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2. EMPATÍA: Es la “capacidad de imaginar cómo es la vida para otra persona, aun en situaciones con las que no
estamos familiarizados, ayudándonos a aceptar a personas diferentes a nosotros y mejorando nuestras interacciones
sociales”. Se trata de la capacidad de ponernos en el lugar del otro, entendiendo sus circunstancias y sentimientos,
aunque no los compartamos.
3. COMUNICACIÓN ASERTIVA. “Tiene que ver con nuestra capacidad de expresarnos tanto verbal como no
verbalmente y en forma apropiada con nuestra cultura y las situaciones que se nos presentan”. En toda
comunicación, lo más importante es cómo decimos lo que queremos transmitir, pues la manera en la que lo hacemos
puede afectar al otro. Así, debemos expresar claramente nuestras ideas, pero siempre teniendo en cuenta y
respetando los sentimientos de los demás. Asimismo, utilizar la escucha activa nos permite concentrarnos en la
persona que habla y proporcionarle un feedback.
4. RELACIONES INTERPERSONALES. “Nos ayudan a relacionarnos en forma positiva con las personas con
quienes interactuamos, a tener la destreza necesaria para iniciar y mantener relaciones amistosas que son
importantes para nuestro bienestar mental y social, a mantener buenas relaciones con los miembros de la familia, y a
ser capaces de terminar relaciones de manera constructiva”. Distinguir entre relaciones sanas y tóxicas es esencial
para nuestro crecimiento personal. Dependiendo de las personas con las que nos rodeemos tendremos unos
aprendizajes u otros, por lo que tenderemos a relacionarnos con aquellos sujetos de los que obtengamos experiencias
positivas. Por el contrario, debemos aprender cómo alejarnos de aquellos que entorpezcan nuestro camino.
5. TOMA DE DECISIONES. “Nos ayuda a manejar constructivamente las decisiones respecto a nuestras vidas”.
Debemos ser personas proactivas, con iniciativa, decisión y capacidad de anticiparnos a problemas o necesidades,
siendo consecuentes con aquellas decisiones que tomemos no solo en nuestra propia vida sino también en la vida de
los demás, y con capacidad de evaluar y mejorar siempre que sea posible.
6. MANEJO DE PROBLEMAS Y CONFLICTOS. “Nos permite enfrentar de forma constructiva los problemas en
nuestras vidas”. Todo problema requiere una respuesta por parte de la persona. No podemos mirar hacia otro lado
porque el problema va a seguir ahí hasta que actuemos. Es una oportunidad de reflexionar, analizar, cambiar y/o
mejorar cualquier situación, obteniendo siempre un aprendizaje del mismo que nos hará ganar nuevas experiencias y
crecer personalmente.
7. PENSAMIENTO CREATIVO. “Nos permite explorar las alternativas disponibles y las diferentes consecuencias
de nuestras acciones u omisiones, ayudándonos a ver más allá de nuestra experiencia directa y a responder de
manera adaptativa y con flexibilidad a las situaciones que se presentan en nuestra vida cotidiana”. Nuestra
capacidad de inventiva e imaginación puede ser llevada a cualquier ámbito de nuestra vida. De hecho, las personas
con un pensamiento creativo se desenvuelven en la vida de manera más eficaz, pues abordan las situaciones desde
distintos puntos de vista y son capaces de crear ideas nuevas.
10. MANEJO DE TENSIONES Y ESTRÉS. “Nos ayuda a reconocer las fuentes de estrés y sus efectos en nuestras
vidas, a nuestra capacidad de responder a ellas para controlar los niveles de estrés, a realizar acciones que reduzcan
las fuentes de estrés, y a aprender a relajarnos de tal manera que las tensiones creadas por el estrés inevitable no nos
generen problemas de salud”. Generalmente, el nivel de exigencia en trabajos, estudios y familia es muy alto, lo que
genera estrés y cansancio mental en las personas. Encontrar nuestra propia manera de evadirnos en momentos de
relajación es fundamental para descargar tensiones y no estar en constante angustia. Por ello, debemos identificar
aquello que nos genere excesivo estrés y buscar la forma de solventarlo.
Es relevante, además, destacar que las HpV están orientadas al bienestar humano y social, pudiéndose aplicar en las
acciones y relaciones personales, en la interacción con los demás y en aquellas acciones en las que creamos que es
necesario transformar el entorno con el fin de que sea favorable para la salud y el bienestar. Por el contrario, la mala
gestión de estas habilidades podría provocar que las personas presenten dificultades a la hora de gestionar los
acontecimientos vitales que se presentan en su día a día, apareciendo como consecuencia un importante factor de riesgo
para la persona.
Autores como Cuartero (2014), señalan la importancia que tienen las emociones como condicionantes de nuestro
comportamiento, ya que pueden hacernos actuar sensatamente o de manera irracional. Sería importante que el aprendizaje
de las mencionadas habilidades fuera común a todos los niños y niñas en la etapa infantil, en los hogares y las escuelas, a
fin de poder aplicarlas lo antes posible en sus vidas.