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Sermones Adventistas

Un amante creador, un especial


tesoro
Platón creía en un creador
llamado el Damiurgo, según él,
este era el padre de los dioses,
lo cual era parte de sus
creencias politeístas.
Aristóteles seguía sus
doctrinas, con modificaciones
sobre el idealismo del estado
como dios; y fue la creencia del
dualismo platónico lo que llevó
a una mayor degradación
religiosa a la fe de su tiempo.
Moisés, por su parte, como
instrumento divinamente
inspirado dijo que fue nuestro
Dios el verdadero Creador de
los “cielos y la tierra” (Génesis
1:1) y describe lo milagroso de
este acontecimiento. Menciona
además el orden en que Dios
hizo las cosas:
1. El primer día, hizo la luz
(Génesis 1:1-5)
2. El segundo día, hizo la
expansión de los cielos
(versículos 6-8)
3. El tercero, la tierra y su
vegetación (versículos 9-13)
4. El cuarto, el sol, la luna y
las estrellas (versículos14-19)
5. El quinto, seres vivientes
del agua (versículos 20-23)
6. El sexto, seres vivientes de
la tierra (versículos 24-25) y al
hombre, (versículos 26-31)
7. El Séptimo, el Día de
reposo (Génesis 2:1-3).
No se si te haz preguntado:
¿Por qué no creó Dios al
hombre unos días antes? ¿Por
qué hasta el sexto día? Hay
una razón vital: Porque Dios
pensó en su corona de la
creación aún antes de que
existiéramos. Somos
importantes para él. Y está él
interesado en nuestra felicidad
y llevarnos por este gran
camino de la vida de vuelta a
su santo hogar.
Meditando en esto, el salmista
escribió: “Cuando veo tus
cielos, obra de tus dedos, la
luna y las estrellas que tú
formaste, digo: ¿Qué es el
hombre, para que tengas de él
memoria, y el hijo del hombre
para que lo visites? Le has
hecho poco menor que los
ángeles, y lo coronaste de
gloria y de honra. Lo hiciste
señorear sobre las obras de tus
manos; todo lo pusiste debajo
de sus pies”. (Salmo 8:3-6).
Sí, es el ser humano la obra
maestra del Gran diseñador de
la raza humana, y nos ha
creado para su gloria. Él nos
creó hasta el sexto día porque
primero pensó en preparar
nuestra cuna donde
deberíamos nacer, lo que no
pudo suceder con él mismo
cuando nació en un rústico
pesebre. Dios es amor. Él
pensó en nuestra llegada a la
existencia por su poder y
grande amor. Sí, Él nos conoce
muy bien aún antes de haber
sido concebido del vientre de
nuestras madres
respectivamente. De todas sus
criaturas, fue el ser humano lo
único que Dios hizo con sus
propias manos, imaginémonos
al alfarero divino, modelando
con esmero y mucho amor al
hombre a su propia imagen y
semejanza. Él te quiere decir
con esto querido amigo y
hermano, que te amó aún antes
de que tú existieras. Eres
importante para nuestro
grandioso Creador. El es
sublime, pero así aún te ama
cuando tú eres finito. “Amor
infinito; ¡cuán grande es! Dios
hizo el mundo para agrandar el
cielo. Desea una familia más
grande de seres inteligentes
creados” (Elena G. de White,
Manuscrito 78, 1901). “Todo el
cielo se interesó profunda y
gozosamente en la creación del
mundo y del hombre. Los seres
humanos constituían una clase
nueva y distinta. Fueron hechos
a la imagen de Dios. Y fue el
propósito del Creador que ellos
poblaran la tierra” (Elena de
White. Review and Herald 11-2-
1902).
Amigo y amiga, de ti Dios dice:
“Porque a mis ojos eres de gran
estima, eres honorable, y yo te
amo; daré, pues, hombres por
ti, y naciones por tu vida”
(Isaías 43:4). Sí, Dios creó al
hombre para que el hombre
diera gloria y alabanzas a su
Creador, Él sigue diciéndonos:
“todos los llamados de mi
nombre, para gloria mía los he
creado, los formé y los hice”
(versículo 7).
Amados, esta es la razón de
nuestras vidas: a saber lo que
respecta a la santa adoración.
Pero para adorar correctamente
debemos definir bien quién es
nuestro verdadero Creador y
para qué nos creó él. Tanto
Platón como Aristóteles se
proponían con sus sofismas
filosóficos y teología griega
llevar cautiva la ciudadela del
alma para que el ser humano
rindiera culto y adoración a su
dios, a saber, al estado
helénico y al emperador, quien
más adelante reclamó
