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La reestructuración empresarial surge cuando una empresa se encuentra en una

situación difícil, entonces la alta dirección toma la decisión de cambiar interna y


externamente la compañía, significa que la empresa ya ha pasado por uno o dos años
de dificultades y se encuentra en una situación crítica, las dificultades financieras y el
deficiente flujo de capital son indicios claros de esta reestructuración que seguidas de
las dificultades de la introducción de nuestros productos o problemas de producción con
los consiguientes retrasos en las entregas  son claros avisos de la necesidad imperiosa
de realizar un cambio de rumbo y de estructura.

Actualmente debemos evitar  soluciones de improvisación y analizar a fondo las causas


por las que hemos llegado a esta situación.  En primer lugar debemos evaluar las
premisas que nos tienen que marcar en nuestra actuación: evaluar las posibilidades
reales de supervivencia de la entidad, y saber que el conjunto de la empresa es superior
a cada una de sus partes.  Este análisis se debe concretar en un proyecto que debe
contener un plan que nos permita rectificar el rumbo de la compañía, además de
presentar otro de viabilidad de futuro para la misma, todo ello acompañado de una
actuación de gestión.

Tan importante es conocer las causas por las que hemos llegado a esta situación y sus
soluciones como disponer de las personas encargadas para gestionar el proyecto.  El
éxito o fracaso de un plan de este tipo dependerá de varios factores, en primer lugar de
evitar la demora en la puesta en práctica del plan al aparecer los primeros avisos de
alerta, de esta rapidez dependerá el mayor o menor grado de dificultad en la aplicación
del plan así como el mayor o menor costo en la implementación del mismo.

Para culminar esta reestructuración debe tenerse en cuenta el respeto a las decisiones
tomadas y el consenso necesario que solo se logra con un equilibrio estable de todas
las fuerzas que intervengan; sería imposible llevar adelante el plan sin una actitud
proactiva de todas las fuerzas que componen la empresa, tanto del personal de cada
área, como de sus directivas.

Reestructuración interna

La reestructuración corporativa se produce sobre la base de las necesidades de la


empresa. Una reestructuración interna suele producirse como resultado de un análisis
de negocios que muestra la necesidad de una mayor eficiencia en la forma en que los
departamentos de la organización comunican y completan las tareas. A veces, un
segmento particular de la empresa comienza a fallar, y se deben reasignar recursos
para apoyarlo. Otras veces una empresa puede haber crecido mucho y necesita volver
a centrarse en sus principales habilidades. Otra circunstancia que puede requerir una
reestructuración es cuando es necesario reestructurar la situación financiera de la
organización con el fin de seguir obteniendo beneficios. A menudo, los planes de
reestructuración son requeridos simplemente para satisfacer la demanda en constante
cambio de la tecnología que los competidores están adoptando. No todos los motivos
de reestructuración son negativos, y muchos empleados se benefician de estos
cambios, así como también se suelen beneficiar los ejecutivos de la empresa.

Reestructuración financiera

La reestructuración financiera se ocupa de todos los cambios en los negocios que


hacen a sus deudas y patrimonio neto, incluyendo las fusiones, adquisiciones y
operaciones conjuntas, entre otros. Generalmente esto ocurre cuando una empresa se
une o es comprada por otra empresa. Las titularidades de la empresa, o por lo menos
algún interés en la empresa, se transfieren a otra organización o grupo de inversores.
También puede suceder que las prácticas actuales de negocios permanezcan sin
cambios.

Reestructuración tecnológica

La reestructuración tecnológica ocurre cuando una nueva tecnología ha sido


desarrollada y esto cambia la forma en que la industria opera. Este tipo de
reestructuración por lo general afecta a los empleados, y tiende a dar lugar a nuevas
iniciativas de formación, junto con algunos despidos que pueda realizar la empresa a fin
de mejorar la eficiencia. Este tipo de reestructuración también implica alianzas con
terceros que tienen mayores conocimientos técnicos o mejores recursos.

Métodos de reestructuración

Los métodos de reestructuración se dividen típicamente en expansión, reorientación,


control corporativo y estructura de propiedad. Los dos últimos, el control corporativo y la
estructura de propiedad, se aplican principalmente a los cambios económicos y afectan
a la propiedad. El control corporativo, por ejemplo, es un método en el que la empresa
vuelve a comprar acciones suficientes para ser capaz de tomar sus propias decisiones
de nuevo. La expansión se produce con adquisiciones, fusiones u operaciones
conjuntas. La reorientación puede tomar muchas formas, incluyendo fracturas de
negocios, vender concesiones de empresas determinadas, y prácticas generales de
consolidación.

Implica desarrollar o modificar la estructura de una organización, hay que tener en


cuenta:

Especialización del trabajo.

Departamentalización.

Cadena de mando.

Ámbito de control.

Centralización y descentralización en la toma de decisiones.

Formalización.

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