costarricenses,
do negativo, considerando que el ante su dificultad de asumir “ade-
hombre que no tiene trabajo no es cuadamente” el mandato de la
un buen padre. Entre estos hom- proveeduría debido a las precarias
bres (8,4% de los entrevistados) se condiciones laborales, tenían que
encierran una fuerte equiparación renunciar a formar un hogar inde-
entre proveeduría y paternidad, pendiente y vivir por lo general
que convierte a ambos términos en con la familia de su compañera o
sinónimos. Siguiendo esta lógica en la propia. Esto significaba para
patriarcal, para los entrevistados ellos una lesión en la autoestima
no tiene sentido hacerse cargo de masculina y en la imposibilidad de
sus hijos cuando los hombres no convertirse en un padre suficiente-
pueden cumplir con el manda- mente legítimo (Muñoz; 1999:80).
to de la proveeduría, de ahí que
algunos considerasen que estar sin En su estudio ya citado, Olavarría
empleo era una buena razón para ha desplazado su mirada a adoles-
que los hombres no vieran por sus centes de sectores sociales medios
hijos (Menjívar; 2002:50). y altos de Chile, para mostrarnos
la importancia que adquiere la
En este mismo sentido, Muñoz y estratificación social en las formas
Calderón encontraron en su estu- diferenciadas de concebir la pater-
dio sobre embarazo adolescente nidad. Para estos adolescentes,
en comunidades pobres en Costa la paternidad “significa, muchas
Rica, que “asumir la paternidad veces, poner en riesgo su pro-
es problematizado por las difi- yecto de vida”. En este proyecto,
cultades que encuentran los ado- se hacían patentes las metas de
lescentes para ejercer su papel de los padres de estos adolescentes,
proveedores y protectores”, pues quienes contemplaban el estudio y
el temor de no poder asumir ade- no el trabajo temprano, ni mucho
cuadamente este encargo “pro- menos la paternidad, dentro de
voca que los hombres prefieran los horizontes de posibilidades de
evadir su responsabilidad antes de sus hijos varones. En algunos tes-
enfrentarse al fracaso” (Muñoz y timonios, se ha detectado que los
Calderón 1998:129). Respuestas muy padres ofrecen a sus hijos varo-
similares se han encontrado en nes la interrupción del embarazo
Honduras (Rodríguez; 2001:22-23). (Olavarría, 140).

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Para una parte de estos adoles- Los casos de países donde la
centes de sectores acomodados, migración a otros países por moti-
el nacimiento de un hijo no sig- vos económicos es significativa,
nificaba asumir necesariamente la como por ejemplo Nicaragua, El
paternidad. Mas bien se produce Salvador y Honduras, pone un
lo que Olavarría denomina como nuevo contrapunto a lo dicho. El
“moratoria [o postergación] en caso Hondureño ha sido bien ilus-
asumir plenamente la paternidad trado en uno de los estudios de
y la responsabilidad de pareja por la CEPAL. Según lo expresa Javier
no sentirse maduros para mante- Rodríguez, consultor para este
ner una convivencia permanente y país:
por la presión de los padres de que
primero terminen los estudios” Según estimaciones sobre la
migración de hondureños,
(Olavaria, 2001:142). Así, los padres
cerca de 600 000 personas
de estos adolescentes apoyan a sus
han abandonado el país, de
hijos para que terminen sus estu-
las cuales casi 75% son hom-

APORTES
dios, muy seguramente asumien-
bres, y en su mayoría padres.
do en gran parte a sus nietos.
Desde el extranjero envían
Una comparación a partir de lo remesas de dinero para ayu-
anotado permite realizar una afir- dar económicamente a la
mación básica: la forma que asu- familia que han dejado atrás.
men los proyectos de vida en la En Honduras se calcula que
adolescencia en relación con la por remesas ingresan al país
alrededor de 1000 millones
paternidad es ciertamente diver-
de dólares, o sea, aproxima-
sa, no solo dentro de los secto-
damente la cuarta parte del
res populares, sino entre estos y
producto interno bruto.
los sectores económicamente aco-
modados. Las redes de apoyo de
los adolescentes, y su condición De acomodos
socio-económica produce diferen- y reacomodos:
tes resultados. En otros casos, las ruptura de pareja
dificultades en la inserción laboral y reconocimiento
y en los logros monetarios, vuel-
Así, pues, un aspecto que resul-
ven frágil asumir este mandato,
ta clave para entender las diver-
no solo entre jóvenes sino entre los
sas formas de involucramiento
adultos mismos.
paterno o lo que otros prefieren
llamar “paternidad responsable”,