verdadera adoración (Alejandro
Magno). Pero esto sólo se
proponía usurpar la adoración y
autoridad absoluta que sólo a
Dios corresponde. Platón era
consciente de que existía
alguien Supremo, pero esa
supremacía la adjudicó junto
con sus discípulos al estado y
al rey de Grecia, doctrina que
más adelante abrazó por
conveniencias el imperio
romano con toda sus férreas
fuerzas para desmoronar y
triturar más adelante a los
santos del Altísimo (Daniel
7:23-25) a fin de rendirle culto a
Roma y posteriormente al
Vaticano papista (Roma papal,
desde entonces ha reclamado
la supremacía papal).
Esta adjudicación de adoración
al dios equivocado será una
batalla hasta el mismo fin de los
siglos cuando Cristo venga,
debemos nosotros asegurarnos
que damos gloria a nuestro
Dios verdadero y creador. Le
pertenecemos y él nos ama. Él
no gobierna nuestras mentes
porque nos ha creado libre para
que le adoremos en espíritu y
en verdad (cf. Juan 4:23-24).
El mensaje del primer ángel es
demasiado claro, y es para
nuestros tiempos donde existe
un gran conflicto de adoración y
adoradores: “Temed a Dios, y
dadle gloria, porque la hora de
su juicio ha llegado; y adorad a
aquel que hizo el cielo y la
tierra, el mar y las fuentes de
las aguas” (Apocalipsis 14:7
última parte, el énfasis es
añadido).
Pueblo de Dios, se nos llama a
adorar a Dios. Si no adoramos
a Dios, ¿estaremos
desobedeciendo la orden
divina? ¿Qué será de nuestra
naturaleza de adoración?
Entonces, ¿A quién
adoraremos? La señora Elena
de White, escribió la siguiente
definición de lo que es dar
gloria a Dios, ella dice que: “Dar
gloria a Dios es revelar su
carácter en el nuestro, y de
esta manera hacerlo conocer. Y
glorificamos a Dios en cualquier
forma en que hagamos conocer
al Padre o al Hijo” (Manuscrito
16, 1890). Amigos, adorar a
Dios es una orden divina y una
necesidad que nos evitará caer
en el pecado de la idolatría, de
esto puedo decirles que Dios
no sólo quiere salvarnos y
perdonarnos de nuestros
pecados, mejor él prefiere
evitarnos caer en las
tentaciones de la abominable
idolatría. Adorémosle,
cantémosle, demos gloria al
Señor... A Dios sea la gloria,
por los siglos infinitos, amén.
El primer día completo de vida
de Adán y Eva fue el sábado, y
era un día de adoración, así
que podríamos decirle que lo
primero que hicieron nuestros
primeros padres en el Edén,
inmediatamente después de
haber sido creados el sexto día,
es entrar en un culto de
adoración a su Creador en el
día santo del Señor.
Y para concluir, amigo, amiga,
queridos hermanos: Te has
preguntado cómo está tu
adoración hacia Dios. ¿Con
cuánta frecuencia cantas
himnos para su gloria? ¿Tu
estilo de vida, en verdad
glorifica su santo nombre?
¿Tus pensamientos están
centrados en un Creador infinito
y amoroso? ¿Cómo percibes tu
opinión acerca de Dios?
¿Crees que él es merecedor de
toda tu adoración? ¿Es
suficiente adorarle en la iglesia
como para olvidarte de cantar
gratas melodías en las casas o
en vuestras habitaciones?
¿Está arruinado el altar de
adoración a Dios en tu hogar?
¿Existen otros altares que
sirven para llevar sacrificio a
otro dios y no al amoroso Padre
celestial que pensó en ti aún
antes que tú nacieras o
existieras? ¿Te olvidaste que él
te ama y que por tanto él
merece que le adores en
espíritu y en verdad? ¿Dónde
está el pueblo del que la Biblia
en el Apocalipsis dice que no
adorarán a la bestia, sino al
Cordero de Dios, y le cantará
un cántico nuevo? ¿Me
considero que adoro a Dios en
verdad? ¿Estoy muy contento y
agradecido con mi Creador por
haberme salvado y creado a su
imagen y semejanza? ¿Cuál
será tu respuesta a cada una
de estas preguntas?
Dios creó al hombre en el sexto
día porque estaba preparándole
primero el mundo feliz donde el
hombre iba a nacer y glorificar
a Dios, pero el pecado
interrumpió esto, es decir, que
el hombre siguiera en un
mundo feliz. Pero, es el gran
plan y propósito de Dios
llevarnos a un mundo feliz y
restaurar nuestra felicidad
eterna y la imagen perdida,
pero él sólo nos pide nuestra
adoración sincera y completa.

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