TRABAJO FINAL. REALIZADO POR AGUSTINA OLVEIRA NIEVES. PRIMER AÑO C DE MAGISTERIO.
HISTORIA DE LA FORMACION DOCENTE. PROFESORA A CARGO DEL CURSO, YANI SERRA.
1. PRINCIPALES APORTES DE VARELA. El legado que dejó José Pedro Varela, basado en los principios de democracia, igualdad y autonomía, tienen plena vigencia en momentos que la educación enfrenta nuevos desafíos, en particular la mejora de la calidad, la asiduidad y la continuidad educativa. El objetivo es que todos los uruguayos accedan a la educación, a lo largo de toda la vida, para lograr su desarrollo personal y la inserción de nuestro país en el mundo. Sobre este valor de la democracia, Varela desarrolló los principios de un sistema educativo que considera la obligatoriedad de la enseñanza y la funda en aquella concepción de que la libertad del hombre no es ilimitada, y que la libertad propia tiene por límite insalvable la libertad ajena. Consecuentemente, el padre o madre que priva a su hijo de la educación, comete un abuso que el poder público debe reprimir. El reformador planteó que el Estado que exige de todos los ciudadanos la posesión de ciertos conocimientos necesarios para desempeñar la ciudadanía debe exigir la educación, y para eso, además, debe ofrecer gratuitamente los medios para hacerlo. Este segundo principio vareliano, la gratuidad, está asociada al valor fundante de la educación como elemento de nivelación social y por ello debía ser gratuita para todos. Varela reivindicaba la escuela gratuita como el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática. Es decir que el valor de la democracia y el valor de la igualdad tenían como condición necesaria una escuela gratuita para todos los habitantes. Sin duda, el valor de la laicidad está fuertemente instalado en el pensamiento del sistema educativo público uruguayo, que surge también del pensamiento vareliano y que propone una separación de la religión y la educación pública. El objetivo de la educación es preparar al niño para ser ciudadano. El legado vareliano debe analizarse desde la perspectiva del protagonismo del pueblo, familias y comunidades. Es decir que el pensamiento de Varela son las bases históricas de una concepción autonómica de la educación respecto al poder central, característica de nuestro país. Varela planteaba la independencia de la administración de la educación común del resto de la administración pública como condición indispensable. En resumen, la idea de democracia, de igualdad, de autonomía son el marco de los principios rectores más tradicionales de la reforma vareliana, es decir la obligatoriedad, la gratuidad y la laicidad. Como resumen los tres grandes principios que proponía Varela en un Proyecto presentado por él, y que fueran recogidos por el Decreto-Ley de Educación Común del 24/8/1877 son: la OBLIGATORIEDAD (todos los niños y niñas deben concurrir a la escuela), la GRATUIDAD (la escuela pública es gratuita) y LAICIDAD (la enseñanza de una religión queda reservada a los ámbitos de la familia).Otras ideas medulares del pensamiento de Varela fueron: la preocupación por el niño, respecto a los padres, en cuanto al maestro (exigencia estricta del título para poder percibir sueldo del Estado como docente), y en cuanto a la extensión de la educación (fundación de jardines de infantes para niños de 5 a 7 años, funcionamiento de clases nocturnas para adultos). 2. ROL DOCENTE EN EL SIGLO XXI. En pleno siglo XXI en tiempos de abundancia cognitiva, de sociedad conectada y en red esta propone nuevos retos al maestro que debe ser consciente de las nuevas habilidades que implica su rol docente. Por tanto, el maestro debe concebir la clase (presencial o virtual) como el lugar donde investiga, experimenta, modela, se comparten ideas, se toman decisiones para la solución de problemas y se reflexiona sobre lo que es necesario y pertinente aprender. A su vez un docente del siglo XXI por ende debe comprender la realidad actual y construir una nueva forma de concebir el aprendizaje. En otras palabras, está llamado a la comprensión de las nuevas tecnologías y a la adaptación de sus metodologías, convirtiéndose en un ente autónomo, eficaz, con responsabilidad social, crítico y reflexivo, que haga uso de las distintas herramientas tecnológicas que le ofrece la red, sin limitarse al uso instrumental de la tecnología. Conocer las posibilidades que ofrece la tecnología para la educación, permite enriquecer la experiencia del aprendizaje y crear estudiantes con competencias digitales básicas para el presente y el futuro, pero para ello primero debemos comprender que la educación y la tecnología avanzan conjuntamente, y deben complementarse para permitir nuevas posibilidades donde la libertad y democracia sea la base de la educación. Según