De vacíos, silencios y posibilidades 91


así como las formas que asume En estos casos el aporte era con-
la “irresponsabilidad” es analizar, siderablemente menos constante
precisamente, la diversidad de la e incluso inexistente en algunos
experiencia paterna y sus contex- casos (Menjívar y otros, 2002:96-99).
tos. Uno de los elementos que inci- El estudio de Gomáriz y otros,
de de manera decisiva es el que encontró que en El Salvador y en
alude a las rupturas de pareja así Nicaragua, respectivamente el 86%
como al reconocimiento paterno. y el 82% de los hijos reconocidos
recibían apoyo económico de sus
Para el caso de Costa Rica, siguien- padres mientras, y que (también
do el testimonio de los propios respectivamente) sólo el 31% y el
padres, indagamos sobre cómo se 28% de los hijos no reconocidos
relacionaban los hombres con sus estaban en esta misma condición.
hijos, dependiendo si estos eran De igual manera, “...el apoyo eco-
también hijos de la pareja en curso nómico paterno desciende consi-
(al menos la que ellos considera- derablemente cuando se trata de
ban como tal) o de si se trataba padres separados” (Gomáriz y et.al.
de hijos de otras parejas (Menjívar 2002:226).
y otros, 2002:93 y subs.). El tipo de
relación fue analizada a partir de Por otra parte, en nuestro estudio
tres factores: aporte económico, para Costa Rica, al examinar la fre-
frecuencia con la que veían a sus cuencia como que los padres veían
hijos y tipo de actividades que a sus hijos e hijas menores de edad,
realizaban. Gomáriz y otros (2002), resultó ser que la gran mayoría de
encuentran evidencia similar al los hombres entrevistados (entre
caso costarricense en su estudio el 81% y la totalidad) veían a sus
sobre El Salvador y Nicaragua. hijos e hijas a diario casi a diario
Estos autores analizan cómo el cuando eran de su relación de
afecto y el apoyo económico es pareja en curso. En el caso de los
brindado a hijos reconocidos y no hijos de otras relaciones fue noto-
reconocidos, y a hijos que viven rio encontrar que entre un 25% y
con sus padres y a hijos de padres un 42% de los entrevistados los
separados. vieran cotidianamente.2 El resto
de los entrevistados veía o visita-
En el caso de Costa Rica pudi- ba a sus hijos de manera mucho
mos captar que la tendencia a no
aportar económicamente es mayor 2. En este caso no indagamos suficiente-
en el caso de hijos no cubiertos mente si se trataba de hijos que vivían
por la actual relación de pareja. con él o si era parte de su dinámica
cotidiana verles.

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más espaciada: algunos de una a muy pocos los hombres que desa-
tres veces por semana, mientras rrollaban actividades de cuido o
que otros cada tres o seis meses reproductivas (cifra que apenas
e incluso más (Menjívar y otros, alcanzaba el 12% de los entrevista-
2002:99-103). Es decir, la distancia dos), cuando se trataba de los hijos
era considerablemente mayor con e hijas mayores aún cuando fueran
aquellos no amparados por su menores de 18 años. Esta propor-
relación de pareja en curso. ción ascendía al 18% cuando se
trataba de los segundos o segun-
Por otra parte, en cuanto al tipo de das hijas y al 25% con los terceros
actividades realizadas, los hom- o terceras hijas, es decir, de menor
bres entrevistados señalaron una edad que los anteriores.
mayor cantidad de actividades,
así como combinaciones de estas, Esta situación cambió considerable-
en el momento de describir lo mente cuando nuestros entrevista-
que hacían con los hijos e hijas dos describieron lo que hacían con
de la relación de pareja en curso. los hijos e hijas de otras relaciones.

APORTES
Existían tres tipos de actividades Efectivamente, con estos últimos
que los hombres principalmente hijos e hijas, una mayor propor-
realizaban con estos: en primer ción de los hombres desarrollaba
lugar, y preponderantemente, los fundamentalmente un solo tipo
hombres se dedicaban a la recrea- de actividad, siendo nuevamen-
ción y al juego (ir al parque, salir te mayoritarios la recreación y el
de paseo, jugar fútbol), seguidos juego. Otra parte significativa pri-
por la conversación y otras mues- vilegiaba la “conversación” como
tras de tipo afectivo. En este grupo forma de relacionamiento. Otros
se encontraban especialmente los hombres, sin embargo, no fueron
hombres con hijos e hijas que ya tan específicos al señalar las acti-
no eran bebés. vidades y simplemente señalaron
que “pasaban tiempo juntos”, su
En segundo lugar, otros hombres hijo o hija y él, lo cual podría
señalaron que daban muestras de develar la escasa riqueza de la
tipo afectivo a sus hijos e hijas de relación.
la relación en curso, especialmente
a los niños y niñas recién nacidos Si se combina el indicador relati-
o de muy corta edad. También vo al tipo de actividades que los
desarrollaban otros juegos, acor- hombres realizan con sus hijos/
des con tales edades. En tercer as con el que mide la frecuencia
lugar habría que señalar que eran de los encuentros, puede seña-

De vacíos, silencios y posibilidades 93


larse que las prácticas de involu- menor o nulo apoyo económico
cramiento paterno con los hijos e de este y menor atención de sus
hijas de otras relaciones tienden a necesidades personales”
ser menos comprometidas que con
los hijos e hijas de la relación en Así, los diferentes casos reseña-
curso. Esto se acentuaba aún más dos apuntan con claridad a que
al considerar que el aporte econó- la ruptura de relaciones de pareja
mico para la manutención de los repercuten negativamente en las
hijos e hijas de esas otras relacio- posibilidades de una paternidad
nes también era menos constante involucrada. Creemos que esta
o, en algunos, casos inexistentes es una tendencia que se acentúa
(Menjívar y otros; 2002:104-105). cuanto más crece la brecha tempo-
ral de la separación y cuando esto
Para el caso de El Salvador y también confluye con una nueva
Nicaragua, Gomáriz y otros seña- relación de pareja de la madre de
lan que “todo parece indicar que la sus hijos. En el marco de nues-
gran mayoría de los hijos que viven tro estudio (22,5%) consideraba
con sus padres reciben afecto y que el hombre no debe dar dinero
apoyo económico. Puede estimarse para sus hijos cuando la madre ya
en una cifra que no alcanza el 20% tenía otra pareja. Como es posible
[continúan estos autores] de los apreciar, el dinero es punto bási-
hijos que viviendo con sus padres co del relacionamiento de muchos
no reciben alguna de estas aten- padres pero, aún más, del conjunto
ciones paternas básicas”. Diferente de actores sociales.
resulta para los hijos de padres
separados, pues sólo la mitad reci-
be “las atenciones de sus padres,
Contrapuntos
mientras la otra mitad no recibe En efecto, es generalizado notar
alguna de ellas” (Gomáriz y otros; tanto en los testimonios, como en
2002:227). El caso Hondureño tam- los juicios emitidos por quienes
bién apunta en esta misma direc- estudian el tema de la paternidad,
ción. Según Rodríguez (2001:24), un fuerte reclamo a los padres “que
citando un estudio de la Secretaría la mayor parte del tiempo estaba
de Salud y la GTZ, señala que, en trabajando, por lo que a pesar de
contraste con los hijos que viven vivir con ellos [sus hijos] era una
bajo el mismo techo, aquellos figura ausente...”. Este reclamo va
“que residen en un hogar distinto generalmente acompañado de una
al de su padre, a menudo reciben

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comparación contrastante, con el ¿Cómo lo experimentarán los
apoyo materno (Rivera y Siciliano; padres? ¿Cuál será su propio
2003:183; también Montoya; 2001: 14). punto de vista? Permítasenos una
cita más, esta vez la del canadien-
Es claro que ello refleja en buena se Guy Corneau, quien a nuestro
parte el estado actual de las expec- juicio puede servir para ilustrar
tativas sobre la paternidad, como esta época de replanteamientos y
bien señala Blanca Valladares: transiciones entre las expectativas
La paternidad actual se deba- externas y las posibilidades inter-
te en apreciaciones contra- nas. Corneau ha señalado:
dictorias, las expectativas
...muchos de nuestros padres
de la sociedad son mayores,
debieron responder a nece-
demandan de los padres más
sidades materiales y, por
atención y cercanía con los
ende, su conciencia se define
hijos (Valladares; 2003:71).
en mucho en función de su
Esto entraña profundas contradic- necesidad de garantizar la