Senge (2017) “el profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe, y lo primero que tienen que hacer es desaprender, olvidar los métodos pedagógicos tradicionales e innovar en las técnicas de aprendizaje”. Debe los docentes enseñen lo que no saben. Es decir, aprender junto a sus alumnos y lograr así un modelo pedagógico que fomente la actualización respecto a tecnologías y tendencias de la era digital y que forme estudiantes curiosos e innovadores adaptados a la época contemporánea. La innovación no debe ser considerada una opción, sino más bien, un imperativo para cualquier docente que básicamente está desafiado a innovar y a desarrollar ideas creativas que transformen la educación. Las escuelas necesitan docentes capaces de generar nuevas ideas que rompan con la educación tradicional y permitan aprovechar el potencial y las habilidades de los alumnos. Para concluir, el siglo XXI requiere un profesorado y una formación distinta, que construya nuevas formas de enseñanza, teniendo en cuenta que el mundo que rodea la escuela que está en constante cambio, y que las nuevas generaciones necesitan tener acceso al mundo digital y a nuevas competencias les permitan obtener los resultados deseados. En tal sentido, la mejor forma para transformar la educación es cambiar la actitud y fortalecer las competencias digitales de los docentes, lo que permite dinamizar la experiencia de enseñanza aprendizaje sin cambiar cosas a lo loco sin prestar atención a los contextos y adecuándose a los cambios que se requieren en la actualidad. No basta con que los profesores transmitan la información y los alumnos la acumulen, pues las sociedades y los campos laborales del presente y futuro demandan una serie de habilidades que no se desarrollan en la educación tradicional. 3. QUÉ DOCENTE ME GUSTARÍA SER. En mi caso, es así, quiero ser una maestra paciente, que respete el ritmo de cada niño y los acompañe en su crecimiento. Me gustaría que, gracias a mi trabajo, pudieran ser personas que recordaran con mucha alegría su etapa de educación infantil y donde aprendieran actitudes, valores y comportamientos importantes para su futuro. Ser una persona con la que se pueda contar. Me gustaría ser capaz de ver aquello que no ve todo el mundo, saber encontrar la lo oculto de los cuentos que hace que lleguen más a los niños y saber crear un clima y ambiente de tranquilidad, de comunicación, de cariño y de apoyo en el que los niños sepan que no solo pueden contar conmigo sino también con sus compañeros con los que tanto tiempo están. En unos años me veo como una maestra totalmente comprometida con su trabajo, me gustaría ser una maestra a la cual sus alumnos le externen respeto, me den su confianza para que así tengamos una mejor comunicación ya que esto es la base al éxito, también me encantaría que me recuerden con puras cosas positivas, ser ante todo una maestra ejemplar, tener paciencia, tolerancia, respeto y sobre todo amor a mis niños, eso sí, sin sobrepasar los límites éticos, ser flexible, innovadora, comprensible. Como maestra también es importante irnos actualizando ya que conforme pasan los años la tecnología está en constantes cambios y es muy importante tanto para el crecimiento profesional como para el de los mismos alumnos. En un futuro ver a todas esas personas que fueron mis alumnos realizados como personas y en lo profesional, el poder decir, yo puse un granito de arena para que esas personas pudieran llegar a donde están, es la mejor satisfacción y reconocimiento que puede tener un maestro, pues ahí se ve reflejado el esfuerzo y trabajo del día a día. También creo que el ambiente es muy importante, por lo tanto, María Montessori es un buen ejemplo. Considero que los niños aprenden de una forma más efectiva rodeados de un buen ambiente, para que les facilitemos su desarrollo libre. La teoría del diálogo de Freire también se relaciona con el tipo de maestro que quiero ser, puesto que el diálogo es fundamental en el aprendizaje, la relación entre el educador y el estudiante está mediado por el diálogo y esta mejora la curiosidad epistemológica de los estudiantes. Por último no puedo olvidar que, como en muchas otras profesiones, en ésta no estamos solos. Nuestro trabajo es una labor de equipo y formar parte activa de la comunidad docente, compartir nuestro trabajo y aprender del de nuestros compañeros es muy valioso para mejorar cada día en lo que hacemos. A lo largo del curso me he dado cuenta de que la idea que yo tenía de ser un “buen maestro” no se basa en que inculque más conocimientos a sus alumnos, sino que se tiene que inculcar unos valores por qué se construyan como personas, es decir, tienen que lograr los valores de la tolerancia, la comprensión, el respeto, la igualdad.