APORTES
ciones para los hombres, quienes supervivencia física. Hablan
aprendieron su paternidad tal y a través de sus gestos y callan
como la practicaban sus padres y su amor como su dolor. Les
abuelos (Ídem). Esta contradicción cuesta trabajo desprender su
ha sido agudamente planteada individualidad de sus fun-
por Maria Elena Rodríguez y Luis ciones como padre (...) y se
Lázaro: sienten torpes cuando les
pedimos que expresen sus
...por una parte, se sigue con- estados interiores” (Corneau:
siderando a la proveeduría, 1991:13).
tanto por hombres como por
En esta dirección, en nuestro estu-
mujeres, como el valor fun-
dio para Costa Rica, detectamos
damental de la paternidad y
del ser hombre, pero simul- que para aproximadamente una
táneamente ésta [la provee- tercera parte de los entrevistados
duría] se ha convertido en un (35,3%), resultaba de gran relevan-
antivalor asociado al aban- cia en la definición de ser un buen
dono y a la despreocupación padre llevar el dinero al hogar. Ya
por los hijos y por el hogar”. sea que se lo planteen como pri-
(Rodríguez y Lázaro, 2001:19). mero o segundo factor de impor-
tancia dentro de esta definición,
para estos hombres era fundamen-
tal, “ser responsables”, “solventar

De vacíos, silencios y posibilidades 95


las necesidades materiales” o “tra- ...es bonito ser padre y uno
bajar”, así como “ver por que no quiere darles amor, estudios,
les falte nada” a sus hijos e hijas. salud y todo eso (PROSIM
En este sentido, es imprescindible citado por Montoya, 2001:12).
validar socialmente esta posición Para estos hombres nicaragüenses
y, aún más, abrir otras posibili- sus hijos e hijas “son una prioridad
dades afectivas que redunden en en sus vidas y la motivación prin-
el beneficio mismo de los padres cipal de un buen comportamien-
(Menjívar et.al., 2002: 66).
to, que beneficie a los hijos(as)”
No obstante, también encontramos (Ídem).
que otra tercera parte de los entre- Olavarría, (citado por Valladares,
vistados, definía el hecho de ser un 2003:71) ha encontrado en Chile
buen padre desde una perspectiva que los jóvenes padres de clase
no meramente económica. En sus media alta están replanteándose la
propios términos esto significaba paternidad, pasando de una más
“dar afecto”, “dar un buen trato”, tradicional a otra que apuntaría a
“dedicar tiempo a pasar con hijos e compartir la proveeduría con sus
hijas”, “apoyarles y respaldarles” parejas y una participación más
(Menjívar et. al; 2002:66).
activa en la crianza de sus hijos.
Un último grupo de significados al Avanzarían igualmente a una rela-
cual se adhirió aproximadamente ción afectiva “más estrecha y afec-
la cuarta parte de los entrevista- tiva con su pareja y sus hijos”.
dos, giraba en torno a la trans- En Costa Rica, hemos encontrado
misión de valores y la procura un pequeño segmento de hombres
de la formación de hijos e hijas, que parecen ejercer su paternidad
como partes definitorias del papel más desde su propio disfrute que
que debe jugar un buen padre desde los mandatos, encontran-
(Menjívar, et.al., 2002:66). do gratificantes tareas de cuido
hacia sus hijos e hijas (Menjívar,
Igualmente para Nicaragua, et.al., 2002:73). Por otra parte, en
Montoya ha encontrado que algu- Honduras Rodríguez (2001:25) sos-
nos estudios muestran que “los tiene que “es común encontrar a
entrevistados expresan que sus abuelos, tíos e incluso hermanos
hijos(as) son una fuente de amor y mayores sustituyendo al padre en
compromiso”. En palabras de uno el papel de proveedores y brindan-
de ellos: do atención a los más pequeños”.
Este último es un recordatorio de

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que la paternidad trasciende la a proveer y disciplinar” (Montoya;
progenitura y puede ser construi- 2001:14). En Costa Rica, como tam-
da por figuras distintas al proge- bién hemos señalado más arriba,
nitor. entre algunos existía una equipa-
ración entre ser buen padre y el
Tener en cuenta estos “contrapun- dinero llevado a los hijos.
tos” es necesario pues no resulta
difícil crear estereotipos sobre la Sin embargo, y por otra parte,
paternidad, en un momento donde hemos ido señalando que, aún
no sólo los hombres, sino también siendo la responsabilidad,
las mujeres, debemos crear una entendida como proveedu-
reflexión sobre las características de ría, un elemento constitutivo
nuestras paternidades y maternida- del ser hombre, lo cierto es
des, todas ellas regidas por lo que que sus concreciones son muy
muchos han llamado “patriarcado”. diversas y en ocasiones con-
tradictorias con este mandato
de género. Donde más eviden-

APORTES
CONCLUSIONES te se hace esta contradicción
Así pues, basados en el caso costa- es cuando existe ruptura de
rricense, hemos propuesto que la pareja o cuando no existe un
fuerza que adquiere el mandato de reconocimiento legal, lo que
la proveeduría es profundamente en algunos casos no esconde
contradictorio. Ello parece confir- otra cosa que la falta de reco-
marse en para otros países de la nocimiento simbólico y efecti-
vo de la paternidad.3
Región. Por una parte, pareciera
ser elemento constitutivo de las A ello se suma una fuerte tendencia
identidades de muchos hombres; en todos los países a trasladar a las
en este sentido como lo revelaba mujeres la responsabilidad sobre la
en Costa Rica la Encuesta Nacional reproducción y crianza de los hijos.
de Masculinidad y Paternidad res- De ahí que las concepciones de géne-
ponsable, un 31,2% de los hombres ro relativas al cuerpo, al ejercicio de
costarricenses considera que llevar la sexualidad y a las responsabili-
el dinero al hogar es una situa- dades diferenciadas de mujeres y
ción que le hace sentir plenamente
hombre, proporción que en el caso 3. En otros casos, como el de la unión
de las mujeres es de apenas un libre, hemos encontrado que los padres
8,9% (CMF, 1997:46). En Nicaragua, conviven y se hacen cargo de sus hijos
los hombres “corresponden con la e hijas tanto en lo simbólico como en
lo efectivo, aún cuando no los hayan
percepción del rol paterno limitado
inscrito.

De vacíos, silencios y posibilidades 97


hombres jueguen un papel funda- par en las tareas escolares, llevar
mental entre muchos hombres para al médico, etc.– (Ver por ejemplo
no asumir su paternidad. Menjívar et.al., 2002; Montoya, 2001,
CMF, 1997). Estas tareas no sim-
En otros casos, hemos anotado que plemente cumplen una función
la incapacidad percibida de asumir reproductiva sino de creación de
adecuadamente el rol de provee- vínculo afectivo, particularmente
dor es para muchos un elemento en edades tempranas de los hijos.
válido para no asumir su paterni- El resultado final en algunos casos
dad, mientras que para otros esto es, precisamente, que el vínculo
no pareciera ser barrera; de ello fetichizado no es suficientemente
es testimonio la gran cantidad de fuerte si se le compara con aquel
centroamericanos que migran a que deriva de la atención de otro
otros países para dar soporte a sus tipo de necesidades.
familias.
Lo anterior podría explicar, al
Por otra parte, existe, a nuestro menos parcialmente, porqué cuan-
parecer, una hipótesis que es posi- do se termina el vínculo con la
ble proponer a partir de alguna de madre de los hijos, se diluye el
las evidencias señalada a lo largo mismo vínculo con los propios
de este artículo. Y es que muchos hijos. Tal pareciera que algunos
hombres tienden a relacionarse sin hombres no logran diferenciar su
desarrollar vínculos afectivos sufi- relación con sus hijos de la relación
cientemente fuertes con sus hijos, con la madre de sus hijos. Esto
pues el afecto se encuentra pro- apunta a que muchos hombres
fundamente fetichizado, es decir, tienden a ver a sus hijos y a las
está mediado por el dinero. A esta madres de estos como un bino-
fetichización del afecto contribu- mio del cual ellos son marginales.
ye que muchos hombres no asu- Muchas de las prácticas sociales
man muchos tareas que implican tienden a reforzar este patrón.
un mayor contacto cotidiano con Algunos sostienen, por ejemplo,
sus hijos e hijas, como lo son las que el personal médico no involu-
tareas de cuido –dar de comer, cra suficientemente a los hombres
cambiar pañales, bañar, partici- durante el período de embarazo.

98 ESPIGA 12, JULIO-DICIEMBRE, 2005


No sobra insistir que el ejerci- BIBLIOGRAFÍA
cio de pensar en las paternidades Centro de Estudios y Acción Social
debe alejarnos de puntos de parti- Panameña, (2001). Diagnóstico sobre edu-
da monocromáticos y maniqueos, cación reproductiva y paternidad responsa-
ble en Panamá. México: CEPAL
para llevarnos a perspectivas más
amplias y abarcadoras. Es posible Centro Nacional para el Desarrollo
aprender de las múltiples expe- de la Mujer y la Familia, (1997).
Masculinidad, salud reproductiva y pater-
riencias paternas, pero es claro que nidad responsable. Encuesta nacional. San
los lentes que dirijan nuestra mira- José: Centro Nacional para el Desarrollo
da deben estar abiertos a ello. de la Mujer y la Familia / ByS consulto-
res, septiembre.
Aprender la experiencia de ser
Garita, Carlos, (2001). La construcción social
padres debe ser, por otro lado, no de las masculinidades. Un reto para la salud
sólo un asunto de “responsabili- de los adolescentes. San José, Costa Rica:
dad” mecánica. Más bien prefe- Caja Costarricense del Seguro Social.
riríamos usar el término involu- Gomariz, Enrique y otros/as, (2002).
cramiento paterno, para designar Paternidad irresponsable en Centroamérica.

APORTES
la posibilidad de los hombres de San José: Fundación Género y
Sociedad.
implicarse en las diversas funcio-
nes paternales. Involucrarse signi- González, Ricardo, (2001). Diagnóstico
sobre paternidad responsable y propuestas
fica a la vez participación y com-
para un programa nacional en El Salvador.
promiso, “responsabilidad” (en un México: CEPAL.
sentido amplio, no economicista)
Instituto de Estudios en Población,
lo mismo que disfrute. El disfrute (2000). La población costarricense del Gran
paterno es un componente poco Área Metropolitana frente a los tiempos de
tratado y sin embargo medular cambio y los roles entre hombres y mujeres.
en la reconstrucción de nuestras Heredia, IDESPO.
paternidades,4 aun cuando en Menjívar Ochoa, Mauricio y otros (2002).
muchos casos se tenga que cons- Actitudes Masculinas hacia la paternidad:
truir desde la precariedad. entre las contradicciones del mandato y el
involucramiento. San José: INAMU.

Montoya, Ricardo, (2001). Educación


reproductiva y paternidad responsable en
Nicaragua. México: CEPAL.

Muñoz, Sergio y Calderón, Lucía, (1998).


Maternidad y paternidad: las dos caras del
embarazo adolescente. Costa Rica: Centro
Nacional para el Desarrollo de la Mujer
y la Familia.
4. Una breve discusión la desarrollamos en
Menjívar, et.al., 2002: 72 y subs.

De vacíos, silencios y posibilidades 99


Olavarría, José, (2001). Y todos querían
ser (buenos) padres. Varones de Santiago
de Chile en conflicto. Santiago de Chile,
FLACSO-Chile.

Rivera, Roy y Siciliano, Yajaira, (2003).


Cultura, Masculinidad y Paternidad. Las
representaciones de los hombres en Costa
Rica. San José, Costa Rica: FLACSO-
Costa Rica.

Rodríguez, Javier, (2001). Diagnóstico sobre


educación reproductiva y paternidad res-
ponsable en Honduras. México: CEPAL.

Rodríguez, María Elena y Lázaro, Luis,


(2001). La paternidad responsable en
Costa Rica: Una tarea pendiente. México:
CEPAL.

Valladares, Blanca, (2003). “Maternidades


y paternidades: cambios en sus signifi-
cados y prácticas”. En: Vega, Isabel
(compiladora). Pareja y Familia en la
sociedad actual: ¿Nuevos Significados y
desafíos? San José, C.R.: Universidad de
Costa Rica, Instituto de Investigaciones
Sociales.

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